BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII Nº 204  
Enero–junio 2020  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVIII  
Nº 204  
Julio–diciembre 2020  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
eISSN 2773-7381  
Portada  
Luis A. Martínez  
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Quito  
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marzo2021  
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BOLETÍN AC ADEMIA NACIONAL DE HISTORIA DEL ECUADOR  
Nº 204–Vol XCVIII • julio–diciembre 2020  
EL PENSAMIENTO BOLIVARIANO  
DEL PRESIDENTE VELASCO IBARRA  
–DISCURSO DE INCORPORACIÓN–  
América Ibarra Parra1  
En el curso de la historia humana, con nítida singularidad se  
destacan el pensamiento y la vida del Libertador Simón Bolívar, que  
fueron fragua de Libertad, dignidad y espíritu guerrero consagrado  
a su indoblegable lucha de trascendencia universal, por cuya razón,  
su obra y presencia, rebasan la dimensión circunstancial del tiempo  
y del espacio.  
En nuestra Patria, el extraordinario intelectual, formidable  
orador y carismático líder político Dr. José María Velasco Ibarra, es-  
tudió a profundidad el contenido filosófico y político del pensa-  
miento del Libertador Simón Bolívar, así como los inmortales  
capítulos de su legendaria biografía para constituirlos en fuente de  
inspiración y guía de su trayectoria intelectual y política caracteri-  
zada por su ínclito patriotismo, su fervorosa vocación de servicio al  
pueblo, su honestidad a toda prueba y el desapego hacia lo material.  
En la década de 1920, cuando nuestra Patria conmemoraba  
el primer centenario del triunfo de la Guerra de la Independencia en  
la Batalla de Pichincha y nuestra inmediata incorporación a la Gran  
Colombia, el Dr. Velasco Ibarra desarrolla un profundo y minucioso  
estudio de la doctrina bolivariana, fundamento de su visión filosófica  
y de su vigoroso liderazgo popular, que democráticamente le llevó  
a ejercer cinco veces la Presidencia de la República entre 1934 y 1972.  
1
Licenciada en Ciencias Políticas y Sociales, Doctora en Jurisprudencia y Abogada. Tiene estu-  
dios en Ciencias de la Información y Comunicación Social. Es Editora y Directora de la Revista  
“Emprendedores”; Miembro Honorario de la Sociedad Pedro Vicente Maldonado, Riobamba;  
Miembro del Ateneo Ecuatoriano; Miembro de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Presidenta  
de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Tiene los siguientes reconocimientos: Condecoración  
Al Mérito Bolivariano” -Sociedad Bolivariana del Ecuador-; Condecoración Internacional  
Manuela Sáenz” -Confraternidad Bolivariana de América-; Condecoración “Eugenio Espejo”-  
Círculo de la Prensa del Ecuador-.  
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América Ibarra Parra  
En su segunda administración, el Dr. Velasco Ibarra, miem-  
2
bro de esta noble y emblemática Academia Nacional de Historia,  
creada por el arzobispo Federico González Suárez el 24 de julio de  
909, y con motivo de la celebración de su trigésimo séptimo aniver-  
sario de fundación, en la sesión solemne realizada el 24 de julio de  
946, entregó a la Institución su primera Casa ubicada en la calle  
1
1
Mejía N° 734 de la ciudad de Quito, conforme lo registra el Dr. Frank-  
lin Barriga López en su obra: Historia de la Academia Nacional de His-  
toria 1909-2009.  
En su correspondiente discurso pronunciado en esa sesión,  
el Ministro de Obras Públicas Don Jorge Montero Vela dijo:  
(
…) quiero dejar constancia de que el gobierno del Excmo. Sr. Presi-  
dente, Dr. José María Velasco Ibarra y su gabinete, la han construido  
para vosotros como una contribución a la Historia Nacional y como un  
reconocimiento a esta Academia formada por hombres representativos  
de una época y de espíritus que buscan la verdad por la verdad misma,  
3
y que sienten la belleza, porque en ella la vida encuentra su único bien.  
Bolivariano  
El Dr. Velasco Ibarra es riguroso y exigente cuando se refiere  
al término “bolivariano” que pueden auto-atribuirse, paradójica-  
mente, hasta quienes destrozan su obra, como se ha visto en los úl-  
timos tiempos. Dice Velasco:  
Necio es llamar bolivarianos a quienes agobian al pobre Bolívar con  
todo el diccionario de elogios y adulaciones (…) Bolivariano fue Sar-  
miento, el civilizador de La Plata, embistiendo como toro furioso, con-  
tra la ignorancia y la barbarie. Bolivariano, de la estirpe, de la familia  
de Bolívar, fue González Suárez en el Ecuador, víctima de la guerra a  
muerte de la calumnia, la sospecha y el odio, enseñando sin embargo,  
solo y magnífico, que la verdad, y solo la verdad, y nada más que la  
verdad en todo y para todo, siempre y para siempre, es triunfo, gloria,  
salvación, eficacia, Dios en suma.4  
2
Franklin Barriga López, Historia de la Academia Nacional de Historia 1909-2009, Ed. El Conejo,  
Quito, 2009, p. 357.  
