BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCIX Nº 206-B  
Julio–diciembre 2021  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCIX  
Nº 206-B  
Julio–diciembre 2021  
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ISSN Nº 1390-079X  
eISSN Nº 2773-7381  
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Corrida de “toros de pueblo”, en Pintag, Ecuador, 2018.  
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diciembre 2021  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCIX – Nº. 206-B  
Julio–diciembre 2021  
LA QUINA DE LOJA, EL REMEDIO DE LA HUMANIDAD  
–DISCURSO DE INCORPORACIÓN–  
Byron Núñez Freile1  
Hace ya casi cuatro siglos, desde Malacatos, un pueblo al sur  
de losAndes del Ecuador, se produjo por parte de los nativos, la trans-  
ferencia del conocimiento ancestral y milenario acerca de la utilidad  
de la corteza de un árbol al que llamaban Quina, para la cura de las  
enfermedades febriles recurrentes, que los conquistadores trajeron  
consigo a la región a mediados del siglo XVI. Corteza de un árbol que  
rápidamente viajó a Europa para ser utilizada por monarcas, plebeyos,  
sacerdotes, sabios, comerciantes, ricos y pobres para la cura de las fie-  
bres que hoy conocemos como paludismo o malaria y que desde hace  
miles de años han sido un azote del género humano. Este ensayo pre-  
tende resumir el aporte que dio la Real Audiencia de Quito al resto  
del mundo, en relación al nuevo conocimiento científico que repre-  
sentó en la salud de la humanidad, la corteza del árbol de la quina.  
La conquista y el conocimiento médico ancestral  
Los conquistadores españoles arribaron a la región de Loja  
a los pocos años de la fundación de Quito. Juan de Salinas se adentró  
en la región amazónica desde el año de 1539 en la búsqueda de El  
Dorado, fundando varias ciudades en su trayecto hasta el río de las  
Amazonas, por lo que fue nombrado Gobernador de Yaguarzongo  
2
y Mainas. Mientras que Alonso de Mercadillo tomó posesión de las  
tierras en la región de los Paltas, donde fundó la ciudad de Loja en  
3
1
548. Esta región, de gran importancia económica para los conquis-  
1
2
3
Profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Central del Ecuador. Médico infectólogo  
del Hospital Carlos Andrade Marín. Quito. Ecuador. E-mail: nunez_freile@hotmail.com  
Real Academia de la Historia, Juan de Salinas Loyola. Ver en: https://dbe.rah.es/biografias  
/33959/juan-de-salinas-loyola (12-01-2022)  
Federico González Suárez, Historia general de la República del Ecuador, Tomo segundo, Imprenta  
del Clero, Quito, 1891, p.442  
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Byron Núñez Freile  
tadores, se caracteriza por tener un entorno geográfico único que  
sirve de transición de los Andes a la selva amazónica. Allí, por  
supuesto, que se desarrolló un importante conocimiento médico an-  
cestral prehispánico, que se sustentaba en la naturaleza y, en especial,  
en la utilidad curativa de las plantas. Conocimiento, que por obvias  
razones, se tuvo guardado celosamente para ser utilizado por los cu-  
randeros locales en su comunidad y que paulatinamente fue com-  
partido con los colonizadores, quienes al no tener médicos en sus  
expediciones, fueron sanados por los curanderos locales conocedores  
de la capacidad curativa de los centenares de plantas de la región de  
4
Loja.  
La leyenda de la Condesa de Chinchón  
La transferencia del conocimiento ancestral indígena acerca  
de la utilidad curativa de la corteza del árbol de la quina hacia los co-  
lonizadores españoles se produjo en la década de 1630, en medio de  
una leyenda mágica en la que son sus actores: Don Juan López de  
Cañizares, Corregidor de Loja bajo la jurisdicción del Virreinato del  
Perú; el jesuita misionero Juan López; el cacique de Malacatos indí-  
gena Pedro Leiva; la condesa Francisca Enríquez de Rivera esposa de  
don Luis Gerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, cuarto conde  
de Chinchón y Virrey del Perú; y el Dr. Juan de Vega médico personal  
5
del Virrey. Historia en la que se desconoce de la existencia real del  
cacique de Malacatos y del sacerdote jesuita. No hay a certeza de si  
la condesa, el conde o ambos fueron los enfermos. Lo que si es ver-  
dad, es que esta historia motivó la creación del “Poeme du quinquina  
6
et autres ouvrages en vers” por fabulista francés M. Jean de la Fontaine  
de París en 1682, creando una oda literaria sustentada en leyendas y  
verdades acerca del conocimiento ancestral de las virtudes curativas  
de la corteza del árbol de la quina por parte de los indígenas de Ma-  
lacatos, los religiosos y los colonizadores españoles.  
