Patricia Galeana
xico en el mismo año que la Universidad Mayor de San Marcos en
Perú. Gracias a la riqueza de sus recursos naturales, en la Nueva Es-
paña se hicieron obras maestras del arte barroco y churrigueresco,
como las Catedrales de Zacatecas, Puebla y Oaxaca, entre otras.
Sobre la Gran Tenochtitlan, considerada la Venecia de América, se
erigió la ciudad de México, que Alejandro de Humboldt describiera
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como la Ciudad de los Palacios. Además de describir la magnificen-
cia de sus construcciones, y de sus instituciones científicas como el
Real Seminario de Minas, Humboldt también describió la gran desi-
gualdad imperante y anticipó un estallido revolucionario.
El proceso emancipador se desarrolló en todas las posesiones
españolas del continente, pero el proceso mexicano tuvo la peculia-
ridad de ser encabezado por un cura del bajo clero y no por un mi-
litar criollo. Este cura llamó al pueblo a una revolución popular,
sumando a las comunidades indígenas, esclavos negros y castas. Mi-
guel Hidalgo y Costilla abolió la esclavitud en 1810, suprimió las cas-
tas, declaró que no había más rey ni tributos y llamó al pueblo a
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marchar como seres libres.
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Alejandro Humboldt, Ensayo político de la Nueva España, Francia, Lecointe, 1836.
Miguel Hidalgo y Costilla nació el 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de San Diego Corralejo,
jurisdicción de Pénjamo, actual estado de Guanajuato. No fue sólo el dirigente del movimiento
insurgente, sino la cabeza del primer liberalismo mexicano. Al abolir la esclavitud, colocó a
México a la vanguardia de los países de la América Continental.
Hombre de cultura universal, alumno, maestro y rector del prestigiado Colegio de San Nicolás,
lo mismo impartió filosofía, teología y escolástica, que fue el presidente de las Academias de
filósofos y teólogos. Tuvo una carrera literaria brillante, que no pudieron negar ni siquiera sus
peores enemigos.
Personajes sobresalientes de la sociedad novohispana como el intendente de Guanajuato, José
Antonio Riaño, pensaron que por su inteligencia y preparación, Hidalgo podría ser un mag-
nífico representante de la Nueva España ante las Cortes de Cádiz.
Por su ideología heterodoxa, el tribunal de la Inquisición le inició un juicio por herejía, del
cual supo salir bien librado. Hombre de una cultura universal, lo mismo dominó el francés y
tradujo El Tartufo de Moliere; que hablaba náhuatl, tarasco y otomí. Sus amigos le llamaban
el zorro por su inteligencia brillante.
Partícipe de las ideas liberales de la Ilustración francesa, condenó al mal gobierno y se rebeló
contra el absolutismo imperante, el 16 de septiembre de 1810 llamó al pueblo a alzarse en
armas en contra de la dominación española. Su ideal fue lograr la Independencia y convocar
a un Congreso que diera leyes justas para desterrar la pobreza. Abolió la esclavitud y suprimió
los tributos de las comunidades indígenas y de las castas.
Su pensamiento político en pro de un gobierno constitucional y sus ideas sociales en pro de la
igualdad de los mexicanos, son ideales fundacionales en la construcción del estado nacional
mexicano.
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 317–329
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