BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C Nº 208-A  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C  
Nº 208-A  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 208-A  
Julio–diciembre 2022  
HISTORIAS DE HERÁLDICA:  
UN ESCUDO EN PIEDRA CON 440 AÑOS DE HISTORIA  
EN CHAMBO1  
Álvaro Mejía Salazar2  
Resumen  
Esta investigación presenta la historia de una piedra herál-  
dica con más de cuatrocientos años de historia que se ha encontrado  
en la iglesia del cantón Chambo. Su historia, parcialmente conocida,  
es en esta ocasión expuesta de manera completa. En este estudio  
también se expondrá varios pasajes de la historia social y urbana de  
Chambo, así como la vida de dos hombres del siglo XVI relacionados  
con el centenario vestigio lítico centenario.  
El texto se articula a través de los siguientes acápites: Oríge-  
nes hispánicos de Chambo; Diego de Torres, primer encomendero  
de Chambo; Fundación de la iglesia y conventillo de Nuestra Señora  
de la Paz; Rodrigo de Paz Maldonado, segundo encomendero de  
Chambo; un enterramiento centenario en Chambo. Este trabajo pre-  
senta también conclusiones.  
Palabras clave: Heráldica, Chambo, Diego de Torres, Paz Maldo-  
nado.  
1
2
Recibido: 28-08-2022 // Aceptado: 02-10-2022  
Riobamba (1982). Doctor en Derecho, Universidad Complutense de Madrid, España. Miembro  
de la Academia Nacional de Historia, de la Academia Ecuatoriana de Historia Eclesiástica, del  
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, de la Academia Nicaragüense de Historia y  
Genealogía, etc. Docente universitario en materia jurídica (UASB-E, UEES, PUCE-Q, etc.). ar-  
mejiasalazar@gmail.com  
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Álvaro Mejía Salazar  
Abstract  
This investigation presents the history of a heraldic stone  
with more than four hundred years of history that for centuries has  
been found in the church of the Chambo canton. Its history, partially  
known, is on this occasion fully exposed. In this study they will also  
expose several passages of the social and urban history of Chambo,  
as well as the lives of two men from the 16th century related to the  
centennial lithic vestige.  
The text is articulated through the following sections: His-  
panic Origins of Chambo; Diego de Torres, first encomendero of  
Chambo; Foundation of the church and conventillo de Nuestra Se-  
ñora de la Paz; Rodrigo de Paz Maldonado, second encomendero of  
Chambo; A centennial burial in Chambo. This work also presents  
conclusions.  
Keywords: Heraldry, Chambo, Diego de Torres, Paz Maldonado.  
Orígenes hispánicos de Chambo  
Aparte de las informaciones que arqueólogos puedan ofre-  
cer, los primeros datos que tenemos del pueblo de Chambo vienen  
con la conquista española de estos territorios. Así, la estratégica Rio-  
bamba fue tomada por Diego de Almagro en julio de 1534, luego de  
una tenaz resistencia de los puruhaes –que no de los incas–. De  
hecho, una de las principales batallas de esta conquista se dio en la  
llanura del pueblo del cacique Achamba, quien fue finalmente ven-  
cido y tomado prisionero. Sobre este hecho, el cronista Gonzalo Fer-  
nández de Oviedo (Madrid, 1478 - Santo Domingo, 1557) señala:  
E fue preso el señor de aquella [cacique Achamba], al cual llegó un  
mensajero y este cacique informado del mensajero, apartó en secreto  
al capitán Almagro, e díjole como venían muchos cristianos e gente que  
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Un escudo en piedra  
con 440 años de historia en Chambo  
el capitán Alvarado traía, e mucha artillería e muchos caballos, e que  
le habían salido muchos indios al encuentro, e tenían mucha guerra  
con el dicho Alvarado. Por esto, recogió su campo e fue a la ciudad de  
Riobamba.3  
En Riobamba y mientras aguardaban la llegada de Pedro de  
Alvarado y sus tropas –que venían desde Centroamérica con autori-  
zación para la conquista de Quito–, los hombres de Almagro fueron  
atendidos por los indígenas del sector y también por la gente de  
Achamba. Cabe recordar que para hacer prevalecer sus derechos de  
conquista y adelantarse fácticamente a Alvarado, Almagro decidió  
fundar la ciudad de Santiago de Quito el 15 de agosto –que no San  
Pedro de Riobamba, la cual fue fundada el 9 de julio de 1575–. Pos-  
teriormente, arribado Alvarado y negociada su renuncia a la con-  
quista de Quito, Almagro –que no Benalcázar– fundó desde Santiago  
la villa de San Francisco de Quito –que ya había sido visitada por  
Benalcázar meses atrás–, el 28 de agosto –que no el 6 de diciembre,  
fecha en la cual solo existió la primera reunión del cabildo español  
4
de Quito–. Finalmente, Almagro, Alvarado y parte de sus hombres  
partieron al Cuzco, y Benalcázar y otra parte de las tropas partieron  
hacia el norte, a tomar posesión efectiva de San Francisco de Quito.  
En más, los territorios del cacique Achamba fueron muy va-  
lorados por los españoles que los conocieron, dado lo fructífero de  
sus campos y su considerable población. Finalizada la conquista de  
los territorios de esta parte del Tahuantinsuyo, pronto los ibéricos  
que participaron en ella buscaron repartimientos de tierras y otros  
privilegios y mercedes. Así, el 28 de julio de 1540, el capitán Diego  
de Torres obtuvo de don Francisco Pizarro varias encomiendas en  
5
reconocimiento a sus desempeños, entre ellas la de Achambo que  
había conocido muy bien, pues había sido uno de los hombres de  
Almagro.  
3
4
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, Historia general y natural de las Indias, islas y tierra-  
firme del mar océano. Tercera parte. Tomo IV (Madrid: Real Academia de la Historia, 1855), 240.  
Para mayores datos sobre cómo ocurrió la fundación de Santiago de Quito, de San Francisco  
de Quito y de San Pedro y San Pablo de Riobamba, ver mi obra: Hombres del XVI. Vida de fun-  
dadores y primeros pobladores de la provincia del Quito (Quito: IPGH, 2015).  
5
Fernando Jurado, Los Paz en Ecuador y el Sur de Colombia (Quito: SAG, 2001), 64.  
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Como encomendero, Diego de Torres debía encargarse de la  
evangelización de los indígenas de la jurisdicción de su encomienda,  
así como de su cuidado general. En este punto debe recordarse que  
la reina Isabel La Católica, mediante Real Provisión dada en Sevilla  
el 20 de junio de 1500, ordenó la prohibición de la esclavitud para  
los indígenas y su tratamiento de súbditos de la Corona. A cambio  
de la evangelización, el encomendero tenía derecho a recibir conti-  
nuamente de sus encomendados una muy importante cantidad de  
bienes y servicios.  
