BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C Nº 208-A  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C  
Nº 208-A  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 208-A  
Julio–diciembre 2022  
CONVERSANDO CON LOS MUERTOS  
EL CASO DE LOS KICHWAS DE COTACACHI- ECUADOR  
1
Raúl-Clemente Cevallos2  
Michelle Cevallos-Vaca3  
Resumen  
En las comunidades kichwas de Cotacachi la comprensión  
de la muerte se realiza a partir de la vivencia de los ritos funerarios  
y de la interpretación complementaria de su cosmovisión andina. El  
objetivo general del presente texto es caracterizar las prácticas o ritos  
que configuran el proceso de la muerte del pueblo kichwa que habita  
el cantón Cotacachi en el Ecuador. La investigación que se presente  
es de tipo cualitativo y considera un estudio de caso antropológico.  
La población objeto de estudio son seis comunidades; el instrumento  
1
2
Recibido: 28/03/2022 // Aceptado: 14/11/2022  
Licenciado en Empresas Turísticas (PUCE), Lingüista Andino y Licenciado en Educación (Uni-  
versidad de Cuenca), PAA (Universidad Particular de Loja), Antropólogo Aplicado (Univer-  
sidad Politécnica Salesiana), Politólogo (Instituto de Ciencias Políticas de Moscú-Rusia),  
Máster en Ciencias Sociales (FLACSO). Consultor Internacional para Educación Bilingüe en  
Guatemala, Consultor para FLACSO, UNICEF, Ayuda en Acción de España y Tierra Viva de  
Ecuador. Recibió condecoraciones y medallas de oro por méritos educativos. Maestro Insigne  
de Imbabura; Articulista para El Comercio, La Hora y El Norte; autor de libros de Historia,  
Antropología, Lingüística y Educación Bilingüe e Intercultural; funcionario del Ministerio de  
Educación y Cultura y DINEIB; ponente de investigaciones en Brasil, México, Colombia y  
Cuba; Rector del ITS: 17 de Julio, Profesor Investigador de las Universidades de Cuenca,  
PUCE, Politécnica Salesiana y actualmente es profesor titular de la Universidad Técnica del  
Norte y director del Grupo de Investigación en Ciencias Sociales UTN, y miembro correspon-  
diente de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. rccevallos@utn.edu.ec 0996932555  
https://orcid.org/0000-0002-6931-9875  
3
Realizó estudios de Derecho en la Universidad Católica del Ecuador y obtiene el grado de  
Abogada; actualmente realiza una Maestría en Derecho Penal con mención en Derecho Pro-  
cesal Penal en la Universidad de Otavalo; se vinculó con prácticas preprofesionales en la Fis-  
calía del cantón Otavalo. Es coautora de un artículo científico publicado en RAICES (Revista  
Nicaragüense de Antropología). Es Abogada en libre ejercicio y forma parte del Grupo de In-  
vestigación en Ciencias Sociales por la Universidad Técnica del Norte (GICS),  
michelle1716@outlook.com  
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Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
aplicado fue un cuestionario sobre la base de entrevistas estructura-  
das y a profundidad. Como resultado se encontró siete rituales un-  
gidos tanto para “angelitos” como para adultos en el contexto de la  
muerte. El conjunto de rituales se escenifica en el velorio, en los jue-  
gos mortuorios, en la danza del fandango, en el wantyay, en el en-  
tierro, en el wakcha karay y mediante la redistribución de alimentos  
y la conversación con los muertos a través del sollozo narrado por  
las mujeres kichwas. Concluye así: para los kichwas de Cotacachi, el  
proceso de la muerte que no es el fin de la existencia, hay una firme  
creencia en la inmortalidad, ya que las personas no mueren y tran-  
sitan hacia otra forma de vida, es decir al chayshuk pacha, en que no  
hay espacio para el dolor, el cansancio, el hambre, y todo es armonía.  
Palabras claves: chayshuk pacha, wantyay, angelitos, wakcha karay,  
mamakuna  
Abstract  
In the Kichwa community of Cotacachi, the understanding  
of death is based on the experience of funeral rites and the comple-  
mentary interpretation of their Andean worldview. The general ob-  
jective of the project is to characterize the practices or rites that make  
up the death process of the Kichwa people that inhabit the Cotaca-  
chi-Ecuador canton. This research is of a qualitative type and consi-  
ders an anthropological case study; the unit or population under  
study are six communities; the instrument applied was a question-  
naire based on structured and in-depth interviews. As results, seven  
anointed rituals were found for boh “little angels” and adults in the  
context of death; the set of rituals are staged in the wake, the mor-  
tuary games, the fandango dance, the wantyay, the burial, the wak-  
cha karay and through the redistribution of food and the  
conversation with the dead through the sobbing narrated by the Ki-  
chwa women. It is concluded as follows: for the Kichwas of Cotaca-  
chi, death is not the end of existence, there is a firm belief in  
immortality, since people do not die and move on to another form  
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Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
of life, that is, to the chayshuk pacha, in which there is no room for  
pain, fatigue, hunger, and everything is harmony.  
Keywords: chayshuk pacha, wantyay, little angels, wakcha karay,  
mamakuna  
Introducción  
El presente ensayo de investigación se enfoca a partir del  
análisis de los rituales funerarios que se efectúan durante las noches  
de velatorio y los días de vigilia que los familiares del difunto reali-  
4
zan en la cultura del pueblo kichwa de Cotacachi, cuyos rituales son  
una representación sagrada del conjunto de simbolismos andinos y  
cristianos. La muerte es el proceso de separación del alma sobre el  
cuerpo en que habita; “en el escenario de la cosmovisión kichwa la inter-  
pretación del simbolismo libera una red de discernimientos que amplía la  
5
complejidad interpretativa”.  
La creencia sobre la inmortalidad del “aya”;6,7 y la infalibili-  
dad de la resurrección es simbólicamente manifiesta: “en nuestro  
mundo, las personas no mueren, sino que pasan a otra forma de vida, a aque-  
8,9  
llo que los ancestros lo denominan, el chayshuk pacha”.  
Los kichwas despiden al muerto con una fiesta para mitigar  
el vacío que deja su “partida”, quien mientras se efectúa la fiesta cru-  
4
5
Raúl Cevallos, & al., e., Kichwa, Yachakukkunapa shimiyuk panka, Ministerio de Educación y Cul-  
tura del Ecuador, Quito, 2010  
Según Cevallos Michelle, desde oralidad kichwa es compleja por su estructura consuetudinaria  
y natural.  
6
7
Deviene del kichwa que significa, espíritu.  
C. Cumba, Mama Curandera y partera titulada. (R. Cevallos, Entrevistador) Comunidad de  
Alambuela-Cotacachi. (06 de marzo de 2018).  
8
Según la cosmovisión andina, es el jardín celestial donde desaparece el dolor y las adversida-  
des. Los ciegos pueden ver, los paralíticos caminan los sordos escuchan, los niños predican,  
los adultos escuchan parsimoniosamente, etc. Es decir, es el lugar donde la concordia permite  
velar la vida de quienes se quedan en el kay pacha.  
9
Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Alberto Anrrango, Ex Presidente  
de la UNORCAC y Ex Alcalde de Cotacachi 2009-2013. La entrevista fue realizada el día 22 de  
mayo de 2018 por Raúl Cevallos.  
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Michelle Cevallos-Vaca  
zará el umbral que separa la dimensión de la realidad incierta y el  
imaginario simbólico de la placidez a través de un río que ha de  
transportar al interfecto hasta el chayshuk pacha, es decir al paraíso an-  
dino o chayshuk pacha10 a presagios mortuorios.  
Los sueños son manifestaciones oníricas, se ejecutan con tra-  
mas atribuidas y por su desenlace se convierten en premonitorios.  
Ninguna actividad cotidiana o ritual se realizará sin la interpretación  
de los sueños, por tanto, son trascendentes para la vida y se consti-  
tuyen en ejes oníricos que vinculan metódicamente la vida con la  
11  
muerte. Así, los sueños son formas de ocultar y de ver una parte  
de la realidad corpórea del mundo de los vivos y de los muertos.  
El ayllu comunitario protege a los deudos con el apoyo de  
recursos económicos y alimenticios e inventan subterfugios simbó-  
licos para hacer menos intenso el dolor, y en esta situación dramática  
en que se presenta la muerte ejecutan una serie de juegos mortuorios  
para calmar el sufrimiento. Así surge la figura solemne del tayta  
12  
maestro quien a partir de la “chunkana” conforma grupos de juga-  
dores para establecer a vencedores y vencidos; los perdedores sufra-  
gan su rol mediante penitencias, y “los juegos mortuorios favorecen para  
que los acompañantes no se duerman y sobremanera para atenuar los peca-  
dos del fallecido”.13  
La onomatopeya ¡¡wantyay!! se glorifica a partir de la excla-  
mación en dirección hacia los cuatro horizontes, y se congratula a  
Pachakamak Creador del Universo Andino. Este himno de la muerte  
o canto luctuoso denominado wantyay es una imploración a las  
almas de los familiares que precedieron este desplazamiento terre-  
nal. Las loas como la antífona comunitaria son imploraciones que  
10 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Migue Naranjo, Iván Bedón y Rolando Soria, Cosmovisión An-  
dina de Cotacachi, UTN, Ecuador, Ibarra, Imbabura, 2017, p.202  
1 Ibíd., p. 202  
1
1
2 Son las estrategias lúdicas que establece el tayta maestro, previo al ejercicio de los diferentes  
juegos mortuorios. Más información en: Luis Enrique Cachiguango, “¡Wantiay...! El ritual  
funerario andino de adultos en Otavalo, Ecuador”, Chungará (Arica), v.33, n.2, Arica, julio  
2
001. Ver en: http://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562001000200003 (19-08-2022)  
1
3 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Rodrigo Cabascango. La en-  
trevista fue realizada por Raúl Cevallos y Michelle Cevallos Vaca. La entrevista fue realizada  
el día 22 de marzo de 2018  
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el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
permiten abrir el portal de la dimensión sagrada donde habitan sus  
antepasados, quienes al escuchar las prerrogativas de los suyos des-  
cenderán al mundo de los vivos para llevarse el alma del difunto;  
por consiguiente, el wantyay es axiomático en la conexión entre los  
vivos y los muertos. Una vez cumplido el rito del wantyay se trasla-  
dan a la iglesia para recibir el homenaje cristiano y de allí al cemen-  
terio católico para la sepultura final donde se intercambia comida y  
bebida de maíz entre todos los asistentes.  
