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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol C  
Nº 207  
Enero–junio 2022  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
eISSN Nº 2773-7381  
Portada  
El Chimborazo, óleo sobre tela  
Rafael Salas, siglo XIX  
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julio 2022  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 207  
Enero–junio 2022  
JUAN LEÓN MERA  
EN LA EDUCACIÓN ECUATORIANA DEL SIGLO XIX1  
Rocío Rosero-Jácome2  
Resumen  
Este ensayo se propone mostrar la mentalidad de la sociedad  
decimonónica ecuatoriana a partir de los escritos de Juan León Mera.  
Él expone las formas morales del comportamiento familiar y en la  
educación. Se centra en la cotidianidad imbricada de religión en la  
vida social, política y económica del Ecuador como Estado bajo la  
influencia del presidente Gabriel García Moreno (1859-1875), influen-  
cia ideológica que se prolonga por varias décadas posteriores.  
Se ha escrito mucho sobre el periodo garciano, empero, sobre  
la mentalidad del enfoque educativo femenino se ha hecho muy  
poco. Es así que, la bibliografía sobre este tema sea exigua, por ello,  
este texto procurará responder a las inquietudes: ¿Cómo fue la en-  
señanza impartida a las mujeres ecuatorianas en el último tercio del  
siglo XIX?, y ¿Qué esperaba el Estado confesional de las mujeres?  
Para responder las preguntas, se ha fijado como objetivo revisar dos  
escritos literarios de Juan León Mera: La Escuela Doméstica, que reco-  
pila los escritos de prensa, publicados en el periódico semanario El  
Fénix; también en el libro, Ojeada Histórico Crítica sobre la Poesía Ecua-  
1
2
Recibido: 01/04/2022 // Aceptado: 19/06/2022  
Rocío Rosero Jácome: Doctora en Historia y Licenciada Ciencias de la Educación, por la Pon-  
tificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE; Magister en Docencia para Instituciones de  
Educación Superior, por la Escuela Politécnica Nacional del Ecuador, EPN; Miembro de Nú-  
mero de la Academia Nacional de Historia, Miembro de la Red de Historiadores Europeos  
Latinoamericanistas, AHILA, Miembro del Grupo: Trabajo Intelectual, Pensamiento y Moder-  
nidad en América Latina, TIPMAL, Miembro de la Asociación Internacional de Estudios Inte-  
ramericanos IAS, Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia Nariñense de Historia  
y Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia Dominicana de Historia. Docente de  
la Universidad Internacional del Ecuador, Escuela de la Relaciones Internacionales, Directora  
de Investigación Fundación JANUS, Editora, Jefa de Publicaciones de Academia Nacional de  
Historia. rocioroserojacome@yahoo.com  
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Rocío Rosero Jácome  
toriana, que es una recopilación de comentarios sobre la producción  
literaria del país. Estos escritos fueron realizados entre 1880 y 1893.  
El ensayo revisará como antecedentes las ideologías en  
pugna transcontinental, el liberalismo y el conservadurismo en el  
siglo XIX. De la influencia de esta última tendencia y su apoyo reli-  
gioso en Ecuador se tratará en el desarrollo de este ensayo que revi-  
sará los siguientes subtemas: Juan León Mera en el proyecto  
conservador Estado-Nación; también La Escuela Doméstica y la coti-  
dianidad; luego, Una ojeada histórico crítica: las dicotomías en la  
educación de la mujer; además, Responsabilidad social y culpa en  
hombros femeninos; por último, se presenta algunas conclusiones.  
Palabras clave: Conservadurismo, educación confesional, mentali-  
dad, Juan León Mera, educación femenina, garcianismo.  
Abstract  
This essay intends to show the mentality of the Ecuadorian  
nineteenth-century society from the writings of Juan León Mera. He  
presents the moral forms of family behaviour and education. He fo-  
cuses on everyday life imbricated by religion in social life, politics  
and economic development of Ecuador as a State under the influence  
of President Gabriel García Moreno (1859-1875), an ideological in-  
fluence that lasted for several subsequent decades.  
Much has been written about the Garcia period, however,  
very little has been done about the mentality of the female educa-  
tional approach. Hence, the bibliography on this subject is scant;  
therefore, this text will try to answer the concerns: How was the ed-  
ucation given to Ecuadorian women in the last third of the nine-  
teenth century? And, what did the confessional State expect of  
women? To answer these questions, the objective has been set to re-  
view two literary writings by Juan León Mera: La Escuela Doméstica,  
which compiles press writings, published in the weekly newspaper  
El Fénix; also in the book, Critical Historical Look at Ecuadorian Po-  
etry, which is a compilation of comments on the country’s literary  
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Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
production; These writings were published between 1880 and 1893.  
The essay will be review as background of the ideologies in  
transcontinental conflict in the nineteenth century, liberalism and  
conservatism, and their influence on Ecuador. The influence of this  
last trend and its religious support will be dealt with in the devel-  
opment of the essay. The following subtopics will also be reviewed:  
Juan León Mera in the conservative Nation-State project; The Do-  
mestic School and everyday life; then, A critical historical look and  
the dichotomies in the education of women; Social responsibility and  
guilt on female shoulders. This work will finish presenting some con-  
clusions.  
Keywords: Conservatism, confessional education, mentality, Juan  
León Mera, female education, garcianismo.  
Antecedentes  
Europa del siglo XIX estuvo convulsionada por cambios po-  
líticos y sociales producto de los procesos ideológicos del siglo ante-  
rior. Ellos estuvieron manifiestos en las revoluciones de Independen-  
cia tanto de España como de América y la estructuración del Estado  
-Nación siendo las vertientes ideológicas en contradicción el Libera-  
lismo y el Conservadurismo; así, el comportamiento del liberal re-  
side en la individualidad y la ruptura con el orden establecido en la  
3
monarquía. La burguesía ilustrada cimenta una visión racionalista  
del mundo a través de la Enciclopedia y hacia la construcción de la  
república con una autoridad legítima a ser respetada, sustentada en  
Leyes emanadas de las necesidades sociales, de autonomía y sobe-  
ranía.4  
3
4
Leo, Kofler, Contribución a la historia de la sociedad burguesa, Amorrortu, Buenos Aires, 1974, pp.  
5-40.  
Guido de Ruggiero, Historia del liberalismo europeo, Comares, España, 2005, pp. 19-35.  
3
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Rocío Rosero Jácome  
El conservadurismo tiene un pensamiento y accionar contra-  
rio. “El conservadurismo se sostiene en tres valores: a) autoridad, b) lealtad  
y c) tradición. El término conservador aparece por primera vez en Francia  
5
en 1819”. Chateaubriand utilizó la denominación para las ideas  
opuestas a las liberales. Para el conservador es muy difícil aceptar  
conceptos políticos y abstractos de justicia, paz, libertad e igualdad  
6
generalizada. En la concepción conservadora la política, la econo-  
mía, la cultura, la ética están mezclados con la religión, en conse-  
7
cuencia, su postura es dogmática.  
La presencia de la religión católica en la vida política y cul-  
tural del Ecuador en el siglo XIX alcanzó su apogeo durante el pe-  
riodo de las presidencias de Gabriel García Moreno. El presidente se  
propuso establecer una república católica, y empleó un férreo lide-  
razgo, con censura represiva. Estructuró el aparato estatal mediante  
la educación pública católica, con inclusión de los indígenas y las  
8
mujeres en la nación. Muchos historiadores asocian el accionar pre-  
9
sidencial al pensamiento conservador ultramontano por el ejercicio  
autoritario y alianza política con la Iglesia Católica para dirigir la  
educación10 como instrumento de unificación nacional y soporte  
ideológico del régimen.  
11  
5
6
Jaime Espejel Mena “Liberalismo, conservadurismo y administración pública”, Tlamelaua vol.  
0 no. 40 Puebla sep. 2016  
Robert Nisbet, La formación del pensamiento sociológico, Amorrortu, Buenos Aires, 1990,  
pp. 15-67.  
1
7
8
Bertrand, Russell, Historia de la filosofía, RBA, Madrid, 2009, pp. 617- 682.  
