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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol C  
Nº 207  
Enero–junio 2022  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
eISSN Nº 2773-7381  
Portada  
El Chimborazo, óleo sobre tela  
Rafael Salas, siglo XIX  
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julio 2022  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
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2
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Vida académica  
DISCURSO PRONUNCIADO EN LA INAUGURACIÓN  
DEL CONGRESO AMERICANO DE LA LIBERTAD  
Franklin Barriga López1  
En este lugar, patrimonial y emblemático, el palacete quiteño  
de la Alhambra, la Historia late no como una antigualla pasiva e  
inerte sino en función de futuro, con intensidad de claridad meri-  
diana, aleccionadora, vivificante gracias a las lecciones que entraña  
esta ciencia considerada desde hace siglos como la maestra de la  
vida.  
De nuestro continente, aquí presentes, directores de las Aca-  
demias Nacionales de Historia y/o personalidades de esta misma  
jerarquía intelectual, a quienes brindo la más cordial y afectuosa  
bienvenida, quienes motivados por la Batalla de Pichincha y sus ful-  
gores que son de llama eterna, acudieron al llamado que se les hizo,  
imbuidos de su propia reciedumbre espiritual y ardentía, a fin de re-  
memorar y analizar, con visión continental, uno de los hechos más  
trascendentales de la historia que tuvo lugar, a más de tres mil me-  
tros de altura sobre el nivel del mar, en las faldas del volcán tutelar  
de Quito, el 24 de Mayo de 1822.  
A tan calificados visitantes, representantes de instituciones  
fraternas de esta América repleta de potencialidades y paradojas, les  
auguro que la estadía entre nosotros sea de lo más placentera y re-  
bosante de aportes de sapiencia y visiones orientadas a la concordia  
y prosperidad, partiendo de las enseñanzas que la historia nos pro-  
porciona, en su contenido de luminosidades y sombras, para extraer  
el ejemplo bienhechor o la condena para los actos que denigran a  
nuestra especie, como son aquellos perpetrados por los regímenes  
que atentan a la libertad, la democracia y los derechos humanos.  
Corporación científica y pluralista es la Academia Nacional  
de Historia, fundada el 24 de julio de 1909, por Federico González  
1
Director de la Academia Nacional de Historia.  
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Vida académica  
Suárez. Esta institución, no ha olvidado ni lo hará jamás el mensaje  
que este eminente ecuatoriano entregó a sus discípulos, y, por exten-  
sión a todos quienes formamos parte de esta emblemática entidad:  
Trabajad con tesón, con empeño, con constancia: no os desalentéis por las  
dificultades, no os acobardéis ante los obstáculos. Como la verdad es el alma  
de la historia, buscad la verdad, investigad la verdad; y, cuando la encon-  
2
trareis, narradla con valor”, en mensaje aleccionador que data de 1911  
dejó, por escrito, el bien recordado y mencionado pionero.  
Cuánta razón tuvo este personaje al expresar lo que acabo  
de rememorar, ya que, sobre todo en matera histórica, jamás debe  
prescindirse de la verdad: sin ella, que es el elemento fundamental  
para la ciencia, puede hablarse de lo que sea menos de historia, por  
ello, los totalitarios pretenden borrarla, para imponer su “verdad”,  
perversamente elaborada, de una sola vía y llena de falacias, que es  
lo que esgrimen los absolutistas para imponer, con arbitrariedad y  
amenazas, sus dogmas, indignidad y tiranía.  
En esta atmósfera, en la que nos encontramos, de absoluta li-  
bertad de expresión, la madre de todas las libertades, la búsqueda de  
la verdad, no falta ni faltará como eje de las deliberaciones de este  
Congreso al que hemos denominado Americano de la Libertad, título  
que se justifica plenamente, en razón de que la Batalla de Pichincha,  
en cuyo honor se realiza este encuentro de alto nivel, fue hazaña de  
ribetes internacionales y de lucha por la libertad, en la que intervi-  
nieron: colombianos, venezolanos, panameños, peruanos, bolivianos,  
chilenos, argentinos, paraguayos, uruguayos, obviamente ecuatoria-  
nos, incluso ingleses, irlandeses, escoceses, franceses, italianos y es-  
pañoles disidentes. El Ecuador de hoy, con esta Batalla, abrió la puerta  
para ingresar a una nueva era; de la Colonia se pasó a la República,  
primero como Departamento del Sur formó parte de la Gran Colom-  
bia, aquel sueño de Simón Bolívar, que se apagó en 1830 y que tuvo  
por objetivo la unión de los países americanos, orientados por la cé-  
lebre frase que el Libertador de Seis Estados (los actuales Panamá,  
Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) pronunció en la Pro-  
2
Cfr. Federico González Suarez en: José María Vargas, Jacinto Jijón y Caamaño: su vida y su Museo  
de Arqueología y Arte Ecuatorianos, editorial Santo Domingo, 1971, p. 17.  
