BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII Nº 204  
Enero–junio 2020  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVIII  
Nº 204  
Julio–diciembre 2020  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
eISSN 2773-7381  
Portada  
Luis A. Martínez  
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Quito  
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marzo2021  
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2
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BOLETÍN AC ADEMIA NACIONAL DE HISTORIA DEL ECUADOR  
Nº 204–Vol XCVIII • julio–diciembre 2020  
LA AMÉRICA “DESCUBIERTA”  
1
Y EL FILÓSOFO EQUIVOCADO  
Marco Robles López2  
Resumen  
En el marco de la conmemoración del Bicentenario de las lu-  
chas libertarias de la nación ecuatoriana, el presente trabajo analiza  
en primer lugar, la significación conflictiva del llamado descubri-  
miento de América, la conquista y colonización, la situación que sur-  
gió a causa de estos procesos, para los pueblos nativos, tanto de  
América Hispana o Latino América, el Caribe y América del Norte,  
como de la población afrodescendiente. Se plantea las diferencias en-  
tre las colonizaciones de Norteamérica y de Sur América, en razón  
de los tiempos, siglos: XV-XVI y entre el XVII-XVIII, que marcan di-  
versos periodos ideológicos europeos e impactan de diversa manera  
en otras latitudes. Se revisa quiénes fueron los colonizadores en cada  
caso: españoles y portugueses, en América del Sur y, en parte del Ca-  
ribe; anglosajones en Norte América y franceses en menor grado. Se  
expone también, el problema del racismo, la misoginia, entre otras  
crueles aplicaciones europeas de la conquista y colonización. A la  
par, el trabajo critica las interpretaciones de varias enciclopedias eu-  
ropeas sobre estos procesos, que, así mismo, desató pobreza en las  
poblaciones.  
En segundo lugar, se expone la influencia negativa del presti-  
gioso filósofo Hegel en la concepción europea sobre América y su  
cultura, manifiesta, hasta el presente, en las enciclopedias.  
1
2
Recibido: 28-09-2020 // Aceptado: 18-12-2020.  
PhD. en la Academia de Ciencias, Ucrania. Profesor de la Universidad de Cuenca por más de  
3
0 años. Condecoraciones: Mérito Cultural, Cámara de Comercio e Industrias de Azogues.  
Mérito Cultural, Municipio de Azogues. Mérito Investigativo, Casa de la Cultura Ecuatoriana  
Benjamín Carrión. Presea Vicente Rocafuerte, Congreso Nacional. Condecoración Andrés F.  
Córdova, Consejo Provincial del Cañar. La I. Municipalidad de Azogues le designó Cronista  
Vitalicio de la Ciudad, un personaje de la historia, la filosofía, la educación, el periodismo y el  
hacer cultural. Miembro Correspondiente Academia Nacional de Historia.  
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Marco Robles López  
Palabras clave: independencia, conquista, colonización, racismo,  
paz, pensamiento de Hegel.  
Abstract  
In the framework of the commemoration of the Bicentennial  
of the libertarian struggles of the Ecuadorian nation, the present  
work analyzes, first of all, the conflictive significance of the so-called  
discovery of America, the conquest and colonization, the situation  
that arose as a result of these processes, to the native peoples, both  
of Hispanic America or Latin America, the Caribbean and North  
America, as well as the Afro-descendant population. It raises the dif-  
ferences between the colonizations periods of North America and  
South America, due to the times, centuries: XV-XVI and between  
XVII-XVIII, which mark various European ideological periods and  
impact in different ways in other latitudes. The colonizers in each  
case are reviewed: Spanish and Portuguese, in South America and,  
in part, the Caribbean; Anglo-Saxons in North America and French  
to a lesser degree. The problem of racism, misogyny, among other  
cruel European applications of conquest and colonization are also  
exposed. At the same time, the work criticizes the interpretations of  
various European encyclopedias on these processes that, likewise,  
unleashed poverty in the populations.  
Second, the negative influence of the prestigious philosopher  
Hegel on the European conception of America and its culture is ex-  
posed, manifested, up to the present, in the encyclopedias.  
Keywords: independence, conquest, racism, peace, colonization, He-  
gel’s thought  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
Antecedentes  
El supuesto descubrimiento del denominado Nuevo Mundo,  
el 12 de octubre de 1492, por marinos españoles, dirigidos por el al-  
mirante genovés Cristóbal Colón, y que ulteriormente se conocerá  
como América -desde luego, soslayando que a finales del siglo IX los  
legendarios vikingos ya viajaron a Groenlandia y Norteamérica-, in-  
dudablemente constituyó un acontecimiento trascendental, pero en  
el sentido de que, primeramente los “descubridores” se encontraron  
con pueblos en diferentes estados de desarrollo; algunos, para aque-  
lla época, formaban parte de apreciables civilizaciones, notables cul-  
turas y, en consecuencia, ¡no se trató de descubrimiento alguno, ni todos  
los pueblos eran “salvajes”!, como ciertos autores despectivamente han  
señalado, mientras que las consiguientes conquista y colonización,  
tanto en Suramérica y el Caribe, como en Norteamérica, sí fueron ex-  
tremadamente violentas, primordialmente contra los pueblos nativos  
y contra los africanos, estos últimos, cazados como fieras en su tierra,  
África, el continente cuna de la humanidad, una vez trasladados en  
los barcos negreros a nuestras tierras –un negocio siniestro, primor-  
dialmente, aunque no exclusivo, de los ingleses–, eran vendidos a  
los colonizadores, que se encargaron de someterles a la ignominiosa  
esclavitud. Podemos señalar, además, que sí se cometieron actos de  
genocidio.  
Con los antecedentes expuestos, procede señalar que un sec-  
tor de profesionales estadounidenses, del campo de las ciencias so-  
ciales, en sus trabajos se revelan renuentes a recurrir a los términos  
esclavitud y conquista, pero sí apelan, casi exclusivamente al califica-  
tivo colonización, quizá por un malentendido pudor. Esto no es  
nuevo, por supuesto, y ya un par de siglos atrás, Georg W. Friedrich  
3
Hegel, uno de los grandes pensadores de todos los tiempos, en su  
obra Filosofía de la Historia, publicada post mortem, brindaba una sui  
géneris explicación histórico-filosófica de lo que fue la conquista y  
colonización de América, y otros pensadores, sus contemporáneos o  
predecesores, igualmente ya reflexionaron y escribieron de una ma-  
nera similar, poco objetiva.  
3
Georg W. Friedrich Hegel, nació en Stuttgart, 1770 y murió en Berlín, 1831  
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Marco Robles López  
Antes de Hegel: crueldades ejercidas en América  
Previamente unas palabras con relación a este complejo pro-  
ceso en Suramérica.  
La denominada “Leyenda negra”, sobre la conquista espa-  
ñola y portuguesa –singularmente con mayor relación a la primera–  
y de la que habla el conocido autor británico Peter Watson en su vo-  
4
luminoso tratado, La Gran Divergencia, desde el título es engañosa,  
porque tiene por fin negar que, en la conquista, sobre todo, y también  
durante la colonización hubo violencia, despojo, destrucción de cul-  
turas, actos de genocidio. En una obra enciclopédica, la Leyenda  
Negra concretamente se caracteriza como:  
(
…) una interpretación peyorativa de la historia de España”, y acto se-  
guido se señala: “Empezó a difundirse por Europa ya a partir del S.  
XVI, básicamente a raíz de la colonización americana y de la versión  
dada por Las Casas, de la lucha contra la rebelión de los Países Bajos y  
5
contra la Reforma y del intento de predominio español en Europa…  
¿Qué decir al respecto? En primer lugar, que los testimonios  
con los que se cuenta, sobre las crueldades cometidas por los con-  
quistadores, son abrumadoras: la muerte por la horca del último so-  
berano del Tahuantinsuyo, el asesinato del cacique de los cañaris,  
Chapera, ¡quemado vivo!, las crudelísimas torturas de los Jesuitas a  
sus esclavos:6  
Rumiñahui, el heroico defensor de la nacionalidad quiteña, a  
quien le torturaron brutalmente para que indique el lugar secreto en  
donde se encontraba el oro para el rescate de Atahualpa, jamás se  
rindió y en 1535, luego de encarnizadas batallas, cayó preso y fue so-  
metido a inenarrables torturas, entre éstas ¡el desollamiento de los pies  
con ladrillos al rojo vivo! Se relata que nunca se quejó ni exhaló un sus-  
7
piro. Enfurecidos al ver perdidas sus esperanzas, le ejecutaron. En  
4
5
Peter Watson. La Gran Divergencia, Ed. Crítica, Barcelona, España, 2011.  
