BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C  
Nº 208-A  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
LAS BANDERAS DE GUAYAQUIL  
EN EL PROCESO DE INDEPENDENCIA, 1820-1822  
1
Eduardo Estrada Guzmán2  
Introducción  
El autor presenta la historia de las banderas de Guayaquil y  
su provincia libre a partir de la revolución llevada a cabo el 9 de oc-  
tubre de 1820, hasta su incorporación a la primera República de Co-  
lombia. Al no existir un decreto de creación de la primera, hay  
quienes dudan del simbolismo de ella, pues algunos historiadores  
le han dado un ámbito limitado a la Provincia de Guayaquil. Sostiene  
que la bandera se creó para representar la libertad de todo el territo-  
rio de la Real Audiencia de Quito. Su historia se inicia con los movi-  
mientos de los revolucionarios en la declaración de independencia;  
de la División Protectora de Quito y el Ejército Libertador, hasta su  
incorporación a la Gran Colombia por el Libertador. El autor sostiene  
que la bandera de octubre de 1820 no llegó a la Batalla del Pichincha  
y desapareció formalmente cuando se formó el Batallón Yaguachi,  
integrado por voluntarios de la Audiencia, con mayoría de guaya-  
quileños. Sostiene también que la existencia, esta vez por decreto, de  
la bandera del dos de junio de 1822, confirma el propósito nacional  
de la bandera de octubre de 1820. Nos presenta leyendas transmiti-  
das a través de los años.  
1
2
Este discurso es una versión ampliada y modificada del artículo presentado en el Boletín de  
la A.N.H Nº203. Ver en: https://academiahistoria.org.ec/index.php/boletinesANHE/issue/  
view/vol98n203 (09-02-2023)  
Eduardo Estrada Guzmán Miembro emérito de la Academia Nacional de Historia. Miembro  
de número de la Academia Ecuatoriana de Historia Marítima y Fluvial. Miembro de la Con-  
fraternidad de Historiadores Camilo Destruge. Autodidacta en investigación y escritura de  
historia.  
421  
Antecedentes  
Uno de los dilemas históricos de la creación de la bandera  
de octubre, usada por los patriotas guayaquileños para guiar su  
lucha por la independencia, es la falta de un acta o decreto que la  
describa y la proclame; pero el caso de la bandera de Guayaquil no  
es la excepción sino más bien la regla, pues muchas otras banderas  
del mundo nacieron del ímpetu de los forjadores de las naciones, sin  
tiempo para decretar su creación. Inclusive, muchas, como la de oc-  
tubre, nunca tuvieron una descripción oficial, lo que genera mucha  
confusión y a veces hasta errores. A pesar de ello, hay suficiente in-  
formación para ir cotejándola y armando el rompecabezas de su  
creación e historia; sin embargo, nuestros historiadores de los siglos  
19 y 20 contaban cada uno su versión, pero ninguno cotejó la infor-  
mación y fuentes de los otros con la propia, para elaborar una se-  
cuencia coherente y armar el rompecabezas que lleve a lo más  
próximo posible de la realidad.  
Muchos historiadores del presente aceptan como dogma,  
mucho de lo escrito en el pasado por historiadores que se basaron  
en cuentos sin sustento documental.  
Otro dilema que sufrimos los historiadores guayaquileños  
es sobre la presencia o ausencia de la bandera de octubre con sus tres  
fajas azul-celeste, dos fajas blancas y tres estrellas de cinco puntas  
422  
en la faja central, en la Batalla del Pichincha, el 24 de mayo de 1822.  
