BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCIX Nº 206-B  
Julio–diciembre 2021  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCIX  
Nº 206-B  
Julio–diciembre 2021  
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ISSN Nº 1390-079X  
eISSN Nº 2773-7381  
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Corrida de “toros de pueblo”, en Pintag, Ecuador, 2018.  
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diciembre 2021  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCIX – Nº. 206-B  
Julio–diciembre 2021  
GARCIA MORENO: DEL PATÍBULO  
AL ESTADO TEOCRÁTICO  
–DISCURSO DE INCORPORACIÓN–  
Johnny Roca de Castro1  
Una figura excepcional surge en el Ecuador del siglo XIX,  
una figura que sacudió la vida del país y marcó su impronta en la  
historia nacional, su inteligencia, su fortaleza de carácter, su vehe-  
mencia, y sus convicciones ideológicas y religiosas generaron polé-  
mica y grandes antagonismos sociales y políticos en su tiempo.  
Efectivamente, me estoy refiriendo al presidente Gabriel Gar-  
cía Moreno que dominó la presencia del escenario político del Ecua-  
dor desde el año 1859 en que tuvo que enfrentar la amenaza de  
Colombia y del Perú, países vecinos que pusieron en peligro la su-  
pervivencia del Ecuador con su perversa intención de violar su so-  
beranía y repartirse el territorio nacional, hasta el año 1875 en que  
muere en Quito asesinado en las gradas del palacio de gobierno, po-  
niéndose fin con este trágico acontecimiento a dos periodos de go-  
bierno en los cuales ejerció la presidencia del Ecuador, truncándose  
su asunción a la presidencia para un tercer mandato que obtuvo me-  
diante una abrumadora elección del voto popular.  
¿
Cuál fue la vida y la acción política de García Moreno?  
¿
Cuánta pasión política despertaba este hombre como para ser elo-  
giado por sus partidarios como una figura egregia, casi mesiánica, y,  
al mismo tiempo, ser tan aborrecido y vilipendiado por sus adversa-  
rios políticos? La reseña histórica de su tiempo revela que abundaron  
1
Nació en Guayaquil el 19 de octubre del año 1951, cursó sus estudios de jurisprudencia en la  
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil donde actualmente ejerce el cargo de director  
y de profesor de la “Maestría en Relaciones Internacionales”, en el año 2001 obtuvo una Maes-  
tría y posteriormente un Doctorado en Ciencias Internacionales y Diplomacia en el Instituto  
“Antonio Parra Velasco” de la Universidad de Guayaquil, en el año 2018 recibió un doctorado  
PH.D en la Universidad de La Habana. Es autor de varios libros en materia de derecho inter-  
nacional y ha escrito varios ensayos sobre historia del Ecuador.  
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Johnny Roca de Castro  
sus defensores del mismo modo que se multiplicaron sus depreda-  
dores. La personalidad de García Moreno no generó espacios inter-  
medios para ser ocupados por la indiferencia popular, su postura fue  
maniqueista, o estaban con él o estaban en contra de él.  
Del claroscuro de la historia se destacan múltiples aspectos  
positivos de la vida política de García Moreno en cuanto a la tarea  
trascendental de acentuar la identidad nacional del Ecuador, de es-  
tructurar el Estado nacional, y de ejecutar grandes obras públicas  
que favorecieron el desarrollo del país, sin embargo, también se evi-  
dencian aspectos negativos relacionados con su vocación de go-  
bierno autoritario y su profesión de fe en el credo religioso que  
constitucionalmente impuso en el país.  
Tuvo de su lado el soporte político de la iglesia católica y el  
conservadorismo terrateniente de su época y de prominentes figuras  
como Juan León Mera. Pero del otro lado no faltaron encarnizados  
enemigos políticos que lo atacaban desde distintos frentes, en efecto,  
la masonería internacional alineada con la corriente del pensamiento  
liberal, así como destacados actores políticos como el expresidente  
José Antonio Flores (con quien se reconcilió en su momento) y los ex-  
presidentes José María Urbina y Francisco Robles figuraron entre sus  
enemigos debido a tendencia ideológica contraria, eran liberales;  
pero es de señalar que entre sus opositores se levantó el más conspi-  
cuo y encarnizado de todos, quien lo enfrentó con su pluma, fue el  
escritor y periodista ambateño Juan Montalvo que atrincherado en  
2
su obra literaria El Cosmopolita intentó a toda costa, aunque sin éxito,  
que García Moreno gane nuevamente y por tercera ocasión, el solio  
presidencial. Años más tarde, en 1874 con la publicación de su demo-  
3
ledora diatriba denominada La Dictadura Perpetua Montalvo arreme-  
tió sin tregua en su propósito de menguar la imagen de la figura de  
García Moreno a quien calificaba con el adjetivo de “tirano”.  
2
3
Juan Montalvo, El Cosmopolita, Oficina tipográfica de F. Bermeo, por J. Mora, Quito, 1867. Sobre  
El Cosmopolita se advierte que “cuya última edición apareció el 15 de enero de 1869, en momentos de  
tensión porque ya se fraguaba el famoso “cuartelazo” con el que García Moreno puso fin al gobierno  
constitucional del Dr. Javier Espinoza”. Cfr. s/a. https://haztever ecuador.com/el-cosmopolita-  
juan-montalvo/ (10-12-2021).  
Juan Montalvo, La dictadura perpetua, en: Carlos Paladines, compilador, El pensamiento político  
de Montalvo: ensayos y cartas, Ministerio de Coordinación de la Política y GADS, Quito, 2012.  
