BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVII Nº 200  
Julio–diciembre 2018  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVI  
Nº 200  
Julio–diciembre 2018  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
DIRECTOR:  
SUBDIRECTOR:  
Dr. Jorge Núñez Sánchez  
Dr. Franklin Barriga López  
SECRETARIO:  
TESORERO:  
BIBLIOTECARIA-ARCHIVERA:  
JEF A DE PUBLICACIONES:  
RELACIONADOR INSTITUCIONAL:  
Ac. Diego Moscoso Peñaherrera  
Hno. Eduardo Muñoz Borrero  
Mtra. Jenny Londoño López  
Dra. Rocío Rosero Jácome  
Dr. Vladimir Serrano Pérez  
BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVI  
Nº 200  
Julio–diciembre 2018  
©
Academia Nacional de Historia del Ecuador  
p-ISSN: Nº 1390-079X  
e-ISSN: Nº 2773-7381  
Portada  
Rafael Troya, autoretrato  
1
913  
Diseño e impresión  
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Quito  
landazurifredi@gmail.com  
octubre 2019  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol XCVI – Nº 200  
Julio–Diciembre 2018  
LA CASA DE MONTALVO: SU CREACIÓN, DIRECTORES  
Y SU APORTE A LA DIFUSION MONTALVINA  
–DISCURSO DE ASCENSO A MIEMBRO DE NÚMERO–  
Carlos Miranda Torres1  
Isaías Toro Ruiz, Tercer Cronista Vitalicio de Ambato, en su  
valioso opúsculo intitulado “Ambato en 400 Años”, nos ofrece la pri-  
mera noticia acerca de la Casa de don Juan: “El Comité Juan Montalvo,  
presidido por el respetable liberal don A. Enrique Sánchez, dicta un Acuerdo  
solicitando al Gobierno se autorice al Concejo Cantonal para que proceda a  
la expropiación de la Casa en que nació el Cosmopolita, destinándola para  
Biblioteca de Autores Nacionales y para que en la misma se erija un mau-  
soleo. Acogido el propósito por el Presidente señor Doctor Isidro Ayora, se  
2
convirtió en realidad”.  
Al cabo de tres años este anhelo adquirió forma. Para don  
Julio Ponciano Mera, su Primer Director:  
La Casa de Montalvo ciertamente es para nuestra ciudad como un sím-  
bolo de lo que Montalvo mismo simboliza, por lo que y por ser en ella  
Ambato la conserva celosamente como una reliquia. Y no es, no puede  
reducirse a un depósito o cementerio de libros, como desgraciadamente  
parece ocurrir con buena parte de las Bibliotecas públicas del país, pues  
no es o aspira a ser sólo una Biblioteca Pública, así fuese en el concepto  
técnico y moderno de las foráneas mejor organizadas: se la concibió  
como una Institución especial de cultura, la Casa de Montalvo por an-  
tonomasia, con lo que dicho quedaría todo. 3  
1
Estudió en el Liceo Joaquín Arias de Pelileo, los secundarios en los Colegios Pio X y Juan León  
Mera, la Salle, y los superiores en la Universidad Técnica de Ambato, donde obtuvo el título de  
Licenciado en Ciencias Administrativas. Es Miembro correspondiente de la Academia Nacional  
de Historia del Ecuador desde el año 2001. También es miembro numerario de la Casa de la  
Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo de Tungurahua, de la Sociedad de Amigos de la  
Genealogía, del Instituto de Cultura Hispánica y de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. En  
enero de 2015 fue elegido Director de esta ilustre Casa de Montalvo.  
2
3
Isaías Toro Ruiz, Ambato en 400 Años, Imprenta Municipio de Ambato, Ambato, 1970, p. 116  
Julio Ponciano Mera, Motivos Montalvinos, (Inédita)  
B O L E T Í N A N H N º 2 0 0 • 3 0 0 – 3 3 4  
3
00  
La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Para nuestro Sub Director de la Academia Nacional de His-  
toria del Ecuador, Dr. Franklin Barriga López:  
La Casa de Montalvo es institución respetable y necesaria, se ha ganado  
merecida nombradía dentro y fuera del país debido a lo que atesora y  
proyecta. Su actividad es constante, ampliamente eficaz para la cultura  
y el civismo. A más de promover el estudio y difusión permanentes del  
ideario montalvino, de publicar las obras y epistolario del magnífico  
intelectual, vela por el patrimonio idiomático del Ecuador, establece  
relaciones con el extranjero en los campos de la lingüística, la literatura  
y la filología, organiza y patrocina actos de trascendencia académica.  
Sus servicios culturales van también, a las áreas de biblioteca y archivo,  
del museo y la galería, el concierto y el recital, de la conferencia y la  
exposición, de la mesa redonda y el concurso. Es una entidad viva que  
labora sin descanso, basada en las lecciones de la historia sin descuidar  
4
los retos de la hora contemporánea y del futuro.  
El Concejo Municipal, designó en 1927 a su Primer Director  
en la ilustre persona de don Julio Ponciano Mera. He aquí una breve  
sumilla con sus datos:  
Don Julio Ponciano Mera Oviedo 1927-1950  
Nacimiento y familia. Julio Ponciano Mera Oviedo nació en esta ciu-  
dad jardín del Ecuador. Hijo de los esposos Julio César Mera Arias y  
Rosa Oviedo Viteri, sobrina nieta de don Juan Montalvo. Se debe  
destacar que fue hermano mayor de ese genial abogado y agudo es-  
critor Dr. Méntor Mera Oviedo. Recibió en su niñez educación esme-  
rada que robusteció su esclarecido talento.  
Fortaleció sus conocimientos con la lectura de cuanto libro  
encontraba en casa. Estas inquietudes de juventud, las plasmó en pe-  
riódicos y revistas que circularon en la ciudad. Comenzó a surgir la  
figura señera de un pensador y periodista serio empeñado en difun-  
dir las excelencias de la ciudad, personajes y entorno.  
Labor en la prensa. Apareció en 1.910 cuando en la grata compañía  
de César Silva y Armando Cobo fundan El Ensayo en cuyas páginas  
4
El Comercio, Quito –viernes 21 de junio de 1991.  
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transmiten sus ideas e inquietudes juveniles. Cuatro años más tarde,  
aparece Floración. En este mismo año, con César Silva y Miguel Ángel  
Albornoz, fundan la Revista mensual Miscelánea Intelectual. 1914 fue  
un año especial en la vida de Julio Ponciano Mera, pues se le designa  
como secretario de la Dirección de Estudios, y, fiel a su vocación pe-  
riodística publica la Gaceta de la Cooperativa de Institutores del Tungu-  
rahua. En 1916 escribe El Carácter y en 1919 integra la nómina de  
redactores de El Cóndor.  
En 1921 junto a su tío Modesto Oviedo establecieron la Re-  
vista bisemanal Vida Social, escribiendo sus artículos bajo el pseudó-  
nimo de Claudio Lavatier.  
Docencia y servicio público. Abrazó la carrera del magisterio, y du-  
rante un cuarto de siglo trabajó como Docente en el emblemático Co-  
legio Nacional Bolívar de la ciudad. Pero sus altas prendas personales  
y morales, le catapultaron al servicio público. Fue designado Con-  
cejal del Ilustre Concejo Cantonal de Ambato. Durante el año de 1928  
desempeñó las delicadas funciones de Vicepresidente del Concejo  
Municipal. En esta calidad, formó parte del Comité “Juan Montalvo”  
que gestionaría el traslado de los restos mortales del egregio cosmo-  
polita desde el cementerio guayaquileño hasta el imponente mauso-  
leo construido en Ambato por el Arq. Jorge Mideros en el año 1932.  
Primer Director de la casa de Montalvo 1927. Don Julio Ponciano  
Mera Oviedo fue designado de manera merecida como el Primer Di-  
rector de la Casa de Montalvo, venero cultural y cívico de la ciudad  
en el año 1927. En absoluta consonancia con su preparación y afición,  
fundó un interesante medio de difusión Montalvina: la celebrada Re-  
vista denominada La Casa de Montalvo, que contó con la amplia cola-  
boración de las plumas e inteligencias más destacadas de la provincia,  
la nación y la magnífica cooperación de escritores del exterior.  
Desde la Dirección de la Biblioteca de Autores Nacionales  
inauguró la edición de obras que se refieren a Ambato y sus glorias.  
Algunas de esas obras le corresponden a él mismo, como las Páginas  
de la Prensa que es una inapreciable contribución a la historia del pe-  
riodismo nacional del Ecuador”.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Isaías Toro Ruiz, Tercer Cronista Vitalicio de Ambato, inserta  
en las páginas de su interesante obra Ambato en 400 años, la siguiente  
nota:  
Abre sus puertas la Biblioteca de Autores Nacionales en la Casa de Mon-  
talvo (enero), tras el empeño constante y eficaz para organizarla, del Di-  
rector Don Julio Ponciano Mera, a base de unos cinco mil volúmenes  
comprados al señor R. González Rubio en Guayaquil, más otros libros  
adquiridos en la localidad y fuera de ella, con dinero y donativos.  
El Concejo y el Comité “Montalvo” son los propulsores de esta obra.  
Motivos Montalvinos. De su luminoso paso por la Casa de Mon-  
talvo, quedó un precioso volumen que aún permanece inédito. Su  
tenedor es Andrés Pachano Arias, un apasionado lector, de cosmo-  
polita cultura. Formu- lamos los votos porque esta obra pronto al-  
cance la luz de la edición, no obstante, la superlativa gentileza de tan  
dilecto amigo, puso en mis manos unas pocas cuartillas que hablan  
por si solas de la robusta personalidad de su autor.  
El Prólogo, escrito por el Dr. Méntor Mera Oviedo, su her-  
mano menor, abogado de indiscutible prestigio y destacada figura  
del foro y la filosofía. En el “Daguerrotipo de don Juan” podemos  
leer estas breves líneas:  
Conocimos a don Juan en una antigua velada de familia. Era una noche  
de aterciopeladas tinieblas por entre las cuales nuestra imaginación  
hacía rondar aparecidos lívidos, plañideras almas en pena, brujas des-  
dentadas, duendecillos arrebujados en sus capas de murciélagos y sus  
sombreros de amplias alas cordobesas de entrañable fauna nómada y  
ultraterránea que poblaba las chapucerías de las viejas azafatas.  