En: Gran Enciclopedia Larousse, Tomo XIV, GEL. 24 tomos. Ed. Planeta, Barcelona-España, 1998,  
p. 6513.  
6
7
Oswaldo Albornoz Peralta, Páginas de la Historia Ecuatoriana, Tomo I. Ed. CCE, Quito – Ecuador,  
2
007, pp. 98 – 99.  
Luciano Andrade Marín, Viaje a las misteriosas montañas de Llanganati. Expedición Italo-Ecuato-  
riana. Boscheti-Andrade Marín, 1933-1934, Imprenta Mercantil, Quito, 1936, p.199. Ver en:  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
1
535, las tribus Huancavilcas también se sublevaron contra las exac-  
ciones de los peninsulares en lo que después sería la floreciente Perla  
del Pacífico, Guayaquil.8  
El pueblo cañari, en 1557, sin poder soportar los desmanes y  
abusos de los españoles, se rebela, dispuesto a lograr la libertad y el  
gobierno de los conquistadores tiene que recurrir a un “pacificador”,  
Gil Ramírez Dávalos, quien luego de muchos esfuerzos aplasta el  
movimiento rebelde. Reproducimos la descripción de Bartolomé de  
las Casas de algunos casos de torturas y ejecuciones contra represen-  
tantes de los pueblos nativos en lo que actualmente es Ecuador:  
(
…) Asimesmo quemaron a Chapera, señor de los canarios (por cañaris.  
M. R. L.), injustamente. Asimesmo quemaron en Quito a Cozopanga,  
gobernador que era de todas las provincias de Quito. El cual, por cier-  
tos requerimientos que le hizo Sebastián de Benalcázar, capitán del go-  
bernador, vino de paz, y porque no dio tanto oro como le pedían, lo  
9
quemaron con otros muchos caciques e principales.  
Y sobre las rebeliones de los pueblos nativos de otros países  
de nuestra Latinoamérica, y las consiguientes represiones, también  
nos permitimos reproducir un par de casos: Tupac Amaru  
Sin duda la más grande rebelión indígena fue la que dirigió José Ga-  
briel Condorcanqui, quien tomó el nombre de Tupac Amaru. Condor-  
canqui procedía de la nobleza incaica, pues en línea directa su  
antecesora fue la hija de quien murió ejecutado, Tupac Amaru I y la  
ñusta (princesa), Juan Pulcoyacu (…) Igual que Espartaco en tiempos  
del Imperio Romano, Tupac Amaru logró reunir de 20 a 30 mil indíge-  
nas que dirigió contra los españoles y la cercada ciudad, destruyendo  
sembríos, incautando el ganado y aislando a la ciudad del mundo ex-  
terior. Tres y medio meses duró el sitio y fue necesario que el Gral. Rea-  
lista Ignacio Flores,10 con un poderoso ejército se traslade desde  
Cochabamba, para conjurar el peligro.  
http://repositorio.casadelacultura.gob.ec/bitstream/34000/708/1/FR1-L-000032-Andra de-  
Llanganati.pdf (23-10-2020)  
Francisco Campos, Compendio histórico de Guayaquil desde su fundación hasta el año de 1820, Im-  
prenta de la Escuela de Artes y Oficios de la S. Filantrópica, Guayaquil, 1894, pp.26-27. Ver  
en: LBNCCE-Campos-3759-PUBCOM.pdf (23-10-2020)  
8
9
1
Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Ed. ORBIS. S.A,  
Barcelona, 1986, p.144  
0 Latacunga (Ecuador), 30.VII.1733 – Buenos Aires (Argentina), 5.VIII.1786. Precursor de la in-  
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Marco Robles López  
El 6 de abril de 1781, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru, cayó  
cautivo de los conquistadores. Junto a él fueron apresados su mujer, la  
famosa Micaela bastidas, sus dos hijos, Hipólito, de 20 años y Fer-  
nando, de 12, Tomasa Condemaita, el secretario de Túpac Amaru y al-  
gunos criollos, mestizos y negros.  
El poder colonial condenó a muerte a Túpac Amaru y a los demás cau-  
tivos. El Obispo de Buenos Aires, en conocimiento del cautiverio del  
líder indígena, ordenó repique de campanas durante tres días, en todas  
las iglesias de su obispado; en las calles de Córdova y Tucumán. Los es-  
pañoles festejaron el suceso con juegos pirotécnicos e iluminaciones…  
El viernes 18 de mayo de 1781, en la plaza principal del Cuzco, a donde  
trasladaron a los presos, y comenzó la masiva ejecución, que por el sa-  
dismo y barbarie no tiene parangón. Les sacaron de las prisiones en  
sacos atados a las colas de los caballos y así fueron conducidos al ca-  
dalso… Para Túpac Amaru y sus más íntimos familiares, el procedi-  
miento fue de una refinada crueldad: AFrancisco Túpac Amaru, en edad  
provecta, y a Hipólito, de 20 años, tío e hijo del joven rebelde, previa-  
mente les cortaron la lengua y después las ahorcaron; a Tomasa Conde-  
maita, le aguardaba otro destino: le mataron mediante el “garrote”; a  
Micaela Bastidas, la esposa del Inca y también revolucionaria, antes de  
la ejecución cantó un yaraví -canción quichua de amor-, despidiéndose  
de su esposo. Los inhumanos verdugos intentaron amputarle la lengua,  
pero Micaela resistió con tal valentía y dignidad, que esto lograron úni-  
camente después de su muerte. Y dicha muerte fue igualmente tormen-  
tosa: el garrote no apretaba correctamente su delicado cuello y los  
despiadados inquisidores terminaron con su vida a puntapiés.  
A Túpac Amaru le correspondió la muerte más horrorosa: en el centro  
de la plaza le cortaron la lengua y le arrojaron de cara al suelo. Manos  
y pies ataron por medio de gruesos cordeles a las sillas de cuatro ro-  
bustos caballos, que guiados por sus jinetes se dirigieron a cuatro dife-  
rentes lugares. Pero había sido tan poderosa la contextura física de  
Túpac Amaru, que a pesar de todos los esfuerzos resultó imposible des-  
cuartizarle. Entonces el visitador Arreche que observó la ejecución  
desde el monasterio jesuita, ordenó que se le decapite.  
Y todo esto sucedió en tiempos de Carlos II, el “más justo de todos los  
11  
monarcas españoles”, conforme la versión de ciertos historiadores.  
dependencia hispanoamericana, presidente de la Real Audiencia y comandante general de  
Charcas, matemático, geógrafo. Segundo hijo del marqués de Miraflores de Quito. Se graduó  
en Filosofía en la Universidad de San Gregorio. Estudió en Inglaterra, Francia, Italia y Es-  
paña. Hablaba “diestramente” seis idiomas y el quichua de los indígenas americanos…En:  
Real Academia de la Historia, Ignacio Flores. Ver en: http://dbe.rah.es/biografias/24959/ig-  
nacio-flores (23-10-2020)  
1
1 Marco Robles López, “Las Rebeliones Indígenas”, Revista Impacto Internacional, N. 45, Gua-  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
Lo expuesto en la referencia, demuestra fehacientemente que  
no hubo ninguna leyenda negra, como la que se describe en algunas  
12  
enciclopedias europeas, como la “Britannica”.  