La intención de esta bandera, desde el momento de su creación, fue  
la de representar a tres gobernaciones que componían la Real Au-  
diencia de Quito, y luchar por su liberación e integración como el  
Estado de Quito. Aquellos que solo piensan en la provincia libre de  
Guayaquil independiente, sin sus provincias hermanas, no han cap-  
tado el concepto elemental de Antepara, Villamil, Olmedo, Roca, Xi-  
mena y sus compañeros patriotas. Para comprender el concepto de  
la bandera de octubre de 1820, hay que entender en su plenitud la  
existencia posterior documentada, de una bandera similar a la de oc-  
tubre, pero con una sola estrella, y luego el decreto de creación de la  
bandera del dos de junio de 1822.3  
En las gestas libertadoras que partieron de Guayaquil en  
820, con voluntarios suministrados por la Provincia Libre de Gua-  
1
yaquil y del resto de la Audiencia, los soldados guayaquileños mar-  
charon cobijados por la bandera de octubre. Ya en 1821, junto con  
ella iba el tricolor colombiano, cobijando a los soldados del Ejército  
Libertador. El tricolor había sido traído a Guayaquil por el general  
José Mires y el coronel Antonio Morales, del Ejército Libertador de  
Colombia, en el mes de enero de 1821. Lideraba la fuerza conjunta  
por el general de brigada Antonio José de Sucre, quien llegó a Gua-  
yaquil en mayo de ese mismo año.  
Camilo Destruge dice tajantemente que no existió la bandera  
de octubre de tres estrellas sino hasta después de la derrota del pri-  
mer Huachi, en noviembre de 1820 y escribió que, según Villamil,  
no tuvo sino una sola estrella; y que el ejército no supo de su exis-  
tencia sino hasta regresar a Guayaquil y enterarse que la segunda  
Junta Superior de Gobierno, formada el 8 de noviembre de 1820, la  
había adoptado sin decreto o acuerdo formal. Destruge se molesta  
porque la Junta Provisoria de octubre, poco menos de un mes antes,  
“dispuso”, pero no decretó la bandera, y por ello piensa que no tuvo  
legitimidad. También hace referencia al célebre relato de Villamil,  
pero parecería que no leyó bien lo que escribió sobre la expedición  
3
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.defensa.gob.ec/wp-  
content/uploads/downloads/2013/09/DIA-BANDERA-JM.pdf  
423  
para encontrarse con Cochrane y San Martín, con el principal fin de  
entregarle personalmente la misiva escrita por la Junta Provisoria de  
Gobierno solicitando su ayuda en la lucha por liberar la Audiencia.  
Como veremos, Villamil dice claramente que la bandera era azul y  
blanco, y tenía tres estrellas.4  
Aquí debemos observar que, de las cinco entidades que for-  
maron parte del proceso de independencia de Guayaquil, solo exis-  
ten las actas del Cabildo Constitucional español y luego del Cabildo  
Republicano, que comienza con el Acta de Independencia. No exis-  
ten actas de la Junta de Guerra, promotora y ejecutora de la revolu-  
ción, de la Junta Provisoria de Gobierno, que existió entre el 9 de  
Octubre y el 8 de Noviembre, y lo más triste, de la Junta Superior de  
Gobierno, que funcionó entre el 8 de Noviembre de 1820 hasta el 13  
de Julio de 1822. Los libros de actas han desaparecido, de tal manera  
que lo que sabemos de sus gestiones lo conocemos por vías indirec-  
tas, a través de correspondencia, bandos publicados, resoluciones to-  
madas y publicadas, así como órdenes emitidas. Esta falta de  
documentos primarios dificulta conocer los pormenores de las acti-  
vidades de esas entidades y muchos de los hechos históricos funda-  
mentales de Guayaquil, su Provincia Libre y del concepto de lo que  
sería eventualmente la República del Ecuador.  
El génesis de la bandera de octubre de 1820  
No conozco documento alguno que relate con certeza como  
fue el proceso de creación del Pabellón de Octubre; sin embargo, en  
la comunicación que envía el día 9 de octubre el Ayuntamiento de  
Guayaquil a los patriotas de Cuenca y Quito, dice: “El hermoso es-  
tandarte de la patria tremola en todos los puntos de esta plaza”, de  
tal forma que fue confeccionado desde antes de la proclamación. A  
los pocos días de creado, se lo puso en uso efectivo en un buque de  
guerra. Algunos historiadores aseguraron que la inspiración para  
sus colores fue la bandera de las Provincias Unidas del Río de la  
4
José de Villamil, Ver en: Reseña de los acontecimientos políticos y militares de la provincia de Gua-  
yaquil desde 1813 hasta 1824 inclusive, Imprenta de El Céfiro, Lima, 1863, p. 23.  