Sobre la frescura de nuestros juegos de infancia, oímos sonar por vez  
primera, su nombre de seca rotundidad de caballero valeroso y taci-  
turno. La abuelita recordaba su estatura esbelta y cenceña, su piel ce-  
trina de mulato andaluz y la exposición de azabaches ensortijados que  
coronaba con moreno donaire egipcio, la frente espaciosa, hay surcada  
con los primeros rastros del desencanto. Era nos decía un hombre  
magro, taciturno, encerrado en la aspereza de sus negras melancolías.  
Siempre sólo, egregio el porte, volcánica la mirada, ardiente su corazón  
corsario, parecía habitar en una impenetrable bruma de ausencia.5  
5
Mentor Mera, Daguerrotipo de Don Juan Montalvo, Oviedo-Inédita  
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Senectud y muerte. Era en sus años de senectud ciertamente un  
roble enhiesto, que destacaba por su porte y respetabilidad en su  
natal Ambato. Por asuntos de naturaleza estrictamente personal, don  
Julio Ponciano Mera se desplazó hacia la Atenas del Ecuador, donde  
residió por un lapso indeterminado. Allí le sorprendió la inexorable  
parca. Alguno de sus amigos, manifestó que este personaje “Supo  
pensar y supo escribir, y tal vez por el impulso de la voz de la sangre, porque  
tenía sangre montalvina, llegó con mayor impulso que otros a los caminos  
máximos de la vida del ambateño inmenso”.  
Las voces tristes de sus compañeros de ideal, no se hicieron  
esperar. Alguien dijo también que fue un notable: “Servidor de la do-  
cencia durante un cuarto de siglo, se llenó el espíritu de la obra de los gran-  
des maestros que han ejercido la enseñanza como una mística religiosa a la  
manera rodoniana, que preparan en profundidad sus lecciones, es decir que  
aprenden enseñando y enseñan aprendiendo, todos los días del año, de los  
años de toda la vida”.  
Don Carlos Bolívar Sevilla Suarez 1952-1956  
Años iniciales. Carlos Bolívar Sevilla Suárez es uno de los referentes  
de la cultura del Ambato contemporáneo de Juan Montalvo. Perio-  
dista y escritor de elevados quilates. Nació en esta arcadia ambateña  
el 19 de febrero de 1.871, en el hogar de los esposos Rafael Sevilla  
Alvarado y de la señora Regina Suárez Lana.  
En 1877 cuando apenas tenía 6 años de edad, la muerte arre-  
bató a su amada madre sumiéndole en la melancolía y la orfandad.  
Apenas alcanzó a culminar la instrucción primaria, pues debido a la  
penuria económica que soportó su esforzado padre, se vio privado  
de concurrir al Colegio a completar su instrucción media; siempre  
sintió la atracción por la cultura, y en función de su inquietud litera-  
ria, con amigos de idéntica vocación fundó la Revista “Oasis”.  
Incursiones políticas. Era sin duda un joven inteligente identificado  
con el quehacer cultural y, desde luego, político en su ciudad. Sintió  
admiración y aprecio a un militar manabita que encabezó la deno-  
minada “Alfarada”. El 5 de junio de 1895 estalla en Guayaquil la re-  
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y su aporte a la difusion montalvina  
volución liderada por Eloy Alfaro, que, en el mismo año, fue Conce-  
jal del primer Municipio liberal en Ambato. (se sugiere punto se-  
guido) A parir de entonces se convirtió en un ardoroso defensor de  
las tesis liberales esgrimidas por Alfaro, y las hizo públicas a través  
de los artículos enviados a las páginas de “El Tungurahua”.  
Obra literaria. Carlos Sevilla fue un escritor prolífico e interesante.  
Entre sus obras publicadas podemos mencionar: Don Quijote en la  
Gloria (1928), Un siglo de Vida Republicana (1930), Mosaico Literario  
(
1930), Magda novela costumbrista (1934), Lecturas Amenas (1948),  
Montalvo y sus Obras aparecida en dos tomos.  
Pero no alcanzó a ver publicados otros interesantes volúme-  
nes que permanecen inéditos entre los que podemos mencionar:  
“Combates y Batallas de la Epopeya Libertadora” “Historia Sintética  
de las Naciones Bolivarianas”, “El Sargento Vargas”, “Comentario  
acerca de los Tratados de la Nobleza, de la Belleza y el Banquete de  
los Filósofos”, “Ensayos y Conferencias”, y “Comentarios Bibliográ-  
ficos”.  
Segundo Director de la Casa de Montalvo. Retirado el primer titu-  
lar, fue designado como nuevo Director Don Carlos Sevilla Suárez.  
También le correspondió relevar a don Celiano Monge como Se-  
gundo Cronista Vitalicio de Ambato. Perteneció, además, a impor-  
tantes Instituciones y Sociedades Históricas y Culturales como el  
Comité Cultural Argentino. La Academia de Bellas Artes y Buenas  
Letras de Málaga España. Participó de la fundación de la Casa de la  
Cultura Núcleo de Tungurahua junto a distinguidos personajes entre  
los que se puede mencionar al Dr. Alonso Castillo, Doña Blanca Mar-  
tínez de Tinajero, Dr. Rodrigo Pachano Lalama, Sr. Gerardo Nicola  
López, Dr. Carlos Toro Navas, Doña Aída Borja Álvarez.  
Labor Montalvina. Por sus altas prendas intelectuales don Carlos  
Bolívar Sevilla destacó en su función de Director de la Casa de Mon-  
talvo. Su admiración al egregio escritor la tradujo en su volumen  
Montalvo y sus Obras”. De ella se dijo “valiosa obra crítica del pensa-  
miento de Montalvo, ya que el autor se ha compenetrado de él y conoce am-  
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pliamente la vida y los escritos del Cosmopolita, por lo mismo exalta su per-  
sonalidad combativa, la belleza de sus concepciones, admira su pensamiento  
y rinde tributo al estilo del gran escritor”.6  
Carlos Bolívar Sevilla Suárez murió en Ambato el 19 de sep-  
tiembre de 1956.  
Doña Blanca Martínez de Tinajero  
Perteneció a familias de honda raigambre en el quehacer cul-  
tural, político y social de Ambato. Hija de don Luis A. Martínez “El  
Pintor de la Soledad” y de su esposa Rosario Mera Iturralde. Nieta  
del ilustre cantor de la patria, don Juan León Mera Martínez.  
Formación y estudios. La instrucción primaria la cursó en las aulas  
de la tradicional Escuela de la Providencia regentada por las religio-  
sas de esa Comunidad religiosa, demostrando aptitudes intelectuales  
y elevada dosis de talento. Lastimosamente el infortunio pronto tocó  
la puerta de la familia Martínez Mera. Primero falleció su hermana  
menor Magdalena, luego su abnegada y buena madre doña Rosario  
Mera, víctima de una repentina patología, en la ciudad de Quito,  
cuando apenas tenía 8 años, y cuando cumplió los doce falleció, en  
su Quinta de la Liria, su padre don Luis Alfredo Martínez el 27 de  
noviembre de 1909. Fortaleció su preparación con las lecciones reci-  
bidas de los abuelos maternos, allí troqueló su carácter recio y recto.  
Magisterio luminoso. Tal fue el andar de doña Blanca Martínez por  
la diáfana senda del magisterio. Con sobra de meritos, se le confiaron  
las cátedras de literatura en el emblemático Colegio Nacional Bolívar  
en donde se destacó por sus amplios, vastos conocimientos, su in-  
nato don de gentes, por la facilidad para impartir sus sabias lecciones  
y enseñanzas. Luego, y atendiendo disposiciones superiores, fue  
trasladada a Quito, a ejercer con señorío, el Rectorado en el Instituto  
Normal Manuela Cañizares fundado por Alfaro en 1900.  
Por asuntos estrictamente personales renunció a estas altas  
funciones y retornó a Ambato a retomar sus cátedras en el Bolívar,  
6
Casa de Montalvo- Revista N°72- Julio de 1972, p. 32  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
desplegando siempre un fecundo apostolado docente en este plantel  
de instrucción media.  
En el servicio exterior. Se encontraba entregada por completo al ejer-  
cicio de la docencia y a formar a la juventud ambateña. El Presidente  
de la República de entonces, Dr. José María Velasco Ibarra, le designó  
como vicecónsul del Ecuador en Boston Estados Unidos de Nortea-  
mérica. Esto significó su ingreso al Servicio Exterior, es decir, a la di-  
plomacia. Más tarde, desempeñó las funciones de Adjunta Cultural  
de la Embajada del Ecuador en Madrid España. Sus viajes por Eu-  
ropa le permitieron recorrer Alemania, Austria, Italia, Suiza, Francia  
y España nuevamente.  
Tercera Directora de la Casa Montalvo. Ungida de semejantes me-  
recimientos, fue nombrada Directora de la Casa de Montalvo, cargo  
que lo ejerció con la solvencia moral e intelectual que le caracterizó.  
Desde esa función desplegó una encomiable labor como celosa cus-  
todia de la memoria del insigne Cosmopolita. Simultáneamente  
cumplió también las funciones de directora de la revista institucio-  
nal.  
Se dijo entonces de doña Blanca: “He aquí una mujer superior,  
he aquí una culta personalidad, he aquí un valor humano, resultante de la  
conjunción de dos estirpes espirituales privilegiadas. Además se explica la  
gallardía de su intelecto, la rectitud de su carácter, la rebeldía de su espíritu  
por la esencia moral que para la dama significa el magisterio de don Juan  
Montalvo”.7  
Obra literaria. En vida, doña Blanca, fue una de las más cultas y dis-  
tinguidas escritoras del país. Se destacó en el género de la Novela  
publicando obras que, sin duda, fueron recibidas con expectación  
por la gente de letras y crítica. Entre ellas podemos mencionar: En la  
paz del campo, Purificación y Luz en la Noche.  
Sus libros en la opinión de Alejandro Andrade Coello “levan-  
tarán polvareda en recintos reducidos, causarán enojo a los timoratos, darán  
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Revista Casa de Montalvo – Ambato 1954 – p. 72  
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margen a la murmuración de mojigatos e intransigentes; pero serán al fin  
8
y al cabo, educadores por sus lecciones de honradez y claridad”.  
