BOLETÍN
DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE HISTORIA
Volumen XCIX Nº 206-A
Julio-diciembre 2021
Quito-Ecuador
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
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BOLETÍN de la A.N.H.
Vol XCIX
Nº 206
Julio-diciembre 2021
© Academia Nacional de Historia del Ecuador
ISSN Nº 1390-079X
eISSN Nº 2773-7381
Portada
Dr. Paul Rivet, 1876, Wasigny, Francia-1958, París, Francia
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Quito
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diciembre 2021
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
Vol. XCIX - Nº. 206-A
Julio-diciembre 2021
ECUADOR Y FRANCIA EN LA CIENCIA Y LA CULTURA1
Franklin Barriga López2
Resumen
El ensayo comprende tres partes. La primera enfoca la im-
portancia de la Primera Misión Geodésica francesa realizada en el
siglo XVIII que, en 1736, llegaron a la Audiencia de Quito liderados
por La Condamine. Como contraparte española estuvieron los mili-
tares Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Estos académicos franceses y
españoles se vincularon con el geógrafo quiteño Pedro Vicente Mal-
donado y con la Compañía de Jesús. La labor científica de esta Mi-
sión duró hasta 1744. Además, en épocas posteriores, varios otros
estudiosos de distintas procedencias europeas y nacionalidades vi-
sitaron Quito en los siglos XVIII- XIX; por ellos, se expone la biblio-
grafía más representativa. La segunda parte se concentra en la
Segunda Misión Geodésica francesa que arranca con el enfoque de
las exposiciones universales de París a fines del siglo XIX -vitrina de
ciencias y tecnologías- y Ecuador como centro de interés científico
mundial entre 1901-1906; en consecuencia, se enlista los nombres de
los geodésicos participantes y la preeminencia de Paul Rivet a través
de las publicaciones sobre Ecuador y su vinculación con el famoso
historiador y arqueólogo Federico González Suárez, fundador de la
Academia Nacional de Historia, auspiciante y guía para los conoci-
1 Recibido: 16/08/2021 // Aceptado: 26/11/2021
2 Doctor en Ciencias Sociales, Políticas e Internacionales, con estudios de postgrado en el país
y el exterior. Actual Director de la Academia Nacional de Historia, pertenece, además, a varias
academias de América y Europa. Escritor, historiador, catedrático y periodista de página edi-
torial. Doctor Honoris Causa (Literatura) por la Universidad Internacional del Ecuador. Su ac-
tividad intelectual, especialmente como profesor invitado o conferencista, se ha desenvuelto
en academias diplomáticas y universidades de los cinco continentes. Autor de 120 obras pu-
blicadas y de más de tres mil artículos editados en la prensa nacional y del extranjero. Primer
Premio en el Concurso Intercontinental, convocado para escritores de habla inglesa, francesa,
portuguesa y española, por la OEA y el Gobierno de Venezuela (1983), con motivo del Bicen-
tenario del Libertador, con su libro Bolívar y la educación en América.
f-barri@uio.satnet.net
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mientos de Rivet en arqueología e historia del Ecuador que culminó
en Francia con la publicación de Etnografía del Antiguo Ecuador. La
tercera parte trata de la cultura a través de la literatura de principios
del siglo XX en Francia, en Ecuador y América Latina a través de la
mención de connotados autores nacionales y extranjeros.
Palabras clave: Primera misión geodésica; Segunda misión geodé-
sica, Ecuador científico en los siglos XVIII, XIX y XX, cultura ecuato-
riana, amistad franco-ecuatoriana.
Abstract
The essay comprises three parts. The first focuses on the im-
portance of the First French Geodesic Mission carried out in the 18th
century which, in 1736, reached the Audiencia of Quito led by La
Condamine. As a Spanish counterpart were the military Jorge Juan
and Antonio de Ulloa. These French and Spanish academics were
linked with the Quito geographer Pedro Vicente Maldonado and
with the Society of Jesus. The scientific work of this Mission lasted
until 1744. In addition, in later times, several other scholars of dif-
ferent European origins and nationalities visited Quito in the 18th-
19th centuries; for them, the most representative bibliography is
exposed. The second part concentrates on the Second French Geo-
desic Mission that began with the focus of the universal exhibitions
of Paris at the end of the 19th century -science and technology show-
case- and Ecuador as a center of world scientific interest between
1901-1906; Consequently, the names of the participating geodesics
and the preeminence of Paul Rivet through the publications on
Ecuador and his connection with the famous historian and archae-
ologist Federico González Suárez, founder of the National Academy
of History, sponsor and guide for the Rivet’s knowledge of archeol-
ogy and history of Ecuador that culminated in France with the pub-
lication of Ethnography of Ancient Ecuador. The third part deals
with culture through the literature of the early twentieth century in
France, Ecuador and Latin America through the mention of well-
known national and foreign authors.
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
Keywords: First geodetic mission; Second geodesic mission, scien-
tific Ecuador in the 18th, 19th and 20th centuries, Ecuadorian culture,
Franco-Ecuadorian friendship.
Antecedentes
Cuando Charles Marie de La Condamine (1701-1774) visitó a
la en ese entonces Real Audiencia de Quito se quedó sorprendido al
encontrar personas que hablaban y hasta traducían el francés.
En su libro Diario del Viaje al Ecuador, publicado originalmente
en París en 1751, ofreció una visión objetiva, en gran parte alejada
de los prejuicios eurocéntricos que aún perduran en algunos estu-
diosos del Viejo Continente: el sabio francés supo compenetrarse en
la realidad de nuestro país y dejar testimonio veraz de lo que ob-
servó, útil para las ciencias históricas, geográficas y afines, como lo
hicieron, por su lado, los enviados de la realeza española, que se in-
corporaron a la Misión Francesa, Jorge Juan y Antonio de Ulloa en
sus obras Noticias secretas de América y Relación histórica del viaje a la
América Meridional.
Rememoró, La Condamine, con especial relieve, el hospedaje
que tuvo en la quinta Elen, de propiedad del General de Caballería
José Dávalos, en donde todos los moradores entendían el francés y
había libros en este idioma: La Condamine advirtió que se admiraba
a esa cultura, por ello con afecto y gratitud llamó las Tres Musas
Francesas a tres damas de esta familia que, además, pintaban al óleo
y tocaban instrumentos musicales, como el arpa, el clavecín, la gui-
tarra, el violín y la flauta.3
Había gente que, en Quito, poseía nutridas bibliotecas, que
había estudiado en París, como Juan de Luján, Protector de los Indios
o personas que viajaba a esa ciudad, como el Marqués de Maenza.
3 Charles-Marie de La Condamine, Diario del viaje al Ecuador, traducción Eloy Soria Sánchez,
Coordinación General del Coloquio “Ecuador 1986”, 150 Aniversario de la Primera Misión
Geodésica, Quito, Ecuador, 1986, pp. 56 y 57.
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Cuando La Condamine llegó a Quito, el 4 de junio de 1736, luego de
trece meses de haber salido de Francia, se quedó admirado del pai-
saje que contempló; además llamó la atención la notable singulari-
dad de la existencia, en ese medio, de dos universidades.4
Recibió hospitalidad y apoyo, especialmente de la nobleza
criolla ilustrada, para llevar a cabo su trabajo que, al igual que el del
resto de integrantes de la Misión Geodésica Francesa, se desenvolvió
en condiciones sumamente difíciles, partiendo de las propias desar-
monías entre ellos. Hubo factores adversos, como la falta de vías de
comunicación en una geografía abrupta y cambiante que, en no mu-
chos kilómetros de recorrido, pasaba de la manigua al páramo, de
las playas a las altas cimas nevadas o a la selvas impenetrables; a los
contrastes ambientales hay que añadir las limitaciones económicas,
el fanatismo religioso y otras condiciones deplorables, sociales y edu-
cativas, en que subsistían especialmente los elementos integrantes
de la clase baja, como los indígenas y mestizos. Cuatro franceses pe-
recieron en esta empresa, uno por fiebres malignas, otro perdido en
la manigua, un tercero se cayó de un campanario y el último, el más
conocido, el cirujano Seniergues, asesinado en Cuenca en condicio-
nes que no son del caso enfocar en estos momentos.
Lo cierto es que esta primera Misión, pese a los obstáculos
que fueron superados con esfuerzo y constancia, tuvo trascendencia
de enorme magnitud: la forma de la Tierra quedó definitivamente
establecida; se midió un arco de meridiano; se sustentaron las bases
del Sistema Métrico Decimal, con el metro como la unidad equiva-
lente a la diezmillonésima parte del cuadrante terrestre. La primera
Misión consignó otras informaciones valiosas para el adelanto cien-
tífico; influyó para que a la flamante República, constituida en 1830,
se le ponga el nombre de Ecuador, en razón de las tierras descritas
que llamaron del ecuador, refiriéndose a la línea equinoccial y que
fueron asociándose para la identificación de nuestra Patria.
La Condamine escribió la perspectiva del trabajo que estaban
haciendo los miembros de esta Primera Misión; los geodésicos no se
arredraron y, aunque separados por incomprensiones que no logra-
4 Ibíd., pp.13, 52, 53 y 57.
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ron superar, por su lado siguieron adelante, a pesar de las vicisitudes
anotadas: La Condamine escribió: “Yo no espero de esta generación los
votos de alabanza, ni los agradecimientos que merecemos por nuestra obra
de gigantes. Los siglos venideros nos harán justicia y buscarán con ansia
las huellas de nuestros pies en estos sitios escarpados, y el lugar en donde
hemos levantado nuestras rústicas chozas”. 5 La Historia recogió, con
los debidos caracteres, la significación de esta hazaña científica.