424  
Plata, traída por el Almirante Guillermo Brown en su expedición de  
816, y debe ser cierto, pues esta bandera también tuvo su influencia  
1
desde 1818, en lo que sería en 1822, la República Federal de Centro  
América.  
El color original de la bandera argentina debe haber sido  
azur, color primario del Arco Iris (dependiendo de cómo se lo vea)  
y heráldico, ciencia en la que no existe el color celeste. La secuencia  
de colores de sus fajas representa la ubicación de la América “pura”  
5
(blanco), entre los océanos Atlántico y Pacífico (azures).  
En el caso de la bandera del nueve de octubre, el significado  
de la secuencia de colores, nunca definido por sus creadores, sería  
más profundo y localizado en la posición geográfica de Guayaquil:  
La faja azur superior representaría al océano Atlántico; la inmediata  
desde arriba, blanca, las tierras amazónicas, interandinas y costa  
oriental; la siguiente y central azur, representaría a la ría Guayas,  
como espacio acuático significativo, que lo es; la siguiente blanca, a  
la ciudad de Guayaquil y la costa occidental; y la última azur, al  
océano Pacífico.  
5
Provincias Unidas del Río de la Plata es el nombre utilizado por el Estado que, tras el triunfo  
de la Revolución de Mayo de 1810, suplantó al Virreinato del Río de la Plata. También es, de  
acuerdo con la Constitución de la Nación Argentina, uno de los nombres alternativos de la  
República Argentina. En la declaración de independencia de este estado se utilizó el nombre  
Provincias Unidas en Sud-América. La secuencia de colores representa la ubicación de la Amé-  
rica “pura” (blanco) entre los océanos Atlántico y Pacífico (azul). La parte blanca también se  
refiere a la riqueza que los liberales de Centroamérica esperaban obtener de los intercambios  
425  
Quienes lean esta monografía se preguntarán: ¿Es daltónico  
el disertante, que no se da cuenta de que tanto la bandera argentina  
como muchas de las guayaquileñas son celeste y blanco? Y el diser-  
tante responde: El tinte azur de aquella época, al igual que los otros  
colores heráldicos, tendían a desvanecerse, y por ello el azur se iba  
desvaneciendo hacia celeste, y si el tinte era de muy mala calidad,  
terminaba como violeta pálido, como se aprecia en algunas banderas  
de Guayaquil que están expuestas por mucho tiempo al sol. De esas  
banderas gloriosas de la independencia, trajinadas, desgastadas, aso-  
leadas y también veneradas, elaboradas con los pocos géneros y tin-  
tes disponibles, tenemos banderas que se confeccionaban oficialmen-  
te, siguiendo las reglas de la Heráldica, pues eran épocas de escudos  
de armas y mucho simbolismo, pero terminaban desvanecidas y por  
ello las diferencias de tinte que se arrastran hasta hoy. Ahora bien,  
como en la actualidad la heráldica y la vexilología se han convertido  
en negocios “online”, hay muchos escudos y banderas cuya descrip-  
ción lleva color azur, pero tienen muchos azules diferentes, o sea  
pantones arbitrarios. Pocos países han establecido el Pantone ofi-  
cial –paletas de color– para sus símbolos patrios, entre ellos Argen-  
tina, pero su bandera ya quedó como “La Albiceleste”, pero su  
Pantone no siempre se respeta. Venezuela es el ejemplo de Pantone  
y uso práctico correcto. El azul usado en heráldica y los símbolos de-  
rivados de ella eran y son de tintes específicos y en español es deno-  
6
minado azur Entre ellos no existe el celeste. Ecuador y Guayaquil  
no han fijado oficialmente el Pantone de sus símbolos patrios.  
El relato de Villamil sobre la bandera del 9 de octubre  
7
Es José de Villamil y Joly el que nos da el único relato, de  
comerciales entre los dos océanos, y la esperanza de que la Federación se convertiría en un  
Estado democrático moderno. Bing.com. La bandera azul-blanco-azul fue izada en territorio  
centroamericano el 4 de julio de 1818 por el corsario francés Hipólito Bouchard en nombre de  
las Provincias Unidas del Río de la Plata, que en plena lucha contra las fuerzas españolas tomó  
posesión de algunas islas de la costa de Nicaragua.  