Así, cada primer lunes del mes y durante el 2 de noviembre  
de toda la vida, las mamakuna van a su “ayapampa” para compartir  
alimentos dentro el círculo familiar y con los demás allegados. En ese  
escenario sagrado se realiza el “wakcharay”. Y en un sincretismo cul-  
tural sorprendente, la Cruz de los finados personifica al ser querido;  
se engalana con adornos al estilo andino y cristiano. Las madres o ma-  
makuna dialogan y sollozan mientras están sentadas sobre la tumba,  
cuya posición es de reverencia para congratular a sus muertos.  
La Metodología utilizada fue la entrevista estructurada y la  
observación participativa e interpretativa. La presente investigación  
es cualitativa; en este marco, se la considera como un estudio de caso  
antropológico, por ser una investigación que se realiza sobre una  
14  
unidad social.  
Los participantes o población objeto de estudio son 6 comu-  
nidades del pueblo kichwa pertenecientes al cantón Cotacachi de la  
provincia de Imbabura, Ecuador. Se seleccionó a los líderes y a reco-  
nocidos dirigentes indígenas de las comunidades kichwas de Cota-  
cachi, quienes son considerados como informantes calificados para  
la presente investigación.  
Se utilizó como instrumentos un cuestionario para realizar  
una entrevista estructurada aplicada a profundidad, que constaba  
de 25 preguntas o indicadores y fue validada por expertos en el área  
y por usuarios mediante la aplicación de dos entrevistas guías. Ade-  
más, se manejó un diario de campo, fichas de observación, video-  
grabadora y cámara fotográfica. Se estructuró y se aplicó fichas  
1
4 Posso, Proyectos, Tesis y Marco Lógico (Planes e Informes de Investigación), Noción Imprenta,  
Quito, 2013, 2017  
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Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
biográficas específicas y sus respectivos adjuntos fotográficos corres-  
pondientes a los informantes conocedores de la historia oral sobre  
la muerte en la cultura kichwa de Cotacachi.  
El objetivo general del trabajo que se presente es caracterizar  
e interpretar las diferentes manifestaciones religiosas en el conjunto  
ceremonial de los ritos que configuran el proceso de la muerte de las  
personas del pueblo kichwa de Cotacachi-Ecuador. Para el cumpli-  
miento de este objetivo se establecieron preguntas científicas como  
para cada uno de los ritos mortuorios: ¿Cuáles son los rasgos carac-  
terísticos de cada una de las manifestaciones simbólicas de las cere-  
monias de la muerte en el pueblo kichwa de Cotacachi?  
En el procedimiento se involucró a las seis comunidades ads-  
critas a la UNORCAC15 se seleccionó informantes calificados. Se  
aplicó la entrevista desde febrero hasta julio de 2018 con autorización  
de los informantes a quienes se les dio a conocer la intención acadé-  
mica de la entrevista y del proyecto de investigación: “conversando  
con los muertos”. El consentimiento informado valido con la firma  
voluntaria de los informantes. Los datos fueron recolectados en,  
aproximadamente, dos horas por cada una de las entrevistas desa-  
rrolladas en los domicilios de los informantes; por la dinámica del  
tema, la idiosincrasia y respeto hacia los informadores, se tuvo que  
transformar en un diálogo informal, pero las entrevistas se direccio-  
naron en función de los indicadores preestablecidos en la entrevista  
estructurada.  
La información compilada fue transcrita textualmente, y pos-  
teriormente analizada, confrontada, caracterizada y compendiada  
para construir una nueva teoría y vincular a la existente. Esta infor-  
mación teórica selecta de las temáticas ensayadas se estableció sobre  
16  
la base de autores vivientes de esta “cultura milenaria andina”; se  
utilizó la lengua kichwa para las entrevistas, cuya pericia lingüística  
permitió subrayar el contenido desde la misma lengua materna  
como recurso científico que utilizó la observación participativa e in-  
15 Unión de organizaciones campesinas e indígenas del cantón Cotacachi que abarca a 48 co-  
munidades kichwas y campesinas.  
16 María Rostworowski, Estructuras andinas del poder, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1988.  
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terpretativa a fin de lograr su intención académica. Así como resul-  
tado del estudio se representa un esquema estructurado de ideas  
sobre el significado de la muerte y los ritos trascendentes del con-  
junto de las ceremonias fúnebres en las comunidades kichwas de Co-  
tacachi. Señalando que la ejecución de los rituales no siempre son  
similares en todas las comunidades investigadas.  
El significado de la muerte en la cultura kichwa  
La muerte, para los pueblos kichwa de Cotacachi no es el fin  
de la existencia como usualmente se piensa; es el cambio de estado en  
el ciclo de la vida. Se vincula con los rituales sociales para dar sentido  
al imaginario colectivo sobre esta nueva existencia, y en esta estación  
el infortunio, visto desde la cultura andina, por osmosis, se convierte  
en algo paradisíaco. La muerte no constituye una tragedia en la vida  
de los kichwas, más bien, es como una culminación de una etapa del  
ciclo cósmico. Es la llegada a un momento de permanencia en la exis-  
tencia de los seres. La muerte nunca es el final o la terminación del  
17  
ser, es la continuidad del ser dentro de la totalidad existencial.  
18  
La sepultura en el panteón kichwa tiene raíces incas si bien  
su práctica contemporánea es seguramente reformada por contactos  
con otras culturas; no obstante, se sigue exponiendo la forma parti-  
cular de su cosmovisión, y aunque no sepultan en posición fetal  
como sus ancestros, por cuanto creían que iban a volver a nacer en  
el vientre de la Pacha Mama, siguen enterrando con los mejores ves-  
tidos, sombreros, alpargatas, joyas de oro y plata, alimentos, semillas,  
agua bendita, agujas, hilos, herramientas agrícolas y monedas. Estos  
19  
últimos para “pagar el derecho hacia otra vida”.  
1
1
1
7 Víctor Bascopé, “El sentido de la muerte en la cosmovisión andina, el caso de los Valles An-  
dinos de Cochapamba”, Chungará (Arica) Revista de Antropología Chilena, vol. 33, n.2, 271-  
277, 2001.  
8 En ciertas comunidades kichwas que son distantes de los centros urbanos no se entierra en  
ataúdes o cajas mortuorias Segundo Moreno ; Udo Oberem, Contribuciones a la Etnohistoria  
ecuatoriana, (Colección Pendoneros, Nro. 20) I.O.A, Otavalo, 1981.  
9 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Nicolás Flores, músico flautero.  
Este profesional fue entrevistado por Michelle Cevallos, & Raúl Cevallos. La entrevista fue  
realizada el día 18 de diciembre de 2021.  
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El ajuar funerario generalmente está compuesto de herramientas y ob-  
jetos que eran de su preferencia, para que sean utilizados en la otra  
vida, convencidos de que el difunto va a realizar un largo viaje para  
encontrarse con otras personas que se adelantaron en este trayecto del  
ciclo existencial.20  
Víctor Bascopé, en el 2001, en un estudio demostró que la  
forma tradicional de preparar el cuerpo para su viaje:  
Consiste en proveerle de todo lo que un ser humano necesita para una  
larga travesía. Así es como se cree, que el alma del difunto caminará  
mucha distancia, donde puede que pase hambre, tenga sed, o pase frío.  
Quien sabe, tal vez se encuentre muy solitario, o a lo mejor, esté acom-  
pañado de muchos otros. Es importante que se lleve todo lo necesario  
para subsistir en el viaje y compartir con los que le acompañan. El di-  
funto debe proveerse de suficientes alimentos, ropa, herramientas,  
utensilios. Todas estas cosas se colocan cuidadosamente junto al cuerpo  
del finado, especialmente aquellas cosas que él acostumbra a utilizar  
durante su vida cotidiana. Sus gustos y preferencias deben ser tomados  
en cuenta. Se cree también que, si no lo tiene consigo sus prendas per-  
sonales, puede estar penado el alma en este mundo en busca de las  
cosas que le faltan, y sus familiares y las personas allegadas a la vida  
del finado deben estar atentos y vigilantes para que no falte lo esencial  
21  
de las provisiones para su viaje.  
22  
Los ritos mortuorios generan derechos y compromisos en  
los deudos a través de roles y funciones desplegados mediante una  
serie de símbolos y, durante el velorio, los deudos mantienen el con-  
trol social a través de los ritos. Y en este espectro, de creencias se su-  
pone que los muertos alcanzan un consentimiento para mitigar el  
dolor de los mortales; con esta capacidad de influencia los interfectos  
custodian a los deudos, quienes elevan recurrentes homilías cristia-  
nas y paganas para alcanzar la resiliencia que a la postre atenuará el  
sufrimiento provocado por la muerte de su ser querido.  
20 Cfr. Cachiguango en: Jorge Elías Caro y Raúl Román, Museos entre la Historia y los Patrimonios,  
ACOLEC, ADHILAC, 2019, p.311  
1 Víctor Bascopé, “El sentido…op. cit., p. 273  
2
2
2 El rito es la representación del ser espiritual y se orienta intrínsecamente al plano interior,  
misterioso y enigmático del runa. En tanto que, la ceremonia es el ejercicio litúrgico ejecutado  
para impresionar al colectivo o ayllu comunitario  
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Durante el velorio suceden una serie de ritos y se destaca el  
jolgorio indescriptible que parecería irracional: ¿Cómo es posible  
que, en un funeral, los deudos jueguen, coman, rían, golpeen y bai-  
len? “La simple idea de danzar en un escenario de aflicción sería in-  
23  
sensato”. No obstante, este conjunto ceremonial durante el velorio  
24  
de los kichwa es una práctica sagrada.  