Por supuesto que otras enciclopedias y otros autores contem-  
poráneos, incluidos los de Sudamérica, sí reconocen las crueldades  
de los conquistadores. Suficiente con citar un par de parágrafos del  
documentado libro del autor español, José Antonio Piqueras, que  
acertadamente coincide en sus juicios de valor, con la obra de su ilus-  
tre coterráneo, Bartolomé de las Casas (Sevilla, 1474–Madrid, 1566).  
Dice este autor contemporáneo:  
(
…) Las denuncias que condujeron a que el emperador prohibiera en  
adelante la esclavitud de los indios en las Leyes Nuevas, de 1542, lo  
confirma. Los trabajos excesivos que se imponían a jóvenes y mujeres,  
la escasa alimentación que se les proporcionaba para que obedecieran  
y trabajaran en lo que se les ordenara, en minas y sementeras, revelan  
un clima de coacción generalizada y una voluntad de sometimiento  
absoluto que incluía el reparto de mujeres para que les sirviera de cria-  
das y compañeras de placer. Bartolomé de las Casas dejó constancia de  
todo ello, de la norma (“los azotes, palos, bofetadas, puñadas, maldi-  
ciones y otros mil géneros de tormentos que en los trabajos les daban”)  
y de los excesos. En la vecina isla de Cuba afirma haber conocido, en  
tres o cuatro meses, la muerte de hasta siete mil niños empleados en  
las minas.13  
En líneas subsiguientes, Piqueras señala lo expuesto por el  
autor Antellón que considera algo excesivo lo relatado por Las Casas:  
Y aunque Las Casas “abultó notablemente los crímenes que denunciaba  
14  
(…) parece indudable el fondo de su relación”.  
yaquil-Ecuador, julio de 1983. (El trabajo se fundamentó en algunas obras: Bartolomé de las  
Casas. Brevísima relación de la destrucción de las Indias; Francisco López de Gómara. His-  
toria General de las Indias. I. Hispania Victrix. El Tres de Noviembre. Rev. del Consejo Can-  
tonal de Cuenca. Director: V. Manuel Albornoz. 1950; M. S. Alperovich. Испанская Америка  
в борьбе за независимость (Изд. Нвука, 1971 (Москва, 1971); В. Н. Селиванов. Латинская Аме-  
рикая:от конкистаторов до незавтстмрсти. Изд. НАУКА, 1983; Тупак Амар у – Великий Ин-  
дейский Народ. Из. НАУКА, 1979.  
1
1
1
2 Enciclopedia Universal Ilustrada (Edición: Enciclopedia Britannica. Inc.20010. Tomo XII, San-  
tiago de Chile, 2010).  
3 Cf. Bartolomé de las Casas, 1996, pp. 88-94. En: José Antonio Piqueras, La esclavitud en las Es-  
pañas. Un lazo transatlántico, Ed. Catarata, Madrid, España, 2011, p.61  
4 Cf. Antillón, 1820, pp. 27-28. En: José Antonio Piqueras, op. cit., p. 67  
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Marco Robles López  
No creo que Las Casas haya exagerado con relación a las atro-  
cidades cometidas por los conquistadores, tanto que jamás se ha es-  
grimido una razón convincente para demostrar lo contrario a lo  
afirmado por el ilustre sacerdote, y como refutación a lo dicho por  
Isidoro Antillón, recordamos que no pocos autores contemporáneos  
estiman que realmente se cometió un genocidio durante la conquista  
y colonización, tanto de Suramérica y el Caribe, como de Norteamé-  
15  
rica. Por ejemplo, el autor norteamericano, William H. Prescott en  
16  
su clásica obra histórica La Conquista del Perú, expone dos puntos  
de vista sobre la masacre de nativos peruanos en la plaza central de  
Cajamarca, en donde se estableció Atahualpa, luego de vencer a  
Huáscar. Poco después, el 15 de noviembre de 1532, llegaron los es-  
pañoles, con Pizarro a la cabeza, y allí tuvo su encuentro con Ata-  
hualpa y sus súbditos (no simplemente fieles, como se anota en una  
afamada enciclopedia), a los cuales les tendió una mortal trampa. Lo  
cierto es que los españoles, bien armados y convocados por el fraile  
dominico Vicente de Valverde, quien, moralmente era todo lo con-  
trario de su ilustre coterráneo, con breviario o biblia en mano, luego  
de que le explicara infructuosamente el misterio de la doctrina de la  
Trinidad y la crucifixión de Jesús, e indignado porque Atahualpa,  
que no entendía lo que le decía el fraile, arrojó el libro al suelo, acto  
que, prácticamente, decidió la ejecución de Atahualpa. En efecto, Val-  
verde, fuera de sí y lleno de rencor, acudió a Pizarro y le dijo: “¿No  
veis que mientras estamos aquí perdiendo el tiempo en hablar a ese “perro”,  
lleno de orgullo y arrogancia, los alrededores se están cubriendo de indios?  
¡
Salid al punto que yo os absuelvo!”.17  
Así, grotesca y ofensivamente, habría sido estigmatizado el re-  
ligioso Valverde, dominado por la prepotencia, a quien fuera el úl-  
timo soberano del Tahuantinsuyo, Atahualpa, nacido en Quito,  
actual capital de nuestra nación, Ecuador.  
En estas circunstancias, los españoles que se encontraban bien  
armados y con la bendición del fraile, frente a los miles de indoame-  
1
1
5 William H. Prescott, nació en Salem, 1796 y murió en Boston, 1859  
6 William H. Prescott, La Conquista del Perú, Ed. en español, traducción del original en inglés,  
Ed. Diana, D. F., 1968, pp. 279-287.  
17 Ibid, p. 285.  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
ricanos que estuvieron completamente indefensos y desprevenidos,  
empezó la espantosa carnicería, los montones de cadáveres y la san-  
gre derramada de indefensos nativos, constituyó un cuadro desga-  
rrador y terrorífico. Los españoles afirmaron que la mortandad  
habría sido solamente de 2.000 indígenas (¿-?), mientras los nativos cal-  
18  
culaban que los muertos fueron no menos de 10.000 personas.  
La cuestión de fondo radica en que así hayan sido “única-  
mente” 2.000 las víctimas asesinadas a sangre fría –aunque conside-  
rando que los ofendidos señalaron que fueron ¡cuatro veces más el  
19  
número de ejecutados, que lo que afirmaban los españoles!–, de todas ma-  
neras se trató de una masacre y Atahualpa, que fue tomado prisio-  
nero ese mismo día, ofreció un rescate para que le concedan la vida  
y la libertad, por lo que, efectivamente, dispuso la entrega de una  
auténtica fortuna de oro y joyas, que en su mayor parte fue a España;  
sin embargo, los conquistadores, actuando con perfidia, no respeta-  
ron el acuerdo y decidieron liquidarle mediante el infamante garrote,  
que constituía un procedimiento cruel y aterrorizante para ejecutar  
a los condenados, en virtud de que se les comprimía gradualmente  
la garganta, mediante una cuerda retorcida fijada a un palo que daba  
vueltas. Así fue ejecutado el quiteño Atahualpa, último monarca del  
Tahuantinsuyo, un 29 de agosto de 1533.20  
Aquí, una frase lapidaria: Las divergencias entre ricos y po-  
bres… son tan antiguas como la creación del mundo y tan extensas como  
el globo terráqueo.21  
Crueldades en América del Norte  
Conocemos también, de alguna manera, cómo fue la con-  
quista en Centroamérica, en el Caribe y en los EE. UU. de Nortea-  
mérica, no obstante que un respetable grupo de historiadores  
18 William H. Prescott. La Conquista del Perú: Revisada y parcialmente abreviada, Editorial Diana,  
México, 1968, p.287.  
1
2
9 Rubén Vargas Ugarte, Historia General del Perú, Editor Carlos Milla Batres, Perú, 1981, p. 53.  
0 José Antonio Rosell Antón, Historia de el garrotillo o difteria, Real Academia de las Ciencias Ve-  
terinarias de Andalucía Oriental, España, 2018, p. 64.  