La colaboración fue recíproca entre las élites intelectuales
criollas, entre las que se ubicaron sabios religiosos extranjeros que
residían en nuestras latitudes, y la de los ilustrados franceses, lo que
posibilitó realizaciones que han sido debidamente valoradas en su
significación no solo para la ciencia sino para las relaciones interna-
cionales:
Los jesuitas proveyeron a la Misión Geodésica con ayuda logística y
con abundante información cartográfica, etnográfica y astronómica que
había sido recolectada por varios de sus miembros en las últimas dé-
cadas. Los geodésicos, de su lado, trasladaron conocimientos, libros y
tecnología, por ejemplo un barómetro para medir la presión atmosfé-
rica que se instaló en la iglesia de la Compañía de Jesús.6
Puntualizaron Carlos Espinosa y Elisa Sevilla, en el marco de
la conferencia pluridisciplinaria llevada a cabo en Quito, el 13 de
marzo de 2012, en la sede de la Alianza Francesa, dedicada a la in-
fluencia del pensamiento francés en la Independencia del Ecuador,
y en la que participaron especialistas franceses y de nuestro país.
Igualmente, asuntos dignos de subrayarse son los vínculos de
amistad y recíproca colaboración que brotaron entre La Condamine
y Pedro Vicente Maldonado (1704-1748), lo que ayudó al éxito de la
Misión Científica Francesa y, a la vez, a los trabajos del sabio riobam-
beño y su vinculación con Europa, singularmente con la Academia
de Ciencias de París, a la que ingresó como Miembro, no habiendo
5 M. Charles M. de La Condamine, frases reproducidas en las Misiones científicas francesas en el
Ecuador, libro escrito por el general Ángel Isaac Chiriboga N., Imprenta Nacional, Quito, 1936,
p.7.
6 Carlos Espinosa, Sevilla, Elisa, Un diálogo científico tripartito: la Misión Geodésica, los jesuitas y
los criollos, en Ecuador y Francia, diálogos científicos y políticos (1735-2013), Flacso, Embajada de
Francia, Ifea, Imprenta V. M. Gráficas, Quito, 2013, p. 57.
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podido hacerlo en la Royal Scientific Society (Real Sociedad Geográ-
fica de Londres), porque falleció poco tiempo antes de incorporarse,
también como Miembro. Es de resaltarse, asimismo, otras realizacio-
nes notables, como la visión de construir un camino de Quito a Es-
meraldas y su “Carta de la Provincia de Quito y sus adyacentes”,7
de la que La Condamine proporcionó estos datos:
Luego de la muerte de Don Pedro, terminé de hacer grabar su mapa
de la Provincia de Quito en cuatro planchas y lo publiqué con su nom-
bre. Presenté, siguiendo su deseo, un ejemplar a la Academia, Su Ma-
jestad Católica me hizo pedir las planchas de las que yo era
depositario; recibí las órdenes de remitirlas al Embajador de España
que ha retirado también de manos de un compatriota de Don Pedro
un cofre que tenía en depósito y que contenía papeles, memorias ma-
nuscritas del difunto y curiosidades sobre historia natural.8
Esta obra del sabio riobambeño, mereció conceptos laudato-
rios de personajes de talla mundial, como Alejandro de Humboldt,
quien expresó: “A excepción de los mapas de Egipto y de algunas partes
de las Grandes Indias, la obra más cabal que se conoce respecto a las posi-
ciones ultramarinas de los europeos, es -sin duda- el Mapa del Reino de
Quito, hecho por Maldonado”.9
Con la Primera Misión Geodésica (1736-1744) se difundió el
mayor conocimiento de nuestro país en Europa y, a la vez, de Fran-
cia en lo que posteriormente sería la República del Ecuador.
El diplomático y escritor ecuatoriano Darío Lara, en un curso
dictado en la Facultad de Letras de la Universidad Católica de París,
entre 1960 y 1961, consideró que la primera visita de los geodésicos
franceses, “por la importancia de los trabajos realizados, así como por la
influencia que tuvo en el futuro del desarrollo científico, cultural y político
7 La Carta Geográfica de la provincia de Quito y sus adyacentes fue editada en París por La
Condamine en 1750 en la Imprenta de S. D. Anville, Geógrafo de Su Majestad, tiene forma
rectangular y mide 1,08 de alto por 0,78 de ancho. La Carta original a puño y letra de su autor
fue hallada en Quito entre la documentación dejada por el topógrafo y cartógrafo Juan Elias
Erazo, a su hijo el Economista Juan Erazo López. Se trata de un mapa forrado en tela para su
protección…. En: Pedro Pérez Pimentel, Maldonado y Sotomayor Pedro Vicente. Ver en:
https://rodolfoperezpimentel.com/maldonado-y-sotomayor-pedro-vi cente/ (16-09-2021)
8 Charles-Marie de La Condamine, Diario del …op. cit., p. 178.
9 Efrén Avilés Pino, Enciclopedia del Ecuador, CD y versión electrónica.
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
del Ecuador moderno, debe considerarse como los orígenes de la amistad
franco-ecuatoriana”.10
Influencia ideológica de Primera Misión Geodésica
El 14 de julio de 1789, se produjo la Toma de la Bastilla, con lo
cual se inició la Revolución Francesa que tuvo repercusión planetaria
y enarboló esos principios fundamentales para la sana convivencia
y el progreso: Libertad, Igualdad y Fraternidad. En esta corriente,
emergió la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, pro-
mulgada por la Asamblea General, el 26 de agosto del mismo año,
que preconizó la igualdad y dignidad del ser humano y que irradió
al mundo entero.
Este documento llegó a nuestro continente, con un contenido
convergente con los preceptos, redactados por Thomas Jefferson,
mediante los cuales las Trece Colonias de Norteamérica proclamaron
su Independencia, el 4 de julio de 1776, para dar origen a los Estados
Unidos.
La Declaración de la Asamblea Francesa, prohibida por la Co-
rona Española, prontamente se difundió; es así que, ya en 1793, el
prócer Antonio Nariño la tradujo al castellano por primera vez en la
América Hispana y editó, varios ejemplares en su Imprenta Patrió-
tica, en Santafé de Bogotá, en el Virreinato de Nueva Granada, actual
Colombia, por lo cual sufrió serias represiones.
El espíritu de esos años estaba influenciado por las ideas de la
Ilustración, por el Siglo de las Luces, correspondiente al siglo XVIII,
que se extendieron hasta el XIX y que sacudieron tiranías, atacaron
a los dogmas medievales en pos del predominio de la razón, afian-
zaron a la ciencia, sembraron las simientes del republicanismo, in-
culcaron la ideología liberal y fueron motor dinámico para el
desarrollo.
Los principales próceres de la Independencia de América La-
tinase nutrieron de estas enseñanzas; son suficientes los dos señala-
mientos posteriores para confirmar, con solidez, lo manifestado:
10 Darío Lara, Viajeros franceses al Ecuador en el siglo XIX, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito,
1972, p.13.
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Francisco de Miranda (1750-1816), nombrado Mariscal de Campo
por la Revolución Francesa, participó en la Batalla de Valmy (20 de
septiembre de 1792), por lo que se inscribió su nombre en el Arco
del Triunfo de París, junto al de otros héroes; además, Simón Bolívar
(1783-1830), el Libertador de Cinco Naciones, se identificó plena-
mente con Francia, en la que estuvo por dos ocasiones y a la que ad-
miró y evocó en sus últimos días de vida, junto al Dr. Alejandro
Próspero Revérénd, médico francés de cabecera que le atendió hasta
su muerte, acontecida en la quinta San Pedro Alejandrino, en Santa
Marta, Colombia.
El ideario de Bolívar se fundamentó en los postulados del
Iluminismo, del pensamiento racional, del Liberalismo, de las lec-
ciones extraídas del Emilio de Rousseau, inculcadas por su maestro
Simón Rodríguez, asimismo Bolívar fue admirador de los filósofos
y libertarios franceses. Por ello, el Libertador preconizó: “Un hombre
que no estudia es un ser incompleto”, “cuan superior es la suma de las luces
a la suma de las riquezas”, “debemos emplear la razón antes que la fuerza”,
moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras
primeras necesidades”, “el progreso de las luces es el que ensancha el pro-
greso de la práctica, y la rectitud del espíritu es la que ensancha el progreso
de las luces”… este muestreo ideológico fue, extraído de mi libro Pá-
ginas de la Independencia,11 confirma ampliamente lo hasta aquí ase-
verado.
Los ideólogos del Iluminismo y La Enciclopedia ejercieron in-
fluencia directa en los patriotas americanos para alcanzar la Inde-
pendencia del régimen español; hasta hoy se los estudia, valora y
capta sus enseñanzas enjundiosas, enraizadas en el saber y la razón,
entre otros destacan los ideólogos franceses: Voltaire, Rousseau,
Montesquieu, Diderot, D ´Alembert.
Los franceses en Ecuador S. XIX
Una vez producida la Revolución Francesa, que permanecía
en el recuerdo de la Primera Misión Geodésica y que vibraba el ve-
11 Franklin Barriga López, Biblioteca de la Independencia, Tomo I, Páginas de la Independencia,
Academia Nacional de Historia y Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2020, pp.89 y 113.
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
hemente anhelo de las clases acomodadas o intelectuales de Quito
para ir a París, la Ciudad-Luz, nuevos investigadores visitaron nues-
tros territorios estos franceses, algunos de los cuales publicaron sus
experiencias en la influyente revista Le Tour du Monde que tuvo
mucha acogida en el siglo XIX y principios del XX, entre los visitan-
tes se destacan:
El naturalista Aimé Bonpland (1773-1858), quien llegó en la
expedición del alemán Alejandro de Humboldt, a comienzos del
siglo XIX, que entre otras hazañas escaló el Cotopaxi y el Chimbo-
razo y estampó sus experiencias en la obra Viaje a las regiones equi-
nocciales del Nuevo Continente.12
Jean-Baptiste Washington de Mendeville (1791-1863), que
llegó a Quito en 1836 como el primer Cónsul de Francia; a su vez, en
este mismo año, “el Ecuador designó a Modesto Larrea su primer
representante diplomático ante las Cortes de Francia, Italia y Es-
paña”.13 El diplomático francés dejó informes remitidos a su país
hasta 1850, que interesan a nuestra Historia; contribuyó a la paz y al
mejor acercamiento entre ambas naciones.