Con el establecimiento de la encomienda, el antiguo poblado  
puruhá inició su proceso de urbanización a la usanza española, con  
la creación de un núcleo principal alrededor de la casa de adminis-  
tración de la encomienda y, seguramente, las casas de los caciques,  
que siempre convenía tenerlos próximos. En todo caso, uno de los  
principales hitos fundacionales del pueblo de Chambo –sino el prin-  
cipal– se dio unas décadas más adelante, exactamente en 1550, según  
expondré más adelante. Pero, por ahora, conviene referirme a la vida  
del primer encomendero de Chambo, el capitán Diego de Torres.  
Diego de Torres, primer encomendero de Chambo  
Diego de Torres había nacido de Casarrubios del Monte, pro-  
6
vincia de Toledo. No he logrado encontrar su pasaporte ni otra in-  
formación de su paso a América en el Archivo General de Indias de  
Sevilla, tampoco informaciones fiables de sus actuaciones antes de  
1
534. Lo cierto es que antes de tal año debió estar en el Perú, pues  
fue uno de los hombres que acompañó al mariscal Diego de Alma-  
gro en la conquista de Quito. De hecho, estuvo en el pueblo de Rio-  
7
bamba en la fundación de Santiago de Quito el 5 de agosto de 1534.  
Luego estuvo también en la fundación de San Francisco de Quito, el  
8
2
8 de agosto de 1534. Acordada la compra de la armada de don  
6
7
Piedad y Alfredo Costales, Viracochas y peruleros (Quito: Xerox, 1995), p. 151.  
(…) en Coquimbo, supo de su nombramiento como mariscal de la Nueva Toledo. En: Centro  
virtual Cervantes, Diego de Almagro. Ver en: https://cvc.cervantes.es/artes/ciudades_patri-  
monio/quito/personalidades/almagro.htm (26-09-2022)  
8
José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I (Publicaciones del Archivo  
Municipal, Quito, 1934), pp. 34 y 51.  
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con 440 años de historia en Chambo  
Pedro de Alvarado –que originalmente era un pago indemnizatorio,  
pero luego terminó resultando en una compra–, para evitar una gue-  
rra fratricida entre almagristas y alvaradistas, Torres abandonó a Al-  
magro y se unió a Sebastián de Benalcázar en su marcha definitiva  
hacia Quito –de hecho, esto pudo haberse dado por una instrucción  
del propio Almagro quien no confiaba en Benalcázar y tenía en es-  
tima a Torres–. Consolidada la toma de Quito, se concedió a Torres  
un solar principal frente al de Benalcázar, lo cual denota su impor-  
tancia, pero luego se le concedió otro de un cuarto de manzana en la  
actual plaza de Santo Domingo, que desde ese entonces pasó a ser  
9
públicamente conocida como plaza de Diego de Torres.  
10  
En enero 1536 fue elegido regidor del cabildo quiteño y se  
11  
le concedieron varias estancias. En enero 1537 fue nuevamente ele-  
1
2
gido regidor y en junio de tal año se le otorgaron otras estancias  
13  
más. En febrero de 1538, Benálcazar part de Quito hacia Popayán  
y Cali, no sin antes nombrar a Diego de Torres como su sucesor en  
el cargo de Teniente de Gobernador; nombramiento que fue recibido  
1
4
con beneplácito por el cabildo quiteño y fue desempeñado solo  
hasta el mes de mayo de dicho año. El 28 de julio de 1540, recibió de  
Francisco Pizarro las encomiendas de Achambo y Perucho, en pre-  
mio a sus méritos. Para 1542, estuvo en la pacificación de las provin-  
1
5
cias de Quisna, Macas, Paira y Sangay. En 1543 y 1544 fue  
nombrado alcalde ordinario de Quito.16  
9
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1
1
1
José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I, p. 340.  
0 José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I, p. 163.  
1 José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I, p. 128.  
2 José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I, p. 203.  
3 José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I, p. 263.  
4 José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I, pp. 365-368.  
5 Piedad y Alfredo Costales, Viracochas y peruleros, p. 151.  
6 José Rumazo (paleógrafo), Libro primero de cabildos de Quito, tomo I, p. 373.  
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Álvaro Mejía Salazar  
Firma del capitán Diego de Torres  
Acta del cabildo de San Francisco de Quito, 5 de abril de 1544  
Torres fue uno de los españoles más industriosos de estos  
tiempos: tuvo obraje de lana en las jurisdicciones de Riobamba y  
Ambato, donde también poseyó minas de plata, cultivo vid en Pe-  
rucho, fue ganadero de vacuno y porcino, cultivó frutales como man-  
zanas, peras, melocotones y membrillos en las vegas del  
17  
Machángara. Estuvo casado con doña Isabel de Aguilar y Monte-  
negro, extremeña de Trujillo, una de las primeras españolas llegadas  
a Quito y hermana del dominico fray Alonso de Montenegro, de  
doña Mencía de Montenegro, quien estuvo casada con el también  
encomendero Francisco de Londoño y de doña Ana Valverde Agui-  
lar y Montenegro, quien estuvo casada con Sancho de la Carrera, otro  
18  
encomendero.  
En la rebelión suscitada entre 1544 y 1545, donde Gonzalo  
Pizarro se levantó contra las limitaciones que a los capitanes de la  
conquista imponían las Leyes Nuevas del rey Carlos I, Diego de Torres  
plegó al bando realista. En junio de 1545 se alojó en su casa el virrey  
Blasco Núñez Vela, encargado de la implementación de las mencio-  
nadas leyes en el Perú. Desde esta casa, que era de las mejores de la  
ciudad, se mandaron a hacer picas y arcabuces para la lucha contra  
17 Luciano Andrade Marín, “La plaza de Santo Domingo”, en vespertino Ultimas Noticias, Quito:  
El Comercio, 19 de diciembre de 1964.  
1
8 Javier Ortiz de la Tabla Ducasse, Los encomenderos de Quito, Escuela de Estudios Hispano-  
americanos de Sevilla, Sevilla, España 1993), p. 247.  
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con 440 años de historia en Chambo  
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Pizarro. En la batalla de Iñaquito, que enfrentó a los hombres de  
Núñez Vela contra los de Pizarro el 18 de enero de 1546, el capitán  
Diego de Torres guerreó junto al virrey, falleciendo a causa de heri-  
das sufridas en combate; a Núñez Vela los pizarristas lo tomaron  
preso y ultimaron.  
