BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCV  
Nº 198  
Julio–diciembre 2017  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
DIRECTOR:  
Dr. Jorge Núñez Sánchez  
SUBDIRECTOR:  
SECRETARIO:  
TESORERO:  
Dr. Franklin Barriga López  
Ac. Diego Moscoso Peñaherrera  
Hno. Eduardo Muñoz Borrero  
Mtra. Jenny Londoño López  
BIBLIOTECARIA-ARCHIVERA:  
JEFA DE PUBLICACIONES:  
Dra. Rocío Rosero Jácome  
RELACIONADOR INSTITUCIONAL: Dr. Vladimir Serrano Pérez  
BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCV  
Nº 198  
Julio–diciembre 2017  
©
Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
e-ISSN Nº 2773-7381  
Portada  
Monumento a Vicente Rocafuerte  
en la ciudad de Guayaquil  
Diseño e impresión  
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Quito  
landazurifredi@gmail.com  
enero 2019  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCV – Nº. 198  
Julio–Diciembre 2017  
BIENVENIDA A SIMÓN VALDIVIESO VINTIMILLA  
COMO MIEMBRO CORRESPONDIENTE  
DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Jorge Núñez Sánchez1  
Comienzo por hacer algunas necesarias precisiones sobre el  
carácter institucional y las funciones de la Academia Nacional de  
Historia. Fue fundada en 1909 por el sabio historiador y patriota  
monseñor Federico González Suárez y un grupo de jóvenes discípu-  
los suyos, empeñados todos ellos en darle a la historia un carácter  
científico, basado en el estudio de las fuentes documentales, que su-  
perara el espíritu partidario que había inspirado hasta entonces el  
quehacer historiográfico. Y nació con el inspirador nombre de Socie-  
dad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, que señalaba  
desde su inicio el espíritu abierto que inspiraba a sus fundadores,  
quienes fijaron como su horizonte el de la Patria Grande.  
La labor que ese grupo de pioneros de la ciencia desarrolló  
durante la primera década de acción institucional fue tan importante  
que, en 1920, el Congreso Nacional ecuatoriano dictó una ley en que  
reconocía a la mencionada Sociedad el carácter de Academia Nacio-  
nal de Historia, le asignaba amplísimas funciones de promoción de  
los estudios históricos y de protección de fuentes documentales y  
monumentos históricos, y disponía que esta institución fuera soste-  
nida económicamente por el Estado.  
El año 2003, ya en el actual siglo, esa Ley Constitutiva de  
nuestra Academia fue actualizada por un Ley Reformatoria, que le  
reconoció el carácter de “entidad oficial autónoma”, es decir, de un  
organismo de carácter privado pero con finalidad social y pública,  
con estatutos aprobados por el Estado y al que el gobierno nacional  
debía aportar un presupuesto anual para su sostenimiento.  
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Director de la Academia Nacional de Historia.  
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Jorge Núñez Sánchez  
Esto nos permite definir de mejor modo el carácter y función  
de nuestra Academia, que es una organización de carácter y vocación  
científica, destinada a promover los estudios históricos y las investi-  
gaciones sobre el pasado ecuatoriano y americano, y que está inte-  
grada por todas aquellas personas que hayan alcanzado un nivel  
meritorio en este campo, a partir de sus trabajos y publicaciones.  
Pero hay que aclarar que no somos, ni pretendemos ser, un colegio  
profesional de historiadores, para ingresar al cual haya necesidad de  
tener título en ciencias históricas. Por el contrario, al igual que en la  
mayoría de academias de igual tipo que existen en el mundo, en la  
nuestra forman filas estudiosos que provienen en su mayoría de las  
ciencias históricas y geográficas, tales como arqueólogos, historia-  
dores, demógrafos, genealogistas, paleógrafos y geógrafos, pero tam-  
bién otros de diversas especialidades afines, como sociólogos,  
antropólogos, lingüistas, pedagogos y filósofos, e incluso ingenieros,  
arquitectos y médicos que se han empeñado en estudiar la historia  
desde su particular horizonte profesional.  
