BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII  
Nº 203  
Enero-junio 2020  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVIII  
Nº 203  
Enero–junio 2020  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCVIII – Nº. 203  
Enero–junio 2020  
CONCEPTUALIZACIONES SOBRE  
EL ESTADO AUTORITARIO EN AMÉRICA LATINA  
1
Carlos Alberto Zambrano Argandoña2  
Resumen  
El trabajo que se presenta es una revisión teórica del autori-  
tarismo en América Latina. Contempla dos partes. La primera, ex-  
pone el pensamiento de los siguientes autores: Gino Germani,  
Guillermo O´Donell, Norbert Lechner, Vania Bambirra, Atilio Boron.  
La segunda, sintetiza las reflexiones sobre el autoritarismo. Este en-  
sayo procura contextualizar el fenómeno analizado a través del pen-  
samiento de los autores expuestos, las diferentes formas de  
organización del Estado a que ha dado lugar en procura de entender  
los recientes conflictos de gobernabilidad, autoritarismo y poder en  
la historia reciente de América Latina.  
La idea central de este ensayo es la siguiente: el origen del  
autoritarismo en América Latina se encuentra relacionado con la in-  
capacidad de los sucesivos gobiernos para darle forma a un Estado  
que sea capaz de atender las demandas de los diferentes sectores so-  
ciales en procura de que el mismo no resulte superado por tales sec-  
tores, todo lo cual originaría las posteriores e inevitables crisis  
políticas.  
Palabras clave: autoritarismo, democracia, populismo  
Abstract  
The work presented is a theoretical review of authoritaria-  
1
2
Recibido: 11/12/2019 // Aceptado: 12/03/2020.  
PhD© en Estudios Latinoamericanos. Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Maes-  
tro en Estudios Latinoamericanos. Universidad Nacional Autónoma de México. Doctor en So-  
ciología. Universidad de Guayaquil. Miembro de la Academia Nacional de Historia del  
Ecuador. carloszambrano@hotmail.com  
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71  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
nism in Latin America. Contemplate two parts. The first exposes the  
thinking of the following authors: Gino Germani, Guillermo O’Do-  
nell, Norbert Lechner, Vania Bambirra, Atilio Boron. The second  
synthesizes the reflections on authoritarianism. This essay seeks to  
contextualize the phenomenon analyzed through the thinking of the  
exposed authors, the different forms of organization of the State that  
has given rise in an attempt to understand the recent conflicts of go-  
vernance, authoritarianism and power in the recent history of Latin  
America.  
The central idea of this essay is the following: the origin of  
authoritarianism in Latin America is related to the inability of  
successive governments to shape a State that is able to meet the  
demands of different social sectors in order to ensure that it is not  
surpassed by such sectors, all of which would cause subsequent and  
inevitable political crises.  
Keywords: Authoritarianism, democracy, populism  
Introducción  
Antes de la década de los años 1970, los análisis teóricos con-  
siderados en su especificidad acerca de los problemas sobre la carac-  
terización del Estado en América Latina no eran abundantes. En  
primer lugar, el tratamiento que se daba al Estado se relacionaba  
mucho con la jurisprudencia y el Derecho. En segundo lugar, el papel  
del Estado en la sociedad tenía como referente obligado las diferentes  
elaboraciones conceptuales relacionadas con el subdesarrollo, el des-  
arrollo y la expansión del capitalismo en la región. En el primer caso,  
dos estudiosos de la problemática del Estado en América Latina Nor-  
bert Lechner y Guillermo O´Donnell llegaron a afirmar que se carecía  
de una teoría del Estado en América Latina. En el segundo caso, en  
el contexto del tránsito de una sociedad tradicional a una moderna,  
se tenía como ejemplo el desarrollo de ciertos países –según las pro-  
puestas para el desarrollo de la CEPAL– se adjudicaba al Estado un  
papel fundamental para el desarrollo, atribuyéndole características  
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72  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
abstractas preexistentes, por encima de su real desenvolvimiento his-  
tórico. En este sentido, el Estado se lo conceptualizaba como algo ex-  
terno al sistema económico; tanto así, que poseía características  
racionalizadas casi inmanentes para cambiar su propio desenvolvi-  
miento histórico, especialmente a partir de los análisis originados en  
la CEPAL en donde se generalizaba la concepción del Estado como  
un actor al margen de la estructura social en la cual se encontraba  
inserto.  
La idea central de este ensayo es la siguiente: el origen del  
autoritarismo en América Latina se encuentra relacionado con la in-  
capacidad de los sucesivos gobiernos para darle forma a un Estado  
que sea capaz de atender las demandas de los diferentes sectores so-  
ciales, en procura de que el Estado no resulte sobrepasado por tales  
sectores, todo lo cual originaría las posteriores e inevitables crisis po-  
líticas.  
Este artículo se compone de dos subtítulos. En el primer sub-  
título se especifica las concepciones clásicas sobre el autoritarismo.  
Se considera para ello el análisis de algunos autores como: Gino Ger-  
mani, Guillermo O’Donnell, Norbert Lechner, Vania Bambirra y Ati-  
lio Borón. El objetivo principal, en este caso, no es hacer un estudio  
pormenorizado de la concepción sobre el Estado en cada uno de  
ellos. El sentido de este apartado consiste en demostrar las aproxi-  
maciones conceptuales que se dan entre ellos, en relación con la idea  
principal del ensayo, es decir el porqué del autoritarismo. El segundo  
subtítulo expone un análisis dónde se sintetiza los conceptos más  
importantes en relación con lo expuesto por los autores citados en  
este artículo. Finalmente, a partir de lo anterior, se llega a elaborar  
una conclusión sobre el tema propuesto.  
Las definiciones del autoritarismo  
gino germani  
La forma Estado y la construcción social del mismo a partir  
de la idea de nación, necesitó consolidarse gradualmente en términos  
sociales en América Latina. A partir del año de 1920, en algunos pa-  
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73  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
íses de América Latina se darán una serie de demandas sociales no  
resueltas que no encontraban la respuesta adecuada en la estructura  
administrativa del Estado. Muchos sectores de la clase media emer-  
gente, en algunos casos con asistencia militar, intervinieron directa-  
mente en la actividad política cuando no en la toma del poder. Es  
decir, la persistencia de demandas sociales y el consecuente desborde  
político-administrativo para resolverlas de manera favorable, daría  
paso casi siempre a formas autoritarias de gobierno. De esta forma,  
militarismo modernizante, caudillos iluminados, serían los árbitros  
o líderes benefactores de las sociedades latinoamericanas con una  
persistente debilidad institucional.  
Los teóricos de la modernización con una orientación bási-  
camente funcionalista, elaboraron análisis empíricos muy importan-  
tes sobre las características estructurales, sociales y culturales de  
América Latina. Sociedades desiguales con una alta heterogeneidad  
fueron analizadas en su tránsito de lo tradicional a lo moderno. Así,  
las preocupaciones de los teóricos de la modernización giraron en  
torno a la industrialización y sus inicios en el marco del acelerado  
crecimiento de las ciudades latinoamericanas producto de las migra-  
ciones del campo a la ciudad, junto con las crecientes demandas so-  
ciales implicadas en una participación política restringida por la  
administración pública existente.  