Fundación de la iglesia y conventillo de Nuestra Señora de la Paz  
Con la muerte de Diego de Torres, su viuda, doña Isabel de  
Aguilar y Montenegro, pasó a ser la legítima poseedora de la enco-  
mienda de su difunto esposo, pero no de propietaria, pues dada su  
condición mujeril no podía ser la titular de tal merced –cosas del  
siglo XVI–. Para esos mismos tiempos, un salmantino llamado Ro-  
drigo de Paz Maldonado y Castro, que había venido a Quito en 1544  
junto al virrey Núñez Vela y que en 1545 había tenido que huir a Pa-  
namá por la persecución de Gonzalo Pizarro en su contra, tuvo no-  
ticias del arribo del pacificador licenciado Pedro de La Gasca, quien  
había sido enviado por el monarca español para aplacar la revolu-  
ción de los encomenderos encabezada por el antes mencionado Pi-  
2
0
zarro. Paz se puso de inmediato a las órdenes del pacificador  
viajando desde Panamá a Jauja en el Perú. El 9 de abril de 1548, par-  
ticipó del lado realista en la batalla de Jaquijahuana, donde se des-  
barató la revolución de los encomenderos y se ajustició a Pizarro.  
He descubierto que pocos días después de la batalla de Ja-  
quijahuana, el 22 y el 30 de abril de 1548, el licenciado Pedro de La  
Gasca emitió desde el Cuzco dos cartas de recomendación a favor  
2
1
de Paz, en recompensa a sus servicios. La primera fue una reco-  
mendación general sin destinatario específico, donde La Gasca re-  
conoce la destacada participación de Paz en la batalla de  
Jaquijahuana, sus servicios a favor del difunto virrey Núñez Vela y  
de la corona. La segunda misiva resulta realmente interesante. Se en-  
cuentra dirigida “A la Magnífica Señora Doña Ysabel de Aguilar  
1
9 Jacinto Jijón y Caamaño, Sebastián de Benalcázar, tomo II (Quito: La Prensa Católica, 1949),  
p. 147.  
2
2
0 Fernando Jurado, Los Paz en Ecuador y el Sur de Colombia, p. 66.  
1 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.29//PATRONATO,112,R.2.  
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muger que fue de Diego de Torres que descansa en gloria – En  
Quito”. Se trata de una delicada pero directa conminación de don  
Pedro de La Gasca a doña Isabel de Aguilar para que se desposase  
con Rodrigo de Paz Maldonado. Doña Isabel de Aguilar y Montene-  
gro. Para mayor ilustración y documentación transcribo la curiosa  
misiva:  
Carta que el pacificador Pedro de La Gasca remitió a Isabel de Aguilar,  
recomendándole celebrara esponsales con Rodrigo de Paz Maldonado  
Archivo General de Indias, Sevilla  
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con 440 años de historia en Chambo  
Magnífica Señora.  
El Señor Ro de Paz es un muy buen cavallero de Salamanca y persona  
muy celosa del servicio de su magestad y como tal anduvo en su ser-  
vicio en tiempo del visorrey y agora se halló en la batalla contra Go Pi-  
zarro y sus sequaces. Al qual por el respecto y por lo que soy de sus  
servicios y lo dicho de su persona merece, le soy muy afficionado y lo  
tengo en lugar de deudo y por la bondad y onestidad de vuestra mer-  
ced, deseo que se afficione a casarse con él y por los respectos y a dicho  
señor recibire en ello mucha dicha mío Señor conserve y augmente en  
su sancto servicio la magnífica persona de usted como desea y yo deseo  
de él. Cuzco a XXX de abril de 1548.  
Aprecio de El Licdo Gasca.22  
Pedro de La Gasca premió a Rodrigo de Paz “dándole la  
mano” de la acaudalada e hidalga viuda doña Isabel de Aguilar y  
Montenegro. Es evidente que Paz había conocido a Isabel en su es-  
tancia en Quito entre 1544 y 1545, y se había prendido de ella –o  
acaso de su condición de viuda hidalga y rica–; esto explica que haya  
buscado inmediatamente después de Jaquijahuanala concesión de  
esta “merced” y no haya esperado el otorgamiento de otras recom-  
pensas materiales en el reparto de Huaynarima del 16 de agosto del  
mismo 1548. Además, y esto no se debe olvidar, junto con la mano  
de Isabel venía también la titularidad de las encomiendas de su di-  
funto esposo don Diego de Torres. De esta manera, con la delicada  
carta de conminación del licenciado La Gasca, Paz regresó a Quito,  
desposó a Isabel y tomó posesión de su fortuna –cosas, insisto, del  
siglo XVI–.  
Casado y encomendero de facto, Paz solicitó avecinarse for-  
malmente en Quito, calidad que fue otorgada por el cabildo quiteño  
2
3
en reunión del 18 de septiembre de 1548. Así mismo, pronto se  
preocupó de sus nuevas propiedades, especialmente de su enco-  
22 Ibídem.  
23 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II (Publicaciones del Ar-  
chivo Municipal, Quito, 1934), p. 84.  
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mienda de Achambo o Chambo, como también se la empieza a co-  
24  
nocer desde entonces. En efecto, junto con su esposa, se preocupa-  
ron del mejoramiento del poblado que había venido desarrollándose  
y lejos de mantener el estatus de mera encomienda con cura doctri-  
nero errante, construyeron una iglesia y un pequeño convento en  
1550.  
En recuerdo de la fundación de la iglesia y convento, Rodrigo  
de Paz Maldonado y su esposa, doña Isabel de Aguilar y Montene-  
gro, mandaron a labrar una piedra con una inscripción conmemora-  
tiva, la cual por ventura aún se conserva en uno de los lienzos de la  
iglesia matriz de Chambo. El texto de la piedra reza: “Esta iglesia y  
conventillo de Nuestra Señora de la Paz fundaron Rodrigo de Paz y doña  
Isabel de Aguilar su mujer a honra de Dios año de 1550. En todas las misas  
que aquí se dijeren han de rogar a Dios perpetua misericordia por ellos. Cris-  
tiano este fin has de ver.  
Más allá de fantasiosos y enteramente infundados mitos –re-  
almente disparatados– que se han publicado sobre una supuesta fun-  
dación oficial de San Juan Evangelista de Chambo en 1573, por orden  
25  
del virrey y con presencia del gobernador Alonso de Marchena, de  
la cual nada refieren las actas del cabildo quiteño donde entonces  
debía inscribirse este tipo de trascendentales actos jurídicos ni nin-  
gún otro documento de la época, ha de valorarse el año de 1550,  
como un hito fundamental en la organización urbana de Chambo.  
Desde entonces, el núcleo central del poblado iría tomando la racio-  
nalidad urbana que mantiene hasta la actualidad con iglesia, plaza  
y casas principales. Así, por ejemplo, el español Gaspar Fernández  
solicitó al cabildo Quito y se le concedió una cuadra lindante «con  
el monasterio de Achambo, calle en medio», el 3 de enero de 176;  
2
6
este solar luego fue vendido al feudatario Benito de Orta Martel.  
