Jorge Núñez Sánchez
Esto nos permite definir de mejor modo el carácter y función
de nuestra Academia, que es una organización de carácter y vocación
científica, destinada a promover los estudios históricos y las investi-
gaciones sobre el pasado ecuatoriano y americano, y que está inte-
grada por todas aquellas personas que hayan alcanzado un nivel
meritorio en este campo, a partir de sus trabajos y publicaciones.
Pero hay que aclarar que no somos, ni pretendemos ser, un colegio
profesional de historiadores, para ingresar al cual haya necesidad de
tener título en ciencias históricas. Por el contrario, al igual que en la
mayoría de academias de igual tipo que existen en el mundo, en la
nuestra forman filas estudiosos que provienen en su mayoría de las
ciencias históricas y geográficas, tales como arqueólogos, historia-
dores, demógrafos, genealogistas, paleógrafos y geógrafos, pero tam-
bién otros de diversas especialidades afines, como sociólogos,
antropólogos, lingüistas, pedagogos y filósofos, e incluso ingenieros,
arquitectos y médicos que se han empeñado en estudiar la historia
desde su particular horizonte profesional.
Esta variopinta integración tiene toda la razón de ser, porque
la historia es una disciplina científica demasiado importante y am-
plia como para que puedan manejarla exclusivamente los titulados
en historia, que, por lo demás, son muy pocos en el país, donde ape-
nas existe una Escuela universitaria de Historia, de existencia casi
intermitente.
Y es que la Historia, como hoy se la concibe, no se reduce al
estudio de los héroes, las batallas y las fechas epónimas, o al análisis
de la sucesión de gobiernos de un país, sino que es una ciencia social
de amplísimas perspectivas, a la que las grandes corrientes científi-
cas del siglo pasado han enriquecido con nuevos y atractivos hori-
zontes. Si el marxismo demostró, ya en el siglo XIX, que para
entender cabalmente a una sociedad era indispensable analizar sus
clases sociales y las luchas políticas e ideológicas que entre ellas se
producían, ya en el siglo XX se produjeron nuevos aportes concep-
tuales desde la francesa Escuela de los Annales, que nos reveló la im-
portancia de la historia serial y de los estudios de la vida cotidiana;
desde la Escuela Inglesa de Historia Social, que nos mostró esa his-
BOLETÍN ANH Nº 198 • 345–351
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