Mario Cobo Barona glosando los libros de Blanca Martínez de  
Tinajero, escribió:  
En la paz del campo, hay un conflicto que espeluzna y sangra de abrazos  
sin memoria y riesgos sin lágrimas. Luz en la Noche, es una sombra que  
se ríe del dolor y trata de instalarse en el triunfo de la desgracia, sin  
pedir perdones innecesarios, absurdos y diletantes, sin inventarse res-  
puestas inútiles y aceptando la realidad en falsas abrasiones.  
Purificación es el conflicto venido desde hace siempre, entre la pasión  
herida por callada, contenida en un selvatismo sensual que se mantiene  
silente más atrás del pasado, y que, jamás pondrá la verdad a limpio;  
9
es la cuerda floja en medio del miedo y de la culpa.  
Autora de innumerables artículos de prensa, ensayos y confe-  
rencias, con una vasta obra periodística que lastimosamente está iné-  
dita.  
Enfermedad y muerte. Luego de un amplio recorrido por los cami-  
nos y vericuetos de la vida, el inexorable fin se presento al fin. Una  
patología que la afectó le condujo al sepulcro. Murió en Ambato el  
20 de junio de 1976. Sus restos fueron conducidos con enorme dolor  
hasta el viejo cementerio de la Merced. Bajo el todavía frondoso árbol  
de Moro, fue colocada a la diestra de su amado padre Don Luis A.  
Martínez.  
Apenas cinco meses después de su sensible óbito, partió tam-  
bién a la eternidad su hermano Luis Edmundo. Se le ubico a la si-  
niestra de su progenitor. Los Martínez, ciertamente, fueron una  
estirpe especial, extraordinaria. Juntos en la vida, y juntos en la  
muerte.  
8
9
Mario Cobo Barona, Historia de un sueño realizado, Purificación Prólogo de Alejandro Andrade  
Coello pp. 62-63.  
Mario Cobo Barona, Historia de un sueño realizado, p. 63.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Pablo Balarezo Moncayo: Poeta mayor de Ambato 1966-1970  
Federico García Lorca aseguraba que “la poesía es algo que anda  
por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen  
su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas”.  
Nació el 10 de diciembre de 1904 en el respetable hogar del  
Maestro Pedro Pablo Balarezo Franco y de doña Julia Eloísa Mon-  
cayo Moreno. La etapa escolar la cursó en la prestigiosa Escuela “Ba-  
larezo” establecida por su padre. Al culminar la instrucción primaria  
pasó a las centenarias aulas del Colegio Nacional Bolívar, centro se-  
cundario de añeja tradición en la educación de la juventud cuando  
ejercía las funciones de Rector el recordado jurisconsulto, Dr. Víctor  
Manuel Garcés.  
Adolescente todavía fundó en 1921 su revista primigenia Alba  
Azul en la cual escribió sus primeros trabajos en prosa y verso. Un  
año después, saludaba al público la primera edición de Sol de Do-  
mingo, y casi enseguida Ambato. En 1923 partió a Quito por estudios  
superiores, inscribiéndose como alumno en la Facultad de Jurispru-  
dencia en la Universidad Central del Ecuador abriendo un obligado pa-  
réntesis a su actividad cultural y periodística.  
En mayo de 1928 en El Globo número 37 aparece su artículo  
Elogio a mi ciudad”. Sus trabajos asiduamente se publican en las  
revistas Ambato y Ecrán. Poco después trasladó su residencia al  
puerto principal, escribiendo innumerables artículos que fueron edi-  
tados en el suplemento dominical del diario El Universo.  
Obras y triunfos. En 1942, la Imprenta del Ministerio de Educación  
publica La Maravilla de Ambato en 144 páginas. A este mismo año co-  
rresponde su Apunte Biográfico del Río Ambato. Dos años más tarde,  
la Imprenta Municipal de su ciudad natal imprimió la primera edi-  
ción de Vida de Huracán, esbozo biográfico del Dr. Juan Benigno Vela  
en 47 páginas. La década de 1940 es fecunda en cuanto a su produc-  
ción y salen a la luz otros libros como: Paisaje y Símbolo de la Ciudad  
de los Poetas premiada en la Fiesta de la Lira edición 1946 con la Ari-  
rumba de Oro.  
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La década de los años 50, significó una marcada fecundidad  
escritural, traducida en numerosos trabajos. En 1960 sus sandalias  
trashumantes tornaron a la ciudad jardín. En 1964 publica su Canción  
de Ternura Estremecida que se hace acreedora al Primer Premio en los  
Juegos Florales de la Fiesta de la Fruta y de las Flores.  
Director de la Casa de Montalvo. En 1966 con sobra de merecimien-  
tos fue designado Director de la Casa de Montalvo. A ésta entidad  
entregó los mejores y maduros años de su úbérrima existencia. “La  
Casa de Montalvo”, blasón incomparable, grandioso timbre de pa-  
triótico orgullo. Durante los 4 años de su gestión, creó la Distinción  
“Orden de Montalvo”, para prender en las solapas de exégetas del  
Maestro, o funcionarios de accionar edificante en favor de la Casa  
del Escritor, la misma que se cristalizó en la Ordenanza Municipal  
expedida el 17 de Julio de 1967, suscrita por el Alcalde Eduardo  
Reyes Naranjo y el Secretario Dr. Jorge Salazar Vela.  
Realizó la edición de las Obras Completas con iluminadores  
prólogos de los Montalvinos de mayor relieve, entre ellos Rufino  
Blanco Fombona, etc. En 1968 acuñó para la posteridad el término  
ambateñía” definiéndola como “Tierra que tiene en su entraña la  
alquimia maravillosa que fecunda el grano y la gavilla”.  
Balarezo columbró la idea primigenia de la Cátedra de Mon-  
talvo, que se cristalizaría años más tarde durante la gestión del Lcdo.  
Mario Mora Nieto.  
Su obra capital: Montalvo. En 1995 y durante la administración del  
Dr. Jorge Jácome Clavijo, la Casa de Montalvo imprimió su obra  
Montalvo en dos volúmenes en cuyas páginas plasma todo el bagaje  
de sus amplios conocimientos y su admiración superlativa para el  
que denomina “Escritor Superbo”, surgidos de la pluma del “Mon-  
talvista más profundo y apasionado de la ciudad”.  
Son tres sílabas y está dicho un nombre universal. Escrito en caracteres  
fulgurantes para la gloria. Como el de Bolívar. Como cuando se pro-  
nuncia el nombre de Darío. O el de Rodó. O al referirnos a Martí, a Ne-  
ruda, a la Mistral. O a Vallejo, entre los nuestros, de América. Y si  
llegamos a Europa, allí están Cervantes, Quevedo, Lope y Góngora,  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Marañón y Unamuno. Y más lejos de la frontera hispánica, Shakes-  
peare, Goethe, Hugo, Balzac, Humboldt. Y entre los universales bimi-  
lenarios: Sócrates, Aristóteles, Platón, Séneca, Plutarco, Tito Livio,  
Marco Aurelio y cien más.  
Lo clásico y universal poda lo que corresponde a los hombres comunes.  
Los seres extraordinarios del arte, la ciencia, la literatura, los personajes  
epónimos de la santidad y el heroísmo no necesitan para nombrarlos,  
ni nombre gentilicio, ni raíces genealógicas. Estos son de uso del bió-  
grafo. Ni títulos universitarios y académicos. Estos corresponden a la  
vanagloria humana y terrena. El hombre universal sólo tiene alas para  
el vuelo a la altura indimensional del pensamiento inimitable del  
idioma. La armonía audaz e inefable del color y del sonido.  
Además que son los mismos personajes universales los que, como pe-  
rurgidos por el mandato del destino, firman su nombre como han de-  
cidido simplificarlos para la posteridad. El Libertador será siempre por  
los siglos, Simón Bolívar, o únicamente Bolívar. El ambateño inmenso  
firmó exclusivamente Juan Montalvo, al pie de los manuscritos de sus  
obras, y más de una vez en alguna página, en alguna misiva de su epis-  
tolario se hallan estampadas sólo las tres sílabas de su nombre de eter-  
nidad: Montalvo.  
Cuando así lo nombramos, lo individualizamos exactamente. Está  
identificado como con caracteres indelebles. No puede ser confundido  
con nadie. Ni con los hermanos de su sangre, ni con otro individuo que  
lleve su apellido. Montalvo es solamente él, el grande ambateño que  
fundó Casa solariega con sus grandes hechos de escritor. Montalvo es  
Montalvo para la posteridad y la universalidad de su nombre y de su  
gloria. No le agregamos ningún lastre de inutilidad ´perfecta. Son ape-  
nas tres sílabas y está dicho su nombre Universal, escrito en caracteres  
fulgurantes para la gloria.10  
Antología poética. En 1997 la Casa de la Cultura publicó una Anto-  
logía de su obra poética. Poesía en Plenitud del Alma en 270 páginas  
de armonía, ritmo y música. ¿Señalarle escuela? Inútil decirlo. Este  
poeta cristiano, lírico, se declaró ser poeta por la gracia de Dios” y  
fue siempre “rubeniano y unamuniano”, por allí estuvieron sus ca-  
minos. Pablo Balarezo Moncayo, fue un asombroso caso de vocación  
poética.  
10 Pablo Balarezo Moncayo, Montalvo, Tomo I, Edición Casa de Montalvo, Ambato, 1995, pp. 7-8  
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Ineludible final. Se dio tiempo para escribir, lo que sería acaso su  
epitafio:  
Porque para el ambateño la muerte es un rito. Obediente al mandato  
de su brújula que sólo encuentra el corazón unánime de la ambateñía,  
retorna al cumplimiento del final tributo. A entregar el aceite de sus  
huesos para el ancestro de su estirpe. Eternidad con los que el amba-  
teño dice su canto de regreso definitivo a la “Geografía de Dios y de  
sus muertos”.  
Pablo Balarezo Moncayo falleció el 23 de enero de 1999 en la  
ciudad a la que tanto amó.  
Gerardo Nicola López: 1970-1974  
Nacimiento y familia. El futuro maestro, historiador y Director de  
la Casa de Montalvo, nació en Guaranda, capital de la Provincia de  
Bolívar el 3 de enero de 1.913. Fue hijo del matrimonio del ciudadano  
italiano Mariano Nicola Luna, y de su esposa Carmen López Chá-  
vez.  