2
4 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro de cabildos de la ciudad de Quito 1575-1576 (Quito: Publicaciones  
del Archivo Municipal, 1935), 169. Corrijo a quien sostiene que el nombre “Chambo” se lo  
utiliza solo a partir del siglo XIX. Por citar solo dos ejemplos anteriores al uso del nombre  
Chambo” puedo citar las obras de Velasco y de Cicala, que datan del siglo XVIII.  
2
5 La relación de esta ficticia fundación, puede ser encontrada en: Luis Fernando Botero Villegas,  
Encomiendas, guardianías y doctrinas: Discursos y representaciones. El caso de Chimborazo,  
Ecuador (Riobamba: 2020), 171.  
26 Jorge Garcés (descifrador), Libro de proveimientos de tierras, cuadras, solares, aguas, etc., por los  
cabildos de la ciudad de Quito (Quito: Archivo Municipal, 1941), 21.  
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con 440 años de historia en Chambo  
La importancia del poblado fue en aumento, así, el 3 de octubre de  
1
586, el indio Juan Quingaray, de Chambo, solicitó y se le concedió  
27  
hierro para su ganado; el 3 de junio de 1587, logró igual concesión  
28  
«Pedro Sánchez barbero indio de Achambo»; mientras que, el 27 de  
junio de 1591, el español Juan Rodríguez de la Calle, residente en  
Chambo, consiguió su hierro para el ganado que tenía en dicho  
29  
lugar. Ya que señalado el impulso que Rodrigo de Paz Maldonado  
dio al poblado, ponderándolo como poblado y no como mera enco-  
mienda, vale la pena que me refiera a su vida.  
Inscripción en piedra que testimonia la fundación de la iglesia  
y convento de Nuestra Señora de la Paz, Chambo, 1550  
Iglesia Matriz de Chambo  
Rodrigo de Paz Maldonado, segundo encomendero de Chambo  
Nació en Salamanca, en 1512, hijo de Juan de Paz Maldonado  
3
0
y doña Elvira de Castro, hidalgos de Salamanca. He descubierto  
que Rodrigo de Paz pasó a Indias en 1535, acompañando al adelan-  
2
2
2
3
7 Ibíd., 122.  
8 Ibíd., 124.  
9 Ibíd., 140.  
0 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/11//PASAJEROS,L.6,E.1877  
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Álvaro Mejía Salazar  
tado Pedro Fernández de Lugo en la conquista de la provincia de  
Santa Marta. En 1536, a la muerte de Fernández de Lugo, Paz acom-  
pañó a Alonso Luis de Lugo –hijo del capitán Pedro Fernández de  
Lugo– quien pasó a comandar la pacificación de Santa Marta. Esta  
provincia ya había sido capitulada en calidad de gobernación en  
1
524 por Rodrigo de Bastidas; la consolidación del descubrimiento  
y conquista de esta zona, sin embargo, tardaría décadas y demanda-  
ría varias campañas. La gobernación de Santa Marta comprendía los  
territorios desde el Cabo de la Vela hasta la desembocadura del Rio  
31  
Magdalena.  
Entre 1540 y 1542, Paz fue uno de los 340 españoles que  
acompañaron al adelantado Francisco Vásquez Coronado en la fa-  
mosa expedición a las siete ciudades de oro de Cíbola y Quivira –ac-  
tual México y parte sur de Estados Unidos de América–. Paz aportó  
con un caballo propio, armas “de la tierra” y una chaqueta de cuero  
3
2
de venado. Pronto los hombres de Vásquez Coronado llegaron a  
Cíbola, pero descubrieron que las siete ciudades no eran sino un de-  
sierto habitado por gentes que vivían sumidas en la pobreza. La ex-  
pedición continuó en busca de mejores tierras; se descubrió el Gran  
Cañón y la boca del Colorado, el golfo de California y la región de  
Tiguex a orillas del Río Grande. Allí se instaló Vázquez Coronado a  
finales de 1540, aún convencido de que podía hallar Quivira. Con  
este propósito abandonó Tiguexa mediados de 1541 y recorrió las  
llanuras entre el río Mississippi y las montañas Rocosas hasta llegar  
a la actual Kansas. Decepcionado por el aspecto de la población que  
halló –una agrupación de bohíos habitados por los indígenas quivi-  
ras– se dedicó a recorrer por primera vez los actuales estados de Kan-  
sas, Nuevo México, Texas y Oklahoma. En la primavera de 1542,  
Vásquez Coronado y 100 de sus hombres –entre ellos Rodrigo de  
Paz– regresaron a México, donde el virrey Mendoza acogió al ade-  
lantado con frialdad y le abrió un proceso por su aparente abandono  
33  
de la empresa encomendada.  
3
3
1 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.29//PATRONATO,112,R.2  
2 Flint, Richard y Flint, Shirley Cushing, Documents of The Coronado Expedition, 1539-1542 (Sout-  
hern: Methodist University, 2005). Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/  
2
8.3.12.29//PATRONATO,112,R.2  
3
3 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.34//PATRONATO,117,R.5  
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con 440 años de historia en Chambo  
Instalado nuevamente en México, Rodrigo de Paz conoció al  
flamante virrey del Perú, don Blasco Núñez Vela, y decidió ponerse  
a sus órdenes. Junto al virrey viajó al Perú en 1543, estableciéndose  
luego en Quito. En 1545 acompañó a Rodrigo de Ocampo en una ex-  
pedición a Macas en busca de oro, pero la empresa fracasó. Durante  
tal año y en vista de su apoyo a Núñez Vela, fue perseguido por el  
rebelde Gonzalo Pizarro, razón por la cual tuvo que huir a Panamá;  
no participó en la batalla de Iñaquito. Residente en Panamá, Paz tuvo  
noticias del arribo del pacificador, licenciado Pedro de La Gasca, a  
quien acompañó el 9 de abril de 1548, en la batalla de Jaquijahuana,  
donde se desbarató la revolución de Pizarro.  