4
5
6
Guerra Francisco. “El descubrimiento de la Quina. Medicina e Historia”. Revista de estudios  
histórico informativos de la Medicina. Uriach y Cia S.A. Barcelona 1977. No 69 (junio): 7-26  
Cfr. Hipólito Ruiz en: Alba Moya Torres, Auge y crisis de la cascarilla en la Audiencia de Quito,  
siglo XVIII, FLACSO, Quito, 1994, p.36  
Jean de la Fontaine, Poeme du quinquina et autres ouvrages en vers, chez D. Thierry, Paris, 1682  
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La quina de Loja, el remedio de la humanidad  
Los primeros escritos acerca de la utilidad curativa de la Quina  
El conocimiento de la utilidad de la quina de Loja no pasó  
desapercibido a los primeros cronistas de la naturaleza del Perú. El  
sacerdote Agustino Fray Antonio de la Calancha publica en Barce-  
lona en 1639 la “Corónica moralizada del Orden de San Agustín en el  
7
Perv con svcesos egemplares vistos en esta monarqvia”. En el que se des-  
cribe el uso de la quina con su respectiva dosis. De la misma manera  
el sacerdote jesuita Bernabé Cobo, en 1653, escribe su manuscrito:  
Historia del Nuevo Mundo”, el que será impreso mucho más tarde  
8
en 1900 en España. A la vez, el investigador ecuatoriano Fernando  
Ortiz Crespo plantea la posibilidad de que existió la transferencia  
9
de conocimiento de la utilidad médica de la quina, mucho más antes,  
en el siglo XVI, ya que considera que dos médicos españoles, autores  
de sendas obras como el Dr Monardes de Sevilla “Primera, segunda y  
tercera partes de Historia Medicinal de las cosas que traen de nuestra Indias  
10  
Occidentales que sirven en Medicina” (1571), y el Dr Juan Fragoso de  
Madrid, “Discurso de las cosas aromáticas y árboles frutales y de muchas  
otras medicinas simples que se traen de la India Oriental y sirven al uso de  
11  
la Medicina” (1572), mencionan la utilidad de la corteza de un árbol  
traído del Perú para la cura de las calenturas.  
La Quina y la conquista de Europa  
Al poco tiempo del “descubrimiento” de la quina de Loja, la  
corteza de este árbol se comercia en Sevilla y Madrid en la década  
de 1640, llevada, presuntamente, por el Dr. Juan de Vega. Mas son  
7
8
9
Antonio De la Calancha, Corónica Moralizada del De la Orden de San Agustín en el Perú con svcesos  
egemplares vistos en esta monarqvia, Librería Pedro Lacavalleria, Barcelona, 1639  
Bernabé Cobo, Historia del Nuevo Mundo, Tomo I. Biblioteca de Autores Españoles Tomo XCI,  
Madrid, 1964  
Fernando Ortiz Crespo, “Fernando Ortiz Crespo y su estudio póstumo sobre la cinchona”,  
Quito. Historia y destino, FONSAL, Quito, 2006, pp.62-70. Ver en: https://docplayer.es/  
4
3645383-Gonzalo-ortiz-crespo-quito-historia-y-destino.html (12-01-2022)  
1
0 Nicolás Monardes, Primera y Segunda y tercera partes de las cosas que se traen de nuestras indias  
occidentales que sirven de uso en la medicina, A Escribanos, Sevilla, 1574  
11 Juan Fragoso, Discurso de las cosas aromáticas árboles frutales y de otras muchas medicinas  
simples que se traen de la india oriental, F Sánchez, Madrid, 1572  
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Byron Núñez Freile  
los jesuitas de Roma bajo la dirección del Cardenal español Juan de  
Lugo, quien permite el uso de la corteza traída por los jesuitas del  
Perú, en el “Ospedale di Santi Spiritu” de Roma, en los enfermos de  
12  
fiebres periódicas. Y es su apotecario, el Padre Pietro Paolo Pucce-  
13  
rini quien en 1651 imprime la “Schedula Romanæ” que permite co-  
nocer desde ese momento a la planta milagrosa, su dosificación e  
