Gerardo Nicola Garcés
En 1596, Juan de Salinas prueba la siembra de la frutilla en
sus haciendas de Tisaleo (Capote) y hace un plan que tiene una vi-
sión regional. Establece la posibilidad de que se dedique a la agri-
cultura una extensión de unas 22 mil caballerías (5.000 ha) en el
territorio de Tungurahua. En 1598, se establece la Orden de Santo
Domingo, que construye una hospedería o conventillo, en la que ra-
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dica un solo sacerdote, Felipe Ortega. En 1604, se construyó una
iglesia dedicada a San Juan, con la idea de permitir ocuparla solo a
los españoles. La iglesia de San Bartolomé se la dedica al uso de los
indígenas, con la excepción que en esta no se puede aplicar los sa-
cramentos.
La Tenencia del corregimiento de Ambato incluía las comu-
nidades de Quisapincha, Izamba, Santa Rosa, Píllaro, Tisaleo, Pelileo,
Quero y Patate. El primer teniente de corregidor de Ambato fue Juan
de Salinas. En esos años introdujo los viñedos a Quillán; perales,
manzanares, melocotones y albaricoques, traídos por los viajeros, se
trasplantaron de huertos franceses a Huachi.
Mocha, con gran influencia de los dominicanos, igualmente
fue una Tenencia de corregimiento, subalterno del Corregimiento de
Riobamba. Las parcialidades dependientes fueron de los pelileos, ti-
saleos, queros y patates. La Orden Dominicana contribuyó con el de-
sarrollo del asiento de Ambato mediante el impulso de las artesanías,
la agricultura, la fruticultura y, algo fundamental, sostuvieron el pri-
mer plantel educativo de Ambato llamado Aula de Gramática.
Al iniciar este siglo ya es notoria la presencia de criollos, los
nacidos entre indios y españoles. El P. Alfonso Jervis nos da la infor-
mación sobre la población de Ambato: 97 blancos, 3 negros y 100 in-
dios; 24 eran casados y tenían 26 hijos. Con los años el mestizaje no
produjo un proceso homogéneo. Hay individuos con la impronta
blanca y se apoderan de los recursos. Otros, sin ese aspecto, reducen
sus posibilidades y expectativas sociales y económicas.
La población se extiende 10 cuadras hacia el oriente, dispone
de una plaza, 400 casas de indios, y otras tantas para blancos. La po-
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Alberto María Torres, “La Hospedería Dominicana de Ambato”, Boletín de la Academia Nacional
de Historia, Tipografía y encuadernación Salesianas, Quito, 1920, p 72.
BOLETÍN ANH Nº 207 • 423–441
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