Vida académica
Si a familias de esta estirpe rodea nombradía, el asunto cobra
mayor relieve cuando la individualidad marcha acorde al contexto
casero, como acontece con Eduardo Muñoz Borrero que luego de su
formación religiosa y pedagógica, a nivel de maestría obtenida en el
Instituto Lumen Vitae de Bruselas, se desempeñó en la docencia en
varios planteles del país (Quito, Latacunga, Ibarra), y en el mismo y
mencionado Instituto de Bélgica.
Son reconocidas las virtudes que caracterizan a Eduardo
Muñoz Borrero en su fecunda y transparente vida religiosa en la
Orden Lasallana, a la que pertenece y prestigia desde el 7 de diciem-
bre de 1952, Comunidad de los Hermanos Cristianos, sobresaliente
de manera especial en la educación de la niñez y la juventud.
En el ámbito religioso, ha dedicado varias obras al Hermano
Miguel, como Un Académico en los Altares (dos ediciones, traducidas
al italiano y al francés), Con los pies torcidos por el camino recto (tres edi-
ciones) y una Antología, asimismo reeditada. Con el título Sol en los
Andes, elaboró la biografía del P. Julio Matovelle, que obtuvo un pri-
mer premio en concurso nacional de Literatura. Asu pluma se deben,
además, capítulos de la Historia de la Iglesia en el Ecuador, el Histórico
El Instituto de La Salle en el Ecuador 1863 a 1998. Por una década se de-
sempeñó como director del Informativo Lasallano. Razones suficien-
tes las anotadas para ser Miembro y Director que fue de la Academia
de Historia Eclesiástica e integrante de la Academia Mariana.
La Academia Nacional de Historia del Ecuador, entidad cien-
tífica y pluralista, a la que pertenece Eduardo Muñoz como Miem-
bro, desde el 4 de octubre de 1979, guarda especiales consideraciones
para este investigador destacado y autor de valiosas obras de con-
sulta, además por su calidad humana apegada siempre a las normas
de la ética, la moral, la cordialidad, la decencia, por eso, largos años
ha sido y sigue siendo integrante del Directorio. Cuando nuestra ins-
titución, hace no muy lejanos años, atravesó tiempos tormentosos en
los que se intentó incluso desaparecerla, la valiente y ponderada po-
sición de dos religiosos notables, la del asimismo bien recordado P.
Agustín Moreno y la del Hno. Muñoz, hicieron que triunfe la verdad
y la justicia y nuestra Academia prosiga en la ruta que es de conoci-
miento público.
BOLETÍN ANH Nº 206-B • 281–312
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