2
1 Blago Kirov, John Adams: Quotes & Facts, CreateSpace Independent Publishing Platform,  
EEUU, 2015, p. 30.  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 229–255  
237  
Marco Robles López  
norteamericanos, como ya señalamos, soslaya esta realidad y afir-  
man que en su país hubo exclusivamente colonización, aunque ya  
sabemos que un militar norteamericano de aquellos sumamente ra-  
22  
cistas, de los tiempos de la independencia, Philip Henry Sheridan,  
irlandés de origen, se destacó como oficial de caballería del ejército  
unionista, durante la guerra de Secesión y había afirmado que “¡El  
mejor indio es el indio muerto!”. Desde luego, a Sheridan, y a un com-  
patriota suyo, se les atribuyen otras “inmortales hazañas”:  
En efecto, quien antecedió a Sheridan en esas acciones, Wi-  
lliam Tekumseh,23 intervino en la “expedición” –así, tratando de  
menguar la naturaleza de la acción, se encuentra redactado el relato  
24  
en una afamada obra, contra los Seminolas, en 1840.  
Resulta que los Seminolas fueron un pueblo norteamericano  
de la familia lingüística Muscogi y se enfrentaron en tenaces luchas  
(
1835–1843), contra los colonos norteamericanos, por sus abusos y  
arrogancia. Pero, como no podía ser de otra manera, los seminolas  
perdieron la partida y los pocos sobrevivientes de ese desigual en-  
frentamiento, fueron ubicados en las reservas o reservaciones del Es-  
tado de Oklahoma. ¿Algo positivo? Por supuesto que no, en razón  
de que el objetivo era mantenerles de por vida a los nativos derrota-  
dos, en un mundo sin sucesos, en el reino de la nada, hasta que les  
llegue una muerte, sin connotaciones, sin sucesos, sin historia; ese  
es justamente el papel que tienen las reservaciones en los Estados  
Unidos de Norteamérica: una vez que ingresan a esos lugares reservados,  
dejan en el camino la memoria colectiva, la historia, gran parte de sus re-  
cuerdos, sus experiencias vitales, que gradualmente ingresan al mundo del  
25  
olvido y el devenir simplemente no sucede, no existe.  
Y con relación a la esclavitud, que indudablemente se dio en  
Estados Unidos, aunque los blancos y rubios “ciegos” no lo hayan  
visto ni lo verán hasta el fin de los tiempos, tampoco se dice mucho,  
no obstante que el primer presidente que tuvo EE. UU. de Nortea-  
22 Sheridan, nació en Albany, Nueva York, 1831 y murió en Nonkitt, Massachusetts, 1888  
23 William Tekumseh, nació en Lancaster, Ohio, 1820 y murió en Nueva York, 1821  
24 Gran Enciclopedia Larousse, Tomo XXI, Impresión: Caifosa, Santa Perpetua, Sta. Perpetua de  
Mogoeb, Barcelona-España, 1998, p. 10.120  
2
5 Gran Enciclopedia Larousse, Octava Edición - Tomo XXI, Editorial Planeta, España, 1998, p.  
1020.  
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238  
La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
mérica, George Washington, nativo del sur de la gran nación, que se  
reveló más racista que el norte, ¡murió dejando algo más de 200 esclavos  
a sus descendientes, en calidad de herencia!26 y Thomas Jefferson, otro  
brillante teórico y político, quien también fue presidente de ese país  
en aquellos tiempos, ¡asimismo les heredó más de 150 esclavos negros a  
27  
sus parientes íntimos! conforme su disposición constante en el codi-  
cilo respectivo, por manera que la independencia de los Estados Uni-  
dos de Norteamérica, fue sumamente selectiva y marcada por  
discrímenes insuperables contra los pueblos nativos, los afrodescen-  
dientes, e incluso con relación a sus “medias naranjas”, como señala-  
mos de inmediato:  
(
…) Para comprender mejor el fondo de la cuestión es conveniente  
saber, asimismo, que al declarar que todos los hombres fueron creados  
libres, la Declaración (de la Independencia de los EE. UU. M. R. L.)  
28  
sobrentendía sólo a los hombres, mas no a las mujeres. Además de que, en  
este sentido, solo se tenía en cuenta a ciertos hombres y no a todos. En  
la época, en las colonias sublevadas había 650.000 esclavos, 250.000  
siervos y 300.000 indios. Por tanto, el cuarenta por ciento de los hom-  
bres del país, ya sin referirnos a las mujeres, no fueron tomados en  
cuenta cuando se examinó la igualdad y quedaron privados de todo  
29  
papel en la aplicación del poder popular”.  
Y, para terminar esta cuestión, advertimos que a la población  
nativa se le dio un trato aberrante, muy discriminatorio, se le despojó  
de sus heredades, se les llevó a la muerte por métodos “refinados” y  
a los sobrevivientes se les ubicó en las famosas reservas, como ya  
hemos señalado, condenados al aislamiento y olvido, infame política  
que también se ha aplicado en Canadá y Australia, países en donde  
2
2
2
2
6 James Flexner, George Washington: Anguish and Farewell (1793 – 1799), Little Brown and Com-  
pany, Boston, 1972, pp. 432 – 448.  
7 Dumas Malone, Jefferson the Virginian, McClelland and Stewart Limited, EEUU, 1948,  
pp.163, 391  
8 M. R. L. son las siglas de Marco Robles López y se usan para indicar aclaraciones por parte  
del autor  
9 Cf. H. Aptheker. The Nature of Democracy, Freedom and Revolution, N. Y., 1967, pp. 9-10. En ver-  
sión española, en el libro de Nikolai Yákovlev. Las Ideas de la Revolución Norteamericana: Pasado  
y Presente, Editorial de la Agencia de Prensa NÓVOSTI, Moscú, 1975, pp.39 - 40. Las cursivas  
nos corresponden  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 229–255  
239  
Marco Robles López  
los pueblos originarios, asimismo fueron “únicamente colonizados”  
por el otrora poderoso imperio británico, mientras a los afronortea-  
mericanos se les continuó esclavizando y maltratándoles, tanto que  
30  
la organización racista conocida como Ku Klux Klan -KKK, término  
que, extrañamente, no consta ni en la penúltima edición de la Real  
31  
32  
Academia Española, ni en la última edición, aunque si consta en  
diversas enciclopedias, en idioma español, como en la Gran Enciclo-  
pedia Larousse (26 tomos). Lo cierto es que el KKK, una tenebrosa so-  
ciedad secreta norteamericana, constituida exclusivamente por  
blancos, surgió después de la Guerra de Secesión y originalmente  
tuvo como misión primordial impedir el acceso de la población afro-  
norteamericana a la condición de ciudadanos. Entonces, su política  
estuvo sustentada en un concentrado racismo, que desgraciada-  
mente perdura hasta el día de hoy, aunque el KKK, en nuestros tiem-  
pos, prácticamente ha quedado reducido a un fantasma, lo que no  
significa que el racismo haya desaparecido en Estados Unidos, sino  
todo lo contrario. Lo cierto es que el Ku-Klux-Klan, en sus tiempos  
más tenebrosos, llegó a contar con unos pocos millones de adeptos  
–década de los años 30 del siglo pasado–. Después de haber sido pro-  
hibido por sus crímenes y atentados, tuvo un segundo nacimiento  
33  
con William Joseph Simmons, quien era, nada más ni nada menos  
3
0 El Ku Klux Klan fundado en 1865… Es un fenómeno y un constructo social. Es un movimiento  
ideológico, que se basa en creencias, hábitos y acciones. Es un sistema (político, social, eco-  
nómico, filosófico y ético), y un proyecto político. Existe una clara hibridación del movi-  
miento con el sistema político, y una infiltración en el ejército y los cuerpos de seguridad.  