Juan Maiguashca, “El proceso de integración nacional en el Ecuador, el rol del poder central,  
1
830-1895” Historia y región en Ecuador, FLACSO-E/ Universidad de York/ CEN, Quito, 1994  
9
Peter N.V. Henderson: Gabriel García Moreno y la formación de un estado conservador en los Andes,  
CODEU: Serie Ecuador Positivo, traducción: Susan Winter, Gráficas Iberia, primera edición,  
Quito, 2010, p.32, advierte que el Ultramontanismo dividió al catolicismo a la mitad del siglo  
XIX e inicios del XX tanto en Europa como en América del Sur. La Reforma católica proponía  
la supremacía del Papa y la jerarquía eclesiástica. El papa Pío IX proclamó la doctrina de la  
“infalibilidad papal” en 1870.  
1
0 La dirección educativa del país y su enfoque requería de la aprobación del Congreso, contaba  
con mayoría conservadora sin embargo el liberal Arteta, valoró la labor educativa de los je-  
suitas y sus aportes a la ciencia, sin embargo, se opuso Luciano Moral de Guayaquil, advirtió  
de la injerencia política en el gobierno de Nueva Granada y sus represalias a los liberales,  
los caracterizó de: “inútiles y despóticos”, recordó además su historia colonial en el Paraguay.  
Diario de los trabajos de la Convención Nacional reunida en la capital de la república el año 1861,  
Quito. Imprenta del Gobierno, 1861. ANH/Quito, Serie Gobierno, Pichincha, 1861. Interven-  
ciones de Tamariz, Albornoz, Borrero, Moral y Arteta, pp.135 – 149  
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Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
García Moreno, en su primera presidencia, comentó sobre la  
Constitución con la cual gobernó en 1861, dijo: “si tengo que escoger  
entre salvar la Nación o sacrificar la constitución, no vacilaré en escoger al  
12  
país.”. Logró mantener por más de una década el equilibrio entre  
13  
los diversos intereses regionales opuestos, siendo para él la educa-  
ción una articulación vertebradora para poner al Estado confesional  
14  
en marcha. Y, en cuanto a la concepción de Nación, ella representa  
la necesidad de crear y legitimar una identidad, sobre la cual se  
asiente el Estado; ello significaba lograr la socialización estatal, aun  
15  
a costa de la represión para conseguir consensos.  
En el segundo periodo presidencial presenta a consideración  
16  
de la Asamblea Nacional un proyecto constitucional de su autoría  
que fue aceptado; de allí que, la Constitución de 1869, en cuanto al  
enfoque para la dirección política del Estado el preámbulo indica:  
En el nombre de Dios, Uno y Trino, autor, legislador y conservador del  
Universo, la Convención Nacional del Ecuador ha decretado y sometido a  
la aprobación del pueblo la siguiente Constitución”. El artículo 9 de la  
17  
carta constitucional señala que en cuanto a la dirección del Estado:  
La Religión de la República, es la Católica, Apostólica, Romana con ex-  
clusión de cualquiera otra, y, se conservará siempre con los derechos y pre-  
rrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y las disposiciones  
11 Peter N.V. Henderson: Gabriel García Moreno y la formación de un estado conservador en los Andes,  
p. 32.  
1
2 García Moreno a Antonio Borrero, 23 de febrero de 1861 en: Wilfrido Loor: Cartas de Gabriel  
García Moreno, La prensa católica, Quito, 1956, t. II, pp. 374-375; García Moreno a Felipe Sa-  
rrade, 15 de febrero de 1861, op., cit, p. 370  
1
1
1
1
3 Rafael Quintero: Estudio introductorio a La Dictadura y la Restauración en la República del Ecua-  
dor de Juan León Mera, Corporación Editora Nacional, Quito 1982, p. 22  
4 Antonio Viñao, “Educación y procesos políticos e ideológico-valorativos”, Anales de la Uni-  
versidad de Murcia XXX, nº 3-4 (1973-1974) pp.354-357  
5 Antonio Gramsci, La política y el Estado moderno, (Antología), Península, Barcelona, 1971,  
pp.170-180  
6 Gabriel García Moreno. “Fue un estadista, abogado, político, periodista y escritor ecuatoriano.  
Participó en el movimiento revolucionario que logró la deposición del presidente Flores y el  
triunfo de la administración Roca en 1846. Fue presidente de Ecuador en los períodos 1861-  
1865 y 1869-1875. Su presidencia estuvo marcada por la proclamación de una Constitución  
cuyo conservadurismo le valió ser llamada «carta negra», y por la virulenta persecución de  
los liberales” En: https://www.ecured.cu/Gabriel_Garc%C3%ADa_Moreno (11-06-2022)  
7 Constitución 1969 https://www.cancilleria.gob.ec/wp-content/uploads/2013/06/consti-  
tucion_1869.pdf (11-06-2022)  
1
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Rocío Rosero Jácome  
canónicas. Los poderes políticos están obligados a protegerla y hacerla res-  
18  
petar”.  
Sobre esta base constitucional y en cuanto a la educación que  
fue uno de sus principales intereses, señala: “Tener la suprema inspec-  
ción en todos los (…) establecimientos públicos de instrucción y beneficencia  
19  
conforme a los reglamentos, estatutos y leyes que los rijan”. Con estos  
antecedentes, se establece, también, la Ley Orgánica de la Educación  
en 1869. Además, se puso en marcha la Reforma Educativa en1871.  
La educación superior debía reorganizarse totalmente y abrirse a la  
enseñanza de las ciencias modernas.20 El programa modernizador  
incluyó las bellas artes, los oficios y la agricultura. Cabe señalar que  
el presidente García Moreno a pesar del dogmatismo religioso, fue  
un hombre de su tiempo y aceptó e impulsó el conocimiento de los  
aportes científicos y técnicos del liberalismo maquinista y comercial  
2
1
en boga en la Europa expansionista e imperialista del siglo XIX.  
22  
A través de El Concordato de 20 de abril de 1866 celebrado  
entre el Ecuador y el Estado Vaticano, y, fue el Concordato declarado  
23  
como ley de la República; así, García Moreno, adjudicó a la Iglesia  
Católica influencia político-social; y, por lo tanto, se adentra y atri-  
buye una “esfera privada” en el seno del pensamiento, de las emo-  
24  
ciones sociales, en suma, de la superestructura. Por lo tanto, entre  
los deberes del ecuatoriano señalados en la Constitución está, Respe-  
25  
tar la Religión del Estado. Además, legitimó a través del catolicismo  
18 Constitución de 1869, …cit.  
19 Numeral 9 del Artículo 60 correspondiente a las atribuciones del presidente en la Constitución  
de 1869  
2
0 Hernán. Rodríguez Castelo, García Moreno, Área de Estudios Sociales y Globales de la Uni-  
versidad Andina Simón Bolívar, y Editorial Paraíso, Quito, 2014, pp. 173-174.  
1 Juan Rodríguez-Drincourt Álvarez, Estado constitucional e imperio colonial: un análisis histórico  
de Francia (1871-1931) con referencia comparada a Gran Bretaña, Universidad Complutense, Ma-  
drid, 2015.  
2
22 Rafael Cordero Aguilar: “El Concordato con la Santa Sede” en Nueva Historia del Ecuador, vol.  
7, p. 230.  
2
3 Ibidem. Es el monopolio de la Iglesia sobre el pensamiento de la población, sorprende que  
fuera exigido por el poder civil del Estado, sin embargo, Gabriel García Moreno lo represen-  
taba.  
4 Antonio Gramsci: Los intelectuales y la organización de la cultura, Ed. Nueva Visión, Buenos  
Aires, 1972, pp. 11-12  
2
2
5 La Constitución de 1861, en la sección II, art. 6  
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Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
su proceso político y administrativo, al decir: “La Religión de la Repú-  
blica es la Católica, Apostólica, Romana, con exclusión de cualquier otra...  
26  
Los poderes políticos están obligados a protegerla y hacerla respetar”.  