Cuando era niño todavía, sus padres trasladaron su residen-  
cia a la ciudad de Ambato, capital de la Provincia de Tungurahua.  
Aquí cursó la instrucción primaria, destacándose por su inteligencia  
y apego a las Ciencias Sociales. Para continuar con los estudios se-  
cundarios, debió nuevamente migrar, y esta vez, a la capital: Quito.  
Fue inscrito como alumno del afamado plantel “Juan Montalvo”, en-  
tidad educativa fundada por Alfaro en 1900. Allí permaneció durante  
los rigurosos 6 años de formación, hasta cuando se graduó con ho-  
nores y se convirtió en un legionario de la educación.  
En pos de nuevos horizontes. El Profesor Gerardo Nicola en el ejer-  
cicio de su profesión de educador fue conocido en los diversos esta-  
mentos a nivel del país. Captó la simpatía de los niños, el aprecio de  
los padres de familia, el respeto y la consideración de las autorida-  
des. Por otra parte, demostró un apego a la investigación, sobre todo  
del pasado, vocación que le llevaría a convertirse en uno de los más  
serios historiadores de la nación.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Con todos estos antecedentes, y gracias a una beca que con-  
siguió en función de su bien ganado prestigio, se dirigió a la Repú-  
blica Oriental del Uruguay, a cursar estudios en el Instituto Artigas,  
en la capital, Montevideo. Más tarde, se dirigió con iguales propósi-  
tos hasta la vecina nación Argentina a cimentar sus conocimientos  
en el Instituto para Profesores Secundarios de Buenos Aires.  
Labor docente. En el ejercicio de su larga y dilatada trayectoria como  
educador, le correspondió dirigir el Liceo “Juan Montalvo” con la com-  
petencia que caracterizó su existencia. Fue además Maestro de reco-  
nocido prestigio en las aulas del Colegio Nacional Bolívar. Con el  
transcurso del tiempo, llegaría a ser el Rector Fundador de la Sección  
Nocturna, alternativa ideal para capacitar a adultos que por varias  
circunstancias no culminaron con los estudios de enseñanza media.  
Faena cultural. En el ya lejano año de 1946 se produce la creación  
del Núcleo de la Casa de la Cultura con sede en Ambato siendo uno  
de los Miembros Fundadores. Perteneció con todo merecimiento a la  
Sección de Historia y Geografía en la que fue consumado maestro.  
También llegaría a ser Presidente del Núcleo desempeñando su fun-  
ción con total lucimiento. Pero además formó parte de diversas Ins-  
tituciones culturales y Academias en el país. Miembro Correspon-  
diente de la Sociedad Antropológica de los Estados Unidos, Miembro  
de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Fue designado Miembro Co-  
rrespondiente de la Academia Nacional de Historia. El Ilustre Go-  
bierno Autónomo Descentralizado de Ambato le designó Cuarto  
Cronista Vitalicio de la ciudad, función que enalteció con su obra vi-  
sible, su presencia patriarcal, y su señorío en el desempeño de sus ac-  
tividades específicas.  
Director de la Casa de Montalvo  
Finalizado la etapa del Lcdo. Pablo Balarezo Moncayo en el  
año de 1970, el Ilustre Municipio de Ambato procedió a designar  
como su sucesor al Profesor Gerardo Nicola López. Su paso por la  
Casa del escritor fue sin duda valioso y edificante. Impulsó la edición  
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de algunos números del órgano informativo “Casa de Montalvo”,  
escribiendo inestimables artículos acerca del Cosmopolita.  
En julio de 1972 apareció la revista número 72 que inserta en  
sus páginas el artículo “Las Capitulaciones de Quito y de Berruecos”,  
otro denominado “Vida y Obra de Don Carlos Bolívar Sevilla” y “Vi-  
sita al Quilotoa”de su autoría. El número 73 de diciembre del mismo  
año, inserta su artículo “El Holofernes”.  
Meritoria obra histórica. Don Gerardo Nicola López fue un histo-  
riador y escritor prolífico. Vasta es su obra con importantes títulos:  
Síntesis de la Historia de la República del Ecuador, Síntesis de la Geografía  
del Ecuador, Tierra de Tungurahua, El Ecuador en Cuatro Siglos, Historia  
de la Provincia de Tungurahua en siete volúmenes, Síntesis de la Historia  
de Límites, Dos Ensayos, dos Monólogos, Misceláneas, Divagaciones sobre  
la Cultura.  
Tránsito a la inmortalidad. Cumplida su trayectoria vital, el grande  
historiador, Cronista Vitalicio de la Ciudad y Académico falleció en  
su Ambato el 14 de septiembre del 2009. Sus restos reposan en el  
lugar destinado a los hombres ilustres.  
Oswaldo Barrera Valverde 1981-1982  
Años de infancia y juventud. Oswaldo Barrera Valverde nació el 15  
de Febrero de 1.918 en el cristiano y trabajador hogar formado por  
el maestro Rafael Barrera Arias y su esposa Teresa Barrera Peralvo.  
Hogar en el que se escanciaban todas las virtudes; lo complementa-  
ban los demás hijos del matrimonio: Wilfrido que llegó a ser, con el  
paso del tiempo, el Segundo Vicario de la Diócesis de Ambato, y Pri-  
mer Secretario del Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM; Ra-  
fael, médico descollante al servicio de la humanidad, Alfonso,  
notable referente de la poesía y cultura contemporánea. Diplomático  
de Carrera, Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de ex-  
tinto mandatario Dr. Jaime Roldós Aguilera, y Estela, importadora  
de artículos para las actividades artísticas era una familia unida y  
feliz.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Oswaldo Barrera cursó la primaria en la misma Escuela  
donde su padre era preceptor, hasta concluir la primaria. Para los es-  
tudios de enseñanza media, fue enviado al Seminario “San Luis de  
Quito”, donde nutrió su intelecto estudiando y asimilando las diver-  
sas disciplinas. Su formación sufrió un brusco giro de 360 grados,  
pues los completó en el Colegio Normal laico Juan Montalvo fundado  
por el Presidente Eloy Alfaro en 1900. De las aulas de este emblemá-  
tico plantel, egresó graduado como Maestro, y, con el título bajo el  
brazo, se incorporó a las huestes de los educadores de la nación.  
En el magisterio. Alistado en las filas del magisterio, inició su ardua  
y prolongada tarea como docente en las aulas del Colegio Normal  
de Pujilí, en la Provincia de Cotopaxi. Allí destapó el cofre valioso  
de sus conocimientos y entregó varios años de servicio en formar a  
los futuros educadores del país. De regreso a la ciudad jardín, pasó  
a laborar en las aulas del Pensionado “Juan León Mera” regentado  
por los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Luego, fue designado  
Maestro fundador del Colegio Nacional de Señoritas Ambato, en donde  
impartió con solvencia, amplios conocimientos, garbo y solera, en  
las cátedras de Literatura e Historia Universal.  
Director de la Casa de Montalvo. Durante la Alcaldía del extinto Sr.  
Don Galo Vela Álvarez en 1982 fue designado con total acierto como  
Director de la Casa de Montalvo. Su presencia fue clave en la Casa  
natal de don Juan por sus amplios y profundos conocimientos sobre  
el escritor, su vida, obra y legado.  
Le correspondió preparar, coordinar y participar en las gran-  
des gestas Montalvinas. En efecto, en el mismo año, se celebró el Ses-  
quicentenario del natalicio de dos de los Juanes: Juan Montalvo y  
Juan León Mera. Es preciso recordar que para el cumplimiento de  
este fin se conformó un Comité Especial que preparó una nutrida y  
selecta programación contando con la participación de destacadas  
personalidades del quehacer cultural de aquí y de allá.  
Se contó con la presencia de descollantes figuras del Ecuador  
entre los que podemos mencionar al Dr. Darío Lara, Leopoldo Bení-  
tez Vinueza, alto funcionario ante la ONU. Y entre los extranjeros, el  
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Carlos MirandaTorres  
Dr. Roberto Agramonte ex canciller de Cuba y uno de los más cons-  
picuos montalvistas, además, el Maestro Germán Arciniegas de la  
fraterna Colombia.  
Edificante quehacer Montalvino. Don Juan Montalvo según acer-  
tada opinión de Benjamín Carrión, “es sin contradicción posible la pri-  
mera figura de nuestra historia literaria, excluyendo toda opinión, todo  
plebiscito, toda disparidad. Ensayista, filósofo, maestro de estilo, de la idea.  
Si, todo eso, un poco de todo eso, pero primordialmente polemista, panfle-  
tario”.11  
Así lo entendió don Oswaldo Barrera Valverde, y por ello,  
dedicó largas horas de su ubérrima existencia, al conocimiento del  
escritor, de su entorno, de su mundo. La década de los años 80 im-  
plicó para Barrera una fecundidad escritural en temas Montalvinos.  
El extinto Alcalde don Galo Vela Álvarez, emprendió en un proyecto  
cultural muy ambicioso, el de publicar lo más selecto de la produc-  
ción literaria de Ambato, en una Colección a la que se le rotuló con  
el nombre de letras de Tungurahua.  
Se conformó un Consejo Editorial de lujo, integrado por una  
trilogía de sobresalientes nombres y hombres hacedores de cultura:  
Dr. Jorge Jácome Clavijo, Dr. Luis Pachano Carrión y Profesor Os-  
waldo Barrera Valverde, trilogía que se reencontró ya en la eternidad.  
A su esfuerzo plural, se debe la aparición de algunos volúmenes de  
la serie.  
“Montalvo en Paris”. El Dr. Darío Lara de gratos y evocadores re-  
cuerdos, funcionario en la Embajada del Ecuador en Francia, entregó  
en el año 1981 una estupenda obra intitulada Montalvo en París de su  
autoría, producto de su incesante labor intelectual e investigativa en  
la ciudad luz. Se refiere en ella, al encuentro fortuito con uno de los  
descendientes de Don Juan Montalvo, asunto que le llevó a profun-  
dizar su trabajo y que le condujo nada más que al encuentro con el  
hijo de don Juan Montalvo y Agustine Catherine Contoux, Jean que  
nació en 1888 un año antes del fallecimiento del Cosmopolita.  