Azur. Color heráldico que en pintura se representa con el azul oscuro y en el grabado por  
medio de líneas horizontales muy espesas. https://dle.rae.es/azur (08-02-2023)  
6
7
General José María de Villamil y Joly, nació el 10 de Junio de 1788 en New Orleans, Estados  
426  
primera mano, del uso del bicolor estrellado de octubre a pocos días  
de la declaración de independencia. Según las cuentas de Villamil,  
el día 13 de octubre de 1820 partió en la goleta Escobedo (ex Alcance,  
rebautizada en honor al coronel Gregorio Escobedo, jefe militar de  
Guayaquil), con la bandera de octubre a bordo, pero no flameando,  
sino guardada para usarla en el momento oportuno. Dicha bandera  
es descrita por Villamil como azul y blanco, con tres estrellas en la  
8
faja central azul. Lo acompañaban, entre otros, Miguel de Letamendi  
como comisionado de la Junta de Gobierno ante el Protector San  
9
Martín. La misión era buscar la flota chilena de Cochrane en las cos-  
tas del Perú y hacer contacto con ella para notificar al Protector San  
Martín y al comandante de la flota sobre la liberación de la Provincia  
de Guayaquil, y pedirles apoyo para continuar su campaña liberta-  
dora. El 31 de octubre se logró hacer el contacto tan deseado. A su  
retorno, Villamil trajo consigo a los generales Tomás Guido y Toribio  
10  
Luzuriaga, con el propósito de auxiliar a Guayaquil.  
Unidos, En Puerto Príncipe conoce a Bolívar quien lo anima a participar en el movimiento  
emancipador de la América subyugada. En Guayaquil contrajo matrimonio con la dama gua-  
yaquileña, Ana Garaycoa. En 1820, colaboró con la Junta Patriótica. Ver en: Reseña de los acon-  
tecimientos políticos y militares de la provincia de Guayaquil desde 1813 hasta 1824 inclusive,  
Imprenta de El Cefiro, Lima, 1863  
Miguel de Letamendi. Patriota venezolano, héroe y prócer de la independencia, nacido en Ca-  
racas (algunos sostienen que en la isla de Trinidad) el 29 de enero de 1792… Su condición de  
militar fue determinante para llevar a feliz término la Revolución del 9 de Octubre de 1820, y  
días más tarde, junto a Villamil se embarcó en la goleta Escobedo para participar al Gral. San  
Martín, a Lord Cochrane y a todos los pueblos del sur, que Guayaquil tenía ya un gobierno  
libre del yugo español…Ver en: http://www.enciclopediadelecuador.com/personajes-histo  
ricos/crnel-miguel-letamendi/ (02-06-2020).  
8
9
Thomas Alexander Cochrane, conocido como Lord Cochrane, X Conde de Dundonald, que le  
dio el rango de Lord. Nació en Annsfield en Lanarkshire, el 14 de diciembre de 1775, un pueblo  
pequeño en Escocia, en las riberas de Clyde … Es el primer Vicealmirante de Chile y uno de  
los fundadores de la Marina Nacional; el hombre que le dio más gloria y tradición a la Armada  
en el período de incipiente Independencia, destruyendo el poder naval de España en el Pacífico  
y logrando con ello la emancipación del Perú…Ver en: https://www.armada.cl/armada/tra-  
dicion-e-historia/biografias/c/thomas-alexander-cochrane/2014-01-16/161221.html (02-06-  
2020)  
El Almirante Cochrane actuaba como jefe de la escuadra libertadora de Chile y sus buques  
asolaban los puertos españoles del Perú y, especialmente, el Callao, entrada a Lima. el 31 de  
octubre, Villamil y Letamendi se encontraron con el almirante Cochrane, quien al enterarse  
de la Independencia de Guayaquil, ordenó que sus buques de guerra, con salvas de artillería  
saluden a la libertad guayaquileña…Ver en: http://www.bibliotecamunicipalguayaquil.com/  
index.php/sabias-que/cartilla-cultural-21-30/cartilla-cultural-22 (02-06-2020)  
