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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol C  
Nº 207  
Enero–junio 2022  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 207  
Enero–junio 2022  
LA MINERÍA DE ORO EN EL NORDESTE ANTIOQUEÑO.  
UN PALIMPSESTO EN LA HISTORIA REGIONAL  
1
DEL DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA–COLOMBIA  
Saúl Uribe Taborda2  
Resumen  
El auge de las economías extractivas en el mundo es un tema  
de especial interés que plantea profundos debates al interior de los  
Estados nacionales y en diferentes sectores académicos, sociales y  
políticos que observan con preocupación la depredación de grandes  
áreas ambientales por la mala planificación del desarrollo. En el ar-  
tículo se exponen aspectos de la realidad -pasada y presente- de la  
subregión del Nordeste, departamento de Antioquia Colombia y,  
bajo la mirada de la economía extractiva en los países latinoameri-  
canos, se discute la idea de desarrollo a partir de reflexionar sobre la  
efectividad de la política ambiental del Estado colombiano en el pro-  
ceso extractivo de oro. El artículo analiza un período de la microhis-  
toria de la región comprendido entre el año 2000 y el 2010 y contrasta  
algunos de los hallazgos con las teorías y críticas del desarrollo apli-  
cado para América Latina y, para tales fines, se apoya en los aportes  
de la ecología política y los discursos de la sustentabilidad minera.  
Palabras Clave: Nordeste antioqueño, minería, desarrollo, ecología  
política, conflicto armado, conflictos socioambientales.  
1
2
Recibido: 04/04/2022 // Aceptado: 15/05/2022  
Docente e investigador de la Universidad Politécnica Salesiana. Historiador, arqueólogo, an-  
tropólogo, investigador y profesor colombo ecuatoriano. Miembro Correspondiente de la Aca-  
demia Nacional de Historia; Miembro Honorario de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo  
Napo. Antropólogo de la Universidad de Antioquia, Medellín-Colombia. Maestro en Estudios  
Socioambientales, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO-Ecuador; doctor  
candidato de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín-Colombia; doctor candidato de  
la Universidad Autónoma de Barcelona. También se ha formado en el Centro de Resolución  
de Conflictos y Cultura de Paz, en Göteborg, Suecia. sauluribe@gmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
283  
Saúl UribeTaborda  
Abstract  
The rise of extractive economies in the world is a topic of spe-  
cial interest that raises profound debates within national States and  
in different academic, social and political sectors that observe with  
concern the depredation of large environmental areas due to poor  
development planning. In the article, aspects of the reality -past and  
present- of the Northeast subregion, department of Antioquia, Co-  
lombia are exposed and, under the perspective of the extractive eco-  
nomy in Latin American countries, the idea of development is  
discussed based on reflecting on the effectiveness of the environmen-  
tal policy of the Colombian State in the gold extraction process. The  
article analyzes a period of the microhistory of the region between  
2
000 and 2010 and contrasts some of the findings with the theories  
and criticisms of development applied to Latin America and, for  
such purposes, it is based on the contributions of political ecology  
and discourses of mining sustainability.  
Key Words: Northeast Antioquia, mining, development, political  
ecology, armed conflict, socio-environmental conflicts.  
Introducción  
El presente artículo explora, a partir de un análisis micro his-  
tórico, los efectos sociales y políticos del largo proceso extractivo que  
se desarrolla en la subregión del Nordeste antioqueño. En el artículo  
se presenta un breve avance de la investigación titulada: “Extracti-  
vismo y corrupción política en Colombia: La minería de oro en el  
Nordeste antioqueño”, dirigida y desarrollada por el autor.  
El auge de las economías extractivas en el mundo es un tema  
de especial interés y plantea profundos debates al interior de los Es-  
tados nacionales, especialmente en sectores académicos y sociales  
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La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
que observan con preocupación el futuro de grandes aéreas depre-  
3
dadas paulatinamente por la mala planificación del desarrollo. Bajo  
la mirada de la economía extractiva en los países latinoamericanos  
y la idea de desarrollo aplicada en ellos, cabe preguntarse para el  
caso colombiano: ¿qué efectos tiene la política pública ambiental y  
la participación del Estado en el proceso extractivo de oro en el Nor-  
deste de Antioquia?  
Analizar los procesos extractivos, y particularmente el extrac-  
tivismo en Colombia, exige entender que la apropiación y transfor-  
mación de la naturaleza es un proceso que tiene una larga tradición  
en el país. Sus características estructurales como proveedor de ma-  
terias primas al complejo ciclo de la globalización, sitúa al país como  
uno de los más importantes de América del Sur para la expansión,  
reproducción y acumulación de riqueza. Sus características físicas y  
geográficas han creado unas condiciones favorables para los proce-  
sos extractivos y la articulación del país a los grandes mercados de  
commodities, estableciendo una larga y compleja tradición de depen-  
dencia económica a estos centros del poder monetario internacional.  
En América Latina, empresas como Odebrecht son un claro  
ejemplo de la asociación entre los Estados y la constructora brasileña  
que en los últimos años no deja de sorprender a la opinión pública,  
con el pago de millonarias cifras de dinero en sobornos, coimas y  
demás actos ilícitos, evidenciando la asociación de políticos y gobier-  
nos latinoamericanos con esta corporación, que posee distintas ra-  
mificaciones en la industria de la construcción y la extracción de  
recursos naturales. El listado de sobornos es incierto y jamás podre-  
mos saber con certeza a cuánto ascienden las cifras, la asociación ex-  
tractivismo y política evidencia en el caso colombiano, una larga  
estela de pobreza, muerte y destrucción del medio ambiente, situa-  
ción que sitúa a Colombia en el puesto 98 de 180 con el mayor índice  
de corrupción, de acuerdo con cifras de Transparencia Internacional,  
3
Enrique Leff, Epistemología ambiental, Cortez, São Paulo, 2001. André Gunder Frank, “El desa-  
rrollo del subdesarrollo” [1966], en: La Teoría de la Dependencia. Antología de pensamiento político,  
social y económico de América Latina, edición de Ángel María Casas Gragea. Agencia Española  
de Cooperación Internacional, Madrid, 2006, pp. 71-83. Rodolfo Stavenhagen, “Siete tesis equi-  
vocadas sobre América latina” [1965], en: La Teoría de la Dependencia…cit., pp. 57-70.  
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Saúl UribeTaborda  
y como uno de los países más violentos del mundo ante la comuni-  
dad internacional.4  
En Colombia, se estima que los actos de corrupción en el Es-  
tado y su asociación con empresas extractivas dejan pérdidas calcu-  
ladas en cincuenta billones de pesos anualmente, el equivalente a  
5
trece mil millones de dólares. A esta cifra se pueden sumar las in-  
numerables muertes de líderes sociales, defensores de derechos hu-  
manos, defensores del medio ambiente y la incontable cifra de  
víctimas del conflicto armado y el desplazamiento forzado. A esta  
compleja e intrincada realidad también se debe añadir el daño am-  
biental y la destrucción de la naturaleza que resulta incalculable. Bajo  
estas condiciones, los procesos extractivos en Colombia proliferan y  
particularmente en la histórica región del Nordeste antioqueño, una  
de las 9 subregiones en que se divide el departamento (provincia)  
de Antioquia.  
El Nordeste de Antioquia  
La subregión se configura por diez municipios (cantones) ubi-  
cados sobre las vertientes orientales de la Cordillera Central, conti-  
gua a la Serranía de San Lucas y los ríos Porce, Nechí, Nús y Alicante.  
La subregión del Nordeste se caracteriza por sus relictos de bosque  
tropical húmedo y sus paisajes de profundos cañones y altas mon-  
tañas hacen de la zona un territorio estratégico y en disputa entre  
6
distintos grupos armados. De sus empinadas montañas nacen in-  
numerables riachuelos que vierten sus aguas a diversos ríos que ali-  
4
5
6
Transparencia por Colombia, “Colombia: entre los países donde esfuerzos anticorrupción están  
estancados”, Comunicado de prensa 001-2020; https://transparenciacolombia.org.co/  
2
020/01/22/colombia-entre-los-paises-donde-esfuerzos-anticorrupcion-estan-estancados/  
30-03-2022).  
