BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII Nº 204  
Enero–junio 2020  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Director  
Dr. Franklin Barriga Lopéz  
Dr. Cesar Alarcón Costta  
Subdirector  
Secretario  
Ac. Diego Moscoso Peñaherrera  
Dr. Eduardo Muñoz Borrero, H.C.  
Mtra. Jenny Londoño López  
Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
Dr. Claudio Creamer Guillén  
Tesorero  
Bibliotecaria archivera  
Jefa de Publicaciones  
Relacionador Institucional  
COMITÉ EDITORIAL  
Dr. Manuel Espinosa Apolo  
Dr. Kléver Bravo Calle  
Universidad Central del Ecuador  
Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE  
Universidad Laica Eloy Alfaro-Manabí  
Dra. Libertad Regalado Espinoza  
Dr. Rogelio de la Mora Valencia  
Dra. Maria Luisa Laviana Cuetos  
Dr. Jorge Ortiz Sotelo  
Universidad Veracruzana-México  
Consejo Superior Investigaciones Científicas-España  
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú  
EDITORA  
Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
Universidad Internacional del Ecuador  
COMITÉ CIENTÍFICO  
Dra. Katarzyna Dembicz  
Dr. Silvano Benito Moya  
Dra. Elissa Rashkin  
Universidad de Varsovia-Polonia  
Universidad Nacional de Córdoba/CONICET- Argentina  
Universidad Veracruzana-México  
Dr. Hugo Cancino  
Universidad de Aalborg-Dinamarca  
Dr. Ekkehart Keeding  
Humboldt-Universitat, Berlín-Alemania  
Instituto Cervantes, Berlín- Alemania  
Universidad Técnica Federico Santa María – Chile  
Université Paris Ouest - Francia  
Dra. Cristina Retta Sivolella  
Dr. Claudio Tapia Figueroa  
Dra. Emmanuelle Sinardet  
Dr. Roberto Pineda Camacho  
Dra. Maria Letícia Corrêa  
Universidad de los Andes-Colombia  
Universidade do Estado do Rio de Janeiro-Brasil  
BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVIII  
Nº 204  
Julio–diciembre 2020  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
eISSN 2773-7381  
Portada  
Luis A. Martínez  
Diseño e impresión  
PPL Impresores 2529762  
Quito  
landazurifredi@gmail.com  
marzo2021  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA DELꢀECUADOR  
SEDE QUITO  
Av. 6 de Diciembre 21-218 y Roca  
2
2556022/ 2 907433 / 2 558277  
ahistoriaecuador@hotmail.com  
publicacionesanh@hotmail.com  
BOLETÍN AC ADEMIA NACIONAL DE HISTORIA DEL ECUADOR  
Nº 204–Vol XCVIII • julio–diciembre 2020  
LOS ARCHIVOS MUNICIPALES  
Y SU IMPORTANCIA. LOJA EN 1829  
–DISCURSO DE INCORPORACIÓN–  
Gabriel Gómez Gómez1  
¿Qué son las fuentes primarias y por qué las necesitamos para na-  
rrar la historia?  
Las fuentes primarias de la historia, constituyen la materia  
prima de la investigación o estudio, cuyo nexo directo con los hechos  
suscitados o acontecimientos, generaron, casi al mismo tiempo de lo  
ocurrido, documentos que se han constituido en evidencias fidedig-  
nas que atesoran en sus entrañas, el más fiel testimonio de los he-  
chos, y cuya información abre puertas y da luces para alcanzar a  
culminar un nuevo y original trabajo de investigación histórica.  
Estas fuentes originarias o primarias, estás instituidas bási-  
camente por documentos jurídicos, memorias, crónicas, registros y  
otras, fuentes, que con su aporte nos podrían permitir alcanzar in-  
formación de primera mano, respecto de la cotidianidad y eventua-  
les sucesos del pasado de una sociedad.  
Las fuentes primarias escritas, innegablemente constituyen  
bases sólidas sobre las cuales emerge la historia; su existencia per-  
mite construirla más confiable y objetiva permitiéndonos elaborar y  
narrar una historia más elocuente y con altas dosis de la realidad  
acontecida.  
Con tales instrumentos primarios, narrar los acontecimientos  
se convierte en un trabajo investigativo, con material de primera  
mano, que conlleva alta confiabilidad, ya que al llevar adjunta evi-  
1
Docente de la Universidad Nacional de Loja y del Colegio Bernardo Valdivieso, rector del Co-  
legio Manuel Cabrera Lozano, Miembro de la Casa de la Cultura-Núcleo de Loja, director del  
proyecto de investigación “Cómo se forman los profesionales de la educación y su desempeño  
en los establecimientos de enseñanza de bachillerato”, autor de varias obras, entre ellas: Geo-  
grafía de Loja, Las artesanías de la provincia de Loja, Campiña lojana  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
386  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
dencia, convierte al relato en una certeza innegable, ya que este ma-  
terial documental conserva la información fidedigna de lo aconte-  
cido en una sociedad, en un tiempo determinado, por ello, estos  
documentos son imprescindibles para la investigación.  
Estos documentos escritos conservan la información verídica  
de todo lo acontecido en una sociedad, en un tiempo determinado,  
por estas razones las necesitamos para la investigación. Las fuentes  
primarias, por lo regular, se encuentran resguardadas con todas las  
seguridades y protecciones en los archivos de historia ya sean loca-  
les, municipales, provinciales o nacionales.  
El Archivo de Loja y su importancia  
El Archivo de historia del Municipio de Loja, su organización  
ha sido un acierto, el espacio que mantiene es amplio y seguro, téc-  
nicamente diseñado para el resguardo de la documentación, así  
como también para realizar consultas de cualquier tema que sea del  
interés de los investigadores. La óptica de haberlo organizado ha  
permitido que toda esta documentación de fuente primaria se en-  
cuentre concentrada en un solo lugar, puesto que en el pasado los  
documentos primarios de altísima importancia histórica para la ciu-  
dad, se encontraban en manos de particulares lo que dificultaba su  
acceso, haciendo que en muchas ocasiones, se tenga que abandonar  
el trabajo por el inconveniente del poco o casi nulo acceso a los do-  
cumentos primarios.  
Hoy este lugar, el Archivo de Historia del Municipio de Loja,  
funciona con mucho orden, presta una colaboración en todo sentido  
para realizar el trabajo propuesto. Está adecuado con una rigurosi-  
dad técnica, que hay fácil acceso a la información de los aconteci-  
mientos que se han suscitado en la ciudad y la provincia.  