1
0 Toribio Luzuriaga. Patriota argentino de origen peruano. En 1799, siendo secretario del virrey  
427  
Villamil dice textualmente en su relato que tiene características  
novelescas:  
A los 18 días recalamos en Pisco: ahí encontré un bergantín: mi primer  
teniente pasó a bordo a preguntar al capitán si sabía algo de la escuadra  
de Chile; contestó que nada sabía (…) a la tercera vez, le mandé decir  
que sabía hasta donde se extendían mis facultades en mi excepcional  
posición; y que así le suplicaba no ponerme en la penosa necesidad de  
mandar por su diario. Me mandó un papelito bien cerrado con estas  
dos palabras “Al Norte” (…) Al siguiente día 31 de octubre, hallán-  
dome al amanecer por el través de la isla San Lorenzo divisé por el ca-  
bezo Norte un buque de guerra, luego otro, un tercero, un cuarto, un  
quinto. Me acerqué al viento con poca vela para descubrir cual de esos  
buques era de más andar, no me fue difícil descubrir que era una fra-  
gata; la dejé acercándoseme lo necesario para reconocerla bien, y como  
traía bandera española hice fuerza de vela para darla entender que huía  
de aquella bandera (a pesar de que la Escobedo también llevaba ban-  
dera española). A los pocos minutos conocí que su marcha era muy in-  
ferior a la de la goleta, a bolina ajustada.11  
Conocía todos los buques de la escuadra real: ninguno de ellos estaba  
ahí: luego la escuadra a la vista no podía ser otra que la chilena, blo-  
queando al Callao, y la fragata más inmediata a mí, la O’Higgins. Era  
pues necesario hablar con esa fragata. Hablé de ello al Mayor (Leta-  
mendi): (…) ‘Yo sería del parecer de usted si no viera esa bandera es-  
pañola. Si son españoles nos ahorcarán sin duda’. Esa misma bandera,  
repuse, es lo que más me persuade de que son chilenos: estamos en un  
baile de máscaras, ‘Para mí, continuó el Mayor, todos los barcos se pa-  
recen: la bandera es la única que los distingue: pero si usted nos cree  
libres de la horca, proceda usted: la responsabilidad en este caso gravita  
12  
sobre usted únicamente.’ Mandé arribar sobre la fragata.  
Aquí pausamos el relato para indicar brevemente que la goleta  
Escobedo flameaba, al igual que la O’Higgins, la bandera española a  
Avilés, se trasladó a Buenos Aires. En 1801 entró en el ejército. Combatió contra los británicos  
(1806 y 1807) y participó en la revolución de 1810 y en la guerra de Independencia. Colabo-  
rador de San Martín, en 1815 fue nombrado ministro de Guerra y Marina. Posteriormente,  
preparó las expediciones de liberación de Chile y Perú (1816-1820). Ver en: https://www.bio  
grafiasyvidas.com/biografia/l/luzuriaga_toribio.htm (02-06-2020).  
1 Para los que desconocen, la fragata es, por lo general, un buque más grande y mejor armado  
que una goleta, y también menos maniobrable.  
1
1
2 José de Villamil, op. cit., pp. 22-23  
428  
manera del mismo baile de máscaras que dijo Villamil. Por ello y en  
señal de desconfianza, la fragata O’Higgins le disparó a la Escobedo  
en tres intentos que hizo por acercársele. Se estaba jugando un ver-  
dadero baile “de banderas” entre marinos experimentados.  
En el tercer intento de acercamiento, Villamil logró dirigir la  
maniobra de la Escobedo de tal manera que pudo acercarse lo sufi-  
ciente a la O’Higgins para comunicarse verbalmente. A continuación,  
el relato de Villamil, en que se produjo, además, un diálogo entre las  
ordenanzas de las dos embarcaciones, dice:  
Nos dejó llegar a tiro de metralla y nos saludó con media batería a bala.  