3
Ibid, p. 283.  
4
José María Velasco Ibarra, “Bolívar, publicado en: Cuestiones americanas, Obras completas, t.  
IV, 2da. ed., Editor Juan F. Velasco Espinosa, Lexigrama, Quito, 1974, p. 103.  
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El pensamiento bolivariano  
del presidenteVelasco Ibarra  
Pretender hacer de la superficial y simplista adjetivación la  
cortina de humo para encubrir al despotismo, la tiranía y la corrup-  
ción, es la más repulsiva manifestación de degradación moral, contra  
la que Velasco Ibarra levantó su voz para defender con determina-  
ción el auténtico significado del término “Bolivariano” que identifica  
al espíritu del infatigable luchador por la libertad, la democracia, la  
dignidad, la educación, la Patria y la unidad nacional.  
El Dr. Velasco Ibarra al referirse al gran escritor ambateño  
dijo:  
Montalvo es luchador bolivariano contra la tiranía (…) en Montalvo  
ruge la audacia y atruena la rebeldía. Sale el luchador de su castillo,  
desciende a la arena, con furibundo ceño reta al enemigo y se entrega  
al combate de toda su vida contra lo que para su conciencia es perver-  
sión, torpeza e ignominia.5  
Monumento al libertador  
Bolívar es un personaje que apasiona e inspira, por su gigan-  
tesca y paradigmática estatura universal, que se mantiene incólume  
y vigente en el pensamiento, sentimiento y acción de la esencia hu-  
mana. En la referida década de 1920 cuando nuestra Patria vivía en  
medio de la euforia de la Revolución Juliana de 1925, la inmortal  
lucha del Libertador y la radiante energía de sus mensajes, discursos  
y cartas se constituyeron en el manantial de vida y el referente de  
ideales y valores que encendieron brillantes mentalidades de gran-  
des personajes como Don Carlos Ibarra Valdivieso, fundador y pri-  
mer presidente de la Sociedad Bolivariana de Ecuador que fue el  
principal artífice del extraordinario Monumento al Libertador que  
se encuentra en el parque de La Alameda de Quito.  
Don Carlos Ibarra fue tío del Presidente José María Velasco  
Ibarra, y juntos, en mancomunidad con destacados ecuatorianos pro-  
movieron tanto la difusión del pensamiento del Libertador, como la  
edificación de su grandioso monumento para destacar su simbólica  
presencia, por lo que con sabiduría advirtió:  
5
Ibid, p. 104, 106.  
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América Ibarra Parra  
Se habla ahora en el Ecuador de la magnífica estatua que debe erigirse  
en Quito al Libertador. La idea está bien: debe ser fomentada, estimu-  
lada, constituye esta idea un imperativo nacional. Pero lo que más in-  
teresa, lo que más importa, si somos serios, si somos varones, si somos  
leales, es levantar primero un monumento en nuestras almas al ideal  
bolivariano: ideal de servicio, de seriedad, de altivez, de justicia, de au-  
tonomía, de fraternidad humana.6  
Durante el gobierno del Dr. Isidro Ayora, la Sociedad Boli-  
variana promovió la realización de un extraordinario desfile cívico,  
militar con la participación de las máximas autoridades del Estado,  
las instituciones educativas, representantes de la iglesia y fuerzas  
militares, para invitar a toda la colectividad a sumarse y participar  
en la construcción. En torno a este desfile, cinco días antes de su re-  
alización, el Dr. Velasco escribió: “El 24 de mayo de 1928 se señalará en  
la historia del Ecuador por la manifestación que el pueblo ecuatoriano pre-  
para con el fin de reunir fondos para la estatua del Libertador en Quito, ca-  
7
pital de la República”.  
Así, con la contribución de amplios sectores populares, inte-  
lectuales, empresariales e institucionales, el monumento forjado en  
Francia se hizo realidad y fue solemnemente inaugurado el 24 de  
julio de 1935, el discurso de orden fue pronunciado por el Dr. Velasco  
Ibarra que, al momento, ejercía por primera vez la Presidencia de la  
República.  
En torno al monumento el Dr. Velasco dijo:  
(
…) esa estatua es un formidable símbolo de la grandeza humana.  
Mirad allí el esfuerzo de los pueblos que siempre avanzan hacia mayor  
justicia; mirad allí, el esfuerzo de las masas que siempre tienden a  
mayor idealidad, de las masas que nos dan ejemplo de ser inconformes  
con el crimen, de las masas que nos dan ejemplo de ser descontentas  
con el vicio. Mirad allí a la multitud en ese formidable símbolo que re-  
presenta la estatua de Bolívar, y mirad al héroe que se ha acercado al  
6
7
José María Velasco Ibarra, “Si el Libertador resucitara”, 21 de diciembre de 1929, publicado en  
Meditaciones y Luchas, Obras completas, t. II, 2da. ed., Editor Juan F. Velasco Espinosa, Lexi-  
grama, Quito, 1974, p. 217.  