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Garcia Moreno:  
del patíbulo al Estado teocrático  
Antes de profundizar en el protagonismo político de García  
Moreno, y hacer un juicio de valor sobre su vida pública analizando  
el modo que incidió en el Ecuador del siglo XIX, es necesario dar una  
mirada en la retrospectiva histórica para ubicarnos en el tiempo y  
las circunstancias en que le tocó vivir. Gabriel García Moreno nació  
en un hogar de modesta clase económica cuya situación se vio agra-  
vada a raíz de la muerte de su padre cuando él apenas tenía nueve  
años edad, fue el quinto de ocho hermanos y su educación fue ini-  
cialmente impartida por sus padres, posteriormente su educación es-  
tuvo a cargo del fraile mercedario profesor José Primo de Betancourt.  
A los diez y ocho años de edad manifestó su vocación religiosa y re-  
cibió las órdenes menores en la carrera sacerdotal, pero muy pronto  
la abandonó para estudiar jurisprudencia en la Universidad. A los  
veinticinco años contrajo matrimonio con Rosa Ascázubi quien con-  
taba con una elevada posición económica y social y pertenecía a una  
familia de ricos terratenientes quiteños.4  
Su actividad política en la década de los años cincuenta se  
dio en el contexto de su lucha en contra del gobierno liberal del ge-  
neral José María Urbina, García Moreno quien para entonces ya se  
había posicionado dentro del circulo socioeconómico de los podero-  
sos terratenientes del Ecuador también había asumido una marcada  
postura clerical que combatió a Urbina cuando éste expulsó del país  
5
a los jesuitas. Con la misma energía que combatió a Urbina también  
combatió al general Francisco Robles quien luego de asumir la pre-  
sidencia de la República negoció con los acreedores ingleses una  
parte del territorio nacional ubicado en la región amazónica a fin de  
pagar la deuda inglesa, en lo internacional esta decisión provocó la  
reacción del gobierno peruano del presidente Ramón Castilla quien  
reclamaba que esos territorios se encontraban en litigio limítrofe  
entre Ecuador y Perú, y acto seguido realizó un acto de fuerza me-  
diante un bloqueo marítimo en el golfo de Guayaquil, esto sucedía  
4
5
Enrique Ayala Mora, García Moreno Su proyecto político y su muerte, Universidad Andina Simón  
Bolívar, Paradiso Editores, Quito, 2016, p.25.  
Agustín Berthe, 1892. García Moreno Presidente de la República del Ecuador, vengador y mártir del  
derecho cristiano. Trad. por Don Francisco Navarro Villoslada. París, Francia : Victor Retaux é  
hijo, libreros-éditores 82, calle Bonaparte. Disponible en: https://repositorio.flacsoandes.  
edu.ec/handle/10469/8851 (10-12-2021).  
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Johnny Roca de Castro  
a fines del año 1858 y frente a este escenario de crisis que afectaba la  
seguridad nacional el presidente Robles traslada la capital a la ciu-  
dad de Guayaquil lo que ocasionó un conflicto político a lo interno  
porque el Senado le retiró las facultades extraordinarias que le había  
6
concedido para contener las amenazas de guerra por parte del Perú.  
En esa coyuntura histórica nacional se produjo una división política  
interna que desencadenó en una guerra civil, la oposición política se  
sublevó desconociendo a Robles, se proclamaron cuatro gobiernos,  
el primero en Guayaquil con Guillermo Franco quien se había de-  
signado a sí mismo como Jefe Supremo, y para consolidar su poder  
político en esta ciudad incurrió en un delito de lesa patria nego-  
ciando con el gobierno del Perú su apoyo a cambio de renunciar a  
favor de este país a una parte del territorio del oriente ecuatoriano  
mediante la suscripción del tratado Franco Castilla o tratado de Ma-  
pasingue como también se lo conoce; el segundo gobierno en Cuenca  
con Jerónimo Carrión; el tercero en Loja con Manuel Carrión; y el  
7
cuarto, en Quito con García Moreno como líder del triunvirato.  
Como si este problema no fuera suficiente, el país se vio des-  
bordado con una nueva amenaza proveniente de Colombia y del  
Perú en razón de un convenio secreto denominado Protocolo Mos-  
quera-Selaya, suscrito en Bogotá en septiembre de 1859, mediante el  
cual el general colombiano Tomás Cipriano Mosquera y el ministro  
plenipotenciario del Perú Juan Francisco Selaya habían acordado re-  
partirse todo el territorio del Ecuador. Ese acto de perfidia y desleal-  
tad al espíritu de confraternidad de los pueblos de América, que  
además vulneraba el principio de soberanía territorial e independen-  
cia política de los Estados garantizado por el derecho internacional  
fue descubierto oportunamente por García Moreno quien impidió  
su ejecución.  
Descubierto el complot contra el Ecuador se reveló la comu-  
nicación epistolar entre los conspiradores que pusieron en entredicho  
nuestro derecho a vivir como Estado soberano en el concierto inter-  
nacional de naciones, el general Mosquera de Colombia al dirigir su  
6
7
Enrique Ayala Mora, García Moreno: Su proyecto político y su muerte, Universidad andina Simón  
Bolívar – Paradiso Editores, Quito, 2016, pp. 21 y ss.  
Enrique Ayala Mora, García Moreno (…) cit.  
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Garcia Moreno:  
del patíbulo al Estado teocrático  
correspondencia al Ministro peruano Selaya, le decía textualmente  
algunos han creído que la existencia de esa pequeña nación del Ecuador  
era necesaria para la Confederación Granadina y el Perú ... yo juzgo lo con-  
trario. Nuestros límites y los de ustedes se deben tocar…” Selaya respon-  
8
dió con igual desparpajo: ”Yo no encuentro solución sino en la  
desaparición de esta nacionalidad, anexando su territorio por partes a los  
9
Estados vecinos, que ella daña con su existencia…”.  