Gustavo A. Yepes-López, Consuelo García de la Torre y María Matilde Schwalb Helguero  
eds.), Estado de las prácticas empresariales contra el soborno: primer estudio latinoamericano, 2019,  
p. 19; en: https://www.espae.edu.ec/wp-content/uploads/2021/09/Libro_ Antisoborno_  
019.pdf (30-03-2022).  
María Teresa Uribe, “Antioquia: entre la guerra y la paz”, Estudios Políticos, 10, 1997, pp. 126-  
37. Luis Gabriel Salas Salazar, “Corredores y territorios estratégicos del conflicto armado co-  
(
(
2
1
lombiano: una prioridad por territorializar en la geopolítica de los actores armados”,  
Perspectiva Geográfica, vol. 15/2010; pp. 9-36.  
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La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
mentan el caudal del río Cauca, principal eje de articulación fluvial  
de la zona y, a su vez, el principal recurso hídrico de la industria  
energética, envuelta en millonarios escándalos de corrupción y actos  
de desplazamiento forzado, desaparición y asesinato de importantes  
líderes ambientales de la región.7  
Se estima que el Nordeste antioqueño tiene una superficie de  
.544 km², lo equivalente al 13,6 % del territorio departamental que  
8
en su totalidad asciende a 63.612 km². La subregión del Nordeste de-  
pende política y administrativamente de la Gobernación de Antio-  
quia, ubicada en la ciudad de Medellín, capital de la provincia. La  
subregión está conformada por los municipios: Amalfi (1.210 km²),  
Anorí (1.430 km²), Cisneros (46 km²), Remedios (1.985 km²), San  
Roque (441 km²), Santo Domingo (271 km²), Segovia (1.231 km²), Ve-  
8
gachí (512 km²), Yalí (477 km²) y Yolombó (941 km²).  
Los limites político-administrativos de la subregión son: al  
norte limita con la subregión del Bajo Cauca, al nordeste con el de-  
partamento o provincia de Bolívar, al oriente con la subregión del  
Magdalena Medio, al sur con la subregión del Oriente antioqueño,  
al suroeste limita con el Valle de Aburrá y al occidente con la subre-  
gión del Norte antioqueño. La principal actividad económica de la  
7
Durante el proceso de construcción de la hidroeléctrica Hidroituango a cargo de Empresas  
Públicas de Medellín se registraron 62 masacres. El Centro de Información sobre Empresas y  
Derechos Humanos expresa que: “(…) se cree que hay entre 300 y 600 víctimas enterradas de  
62 masacres cometidas por paramilitares, que han ocurrido en los 12 municipios afectados por  
Hidroituango (…) [C]omo lo han denunciado en repetidas ocasiones los ambientalistas, el con-  
flicto armado se volvió una excusa para sacar a la fuerza a las comunidades de sus territorios,  
para que luego estos sean objeto del modelo extractivista (...) Dada la magnitud de la obra,  
esta ocupa territorio de los municipios de Ituango donde se presentaron 11 masacres que de-  
jaron un total de 71 víctimas, Valdivia (11 masacres y 68 víctimas), Yarumal (6 masacres y 38  
víctimas), San Andrés de Cuerquia (5 masacres y 32 víctimas), Santa Fe de Antioquia (5 ma-  
sacres y 23 víctimas), Buriticá (5 masacres y 22 víctimas), Peque (4 masacres y 31 víctimas),  
Briceño (4 masacres y 19 víctimas), Sabanalarga (4 masacres y 26 víctimas), Toledo (4 masacres  
y 23 víctimas), Liborina (3 masacres y 19 víctimas), para un total de 372 asesinatos en esa zona  
(
…)”. En: Agencia Prensa Rural, “62 masacres en los 12 municipios donde se desarrolla pro-  
yecto Hidroituango”, 23 de enero de 2018; en: https://prensarural.org/spip/spip.php?arti-  
cle22626  
y
https://www.business-humanrights.org/es/%C3%BAltimas-noticias/62-masacres-en-los-12-  
municipios-donde-se-desarrolla-proyecto-hidroituango/ (04-04-2022).  
Gobernación de Antioquia, Antioquia en sus diversas voces 2006-2020, Universidad de Antioquia,  
8
2
006, p. 108; en: https://www.culturantioquia.gov.co/images/2020/pdf/01_Plan_Departa  
mental_Cultura_2006_a_2020.pdf (31-03-2022).  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
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Saúl UribeTaborda  
subregión es la minería y después de la subregión del Bajo Cauca,  
es la segunda con los índices más altos en la extracción de oro en la  
provincia de Antioquia.9  
La región del Nordeste de Antioquia también se caracteriza  
por la siembra de caña panelera, café, maíz, fríjol y plátano. En la  
zona también existe una notable producción ganadera de la que se  
comercializa la carne y la leche. En la subregión asimismo existe, en  
menor escala, la actividad piscícola, la explotación maderera y las  
actividades comerciales. En algunos municipios de la subregión hay  
presencia de grupos armados, especialmente guerrilla, paramilitares  
y bandas organizadas emergentes del conflicto armado colombiano  
o “bacrim”, actores armados que se disputan en una cruenta guerra  
el control del territorio y la siembra y procesamiento de la hoja de  
coca para la producción de cocaína.10  
Las condiciones geológicas e hídricas de la subregión la confi-  
guran como una de las más prosperas del país. La diversidad de sus  
paisajes configura un territorio estratégico para la industria extrac-  
tiva del oro, inserta en la industria desde tempranas fechas a las ló-  
gicas y las dinámicas de los mercados internacionales de materias  
primas, explotación de la naturaleza y esclavización de las poblacio-  
11  
nes indígenas y negras en América Latina. Si bien la presencia ex-  
tractiva en la zona ha sido constante y de históricas raíces, en  
décadas recientes la subregión se ha ido configurando como uno de  
los principales polos energéticos del país. Las actividades permanen-  
tes de la industria energética, principalmente liderada por Empresas  
Públicas de Medellín (EPM), convirtió este territorio en un eje estra-  
9
Freddy Ordóñez, “Producción capitalista del territorio y alternativas campesinas en el bajo  
nordeste antioqueño”, Ciencia política, n° 13, 2022, p. 87; en: https://dialnet.unirioja.es/des-  
carga/articulo/4781404.pdf (31-03-2022).  
10 Ministerio de Justicia, Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Caracteri-  
zación regional de la problemática asociada a las drogas en el departamento de Antioquia, 2015, p.  
5
2, p. 94; en: http://www.odc.gov.co/Portals/1/politica-regional/Docs/2016/RE042_an-  
tioquia.pdf (31-03-2022).  
