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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol C  
Nº 207  
Enero–junio 2022  
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ISSN Nº 1390-079X  
eISSN Nº 2773-7381  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 207  
Enero–junio 2022  
HISTORIADORES CONTRIBUYENDO A LA PAZ  
–DISCURSO DE INCORPORACIÓN–  
Jorge Ortiz Sotelo1  
Las relaciones entre los países se dan en los planos político,  
económico, cultural y social, así como en ámbitos variados, que pue-  
den abarcar lo regional, nacional, local e individual, creando a lo  
largo del tiempo tanto lazos como fricciones en la medida de los in-  
tereses de las partes involucradas.  
En el caso de Perú y Ecuador estos lazos y fricciones prece-  
den largamente a nuestras respectivas repúblicas, iniciándose con la  
incorporación de buena parte del actual territorio ecuatoriano al im-  
perio incaico. En el curso de los siglos de dominación española, nues-  
tras sociedades tejieron vínculos de muy variado género, tanto en lo  
político como en lo económico y lo humano. El eje comercial entre  
Trujillo y Piura, con Loja y Cuenca creó un espacio en sí mismo, for-  
jando lazos que perduraron en el tiempo. Algo similar sucedió en el  
frente marítimo, con una fuerte vinculación entre Panamá, Guaya-  
quil, Paita y Callao, a lo que se sumó el importante papel que tuvo  
el segundo de estos puertos como el principal astillero de la Mar del  
Sur.  
El proceso de independencia fue una etapa compleja, en la  
que el poder realista, centrado en Lima, detuvo las aspiraciones qui-  
teñas en dos ocasiones; pero, a partir de 1820 la situación varió,  
siendo significativo el aporte peruano al movimiento que culminó  
en la independencia de Guayaquil y luego en la campaña de Pichin-  
cha. Igual de significativa fue la participación ecuatoriana en la cam-  
paña final de la independencia peruana, sea como reemplazos en las  
1
Doctor Ph.D en Historia por la Universidad de Saint Andrews, Escocia; posee una maestría  
en Estrategia marítima, en la Escuela Superior de Guerra Naval; estudios de Historia Marítima  
e Imperial Británica, Queen Mary College, Universidad de Londres. Es profesor principal, en  
la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, UNMSM y presidente del instituto Peruano de  
Economía y Política.  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
unidades peruanas que habían participado en la campaña anterior  
o en las unidades colombianas.  
Ya en la etapa republicana, al igual que en muchas otras par-  
tes de Hispanoamérica, las imprecisiones limítrofes internas de los  
dominios españoles enturbiaron nuestras relaciones, lo que no im-  
pidió que en 1866 formáramos parte de una alianza con Chile y Bo-  
livia para rechazar la agresión española.  
El siglo XX fue bastante más complejo, pues los temas fron-  
terizos nos enfrentaron en más de una ocasión, afectando los lazos  
económicos, amicales, familiares y culturales que habían tejido nues-  
tros pueblos a lo largo de los siglos precedentes.  
A diferencia de los anteriores conflictos, el de 1995 fue se-  
guido por un proceso de paz que abrió una nueva etapa en las rela-  
ciones bilaterales. Obviamente, este proceso fue complicado y tuvo  
como actores principales a los gobiernos, pero también hubo una  
suerte de diplomacia de segunda vía, en la que representantes de la  
sociedad civil buscaron crear mecanismos que contribuyesen a una  
mejor comprensión de ambas naciones, punto de partida para lograr  
una paz duradera, sobre la base de un diálogo alturado en torno a  
temas sensibles de la historia común de peruanos y ecuatorianos.  
Mi intención es revisar este esfuerzo, que tuvo algunos an-  
tecedentes que merecen ser mencionados.  
Antecedentes  
Pese a esta complejidad del siglo XX, hubo algunos temas en  
que Perú y Ecuador actuaron juntos en defensa de intereses comu-  
nes, tales como la posición adoptada por nuestros países y Chile en  
1
952 sobre las 200 millas marinas, que dio origen a la Comisión Per-  
manente del Pacífico Sur, cuya misión desde entonces, es apoyar a  
los estados miembros en “la conservación y uso sostenible del océano y  
2
sus recursos, en beneficio de sus pueblos”; así como el Acuerdo de Car-  
tagena (1969), punto de partida de la Comunidad Andina; y el Tra-  
tado de Cooperación Amazónica, suscrito en 1978.  
2
En: Misión. Comisión Permanente del Pacífico Sur”. Ver en: http://cpps-int.org/index.php  
home/mision-vision-y-objetivos (08-06-2022)  
/
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Jorge Ortiz Sotelo  
En la década de 1970 también se suscribieron varios conve-  
nios bilaterales, buscando mejorar el aprovechamiento de las cuencas  
del Puyango-Tumbes y Catamayo-Chira; el tránsito de personas y  
vehículos en la zona de frontera; el uso de carreteras fronterizas y la  
cooperación en los ámbitos energético, minero y petrolero.  