Ese era el Ecuador de 1859 que vivía un proceso de desinte-  
gración nacional que puso en peligro su existencia como Estado so-  
berano, era tal el grado de desconcierto en esa coyuntura histórica  
que García Moreno en su desesperación por mantener la unidad na-  
cional solicitó al emperador Napoleón III que instaure un protecto-  
rado en el Ecuador, afortunadamente la idea de instaurar la  
monarquía francesa en territorio nacional no pasó de ser una pro-  
puesta que Napoleón III declinó porque su foco de atención en polí-  
tica exterior estaba puesto en la necesidad de consolidar su  
intervención armada en México. Sin lugar a dudas, esta fue la prueba  
de fuego que tuvo García Moreno para consolidar su liderazgo po-  
lítico a nivel nacional.10  
Una vez superada la crisis política interna y consolidado en  
el poder como jefe supremo del Ecuador, García Moreno convocó a  
la Asamblea Constituyente que lo designó como presidente consti-  
tucional a la par que dictó una nueva Carta política en 1862, que sería  
la séptima Constitución del Ecuador, la cual contenía notables avan-  
ces en materia de derechos políticos, puesto que eliminó el requisito  
de justificar un patrimonio para el ejercicio de los derechos de ciu-  
dadanía, y estableció el mecanismo electoral del sufragio directo. No  
obstante, el presidente García Moreno manifestó su desacuerdo con  
8
9
1
Efrén Avilés Pino, Enciclopedia del Ecuador, Cfr. V. Richard Pattee, Gabriel García Moreno y el  
Ecuador de su Tiempo, Quito 1941, pp. 145-147. Disponible en: http://www.enciclopedia dele-  
cuador.com/historia-del-ecuador/protocolo-mosquera-selaya/pág. 128-129). (09-12-2021)  
Efrén Avilés Pino, Enciclopedia del Ecuador, Cfr. O. E. Reyes, Breve Historia General del Ecuador.-  
tomo II. En: http://www.enciclopediadelecuador.com/historia-del-ecuador/protocolo-mos-  
quera-selaya/pág. 128-129). (09-12-2021).  
0 Michéle Olsina, “Relaciones diplomáticas entre el Ecuador y Francia en el siglo XIX: ¿el pro-  
yecto de un protectorado francés para el Ecuador? “William F. Waters y Michael T. Hamerly.  
Compiladores, Estudios ecuatorianos: un aporte a la discusión, Tomo II. Ponencias escogidas del  
III Encuentro de la Sección de Estudios Ecuatorianos LASA, Quito, 2006, pp. 39-54.  
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la nueva Constitución, al respecto, el notable historiador Dr. Enrique  
Ayala Mora reproduce el siguiente comentario textual del presidente  
García Moreno que refleja su opinión sobre la nueva Constitución,  
dice: “…No puedo hacer el bien ni impedir el mal, al menos de un modo  
legal. Nuestra Constitución y leyes están calculadas más bien para producir  
la crisis que para conjurarlas”.11  
Lo cierto es que para García Moreno, la Constitución de 1862  
no era precisamente un traje a su medida, le resultaba incomoda para  
su estilo autoritarito de gobierno y significaba un obstáculo para re-  
alizar el proyecto político que ambicionaba para el Ecuador, razón  
por la cual no dudó en violar sus leyes desconociendo las garantías  
12  
ciudadanas y ordenando fusilar por la comisión de delitos políticos.  
En el desempeño de su primera administración presidencial  
que la desempeñó de 1861 a 1865, el líder conservador al mismo  
tiempo que volcaba su pasión en el esfuerzo constructor para cohe-  
sionar la identidad nacional y sentar las bases del Estado ecuatoriano  
desplegaba también una implacable represión en contra de sus ene-  
migos políticos mediante una variedad de medidas punitivas que  
incluían el destierro, el encarcelamiento, la flagelación y el fusila-  
miento, hechos que ordenó realizarlos públicamente para escar-  
miento de la oposición política, prueba de ello fue la orden de  
13  
castigar con 500 latigazos al general Fernando Ayarza al que acusó  
de conspirador, Ayarza quien era considerado patriota y héroe por  
haber peleado junto a Bolívar en las guerras de la independencia de  
la corona española, a los pocos días de recibir los azotes un día de  
agosto de 1860 muere sumido en el más profundo dolor. Una suerte  
parecida corrió el general Tomás Maldonado Carbo, acusado de  
conspirar contra el gobierno de García Moreno, quien como presi-  
dente fue inamovible en su posición de mantener la estabilidad ins-  
titucional del país y la lealtad de sus acólitos, ordenó el patíbulo para  
el general Maldonado, el cual fue fusilado en la plaza de Santo Do-  
1
1 Enrique Ayala Mora, García Moreno (…) cit., p. 38. Cfr. Julio Tobar Donoso, “Documentos His-  
tóricos. Una renuncia de García Moreno”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, t. II,  
No. 7 y 8 (Quito, 1921), 257.  
12 Enrique Ayala Mora, García Moreno (…) cit., p. 38 y ss.  
13 Efrén Avilés Pino, Enciclopedia del Ecuador, Cfr. C. Destruge.- Album Biográfico Ecuatoriano, tomo  
I, p. 179. En: http://www.enciclopediadelecuador.com/personajes-historicos/gral-fernando  
-ayarza/ (10-12-2021).  