1
1 Claudia Mosquera, Mauricio Pardo y Odile Hoffmann, “Las trayectorias sociales e identitarias  
de los afrodescendientes”, en: Afrodescendientes en las Américas. Trayectorias sociales e identita-  
rias. 150 años de la abolición de la esclavitud en Colombia, Universidad nacional de Colombia,  
Bogotá, 2002, pp. 13-42. Liliana Obregón. “Críticas tempranas a la esclavización de los afri-  
canos”, en: Afrodescendientes en las Américas…cit., pp. 423-451.  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
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La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
tégico para desarrollar clúster energético, que a la fecha se cuentan  
grandes proyectos hidroeléctricos, entre ellos Miraflores, Troneras,  
Guadalupe III, Guadalupe IV, Porce II y Porce III, que abastecen la  
demanda energética del país.12  
El contexto histórico de la minería en Colombia y el Nordeste de  
Antioquia  
La minería de oro en Colombia posee sus orígenes antes de la  
conquista española, yacimientos arqueológicos en el país muestran  
evidencias materiales que sugieren la explotación aurífera para la  
elaboración de objetos suntuosos y rituales, que, a su vez, sirvieron  
como mercancías de intercambio y estratificación social al interior  
de las sociedades prehispánicas. Con el oro, las sociedades prehis-  
pánicas fundaron importantes sistemas de intercambio y diferencia-  
ción social y, a la vez, instituyeron complejas formas teocráticas que  
institucionalizaron sus mitos, valores y creencias religiosas.1  
3
A la llegada de las huestes españolas al actual territorio colom-  
biano, el oro fue objeto de codicia entre los conquistadores, quienes  
usurparon y explotaron a los grupos humanos que fueron usados  
para emprender la prospección y explotación de grandes yacimien-  
14  
tos auríferos en diversas zonas del país. Más allá de los episodios  
narrados por los cronistas y sus crónicas, despertó el asombro, el  
miedo y las emociones que motivaron la búsqueda de grandes teso-  
ros, entre ellos, el Dorado. El cronista del siglo XVI fray Pedro Simón  
relata que el mito de El Dorado surgió de la siguiente manera:  
1
1
1
2 MGM Innova, Diseño del documento del proyecto REDD+EPM, 23-09-2013, p. 3; en: https://s3.  
amazonaws.com/CCBA/Projects/Empresas+Publicas+deMedillin+REDD%2B+Project/Va-  
lidation/PDD_REDD_CCB_EPM_Inclusi%C3%B3n_de_CARs_Septiembre23_2013+(1).pdf  
(31-03-2022).  
3 Clemencia Plazas y Ana Falchetti, Asentamientos prehispánicos en el bajo río San Jorge, Fundación  
de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá, 1981. Carl Lan-  
gebaek, Arqueología regional en el territorio muisca. Estudio de los valles de Fúquene y Susa, Uni-  
versidad de los Andes, University of Pittsburg, Bogotá, 1995.  
4 Laura Calle Alzate, La insaciable búsqueda de El Dorado: procesos hegemónicos y dispositivos de  
dominación en un pueblo Sikuani de la Orinoquía colombiana. Tesis, Universidad Complutense  
de Madrid, 2016.  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
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Saúl UribeTaborda  
El fundamento, pues, que hubo de donde se han levantado estas pol-  
varedas del Dorado, fue de esta suerte: recién poblada la ciudad de San  
Francisco de Quito por el capitán Sebastián de Belalcazar el año de mil  
y quinientos y treinta y cuatro, (...) este capitán, andando por todos con  
cuidado, inquiriendo por todos los caminos que podía, sin perder oca-  
sión de todas las tierras provincias de que pudiese tener noticia, entre  
los demás indios de que se andaba informando, la tuvo de que había  
allí en la ciudad un[o] forastero y preguntándole por su tierra, dijo:  
que se llamaba Muequetá y su cacique, Bogotá”; que es como hemos  
dicho, este Nuevo Reino de Granada que los españoles le llamaron Bo-  
gotá. Preguntándole si en su tierra había de aquel metal que le mostra-  
ban, que era oro, respondió ser mucha la cantidad que había, y de  
esmeraldas, que él nombraba en su lenguaje piedras verdes y añadía  
que había una laguna en la tierra de su cacique, donde él entraba algu-  
nas veces al año en unas balsas bien hechas en medio de ellas, lleno en  
cueros, pero todo el cuerpo lleno desde la cabeza hasta los pies y manos  
de una trementina muy pegajosa y sobre ella echado mucho oro en  
polvo fino. De suerte que, cuajando de oro, // toda aquella trementina  
se hacía todo de una capa o segundo pellejo de oro que, dándole el sol  
por la mañana que era cuando se hacía este sacrificio y en un día claro,  
daba grandes resplandores. Y entrando allí hasta el medio de la laguna,  
allí hacía sacrificios y ofrendas arrojando al agua algunas piezas de oro  
y esmeraldas, con ciertas palabras que decía y haciéndose lavar con  
ciertas yerbas como jaboneras todo el cuerpo, caía todo el oro que traía  
a cuestas en el agua, conque se acababa el sacrificio y se salía de la la-  
guna y vestía sus mantos.15  
Bajo el supuesto de la existencia de grandes ciudades de oro,  
se fundaron puestos de avanzada que sirvieron como puntos de  
abastecimiento de las tropas españolas, compuestas en su gran ma-  
yoría por hombres solos, clérigos y marinos que dejaron atrás su  
vida, sus mujeres e hijos para aventurarse en las inhóspitas y desco-  
16  
nocidas tierras del Nuevo Mundo. La codicia por el oro no solo per-  
mitió la fundación de grandes poblados que con el transcurrir del  
tiempo se convirtieron en importantes centros del poder político y  
15 Fray Pedro Simón, Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales,  
Tomos I-VII, Banco Popular, Bogotá, 1981, Tomo II, pp. 320 y 321.  
1
6 Geniber Cabrera P., “Indígenas, españoles y piratas en el Nuevo Mundo: una guerra en el  
Caribe”, Tiempo y Espacio, v. 20, n. 53, Caracas, 2010, pp. 2-29; en: http://ve.scielo.org/  
scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962010000100002 (01-04-2022).  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
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La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
militar de los siglos XVI, XVII y XVIII; sino que también albergaron  
las motivaciones de hombres como Francisco Pizarro, Gonzalo Jimé-  
nez de Quezada, Sebastián de Belalcázar y Jorge Robledo, quienes  
dieron inicio a grandes y sangrientas campañas de conquista moti-  
vadas por la codicia que les generaba el oro, hombres cuya ansia de  
riqueza los obligó a una vida itinerante alimentada por la ilusión y  
el mito del Dorado.  
La búsqueda del Dorado y la imperiosa necesidad de ri-  
queza, conllevó a la explotación de extensas minas de oro que pos-  
teriormente permitieron la comercialización del preciado metal,  
actuando como determinante para la fundación de importantes ciu-  
dades durante el siglo XVI; entre ellas, se destacan Cali, Popayán,  
Anserma, Cartago, Santafé de Antioquia, Pamplona, Zaragoza y Re-  
medios, entre otros centros urbanos que concentraron centenares de  
17  
personas. En el siglo XVII, los españoles extendieron sus explota-  
ciones a casi todos los actuales yacimientos auríferos del país, con  
excepción de los departamentos de Guainía y Vaupés, que iniciaron  
su exploración y explotación en el siglo XX, concomitantemente en-  
traron en explotación yacimientos aluviales en el actual departa-  
mento del Chocó y el Darién colombiano, estos últimos con mano  
18  
de obra esclava proveniente del continente africano.  
Para entonces, el virreinato de Nueva Granada dependía casi  
en su totalidad de la actividad aurífera. Se consideraba que Antio-  
quia, Cauca y Panamá eran los mayores productores de oro de la  
época. Para el siglo XVIII, la producción llegaba al 25 % de la pro-  
ducción mundial. Esto conllevaría que la mano de obra indígena en  
estos lugares decayera como consecuencia de extenuantes jornadas  
de trabajo y de las enfermedades que aquejaban al viejo mundo y  
que fueron introducidas por las huestes españolas a las tierras de  
conquista.1  
9
1
7 Fabio Zambrano y Olivier Bernard, Ciudad y territorio: El proceso de poblamiento en Colombia,  
Institut Français d’Études Andines, Lima, 1993; doi:10.4000/books.ifea.2083.  
8 Anne-Marie Losonczy, “Pasado y presente de los negro-colombianos del Chocó”, cap. II de  
La trama interétnica. Ritual, sociedad y figuras de intercambio entre los grupos negros y Emberá del  
Chocó, Institut Français d’Études Andines, Bogotá, 2006, pp. 45-76; doi:10.4000/ books.  
ifea.4704.  
