BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVII Nº 200  
Julio–diciembre 2018  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVI  
Nº 200  
Julio–diciembre 2018  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
DIRECTOR:  
SUBDIRECTOR:  
Dr. Jorge Núñez Sánchez  
Dr. Franklin Barriga López  
SECRETARIO:  
TESORERO:  
BIBLIOTECARIA-ARCHIVERA:  
JEF A DE PUBLICACIONES:  
RELACIONADOR INSTITUCIONAL:  
Ac. Diego Moscoso Peñaherrera  
Hno. Eduardo Muñoz Borrero  
Mtra. Jenny Londoño López  
Dra. Rocío Rosero Jácome  
Dr. Vladimir Serrano Pérez  
BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVI  
Nº 200  
Julio–diciembre 2018  
©
Academia Nacional de Historia del Ecuador  
p-ISSN: Nº 1390-079X  
e-ISSN: Nº 2773-7381  
Portada  
Rafael Troya, autoretrato  
1
913  
Diseño e impresión  
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Quito  
landazurifredi@gmail.com  
octubre 2019  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol XCVI – Nº 200  
Julio–Diciembre 2018  
LA IMPORTANCIA HISTORIOGRÁFICA Y ACADÉMICA,  
DE LA RECOPILACION Y CUSTODIA  
DE MATERIALES AUDIOVISUALES  
–DISCURSO DE INCORPORACIÓN–  
Robinson Robles Villaverde1  
El año de 1986, en el mes de marzo, un hecho sin precedentes  
ocurrido en Quito se había convertido en una noticia a nivel mun-  
dial: el Comandante General de la Fuerza Aérea, Frank Vargas Paz-  
zos, con tropas leales a su mando, se había atrincherado en la Base  
Aérea Mariscal Sucre, mientras el gobierno de la época, presidido  
por León Febres Cordero, había declarado el estado de excepción y  
acusaba a Vargas de desestabilización democrática.  
Aquel día, desde la terraza de la casa de mis padres, por el  
sector de la Dammer, podía escuchar las detonaciones de las armas  
de fuego, porque el ejército se enfrentó a los comandos de la Fuerza  
Aérea, seguidores de Vargas, para sofocar el incidente. Tenía 13 años  
de edad, cuando no solo el estruendo de las armas retumbaban, sino  
que me percaté que varios proyectiles silbaban en el aire, unos y  
otros chocaban en contra de los muros de las casas aledañas. Des-  
pués me enteré de que la pugna entre Vargas y Febres Cordero se  
inició por una serie de irregularidades detectadas en la compra de  
un avión para la línea aérea estatal Tame.  
Ese día y ese incidente calaron en el espíritu inquieto del ado-  
lescente, de joven colegial que estudiaba en el Colegio Técnico Ae-  
ronáutico, pues, de repente, los acontecimientos del país y del  
1
Licenciado en Ciencias Sociales, Políticas y Económicas, Abogado de la República y Doctor  
en Jurisprudencia, por la Universidad Técnica Particular de Loja. También ha cursado espe-  
cializaciones en Producción de Programas Periodísticos para Televisión, Asesoría de Comuni-  
cación y Entrenamiento de Medios, en la Universidad Central del Ecuador, la Universidad  
Politécnica Salesiana y el Centro de Sistemas y Procesamiento de Datos (CESPAD) del Ecua-  
dor. Profesor de Periodismo Televisivo y Judicial de la Universidad de las Américas, de Quito.  
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mundo comenzaron a generar un inusitado interés, más aún, cuando  
en las publicaciones de prensa sobre el tema había muchas contra-  
dicciones: unos decían que el incidente no generó víctimas mortales  
por los enfrentamientos en la base aérea, otros daban cuenta de la  
muerte de varios militares, y también de civiles que, en los barrios  
aledaños, fueron víctimas de balas perdidas, disparadas desde la  
Base Militar. Yo, como testigo de los disparos y de las balas perdidas,  
me identifiqué con la tesis de las víctimas.  
Este penoso capítulo de la historia nacional, terminó con el  
secuestro en contra del Presidente León Febres Cordero, en enero de  
1
997, en el conocido Taurazo, pero, sin lugar a dudas, para mí no fue  
un incidente más, sino que este capítulo marcó un antes y un des-  
pués en el afán de indagar más en los hechos noticiosos del país, en  
las páginas de una cronología que me llevaron a inclinarme por las  
ciencias sociales, más que por las ciencias exactas.  
Ya para el año de 1991 ingresé a la Facultad de Periodismo,  
en la Universidad Central; paralelamente, comencé a trabajar como  
investigador en una cadena de noticias local, y emprendí una tarea  
silenciosa, incomprendida, laboriosa, cual es la de buscar e identificar  
los archivos históricos del Ecuador pero, desde la perspectiva audio-  
visual, de entidades públicas y privadas, consiguiendo autorizacio-  
nes, copias, películas antiguas, audios, videos, todo lo que me per-  
mitiera descifrar y describir nuestra memoria, pero con un agregado,  
que le permitiera al ciudadano común, adentrarse en los temas his-  
tóricos, utilizando las nuevas tecnologías de la información, que para  
esas fechas eran las plataformas en audio y video, así como la digita-  
lización fotográfica y la conversión digital de películas de cine de 8 y  
16 milímetros, que contienen valiosos documentos audiovisuales del  
país.  