En relación con el sector tradicional y el sector moderno,  
existen esencialmente dos tipos de autoritarismos. Para Gino Ger-  
mani, el autoritarismo tradicional por el que han surgido la mayoría  
de los regímenes militantes y otras formas de despotismo casi mo-  
nárquico y hereditario de América Latina, específicamente, antes del  
estadio de movilización masiva de los sectores populares cuyos ini-  
cios se los puede fijar hacia los años 1930. Se trata en realidad de re-  
gímenes desmovilizantes pues su fin es la neutralización de las masas,  
a través de su politización dado que según la ley de Scipio Sighele  
3
en la multitud el pensamiento se resta y el sentimiento se suma. En este  
3
“Es una ley psicológica de indiscutible verdad el que la intensidad de una emoción crece en  
proporción directa del número de las personas que experimentan esta emoción en el mismo  
lugar y al mismo tiempo”. Scipio Sighele. La muchedumbre delincuente. Imprenta Agustín  
Avrial/Universidad de Sevilla, Madrid, 1169, p.78. http://fama2.us.es/fde/ocr/2006/muhe  
dumbreDelincuente.pdf  
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Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
sentido, puede darse un tipo peculiar de autoritarismo tradicional4  
que se fundamenta en el apoyo de una considerable masa popular  
en condiciones de marginalidad dirigida por un caudillo. Es el tipo  
populista del autoritarismo tradicional el cual se fundamenta en las  
formas tradicionales de movilización.  
En los países con un amplio sector de la población en situación escasa-  
mente secularizada, la crisis de la democracia (generalmente de parti-  
cipación limitada), toma a menudo forma de autoritarismo tradicional.  
De este tipo han sido la mayoría de los regímenes militantes o/y otras  
formas de despotismo casi monárquico y hereditario en América La-  
tina, particularmente antes del estadio de ‘movilización masiva’ cuyos  
inicios se pueden fijar grosso modo y con excepciones, hacia los años  
treinta. Se trata en general de regímenes desmovilizantes, cuyo fin es la  
neutralización de las masas o su despolitización con la exclusión efec-  
tiva de su participación en política y otras esferas consideradas peli-  
grosas para la estabilidad del orden social. Hay en América Latina otro  
tipo peculiar de autoritarismo tradicional que es el caudillismo, cuando  
5
este se funda sobre el apoyo de una considerable masa popular.  
Por otro lado, el autoritarismo moderno surgiría por la ne-  
cesidad de reformular el papel del Estado, con una proyección mo-  
derna, nacional, representativa –sobre todo esto último en términos  
electorales– lo cual daría origen a lo que se ha conocido como popu-  
lismo en un sentido moderno. Es decir, de la tensión existente entre  
el carácter expansivo de la secularización (populismo) y la necesidad  
de mantener un control universalmente aceptado, sin el cual la so-  
ciedad dejaría de existir como tal, surgiría el autoritarismo. Tal régi-  
men buscaría el restablecimiento del consenso.  
El principio integrador que en la sociedad moderna reem-  
plaza las formas religiosas y dinásticas de integración social, es pre-  
cisamente el principio de la nacionalidad. Los nacionalismos,  
cualesquiera sean sus nombres y orientación tienden a ser autorita-  
4
Gino Germani, “Democracia y autoritarismo en la sociedad moderna” [1979], en Mera Caro-  
lina, Rebón Julián (Coordinadores). La sociedad en cuestión. Antología comentada. Instituto de In-  
vestigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos  
Aires/CLACSO, Argentina, 2010, p. 667.  
5
Ibídem. Letras itálicas en el original.  
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75  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
rios. En el momento en que las necesidades estructurales han hecho  
obsoleta la organización en Estados nacionales, las ideologías nacio-  
nalistas se intensifican creando nuevos obstáculos a la creación de  
una comunidad internacional. La tensión estructural implícita en la  
sociedad moderna, entre la creciente secularización y, la necesidad  
de mantener un núcleo central prescriptivo mínimo, suficiente para  
la integración con el otro, constituye un factor general causal de crisis  
catastróficas que, al eliminar los insuficientes mecanismos de control  
de los conflictos, llevan a soluciones destructivas de la democracia.  
Si el núcleo central, según la lógica intrínseca a la modernidad también  
se expone a cambios, entonces deberían existir mecanismos para llevar  
a cabo tales cambios manteniendo o reconstruyendo simultáneamente  
bases viables para el consenso. Es desde esta condición fundamental  
que surge un factor potencial (a un nivel de generalidad máxima) para  
la aparición del autoritarismo en sentido moderno. En efecto, la sociedad  
moderna está caracterizada por una tensión intrínseca a su forma particular  
de integración. Esta tensión es la consecuencia de la contradicción entre  
el carácter expansivo de la ‘secularización’ y la necesidad de mantener  
un control universalmente aceptado sin el cual la sociedad cesaría de  
existir como tal.6  
La necesidad de reformular el papel del Estado, con una pro-  
yección moderna, nacional, representativa –específicamente esto úl-  
timo– daría origen a lo que se conoció como populismo. En efecto,  
si como telón de fondo se tiene la modernización, la secularización  
y la movilización que provoca la irrupción de la sociedad de masas,  
junto a los mecanismos no adecuados para su integración institucio-  
nal con un determinado nivel participativo, unido a bases mínimas  
para establecer el consenso, el resultado final será un retraso en la  
formación de los mecanismos de integración, debido a lo cual, los  
movimientos nacionales populares y populistas aparecen para ase-  
gurar su nivel participativo.  
6
Gino Germani, Ibid., p. 664. Letras itálicas en el original.  
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76  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
guillermo O’Donnell  
Del caudillismo militarista existente en la época independen-  
tista en América del Sur, junto con la problemática conformación del  
Estado nacional durante el siglo XIX y su posterior paso al milita-  
rismo tradicional, durante la conformación de los Estados para luego  
derivar en el militarismo desarrollista del siglo XX, en casos concre-  
tos se empezó a hablar de los Estados fascistas precedidos por ele-  
mentos populistas, sobre todo en el Cono Sur de América Latina.  
7
Para Guillermo O’Donnell, en América del Sur, los más altos  
niveles de modernización corresponden a regímenes políticos no de-  
mocráticos. Las democracias políticas son posibles de ubicar en los  
niveles intermedios de modernización, en tanto que en los niveles  
inferiores de la misma se encontrarían los regímenes políticos no de-  
mocráticos como norma.  
O’Donnell define un sector excluido como un sector que ya  
8
9
es políticamente activo. Los sectores políticamente inertes no for-  
marían parte del conjunto de actores políticos. Para él, los regímenes  
10  
políticos excluyentes son aquellos que intentan (con variado grado  
de éxito) la exclusión de un sector popular urbano previamente ac-  
tivado. También define como un régimen político incorporante a una  
muy amplia categoría que incluye situaciones en las que trata de ac-  
11  
tivar políticamente al sector urbano popular. Países como Argentina  
12  
y Brasil poseían regímenes políticos excluyentes. En ambos países,  
los efectos de la crisis mundial de los años 1930 aceleraron, en gran  
medida, la emergencia de la industria nacional y de la clase obrera  
urbana. Esto sentó las bases para la aparición de las grandes coali-  
ciones populistas. Se buscaba el crecimiento de la industria nacional  
y el desarrollo del mercado interno.13  
7
Guillermo O´Donnell, “Hacia una conceptualización alternativa”, en Modernización y autorita-  
rismo. No.2. Editorial Paidós, Argentina, 1972, pp. 63-128.  
Guillermo O´Donnell, op. cit., p.64.  
Ibídem.  
8
9
1
1
1
1
0 Ibid., p. 64.  
1 Ibid., pp. 64-65.  
2 Ibid., pp. 66-100.  
3 Ibid., pp. 66-70.  
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77  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
En efecto, el sector oligárquico dedicado a las actividades de  
exportación continuó siendo el principal proveedor de moneda ex-  
14  
tranjera. Los gobiernos populistas lograron extraer una parte im-  
portante de su ingreso real, pero al ser los principales proveedores  
de moneda extranjera, tales gobiernos no fueron más allá de ataques  
verbales a la oligarquía. Se impulsó la industrialización, pero el  
15  
hecho real es que durante su expansión horizontal en la economía  
la industria penetró poco en la producción de bienes intermedios y  
de capital. El resultado fue el fraccionamiento del sector industrial  
en numerosos productores de bienes de consumo, escaso adelanto  
16  
tecnológico y costos muy altos. Existía, además, una gran depen-  
dencia de la importación de bienes intermedios y de capital, así como  
de la tecnología desarrollada en el exterior.  