1
19 Oscar Almario, “La gobernación de Popayán y la diferenciación en las fronteras mineras del  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
291  
Saúl UribeTaborda  
La mano de obra indígena fue sustituida paulatinamente por  
negros esclavos, que mantuvieron la explotación de minas y amplia-  
ron geográficamente la actividad aurífera en el territorio colombiano  
que, para entonces, era mayoritariamente transitado por colonos que  
buscaban suerte en los territorios de Antioquia y las selvas del Paci-  
fico chocoano. Cada una de estas nuevas expansiones derivaba, en  
unos casos, en la venta y compra de tierras y, en otros, en reclamos  
de baldíos para la exploración y explotación minera. Era muy recu-  
rrente que se realizaran descripciones de las unidades del paisaje  
para venta de tierras y la apertura de nuevos frentes mineros, como  
se describe a mediados del siglo XVIII en el Valle del río San Andrés  
en 1751, cuando Mateo Guerra Peláez, como albacea del difunto don  
Cristóbal Vélez, le vendía a Ignacio Vázquez:  
(...) un pedazo de tierras (...) cuyos linderos son los siguientes. Parados  
en un morrito que hace en la boca del monte del // chochal, de allí mirando  
a la Pretel en un roblal por derezera Pretel arriba hasta sus cabezeras y  
de ay cogiendo la cordillera de los Salazares hasta dar en la casa de fra-  
gua, y de ai subiendo al primer morrito de donde se mirará por dere-  
zera hasta dar en Riogrande, Riogrande arriba hasta dar en un modo  
de horqueta que del valle de San Andrés se dibisa en el otro lado de  
Riogrande en la falda y de allí en derezera a la boca del monte del cho-  
chal (...).20  
En el siglo XIX numerosos valles, quebradas y riachuelos se  
mantenían ocultos e inaccesibles a la codicia del oro en Antioquia,  
por ejemplo, no fue sino hasta inicios del siglo XX cuando lugares  
como el Valle de San Andrés en el norte de Antioquia fueron coloni-  
zado por mineros que, abriendo trochas y socolando los frondosos  
bosques de roble, establecieron entables mineros que se sumaban a  
2
1
los existentes en la provincia de Antioquia. En otras regiones del  
país también se establecían grandes entables mineros, como lo men-  
Pacífico. Las relaciones de mando de los gobernantes coloniales en la Nueva Granada, 1729-  
1
818”, HISTOReLo. Revista de Historia Regional y Local, vol. 10, nº 20, 2018, pp. 54-99.  
2
0 Archivo Histórico de Antioquía (Medellín), Escribanos, Libro de 1751: escribanía de Francisco  
José Solórzano, fol. 27r.-v., 24 de marzo de 1751.  
1 Ibíd.  
2
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
292  
La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
ciona el Instituto de Estudios Colombianos (IEC), las minas del  
Cauca en el siglo XIX producían la mitad de lo que se producía en el  
22  
Nuevo Reino de Granada. Los autores mencionan que en 1871 la  
actividad aurífera en Antioquia empleaba a casi el 4,1 % de la pobla-  
ción del departamento. En esta medida y considerando que, si bien  
la producción aurífera aportó de manera significativa a la economía  
del virreinato de Nueva Granada y posteriormente a la naciente re-  
pública colombiana, una de sus mayores características fue la pro-  
longación del estancamiento y atraso tecnológico en la explotación  
aurífera, que se refleja en la existencia de complejos conflictos socia-  
les y ambientales en el país.23  
En el siglo XX la producción aurífera en el país siguió siendo  
explotada bajo métodos tradicionales y rudimentarios; aun así, co-  
mienzan los primeros acercamientos de compañías extranjeras al  
país con la intención de iniciar nuevas exploraciones y continuar con  
la extracción del mineral. Algunas de estas compañías fueron el re-  
sultado de fusiones empresariales que se asentaron en diversas zonas  
del país y con ellas el inicio de una era mecánica en la extracción de  
oro en Colombia.  
De acuerdo con las investigaciones del Instituto de Estudios  
Colombianos (IEC), en 1911 existían en el territorio colombiano unas  
35 compañías mineras dedicadas a la exploración y explotación de  
minerales como oro y plata, en su mayoría con capitales británicos.  
Es importante mencionar que hacia 1974 la mayoría de estas com-  
pañías habían abandonado las actividades auríferas o habían sido  
adquiridas con capital nacional; solo unas pocas compañías conti-  
nuaban con su proceso de extracción e insertando nuevas tecnologías  
24  
para la explotación de yacimientos de veta y aluvión en el país.  
Dentro de las compañías extranjeras que continuaban explo-  
tando minas en el territorio colombiano durante el siglo XIX, se des-  
taca la presencia de la Frontino Gold Mines, cuyo ingreso a Colombia  
22 Jorge Eduardo Cock y Wilfredo López, “Conflicto y colaboración en la minería de oro en Se-  
govia y Remedios”, en: Aglomeraciones mineras y desarrollo local en América Latina, CEPAL/Al-  
faomega, Bogotá, 2001, pp. 273-297.  
3 Ibíd., p. 274.  
4 Ibíd., p. 275.  
2
2
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
293  
Saúl UribeTaborda  
se da en 1852, con el objetivo de explotar yacimientos auríferos en  
Antioquia; la Anglo Colombian Development tenía como área de ex-  
plotación el Chocó; la South American Gold and Platinum Company,  
fue el resultado de la fusión de la Anglo Colombian y la Pacific Me-  
tals Corporation, cuya área de explotación se centraba en el Pacífico  
chocoano y la fusión de la Chocó Pacífico y la Compañía Mineros de  
Nariño S.A. Estas empresas eran de capital inglés. También se hizo  
presente el capital norteamericano en la actividad aurífera en Co-  
lombia con la multinacional Pato Consolidated Gold Dredging desde  
1
913, con la introducción de las primeras dragas eléctricas y su in-  
25  
tensificación de trabajo a partir de 1934.  
A partir de la Segunda Guerra Mundial, la actividad aurífera  
en Colombia se vería fuertemente afectada por los bajos costos en el  
mineral, por lo que las compañías extranjeras abandonarán sus acti-  
vidades, excepto aquellas desarrolladas por la Frontino Gold Mines  
y la Pato Consolidated Gold Dredging; esta última fue adquirida por  
capital nacional, convirtiéndose en la actual compañía Mineros de  
Antioquia S.A., y constituyendo unas de las compañías que desarro-  
26  
lla minería a gran escala en el país.  
La minería en el Nordeste de Antioquia posee sus orígenes  
en la Colombia prehispánica, una secuencia que continúa en la ac-  
tualidad a una escala espacial que supera cientos de kilómetros cua-  
drados, de tal manera que la minería en la zona ha sido el principal  
factor de desarrollo económico, producto de ello se configura el mu-  
nicipio de Segovia, fundado en 1560 como el principal enclave mi-  
2
7
nero de la Colonia en el Nordeste de Antioquia. En el período  
republicano, se establece la primera compañía minera en la zona, la  
Frontino Gold Mines (FGM) en 1852, con su presencia se inició una  
secuencia de exploración y explotación del material aurífero a gran  
escala con incipientes niveles tecnológicos, pero de gran importancia  
para la época. Con el auge minero de la zona, se inició un proceso  
de nuevas migraciones cuyo resultado fue la fundación del munici-  
2
2
2
5 Ibíd.  
6 Ibíd.  
7 Ibíd., p. 276.  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
294  
La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
pio de Segovia en 1886, producto del hallazgo de nuevos depósitos  
de oro y constituyéndolo como el municipio más importante dentro  
de la zona, aún más que el mismo Remedios, nombre de la localidad  
minera.2  
8
La presencia de la FGM, cuya área de influencia se estable-  
cería en los municipios de Segovia y Remedios en 1910, se vio inte-  
rrumpida en 1976, cuando sus socios mayoritarios y mayores  
accionistas (norteamericanos) decidieron abandonar las actividades  
y retirarse de la zona. La compañía minera entró en precarias condi-  
ciones que derivaron en un proceso de liquidación, desencadenando  
grandes protestas y paros mineros que llevaron a que se realizara la  
entrega de la infraestructura minera a los antiguos empleados de la  
FGM, situación que terminó de hacerse hace menos de una década  
y que en la actualidad es posible reconocerla como una de las dos  
compañías mineras más grandes del país, cuya actividad extractiva  
2
9
se ha extendido a varias zonas y departamentos de Colombia.  