indicaciones en toda Europa, llamándola “pulvus jesuiticus” o “pulvus  
14  
peruvianus”. En 1663, el genovés Sebastiani Badi publica el “Corticis  
Peruviæ seu Chinæ Chinæ” empezando una disputa científica en toda  
15  
Europa acerca de la utilidad médica de la corteza de la quina. Dis-  
puta que, secundada por muchos años por grandes médicos, como  
el británico Thomas Sydenham quien menciona su uso y dosificación  
16  
en su “Schedula Monitoria de Novæ Febris” en 1688. Anthon van Lee-  
wenhooke en 1706, en los Países Bajos, mira al microscopio el “Cor-  
tex loxensis” buscando el mecanismo por el cual la cascarilla era útil  
en la terapia de las fiebres.17 Mas es el Dr. Francesco Torti de Mo-  
denna, en su obra “Terapeutice Specialis ad Febres Periodicas Pernicio-  
sas”, publicada en 1712, quien define de manera específica la  
recomendación terapéutica de la quina, al diseñar el árbol de las “Fe-  
bris” y de esta manera dar inicio a un nuevo paradigma científico en  
el contexto de la farmacopea moderna, cual es el uso de una planta  
18  
específica para una enfermedad determinada. La quina de Loja, en  
ese momento, conquistó a la ciencia médica europea rompiendo el  
12 Cfr. Hipólito Ruiz en: Alba Moya Torres, op. cit., p.36  
1
3 Caldera de Heredia G. The pulvere febrifugo occidentalis indiae. En Cuadernos Valencianos de  
Historia de la Medicina y de la Ciencia XXXIX. Por José María Lopez Piñero y Francisco  
Calero. Instituto de Estudios documentales e históricos sobre la ciencia. Universidad de Va-  
lencia CSIC. 1992: 27-50  
1
4 Rocco Fiammetta. The Tree Discovered. Peru. The Miracolus Fever Tree. Malaria and the  
Quest for a cure that change the world. Harpers Collins Publishers New York. 2003: Pag  
5
5-83  
1
1
1
1
5 Sebastiani Bado, De loco natali corticis, seu Arboris Cortisere. Anastasis Corticis Peruviae,  
seu Chinae Chinae. Typis Petri Joannis Calenzani. Genova, 1663, Cap I: 16-17  
6 Thomas Sydenham, Schedula monitoria de novae febris ingress, Typis RN impensis Gualt. Ket-  
tilby, Londini, 168  
7 Anton van Leeuwenhoek . Microscopical observations on the Cortex Peruvianus. Phil. Trans.  
1706. 25 : 2446-2455  
8 Francisci Torti Mutinensis, Therapeutice specialis ad febres periodicas perniciosas : cui subnectuntur  
responsiones jatro-apologeticae ad clarissimum Ramazzinum, apud Laurentium Basilium, Vene-  
tiis, 1769  
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La quina de Loja, el remedio de la humanidad  
paradigma galénico hipocrático de la doctrina de los humores im-  
perante en la época por más de dos mil años.  
El Dr. Diego de Herrera y la Quina  
La Universidad de Santo Tomás de Aquino de Quito, crea el  
1
3 de abril de 1693 la primera Cátedra de Medicina, siendo presi-  
dente de la Real Audiencia, Mateo de la Mata Ponce de León (1691-  
699), enviado por el virrey del Perú Melchor Portocarrero Lasso de  
1
19  
la Vega. Esta Universidad Tituló como su Primer Graduado de Doc-  
tor en Medicina al licenciado Diego de Herrera natural de Charcas  
20  
Bolivia) en el año de 1694. El Dr. Herrera era el médico personal  
(
del presidente y primer protomédico de la Real Audiencia. Es co-  
nocido por ser el autor del manuscrito “De cortice quina quina et de  
Loxa, etsi diversorum arborum uniformis virtutis”, escrito en la ciudad  
de Quito, entre 1696 y 1699, según referencia de Charles de Marie de  
la Condamine; manuscrito, ahora desaparecido, que sería encon-  
21  
trado por el francés en la Biblioteca de los jesuitas de Lima en 1737.  