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Garcia Moreno:  
del patíbulo al Estado teocrático  
mingo, Quito, hecho que aconteció en el año 1864 en presencia de su  
esposa cuyos ruegos de clemencia y la mediación de varios diplo-  
máticos acreditados en el Ecuador fueron insuficientes para alcanzar  
el perdón del mandatario.14  
En el mismo año 1864, Juan Borja y Lizarzaburu que mante-  
nía una manifiesta enemistad política con García Moreno, la misma  
que fue agravada cuando Borja lo atacó injuriosamente en el campo  
privado de su vida familiar fue encarcelado por orden del presidente  
luego de ser acusado de participar con el expresidente José María  
Urbina de intentar derrocar a su gobierno. No sirvieron de nada las  
súplicas de la madre de Juan Borja abogando por su libertad, éste  
murió en la cárcel después de una penosa agonía.  
Solo un año más tarde, en 1865, aconteció uno de los hechos  
más escandalosos de la historia nacional, no sólo por el suceso san-  
griento en sí mismo sino por el impacto social que éste hecho pro-  
dujo en el Ecuador, esta situación se dio con la oportunidad de la  
insurrección de los generales Urbina y Robles que promovieron una  
invasión a las costas ecuatorianas desde la República del Perú. Los  
mencionados generales insurrectos intentaron derrocar a García Mo-  
reno poco antes de que asumiera el poder su sucesor, el presidente  
Jerónimo Carrión quien mantenía la línea oficialista del pensamiento  
garciano.1  
5
1
4 Juan Murillo M en: Historia del Ecuador de 1876-1888 precedida de un resumen histórico de 1830  
a 1875, Tomo I, Imprenta “Santiago” Huérfanos, 46-D, Santiago de Chile, 1890, pp. 95-96. Re-  
lata lo siguiente: En la noche del 23 de junio de 1864 debió estallar la revolución en Quito,  
dirigida por el general don Tomás Maldonado. Dicha revolución tenía ramificaciones en los  
cuarteles; mas delatada algunas horas antes de su realización, Maldonado tuvo que salir fur-  
tivamente de la capital. Con todo, pocos días después fueron aprehendidos muchos de sus  
correligionarios. El general Maldonado fue aprehendido el 18 de agosto en Balzar y condu-  
cido á Guayaquil, de donde el General Flores lo envió para el Interior. En Ambato se hizo  
cargo del preso el coronel Ignacio de Veintimilla, á la cabeza de un escuadrón de caballería,  
pues se abrigaba el temor de que, al pasar Maldonado por Latacunga, sus amigos y partida-  
rios se levantaran para rescatarlo. Veintimilla llegó sin novedad á Quito en la noche del 29  
de agosto. El Presidente García Moreno dispuso, violando la Constitución, que el general  
Maldonado fuera fusilado al día siguiente. Encontrábase la víctima en el lugar donde debía,  
ser ejecutado, cuando su esposa llegó al horrible escenario y se arrojó al cuello de su marido,  
abrazándolo desesperada y bañándole el rostro con las más amargas lágrimas. El piquete  
tuvo que arrancar por la fuerza la desventurada esposa de los brazos de su marido, quien,  
bajo esa dolorosísima impresión, fue fusilado un instante después”. Juan Murillo M. Historia  
del Ecuador de 1876-1888 precedida de un resumen histórico de 1830 a 1875, Tomo I, Imprenta  
“Santiago” Huérfanos, 46-D, Santiago de Chile, 1890, pp. 95-96.  
15 Enrique Ayala Mora, Su proyecto…op. cit., p.42.  
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Johnny Roca de Castro  
A bordo de los vapores Washington y Guayas los insurrectos  
acometieron con su emprendimiento bélico, pero éstos fueron repe-  
lidos por el presidente García Moreno, al frente del buque Talca de  
origen británico que tuvo la necesidad de comprar toda vez que el  
Ecuador de ese tiempo carecía de escuadra naval. Los insurrectos  
fueron vencidos en la batalla naval de Jambelí, y no obstante que  
muchos de sus miembros se dieron a la fuga, entre ellos Urbina y  
Robles, del resto de los alzados que fueron sometidos a juicio suma-  
rio, a 26 insurrectos se los encontró culpables y fueron fusilados por  
traición a la patria.16  
En el año 1872 es fusilado en la plaza central de los Yaruquies  
el líder indígena de la provincia del Chimborazo Fernando Daqui-  
lema, quien había promovido un levantamiento insurreccional por  
causa de la explotación y abusos a los que estaban sometidos los in-  
dígenas, cuyas penalidades bordeaban unas condiciones de vida mi-  
serable. Los antecedentes de esta sublevación los encontramos en el  
sistema semifeudal terrateniente establecido desde los tiempos de la  
colonia donde los indígenas eran explotados por los propietarios de  
las tierras, además eran obligados a pagar el diezmo y a trabajar gra-  
tuitamente dos días a la semana aportando su mano de obra en la  
construcción de vías y caminos públicos, ese vasallaje al poder en  
plena etapa republicana fue fermentando un sentimiento de rebeldía  
que encontró su expresión en la sublevación de Daquilema, el cual  
luego de su derrota se instauró en su contra un Consejo de Guerra  
que lo encontró culpable de insurrección y lo condenó al patíbulo  
17  
donde fue fusilado en público.  
Si bien la primera presidencia de García Moreno fue un pe-  
riodo de turbulencia política y social por las amenazas internas y ex-  
ternas que desestabilizaban la paz social, el líder conservador se dio  
1
6 Cpfg-SP Mariano Sánchez Bravo, Historia Marítima del Ecuador Tomo IX, Parte I: La República  
86–1865.  