En los últimos años se percibe cómo desde el ámbito político se procede, de forma pública  
y abierta, a una construcción del odio racial y religioso. Se basa en la superioridad de la raza  
blanca, y la amenaza del resto de razas a esa supremacía, que se presenta utilizando el vic-  
timismo y trata de argumentar sus posiciones en base a teorías conspiratorias. En: Jessica  
Cohen y José María Blanco, “Supremacismo blanco”, Documento de Investigación. Grupos  
militantes de ideología radical y carácter violento. Región América, Instituto Español de Es-  
tudios Estratégicos, mayo 2017, p.5, p.8. Ver en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs  
_
investig/2017/DIEEEINV05-2017_Supremacismo_Blanco_JMBlanco-JessicaCohen.pdf  
(23-10-2020)  
3
3
3
1 Vigésima segunda edición. Madrid-España, 2001  
2 Diccionario de la Lengua Española. Edición del Tricentenario, 2014  
3 William Joseph Simmons. Había sido profesor de historia en Lanier University Atlanta… La  
primera idea del Ku-KIux-Klan la tuvo Simmons como una «visión» que lo colocaba como  
el «elegido» de su generación…Su fundador, concibió la idea hace veinte años. Durante ca-  
torce, pensó, estudió y trabajó, preparándose para la inauguración. Durante los primeros  
días de Octubre de 1915 reveló su plan a sus amigos, entre los que había tres convencidos  
miembros del Klan original. En: T. W. Tomorrow, “Sobre el Ku-Klux-Klan, De "The World  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
que, un connotado ¡pastor metodista!, y en semejantes condiciones, el  
KKK acabó ampliado sus actividades no solamente contra los negros,  
sino también contra los católicos, semitas y la organización se tornó  
inevitablemente xenófoba.  
Las conquistas, sus diferencias y verdades  
Por todo lo brevemente expuesto, únicamente recordaremos  
que las principales diferencias entre las conquistas de Suramérica y  
el Caribe con relación a las de EE. UU. y Canadá, radican en que la  
conquista en Sudamérica tuvo su realización cuando el feudalismo  
ingresaba gradualmente al pasado, es decir, todavía regía ese opro-  
bioso sistema; en su orden, la Inquisición, esa temible “picadora de  
carne”, se encontraba en pleno auge, y con la conquista de América  
Meridional, desde México hasta la Patagonia, ejerció su temible  
poder, mientras que en Norteamérica, dicha conquista, que algunos  
historiadores, especialmente de la súper potencia, reiteramos, han eli-  
minado de su diccionario histórico, identificando todo el proceso, ex-  
clusivamente con el término colonización, casi inofensivo, no obstante  
que conquista y colonización fueron tanto o más implacables que en  
Sudamérica y el Caribe, estimándose que sucumbieron en la misma,  
34  
algunos millones de afronorteamericanos y pueblos nativos. Pero la  
bondadosa” colonización, Made in Inglaterra, sobre todo, tuvo su rea-  
lización en tiempos nuevos, cuando las condiciones eran algo demo-  
cráticas, los siglos XVII–XVIII, e inclusive a principios del s. XIX,  
particularmente en Europa. Es decir, cuando el feudalismo práctica-  
mente había ingresado al pasado y el mundo vivía otros tiempos: la  
Ilustración, la Revolución francesa, mayor cultura y menos oscuran-  
tismo, y los principales credos que señoreaban en EE. UU., nada tenían que  
ver con el catolicismo, sino primordialmente con el luteranismo o protestan-  
35  
tismo, con cuáqueros, metodistas, testigos de Jehová, primordialmente.  
Tomarrow" de marzo-1924). Atenea, 1(5), 423-432, 1924, p.423.Ver en: https://doi.org/10.  
9393/At5-83TWSK10083 (23-10-2020)  
4 Joaquim Elcacho, La colonización de América mató a 56 millones de indígenas y cambió el  
clima mundial, La Vanguardia, España, 2019.  
2
3
35 John Bowker, Diccionario Abreviado Oxford de las Religiones del Mundo, Editorial Paidós Ibérica  
S.A., Barcelona – España, 2006, pp. 157, 433, 326,  
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241  
Marco Robles López  
No se crea que exagero en esta cuestión: el reputado histo-  
riador norteamericano, Edmund Morgan, en su reveladora obra Es-  
clavitud y libertad en Los Estados Unidos. De la colonia a la independencia,  
aunque igualmente prescinde del término conquista, sin embargo,  
se revela pundonoroso y altamente profesional, cuando señala lo si-  
guiente:  
Corría el año 1576 y el pueblo de Virginia era presa del miedo. Un  
año atrás el general Edward Braddock había marchado contra los in-  
dios y los franceses en la frontera occidental de la colonia. Braddock  
había sido superado por las fuerzas enemigas y los virginianos de-  
bían enfrentar ahora una invasión. El reverendo Samuel Davies los  
incitaba a la batalla, pues de lo contrario “los indios salvajes y los pa-  
pistas franceses, tristemente célebres en el mundo entero por la traición y la  
tiranía, gobernarán a los protestantes y los británicos con vara de hierro”  
No obstante, en esa Tierra de Libertad –incluso en el momento  
mismo en que Davies pronunciaba esas palabras– los dos quintos del  
total de la población ya vivían esclavizados de hecho, bajo la vara de hie-  
rro de unos amos “protestantes y británicos”.  
36  
Únicamente una explicación: lo de protestantes, se refiere al  
credo religioso que, en su mayoría adoptaron los conquistadores in-  
gleses y anglosajones, en general, luego del rompimiento con el ca-  
tolicismo, del sacerdote alemán Martin Lutero, quien hizo serios  
cuestionamientos al papado. Y otros dos destacados autores contem-  
poráneos, nos describen la tragedia de los negros cazados como fie-  
ras en su patria:  
Un navío portugués con gran surtido de mercancías y una tripulación  
rigurosa de 50 hombres había conseguido tratar a 60 negros en el es-  
pacio de 12 días. Una parte de ellos estaba encadenada pero no se le  
sometía a una vigilancia muy activa. Aprovecharon un momento en el  
que la tripulación estaba cenando. Habían tenido la precaución de con-  
seguir unas limas. Cortaron sus cadenas y, aunque desarmados en una  
rada llena de barcos, iniciaron la revuelta, recurriendo a leños, a garro-  
tes, a todo lo que cayó en sus manos y atacaron a los blancos que, en-  
seguida, corrieron a las armas. Se dispusieron a la defensa izando el  
36 Edmund Morgan, Esclavitud y libertad en Los Estados Unidos. De la colonia a la independencia,  
Siglo Veintiuno Editores, Argentina, 2009, p. 17. Las cursivas nos pertenecen  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
pabellón a media asta o de socorro para advertir a los demás barcos de  
la rada. (…) Hubo más de 100 blancos armados a bordo del navío por-  
tugués. Pese a esta superioridad de número y a la ventaja de las armas  
frente a un puñado de negros desnudos y sin defensa, el combate duró  
más de 2 horas. Murieron 15 negros y al menos otros tantos resultaron  
heridos. Los demás, viéndose vencidos y abrumados por el número de  
enemigos, se arrojaron en parte al mar de suerte que de los 60 solo se  
pudieron recuperar 27. Varios de los blancos resultaron heridos y dos-  
37  
murieron, pocos días después, a consecuencia de sus heridas.  
En primer lugar, me disculpo por el inevitable excurso. ¿Qué  
podemos decir al respecto? Que se trata de amargas e irrefutables  
verdades.  
Hegel, el filósofo luterano equivocado:  
En segundo lugar, en su momento, enmendaremos lo que  
equivocadamente señala Hegel sobre la situación en Norteamérica,  
prácticamente idílica, ¡en virtud de que no conocía a cabalidad esa  
desdichada realidad de los esclavos y, en consecuencia, sus juicios  
38  
de valor no reflejan la realidad!  
Es necesario considerar como antecedentes los juicios nega-  
tivos sobre la colonización, algunos incluso infamantes, se dieron  
prácticamente desde el principio de la conquista y colonización de  
nuestro continente y se prolongaron hasta los tiempos de la indepen-  
dencia: se calificaba a los pueblos nativos y a los afrodescendientes  
de vagos, ignorantes, salvajes, inclusive se encontraba en discusión  
si tenían o no la denominada alma, es decir esa singular esencia in-  
material, al mismo tiempo que se les sometía a los trabajos más duros,  
a una explotación intolerable. Podríamos manifestar que fue la época  
39  
de un racismo sin teoría, pero altamente inexorable. Procede conocer  
algo de esta cuestión, primordialmente sobre cuando se originó el ra-  
37 Cf. Mosneron, 1995, pp.71-72. En: Catherine Coquery-Vidrovitch y Eric Mesnard, Ser Esclavo  
en África y América entre los Siglos XV y XIX, Ed. Casa África – Catarata. Gobierno de Canarias,  
2
015, p.179.  