También nos brindamos mutuo apoyo tanto en el caso del  
devastador terremoto que destruyó buena parte del Callejón de  
Huaylas, en Ancash, el 31 de mayo de 1970; como el desastre que el  
7
de diciembre de ese mismo año afectó las ciudades del sur ecuato-  
riano, especialmente Loja. En ese contexto, en el verano de 1972, el  
BAP Independencia, a bordo del cual me encontraba, llevó a cabo una  
visita amistosa al puerto de Guayaquil, siendo el primer buque de  
la Armada Peruana en tocar dicho puerto en décadas.  
En el plano económico también se hicieron algunos esfuerzos  
por fortalecer el comercio fronterizo, comercio que era bastante in-  
tenso, aunque muchas veces informal, en localidades como Huaqui-  
llas y Aguas Verdes. Pero todo ello quedó en suspenso tras los  
enfrentamientos armados que sostuvimos en 1981 y luego en 1991.  
Los primeros intentos  
Tras este último conflicto, los gobiernos de ambos países hi-  
cieron algunos esfuerzos por solucionar nuestros diferendos, siendo  
quizá los más importantes las reuniones que sostuvieron en Quito  
el presidente peruano Alberto Fujimori con los presidentes Rodrigo  
Borja Cevallos y su sucesor Sixto Durán Ballén, en enero y agosto de  
1
992, respectivamente.  
Aún antes de estas reuniones, en 1990 el expresidente Os-  
valdo Hurtado y Eduardo Ferrero, presidentes de la Corporación de  
Estudios para el Desarrollo (CORDES) y del Centro Peruano de Es-  
tudios Internacionales (CEPEI), habían decidido organizar “un pro-  
yecto académico conjunto con el fin de afianzar el proceso de acercamiento  
3
entre Perú y Ecuador”.  
3
Cfr. CORDES y CEPEI en: Gustavo Ruales Viel, “Ecuador Perú: Reflexiones para una nueva  
vecindad”, AFESE, 56, Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, p.124.  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
Los sucesos de 1991 postergaron la concreción de esta idea,  
pero no desanimaron a sus promotores, que finalmente pudieron  
concretarla con apoyo del PNUD los días 7 al 12 de diciembre de  
1
992 en un seminario organizado por CORDES. El evento se llevó a  
cabo en Quito, fue inaugurado por el presidente Sixto Durán Ballén,  
y contó con la participaron de diversos académicos ecuatorianos,  
cuyos trabajos fueron publicados en Ecuador y Perú vecinos distantes  
(
1993).4  
Uno de estos participantes fue el destacado historiador Al-  
fredo Pareja Diezcanseco, quien, en palabras del expresidente Hur-  
tado, “en un admirable acto de honestidad intelectual y de valor político,  
presentó documentos encontrados en sus investigaciones según los cuales  
la Cédula Real de 1802, impugnada por el Ecuador, efectivamente existió y  
fue cumplida”.5  
Fruto de varios años de investigación, el trabajo de Pareja fue  
publicado en febrero de 1993 bajo el título “De nuestros viejos pro-  
6
blemas limítrofes”, generando una comprensible polémica, que  
poco a poco fue abriendo paso a posturas que facilitarían el diálogo  
entre peruanos y ecuatorianos. Era, en palabras de María Elena Po-  
rras, el escrito Pareja Diezcanseco el “iniciador del camino a la paz con  
el Perú”.7  
En Lima, a quien le cupo un papel semejante fue a Félix De-  
negri Luna, presidente de la Academia Nacional de la Historia, quien  
tuvo una estrecha relación con Pareja, de la cual puedo dar fe, pues  
fui muy cercano colaborador suyo.  
En noviembre de 1998, en el marco del Congreso Ecuatoriano  
de Historia, Denegri señaló:  
En esta ocasión quiero recordar, en forma expresa, a Alfredo Pareja  
Diezcanseco, egregia personalidad ecuatoriana, quien, con la sabiduría  
y el coraje que le fueron tan propios, destacó la necesidad de que jun-  
tos, ecuatorianos y peruanos, estudiásemos nuestra historia común. Él,  
4
Oswaldo Hurtado, “Presentación”, Ecuador y Perú construyendo la paz, Cordes, Quito, 2000, pp.  
14-15.  
5
6
7
Oswaldo Hurtado, op. cit., p. 16.  
Francisco Acosta Yépez, editor, Ecuador y Perú: ¿futuro de paz?, 1993, Quito, pp. 183-187.  
María Elena Porras, “Una memoria, un testimonio. Alfredo Pareja Diezcanseco, el mecenas”,  
EFESE, 49, pp. 147-165.  