José María Velasco Ibarra, “¿Por qué el homenaje a Bolívar?”, 19 de mayo de 1928, publicado  
en Meditaciones y Luchas, Obras completas, t. II, 2da. ed., Editor Juan F. Velasco Espinosa, Le-  
xigrama, Quito, 1974, p. 119.  
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El pensamiento bolivariano  
del presidenteVelasco Ibarra  
pueblo, que ha comprendido al pueblo, que se apresta a luchar por el  
adelanto del pueblo y que señala el rumbo de la heroicidad y el rumbo  
y la meta de la justicia. Esto significa la estatua de Bolívar, acción, re-  
beldía, vinculación con las muchedumbres, comprensión de las masas.  
He aquí la lección de Bolívar.8  
Al evocar al Libertador, Velasco Ibarra encarnó la misión de  
levantar la autoestima de nuestro pueblo y templar su carácter en el  
fuego de la heroica lucha por la Independencia para que no vuelva  
a caer en el servilismo y la sumisión. Esta convicción bolivariana ca-  
racteriza, da sentido y marca la trayectoria de este incuestionable  
líder, pensador profundo, escritor, estadista y carismático conductor  
del pueblo ecuatoriano cuyo discurso resonó en calles, plazas, par-  
lamento, palacio presidencial y en el Ecuador entero por más de 40  
años de la vida política nacional.  
La profunda conexión entre Bolívar y Velasco Ibarra, me mo-  
tivó a escoger su análisis y reflexión como tema de este discurso pro-  
nunciado ante lo más selecto y versado del conocimiento y del  
estudio de la Historia en esta excelsa Institución y ante sus distin-  
guidos Miembros, a quienes me permito consignar mi reconoci-  
miento y gratitud por su noble y generosa decisión de incorporarme  
como Miembro Correspondiente.  
Los caminos de la vida me han brindado el alto honor de  
pertenecer y presidir los dos últimos años la Sociedad Bolivariana  
del Ecuador, Institución consagrada a lo largo de sus 93 años de bri-  
llante trayectoria al estudio, difusión y vivencia del pensamiento,  
obra e ideales de Bolívar.  
El Dr. Velasco, como humanista, afirma: “la historia de Bolívar  
9
debiera ser el foco iluminador de nuestra labor política”. Valora tanto los  
ideales del Libertador Americano que advierte: “quien tenga valor para  
10  
traicionar los ideales sepúltese en las entrañas del abismo”. Velasco en-  
cuentra en Bolívar al hombre que “pisotea con los cascos de su caballo  
8
José María Velasco Ibarra, El héroe es Bolívar, extracto del discurso en el Día de las Américas, to-  
mado de: Un momento de transición política, Quito, 1935; publicado en: Bolívar, Biblioteca Grupo  
Aymesa, t. 7, Imp. Nina Comunicaciones, Quito, 1993, p. 209.  
9
José María Velasco Ibarra, “Juventud e ideales”, publicado en: Estudios Varios, Obras completas,  
t. III, 2da. ed., Editor Juan F. Velasco Espinosa, Lexigrama, Quito, 1974, p. 177.  
0 Ibid.  
1
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América Ibarra Parra  
11  
las mezquindades de los partidos y las intrigas de los menguados”, en fin,  
ve en él al “maestro de la juventud americana”.  
Acerca de la juventud  
En la juventud vibra la energía creativa, innovadora y em-  
prendedora de la sociedad humana. Cuando la juventud es cons-  
ciente de su responsabilidad social y con espíritu guerrero se ubica  
en primera fila para luchar con valor y determinación por la libertad  
y la dignidad de su pueblo, se constituye en la más poderosa fuerza  
de la historia, caso contrario, cuando baja su frente y dobla su rodilla,  
se precipita en el abismo del ignominioso servilismo. La juventud  
no nació para el conformismo ni para la resignación, ya lo dijo Mon-  
talvo al final de su quinta Catilinaria: “Desgraciado del pueblo donde los  
jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes no hacen temblar  
12  
al mundo”.  
Solo una juventud formada en la escuela del patriotismo es  
capaz de asumir y desarrollar el liderazgo para la edificación del fu-  
turo colectivo. Sus referentes vivenciales deben ser los grandes per-  
sonajes de la historia, como lo señala el Dr. Velasco al decir:  
Bolívar representa por antonomasia, y encarna en sí el espíritu de la  
juventud. Muere a los cuarentaisiete años: no permite que la vejez apla-  
que su ardor ni quebrante sus nervios; muere en plena edad viril, y  
deja consumada la obra militar y política más notable de la historia (…  
)
La juventud es audacia, es descontento de lo bajo, lo rutinario, lo feo.  