30  
De acuerdo con López, la Frontino Gold Mines inicia trá-  
mites para su liquidación en 1976; esta iniciativa provocó que los  
acreedores de la empresa minera se acogieran a la figura del Con-  
cordato Preventivo, ocasionando que la cláusula de concordato en-  
trara en vigor a mediados de 1977 hasta 2011, cuando la multi-  
nacional minera Gran Colombia Gold, a través de su subsidiaria en  
Colombia Zandor Capital S.A., compró a la Frontino Gold Mines, no  
31  
32  
sin antes superar el obstáculo del pasivo pensional.  
En la segunda mitad del siglo XX, el recrudecimiento de los  
conflictos sociales y políticos del país, afectaron la actividad minera  
2
2
3
8 Ibíd., pp. 275-276.  
9 Ibíd., p. 276.  
0 Wilfredo López, “Historia del oro en Segovia y Remedios”. Discurso Celebración 150 años  
Frontino Gold Mines LTD, 20-04-2002; en: http://segoviamineragold.blogspot.com.co  
/
2010/03/historia-del-oro-ensegovia-y-remedios.html (15-04-2021).  
3
1 El concordato preventivo tiene por objeto la conservación y recuperación de la empresa como  
unidad de explotación económica y fuente generadora de empleo, cuando ello fuere posible,  
así como la protección adecuada del crédito. Decreto 350 de 1989; en: https://www.funcion-  
publica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=77513 (01-04-2022).  
3
2 Revista Semana, “Gran Colombia Gold se integra formalmente con Medoro Resources. Diario  
de prensa”, 13 de junio de 2011; en: https://www.semana.com/negocios/articulo/granco-  
lombiagold-integra-formalmente-medoro-resources/121309 (15-04-2021).  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
295  
Saúl UribeTaborda  
en el Nordeste de Antioquia, amenazando la seguridad de los capi-  
tales invertidos en la región. Quiroga menciona que “(…) para los  
años 80 y 90 se optó por la presencia de grupos privados de seguridad –pa-  
ramilitares– generando un recrudecimiento en el conflicto social y  
33  
armado. Este suceso, asociado a la inversión de importantes sumas  
de dinero que se vieron amenazadas y en riesgo, condujo a una  
nueva fase de la fiebre del oro en la zona, que a su vez incentivó la  
llegada de distintos actores sociales, políticos, económicos y armados  
que acrecentaron sus capitales, alimentando la guerra con las ganan-  
cias de la minería, al punto de crear el bloque minero de las autode-  
fensas unidas de Colombia al mando de Ramiro Vanoy, alias “Cuco  
Vanoy”, a quien se le atribuye el asesinato de más de 3.500 víctimas,  
34  
hoy recluido en los Estados Unidos acusado por narcotráfico.  
Políticas públicas y gobernabilidad  
El creciente interés por la explotación aurífera en la región y  
la complejidad que acarrea la explotación de recursos mineros han  
derivado en la elaboración de políticas públicas que, lejos de ser de-  
mocráticas y participativas, han demostrado los compromisos exis-  
tentes entre los grupos políticos y las empresas inversionistas  
extranjeras, dejando además a los pequeños mineros de la zona ex-  
cluidos de las preeminencias de dichas políticas. Estas acciones con-  
llevan abrir las puertas a la vulneración de derechos constitucionales,  
humanos y medioambientales, así como también dejan detrás una  
gran afectación a las comunidades de la zona, este factor demuestra  
el amplio vacío de normas que obliguen a estas empresas a reparar  
o generar planes para recuperar las zonas y comunidades que han  
sido dañadas. Un antecedente claro se encuentra en Betancur, quien  
3
3 A. Quiroga, Construcción del territorio campesino en el Nordeste de Antioquia, Colombia,  
Movimientos socioterritoriales y derechos humanos en contra del modelo económico mul-  
tinacional 1970-2010. Tesis de grado. Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias  
Humanas, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2012, p. 63.  
34 Tribunal Superior de Medellín, Bloque Mineros, p. 7; en: https://www.ramajudicial.gov.co  
/
documents/6342975/12355581/2014.02.19+Incusi%C3%B3n+a+Peque%2C%20victimas+h  
urto%2C%20secuestro+y+otros.pdf/653136c3-c0e5-49ca-8fa8-3eb6a90b0f12 (01-04-2022).  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
296  
La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
analiza los compromisos del presidente Iván Duque con la creación  
de unidades espaciales para combatir la minería ilegal y su apego  
por ajustar normativas que permitan y faciliten la intervención de  
las empresas extractivas en el territorio:  
Los compromisos del presidente Iván Duque fueron: (i) la creación de  
una unidad especial para combatir la extracción ilegal de minerales;  
(
ii) promover un proyecto de ley para endurecer las sanciones a quie-  
nes ejercen la minería de forma ilegal; y (iii) tener lista en el segundo  
semestre de 2019 ajustes a la normativa de las consultas previas, un  
instrumento de participación ciudadana que es visto por los empresa-  
rios como un obstáculo para avanzar en sus proyectos extractivos  
(
Arias J., 2019). Estos compromisos reactivan la llamada locomotora  
minera, con la base de ofrecer seguridad jurídica a las empresas y dar  
con ello confianza a los inversionistas.35  
La zona del nordeste de Antioquia no se vio exenta de dichas  
normativas, al contrario, parte de la situación en el territorio se vio  
agravada por intervenciones militares las cuales principalmente han  
sido demandadas por las propias empresas extractivistas las cuales  
obran en el territorio sin ningún tipo de competencia, con la seguri-  
dad jurídica que el propio Estado ofrece a estas compañías y provoca  
diversos tipos de abuso y monopolización no solo de la actividad  
aurífera sino también de la zona; en otras palabras se instaura la “ley  
del más fuerte”. Existen, además de los compromisos y la creación  
de políticas públicas que apoyan y protegen la extracción minera en  
el territorio Antioqueño, acuerdos internacionales de inversión (AII)  
que protegen y mantienen los intereses de los inversionistas extran-  
jeros así como también los acuerdos para la promoción y protección  
recíproca de inversores (APPRIs), y los tratados de libre comercio  
(TLC).  
En Colombia, sin embargo, la realidad plantea es una amplia protec-  
ción a las inversiones de las empresas, por medio de los Acuerdos In-  
3
5 María Soledad Betancur, Minería del oro, territorio y conflicto en Colombia Retos y recomenda-  
ciones para la protección de los derechos humanos y del medio ambiente, Germanwatch, Bogotá,  
019, p. 9.  
2
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
297  
Saúl UribeTaborda  
ternacionales de Inversión (AII), que mantienen las condiciones favo-  
rables para inversionistas extranjeros; los Acuerdos para la Promoción  
y Protección Recíproca de Inversiones (APPRIs); los capítulos de in-  
versión contenidos en los Tratados de Libre Comercio (TLC), los cuales  
crean el marco jurídico internacional para que empresas como Gran  
Colombia Gold puedan demandar al Estado ante tribunales interna-  
cionales.36  
Las acciones del Estado y sus políticas públicas evidencian  
no solo la configuración histórica de intereses extractivos en la zona  
nordeste de Antioquia, sino además la instauración de lógicas terri-  
toriales que se encuentran desvinculadas de los derechos humanos  
y presentan escaso interés en el desarrollo interno del país, ya que  
se aporta y se favorece la extracción de recursos mineros al exterior  
del territorio y del país. La configuración histórica de la subregión y  
su gran capacidad para el desarrollo de la minería como actividad  
económica, ponen sobre la palestra la capacidad del capital para de-  
finir sus espacios, es así como no hay espacios definidos, o inaccesi-  
bles, independientemente de si existe o no ley, o se vulnere cualquier  
tipo de derecho.  