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Jorge Ortiz Sotelo  
estaba convencido que ese era el camino más adecuado para acerca-  
mos, con la solidez que solo la verdad puede dar a la relación de dos  
pueblos. Sigo creyendo que tenía razón y por eso, entre otras causas,  
estoy hoy, aquí, entre ustedes.8  
El evento de CORDES tuvo su réplica en Lima los días 21 y  
2 de octubre de 1993, en el seminario “Las relaciones entre el Perú  
2
y el Ecuador”, organizado por el CEPEI e inaugurado por el ministro  
de RREE y el representante del PNUD. Tomaron parte en el mismo  
Juan Miguel Bákula, Franklin Pease, Jorge Morelli, Enrique Obando,  
Ignacio Basombrío, José Antonio García Belaunde y Luis Abugatas,  
cuyos trabajos fueron editados en 1994 por Eduardo Ferrero en el  
9
libro Relaciones del Perú con el Ecuador, 1994.  
Entre estos participantes merece particular mención el em-  
bajador Bákula, autor de Perú y Ecuador: tiempos y testimonios de una  
10  
vecindad, libro que en septiembre de 1993 fue presentado en Quito  
por invitación de CORDES y la librería LibriMundi, en un acto en el  
que estuvieron presentes los expresidentes Carlos Julio Arosemena  
11  
y Osvaldo Hurtado. Los lazos entre CORDES y CEPEI se fueron  
fortaleciendo con el tiempo, convirtiéndose en importantes actores  
en el proceso de la construcción de una paz y amistad duraderas  
entre nuestros países.  
En el ámbito fronterizo también se dieron algunos pasos para  
generar canales de cooperación no oficiales. Los protagonistas fueron  
8
universidades del norte peruano y 5 del sur ecuatoriano, que el 8  
de diciembre de 1992 acordaron, en Loja, constituir la Asociación de  
Universidades del Sur de Ecuador y Norte del Perú (AUSENP), cuya  
secretaria ejecutiva estaría en la Universidad Nacional de Piura. Dos  
años más tarde, otras 4 universidades peruanas se incorporaron a  
8
9
1
Félix Denegri Luna, “Ecuador-Perú, una historia común”, Procesos, Revista Ecuatoriana de His-  
toria, 8, 1996, p. 167.  
Actividades del CEPEI, Análisis internacional 4, octubre-diciembre 1993, pp. 248-250. Eduardo  
Ferrero Costa, editor, Relaciones del Perú con el Ecuador, CEPEI, Lima, 1994.  
0 Juan Miguel Bákula, Perú y Ecuador: tiempos y testimonios de una vecindad, CEPEI y FOMCIEN-  
CIAS, Lima, 1992, 3 vols. También revisar: Juan Miguel Bákula, “Perú y Ecuador: tiempos  
y testimonios de una vecindad”, Enrique Ayala Mora, editor, Procesos. Revista Ecuatoriana de  
Historia, 1(5), pp. 128-130, Quito, 1994.  
11 Actividades del CEPEI, Análisis internacional, 3, julio-setiembre, 1993, pp. 233-234.  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
12  
esta institución y actualmente son 22 las que la conforman. Todas  
estas iniciativas cobrarían un gran impulso luego del conflicto ar-  
mado de 1995, sumándose a ellas varias otras más.  
Iniciativas del exterior  
Los sucesos de 1995 llevaron a que dos académicos nortea-  
mericanos tomaran la iniciativa para reunir a representantes de la  
sociedad civil peruana y ecuatoriana, buscando crear canales de di-  
plomacia de segunda vía. El primero fue el profesor Roger Fisher, de  
la Universidad de Harvard, que estaba en Quito mientras nuestras  
fuerzas se enfrentaban en la Cordillera del Cóndor. Algunos ecuato-  
rianos y peruanos habían sido sus alumnos y a través de ellos, el pro-  
fesor Fisher, logró comprometer a 5 de cada país para que viajasen a  
Harvard y, durante una semana, conversaran sobre posibles salidas  
a la situación que se había creado. Con conocimiento de ambas can-  
cillerías, en abril de 1995 se reunieron los peruanos Fernando de Tra-  
zegnies, Luis Marchand, el almirante Jorge Dubois, el capitán de  
fragata José Gonzáles Quijano y Felipe Ortiz de Zevallos; con los  
ecuatorianos Gustavo Noboa, Benjamín Ortiz, el general Telmo San-  
doval, Carlos Larreátegui y Andrés Pérez.  
Como Ortiz de Zevallos señaló algún tiempo después que,  
la reunión se inició en un clima de gran desconfianza que, poco a  
poco, fue diluyéndose al ir encontrando las enormes semejanzas de  
las situaciones de ambos países, logrando que al final se generara  
13  
una actitud muy positiva. Al margen de la información que las dos  
cancillerías recibieron de los participantes, ellos mismos asumieron  
un rol activo en la generación de confianza mutua, papel en el que  
Fernando de Trazegnies y Benjamín Ortiz jugaron un rol importante  
14  
cuando fueron nombrados cancilleres de sus respectivos países.  
1
1
2 Spondylus, año 1, nº 1, Cuenca, junio de 2000.  
3 Congreso de la República, Sesión de la Comisión de Relaciones Exteriores de fecha 2 de no-  
viembre de 1998, presentación del señor Felipe Ortiz de Zevallos, presidente del Grupo  
Apoyo.  