Perpetua juventud poseyó Bolívar, porque en lucha inexorable vivió  
contra la injusticia (...) La juventud de América, para honrar práctica-  
mente al héroe, necesita jurar, ante el altar de la patria, que empleará  
sus energías en preparar y enriquecer su alma para derramar luego sus  
dones sirviendo al pueblo, sirviendo a América y a la humanidad. En  
verdad: nadie debe amar más a Simón Bolívar que la juventud, porque  
éste fue siempre esfuerzo renovador, idealidad, esperanza, es decir, ju-  
13  
ventud.  
11 Ibid.  
12 Juan Montalvo, Las Catilinarias, Ed. Cotopaxi, Latacunga, 1966, p. 116.  
13 José María Velasco Ibarra, Bolívar…op. cit., pp. 97-99.  
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El pensamiento bolivariano  
del presidenteVelasco Ibarra  
Una juventud comprometida con su Patria se convierte en la  
protagonista central de la dinámica social para garantizar la vigencia  
plena de la auténtica democracia, de la justicia social, de los derechos  
civiles y del pleno cumplimiento de las responsabilidades y deberes  
de todos y cada uno de sus miembros, para juntos construir el por-  
venir. Por esto el Dr. Velasco en 1928 escribe: “Formen los jóvenes his-  
panoamericanos una Liga Bolivariana, una liga integrada por quijotes, que  
crean en el pensamiento, en el derecho del ciudadano, en la democracias or-  
ganizada, en la constitucionalidad, en la solidaridad hispanoamericana, en  
14  
la tradición orientadora, en el futuro prometedor”.  
Junto a sus expresiones, los detalles de su propia vida, su  
pensamiento y acción cuando planteaba “moral y luces” para el de-  
senvolvimiento de las repúblicas y creaba centros educativos, serían  
el más estructurado referente para la formación de la juventud. El  
Presidente Velasco Ibarra siempre tuvo fe y amó a la juventud ecua-  
toriana, buscaba formar espíritus vigorosos, pues pensaba que ello  
era lo más importante junto al estudio de la ciencia y la tecnología.  
Ideas constitucionales  
El Dr. José María Velasco Ibarra hace un sesudo análisis de  
los antecedentes constitucionales sudamericanos a partir de la Pri-  
mera Constitución venezolana del 21 de diciembre de 1811, y es en-  
fático al decir:  
Nuestros padres influidos por la ideología europea y el sistema cons-  
titucional norteamericano, creaban así un estado postizo, sin base so-  
cial, sin raigambre propia, sin relación con las circunstancias. Los  
efectos correspondieron a las causas: aquel ejecutivo sin energía ni uni-  
dad, aquellas provincias sin armónico vigor, cayeron víctimas de las  
famosas huestes españolas y la obra de la libertad durmió en el sepul-  
cro cavado por la tiranía.15  
1
4 José María Velasco Ibarra, “¿Por qué el homenaje a Bolívar?”, tomado de: Meditaciones y luchas,  
Escuela Tipográfica Salesiana, 1931, Quito, 1930, pp. 5-13; publicado en: Bolívar, Colección  
Grupo Aymesa, 1993, p. 126.  
1
5 José María Velasco Ibarra, Teorías Constitucionales del Libertador Bolívar, tomado del libro Es-  
tudios varios, Escuela Tipográfica Salesiana, Quito, Ecuador, 1928, pp.83-116; publicado en:  
Bolívar, Biblioteca Grupo Aymesa, t. 7, Imprenta Nina Comunicaciones, Quito, 1993, p. 67.  
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América Ibarra Parra  
Tema sustancial para el constitucionalismo como estructura  
jurídica de la vida republicana, es su correspondencia con la reali-  
dad, identidad cultural y expectativas colectivas. La constitución,  
fundamentada en los principios democráticos y republicanos, en nin-  
gún caso puede ser copia facsimilar ni artificiosa imitación de un  
texto ajeno a la realidad. El Dr. Velasco Ibarra destaca el genio del  
Libertador Bolívar como un estadista de proyección universal que,  
entre el desconcierto y la derrota de la Primera República venezo-  
lana, no cayó en el caos ni desorientó a su pueblo.  
Tras el colapso de la Primera República, Velasco advierte: “En  
la mente y sensibilidad de Bolívar el medio americano provoca pensamientos  
originales, lee a Montesquieu y Rousseau y su inteligencia elabora una sín-  
tesis propia para orientar nuestros problemas - y agrega - El genio cuando  
16  
aprende de otros, realiza al mismo tiempo una creación”.  
Velasco Ibarra reflexiona en torno al pensamiento europeo a  
las puertas de las ciencias positivas y encuentra en Bolívar un intui-  
tivo y agudo observador que analiza nuestra realidad social para  
descubrir la verdadera misión del individuo y la importancia de la  
colectividad. Velasco lo define como un precursor de la sociología,  
en base a su Discurso ante el Congreso de Angostura el 15 de febrero  
de 1819, en el que dice: “No ha sido la época de la república que he presi-  
dido, una mera tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni una anar-  
quía popular, ha sido el desarrollo de todos los elementos desorganizadores,  
la inundación de un torrente infernal que ha sumergido la tierra de Vene-  
17  
zuela”.  