La condición de gobernabilidad de la zona en gran parte se  
encuentra ligada principalmente a la estabilidad del gobierno y como  
este se encuentra parcializado y favorece, en la mayoría de los casos,  
a las empresas extractivas, poniendo en juego la democracia, Colom-  
bia cuenta con un alto porcentaje de territorio con presencia militar.  
Antioquia no es la excepción, en este caso la presencia militar y las  
actividades económicas de la zona constituyen una extrema condi-  
ción de ingobernabilidad en la zona, a su vez la situación en el terri-  
torio es el reflejo de un orden político que, en el caso de Colombia,  
se encuentra afianzado a intereses externos. La noción de goberna-  
bilidad permite entender los mecanismos y procedimientos funda-  
dos en el nordeste antioqueño y en el propio Estado:  
La noción de gobernabilidad es la suma de contradicciones que per-  
miten a las naciones emergentes la edificación y afianzamiento de un  
36 Ibid.  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
298  
La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
orden político democrático, ya que la democracia es un horizonte a al-  
canzar desde el interior de los sistemas políticos autoritarios como los  
que prevalecieron en América Latina hasta terminar la Guerra Fría. Los  
sistemas democráticos están fundados en mecanismos y procedimien-  
tos exactos, que incluyen las reglas de constitución y el funcionamiento  
de los tres poderes políticos; un vastísimo catálogo de derechos y ga-  
rantías fundamentales de carácter universal para hombres y mujeres;  
la renovación permanente de gobernantes basada en elecciones perió-  
dicas; la alternancia y cambio de los titulares del gobierno; y el afian-  
zamiento del principio de legalidad que establece las mismas reglas  
para las autoridades elegidas y para los ciudadanos que los designan.  
Consagrar estas reglas de modo claro nos pone en frente de un régimen  
democrático.37  
Dicho esto, cabe mencionar que la condición de ingoberna-  
bilidad no es casual, sino más bien es el producto de primar los in-  
tereses de unos sobre otros, Antioquia es el claro ejemplo en su  
configuración histórica y en su riqueza territorial de cómo el capital,  
en su afán por mantener sus intereses, trasciende toda ley o derecho,  
donde el capital extranjero aparece como agente configurador de la  
zona al contar con un Estado débil o “abandonado” posee también  
poder absoluto sobre el territorio. En este caso, la ingobernabilidad  
parece ser una condición necesaria para otros objetivos como la libre  
explotación minera, pues estas empresas al contar con un poder ab-  
soluto no tienen ninguna regulación con consecuencias negativas de  
su intervención para los derechos humanos y medio ambientales.  
Si por un lado tenemos la ingobernabilidad como justificante  
de la intervención militar y de la instauración de leyes “más duras”  
que a su vez favorecen a la empresa extractiva, encontramos que las  
políticas económicas recientes son las privatizaciones, reformas eco-  
nómicas y comerciales, flexibilización laboral, eliminación de subsi-  
dios, TLCs, descentralización de diversos ámbitos. Estas políticas  
generan además la justificación de la regulación poblacional por la  
vía policial y militar en la zona, dicha situación también genera go-  
bernabilidad, pero en este caso gobernabilidad del país lo cual favo-  
37 Catalina Toro et al. (eds.), Minería, territorio y conflicto en Colombia, Diakonia, Bogotá, 2012,  
p.124.  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
299  
Saúl UribeTaborda  
rece que los intereses exteriores, corporaciones y transnacionales in-  
tervengan con sus inversiones en el territorio para extraer recursos.  
Todos estos factores y sus consecuencias para Colombia y el nordeste  
antioqueño pueden explicarse dentro de la configuración histórica  
de la zona como se verá más adelante, las vastas proporciones terri-  
toriales y oportunidades económicas de la zona así como la gran  
oportunidad que el capital ve en ella, trae consigo un sinnúmero de  
consecuencias en todos los ámbitos de la vida social, pero a su vez  
nos brindan la oportunidad de conocer cómo el capital opera en el  
territorio.  
Guerra y minería  
La subregión del Nordeste antioqueño, configurada históri-  
camente a partir de su temprana vinculación a la extracción de oro,  
fue visualizada como un territorio para el desarrollo de la minería  
como actividad económica y principal motor de colonización en el  
siglo XVIII. Parece imposible determinar con exactitud la producción  
aurífera de la zona en este período de la historia, pero se menciona  
que la producción de oro para la época representaba el 40 % de la  
producción mundial recaudada por España. En esta medida cobra  
interés la tesis de Gunder Frank sobre las metrópolis (europeas en  
su mayoría) y sus satélites (países del tercer mundo), al considerar  
que los satélites aportaron el capital que las metrópolis usan hoy  
para desarrollar su sistema económico, generando en simultáneo el  
38  
subdesarrollo en el tercer mundo.  
Amediados del siglo XIX, la zona de Antioquía se convertiría  
en un polo de desarrollo económico para la naciente industria minera  
39  
de Colombia. Este auge minero, que en el siglo XX posicionó la re-  
gión como un territorio cuya principal base económica es la minería  
de oro, registra cifras que advierten que entre el 70 y 80 % del oro en  
Antioquia proviene del Nordeste de Antioquia, posicionando la su-  
40  
bregión como una de las zonas mineras más importantes del país.  
3
3
4
8 Andre Gunder Frank, “El desarrollo…”, cit., pp.159-160.  
9 Jorge Eduardo Cock y Wilfredo López, “Conflicto y colaboración…”, cit.  
0 La concesión minera otorgada a la Frontino Gold Mines en 1856 generó un incipiente proceso  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 283–311  
300  
La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
En la actualidad el factor principal de estructuración y confi-  
guración en la subregión tiene como eje central la exploración y ex-  
4
1
plotación aurífera, ejemplo de ello es el contrato de concesión  
número 6054 de la 2BGold en la zona, con una extensión de 752.162.8  
hectáreas y está demarcado por las coordenadas Norte-1.212.020 Este-  
42  
9
06.468.51. Esta concesión presenta un área de influencia que alcan-  
za aproximadamente las 10.000 hectáreas. Es de importancia mencio-  
nar que la explotación de oro no posee agregado diferente más que  
su limpieza, porque no se posee la capacidad para transformarlo en  
la zona, impidiendo generar procesos de industrialización o planear  
con precisión su uso, generando una economía de importantes propor-  
ciones en la subregión, estimando que el 90 % de la población en el  
43  
Nordeste depende directa e indirectamente de la actividad minera,  
provocando altos niveles de contaminación y deterioro ambiental.  
En épocas recientes el interés de grandes compañías mineras,  
entre ellas las internacionales B-2Gold y la AngloGold Ashanti Ltd,  
poseen permisos para realizar actividades de exploración y explota-  
ción en el área, la industria nacional tiene presencia en la zona con  
Mineros de Antioquia, que desarrolla actividades extractivas e incide  
con fuerza en la zona del departamento, permite dilucidar que los  
niveles de atraso y deterioro ambiental la convertirán en una de las  
zonas con mayor índice de desertificación química de sus suelos en  
el país.44 Los datos de la Unidad Minera Ambiental del municipio  
de Segovia estiman que semanalmente se concentran y amalgaman  
460 toneladas de material pétreo, lo que equivale aproximadamente  
al uso de 5.900 kilos de cianuro, evidenciando el principio utilitarista  
con el que se benefician las compañías mineras al costo del subdesa-  
rrollo y deterioro socio ambiental.  
de industrialización extractiva en el nordeste antioqueño, sin que por ello se consolidaran  
verdaderas industrias que le dieran valor agregado  
http://www.idrc.ca/en/ev-62156-201-1-DO_TOPIC.html.  
1 En: Plan de Manejo Ambiental Exploración Minera Gramalote 2010. S.p.  
2 Planchas cartográficas 132-III-B y 132-IV-A del IGAC.  
3 Unidad Minero-ambiental del municipio de Segovia Umina.  
4 Rafael Correa Argota, “Desarrollo socio-económico regional: Impactos de la minería artesanal  
en el Bajo Cauca antioqueño”, Revista Internacional de Cooperación y Desarrollo, vol. 4, n°1,  
a la materia prima. Ver:  
4
4
4
4
2
3
017, pp. 49-50; en: https://revistas.usb.edu.co/index.php/Cooperacion/article/view/  
116/2606 (04-04-2022).  