Esta variopinta integración tiene toda la razón de ser, porque  
la historia es una disciplina científica demasiado importante y am-  
plia como para que puedan manejarla exclusivamente los titulados  
en historia, que, por lo demás, son muy pocos en el país, donde ape-  
nas existe una Escuela universitaria de Historia, de existencia casi  
intermitente.  
Y es que la Historia, como hoy se la concibe, no se reduce al  
estudio de los héroes, las batallas y las fechas epónimas, o al análisis  
de la sucesión de gobiernos de un país, sino que es una ciencia social  
de amplísimas perspectivas, a la que las grandes corrientes científi-  
cas del siglo pasado han enriquecido con nuevos y atractivos hori-  
zontes. Si el marxismo demostró, ya en el siglo XIX, que para  
entender cabalmente a una sociedad era indispensable analizar sus  
clases sociales y las luchas políticas e ideológicas que entre ellas se  
producían, ya en el siglo XX se produjeron nuevos aportes concep-  
tuales desde la francesa Escuela de los Annales, que nos reveló la im-  
portancia de la historia serial y de los estudios de la vida cotidiana;  
desde la Escuela Inglesa de Historia Social, que nos mostró esa his-  
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como Miembro Correspondiente de la ANH  
toria que bullía bajo la estructura del poder, entre trabajadores, re-  
beldes y bandidos; desde la norteamericana Nueva Escuela de His-  
toria Económica, que nos propuso un amplio panorama de estudios  
alrededor de los procesos económicos y sus efectos sociales.  
Agreguemos a eso las nuevas corrientes epistemológicas sur-  
gidas en nuestra propia América, tales como la historia de la cultura,  
que iniciaran con tanto lucimiento los hermanos Pedro, Camila y  
Max Henríquez Ureña en República Dominicana; los estudios de his-  
toria regional, desarrollados en América Latina a partir de los años  
setentas del siglo pasado, y en los que tuvo presencia significativa  
la Universidad de Cuenca a través del IDIS; y la historia testimonial,  
que, a partir de los antecedentes de los cronistas de la conquista y  
sobre todo de Guamán Poma de Ayala, cobró nuevos bríos con los  
estudios de Oscar Lewis sobre Los hijos de Sánchez y el fenómeno mi-  
gratorio mexicano, y asumió plenitud de forma con el reconoci-  
miento del género testimonial por parte de Casa de las Américas, de  
Cuba.  
En fin, justo es que reconozcamos también a esa naciente Es-  
cuela Andina de Historia de los Desastres Naturales, que se empeña  
en entender fenómenos naturales de tremendo impacto social, que  
han sido propios, aunque no exclusivos, de nuestra región del  
mundo. Ella tuvo como antecedente los análisis del tradicionista pe-  
ruano Ricardo Palma acerca de las que llamó “Injurias del Tiempo”  
y cobró nivel verdaderamente científico con los estudios del también  
peruano Lorenzo Huertas Vallejos, sobre terremotos en el Perú y en  
especial sobre el Fenómeno de El Niño. Sin falsa modestia, agregue-  
mos a ello el esfuerzo actual de nuestra Academia para estudiar y  
difundir los estudios ecuatorianos sobre la Historia de los Desastres  
Naturales, que se han concretado en la publicación de dos impor-  
tantes tomos, que se se agotaron en breve tiempo y que hoy hemos  
reeditado en edición digital; el uno se titula precisamente Historia de  
los Desastres Naturales en el Ecuador y es de autoría de Franklin Ba-  
rriga López y el otro, coordinado por este servidor, se denomina Los  
Fenómenos Naturales en la historia del Ecuador y el Sur de Colombia.  
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Volviendo al tema central de nuestro discurso, creo que lo  
expuesto ilustra bastante bien la utilidad que tiene para las ciencias  
históricas la participación de profesionales de distintas actividades  
en el estudio de los fenómenos y testimonios del pasado.  