La industrialización horizontal coincidió con erráticos pre-  
1
7
cios internacionales para los bienes de exportación (1946-1961),  
agravado esto por la pobre productividad de los sectores exporta-  
dores lo cual originó fuertes crisis en la balanza internacional de  
18  
pagos. En este sentido, la inflación resultante ha sido originada por  
lo antes señalado y también por una estructura productiva distor-  
sionada por unas expectativas de consumo cada vez más difíciles de  
satisfacer.  
Tanto la inflación como el crecimiento económico fueron  
19  
marcados por los planes de estabilización y sus posteriores conse-  
cuencias recesivas. La constelación de problemas, es decir, los pro-  
blemas sociales existentes y el estrangulamiento del desarrollo,  
ocasionadas por los diferentes niveles de modernización en los paí-  
ses latinoamericanos –dependiendo del tamaño de sus mercados in-  
ternos– tuvieron una expresión social diferente en función del  
entramado social resultante. En general, las industrias más modernas  
20  
y dinámicas son las que suelen tener menos capacidad de empleo.  
1
1
1
1
1
1
2
4 Ibíd., p. 68.  
5 Ibídem.  
6 Ibídem.  
7 Ibid., pp. 70-71.  
8 Ibídem.  
9 Ibíd., pp. 74-75.  
0 Ibíd., p. 76.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
78  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
Por ello, las demandas del sector popular asomaban como excesivas.  
En este sentido, como control último de la actividad política popular  
siempre se enfatizaba el papel desarrollista de las fuerzas armadas.  
21  
El pretorianismo de masas, emerge cuando los niveles de  
participación y movilización política exceden –marcadamente– los  
niveles de institucionalización política. Ocurre en sociedades de alta  
modernización y movilización donde los movimientos sociales, en  
gran escala, y las organizaciones complejas, juegan un papel deci-  
22  
sivo. No hay acuerdo entre los grupos acerca de los métodos legí-  
timos y autoritarios para la resolución de conflictos. Al darse un  
incremento del pretorianismo de masas junto a un crecimiento de  
las políticas públicas para llenar sus necesidades, puede darse una  
fuerte tendencia hacia la ruptura del régimen político, pues los be-  
neficios obtenidos son precarios y aquello mina aún más las posibi-  
lidades efectivas de las instituciones existentes.  
Cuando los actores se cansan del juego, tratan de cambiar las  
reglas del mismo. Ahí puede darse la instauración de un nuevo ré-  
gimen político con unas nuevas reglas del juego. Surge un régimen  
autoritario con una justificación a veces tecnocrática de lo que se  
23  
debe hacer con nuevos modelos de roles a proponer o seguir. Así,  
se trataría de encontrar soluciones técnicas a los problemas. Puede  
surgir una coalición golpista constituida por los oficiales militares y  
por los civiles que, consciente y directamente, participan en la pre-  
paración de las condiciones políticas y militares conducentes para la  
organización y fijación de los propósitos para la ejecución de un  
golpe militar. Una coalición dirigida a la instauración de un régimen  
político autoritario excluyente para un mejor desempeño de los mo-  
24  
delos de roles. Posterior a aquello, se darán las ruedas de decisio-  
nes. O´Donell comenta:  
(
1
…) los gobiernos que antecedieron a los golpes de estado de 1964 y  
966 fueron víctimas y agentes del pretorianismo de masas (…) los  
altos niveles de conflicto con pocas restricciones efectivas, las profun-  
2
2
2
2
1 Ibíd., p. 86.  
2 Guillermo O´Donnell, op. cit., p. 86.  
3 Ibíd., p. 87.  
4 Ibíd., p. 97.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
79  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
das diferencias en el contenido de las demandas formuladas por dife-  
rentes sectores y la debilidad de los gobiernos tienden a impedir la de-  
cisión e implementación consistentes de cualquier política pública. Esta  
incapacidad a su vez empeora la situación social, incluso la de buena  
parte de los sectores políticamente activados que formulan las deman-  
das. Ese empeoramiento, a su vez, alimenta un mayor pretorianismo  
(…). Estos procesos producen una fuerte tendencia hacia la ruptura del  
régimen político existente. Los problemas sociales salientes siguen sin  
solución, la competencia es crecientemente suma cero. Los beneficios  
obtenidos por los sectores son precarios y el pretorianismo mina aún  
más las posibilidades de acción efectiva por parte de las instituciones  
existentes. El umbral para la crisis definitiva del régimen es alcanzado  
cuando la mayor parte de los actores en lugar de seguir tratando de  
obtener ventajas dentro del juego pretoriano, centran sus esfuerzos en  
cambiar las reglas mismas del juego. Ese es el momento en que comien-  
zan a emerger coaliciones que intentan romper el ‘empate’ mediante  
la instauración de un nuevo régimen político y, por lo tanto, de nuevas  
reglas del juego (…). 25  
O´Donnell coloca en el centro de sus preocupaciones al Es-  
tado y sus tendencias de cambio. Supone que, en condiciones de  
atraso social, la modernización puede generar presiones a favor de  
nuevos patrones de dominación autoritaria en América Latina. El  
26  
surgimiento de los EBA (Estados Burocráticos Autoritarios) se de-  
bería al agotamiento de una determinada fase del proceso industria-  
lizador. La profundización vertical de tal modelo de desarrollo en  
crisis, obligaría a la adopción de medidas inequitativas en términos  
sociales lo cual resta espacio al populismo pero, a su vez, incrementa  
las solicitudes populares. En realidad, todo esto se transformaría en  
un círculo en donde finalmente saldría favorecida la solución auto-  
ritaria. El surgimiento de los EBA tiene el respaldo de una élite tec-  
27  
nocrática, civil o militar.  
25 Ibíd., p. 87.  
2
6 Guillermo O’Donnell, “Notas para el estudio de procesos de democratización política a partir  
del Estado burocrático-autoritario”, en C. Pizzorno, P. Birnbaum, M. Sarfatti, R. Falk, K. Kon-  
topoulos, F.H. Cardoso, P. Schmiter, G. O’Donnell, J. Graciarena, G. Alberti, F. Delich, Los lí-  
mites de la democracia, Tercera Parte. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales  
(
CLACSO). Argentina, 1985, pp.171-187.  
2
7 Guillermo O’Donnell, “Notas para el estudio…op. cit., pp. 171-190.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
80  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
Los procesos de finalización de un Estado EBA no conducen,  
necesariamente, a una mínima estabilización de la democracia polí-  
tica. Ellos pueden generar regresiones que acentúan las características  
del autoritarismo anterior. Estamos ante un EBA en la medida en que  
se den las siguientes condiciones: 1) la exclusión política del sector  
popular; 2) inexistencia o subsistencia básicamente formal de institu-  
ciones de la democracia política; y 3) restricción de la arena política a  
acciones al interior del aparato del Estado, que tienen por actores a  
miembros de ese aparato –civiles y militares– y a las cúpulas de gran-  
des organizaciones privadas.28 La inexistencia de estas condiciones  
indica que no se trata de un EBA. No obstante, se está en una situación  
autoritaria que, sin embargo, ya no es la forma específica del autori-  
tarismo del EBA. El comienzo del proceso de transición desde el EBA  
hacia otra forma política aunque autoritaria puede deberse a diversas  
razones. El tiempo de la transición dependerá del control de la coali-  
ción gobernante debido a que esta preferirá un avance gradual, ga-  
29  
rantizado contra riesgos de saltos al vacío. La coalición liberalizante  
está formada por miembros de la alianza gobernante, en el EBA, in-  
tentan conducir el proceso de liberalización, a éstos se los llamará los  
blandos del EBA. El otro miembro de esa coalición es un segmento de  
la oposición, que se llamará la oposición moderada o democrática. El  
argumento de los blandos apunta a redondear la dominación estable-  
cida mediante la legitimación a lograr con la reimplantación de algún  
mecanismo electoral. En cuanto a las Fuerzas Armadas, el punto no  
negociable es que no se afecten las pautas jerárquicas de disciplina.  