La maniobra decisiva fue ejecutada sin dejar tiempo a otra descarga y  
la goleta quedó sin vela portante. ‘Buena la ha hecho usted! dijo el  
Mayor, sonriéndose: Esta vez sí que estamos metidos en la ratonera’. -  
No ha habido segunda descarga, Mayor.’ - ‘Desde luego’, dijo, ‘todavía  
no he recibido el abrazo del General San Martín’. – ‘No tardará usted  
en recibirlo: de pronto verá usted a toda esa Escuadra arriar bandera a  
mi irresistible voz, y luego yo recibiré un fuerte apretón de manos de  
Lord Cochrane’. / La fragata se puso en facha a sotavento: me dejé caer  
sobre ella con muy poca vela. / Después de las preguntas de ordenan-  
zas en español, preguntó:  
-
-
-
-
‘¿Qué noticias trae?’  
‘No merecen ustedes que se las dé’.  
‘¿Qué significa esta negativa?’.  
‘Significa que en lugar de recibirme con triple salva por la noticia que  
les traigo, me han recibido a cañonazos’.  
-
-
‘Diga usted, diga pronto la noticia que trae, (con alegría)’.  
‘Para terminar de una vez, “Guayaquil por la Patria’. *  
Arrea la bandera española, arriba la nacional; un bote al agua: ¡viva  
Guayaquil!, ¡viva Guayaquil!, ¡viva Guayaquil!,’ fueron los gritos que  
se oyeron en medio de una tripulación alborozada: incontenible por  
conocer toda la importancia del acontecimiento.  
Mire usted, dije al Mayor, ya no ve usted la bandera española a bordo  
13  
de ninguno de esos buques.  
Villamil repitió este grito de batalla que ha sido olvidado y  
que se proclamó luego del inicial ¡Por Guayaquil Independiente!. El  
grito de batalla que está detrás de la bandera de octubre, que llevó  
13 José de Villamil, op. cit., pp. 25-26.  
429  
Villamil en la goleta Escobedo fue el de ¡Guayaquil por la Patria! pues  
ya Guayaquil era independiente y lo que se buscaba desde que se  
pidió el apoyo, tanto al Protector como al Libertador, eran los recur-  
sos adicionales de hombres y armas para cumplir con la liberación  
de las otras gobernaciones de la Audiencia de Quito  
Una vez a bordo de la fragata O’Higgins, en la conversación  
que mantuvieron los dos marinos, Cochrane le confió a Villamil que  
él había ordenado que todos los disparos contra la Escobedo erren del  
blanco, y fueron hechos como forma de medir y probar las intencio-  
nes de la goleta intrusa. Al igual que Villamil, Cochrane identificó a  
la Escobedo desde el comienzo, pero como siempre la había conocido  
como mercante armada y española, debía entonces guardar las se-  
guridades para su flota. Una vez que le indicó el paradero de San  
Martín, los marinos se despidieron con un abrazo fraterno.  
Y continúa el interesante relato que, sin embargo, ya no es per-  
tinente para nuestra historia. En lo que compete a la bandera, Villa-  
mil declaró clara e inequívocamente que: “Por disposición de la junta,  
y puedo agregar de todo Guayaquil, había desplegado una bandera de cinco  
fajas orientales, tres azules y dos blancas. En la del centro (azul) tres estre-  
14  
llas.”. Más claro no puede ser el relato. Ahora bien, creo que se per-  
cibe, indudablemente, que Villamil embelleció su relato para hacerlo  
de amena lectura y enalteciendo su rol en la expedición, pero en los  
detalles de la bandera es muy claro, y no podría habérselos inven-  
tado sin causar el rechazo público y escándalo por parte de quienes  
conocían bien los hechos.  
El porqué del uso de la bandera en la goleta Escobedo  
La bandera es un elemento esencial en los buques que surcan  
ríos o mares en que pueden navegar también otras naves, hostiles o  
amigas. La bandera es un medio de identificación, corresponde a la  
5 y 16  
Uno de los primeros  
identidad de la nación por la cual navega.1  
1
1
4 Ibíd., p.23  
5 Información de conocimiento general de historia marítima. Hasta donde conoce el autor, no  
estaba legislado en la época de la independencia.  