En su mensaje a la Convención Nacional de 1869, el presi-  
dente García Moreno, dijo: “No perdáis jamás de vista, Legisladores, (…)  
fundado el orden social de nuestra República sobre la roca siempre comba-  
27  
tida y siempre vencedora de la Iglesia Católica”. La Constitución de 1869  
o Carta Negra produjo fuertes resistencias por la clerización del Es-  
tado. Demélas y Saint-Geours, comentan: “En cierto modo la verdadera  
constitución es el catolicismo, al que hay que adecuar a la forma republi-  
28  
cana”. Berthe al respecto dice: “En el fondo era este un ensayo de Iglesia  
Nacional”.2  
9
El gobierno garciano, empero, combinó la mentalidad con-  
servadora con los intereses liberales modernizadores en ciencia y tec-  
nología, industria, comercio, educación e infraestructura. Buscaba:  
30  
un país moral y libre, civilizado y rico”. Su pensamiento se sustentaba  
31  
en Francisco Suárez sobre la administración del Estado confesional  
y en las ideas de Nicolás Rohrbacher, donde la Iglesia era la cabeza  
del cuerpo social y del Estado.32 Pío IX sintetizó esta política en la  
encíclica Cuanta Cura y su anexo Syllabus Errorum (1864), y, hacia  
33  
870, proclamó el dogma de la infalibilidad papal. La estrategia va-  
1
26 La Constitución de 1861, el título III se refiere a la religión de República, el art. 12 señala, cit.,  
ídem.  
2
7 Gabriel García Moreno: Mensaje a la Convención Nacional, 16 de mayo de 1869, s. p. Archivo  
del Palacio Legislativo, citado por: Marie-Danielle Demélas e Yves Saint-Geours: Jerusalén y  
Babilonia: Religión y política en el Ecuador 1780–1880, Quito, 1988, p. 153  
8 Ibidem. p. 152  
2
2
9 A. Berthe: García Moreno Presidente de la República del Ecuador, vengador y mártir del derecho cris-  
tiano, T.I, Víctor Retaux e hijo, Libreros- Editores, París, 1892, p.377  
0 García a Borja, Quito, 16 de diciembre de 1868 en: Wilfrido Loor, Cartas, 1955, vol. 4, pp. 88-  
3
3
90.  
1 Que si el poder venía de Dios estaba depositado en las manos del pueblo, quien por contrato  
delegaba al Soberano, de allí lo esencial para el bien común es la unión entre mandatario y  
pueblo. “El consentimiento del pueblo es un consentimiento libre a un orden místico establecido por  
Dios, pero una vez dado el consentimiento el pueblo debe desaparecer, ante el Estado soberano” Ber-  
nand Plongeron en Theologie et politiquea u siecle de Lumiers (1770-1820) Ginebra 1973, p.  
6
7. Citado en Demelas p. 137  
3
2 Marie-Danielle Demélas e Yves Saint-Geours: Jerudalén y Babilonia, cit., p., 141  
33 John Lynch, Dios en el Nuevo Mundo. Una historia religiosa de América Latina, Crítica, Barcelona,  
2012  
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Rocío Rosero Jácome  
ticana fue establecer Concordatos con las nuevas repúblicas Latinoa-  
34  
mericanos para que la protejan y le den autonomía. De allí, la con-  
35  
sagración de la República del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.  
García Moreno responsabilizó a la iglesia católica por la labor  
36  
ideológica educativa y ésta se encargó de censurar los libros y los  
comportamientos sociales. Algunas asignaturas se impartían utili-  
37  
zando el método de catecismos, similar al usado para la instrucción  
de la doctrina católica.38 Los estudiantes y, a través de ellos, la po-  
3
9
blación debía ser de feligreses católicos, obedientes, de la religión  
establecida como condición de ciudadanía, y, condición necesaria  
para el acceso a la educación aún en las provincias más alejadas.4  
El ultramontanismo garciano se apoya en el clero radical que  
defiende la supremacía ideológica y la influencia política; por ello,  
responde a los acuerdos del segundo Concilio Quitense celebrado  
0
41  
en 1869 que dividió a los creyentes en “los católicos sinceros y los li-  
42  
berales–católicos”. Además proclamó la Obediencia al Sylabus. Este  
fue un Instrumento estratégico instaurado por Pío IX en 1864 en su  
43  
batalla contra el liberalismo y el protestantismo. El historiador Le  
Gohuir recoge este eco pontificio y su pluma escribe sobre textos de  
la Biblia, de la Iglesia y de las ideologías decimonónicas europeas  
3
4 Christopher Clark, “The New Catholicism and the European Culture Wars”, Culture Wars  
Secular-Catholic in Nineteenth-Century Europe, Cambridge University Press, 2003, pp. 18-23.  
5 Ibidem.  
6 Enrique Ayala: “Gabriel García Moreno y la gestación del Estado nacional en el Ecuador”  
Revista Cultura, Revista del Banco Central del Ecuador, Vol. IV, Nº 10, Quito, Editorial Don  
Bosco, 1981  
3
3
3
7 Catecismo tiene raíz griega y significa "sonar", es decir, adoctrinar es (…) tanto sobre la fe  
como sobre la moral. Obra que se redacta en forma de preguntas y respuestas. En el mismo  
sentido se aplica al catecismo de conocimientos de diversas asignaturas; Enciclopedia Salvat.  
8 Juan León Mera escribió algunos catecismos para replicar y homogeneizar el conocimiento  
de las ciencias sociales  
3
3
4
4
4
4
9 Condición para ser ciudadano es ser católico, de acuerdo al Art. 10 de la Constitución de  
1869.  
0 Peter Henderson, Gabriel García Moreno y la formación de un estado conservador en Los Andes,  
CODEU, Quito, 2010, p. 199  
1 Julián Villavicencio, Los concilios provinciales quitenses (1863, 1869, 1873, 1885) y los sínodos dio-  
cesanos. Imprenta del Clero, Quito, 1901.  
2 José María Le Gohuir Raud: Historia de la República del Ecuador, libro IV (1860-1869), primera  
edición 1925. Colección Grupo Aymesa, Nº 4, p. 383  
3 Carlos Paladines: Pensamiento pedagógico ecuatoriano, Banco Central del Ecuador, Quito, 1990,  
p. 89  
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320  
Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
bullentes en Europa, atractivas en América y concretamente en Ecua-  
dor. Sobre ello, él dice lo siguiente: “El libre examen (…) abrió las puer-  
tas al racionalismo, al naturalismo, al socialismo, al comunismo y a todos  
los errores que tienden hoy a dominar el mundo (…) se creen con derecho a  
44  
censurar y combatir todos los actos de la silla apostólica”. Lo expuesto  
desató lucha conservadora-liberal en el territorio ecuatoriano el siglo  
XIX, que, a la vez, se inserta en las guerras ideológicas y culturales  
de la modernidad europea.45  
Juan León Mera en el proyecto conservador Estado-Nación  
Juan León Mera, como muchos de los intelectuales decimo-  
nónicos fue un literato polígrafo, dedicó su pluma a la poesía, la no-  
vela, la sociología, el costumbrismo, la historia, el periodismo, y, en  
política, fue militante conservador. Tras el asesinato de García Mo-  
reno, Juan León Mera se constituyó en el apoyo ideológico del que-  
hacer educativo republicano y conservador, continuador de los  
46  
ideales del garcianismo en el periodo Progresista (1883-1895). Mera,  
se convirtió en el conductor del pensamiento confesional y moral del  
Ecuador para los lectores del periódico El Fénix, con recomendacio-  
nes de convivencia para las familias católicas. Estos escritos, además,  
evidencian las dicotomías sobre la educación del hombre y de la  
mujer, al respecto, Tobar Donoso escribe de él:  
A partir de 1864, el criterio político religioso hasta entonces impreg-  
nado de galicanismo y liberalismo católico, comienza a cambiar en  
nuestra patria; y esa evolución fue provechosísima para Mera, quien  
poco a poco llegó a adquirir la plena luz de la verdad y aquel acrisolado  
sentido cristiano, con que haría brillar más tarde en la tribuna parla-  
47  
mentaria, en la cátedra periodística y en la vida social toda.  
44 José María Le Gohuir Raud: Historia de la República del Ecuador, pp. 383 - 384  
4
5 Carlos Alberto Patiño Villa, Estado, guerras internacionales e idearios políticos en Iberoamérica,  
Bogotá, 2012.  
4
6 Se llama periodo progresista a los gobiernos de José María Placido Caamaño, Antonio Flores  
y Luis Cordero. Se llamaron a sí mismos moderados o católicos liberales. El último de los  
gobernantes fue derrocado por la revolución liberal de Eloy Alfaro el 5 de junio de 1895.  