Los ritos de paso representan un conjunto de diligencias que  
simbolizan la transición en la trama vivencial. Los ritos sociales,  
como los de iniciación, matrimonio y muerte: “moldean métodos de  
afrontamiento y de atribución de significados a las diversas situaciones de  
25  
la vida y de la muerte”. En un estudio comparativo se dice:  
Cada credo religioso propone funerales, prácticas y rituales de duelo,  
formas de recordación de la persona fallecida, así como modos de  
apoyo social, religioso y espiritual para que los deudos puedan expre-  
sar su dolor, mitigar su pena y juntarse en comunidad para sobrellevar  
la soledad y la tristeza por la pérdida humana familiar. Cada religión  
inmersa dentro de una cultura propone gran diversidad de modos de  
26  
afrontamiento de la muerte y de las pérdidas de seres queridos.  
Los ritos y ceremonias mortuorias kichwas amplían los lazos  
sociales y permiten sosegar el efecto de la muerte mediante conve-  
niencias controlables, en tal razón los juegos, danzas y penitencias  
asumen funciones interpersonales que permiten restituir y fortalecer  
los vínculos sociales en los integrantes del ayllu comunitario.  
La liminaridad en el mundo andino  
La muerte marca la transición de un estado hacia otro, posi-  
blemente es entendida como un desprendimiento de la esencia es-  
2
3 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Raúl Amaguaña, Expresidente  
de la UNAIMCO-Otavalo y especialista en temas de la cosmovisión kichwa. La entrevista  
fue realizada el día 07 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
2
2
4 R. Cevallos, M. Posso, M. Naranjo, I. Bedón, & R. Soria, Cosmovisión…op. cit  
5 Cfr. Pargament en: Laura Yoffe, “Rituales funerarios y de duelo colectivos y privados, reli-  
giosos o laicos”, UNIFE, Publicaciones de Revistas de Psicología, Vol.22, N°2, 2014, p.146.  
6 Ibídem.  
2
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Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
piritual respecto del cuerpo físico; es decir que, no es el final sino el  
principio de una vida nueva y requiere franquear tres etapas: a) fa-  
27  
llecimiento del cuerpo del runa, b) el alma deja el cuerpo, y, c) cru-  
zar el puente celestial que se ajusta en una etapa de transición que  
representa la frontera y el umbral conocido como “liminar”.  
Es costumbre añeja bañar al muerto con agua de romero. La  
colectividad kichwa cree que por medio del agua se lleva a los muer-  
tos hacia el más allá, por ello se acostumbra a bañarles con flores y  
romero antes de colocarlos en el ataúd, y posteriormente, se prepara  
el amortajamiento que es realizado por las mujeres, mientras el altar  
de los difuntos adultos es tarea de los hombres del clan familiar, y la  
preparación del “cielo o altar de los angelitos” es tarea de los padrinos  
28  
de los niños fallecidos que por cariño se les denomina: angelitos.  
Los rituales son definidos como conductas de gran precisión, con gran  
cantidad de detalles, altamente estereotipadas y, a menudo repetitivas  
que connotan un sentido de control sobre uno mismo y el contexto, y  
que psicológicamente buscan reducir la ansiedad y el sentimiento de  
29  
la incertidumbre provocada por la muerte del ser querido.  
Los muertos cuidan a los vivos  
En nuestro mundo, indican los pobladores kichwa las perso-  
nas no mueren, sino que pasan a otra forma de vida, a aquella que  
los ancestros la denominan, el chayshuk pacha, donde continúan otra  
vida, es decir una vida que se anhela.30  
La muerte es el proceso de separación del alma sobre el  
cuerpo en que habitaba; este proceso es progresivo si la derivación  
es de una enfermedad; pero si la muerte es fortuita, también la rup-  
tura es rápida y violenta. Es tan amplio el escenario de la cosmovi-  
27 Deviene del genérico kichwa: y runa es el ser humano  
2
8 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Manuel de la Torre, experto  
en Educación Indígena y comunero kichwa. La entrevista fue realizada por Raúl Cevallos,  
el día 09 de febrero de 2018.  
29 Cfr. Hinde en: Laura Yoffe, “Rituales…op. cit., p.147  
3
0 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al señor Alberto Anrrango, expresidente  
de la UNORCAC y exalcalde de Cotacachi 2009-2013. La entrevista fue realizada el día 22  
de mayo de 2018 por Raúl Cevallos.  
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Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
sión indígena, por cuanto la interpretación del simbolismo libera una  
red de discernimientos que amplían la complejidad interpretativa.  
Cachiguango, por ejemplo, sostiene que:  
La propia muerte te entrega una secuela de sabiduría, que no es de  
dolor sino de alegría, en mi comunidad31 se despide al difunto con ale-  
gría para que se vaya tranquilo al chayshuk pacha; por eso, aunque la  
familia esté triste, la comunidad se despide con una fiesta; para que el  
difunto cruce sin dificultades el rio de la muerte y llegue sin problemas  
al otro mundo o chayshuk pacha; el mismo sentido tiene el juego cere-  
monial en los velorios: el espíritu deberá partir feliz para que no tenga  
ganas de quedarse en este mundo.32  
Los kichwas despiden al muerto con una fiesta para mitigar  
el vacío que deja el extinto, quien en medio de la algarabía de la re-  
alidad incierta cruzará la frontera liminal para alcanzar el surrea-  
lismo simbólico de la placidez a través de un río que ha de transpor-  
tarle hasta al paraíso.  
Los ritos funerarios refuerzan la perennidad de la comuni-  
dad andina que adquiere tintes de complejidad imaginativa, donde  
los muertos custodian y vigilan a todo el ayllu comunitario. Cruzar  
el umbral de los estadios que admite a los muertos es una aquies-  
cencia para convertirlos en mediadores entre Pachakamak o Dios y  
los mortales; esta prerrogativa que es muy preciada por los vivos  
permite elevar invocaciones para alcanzar favores celestiales. Salva-  
guardando así el phylum clánico de naturaleza social, los antepasados  
renuevan al grupo clánico y propician la armonía entre el mundo de  
33  
los vivos y el de los muertos. Los antepasados inciden sobre la con-  
ducta del ayllu comunitario, les confieren identidad, legitiman su  
posesión de tierras y recursos y se ingenian sistemas protectores, es-  
pecialmente al nivel de los ritos y las creencias, para crear la quimera  
34  
de la perennidad de un mundo a otro.  
31 Es nativo de la comunidad kichwa denominada Cotama, pertenece al cantón Otavalo-Ecuador  
32 Cfr. Cachiguango en: Jorge Elías Caro y Raúl Román, Museos…op. cit., p.312  
33 Francisco Gil García, “Donde los muertos no mueren. Culto a los antepasados y reproducción  
social en el mundo andino. Una discusión orientada a los manejos del tiempo y el espacio”,  
Anales del Museo de América, N°10, Madrid, 2002, p.60  
34 Vincent Thomas, Antropología de la muerte. F.C.E, México, México, 1975.  
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53  
Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
Que hay detrás de los muertos, es una pregunta que inquieta  
incluso a los más escépticos. Y la respuesta de que es la simple cul-  
minación del ciclo vida de los seres vivos, es una máxima que inter-  
cepta cualquier interpretación “racional”. Es el inicio de una vida  
35  
mejor y no está ubicado en el inframundo, entendido este escenario  
como el infierno, cuya valoración se articula desde el pensamiento  
canónigo católico que fue impuesta en sus fieles andinos desde el  
adoctrinamiento religioso.  
La cultura andina es la compleja composición de comporta-  
mientos y rituales, donde la muerte y su entorno se revisten de com-  
ponentes simbólicos, y ahí el acto de morirse se transmuta en un  
hecho social y cultural como lo diría Carlos Coba Andrade (1995),  
en torno al cual “se constituyen sistemas de creencias, valores y sím-  
bolos”.3  
6
Según la cosmovisión kichwa el triángulo en la tumba an-  
dina representa los tres mundos: el de arriba (hanan pacha), el de  
aquí (kay pacha), y el de abajo (urin pacha). Y no sorprende que tam-  
bién se represente en las tumbas a la cuatripartición: los cuatro suyos  
37  
o puntos cardinales: chinchay suyu, kulla suyu, anti suyu y kunti suyu,  
es decir, la cruz.  
Las culturas en su propósito de comprender su cosmovisión  
reflexionan a partir de la comprensión de la muerte y de su signifi-  
cado y principalmente lo que sucede después de esta, y allí se estima  
que a la muerte como el proceso de transición hacia una vida eterna.  
En el “chayshuk pacha” no hay dolor, ni cansancio, ni hambre, todo  
es armonía.3 Cachimuel sostiene lo siguiente:  
8
3
5 Mundo mitológico situado bajo tierra en el que viven espíritus y seres terroríficos. Según la  
literatura clásica griega, el inframundo era aquel escenario que se encontraba en los confines  
de la tierra, muchos más allá del horizonte, es decir en el fin del mundo, siendo este un lugar  
donde las almas de los muertos son llevadas para ser juzgadas según su comportamiento  
terrenal.  
36 Francisco Gil García, “Donde los… op. cit., p.60  
37 I. Garcilaso de la Vega, Comentarios Reales, Tomo I y II, A. M. Quesada, Ed. Sucre, Sucre, Ve-  
nezuela, Porrúa, 1609 (1976). p.267  
3
8 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Raúl Amaguaña, Ex-Presidente  
de la UNAIMCO-Otavalo y especialista en temas de la cosmovisión kichwa. La entrevista  
fue realizada el día 07 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Sebastián Cachimuel. La en-  
trevista fue realizada el día 21 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
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54  
Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
En nuestro mundo kichwa, se refuerza la creencia en la vida después  
de la muerte: ya sabemos cuándo van a morir ya sea nuestra mamita o  
nuestro papito, nosotros le lloramos y le decimos, cuando ya te vayas  
de aquí, no te olvides de nosotros. Ellos cuidan de nuestra vida, siem-  
pre nos protegen, por eso conversamos con ellos, como si estuvieran  
39  
vivos.  