14 Trazegnies fue canciller del 12 de octubre de 1998 al 25 de noviembre del 2000; y Ortiz del 24  
de marzo de 1999 al 21 de enero de 2000.  
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Jorge Ortiz Sotelo  
Otro participante en ese grupo de Harvard, Felipe Ortiz de  
Zevallos, a través del Instituto Apoyo, publicó en 1997 Ecuador–Perú:  
una armonía necesaria, con textos de Gonzáles Quijano, Trazegnies,  
Luis Enrique Tord, Gustavo Suárez de Freitas, Diego García Sayán y  
Humberto Jara. Su intención fue distribuir dicho libro esencialmente  
en Ecuador, “como un gesto de que los peruanos no los despreciarnos, si  
15  
no que, al contrario, creemos que el futuro es parte de un esfuerzo común.  
Por su parte, el profesor Edy Kaufman, de la Universidad de  
Maryland, lanzó una iniciativa parecida en el marco de su programa  
Una cultura para la democracia en América Latina”. Con gran pa-  
ciencia logró convencer a 10 peruanos y 10 ecuatorianos para reu-  
nirse del 4 al 9 de agosto de 1997 en College Park, en un encuentro  
que se llamó “Ecuador–Perú: hacia una iniciativa democrática y coo-  
perativa de resolución de conflictos”.  
Un segundo encuentro tuvo lugar del 2 al 5 de marzo de  
998, en Cashapamba, cerca de Quito, en un predio de la Pontificia  
1
Universidad Católica del Ecuador, incorporando a dirigentes indí-  
genas provenientes de la zona de conflicto y a representantes de la  
Iglesia. En este evento, entre otras ideas, se planteó la creación de un  
premio que honrara la memoria de Alfredo Pareja y de Félix Denegri  
Luna, fallecidos en mayo de 1993 y en diciembre de 1998, respecti-  
vamente.  
La idea prosperó y en la tercera reunión, el 16 de agosto de  
999, se anunció la creación del premio binacional Pareja–Denegri,  
1
con sede en la Universidad Católica del Sur y la Pontificia Universi-  
dad Católica de Quito. Dicho premio buscó destacar los aportes de  
la sociedad civil al proceso de construcción de la paz y la capacidad  
de formular propuestas creativas para la amistad peruano-ecuato-  
riana.  
Aunque no estuvo específicamente concebida para el tema  
peruano–ecuatoriano, cabe mencionar que en 1995 la Ruta Quetzal,  
iniciativa del español Miguel de la Quadra Salcedo, llevó a cabo el  
1
5 Congreso de la República, Sesión de la Comisión de Relaciones Exteriores de fecha 2 de no-  
viembre de 1998, presentación del señor Felipe Ortiz de Zevallos, presidente del Grupo  
Apoyo.  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
viaje de ese año por Ecuador, Perú y España, participando en el  
mismo 350 jóvenes de 44 países, entre ellos, naturalmente, peruanos  
y ecuatorianos. Seis años más tarde, la ruta Quetzal llevó a cabo un  
nuevo viaje, al que acertadamente tituló “La ruta del Spondylus: el  
Oro sagrado de los Incas”, en circunstancias en que nuestros países  
habían logrado ya la paz.  
Los académicos  
Poca duda cabe que la paz entre nuestros países requería de  
un esfuerzo por conciliar visiones de la historia que nos habían se-  
parado durante mucho tiempo. Dicho así, parece sencillo, pero no lo  
era. Lo que Alfredo Pareja y Félix Denegri impulsaron logró entu-  
siasmar a otros colegas que, en conjunto, llevaron a cabo diversos  
esfuerzos, colectivos e individuales, por superar nuestras diferen-  
cias.  
Como parte de dicho esfuerzo, Denegri dedicó buena parte  
de 1995 a preparar un libro sobre la historia de las relaciones pe-  
ruano-ecuatorianas. Con apoyo de Ismael Pinto y quien habla, el tra-  
bajo estuvo listo a principios del siguiente año y se publicó bajo el  
título Perú y Ecuador. Apuntes para la historia de una frontera, en cuya  
introducción señala:  
Finalmente, queremos decir algo que tanto ecuatorianos como perua-  
nos no podemos desconocer: tenemos una historia común. Creemos  
que ha llegado el tiempo de que la estudiemos conjunta y serenamente  
en ambos países, no con el espíritu del abogado que se prepara para li-  
tigar, que infelizmente eso ya se hizo, sino con la visión que busque  
con transparencia la verdad histórica. 16  
En torno a don Félix Denegri había un pequeño pero selecto  
grupo de historiadores, que gozaban de su amistad y disfrutaban de  
su valiosa biblioteca, entre los cuales hubo los que se sumaron a su  
esfuerzo por revisar nuestra historia común. Entre ellos destacaron  
16 Félix Denegri Luna, Perú y Ecuador. Apuntes para la historia de una frontera, Bolsa de Valores  
de Lima e Instituto Riva-Agüero, Lima, 1996, p. xxiii.  