Con el paso de los años he logrado compilar más de 5 mil  
horas de grabaciones históricas del Ecuador en video, miles de gi-  
gabytes de memoria llena de registros desde el año de 1928, cuando  
se filmó, la que sería la primera película ecuatoriana, en formato de  
cine mudo, sobre las políticas y el gobierno de Isidro Ayora, y la de-  
nominada Revolución Juliana, que sentó las bases de la economía  
ecuatoriana.  
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La importancia historiográfica y académica,  
de la recopilacion y custodia de materiales audiovisuales  
El primer paso ya se había dado, lograr recopilar un nutrido  
archivo audiovisual de hechos relevantes del Ecuador, desde co-  
mienzos del siglo pasado, y el siguiente paso, en este proceso inves-  
tigativo, fue la tabulación de los contenidos, y la compaginación con  
los escritos académicos y libros publicados, sobre cada una de las  
páginas históricas, como la Revolución Juliana, la Guerra de los Cua-  
tro Días, el Velasquismo, la Firma del Protocolo de Río de Janeiro,  
etcétera.  
Este trabajo, que duró casi 10 años, y que hasta el momento  
resultaba inédito para Ecuador, vio la luz en las pantallas de televisión  
del país a comienzos del nuevo siglo. El programa se llamó Memoria  
Colectiva, llegando a tener altos niveles de sintonía y aceptación; la-  
mentablemente, el síndrome de los contenidos televisivos con entre-  
tenimiento fácil como: el sexismo, las películas, los programas  
concurso, etc, nos superaban en “rating”, y terminaron atentando  
contra la estabilidad del programa, pues los grandes auspiciantes pre-  
ferían apoyar a contenidos más simples y, por ende, con mejor sinto-  
nía. A su vez, el canal, las entidades culturales públicas y privadas,  
que debieron apoyar el proyecto, nunca lo asumieron como una po-  
lítica editorial necesaria por su contenido, y lo dejaron morir, no fue  
un buen negocio.  
El proyecto evolucionó en el Programa llamado “Historia  
Viva” y varios canales se interesaron por su contenido, lo apoyaron  
en su momento, pero nunca pudo competir con la programación te-  
levisiva de entretenimiento. Fue así que inicié una campaña con esta  
propuesta en las diversas plataformas digitales del mundo, Twiter y  
Youtube, llegando en la actualidad, luego de 9 años más de constan-  
tes publicaciones, a superar las 10 millones de visitas.  
Hoy, luego de haber superado los 25 años de recopilación,  
codificación, digitalización, custodia y emisión, de haber estudiado  
Ciencias Sociales, Políticas y Económicas, además de Jurisprudencia  
y Periodismo, es un gran honor para mi saber que la Academia Na-  
cional de Historia reconoce esta nueva forma de abordar la cronolo-  
gía de un país, de capturar sus momentos más relevantes de la vida  
nacional en narraciones, documentales, entrevistas y sonidos que  
nos transporten al pasado, que nos permiten mirar el presente con  
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otros ojos, con los ojos más abiertos, más críticos, más lúcidos; que  
nos permiten escuchar las voces de hoy, pero con oídos cargados de  
memoria.  
Personalmente pienso que es una misión de los historiadores,  
es el mejor legado escribir o plasmar un proyecto académico de con-  
tenido histórico, permitir que el ciudadano común pueda entender  
su pasado, para enfrentar el presente y mirar hacia el futuro, y, en  
este contexto, tejer redes de conocimiento en otras locaciones, en  
otros países, descifrar que hubo aciertos y que hubo errores. Trans-  
portar este cúmulo de conocimientos a escuelas y colegios de todo  
el país, generar foros y debates sobre temas controversiales en las  
universidades ecuatorianas, con lo cual se abre la posibilidad de  
crear espacios interactivos que despierten la curiosidad de los jóve-  
nes por su patria.  
Si tan solo consiguiéramos que una viejecita pueda narrar  
con ternura acerca del país que le tocó vivir, a sus nietecitos, pese a  
sus circunstancias, habremos logrado hacer cultura si conseguimos  
recrear El Cuento de la Patria de Benjamín Carrión, esa patria suave,  
no infecunda y dura, llena de batallas fraternas, patria que como la  
madre avive el amor de sus hijos, el anhelo de servirla, de engran-  
decerla.  
Que el “Cuento de la Patria” despierte el interés de los niños,  
no sobre una patria terrible, vindicativa y altanera; si, sobre una pa-  
tria segura de sí misma, llena de noble altivez, fortalecida con su his-  
toria limpia. Por eso, estamos seguros de que los mejores días del  
“Cuento de la Patria” son aquellos con buen sol y mañanas transpa-  
rentes.  
Quito, 21 de noviembre de 2018  
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La Academia Nacional de Historia es una  
institución intelectual científica,  
y
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
historiadores  
entendiéndose por tales  
profesionales,  
quienes  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Robles Villaverde,  
Robinson, LA IMPORTANCIA HISTORIOGRÁFICA Y ACADÉMICA,  
DE LA RECOPILACION  
Y
CUSTODIA DE MATERIALES  
AUDIOVISUALES” –DISCURSO DE INCORPORACIÓN, boletín de  
la academia nacional de historia, vol. XCVI, Nº. 200, julio –  
diciembre 2018, Academia Nacional de Historia, Quito, 2018,  
pp.339-342.