La muerte no es la tradicional forma tétrica, lúgubre y ma-  
cabra y no creer en la vida después de la muerte sería una entelequia  
que evidenciaría el desarraigo de la cultura ancestral; de modo que  
enterrarlos con sus mejores pertenencias es una forma de creer en la  
continuación de la vida en otra dimensión.  
Los sueños y los presagios de muerte  
Se presagia los signos de la muerte a través del sueño y los  
niños imitan a los mayores y estos lubrican el sentido didáctico de  
la cultura para recrearla y preservarla. Es portentoso el acierto de los  
adultos mayores al pronosticar el futuro inmediato a través de los  
sueños que marcan la vida de los kichwas. Se predice si alguien va  
a morirse y los ancianos comprenden las contraseñas de la muerte y  
reciben con prelación mediante los sueños que actúan como un limen  
que separan la situación efímera del “iluso” y la “realidad inmuta-  
40  
ble”. “Los sueños permiten pronosticar si algún miembro de la familia va  
41  
a enfermarse y si probablemente va a morir”.  
Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Rodrigo Cabascango. La en-  
trevista fue realizada por Raúl Cevallos. La entrevista fue realizada el día 22 de marzo de  
2
018.  
Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Manuel De la Torre, Experto  
en Educación Indígena y comunero kichwa. La entrevista fue realizada por Raúl Cevallos.  
La entrevista fue realizada el día 09 de febrero de 2018.  
Jorge Elías Caro y Raúl Román, Museos entre la Historia y los Patrimonios, ACOLEC, ADHI-  
LAC, 2019.  
9 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Sebastián Cachimuel. La en-  
trevista fue realizada el día 21 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
0 R. Cevallos, M. Posso, M. Naranjo, I. Bedón y R. Soria, Cosmovisión Andina de Cotacachi, UTN,  
Ibarra, Imbabura, Ecuador, 2017.  
3
4
4
1 Esta información se obtiene de la entrevista realizada a la Señora Carmen Cumba, La entre-  
vista fue realizada por Raúl Cevallos y Michelle Cevallos. La entrevista fue realizada el día  
06 de marzo de 2018.  
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55  
Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
Existen las huellas del alma en los caminos recorridos que  
solo atinan a identificar los escogidos (yachakkuna), la presencia o  
huida de las palomas, la sobreproducción de calabazas, el viento lú-  
gubre en las tardes, el estallido de la brasa en el fogón, el volumen  
de la espuma en las deltas de los ríos, la gama de colores durante el  
amanecer y el atardecer, el color del rostro de la persona que tiene  
va a morirse; el crujir de la madera en la residencia, el canto melan-  
cólico de los aves, el tropiezo de un adulto de forma súbita y apara-  
4
2
toso. Además, las pesadillas que padecen los deudos les permite  
aseverar y advertir la presencia de almas que vienen a visitar en el  
patio de la casa” cual si fueran escenas de movimientos de levita-  
ción y transmutación.  
Ciertos animales con su inusual cualidad de percepción pa-  
recerían rubricar la muerte; por ejemplo, el ulular del búho es de mal  
augurio, así como genera honda inquietud el aullido de los sabuesos  
que a decir de los informantes perciben el espectro de las almas;  
dicho suceso está asociado a una advertencia de almas que mero-  
43  
dean “el patio de la residencia familiar” en busca de víctimas vivas.  
Cuando los perros escarban y forman agujeros en ciertos rin-  
cones de la residencia familiar inquieta a todo el ayllu, quienes vis-  
lumbran una cercana expiración de algún miembro de la familia, y,  
la presencia de mariposas de color negro ultima el presentimiento;  
al tenor de este escenario psíquico-social se desarrollan los senti-  
mientos de la cotidianidad de la vida de los kichwas de Cotacachi.  
El quehacer diario de sus pobladores se realiza a partir de la  
interpretación de los sueños, que a su vez son formas de ocultar y  
de ver una parte de la realidad corpórea del mundo de los vivos. Los  
sueños son premonitorios y son teatros en que se proyectan y se pre-  
dicen ciertos segmentos de la trama del ciclo existencial de los runas  
44  
kichwas. “En la misma sucesión hay sueños que corresponden al escena-  
4
4
4
2 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Sebastián Cachimuel. La en-  
trevista fue realizada el día 21 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
3 R. Cevallos, M. Posso, M. Naranjo, I. Bedón y R. Soria, Cosmovisión Andina de Cotacachi, UTN,  
Ibarra, Imbabura, Ecuador, 2017.  
4 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Luis Cachiguango, Técnico en  
saberes ancestrales andina y lingüista kichwa. La entrevista fue realizada el día 17 de agosto  
de 2018 por Raúl Cevallos y Michelle Cevallos.  
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56  
Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
rio del género; por ejemplo: comer semillas de calabaza está asociado a la de-  
4
5
saparición de una de las niñas más queridas”, que pueden hijas, her-  
manas, tías o sobrinas.  
La premonición expresada mediante los sueños constituye  
una representación hierática, o rígida que advierte acontecimientos  
axiomáticos o de gran claridad; por ejemplo: Soñar que se derrumba  
desde un acantilado; el esparcimiento de la gente en el desconcierto;  
el recogimiento de las piezas dentales a granel, animales de color  
negro y con la boca llena de sangre, el zarandeo de tierra hacinada;  
la cosecha descomunal de calabazas, entre otros casos, son manifes-  
46  
taciones oníricas que avecinan un desenlace terminal.  
El velorio y los juegos mortuorios  
La muerte como un hecho social propicia un análisis antro-  
pológico para entender su dimensión simbólica en que se distingue  
a los juegos funerarios como rituales lúdicos resilientes o adaptativos  
a la situación adversa de la muerte. “Los indígenas tenían la tradición  
de hacer el pakarikuk, que consiste en velar al finado durante cinco días”.4  
7
En ese tiempo no dormían, ayunaban, hacían cánticos lastimosos, y  
también actividades para vencer el sueño. El juego del huayro [wayru]  
era uno de ellos […]. Hacen el pacaricuc [pakarikuk] que es velar toda  
la noche, cantando endechas con voz muy lastimosa; unas veces a coros  
y otras cantando uno y respondiendo todos los demás. El pacaricuc  
suele durar cinco días, en los cuales ayunan, no comiendo sal ni ají,  
sino maíz blanco y carne, y juegan el juego que llaman la pisca o el  
huayro, tomando el nombre de los cinco días, que emplea unos palillos  
con diversas rayas, y no entiendo que tienen más misterio que para di-  
vertir el sueño, y al cabo de estos cinco días van a lavar la ropa que  
dejó el difunto al río”.48 Hartmann rescata este fragmento para explicar  
45 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón y Rolando Soria, Cosmovisión…  
op. cit., p. 192.  
6 Ibid., p. 92.  
4
4
7 R. Hartmann, Juegos de velorio en la Sierra ecuatoriana. https://www.iai.spk-berlin.de/fi-  
leadmin/dokumentenbibliothek /Indiana/Indiana_6/IND_06_Hartmann.pdf. p. 225.  
8 Pablo Joseph Arriaga, La extirpación de la idolatría en el Perú, Colección de Libros y documentos  
referentes a la historia del Perú, Lima, 1621, p.216  
4
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57  
Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
cómo veían los europeos de la época estas prácticas y, además, para  
dejar constancia de que se trata de una tradición prehispánica. Cómo  
se jugaba En el libro de Hartmann se confirma que el término huairu  
.
es de origen prehispánico, que se trata de una actividad de dado, “lo  
confirma Fray Martín de Murúa,49 indicando que jugaban estos indios  
con un solo dado, que llaman la pichka, de cinco puntos por un lado,  
uno por otro, dos por otro y por otro tres, y el lado cuatro, y la punta  
con una cruz vale cinco, y el suelo del dado, veinte, y así se juega hoy  
en día, y esto lo usan así los indios como las indias; aunque fuera de  
50  
conejos, que ellos llaman cuyes; no juegan cosas de plata.  
El juego de la “chunkana” hace referencia al mismo juego co-  
nocido en la región andina, especialmente en el Perú con el nombre  
51  
de pichka, y amplía el escenario de la interpretación, González Hol-  
guín (1608, I tomo: 196 y 284): pichca, como un juego de dados, y  
huayru o ppichcca52 como juego de naturales, y huayru: el mayor  
53  
punto, o el mejor que gana. El “chunkana” es el juego matriz en el  
ritual lúdico funerario para adultos, y varía según los pisos ecológi-  
cos en que se asienta la comunidad indígena. La participación de los  
jugadores es voluntaria, y se caracteriza por el nivel compulsivo y  
brusco. El maestro de ceremonias determina las reglas a partir de la  
chunkana” que es el prefacio de los diferentes juegos. A partir de la  
chunkana” se seleccionan a los perdedores y ganadores, y durante  
el desarrollo de los juegos, se requiere de dos grupos de voluntarios,  
generalmente son grupos de seis o más miembros, quienes despúes  
de realizar la jugada de partida que es la chunkana, escenifican tea-  
tros y sainetes con representaciones de animales domésticos y sal-  
vajes. Al escenificar estos ritos lúdicos durante el velatorio se crea  
una atmósfera paliativa y de amplia distracción. Los “jugadores”  
4
9 Martín de Murúa, Historia del Perú. (M. B. Gaibrois, Ed.), DASTIN.S.L., Madrid, España, (1590)  
001, p. 226. Citado en R. Hartmann, Juegos de velorio en la Sierra ecuatoriana.  
https://www.iai.spk-berlin.de/fileadmin/dokumentenbibliothek/Indiana/Indiana_  
/IND_06_Hartmann.pdf.  
2
6
50 Ibid.., p.226  
51 Santiago Ordóñez, El juego del huayru o pishca, FLACSO, CBC COLEGIO ANDINO, Quito,  
2
004.p., 11  
5
2 Esta última palabra lo escribe con doble –p, y –c. ppichcca  
53 D. González Holguín, Vocabulario de la Lengua Quichua I. Corporación Editora Nacional Quito,  
(1608), 1993.  