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Saúl UribeTaborda  
La llegada de capital extranjero generó un caso de dinami-  
zación económica que en la actualidad hace de esta un importante  
centro económico en el departamento, situación que a su vez la con-  
figura como eje importante de la guerra en Colombia. Como estra-  
tegia de expansión de las áreas de explotación minera, se presume  
la existencia de capital privado asociado a la financiación de grupos  
paramilitares dedicados a la protección de bienes asociados a la ex-  
45  
tracción del mineral aurífero.  
Estos grupos armados han generado procesos de desplaza-  
miento forzado y muertes selectivas en la zona de líderes y pequeños  
mineros que se oponen a la incursión de grandes capitales extranje-  
ros al área. A partir de esto en la zona se establecieron fuerzas arma-  
das al “margen de la ley” que han enrarecido el ambiente en ella,  
dedicándose a la actividad extractiva y al ejercicio de la “justicia pri-  
46  
vada”.  
A partir de la adopción que Colombia hizo en el año 2001 de  
un nuevo código de minas (Ley 685 de 2001), cuyo espíritu ha sido  
facilitar el concurso de iniciativas privadas que limitan la órbita de  
las intervenciones estatales; expresamente, aquellas leyes donde re-  
sulta esencial respetar la autonomía que los inversionistas privados  
47  
requieren para la consolidación de su economía empresarial, pro-  
vocan que en la zona hayan empeorado los niveles de violencia y la  
48  
magnitud de los impactos sociales y ambientales.  
Este hecho suscita a preguntarse: ¿quiénes son los inversio-  
nistas privados en la zona y de dónde proviene su capital? La insta-  
lación de la industria minera y la flexibilidad de la ley 685 permiten  
4
5 Juan Camilo Gallego Castro, “La violencia es más fuerte en los departamentos que producen  
oro”, Agencia de Prensa, IPC, 28-01-2020; en: http://www.ipc.org.co/agenciadeprensa/  
index.php/derechos-humanos/la-violencia-es-mas-fuerte-en-los-departamentos-que-pro-  
ducen-oro/ (04-04-2022).  
4
6 Juan José Moncada Carvajal, “El despojo de tierras en Antioquia producto de la violencia,  
periodo 1991-2008”, en Realidades del despojo de tierra. Retos para la paz en Colombia, IPC, Me-  
dellín, 2009, p. 21; en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Colombia/ipc/20170809053636/  
pdf_764.pdf (04-04-2022)  
4
7 Ver: Potencial Minero de Antioquia. Documento elaborado por la Dirección de Planeación De-  
partamental de Antioquia, Escuela de Ingeniería de Antioquia, Envigado, 2009, p. 19.  
8 Leidy Bernal-Guzmán, “Minería de oro en el Nordeste antioqueño: una disputa territorial  
por el desarrollo”, Gestión y Ambiente, 21 (supl. 2), 2018, pp. 74-85. DOI: https://doi. org/  
4
10.15446/ga.v21n2supl.77865.  
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302  
La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
plantear la tesis de que ello dio como resultado el origen del Bloque  
Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia, por ejemplo, las  
declaraciones de “Un alto directivo de la multinacional minera Drum-  
mond de Estados Unidos se reunió con un líder paramilitar a fin de solicitar  
protección para sus operarios y pagar por ese servicio, declaró el ex cabecilla  
4
9
de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Salvatore Mancuso.  
Con la creación y posicionamiento en la zona de las AUC se prestó  
la vigilancia permanente del capital extranjero y/o privado, contro-  
lando estratégicamente fracciones de los departamentos de Antio-  
quia, Bolívar, Sucre, Córdoba y César,50 asegurando corredores de  
guerra usados en su lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucio-  
narias de Colombia (FARC-EP).  
En la actualidad el conflicto armado en la zona, asociado al  
desplazamiento forzado y muertes selectivas de líderes sociales, ha  
sido usado como base para la configuración del territorio y su vin-  
culación en las lógicas extractivas del modelo económico de desa-  
rrollo en Colombia. Si bien la regla para explicar los comportamien-  
tos de la economía extractiva en este segmento del departamento re-  
sulta compleja, es posible identificar al menos tres elementos estre-  
chamente vinculados a esta actividad a partir de la pregunta inicial:  
¿quiénes son los inversionistas privados en la zona y de dónde pro-  
viene su capital? El primero, consiste en la configuración espacial del  
territorio a partir de capital extranjero; el segundo, es la inserción de  
grupos al margen de la ley en actividades económicas de carácter ex-  
tractivo en la zona; y el tercero, el abandono del Estado y su política  
minera tan blanda.  
La presencia del capital extranjero ha acrecentado los niveles  
de abandono de prácticas agrícolas, basando la actividad económica  
de la subregión en un modelo extractivo que la hace dependiente de  
51  
otras subregiones para satisfacer su demanda alimenticia. El acele-  
49 “El jefe paramilitar Mancuso acusa a la multinacional Drummond de contratar a paramilitares  
en Colombia”, El Nuevo Herald, 08-05-2009; en: https://omal.info/spip.php?article2569  
(04-04-2022).  
5
0 Esta área en particular concentra las acciones bélicas del Bloque Mineros y paralelas a ellas  
las de las compañías mineras Drummond, la B2Gold y la AngloGold Ashanti Ltd.  
1 Esto permite identificar que los elementos que Gunder Frank trabaja en sus textos sobre la  
teoría de las metrópolis no solo aplican a escala global; ello sugiere un efecto de dependencia  
5
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rado proceso de degradación ambiental aunado a la contaminación  
de sus principales recursos, hacen que la zona se convierta en un  
lugar insalubre e insostenible para el desarrollo de la vida, gene-  
rando desiertos demográficos y consecuencias devastadoras para el  
medio ambiente.52  
La presencia de grupos al margen de la ley insertos en las di-  
námicas de la economía extractiva en la zona, pone de manifiesto un  
álgido panorama en materia de la financiación de la guerra en Co-  
53  
lombia, por ejemplo las declaraciones ante la Corte Federal de Was-  
hington del extraditado jefe paramilitar Salvatore Mancuso, se  
refieren escabrosamente a revelar “cómo el narcotráfico blanquea sus  
capitales ilícitos a través de la venta de cientos de onzas de oro que pasan  
54  
por el Banco de la República sin levantar sospecha”. La circulación de  
capital paramilitar en la extracción de material aurífero no solo ha  
financiado la guerra, también ha aportado al “desarrollo económico”  
en departamentos como Sucre, Córdoba y Bolívar, a partir del pago  
de regalías en estos, a expensas del atraso y deterioro socioambiental  
del Nordeste de Antioquia.  
El abandono estatal de esta franja del departamento es el re-  
sultado de un largo proceso que tiene sus orígenes en el siglo XVIII.  
El avance colonizador y la industria minera estuvieron desarticula-  
dos del Estado colombiano, en cambio el capital privado de empre-  
sarios de la época engrosaría la naciente empresa minera a razón del  
55  
establecimiento de enclaves mineros en la zona. En el siglo XIX el  
auge de la minería tendría su clímax con el descubrimiento de nue-  
de manera espiral y descendente en los satélites. Stavenhagen (“Siete tesis…”, cit.) plantea  
que en los estados donde los modos de producción colonialista se instalaron, han generado  
una reproducción de colonias dentro de sus territorios, situación similar acontece en esta  
zona del país.  
2 Salud Hernández-Mora, “Complot para devastar y robar”, Conciencia Ambiental, 07-03-2010;  
en: https://radareconomicointernacional.blogspot.com/2010/03/complot-para-devastar-  
y-robar-salud.html (04-04-2022).  
5
53 Unidad investigativa El Tiempo, “Con oro lavan dinero y se roban regalías, reveló el ex jefe  
/
para’ Salvatore Mancuso”, El Tiempo, 31-07-2010; en: https://www.eltiempo.com/archivo  
documento/CMS-7835388 (04-04-2022).  