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Jorge Ortiz Sotelo  
Percy Cayo Córdova y Ernesto Yepes del Castillo, que pronto enta-  
blaron vínculos con diversos colegas ecuatorianos, entre los que debo  
mencionar a Jorge Salvador Lara, Jorge Núñez Sánchez y Enrique  
Ayala Mora. Naturalmente, hubo muchos más académicos involu-  
crados, conforme iremos viendo.  
En setiembre de 1996, en el contexto de la Cumbre del Grupo  
de Río, en Cochabamba, Bolivia, los presidentes de Perú y Ecuador  
plantearon la conveniencia de que intelectuales de ambos países se  
reunieran para coadyuvar a los esfuerzos de paz en que se hallaban  
empeñados ambos gobiernos. La propuesta fue recogida por la Uni-  
versidad Andina Simón Bolívar, sede Quito, que los días 1 y 2 de di-  
ciembre de aquel año 1996 llevó a cabo el llamado: “Encuentro de  
Intelectuales Perú-Ecuador”, en el que se abordó temas de Medio  
Ambiente, Integración, Patrimonio histórico y arte colonial; este úl-  
timo tema a cargo de los peruanos Pedro Gjurinovic y Luis Enrique  
Tord, y de los ecuatorianos Filoteo Samaniego y Rosemarie Terán  
Najas.1  
7
El encuentro fue exitoso, pero quedó claro para los partici-  
pantes que había que continuar con este esfuerzo con plena inde-  
pendencia académica, lo que equivalía a hacerlo sin injerencia directa  
de los gobiernos. Para ello se buscó alternativas, y una de ellas fue  
la que planteó la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y  
del Caribe (ADHILAC), que organizó dos encuentros de historiado-  
res, el primero llevado a cabo en Lima del 17 al 19 de noviembre de  
1
999, con apoyo de las universidades del Pacífico y Católica; y el se-  
gundo realizado en Cuenca los días 1 y 2 de junio del año 2000, con  
el respaldo de las universidades de Cuenca y del Azuay. Los grandes  
impulsores de estos encuentros fueron los ya mencionados Yepes,  
Cayo y Núñez, a los que se sumó Juan Paz y Miño.  
Pero, además de estos esfuerzos, quizá de manera más silen-  
ciosa, la labor llevada a cabo por el propio Denegri fue fundamental  
para avanzar en la dirección que Alfredo Pareja había trazado a prin-  
cipios de los años 90: encontrar los aspectos comunes que vinculan  
a nuestros pueblos.  
17 Diálogo Ecuador-Perú. Integración, cultura y medio ambiente, Universidad Andina Simón Bolívar,  
Quito, 1998.  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 520–536  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
En octubre de 1996, luego que apareciera el libro de Benjamín  
Rosales Valenzuela Un puerto de paz y progreso, Denegri lo contactó y  
coordinaron llevar a cabo una reunión de historiadores peruanos y  
ecuatorianos en Salinas, Ecuador. Cubriendo sus pasajes y alojados  
en departamentos de familiares de Rosales, el 1 de diciembre de 1996  
se reunieron los ecuatorianos Jenny Estrada Ruiz, Carlos Landázuri  
Camacho, Miguel Roca Osorio, Benjamín Rosales Valenzuela y Jorge  
Salvador Lara; con los peruanos Alberto Adrianzén, Félix Denegri,  
José Antonio García Belaunde, Guillermo Lohmann Villena y José  
Agustín de la Puente Candamo.  
Fruto de esa reunión fue la Asociación Ecuatoriana Peruana  
de Investigaciones Sociales, cuya finalidad era “promover la paz y la  
integración mediante la investigación conjunta de temas que vinculan a  
Ecuador y Perú para encontrar una visión compartida de su relación bila-  
18  
teral e identificar intereses convergentes”. Una segunda reunión tuvo  
lugar del 28 de febrero al 2 de marzo de 1997 en la hacienda San Juan  
de Arona, Cañete, y si bien, no todos sus miembros pudieron asistir,  
sí lo hicieron como invitados los peruanos Susana Aldana Rivera,  
Alejandro Deustua Caravedo y quien hoy los acompaña; y los ecua-  
torianos Enrique Ayala Mora y José Bolívar Castillo, quienes fueron  
incorporados a la referida asociación.  
Además de aprobar sus estatutos, se eligió una junta direc-  
tiva que quedó presidida por Félix Denegri, con Benjamín Rosales  
como vicepresidente y Jorge Ortiz Sotelo como secretario general. El  
deceso de don Félix, acaecido en Quito el 7 de diciembre de 1998,  
víctima de una afección cardiaca cuando participaba en el Congreso  
Ecuatoriano de Historia, paralizó algunas de sus iniciativas, pero no  
detuvo el accionar de quienes se habían comprometido en su es-  
fuerzo por superar las heridas dejadas por nuestros viejos conflictos.  