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58  
Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
contribuyen en la sacralización del interfecto, ya que los juegos con-  
tribuyen ostensiblemente en “el indulto para la absolución de los pe-  
cados del muertito”.54  
De La Torre afirma que los juegos son generalmente bruscos:  
Nos golpeamos por los pecados para resarcirlos y se juega por un deber  
moral, es decir para acompañar y alegrar a los sucedidos; entre los  
acompañantes y los más alentados y entre quienes ya vienen prepara-  
dos para jugar nos reunimos y formamos parejas, mejor si son una do-  
cena, es decir seis por cada lado.55  
Históricamente, se conoce que el huayro [wayru] era un hue-  
so del fémur de ser humano, generalmente de un jefe de familia y que  
por sí solo generaba temor y acatamiento para manipularlo. El maes-  
tro de ceremonias más conocido como tayta maitro estaba autorizado  
para exponer el dispositivo mortuorio con destreza y habilidad única.  
Arriaga se refiere a pichka, que se traduce como cinco. (pisca)  
viene de los cinco días que dura el Pakarikuk (velorio), cinco días en  
56  
los que el alma ronda el mundo de los vivos. Cobo también men-  
ciona al huayru que equivale a “uno” …al modo que entre nosotros  
se dice /as/…”, es decir al número máximo que otorga las ganancias,  
es en estos números (uno–as y cinco) en los que se equilibra el mundo  
de los vivos y el de los muertos. De modo que, [pisca] significaría el  
mejor, el más grande, solo comparable a sumaymana de la lengua ki-  
57  
chwa, que significa belleza infinita. Lanzaban el wayru hacia el ta-  
blero, si caía de pie el concursante ganaba. “Sí, sí, se paró”, gritaban  
los presentes. En medio de la algarabía, el ganador recibía el dinero,  
58  
que estaba destinado a comprar “aguardiente para dárselo a los deudos”.  
54 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Sebastián Cachimuel. La en-  
trevista fue realizada el día 21 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
5
5 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Manuel De la Torre, Experto  
en Educación Indígena y comunero kichwa. La entrevista fue realizada por Raúl Cevallos.  
La entrevista fue realizada el día 09 de febrero de 2018.  
56 Pablo Joseph Arriaga, La extirpación… op. cit., p. 60.  
57 Santiago Ordóñez, El juego del huayru o pishca, FLACSO, CBC COLEGIO ANDINO, Quito,  
2004. p. 12  
Bernabé Cobo, Historia del nuevo mundo, BAE, Lima, 1653 (1954).  
8 R. Harthmann y U. Oberem, “Aportes…op. cit.. p .67.  
5
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59  
Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
Los parientes sufragan los gastos para cumplir con el velorio.  
Cómo es costumbre kichwa, los rituales mortuorios se ensamblan en  
el sistema antropológico de la práctica de dones de carácter univer-  
sal: dar, recibir y devolver. En este ejercicio de economía moral pro-  
pio de los kichwas actúan todos los integrantes del ayllu comunitario  
ante los deudos y viceversa, y se recauda suficiente comida cruda y  
cocida tanto de sal como de dulce para atender a los asistentes du-  
rante las noches del velatorio.  
Durante el velorio, y cerca de la media noche, y después de  
que los adjuntos se abastecen tanto de alimentos y bebidas con sobra  
59,60  
de abundancia, entonces también corresponde “la pagana”.  
En-  
tonces se sufraga lo recibido y se paga mediante la participación en  
la serie de juegos mortuorios, con la chunkana, que es el prefacio lú-  
dico que marca el inicio de juegos mortuorios y en la cual los perde-  
dores deben cumplir una serie de penitencias.  
Existen variantes en las reglas de los juegos, y sin duda, tam-  
bién entre una localidad y otra difieren con nombres diferentes o son  
simplemente distintos. Se conforman dos grupos similares de hasta  
seis personas por bando. Cevallos en un estudio sobre el tema de los  
finados, encontro que:  
Cada grupo designa un cabecilla que dirige el juego. En tanto, el maes-  
tro de ceremonias procede a quemar una cara de seis granos de maíz  
en el tenue fuego de una vela, e inmediatamente reparte doce granos  
de maíz a cada jugador. El cabecilla del grupo reúne los granos de maíz  
en un cúmulo, y se inicia el juego […] los representantes de cada grupo  
lanzan seis granos de maíz sobre una sábana de color blanco, y depen-  
diendo del resultado se recauda los granos acumulados del montón de  
uno de los jugadores. El dirigente del grupo arroja los granos de maíz  
hasta por tres veces ocasiones seguidas y recolecta los granos de maíz  
de los jugadores de su conjunto. El turno del juego se realiza en sentido  
de las manecillas del reloj. Por cada color negro de los granos de maíz,  
se recauda un grano de cada jugador. Si el resultado es de seis granos  
5
9 Pagana, del infinitivo y de acción del verbo en español: pagar. Usualmente existen términos  
o léxicos del kichwa que son refonetizaciones del español, ejemplo. Pagana.  
0 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Manuel De la Torre, Experto  
en Educación Indígena y comunero kichwa. La entrevista fue realizada por Raúl Cevallos.  
La entrevista fue realizada el día 09 de febrero de 2018.  
6
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60  
Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
del lado del maíz quemado, entonces se alcanza un triunfo que se de-  
nomina yana wasi o casa negra, y se recaudan seis pares de granos. Si al  
arrojar los seis granos, estos caen del lado no quemado, se alcanza una  
yurak wasi o casa blanca; entonces se recauda doce pares de granos. Los  
ganadores del juego dicen ñami wasichirkanchik, ya hicimos una casa.  
Vence la partida del juego, quien termina con los granos acumulados,  
y durante las partidas de los juegos en la noche, es costumbre cambiar  
la serie de juegos. El grupo vencedor pide al maestro o tayta maitro que  
61  
castigue a los perdedores con penitencias.  
Con respecto al juego del maíz quemado, según Luis Cachi-  
guango: los granos de maíz se arrojan cual dados sobre una sábana  
de color blanco y propicia para rituales funerarios. Si los granos de  
maíz caen todos con la cara quemada o no, equivale a establecer al  
grupo ganador o perdedor, donde los vencidos necesariamente  
deber ser castigados.  
Generalmente el primer castigo es indultado, pero inmedia-  
tamente el segundo castigo, se aplica como derecho del muerto, por  
lo cual, uno de los jugadores deberá arrodillarse ante el ataúd y de-  
berá rezar en voz alta y quejumbrosa.  
El tayta maestro establece el primer castigo denominado  
Allku shuwa”, que consiste en visitar la casa de una de las vecinas  
que por su temperamento sea impetuosa, y allí el penitente caminará  
cual perro raptor, simulará caminar en cuatro patas y con la lengua  
afuera hasta que llegue a la habitación de la susodicha y de allí en  
medio de la noche cual cleptómano deberá sustraerse alguna prenda  
y llevar al lugar del rito. Así se realiza con los siguientes juegos de-  
nominados: Allku shina, Batanari, Chirlu nanay, Chuspita hapina,  
Kuchi mama, Larka yakuta yallina, Uturunku shina, Ñawsa ukucha,  
Michata hapi, Wamprakunapak pukllay, Kari atallpa pukllay, Paya  
rukupash hillukuna, Kurikinkuna, Sawri yallichik, Wallinku  
62  
pukllay.  
61 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón y Rolando Soria, Cosmovisión An-  
dina de Cotacachi, UTN, Ecuador, Ibarra, Imbabura, 2017, p.195  
6
2 La traducción al kichwa es Raúl Clemente Cevallos. Todos los juegos mortuorios se realizan  
por orden de los vencedores y tienen como testigo de honor al Tayta Maytru; los juegos son  
los siguientes: Allku shina (Cómo un perro), el penitente para pagar la penitencia realizará  
todos los ademanes de un perro; Batanari (latigazos) el penitente recibe fuetazos en los mus-  
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61  
Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
El velatorio del “angelito” o niño kichwa  
La tradición de velar a “los angelitos”, está cargada de un  
conjunto expresiones figuradas que para el común de los “raciona-  
les” es una irracionalidad cultural visto desde el mundo occidental.  
Esta práctica mortuoria, la de llorar y bailar se realiza en medio de  
fandangos musicales. El propio ritual de bailar la danza de la muerte  
del “angelito” ayuda a resistir el dolor de los padres, considerando  
que el niño al morir se convierte en un “ángel”.  
Parecería irracional que, en un funeral, los kichwas bailen.  
Desde el contexto de “la racionalidad occidental”, la simple idea de  
la cadencia o movimiento del cuerpo en un pasaje de duelo se con-  
sideraría insensato; sin embargo, sucede que es una práctica cultural  
eminentemente consagrada a los angelitos en el mundo andino. Allí  
en esa reunión se come, se bebe y se juega. Hay ganadores y perde-  
dores. El penitente o perdedor debe forjar regocijo, como una forma  
63  
de hacer menos doloroso el infortunio en los deudos.  
los; Chirlu nanay (dolor por un chirlazo) el penitente realiza ademanes exagerados al recibir  
chirlazos en su rostro; Chuspita hapina (Coger un mosco), el penitente debe buscar y encon-  
trar un mosco vivo y entregar al juez; Kuchi mama (Chancha madre), el penitente simula  
ser una chancha madre y dará de lactar a sus críos y se produce una total algarabía; Larka  
yakuta yallina (Atravesar la sequía de agua), el penitente intenta pasar sobre las piernas de  
los acompañantes y estos lanzas patadas al cuerpo del jugador; Ñawsa ukucha (ratón ciego),  
el penitente es tapado los ojos y camina sin rumbo mientras todos lo pellizcan en el cuerpo;  
Uturunku shina (Como si fuese oso), el penitente imitará los movimientos del oso para agre-  
dir a los jugadores; Michata hapi (Tomar el fuego), el penitente deberá encontrar una vela  
encendida que está en algún lugar del territorio en juego; Wamprakunapak pukllak (Juego  
de adolescentes), el penitente deberá escuchar con los ojos vendados y realizar cualquier  
juego que le asignen los jugadores; Kari atallpa pukllay (Juego del gallo), el penitente deberá  
imitar los movimientos cuando el gallo pelea y lo hace contra los jugadores; Paya rukupash  
hillukuna (Los viejos golosos), los penitentes intentan atrapar la comida con su boca, pero  
sus movimientos deben ser como de los viejitos, es decir lentos e imprecisos; Kurikinkuna  
(Los curiquingues), los penitentes deben bailar pero raspar el piso ya sea con los pies o con  
las manos imitando al ave kurikinki; Sawri yallichik (Enhebrar la aguja), el penitente debe  
enhebrar una aguja en un tiempo determinado en un lugar no muy claro ni muy oscuro, y  
finalmente, Wallinku pukllay (Juego del conejo), el penitente deberá perseguir a su comida  
que se esconde cual pañuelo en las espaldas de los jugadores, y cada uno esto pasa al si-  
guiente jugador a fin de que el penitente no logre alcanzar su objetivo.  