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Vida académica  
clama a la División de Urdaneta (Pamplona, 12 de noviembre de  
1
814) : Nuestra Patria es América y nuestra enseña la independencia y la  
3
libertad”, con lo que sembró las simientes del panamericanismo que,  
1
34 años más tarde, bajo esta inspiración, se constituyó la Organiza-  
ción de Estados Americanos (OEA), en 1948. Por ello, la remem-  
branza que acabo de efectuar entraña su razón de ser. Un año  
después, en la Carta de Jamaica (6 de septiembre de 1815), el mismo  
prócer aseveró. “Yo deseo más que otro alguno ver formar en la América  
la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por  
4
su libertad y su gloria”.  
Además, la primera denominación de nuestra Academia,  
que consta en el documento que le dio vida un 24 de julio, fue en ho-  
menaje a la fecha del nacimiento del Libertador Bolívar, cuya memo-  
ria la guardamos con la debida valoración y respeto; además, el  
nombre inicial de nuestra entidad fue el de Sociedad Ecuatoriana de  
Estudios Históricos Americanos. La categoría de Academia le fue otor-  
gada en 1920, mediante Decreto Legislativo sancionado por el Presi-  
dente de la República, José Luis Tamayo. Como podréis apreciar, el  
espíritu que ha guiado a nuestra institución, desde su origen, es esen-  
cialmente americanista, de allí el nombre que hemos puesto a este  
Congreso que cuenta con la asistencia de connotados delegados pro-  
venientes desde México y el Caribe, pasando por Centroamérica  
hasta Argentina, Chile y Paraguay.  
En cuanto al aliento bolivariano que nos anima hay que acla-  
rar que es el genuino, el que corresponde a la libertad, independencia  
y soberanía, el adelanto de los individuos y las colectividades, que  
brotó del pensamiento y acción de Simón Bolívar, y no, el sentido  
tergiversado por quienes pregonan y practican la autocracia, el des-  
potismo, el retroceso y la ruina de los pueblos. El propio Simón Bo-  
lívar, en carta dirigida a Francisco Iturbe, su amigo que le facilitó el  
salvoconducto para poder escapar de la persecución realista y tras-  
ladarse a Curazao, fue terminante: “Como amo la libertad tengo senti-  
3
4
Cfr. Simón Bolívar en: José Fulgencio Gutiérrez, Bolívar y su obra, Ediciones LAVP, New York,  
019, s/n.  
Simón Bolívar, Doctrina del Libertador, Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1994, p. 58.  
2
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Vida académica  
mientos nobles y liberales y si suelo ser severo, es solamente con aquellos  
5
que pretenden destruirnos”. Luego se trasladó a Cartagena, la ciudad  
heroica, para entregar su memorable Manifiesto, en el que exhortó  
el 15 de diciembre de 1812: “Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al  
6
moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos”.  
Debido a esta corriente de superación y triunfo, basada en la  
pedagogía del ideario de Bolívar, la fraterna Sociedad Bolivariana  
del Ecuador nació en 1926, en la capital de la República, con los per-  
sonajes convocados por la Academia Nacional de Historia y reunidos  
en el Ministerio de Relaciones Exteriores.  