8 Georg W. Friedrich Hegel, Filosofía de la Historia, Editorial Claridad, Buenos Aires – Argentina,  
976, pp. 68–80.  
9 Ibíd.  
3
3
1
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 229–255  
243  
Marco Robles López  
cismo, así como lo que ulteriormente pensaban algunos intelectuales  
al respecto, tanto en nuestro país, como en otras latitudes, advirtiendo  
que Hegel no tuvo un buen concepto de los pueblos nativos de Amé-  
40  
rica, singularmente de América Meridional.  
Sin duda la naturaleza del racismo entraña un problema su-  
mamente injusto, inhumano, traumático, no superado del todo hasta  
nuestros días. Suele entenderse por racismo el conjunto de concep-  
ciones anticientíficas, cuya base constituyen las diversas valoraciones  
físicas o psíquicas de las llamadas razas y la determinante influencia  
y prácticas discriminatorias con relación a esas diferencias raciales en  
la historia y la cultura de una sociedad.  
Para las diferentes formas de racismo son características las  
ideas de desprecio y odio a los pueblos considerados inferiores, ope-  
rando en las antiguas divisiones de los grupos humanos en razas su-  
periores e inferiores, situación en la cual se han considerado a las  
primeras, como las únicas creadoras de la civilización, y como con-  
secuencia, se encuentran destinadas a dominar y a gobernar; las se-  
gundas, signadas por la incapacidad para la creación e inclusive para  
la asimilación de una elevada cultura y por lo tanto, condenadas a  
ser objeto de explotación, marginación, desprecio, y, por ende, sus  
miembros convertidos en mucamos de los individuos superiores y  
privados de los indispensables derechos.  
41  
Las representaciones sobre las desigualdades raciales, su-  
puestamente dadas por la naturaleza, ya se vislumbraron en algunas  
sociedades esclavistas, en el Viejo Mundo, pero como manifestacio-  
42  
nes xenofóbicas, caracterizadas por una inocultable aversión y hos-  
tilidad al extranjero, es decir no siempre a un pueblo o etnia, en su  
4
0 Bruno Bosteels, “Hegel en América”, Tabula Rasa, N°11, Bogotá-Colombia, 2009, pp.198-199.  
Ver en: http://www.scielo.org.co/pdf/tara/n11/n11a09.pdf (23-10-2020)  
4
1 La discriminación racial constituye toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada  
en motivos de linaje u origen nacional o étnico, que tenga por objeto o por resultado anular  
el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos humanos.  
En: Aide Peralta Zambrano, “Ecuador: Discriminación racial: un mal que nos afecta a todos  
y todas”, SERVINDI, Comunicación intercultural para un mundo más humano y diverso. Ver en:  
https://www.servindi.org/actualidad/50251 (26-10-2020)  
4
2 La xenofobia hace referencia al odio, recelo, hostilidad y rechazo hacia los extranjeros… La  
xenofobia es una ideología que consiste en el rechazo de las identidades culturales que son  
diferentes a la propia. En: Cecilia de la Garza, “Xenofobia”, Laboreal, Volumen 7, N°2, 01-12-  
2011. Ver en: https://journals.openedition.org/laboreal/7916 (26-10-2020).  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
conjunto. En Grecia no todos los Estados practicaban el esclavismo,  
43  
como sistema y los ilotas eran los esclavos de Lacedemonia, uno de  
44  
los países de la antigua Grecia. En Atenas, esta situación podemos  
considerarla algo diferente y el ejemplo del célebre filósofo Aristó-  
teles (384–322 a. n. e.), que gozó de un merecido reconocimiento en  
aquellos ya lejanos tiempos, no pudo heredar la dirección de la Aca-  
demia platónica, en virtud de que él no era ateniense, sino estagi-  
rita –originario de la ciudad de Estagira– y, por lo tanto, considerado  
45  
extranjero (en Grecia antigua se denominaba “meteco” al extranjero  
radicado en Atenas y se encontraba privado de ciudadanía).  
El racismo como una concepción teórica y práctica que divi-  
día a los pueblos por la raza, surgió algo más tarde, aunque duran-  
te la colonización de nuestro continente, junto con manifestaciones  
esclavistas, ya se revelaron ideas racistas. Por estas consideraciones,  
en una obra que, con relación a ese asunto se encuentra lejos de pre-  
juicios, se señala lo siguiente:  
(…) En Norteamérica, el racismo fue elemento clave en la práctica de  
la esclavitud, como también en las iniciativas colonizadoras e imperia-  
listas de algunos países europeos occidentales, especialmente durante  
el s. XVIII. La noción de raza se inventó para acentuar las diferencias entre  
los estadounidenses de origen europeo y los de origen africano, cuyos antepa-  
sados fueron llevados a la fuerza a trabajar como esclavos en el sur de Estados  
Unidos. Con la premisa de que los africanos y sus descendientes eran  
seres humanos inferiores, los defensores de la esclavitud trataron de  
justificar y mantener este sistema de explotación, al tiempo que pre-  
sentaban a EE. UU. como el bastión y defensor de la libertad humana,  
con derechos humanos, instituciones democráticas, oportunidades ili-  
mitadas e igualdad…46  
4
3 Dado que los espartanos no dirigían –directa ni indirectamente- la explotación de las parcelas,  
los ilotas eran los poseedores efectivos de su trabajo y de los medios de producción emplea-  
dos, entre los que se encuentra la tierra que cultivaban. Esto explica que los ilotas tuviesen  
“autonomía” en su trabajo, y que se les permitiese la propiedad de aperos, ganado y enseres  
domésticos. La posesión es una relación económica que diferencia al ilota del resto de los  
esclavos griegos, ya que éstos, en lugar de poseedores, eran poseídos (o empleados) como  
medios de producción vivientes. En: Diego Ruiz Galacho, “El estado de los Lacedemonios”,  
Filosofía, política y economía en el Laberinto, N°1, Universidad de Málaga, Málaga, 1999, p.8.  
Ver en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2020325 (26-10-2020)  
4 Diego Ruiz Galacho, op. cit., pp.5-6  
5 Meteco, Real Academia Española. Ver en: https://dle.rae.es/meteco (26-10-2020)  
6 BRITANNIKA. Enciclopedia Universal Ilustrada. Libro 16, Ed. Española, Apoquindo, 3650, San-  
tiago-Chile. 2010, p.2019. Las cursivas nos pertenecen.  
4
4
4
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Marco Robles López  
He ahí amargas verdades, sobre esclavitud y racismo, pero  
que de ninguna manera se originan en fuentes desafectas a Occi-  
dente y, ni se diga, a Estados Unidos de Norteamérica, sino que pro-  
ceden de una prestigiosa obra enciclopédica de un país que también  
es una potencia, el Reino Unido y que siempre ha sido leal partidario  
de la geopolítica norteamericana. A pie de página se encuentran los  
datos pertinentes.  