3 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Raúl Amaguaña, Ex-Presidente  
de la UNAIMCO-Otavalo y especialista en temas de la cosmovisión kichwa. La entrevista  
fue realizada el día 07 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
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Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
64  
En las costumbres funerarias según Paúl Rivet la música y  
la danza de los fandangos recrea y aplaca el sentimiento del duelo  
infantil y los juegos mortuorios nocturnos son preludios que permi-  
ten llegar al ritual lúgubre en la hora del alba, denominado wantyay,  
que es el ritual más sacrosanto de los kichwas; se evoca esta onoma-  
topeya. El tayta maestro invoca la plegaria hierática en dirección  
hacia los cuatro puntos cardinales, e inmediatamente todo el ayllu  
comunitario que acompaña en el velorio responde en coro: ¡want-  
yay!. Por su eco ensordecedor es lúgubre. A decir de los comuneros,  
cuando gritan la onomatopeya sagrada, es como una llave que per-  
mite abrir la puerta del otro mundo.  
No obstante, los rituales cambian en el contexto de los niños,  
y además la tradición funeraria de la muerte infantil se la conoce  
como el velorio del “angelito”, el mismo que es velado en un altar o  
cielo.6  
5
Cuando fallecía un “angelito” sin recibir la comunión bau-  
tismal “cristiana” no debía ingresar a la iglesia católica para recibir  
las exequias funerales; y mediante un subterfugio desconsolado se  
lograba sepultarle en la oscuridad de la noche. Se prohibía cualquier  
homilía como precepto religioso, y ante semejante situación algunos  
indígenas sepultaban a los “angelitos” en lugares inhóspitos de la  
comunidad. La madre del “angelito” juntamente con el padrino y  
los demás asistentes de la contradanza acompañan a danzar el ritmo  
del fandango: Parecería irracional que, en un funeral los deudos ki-  
chwas bailen; desde la trama de “la racionalidad”, la simple idea de  
la cadencia o movimiento del cuerpo en un contexto de la danza y  
la contradanza se consideraría insensato; sin embargo, sucede que  
66  
es una práctica cultural de los kichwas norandinos. La obligada co-  
64 Paúl Rivet, Costumbres funerarias de los indios del Ecuador (Provincia del Azuay), Campaña Na-  
cional Eugenio Espejo por el libro y la lectura, Cuenca, 1910  
6
5 Esta información se obtiene de la entrevista realizada a la Señora Luzmila Zambrano, Lin-  
güista kichwa, la entrevista fue realizada el día 12 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos, y al  
Señor Nicolás Flores, músico flautero, la entrevista fue realizada el día 18 de diciembre de  
2021.  
6
6 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al señor Raúl Amaguaña, expresidente  
de la UNAIMCO-Otavalo y especialista en temas de la cosmovisión kichwa. La entrevista  
fue realizada el día 07 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
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Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
rrespondencia entre la melancólica arpa y el rigor corporal en que el  
tronco es inflexible y donde solo se chocan las manos en forma cón-  
cava y convexa como una manera de repeler a los espíritus que me-  
rodean el desconsuelo de la familia afligida. Es acompasado por la  
música del wawa wañuy o funeral infantil, cuyo suceso musical sa-  
grado es llamado fandango.  
Los padrinos amortajan al “angelito” como cumplido pós-  
tumo y aseguraran la alianza fraterna con los compadres contra-  
tando a los músicos que, usualmente, interpretan fragmentos  
musicales de fandangos. Además, componen el altar de carrizo ma-  
chacado que se traba con watu y se prepara sobre una mesa el cuerpo  
del angelito, y se configura de forma semicircular y se cubre con re-  
67  
bosos de la madre. En la entrada del altar semicircular se cubre con  
claveles y flores de color blanco, y la urna mortuoria es introducida  
en su interior en donde yace el niño diferente con su rostro descu-  
bierto.  
Se acostumbra a notificar el hecho sombrío a los padrinos del  
niño o niña hasta los 12 años; ellos asumen la “responsabilidad” hie-  
rática de elaborar y arreglar el altar donde se situará al sarcófago con  
el “angelito”. Sin embargo, la madre del angelito en una escena en-  
ternecedora solloza con esta homilía:  
Mi hijito querido,  
Mi amorcito precioso,  
Mi niñito amado,  
¿
¿
¿
¿
Por qué me abandonas?,  
Con quién me quedaré, ahora?,  
Quién llenará tu ausencia?  
Con quién reiré?  
Ahora, me quedo en la profunda soledad,  
Avecilla, donde te irás,  
Me dejas con mi soledad aterradora  
¿
Cómo viviré sin ti?  
¿Como serán mis días sin ti?  
67 Prenda de vestir para cubrir el cuerpo de las mujeres kichwas.  
BOLETÍN ANH Nº 208-A • 43–76  
64  
Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
Mi hijito queridito  
Cómo viviré sin ti?  
Mi hijito queridito…  
¿
68  
Mientras avanza la noche del velorio, el padrino baila con la  
madre del “angelito”, y la madrina con el padre de este. Acoplar la  
danza de los cuerpos en que sincronizan el dolor y el llanto ante la  
69  
armonía de los pasos y el golpe de las manos, es simplemente incon-  
mensurable.  
El desconcierto de la muerte y las afirmaciones referidas en  
el velorio del “angelito”, proporcionan a los deudos un hálito de en-  
tendimiento que permite fraguar estrategias de tenacidad para supe-  
rar el vacío de la expiración y se asignan simbolismos interpretativos  
para no sollozar. Esta adversidad razonada es un acontecimiento de-  
70  
coroso ya que el “angelito” desde el “chayshuk pacha” custodiará  
la vida de sus familiares; se dice que el llanto de la madre genera aflic-  
ciones al “angelito”; en tal razón, en un plano de resiliencia emocional  
inconmensurable se disfrutará del fandango para ocultar el dolor.  
El velorio de los niños se efectúa en el mismo rango ceremo-  
nial que el de los adultos, y en la última noche de velación, se inci-  
nera todos los recuerdos del niño, se quema la “ropita”, el “altarcito”  
se arroja a la quebrada para que otros niños no sigan los mismos  
pasos del “muertito”. Las mujeres cargan grades equipajes de co-  
mida sobre sus espaldas, cuyos alimentos se intercambian en el ce-  
71  
menterio mientras sepultan al muerto.  
En la estructura lingüística del kichwa ecuatoriano existen  
2 morfemas que conforman la cadena sintagmática de la organiza-  
7
ción gramatical, morfológica y sintaxica. Allí hay dos morfemas qui-  
zás únicos. El primero es el morfema lla- indica ternura y aprecio  
infinito, y el morfema ku-, que es un diminutivo que indica afecto  
6
6
8 Grabación registrada en el contexto de la familia del autor, el 14 de marzo de 1999.  
9 La palma de la mano izquierda en posición a la altura del pecho de la mujer es golpeada  
suave y rítmicamente al tenor del fandango con la mano derecha, pasito adelante y pasito  
para atrás.  
7
7
0 Traducción del autor: deviene de la lengua kichwa y se contrasta como el paraíso celestial.  
1 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor René Zambrano, Lingüista ki-  
chwa. La entrevista fue realizada el día 12 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
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Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
72  
constante. El uso de los diminutivos en el contexto semántico ge-  
neral de los kichwas es permanente, por ello se habla del “muertito”,  
del “angelito”, del “wawitu, de los “niñitos”, etc., por cuanto deno-  
tan afecto extremadamente apacible. Y el uso del morfema –lla- es  
exclusivo, solo para casos fortuitos, es comparable solo a aquello que  
es sutilmente tierno. Usado generalmente para los niños como una  
forma de decorar la ternura y el amor profundo.  
“Wantyay” el ritual excelso de los kichwas  
El ritual del wantyay, considerado el más excelso de los ri-  
tuales del mundo kichwa se disgrega de los juegos mortuorios, por  
cuanto su propia solemnidad es una prerrogativa magnífica, y su ex-  
clamación extremadamente tétrica provoca el aullido infinito de los  
perros en un perímetro incalculable; se creería que las fuerzas telú-  
ricas de la Pacha Mama se agitan y se conmueven ante el dolor infi-  
nito de sus hijos en la consumación de este ritual, como parte del  
conjunto ceremonial previo al traslado del difunto tanto a la iglesia  
católica como al cementerio del pueblo.  
El proceso de esta ceremonia se efectúa de la siguiente ma-  
nera: En la última noche de vigilia al difunto, ya sea “angelito” o  
“adulto”; los familiares y allegados preparan el ritual más trascen-  
dente del velatorio. Aproximadamente a las cinco de la mañana se  
realiza el rito de despedida al ser querido; mediante esta liturgia de  
evocación denominado wantyay se eleva plegarias en coro y es vo-  
73  
calizado por todos los integrantes de la familia.  
En la última noche de velación, a la hora del alba se efectúa  
el wantyay y se realiza en el patio de la residencia enlutada, y bajo la  
potestad directiva del maestro de ceremonias los asistentes claman  
cánticos en dirección al firmamento; el personaje principal de la ce-  
remonia armoniza el ulular del caracol y las veces que lo hace en di-  
rección del itinerario astral: chinchay suyu, anti suyu, kulla suyu, y  
kunti suyu. En cada eje del punto cardinal que inicia desde el norte,  
7
7
2 Luis Montaluisa, Ñukanchik Shimi, TINKUI-CONAIE, Quito, 1990.  
3 Jorge Elías Caro y Raúl Román, Museos…op. cit.  
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Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
oriente, sur y occidente, despúes de exhalar el claxon inmediata-  
mente clama ¡¡wantyay!!; y los acompañantes al tenor de un coro cla-  
moroso entonan nuevamente: ¡¡wantyay!!, ¡¡wantyay!!, ¡¡wantyay!!  