La gran burguesía encuentra su punto no negociable en conservar su  
posición de vanguardia en el marco capitalista. En el marco de la co-  
alición que busca la libertad, los blandos siempre se encontrarán con  
30  
los duros y los indecisos.  
Uno de los grandes problemas de los blandos es impedir la  
fusión de los duros con los indecisos pues, ello podría desembocar  
en un golpe de Estado. Cuando existe un grado de deterioro alto del  
EBA, el resultado puede ser un veloz proceso de democratización.  
2
2
3
8 Guillermo O’Donnell, Ibíd. p. 173.  
9 Ibíd., p. 174.  
0 Ibíd., p. 177.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
81  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
Respecto a la oposición moderada, se aparta por sus metas,  
de los duros. El resultado final puede depender de la oposición mo-  
derada y de sus coaliciones con los blandos del EBA. Para ello son  
necesario cuatro requisitos: 1) decisiones que se aproximen a la de-  
mocracia política evitando el autoritarismo atemperado; 2) conver-  
tirse en la voz dominante de su campo derrotando a los oportunistas  
(
seudo oposición) y a los maximalistas (exentos de todo tipo de ne-  
gociación; éstos no distinguen entre la oposición moderada y la opor-  
tunista); 3) oposición moderada con una forma organizacional  
partidaria unida a sus líderes; y 4) que exista una coalición por parte  
de la oposición moderada con el ala liberalizante o democratizante  
31  
de los blandos. Los primeros pasos de la liberalización, son el co-  
mienzo de la resurrección de la sociedad civil; la misma que recono-  
ciéndose en sus derechos, frente a un aparato estatal todavía  
cercanamente identificado con el EBA, reemerge con extraordinaria  
energía, sustrayéndose del control asfixiante del aparato estatal, bus-  
cando un interés general poco compatible con la persistencia del  
EBA. Emergen nuevas formas asociativas como los comités de ba-  
rrio, organizaciones de autoayuda, movimientos sindicales o barria-  
les de base, instituciones populares de la Iglesia Católica, etc. La  
resurrección de la sociedad civil se manifiesta en la eclosión de in-  
numerables demandas postergadas. Si la arena política del EBA era  
estrecha y simple, la liberalización la ensancha y la complica, pues:  
1
) presupone el sistema electoral; y 2) una resurrección politizada de  
32  
la sociedad civil. En definitiva, el problema fundamental de una  
democratización viable dependerá del grado en que la oposición mo-  
derada controle su campo. El régimen de un EBA corresponde a una  
alta modernización, a diferencia de los otros autoritarismos que co-  
rresponden a niveles más bajos de modernización. En su propósito  
por desactivar políticamente al sector popular, siempre podrá recu-  
rrir a métodos coercitivos.33  
31 Guillermo O’Donnell, Ibíd. pp.180-182.  
32 Guillermo O’Donnell. “Notas para el estudio…op. cit., p.184.  
33 Ibíd., p. 183.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
82  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
Norbert Lechner  
34  
Norbert Lechner, afirma que las personas en sociedad ob-  
jetivan el poder según la disposición para la organización de su con-  
vivencia y el sentido de su vida en comunidad, bajo las diferentes  
formas de Estado; empero, tal objetivación al independizarse se  
constituye en un elemento supra histórico, como una instancia ex-  
terna colocada sobre sus creadores. Es el costo que deben pagar los  
seres humanos por vivir en sociedad, mientras no existan relaciones  
sociales directas entre ellos. Sólo existiendo una instancia de media-  
ción exteriorizada y sustantivada es posible la presencia de una di-  
versidad de voluntades, sin que por eso se abatan los unos sobre  
otros dada la lucha de todos por todo. En este sentido, las relaciones  
de dominación y mercantilización persistirán aun cuando hayan sido  
superadas las formas capitalistas de producción.  
La instancia de mediación puede adoptar diversas represen-  
taciones concretas; sin embargo, la forma predominante resulta ser  
la forma Estado. En este aspecto, las diferentes reflexiones sobre el  
Estado socialista se han visto obstaculizadas por la afirmación de la  
extinción del Estado en la etapa comunista al darse mecanismos de  
35  
asociación directa en la sociedad civil. Empero, toda sociedad pre-  
sente y futura implica el reino de necesidades radicales y, por ende,  
la exigencia de una instancia de mediación. En este contexto, procla-  
mar la extinción del Estado en una sociedad que conlleva visibles  
elementos diferenciadores originados en la apropiación individual  
de los frutos del trabajo podría conducir a formas autoritarias de go-  
bierno. En este aspecto, el incremento de las demandas sociales, en  
un marco democrático, abre la posibilidad de la ingobernabilidad de  
tales sociedades si éstas no son resueltas de manera favorable, pues  
aquello originaría una crisis persistente de la democracia dando ori-  
gen a las formas autoritarias de gobierno. Por ello, la meta perpetua  
a obtener en sociedad, siempre deberá ser una mediación adecuada  
34 Norbert Lechner, “Presentación” y “Epílogo”, en Ernesto Laclau, Sergio Zermeño, Edelberto  
Torres Rivas, Fernando Rojas, Oscar Landi, Guillermo O’Donnell, Adam Przeworski, Fer-  
nando H. Cardoso. Estado y Política en América Latina. Siglo XXI Editores. México, D.F. 1981.,  
pp. 7-334.  
5 Ibíd., p.16.  
3
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
83  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
entre los diferentes grupos humanos; tal situación podría originar,  
de manera consciente en los diferentes individuos, formas objetiva-  
das de gobierno.  
Estado y sociedad no son dos ámbitos independientes entre  
sí. Al respecto, han existido cuatro líneas de investigación en Amé-  
rica Latina: 36 1) en la década del sesenta bajo una concepción estruc-  
tural-funcional, en la que se identificaba al Estado con el sistema  
político, en el ámbito de sus relaciones con la sociedad moderna pero  
sin concebirlo necesariamente como producto de la misma; 2) el pen-  
samiento elaborado en la CEPAL conceptúa al Estado como un  
agente del desarrollo económico por medio de su intervención es-  
tructural en la sociedad, pero al margen de la estructura de clases en  
la cual se encuentra inserto; 3) los estudios sobre la dependencia en  
los cuales se examina al Estado junto con las estructuras nacionales  
de dominación en un ámbito internacional; y 4) la aparición del Es-  
tado autoritario y su análisis como institución originada en la domi-  
nación de clase. En este aspecto, el estudio del Estado autoritario  
implica el conocimiento del Estado democrático. En este contexto se  
han dado cuatro conceptualizaciones:37 populismo, desarrollismo,  
revolución y autoritarismo.  