11 Benjamín Carrión, El nuevo relato ecuatoriano: crítica y antología, Editorial Casa de la Cultura  
Ecuatoriana, Quito, 1958, p.45.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Producido el contacto, se produjo un nutrido intercambio  
epistolar, frecuentes visitas, entrega de documentos y fotografías de  
enorme valor histórico y afectivo, que el Dr. Lara plasmó en su libro.  
Presentado al Municipio ambateño que se aprestaba a la conmemo-  
ración de la fecha sesquicentenaria del natalicio del egregio escritor,  
fue cálidamente respaldada por don Oswaldo Barrera que fungía en  
aquel tiempo de Director de la Casa de Montalvo.  
El mismo se encargó de prologar la obra, y textualmente es-  
cribió:  
Penetrar en el horizonte del mundo montalvino puede significar osadía  
e irreverencia. A veces sin embargo, el destino es imprevisible y sor-  
prendentes pueden sonar estas palabras de un profano, que, a título  
de Director de la Casa de Montalvo, amigo de su causa, devoto de sus  
cosas, se ha encontrado situado en el lugar de cita de algo así como un  
peregrinaje de cultura, especie de romería nacional o convocatoria a  
un encuentro: involucrado, en fin, en el centro del suceso histórico-cul-  
tural, que ha vivido Ambato en el curso del año 1.982, al conmemorar  
12  
el Sesquicentenario del Nacimiento de Juan Montalvo.  
Con sereno juicio, Barrera comenta el contenido del libro es-  
crito por el diplomático e historiador connacional Dr. Darío Lara  
dándole la verdadera dimensión y trascendencia a la obra:  
Concretando esta muy breve introducción al lector diríamos que la pri-  
mera parte del libro empieza por un hecho tan casual como excepcional  
en el desenlace, tanto que el autor confiesa: “ haber sido el feliz coro-  
namiento de largos años de inútiles gestiones, de calladas búsquedas,  
en mi modesto empeño de completar la biografía mal conocida cuando  
13  
se refiere a la descendencia francesa del eximio estilista.  
Y la Segunda parte, dice el autor, es una recolección, según  
el mismo la llama, de “algunas páginas desconocidas u olvidadas  
del gran Cosmopolita”. Nuestra excitada curiosidad debe agradecer  
al autor por esta cosecha minuciosa de aquellos escritos de don Juan  
Montalvo, firmados unos; otros, no firmados, pero pertinentes; y al-  
1
1
2 Darío Lara, Montalvo en Paris, Ministerio de Educación, Quito, 1993, p. XI.  
3 Ibíd., p. XIV  
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gunos atribuibles por fundamentadas razones, a don Juan. Todo cla-  
sificado con sagacidad, entregado a la consideración de expertos en  
el análisis de la obra literaria de Montalvo y hoy puesto a conoci-  
14  
miento del público”.  
Cartas de Montalvo a su sobrino Adriano. El Instituto Ambateño  
de Cultura Hispánica cuenta entre sus más prestigiosos miembros  
activos al señor doctor Eduardo Román Montalvo, hijo de doña  
Elena Montalvo Suárez, quien, a su vez, fuera hija de don Adriano  
Montalvo, sobrino del ilustre don Juan Montalvo, por parte de su  
hermano, el doctor Francisco Javier. Esto explica por qué, en el seno  
de este grupo cultural, se recibió con excepcional simpatía y gratí-  
sima sorpresa tanto la revelación de la existencia de estas cartas,  
como la entrega espontánea, por parte del doctor Román, de este  
conjunto de cartas familiares mantenidas con veneración y afecto  
como uno entre los recuerdos íntimos más amados.  
Brotó unánime el deseo, que luego se convirtió en decisión  
imperativa, de que este epistolario familiar, por ser de quien procedía  
–hombre de grandeza universal, que “honró al género humano”, glo-  
ria de América y orgullo de su patria–, dejara de pertenecer al parti-  
cularísimo de su benemérita familia, y, con la venia del doctor Ro-  
mán Montalvo, se logró el auspicio del Instituto para su publicación  
y la adecuada y solemne entrega de las cartas auténticas a la muy  
Ilustre Municipalidad de Ambato, a fin de que se pusiera bajo la cus-  
todia de la “Casa-Museo de Montalvo”, mostrándose así al público,  
culto admirador de esta egregia figura, este nuevo testimonio histó-  
rico, que quizá podría denominarse el itinerario del último destierro;  
testimonio que nos dice muchos de sus pensamientos, situaciones  
precarias, experiencias, inquietudes, afectos, reproches, encargos,  
sentencias, avisos; en fin, cuanto puede decirse en cartas confidentes,  
como en este caso las de don Juan a su sobrino Adriano.  
En el proceso de cumplir el mandato que el Instituto Amba-  
teño de Cultura Hispánica encomendó a su presidente, este buscó  
en el Banco Central del Ecuador y su Departamento de Investiga-  
ción y Cultura, el respaldo moral y económico para verificar digna-  
14 Darío Lara, op. cit., p. XIV  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
mente esta edición, entrega tan pronto como las circunstancias lo  
permitieran.  
Con el noble ideal de ofrecer a la investigación montalvina  
documentos desconocidos e inéditos, sin añadir ni suprimir térmi-  
nos, como puede constatarse con la reproducción facsimilar presente,  
no sin deplorar la imposibilidad de rescatar unas pocas palabras del  
texto, por un explicable deterioro causado por el tiempo. El Instituto  
Ambateño de Cultura Hispánica y el Banco Central del Ecuador  
piden solemne y respetuoso ingreso a la Casa de Montalvo, de este  
epistolario familiar, mantenido en el retiro silencioso y venerable de  
la familia Román Montalvo; tributan su agradecimiento al doctor  
Eduardo Román, cuya hidalga y espontánea entrega permitió e hizo  
posible que, en comunión de impulsos culturales y de admiración al  
más grande escritor ecuatoriano, se efectuase esta publicación, trans-  
mitiéndosela al muy Ilustre Municipio de Ambato, fiel guardián de  
15  
la lozanía y austeridad del más ilustre de los Juanes”. Este libro vio  
la luz en 1981.  
Transito final. Oswaldo Barrera Valverde vivió los últimos años de  
su fecunda vida, rodeado del amor y atenciones de su familia, y de la  
inefable compañía de sus amados libros. Era un símbolo vivo en su  
Librería Futuro por él establecida en 1947. Murió en mayo del 2015.  
Mario Cobo Barona: Maestro escritor y poeta 1982-1983  
Nacimiento e infancia. El 10 de septiembre de 1930, nació un infante  
en el respetable hogar formado por don Homero Cobo Arias y su es-  
posa doña Isabel Barona Holguín. Este nacimiento se verificó en la  
casona ubicada en la intersección de las calles Castillo y Rocafuerte  
de propiedad de los abuelos maternos. La niñez de Mario fue como  
la de todos los niños, poblada de juegos y travesuras, compartiendo  
gratos e inolvidables momentos en la agradable compañía de sus  
hermanos Enrique, Germán, Hernán, José, Diego y Fabián. Cuando  
alcanzó la edad escolar, fue inscrito como alumno en el Instituto  
Carmen Barona”, donde cumplió su instrucción primaria durante  
seis años consecutivos.  
15 Cartas de Montalvo a su sobrino, Banco Central del Ecuador, Quito, 1981, Nota liminar.  
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Nuevas perspectivas educativas. Los estudios secundarios los cursó  
en el atildado Pensionado Juan León Mera. También en este plantel per-  
maneció los rigurosos seis años de instrucción. Graduado de Bachi-  
ller, partió a la capital en pos de alcanzar su sueño dorado de  
convertirse en Abogado, por lo que se matriculó en la Facultad de Ju-  
risprudencia y Ciencias Sociales en la Universidad Central del Ecuador.  
Sucedió con don Mario Cobo Barona, lo mismo que le ocu-  
rrió a don Juan Montalvo Fiallos, no culminó sus estudios superiores,  
retornando a la ciudad jardín para dedicarse a las actividades comer-  
ciales y al estudio profundo de la Literatura. El 5 de agosto de 1949,  
un terrible terremoto azotó la Provincia de Tungurahua, devastando  
varias poblaciones como: Pelileo, epicentro del sismo, Ambato, Pa-  
tate, Píllaro y demás sitios de la jurisdicción.  
Por entonces Mario tenía tan solo 19 años de edad y fue uno  
de los afortunados sobrevivientes de la catástrofe. El gobierno na-  
cional presidido por el presidente Galo Plaza Lasso, emprendió en  
la tarea gigantesca de la reconstrucción, creando, mediante Decreto  
Ejecutivo, la denominada Junta de Reconstrucción. El primer presi-  
dente fue el integérrimo Dr. Humberto Albornoz. A él le sucedió en  
el desempeño de esas delicadas funciones, monseñor Bernardino  
Echeverría Ruiz O.F.M. primer obispo de la Diócesis de Ambato, y  
éste fue relevado, a su vez, por don Mario Cobo Barona.  
En las huestes del magisterio. Tenía los ingredientes precisos y la in-  
nata vocación para enseñar, transmitir sus amplios y valiosos cono-  
cimientos. Inició su magisterio luminoso como Profesor titular de  
Literatura en las severas aulas del Colegio Nacional Bolívar. El propio  
Mario definiría años después al Maestro con estas acertadas palabras:  
El Maestro es ejemplo, propone direcciones y metas, pero antes el  
mismo tropieza para regresar, detiene las bridas de la prisa para volver  
desde la serenidad, usa la rebeldía como la posibilidad y la mesura  
como comprensión, la docilidad como ímpetu, y la energía como aspi-  
ración.1  
6
16 Mario Cobo Barona.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Fue preceptor en instituciones de añejo prestigio como: el  
Pensionado Juan León Mera, La Salle, el Colegio Diocesano San Pío X,  
donde tuve el honor de ser su alumno en la asignatura de Literatura,  
también en el Colegio Nacional Rumiñahui del que fue su fundador y  
primer Rector, en el Colegio de la Inmaculada y, en la Pontificia Univer-  
sidad Católica del Ecuador, Sede Ambato.  