Es en este amplio marco del quehacer historiográfico que hoy  
recibimos como nuevo Miembro Correspondiente de nuestra Aca-  
demia al doctor Simón Valdivieso Vintimilla, un intelectual que,  
como muchos otros, ha llegado a la historia desde la orilla del Dere-  
cho, en la que ha logrado un lugar destacado, pero cuyas preocupa-  
ciones lo han llevado a estudiar el pasado político y cultural de su  
región y en especial la vida y acciones de ciertos personajes olvida-  
dos, incomprendidos o francamente denostados.  
Así, nuestro recipiendario se empeñó en estudiar al mariscal  
José de Lamar, un militar nacido en Cuenca, formado en el Perú vi-  
rreinal y que finalmente se adhirió a la causa de la independencia,  
llegando a alcanzar el grado de Gran Mariscal del Perú y a conver-  
tirse en el segundo Presidente republicano de ese país, tras la partida  
de Simón Bolívar. Hasta ahí la historia personal y política de Lamar  
no tiene resistencia alguna, pero es a partir de entonces cuando su  
figura se ha vuelto controvertida, en especial por el papel que cum-  
plió en la invasión peruana a Colombia, en 1828, y por su intento de  
separar de la Gran Colombia al Distrito del Sur.  
Alguien ha escrito que “la historia la escriben los vencedo-  
res” y este caso demuestra la verdad de esa afirmación. Si Lamar hu-  
biese vencido en la batalla del Portete de Tarqui, seguramente  
hubiese sido recibido en triunfo en su ciudad natal –donde se dice  
que ya estaba preparado el banquete y hasta los discursos del caso–  
y probablemente hubiera sido el fundador de la República del Ecua-  
dor, en vez del venezolano Juan José Flores. Es más, quizá nuestra  
historia republicana hubiese comenzado con un impulso liberal y no  
con un signo tan conservador como el que impusieron Flores y su  
grupo oligárquico. Pero la historia no es una novela ni un campo de  
especulación sobre lo que pudo ser, sino el relato de lo que fue. Y la  
realidad histórica es que Lamar fue derrotado en Tarqui, que eso pro-  
vocó su derrocamiento en el Perú por el general Gamarra y su par-  
tida al destierro en Costa Rica, donde falleció más tarde.  
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como Miembro Correspondiente de la ANH  
Para el naciente Ecuador, la consecuencia histórica fue que  
Lamar terminó siendo estigmatizado por los colombianos y florea-  
nos con el signo de “traidor a su Patria”, pese a que el mismo Simón  
Bolívar consignó en una de sus cartas la afirmación de que Lamar  
venía con el ánimo de separar el Sur de Colombia para fundar la Re-  
pública del Ecuador, de la que aspiraba a ser Presidente, quedando  
Gamarra como Presidente del Perú. Hay, pues, buenas razones para  
que los ecuatorianos reivindiquemos la figura del mariscal Lamar,  
personaje heroico pero desgraciado.  
Otro personaje sobre el que Simón Valdivieso Vintimilla ha  
trabajado es el gran escultor Gaspar Sangurima, sobre el que publicó  
un importante estudio titulado “Gaspar Sangurima, documentado”,  
que nos muestra a este personaje “de cuerpo entero y sin lecturas  
sesgadas”, a partir de los documentos históricos y no desde la le-  
yenda, lo cual constituye sin duda un mérito historiográfico.  
Y ahora, en la misma línea, nos brinda como tema de su dis-  
curso de incorporación un nuevo trabajo de similares características,  
cual es un estudio analítico del testamento del escultor José Miguel  
Vélez, estudio que ha sido sintetizado para esta exposición pública,  
aunque seguramente será publicado en versión ampliada.  
Quiero, por fin, resumir la personalidad y acción de nuestro  
recipiendario en el campo del Derecho, que es el de su ocupación  
profesional.  
Es Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, Doctor en Jurispru-  
dencia y abogado, títulos alcanzados en la prestigiosa Universidad  
de Cuenca.  
Tiene un Diplomado Superior de Derecho Constitucional y Dere-  
chos Fundamentales, Universidad de Cuenca .Y ha aprobado el  
Curso de Formación Judicial Superior para jueces, “Dimensión Ju-  
rídica de la Integración Política y Económica”, en la Escuela Judi-  
cial, del Consejo General del Poder Judicial, en Barcelona, España,  
2000.  