Un excurso necesario  
Lo cierto es que, en los tiempos del esclavismo o probable-  
mente más antiguos todavía, surgieron igualmente los prejuicios y  
actitudes machistas, otro anacrónico, injusto y nocivo problema,  
desde que las diosas, hace unos 6 u 8 milenios, empezaron a perder  
su papel protagónico y ocuparon su lugar los dioses. Solamente en  
los últimos años se han dado pasos concretos, objetivos y sin duda  
importantes, orientados a la superación de estos infundados y per-  
niciosos estigmas que han causado tantos sufrimientos e injusticias  
a generaciones de mujeres, durante no pocos milenios. Sin embargo,  
con relación al origen y papel fundamental de la mujer, procede se-  
ñalar que, en tiempos prehistóricos, bastante remotos, las primiciales  
reflexiones del Homo sapiens, apuntaban a escudriñar, mentalmente,  
los orígenes del ser humano, pero ¡considerando el papel fundamental  
del sexo femenino, vinculado al misterioso surgimiento de la vida! Eso jus-  
tamente se encuentra en las denominadas Venus del paleolítico, entre  
47  
2
5.000 y 20.000 años antes de nuestra era, cuando anónimos artistas  
de aquellos tiempos, construyeron con material pétreo o de otro gé-  
nero, pequeñas representaciones de mujeres con senos, vientre y nalgas  
notablemente abultados, ¡para significar el misterioso e inexplicable pro-  
ceso, en aquellos remotos tiempos, de la fecundación, el embarazo y el alum-  
4
7 Venus o diosa de Lespuges como punto de referencia de un proceso iconográfico-arquitectó-  
nico que llega hasta el siglo XX. En la diosa de Lespuges se expresa la concepción de la fe-  
cundidad y el origen de la vida mediante la forma ovoide. En ella adoptan forma de huevo  
los pechos, el vientre, los glúteos, la vulva y las nalgas, de manera análoga a como las diosas  
neolíticas y calcolíticas expresan la generosa capacidad nutricia de la diosa madre represen-  
tando una figura humana con el cuerpo lleno de pechos (como la artemisa de Éfeso) o de  
vulvas (formas triangulares en todo el cuerpo). En: Jacinto Choza, El culto originario: La reli-  
gión paleolítica, Thémata, Sevilla, 2016, p.197  
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La América “descubierta”  
y el filósofo equivocado  
bramiento del nuevo ser! Por manera que, al celebrado autor, Pepe Ro-  
4
8
dríguez, en su documentada y original investigación Dios nació  
mujer. La Invención del concepto de Dios y la sumisión de la mujer: dos  
historias paralelas”, le asistió toda la razón del mundo al difundir el  
descubrimiento de un tema tabú, que no había sido suficientemente  
dilucidado durante siglos, considerando que, en no pocas socieda-  
des, la falocracia o machismo, se resiste a abandonar el escenario.  
Un libro en la encrucijada  
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 1770–Berlín,1831),  
uno de los grandes pensadores de todos los tiempos, dejó para la  
posteridad un libro trascendental: Filosofía de la Historia, publicado  
post mortem, se destaca su Introducción, que cuenta con 79 páginas  
y un recorrido mental estupendo al mundo de la reflexión filosófica,  
la razón inmanente de la historia, al derecho de lo que identifica  
como espíritu universal y la división del mundo, tema con el que cie-  
rra esta parte de su trabajo. Pero, asimismo en estas páginas se en-  
cuentran juicios de valor objetables, como veremos oportunamente.  
Hegel afirma que el mundo se divide en el viejo y el nuevo,  
advirtiendo que el nombre de “nuevo” procede porque “América y  
Australia fueron conocidos por el hombre mucho más tarde. Digamos que  
estos continentes no son tan sólo relativamente nuevos sino sustancialmente  
49  
nuevos, por todas sus características físicas y espirituales”.  
Lo reproducido textualmente no requiere mayores aclaracio-  
nes, pero cuando afirma sobre la cultura de América, en general y  
de México y Perú, en particular, no podemos compartir sus erróneos  
juicios de valor.  
4
8 Es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona y  
doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Es profesor de Periodismo de Inves-  
tigación en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Bar-  
celona, así como de numerosos cursos y seminarios. Es también asesor sobre problemática  
sectaria en diferentes administraciones y con afectados… Sus libros, sobre cuestiones secta-  
rias y religiosas, son fruto de su constante investigación sobre estos temas. En: “Pepe Rodri-  
guez”, Lecturalia. Ver en: http://www.lecturalia.com/autor/757/pepe-rodriguez  
(
26-10-2020)  
4
9 Georg W. Friedrich Hegel, Filosofía de la Historia, Ed. Claridad, Buenos Aires-Argentina, 2005,  
pp.67-68.  
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247  
Marco Robles López  
De América y de su cultura, especialmente de México y Perú tenemos  
informaciones, pero estas demuestran que constituyen civilizaciones pri-  
mitivas, surgidas por circunstancias naturales, y hubieron de desaparecer  
cuando entraron en contacto con el espíritu. América se ha evidenciado fí-  
sica y espiritualmente inerme y sigue mostrándose así aun en los tiem-  
pos actuales. Los indígenas nativos han sucumbido en vastas regiones al  
hacerse presente la influencia de la actividad europea. En los estados libres de  
Norteamérica todos los ciudadanos son virtualmente descendientes de pueblos  
del viejo mundo, con los cuales no lograron mezclarse los antiguos habitantes  
y por lo mismo hubieron de refugiarse en las comarcas donde aún no  
había llegado el hombre blanco.50  
¿Qué podemos manifestar al respecto? En primer lugar, que  
Hegel, o realmente no conoció las situaciones en las que se desarro-  
llaron conquista y colonización, tanto en América Meridional, como  
en América Septentrional, razón por la que recurre a ese muy inde-  
finido y flojo argumento, de que los pueblos nativos han sucumbido  
51  
cuando entraron en contacto con el espíritu. El asunto de fondo es  
que Hegel no esclarece la naturaleza de ese espíritu, con el que los  
desdichados aborígenes entraron en contacto. ¿Se trata del espíritu  
cristiano? Probablemente. Pero a renglón seguido señala que los pue-  
blos nativos sucumbieron ¡al hacerse presente la influencia de la actividad  
5
2
europea! Téngase presente que con esta segunda explicación pre-  
tende encubrir la violencia de la conquista, o, en su defecto, le faltó tem-  
ple, escrupulosidad y franqueza, para decir las cosas por su nombre,  
es decir que hubo destrucción de culturas, actos de genocidio y, ma-  
nifestaciones de racismo. ¿Todo se desarrolló de manera supuesta-  
mente normal, de parte de los conquistadores?  
Además, no solamente se trata del estudio introductorio del  
célebre filósofo. En efecto, el mal llamado “descubrimiento” de Amé-  
rica del Sur, tuvo lugar el 12 de octubre de 1492 y la consiguiente  
conquista y colonización en el siglo XVI, y parcialmente en el siglo  
XVII, cuando el feudalismo gradualmente abandonaba el escenario  
5
3
histórico, mientras que la Inquisición, engendrada en el seno del  
5
5
5
5
0 Georg Friedrich Hegel, op. cit., p. 67. La cursiva nos pertenece.  
1 Ibid., p. 70.  
2 Georg Friedrich Hegel, op cit., p. 70.  
3 La Inquisición Española es una institución de índole eclesial sostenida tanto por los monarcas  
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catolicismo, fue oficializada poco antes en España, con Tomás de Tor-  
quemada a la cabeza, un cripto judío “de hacha y machete”, como  
suele decirse, nacido en España, que persiguió con inusitada feroci-  
dad a sus ex connacionales, a los musulmanes y también a los cris-  
tianos españoles, acusados de diversos delitos contra la fe cristiana.  
Esa Inquisición, como era de esperarse, vino junto con los conquis-  
tadores; por ello se admite que conquista y colonización fueron rea-  
lizados merced a la cruz y a la espada, es decir gracias a los poderes  
religioso y civil, cuestiones sobre las cuales Hegel se desentiende to-  
talmente.  