7 Julio Tobar Donoso, Cfr. Francisco Mera Borja, “Juan Juan León Mera, maestro del pensa-  
4
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321  
Rocío Rosero Jácome  
48  
Mera se convierte en adalid del conservadurismo y defen-  
sor de esos intereses políticos, a la vez, propulsor de estrategias de  
pensamiento católico. Desde la literatura, Mera, construye nuevos  
discursos sociales con enfoque religioso o moral o ético; así, sus pu-  
blicaciones periódicas le confieren el papel de educador y formador  
de la sociedad, como lo advirtiera Tobar Donoso, cuando se expresó  
que Mera ejerció “la cátedra periodística”, y, a través de ella, difundió  
los principios de una unidad nacional confesional católica como el  
único medio para aglutinar las diversidades culturales en las varie-  
dades territoriales del Ecuador.  
El Proyecto de Mera, en su libro Ojeada histórico crítica, ad-  
vierte Carlos Paladines, que parte de la diversidad de literaturas que  
reflejan el espíritu de los pueblos y la comunidad de territorio, reli-  
gión, lengua, ascendencia, usos, costumbres “dando nacimiento al pri-  
49  
mer esbozo de modelo de educación nacional (…)”. Para Mera, la cultura  
nacional y la conciencia nacional habrían de producir el terreno  
50  
común e igualdad de fines que hacían falta en el país, empero, la  
tesis de la unidad nacional mestiza y católica fue falsa al ignorar las  
diversidades de lenguaje, religión y costumbres y por ende, de pue-  
blos indígenas, de culturas y lenguajes diversos no accederían a la  
cultura del Estado–Nación garciano “mientras no abandonen su cultura  
-
habla, costumbres, tradiciones- y acogieran las pautas de la civilización  
51  
cristina, conforme al Art. 2 de la Ley de Instrucción Pública de 1869.  
miento ecuatoriano”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, Vol. LXV, Nº 139-140, Quito,  
enero-diciembre, 1982, p. 117.  
4
8 A partir de 1865, y hasta el asesinato de García Moreno, 1875, Juan León Mera ocupó varias  
funciones político–administrativas como Secretario del Senado. Entre 1865 y 1867, se de-  
sempeñó como Oficial mayor del Ministerio de lo Interior y Relaciones Exteriores; Gober-  
nador de Tungurahua; fue Senador entre 1872 y 1874. En 1875 Mera y otros escritores  
constituyen la Academia Ecuatoriana de Lengua, correspondiente de la Real Española.  
Durante el periodo denominado Progresismo, de tendencia conservadora, fue presidente  
del Senado en 1886, y luego, Ministro del Tribunal de Cuentas y su presidente, en 1891.  
Cfr. Francisco Mera Borja, “Juan León Mera, maestro del pensamiento ecuatoriano”, Bo-  
letín de la Academia Nacional de Historia, Vol. LXV, Nº 139-140, Quito, enero-diciembre, 1982,  
pp. 117-118.  
9 Carlos Paladines: Pensamiento Pedagógico Ecuatoriano, Banco Central-Corporación Editora Na-  
cional, Vol. 33, Quito, 1988, pp. 78 - 79  
0 Manuel García Pelayo: El tema de las nacionalidades, Editorial Pablo Iglesias, Madrid, 1979,  
p. 20  
1 Ley Orgánica de Instrucción Pública, Art. 2: Impedir que se enseñen en los establecimientos nacio-  
4
5
5
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Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
La aplicación de los parámetros de igualación de conoci-  
mientos y culturas, se impusieron con formas autoritarias. Naro-  
dowski señala que: “(...) la vieja promesa de la escuela moderna se  
reposiciona en la capacidad del Estado no sólo de financiar (…) sino también  
de legitimar una utopía, y de producir procesos masivos de disciplinamiento  
52  
escolar con fuertes efectos homogeneizadores y universalizantes”.  
Los discursos oficiales fueron movilizadores del programa  
ideológico conservador, que confluyen en el surgimiento del sentir  
patriótico colectivo o del nacionalismo donde se advierte una clara  
manipulación confesional descendente. Es allí donde la sociedad  
vive un proceso constante de construcción y desconstrucción de  
mitos mediante imaginarios e identidades colectivas a través de  
53  
agentes homogenizadores como los sistemas escolares. König, ad-  
vierte que se es preciso “un orden pensado” para la colectividad y  
54  
por lo tanto, que sintetice la unidad. Esta unidad hacia lo nacional,  
estaba basada en una sensibilidad social propuesta por una ideología  
dominante, el catolicismo. Esta estructura del Estado-Nacional  
arrancaba de los imaginarios europeos para la estructuración jurí-  
dico-política de los países.  
En este contexto contradictorio, proliferaron relatos y expre-  
siones de líderes de diversos estratos sociales hacia una mayor ex-  
pansión de la imprenta, en demanda y ejercicio de la libertad de  
expresión Juan Montalvo fue su representante más destacado. Así,  
este periodo de conflictos ideológicos liberales-conservadores, se in-  
serta en una verdadera ruptura civilizatoria, “Tanto la dinámica de re-  
cepción y respuesta emocional como la reflexión crítica (…) al sentido y  
55  
alcance de los términos del lenguaje”. De allí, la conexión entre los pro-  
yectos de educación e instrucción y cultura con la ideología católica  
nales y libres, doctrinas contrarias a las instituciones republicanas, a la religión católica, a la moral  
y buenas costumbres. Convención Nacional de 1869, Asamblea Nacional, mayo, 2014.  
5
5
2 Mariano Narodowski y Cristina Carriego: La escuela frente al límite, Buenos Aires, 2006.  
3 Gabriela Ossembach, Formación de los sistemas educativos nacionales en Hispanoamérica. La política  
educativa como factor de consolidación del Estado Nacional 1870-1900: el caso de Ecuador, tesis doc-  
toral, UNED, Madrid, 1988  
5
4 Hans Köning, En el camino hacia la nación. Nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de  
la nación de la Nueva Granada, 1750-1856, Banco de la República, Bogotá 1994, p. 33  
5 Pablo Fucé, Emociones y sentimientos en la Historia…cit.  
5
BOLETÍN ANH Nº 207 • 313–343  
323  
Rocío Rosero Jácome  
que los sustenta a través de los ejes programáticos que se proponen  
mediante la circulación de los textos oficiales, como los escritos por  
Mera que no fue pedagogo, ni trabajó en las aulas. Su influencia es  
netamente ideológica en la direccionalidad de los textos y de sus  
ideas en la educación formal y en la docencia sobre moral social a  
través de la prensa.  
La Escuela Doméstica y la cotidianidad  
Sus observaciones de la cotidianidad, Mera las escribió en el  
periódico El Fénix. Estos artículos fueron compilados en el libro La  
Escuela Doméstica y fueron redactados también, a propósito de las  
novedades de la Ilustración y del racionalismo científico que pro-  
pugnaba la Modernidad europea en boga. La finalidad era despres-  
tigiar otra forma de pensamiento. Mera escribe para lectores urba-  
nos, de clase media, que sustentan sus conocimientos solamente a  
través de la prensa. Dice:  
Pero hay también quienes, rechazando absolutamente las ideas religio-  
sas (…) hacen consistir la civilización en la armonía de las ciencias, de  
los conocimientos útiles, de las comodidades de la vida y hasta de los  
placeres, con la moral (…) los que así piensan y sienten no ven la mar-  
cha triunfante del siglo, sino el antagonismo de las luces con la moral,  
la riña de muerte del principio religioso con el principio revolucionario  
e impío, la ceguera de los hombres a quienes este embauca, y el rodar  
56  
y precipitarse de la sociedad a los abismos de la barbarie.  