Surge el poeta. La inspiración diósela el cielo, sin más estudio ni ar-  
tificio, el natural poeta se ayudará del arte y se aventajará con la na-  
turaleza, porque mezcladas la naturaleza y el arte, se confecciona un  
perfectísimo poeta. En 1961, la Casa de la Cultura de Tungurahua  
edita su Primer Poemario “Las Esquinas del Agua”, que incluye en sus  
páginas sus primigenias composiciones. Dos años más tarde, la  
misma Casa de la Cultura edita un opúsculo de apenas 25 páginas  
titulado “Aguas”.  
En 1970, publica su obra medular Tierra Ternura, que es  
según su autor, “una declaración de amor a la ciudad y su comarca”:  
Esta es mi tierra: ternura y trino  
Trinidad humanizada, enamorada.  
Esta es mi tierra: la de todos  
La única, país del universo.  
Esta es mi tierra: a cualquier hora  
En cualquier sitio, para siempre.17  
Viceministro de educación. En 1971 el presidente José María Velasco  
Ibarra nombró ministro de Educación al Sr. Dr. Luis Pachano Ca-  
rrión, rector del Colegio Nacional Bolívar, y él a su vez designó como  
subsecretario del portafolio a don Mario Cobo Barona. Su paso por  
el Ministerio fue por demás positivo y edificante, dada su naturaleza  
de Maestro. Esto implicó para Tungurahua una fértil siembra de co-  
legios en toda la Provincia. Así surgieron los Colegios “Juan Fran-  
cisco Montalvo”, “Natalia Vaca” actualmente fusionados y justiciera-  
mente llevando el patronímico de su creador “Mario Cobo Barona”,  
el Colegio “Huambaló”, “Rumiñahui”, y el Colegio “Los Salasacas”.  
17 Esta obra fue reeditada en los años 1981 y 1997.  
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El Montalvista. Don Mario participó siempre con entusiasmo y de-  
cisión en diversos eventos organizados por la Casa de Montalvo. Es-  
tuvo presente en los Coloquios Nacional e Internacional realizados  
con ocasión del centenario de la muerte del insigne escritor. Dijo del  
celebrado estilista:  
Montalvo es el Cosmopolita: título conferido por la raza humana al  
Maestro de las cordilleras altas, nacido en pueblo ternurado por huer-  
tos y jardines: Ambato. Ciudadano del mundo: todo el mundo es su  
patria; su doctrina es el amor al género humano. Por sobre las añadas  
caedizas: su obra es una gigantesca aventura, un descubrimiento per-  
manente; una incursión en su intramundo filosófico, nos impele a en-  
contrar al artista y al hombre unimismados y a su encuentro franco con  
todos los seres humanos; una incisión en el corazón de sus ideas, nos  
enseña el torrente que encierra la vida. Son sus libros un viaje sin edad,  
un modo de no morir, un éxodo siempre recomenzado : gentes, pueblo,  
paisaje: están tratados con solidez y pasión, claridad y verdad, opor-  
tunismo y novedad.18  
Consagración en el Parnaso. En 1981, la Casa de la Cultura Ecuato-  
riana Núcleo de Tungurahua publicó otro de sus libros medulares  
Más allá de los Tiempos en 154 páginas. En 1991, la Casa de Montalvo  
de la que fue su meritísimo Director, dio a la luz de la edición su obra  
Éxodos. El 31 de julio de 1997, es designado Miembro Correspon-  
diente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, Correspondiente  
de la Real Española, como justo estímulo para un creador de la pa-  
labra. Su discurso, en 97 páginas, llevó como título “Una Historia  
entre Romances”.  
Apenas tres años más tarde, en el transcurso del año 2000 al-  
canza el alto y merecido reconocimiento de la Academia que le  
otorga la condición de Miembro de Número, para ocupar la silla va-  
cante dejada por el fallecimiento del Sr. cardenal Bernardino Eche-  
verría. Su discurso de Incorporación se denominó precisamente:  
“Bernardino Echeverría, Pastor y Poeta”.  
Fecundidad escritural. Esta es la época de mayor producción litera-  
ria del bardo. En Mayo de 1998 circuló su obra El Viaje Innumerable  
18 Coloquio Internacional sobre Juan Montalvo, Fundación Frederick Nauman, 1988, p. 351  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
en 71 páginas. Al mismo año corresponde la edición de Los Eternos  
Laberintos en 39 páginas. En el año 2001 la Casa de la Cultura publicó  
una antología poética bajo el sugestivo título de Poesía Caminante en  
2
48 páginas, y en el mismo año aparece su Bitácora de las Incompletu-  
des en 248 páginas.  
En el año 2003, el Club Tungurahua, con ocasión de conme-  
morar el primer Centenario de su creación, en edición de lujo pre-  
sentó el libro: Historia de un sueño realizado en 243 páginas primoro-  
samente ilustradas. En este mismo año apareció otra de sus obras:  
Luis A. Martínez: El arte de vivir y de morir en 103 páginas, retratando  
de manera magistral al Pintor de la Soledad. En el 2006 Recados del  
Peregrino en 163 páginas, y en el 2007 su obra ulterior Elegíadas.  
Su retorno a la tierra ternura. Don Mario Cobo Barona era una fi-  
gura patriarcal en Ambato. Era común el encontrarle de pronto ca-  
minando con garbo por alguna de las calles de la ciudad, o en la Casa  
de la Cultura a la que visitaba con cierta frecuencia. Se encontraba  
disfrutando aún de plenitud vital e intelectual. No obstante, en las  
primeras horas del 16 de abril de aquel 2007 falleció repentinamente,  
retornando su envoltura corporal a su amada “Tierra Ternura”, que  
amorosa le acogió en abrazo sempiterno.  
Dr. Jorge Jácome Clavijo 1.988-1998  
La vida de los muertos consiste en hallarse presente en el espíritu  
de los vivos”. Cicerón  
Que auténticas y oportunas las palabras de este paradigma  
de la cultura latina, que nos sirve para recordar a un hombre de la  
valía del Dr. Jorge Oswaldo Jácome Clavijo, cuyo sentido deceso to-  
davía nos tiene consternados y vinculados a su diáfano recuerdo.  
Primeros años. La ciudad jardín del Ecuador se estremeció de afecto  
cuando el 12 de abril de 1932, 43 años después del solemne tránsito  
a la eternidad en la ciudad de París, llegó el féretro atesorando los  
despojos mortales del admirable escritor Don Juan Montalvo. Am-  
bato entero se volcó a rendir su homenaje a su hijo epónimo. Luego  
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Carlos MirandaTorres  
de un imponente desfile, fue conducido apoteósicamente hacia el  
mausoleo de granito que la ciudad edificó para honrar al hombre de  
pluma flamígera.  
Casi tres meses después, el 6 de julio de aquel año, en el ho-  
gar de los esposos, Jorge Jácome Castillo y Etelvina Clavijo García,  
nació un infante al que bautizaron con el nombre de Jorge Oswaldo.  
La dulce compañía de Fabiola completó a la familia, confiriéndoles  
total felicidad.  
Ya en edad escolar Jorge fue inscrito como alumno del tradi-  
cional Liceo Juan Montalvo. Allí transcurrió su infancia, y nutrió sus  
conocimientos en las diversa» disciplinas, aprendió a conocer y amar  
las hazañas del patrono del plantel, todo parece indicar el vínculo só-  
lido que se estableció a partir de entonces entre estos dos extraordi-  
narios personajes. La enseñanza media la cursó en el atildado Colegio  
Nacional Bolívar fundado por el prócer Joaquín Lalama. Allí se dis-  
tinguió por su personalidad serena, su capacidad para asimilar las  
enseñanzas, y por el respeto que prodigó a maestros y compañeros.  
En el alma mater quiteña. Al culminar exitosamente esta etapa, re-  
solvió ingresar a la Facultad de Odontología en la Universidad Cen-  
tral del Ecuador. En el Alma Mater de la capital, completó su  
instrucción superior de manera brillante. Su esfuerzo, constancia y  
dedicación se vieron coronados con la investidura de Doctor en su  
especialidad. A su retorno a esta ciudad, abrió las puertas de su con-  
sultorio, en donde atendió a lolargo de su vida profesional a sus pa-  
cientes con esmero, profesionalismo y cortesía.  
Cuando el amor golpeó las puertas de su corazón, estas fue-  
ron franqueadas para recibira la compañera ideal, doña Carmita Or-  
dóñez, oriunda de la sultana de los Andes con la que conformó un  
donoso hogar. El advenimiento de Santiago, Fernando y María del  
Carmen, inyectó de renovados bríos y optimismo a la familia.  
El educador. “El hombre que hace que las cosas difíciles parezcan fáciles  
es el educador” afirmó Emerson.  
Jorge Jácome Clavijo fue un maestro en todo el sentido de la  
palabra. Tenía lo elemental para transmitir de manera ágil, precisa y  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
objetiva sus vastos conocimientos, tenía digo; la vocación de enseñar.  
Durante largos años fue preceptor en el Instituto Agropecuario Luís A.  
Martínez en donde impartió su cátedra de verdad y ciencia a varias  
generaciones de discípulos que lorecuerdan como un adalid de la  
educación.  
Fue el Rector fundador del Colegio Juan Francisco Montalvo, y  
allí ejerció más que un simple rectorado administrativo, un verda-  
dero rectorado moral. Sus merecimientos fueron tantos, que las au-  
toridades del Ministerio del ramo, le confirieron un gran honor, y le  
entregaron simultáneamente una gran responsabilidad al designarle  
Director Provincial de Educación de Tungurahua. Allí se desempeñó  
con su característica manera de ser la corrección, pulcritud y afán de  
servicio, rubricaron su paso por esa dependencia.  
El escritor. Cuanto aprendió Jorge Jácome Clavijo durante la larga  
jornada de la vida, lo hizo en la simpar generosidad del mejor amigo  
del hombre: el libro, substancia de la vida e irradiación de la realidad  
humana, (nos enseña a vivir bellamente, y a morir bellamente tam-  
bién).  
Se inició en El duro oficio de escribir, cuando puso en circu-  
lación su obra primigenia El hombre que tema Miedo. Jorge sabía per-  
fectamente que “La Historia es la vida de las colectividades; la novela es  
la vida de los individuos”.  