5
4 Redacción El Tiempo, “El lado oscuro de las minas de oro”, El Tiempo, 01-08-2010; en:  
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-4077668 (04-04-2022).  
5 Caso similar al sucedió en Bolivia, con el capital de Simón Iturri Patiño y el avance de la ex-  
tracción minera.  
5
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La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
vos depósitos auríferos, que rápidamente fueron abandonados a  
falta de tecnología para su explotación.  
La reactivación industrializada de la minería en la zona se  
establecería a mediados del siglo XIX con la llegada de la Frontino  
Gold Mines (FGM), acelerando los procesos de explotación y explo-  
ración de nuevos depósitos. El reciente arribo (siglo XXI) de la  
B2Golg, la Anglo Gold Ashanti Ltd y Mineros de Antioquia, agudizó  
56  
la situación ambiental y social de la subregión, incitando el interés  
del Estado colombiano por regular las actividades extractivas de la  
pequeña minería e infructuosamente intentando retomar el orden  
público de la zona, a partir de la presencia militar en la zona.  
Consideraciones finales  
Para concluir, el proceso extractivo de la minería en el Nor-  
deste de Antioquia proporciona una mirada del país a la luz de las  
57  
teorías del desarrollo y la ecología política. Los paradigmas sobre  
el desarrollo que se han formulado en los países del primer mundo  
permiten comprender que estos han sido su mejor maquinaria para  
incidir en la política económica e incrementar los niveles de subde-  
sarrollo en la región. Perspectivas ortodoxas plantean que el subde-  
sarrollo es el resultado de una conducta no racional e injerencia del  
Estado. En este orden de ideas, el Estado colombiano y su formula-  
ción de políticas mineras como la Ley 685, podría entenderse como  
ratificación de las propuestas de la escuela ortodoxa del desarrollo.  
El carácter blandengue de la ley ha permitido a empresas mineras  
aumentar el deterioro socioambiental en el Nordeste de Antioquia.  
5
6 Aunque estas empresas muestran cifras alentadoras en la recuperación del medio ambiente,  
la realidad en la zona las contradice; cabe anotar que el Estado colombiano no incide en la  
política ambiental de estas empresas, la Ley 685 de 2001 se lo impide. En contraste, exige  
políticas ambientales severas a la pequeña minería en la zona.  
5
7 Arturo Escobar, “Whose Knowledge, Whose nature? Biodiversity, Conservation, and the Po-  
litical Ecology of Social Movements”, Journal of Political Ecology, vol. 5, nº 1, 1998, pp. 53-82.  
Anthony J. Bebbington y Jeffrey T. Bury, “Minería, instituciones y sostenibilidad: desencuen-  
tros y desafíos”, Anthropologica, año 28, nº 28, 2010, pp. 53-84; en https://revistas.pucp.edu.  
pe/index.php/anthropologica/article/view/1371/1324.  
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305  
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Teniendo en cuenta que el proceso de industrialización del  
oro es aún precario, se corrobora que el subdesarrollo en la zona es  
58  
el producto del desarrollo de los países primermundistas. A la luz  
de esto, es pertinente plantear que quizá el proceso extractivo en el  
Nordeste de Antioquia responda a necesidades internas de la pobla-  
ción allí asentada y, a su devenir histórico que posee sus bases antes  
de la conquista, con una permanencia estratégica en la Colonia que  
fundó las relaciones entre metrópoli-satélite que hoy se mantienen.  
Este fenómeno, videncia una formación social y económica con fuer-  
tes raíces históricas, originando una complejidad vertical y otra ho-  
rizontal.  
La complejidad vertical evidencia la coexistencia de forma-  
ciones sociales de distintas épocas, de ahí que la explotación minera  
en el territorio aparece como antagónicas a las relaciones sociales en  
el Nordeste de Antioquia. Por otra parte, la complejidad horizontal,  
evidencia el acceso y uso de ciertas técnicas arcaicas y tecnologías  
ultramodernas puestas al servicio de la extracción aurífera, gene-  
rando profundas diferencias en el trabajo y ahondando las desigual-  
dades, los conflictos socioambientales y fomentando las relaciones  
de dependencia a las materias primas, dejando en relieve un palimp-  
sesto de superposiciones históricas que posibilitan entender este te-  
rritorio.  
La relación dependiente de materias primas en las metrópo-  
lis da a entender que la extracción como estrategia expansionista en  
el tercer mundo es la mejor forma para la acumulación de capital en  
el primer mundo; sin mencionar los altos costos ambientales y so-  
ciales de la mala planeación del desarrollo que estas actividades ge-  
neran en países latinoamericanos donde la política ambiental está en  
construcción y/o debate. En este orden de ideas, el costo ambiental  
que enfrentan los países del tercer mundo, toma especial relevancia  
para explicar los altos niveles de pobreza entendida como factor mul-  
tidimensional a la que asisten los países latinoamericanos, entre ellos  
Colombia, cuya política ambiental es muy blanda con los procesos  
extractivos.  
58 André Gunder Frank, “El desarrollo…”, cit. Rodolfo Stavenhagen, “Siete tesis…”, cit.  
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La minería de oro en el nordeste antioqueño.  
un palimpsesto en la historia regional  
Vale la pena traer la pregunta inicial: ¿Qué tan efectiva ha  
sido la política ambiental y la participación del Estado en el proceso  
extractivo del oro en el Nordeste de Antioquia?, para decir que las  
implicaciones de la minería en Colombia bajo modelos extractivos y  
perspectivas primermundistas, actúan en contra de prácticas cultu-  
rales, sociales, políticas y económicas en países donde se han instau-  
rado grandes empresas mineras, que para el caso se trata de una  
franja del departamento de Antioquia, cuyos costos humanos y am-  
bientales aún se desconocen, convirtiéndose en cifras incalculables.  
La actividad aurífera en el Nordeste antioqueño es un vivo  
ejemplo que permite ver qué clase de desarrollo está implementando  
Colombia. Lo permisivo de la política minera desconoce los contex-  
tos de los procesos históricos, políticos, sociales, económicos, geo-  
gráficos y culturales de la región. Considerando que gran parte del  
capital de la actividad aurífera en la zona ha sido usado para la fi-  
nanciación de la guerra, se hace claro que Colombia no solo se ha  
forjado a partir de políticas públicas que han permitido el ingreso a  
empresas multinacionales al país; la muerte y el desplazamiento for-  
zado han sido ingredientes en el desarrollo reciente de la zona, esta-  
bleciendo un modelo de desarrollo de bota y fusil, práctica que se  
volvió habitual en Colombia y en muchos países latinoamericanos  
donde las actividades extractivas son un pilar de sus economías.  
Pensando que la diversidad cultural en Colombia es una  
constante, esta debería verse como el valor agregado para construir  
un desarrollo incluyente y acorde a las realidades de la subregión  
del Nordeste de Antioquia, sin embargo, esta situación que vendría  
bien al proceso extractivo que ocurre en Colombia, es saboteada por  
la corrupción política que, en última instancia, genera en la zona  
altos niveles de deterioro social y ambiental. El desarrollo económico  
colombiano está estrechamente ligado a la extracción y explotación  
de los recursos naturales, especialmente a la actividad minera en el  
Nordeste antioqueño, donde como hemos visto, marca un momento  
importante en la construcción académica de un palimpsesto de la  
realidad minera en el ámbito regional.  
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La Academia Nacional de Historia es una  
institución intelectual  
y
científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
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Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
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Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
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entendiéndose por tales  
profesionales,  
quienes  
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acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Uribe Taborda, Saúl, "La  
minería de oro en el nordeste antioqueño. Un palimpsesto en la  
historia regional del departamento de Antioquia-Colombia", Boletín  
de la Academia Nacional de Historia, vol. C, Nº. 207, enero – junio  
2022, Academia Nacional de Historia, Quito, 2022, pp.283-311