Después de muchos años, esos testimonios fueron localiza-
dos por el profesor A. Darío Lara en París, procesados, traducidos al
español y dados a conocimiento público en su libro La vitrina de un
país sobre el mundo. Informes de los diplomáticos franceses del siglo XIX.14
Lamentablemente, en algunos de esos testimonios, su criterio apa-
sionado y laudatorio por el general Juan José Flores, el primer presi-
dente de esta República, le hizo perder objetividad y hasta emitir
conceptos prejuiciados, sesgados, en lo atinente a personajes nota-
bles15 que, poco o nada, compartían con el mencionado y controver-
tido caudillo, entre otros: el exmandatario Vicente Ramón Roca, el
12 Alexander Von Humboldt y Jacques Bonpland, Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Con-
tinente, editorial Rosa, París, 1826
13 Darío A. Lara, Histórica conmemoración. Cuarenta años de la primera comisión mixta Franco-Ecua-
toriana, 1966-2006, Comisión Nacional Permanente de Conmemoraciones Cívicas, Quito,
2006, p.39. En este libro se puede también encontrar los representantes diplomáticos del
Ecuador en Francia y de Francia en Ecuador.
14 Darío A. Lara, La vitrina de un país sobre el mundo. Informes de los diplomáticos franceses del siglo
XIX, publicado en coedición Abya-Yala y AFESE (Asociación de Funcionarios y Empleados
del Servicio Exterior Ecuatoriano), Quito, 1997, con la colaboración de la Alianza Francesa
en Quito.
15 Ibíd., Biografías de los personajes notables del Ecuador, 1837, p. 121 a 170.
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abogado, diplomático, Jefe Supremo del Ecuador y Alcalde de Quito
Dr. José Félix Valdivieso, los generales Isidoro Barriga, Vicente Agui-
rre, Manuel Matheu y Antonio Morales, el obispo Nicolás Joaquín
Arteta, los doctores Francisco Marcos y Pedro José Arteta.
Gabriel Lafond de Lurcy (1801-1876), uno de los viajeros más
empedernidos y estudiosos, que visitó China, Japón, Filipinas, India,
México, Perú, Chile, Colombia ,por cierto Ecuador; arribó a Guaya-
quil luego del 9 de Octubre de 1820 y permaneció en el Departa-
mento del Sur de la Gran Colombia -actual Ecuador- hasta 1828, en
épocas libertarias y de transformaciones republicanas. Al igual que
el anterior personaje francés, correspondió a Darío Lara rescatar su
memoria histórica.16
Jean-Baptiste Boussingault (1801-1887), químico y agró-
nomo, que vino a Sudamérica en el grupo de expertos europeos con-
tratado por Simón Bolívar para que efectúen contribuciones de
adelanto técnico y científico. Formó parte de los ejércitos libertarios,
con el grado de Teniente Coronel, participando en batallas junto al
Libertador. Por 1824 estuvo por aquí (1831), escaló, montañas, el Pi-
chincha, el Antisana y el Chimborazo, escribió Viajes a los Andes ecua-
toriales,17 libro referencial para conocer el pasado ecuatoriano en la
época de la Independencia y de la Gran Colombia. Discutidas y dis-
cutibles, poco corteses son las referencias suyas sobre Manuela
Sáenz, a quien conoció en Bogotá.18
Edouard André (1840-1911), entre 1875 y 1876, con el apoyo
del Ministerio de Instrucción Pública de Francia, estuvo por acá y
escribió relatos de sus experiencias en América Equinoccial;19 sus di-
bujos, gráficamente estampan realidades en torno a lo difícil que era
movilizarse en zonas de geografía agreste pero también majestuosa.
16 Darío A. Lara, Gabriel Lafond de Lurcy. Viajero y testigo de la historia ecuatoriana, Banco Central
del Ecuador, Centro de Investigación y Cultura, Colección Histórica XVI, Quito, 1988.
17 Jean Baptiste Boussingault, Viajes a los Andes ecuatoriales, Libreria Castallena 2, calle Saint-
Germain-Des-Prés, París, Francia, 1849
18 J. B. Boussingault, “El salto del Tequendama-Historia de Manuelita Sáenz”, Memorias, Vol. 3,
Banco de la República, Bogotá, 1985, pp. 107-126.
19 Edouard André, América Equinoccial, Montaner y Simón, Barcelona, 1894
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
Ernest Charton (1816-1877), quien con la colaboración del
cónsul francés en Guayaquil pudo llegar a Quito, en 1864, vino a im-
partir clases de dibujo en su Liceo de Pintura Miguel de Santiago,20
uno de los precedentes de lo que sería, más tarde, la Escuela de Bellas
Artes21 (1904) de la Universidad Central del Ecuador, ahora Facultad
de Artes que ofrece estudios de postgrado. A Charton pertenecen 48
acuarelas que dan forma a un álbum que refleja estampas, históricas,
de nuestra capital, igualmente dejó en gráficos escenas del puerto
guayaquileño. Recordemos que es longeva la tradición artística en
nuestro medio: basta indicar a la renombrada Escuela Quiteña, que
data del período colonial, con exponentes de la talla de Manuel Chili
(Caspicara), Bernardo de Legarda, José Olmos (Pampite), Miguel de
Santiago, Nicolás Javier Goríbar y cuantos otros más.
Charles Wienner (1851-1913), fue arqueólogo, etnógrafo, y
diplomático, que describió pasajes de los Andes y las selvas amazó-
nicas.22
De menor nombradía que los anteriores, pero significativos
en este tema, no hay que olvidar a Julien Mellet, que estuvo en Gua-
yaquil, Quito, Cuenca y Loja, en 1818;23 al marino Gabriel Lafond,24
20 (…) el Liceo de Pintura Miguel de Santiago, establecida en 1849 bajo el auspicio de Miguel
Ubillús, quien pagaba el sueldo de su director y único profesor, el pintor francés Ernst Char-
ton, que se encontraba de paso por nuestro país. En: Trinidad Pérez, “Documentos para el
estudio de las bellas artes. Introducción y transcripción”, Procesos, II semestre, Corporación
Editora Nacional, 2013, pp124-125.
21 Como lo había hecho García Moreno en el tercer cuarto del siglo XIX, desde que tomó el
poder en 1895, el régimen liberal promovió la creación de un sistema moderno de las artes,
en esta ocasión con mayor éxito, pues con la instalación de la Escuela Nacional de Bellas
Artes, en 1904, en Quito, apuntó a la meta de establecer permanentemente una academia
oficial de bellas artes y, con ello, a la profesionalización y consolidación del campo artístico
en Ecuador. En: Trinidad Pérez, “Nace el arte moderno: espacios y definiciones en disputa
(1895-1925)”, coordinadoras Valeria Coronel y Mercedes Prieto, Celebraciones centenarias y
negociaciones por la nación ecuatoriana, FLACSO, Sede Ecuador, Ministerio de Cultura, Quito,
2010, pp.39-40. Ver en: https://biblio.flacsoandes.edu.ec/libros/digital/52519.pdf
(16-09-2021)
22 (…) se doctoró en filosofía en la Universidad de Rostock con la tesis “Ensayo sobre las insti-
tuciones políticas, religiosas, económicas y sociales del Imperio de los Incas” editada en fran-
cés en 1874 y le dio justa fama (“Essái sur les Institutions Politiques, Religieuses,
Economiques et Sociales del’ empire des Incas”)…era profesor universitario, hablaba cuatro
idiomas (inglés, francés, alemán y español) enseñaba el alemán en el Liceo Condorcet, se es-
pecializaba en asuntos históricos. En: Rodolfo Pérez Pimentel, Wiener Charle. Ver en:
https://rodolfoperezpimentel.com/wiener-charles/ (17-09-2021)
23 Julien Mellet, Natural del suroeste de Francia… varios años estuvo en la Audiencia de Quito.
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por la segunda década de la misma centuria; al paleóntologo y ex-
plorador Alcide d´Orbigny;25 y al lingüista Enrique Onffroy de Tho-
ron,26 también en la segunda mitad del siglo XIX.
En Viajeros franceses al Ecuador, ya mencionado, Darío Lara
rescata la presencia en nuestras tierras de personajes como el Viz-
conde René de Kerret y de su primo el Conde de Kersaint que estu-
vieron en 185327; del Comandante Eugéne Souville, que relató su
Y da muchísima información… El relato es interesante, porque no es el de un sabio. A dife-
rencia de Humboldt tan conocido o de otros, es de un hombre del pueblo. Según trasciende,
no tiene un conocimiento de los topónimos. Es un testimonio que estriba mucho en la orali-
dad, y lo que le interesa es escribir para posibles migrantes franceses. Qué negocios, qué ac-
tividades profesionales podrían llevar a cabo en Guayaquil, por ejemplo, o en Quito. Y le
impresiona mucho todo lo que ve. Informa desde una mirada extranjera. Es decir, probable-
mente no lo enciende todo…En: El relato de viajes de Julien Mellet: un testimonio francés
sobre la Audiencia de Quito hacia 1815, 17-09-2019. Ver en: https://www.uasb.edu.ec/en-
trevistas/el-relato-de-viajes-de-julien-mellet-un-testimonio-frances-sobre-la-audiencia-de-
quito-hacia-1815-id35030/ (17-09-2021)
24 Gabriel Lafond de Lurcy fue un testigo importante y activo de los años que siguieron a la in-
dependencia de Guayaquil, a donde llegó pocas semanas después del 9 de octubre. Colaboró
indirectamente en la victoria de Carabobo, por lo que recibió la condecoración de Carabobo
y la estrella de los Libertadores de Cundinamarca… Dio a conocer, por primera vez, en fran-
cés, en 1848, algunas cartas o fragmentos de cartas de Simón Bolívar al General Juan José
Flores; visitó gran parte del territorio ecuatoriano, de la costa a la sierra, dejándonos uno de
los relatos más apasionantes del siglo pasado y, en fin, fue un precursor del desarrollo de las
relaciones comerciales y económicas entre Francia y los países hispanoamericanos ya inde-
pendientes. En: Claude Lara Brozzesi, “Un viajero y cronistas francés del siglo XIX. Total-
mente desconocido”, Revista Afese, N°13, AFESE, 1988, p.82. Ver en: http://www.revista
afese.org/ojsAfese/index.php/afese/article/view/203 (17-09-2021)
25 Estudió en París y después de recibir una esmerada educación destacó en las ciencias natu-
rales. En 1825 presentó en la Academia de Ciencias una monografía sobre los foraminíferos.