El Archivo Municipal de Loja se crea con tres fondos docu-  
mentales que son: a) Archivo Municipal; b) Archivo de la goberna-  
ción, y, c) Archivo de donantes particulares. Para que esté completo  
este archivo municipal faltaría, los archivos de la Curia y de la fun-  
ción Judicial.  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
387  
Gabriel Gómez Gómez  
Existen aproximadamente unos doscientos mil documentos  
que llevarían cerca de tres años en catalogarlos por fichas que per-  
mitan establecer la cantidad y calidad de los legajos. Es un trabajo  
que requiere de mucha dedicación, minuciosidad y aplicación de téc-  
nicas específicas, para convertir los bultos, cartones y costales, en do-  
cumentos clasificados, que se puedan manejar y utilizar en los  
diferentes trabajos de temáticas de investigación. Para optimizar aún  
más el archivo municipal y que se encuentre expedito para su apro-  
vechamiento se necesita una organización que contemple los si-  
guientes aspectos:  
1
. Recopilación de los documentos. Buscar en todas las depen-  
dencias y espacios para rescatarlos de bodegas, subterráneos  
y a veces de la humedad.  
2
. Organizarlos por tiempos, generalmente se lo hace por siglos  
y cronológicamente en función de las fechas de los documen-  
tos, organizando libros o compilando por provincias, canto-  
nes y parroquias.  
3
. Clasificación en relación a los grandes temas que se vayan  
encontrando a través de la transcripción adecuada de cada  
documento.  
4
. Catalogación en función de fichas que contengan la informa-  
ción detallada de cada documento o folio, para poder orde-  
nar por temas en libros o carpetas.  
5
. Escaneo y digitación de textos  
6
. Difusión de la existencia del Archivo de la Ciudad, para co-  
nocimiento del público, de la sociedad en general; y, de los  
investigadores en particular.  
La investigación que se ha llevado a cabo en el último año  
Este año hemos realizado la investigación en un libro sig-  
nado con el número diecinueve, 19, del fondo número dos, que tiene  
aproximadamente cuatrocientos setenta, 470, estos folios son del año  
mil ochocientos veintinueve, 1829.  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
388  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
El presente estudio investigativo nos ha permitido conocer,  
transcribir, analizar e interpretar las temáticas de este importante  
año, clave para la futura existencia del territorio nacional. Las temá-  
ticas más recurrentes en este penúltimo año de Republica colom-  
biana están relacionados con el ejército libertario, su movilidad, su  
vinculación con la sociedad civil, su medio de transporte, sus armas,  
su mantenimiento y sus dificultades especiales relacionadas con la  
tropa. Los pueblos y caminos, los puentes, los arrieros, los tambos,  
la educación, el comercio y las características de la escritura y sus  
elementos.  
Nos ha permitido aprender de la existencia de una nueva  
ocupación o profesión de aquel tiempo como es el de Oficial de  
pluma, que gracias a su actividad bien desempeñada nos facilita en  
el presente, leer esa realidad, comprender los acontecimientos deri-  
vados de aquella dinamia y desarrollo de la comunidad a siete años  
de la independencia y en vísperas de la separación de la Gran Co-  
lombia y la formación de la República del Ecuador.  
La investigación en la fuente primaria, nos ha permitido co-  
nocer de la existencia de un documento llamado “Libro copiador”,  
que viene a ser un archivo móvil, ya que en sus páginas se encuen-  
tran escritas los diferentes acontecimientos y oficios recibidos y en-  
viados desde la autoridad central o sea de la gobernación hacia las  
parroquias o a los alcaldes parroquiales.  
El haber realizado un barrido general, dejando de lado el  
procedimiento de revisar los archivos, para pescar solo un tema de  
interés, nos ha permitido organizar un abanico de estos, que puede  
ser el punto de partida, para organizar: programas, líneas y temas  
de investigación tanto para historiadores como para estudiantes que  
quieran hacer su tesis de grado dentro del archivo de la ciudad de  
Loja.  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
389  
Gabriel Gómez Gómez  
¿Cuáles han sido los elementos importantes de esos documentos  
de 1829?  
Los elementos más sobresalientes de estos documentos pri-  
marios en estudio son los relacionados primero con la Paleografía  
que es la ciencia de leer e interpretar los textos antiguos de escritura  
manuscrita. En el presente caso lo hemos realizado de una manera  
honrada, respetando las reglas de escritura de aquel tiempo en que  
fueron realizadas, sin alterar absolutamente nada de su texto.  
Nos hemos apoyado también en la Diplomática, para anali-  
zar todos los elementos que sobresalen en la escritura desde este  
punto de vista como son: sellos, letras mayores, tinta, tachones, man-  
chones y correcciones. Nos hemos encontrado con notas al margen,  
no son oficios, sino notas. No está nemado o sellado el papel, a ex-  
cepción de unos dos folios, las notas no están numeradas, pero si tie-  
nen fecha.  
Estas comunicaciones llamadas notas se inician con un en-  
cabezamiento: República de Colombia o su abreviatura R. de C.,  
luego a quien va dirigida y la fecha, a continuación, su respectivo  
saludo. La segunda parte es el cuerpo, elemento importante de la  
nota en donde está lo substancial, el meollo de la misiva. La tercera  
parte corresponde a la despedida, con una extremada sumisión, para  
finalizar con los nombres y apellidos de quien suscribe, con su firma  
y rubrica.  
Existen también notas al margen de la misiva, que permiten  
saber si se ha cumplido con el mandato o el espíritu de la nota de la  
siguiente manera: “cumplido en la misma fecha”.  
En la escritura de estas notas se pueden apreciar un sin nú-  
mero de aspectos que representan equivocaciones o dudas como son,  
los tachones, las frases sobre los renglones, las enmiendas y rectifi-  
caciones sobrescritos sobre los renglones. Manchones que se pueden  
interpretar como un exceso de tinta, ya que la escritura se evidencia,  
fue realizada a pluma.  
En todo el trabajo de investigación sobre este documento se-  
ñalado como el libro 19 del año de 1829, que tiene aproximadamente  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
390  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
unos 470 folios, solamente dos notas están escritas con hojas nema-  
das o selladas, donde se puede leer República de Colombia impresas  
en alguna maquina especial.  
Es sumamente interesante a la hora de numerar las páginas,  
cuando se utiliza dos hojas para hablar de la misma comunicación o  
nota, se numera de la siguiente forma: ejemplo 288 y 288v., que  
quiere decir doscientos ochenta y ocho vuelta.  