1
1
7 Leoncio Ltjpez-Ocón Cabrera, Etnogénesis y rebeldía andina la sublevación de fernando daquilema  
en la provincia del chimborazo en 1871 pp. 113-133. Una versión preliminar de este trabajo fue  
presentada al curso imparticlo por Tristan Platt (Estructuras andinas en la Colonia y la re-  
pública) dentro del programa de la Maestria en Historia Andina desarrollado en la sede de  
Quito de FLACSO de abril de 1984 a marzo de 1985 Centro de Estudios Históricos Departa-  
mento de Historia de América CSIC. Madrid. Ver en: Dialnet-EtnogenesisYRebeldiaAndina-  
2937777.pdf (10-12-2021)  
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94  
Garcia Moreno:  
del patíbulo al Estado teocrático  
tiempo para emprender en la tarea de consolidar el Estado ecuato-  
riano y de propiciar un acercamiento con la iglesia de Roma.  
Realizó una profunda transformación en el campo de la edu-  
cación y de la obra pública, encausó sus energías para situar al Ecua-  
dor por la senda del modernismo y de la institucionalidad  
administrativa dentro del concepto organizacional del Estado, pri-  
vilegió la enseñanza de la moral clerical como un imperativo cate-  
górico para alcanzar la paz social. Merece destacarse que en el  
ámbito de la educación impulsó la construcción de un gran número  
de establecimientos de enseñanza, aumentó la población escolar y  
redujo la tasa de analfabetismo, como era deplorable el nivel de ca-  
pacitación de los docentes nacionales promovió la migración de co-  
munidades religiosas de origen español, francés y alemán para  
hacerse cargo de la educación en los niveles primario, secundario y  
superior, autorizó el regreso de la comunidad jesuita al Ecuador que  
de gran manera había servido a las misiones fortaleciendo las fron-  
teras vivas de la patria en el territorio amazónico, con el regreso de  
los jesuitas se impulsó un gran aporte a la educación del país, patro-  
cinó el arribo de misiones científicas europeas, creó la Escuela Poli-  
técnica Nacional dándole especial importancia a la educación técnica,  
fundó la Escuela de Artes y Oficios, estableció el Conservatorio de  
Música, la Escuela de Pintura y Escultura, así como el Observatorio  
Astronómico.1  
8
El impulso que recibió la educación se debe en gran medida  
a que el Gobierno pudo invertir más dinero en el mejoramiento de  
su infraestructura y en el mejoramiento del panel docente, y pudo  
hacerlo luego de liberar recursos económicos al reducir el gasto mi-  
litar y optimizar las exportaciones agrícolas, fundamentalmente del  
cacao cuya bonanza fortaleció las exportaciones del país.  
En el programa vial promovió la construcción de caminos y  
carreteras que entrelazaron a las distintas ciudades y regiones del  
Ecuador, resaltando que su principal logro en este objetivo fue unir  
a los principales polos de desarrollo del país con la construcción de  
la carretera Quito-Guayaquil que conectó con las ciudades interme-  
1
8 José María Vargas, “La obra educativa de García Moreno”, pp.369-376. Disponible en:  
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-cultura-ecuatoriana—  
0/html/0027fcd4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_28.html (09-12-2021)  
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Johnny Roca de Castro  
dias del corredor andino con la cuenca del Guayas, fortaleciendo el  
mercado interno nacional. También fue gestor de la idea de construir  
varias líneas férreas, siendo la principal, la construcción del ferroca-  
rril que uniera Costa y Sierra, obra monumental complementada en  
su tiempo por el general Eloy Alfaro y que contribuyó sustancial-  
mente para materializar la integración nacional.  
El denodado esfuerzo desplegado por García Moreno para  
impulsar el desarrollo social del país y el progreso de la población  
se subsumen en su pensamiento, sostenía que:  
La ventura de una nación consiste en el desarrollo constante de los ele-  
mentos civilizadores, no hay civilización si no progresan simultá-  
neamente la sociedad y el individuo; no existe progreso social donde  
se desconocen las mejoras materiales, donde la miseria devora a la po-  
blación y donde la industria revolucionaria es el seguro medio de en-  
riquecer, y es imposible el progreso individual cuando en brazos de la  
19  
ignorancia, yace adormecida la inteligencia.  
Ciertamente, la tarea titánica que emprendió García Moreno  
en consolidar al Estado ecuatoriano mediante el fortalecimiento de  
sus instituciones y del sentido de identidad nacional le dieron la talla  
de estadista que le es reconocida más allá de las críticas y cuestio-  
namientos por sus excesos en mantener a rajatabla el orden social.  
Sin embargo, su relación con la prensa no fue precisamente  
de lo mejor, así lo demostró con su conducta intolerante en el episo-  
dio suscitado en el año 1873 con el periódico La Nueva Era editado  
en Guayaquil,2 cuando este medio publicó un comentario crítico  
sobre su posible reelección, en respuesta la imprenta fue secuestrada  
y sus redactores fueron llevados a los calabozos de la policía de Gua-  
yaquil, más tarde fueron trasladados a Quito y finalmente desterra-  
0
21  
dos al vecino país del Perú.  
Su inclinación a poner el acento clerical a su gobierno se evi-  
denció cuando en el año 1862 García Moreno se decidió a negociar  
1
9 García Moreno, “Prospecto de la Nación”, 1de marzo 1853. Cfr. Migdalia Lezama, “El pen-  
samiento político de Gabriel García Moreno. En busca del orden”, ANALES de la Universidad  
Metropolitana, Vol. 1, N 2 2, 2001: 261-277, en: p.270.  