La primera elaboración conceptual trata sobre el populismo  
que se dio entre 1930 y 1960.38 Se lo interpreta como un efecto del  
39  
desmoronamiento del Estado oligárquico por el desgarramiento de  
ser hacia afuera debido a su creciente inserción en el mercado mun-  
dial y el tener hacia adentro una economía agroexportadora cuya  
base social se encontraba constituida por una oligarquía terrate-  
niente, encuadrada en un ascendente proceso industrializador. Jun-  
tos enfrentaban un mismo problema: el desarrollo del Estado  
40  
nacional. Nace así el llamado estado de compromiso bajo una re-  
presentación plebiscitaria. Compromiso entre los distintos grupos  
sociales y, compromiso entre la participación política y el desarrollo  
41  
económico capitalista. Surge el populismo como una forma de re-  
3
3
3
4
4
6 Ibíd., pp. 301-303.  
7 Norbert Lechner, op. cit., pp. 301-312.  
8 Ibíd., p. 34.39 Ibídem.  
0 Ibídem.  
1 Ibídem.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
84  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
solver la crisis del Estado; sin embargo, al final, resulta incapaz de  
construir un nuevo Estado. El dilema es que las masas se reconocen  
en el caudillo, no en el Estado. Esa es la fuerza del populismo, pero  
también el origen de su fracaso.42  
La segunda conceptualización implica la crisis del desarro-  
llismo, que se da en las sociedades de menor y posterior industriali-  
43  
zación. Se encuentra vinculado al auge de la ideología democrática.  
El pueblo es soberano, en la medida en que es un sujeto personifi-  
44  
cado. Así, bajo condiciones autoritarias de gobierno, cuando el pue-  
blo tiene todos los derechos, los individuos carecen de los mismos.  
Si el populismo representa una estrategia defensiva del ancien régime,  
el desarrollismo es una estrategia ofensiva de modernización, bajo  
el liderazgo de una burguesía nacional autónoma; la misma que no  
termina de apropiarse de la estructura social que pretende conducir.  
Por ello, el Estado resulta observado como el motor del desarrollo  
45  
económico. Se identifica así al Estado con el aparato gubernamental  
y a éste con una racionalidad pre social. Esta concepción lleva al des-  
arrollismo a un callejón sin salida pues, el imperativo del cambio de  
estructuras no se vuelve compatible con la necesidad de variación  
de las mismas. En su momento, tal dilema desarrollista concluyó la  
inviabilidad del capitalismo en América Latina: el desarrollo sería la  
46  
tarea del socialismo.  
La tercera interpretación se encuentra enmarcada en la revo-  
lución, la misma que constituiría la resolución definitiva de las con-  
tradicciones y divisiones sociales, al buscar un desarrollo más  
eficiente a cargo del Estado, en donde la voluntad general es la vo-  
luntad de todos. Así, el pueblo se opone a la clase pues, por defini-  
ción, es antimperialista y anti oligárquico. En este aspecto, enfrenta  
dos problemas fundamentales: la superación del subdesarrollo ca-  
47  
pitalista y la constitución del Estado nacional.  
4
4
4
4
4
4
2 Ibíd., pp. 304-305.  
3 Ibíd., p. 310.  
4 Ibíd., p. 314.  
5 Ibíd., pp. 302, 305.  
6 Ibíd., pp. 305-307.  
7 Ibíd., pp. 307-309.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
85  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
El cuarto análisis concentra su estudio en la estrategia auto-  
ritaria que se impuso en el Cono Sur. En este sentido, se implementó  
una estrategia de crecimiento, a través de la exportación, apoyada  
en una asociación entre el capital transnacional y el capital nacional  
y no en base al modelo de sustitución de importaciones con impli-  
caciones de un desarrollo auto centrado. La fuerte disparidad de in-  
gresos, la caída de sueldos y salarios reales, unida a una alta  
desocupación estructural, constituyen elementos adjuntos al modelo  
económico autoritario debido a lo cual se acentúa la función repre-  
siva del aparato estatal.  
En este contexto, la estrategia autoritaria corresponde a una  
crisis de la democracia. La fuerza normativa de lo fáctico se impone:  
el poder produce realidades y mentalidades; moldea la realidad, se-  
creta la razón; finalmente, genera los discursos sobre la verdad de  
los hechos. La lógica del poder se vincula con la lógica de la acumu-  
lación de capital de las élites, a través del burócrata imbuido de co-  
nocimiento técnico: el ciudadano termina reemplazado por el  
experto. En el marco de una alta privatización de los servicios socia-  
les, los individuos pretenden ser cosificados a meros portadores de  
funciones. El mercado aparenta asumir el papel de mecanismo im-  
personal de ordenamiento social. Empero, las personas están allí y  
afloran con sus reivindicaciones, secuencialmente subvaloradas. El  
orden autoritario de lo fáctico pierde su naturaleza de inflexibilidad.  
Los hechos –paradójicamente– lo develan. “Mientras que el desarro-  
llismo estaba vinculado al auge de la ideología democrática, la es-  
trategia autoritaria corresponde a una ‘crisis de la democracia’. Se  
imputa el fracaso de la democracia a un exceso de participación (de-  
48  
mandas) que impediría gobernar”.  
Vania Bambirra  
El caso del Estado brasileño hasta la revolución democrático-  
burguesa de 1930 posee un carácter oligárquico nítido vinculado al  
49  
sector primario exportador. La naciente burguesía industrial a pesar  
48 Ibíd., p. 310.  
49 Vania Bambirra, “El Estado en Brasil: del dominio oligárquico a la apertura controlada”, en  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
86  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
de su progresiva importancia no participaba aún del poder estatal.  
Es sólo a través de la revolución de 1930 (golpe de Estado de Getulio  
50  
Vargas con el cual se puso fin a la vieja república: 1889-1930) como  
la joven burguesía industrial ascenderá al poder del Estado y con-  
quistará su hegemonía. Surgirá así un Estado burgués con raíces oli-  
gárquicas. Nacerá entonces toda una línea nueva de actuación  
política dirigida hacia la modernización, el industrialismo y el pro-  
teccionismo.5  
1
En términos históricos, la construcción de la industria básica  
brasileña inició en los años 1930 bajo el impulso del Estado. En el  
proceso se sucedieron varios gobiernos; empero, en la actividad so-  
cial de los mismos cabe destacar acciones como las de Vargas (dicta-  
dor entre 1930-1934, presidente elegido por el Congreso entre  
1
934-1937, y dictador otra vez entre 1937-1945; en 1950 ganó las elec-  
52  
ciones para ocupar la Presidencia). A través de sus años de go-  
bierno, promovió las diferentes nacionalizaciones de ramas  
productivas como el petróleo, acero y las del sector eléctrico; proveyó  
con tales acciones el sustento necesario para un segundo impulso al  
proceso industrializador, el cual se dio entre 1954 y 1964. Cabe des-  
tacar también, la creación de una nueva legislación del trabajo, la re-  
glamentación del trabajo de la mujer y del niño, el amparo a la  
53  
maternidad (establecido en 1934), la estabilidad en el empleo y el  
sufragio femenino. Sin embargo, de manera paralela se elaboró toda  
una legislación que subordinaba la estructura sindical al aparato del  
54  
Estado inspirado en un corporativismo de corte fascista. Además,  
la política económica correspondía plenamente a los intereses de  
clase de la burguesía industrial nacional.  
En general, durante todo el período histórico que se extiende  
desde 1930 a 1964 se suceden en Brasil gobiernos típicamente popu-  
5
5
listas. Así, en la gestión de Vargas y durante el gobierno de Joao  
Pablo González Casanova (Coordinador): El Estado en América Latina. Teoría y práctica. Uni-  
versidad de las Naciones Unidas (UNU), Siglo XXI Editores, México, D.F., 1990, p. 247.  