Al parecer en la época no existía aún el borrador, pues se evi-  
dencia que cuando hay un caso de equivocación general, se procede  
a tachar todo el texto y se hace uno nuevo en la siguiente hoja.  
Abanico temporal de la investigación  
Esta investigación se encuentra dentro del espacio convenido  
y llamado de la Independencia, que para nuestro trabajo comprende  
desde 1808 a 1830, es decir 22 años de agitación bélica y política que  
vivieron nuestros antiguos territorio en América del Sur. El año de  
estudio es el correspondiente a 1829, se ubica a siete años de la inde-  
pendencia y al penúltimo de vida colombiana o de la Gran Colom-  
bia. A este período, muchos investigadores de nuestra historia  
nacional, le han dado diferentes clasificaciones o periodizaciones,  
nosotros hemos tomado la presente y respetamos a todas las demás.  
Entre 1808-1810, muestra la debilidad de la monarquía espa-  
ñola y la invasión napoleónica a la península ibérica. En Quito los  
levantamientos revolucionarios y las Juntas soberanas, entre 1810 y  
1820, periodo de la resistencia realista y las acciones bélicas que al-  
ternan triunfos bélicos a uno y otro bando, que van a conducir a la  
batalla de Pichincha. Entre 1820 y 1822, la batalla final, se logra la in-  
dependencia y la firma del acta de la Independencia. Entre 1822 y  
1829, la formación de la Gran Colombia, la integración, separación  
y la finalización del sueño bolivariano; y, en 1830 la formación de la  
República del Ecuador, con territorio y gobierno propio.  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
391  
Gabriel Gómez Gómez  
Información relevante sobre los ejércitos  
A principios del siglo XIX, los ejércitos libertadores estaban  
desparramados a lo largo y ancho de todos los territorios llamados  
de la Gran Colombia, y desde Cúcuta hasta Quito, 16.000 hombres  
uniformados, integraban los diferentes batallones que sumaban el  
ejército colombiano.  
Los elementos de este ejército tenían diferentes orígenes,  
desde europeos hasta americanos, pero, de preferencia la gran ma-  
yoría provenía de la República de Colombia. El procedimiento para  
su integración a las filas militares del ejército libertario tenía diferen-  
tes metodologías, uno de ellos era el espontaneo o voluntario, llenos  
del más genuino patriotismo por la liberación de nuestra patria del  
colonialismo y luchaban con ardor para conseguir una autentica in-  
dependencia. El mecanismo para la incorporación de los voluntarios  
el ejército patriota era a través de los Bandos de acuartelamiento, que  
publicaban en el caso nuestro, del actual Ecuador, en capitales, pa-  
rroquias y recintos, para lograr adeptos a la causa libertaria. A este  
requerimiento no estaban habilitados los indígenas.  
La segunda metodología consistía en que, a través de los  
bandos, se convocaban a los acuartelamientos en los cantones y pa-  
rroquias de nuestro territorio, estas llamadas se hacían en los días  
domingos después de misa. La evidencia de estos procedimientos,  
están escritos en las fuentes primarias que nos dicen “…ayer Domingo  
Acuartelándose todos los hombres que estuvieron en Misa Mayor de modo  
2
qe. ni los Sacristanes han escapado …”.  
De la cita realizada podemos entender que estos acuartela-  
mientos si bien eran convocados, pero, en la práctica, eran sorpresi-  
vos y esto lo afirma la presente cita: “todos se acuartelaron”, de forma  
obligatoria y sin miramientos justificativos para no enrolarse en la  
milicia.  
Los combatientes obligados eran aquellos que se incorpora-  
ban al ejército libertario a través de la “Recluta”, que era una formula  
forzada y fraguada por las autoridades del ejército en los diferentes  
2
CMHL. FONDO 2. 1829, fol. 192 y 192v  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
392  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
recintos de nuestra geografía provincial, tenían la característica de  
ser sorpresivos tanto en los caminos, montañas, plazas y todo lugar  
donde se aglomeran en los días festivos los varones.  
Los varones desde los 18 años en adelante eran sometidos a  
la fuerza e integrados a la tropa libertaria, dejando todo, incluido su  
familia. Estos reclutas, por lo regular, nunca retornaban a su terruño,  
debido a múltiples circunstancias, como perder la vida en las con-  
tiendas bélicas que se libraban en todo este territorio comprendido  
entre el Perú y Venezuela.  
Los uniformes y vituallas de la tropa en esos tiempos eran  
completamente deplorables, casi no existían, estaban cubiertos de  
harapos o de una multitud de remiendos. Los soldados integrantes  
de la tropa no contaban con vituallas indispensables para los mo-  
mentos de guerra, por lo tanto, su desempeño era muy deplorable,  
ya sea en el campo de batalla como también en el control de la paz a  
lo interno del territorio y en sus fronteras.  
Para el combate en la guerra los ejércitos libertadores dispo-  
nían de fusiles que funcionaban con pólvora y municiones, que ne-  
cesitaban ser recargados después de cada disparo y, por lo tanto, se  
requería de dos personas para hacer cada disparo, el uno que lo re-  
carga y el otro que lo dispara.  
Otra arma muy importante para los combates cuerpo a  
cuerpo eran las lanzas de fabricación industrial y las artesanales.  
Estas últimas se construían en nuestro territorio lojano lo afirma la  
siguiente nota  
Tendrá V. qe. en la Parroquia de Gonzanamá se alisten docientas  
astas de lanza, labradas, a qe. las tomen la Caballería al transito por  
otra parroquia. Mi gobierno espera de mi distinguida probidad el  
mejor desempeño de este encargo.  
Dios gue a V.  
3
M. Azero (sic)  
3
CMHL. FONDO 2. 1829, fol. 334v  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
393  
Gabriel Gómez Gómez  
Los batallones que integraban el Ejército Nacional que ocu-  
paban los territorios del Sur era los batallones de: Cauca, Yaguachi,  
Vencedores y Rifles. De acuerdo a la necesidad requerida por las au-  
toridades militares el batallón se reorganizaba en regimientos, briga-  
das, escuadrones y piquetes; que, según la demanda del momento,  
eran enviados a los lugares donde había surgido una necesidad. Así,  
por ejemplo, los piquetes eran utilizados para aprender a los contra-  
ventores o aquellos que habían evadido la entrega oportuna de vi-  
tuallas o de víveres para el sostenimiento del rancho de la tropa.  