2
2
0 Hernán Rodríguez Castelo, García Moreno, Paradiso Editores, Quito, 2019, pp.898-904.  
1 Ibíd., pp.902-904.  
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Garcia Moreno:  
del patíbulo al Estado teocrático  
el concordato con el plenipotenciario del papa Pio IX como repre-  
sentante de la Santa Sede, si bien entonces para ese tiempo era im-  
pensable la separación total de la Iglesia y el Estado se vislumbraba  
la posibilidad de llegar a un acuerdo mínimo de respetuosa convi-  
vencia, así, el poder clerical y el poder secular llegaron a un enten-  
dimiento no sin antes hacer mutuas renuncias en sus pretensiones,  
como punto central de ese acuerdo se establecía que la religión oficial  
del Estado ecuatoriano era la católica con exclusión de cualquier otra,  
el concordato le concedía a la Iglesia católica una mayor autonomía  
en sus diócesis así como el derecho de adquirir bienes por cualquier  
título, le autorizaba la vigilancia sobre la educación además de darle  
amplias facultades para controlar a los maestros, para prohibir y que-  
mar libros al más puro estilo de la inquisición española aun cuando  
ésta ya había sido abolida en la madre patria. Por su parte, el Estado  
se reservaba el derecho de escoger de una terna propuesta por los  
obispos, el nombre de uno de sus integrantes para poner a conside-  
22  
ración de Roma la designación de un nuevo Prelado.  
El concordato fue resistido por varios sectores políticos y so-  
ciales del país por considerar que se le otorgaba un excesivo poder  
a la iglesia, una de las cabezas visibles de la protesta fue Pedro Carbo  
al frente del Municipio de Guayaquil quien lo calificó de inconstitu-  
cional y lesivo a la soberanía del país, no obstante a ello, este tratado  
fue ratificado durante el gobierno garcista de Jerónimo Carrión.  
El perfil clerical de García Moreno adquirió una mayor con-  
notación durante el ejercicio de su segundo gobierno constitucional  
durante los años 1869 y 1875; en efecto, luego de que la Asamblea  
Constituyente de 1869 aprobara la octava Constitución de la Repú-  
blica, a la que sus opositores políticos la denominaran la Carta  
Negra, asumió el cargo de presidente de la República siendo pose-  
sionado en la catedral de Quito.  
La Carta Negra fue llamada así porque sus oponentes consi-  
deraban que varias de sus disposiciones atentaban contra los dere-  
chos civiles y políticos de la población ecuatoriana, al igual que la  
Carta de la esclavitud que fue la tercera Constitución del Ecuador y  
2
2 Eduardo Kingman Garcés y Ana María Goetschel, “El presidente Gabriel García Moreno, el  
Concordato y la administración de poblaciones en el Ecuador de la segunda mitad del siglo  
XIX”, Historia Critica, No. 52, Bogotá, enero - abril 2014, pp. 123-149.  
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Johnny Roca de Castro  
que se diseñó como un instrumento político para que el presidente  
Juan José Flores intentara perpetuarse en el poder escamoteando de-  
rechos y libertades políticas de los ciudadanos.  
23  
En efecto, La Carta constitucional de García Moreno fue re-  
dactada invocando en su encabezamiento el nombre de Dios, Uno y  
Trino, autor, legislador y conservador del universo, entre sus dispo-  
siciones más controvertidas se consignaba la instauración de la pena  
de muerte para los autores de delitos políticos, también, de modo  
imperativo la Carta prescribía que entre los requisitos para ser ciu-  
dadano era necesario ser católico, saber leer y escribir, y ser casado  
o mayor de veintiún años, como vemos, no fue pluralista en materia  
de libertad de conciencia, su artículo 9 disponía que la religión de la  
24  
República era la católica con exclusión de cualquier otra, el artículo  
3 disponía que la ciudadanía se pierde por pertenecer a las socie-  
1
25  
dades prohibidas por la iglesia, el artículo 19 señalaba que el Con-  
greso se reunirá cada 2 años. Por otro lado, el artículo 54 establecía  
que el presidente de la República será elegido por voto secreto y di-  
recto de los ciudadanos en ejercicio, el artículo 56 disponía que el  
presidente durará seis años en sus funciones pudiendo ser reelegido.  
26  
27  
28  
2
2
3 Constitución de 1869.  
4 Artículo 9.- La Religión de la República, es la Católica, Apostólica, Romana con exclusión de  
cualquiera otra, y, se conservará siempre con los derechos y prerrogativas de que debe gozar  
según la ley de Dios y las disposiciones canónicas. Los poderes políticos están obligados a  
protegerla y hacerla respetar.  
2
5 Artículo 13.- Los derechos de ciudadanía se suspenden: 1. Por pertenecer a las sociedades  
prohibidas por la Iglesia; 2. Por interdicción judicial; 3. Por ser ebrio de costumbre, tahúr de  
profesión, vago declarado, o tener casa de juego que prohíbe la ley; 4. Por ineptitud mental  
que impida obrar libre y reflexivamente; 5. Por hallarse procesado como reo que merezca  
pena corporal o infamante, desde que se declare haber lugar a formación de causa, hasta  
que sea absuelto, o condenado a otra pena; 6. Por no haber presentado a su debido tiempo  
la cuenta de los caudales públicos que hubiese manejado, o por no haber satisfecho el alcance  
que contra él hubiese resultado, después de tres días de hecho el requerimiento.  