El 26 la Administración del Museo de París lo envió a Sudamérica en viaje de estudio de las
razas humanas en esta parte del nuevo mundo; sin embargo, ocurrió que tanto D’Orbigny
como sus compañeros de viaje, se impresionaron con la exuberante vegetación y dejando a
un lado a las razas se dedicaron a la historia natural… Por dos ocasiones visitó Guayaquil,
la primera fue en Octubre del 27 tras vivir bellas experiencias contemplando el volcán Co-
topaxi y el socavón cerca de Guaranda, puente natural por donde pasa un rio entre enormes
precipicios. D Orbigny aclara que Guayaquil tiene en 1827 veinte y dos mil habitantes, goza
de un intenso comercio y uno de los astilleros más importantes de América, denominó “La
Polvorosa” al cerro Santa Ana debido a que en su cúspide se hallaba situado el parque de
municiones y pólvora de la ciudad. En: Rodolfo Pérez Pimentel, Orbigny Dessalines Alcides.
Ver en: https://rodolfoperezpimentel.com/orbigny-dessalines-alcides/ (17-09-2021)
26 Varias obras produjo el vizconde Enrique Onffroy de Thoron en su permanencia en nuestro
país. Fernando Ortiz Crespo, en su estudio “Expediciones y científicos en la República (siglo
XIX)”, que consta en el volumen 6 de Historia del Ecuador, Salvat Barcelona-Quito, 1980, p.189,
ubica esta permanencia entre los años 1849-1861.
27 Gobernaba el país el general José Maria Urbina, cuando en 1853, llegaron a Quito los fran-
ceses Vizconde Rene de Kerret y su primo el Conde de Kersaint. El propósito fue el de firmar
24
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
viaje de Guayaquil a Quito, en 1850;28 del Marqués de Ripert-Mont-
clar, que visitó Guayaquil en 1869; del Capitán Gabriel Lafond de
Lurcy y sus impresiones de Ecuador, entre los años 1820 a 1830;29 del
Conde de Gabriac,30 que arribó en 1866 y proyectó sus prejuiciados
conceptos en el libro Paseo a través de América del Sur.31
Con estos antecedentes, es hora ya de centrar mi conferencia
en el tema, que ha convocado a este simposio, luego de haber hecho
la que considero indispensable exposición precedente:
La Segunda Misión Geodésica
Con motivo del centenario de la Revolución Francesa, se or-
ganizó un programa acorde a tan trascendental acontecimiento para
la humanidad, que consistió en la Exposición Universal. Es así que,
en 1889, en París, esta feria mundial, que se inauguró el 31 de marzo
y concluyó el 6 de mayo, se llevó a efecto con el mayor esplendor,
como un signo de los tiempos. Se quería resaltar el adelanto en di-
versos aspectos de la racionalidad, comenzando con los de la indus-
trialización aplicada al bienestar del hombre. Se adecuó gigantescos
espacios para las exhibiciones de las decenas de países cuyos repre-
sentantes concurrieron a Francia con el objetivo indicado; nada
menos que la Torre Eiffel fue inaugurada, a manera de un arco de
un tratado de paz. En: Julio Pazos Barrera, El sabor de la memoria: historia de la cocina quiteña,
FONSAL, Quito, 2008, p.207. Ver en: https://archive.org/details/ELSABORDELAME
MORIA/page/n207/mode/2up?q=kerret (17-09-2021)
28 Rodolfo Pérez Pimentel, “Gabriel Lafond y Eugene Souville, dos viajeros franceses por el
Ecuador en el siglo XIX”, Revista del Instituto de Historia Marítima, año V, N°8, junio 1990,
p.45. Ver en: https://biblioteca.armada.mil.ec/omeka-2.4.1/files/original/2479cce9f5b42
d0d50dcc88b13e886ee.PDF (17-09-2021)
29 Claude Lara Brozzesi, “Un viajero y cronistas francés del siglo XIX. Totalmente desconocido”,
Revista Afese, N°13, AFESE, 1988, p.82
30 El nombre de este viajero francés que en 1.866 exploró la Nueva Granada, Ecuador, Perú y
Brasil, unas veces a pie, otras a lomo de mula y en oportunidades en canoa o en champan,
representa para la historia de Ibagué un hito. Acompañado del Visconde Blin de Bourdon y
con cartas de presentación de la Emperatriz Josefina se entrevistan en Bogotá con el Presi-
dente Mosquera, quién les presta colaboración para que puedan trasmontar la cordillera del
Quindío de paso para Quito… En: Álvaro de Cuartas, “El Conde Gabriac”, El Tiempo, 23 de
junio de 2008. Ver en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4344029
(20-09-2021)
31 Jean Alexis Cadoine de Gabriac, Paseo a través de América del Sur, París, 1868
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entrada a la exposición en referencia y a la que asistieron, además,
millones de personas de todas las latitudes.
La magnífica experiencia, que aumentó la nombradía de la
ciudad-luz, hizo que, con ocasión del advenimiento del nuevo siglo,
se repitiera otro evento similar, construyendo espacios igualmente
monumentales que se han convertido, , en referentes parisinos: como
la Torre Eiffel, la Estación Orsay (ahora Museo Orsay), el Petit Palais,
el Grand Palais, el Puente Alejandro III entre otros, para complemen-
tar la idea de lo que sucedía, a lo grande, en aquel año, basta indicar
que, como parte de esta exposición, se realizaron los Juegos Olímpi-
cos París en 1900.
El eco de estos acontecimientos alcanzó a todos los continen-
tes, por ello, se quería imitarlos o superarlos. Ecuador no fue la ex-
cepción: se aproximaba el primer centenario de la Revolución de
Quito y seguía siendo el anhelado sueño, no solo entre los intelectua-
les, viajar a París. En esas épocas, únicamente haber conocido al ca-
pital de Francia concedía singular estatus, lo que, por motivos
económicos o de representación diplomática, estaba reservado a con-
tados ciudadanos de influencia social y política. Sobre todo, entusias-
maba a los quiteños la nombradía de las dos exposiciones ecumé-
nicas, por ello, en 1909, a la usanza europea ya referida, se realizó al
Gran Exposición Nacional,32 en la que participaron pabellones del
país y del exterior, en la que no faltó la presencia de Francia que res-
pondió de inmediato a la invitación ecuatoriana.
Eloy Alfaro gobernó nuestra República en dos períodos (1895
a 1901 y 1906 a 1911), por su ideología liberal radical, de la cual fue
máximo líder en Ecuador, tuvo influencia directa de los postulados
de la Revolución Francesa; en esta atmósfera nacional, con el objetivo
de comprobar en territorio las investigaciones de la Primera Misión
32 Basados en fuentes documentales, como libros y prensa, publicadas en la época del I Cente-
nario de la Independencia en Ecuador, constatamos que a la Exposición Nacional realizada
en Quito, en 1909, fueron invitados varios países, de los cuales comparecieron España, Fran-
cia, Estados Unidos, Perú, Colombia y Chile, entre otros. En: Gerson Galo Ledezma Meneses,
“Las relaciones internacionales y la conmemoración del Primer Centenario de la Indepen-
dencia en el Ecuador, 1909. Entre las reformas liberales y las colonialidades”, Topoi (Rio J.),
Rio de Janeiro, v. 18, n. 35, p. 303-329, maio/ago, 2017. Ver en: https://www.scielo.br/j/
topoi/a/YtYw6NTBVV9kDZVSYvwgsTj/?format=pdf&lang=es (20-09-2021)
26
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
Geodésica y de efectuar otras, llegó la Segunda Misión Científica de
Francia, el 1 de junio de 1901 y permaneció hasta el año 1906, reci-
biendo amplios y medulares auspicios del gobierno ecuatoriano, que
dirigían, en sus respectivos períodos, los mandatarios Alfaro y Leó-
nidas Plaza. La Misión Godésica, había salido el 26 de abril del
mismo año, de la ciudad puerto de Bordeaux, con más de 20 tonela-
das de materiales, entre los que sobresalían instrumentos científicos.
Previamente, en el segundo semestre de 1899, llegó una avanzada
francesa conformada por los capitanes Juan Lacombe y Emilio Mau-
rian que recolectaron datos enviados a París, que fueron decisivos
para emprender esta nueva hazaña científica.
Las condiciones del Ecuador de esa época fueron difíciles;
para los viajeros franceses fue una aventura repleta de riesgos mor-
tales desplazarse por sus territorios, como lo singularizó el médico
ecuatoriano Luis A. León,33 en escrito elaborado para el Congreso In-
ternacional de Americanistas, que se realizó en la Universidad Na-
cional Autónoma de México, en 1958: la fiebre amarilla, la malaria,
la disentería, el tifus exantemático, la tifoidea, la viruela, el palu-
dismo, la amebiasis, las afecciones broncopulmonares, la falta de vías
de comunicación y alojamientos, las virulentas luchas políticas, agu-
dizaban tan complejas circunstancias. No es de extrañarse, por lo
tanto, que en circunstancias de esta naturaleza hayan perecido tres
Miembros franceses de la Segunda Misión, cuyos participantes fue-
ron registrados por Víctor Manuel Albornoz,34 Miembro de nuestra
Academia:
33 Luis A. León Vinueza nació en Quito el 27 de abril de 1903 y murió el 3 de septiembre de
1995… En 1920 fue a estudiar en el Instituto Nacional Mejía y se graduó seis años más tarde.
Ingresó a la facultad de Medicina y al mismo tiempo siguió los cursos en la facultad de Fi-
losofía y Letras.
En el año de 1966 fue elegido Subdecano de la Facultad de Medicina. En el año 1972 fue de-
signado Profesor Honorario de la Universidad Central de Quito. En el año 1977 fue declarado
Secretario Perpetuo de la Academia Ecuatoriana de Medicina. En el año 1979 recibió el ho-
menaje de la Sociedad ecuatoriana de Dermatología en la III Jornadas celebradas en Cuenca,
siendo proclamado “investigador infatigable y profundo conocedor de la realidad médica
ecuatoriana”. En el año 1982 publicó las biografías de Hideyo Noguchi y Antonio de Alcedo
así como una “Bibliografía sobre paragonimiasis en el Ecuador” … En: Luis A. León Vinueza.