Como señaló el entonces embajador de Ecuador en Lima, Horacio  
Sevilla Borja, en su discurso al entregar a sus familiares la condeco-  
ración póstuma de la Orden Nacional al Mérito en 1999 lo siguiente:  
18 Lo acordado en esa reunión se encuentra en mi poder, como secretario de la Asociación. Con-  
firmó esta información Benjamín Rosales Valenzuela, en mensaje del 7 de mayo de 2022.  
BOLETÍN ANH Nº 207 • 520–536  
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Jorge Ortiz Sotelo  
El doctor Denegrí contribuyó como pocos a la paz felizmente alcanzada  
entre Ecuador y Perú en octubre pasado. Cuando en ciertos sectores  
de ambos países surgieron dudas sobre la conveniencia de respaldar  
los Acuerdos de Paz, algunos de cuyos puntos no dejaban satisfechos  
a todos los sectores ciudadanos, estuvo él listo a disipar dudas con su  
sabio consejo, su venerable presencia y su patriotismo de peruano a  
toda prueba.19  
La presencia de historiadores peruanos en Ecuador y ecua-  
torianos en Perú se fue incrementando, alentada por los esfuerzos  
que habían estado impulsando algunos de los ya mencionados. Fue  
así que, en el Congreso Internacional de Americanistas, realizado en  
Quito del 7 al 11 de noviembre de 1997 asistió una nutrida delegación  
peruana conformada por Franklin Pease, Teodoro Hampe, Imelda  
Vega, Luis Miguel Glave, Héctor Noejovich, Sandro Patruco, José de  
la Puente Brunke, Manuel Marzal, Sandra Negro, Ana María Bide-  
gaín, Carlos Milla V., Andrés Peñaherrera y Jorge Ortiz.  
Pero además del esfuerzo de los historiadores, hubo algunos  
otros destinados a difundir los avances de las negociaciones de paz,  
tales como los eventos organizados por los siempre activos CEPEI y  
CORDES. Ambas entidades, con apoyo de la Universidad del Pací-  
fico y de la Fundación Konrad Adenauer, llevaron a cabo sendos se-  
minarios en Lima y Quito para difundir los “Resultados de la  
intervención de la Comisión Binacional de Integración Fronteriza  
Perú–Ecuador”. El primero tuvo lugar en Lima el 3 de junio de 1998  
y el segundo ocho días más tarde, en Quito interviniendo en ellos  
Mario Rivadeneira y Drago Kisic, coordinadores de las comisiones  
ecuatoriana y peruana, respectivamente, así como miembros y ase-  
20  
sores de ambas comisiones.  
Por otro lado, en noviembre de 1998, Ernesto Yepes conversó  
con los rectores de la Universidad Nacional de Piura (Edwin Vegas)  
y de la Universidad de Piura (Antonio Mabres), para organizar una  
reunión con sus pares de Loja (Reinaldo Valarezo), del Azuay (Mario  
1
9 Horacio Sevilla Borja, Discurso en la ceremonia de entrega de la Condecoración Post-Mortem  
de la Orden Nacional “Al Mérito” al doctor Félix Denegri Luna, en Homenaje a Félix Denegri  
Luna, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2000, pp. 111-115.  
20 Sección especial Perú-Ecuador, Análisis internacional 14, enero-junio,1998, pp. 52-104.  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
Jaramillo) y de Cuenca (Gustavo Vega Delgado). Con su respaldo,  
viajó a Cuenca y Loja y se reunió con los rectores ecuatorianos, acor-  
dando realizar dicho encuentro en Cuenca del 28 al 30 de octubre de  
1
999, con participación de los presidentes de las comisiones binacio-  
nales de integración fronteriza y de manera coincidente con un  
nuevo encuentro de historiadores.  
Afianzando la paz  
Tras la firma de los acuerdos de paz, en octubre de 1998, las  
relaciones entre nuestras sociedades se intensificaron rápidamente,  
retomando viejos lazos y creando otros nuevos. Pero una paz dura-  
dera demanda que ambas partes se conozcan mutuamente con cierta  
profundidad, y en ese proceso la sociedad civil en general y, los aca-  
démicos en particular jugaron un papel esencial.  
En el ámbito fronterizo, los vínculos ya estrechos entre Hua-  
quillas y Aguas Verdes, que no se habían visto interrumpidos du-  
rante el conflicto de 1995, se intensificaron, mientras que los de Piura  
y Loja retomaron una dinámica que se había visto suspendida por  
décadas. Muestra de esto último fueron las visitas que la Sinfónica  
de Loja realizó a Piura y otras ciudades peruanas a partir de noviem-  
bre de 1999, y las que la Sinfónica de Piura llevó a cabo a ciudades  
del sur ecuatoriano, tocando juntas las sinfónicas en Loja en el año  
2
001 como también, la Orquesta Mancomunada Peruana Ecuato-  
21  
riana, bajo la dirección del maestro Teófilo Álvarez Álvarez. En una  
de esas visitas, durante el foro de integración Perú-Ecuador: “for-  
jando un futuro compartido”, la Universidad de Piura organizó una  
noche artística “Perú-Ecuador: unidos por la música”, llevada a cabo  
en el atrio de la catedral de esa ciudad.22  
También se intensificaron los intercambios de visitas entre  
profesores y alumnos de las universidades fronterizas; a lo que se  
sumaron esfuerzos como el programa “Patas y Panas” que, con  
2
2
1 Acuerdo del Gobierno Regional de La Libertad n 094-2013, del 7 de noviembre de dicho año.  
2 Perú-Ecuador: forjando un futuro compartido. Suplemento especial de la revista Amigos, Univer-  
sidad de Piura, Piura, 1999.  