Según anticipé, en 1548 el licenciado Pedro de La Gasca pre-  
34  
mió sus servicios con una carta de recomendación general y con la  
mano de la viuda doña Isabel de Aguilar y Montenegro. Paz se ave-  
35  
cino formalmente en Quito el 18 de septiembre de 1548. En dicho  
año acudió en un par de ocasiones a la Casa de Fundición para pro-  
cesar su oro y en otras dos ocasiones para entregar el quinto real,  
36  
esto es, la quinta parte de su oro, que correspondía al rey. El 1 de  
enero de 1549 fue nombrado regidor del cabildo quiteño y, a fines  
3
7
del mismo mes, alcalde ordinario. El 16 de marzo fue nombrado  
fiel ejecutor en reemplazo de Pedro Martín Montanero. El 11 de  
mayo, Pedro de La Gasca, desde la Ciudad de los Reyes –Lima–, emi-  
tió una provisión a favor de Paz, nombrándolo regidor perpetuo de  
Quito, en recompensa a sus servicios, concretamente, por haberlo  
3
8
acompañado en la batalla de Jaquijahuana. En su calidad de al-  
calde, Paz comisionó a Gonzalo Montenegro para observar las minas  
descubiertas por Martín de la Calle meses atrás. En julio debió viajar  
a la Ciudad de los Reyes a posesionarse formalmente de todos los  
repartimientos que habían pertenecido a Diego de Torres, a los cuales  
accedió gracias a la merced de esponsales con la viuda de Torres, cor-  
34 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.29//PATRONATO,112,R.2  
35 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II, p. 84.  
36 Juan Freile, “Resumen del Libro de la Fundición del año de 1548”, en Archivo Nacional de  
Historia, ARNAHIS (Quito: Casa de la Cultura, 1968), pp. 181 y 182.  
3
3
7 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II, p. 131.  
8 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II, pp. 275-277.  
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263  
Álvaro Mejía Salazar  
tesía del licenciado La Gasca, como he demostrado; el acto de pose-  
39  
sión se llevó a cabo el 12 de agosto. Para diciembre lo encontramos  
de nuevo en Quito, notificando al cabildo quiteño la provisión dada  
40  
por La Gasca en mayo, en la cual se lo nombraba regidor perpetuo.  
Firma de Rodrigo de Paz Maldonado  
El 6 de febrero de 1550, el cabildo de Quito confirió poderes  
a Paz, a Rodrigo Núñez de Bonilla y a Juan Porcel, para presentarse  
ante el Consejo de Indias a fin de solicitar nuevas mercedes para la  
4
1
ciudad. Esto sería confirmado en reunión del cabildo del 30 de  
junio, donde se comisionó a Paz y a los antes nombrados Núñez de  
Bonilla y Porcel, para representar a la ciudad ante el virrey en bús-  
42  
queda de las mercedes. En 1551, el cabildo concedió a Paz cuatro  
43  
solares en el camino al Humilladero –salida norte de Quito–. Desde  
552 y durante 13 años, se radicó en la zona de Tomebamba –  
1
Cuenca– como minero de plata. En 1555, Paz y su esposa compraron  
una hacienda en Lumbisí, que hasta entonces había sido propiedad  
de Germán Alemán. Para servir en esta propiedad, Paz trajo a mu-  
chos indígenas de su encomienda de Chambo. Lumbisí permaneció  
en la familia durante una generación más; la heredó Alonso de Agui-  
44  
lar y Paz, quien la vendió al Monasterio de las Conceptas en 1601.  
3
4
4
4
4
9 Fernando Jurado, Los Paz en Ecuador y el Sur de Colombia, p. 66.  
0 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II, p. 279.  
1 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II, p. 299.  
2 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II, p. 344.  
3 José Rumazo (paleógrafo), Libro segundo de cabildos de Quito, tomo II, p. 398.  
BOLETÍN ANH Nº 208-A • 251–276  
264  
Un escudo en piedra  
con 440 años de historia en Chambo  
Para 1556, Paz contrató para sus hijos un profesor de gramá-  
4
5
tica y doctrina cristiana; su casa en Cuenca se ubicaba en la calle  
que salía de la plaza principal, hacia San Francisco. Durante su esta-  
día en dicha villa, se desempeñó como procurador del cabildo; ob-  
teniendo del rey siete provisiones a su favor, entre ellas, el título de  
“muy noble y muy leal”, derecho a estandarte y escudo, así como el  
beneficio para que el cabildo cuencano utilizase para sus gastos los  
dineros provenientes de las penas de cámara –multas y sanciones  
46  
que se imponían a infractores de ciertos delitos–. Curiosas son estas  
provisiones, que si bien constan en el primer libro del cabildo cuen-  
cano, no han sido ubicadas ni sus copias ni sus correspondientes res-  
guardos en el Archivo General de Indias.  
Regresando a Paz, el 19 de mayo de 1559, solicitó al cabildo  
cuencano la concesión de una estancia para ganado, sin precisar el  
47  
lugar; la solicitud fue favorablemente atendida. En 1561 se realizó  
la segunda relación de encomenderos de Quito con ocasión de la vi-  
sita ordenada por el virrey marqués de Cañete. Paz consta como ti-  
tular de las encomiendas de Chambo y Perucho, con una renta anual  
48  
de 2.700 pesos. Para 1562 era condueño de la mina San Bartolomé,  
situada en el cerro de Todos los Santos en Baños, lugar donde exis-  
tían unas 22 minas. Sus socios eran Nicolao de Rocha, Diego de Tapia  
y Juan de Almenara, todos vecinos de Cuenca. A principios de 1563,  
junto a sus socios, adquirieron a Melchor Méndez una mina de oro  
y plata en 1000 pesos; meses después adquirió, junto a Rocha y Tapia,  
otra mina en 1000 pesos en el mismo sitio de Todos los Santos.  
En julio, los mismos socios, adquirieron la mina de Santa Isa-  
bel y formalizaron la sociedad minera, que continuó las adquisicio-  
nes de tierras; en septiembre empezaron a explotar una de las minas  
4
4
4
4 Loreto Rebolledo, Comunidad y Resistencia El caso de Lumbisí durante la colonia (Quito: Flacso  
AbyaYala, 1992), p. 202.  
5 José María Vargas, “Génesis de la Cultura Ecuatoriana”, en Jorge Salvador Lara (Dir), Historia  
de la Iglesia Católica en el Ecuador, tomo II (Quito: AbyaYala, 2001), p. 814.  
6 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro Primero de Cabildos de la ciudad de Cuenca (Quito: Archivo Mu-  
nicipal, 1938), p. 101.  
4
4
7 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro Primero de Cabildos de la ciudad de Cuenca, p. 183.  
8 Javier Ortiz de la Tabla Ducasee, Los Encomenderos de Quito 1534–1660 (Escuela de Estudios  
Hispano-Americanos, Sevilla, 1993), p. 31.  