La Quina y la Misión Geodésica (1736- 1743)  
La presencia de la Misión Geodésica franco-española en el  
año de 1736, se convertirá en el punto científico de inflexión de la  
presencia de la quina en el mundo, luego de un siglo de su “descu-  
brimiento”. La Condamine trae consigo una porción de corteza  
desde París, y cura las fiebres recurrentes del Corregidor de Porto-  
viejo al administrarla al funcionario español; descubriendo que la  
22  
cascarilla no se usaba en nuestra Audiencia. Al poco tiempo de su  
llegada a Quito realiza un viaje a Loja en Enero de 1737 a Loja; pro-  
1
9 Edmundo Nicasio Chóez Chiliquinga, “Evolución histórica de la medicina legal y forense en  
el Ecuador”, Revista Científica Mundo de la investigación y el conocimiento, Editorial Saberes del  
Conocimiento, 2020, p.83. Ver en: https://recimundo.com/index.php/es/article/download  
/
928/1495/ (12-01-2022)  
2
0 Virgilio Paredes Borja, Historia de la medicina en el Ecuador, Vol. 1, Casa de la Cultura Ecuato-  
riana, Quito, 1963, p. 355  
2
1 Charles de la Condamine, Viaje a la América meridional por el río de las Amazonas. Estudio sobre  
la quina, Abya Yala, Quito, 1993. Ver en: https://digital.csic.es/bitstream/10261/38315 /1/  
LaCondamine _viaje_por_amazonas_estudio_quina.pdf (12-01-2022)  
22 Charles Marie De la Condamine Ch. M. Introduction historique Anne 1736. Journal du Voyage  
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Byron Núñez Freile  
ducto de este periplo es su publicación, “Sur le arbre de la Quinquina”  
23  
en las Memorias de la Academia Real de Ciencias de París en 1738.  
Aquí de manera académica y científica se hace conocer por primera  
vez al mundo, la imagen de la planta de la quina, dibujo que se atri-  
24  
buye al pintor de la Misión, Jean de Morainville. Imagen que ser-  
viría para que el sueco Carl Linneo la clasificase en su Sistema  
Naturæ- Species Plantarum de 1753 y le nombrase de manera equívoca  
2
5
como “Cinchona oficcinalis” en honor a la Condesa de Chinchón.  
En Loja, La Condamine conoce a un comerciante y curandero nativo  
llamado Fernando de la Vega, quien lo acompaña en su trayecto y  
es el autor del primer escrito médico colonial, “Virtudes de la Casca-  
26  
rilla, de hojas, cogollos, corteza, polvos y corteza de la raíz. Manuscrito  
encontrando en el Jardín Botánico de Madrid por el Dr. Eduardo Es-  
27  
trella. Donde, de la Vega, expresa un sólido conocimiento científico  
28  
local acerca de la utilización del árbol de la Quina. A la vez, muy  
pronto veremos al médico botánico de la Misión, Joseph de Jussieu,  
investigando por años las plantas de la región lojana, hasta llegar a  
la locura a su retorno a Francia, al perder la mayor parte de sus ma-  
nuscritos y especímenes, producto de años de investigaciones, con-  
servándose solamente el manuscrito “Descriptión de l’arbre a  
29  
Quinquina”, escrito en 1736 y publicado en París dos siglos después.  
fait par ordre du roi a L’Equateur servant de introduction historique a la mesure des trois  
premiers degres du meridien. Le Imprimiere Royal. Paris. 1751: 10-21  
3 La Condamine, “Sur l’arbre du quinquina”, Histoire de la Academie Royal des Sciences, Impri-  
miere Roya, 1738, pp. 226-243  
4 German Rodas Chaves, “J. de Morainville y el primer dibujo universal de la quina o cascari-  
lla”, Bulletin de l’Institut français d’études andines, 32 (3), 2003, pp. 431-440. Ver en: https://  
journals.openedition.org/bifea/6066?lang=en#citedby (12-01-2022)  
5 Alba Moya, op. cit., p.49  
6 Fernando De la Vega, “Virtudes de la Cascarilla, de hojas, cogollos, corteza, polvos y corteza  
de la raíz” Primeros Escritos Médicos Coloniales. En: Pensamiento Médico Ecuatoriano. 1ra  
parte. Vol. 43. Editor Eduardo Estrella. Banco Central del Ecuador. Corporación Editora Na-  
