Javier Gomezjurado Zevallos
nario brigadier estuvo preso en un paraje oculto del páramo de Chi-
les, en medio del frío aterrador y donde la niebla cubre aquellas so-
litarias regiones, recibiendo cual pobre labriego como ración diaria,
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una porción de hojas de achupalla. Recalde en efecto lo retuvo por
treses, hasta que una partida realista liberó a Sámano, quien enva-
lentonado por la minúscula victoria, en vez de seguir a Panamá de-
cidió partir a Quito a entenderse con el presidente Toribio Montes,
quien a la final lo perdonó.
La guerrilla que secuestró a Sámano estuvo compuesta por
varios rebeldes, que de manera indirecta representaban a los diver-
sos pueblos de la zona. Así por ejemplo, encontramos a Silvestre So-
berón, del pueblo de Tusa; Miguel Mier de El Ángel; Juan Recalde
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(
el jefe), de Mira; Elías Bolaños de El Puntal –y quien había plegado
a la causa libertaria desde varios años atrás–; Francisco Burbano, Ra-
fael Arzola y Juan de Arteaga, de Túquerres; Manuel Yela, vecino del
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mismo lugar; José Pérez, de Guachucal; y otros, que se vieron en-
vueltos en una serie de acciones populares en contra de los realistas
e interrumpieron las comunicaciones entre Pasto y Quito, con el ob-
jeto de favorecer las acciones de Nariño.64
Uno de los hechos más sonados ocurrió cuando el capitán
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español Pedro Galup –uno de los sanguinarios soldados que inter-
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vino en la masacre de Quito del 2 de agosto de 1810– debía pasar
por el sitio conocido como El Pucará, para entregar vituallas a los
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soldados realistas con el objeto de sostener la defensa de Pasto. Pero
en un punto cercano conocido como Chalguar (hoy llamado García
61 De la Espriella, op. cit., p. 157.
62 Luis Antonio Ibarra Revelo, Cantón Espejo, Carchi. Pueblo, Historia y Cultura, Dimedios, Quito,
2005, p. 87.
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3 Archivo Nacional del Ecuador / Quito (ANE/Q), Serie Criminales, Cajas 224, 226 y 235 (El
detalle de los expedientes se citará en cada caso específico, más adelante).
4 Morales, op. cit., p. 34.
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5 Nacido en Lima por 1789 e hijo del capitán genovés Nicolás Galup y Padoy, y de Narcisa Se-
rrano Bustamante (Cfr. Fernando Jurado, ¿De dónde venimos los quiteños? La migración inter-
nacional a Quito entre 1534 y 1934, Tomo II, Quito, Colec. SAG Vol. 52, s/e, 1990, pp. 537-538).
6 El historiador y diplomático aragonés Mariano Torrente, en su obra, pretende justificar las
crueles acciones de Galup, en razón de haber sido asesinado su padre en la conmoción de
ese mismo 2 de agosto de 1810 (Mariano Torrente, Historia de la revolución Hispano-americana,
Tomo II, Madrid, Imprenta de Moreno, 1830, p. 58).
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67 Torrente, op. cit., pp. 58-59.
BOLETÍN ANH Nº 200 • 125–182
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