Ver en: https://otavalo.org/l-leon/ (20-09-2021)
34 Manuel Albornoz, El insigne americanista Paul Rivet, en Colección de Estudios Científicos
Ecuatorianos, número consagrado al centenario del nacimiento del Dr. Pául Rivet, preparado
por el Dr. Luis A. León, Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1977, pp. 334 y 335.
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Seis oficiales y veinte más, entre suboficiales y soldados; al-
gunos de esos nombres se enlistan a continuación: comandante R.
Bourgois, Capitán E. Maurian, Capitán A. Lallemand. Capitán J. La-
combe, Teniente Georges Perrier y el Dr. Paúl Rivet. Cuatro de estos
oficiales fueron, luego, reemplazados por los Comandantes G. de
Farilongue y Luis Massenet y los Capitanes G. Peyronel y H. Noirel.
Entre los suboficiales, figuraron: Sargentos Pablo Laconte, Alberto
Lamulle, Teodoro Lavie, Damarval, Brasselet, Canet, Pérez (español
nacionalizado francés). Estos, Anquetín y Aubry.35 De los que con-
formaron la expedición, solo el Dr. Paul Rivet y el Teniente Georges
Perrier, estuvieron todo el tiempo que duró su permanencia en nues-
tro país: con respecto a Rivet, ampliaré informaciones dentro de
pocos minutos y, en lo relativo a Perrier, retornó asimismo a Ecuador
y ya con el grado de General de Ejército, representante del Gobierno
Francés y de la Academia de Ciencias de París, para asistir a los actos
conmemorativos del bicentenario de los primeros geodésicos en
nuestras tierras.
Retorno de Perrier a Ecuador
Las informaciones de Georges Perrier, que integraba en pri-
mera línea esta Misión presidida por el comandante Bourgeois, dan
más claridad al asunto:
El Gobierno del Ecuador no escatimó apoyo a la misión. Apreciando
exactamente su importancia científica y dándose cuenta del interés que
tendría una triangulación precisa para una futura carta del Ecuador,
puso a disposición de los oficiales de la misión a oficiales de su ejército
y consideró un honor subvencionar por su parte los trabajos científicos.
El total de las subvenciones ecuatorianas se elevó a 83.250 francos.36
Los oficiales ecuatorianos, que participaron como Adjuntos
Militares, fueron: los Comandantes Francisco Iglesias y G. Vivero,
Mayores L. Naveda, P. Espinosa y Murillo y a los Capitanes T. Are-
llano, R. Salas, Abraham Giacometi y F. Gómez de la Torre37.
35 Ibíd.
36 Ángel Isaac Chiriboga, Las Misiones Científicas Francesas en el Ecuador… cit., p. 31.
28
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
Con ocasión del bicentenario indicado, que se conmemoró
en 1968, nuestra Academia participó de manera directa en los even-
tos que se llevaron a cabo en Quito, Riobamba y Bahía de Caráquez,
desde el 7 hasta el 12 de julio de 1986: en el Simposio, que fue la prin-
cipal realización, intervinieron con ponencias los siguientes ecuato-
rianos, casi la totalidad Miembros de nuestra Academia: Jorge
Salvador Lara, José María Vargas, Ricardo Descalzi, Samuel Guerra
Bravo, Plutarco Naranjo, José Rumazo González, Darío Lara, Neptalí
Zúñiga, Eduardo Silva, Hernán Crespo Toral, Galo Martínez Acosta,
Pedro José Larrea, Celín Astudillo, César Vicente Velásquez, Jorge
Villalba, Elías Muñoz Vicuña, Luis Andrade Reimers, Jorge Moreno
Egas, Eduardo Estrella, Domingo Paredes, Alfredo Albuja Galindo,
Ángel Nicanor Bedoya, Francisco Ayora Espinosa, Eduardo Martí-
nez (NALO), Rodrigo Páez Terán, Carlos Paladines Escudero, Carlos
Marchán Romero y Juan Valdano. Quien desee más datos sobre este
particular puede consultar mi Historia de la Academia Nacional de His-
toria.38
Cuando retornó a Cuenca el General Perrier, en 1936, y al vi-
sitar la tumba del Comandante Luis Massenet, Jefe de la Misión Geo-
désica que murió en esa ciudad el 1 de octubre de 1905, debido a
enfermedad contraída en Indochina, se produjo un hecho que emo-
cionó a los que asistieron a ese solemne acontecimiento que tuvo
lugar en el Cementerio Municipal, donde existe, en sitio de honor,
la tumba del heroico militar francés y que lo relató un testigo pre-
sencial, el colega Víctor Manuel Albornoz en estos términos:
En cuanto divisó el nicho sepulcral del antiguo compañero, el General
Perrier se detuvo un momento, luego se adelantó a los demás, dio unos
pocos pasos y solemnemente se cuadró en postura marcial, llevó la
mano a la sien derecha y saludó a la usanza militar. Reinó profundo
silencio, que, de pronto, lo interrumpió Perrier para pronunciar en alto
y estremecida voz.
37 Marco A. Bustamante, “El año geofísico internacional y la colaboración ecuatoriana”, Boletín
de informaciones científicas nacionales, N°88, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1958, p.333.
Ver en: https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/11843/2/CCE-BICN -V11-
N88-1958.pdf (20-09-2021)
38 Franklin Barriga López, Historia de la Academia Nacional de Historia (1909-2009), Academia Na-
cional de Historia-Editorial El Conejo, Quito, 2009, pp.248 a 258.
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-Massenet! Massenet! Massenet!
Después de la triple llamada sin respuesta, inclinó la cabeza sobre el
pecho y permaneció así unos momentos más, sumido en sus recuerdos
o, acaso, elevando una plegaria por el amigo de otros días de juventud,
dormido ya en su sueño de eternidad.39
Se vuelve necesario, asimismo, no omitir este otro episodio
protagonizado por el General Perrier: el 5 de junio de 1901, aniver-
sario de la Revolución Liberal: el Ministro de Francia en el Ecuador,
Sr. F. Frandin, junto a los componentes de la Segunda Misión Geo-
désica y de la Colonia Francesa Residente en Guayaquil, entregó al
General Eloy Alfaro el Sable de Honor, con ramas de laurel en su em-
puñadura, elaborado expresamente por el insigne escultor Falguiere,
que el Presidente Emilio Loubet le envió, con carta autógrafa, en
nombre del Gobierno de su patria “como testimonio de sincera amistad
y viva gratitud”.40
En otra circunstancia a Paul Rivet se hizo público reconoci-
miento cuando luego de cincuenta años de su primera visita, retornó
a Quito, en 1951, para sustentar conferencias en la Universidad Cen-
tral del Ecuador que le confirió el Doctorado Honoris Causa, además
recibir afectuoso y solemne homenaje en la Casa de la Cultura Ecua-
toriana, con motivo del octogésimo aniversario de su nacimiento; la
Academia Nacional de Historia, años antes de esa fecha, le nombró
ya Miembro Honorario: “Son cincuenta años que me ligan al Ecuador
con un contacto que ningún incidente de la vida, y de una vida bastante
pesada, como ustedes la conocen, ha podido romper. He permanecido fiel a
todas las amistades, que durante cinco años de permanencia, contraje en
este país, al que puedo asegurar que conozco mucho más que a Francia”.41
El sabio francés, complementó sus afirmaciones de la si-
guiente manera:
Aquí encontré mi primer maestro y, hoy día, yo quiero evocar su re-
cuerdo. Había, en ese tiempo, en Ibarra, un Prelado de gran sabiduría
39 Manuel Albornoz, El insigne americanista… op. cit., p. 339.
40 Ibíd., referencia El Grito del Pueblo, Guayaquil, jueves 6 de junio de 1901.
41 Cfr. Paul Rivet, Selección de estudios científicos y biográficos, en: Darío A. Lara, La vitrina de un
país sobre el mundo…op. cit., p. 6.
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
y de notable ciencia; hablo de Monseñor González Suárez, él me acogió
en el Palacio Episcopal de Ibarra, él me dio las primeras directivas para
mis investigaciones, y hoy pago ese tributo de agradecimiento, que es
una verdadera deuda. Y si he hablado de este gran hombre, que fue,
no solamente un gran ecuatoriano, sino un gran sacerdote, y a la vez
un gran hombre de Ciencia, ha sido para significarles que yo, a ustedes,
les debo mucho y que se explica este cariño como algo muy natural,
cariño que, después, se ha extendido a todo el mundo latinoamericano;
pero, la cuna de este afecto está aquí en el Ecuador, en Quito, en este
país que yo quiero como mi segunda Patria, sin que nunca haya en-
contrado dificultades con el amor profundo que tengo para mi país.42
Paul Rivet reconocía, noblemente y de esta manera, a Fede-
rico González Suárez, uno de los personajes icónicos de la Historia
ecuatoriana, y el fundador de nuestra centenaria entidad quien tuvo
participación esencial para el éxito del trabajo de los académicos. En
Ecuador, años más tarde, convocados por Federico González Suarez
se unieron otros investigadores nacionales al que se agruparon tres
años después y en años posteriores, bajo el liderazgo del notable in-
telectual mencionado para dar forma (año 1909) a la Academia Na-
cional de Historia que, en sus inicios, tuvo el nombre de Sociedad
Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos. Por ello y otros mo-
tivos, las misiones científicas, la ciencia y la cultura francesas, han
merecido y tienen especial interés y justiprecio en los ámbitos de
nuestra institución.
Por otro lado, González Suárez, en su obra Notas arqueológi-
cas43 hizo observaciones cordiales, pero profundas, a la obra de Rivet
y Verneau titulada Etnografía antigua de la República del Ecuador, libro
traducido del francés al español por Catherine Lara y que merecerá
especial enfoque en este mismo Simposio.
Rivet fue consecuente y agradecido con los ecuatorianos;
para confirmar esa lealtad, basta este testimonio de Carlos Manuel
Larrea, quien fue Canciller de la República y Director de nuestra
Academia:
42 Contestación del Prof. Paul Rivet al discurso del Dr. Julio Endara, Boletín de Informaciones
Científicas Nacionales, N. 42, Quito, 1951, pp. 285 a 292.