El autor Pablo Fucé contrasta la crítica de Mera, en esa época,  
pues, advierte en las sociedades de Europa –sobre cuyo referente se  
mide América– unas sociedades urbanas, modernas, burguesas, ca-  
pitalistas y contemporáneas que inician y expanden los cambios de  
mentalidad universalista desde Europa hacia América, sostenidos  
por la fe en el progreso y la confianza en la razón. Esta sociedad li-  
beral defendía al individuo ante las jerarquías estamentales tradicio-  
56 Juan León Mera, La Escuela Doméstica, Imprenta del Clero, por Isidoro Miranda, Quito, 1880,  
p. 4  
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324  
Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
nales, desarrolló la Ilustración y se interrogaba sobre las leyes que  
gobiernan todo, incluyendo el mundo interior de los seres huma-  
57  
nos. En el caso del Ecuador, el pensamiento conservador a fines del  
siglo XIX exponía los roles masculinos y femeninos dentro de la fa-  
58  
milia. Juan León Mera escribió La Escuela Doméstica, que tiene como  
función la educación social, mediante consejos para los hogares ca-  
5
9
tólicos y, por igual, para el hombre y la mujer. Recomienda com-  
partir las responsabilidades al interior del hogar y la familia, en el  
marco de la ideología católica. Se expresó en estos términos:  
A fin de cumplir mi propósito he menester solicitar la venia de mis  
compatriotas para meterme en sus hogares, y después acompañarles  
por calles y plazas, templos y paseos, visitas y negocios; y ver cómo  
andan sus familias, llamar a juicio a los padres de ellas, y si fuese ne-  
cesario…¡Oh Señores! Perdonadme; pero juzgo que no faltan entre vo-  
60  
sotros quienes merezcan las ásperas caricias del rebenque…  
Mera señala que son discursos ficticios o literarios los que se  
exponen en las descripciones de relatos cotidianos, casa adentro o  
casa afuera, empero, muy cercanos a las diversas realidades huma-  
nas y sirven al escritor para ejemplificar escenas empapadas de dra-  
matismo coloquial o circunstancial a las que se suma una posición  
ideológica sustentada y defendida por la emocionalidad. Estas esce-  
nas, desde el punto de vista de Mera, pretenden enrumbar el pensa-  
miento de la sociedad ecuatoriana de clase media a la reflexión.  
Enfatizan en la moral que, según él debería imperar en la sociedad.  
Escribe lo siguiente:  
5
7 Pablo Fucé, “Emociones y sentimientos en la Historia. Una agenda abierta de trabajo”, Revista  
Sudamericana de Educación, Universidad y Sociedad (RSEUS), Universidad de la Empresa, Nº5,  
Montevideo, 2017, pp. 119-128  
58 Juan León Mera, La Escuela Doméstica, Artículos publicados en El Fénix, Imprenta del Clero,  
Quito, 1880  
5
9 “Si alguna vez la esposa deja asaltar su corazón por el enojo y la aflicción, allí está el esposo  
para curar esos males con extrema prudencia y las atinadas reflexiones. Ambos se corrigen,  
se aconsejan, se inspiran uno a otro, se enseñan con amor…” Juan León Mera, Escuela Do-  
méstica, cit. p. 17.  
60 Ibid., p.5  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 313–343  
325  
Rocío Rosero Jácome  
El padre dedica una hora a examinar a los hijos más creciditos sobre  
los estudios que han hecho en el día; la madre enseña y explica a los  
chicos algún punto de moral (…) los hijos se postran ante los padres,  
reciben su bendición (…) En esa familia los niños son verdaderamente  
aprendices de hombres. Con el catecismo católico en la mano, y delante  
el buen ejemplo paterno, se preparan a ser ciudadanos y patriotas libres  
y honrados. En esa familia las niñas aprenden la ciencia de la mujer  
61  
fuerte. La maestra es la madre y el texto el Catecismo.  
El texto Escuela Doméstica se basa en descripciones y diálogos,  
muchas interrogantes y abundantes signos de admiración; ejempli-  
fica situaciones comunes; tipifica y compara los caracteres opuestos;  
amonesta o encomia procederes. Satiriza con sarcasmo los celos, el  
alcoholismo, el juego, la vida licenciosa y toda clase de excesos y vi-  
cios. Denota el machismo-paternalismo social reinante cuando dice:  
Siempre sultánico el gesto, sesga la mirada, áspero el lenguaje, no ven en  
la esposa la compañera y amiga, sino la esclava destinada a satisfacer sus  
caprichos y sufrir todas sus impertinencias”.62 Casi siempre, Mera, al  
hombre como un ser violento, vicioso e inculto; a la mujer la pinta  
resignada, callada y trabajadora, esto en los estratos medios y bajos;  
en cambio, critica a la mujer de los estratos sociales altos por el lujo,  
la moda, el chisme y por el des-juicio de presentar a sus hijas casa-  
63  
deras de reunión en reunión para conseguirles marido.  
La influencia religiosa es decisiva y las presiones sociales son  
contradictorias. El discurso de Mera sobre los roles sociales del hom-  
bre y la mujer son dicotómicos, y dicotómicos en sí mismos. El si-  
guiente texto ilustra esa complejidad:  
El hombre está hecho un océano de delicias. ¿Qué hace la madre?  
Arrastrada por el torbellino, bebe y baila también, no obstante, sus lá-  
grimas de ayer y el haber llegado, gracias a la edad y hermosura de  
sus hijas, a ser perfectamente idónea para el cargo de abuela (…) ¿Qué  
hacen las niñas? Mezcladas en esa tempestad mundana y corruptora,  
6
6
6
1 Ibid., pp.20-21  
2 Ibid., p. 66  
3 Rocío Rosero Jácome, “Juan León Mera y su influencia perviviente en la educación” Coloquio  
Internacional Juan León Mera, Tomo 1, Casa de Montalvo, Municipio de Ambato, 1994,  
pp. 321-357,  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 313–343  
326  
Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
van dejando de ser ángeles para convertirse muy pronto en mujeres  
vulgares.64  
Esta exposición de las circunstancias sociales como la rela-  
ción de los conjuntos opuestos de valores culturales de la sociedad.  
Desde otro punto de vista se destaca la educación. Entre los  
propósitos de la escuela conservadora garciana están enfrentar la  
inercia de los padres de familia respecto de la educación de los hijos,  
asegurar la gratuidad educativa, el acceso de ricos y pobres, genera-  
lizar los métodos pedagógicos, uniformar el régimen escolar y dotar  
de infraestructura adecuada. Tobar Donoso señala que: “Uno de los  
vicios más hondamente arraigados en nuestra Patria era la apatía popular  
65  
por la instrucción de la niñez”. Por ello, a través de la Ley del 3 de no-  
viembre de 1871 se declaraba obligatoria la enseñanza primaria para  
los niños y las niñas de seis a doce años. En este sentido, Mera reco-  
mienda la educación de las niñas frente a las irreversibles transfor-  
maciones político-sociales y científicas del pensamiento liberal en el  
mundo; por ello, hacia 1880 en Escuela Doméstica; dice:  
Ya no basta que nuestras mujeres sean virtuosas, es preciso que tam-  
bién sean ilustradas; no basta que sean sencillas y modestas, (…) no  
basta que sepan tocar un instrumento, coser sus trajes y sazonar cuatro  
potajes, es necesario que agraden por la cultura y delicadeza de su trato  
y sean útiles a la familia por un conocimiento más profundo y una  
práctica más extensa de la economía doméstica. Y nada de esto, cierta-  
mente, aprende la mujer por intuición; su educación no cambia con el  
simple curso del tiempo: enseñanza atinada, ejemplo vivo ha  
menester.66  
Mera en la Escuela Doméstica relata, además, de la vida social  
las inquietudes políticas y las novedades del siglo XIX con sus áni-  
mos transformadores liberales. Sus palabras reflejan el pensamiento  
64 Juan León Mera, La Escuela Doméstica, cit. p. 53  
6
5 Julio Tobar Donoso, García Moreno y la Instrucción Pública, 2da. Edición, Publicaciones de la  
Academia Ecuatoriana Correspondiente de la Española, Editorial Ecuatoriana, Quito, 1940,  
p. 200  
66 Juan León Mera, La escuela doméstica, cit., pp. 162-163  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 313–343  
327  
Rocío Rosero Jácome  
conservador que representa, y comenta: “(…) el antagonismo de las  
luces con la moral, la riña de muerte con el principio religioso…y precipi-  
67  
tarse de la sociedad a los abismos de la barbarie”. De ese modo, la defi-  
nición de los objetivos sociales debía facilitar la concreción de los  
objetivos políticos. El mejor modo de hacerlo era mediante la edu-  
cación formal, a través de un sistema educativo elemental obligatorio  
que garantice el control social e ideológico, que, por otro lado, pro-  
metía a los creyentes católicos la movilidad, el ascenso social y el bie-  
nestar económico, similar a la propuesta europea del periodo de la  
68  
Revolución industrial o Utopía de la Modernidad que Tahull señala  
que: “representó una etapa de grandes progresos técnicos, organizaciones  
más racionales y sensibilidad para mejorar la calidad de vida de los ciuda-  
danos6 y Terrén, por su parte, indica que fue: “la representación del  
mundo a través de la razón, guiada por el presupuesto del progreso para al-  
canzar la felicidad humana”.70 Además, Dussel y Southwell sobre la  
modernidad y la educación, dicen:  
9
La igualdad se volvió equivalente a la homogeneidad, a la inclusión  
indistinta en una identidad común que garantizaría la libertad y la  
prosperidad general. No sólo se buscaba equiparar y nivelar a todos  
los ciudadanos, sino también se buscó, muchas veces, que todos se con-  
dujeran de la misma manera, hablaran el mismo lenguaje, tuvieran los  
mismos héroes y aprendieran las mismas, idénticas cosas. Esta forma  
71  
de escolaridad abrazaría por igual a todos los habitantes.  