6 Artículo 19.- El Congreso se reunirá cada dos años el 10 de Agosto, aunque no haya sido con-  
vocado, y sus sesiones ordinarias durarán sesenta días prorrogables por quince más. Se reunirá  
también extraordinariamente cuando lo convoque el Ejecutivo y por el tiempo que le prefije;  
sin que pueda ocuparse en otros objetos que en aquellos para los cuales fuere convocado.  
7 Artículo 54.- El Presidente de la República será elegido por voto secreto y directo de los ciu-  
dadanos en ejercicio, debiendo el Congreso hacer el escrutinio y declarar la elección a favor  
del que haya obtenido la mayoría absoluta de votos, o en su falta, la relativa. En caso de  
igualdad, decidirá la mayoría absoluta del Congreso por votación secreta, contraída a los  
que hayan obtenido el mayor e igual número de votos en la elección popular. Si el empate  
se repitiere en el Congreso, el Presidente del Senado tendrá voto decisivo.  
2
2
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del patíbulo al Estado teocrático  
Lo paradójico es que, no obstante que la Carta constitucional  
arrebataba los derechos y libertades ciudadanas a favor del poder  
ejecutivo, esta fue aprobada por una abrumadora mayoría en la con-  
sulta popular vía referéndum, los resultados reflejaron que el 96.36%  
de la población votaron por el sí de un total de 14.154 votos de los  
ciudadanos. Con la puesta en vigencia de la Constitución de 1869  
que en muchos aspectos recogió la letra y el espíritu del concordato  
celebrado con la Santa Sede, prácticamente el Ecuador asumió de de-  
recho el carácter de Estado Teocrático, puesto que su legislación  
constitucional y sus instituciones políticas y sociales fueron sistémi-  
camente subordinadas a una estructura verticalmente jerarquizada  
en cuyo vértice se encontraba la iglesia católica de Roma y el dogma  
de fe la religión católica.  
García Moreno invirtió toda su energía volcánica y arriesgó  
todo su capital político para llevar al Ecuador por la senda del pro-  
greso dentro del marco de la moral, la ley y el orden público. Mora-  
lizar al país fue su loable intención, y para coadyuvar en este objetivo  
contó con la Iglesia que desde el púlpito lo apoyó a apuntalar su pro-  
yecto político.  
Su acendrado fervor religioso está fuera de toda discusión,  
esto, sin perjuicio de reconocer, en palabras de Hernán Rodríguez  
Castelo consignadas en su obra García Moreno que él “ha visto la reli-  
gión como el único factor de cohesión y unidad en un país fragmentado por  
29  
regiones, intereses económicos, clases sociales, razas y lenguas”.  
El clímax de su devoción religiosa se exteriorizó cuando con  
la aprobación del Congreso Nacional García Moreno en el año 1874  
consagró “la República al Corazón de Jesús”, este hecho, por sí solo,  
revela que el presidente conservador hizo de la doctrina y de la pra-  
xis religiosa del catolicismo una política de Estado.  
El presidente fundió en un solo concepto indisoluble al Es-  
tado y a la Iglesia, consideraba que ambas entidades debían estar al  
servicio de la ley de Dios, de modo que el Estado teocrático termi-  
naba siendo el resultado de esa comunión teleológica.  
2
8 Artículo 56.- El Presidente de la República durará en sus funciones seis años, y terminará en el  
día señalado por la Constitución. Podrá ser elegido para el período siguiente; mas para serlo  
por tercera vez, deberá mediar entre ésta y la segunda elección el intervalo de un período.  
9 Hernán Rodríguez Castelo: García Moreno…op. cit.  
2
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Johnny Roca de Castro  
Este acontecimiento avivó aún más a la oposición liberal, sus  
detractores lo descalificaron por su fanatismo religioso, García Mo-  
reno con la consagración del Ecuador al Corazón de Jesús había de-  
cretado el monopolio oficial de la fe del Estado a favor de la iglesia  
católica, el Concordato y la nueva Carta constitucional de 1869 cons-  
tituyeron los cimientos del edificio religioso cuya obra habría de cul-  
minar con la declaración solemne y pública de la consagración del  
Ecuador al Corazón de Jesús. El imperativo de poner en armonía las  
instituciones políticas ecuatorianas con la religión católica se hizo  
evidente en su mensaje al Congreso de 1875:  
No perdáis jamás de vista, legisladores, que todos nuestros pequeños  
adelantos serían efímeros e infructuosos, si no hubiéramos fundado el  
orden social de nuestra República sobre la roca, siempre combatida y  
siempre vencedora, de la Iglesia Católica. Su enseñanza divina, que ni  
los hombres ni las naciones reniegan sin perderse, es la norma de nues-  
30  
tras instituciones y la ley de nuestras leyes.  
Apartir de entonces, arreciaron aún más las críticas por parte  
de la oposición política que se vio exacerbada por la pretensión de  
García Moreno en su intención de terciar con su candidatura a un  
tercer mandato presidencial, entre sus enconados opositores sobre-  
salía el escritor Juan Montalvo quien publicó su obra La Dictadura  
3
1
Perpetua de gran impacto en la coyuntura histórica que vivía el  
Ecuador, los sórdidos epítetos como monstruo, dictador o simple-  
mente tirano se los escuchaba cada vez más con mayor frecuencia,  
el libelo de la Dictadura Perpetua contiene inexactitudes, exageracio-  
nes, verdades e medias y acusaciones calumniosas en contra de Gar-  
cía Moreno que desmerece ser considerado como un documento  
histórico fehaciente que contribuya con seriedad a la valoración ob-  
jetiva a la vida y a la obra del líder conservador. Hernán Rodríguez  
Castelo, comenta sobre esta publicación de Montalvo “La postura fa-  
nática de negar todo lo bueno, magnificar lo malo, amplificar dramática-  
30 Enrique Ayala Mora, García Moreno…op. cit., p. 72.  
31 Cabe señalar que el título “La dictadura Perpetua”, es un capítulo que se encuentra en una  
obra llamada Páginas Desconocidas, compilada por la editorial Casa de Montalvo, Ambato,  
1970.  