BOLETÍN ANH Nº 208-A • 251–276  
265  
Álvaro Mejía Salazar  
de Baños. La sociedad se redujo y quedó exclusivamente en poder  
49  
de Paz y Rocha, quienes, el 2 de noviembre de 1563, solicitaron al  
cabildo cuencano la concesión de un herido –veta– e ingenio para  
moler metal, un poco arriba de la que correspondía a Francisco de  
San Miguel. El cabildo concedió el herido y además una cuadra de  
terreno adicional, que había sido la costumbre. Apercibió el cabildo  
a los beneficiarios que debían iniciar la actividad minera en 6 meses,  
5
0
pues, de no hacerlo, la concesión quedaría vacante. El 18 de no-  
viembre, Paz vendió sus derechos en la mina Santa Isabel a Francisco  
de San Miguel, a quien a finales de año adquirió en compañía de  
Tapia y Almenera, una mina de azogue.51  
En enero de 1564 fue considerado como candidato para al-  
calde ordinario de Cuenca, sin embargo, únicamente Gonzalo de las  
5
2
Peñas apoyó su candidatura. En dicho año, elaboró una extensa  
probanza de méritos y servicios que alcanzó los 235 folios. Constan  
entre los documentos enviados, –que se detallan en un inventario–,  
diversas relaciones de las actuaciones meritorias de Paz, las cartas  
de recomendación que le entregó Pedro de la Gasca en 1548, incluida  
la conminatoria de esponsales dirigida a doña Isabel de Aguilar, el título  
de regidor perpetuo de Quito conferido por La Gasca, la entrega de  
las encomiendas de Diego de Torres y el poder que el cabildo quiteño  
53  
le extendió en 1550. Considero que el haber enviado la documen-  
tación que demostraba la concesión de mercedes por parte de La  
Gasca, cosa que ningún otro benemérito quiteño hizo, llevó a que el  
Consejo de Indias resolviese que los servicios de Paz ya se encontra-  
ban debidamente recompensados, por lo que no otorgó merced adi-  
cional. En enero de 1565 nuevamente sonó el nombre de Paz para la  
alcaldía de Cuenca, pero, una vez más, sólo obtuvo el respaldo de  
un miembro del cabildo –Pedro Cajas–. De hecho, Paz nunca ostentó  
54  
cargo alguno en la corporación edilicia cuencana. El 22 de julio de  
4
5
5
5
5
5
9 Fernando Jurado, Los Paz en Ecuador y el Sur de Colombia, p. 67.  
0 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro segundo de Cabildos de la ciudad de Cuenca, p. 14.  
1 Fernando Jurado, Los Paz en Ecuador y el Sur de Colombia, p. 67.  
2 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro segundo de Cabildos de la ciudad de Cuenca, 20 y ss.  
3 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.29//PATRONATO,112, R.2  
4 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro segundo de Cabildos de la ciudad de Cuenca, p. 94.  
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Un escudo en piedra  
con 440 años de historia en Chambo  
1
565, el presidente de la Real Audiencia, don Hernando de Santillán,  
dispuso que Paz pague la suma de 130 pesos anuales al cura doctri-  
nero franciscano que se encargaba de la educación de los indígenas  
de su encomienda de Chambo. También en 1565 Paz mantuvo una  
sociedad minera con Gil Ramírez Dávalos y Juan de Almenara en el  
sitio del Espíritu Santo o Baños; su participación en la sociedad bor-  
deaba los 900 pesos oro.56  
55  
Para 1566 estaba de regreso en Quito, donde hizo bautizar a  
de sus indígenas en El Sagrario. En 1568 declaró que tenía 56 años  
57  
9
y que era alfabeto. Para esta época era muy cercano a la orden fran-  
ciscana; en cierta ocasión intercedió por tal orden a fin de que se le  
concediese una bula de indulgencias similar a la que se había des-  
58  
pachado a favor de los Hermanos del Nombre de Jesús de Quito.  
También testificó a favor del franciscano colegio de San Andrés,  
cuyas partidas habían sido para ese entonces disminuidas. Paz de-  
claró: “Para sostener el colegio se privaban en lo buenamente posible, hasta  
59  
del vestido y comían en tasa”. A partir de 1569 pasó a morar en su en-  
comienda de Chambo, donde fundó un obraje de paños que lo enri-  
queció durante 10 años, otorgándole una ganancia anual de 6000  
6
0
pesos oro. Este obraje se desarrolló aún más, con ocasión de una  
sociedad que Paz formó con los comuneros blancos de Chambo,  
quienes proveyeron más indígenas, instalaciones y supervisión para  
61  
la industria. En 1571 había elaborado una nueva probanza de sus  
méritos y servicios en 192 folios, que fueron enviados a la corte, sin  
mayores resultados.62  
5
5 Augusto AlbujaMateus, Doctrinas y parroquias del Obispado de Quito en la Segunda Mitad del  
Siglo XVI (Quito: AbyaYala, 1998), p. 298.  
5
5
5
6 Fernando Jurado, Los Paz en Ecuador y el Sur de Colombia, pp. 67 y 68.  
7 Ibídem.  
8 Francisco Javier Hernáez (compilador), Colección de bulas, breves y otros documentos relativos a  
la iglesia de América y Filipinas (Bruselas: Imprenta de A. Vromant, 1879), p. 521.  
9 Germania Moncayo, La Universidad de Quito (Quito: Universidad Central del Ecuador, 1944),  
p. 38.  
5
6
6
6
0 Waldemar Espinosa, Los Cayambes y Carangues, tomo II (Quito: Instituto Otavaleño de Antro-  
pología, 1988), p. 186.  
1 Marcelo Quishpe Bolaños, Transformación y reproducción indígena en los Andes Septentrionales  
(Quito: AbyaYala, 1999), p. 60.  
2 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.34//PATRONATO,117,R.5  
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Álvaro Mejía Salazar  
Para 1573, de regreso en Quito, fue elegido alcalde ordinario  
de la ciudad. El 10 de abril, “por ser alcalde ordinario y caballero”  
fue designado como portaestandarte del pendón real para las fiestas  
63  
de vísperas y del día del Espíritu Santo. Llegado el día 9 de mayo,  
víspera de la fiesta del Espíritu Santo, según la costumbre, Paz sacó  
el pendón real de la casa del cabildo y, junto con los ediles en pleno,  
lo llevó a la catedral para escuchar la santa misa. También, según la  
costumbre, el portaestandarte –entonces llamado alférez real– se  
sentó en una silla especial con cojín que se encontraba cerca del altar.  
Los cabildantes no habían pasado por la casa de la Audiencia, dado  
que el presidente Armendáriz y el oidor Hinojosa estaban enfermos,  
guardando cama. Sin embargo, el recién llegado oidor García de Val-  
verde estaba muy sano y se sintió desairado de no haber sido visi-  
tado por el cabildo y el pendón real, por lo que, soberbio como era,  
dispuso a los canónigos de la catedral que retirasen la silla y cojín  
del portaestandarte para la celebración del día siguiente, es decir, el  
día de la fiesta del Espíritu Santo. Al llegar el cortejo edilicio a la ca-  
tedral para escuchar la misa de fiesta del Espíritu Santo, no encon-  
traron el sillón del alférez real. Paz, extrañado, preguntó que quién  
había dispuesto se retirase su asiento, a lo que Valverde furibundo  
respondió que él fue. Paz habría explicado comedidamente la cos-  
tumbre quiteña del uso de la silla y cojín, refiriéndose a Valverde  
como “Vuestra Señoría”; Valverde, no obstante, habría respondido a  
Paz, “llamándole de vos”, que la silla no se volvería a colocar y que la  
había mandado a guardar en un baño. Ante esta afrenta los cabil-  
dantes decidieron regresar a la sede del cabildo y realizar un memo-  
rial de lo ocurrido, para ponerlo en conocimiento de las autoridades  
superiores. El asunto finalmente no pasó a mayores respetándose,  
64  
en adelante, la costumbre del cabildo quiteño.  