Es Especialista en Derecho Penal y Justicia Indígena, 2009, UNIAN-  
DES. También es Magister en Derecho Penal y Criminología,  
UNIANDES, 2010.  
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Jorge Núñez Sánchez  
En su campo jurídico, ha ejercido las siguientes funciones:  
Asesor de la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia desde Sep-  
tiembre 2002 a marzo 2005  
Juez Segundo de Garantías Penales desde octubre de 1991 hasta  
abril de 2014  
Presidente y Juez del Primer Tribunal de Garantías Penales del  
Azuay, febrero de 2010 a julio de 2012  
Procurador Síndico, Municipalidad de Cuenca, Mayo de 2014 a  
Enero de 2015  
Secretario General, Municipalidad de Cuenca, Enero de 2015 a  
Mayo de 2016  
Secretario General, GAD Provincial del Azuay, Mayo de 2016, en  
funciones.  
A su vez, en el campo de la docencia universitaria ha dictado  
las siguientes cátedras:  
Profesor de Economía Política, Universidad Católica de Cuenca  
Profesor de Derecho Penal en Universidad de Cuenca, la Univer-  
sidad Católica de Cuenca y la Universidad del Azuay  
Profesor de Derecho Procesal Penal en la Universidad de Cuenca,  
la Universidad SEK, de Quito y en la Universidad del Pacífico, de  
Cuenca.  
Profesor de Derecho Procesal Constitucional en la Universidad Pa-  
namericana de Cuenca  
Profesor de Criminología, en la Facultad de Jurisprudencia, Uni-  
versidad de Cuenca,  
Profesor de Derechos Humanos, Facultad de Jurisprudencia, Uni-  
versidad de Cuenca.  
En tanto que hombre de cultura, pertenece a la Casa de la  
Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay, siendo Vocal de su Directo-  
rio entre 2011 y 2015. Y ha sido, y sigue siendo, articulista del Diario  
El Mercurio, de Cuenca.  
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Bienvenida a SimónValdiviesoVintimilla  
como Miembro Correspondiente de la ANH  
En fin, mencionemos que, fuera del campo de la historia,  
tiene numerosas publicaciones, entre las que podemos mencionar a  
las siguientes:  
Código Penal con Definiciones y Concordancias, Quito, 1997. Corpo-  
ración de Estudios y Publicaciones.  
Cuenca, Patrimonio Cultural y Turismo, Cuenca, 2001. Consejo Pro-  
vincial del Azuay.  
El Juez Ecuatoriano y el Nuevo Código de Procedimiento Penal, Quito,  
2
004. Corporación de Estudios y Publicaciones.  
Índice Analítico y Explicativo del Código de Procedimiento Penal Ecua-  
toriano, Ediciones Carpol, Cuenca, 2007.  
El Derecho a un juicio rápido, Ediciones Carpol, Cuenca, 2010.  
Índice Analítico y Explicativo del Código de Procedimiento Penal Ecua-  
toriano, Segunda Edición aumentada y actualizada, Ediciones Carpol,  
Cuenca, 2012.  
Litigación Penal en el Ecuador, Ediciones Carpol, Cuenca, 2014.  
Creo que todo lo expuesto redondea en gran medida la imagen  
intelectual de nuestro recipiendario, el doctor Simón Vadivieso Vin-  
timilla, a quien doy oficialmente la más cálida bienvenida a la Aca-  
demia Nacional de Historia del Ecuador.  
Muchas gracias por su atención  
Cuenca, 6 de octubre de 2017  
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La Academia Nacional de Historia es una  
institución intelectual científica,  
y
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
historiadores  
entendiéndose por tales  
profesionales,  
quienes  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Núñez Sánchez, Jorge,  
BIENVENIDA  
A
SIMÓN VALDIVIESO VINTIMILLA COMO  
MIEMBRO CORRESPONDIENTE DE LA ACADEMIA NACIONAL DE  
HISTORIA, boletín de la academia nacional de historia, vol. XCV,  
Nº. 198, julio  diciembre 2018, Academia Nacional de Historia,  
Quito, 2017, pp. 345-351.