El Libertador instaba a examinar las leyes de Indias, el régi-  
men de los antiguos mandatarios, la influencia de la religión y del  
dominio extranjero, los primeros actos del gobierno republicano, la  
ferocidad de los enemigos y el carácter nacional. En estos elementos  
y circunstancias halla el Dr. Velasco Ibarra el método positivo apli-  
cado a la realidad social americana y sostiene que, quien tiene teorías  
tan claras está capacitado para indicar normas eficaces como Bolívar,  
16 Ibid.  
1
7 Simón Bolívar, “Discurso al Congreso de Angostura”, publicado en: Doctrina del Libertador,  
Banco Central de Venezuela, Fundación Biblioteca de Ayacucho, Serie Bicentenaria, 2da.  
reimpresión, Caracas, 2009, p. 120.  
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El pensamiento bolivariano  
del presidenteVelasco Ibarra  
que en el mismo discurso dice: “Es imposible asignar con propiedad a  
qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha ani-  
quilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y éste  
se ha mezclado con el indio y con el europeo”.18  
En las sabias expresiones del Libertador, el Dr. Velasco halla  
su anhelo de que los legisladores tuviesen una teoría del gobierno,  
amplia y realista, como base indispensable para la racional organi-  
zación del Estado, porque las ideas positivas y constructivas del Li-  
bertador, partían del generoso y sincero reconocimiento de la  
democracia, pues había dicho a los legisladores de Angostura que el  
gobierno de Venezuela debe ser republicano en base a la soberanía  
del pueblo, a la división de poderes, a la libertad civil, a la proscrip-  
ción de la esclavitud, a la abolición de la monarquía y de los privile-  
gios.  
El realismo es consustancial a la libertad y a la democracia,  
por eso Velasco Ibarra destaca las palabras del Libertador en el dis-  
curso de Angostura cuando dijo: “No aspiremos a lo imposible (…) no  
sea que por elevarnos sobre las regiones de la libertad, descendamos a la re-  
19  
gión de la tiranía”.  
Ideas democráticas  
Al relievar el aspecto clave de la democracia en el pensa-  
miento del Libertador, el Dr. Velasco afirma: “la sicología del Libertador  
20  
le inclina naturalmente a la democracia y éste, sin lugar a dudas, es  
uno de los atributos que admira en Bolívar, pues sostiene que la his-  
toria enseña que la forma de gobierno está subordinada al grado de  
cultura del pueblo, porque es éste quien establece el gobierno con  
movimientos de su personalidad soberana, el progreso requiere el  
desarrollo de las libertades individuales, de las aptitudes de todos,  
18 Ibid, p. 129.  
19 Simón Bolívar, citado por: José María Velasco Ibarra, “Bolívar”, publicado en: Cuestiones Ame-  
ricanas, Obras completas, t. IV, 2da. ed., Editor Juan F. Velasco Espinosa, Lexigrama, Quito,  
1974, p. 91  
2
0 José María Velasco Ibarra, “Teorías Constitucionales del Libertador Bolívar”, Del libro Estudios  
varios, Quito, Ecuador, Escuela Tipográfica Salesiana, 1928, pp.83-116; publicado en: Bolívar,  
Biblioteca Grupo Aymesa, t. 7, Imp. Nina Comunicaciones, Quito, 1993, p. 70.  
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América Ibarra Parra  
en filosofía, arte, ciencias, y solo la democracia tiene interés sincero  
por las libertades del hombre, y entre otros puntos de análisis para  
dar sustento a la democracia, señala que todo esto lo entendió ple-  
namente el Libertador, por lo que fue demócrata sincero, lo cual de-  
duce de expresiones de Bolívar en sus discursos pronunciados en  
1814 y 1828: “No usurparé una autoridad que no me toca. Yo os declaro,  
pueblos, ¡que ninguno puede poseer vuestra soberanía, sino violenta e ile-  
gítimamente! Huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un  
país de esclavos. Vosotros me tituláis Libertador de la República, yo nunca  
seré el opresor21 y cuatro años más tarde. “En 1828 exclamaba: “La  
voluntad nacional es la suprema ley de los gobernantes; someterse a esa vo-  
luntad es el primer deber de todo ciudadano, y como tal me someto a ella.  
Es la voluntad nacional la que ejerce la soberanía y por tanto el único sobe-  
rano a quien yo sirvo como a tal”.22  
Para corroborar aún más su convicción en cuanto a la voca-  
ción democrática de Bolívar, Velasco Ibarra refiere una proclama de  
1
826 en la que dice: “Tan solo el pueblo conoce su bien y es dueño de su  
suerte; pero no un poderoso, ni un partido, ni una fracción. Nadie sino la  
mayoría es soberana. Es un tirano el que se pone en lugar del pueblo; y su  
potestad, usurpación”.  