Luego, publicó Montalvo y Lida en Niza, cuyo prólogo le co-  
rrespondió a otro insigne Montalvista, el Dr. Plutarco Naranjo que,  
entre otras expresiones concretó:  
Jorge Jácome, con especial dedicación, ha seguido las pistas de una ol-  
vidada correspondencia con la cual nos deleita en el presente libro, en  
el cual ha agregado las necesarias notas de carácter, histórico geográfico  
y de otra índole, a fin de que se pueda seguir sin oscuridades, el hilo  
del ovillo de un inolvidable amor de Montalvo, Amor grande, sublime,  
pero amor imposible, amor que debía terminar en forma gallarda y  
noble.1  
9
19 Jorge Jácome Clavijo, Tras las huellas de Montalvo, Tomo I, Instituto Iberoamericano de Patri-  
monio Natural y Cultural del Convenio Andrés Bello, Quito, 2007, p.296  
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Carlos MirandaTorres  
Con conocimientos de Literatura, que para él, hombre talen-  
toso y dedicado no tenía secretos, incursionó en el cuento, es decir,  
en la relación de un suceso real o de pura invención. Así aparece su  
última obra El Gran salto, el círculo, la Quimera y otros cuentos, en fecha  
reciente 1999, y que lleva decidor prólogo de la Académica de la Len-  
gua, Susana Cordero de Espinosa. Ella encuentra en la obra:  
Temas variados llenos de encanto cotidiano, algunos otros, de las preo-  
cupaciones científicas, intelectuales que he anotado. Algunos cuentos  
se me corrieron fríos, como la muerte como cierta filosofía: como las  
ciudades que han violado la naturaleza y han surgido grises, encemen-  
tadas, ajenas. Otros, tiernos, ternísimos, algunos leves y simples; otros  
hirientes. Todos, en su multiplicidad y diferencia, evocados de la vida,  
de la íntima realidad solitaria de cada uno, de nuestra tremenda con-  
20  
dición mortal.  
Esta labor de escritor, tuvo una continuidad edificante con el  
periodismo. En efecto, como columnista del diario El Heraldo decano  
de la prensa local, escribió centenares de artículos, todos ellos enca-  
minados a orientar la conciencia de la colectividad. He aquí el que-  
hacer cotidiano sesudo, ético, civilizador y humanista de este  
singular personaje.  
El Montalvista. El Montalvista es aquel intelectual consagrado al es-  
tudio y difusión de la vida y obra de Juan Montalvo a quien Martí,  
el apóstol de la libertad cubana, definió cómo “Gigantesco espíritu  
que tema el numen de Cervantes y la maza de Lutero”.  
De entre un selecto grupo de exégetas Montalvistas, citaré  
los nombres del Dr. Roberto Agramonte, Lcdo. Pablo Balarezo Mon-  
cayo, Dr. Plutarco Naranjo, Dr. Fernando Jurado Noboa, y Jorge Já-  
come Clavijo, como los estudiosos que dedicaron su vida a difundir  
la obra y el pensamiento del egregio escritor.  
Director de la Casa de Montalvo. Designado acertadamente por el  
I. Municipio de Ambato como Director de la Casa de Montalvo, Jorge  
20 Susana Cordero de Espinosa, prólogo, en Jorge Jácome Clavijo, El gran salto, el círculo, la  
quimera y otros cuentos, Editorial Pío XII, Ambato, 1999.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Jácome impulsó desde sus altas funciones, todas aquellas actividades  
cuyo objetivo fueran el de enaltecer el pensamiento del egregio Cer-  
vantes Americano.  
En la Alcaldía del Dr. Luís Pachano Carrión, sólida columna  
de la cultura y el foro de Tungurahua, Jorge Jácome Clavijo formó  
parte del Comité Ejecutivo que se conformó con ocasión del sesqui-  
centenario de Montalvo y Mera. En aquella celebración disertó con  
acierto y galanura en el evento con el tema “Aproximación a Mon-  
talvo”.  
En 1988, del 2 al 5 de marzo se realizó en esta cosmopolita urbe  
la jornada denominada Vigencia de Juan Montalvo en la Cultura Ecua-  
toriana, este evento contó con el auspicio del Ilustre Municipio de  
Ambato, la Subsecretaría de Cultura y la Fundación Friedrich Nau-  
man a nombre de la Casa de Montalvo, el Dr. Jorge Jácome integró  
la nómina de la Comisión Organizadora. Intervino, además, con un  
tema de gran interés y que fue abordado con la erudición que le dis-  
tinguía: “Montalvo en el Periodismo”.  
En el mismo año, del 19 al 22 de julio se desarrolló el Colo-  
quio Internacional sobre Juan Montalvo, con la asistencia de intelec-  
tuales Montalvistas de diversas latitudes del mundo. El tema que le  
correspondió en esa oportunidad versó sobre “Capítulos como obra  
de Combate en textos conocidos e Inéditos”. Con clara visión coad-  
yuvó para la cristalización de un acariciado sueño: “La Cátedra Juan  
Montalvo”, y formó parte del recordado Coloquio de Ipiales cele-  
brado entre el 16 y 17 de marzo de 1993 con el interesante tema  
Montalvo en Colombia a través de sus cartas”.  
Integró el Consejo Editorial de la Biblioteca Letras de Tungu-  
rahua en la grata compañía de Luís Pachano Carrión y Oswaldo Ba-  
rrera Valverde. Para 1995, publicó en 2 tomos de 462 cartas íntimas,  
literarias, de amor, política y de viaje entre Montalvo y personalida-  
des del Ecuador, Sud y Centro América, España y personalidades y  
otros países de Europa. A Jorge le correspondió la investigación, re-  
copilación, notas y presentación. Del mismo año, datan los Capítulos  
que se le Olvidaron a Montalvo publicados en la misma colección. Esta  
breve sumilla de datos es apenas una parte de su impresionante pro-  
ducción Montalvina, Hay que agregar como hechos notables la pu-  
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Carlos MirandaTorres  
blicación de dos tomos el “Coloquio Internacional sobre Juan León Mera  
y el Tomo dedicado al “Centenario de la Muerte de Pedro Fermín Ceva-  
llos”. Por lo mencionado, Jorge Jácome Clavijo es un benemérito de  
las letras de Ambato y la Patria.  
Montalvo y Lida en Niza. Publicación que vio la luz de la edición  
en la Imprenta Pío XII gracias al Ilustre Municipio de Ambato en el  
año 1983. La autoría de libro corresponde al Dr. Jorge Jácome Clavijo,  
y recoge un conjunto de cartas cruzadas entre el egregio escritor Don  
Juan Montalvo y Lida Von Krélim durante el segundo viaje que rea-  
liza el letrado ambateño a Europa. Jorge Jácome indica que son en  
definitiva  
Doce cartas en francés y un episodio en español que he podido ubicar-  
los con posterioridad, tienen que ver con esta bella y misteriosa historia  
de amor. Dos de ellas y el fragmento de una tercera están publicados  
por el eximio montalvista cubano, Dr. Roberto Agramonte, en su obra  
Montalvo en su Epistolario”. Estas cartas le han sido suministradas por  
el Dr. Rodrigo Pachano Lalama, en cuyo archivo he podido ver las co-  
pias. En cuanto a las demás y al episodio en referencia son absoluta-  
mente inéditas y las iré dando a conocer en artículos sucesivos, con  
algún comentario pertinente. La traducción del francés se debe al tra-  
bajo paciente y esforzado de Oswaldo Barrera Valverde, la misma que  
ha sido revisada por el profesor de francés de la Universidad Central,  
Dr. Jorge Aguilar Paredes, por lo que expreso a ambos caballeros mi  
agradecimiento.21  
Lo inexorable. Cuando Jorge Jácome Clavijo se encontraba ubicado  
en el pináculo de su prolífica labor creadora, generadora de un ver-  
dadero caudal de cultura ocurrió lo inesperado. Enfermó repentina-  
mente. Poco a poco el mal fue minando la salud, vitalidad y energía  
de este hombre bueno. Dios puso a prueba la fortaleza física de este  
auténtico roble. Fue una larga y penosa enfermedad que la soportó  
de manera estoica. Los solícitos cuidados de los médicos las atencio-  
nes abnegadas de sus íntimos, no fueron suficientes para restituir su  
lozanía.  
21 Jorge Jácome Clavijo, Montalvo y Lida en Niza, Editorial Pio XII, Ambato, s/f, p. 4  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Humildemente esperó su hora. Esta llegó en la madrugada  
del lunes 17 de septiembre de 1999. Murió rodeado de sus familiares,  
libros, y recuerdos. El ánfora conteniendo sus despojos mortales, fue  
depositada la misma tarde en el Cementerio de la ciudad. Sea la oca-  
sión para solicitar al Ilustre Municipio de Ambato, disponga la in-  
humación de los restos de Jorge Jácome Clavijo en el lugar asignado  
a los hombres ilustres, en acto compatible con la justicia y la repara-  
ción. “La palabra ilustre significaría, en este caso la celebridad de los  
ciudadanos que se han destacado de los demás y que han trascen-  
dido en el tiempo más allá de la vida corriente y cotidiana”.  
Tras las huellas de Montalvo. Son dos volúmenes editados a los 10  
años de su muerte, son por tanto obras póstumas. Jácome fue uno  
de los más serios, profundos y conspicuos estudiosos de la vida y  
obra de El Cosmopolita, y en estos dos libros ulteriores evidencia sus  
vastos conocimientos. En el primer tomo denominado Ensayos apa-  
recen 18 aspectos o temas diferentes tratados en 400 páginas.  
La obra lleva decidora presentación de la escritora e investi-  
gadora paraguaya Margarita Miró Ibars, quien glosó objetivamente  
su contenido al comentar:  
Al leer las páginas de los dos tomos del libro Tras las huellas de Montalvo  
del ambateño Jorge Jácome Clavijo que siguió la obra de Montalvo y que  
en vida fuera Director de la Casa Juan Montalvo, revela el espíritu in-  
quieto y comprometido con la comunidad y el país que lo albergó. No  
podía ser mejor discípulo de Montalvo al tratar de asumir responsabili-  
dades en la construcción de la historia del Siglo XX. Estos dos tomos ya  
sea para un joven o para alguien que no conoció a Montalvo, son sufi-  
22  
cientes para valorar la obra y vida de este Cervantes de América.  