La prioridad del Estado confesional era la alfabetización ele-  
mental en el marco de una organización programática estandarizada.  
La ley de 1871 proclamó la escolaridad obligatoria para todos los me-  
67 Ibid., p. 4  
68 Jackson Hurt, Elementary Schoolling and Wowking Classes, 1860-1918, Routledge and Kingan  
Paul, Londres, 1979.  
6
9 Joan Tahull, “Modernidad, educación y género. El proyecto inacabado”, Revista Interamericana  
de Educación, Pedagogía y Estudios Culturales, Volumen 9. Número 2. Julio – Diciembre, 2016,  
pp.159-178  
70 Eduardo Terrén, Educación y modernidad. Entre la utopía y la burocracia, Anthropos, Barcelona,  
1999  
7
1 Inés Dussel, y Myriam Southwell, “La escuela y la igualdad: renovar la apuesta”, Revista El  
Monitor de la Educación, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología Argentina, 2004  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 313–343  
328  
Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
72  
nores comprendidos entre los seis y doce años. El catolicismo fue  
ratificado por el Concordato como la religión oficial del Estado, debía  
ser el elemento central del sistema educativo nacional, y sería el fac-  
tor integrador para moralizar al país, unido en una “cruzada contra  
73  
el vicio”. La utopía pedagógica de la modernidad garciana, así como  
74  
la europea, se sustentaba en las ideas de Comenius, fue financiada  
por el Estado, en aras de la productividad, legitimada por la alianza  
escuela–familia y sustentada por ley de obligatoriedad escolar.  
Una Ojeada histórico crítica: Las dicotomías sobre la educación de  
la mujer  
7
5
Mera, a partir del período progresista, es partidario de la  
educación femenina fuera del hogar. Los centros de enseñanza fe-  
meninos estaban regentados por religiosas del Sagrado Corazón de  
Jesús, de la Providencia, del Buen Pastor todas ellas procedentes de  
Francia. La educación tenía una visión práctica, la “economía do-  
76  
méstica”. Pese a la inclusión legal de la mujer en la educación, los  
imaginarios y representaciones culturales reflejan profundas contra-  
dicciones. Las mujeres tenían que medir su conducta en el acata-  
77  
miento de los modelos de género impuestos por la sociedad. En el  
capítulo X de su libro Ojeada Histórico Crítica de la Poesía Ecuatoriana,  
Mera, a fines del siglo XIX, expone sus comentarios sobre la poesía  
de Doña Dolores Veintimilla de Galindo. A propósito del suicidio de  
la poetisa, escribe un texto dirigido a los hombres sobre la educación  
7
7
7
7
7
2 Julio Tobar Donoso, García Moreno y la instrucción pública, 2da. Ed, Casa de la Cultura Ecua-  
toriana, Quito, 1940, p.251  
3 Julio Tobar Donoso, La instrucción pública en el Ecuador de 1830 a 1930: apuntes para su historia,  
Quito, 1932, p. 129  
4 Juan Amós Comenio, Capítulo X, “La enseñanza en las escuelas debe ser universal”, Didáctica  
Magna, 8va.. ed., Porrúa, México, 1998 pp.24-26  
5 Este periodo abarca un decenio (1883-1895) y corresponde al conservadurismo moderado y  
asesinado por el conservadurismo ultramontano.  
6 Geraldine, Mesa Ventura, Institucionalización de la economía doméstica en la educación femenina  
desde la Colonia hasta la década del 70 del siglo XX, Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá,  
2
019.  
7
7 Mary Nash, Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil, Taurus, Madrid, 1999, pp.90-91  
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de la mujer, en su calidad de líderes de la sociedad y dueños de los  
destinos femeninos. En sus apreciaciones sobre las mujeres, dice:  
El ingenio no escasea en las mujeres ecuatorianas, (…) Pero ¿por qué  
no brillan, como deben, en las regiones de la inteligencia? ¿Por qué no  
dan muestras de que piensan y sienten, y tienen facultades para pintar  
la naturaleza y fuerzas para disputar al hombre las coronas y los lauros  
apolíneos? ¿Por qué enmudecen? ¿Por qué se esconden? ¡Ah! es porque  
no se las comprende, ni se las educa, ni se las estimula. (…) No apre-  
ciamos en ellas el alma, sino el cuerpo, no buscamos las dotes de la in-  
teligencia sino la efímera belleza de las formas exteriores. ¡Pobres  
mujeres!.78  
A propósito del trabajo literario de la escritora poetisa, Mera  
se conmueve a pesar de su conservadurismo y de su religiosidad ul-  
tramontana, se expresa en estos términos sobre el descubrimiento fe-  
menino de sus capacidades para adentrarse en el mundo intelectual,  
dice:  
(
…) han querido penetrar en él; pero se han detenido acobardadas  
de verse solas y sin apoyo. (…) su imaginación se adelanta á cosechar  
palmas y coronas legítimamente disputadas al hombre; (…) y ¡ay! si  
no dan con la desesperante soledad, dan con caras burlonas y manos  
que, en vez de levantarse para aplaudir, se previenen para apedrear.  
¡Bárbaros! ¿Qué hacéis? La gloria de esas mujeres es también vuestra,  
es de vuestras familias, es de la patria, ¡y la rechazáis! y la aniquiláis!  
79  
Qué derecho tenéis para ello? ¡Bárbaros! ...  
¿
80  
Mera, por su parte, dice: “¡Cuán injustos somos con ellas!”. Y,  
hace una referencia contrastada al pensamiento generalizado de los  
padres de familia sobre los gastos económicos que demandaría la  
educación de un varón y de una niña. Expone la respuesta más  
común del padre de familia: “¡Oh! una mujer con poquísimo está bien  
78 Juan León Mera, Ojeada Histórico-Crítica sobre la poesía ecuatoriana, desde su época más remota  
hasta nuestros días, 2da. Edición seguida de nuevos apéndices, Imprenta y Litografía de José  
Cunill Sala, Barcelona, 1893, p. 254  
9 Ibid., p., 259  
0 Ibid., p. 255  
7
8
BOLETÍN ANH Nº 207 • 313–343  
330  
Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
81  
educada”. A la par, hace el siguiente comentario en el que marca las  
diferencias:  
(
…) miran á las hijas como si fuesen mitad menos racionales que los  
hijos, é indignas de una educación esmerada. Para los hijos las ciencias  
y las artes, para ellos la literatura, para ellos todo el campo del saber  
humano, los títulos, las condecoraciones, las dignidades y las rentas  
(
…) Para las hijas las faenas caseras, el aislamiento, la estancación de  
las ideas, la obscuridad, las escaseces y privaciones. ¿Esto no es injusto?  