23  
Prueba de que estas elocuentes expresiones no eran un re-  
curso para atraer o adular a los pueblos, es la carta escrita en 1826 al  
General Páez en la que le dice: “No permitiré que nadie se haga el sobe-  
rano de la nación. Usted no tiene este derecho, ni yo, ni una fracción del  
24  
pueblo”. En el mismo sentido constan las líneas escritas en 1828 a  
2
1 Simón Bolívar, “Discurso pronunciado ante la Asamblea celebrada en el Convento Francis-  
cano en Caracas el 2 de enero de 1814”, publicado en: Doctrina del Libertador, Banco Central  
de Venezuela, Fundación Biblioteca de Ayacucho, Serie Bicentenaria, 2da. reimpresión, Ca-  
racas, 2009, p. 45.  
2
2 Simón Bolívar, citado por José María Ibarra Velasco, en: Teorías Constitucionales del Libertador  
Bolívar, tomado del libro: Estudios Varios, Quito, Ecuador, Escuela Tipográfica Salesiana, 1928,  
pp. 83-116, publicado en: Bolívar, Biblioteca Grupo Aymesa, t. 7, Imp. Nina Comunicaciones,  
Quito, 1993, p. 71.  
2
3 Simón Bolívar, Proclama desde Maracaibo, el 16 de diciembre de1826, publicada en: Doctrina del  
Libertador, Banco Central de Venezuela, Fundación Biblioteca de Ayacucho, Serie Bicentena-  
ria, 2da. reimpresión, Caracas, 2009, p. 293.  
2
4 Simón Bolívar, citado por José María Velasco Ibarra, en: Teorías Constitucionales del Libertador  
Bolívar, tomado del libro: Estudios Varios, Quito, Ecuador, Escuela Tipográfica Salesiana, 1928,  
pp.83-116, publicado en: Bolívar, Biblioteca Grupo Aymesa, t. 7, Imp. Nina Comunicaciones,  
Quito, 1993, p. 71.  
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El pensamiento bolivariano  
del presidenteVelasco Ibarra  
O’ Leary: “La erección de un gobierno vitalicio, o como se quiera, pero siem-  
pre conforme a la opinión del pueblo, será el otro extremo que pueda adoptar  
el Congreso”.2  
5
Con estos y otros argumentos refuta Velasco Ibarra a cuanto  
autor ha tenido la audacia de escribir que Bolívar pensó en la mo-  
narquía, pese a que las guerras por la independencia sudamericana  
se desarrollaron en un ambiente monárquico, lo cierto es que Bolívar  
penetró en lo más hondo del sentimiento popular americano y que,  
a través de las vacilaciones de espíritus desorientados, comprendió  
que la democracia es necesidad y derecho de nuestros pueblos, que  
debían organizarse adecuadamente. Para el Libertador, en opinión  
del presidente Velasco Ibarra, la democracia significa algo más ín-  
timo que el mero formulismo electoral: es el gobierno del pueblo.  
Así Velasco llegó a la conclusión de que era Bolívar un de-  
mócrata sincero y enérgico, dando al término demócrata su sentido  
profundo, con total valor jurídico y significación histórica.  
Acerca de la interrogante que formula el escritor Jorge Ri-  
cardo Vejarano: ¿Por qué no se Coronó? ¿Por qué no accedió a las  
peticiones de sus generales?. Si después de las conferencias con San  
Martín y de la Batalla de Ayacucho, fue el árbitro de los destinos de  
América. El presidente Velasco encuentra que la respuesta de Bolívar  
es contundente y consta en su lapidaria carta escrita al Gral. José An-  
tonio Páez el 6 de marzo de 1826:  
Napoleón era grande y único, y además sumamente ambicioso. Aquí  
no hay nada de eso. Yo no soy Napoleón ni quiero serlo; tampoco  
quiero imitar a César, aún menos a Iturbide. Tales ejemplos me parecen  
indignos de mi gloria. El Título de Libertador es superior a todos los  
que ha recibido el orgullo humano. Por tanto, es imposible degra-  
darlo.2  
6
2
5 Simón Bolívar, Carta al general Daniel Florencio O´Leary, escrita en Guayaquil, el 13 de sep-  
tiembre de 1829, publicada en: Doctrina del Libertador, Banco Central de Venezuela, Fundación  
Biblioteca de Ayacucho, Serie Bicentenaria, 2da. reimpresión, Caracas, 2009, p.365.  
6 Simón Bolívar, Carta al general José Antonio Páez, escrita en La Magdalena, cerca de Lima,  
el 6 de marzo de 1826, publicada en: Doctrina del Libertador, Banco Central de Venezuela,  
Fundación Biblioteca de Ayacucho, Serie Bicentenaria, 2da. reimpresión, Caracas, 2009, pp.  
2
266-267.  