16 Convenios internacionales marítimos, Volumen 3, p.1929. Ignacio Arroyo Bosch, 1986-2392 pp.  
430  
actos de una nación ribereña o marítima al declarar su libertad era  
adoptar una bandera para sus buques y notificar a todos los países  
amigos de los colores y diseño de su bandera, para que esos países  
comuniquen esas características a sus buques de guerra y mercantes  
armados, con el fin de reconocer “amigos”. Los enemigos se entera-  
ban de la intención de la bandera cuando eran atacados por esa nave  
de bandera desconocida.17  
Dice mucho de Villamil y su experiencia como marino, el  
que, a pesar de ver un buque con bandera española, pudo detectar  
el baile de máscaras”, en este caso “el baile de banderas”, al reco-  
nocer las características de la fragata O’Higgins y correr los riesgos  
necesarios para ponerse en contacto con ella. Por eso Cochrane pre-  
paró para Villamil la carta de “Señales de amigos” que, según Mo-  
desto Chávez Franco, debería estar en el Museo Municipal de  
Guayaquil, documento que contiene, entre las demás banderas ami-  
gas de la flota chilena, la bandera de Guayaquil, tal cual la conoció  
Cochrane cuando se la presentó en la goleta Escobedo, y sería un do-  
cumento de veracidad irrefutable del diseño exacto de la bandera de  
1
8
octubre que cumplió, esa primera, vez su propósito. Lastimosa-  
mente, hasta el presente, tan valioso documento permanece extra-  
viado.  
Es igualmente cierto, en cuanto a los ejércitos de tierra, que  
las banderas identifican a los ejércitos en la marcha y en el campo de  
batalla. Ninguna nación con algo de amor propio, marcha a un  
campo de batalla sin su bandera nacional. Por ello, dudamos que la  
División Protectora de Quito marchara con bandera enemiga o ajena,  
como lo aseguran algunos historiadores, entre ellos Destruge. Es ló-  
gico y ético que la División Protectora de Quito marchó con la ban-  
dera de octubre. Pero también es cierto que no existe documento o  
imagen contemporánea que nos lo confirme, lo cual no es extraño en  
el contexto de los registros históricos. Muchas historias se han escrito  
sin mencionar siquiera las banderas nacionales presentes en el  
17 Mas información en: Celia Chain Navarro, La identidad marítima en los emblemas nacionales  
publicado 01/03/2016. Consultado 08-02-2023  
18 Modesto Chávez Franco, Crónicas del Guayaquil antiguo, Volumen 2, Imprenta y talleres Mu-  
nicipales, Guayaquil, 1944, p.160  
431  
campo de batalla, o los estandartes de las unidades que participaron.  
No era, ni ha sido, la costumbre hacerlo.  
Algo sobre la conversación con San Martín, pertinente a tropas  
Algo más del relato de Villamil merece citarse. San Martín le  
hizo la siguiente pregunta, entre otras, en la conversación que man-  
tuvieron en su campamento de Ancón:  
¿
Piensan emprender sobre Quito?’ - ‘Se habló de emprender al día si-  
guiente de la revolución; pero el Capitán Cordero (León de Febres-Cor-  
dero) y yo hemos combatido ese pensamiento. No creo que hayan  
emprendido’ - ‘Muy mal si lo hacen’ - ‘Es natural suponer que esperen  
saber algo de V. E. antes de dar un paso serio’ - ‘Así debería ser: prepá-  
rese a dar la vela pasado mañana.19  
Pero durante la ausencia de Villamil y Letamendi, el temor  
de San Martín ya se estaba cumpliendo: Se había emprendido la cam-  
paña, que luego del triunfo en Camino Real el 9 de noviembre de  
1
820, culminaría en la derrota del primer Huachi el 22 de noviembre,  
debiendo retirarse humilladas y diezmadas las tropas guayaquileñas  
que formaban la División Protectora de Quito.  
20  
Algunas leyendas referentes a la creación de la bandera de octu-  
bre  
Una de ellas dice que fue elaborada por las damas revolu-  
cionarias en base a recuerdos de la bandera que trajo el almirante  
21  
Brown en su fallida expedición libertadora de 1816.  