El primero de agosto, el cabildo comisionó a Paz y a otros ca-  
bildantes la entrega de los tambos al procurador de la ciudad para  
65  
que se encargase de su cuidado y supervisión. En tal año, Paz co-  
6
3 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro de Cabildos de la ciudad de Quito 1573-1574 (Quito: Archivo  
Municipal, 1935), p. 22.  
6
6
4 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro de Cabildos de la ciudad de Quito 1573-1574, p. 29.  
5 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro de Cabildos de la ciudad de Quito 1573-1574, p. 45.  
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268  
Un escudo en piedra  
con 440 años de historia en Chambo  
misionó al regidor Diego de Sandoval, que notificara al convento de  
San Agustín respecto de la real cédula que prohibía a los francisca-  
nos, dominicanos y agustinos el atesorar riquezas, tener indígenas a  
su servicio y tener haciendas; la real cédula fue extendida por el mo-  
66  
narca en Toledo, el primero de diciembre de 1560. Hacia 1574, Paz  
poseía casa en Quito en la actual calle García Moreno, a la altura de  
la Universidad Vieja –actual Biblioteca del Centro Cultural Metro-  
politano–. En tal año el cabildo le dispuso que construyese un puente  
67  
sobre la quebrada vecina a su casa, quebrada donde más tarde se  
construiría la iglesia de la Compañía.  
En solemne reunión del cabildo de 15 de octubre de 1574, se  
recibió a Rodrigo de Paz como Familiar del Santo Oficio de la Inqui-  
68  
sición; de hecho, fue el primer oficial de la Inquisición nombrado en  
la Real Audiencia de Quito. El Familiar del Santo Oficio tenía por fun-  
ciones las de informar de todo cuanto fuera de interés para la Inqui-  
sición y que ocurriera dentro de la sociedad en la que estaban  
integrados. Este cargo no equivalía a ser inquisidor o miembro de los  
Tribunales Inquisitoriales, mas sí suponía colaborar con aquellos.  
Convertirse en familiar era considerado todo un honor, ya que supo-  
nía un reconocimiento público de limpieza de sangre y llevaba ade-  
6
9
más aparejados ciertos privilegios. Cabe señalar que en la visita  
realizada el 15 de diciembre de 1587 a los expedientes limeños de los  
Familiares del Santo Oficio, se glosó el que correspondía a Paz de la  
siguiente manera: “Hízosele la información sin orden de los inquisidores y  
70  
contra el estilo del Santo Oficio”; lo cual demuestra que existieron cier-  
tas liviandades en la tramitación del expediente de Paz Maldonado.  
En 1575, Paz poseía solares en la plaza mayor de Riobamba,  
71  
lindando con los tambos viejos, el cabildo y Diego Barroso. Si bien  
66 Ricardo Descalzi del Castillo, La Real Audiencia de Quito, Claustro de los Andes, volumen I (Bar-  
celona: Seix y Barral Hnos., 1978), pp. 228 y 235.  
6
6
6
7 Jorge Garcés (paleógrafo), Libro de Cabildos de la ciudad de Quito 1573-1574, p. 50.  
8 Ricardo Descalzi del Castillo, La Real Audiencia de Quito, Claustro de los Andes, p. 244.  
9 “Familiar del santo oficio de la inquisición”, en Gran Enciclopedia Aragonesa. En:  
http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=5482 (22 de agosto de 2012)  
0 Vidal Abril Castelló, Francisco de la Cruz, Inquisición (Madrid: CSIC Instituto de Ciencia Jurí-  
dicas, 1992), p. 222.  
7
7
1Francisco Domínguez Company, Política de poblamiento de España en América: la fundación de  
ciudades (Madrid: Imprenta T, 1984), p. 211.  
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Álvaro Mejía Salazar  
Paz no se avecinó en Riobamba, sí le interesó poseer casa en la villa  
principal más cercana a su importante encomienda de Chambo.  
Desde el referido 1575 y durante algo más de una año, mantuvo un  
litigio con la catedral quiteña por un asunto de aguas, el mismo que  
terminó cuando Paz ofreció cercar la pared medianera y dar otra sa-  
lida a las aguas que provenían de su casa, a fin de que no arribasen  
al predio catedralicio.72  
En 1577 viajó a España, desconocemos los motivos; su esta-  
día que de inicio parecía corta, se extendió considerablemente, por  
lo que tuvo que solicitar una prórroga de su licencia de paso al Con-  
73  
sejo de Indias, la que le fue concedida el 10 de octubre de 1577. Para  
finales de dicho año, Paz planeaba su viaje de regreso a Quito, por  
lo que el 19 de noviembre solicitó, y se le concedió, real cédula diri-  
gida a los oficiales de la Casa de la Contratación, en la que se le con-  
74  
cedió licencia para volver a la provincia de Quito con dos criados.  
También solicitó al Consejo de Indias permiso para llevar consigo al-  
75  
gunas armas; solicitud que fue aceptada el 21 de diciembre. No obs-  
tante estos preparativos, Paz demoró bastante más en España; así, el  
1
3 de abril de 1578, se emitió otra real cédula a su favor, dándole li-  
76  
cencia para viajar en los navíos de la armada de Guarda de Indias,  
sin embargo, Paz demoró casi un año más, regresando a Quito recién  
en enero de 1579. Rodrigo de Paz trajo consigo de España a un her-  
mano de don Rodrigo Núñez de Bonilla, llamado Garcí Sánchez de  
Carvajal.7  
7
El 1 de marzo de 1581, Juan Rodríguez Docampo y Miguel  
de Aguirre, oficiales reales de Quito, enviaron una carta al Consejo  
de Indias informando, entre otros asuntos, de la muerte de Rodrigo  
de Paz Maldonado, ocurrida en su encomienda de Chambo en enero  
78  
de tal año.  