La Historia, disminuida últimamente en su importancia por  
intereses inconfesables, es la fuente para nutrirse de energía positiva,  
conducente al bienestar y el progreso, la fortaleza del tejido social,  
la sinergia por mantener en lo alto el alma colectiva mediante los  
vasos comunicantes del civismo y el patriotismo, que siempre deben  
ser justipreciados como factores de unión, fortaleza, sano orgullo na-  
cional y sentido de pertenencia. Se debe entender que sin Historia  
no existen basamentos para sostener la identidad y la motivación so-  
cial hacia lo grande y boyante, por los frutos que entrega para la vi-  
gencia de la ética, la moral, la ilustración, el bien común. En una de  
las conferencias dictadas, en 1961, en la Universidad de Cambridge,  
por E. H. (Edward Hallett) Carr aseveró:  
El saber del historiador no es propiedad suya exclusiva. Los hombres  
cuyos actos estudia la historia no fueron individuos aislados que obra-  
ban en el vacío; actuaron en el contexto y bajo el impulso de una socie-  
dad pretérita (…) La gran historia se escribe precisamente cuando la  
visión del pasado por parte del historiador se ilumina con sus conoci-  
mientos de los problemas del presente. 7  
Exacto esa es la perspectiva de la historia: con el acervo del  
5
Cfr. Simón Bolívar en: Simón Bolívar, Carlos José Reyes, El mundo según Simón Bolívar, ICONO  
Editorial, Bogotá,2006, p. 109.  
6
7
Simón Bolívar, Doctrina…op. cit., p. 15.  
Cfr. Edward Hallett Carr en: Carlos Juárez Nieto, La oligarquía y el poder político en Valladolid  
de Michoacán, 1785-1810, H. Congreso del Estado de Michoacán de Ocampo, Michoacán, 1994,  
p. 11.  
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Vida académica  
ayer, la utilidad para el presente y el futuro, en función práctica, fruc-  
tuosa, constructiva. No es escasa la preocupación por los atentados  
a la Historia, en vista de lo que viene aconteciendo en todo lugar:  
Quieren borrarnos la Historia, nuestro pasado, nuestro ser y desem-  
peño común. Pretenden no solo lavarnos los cerebros sino enterrarlos  
en cal viva. Privarnos de nuestra Historia es dejarnos yermos no solo  
de conocimientos sino de emociones y sentimientos. Dejarnos el cere-  
bro envasado al vacío y el corazón sin riego. Y luego, ya borrado todo,  
llenárnoslo de basura ideológica, ultra procesada y debidamente infec-  
tada de virus doctrinarios.8  
Se vuelve imprescindible recuperar la historia, que haya con-  
ciencia de su misión formativa para las generaciones actuales y ve-  
nideras. Bajo estos principios y otros de similar contextura, que laten  
en estos momentos, en proyección y practicidad no solo para nues-  
tras latitudes, me es grato declarar inaugurado el Congreso Ameri-  
cano de la Libertad, en mi calidad de Director de la Academia  
Nacional de Historia del Ecuador y, también, como Presidente de  
este representativo Congreso, del que ustedes me acaban de honrar  
con tan encumbrada elección.  
Hago votos por el mayor de los éxitos para este simposio de  
honda raigambre americana y visión de amplios horizontes.  
Quito, 18 de mayo de 2022  
Bibliografía  
BOLÍVAR, Simón, Carlos José Reyes, El mundo según Simón Bolívar, ICONO Edi-  
torial, Bogotá,2006  
8
Antonio Pérez Henares, Primero fue la Lengua, luego la Historia, El Nuevo Siglo, Bogotá, 04-04-  
022. Ver en: https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/04-04-2022-primero-fue-la-lengua-  
ahora-la-historia (30-06-2022).  
2
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FULGENCIO GUTIÉRREZ, José, Bolívar y su obra, Ediciones LAVP, New York,  
2019  
JUÁREZ NIETO, Carlos, La oligarquía y el poder político en Valladolid de Mi-  
choacán, 1785-1810, H. Congreso del Estado de Michoacán de Ocampo,  
Michoacán, 1994  
PÉREZ HENARES, Antonio, Primero fue la Lengua, luego la Historia, El Nuevo  
Siglo, Bogotá, 04-04- 2022. Ver en: https://www.elnuevosiglo.com.co/ar-  
ticulos/04-04-2022-primero-fue-la-lengua-ahora-la-historia (30-06-2022)  
VARGAS, José María, Jacinto Jijón y Caamaño: su vida y su Museo de Arqueología y  
Arte Ecuatorianos, editorial Santo Domingo, 1971  
BOLETÍN ANH Nº 207  
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La Academia Nacional de Historia es una  
institución intelectual  
y
científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros a  
historiadores  
entendiéndose por tales  
profesionales,  
quienes  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación histórica y hayan realizado  
aportes al mejor conocimiento de  
nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Barriga López, Franklin,  
“Discurso en la inauguración del Congreso Americano de la  
Libertad”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, vol. C, Nº.  
2
2
07, enero – junio 2022, Academia Nacional de Historia, Quito,  
022, pp.724-729