Según los intereses y demandas de los ecónomos de cada  
lugar, se necesitaba: sal, café, papas, arroz, maíz u otras menestras,  
pues el incumplimiento se pagaba muy caro, ya que la manera de  
hacer cumplir estas obligaciones era mediante la fuerza de las bayo-  
netas.  
La recepción de las tropas, batallones o escuadrones u otros  
eran anunciados mediante notas escritas que se enviaban desde las  
gobernaciones a los alcaldes parroquiales avisándoles de la buena  
nueva que la tropa estaba por llegar, por lo tanto, debían preparar  
todo como lo dice la siguiente nota:  
Al Sr. G.P.M. de Loxa  
Queda impuesto este Jusgado a su nota 20 del presente rreductivo á  
que se preparen todos los pasamentos necesarios para la rrecepción de  
S.E. el Libertador Precidente y de mi parte y según la proporciones que  
brinda este lugar miserable haré todo lo posible a fin de queno ce note  
cosa alguna por señor á menos de los quemismo se encuentra un, y fi-  
nalmente cumpliré todo exactamente como V. lo ordena.  
Dios gue a V.  
4
Juan Manuel de Bustamante (sic)  
De la interpretación de esta nota, se puede deducir que era  
el pueblo el encargado de mantener a las tropas del ejército nacional,  
sin excusa de ninguna clase, tenían que ver cómo se organizaban  
para brindarles hospedaje y las raciones alimenticias respectivas.  
4
CMHL. FONDO 2. 1829, fol. 190  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
394  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
Como se puede entender había un aniquilamiento de la eco-  
nomía de subsistencia, pero para estas recepciones los pueblos del  
Sur y de frontera, agotaban todas las reservas que tenían para el año.  
Existe una sumisión, admiración y obediencia al Libertador y sus  
tropas que habían dado tanta gloria a Colombia. Para la recepción  
el pueblo se organizaba en comisiones para “quedar bien”. Así, se  
organizaron las siguientes comisiones: de hospedaje, de potreros y  
alfalfares, rancho, vituallas, curaciones, aseo y chozones.  
Las Comisiones especializadas, debían funcionar a la perfec-  
ción y simultáneamente por cuanto, todo obedecía a un solo objetivo,  
que es el de procurar el bienestar de la tropa del ejército nacional co-  
lombiano.  
La Comisión de rancho y raciones, era de especial y vital im-  
portancia para la supervivencia de la tropa y el buen desempeño de  
su accionar bélico, pues, de su desempeño dependía el éxito de los  
acuartelados. La prioridad en la preparación del rancho estaba en el  
consumo de carne (ganado), y, por lo tanto, se organizaba con mucha  
disciplina y orden la entrega de ganado por parte de los hacendados,  
finqueros y ciudadanía en general. Las cuotas de ganados las asig-  
naba la autoridad en relación al número de habitantes de cada lugar  
sean criadores o no, tenían que ver la forma de cumplir con la orden  
establecida, ya que el rancho no esperaba.  
En concordancia de lo que hemos dicho anteriormente sobre  
el rancho, he aquí una nota elocuente del 10 de abril de 1829, el señor  
jefe político de Cariamanga dice: Remito trese Cavesas de ganado qe.  
perteecen a las sincuenta y ocho que se pidieron a esta parroquia para el sos-  
tenemiento del Batallon Cauca, que se alla de guarnición en esa Capital que  
con diez cabezas que considero las abra puesto el señor Javier Riofrío en esa  
5
siudad para el mismo fin…”  
Por este mismo tiempo, había una concurrencia masiva de  
tropas a este territorio en forma muy dinámica, así tenemos que el  
Batallón Vencedores, llegó a esta ciudad a mediados de noviembre de  
1827; salió a principio de enero de 1828, en cuya fecha le sucedió el  
Rifles; de septiembre a agosto, siguió el Escuadrón Sedeño, y en octu-  
5
CMHL. FONDO 2 1829, fol. 3  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
395  
Gabriel Gómez Gómez  
bre del mismo se marchó al Batallón Rifles a Cuenca y a continuación  
llegó el Escuadrón Granaderos; a toda esta tropa tenía que mantener  
la población lojana, siendo esta otra causa del empobrecimiento de  
la provincia.  
Por esta demanda de alimentación se arremetía a la pobla-  
ción recabando todo tipo de productos para el rancho de las tropas  
que llegaban a nuestro suelo patrio, como nos lo dice una nota fir-  
mada por Franco Flandil, del 2 de octubre de 1829, dirigida al:  
Sr. Jues Politico militar de esta Capital ‘A pesar del reglamento de racio-  
nes detalladas por el supremo gobierno en que ordena que a falta de pan  
se les de plátano o yuca, y en este caso una libra de carne, por aqui no ha  
tenido lugar por falta el pan y su equivalente. En este caso prevengo á V.  
que cuando haya platano, papas o yuca, no se les dé mas qe. una libra  
6
de carne, y solo si seles dé dos cuando falten estas especies. (sic)  
La buena gestión de las autoridades, y de las Comisiones ra-  
dicaba en graduar las raciones para los ranchos, a fin de mantener  
reservas frescas, considerando los envíos dosificados de las parro-  
quias, que tenían que llegar con exactitud en los días señalados por  
la autoridad de la Provincia. Si este calendario se alteraba, los res-  
ponsables eran objeto de castigos crueles e inhumanos.  
Sin embargo, después de hacer los esfuerzos correspondien-  
tes, por la búsqueda del rancho, los soldados de muchos piquetes  
acantonados en algunas parroquias, manifestaban su descontento,  
por la comida de solo carne. Por lo que, apelaban a la autoridad com-  
petente para que tome cartas sobre este asunto; ya que los granos no  
habían, debido a que los sembríos habían sido arruinados por el ejér-  
cito peruano y las chacras de maíz, estaban todavía tiernas.  
En tales circunstancias, pidieron que las parroquias de Gon-  
zanamá, Sozoranga y Amaluza, auxilien cada mes con una contribu-  
ción en pesos, para la compra de: arroz, sal, velas y jabón para la  
milicia. Lo grave de todo esto era, que, si no se contribuía, daría  
orden a los regimientos a que busquen su alimento y vituallas, asal-  
tando las casas, destruyendo establos e incendiando todo.  