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del patíbulo al Estado teocrático  
mente los pasajes más obscuros de la peripecia y acoger cuanto proveyese al  
ataque de alguna munición, si explosiva, mejor, hacen eso que hemos lla-  
32  
mado paja. Si algún grano cae, lo recogeremos”.  
Sin embargo, La Dictadura Perpetua produjo el efecto espe-  
rado por su autor, esto es, inflamar de rabia y rencor a un grupo de  
liberales atrincherados en la oposición a García Moreno, quienes con  
la lectura de esta obra alimentaron su odio contra el tirano, conspi-  
rando contra él, y urdiendo su asesinato. Cuando tiempo más tarde,  
Montalvo se enteró del crimen de García Moreno exclamó “mi pluma  
33  
lo mató”.  
Mucha tinta y muchas páginas de la historia nacional se han  
escrito por diversos autores de distintas tendencias ideológicas y po-  
líticas, a favor y en contra de la figura política de Gabriel García Mo-  
reno, destacando distintas facetas de su recia personalidad, fue  
elogiado y también criticado por historiadores contemporáneos a su  
vida pública, y hasta el día de hoy se continúa escribiendo sus me-  
morias, ¿fue santo o demonio? ¿Fue ángel o fue Lucifer? ¿Hizo del  
cadalso el altar de la patria? o ¿hizo de la patria el altar de la Iglesia  
como medio para moralizar a la república en tiempos de convulsión  
e inestabilidad política? Para muchos, estas interrogantes siguen en  
pie, el debate en el foro nacional sigue abierto. Gran dicotomía, mien-  
tras los partidarios de García Moreno lo ven como santo y mártir y  
han realizado denodados esfuerzos para su beatificación, sus detrac-  
tores lo ubican en la galería de los grandes tiranos de América. Ben-  
jamín Carrión, de tendencia socialista, lo llamó el Santo del Patíbulo  
y relató en su obra los entretelones de la trama y ejecución de su ase-  
sinato, por su parte, el historiador Jorge Salvador Lara de tendencia  
conservadora, lo exalta por su obra trascendental y duradera en be-  
neficio del Ecuador.  
García Moreno, estuvo atrapado en la encrucijada del des-  
tino, fue rehén de las circunstancias y de la época en que lo tocó go-  
bernar, lo hizo entre la espada y la cruz, el juicio de la historia  
muestra las contradicciones de su vida pública como gobernante, fue  
3
3
2 Hernán Rodríguez Castelo, García Moreno…op. cit., p. 906.  
3 Cfr. Juan Montalvo en: José Flores García, Panorama histórico contemporáneo, Parte 1, editorial  
Progreso, México, 2007, p. 191.  
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inclemente con sus adversarios y enemigos al condenarlos al patí-  
bulo cuando él consideró que tenía que serlo, pero al mismo tiempo  
fue probo e impoluto en la administración del Estado, reunificó el  
país cuando distintas fuerzas políticas lo habían fragmentado y en-  
tregó todo su esfuerzo para consolidar la identidad nacional cuyo  
símbolo está cobijado en la bandera tricolor que él implantó en el  
año 1860 en remplazo de la bandera de franja azul en el centro y de  
dos franjas laterales de color blanco que fuera impuesta por el triunfo  
de la revolución marcista en el año 1845.  
El epilogo de su vida fue trágico como fue su vida misma,  
murió asesinado poco antes de asumir su tercera presidencia por  
mandato constitucional, un 6 de agosto de 1875 mientras Gabriel  
García Moreno se encontraba orando en la catedral de Quito, sus ase-  
sinos lo esperaban al acecho en la acera del frente, próxima al palacio  
de gobierno, el móvil de crimen, afirma el historiador Rodolfo Pérez  
Pimentel, fue orquestar un golpe de Estado inspirado por objetivos  
políticos liberales.  
Consumado el crimen, hoy, 146 años después, es todavía mo-  
tivo de profundos estudios históricos, repudiando o justificando tal  
acción, en palabras de Jorge Salvador Lara fue un magnicidio, y en  
palabras de Juan Montalvo fue un tiranicidio, con lo cual implícita-  
mente lo legitimó.  
Sea lo que fuere García Moreno, déspota ilustrado o mártir  
de la fe, más allá de la brutalidad de sus excesos en la acción de go-  
bierno y de su dogmatismo en el plano religioso, en su personalidad  
política convergían luces y sombras, fue a un mismo tiempo, por pa-  
radójico que parezca, la viva expresión de civilización y barbarie de  
la condición humana, sin duda alguna García Moreno dejó una hue-  
lla indeleble en las páginas de la historia del Ecuador.  
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Garcia Moreno:  
del patíbulo al Estado teocrático  
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Garcia Moreno:  
del patíbulo al Estado teocrático  
VARGAS, José María, La obra educativa de García Moreno, pp. 369-376. Disponible  
en: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-cultura-  
ecuatoriana—0/html/0027fcd4-82b2-11df-acc7-002185ce6064_28.html  
(09-12-2021)  
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La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Roca de Castro, Johny,  
“García Moreno: del patíbulo al estado teocrático", Boletín de la  
Academia Nacional de Historia, vol. XCIX, Nº. 206-B, julio -  
diciembre 2021, Academia Nacional de Historia, Quito, 2021,  
pp.87-105