La entonación de la onomatopeya ¡¡wantyay!! se consagra al  
difunto al exclamarse hacia los cuatro horizontes, como una forma  
de saludar a Pachakamak Creador del Universo Indígena. El clamor  
luctuoso denominado wantyay, es una imploración a las almas de los  
familiares que precedieron este desplazamiento simbólico. Las loas  
como la antífona comunitaria son imploraciones que “permiten abrir  
el portal de la dimensión sagrada donde habitan sus antepasados, quienes  
al escuchar las prerrogativas de los suyos descenderán al mundo de los vivos  
para llevarse el alma del difunto”.74  
La plegaria del wantyay es una forma de aproximarse a los  
ancestros: La invocación que fonéticamente es lúgubre se vocaliza  
para que vengan a llevarle y acompañen a quien ha fallecido, ya que  
este no conoce el camino del “chayshuk pacha”. Se grita o se clama  
varias veces, entonces los “perritos” de las comunidades cercanas  
comienzan a aullar, e inmediatamente la colectividad considera que  
los abuelos fallecidos ya escucharon la plegaria comunitaria y se dice  
que ya han venido a “llevarse” al muerto.75  
Posterior al ritual vocalizado y coreado, los participantes  
proceden a desayunar para trasladarse tempranamente hacia la igle-  
sia y después al cementerio del pueblo. El tayta, maestro, inmedia-  
tamente, ordena que en el ajuar funerario se incorpore un plato de  
barro y una cuchara, gavillas de ruda y romero; ramo y laurel, agua  
bendecida, sogas de cabuya, agujas con una variedad de hilos de co-  
lores diferentes, una palita, martillo, flautas, semillas de granos, y  
ciertas monedas para pagar su ingreso hacia el chayshuk pacha.  
74 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Sebastián Cachimuel. La en-  
trevista fue realizada el día 21 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
7
5 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Luis Cachiguango, Técnico en  
saberes ancestrales andinos y lingüista kichwa. La entrevista fue realizada el día 17 de agosto  
de 2018 por Raúl Cevallos y Michelle Cevallos.  
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Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
El entierro kichwa  
Los amigos más cercanos del difunto cargan sobre sus hom-  
bros el féretro y giran alrededor de la residencia en que se efectuó la  
velación. En los ajetreos de la despedida del difunto es usual que se  
olviden incluir en el féretro algún objeto de valor del que en vida  
fue; entonces no ha de sorprender que se incorporen dichos objetos  
en la caja de otro fenecido, como una forma de encargo para que, al  
llegar a la otra dimensión ceda el encargo o comisión comunitaria, y  
en la despedida del “otro difunto”, los familiares suplican recurren-  
temente que cumpla tal comisión. Según la tradición kichwa, si el  
encargo no se cumpliere es fuertemente castigado por los dioses del  
76  
panteón andino, no a los muertos, sino a los vivos.  
Una vez que el cuerpo esté bien preparado para que el alma tenga  
un viaje sin percances, se acompaña al cuerpo del difunto para su entie-  
7
7
rro”. Seguidamente, las deudas y acompañantes, se dirigen hacia  
la iglesia en largas hileras de mujeres y hombres y detrás de ellos la  
caja fúnebre con destino final: el cementerio donde se procede a se-  
pultar al difunto durante las horas de la mañana, diferente al tiempo  
de los rituales del pueblo mestizo, que usualmente se lo realiza por  
las tardes.  
Ya en el cementerio se abre el ataúd, ya que según sus creen-  
78  
cias el difunto “contemplará por última vez a la Pacha Mama”. Es  
una forma de profundizar el sentido identitario y exclusivo de la cos-  
movisión andina. Y al cerrar de forma definitiva se ubica en la fosa  
que es excavada por sus familiares; el tayta maestro toma una porción  
de la Allpamama y arroja sobre la caja, y en una escena conmovedora,  
los más allegados uno a uno toman una paleta con tierra para arrojar  
en la fosa. Y se concluye con un responso al estilo católico.  
A continuación, las mujeres entre sollozos y mensajes ento-  
nados dan cuenta de los episodios cotidianos y maravillosos del di-  
funto. Si quedó un residuo o porción de tierra sobre la sepultura no  
7
7
7
6 Cfr. Cevallos por Jorge Elías Caro y Raúl Román, Museos…op. cit., p.178  
7 Víctor Bascopé, “El sentido de la muerte…op. cit., p. 13  
8 Esta información se obtiene de la entrevista realizada a la Señora Magdalena Fuerez. Dirigenta  
Indígena. La entrevista fue realizada el día 22 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
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Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
faltan los malos augurios; se cree que el alma del extinto pretende  
llevarse el alma de un integrante familiar, por ello se exige que api-  
sonen la tierra mientras se entierra.  
A partir de esta apreciación se alude a Bascopé quien mani-  
fiesta sobre el entierro:  
Hay signos que pueden presentarse con relación al mismo cuerpo del  
finado, como el peso y las dificultades que pueden ocasionarse en el  
camino. Es probable que el alma del difunto esté deseosa de llevarse a  
otra alma de los vivos. En este caso, los sabios tendrán que hacer algu-  
nos ritos para solicitar al alma que se va, que no robe otra alma de los  
presentes o de sus familiares; no sea que alguien se muera antes de  
79  
haber cumplido con toda su misión en este mundo.  
A continuación, entre los asistentes se imparte comida de sal  
y de dulce y se intercambia productos de maíz, carnes, papas y  
queso. No se acostumbra el entierro en bóvedas, por cuanto se con-  
sidera que el muerto vegetará cual presidiario, se prefiere sepultar  
en la “Allpa Mama”. Hasta la última morada, la comitiva comunita-  
ria y los familiares acompañan a los deudos. No es un compromiso  
al contrario es un deber se dice frecuentemente mientras se retorna  
a la residencia del duelo. Los ritos no concluyen: se barre la casa, se  
limpia el altar se lava la ropa del extinto. Los rituales de manera  
siempre estarán acompañados de abundante comida.  
El wakcha karay80  
El día de la conmemoración de las almas, o “wakcha karay”  
es una ceremonia funeraria multiforme tiene puntos comunes en la  
79 Víctor Bascopé, “El sentido de la muerte…op. cit., p.274  
8
0 Los deudos de los finados comparten la comida con “sus muertos”. A esta práctica se la de-  
nomina Wakcha karay, que es la ofrenda de comida y bebida de los familiares y amigos hacia  
las almas. También se le conoce como la ofrenda a los desamparados. De esta manera, se re-  
fleja en la cosmovisión indígena la creencia de que tras la muerte física hay una segunda  
vida. Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Alfonso Morales. Presi-  
dente de la UNORCAC-Cotacachi. La entrevista fue realizada el día 22 de marzo de 2018  
por Nhora Benitez, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria y Raúl Ceva-  
llos.  
BOLETÍN ANH Nº 208-A • 43–76  
69  
Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
81  
zona andina”. (Ordóñez, 2004). Este acto social es conmemorativo,  
se recapitula el primer lunes de cada mes y durante toda la vida; en  
este ritual se comparte comida dulce y salada y se intercambia con  
familiares y orantes en conmemoración de los difuntos.  
El recuerdo de la partida se celebra en el cementerio del pue-  
blo que tiene un territorio sacralizado para los “blancos” y otro es-  
pacio para los “indígenas”. Apenas a una semana de la partida del  
difunto, se rememora el “wakcha karay”, ahí se formulan los niveles  
de reciprocidad: dar, recibir y devolver alimentos como bebidas en  
memoria del extinto.  
Comida para los muertos  
A través de los ritos prehispánicos y católicos se recrean cos-  
tumbres y tradiciones, como la de rendir culto a sus muertos ofre-  
ciéndoles comidas y bebidas. La tarde del primero de noviembre, el  
trajín de la familia kichwa es incuestionable; se prepara el altar o  
mesa en la que sirven variadas y exquisitas comidas sustanciosas,  
las infaltables tanta wawas, y diferentes figuras de animalitos. Se en-  
82  
cienden cuatro velas que adornan cada esquina de la pampamesa, y  
83  
se reúnen los familiares directos para efectuar el rito.  
Despúes de la cena, todos callan y en posición de obediencia  
se procede a rezar y desde la profundidad de su interior, se implora  
a los difuntos predilectos para que prueben la comida preparada y  
servida en la “pampamesa”. Durante el silencio solemne, los ki-  
chwas están convencidos que este ritual, “es el tiempo de comunicación  
84  
con los muertos”, el fuego de los cirios parpadea, entonces unos so-  
llozan y otros suspiran porque se estima que los invitados del más  
allá han logrado entrar a la habitación donde tienen efecto el ritual.  
85  
Ellos vienen a saborear el aroma de las comidas”, es decir la esencia de  
los sabores de los diferentes productos sobre la mesa.  
8
8
8
1 Santiago Ordóñez, El juego del…op. cit., p.13  
2 Mesa con comida y bebidas para consagrar en honor a los fenecidos.  
3 Esta información se obtiene de la entrevista realizada a la Señora Esperanza Vaca. Comunera  
kichwa. La entrevista fue realizada el día 16 de agosto de 2018 por Raúl Cevallos.  
4 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Nicolás Flores, músico flautero.  
Este profesional fue entrevistado por Michelle Cevallos y Raúl Cevallos. La entrevista fue  
realizada el día 18 de diciembre de 2021.  