43 Federico González Suárez, Notas arqueológicas, Imprenta del Clero, Quito, 1915.
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La admiración y afecto (de Rivet) para mi inolvidable y venerado
Maestro, Monseñor González Suárez, fue sin duda uno de los elemen-
tos para unirme al Dr. Rivet con estrecha amistad. Años más tarde, tam-
bién yo contraje una deuda imperecedera de gratitud para el Dr. Rivet,
que en París, cuando él se hallaba al frente de la Cátedra de Antropo-
logía en el Museum, me dio las primeras lecciones prácticas de Antro-
pología Física y Craneología. Él me apadrinó en mi ingreso a la
Sociedad de Americanistas de París. Él me presentó en 1912 a varios
eminentes hombres de ciencia que me honraron con su amistad, como
los doctores Vernau y Capitan, el malogrado Dr. Poutrin, ilustre afri-
canista que pereció en el frente de batalla en la primera guerra mundial;
el Príncipe Rolando Bonaparte, el general Bourgeois, Salomón Reinach
y varios otros asiduos concurrentes a las salas del Museum.44
Algunas de estas personalidades fueron incorporadas a
nuestra Academia en calidad de Miembros, entre otros, de Marshal
H. Saville, catedrático de Arqueología Americana en Columbia Uni-
versity, que recorrió y estudió la costa ecuatoriana, especialmente la
región de Manabí, entre 1906 y 1907; Prof. René Verneau, Profesor
en París del Museo de Historia Natural y Director del Museo de Et-
nografía que, con Paul Rivet, elaboraron el mencionado libro Etno-
grafía Antigua del Ecuador.
Suficientes, entrañables razones de identidad tuvo Paul
Rivet (1876-1958) para estas deferencias con los ecuatorianos que lle-
gaban a la capital de Francia: a más de la hospitalidad recibida en
sus tres visitas a Ecuador la primera estancia (desde 1901 y por cinco
años, la segunda en 1951 y la última en 1956. Se debe relievar su ma-
trimonio con doña Mercedes Andrade Chiriboga, dama cuencana de
abolengo, cuyo romance raya en lo legendario. Estas declaraciones
públicas de Rivet lo dicen todo en lo concerniente a las razones de
afecto que nunca caducaron en su sentimiento y que las manifestó a
los cincuenta años de volver a nuestros territorios, aunque sea por
pocos días dijo:
Conocí este país tan rico, alabado con justicia por todos sus aspectos
naturales, y también por sus aspectos sociológicos y sus aspectos hu-
44 Carlos Manuel Larrea, “Homenaje a la memoria del Dr. Paul Rivet”, Boletín de la Academia
Nacional de Historia, N.XXXVIII, La Prensa Católica, Quito, 1958, p. 95.
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
manos; y esto me conmovió profundamente; sentí desde el primer mo-
mento un cariño completo para la población ecuatoriana en su con-
junto; cariño para los blancos que con tanto cariño me recibieron y a
quienes he considerado como mis iguales; pero cariño especial para su
población indígena entre la que he vivido durante cinco años y para la
cual he guardado un recuerdo de profunda simpatía, que solo la
muerte podrá destruirla. Este choque sentimental fue decisivo para mi
carrera; yo debo al Ecuador este impulso que esperaba, precisamente,
para orientar todos los esfuerzos de mi vida.45
Este sabio, que llegó a nuestra Patria cuando tenía apenas 25
años de edad y era ya doctor en Medicina, se compenetró tanto en
su realidad que consideró a Ecuador su segunda Patria, como quedó
señalado. No era para menos, González Suarez le motivó para el ini-
cio de sus investigaciones etnológicas, antropológicas, arqueológicas,
en las que descolló; después, como experto a nivel mundial, incluso
en filología comparada. Sus investigaciones en nuestro medio, se pu-
blicaron bajo títulos como Estudio de los indios de la región de Riobamba,
El huicho de los indios Colorados y los indios de Mallasquer, Los indios Co-
lorados. Relatos de viaje y estudio etnográfico, El Cristianismo y los indios
de la República del Ecuador, Cinco años de estudios antropológicos en la
República del Ecuador, Costumbres funerarias de los indios del Ecuador”,
“Los indios Jíbaros. Estudio geográfico histórico y etnográfico, Población
de Jaén, Ecuador, La raza de Lagoa Santa en las poblaciones precolombinas
del Ecuador, La música de los incas, Contribución al estudio de las tribus
indias del Oriente Ecuatoriano” y su Etnografía Antigua que ya fue re-
ferida. Fue fundador y director del afamado Museo del Hombre de
París, que comenzó con las mil quinientas piezas arqueológicas que
recopiló en Ecuador. Su posición y acción en contra del fascismo, al
que combatió en Europa, merecen ser relievadas en todo momento.46
Además de González Suárez, el religioso dominico Enrique
Vacas Galindo (1865-1938), historiador y geógrafo, misionero du-
rante cinco años en el Oriente ecuatoriano, Miembro también de
45 Ibíd., p. 93.
46 Luis A. León, en “Biografía del Dr. Paul Rivet”, que consta en Paul Rivet, selección de estudios
científicos y biográficos, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1977, anota, además, en la pá-
gina 30, que este sabio “fue elegido diputado por el partido socialista para integrar la Asam-
blea (Francesa) de octubre de 1946”.
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nuestra Academia, elaboró en 1906 un Mapa muy veraz de nuestro
país, colaboró asimismo con la Misión Francesa, especialmente con
Paul Rivet, a quien le facilitó datos para sus investigaciones amazó-
nicas, que sirvieron de fundamentos para elaborar, sobre todo, su
Carta Étnica de la República del Ecuador y de la Cuenca de la Alta Ama-
zonía (1912).47
En honor a tan preclaro ciudadano, propondré al Directorio
de nuestra Academia que el retrato al óleo de Paul Rivet, Miembro
de nuestra entidad, sea desvelado en la galería de hombres notables
que fueron integrantes de nuestra institución que guarda los mejores
recuerdos de este francés insigne.
Es digno de subrayarse que el Observatorio Astronómico de
Quito, que data de 1873, localizado en el Parque de La Alameda,
constituyó el centro de operaciones de la Segunda Misión Geodésica
y que el francés Francisco Gonnessiat, enviado por su Gobierno para
los preparativos de la llegada de los Miembros de la Misión, que lo
hicieron pocos meses después, colaboró, de manera valiosa, en
razón, además, de que fue director de este centro científico de 1900
a 1905, gracias a un contrato de trabajo que suscribió con el régimen
de Eloy Alfaro.
Los conocimientos y equipos avanzados que traían los fran-
ceses fueron compartidos con los ecuatorianos que, a su vez, entre-
garon sus saberes y apoyo a los europeos, en conjunción de
voluntades y de esfuerzos que dieron como resultado el éxito de esta
Segunda Misión, el aumento de conocimientos en nuestra República
y el estrechamiento de los nexos de mutua colaboración entre ambos
países, que prosigue y debe seguir cada vez con mayor intensidad.
La cultura
Hacia la mitad del siglo XX, la cultura francesa irradiaba en
Occidente, como desde hace tiempo atrás. París era la atracción la-
tente, sobre todo para los intelectuales latinoamericanos que encon-
47 R. Verneau, y Paul Rivet, Ethnographie ancienne de l'Équateur. Mission du Service Géographique
de l'Armée pour la Mesure d'un Arc de Méridien Équatorial en Amérique du Sud. Tomo 6. Minis-
terio de Instrucción Pública, París, 1912,
34
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
traban el marco ideal para encuentros con sus semejantes de alto co-
turno internacional y seguir cultivándose con proyecciones de dila-
tada y consagratoria magnitud; por ello, viajar a esa capital
significaba una de las realizaciones más anheladas.
Esta generalizada percepción y realidad se manifestó hasta
años no muy lejanos, si recordamos a los escritores latinoamericanos
que irrumpieron con personalidad propia y fulgurante, figuras de
relieve que vivieron y recibieron palmarés consagratorio en París
fueron: Rubén Darío, Gabriela Mistral, Gabriel García Márquez,
Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Pablo Neruda, Mi-
guel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Sebastián Salazar Bondy, Julio
Cortázar, Plinio Apuleyo Mendoza y numerosos nombres más. El
ámbito hispanoamericano se expande y complementa con la cultura
francesa para justificar la acepción de latinoamericano, a la cual hay
que añadir, asimismo, las fuentes primigenias italianas, cuando acu-
dimos a las más remotas, a las de Lacio, donde comienza lo latino.
En los primeros años del siglo XX, la repercusión francesa en
la literatura ecuatoriana fue intensa. Los escritores fueron influen-
ciados por Verlaine, Baudalaire, Rimbaud, Lautreámont. Jóvenes
poetas siguieron las huellas de la desesperanza, algunos se suicida-
ron, por eso se les llamó la Generación Decapitada; a ella pertene-
cieron: Humberto Fierro y Arturo Borja, en Quito, Medardo Ángel
Silva y Ernesto Noboa y Caamaño, en Guayaquil; a ellos, por su es-
tilo de pesadumbre, se añade al bardo latacungueño Félix Valencia,
siendo su vida de tristeza la que penetra en la leyenda y su obra,
emotiva e impactante que agudiza el desaliento que estructura al pa-
sillo, género musical que se regodea en la aflicción. Fueron épocas
donde se cultivaba “las flores del mal”,48 el decadentismo, la inercia,
envuelta por el “splen” o tedio de la vida.