Otra situación a tomar en consideración es la de que, a pesar  
de la violencia que significaron conquista y colonización españolas  
y también portuguesas, se produjo el mestizaje de nuestros pueblos  
nativos y de africanos con los pueblos conquistadores. Por esta rea-  
lidad, innegable, en aquellos ya lejanos tiempos, tuvo connotación  
ese proverbio armado de punzante ironía, contra los que presumían,  
por pura ignorancia, de nobleza y sangre azul: “¡El que no tiene de  
Inga, tiene de Mandinga!”54  
¿Qué es lo que se quería manifestar con esta frase? Algo ele-  
mental e irrefutable: que todos los seres humanos somos producto  
de la conjunción de pueblos, entre ellos, para el caso presente, de los  
nativos de América y de los africanos, mandinga, pueblo del conti-  
nente cuna de la humanidad, de su región Occidental, que hace al-  
gunos milenios constituyeron el núcleo de las civilizaciones de dicha  
españoles como por los cristianos viejos. La actuación de la Inquisición Española es bastante  
agresiva en contra de toda persona que se ha presentado ante los distintos tribunales insta-  
lados en todo el territorio español. Los diferentes métodos de tortura utilizados así como las  
penas que los reos pueden sufrir son un reflejo de ello. Se intenta sembrar el temor en el  
alma de toda persona que actúa contra la fe católica. Se actúa en contra de los judíos, moris-  
cos, brujos y brujas… para poder controlar la sociedad de aquel entonces e instruirla bajo  
los cimientos de la fe católica. En: Hayet Belhmaied, “La Inquisición Española: Institución  
punitiva”, De los controles disciplinarios a los controles securitarios. Actas del II Congreso Interna-  
cional sobre la Historia de la Prisión y las Instituciones Punitivas, Ediciones de la Universidad  
de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2020, p.55. Ver en: https://ruidera.uclm.es/ xmlui/bits-  
tream/handle/10578/25242/04%20DE%20LOS%20CONTROLES%20DISCIPLINARIOS-  
WEB.pdf?sequence=1&isAllowed=y (26-10-2020)  
5
4 Cfr. Ricardo Palma en: Oswaldo Holguín Callo, Ricardo Palma y la cultura negra, Pontifica Uni-  
versidad Católica del Perú. Ver en: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ricardo-  
palma-y-la-cultura-negra-0/html/016a22de-82b2-11df-acc7-002185ce6064_3.html  
(27-10-2020)  
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región. A lo largo de la historia, los mandinga, también conocidos  
55  
como mandé, fueron conquistadores y también conquistados.  
Lo cierto es que el proceso de la conquista y colonización  
tuvo algo de positivo, porque no solamente se despojó de las tierras  
a los nativos, se les reprimió con violencia, se les sometió a prácticas  
esclavizantes, se destruyeron sus culturas, sino que también se pro-  
dujeron esas uniones, de grado o por fuerza, con el consiguiente mes-  
tizaje y la formación de nuevas culturas.  
En Norteamérica, como ya se ha manifestado en otros tra-  
bajos,56 tanto conquista como colonización fueron algo más tarde,  
primordialmente a cargo de anglosajones y en menor grado, france-  
ses, en tiempos nuevos o menos viejos, primordialmente durante los  
siglos XVII–XVIII, por lo tanto, en nuevas condiciones: el feudalismo  
agonizaba en la mayor parte de Europa y se revelaba la edad mo-  
derna, con el capitalismo, la Ilustración, la Revolución Francesa. Pero  
los europeos anglosajones no se unieron con nativas y menos con  
descendientes de África. Aquello obedeció a que existía un racismo  
concentrado cosa que no sucedió con los españoles.  
El tercer aspecto que debe tomarse en consideración es que  
a Norteamérica llegaron primordialmente anglosajones, en su gran  
mayoría cristianos de la confesión luterana o protestante, luego del  
rompimiento con el credo católico del religioso agustino Martín Lu-  
tero, que se diferencia, entre otras cuestiones, en que no reconoce  
ningún papel protagónico a María, considerada la madre de Jesús,  
tanto en el catolicismo como en la ortodoxia. Desde luego, esta si-  
tuación de no reconocer ningún papel protagónico a María, entre los  
anglosajones, apuntaría a un mayor grado de machismo en estos, en  
comparación con los luso–hispanos, cuestión poco advertida entre  
los estudiosos de estos temas.57  
Por otra parte, en Norteamérica, comparada con Latinoamé-  
rica y el Caribe, resulta, indudablemente, más pernicioso el racismo,  
5
5
5
5 Gran Enciclopedia Larousse, op. cit., Tomo XVI, p. 6889.  
6 Yákov Svet, Cristóbal Colón, Editorial Progreso, Moscú – URSS, 1988, pp. 4–11.  
7 Blanca Camacho Sandoval, “María en la tradición protestante. La inquietud, una manera de  
encontrarse con la sabiduría ignorada de María”, Albertus Magnus, Vol.4, Nº2, julio-diciembre  
2
012, p.201. Ver en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5663457.pdf  
(27-10-2020).  
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que no solamente afecta a afrodescendientes, nativos de Norteamé-  
rica, sino inclusive a los migrantes latinoamericanos; y hasta el día  
de hoy los conflictos a causa del racismo no se superan en Estados  
Unidos de Norteamérica.58  
En el libro de Hegel, se analizan otras cuestiones importantes,  
que pasamos a comentar de inmediato:  
Conclusión  
¿Cómo dar término a este muy breve trabajo? Señalando que  
Hegel fue un pensador excepcional, pero cautivo de su concepción  
del mundo, marcada por elementos ideológicos conservadores, asi-  
milados durante sus estudios en Stift, el seminario luterano de Tu-  
binga.  
Por ello en sus análisis y reflexiones sobre la conquista y co-  
lonización de las dos Américas, contenidas en su obra póstuma Fi-  
sofía de la Historia,59 continúa presente la formación que recibió en  
dicho seminario. Su reflexión filosófica se revela atada a la concep-  
ción teológica luterana, perniciosamente discriminadora y fijada en  
su intelecto desde sus años juveniles. Por estas circunstancias que  
anotamos, Hegel demostró ser sumamente injusto con las civiliza-  
ciones de pueblos como el de México y del Tahuantinsuyo, que com-  
prendió a lo que actualmente son estados soberanos de Ecuador,  
Perú y Bolivia, mientras revela ser no solamente discreto, sino sobre  
todo contemporizador con la conquista y colonización norteameri-  
canas, a cargo de anglosajones que en notable mayoría fueron lute-  
ranos o protestantes y franceses, en menor grado.  
Y en cuanto a su compatriota, no menos famoso como filó-  
60  
sofo y escritor de una gran calidad literaria, Friedrich Nietzsche se  
destacó como un personaje controvertido: no fue creyente y en polí-  
tica no fue un pensador progresista, tanto que algunos de sus traba-  
5
8 Nilda Garay Montañez, “Discriminación e inmigración en los Estados Unidos de América.  
Análisis del perfil racial desde la perspectiva constitucional”, Letras Jurídicas, Nº35, enero-  
junio 2017, p.97. Ver en: http://www.letrasjuridicas.com.mx/wp-content/uploads/2017/  
0
1/R35-Art5.pdf (27-10-2020).  
5
9 Georg W. Friedrich Hegel, op. cit.  
60 Friedrich Nietzsche, nació en Roken-Prusia, 1844 y murió en Weimar, 1900.  
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jos despertaron la simpatía de los movimientos fascistas. Lo cierto  
es que en su célebre obra “El Anticristo”, le marcará a Hegel para la  
posteridad, aunque sin nombrarle directamente:  
El pastor protestante es el abuelo de la filosofía alemana, y el protes-  
tantismo su peccatum originale. Definición del protestantismo: el cris-  
tianismo paralítico de un lado… y la razón paralítica también. No hay  
más que pronunciar el nombre del Seminario de Tubinga para com-  
61  
prender lo que es la filosofía alemana: una teología de embuste.  
Hasta el fin de sus días, Hegel, filosofó como un teólogo lu-  
terano y por ello su comprensión de lo que fueron nuestros pueblos  
nativos, quedaron marcados, definitivamente, para la posteridad, a  
causa también de esos insalvables prejuicios que dividen a los pue-  
blos en superiores e inferiores, a civilizaciones en avanzadas y atra-  
sadas; estas últimas, porque tuvieron la desdicha, según Hegel, de  
62  
¡
no haber entrado en contacto, con el espíritu! Espíritu al que, por puro  
pudor ideológico, no la identificó.  
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Forma sugerida de citar este artículo: Robles López, Marco, "La  
América “descubierta” y el filósofo equivocado", Boletín de la  
Academia Nacional de Historia, vol. XCVIII, Nº. 204, julio  
-
diciembre 2020, Academia Nacional de Historia, Quito, 2021,  
pp.229-255