7
7
7
7
7
7
7
2 Fernando Jurado, Los Paz en Ecuador y el Sur de Colombia, Quito, p. 69.  
3 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/22.12.3.14//QUITO,211,L.1,F.331R-332V  
4 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.AGI/22.15.2036//INDIFERENTE,1969,L.22,F.40  
5 Archivo General de Indias. Ref.: ES.41091.AGI/22.12.3.14//QUITO,211,L.1,F.347R  
6 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.AGI/22.15.2036//INDIFERENTE,1969,L.22,F.110  
7 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.AGI/11//PASAJEROS,L.6,E.1878  
8 Archivo General de Indias, Ref.: ES.41091.AGI/22.12.5.20.1//QUITO,19,N.20  
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270  
Un escudo en piedra  
con 440 años de historia en Chambo  
Un enterramiento centenario en Chambo  
Sin bien los documentos no lo testimonian, resulta evidente  
que Rodrigo de Paz Maldonado e Isabel de Aguilar y Montenegro  
gustaban mucho de sus propiedades en Chambo, lo cual es compren-  
sible por el clima benigno del sector, máxime de la riqueza de sus  
tierras y las comodidades de las que disfrutaban como encomende-  
ros. De seguro pasaban mucho tiempo es estas tierras, siempre que  
las múltiples actividades de Paz se lo permitían. Lo cierto es que, en  
su encomienda de Chambo, Rodrigo de Paz Maldonado encontró la  
muerte a los 69 años, edad avanzada para ese entonces. Se decidió  
que, en la iglesia de Santa María de la Paz que había fundado junto  
a su esposa poco más de treinta años atrás, descansara su cuerpo.  
Así, los Paz Maldonado y Aguilar construyeron en la iglesia  
de Santa María de la Paz de Chambo, el lugar de su enterramiento  
familiar. La cripta funeraria de seguro debió estar a un lado del altar  
mayor y fue adornada, entre otros elementos, con un escudo com-  
puesto por las heráldicas familiares delicadamente esculpido en pie-  
dra, debidamente adornado con atributos necrológicos dado el lugar  
y la función que iba a cumplir.  
Respecto de esta piedra heráldica centenaria iniciaré recor-  
dando que Rodrigo de Paz Maldonado y Castro y doña Isabel de  
Aguilar y Montenegro eran hidalgos con derecho a usar las armas  
que habían ganado sus antepasados. De allí que, a la muerte de Paz,  
o acaso antes, se labró en piedra un escudo compuesto en cuyo pri-  
mer cantón constan las armas de los Paz –siete bezantes de oro en  
campo azur–, en el tercero las de los Maldonado salamantinos –cinco  
79  
flores de lis de plata puestas en sotuer, en campo de gules – descan-  
sando en un ajedrezado correspondiente a los Castro y en el cuarto  
cantón, las armas de Aguilar –un águila de sable en campo de oro–.  
En el tercer cantón se representan armas que no he podido identificar  
a qué linaje pertenecen, estas son: una mano sosteniendo tres cabezas  
de hombres profusamente barbados –que no parece tratarse de  
8
0
moros por no poseer turbantes–, y en el manto, un león pasante.  
79 Color heráldico que en pintura se representa por el rojo vivo y en el grabado por líneas ver-  
ticales muy finas y apretadas. En: R.A.E, gules. Ver en: https://dle.rae.es/gules (26-09-2022).  
BOLETÍN ANH Nº 208-A • 251–276  
271  
Álvaro Mejía Salazar  
Sostienen al escudo dos leones mordiendo el marco del mismo y, en  
lugar de yelmo, se representa a una calavera.  
Esta piedra heráldica, al igual que la piedra de la fundación  
de la iglesia y convento, se salvaron de los cambios en la iglesia de  
Chambo y, sobre todo, de los terremotos que en varias ocasiones aso-  
laron el sector. La memoria de los fundadores de la iglesia y convento  
e impulsadores del pueblo de Chambo, Rodrigo de Paz Maldonado  
y Castro y doña Isabel de Aguilar y Montenegro, permanece silente  
en una de las paredes del templo durante al menos 442 años en el  
primer caso y 473 en el segundo, recordando al visitante su trascen-  
dente paso por estas tierras.  
Escudo de los Paz Maldonado y Aguilar, siglo XVI.  
Iglesia matriz de Chambo  
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0 Estas armas seguirán concitando una permanente investigación, pues ellas también se en-  
cuentran labradas en una piedra heráldica que se conserva en el claustro principal del con-  
vento máximo de San Francisco en Quito, piedra que será materia de análisis en otra entrega  
de Historias de heráldica.  
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Un escudo en piedra  
con 440 años de historia en Chambo  
Conclusión  
Encontrar vestigios del siglo XVI resulta muy complejo en  
nuestro país. Acaso lo más sencillo de ubicar son determinados do-  
cumentos en archivos o museos, pues otro tipo de objetos, tales como  
armas, muebles, vestuario u obras de arte, resultan menos que esca-  
sos. Si bien existen algunas construcciones de la época, estas han sido  
modificadas en siglos posteriores y, por tanto, han perdido la esencia  
del período de nuestro interés. Las piedras que encontramos en  
nuestras iglesias y monasterios, tanto las funerarias, cuanto las que  
contienen inscripciones, suelen corresponder al siglo XVII y sobre  
todo al XVIII, de allí que hallar piedras esculpidas durante el XVI re-  
sulte muy importante.  
Riobamba, devastada por el terremoto de 1797 conserva la  
portada de su catedral y una que otra de sus piedras centenarias,  
pero todas ellas de los siglos XVII y XVIII. Las dos piedras de la igle-  
sia de Chambo resultan vestigios muy importantes para la historia  
local y nacional. Demuestran la preocupación de algunos de los pri-  
meros pobladores españoles de nuestras tierras por el mejoramiento  
de las mismas y no solo por su rapiña, como enfermiza y falsamente  
sostiene la leyenda negra. El poner en valor y no solo conservar estos  
vestigios, es una tarea de todos, la cual comienza por el conocimiento  
de las mismas y de su historia.  
Fuentes Documentales  
Archivo General de Indias de Sevilla:  
Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.29//PATRONATO,112,R.2  
Ref.: ES.41091.AGI/11//PASAJEROS,L.6,E.1877  
Ref.: ES.41091.AGI/28.3.12.34//PATRONATO,117,R.5  
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Ref.: ES.41091.AGI/22.15.2036//INDIFERENTE,1969,L.22,F.40  
Ref.: ES.41091.AGI/22.12.3.14//QUITO,211,L.1,F.347R  
Ref.: ES.41091.AGI/22.15.2036//INDIFERENTE,1969,L.22,F.110  
Ref.: ES.41091.AGI/11//PASAJEROS,L.6,E.1878  
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La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Mejía Salazar, Álvaro,  
"
Historias de heráldica: Un escudo en piedra con 440 años de  
historia en Chambo ", Boletín de la Academia Nacional de  
Historia, vol. C, Nº.208-A, julio – diciembre 2022, Academia  
Nacional de Historia, Quito, 2023, pp.251 - 276