Diego Moscoso Peñaherrera
Después de recordar brevemente, la metodología que emplea
la Academia en lo que a ingresos se refiere, deseo comentar muy rá-
pidamente sobre el discurso del recipiendario que se resume en ha-
cernos conocer sobre “Curiosidades sobre patriotas, próceres y
prohombres”.
Difícil y complicado constituye el estudio y desarrollo genea-
lógico de prominentes hombres que han transitado dejando una im-
portante huella histórica, que muchas veces pasa desapercibida en
las relaciones de sucesos por años. Conocimientos de personajes en
el que su vida, su desempeño se convierte en enlaces históricos de
importancia que proporcionan al historiador elementos valiosos para
la comprensión y estudio del pasado.
Interesante es conocer datos genealógicos sobre el Marqués
de San José, la familia Gangotena, sobre los Condes de la Casa Jijón,
sobre el mineralogista don Bernardo de Larrea y Villavicencio o so-
bre el general don Gregorio de Larrea, antepasado del historiador
que hoy se incorpora.
Todos estos personajes se vinculan directa o indirectamente
con aquellos que tienen un lugar preponderante en la historia, tal es
el caso, por ejemplo, del Conde Ruiz de Castilla, cuando presidente
de la Real Audiencia del Cusco, en 1795 se sospechaba de don Juan
de Larrea como posible autor de ciertos pasquines sediciosos liber-
tarios que aparecieron en Buenos Aires.
O el caso, cuando el Barón Alejandro de Humboldt pasó por
Quito en 1802, don Juan de Larrea y Villavicencio le entregó la me-
moria Las Manufacturas de la Provincia de Quito redactada por Larrea,
sobre la economía de la Audiencia.
Y abundan los detalles interesantes como el que nos da a co-
nocer nuestro recipiendario cuando dice: “Hemos descubierto que
don Juan Pío Montufar y Larrea, ll marqués de Selva Alegre, presi-
dente de la Junta de Gobierno de Quito del 10 de Agosto de 1809,
tuvo un hijo natural que fue el Coronel Francisco Montúfar, nacido
en Quito; uno de los defensores de Quito bajo el mando de Sucre,
combatió en la batalla de Pichincha de 1822 y participó en las accio-
nes de Pasto, Ibarra y Catumbuco”. Al igual que sus hermanos Car-
BOLETÍN ANH Nº 198 • 443–446
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