0 Ibíd., p. 248.  
1 Ibíd., p. 247.  
2 Ibíd., pp. 248-249.  
3 Vania Bambirra, op. cit., p. 248.  
4 Ibídem.  
5
5
5
5
5
5
5 Ibíd., p. 248.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
87  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
Goulart podemos encontrar también una línea nacionalista. En  
efecto, a partir de 1945 se da el incremento de la presencia del capital  
extranjero a través de inversiones directas sobre todo en el sector ma-  
nufacturero. La fracción burguesa nacional se asoció al capital mo-  
nopólico extranjero, en calidad de socio menor. Cuando Vargas  
retomó el poder en 1950, este proceso de apertura económica trans-  
56  
nacional ya estaba en marcha. Su reacción fue promover el nacio-  
nalismo, por ejemplo, con la creación de Electrobras y Petrobras; luego  
de su suicidio, se da el golpe militar de 1964 y se incrementa el in-  
greso de capital extranjero.  
Bajo el gobierno de Goulart se retomaron los hilos de la po-  
lítica nacionalista. Una vez consolidado en el poder, comenzó a eje-  
cutar el Plan Trienal de Desarrollo elaborado por el economista Celso  
Furtado, inspirado en los postulados estructuralistas de la CEPAL.  
Sin embargo, el gobierno de Goulart no pudo llevar a cabo una re-  
definición institucional del Estado.  
El golpe de Estado de 1964 tuvo por objetivo consolidar el  
nuevo esquema de dominación asociado al capital extranjero. El  
57  
mismo no fue improvisado. Estuvo impulsado por la gran burgue-  
sía nacional asociada y sometida al capital extranjero (norteameri-  
5
8
cano); devino en un acto de clase social político-militar. Así, se  
consolidó el papel de las Fuerzas Armadas y el carácter definitivo  
que adquiere el Estado burgués al mando de los militares, como em-  
presarios uniformados directores de grandes empresas transnacio-  
nales.59 Se gobernó de manera represiva, desmembrando y  
desmovilizando al movimiento de los trabajadores. Al asumir el  
poder (1979-1985), Joao Figuereido prometió restaurar la democracia;  
60  
para ello instrumentó una serie de reformas modernizadoras.  
El proceso de fascitización del Estado brasileño durante el  
gobierno de Emilio Garrastazú Médici fue debidamente planificado.  
Para ello se suspendió la Constitución de 1967 y se hizo hincapié en  
la promoción del milagro brasileño junto con el deporte nacional: el  
56 Ibíd., p. 249.  
57 Ibíd., p. 252.  
58 Ibíd., p. 253.  
59 Ibíd., p. 254.  
60 Ibíd., p. 256.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
88  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
futbol. El gobierno de Médici aplicó al máximo la Ley de Seguridad  
Nacional promulgada en 1969.61 En el plano económico, se instru-  
mentó una verdadera dictadura de la Secretaria de Planeamiento de  
la Presidencia de la República (Seplan). El poder central se abrogó  
el derecho de captar los recursos tributarios de las provincias y de  
los municipios. Se aplicó una nueva legislación del trabajo que anu-  
laba las conquistas laborales logradas en el gobierno de Vargas. Las  
instituciones militares pasaron a ejercer el papel de formadoras y  
62  
auto reproductores de élites. Una élite militar-empresarial.  
Naturalmente, las secuelas de la arbitrariedad, como el irrespeto a los  
derechos humanos, el terror, la corrupción, el clima de inseguridad que  
vulneran la vida cotidiana del ciudadano común y que le predispone  
a un espíritu y a una actitud oposicionista; más aún, las veleidades na-  
cional-autonomistas en general oportunistas, irresponsables y mega-  
lomaniacas cultivadas por ciertas castas militares superiores, no  
pueden dejar de inquietar a la élite empresarial que prefiere recurrir a  
la militarización del Estado sólo como recurso desesperado de super-  
63  
vivencia en los periodos de aguda inestabilidad y crisis social.  
En este contexto, la burguesía en sí no confiaba en este mo-  
delo puesto que un Estado-arbitro omnipotente no le era conveniente  
a largo plazo. En general, se inclinaba por reglas de conducta insti-  
64  
tuidas en el marco de una democracia liberal. En este sentido, a par-  
tir de 1973 las clases dominantes buscaron retomar el proyecto  
65  
liberal-conservador con la elección de Ernesto Geisel. Las caracte-  
rísticas principales del gobierno de Geisel fueron: 1) abandono gra-  
dual de los instrumentos de coerción; 2) apertura política, devolver  
el poder a los civiles; 3) salvaguardias institucionales (ley de Seguri-  
dad Nacional reformada); 4) múltiples exigencias burocráticas para  
la organización de cualquier partido popular; y 5) condicionamiento  
66  
de la opinión pública a través de los medios de comunicación.  
6
6
6
6
6
6
1 Ibíd., p. 258.  
2 Vania Bambirra, op. cit., p. 259.  
3 Ibíd., p. 260.  
4 Ibídem.  
5 Ibíd., pp. 260-261.  
6 Ibíd., p. 261.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
89  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
El proyecto liberal-conservador puede, por tanto, ser definido como  
un régimen constitucional que asigna a las Fuerzas Armadas la función  
de guardianes del orden, de la unidad y de la seguridad nacional, sin  
que participen directamente en la dirección del Estado. Éstas pasan a  
asumir solamente la función de fuerza de reserva del sistema, que po-  
dría ser utilizada para intervenir en cualquier eventualidad que impida  
la preservación del orden.67  
Por lo tanto, fue liberal en el sentido de que aceptó un marco  
institucional constitucional definido, respetó la división de poderes,  
la representatividad electoral y otros principios propios de un orden  
liberal. Pero fue conservador, restrictivo y autoritario en función del  
favorecimiento de los intereses dominantes del gran capital, en de-  
trimento de los intereses nacionales y regionales.  
El milagro económico brasileño se originaría en el Plan de  
Acción de Emergencia del Gobierno (PAEG) del Ministro de Plane-  
68  
ación Roberto Campos para el gobierno de Castelo Branco. Fue el  
cumplimiento de tales metas lo que creó los prerrequisitos necesarios  
para sanear la economía, contener la inflación y promover cierta es-  
tabilidad monetaria a través de la ortodoxia económica del Fondo  
Monetario Internacional o FMI (contención tanto de sueldos y sala-  
rios, como de los créditos a la pequeña y mediana empresa y del  
69  
gasto público). Tal política tuvo consecuencias: el empobrecimiento  
de los asalariados, la quiebra de las pequeñas y medianas empresas  
y el aceleramiento del proceso de concentración y monopolización  
de la economía. Conceptualmente, tal situación, podría interpretarse  
como la superexplotación de la fuerza del trabajo.  
En este contexto, se fortaleció un capitalismo de estado pro-  
curando la expansión de la intervención productiva directa del  
mismo en sectores rentables como las petroquímicas, minería, bienes  
7
0
de consumo durable, etc. Según Fernando Henrique Cardoso, el  
sector público llegó a participar, en la década de los años 1970 con  
más del 50% en la formación anual de capital fijo pues era el propie-  
6
6
6
7
7 Ibídem.  
8 Ibíd., p. 262  
9 Ibídem.  
0 Vania Bambirra. Op. cit., p. 263.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
90  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
tario de 56 de las 100 mayores empresas que operan en el país, en  
términos de patrimonio y valor de la producción. Por otra parte, los  
sectores militares nacionalistas se orientaron a la elaboración de pro-  
yectos como la construcción de la empresa hidroeléctrica de Itaipú,  
empresas nucleares, etc. Esta situación terminó de consolidar la de-  
pendencia del Estado brasileño de las multinacionales, y del sistema  
financiero internacional al fomentar el endeudamiento externo. El  
proyecto de edificación liberal-conservador tenderá una vez más a  
abrir camino hacia un Estado fascista. 71  
Desarrollando su economía mercantil, en función del mercado mun-  
dial, América Latina es llevada a reproducir en su seno las relaciones  
de producción que se encontraban en el origen de la formación de ese  
mercado, y que determinaban su carácter y su expansión (señalamos  
ya que esto se da inicialmente en los puntos de conexión inmediata con  
el mercado mundial; sólo progresivamente, y aún hoy de manera des-  
igual, el modo de producción capitalista irá subordinando al conjunto  
de la economía). Pero ese proceso estaba marcado por una profunda  
contradicción: llamada a coadyuvar a la acumulación de capital con  
base en la capacidad productiva del trabajo, en los países centrales,  
América Latina debió hacerlo mediante una acumulación fundada en  
la superexplotación del trabajador. En esta contradicción radica la esen-  
cia de la dependencia latinoamericana.  