cional, Quito, 2004, pp.236-238  
2
2
2
2
27 Ibíd.  
28 Eduardo Estrella, La medicina en el Ecuador prehispánico, Casa de la cultura Ecuatoriana Ben-  
jamín Carrión, Quito, 2006, p.240  
29 Joseph Jussieu, Description de l’arbre a Quinquina(1736), Societé de Traitament de quinqui-  
nas, Paris, 1936  
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La quina de Loja, el remedio de la humanidad  
Los Jesuitas y la Quina: “La Receta Fácil”  
El aporte de los jesuitas quiteños a la historia de la quina va  
mucho más allá de la presencia del Padre Juan López S.J. en la le-  
30  
yenda del descubrimiento. En 1744, desde la profundidad del Ama-  
zonas, uno de sus misioneros, el Padre Juan Magnin S.J. originario  
de Hauteville, en la suiza francesa; en su obra “Descartes Reforma-  
tum, la que le valió para ser Miembro de la Academia de Ciencias  
de París, a solicitud de Charles María de la Condamine, afirma el  
probable mecanismo de acción de la quina, apoyándose en la doc-  
trina yatroquímica y yatromecánica desplazando al sistema hipocrá-  
tico galénico de los humores de la clásica medicina grecolatina.3  
Mas, a mediados del siglo XVIII y, teniendo la primera imprenta en  
Quito,los Hermanos Ignaz Lyro y Andreas Lechner, médico y apo-  
tecario de la Botica de la Compañía de Jesús, realizan el primer im-  
preso médico ecuatoriano: “La Receta Fácil” escrita para uso del  
pueblo en ausencia de médicos, mediante la cual se recomienda a  
modo de un anexo de receta médica las indicaciones, dosificación,  
modos de toma y efectos adversos de la quina para la cura de las  
1
32  
fiebres tercianas y cuartanas. La comprobación histórica de la pre-  
sencia de la “Receta Fácil”, la conocemos el 1994, al ser impreso el  
manuscrito “Descrizione Istorico Fisica Della Provincia Del Quito” del  
33  
Padre Mario Cicala S.J. escrito en Viterbo en 1771. Este documento  
primigenio a modo de una “Schedula Quitensis”, acerca de la tera-  
péutica médica de la quina en la Real Audiencia de Quito, nos de-  
muestra la presencia del alto nivel científico que tenían los jesuitas  
en relación al uso curativode la quina en la medicina de la época.  
3
0 Plutarco Naranjo, “Pedro Leiva y el secreto de la quina”, p.398. Ver en: http://remcb-  
puce.edu.ec/remcb/article/download/303/244/ (12-01-2022)  
31 Juan Magnin S.J, Descartes reformado  
3
2 Anónimo. “Receta Fácil”. En Incunables Ecuatorianos en la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio  
Espinoza Pólit. 1758-1798. Ramón R., Piñas F., Vera J. Quito. Junio, 2019: pag 86-89  
3 Mario Cicala, De la ciudad de Quito. Descripción histórico topográfica de la Provincia de Quito de  
la Compañía de Jesús, Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit. Imprenta de IGM.  
