Vida académica
versidades de Cuenca y Madrid con un doctorado (Ph.D) en Historia
de América por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España;
fue Rector de la Universidad del Azuay, Diputado de la República,
Ministro de Educación, Cultura y Deportes, Cronista Vitalicio de
Cuenca que lo sigue siendo porque todavía y en buena hora no ha
bajado a la tumba, fue el primer cuencano Director de la Academia
Nacional de Historia, en tal virtud, Director Honorario de nuestra
prestigiosa y centenaria institución. Asimismo, como Director de las
áreas culturales del Banco Central, donde impulsó investigaciones
sobre Pumapungo y dejó positivas huellas.
Historiador por vocación y formación, ha ejercido la cátedra
de esta disciplina que es ciencia, por cerca de medio siglo, en Historia
de América, Historia del Ecuador e Historia del Arte Hispanoame-
ricano en las Universidades de Cuenca y del Azuay; Presidente de
la Fundación Cultural Cordero en donde ha organizado y se halla
en pleno funcionamiento el admirable Museo de las Culturas Abo-
rígenes, donde se localizan muestras de las raíces más lejanas de
nuestra nacionalidad, con miles de asombrosas piezas arqueológicas;
la Biblioteca de G.h.Mata y el Archivo Luis Cordero. Su biblioteca
completa abarca más de cuarenta mil títulos, además de tres mil pu-
blicaciones periódicas que conforman su hemeroteca.
Lo mencionado, demuestra que se trata de un personaje que
se nutre de ese aliento espiritual, de ese élan vital que llamó Henri
Bergson, quien preconizó, en su libro La evolución creadora, impul-
sarse con aquella fuerza que permite a los seres humanos desarro-
llarse, a base de la inteligencia perfeccionada hacia el progreso, de
la razón que busca derroteros de prosperidad, de lo que motiva a ir
sembrando en surcos de esperanza para la cosecha que proporciona
frutos de bienestar y elevación. Y hoy que menciono a élan, cómo no
evocar, con justificada condescendencia, al grupo literario de este
nombre que, ya entrada la década de los años cuarenta del siglo an-
terior, sus integrantes dejaron impronta de creatividad y talento no
solo en ámbitos de las letras cuencanas y del país. Resalto, con grato
recuerdo, estos nombres de quienes, casi todos, fueron muy buenos
amigos míos, me refiero con distinción para ellos, en orden alfabético
para evitar las susceptibilidades tan comunes en el mundo de las le-
BOLETÍN ANH Nº 203 • 452–457
453