48 Las flores del mal no contienen ni poemas históricos, ni leyendas, nada que se fundamente en
la narración. No se encontrarán tampoco discursos filosóficos. La política no aparece. Las
descripciones son raras y siempre significativas. Pero todo en ellas es un puro encanto: mú-
sica, sensualidad poderosa y abstracta. Hay en los mejores versos de Baudelaire una combi-
nación de carne y de espíritu, una mezcla de solemnidad, de calor y de amargura; de
eternidad y de intimidad; una rarísima alianza de la voluntad con la armonía que los hace
distinguirse netamente de los versos románticos tanto como de los versos parnasianos. En:
Paul Valery, “Baudelaire y su descendencia”, Espejo de paciencia, 1995, p.116. Ver en:
https://accedacris.ulpgc.es/bitstream/10553/2981/1/0234608_00000_0015.pdf (22-09-2021)
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Especialmente a mediados de esa misma época y luego tam-
bién cuando empezó la resonancia del boom literario latinoameri-
cano, la cultura francesa proseguía proyectándose con claridades
cautivantes. En las clases de literatura no faltaban novelistas referen-
ciales, como Balzac, Víctor Hugo, Sthendal, Zola, es que “París era el
lugar del mundo donde se alcanzaba la fama, donde los autores eran más
que respetados: glorificados. Cada aspirante a escritor o artista ha soñado
un día a esta ciudad que abría las puertas al mundo entero y cada artista
tenía una razón propia, una búsqueda más íntima para realizar su deseo”.49
Cuando empezó la resonancia del boom latinoamericano dejaron su
impronta en Francia autores que se hicieron célebres, algunos toda-
vía viven, como Mario Vargas Llosa. La cercanía de Barcelona y su
espíritu de cultura universalista, particularmente de la Editorial Seix
Barral y la visión y realizaciones de la inolvidable agente literaria,
impulsora del boom, Carmen Ballcells, tendieron un puente sólido,
perdurable, entre lo hispánico y lo francés, que llevó a la consolida-
ción de lo latino.
Hasta hoy, esas aspiraciones de nuestra intelectualidad de ir
a París no han desaparecido. Llegó a tanto la gravitación francesa en
Ecuador que el presidente Gabriel García Moreno (1821-1875) plan-
teó la muy controvertida proposición que nuestra República se con-
vierta en protectorado de Francia. Este mandatario había estado en
el país europeo en 1850, por pocos meses; en 1855, en cambio, retornó
con fines de estudio, que los cumplió en la Sorbona, durante un año,
lo que le sirvió para asimilar experiencias que le sirvieron de bastante
para llevar a cabo emprendimientos de progreso, como la fundación,
en Quito, de la Escuela Politécnica Nacional, en 1869.
El más representativo escritor ecuatoriano del siglo XIX, el
ambateño Juan Montalvo (1832-1889) encontró en la capital francesa,
durante sus tres estadías, no solo el ambiente apropiado para per-
feccionar su pluma y extender su fama, alternar con personalidades
internacionales de primera jerarquía sino que también recibió amor
de una dama francesa, resultado de lo cual nació prole. Editoriales
49 Sergio Belluz, ¿De dónde son los escritores? Literatura latinoamericana, entre viaje y exilio.
París, ciudad literaria por excelencia, revista Mapalé, Toronto, Canadá, abril 2005, versión
electrónica.
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
francesas publicaron obras suyas, como la célebre Garnier Herma-
nos, de París. Si se prescindiera de la residencia de Montalvo en Fran-
cia, cualquier referencia biográfica del gran polemista quedaría
incompleta.
Gonzalo Zaldumbide (1883-1965), refinado estilista, presti-
gioso diplomático de carrera, en París, donde estudió y fue Embaja-
dor, afianzó su prestigio en las instituciones culturales y académicas
que le valoraron y respetaron, promocionando la cultura ecuatoriana
y escribiendo obras que contribuyeron a la consolidación de las re-
laciones entre ambos países, con obras como Vida y obra de Juan Mon-
talvo o En elogio de Henri Barbusse. Tradujo del francés al español a
escritores de la talla de Leconte de Lisle o Verlaine.
Benjamín Carrión (1897-1979), icono de nuestra intelectuali-
dad, fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, inició su forma-
ción en los libros de cultura francesa que le facilitó su madre, quien
también le enseñó a leer, en la provincia de Loja. Carrión fue el pri-
mer personaje en recibir el máximo galardón, el Premio Eugenio Es-
pejo, que otorga el Gobierno ecuatoriano en reconocimiento a una
vida consagrada a las letras. Ejerció funciones diplomáticas, como
cónsul, en El Havre, además de ser delegado a la Unesco de 1925 a
1931, residió en Francia, donde realizó estudios en la Escuela de
Altos Estudios de París y frecuentó tertulias, haciendo amistades con
intelectuales notables como: Gabriela Mistral, Miguel de Unamuno,
José Vasconcelos, Manuel Ugarte, Alcides Arguedas, Alfonso Reyes,
Teresa de la Parra, Miguel Ángel Asturias, Romain Rolland. Benja-
mín Carrión con intensa actividad y libros como Los creadores de la
nueva América o Mapa de América, tendió a que mejor se comprenda
a nuestro continente en Europa, llegando incluso a polemizar, como
lo hizo con Max Daireaux. En París se publicaron varias de sus
obras.50
Gonzalo Escudero (1903-1979), poeta excelso, que fue Minis-
tro de Relaciones Exteriores, estuvo en Francia como Primer Secre-
tario y Encargado de Negocios en la representación diplomática del
Ecuador, Cónsul General, Embajador Extraordinario y Plenipoten-
50 Quien desea profundizar más datos puede consultar mi libro biográfico Benjamín Carrión,
Ministerio de Educación y Cultura-IECE, Quito, 1985, 216 pp.
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ciario, Representante Permanente ante la Unesco en varias ocasiones.
Por su desempeño no solo diplomático sino de cultivador y promo-
tor de cultura recibió la presea Gran Oficial de la Legión de Honor.
Ya en el siglo XX, hizo presencia en la Literatura el poeta Al-
fredo Gangotena Fernández Salvador (1904-1944), que escribió en
castellano y francés, con extrañas resonancias y desajustes anímicos.
Produjo obra reconocida más en Francia que en Ecuador: estudió en
París desde los 16 años de edad y residió en esa urbe hasta 1928, al-
ternando con personajes de las letras; apoyó en Quito a la resistencia
francesa en contra del nazismo. Acompañó a Henri Michaux (1899-
1984) en su recorrido por los Andes y la Amazonía, resultado de lo
cual el escritor galo publicó Ecuador. Diario de viaje, 1929,51 que con-
tiene algunos datos ampliamente refutables.
Raúl Andrade (1905-1981) estuvo en Francia en misión di-
plomática, donde su espíritu liberal por ancestro le hizo profundizar
en el conocimiento de los valores de libertad y democracia, que enar-
boló su pluma elegante y sin miedo, con la altivez del libre pensador.
Razón tuvo Benjamín Carrión para definirle como “una de las figuras
totales de nuestra literatura. Para referirse a él es necesario pensar en aque-
llos estilistas como Fontanelle, Rivarol, el Cardenal de Retx, que manejan
con señorío y finura, propiedad y talento, el idioma más claro y, al propio
tiempo, más sutil y eufemista del mundo: el francés”.52
Andrade recopiló crónicas suyas, publicadas en periódicos
y revistas del país y del extranjero, bajo el título “Esquinas de
París”,53 recopilación que, lamentablemente, hasta hoy no se han pu-
blicado.
Jorge Carrera Andrade (1901-1978), escritor, diplomático,
poeta de altísimo vuelo que en Francia alcanzó consagración e in-
51 Henri Michaux, Ecuador. Journal de voyage, Editions Gallimard, 1929, réédition 1968
52 Franklin Barriga López, y Leonardo Barriga López, Diccionario de la Literatura Ecuatoriana, se-
gunda edición, volumen 1, Colección Letras del Ecuador, Tomo 103, Casa de la Cultura-Nú-
cleo del Guayas, Guayaquil, 1980, p. 78.
53 (…) falleció dos días después el 10 de Septiembre en una madrugada de hospital dejando
inéditos varios volúmenes de crónicas escogidas bajo los títulos de “Esquinas de París”, “Di-
vagación española y otras andanzas”, “La vuelta al mundo en cincuenta crónicas” y sus
cuentos “El Barco en la botella” así como miles y miles de artículos sueltos que también me-
recen ser coleccionados. En: Rodolfo Pérez Pimentel, “Andrade Moscoso Raúl”. Ver en:
https://rodolfoperezpimentel.com/andrade-moscoso-raul/ (22-09-2021)
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
clusive contrajo matrimonios, con descendencia: de allí su predilec-
ción por este país, donde ejerció funciones diplomáticas, entre ellas
de Embajador y representante ante la Unesco. Uno de sus estudiosos
más calificado, Darío Lara -de quien dentro de pocos minutos ha-
blaré, que junto al catedrático universitario en los Estados Unidos y
académico Enrique J. Ojeda (Quito, 1928), constituyen dos de los es-
tudiosos más idóneos y amigos ejemplares del escritor quiteño de
fama ecuménica- dedicó libros y artículos a este personaje de quien
escribe: “obra magistral, unánimemente elogiada por notables catedráticos
y críticos que le consideran como uno de los mayores representantes de las
letras hispanoamericanas y universales del Siglo XX”.54 En renglones au-
tobiográficos, Carrera Andrade fue agradecido de las distinciones
que recibió en el Viejo Continente: “Me sentía más fortalecido que nunca
por ocultas y numerosas simpatías. La poesía francesa es la mayor empresa
de liberación espiritual del hombre”.55
Claude Couffon (1926-2013), lingüista, profesor de Literatura
Española e Hispanoamericana en La Sorbona (París, IV), Caballero
de la Legión de Honor, galardonado con el Premio de Artes y Letras
de Francia, conocedor y muy allegado a la cultura ecuatoriana y sus
autores -por lo cual es muy bien recordado en nuestro medio, tra-
ductor de textos de escritores de nuestro país, al referirse a Carrera
Andrade, -expresó: “poeta que por su originalidad y por su personalidad
le colocan entre los más grandes de este siglo”.56
En cuanto a la trayectoria existencial, indispensable para la
biografía, el Dr. Darío Lara trazó estos rasgos muy decidores sobre el
escritor: “Vida bastante complicada la de Jorge Carrera Andrade, de una per-
sonalidad imprevisible, lo cual vuelve la tendencia biográfica muy dificultosa,
ya que él mismo tuvo el malicioso placer de barajar o revolver los aconteci-
mientos de su vida”.57 Los episodios desacertados que se le atribuye pro-
tagonizó, pesan en la valoración de un intelectual, sin duda alguna,
aunque no son los decisivos, ya que lo que prima, en las dimensiones
de la mente del escritor, es la calidad y trascendencia de las ideas.