Quito,1994, p. 184  
3
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Byron Núñez Freile  
Eugenio Espejo y la Quina  
Curiosamente, el Dr. Eugenio Espejo no escribe acerca de la  
utilización médica y los beneficios curativos de la quina, solo hace  
mención a la calidad de unas muestras de plantas junto al Dr Ber-  
nardo Delgado y Fray Joseph del Rosario, en un informe solicitado  
por Juan José de Villalengua, presidente de la Real Audiencia, en un  
34  
litigio de comerciantes el 17 de octubre de 1784. Pero es bien cono-  
cido que Espejo escribió dos documentos en relación a la quina en  
35  
786: “El Voto de un ministro Togado de la Audiencia de Quito” y el  
36  
Corte de Quinas”. Documentos que técnicamente son parte de una  
1
misma obra y en la que la defensa de los campesinos cascarilleros se  
hace ver en los argumentos que se oponen al Estanco de la Quina,  
que por Cédula Real se pretendía instaurar en la Audiencia y al que  
el oidor Fernando Cuadrado, pidió la opinión escrita de su amigo,  
37  
el Dr. Espejo. Esta cédula, paradójicamente, se sustentaba en un  
documento que siete años atrás (16 de marzo de 1779) había enviado  
desde Guayaquil a Madrid, Miguel García de Cáceres exgobernador  
de Jaén de Bracamoros, donde de manera meticulosa realiza el cál-  
culo económico de lo que significaban los beneficios monetarios de  
la extracción no controlada de la quina y que curiosamente era el res-  
paldo impreso desde España, para la ejecución de la mencionada Cé-  
3
8
dula Real. En estas obras, Espejo se refiere a la necesidad del  
cuidado que se tiene que dar a las regiones de la Audiencia donde  
se obtenía la quina, tanto en los cultivos como la obtención de la cor-  
teza, así como en el comercio de la misma. Ya que la deforestación  
causada por más de un siglo y medio de extracción descontrolada  
del árbol, lo ponía en riesgo de extinción.39  
3
3
3
4 Archivo General de Indias. Estado de los montes de Cascarilla de Cuenca y Loja. 1784. Quito.  
242. N 144  
5 Eugenio Espejo, “Voto de Un Ministro Togado”. En Obras Completas de Eugenio de Santa Cruz  
y Espejo, Ed. Philip L. Astuto. CCE. Editora Pedro Jorge Vera, Quito, 2008, pp. 75-76.  
6 Eugenio Espejo, Memorias sobre el Corte de las quinas. Obras Completas. Tomo III. Editor  
Philip Astuto. Editorial Pedro Jorge Vera. CCE, Quito, 2008, p. 87  
7 Alba Moya, op. cit., pp. 206-211  
3
3
3
8 Ibíd., pp. 142-143  
9 Eugenio Espejo, Memorias sobre el Corte de las quinas. Obras Completas. Tomo III. Editor  
Philip Astuto, Editorial Pedro Jorge Vera. CCE, Quito, 2008, p. 87  
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La quina de Loja, el remedio de la humanidad  
Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada  
El gaditano José Celestino Mutis y Bosio (1732-1808) llega a  
Santa Fé de Bogotá como médico del Virrey José Mejía de la Cerda  
en 1760, teniendo siempre en mente realizar estudios de la naturaleza  
40  
en los amplios territorios del virreinato neogranadino. Hasta que  
en 1783, siendo sacerdote y catedrático de la Universidad del Rosa-  
rio, bajo los auspicios del Virrey Arzobispo Antonio Caballero y Gón-  
gora, el Rey Carlos III lo nombra Director de la Expedición Botánica  
41  
del Nuevo Reino de Granada. Desde ese momento elabora uno de  
los procesos más grandes de construcción de conocimiento de la na-  
turaleza en América. Se crea una verdadera escuela artística para el  
dibujo y pintura de los especímenes coleccionados, en los que se en-  
cuentran artistas quiteños que fueron a Bogotá a pintar miles de  
plantas, entre ellas las de la quina. Mutis solo escribió un documento  
de carácter médico:“El Arcano de la Quina”, que fue publicado en va-  
rias separatas en el “Papel Periódico de Santa Fé de Bogotá” entre 1793  
42  
a 1794, e impreso como obra póstuma en España en 1828. Lo triste  
es que toda esta documentación científica reposa en el Jardín Botá-  
nico de Madrid; ya que a la muerte de Mutis, el Rey envió una mi-  
sión para trasladar de Bogotá a España toda su colección de pinturas,  
plantas, especímenes y manuscritos, en una muestra de usurpación  
43  
imperial del conocimiento científico de la naturaleza americana.  
Vicente Olmedo el Botánico Químico y la búsqueda del extracto  
imperial  
En el año de 1790, la corona envió por decisión del Rey, al  
Dr. Vicente Olmedo, Botánico Químico de Madrid, a que se hiciera  
44  
cargo de la Reserva Real de la Quina de Loja. Tenía el objetivo de  
4
0 Nieto Olarte M. Dibujar, ensamblar y nombrar especies. En Remedios para el Imperio. His-  
toria Natural y Apropiación del Nuevo Mundo. Universidad de los Andes. 2019: 37-83  