La base real sobre la cual ésta se desarrolla son los lazos que ligan a la  
economía latinoamericana con la economía capitalista mundial. Nacida  
para atender a las exigencias de la circulación capitalista, cuyo eje de  
articulación está constituido por los países industriales, y centrada pues  
sobre el mercado mundial, la producción latinoamericana no depende  
para su realización de la capacidad interna de consumo. Se opera así,  
desde el punto de vista de país dependiente, la separación de los dos  
momentos fundamentales del ciclo del capital —la producción y la cir-  
culación de mercancías— cuyo efecto es hacer que aparezca de manera  
específica en la economía latinoamericana la contradicción inherente a  
la producción capitalista en general, es decir, la que opone el capital al  
72  
trabajador en tanto que vendedor y comprador de mercancías.  
7
7
1 Ibíd., p. 266.  
2 Ruy Mauro Marini, Dialéctica de la dependencia, Editorial Era, México D.F, 1987, pp. 49-50.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
91  
Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
Atilio Borón  
La tendencia al autoritarismo en la historia de América La-  
tina se ha mostrado persistente desde el origen fundacional de su  
sistema político. Posiblemente debido a que el mismo resulta ser más  
una prolongación de las élites económicas, las cuales procuraron for-  
mar un sistema político acorde con sus intereses.  
El sello autoritario del capitalismo latinoamericano tiene raíces muy  
profundas que alcanzan tanto a su matriz colonial como a la modalidad  
de desarrollo dependiente y reaccionario por medio de la cual estas so-  
ciedades se integraron a los mercados mundiales. Pasaron muchas dé-  
cadas, es cierto, pero las pesadas herencias de la tradición política  
73  
autoritaria aún conservan una robusta existencia en nuestra región.  
Empero, la necesidad prolongada de consenso general para  
lograr una cohesión prolongada del sistema político-social en el des-  
envolvimiento histórico de América Latina para lograr un mejor des-  
arrollo económico, reafirma la necesidad del sistema democrático;  
imbricado el mismo con una recurrencia persistente de los regímenes  
autoritarios. En efecto, de manera conceptual, la democracia no cons-  
tituye sólo un método de gobierno, sino una condición necesaria de  
la sociedad civil. Dependiendo de la circunstancia histórica, podría  
entendérsela como “(…) un conjunto de reglas ‘ciertas’ del juego que  
permita institucionalizar –y provisoriamente resolver– los antago-  
nismos sociales y llegar a resultados ‘inciertos’, es decir, no siempre  
ni necesariamente favorables a los intereses de las clases dominantes  
74  
(
…)”. De manera concreta, pueden darse diferentes tipos de demo-  
cracia dependiendo del diseño temporal de la misma. En este sen-  
tido, no ha existido necesariamente un modelo de democracia que  
conlleve una secuencia atemporal por sobre las realidades históricas.  
Es indudable pues que el estudio de los correlatos económicos de la  
democracia –así como de la perfomance económica de los regímenes de-  
7
3 Atilio Borón, “La transición hacia la democracia en América Latina: problemas y perspectivas.  
Capítulo VII”, en Estado, capitalismo y democracia en América Latina, Consejo Latinoamericano  
de Ciencias Sociales, CLACSO, Argentina, 2003, p. 228.  
74 Atilio Borón, Ibíd., p. 230.  
BOLETÍN ANH Nº 203 • 71–98  
92  
Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
mocráticos– es un asunto de tanta trascendencia como el adecuado di-  
seño del sistema político y de los mecanismos de representación po-  
pular.7  
5
En síntesis, el elemento persistente para el surgimiento de  
los regímenes autoritarios estaría determinado por las demandas  
irresueltas de la sociedad civil junto con la ampliación institucional  
de los márgenes de participación social en el ámbito democrático.  
Tal situación puede provocar márgenes de ruptura democrática,  
sobre todo, en situaciones claras de ingobernabilidad social.  
Nos encontramos así ante una situación en la que las demandas gene-  
radas en la sociedad civil se multiplican, habida cuenta de las injusti-  
cias, privaciones y sufrimientos provocados tanto por la crisis  
capitalista como por las políticas de ajuste y la recomposición global  
que le suceden, lo cual origina un verdadero aluvión de reivindicacio-  
nes de diverso tipo. Por otra parte, éstas se encuentran facilitadas –y  
hasta cierto punto potenciadas– por el clima de libertad, pluralismo y  
tolerancia que caracteriza a las noveles democracias latinoamericanas.  
(…) El resultado es la ingobernabilidad tendencial del régimen demo-  
crático, su acelerada deslegitimización y su probable desestabilización,  
con los riesgos nada pequeños de una inesperada, además de cruenta  
e indeseada, reinstalación de una dictadura militar de nuevo tipo.7  
6
Reflexiones sobre el autoritarismo  
En esta segunda parte del ensayo, considero necesario ela-  
borar una breve síntesis de los planteamientos centrales de los auto-  
res antes citados, para posteriormente, exponer mis reflexiones al  
respecto.  
Para Gino Germani, el origen del autoritarismo en América  
Latina en sus diferentes formas y contextos, estaría dado por la per-  
sistencia de demandas sociales y el consecuente desborde político-  
administrativo para resolverlas favorablemente, lo cual daría paso,  
casi siempre, a formas autoritarias de gobierno.  
7
7
5 Ibíd., p. 235. Letras itálicas en el original.  
6 Ibíd., pp. 261-262.  
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Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
Según Guillermo O’Donnell, el pretorianismo de masas ocu-  
rre cuando los niveles de participación y movilización política exce-  
den marcadamente los niveles de institucionalización política. Es  
decir, en sociedades de alta modernización y movilización, en donde  
los movimientos sociales y las organizaciones complejas juegan un  
papel decisivo y exigente; en este marco si al mismo tiempo confluye  
la ausencia de un acuerdo entre los grupos acerca de los métodos le-  
gítimos para la resolución de conflictos, podría originar una fuerte  
tendencia hacia la ruptura del régimen político existente, dado que  
los beneficios obtenidos por los sectores sociales demandantes son  
limitados y aquello disminuye aún más las posibilidades democrá-  
ticas efectivas de las instituciones vigentes. Cuando los actores se  
cansan de estas reglas del juego, procuran cambiarlas. Es en este mo-  
mento cuando puede darse la instauración de un nuevo régimen po-  
lítico, el cual implique unas nuevas reglas del juego. Tal coyuntura  
sería el origen del surgimiento de un régimen autoritario. La coali-  
ción golpista podría estar compuesta por los oficiales militares y por  
los civiles que consciente y directamente, participaron en la ejecución  
de tales propósitos.  