6
CMHL. FONDO 2 1829, fol. 346  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
396  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
Los caminos de herradura y los arrieros  
Desde siempre, desde que el hombre asomó en este paisaje  
mundial y local, construyó senderos o amplió aquellos existentes fre-  
cuentados por los mamíferos mayores, para trasladarse en busca de  
agua o alimentos. En nuestro caso, nuestras tribus nómadas y seden-  
tarias, trazaron, construyeron y mantenían senderos para comuni-  
carse tanto a nivel local como a través de las tres regiones naturales.  
Acontinuación, con el sometimiento del imperio Inca a nuestros pue-  
blos, estos conquistadores mejoraron las vías de comunicación te-  
rrestre para que puedan ser recorridas por los chasquis incásicos que  
llevaban el correo de memoria a todo el Tahuantinsuyo.  
En la Colonia, se mejoraron los caminos, ensanchándolos, me-  
jorándolos, calzando los pasos difíciles para convertirlos en caminos  
de herradura, debido a la presencia en América y en esta Región Sur,  
de las cabalgaduras traídas desde Europa a estas tierras.  
En nuestra realidad lojana también fueron arregladas constan-  
temente desde Saraguro hacia la frontera con el Perú. Estos caminos  
convertidos en rutas de cabalgaduras, comunicaban a la parroquia  
de Saraguro con Santiago, Chuquiribamba, el Cisne. Loja, La Toma,  
Chapamarca, Gonzanamá, Cariamanga, Amaluza, por donde tran-  
sitaban los ejércitos de diferentes banderas.  
Para nuestra realidad estas rutas eran de mucho interés, espe-  
cialmente para los batallones libertarios colombianos, que recorrían  
y ocupaban las rutas del norte a sur y viceversa. Para las autoridades  
provinciales y alcaldes parroquiales era de supremo interés mante-  
ner expeditos los caminos y los puentes para facilitar la conexión  
entre las rutas bélicas, comerciales y de contrabando.  
Los caminos son vitales para facilitar el desplazamiento del  
ganado, de los mulares, de la carga con los víveres, sal, sebo y otros  
productos necesarios para la sobrevivencia de la tropa y oficiales de  
los múltiples batallones que ocuparon este paisaje lojano.  
En el Archivo Municipal de Loja, se encuentra el siguiente do-  
cumento, que dice así:  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
397  
Gabriel Gómez Gómez  
Republica de Colombia  
Jusgado del Zapotillo Junio 9 de 1829  
Al Sor. Jefe Politico M. de la Provincia  
A las seis de la tarde de este dia tengo en mi mano el oficio de  
V. y con el los ejemplares, al año dado en la villa de la  
a 9 de diciembre (sic), de 1828 por S.E. el Libertador Presidente qe.  
nota sobre la medida de los caminos, y el otro del Auto publicado pr.  
el S. gov. de la Provincia qe. trata sobre qe. presentan los arrieros  
a la aduana los cargamentos mercantiles, los qe. publicare como  
7
se puede… (sic)  
La presentación de este documento, nos proporciona infor-  
mación clara fidedigna sobre las preocupaciones básicas de la auto-  
ridad administrativa correspondiente al año de investigación, 1829.  
Es sumamente notoria la preocupación mayúscula sobre la “medida  
de los caminos”, que implica el ancho de la ruta y su constante man-  
tenimiento de lo cual era responsable cada parroquia, desde que  
entra a su territorio y continua en el de la otra parroquia, bajo la res-  
ponsabilidad de cada Alcalde.  
En el mismo documento se advierte que el Señor Goberna-  
dor de la Provincia “dispone que los arrieros presenten en la Aduana su  
cargamento”, esto, con la finalidad de controlar qué es lo que trans-  
portan y poder cobrar los impuestos reglamentarios, que exige la Re-  
pública de Colombia.  
El primer compromiso de todos los alcaldes parroquiales es  
mantener expeditos los caminos y puentes, para garantizar el libre  
tránsito de soldados y de todo producto alimenticio para preparar  
el rancho de los combatientes del ejército libertario. En el tema de  
los caminos de herradura, su mantenimiento consiste en afirmar el  
piso, evitar los barrizales y los camellones, donde se tropezaran los  
mulares y, muchas de las veces perdían el equilibrio y encontraban  
la muerte desbarrancados o quebrados sus patas.  
Otra de las preocupaciones constantes de las autoridades,  
provinciales y parroquiales era el mantenimiento de los puentes,  
para cruzar los ríos, tanto en invierno como en verano, y, garantizar  
7
CMHL. FONDO 2 1829, fol. 221  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
398  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
la conexión de las vías terrestres con el resto de poblaciones. Para su  
mantenimiento se empleaba la minga, para reparar las vigas y cam-  
biar los amarres, a fin de que puedan soportar el paso de los militares  
y de los mulares con sus cargas de víveres y de municiones para los  
combates.  
Los tambos  
Los tambos, son muy antiguos en nuestra realidad. Los or-  
ganizaron y utilizaron los incas, para el descanso de los correos del  
Imperio y estaban apostados en los caminos a cierta distancia para  
entregar al relevo la información o paquete y el otro descansar.  
Por lo tanto, los Tambos son espacios de descanso, lugares  
donde existe la comodidad básica para pernoctar y continuar el ca-  
mino. Esta figura incásica, fue acogida por los colonizadores y puesta  
en vigencia, por la necesidad de descansar o cambiar de mulares fres-  
cos, para reiniciar el viaje. Los tambos se encuentran aproximada-  
mente a seis leguas de distancia uno de otro.  
Los Tambos, en 1829, fueron muy importantes, para pernoc-  
tar y el descanso de oficiales y tropa de los ejércitos emancipares de  
estos territorios del Sur de Colombia. Una nota fechada del 29 de  
mayo de 1829, nos demuestra la importancia del Tambo Las Juntas,  
perteneciente a Santiago.  
e.  
Dirigida al Alc de Santiago. Mayo 29 de 1829  
Estando notificado de este Jusgado de q. su Excelencia el Libertador  
precidente tiene de paso pr. estos puntos y ocupan la Provincia de Piura  
es de la primera atención de V. la prolija refacción de tambo de las Jun-  
tas y mandan se haga Chosones que puedan caber de 4 a 6 mil hombres  
practicándose esta obra con inclucion de todos los vecinos de la Parro-  
quia de su mando, sin expcion de persona qe deje de servir en este im-  
8
portante y preciso servicio al Estado… (sic)  
Esta comunicación nos demuestra la importancia del Tambo  
de las Juntas y pide a las autoridades de Santiago que en unión con  
8
CMHL. FONDO 2 1829, fol. 316  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
399  
Gabriel Gómez Gómez  
los pobladores del lugar, sin distingo de clase social, se sumen a ade-  
centar las casas del tambo y construir chuzones que den albergue a  
más de cinco mil hombres. Recomienda arreglar los caminos desde  
las Juntas a Loja, con la contribución de los indígenas de Chuquiri-  
bamba, para recibir al Libertador y a su ejército que va de paso hacia  
el Sur.  