Esto no es bárbaro?82  
¿
Continúa su comentario sobre la preparación femenina en  
estos términos: (…) la educación de despensera y cocinera o de costurera  
y bordadora, podrá serles útil muchas veces y podrá proporcionarles ratos  
de distracción y olvido de los pesares domésticos más nunca será capaz de  
desprender su espíritu de las mezquinas materialidades que les rodean, para  
elevarlas a pensamientos más nobles y más dignos de su destino en la tierra  
y en el cielo.8 Dicho de otra manera, Mera observa que el conoci-  
miento intelectual es fundamental para la formación de la humani-  
dad femenina.  
3
Mera, en su libro Ojeada Histórico Crítica sobre la poesía ecua-  
toriana, busca despertar la atención de la sociedad varonil hacia la  
educación de la mujer planteada como un problema del porvenir del  
Estado católico, y advierte: ¡Oh! ¡Cuánto ganaría la piedad de nuestras  
84  
mujeres si se les alumbrase la inteligencia (…)! En el texto, Mera, de-  
muestra las brechas educativas y de participación social femenina,  
motiva a los padres de familia a la enseñanza de sus hijas, demos-  
trando su lamentable estado. Propone vincular a las niñas, a las es-  
cuelas religiosas regentadas por las congregaciones de los Sagrados  
Corazones o de la Providencia para evitar que asistan a escuelas pri-  
vadas de dudosa ideología, cuando comenta: “su devoción está casi  
siempre viciada con prácticas nada conformes á las doctrinas evangélicas:  
85  
está contaminada de materialismo”. Y, añade su apreciación de admi-  
8
8
8
8
8
1 Ibidem.  
2 Ibid., pp. 255-256  
3 Ibid., p., 257  
4 Ibid., p. 258  
5 Ibid., p. 257  
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331  
Rocío Rosero Jácome  
ración sobre las mujeres ecuatorianas, dice: “Nuestras mujeres forma-  
das para la vida doméstica son verdaderamente la bendición de Dios, porque  
tienen muchas prendas naturales que llegan á sobreponerse á los obstáculos  
que hallan á cada paso en las laboriosas tareas á que están sujetas por cos-  
86  
tumbre y por necesidad”. Como señaló antes Mera, las religiosas ofre-  
cían formación religiosa-moral y enseñanza de conocimientos  
modernos para niñas y señoritas. El siguiente pensum se estableció  
para la escuela pública confesional femenina:  
Doctrina cristiana, moral, urbanidad y buenas maneras. Nociones de  
historia sagrada, de historia eclesiástica, de historia antigua y moderna.  
Caligrafía, gramática castellana, aritmética, sistema métrico, geografía  
física, política y descriptiva. Geografía e historia particular del Ecuador.  
Principios de estilo epistolar. Aritmética comercial. Elementos de his-  
toria natural. Elementos de literatura y elementos de Física. Teneduría  
de libros por el sistema de partida doble. Lengua francesa, inglesa, ale-  
mana e italiana. Música vocal; lecciones de piano. Dibujo lineal, de  
adorno, de paisajes. Pintura oriental o sencilla de flores y adornos. Ejer-  
cicios de declamación. Ejercicios de gimnástica. Coser y cortar trajes,  
camisas, etc. Bordar en blanco, en lana, en seda, en oro. Hacer encajes,  
labores de crochet y objetos de fantasía. Fabricar flores artificiales.  
87  
Hacer puntos de aguja y puntos de encaje.  
Juan León Mera, en la época del Progresismo, posterior a la  
era garciana, propicia y fomenta la inserción formativa y productiva  
de la mujer en la sociedad ecuatoriana progresista sin dejar de ad-  
vertir que la buena educación también conduce al cielo y comenta:  
“(…) la mujer buena, pero sin educación es una especie de lámpara de  
oro sin torcida ni aceite (…) la mujer laboriosa, pero sin educación, no  
es sino una máquina que hace las cosas (…) la mujer sin educación no  
puede ser prudente porque la prudencia es hija de la reflexión (…) La  
88  
educación es el sol á cuyo calor fructifican el talento y la virtud…,”.  
86 Ibid., p. 259  
87 Julio Tobar Donoso, García Moreno y la Instrucción Pública, cit., pp. 243-244  
88 Juan León Mera, Ojeada Histórico Crítica, cit., p., 258  
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Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
Estos textos decimonónicos al ser criticados a la luz de los  
enfoques sociológicos de Ramos Escandón, por ejemplo, se advierte  
que en su discurso, Mera, muestra cómo las relaciones entre los sexos  
son relaciones de poder, y están claramente insertas en el conjunto  
más amplio de relaciones sociales, económicas y políticas de una so-  
89  
ciedad. Al respecto, el Castoriadis señala que “(...) el simbolismo a la  
vez determina unos aspectos de la vida y de la sociedad (y no solamente  
aquéllos que se suponía que determinaba) y está lleno de intersticios y gra-  
90  
dos de libertad”. En Mera, sus ejemplos son cuadros históricos con-  
cretos, son una forma de comprender a las mujeres como un grupo  
fundamental inserto en la estructura social en segundo plano y, a la  
vez, en la red de poder que de ellas se deriva, y sobre la cual recaen  
las obligaciones y responsabilidades. Esto es, su accionar como for-  
madora de la sociedad a través del núcleo familiar.  
En los discursos civiles o religiosos la mujer es el eje funda-  
mental de la sociedad en los diversos papeles: de mujer educada,  
madre abnegada y esposa condescendiente y, ese ideal femenino,  
debía ser el espejo donde se miren todas, o la gran mayoría, de las  
ecuatorianas. Mera expone un sistema de relaciones sociales a través  
de una construcción epistemológica del género, y con ella de la mujer  
en el entorno socio histórico, desde este enfoque Lamas advierte el  
estudio del “género como elemento clave para (…) analizar las represen-  
taciones sociales en tanto construcciones simbólicas (…) de lo que deben  
91  
ser los hombres y las mujeres”. Si revisamos a Mera sobre el tema in-  
dicado señala: “Si alguna vez el esposo, justa o injustamente, monta en  
cólera, la amable cordura de la esposa le devuelve la calma; si se entristece,  
92  
ella es el ángel del consuelo que le levanta y avigora el ánimo”. Mera des-  
taca la paciencia e inteligencia femeninas para dirigir el hogar del  
que depende su estabilidad, gracias al desarrollo de las virtudes  
como: el silencio, la sumisión, el cariño y el consejo sabio a pesar de  
8
9 Carmen Ramos Escandón (comp.) Género e historia: la historiografía sobre la mujer. Instituto  
Mora, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1992, pp.156-157  
0 Cornelius Castoriadis, La institución imaginaria…cit., p.201  
9
9
1 Marta Lamas "Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género", La construcción cul-  
tural de la diferencia sexual. México, 1996, p.340  
92 Juan León Mera, Escuela Doméstica, cit., p. 16  
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las adversidades internas. Entonces, el discurso dentro del personaje  
femenino ficcional, ya sea la heroína o una protagonista secundaria,  
sirve como modelo para la mujer de la sociedad decimonónica. Para  
completar este enfoque, Ciriza comenta que un discurso está condi-  
cionado por los sujetos a los que va dirigido, en este caso, a las mu-  
jeres. Sin embargo, los discursos no fluyen indiferenciadamente en  
la sociedad. Su circulación está ligada a la fragmentación del público,  
a las condiciones institucionales en las que están los sujetos produc-  
93  
tores y destinatarios, además ese discurso se expande a las fronteras  
sociales preestablecidas y se reproducen como marcos educativos,  
que pueden cambiar e impulsar el reordenamiento de todas las  
demás categorías sociales, políticas y culturales.  
Responsabilidad social y culpa en hombros femeninos  
Luego de mediados del siglo XIX se instauró desde el púl-  
pito, la prensa y la charla cotidiana, el asedio psicológico a la mujer  
con las ideas de responsabilidad culposa sobre su prole. En calidad  
de madre es presionada por la salvación espiritual de sus hijos. El  
periódico El Progreso, recoge esta apreciación:(…) no se trata solo de  
vosotras, sino de la carne de vuestra carne, sangre de vuestra sangre, pobres  
criaturas que habéis echado al mundo…las pasiones, los vicios, el amor, el  
odio, el dolor y muerte porque a esto realmente los reduce lo que con la vida  
corporal han recibido de vosotras, alabaos presentes si les dais también la  
94  
vida del alma… Es impactante el contenido de estas aseveraciones.  