O´Donnell coloca en el centro de sus preocupaciones al Es-  
tado y sus tendencias de cambio. De manera general suponía que,  
en condiciones de atraso social, la modernización podría generar  
presiones a favor de nuevos patrones de dominación autoritaria en  
América Latina, ocasionando el surgimiento de los EBA debido al  
agotamiento de una determinada fase del proceso industrializador.  
La profundización vertical de tal modelo de desarrollo en crisis obli-  
garía a la adopción de medidas inequitativas en términos sociales,  
lo cual le restaría –en apariencia– espacio al populismo; en realidad,  
las solicitudes populares se verían incrementadas. En suma, todo lo  
antes descrito se transformaría en un círculo, donde finalmente, sal-  
dría favorecida la solución autoritaria.  
Para Norbert Lechner, interrogarse sobre el Estado autorita-  
rio es problematizar un orden alternativo al Estado democrático. En  
este sentido, la estrategia autoritaria corresponde a una crisis de la  
democracia. El fracaso de la misma estaría originado en un exceso  
de participación de las demandas de los diferentes sectores sociales,  
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Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
lo cual impediría gobernar y ocasionaría, en este caso, el surgimiento  
del Estado autoritario. En este contexto, el modo autoritario que se  
impuso en el Cono Sur se originó a partir de una estrategia de creci-  
miento para la exportación apoyada en una asociación del capital  
transnacional y del capital nacional. Así, posteriormente la fuerte  
disparidad de ingresos, la caída de sueldos y salarios reales junto a  
una alta desocupación estructural, constituyeron elementos implíci-  
tos en el modelo económico, todo lo cual ocasionó que se acentuara  
la función represiva del aparato estatal.  
En el análisis elaborado por Vania Bambirra estaría originado  
en el contexto social de la modernización, industrialización y pro-  
teccionismo. En efecto, el proyecto de las élites para edificar el Estado  
liberal-conservador, junto a continuas demandas populares no re-  
sueltas por los diferentes gobiernos de origen militar, terminaría por  
abrir el camino a la instauración de un Estado de tipo autoritario, en  
donde se consolidaría el papel de las Fuerzas Armadas y a la par el  
carácter definitivo que adquiere el Estado burgués. El proyecto libe-  
ral-conservador debe ser entendido como un régimen constitucional  
que asigna a las Fuerzas Armadas la función de guardianes del  
orden, de la unidad y de la seguridad nacional, sin que participen  
directamente en la dirección del Estado.  
Según Atilio Borón, el origen del autoritarismo en el capita-  
lismo latinoamericano tendría raíces muy profundas, se originarían  
en la época colonial, cuando las sociedades de la periferia se integra-  
ron a una modalidad de desarrollo dependiente, en el marco de una  
estructura productiva que necesitaba un Estado fuerte como reflejo  
de las continuas diferencias internas entre las élites dominantes. Por  
este motivo, la necesidad permanente del consenso entre los diferen-  
tes grupos sociales –en un marco democrático– resulta de primera im-  
portancia en la historia de América Latina a la hora de combatir los  
regímenes autoritarios. En este aspecto, allí donde las continuas de-  
mandas democráticas de la sociedad civil se multiplican generando  
un verdadero aluvión de reivindicaciones sociales, tal situación podría  
derivar en un entorno de ingobernabilidad social originando una pro-  
bable falta de legitimidad de los diferentes gobiernos, lo que a su vez  
podría dar lugar al surgimiento de los regímenes autoritarios.  
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Carlos Alberto Zambrano Argandoña  
En la parte introductoria de este ensayo, sostenía la idea de  
que el origen del autoritarismo en América Latina podría deberse a  
la incapacidad de los gobiernos para darle forma a un Estado que  
sea capaz de atender institucionalmente las demandas de los dife-  
rentes sectores sociales, lo que originaría una inevitable crisis polí-  
tica. Así, en determinados actores sociales y políticos de América  
Latina, parece existir una visión un tanto instrumentalista del Estado,  
con aparentes atisbos de una correspondencia y reacción del Estado  
ante una realidad socioeconómica muy concreta.  
La naturaleza misma del autoritarismo sólo es susceptible de  
ser entendida en la medida en que se estudie la estructura social en  
donde se desarrolla, teniendo en cuenta los intereses y voluntades  
de los sujetos que intervienen. De esta forma, tanto el reduccionismo  
económico como político, no resultan adecuados a la hora de tratar  
de analizarlo. Para ello, se debe utilizar una visión de conjunto apo-  
yada en elementos contextuales, para poder entender mejor este fe-  
nómeno que ha demostrado ser recurrente en la historia de América  
Latina.  
Conclusiones  
El origen del autoritarismo en América Latina podría deberse  
a la incapacidad de los gobiernos para darle forma a un Estado que  
sea capaz de atender adecuadamente las demandas de los diversos  
sectores sociales. El Estado al ser sobrepasado por tales solicitudes,  
daría origen a una crisis política implicando diferentes consecuencias  
sociales y económicas.  
En general, estudiosos del tema del Estado en América La-  
tina como Norbert Lechner y Guillermo O´Donnell llegaron a afir-  
mar que se carece de una teoría del Estado en América Latina. Por  
ello, sería muy recomendable trabajar analíticamente a partir de una  
mayor especificidad sobre el estudio del Estado y de sus respectivas  
crisis políticas. El estudio de formas reales y diferenciadas del ejer-  
cicio del poder en la región, incluyendo sus respectivos matices, ayu-  
daría mucho a entender de una mejor manera el desarrollo político  
de las sociedades latinoamericanas.  
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Conceptualizaciones sobre el  
Estado autoritario en América Latina  
De manera conceptual, el Estado es una construcción social  
cuya finalidad es alcanzar el bien común; el gobierno es el encargado  
de administrar el Estado en procura de tal fin. Es posible sugerir la  
necesidad de que en los países latinoamericanos concurran una serie  
de pactos sociales para establecer una determinada forma democrá-  
tica de gobierno. Sería un modelo a crear que permita resolver de  
manera pacífica y consensual las diferencias internas de cada socie-  
dad para lograr así un Estado instituido como ente rector de los di-  
ferentes componentes societales. Existen, para ello, metas mínimas  
a alcanzar: equidad económica y social, igualdad de oportunidades,  
libertad política, igualdad ante la ley, justicia efectiva, etc.  
El problema del papel de las Fuerzas Armadas en América  
Latina y su relación con formas autoritarias de gobierno siempre ten-  
drá una importancia fundamental. La profesionalización e inclusión  
social de las mismas, merece una delicada atención. Pero, mientras  
la democracia se desenvuelva en el plano político donde se eligen  
gobiernos sin mejorar los diferentes planos económico y social, pa-  
sando por lo cultural, el sistema democrático continuará teniendo  
serias limitaciones para su desarrollo en América Latina. En este sen-  
tido, es importante perfeccionar los mecanismos del control y ejerci-  
cio del poder ciudadano sobre las políticas públicas para lograr  
acercar el poder real a la ciudadanía. Sería una manera de darle una  
forma más democrática al Estado actualmente vigente en América  
Latina.  
Biblioꢀrafía  
BAMBIRRA, Vania, “El Estado en Brasil: del dominio oligárquico a la apertura  
controlada”, en Pablo González Casanova (Coordinador), El Estado en  
América Latina. Teoría y práctica. Universidad de las Naciones Unidas  
(UNU). Siglo XXI Editores. México, D.F. 1990.  
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de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires/ CLACSO. Argentina,  
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mericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Argentina, 1985.  
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La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Zambrano Argandoña,  
Carlos, "Conceptualizaciones sobre el Estado autoritario en  
América Latina", Boletín de la Academia Nacional de Historia , vol.  
XCVIII, Nº. 203, enero - junio 2020, Academia Nacional de  
Historia, Quito, 2020, pp.71-98