Se recomienda también a los alcaldes de Santiago y Chuqui-  
ribamba, además, preparen alimentación para los oficiales y la tropa.  
Se arreglen potreros y se confisquen los alfalfares para forrajes de la  
caballería y presenten seguridad durante el día y la noche.  
Se hace hincapié en el mantenimiento de caminos y puentes,  
para que soporten el peso de los batallones y su caballería que trans-  
porta carga y material bélico en burros y cabestrillos. Es indispensa-  
ble la colaboración patriótica de todos los habitantes de estas dos  
parroquias para recibir a la legión libertaria Gran colombiana.  
Los arrieros  
En el engranaje comercial y militar, surge una figura humana  
vital para dinamizar las actividades de movilidad, del transporte de  
viajeros y de carga a través de los caminos de herradura. General-  
mente, el arrieraje irrumpe en nuestro entorno geográfico, ya sea por  
la presencia de las haciendas o por los Tambos. En la hacienda los  
arrimados” tenían que manejar la carga desde los lugares de pro-  
ducción a los centros de consumo por orden del patrón. Como parte  
de su trabajo, no remunerado en las haciendas, los peones-arrimados  
tenían que trasladar al patrón y su familia de la ciudad a la hacienda  
y viceversa. Esta práctica, poco a poco, va convirtiendo al campesino  
en arriero de mulares de carga o de viajeros.  
La otra arista de formación del arriero son los Tambos. Los  
campesinos aledaños a estos lugares de posada intermitente, son ob-  
servados con agrado por los agricultores sin tierra, y poco a poco, se  
incorporaron, ya sea como ayudantes, vendedores o informantes a  
esta ruda actividad de arriero, que les permitía salir del lindero de  
la hacienda y era mejor pagado que en la agricultura.  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
400  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
En los primeros tiempos del arrieraje, generalmente, fueron  
los indígenas, que no recibían salario alguno por esta faena los que  
la desempeñaban, en los “mandos” o mandados, dentro del conve-  
nio entre el arrimado y el patrón y se convertía en una actividad, a  
cambio de la ocupación de la posesión o parcela que tenía dentro de  
la hacienda, ya sea para vivienda o para cultivar la tierra, dentro de  
la economía de subsistencia.  
Con el pasar del tiempo y la presencia de mayor número de  
cabalgaduras, se ampliaron y perfeccionaron los caminos de herra-  
dura dentro de la provincia, para unir parroquias con la capital, por  
ello, existía mayor demanda pone el transporte de carga o de pasa-  
jeros, que representó la oportunidad de comprar a crédito un mular,  
y alquilarlo, conduciendo personalmente de ida y regreso y, de esta  
manera, se va perfeccionando la ocupación rentable de arriero.  
El personaje del arriero se incorpora a la movilidad de carga  
y pasajeros y se vuelve indispensable en estas faenas para todo  
grupo humano. En el año de estudio nos encontramos con una nota  
que dice:  
(
…)Al señor Jues Politico de la ciudad de Loja. Con los arrieros Pedro  
días y Francisco Jumbo tramito a usted tres cargas de Sal que son las  
únicas que han abido en esta Parroquia, y no las he mandado antes por  
la suma escases de bestias, y del mismo efecto, que no la ai ni para  
comer en esta población y cada carga se compone de siete arrobas y  
9
ban en seis costales de Gangocho… (sic)  
Como se ha venido sosteniendo, el arriero se volvió indis-  
pensable en la dinámica cotidiana y en persona de mucha confianza  
para entregar a él, el transporte de artículos delicados y de mucha  
importancia para transporte de insumos para la preparación del ran-  
cho de la tropa.  
El arriero significó una pieza esencial en el engranaje de la  
comunicación, como correo voluntario, como guía en los caminos de  
herradura que conducía a diferentes parroquias y en dinamizador  
del comercio.  
9
CMHL. FONDO 2 1829, fol. 179  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
401  
Gabriel Gómez Gómez  
Los arrieros eran seres humanos fuertes y de gran resistencia,  
caminaban a cualquier hora del día, nada los detenía, todo lo solu-  
cionaban de la mejor manera y seguían su camino rumbo al objetivo  
o meta propuesta. Los arrieros eran hombres expertos en determi-  
nados caminos, conocían todas las dificultades de la ruta y la sortea-  
ban de la mejor manera con sus animales de carga.  
La importancia del comercio  
Con la presencia de los arrieros, caballos y caminos, la acti-  
vidad del comercio se dinamiza, se desarrolla de mejor manera, el  
intercambio de productos de un lugar a otro, es imprescindible para  
la vida de los pueblos.  
El comercio en Loja en el año de 1829, no fue de gran enver-  
gadura, no se movilizaban grandes volúmenes; pero podemos decir  
que la presencia de los ejércitos en diferentes localidades y gracias a  
los caminos de conexión, motivaron el crecimiento de nuestro en-  
torno comercial.  
Uno de los productos de mayor circulación y comercializa-  
ción a lo interno de nuestro territorio era el arroz de Chaguarpamba,  
que se lo transportaba a velocidad para el consumo de la tropa.  
Al interior del territorio nacional, el comercio se limitaba a  
la compra y venta de productos de primera necesidad como es el  
caso de arroz, granos en general, papas, maíz y café. Se compraba y  
vendía por arrobas y se pagaba con la moneda nacional que era el  
peso.  
El comercio de, preferencia, se desarrolla en dos direcciones:  
la primera a lo interno de nuestra provincia, es decir, entre las pa-  
rroquias y la capital, y la segunda entre la provincia de Loja y la pro-  
vincia de Piura, en la República del Perú.  
Los productos que se negociaban con el Perú eran algunos,  
pero de manera preferencial la Sal, básica para la preparación de la  
alimentación cotidiana y para la preparación del rancho de la tropa  
de los ejércitos nacionales. Teniendo una gran demanda al interior  
de nuestra provincia. Las autoridades en relación a este producto de-  
terminaron la libre circulación y la no incautación de los mulares con  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
402  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
sus cargas de sal. En menor escala se comercializaba en la frontera  
sur, sebo, azúcar y pieles de ganado.  