1 Alba Moya, op. cit., p. 62  
4
4
2 Jose Celestino Mutis, Papel Periódico de Santa Fé de Bogotá, 10 mayo de 1793 - 14 de febrero de  
1
794. Bogotá.  
4
3 Fernández Joaquín. Postscriptum. La Solución del Enigma Botánico de las Quinas. Fundación  
Canaria Orotava de Historia de la Ciencia. Canarias. 2019: 101-103  
4 Alba Moya, op. cit., p. 83, p. 86  
4
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Byron Núñez Freile  
colectar de manera directa desde los montes de Cajanuma y Uritu-  
singa la quina de mejor calidad del mundo, la cual se reservaría para  
uso exclusivo del rey y la monarquía. A la vez, llevaba un objetivo  
científico y comercial, el de elaborar el “extracto de la quina”, que  
facilitaría el transporte de una quina de calidad de manera fácil y di-  
recta, procesada desde Loja hacia Madrid, y, de esta manera, iniciar  
el comercio de un remedio universal en forma de un extracto natural  
desde el virreinato de Nueva Granada a Europa. No se pudo cumplir  
con este objetivo científico y comercial, mas si se enviaron directa-  
mente a España miles de zurrones cajones llenos de la corteza de  
quina de Loja hasta el año de 1822, en el que la Real Audiencia de  
45  
Quito se independizó del Imperio Español.  
El sabio Caldas y el barón Alexander von Humboldt  
Francisco José de Caldas (1768-1816), sabio payanés quien  
bajo la dirección del sabio Mutis, desarrolló sus grandes investigacio-  
nes acerca de las quinas durante cuatro años, principalmente en la  
46  
Real Audiencia de Quito. Su genialidad de autodidacta le permitió  
construir la interrelación científica entre el crecimiento de las quinas  
y la geografía. Convirtiéndose en el primer científico que definió el  
crecimiento de la Cinchona en relación a la altura de las montañas  
andinas, así como a la latitud y la longitud geográfica de las mismas.  
Para sus pinturas, siempre tomó al volcán Chimborazo como el eje  
comparativo de la geografía y las plantas. Concepto que fue tomado,  
de manera poco ética, por el barón von Humboldt, quien guiado por  
los conocimientos científicos locales desarrollados por Caldas acerca  
de las quinas, construyó sus teorías acerca de la naturaleza, la geo-  
grafía y las plantas, saber que fue impreso en numerosos textos en  
Europa, sin ni siquiera referirse al conocimiento científico americano  
y en especial al del sabio Caldas. Un ejemplo más de la apropiación  
europea del saber científico de las colonias de la América española.  
45 Ibíd., p. 101  
46 Ibíd., p. 12, p. 42, p. 43.  
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La quina de Loja, el remedio de la humanidad  
El Dr. Brandín, médico de los ejércitos libertarios y el sulfato de  
quinina  
Por último, no debemos dejar de mencionar la presencia del  
Dr. Abel Victorino Brandín, doctor en Medicina de la Universidad  
de París, caballero de la Orden Real de la Legión de Honor de Francia  
y de las Academias de Europa y América, quien publicó en Lima en  
47  
1
827 la primera revista médica, “Los Anales Medicales del Perú”,  
donde menciona que en una botica de Lima en el año de 1824, el bo-  
ticario Agustín Cruzate, elaboró la sal de la quina en forma de sulfato  
48  
de quinina. Solo bastaron cuatro años desde que en París, Pelletier  
y Caventou la sintetizaran a partir de cortezas de la quina de Loja,  
para que aquel conocimiento científico se replicara en América. Bran-  
dín llegó al Ecuador en 1828 donde estuvo hasta 1833, acreditó su  
Título como uno de los primeros médicos de la nueva Facultad y fue  
su profesor en la Universidad Central de Quito, creada por el Liber-  
49  
tador Simón Bolívar. El conocimiento científico de la naturaleza an-  
dina, mediado por la transferencia de los saberes ancestrales de Loja  
había retornado de Europa dos siglos después, en forma de una sal,  
producto de la química moderna de los alcaloides, a la que se le de-  
nominó el “sulfato de quinina”.  
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335  
La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Núñez Freile, Byron, “La  
quina de Loja, el remedio de la humanidad", Boletín de la  
Academia Nacional de Historia, vol. XCIX, Nº. 206-B, julio -  
diciembre 2021, Academia Nacional de Historia, Quito, 2021,  
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