8
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70  
Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
La noche del 01 de noviembre se torna densa, los aullidos de  
los perros y el cantar de los gallos elucubran una atmosfera de re-  
cuerdos y añoranzas más que de temor y dudas. Al día siguiente, al  
abrir la puerta de la habitación de la mesa servida, se evidencian  
huellas de las almas, la noche anterior se tiró ceniza en el piso para  
acreditar lo que se estima sobre los visitantes del más allá y en la ma-  
ñana se desayuna con veneración religiosa los alimentos consagra-  
dos y degustados por los espíritus.86  
Conversando con los muertos  
Las mamakuna o mujeres mayores apenas despunta el día  
87  
desfilan hacia la “ayapampa” ; cargan sobre sus espaldas grandes  
quipes” o bultos de comida, principalmente de maíz y sus diversas  
preparaciones: mote, tostado, humitas, choclos, y aderezos como fré-  
jol, papas, huevos, carnes y colada morada, así se desplazan pesa-  
damente desde las comunidades kichwas hacia el cementerio del  
pueblo.  
En el ayapampa las mamakuna lloran junto a la representación  
de la cruz católica de cuyo subsuelo prorrumpirá el difunto de su  
lugar sacrosanto hasta ascender hacia el kay pacha en cuyo lugar co-  
merá y compartirá mientras escucha todo aquello que sucedió desde  
el tiempo de su partida. Según la costumbre de los kichwas “el muer-  
tito” comerá y beberá todos los productos cocidos que son situados  
alrededor de la cruz, como lo sostienen.88  
8
5 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Luis Cachiguango, Técnico en  
saberes ancestrales andinos y lingüista kichwa. La entrevista fue realizada el día 17 de agosto  
de 2018 por Raúl Cevallos.  
86 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Migue Naranjo, Iván Bedón y Rolando Soria, Cosmovisión…op.  
cit.  
8
8
7 Traducción de Michelle Cevallos y deviene del kichwa: Cementerio.  
8 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Raúl Amaguaña, Ex-Presidente  
de la UNAIMCO-Otavalo y especialista en temas de la cosmovisión kichwa. La entrevista  
fue realizada el día 07 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Alberto Anrrango, Ex Presi-  
dente de la UNORCAC y Ex Alcalde de Cotacachi 2009-2013. La entrevista fue realizada el  
día 22 de mayo de 2018 por Raúl Cevallos.  
Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Manuel De la Torre, Experto  
en Educación Indígena y comunero kichwa. La entrevista fue realizada por Raúl Cevallos.  
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71  
Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
En el cementerio de la localidad en que se segmenta territo-  
rialmente el sector de los indígenas y el de los mestizos se convierte  
parcialmente en el “ayapampa” para visitar a los difuntos, durante  
los lunes de los meses y años de toda la vida. Para ello se lleva ali-  
mentos gustosamente preparados que representan la concesión de  
las primicias o la comida para los desamparados (wakcha karay). En  
este acto de reciprocidad se erige el amor eterno hacia los que se fue-  
ron; las mamakuna en posición tradicional y de manera única e in-  
comparable doblan sus extremidades inferiores sobre su lado  
derecho para configurar un regazo con sus extremidades que repre-  
sentan a la maternidad. A partir de ese momento se inicia la repre-  
89  
sentación de los ritos más sorprendentes de los kichwas.  
En el camposanto, las mujeres platican, sollozan y ríen mien-  
tras están en posición de compromiso y obligación, con el primero para  
los vivos y el segundo para los muertos. Así la Cruz simboliza el ser  
amado y platican con esta; durante esta prerrogativa se exteriorizan  
y se exponen todas aquellas novedades y sucesos acaecidos desde  
su partida; se llora el fracaso y se sonríe del éxito de cada uno de los  
miembros de la familia que han sido tomados en cuenta desde la  
despedida del difunto.  
Ellas se ubican en su territorio correspondiente, y contrastan  
los pliegues de los anacos-faldones de color negro y blanco. Así in-  
tercambian comida entre la alegría y el llanto y con gestos de reci-  
procidad y solidaridad recrean el triple precepto universal de la  
antropología universal: dar, recibir y devolver; por consiguiente, el  
intercambio o ranti ranti, sucede entre la abundancia y la satisfac-  
ción.  
En un estudio sobre “Los fieles difuntos de Cotacachi”, se  
expresa que:  
La entrevista fue realizada el día 09 de febrero de 2018.  
Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Nicolás Flores, músico flau-  
tero. Este profesional fue entrevistado por Michelle Cevallos, & Raúl Cevallos. La entrevista  
fue realizada el día 18 de diciembre de 2021.  
9 Esta información se obtiene de la entrevista realizada al Señor Raúl Amaguaña, Ex-Presidente  
de la UNAIMCO-Otavalo y especialista en temas de la cosmovisión kichwa. La entrevista  
fue realizada el día 07 de marzo de 2018 por Raúl Cevallos.  
8
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72  
Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
Este ritual de reciprocidad puede durar hasta dos horas, según la can-  
tidad de comida salada y dulce disponible; el primer intercambio se  
produce principalmente entre miembros de su propio linaje o ayllu di-  
recto, y la segunda ronda o custodia, cuando la comida tiende a en-  
friarse, y esta será repartida entre los conocidos y en una tercera ronda  
es redistribuida con los rezadores, con quienes se mantiene un contacto  
de aproximadamente una hora. Es decir, a mayor plegaria, mayor sa-  
90  
tisfacción para las almitas, reza el adagio popular.  
El responso o rito de oración es consagrado por los rezado-  
res. Se cree que cada producto alimenticio tiene un origen mitológico,  
por lo que cuyo principio y fin se asocia a la vida y a la muerte. La  
oración católica produce un reencuentro con los ascendientes, y den-  
tro de un proceso de sincretismo apostólico y pagano se ubica a la  
comida junto a la Cruz en la “ayapampa”, y allí se localiza proba-  
blemente el sentido de compartir dicha comida con los vivos y con  
los muertos. Concluye el tiempo del wakchakaray y la familia kichwa  
se despide del territorio consagrado; dejan ofrendas de pan, papas,  
carnes, huevos, quesos, colada morada y se despiden de sus “muer-  
titos” insistiéndoles que coman lo que se yuxtaponen en la Cruz.  
Conclusiones  
Para los kichwas de Cotacachi, la muerte es un paso culmi-  
nante en la vida, ya que se retorna a su inicio, así se presenta la ex-  
91  
periencia kichwa de la muerte; los ayas vuelven para compartir con  
los vivos del ayllu comunitario; esta convivencia forja un sentido de  
unidad y resiliencia en la construcción de la identidad kichwa. Los  
juegos mortuorios constituyen subterfugios para mitigar el dolor de  
la partida definitiva ya sea del “angelito” o de los adultos que se co-  
nectan en el wantyay como punto de partida hacia el chayshuk pacha  
desde cuyo espacio celestial los ayas contribuyen en la desconstruc-  
ción del desconsuelo y en la recuperación del equilibrio dentro las  
relaciones existenciales comunitarias, por cuanto han transitado la  
9
9
0 R. Cevallos, M. Posso, M. Naranjo, I. Bedón, & R. Soria, Cosmovisión…op. cit., p.158  
1 Traducción del autor: deviene del kichwa, son los espíritus ancestrales.  
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Raúl-Clemente Cevallos  
Michelle Cevallos-Vaca  
distancia infranqueable y se convierten en seres celestiales que me-  
diarán entre Dios y las mamakuna si hay de por medio rogativas e in-  
vocaciones. Finalmente, durante el wakchakaray las almas vienen del  
chayshuk pacha para compartir con los mortales los alimentos ofreci-  
dos en territorio sacrosanto o ayapampa, donde la Cruz católica en un  
proceso de resignificación identitaria e histórica simboliza el cuerpo  
y el alma de los muertos kichwas.  
Entrevistas  
AMAGUAÑA, R. (07 de marzo de 2018). Ex-Presidente de la UNAIMCO-Ota-  
valo y especialista en temas de la cosmovisión kichwa. (Raúl Cevallos y  
Michelle Cevallos entrevistadores)  
ANRRANGO, A. (22 de mayo de 2018). Ex Presidente de la UNORCAC y Ex  
Alcalde de Cotacachi 2009-2013. (Raúl Cevallos, entrevistador)  
ANRRANGO, R. (09 de marzo de 2018). Comunero kichwa. (Raúl Cevallos, En  
trevistador)  
CABASCANGO, R. (22 de marzo de 2018). (Raúl Cevallos, entrevistador)  
CACHIGUANGO, L. (17 de agosto de 2018). Técnico en saberes ancestrales an-  
dinos y linguista kichwa. (Raúl Cevallos, entrevistador)  
CACHIMUEL, S. (21 de marzo de 2018). Comunero kichwa. (Raúl Cevallos y  
Michelle Cevallos entrevistadores)  
CUMBA, Carmen (06 de marzo de 2018). Mama Curandera y partera titulada.  
(R. B. Cevallos, Entrevistador) Comunidad de Alambuela-Cotacachi.  
DE LA TORRE, M. (09 de febrero de 2018). Experto en Educación Indígena y co-  
munero kichwa. (Raúl Cevallos, entrevistador)  
FLORES, Nicolás (18 de diciembre de 2021). Músico flautero. (Michelle Cevallos,  
&
Raúl Cevallos, entrevistadores)  
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Conversando con los muertos  
el caso de los kichwas de Cotacachi- Ecuador  
FUEREZ, Magdalena (22 de marzo de 2018). Dirigenta Indigena. (Raúl Cevallos,  
entrevistador)  
VACA, E. (16 de agosto de 2018). Comunera kichwa. (Michelle Cevallos, Raúl  
Cevallos, entrevistadores)  
ZAMBRANO, L. (12 de marzo de 2018). Lingüísta kichwa. (Raúl Cevallos, en-  
trevistador)  
ZAMBRANO, R. (22 de marzo de 2018). Director del Museo Kichwa Otava-  
lango. (Raúl Cevallos, entrevistador)  
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Raúl-Clemente Cevallos  
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La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Cevallos, Raúl-Clemente;  
Cevallos-Vaca Michelle; "Conversando con los muertos: El caso de  
los kichwas de Cotacachi, Ecuador", Boletín de la Academia  
Nacional de Historia, vol. C, Nº. 208-A, julio – diciembre 2022,  
Academia Nacional de Historia, Quito, 2023, pp.43-76