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Jorge Ortiz Sotelo  
apoyo de la Fundación Friedrich Ebert, llevó a jóvenes peruanos y  
ecuatorianos a visitar ambos países.23  
En octubre de 1998, la Facultad Latinoamericana de Ciencias  
Sociales, sede Ecuador (FLACSO), y Centro de Estudios y Promoción  
del Desarrollo (DESCO), con apoyo de la fundación Kellogg, lleva-  
ron a cabo el seminario “Ecuador-Perú bajo un mismo sol”, en Quito,  
Guayaquil, Cuenca, Lima y Piura. Participaron varios académicos  
de nuestros países, a los que se sumaron algunos de Argentina, Chile  
y Estados Unidos, encontrándose entre los historiadores Jorge Núñez  
Sánchez, Manuel Burga, Margarita Giesecke y Susana Aldana. Lo allí  
presentado fue publicado en Ecuador-Perú. Horizontes de la negociación  
24  
y el conflicto, editado por Adrián Bonilla en 1999.  
Como parte del esfuerzo de los historiadores por contribuir  
al mejor entendimiento entre ambos países, en septiembre de 1999  
Flacso–Ecuador planteó crear cátedras andinas para promover cur-  
sos de un país sobre el otro o del conjunto; investigaciones compa-  
rativas y colaborativas, seminarios o encuentros, reuniones entre  
académicos, empresarios, funcionarios y políticos; formación de  
redes de trabajo e intercambio sobre temas específicos; y publica-  
ciones.  
Con motivo del primer aniversario de la firma de los acuer-  
dos de Brasilia, CEPEI y CORDES llevaron a cabo el I Foro Peruano-  
Ecuatoriano “La Integración Binacional: construyendo un futuro  
común”. El evento tuvo lugar los días 20 y 21 de octubre de 1999, en  
la Universidad de Lima, bajo auspicios de UNESCO y el Fondo Bi-  
nacional para la Paz y el Desarrollo, y la colaboración de las univer-  
sidades de Lima, Andina Simón Bolívar y Flacso-Ecuador. Tras  
rendir homenaje a Félix Denegrí y Alfredo Pareja “y, a través de ellos  
a todos los que han contribuido a forjar las bases para que esta paz sea po-  
25  
sible”, se dio inicio al primer bloque del evento, que incluyó un tra-  
2
3 Jörn Griesse y otros, “Entre patas y panas”. La imagen de las relaciones peruano-ecuatorianas en  
los jóvenes. Ediciones Abya-Yala e Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales,  
Quito, 2002.  
24 Adrián Bonilla, editor, Ecuador-Perú. Horizontes de la negociación y el conflicto, FLASCO, Quito,  
1999  
2
5 Allan Wagner Tizón, Introducción al I Foro Peruano-Ecuatoriano, “La Integración Binacional:  
Construyendo un futuro común”, en Análisis Internacional n° 17, julio-diciembre 1999, p. 9.  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
bajo del embajador Bákula, “Perú y Ecuador: historia del futuro”. El  
segundo bloque estuvo dedicado a los acuerdos de Brasilia, el ter-  
cero, se refirió a las perspectivas de las relaciones peruano-ecuato-  
rianas, con un interesante trabajo de Javier Ponce, editor del diario  
Hoy, de Quito, sobre “Cultura e integración ecuatoriano-peruana”;  
y finalmente un cuarto bloque sobre la proyección externa de nues-  
26  
tros países.  
Un año más tarde, con ocasión del II aniversario de los acuer-  
dos de Brasilia, tuvo lugar un evento organizado por varias entida-  
des piuranas (U. de Piura, UNP, Cámara de Comercio y Producción,  
CTAR), en el que se abordaron varios temas sobre el desarrollo de la  
Región Fronteriza, la sostenibilidad del desarrollo regional peruano-  
ecuatoriano, y la cooperación internacional en el desarrollo de la re-  
gión fronteriza.  