54 A. Darío Lara, Jorge Carrera Andrade (Apuntaciones sobre su biografía), Revista Afese N. 41,
Literatura y Diplomacia, Quito, 2003, p. 247.
55 Ibíd., p. 261.
56 Ibid., p. 262.
57 Ibíd., p. 261.
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Filoteo Samaniego Salazar (1928-2013), diplomático con el
rango de Embajador, historiador del arte, poeta, periodista, catedrá-
tico, Premio Eugenio Espejo. De 1947 a 1951 estudió en la Universi-
dad de París, fue delegado a varias asambleas de la Unesco.
Compenetrado profundamente con la cultura francesa, de cuyo
idioma fue conocedor profundo, en este estadio dejó obras perdura-
bles, como la traducción de textos del premio Nobel Saint-John Perse,
además de Paul Valery y Francis Ponge. Alfredo Gangotena mereció
también ser traducido por él. Su vinculación y fervor con lo francés
quedaron plenamente refrendados en las conversaciones inolvida-
bles que mantuvimos en la Universidad Internacional del Ecuador
con Filoteo y Marcelo Fernández, canciller ilustre, cuando Filoteo fue
respetado Director de Cultura de ese acreditado centro de educación
superior y de posgrado.
El 30 de septiembre de 1994, Darío Lara recibió el reconoci-
miento del Ecuador, cuando en Quito, en la Presidencia de la Repú-
blica, recibió la Condecoración Orden Nacional San Lorenzo,
destinada a premiar extraordinarios servicios a la República”, en cuyos
considerandos, para otorgar este consagratorio galardón, se especi-
ficó que este “historiador, educador y literato, ha sido por más de cincuenta
años el mayor promotor de la cultura ecuatoriana en París”.58
Se recordó, en esa oportunidad, los aportes brindados por el
Doctor Lara para el acercamiento de los vínculos entre Ecuador y
Francia, singularmente en las áreas de la cultura, como diligente y
erudito funcionario por más de cuarenta años de nuestro Servicio
Exterior, catedrático de Literatura Hispanoamericana y Ecuatoriana
en las universidades Católica y X-Nanterre de la capital francesa, de-
legado ante la Unesco, participante en diecisiete conferencias inter
escritor de incansable constancia, investigador en archivos y biblio-
tecas para encontrar valiosos testimonios históricos, autor de obras
trascendentales, como Juan Montalvo en París (dos tomos), varios li-
bros y artículos sobre Jorge Carrera Andrade, sobresaliendo los tres
volúmenes elaborados junto a su hijo Claude (ambos Miembros Co-
rrespondientes de nuestra Academia) Correspondencia de Jorge Carrera
58 Ecuador Diplomacia Cultura en línea. Ver en: http://ecuadordiplomaciacultura.com/ada-
rio-lara/ (30-08-2021)
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
Andrade con intelectuales de Lengua Francesa59, también Viajeros france-
ses al Ecuador en el siglo XIX60, y La vitrina de un país sobre el mundo.
Informes de los diplomáticos franceses del siglo XIX61.
Escribió esta dedicatoria en uno de los libros arriba mencio-
nados:
Al ofrecer el predilecto fruto de varios años consagrados a tales inves-
tigaciones, en horas fuera de mis trabajos de cátedra o de oficina, íntima
ambición mía es dejar constancia de que el recuerdo de la patria lejana
ha sido siempre el único y poderoso aliciente que me ha alentado a
tales labores. Es la razón por la que he dedicado estas páginas a mis
hijos Patrick y Claude, ecuatorianos nacidos en París, y en cuyos espí-
ritus curiosos y ávidos de saber deseo grabar para siempre, como pre-
ciosa e imperturbable herencia, el culto de nuestra maravillosa patria:
el Ecuador.62
Magnífico que esta herencia no solo sanguínea sino intelec-
tual, que afianza vínculos entre Francia y nuestro país, se haya pro-
yectado a sus vástagos e inclusive a su nieta, Catherine, a quien
saludo a la distancia.
Queda para otra oportunidad la fascinación que ejerció y
sigue produciendo París entre los pintores ecuatorianos, cuya reseña,
larga, colorida, anecdótica, demandaría amplio espacio y tiempo.
Tres fueron las misiones científicas provenientes de Francia
que llegaron a lo que es ahora nuestra República: ya abordé lo rela-
tivo a la primera, la segunda más adelante merecerá el debido espa-
cio, en cuanto a la tercera bien vale rememorar que tuvo lugar en el
año 2016 y que, con la colaboración de elemento ecuatoriano, como
aconteció con las otras dos, se efectuó exitosamente, destacándose
diferentes actividades cumplidas en Quito, Cuenca, Riobamba,
59 Jorge Carrera Andrade; A. Darío Lara; Claude Lara Brozzesi, Correspondencia de Jorge Carrera
Andrade con intelectuales de lengua francesa, Abya Yala, Quito, 2004. Ver en: https://digitalre-
pository.unm.edu/abya_yala/421 (22-09-2021).
60 Darío A. Lara, Viajeros franceses al Ecuador en el siglo XIX, Volumen I, Casa de la Cultura Ecua-
toriana, Quito, 1972
61 Darío A. Lara, La vitrina de un país sobre el mundo. Informes de los diplomáticos franceses del siglo
XIX, Abya Yala- AFESE, 1997
62 Darío A. Lara, Viajeros franceses al Ecuador en el siglo XIX, Volumen I, Casa de la Cultura Ecua-
toriana, Quito, 1972, p. 19.
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Manta, Pedernales, Cumbayá y Ciudad Mitad del Mundo, así como
las mediciones GPS que determinaron que el volcán Chimborazo es
el punto más alejado del centro de la Tierra, el más cercano al Sol.
Cabe destacar que conformó esta misión el científico Jean Paul Poirier,
miembro de la Academia de Ciencias de París, quien fue incorporado
como Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia Nacional
de Historia del Ecuador, en ceremonia cumplida en la Casa Alham-
bra, Quito, sede de nuestra centenaria entidad y a la que asistieron
personalidades, entre otras: el Embajador y la Agregada de Prensa de
Francia, Francois Gauthier y Constance Gard, respectivamente; me
fue grato pronunciar el discurso de bienvenida al Dr. Poirier.
Antes de finalizar, resalto el primer Acuerdo Cultural63 del
siglo XX, entre el Gobierno de la República del Ecuador y el Go-
bierno de la República Francesa, que fue firmado, en París, el 5 de
julio de 1966, por el Embajador ecuatoriano Jorge Carrera Andrade
y Hervé Alphand, Secretario General del Ministerio de Relaciones
Exteriores de Francia.
Entre los considerandos se anotó que ambos gobiernos se en-
contraban animados de igual deseo de facilitar y desarrollar los in-
tercambios entre los dos Estados en las áreas de la educación, las
letras, las ciencias y las artes, para ello declararon estar resueltos a
poner en ejecución los medios necesarios para un mejor conoci-
miento recíproco de su lengua y de su civilización, disponiendo fa-
vorecer recíprocamente en sus Universidades, escuelas superiores,
liceos y colegios, así como en sus establecimientos técnicos, comer-
ciales o industriales, la enseñanza de la lengua, de la literatura y la
civilización del otro país, procurando dar a esa enseñanza una im-
portancia de primera línea.
En el Art. IV, se contempló: Cada una de las Altas Partes Con-
tratantes favorecerá la instalación y funcionamiento en su territorio
de instituciones culturales y científicas como Institutos, centros cul-
turales, Asociaciones de Cultura, Centros de Investigación, estable-
cimientos de enseñanza, semejantes a los establecimientos de la otra
parte, mientras que en el Art. VIII se comprometieron a conceder las
63 Puede leerse el texto íntegro de este Acuerdo en libro Darío A. Lara, Histórica conmemora-
ción…op. cit., pp. 90-94.
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Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura
más amplias facilidades para la organización de conciertos, exposi-
ciones, representaciones teatrales y manifestaciones artísticas, desti-
nadas al mejor conocimiento de sus respectivas culturas.
Este Acuerdo dio sus frutos y posibilitó el mejor conoci-
miento de ambos países.
La ciencia y los saberes, que es el marco de este simposio in-
ternacional, han sido y prosiguen siendo elementos sustantivos para
iniciar y consolidar, desde hace mucho tiempo, como quedó demos-
trado, las relaciones entre dos repúblicas amigas. En estos propósitos,
se ha encontrado y se halla, como quedó evidenciado, la Academia
Nacional de Historia del Ecuador, desde su fundación el 24 de julio
de 1909.
Conclusiones
La amistad entre Francia y Ecuador, que data de largo
tiempo, ha sido beneficiosa para ambas partes
La ciencia y la cultura han sido las principales beneficiadas
de estos nexos
Recomendación General
Los vínculos entre Francia y Ecuador y viceversa deben in-
crementarse, aún más en estos tiempos de la globalización, que po-
sibilitan instantáneas comunicaciones entre los diversos países del
mundo, en iguales condiciones e intereses orientados a la concordia
y la prosperidad.
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La Academia Nacional de Historia es
una institución intelectual y científica,
destinada a la investigación de Historia
en las diversas ramas del conocimiento
humano, por ello está al servicio de los
mejores
intereses
nacionales
e
internacionales en el área de las
Ciencias Sociales. Esta institución es
ajena a banderías políticas, filiaciones
religiosas,
intereses
locales
o
aspiraciones individuales. La Academia
Nacional de Historia busca responder a
ese carácter científico, laico y
democrático, por ello, busca una
creciente profesionalización de la
entidad, eligiendo como sus miembros
a
historiadores
profesionales,
entendiéndose por tales a quienes
acrediten estudios de historia y ciencias
humanas y sociales o que, poseyendo
otra formación profesional, laboren en
investigación
histórica
y hayan
realizado aportes al mejor conocimiento
de nuestro pasado.
Forma sugerida de citar este artículo: Barriga López, Franklin,
"Ecuador y Francia en la ciencia y la cultura", Boletín de la
Academia Nacional de Historia, vol. XCIX, Nº.
206-A, junio
-
diciembre
2021, Academia Nacional de Historia, Quito, 2021,
pp.13-47