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América Ibarra Parra  
El sentido y valor de la democracia, parte esencial del pen-  
samiento del Dr. Velasco Ibarra, emerge con fuerza del pensamiento  
del Libertador que, a su vez, suscita una honda reflexión, análisis y  
apego total en la proyección política del presidente ecuatoriano al  
asumir a la democracia como el camino a la soberanía, y ésta como  
un derecho innato del pueblo y de la dignidad humana.  
Los partidos políticos  
En la visión tradicional del sistema democrático, resulta in-  
herente a su naturaleza, la existencia de organizaciones políticas co-  
nocidas con el nombre de: partidos, movimientos o frentes políticos.  
Como sabemos cada momento de la historia tiene sus propias carac-  
terísticas que responden tanto a la relación de causa - efecto, como  
de la casualidad que deviene de la incertidumbre. Cada circunstancia  
tiene sus únicos e irrepetibles protagonistas, así como sus propias  
cualidades. Cierto que se registran semejanzas porque la naturaleza  
humana, en lo fundamental, se mantiene, sin embargo, cada mo-  
mento tiene su exclusiva identidad.  
Han existido épocas y países en los que los partidos son se-  
rios y estructurados; y han surgido épocas en que los partidos se des-  
virtúan y se convierten en grupos o camarillas de gente ambiciosa y  
sin escrúpulos que del cinismo hacen un estilo y de la corrupción  
una finalidad existencial. Tiempos de disciplina y honestidad, y  
tiempos de degradación y miseria. Tiempos de unidad nacional, y  
tiempos de división, confrontación y autodestrucción.  
El Dr. Velasco al referirse a este tema en la época de la Gran  
Colombia escribe:  
Diré unas pocas palabras respecto de las ideas del Libertador acerca  
de los partidos políticos. Los partidos políticos, tales como aparecen  
en la historia, son organizaciones inflexibles y cerradas, con jefes y dis-  
ciplina férrea, en donde los ciudadanos pierden la libertad y el espíritu  
de generosa cooperación patriótica. …Los partidos políticos dividen a  
los hijos de una patria, en dos, tres, cuatro grupos, siempre rivales,  
siempre en pugna y que chocan en determinadas ocasiones destro-  
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El pensamiento bolivariano  
del presidenteVelasco Ibarra  
zando energías susceptibles de utilización humana, desperdiciando  
tiempo y dinero.27  
En el Manifiesto de Cartagena de 1812, hablando del fracaso  
de la revolución venezolana, dice: “El espíritu de partido decidía en todo,  
y por consiguiente nos desorganizó más de lo que las circunstancias lo hi-  
cieron. Nuestra división y no las armas españolas, nos tornó a la esclavi-  
28  
tud”. Al general Páez le manifestaba el mismo año “… no pretendo  
ni pretenderé jamás, hacer triunfar un partido sobre otro, ni en la Conven-  
ción, ni fuera de ella”.29  
La fuerza con que cala el pensamiento de Bolívar en el alma  
del presidente Velasco Ibarra explica cómo un líder popular, el único  
ecuatoriano que ha llegado en cinco ocasiones a la Presidencia de la  
República, nunca se afilió a ningún partido político. Su carisma, su  
vigoroso liderazgo y su asombrosa oratoria, permitieron a sus segui-  
dores estructurar en su entorno el Movimiento Velasquista, en el que  
la participación espontánea y apasionada de las masas populares se  
constituyeron en un fenómeno socio-político inédito e irrepetible.  
Resulta muy importante destacar el liderazgo del Libertador  
Simón Bolívar en los veinte años que transcurrieron a lo largo de la  
guerra de la Independencia hispanoamericana entre los años 1810 y  
1830, plenos de incertidumbre con tiempos de guerra y tiempos de  
paz, victorias y derrotas, patriotismo y traición, adhesiones y con-  
troversias, honestidad y ambiciones, desinterés y corrupción. Veinte  
años de inusitada agitación e inestabilidad en los que el único refe-  
rente fue el claro pensamiento del Libertador Bolívar tanto en la exi-  
tosa conducción de la Guerra hasta lograr la Independencia, como  
en los primeros años de la Gran Colombia que dio paso a la estruc-  
turación republicana y democrática de nuestras naciones.  
2
2
2
7 José María Velasco Ibarra, “Bolívar, ese hombre extraordinario”, tomado del libro Estudios  
Varios, Quito, Escuela Tipográfica Salesiana, uito, 1928, p. 175; publicado en: Bolívar, Biblio-  
teca Grupo Aymesa, t. 7, Imp. Nina Comunicaciones, Quito, 1993, p. 93.  
8 Simón Bolívar, Manifiesto de Cartagena, 15 de diciembre de 1812, publicado en: Doctrina del Li-  
bertador, Banco Central de Venezuela, Fundación Biblioteca de Ayacucho, Serie Bicentenaria,  
2da. reimpresión, Caracas, 2009, p.15.  
9 Simón Bolívar, Carta al general José Antonio Páez, escrita en Coro, el 23 de diciembre de 1826,  
publicada en: Doctrina del Libertador, Banco Central de Venezuela, Fundación Biblioteca de  
Ayacucho, Serie Bicentenaria, 2da. reimpresión, Caracas, 2009, p.297.  