En el ámbito cultural hubo algunas declaraciones que, aun-  
que no siempre se concretaron, manifestaron la nueva realidad que  
vivían nuestros países. Ente ellas estuvo la realizada por los presi-  
dentes el 17 de octubre de 2001 para crear el museo de sitio Manue-  
lita Sáenz, en Paita.27  
Pero también hubo actos que sí se llegaron a concretar,  
siendo uno de ellos la restauración de los mausoleos de los expresi-  
dentes José de la Mar y Vicente Rocafuerte, ubicados en el cemente-  
rio Presbítero Maestro, en Lima. Los trabajos fueron coordinados por  
el Instituto Nacional de Cultura, la Embajada de Ecuador y el Banco  
Pichincha, y fueron concluidos en noviembre del 2000, dando lugar  
a algunas actividades agrupadas bajo el título “Perú y Ecuador uni-  
28  
dos en la reconstrucción de la historia”, que incluyeron una expo-  
sición bibliográfica y un acto académico con participación de Percy  
Cayo y Santiago Castillo Illinworth.  
Algún tiempo después, Percy Cayo, Fernando Silva Santis-  
teban y Susana Aldana, fueron incorporados como miembros corres-  
pondientes de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Con el correr de  
2
2
6 Todas las ponencias fueron publicadas en Análisis internacional nº 17, julio-diciembre, 1999.  
7 Museo de Sitio Manuelia Sáenz de Paita, Paz y Desarrollo, año 2, n° 8, setiembre-octubre 2001,  
p. 3. Boletín del Plan Binacional Perú-Ecuador, Lima.  
28 Tarjeta de invitación al acto, archivo del autor.  
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Jorge Ortiz Sotelo  
los años, las academias de ambos países incorporaron a algunos co-  
legas y el 16 de octubre de 2014 suscribieron en Lima un Convenio  
de Cooperación reconociendo como correspondientes a los miem-  
bros de sus respectivas instituciones.  
Cabe añadir que también los periodistas de ambos países,  
pero en particular los de la región fronteriza, contribuyeron al es-  
fuerzo de consolidación de la paz, llevando a cabo varios encuentros.  
Cabe destacar en este ámbito el proyecto de capacitación de perio-  
distas que puso en marcha la Universidad de Piura, con apoyo de  
AUSENP, el Gobierno de Navarra y ProPerú. El programa llevó a  
cabo tres reuniones: la primera en Piura en diciembre del 2001, la se-  
gunda en Loja un año más tarde y la última en Piura en diciembre  
de 2003, reuniendo unos 80 periodistas y profesores de las escuelas  
de comunicaciones de la región fronteriza. La gran impulsora de este  
proyecto fue Luisa Portugal de Rodrich, participando el mismo  
Percy Cayo, Jorge Núñez Sánchez y quien hoy hace uso de la pala-  
bra, además de numerosos profesionales de las comunicaciones. Las  
diversas exposiciones presentadas fueron publicadas el 2004, en un  
libro dedicado a la memoria de Percy Cayo, fallecido en octubre de  
ese año.2  
9
No quisiera terminar sin decir algo más sobre Percy Cayo,  
cuya grata amistad disfruté durante largos años. Escribió varios tra-  
bajos sobre el tema que nos atañe esta noche, defendiendo, obvia-  
mente, la posición peruana, pero también la necesidad de estudiar  
30  
la historia común de nuestros países. Participó con entusiasmo en  
los diversos esfuerzos que se impulsaron tanto desde la sociedad  
civil como desde diversos estamentos públicos, entre ellos el Plan  
Binacional de Integración Fronteriza, del que, por entonces, yo era  
director nacional peruano.  
Evidentemente, hubo muchos otros esfuerzos, grandes y pe-  
queños, que contribuyeron a consolidar la paz que hoy vivimos, pero  
lo que hoy les he presentado se ubica en el ámbito de lo que podría-  
29 Luisa Portugal, editora, Periodismo de frontera: un proyecto para la paz. Perú-Ecuador 2001-2003,  
Piura: Universidad de Piura, 2004.  
3
0 Entre sus textos deben mencionarse “Un acuerdo histórico”, Boletín de la Sociedad Fundadora  
de la Independencia, nº 128, enero-diciembre 1999, pp. 102-105; y Perú-Ecuador: del conflicto a la  
solidaridad, Universidad de Piura, Piura, 2001.  
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Historiadores contribuyendo a la Paz  
mos llamar el impulso inicial. Los historiadores que participaron en  
él lograron su cometido, hacer que veamos nuestro complejo pasado  
como un espacio en el que hay muchos puntos en común, sin que  
ello elimine las diferencias que tuvimos. Pero son más los primeros  
que los segundos, y eso ha logrado calar en nuestras sociedades. En  
tal sentido, rindo homenaje a todos los que participaron en este es-  
fuerzo, mencionando solo a aquellos que ya no nos acompañan: Al-  
fredo Pareja, Jorge Núñez Sánchez, Jorge Salvador Lara, Félix  
Denegri y Percy Cayo.  
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La Academia Nacional de Historia es una  
institución intelectual  
y
científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
historiadores  
entendiéndose por tales  
profesionales,  
quienes  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Ortiz Sotelo, Jorge,  
"
Historiadores contribuyendo a la Paz", Boletín de la Academia  
Nacional de Historia, vol. C, Nº. 207, enero – junio 2022, Academia  
Nacional de Historia, Quito, 2022, pp.520-536