Las relaciones sociales: étnicas, educación y salud  
Las relaciones sociales no eran de las mejores, por cuanto la  
sociedad estaba dividida en clases sociales: españoles, criollos, indios  
y esclavos. Los dos primeros grupos ostentaban el poder político y  
económico y, por lo tanto, el peso de los impuestos y el servicio gra-  
tuito descansaba en los últimos grupos sociales.  
Los hacendados, curas y militares, tenían una mano de obra  
gratuita para todas las actividades de producción, arrieraje y el ser-  
vicio doméstico en sus propiedades, existiendo una desigual distri-  
bución de la riqueza. (Que persiste)  
Nuestros nativos eran maltratados en todo orden y, además,  
debían pagar contribuciones, sin tener de dónde, por cuanto no re-  
cibían remuneración de ninguna clase por los trabajos realizados.  
Era el caso que cuando se trataba de reconocer derechos, estos no  
existían, solamente eran tomados en cuenta, cuando se trataba de  
pagar los impuestos.  
Educación  
Con el apoyo de fuentes primarias del año de 1829 y que se  
encuentran en el Archivo Municipal de Loja, podemos localizar ele-  
mentos de preocupación de las autoridades y de la sociedad en ge-  
neral por la problemática de base de toda sociedad que es la  
educación y formación de los niños y jóvenes. Estas preocupaciones  
eran y son muy justificadas, porque a través de la educación avanza  
la sociedad y busca objetivos de bienestar para toda la ciudadanía.  
En el marco de este año de estudio e investigación, encon-  
tramos una comunicación muy importante que dice mucho sobre la  
preocupación que tiene la primera autoridad en la relación a las pri-  
meras letras, que la transcribimos: “… Es en mi mano el oficio de V. fha  
te.  
2
3 del pres. en el que se sirve comunicar la suprema dispocision de S. E.  
el Libertador Presidente rrelativa al establecimiento de Escuelas primarias  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
403  
Gabriel Gómez Gómez  
es .  
en todas las Parroq inclusas las de Indígenas, lo obsevaré en todos sus ar-  
tículos como se ordena…” 10  
Como podemos apreciar, existe una sentida preocupación de  
la primera autoridad colombiana, para establecer escuelas no solo  
para un determinado grupo social, sino que dispone se incluyan a  
los grupos de hombres y mujeres indígenas. Hay un interés porque  
la educación llegue a todos los estratos de la sociedad y que, sin lugar  
a dudas, repercutirá en todo el territorio provincial, especialmente  
en sus parroquias.  
El espíritu de este oficio recorrerá el espacio territorial de  
nuestra provincia y se cumplirá la orden emanada por el presidente  
de la Gran Colombia, como lo demuestra en una interesante comu-  
nicación, al señor jefe político de la capital con fecha 1 de octubre de  
1829.  
Satisfago a vosotros la nota q del Corriente diciendo que con ella recibí  
la Copia del vando espedido por el Señor Gobernador de Provincia en  
trese del que rrije sobre quese ba nuevamente á establecer la Aula de  
Niños en esa Capital y por consiguiente las de Primeras Letras lo que  
se publicará en esta Parroquia de mi mando mañana Domingo once  
del presente por ser día de concurso de jentes para que lleguen a cono-  
11  
cer noticia de todos. (sic)  
Existe alegría en todos los vecinos y sus autoridades se com-  
prometen a difundir para que todos, estén informados y se apresten  
a poner a sus hijos en el sistema de educación llamado de primeras  
letras. Todos están contentos por cuanto, nuevamente, los niños van  
a concurrir a la escuela a aprender, este fue un anhelo de todos los  
padres que sus hijos asistan regularmente a las aulas escolares.  
Tenemos la impresión que la educación se encontraba estan-  
cada en estos años y es precisamente la comunicación del Libertador  
que hace florecer la esperanza de la educación en este espacio. Hay  
preocupación por parte de los padres de familia, autoridades y maes-  
tros. Un maestro muy preocupado por la educación de sus alumnos,  
para que todos tengan la comodidad para aprender se dirige al Señor  
1
1
0 CMHL. FONDO 2 1829, fol. 185  
1 CMHL. FONDO 2 1829, fol. 117  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
404  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
“Jues Politico Militar” y le dice: “Hasta esta fecha tengo 67 niños, y no  
habiendo mas que 60 pizarras, y 17 cuadernos muy rotos; y siendo muy  
12  
probable que dentrarán algunos mas niños…”  
La elocuencia de la nota demuestra el afán del maestro por  
hacer muy bien las cosas en el proceso enseñanza aprendizaje y re-  
clama a los responsables que envíen lo indispensable para garantizar  
un buen desempeño.  
Se manejaba el método apropiado de enseñanza mutua para  
la enseñanza, y lo hace a través de aquel, que tenía vigencia en todo  
el mundo y que, en nuestro medio, el maestro de escuela lo ponía en  
práctica por ello, se dirige a la Ilustre Municipalidad en los siguientes  
términos:  
El Mtro de Enseñanza mutua me acaba de pasar la nota qe. incluyo á  
VSS. y siendo la solicitud qe contiene muy justa y legal como fundada  
en una de las prevención de la guía del método Lancasteriano, se hande  
servir VSS. facultarme pa. qe. le abone mensualmente el dinero preciso  
13  
pa. premios semanales qe deben darse a los niños de Escuela… (sic)  
Como podemos interpretar, el pueblo de nuestro espacio geográfico,  
estuvo motivado por la organización de la escuela con sus maestros  
con métodos de aprendizaje Lancasteriano.  
Salud  
De acuerdo al trabajo de investigación realizado en las fuentes  
primarias del año de 1829, no hemos encontrado enfermedades fre-  
cuentes o contagiosas que haya sufrido la sociedad de nuestra pro-  
vincia, en forma personal o colectiva. Tampoco han existido pestes,  
ni pandemias que hayan diezmado a la población.  