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América Ibarra Parra  
Un siglo después, en medio de la agitación política, la crisis  
económica y la confrontación social, surgió y brilló el liderazgo del  
Dr. José María Velasco Ibarra que, formado e inspirado en el pensa-  
miento del Libertador Bolívar, con su fogosa oratoria y el superlativo  
contenido filosófico del discurso, empoderó al pueblo ecuatoriano.  
Como la historia lo registra, su primera Presidencia lo alcanzó tras-  
ladando la campaña política de los salones de alcurnia a las calles y  
plazas con la entusiasta participación del pueblo.  
El discurso bolivariano de Velasco Ibarra marcó un antes y  
después en la historia política del Ecuador. Impactó y conmovió al  
pueblo tanto en tiempos de crisis como en tiempos de estabilidad.  
Velasco llegó la primera vez a la Presidencia por votación po-  
pular en la compleja década de 1930, en la que tuvo lugar la guerra  
de los Cuatro Días que ensangrentó a la ciudad de Quito. Fueron  
diez años de caos, desconcierto y desorientación, en los que por el  
palacio de Carondelet, pasaron diecisiete gobiernos.  
Cerca de concluir la administración del Dr. Carlos Arroyo  
del Río, el 28 de mayo de 1944, el pueblo ecuatoriano, cansado de su  
gobierno despótico durante el cual el Perú nos invadió y se nos im-  
puso el Nulo Protocolo de Río de Janeiro, se levantó, lo derrocó y  
llamó al Dr. Velasco Ibarra, que estaba desterrado en Colombia, para  
que regrese, asuma el Poder y con su visión y claro pensamiento de-  
mocrático conduzca a la nación.  
Durante la década de 1950, cuando la situación económica,  
social y política se estabilizó, el pueblo eligió por tercera vez al Dr.  
Velasco, porque su profundo mensaje bolivariano llegaba al corazón,  
a la mente y al alma de las multitudes.  
Al inicio de los sesenta, cuando Latinoamérica veía el triunfo  
de la Revolución Cubana, el pueblo ecuatoriano eligió por cuarta vez  
al Dr. Velasco como su presidente, porque su discurso patriota y de-  
mocrático, inspirado en Bolívar significaba libertad y dignidad.  
En 1968, cuando nuestro país iniciaba la explotación petro-  
lera y el mundo estaba convulsionado con la activa participación de  
la juventud en Francia, México, Estados Unidos y Alemania. El pue-  
blo elige por quinta vez al Dr. Velasco para presidente. En esta su úl-  
tima administración, el 7 de marzo de 1969, ante una masiva  
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El pensamiento bolivariano  
del presidenteVelasco Ibarra  
concentración popular, desde el balcón del Palacio de Gobierno pro-  
nunció su célebre proclama:  
¿
Queréis revolución? Hacedla primero dentro de vuestras almas. El  
amor a la humanidad, el amor a la Patria, el saber luchar, el saber hacer  
sacrificios todos los días, sin amilanarse, eso es la revolución (…) ha-  
gamos la revolución, pero hagámosla primero dentro de nuestras  
almas, por amor a la Patria, sabiendo luchar todos los días sin desalen-  
tarnos por todo, sin enojarnos por todo, sabiendo sacrificarlo todo por  
la República del Ecuador.30  
Escuela de vida  
Las virtudes y el pensamiento del Libertador Simón Bolívar  
fueron la escuela de formación del Dr. Velasco Ibarra. Su nítido pen-  
samiento inspirado en la Libertad fue el contenido esencial de su elo-  
cuente oratoria. El total desapego por los bienes materiales, la  
riqueza, la vanidad y de los hilos dorados del poder fueron nítidas  
características de su vida, pues, hasta el final, luego de la pérdida de  
su compañera, al retornar a Quito en 1979, con respetable tristeza y  
profunda serenidad dijo: “vengo a meditar y morir”.  
Gracias  
Quito, 19 de marzo del 2020  
3
0 José María Velasco Ibarra, Discurso pronunciado en la Plaza de la Independencia el 7 de  
marzo de 1969, publicado en: Discursos (1960-1972), Obras completas, t. XII B, Editor Juan F.  
Velasco Espinosa, Ed. Santo Domingo, Quito, p. 325.  
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América Ibarra Parra  
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993  
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Juan F. Velasco Espinosa, Ed. Santo Domingo, Quito  
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La Academia Nacional de Historia es una  
institución intelectual  
y
científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
historiadores  
entendiéndose por tales  
profesionales,  
quienes  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Ibarra Parra, América, "El  
pensamiento bolivariano del presidente Velasco Ibarra", Boletín de  
la Academia Nacional de Historia, vol. XCVIII, Nº. 204, julio -  
diciembre 2020, Academia Nacional de Historia, Quito, 2021,  
pp.267-283