Las mujeres del siglo XIX se vieron bombardeadas por las  
ideas y las contradicciones que sobre ellas se ejercían, al mismo  
tiempo eran ángeles y demonios. Se vieron aturdidas por mensajes  
contrapuestos. Fueron utilizadas desde el discurso público como re-  
generadoras de la sociedad y constructoras responsables de la nación  
a través de la familia, donde la cultura doméstica fue el germen de  
las fidelidades políticas y religiosas y de la polarización de los roles  
93 Alejandra Ciriza, et., al., El discurso pedagógico, RNTC y Universidades de San Carlos de Gua-  
temala y Rafael Landívar de Guatemala, 1992, p.13 y ss.  
9
4“La madre de familia”, El Progreso, Nº 181, Guayaquil, enero 26 de 1856. Cfr. Isabel Bermúdez,  
La Educación de las mujeres en los países andinos, El siglo XIX, UASB – C E N, Biblioteca Historia,  
Vol. 34, Quito, 2015, p.86  
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Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
de género. Mera señala: “La mujer buena es el regocijo de la casa; la mujer  
laboriosa es la fortuna de su familia; la mujer que siendo buena y laboriosa  
tiene alteza en las ideas, prudencia en los actos, delicadeza en los sentimien-  
tos, es la bendición de Dios, el encanto de su marido y la providencia de sus  
hijos”.9  
5
Es curioso apreciar cómo el propio Mera, conservador ultra-  
montano, hace una crítica sobre la educación decimonónica que  
afecta y excluye a la mujer, es decir, a la mitad de la población, o tal  
vez más, porque las guerras “conservadoras –liberales” requirieron  
de hombres para el campo de batalla. Ecuador vivía un ambiente de  
incertidumbre, dolor y escasez. En el periódico El Republicano, se usa  
un lenguaje utilitarista y manipulador de la ideología conservadora  
y presiona a las mujeres para obtener dinero para los enfrentamien-  
tos con los liberales: “(…) allí la viuda menesterosa y desamparada ofrece  
para la guerra el exiguo valor de su pobre y única casa (…) por todas partes  
su abnegación y patriotismo oponen a los traidores una formidable e inven-  
96  
cible resistencia”. Se muestra la situación emocional y psico-mental  
de la mujer manipulada desde la prensa o el púlpito, que Mera cri-  
tica, líneas arriba, por falta de educación.  
El lenguaje empleado desde el púlpito o el periódico seduce  
a la mujer-madre del pueblo, idealizando sus actuaciones, desta-  
cando el sacrificio, el dolor, la privación como elementos fundamen-  
tales para la salvación del alma y agrado a la divinidad y a la patria.  
La contribución material a la iglesia en dinero o joyas o inmuebles  
entregados por las mujeres para la guerra y aún con su apoyo para  
la participación de sus esposos y la inmolación de sus vástagos. En  
el periódico Ecuador se escribió lo siguiente: “La mujer del pueblo es  
esa admirable criatura, guardiana de su honra, esposa de su soldado, vive  
sufriendo mil privaciones en el interior de una humilde choza (…) tiene  
doble mérito porque careciendo de grandes recursos (…) por medio de mi-  
97  
lagros de ahorro y previsión que contrastan con su escasez y su pobreza”.  
9
9
5 Juan León Mera, Ojeada histórico crítica, cit., p. 258  
6 “El pueblo”, El Republicano, Quito, 3 de octubre de 1876, Cfr. I. Bermúdez, La Educación de  
las Mujeres…cit., p. 87  
9
7 El Ecuador, Nº 9, Quito, 30 de enero de 1875, Cfr. Isabel Bermúdez, La Educación de las muje-  
res…cit., p. 87  
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Lo deseable para la mujer, en el ideal conservador decimonónico, es  
convencerla de la necesidad social de su propia negación existencial.  
De la mujer de las capas medias y bajas se exige, solamente, trabajo  
y resultados en función del concepto utilitario en lo social y econó-  
mico. Mera, en Ojeada Histórico Crítica…, resalta las potencialidades  
femeninas cultivadas y la carencia de apoyo en una sociedad pater-  
nalista, empero se relieva y ennoblece las acciones del sacrificio per-  
sonal, su destino de previsora y provisora de los hijos, en esas  
expresiones se evidencia la dicotomía.  
Conclusiones  
Para contestar las preguntas propuestas al inicio de este en-  
sayo ¿Cómo fue la enseñanza impartida a las mujeres ecuatorianas  
en el último tercio del siglo XIX?, ¿Qué esperaba el Estado confesio-  
nal de las mujeres? Las respuestas a las interrogantes devienen de  
exponer las ideas que yacían en la concepción ideológica dominante  
de mediados del siglo XIX contextualizadas en los antecedentes esto  
es, una breve explicación del periodo garciano y el encuadre socio  
cultural atravesado por la religión católica de camino a establecer un  
Estado teocrático. Especial énfasis se puso en la educación femenina  
encaminada a la obediencia, el temor a Dios a las autoridades, al  
padre o esposo, se enfatizó en el silencio, la compasión, la laboriosi-  
dad sin tiempo, el ahorro. Se esperaba que las mujeres fueran madres  
abnegadas, doloridas, incluso harapientas y miserables si debían tri-  
butar al Estado confesional para las guerras contra los liberales. La  
educación formal era práctica y utilitarista, enfocada en la economía  
doméstica. El periodo garciano y progresista tuvo una mirada mas-  
culina a pesar del interés por la formación femenina. No se atendie-  
ron ni entendieron sus realidades y necesidades, peor aún sus  
actitudes.  
Las escuelas masculinas y femeninas fueron públicas, los do-  
centes casi todos religiosos/as franceses contratados/as por el Es-  
tado. Por un lado, la orientación metodológica establecía la  
modernización de conocimientos, el utilitarismo y la tecnología en  
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Juan León Mera  
en la educación ecuatoriana del siglo XIX  
la educación, por otro lado, se contrasta con el integrismo religioso  
y el centralismo gubernativo. Los textos de Escuela Doméstica deli-  
nean y refuerzan conductas y modelos de la feminidad y masculini-  
dad de los colectivos tratados.  
Juan León Mera con el estilo coloquial, el sarcasmo como  
medio de vituperio, y, las constantes interrogantes, motivan la in-  
trospección del lector. Describe la sufrida situación de las mujeres.  
En el texto Escuela Doméstica, expone descripciones de la cotidiani-  
dad manejadas desde la moral sustentada en el poder confesional.  
Su pensamiento afianza la ideología conservadora católica; sin em-  
bargo, propicia el respeto en el trato cotidiano a la mujer y destaca  
el beneficio de la educación femenina para lo doméstico y, para cons-  
trucción de la Nación-Estado, a través del texto Ojeada Histórico Crí-  
tica de la Poesía Ecuatoriana.  
Mediante los textos expuestos, se esboza una representación  
simbólica femenina inmersa en un sistema de control social que  
buscó mantener a las mujeres en sus roles secundarios y tradiciona-  
les, y, a la par, responsables del sustrato nación y patria; y, a los hom-  
bres esposos e hijos como producto de las virtudes femeninas.  
El análisis de los escritos señalados, apoyan una tendencia  
ideológica religiosa católica que, desde los argumentos y emociona-  
lidad, son utilizados como mecanismo para movilización y adoctri-  
namiento para la estructuración del Estado-Nación teocrático  
decimonónico. Así mismo, se advierte que el ideal educativo era ho-  
mogeneizar la formación del estudiante en el ámbito religioso con  
una educación represiva que reprodujera seres humanos dependien-  
tes, poco creativos, obedientes y sumisos, especialmente las mujeres.  
A Mera se aprecia como un guía de la conciencia socio-polí-  
tica y defensor de la mujer y de la educación femenina. Fomentó la  
educación en general basada en la moral y la fe mediante la difusión  
de la enseñanza pública confesional asociada al patriotismo y nacio-  
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religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
historiadores  
entendiéndose por tales  
profesionales,  
quienes  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Rosero Jácome, Rocío,  
"
Juan Leon Mera en la educación ecuatoriana del siglo XIX",  
Boletín de la Academia Nacional de Historia, vol. C, Nº. 207, enero  
3
junio 2022, Academia Nacional de Historia, Quito, 2022, pp.313-  
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