La sociedad civil y militar tenía claridad en el aseo de barrios,  
casas, calles y el adecentamiento de los lugares de vivienda; en los  
espacios escolares fue una práctica cotidiana que contribuyó a evitar  
las enfermedades colectivas. Tomas Armijos, al dirigirse al señor  
Jues Politico Municipal” de esta capital, en la parte pertinente dice:  
1
1
2 CMHL. FONDO 2 1829, fol. 156  
3 CMHL. FONDO 2 1829, fol. 280  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
405  
Gabriel Gómez Gómez  
(
…) A pesar de las momentáneas fatigas que tiene este Jusgado y los  
Comisarios: con ello personalmente y con el ultimo entuciasmo me he  
dedicado, a velar y hacer cumplir las ordenes superiores. En su merito,  
se an aseado las calles en los días anteriores, y sin envargo de la ince-  
sante lluvia que se experimenta en este lugar, se procura con los ciu-  
14  
dadanos hacer limpiar sus pertinencias… (sic)  
Esto corrobora lo que hemos venido indicando en renglones  
anteriores, sobre la constante preocupación de mantener todo limpio,  
sin basura al aire libre, para evitar la proliferación de moscas que  
contaminen los alimentos y el agua y así evitar algunos canales de  
contaminación.  
El “comisario de barrio” es un funcionario clave para vigilar  
el cumplimiento constante de las normas establecidas para el aseo  
de los espacios públicos y privados. Este personaje combatía todo  
foco posible de contaminación como es el caso de las “Trincherias”  
que eran lugares de venta de aguardiente, que fueron combatidas y  
clausuradas, por esta razón, no se ven hombres embriagados en las  
calles a excepción de los soldados, a quienes no se les puede observar  
por cuanto estos pertenecen a una unidad militar y son los Jefes a  
quienes toca controlarlos y administrar correctivos, para superar este  
deprimente espectáculo.  
Las autoridades también se preocuparon de organizar los  
hospitales, con el aporte de la sociedad. Podemos decir que existían  
dos hospitales. Uno de militares o de guerra, que tenía una función  
itinerante, y el otro fijo, que atendía todos los días al servicio de la  
sociedad. Para el funcionamiento del hospital civil se nombraba un  
Mayordomo del hospital, para que, a esta casa de salud pública no  
le falte nada para su funcionamiento adecuado.  
Esta ocupación de tanta responsabilidad, exigía también una  
selección adecuada del personal, y don Ygnacio Espinosa cursa una  
nota que dice así:  
R. de Colombia  
Loja diciembre 30 de 1829  
Al Sor. J.P.M.  
14 CMHL. FONDO 2 1829, fol. 139  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
406  
Los archivos municipales  
y su importancia. Loja en 1829  
En esta fecha, con la de ayer recibi su nota de V. Comunicandole la elec-  
ción de Mayordomo del Hospital, y confirmación del Gobierno al des-  
tino. En su merito quedo notificado pa. el dia 1ro. del mes entrante  
presentandome a su Jusgado en donde prestaré en mano, de V. el jura-  
15  
mento de estilo. (sic)  
Conclusiones  
Es de vital importancia seguir en la investigación histórica  
con las fuentes primarias para descubrir la verdadera historia o las  
partes de la misma que no conocemos, para aportar con nueva y  
fresca información confiable, basada en documentos originales, para  
aclarar o completar algunas temáticas del cantón o la provincia.  
Descubrir nuevos datos muy significativos para completar  
la historia escrita que existe en nuestro entorno y ofrecer a la socie-  
dad lojana, aportes inéditos de nuestro pasado.  
Descubrir la historia desconocida no investigada adecuada-  
mente en fuentes primarias, es una nueva oportunidad de conocer  
la verdad, para difundirla a las nuevas generaciones y trazar nuevos  
caminos sin los errores del pasado, es una buena manera de escribir  
o de reescribir la nueva historia desde las masas populares.  
Cualidades que me han llamado la atención de la escritura de 1829  
La mayoría de los documentos escritos, tiene buena letra,  
sangría y puntuación; la escritura manuscrita es realizada con tinta  
y con pluma sobre papel; la letra es fina y bien trazada, con rasgos  
muy nítidos. El punto seguido se lo representa con dos líneas peque-  
ñas dentro del renglón (=) y el punto final con una línea más larga .  
El uso de las mayúsculas, a más de los nombres propios se  
utilizan también, para darle mayor importancia a los objetos o cosas  
que son de mucha importancia para la vida cotidiana, ejemplo: Sal,  
Sebo y Mulares  
Se utiliza con frecuencia las abreviaturas de forma conven-  
cional a la comodidad del escribiente. Se escriben las palabras de una  
15 CMHL. FONDO 2 1829, fol. 362  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
407  
Gabriel Gómez Gómez  
forma incompleta y se coloca en forma de exponente la silaba o letra  
a
or  
s
final. Ejemplo: “Parroq ”, “Gov. ”, Alc. ”.  
Al inicio de la escritura la primera letra mayúscula está es-  
crita con rasgos que adornan a la letra llamadas serifas. Con frecuen-  
cia existen ligaduras entre las palabras. Se puede notar en la escritura  
la utilización de la “q” por “c”, por ejemplo: “quanto”.  
Es notorio en la escritura que fue hecha por una persona  
muy preparada, que sabía del oficio y que en esos tiempos se lo lla-  
maba “Oficial de Pluma”, era una profesión muy cotizada. Se men-  
ciona también, la existencia de un elemento que hace las veces de  
archivo llamado “Libro Copiador”, que viene a ser una especie de  
archivo móvil.  
La importancia para Loja  
Es imperativamente trascendental, ya que, al revisar las  
fuentes primarias de nuestro archivo, descubrimos nuevos aportes  
a la historia de Loja. Se han aportado nuevos datos que, sin lugar a  
dudas, esclarecen las temáticas ya estudiadas. Es necesario señalar  
con el respaldo de fuentes primarias que estamos escribiendo una  
historia confiable.  
La libertad consiste en volver a escribir nuestra propia histo-  
ria, cimentados en fuentes originales, desde la otra orilla, conside-  
rando al pueblo, a los pueblos, como los protagonistas de los  
acontecimientos históricos. La verdadera historia se escribe basada  
siempre en fuentes primarias para que sea una historia irrefutable,  
de lo contrario, no pasaría de ser un ensayo o crónica.  
Loja, 12 noviembre de 2020  
Bibliografía  
CMHL. FONDO 2, 1829.  
BOLETÍN ANH Nº 204–Vol XCVIII • 386–408  
408  
La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Gómez Gómez, Gabriel,  
Los archivos municipales y su importancia: Loja en 1829",  
"
Boletín de la Academia Nacional de Historia, vol. XCVIII, Nº. 204,  
julio - diciembre 2020, Academia Nacional de Historia, Quito,  
2021, pp.386-408