El segundo volumen contiene en sus 315 páginas toda una  
variedad de artículos aparecidos en diversos medios de comunica-  
ción escrita, y un grupo de brillantes discursos pronunciados en  
Ecuador y España.  
22 Jorge Jácome Clavijo, Tras las huellas de Montalvo, Instituto Iberoamericano de Patrimonio y  
Natural y Cultural del Convenio Andrés Bello, Quito, 2007, pp. 7-8  
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Carlos MirandaTorres  
Licenciado Mario Mora Nieto: 1998-2014  
Años liminares. En el respetable hogar de los esposos Jorge Bolívar  
Mora Recalde y doña María Esther Nieto Holguín, nació un infante  
el 30 de Abril de 1944, al que le asignaron los nombres de Mario Ge-  
rardo. La familia se complementó con el futuro advenimiento de sus  
hermanos que hicieron del suyo, un hogar feliz. Cuando estuvo en  
edad descolar fue inscrito como alumno en el atildado Liceo “Mon-  
talvo”. En este plantel permaneció seis años consecutivos conociendo  
y admirando las excelencias del patrono.  
En pos de nuevos horizontes. Concluidos los estudios de nivel pri-  
mario, pasó de inmediato a los secundarios en las aulas del emble-  
mático Colegio Nacional Bolívar. Allí asimiló los grandes conoci-  
mientos de los maestros de solera de entonces, don Luis Edmundo  
Martínez Mera, don Homero Soria López, doña Blanca Martínez de  
Tinajero, Dr. Carlos Toro Navas entre otros. Culminados estos seis  
años de estudios se dirigió a la capital del país a continuar con los  
superiores en la Universidad Central del Ecuador.  
En las aulas universitarias. Fue alumno en la Facultad de Filosofía  
y Letras, y luego de cursar los años contemplados, alcanzó de ma-  
nera merecida su Licenciatura en Ciencias de la Educación. La etapa  
de formación académica concluyó exitosamente. Había que incur-  
sionar de inmediato en el ámbito profesional, y es lo que hizo de in-  
mediato.  
En filas del magisterio. Largo y exitoso sería el camino recorrido en  
las filas del magisterio. En efecto, entre 1.965 y 1.967 fue Profesor Au-  
xiliar de Biología en la misma Universidad Central. A partir de este  
año y hasta 1969 fue nombrado Profesor en el Colegio Jorge Álvarez  
del Cantón Píllaro. Luego pasó a ocupar idénticas funciones hasta 1974  
en el Colegio Hispano América en Ambato. Luego fue nombrado Di-  
rector del Departamento Técnico de la Dirección Provincial de Edu-  
cación de Tungurahua hasta 1976.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
Tornó al Colegio Hispano permaneciendo allí hasta 1981. Se  
le encomendaron las funciones de Director Provincial del INACA-  
PED durante cinco años consecutivos. En 1987 se le designa Coordi-  
nador General del Comité Pro Centenario del fallecimiento de don  
Juan Montalvo. Por nueve años estuvo al frente de la Dirección Aca-  
démica de la Casa de Montalvo hasta 1998.  
Director de la Casa de Montalvo. A raíz del sensible fallecimiento  
del Dr. Jorge Jácome Clavijo, es nominado el Lcdo. Mario Mora como  
el nuevo titular de la Casa de Montalvo. En estas funciones perma-  
neció durante dieciséis años hasta el año 2.014 en que alcanzó una  
merecida jubilación. En el ejercicio de su función, consiguió varios  
logros significativos para la Institución. Entre los más importantes  
señalaré:  
La intervención de la Casa de Montalvo para efectuar todas  
las adecuaciones en el Museo Mausoleo, contando para ello con la  
valiosa colaboración del Alcalde Arquitecto Fernando Callejas Ba-  
rona. Consiguió introducir la Cátedra de Montalvo para los Colegios  
Secundarios del país, mediante el Acuerdo Ministerial 0198 de fecha  
1
2 de abril del 2006 suscrito por el entonces titular de la Cartera de  
Educación Raúl Vallejo Arcos.  
Le correspondió reeditar el Corpus Montalvino en su totali-  
dad con ediciones populares al alcance de todos los estamentos de  
la provincia y país. Otro de sus aciertos es la creación del Museo Iti-  
nerante que recorrió por todos los puntos cardinales de la nación.  
Guía para la catedra Montalvina. Valioso y útil opúsculo de 172 pá-  
ginas editado por la Casa de Montalvo en el año 2009. Contiene  
nueve interesantes y didácticos segmentos que se indican a conti-  
nuación: Vivencia Cronológica, Producción Literaria, Temas Montal-  
vinos, Lecturas, Curiosidades, Anécdotas, Montalvo visto por los  
grandes pensadores de su época, Frases Célebres y Cátedra Montal-  
vina.  
Los objetivos de la creación de la Cátedra Montalvina están  
señalados en el mismo texto:  
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Carlos MirandaTorres  
-
Incentivar en los Jóvenes el conocimiento crítico de la obra de don  
Juan Montalvo.  
-
Difundir permanentemente el pensamiento del ilustre escritor am-  
bateño ya que los jóvenes requieren de paradigmas que les sirva de  
inspiración y guía para convertirse en protagonistas responsables de  
la construcción del destino de su patria y América Latina.  
23  
Lcdo. Carlos Miranda Torres  
Breve nota biográfica. Nació en Ambato el 27 de octubre de 1958  
hijo de Don Luis Jordán Miranda Flores y de Doña Olga Torres Gar-  
cés. Su estudio primario realizó en el Liceo Joaquín Arias de Pelileo, los  
secundarios en los Colegios SNA Pio X y Juan León Mera la Salle. Su  
estudio superior cursó en la Universidad Técnica de Ambato  
Carlos Miranda es Miembro correspondiente de la Academia  
Nacional de Historia del Ecuador desde el año 2001, promovido a  
Miembro numerario de la misma entidad el 1 de agosto de 2018.  
También es Miembro numerario de la Casa de la Cultura Ecuatoriana  
Benjamín Carrión, Núcleo de Tungurahua, de la Sociedad de Amigos  
de la Genealogía de Quito, del Instituto de Cultura Hispánica y de  
la Sociedad Bolivariana del Ecuador.  
Autor de veinte obras históricas, que comprenden Biografías,  
Monografías y Memorias Históricas.  
Director de la Casa de Montalvo. La Junta Directiva de la Casa de  
Montalvo, me designó como Director el 9 de enero de 2015. Nada  
quiero decir sobre mi función, puesto que nadie es juez en causa pro-  
pia, me limitaré a señalar los aspectos más relevantes cumplidos en  
mi gestión:  
Implementación de la Sala de Montalvo en Paris conseguida con  
autogestión, y financiada por la Cooperativa Mushuc Runa y la  
Fundación Cuesta Holguín.  
Mantenimiento de la Autonomía Administrativa y Financiera de  
la Casa de Montalvo, gracias a la valiosa gestión de las dignas au-  
23 Mera Nieto, Guía para la Cátedra Montalvina, Ediciones Casa de Montalvo, Ambato, 2009, pp.  
170-171.  
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La Casa de Montalvo: su creación, directores  
y su aporte a la difusion montalvina  
toridades de Ambato y la Provincia que coadyuvaron para mante-  
ner incólume dicha autonomía.  
Mantenimiento del Comodato otorgado por el GAD Ilustre Muni-  
cipalidad de Ambato a favor de la Casa de Montalvo, en cuyas ins-  
talaciones funciona la planta Administrativa de la entidad.  
Implementación de la Cátedra Montalvina conseguida el año dos  
mil diecisiete, gracias al Sr. Dr. Freddy Peñafiel Larrea que la in-  
cluyó en el Currículo de los Alumnos de los Terceros Años de Ba-  
chillerato en todo el país.  
Edición de algunas de las Obras de Don Juan Montalvo que esta-  
ban agotadas.  
Aporte Montalvino. Se encuentran en preparación tres volúmenes  
que pronto verán la luz de la edición:  
Historia de la Casa de Montalvo  
Montalvo a la luz de la contemplación histórico critica y  
Montalvo y los Poetas. Antología  
Bibliografía  
BALAREZO MONCAYO, Pablo, Montalvo, Tomo I, Edición Casa de Montalvo,  
Ambato, 1995.  
Cartas de Montalvo a su sobrino, Banco Central del Ecuador, Quito, 1981, Nota li-  
minar.  
Casa de Montalvo- Revista N° 72- julio de 1972.  
COBO BARONA, Mario, Historia de un sueño realizado, Imprenta Mariscal, Quito,  
2003.  
Coloquio Internacional sobre Juan Montalvo, Fundación Frederick Nauman, 1988.  
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333  
Carlos MirandaTorres  
El Comercio, Quito –viernes 21 de junio de 1991.  
JÁCOME CLAVIJO Jorge, Montalvo y Lida en Niza, Editorial Pio XII, Ambato,  
s/f.  
_
_____, Tras las huellas de Montalvo, Instituto Iberoamericano de Patrimonio y  
Natural y Cultural del Convenio Andrés Bello, Quito, 2007.  
LARA, Darío, Montalvo en Paris, Ministerio de Educación, Quito, 1993.  
MERA Méntor, Daguerrotipo de Don Juan Montalvo, Oviedo-Inédita  
MORA NIETO Mario, Guía para la Cátedra Montalvina, Ediciones Casa de Mon-  
talvo, Ambato, 2009.  
MERA, Julio Ponciano, Motivos Montalvinos, (Inédita)  
TORO RUIZ, Isaías, Ambato en 400 Años, Imprenta Municipio de Ambato, Am-  
bato, 1970.  
BOLETÍN ANH Nº 200 • 300–334  
334  
La Academia Nacional de Historia es una  
institución intelectual científica,  
y
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
historiadores  
profesionales,  
entendiéndose por tales a quienes  
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Miranda Torres, Carlos,  
LA CASA DE MONTALVO: SU CREACIÓN, DIRECTORES Y SU  
APORTE A LA DIFUSION MONTALVINA –DISCURSO DE  
ASCENSO A MIEMBRO DE NÚMERO, boletín de la academia  
nacional de historia, vol. XCVI, Nº. 200, julio  diciembre 2018,  
Academia Nacional de Historia, Quito, 2018, pp.300-334.