Otra dice que Olmedo, cuando diseñó él mismo la bandera,  
decidió usar el cielo de Guayaquil como guía, entre su azul-celeste  
y sus nubes blancas, pero mal pudo Olmedo sentarse a idear la ban-  
19 José Villamil, op. cit., pp.32-33  
20 Efrén Avilés Pino, Melvin Hoyos Galarza, El Libro de Guayaquil: Independencia – República, Po-  
ligráfica, Guayaquil, 2007, p.49  
1 Mario Hernández, “El origen oculto de los colores de Guayaquil”. El Telégrafo, 12 de octubre  
2
de 2015.  
432  
dera cuando recién se enteró del plan revolucionario el tres de octu-  
bre, seis días antes del evento. Y leyendas también aseguran que Ol-  
medo se inspiró para la bandera en la representación del río Guayas  
que, supuestamente, formó parte del escudo colonial de Guayaquil,  
dudosa situación porque ese escudo, si bien fue usado, no tiene re-  
gistro de otorgamiento y no hay documento de su creación. Los di-  
seños antiguos que se dicen ser de él, difieren en algunos detalles y  
ninguno tiene al río Guayas en su parte inferior.  
El río aparece hace no mucho tiempo, gracias a la imagina-  
ción de un hábil historiador.  
También se dice que Olmedo diseñó el escudo de la estrella  
y ramas de laurel de Guayaquil independiente posterior al 2 de junio  
de 1822, y que en 1845 diseñó la bandera Marcista de tres estrellas, y  
en noviembre de ese mismo año, la nueva bandera Marcista de siete  
estrellas y también el escudo de armas de la república, que es esen-  
2
2
cialmente el actual, mejorado por Pedro Pablo Travesari en 1916  
las banderas que lo rodean y las armas son solamente adornos para  
(
embellecer el escudo). Olmedo no fue dibujante, y ciertamente no  
tenía el tiempo para sentarse a dibujar banderas y escudos, pero den-  
tro del exagerado culto de superhombre que se creó alrededor de él,  
todo lo hacía él solito.  
Nadie ha tomado en cuenta el nombre de Pablo Merino Or-  
2
3
tega, quien estuvo con Olmedo desde antes de octubre de 1820,  
hasta después de diciembre de 1845, como secretario, gobernador y  
hasta presidente de la Asamblea Constituyente de 1845. Fue un fiel  
amigo y compañero de Olmedo, que lo ayudó muchísimo como pun-  
tal en su carrera política. Pablo Merino fue quien presentó el escudo  
24  
de armas a la Convención de 1845, así que no debería asombrarnos  
22 Armando Martínez Garnica, Historia de la primera República de Colombia, 1819-1831, editorial  
Universidad del Rosario, Bogotá, 2019.  
2
3 Nació en Guayaquil el lo. de Julio de 1.793… El 9 de octubre de 1820 suscribió el Acta Abierta  
de la Independencia de Guayaquil. Enseguida colaboró con Olmedo y al conocerse en Gua-  
yaquil en septiembre de 1821, el fallecimiento de Antepara en la segunda Batalla de Huachi,  
fue designado Secretario de la Junta de Gobierno en su reemplazo…Ver en: http://www.dic  
cionariobiograficoecuador.com/tomos/tomo1/m4.htm (03-06-2020)  
2
4 El 6 de noviembre de 1845 la Convención Constitucional de Cuenca decretó un nuevo escudo  
de armas, basado en el diseño presentado el 30 de octubre por el Dr. Pablo Merino, presidente  
de la Convención. Ver en: https://estrada.bz/escudo_del_ecuador.htm (03-06-2020)  
433  
que suyo haya sido también el diseño de los símbolos de octubre de  
820 y marzo de 1845.  
Una leyenda que puede tener algo de cierto es que haya sido  
1
Ana Garaycoa de Villamil quien confeccionó la primera bandera de  
Guayaquil, para que “tremole” el día 9. Su creación debe haberse  
dado entre el 5 y el 8 de octubre, si no fue antes, “sin decreto”, por su-  
puesto, y nada más que una “disposición” de los jefes revolucionarios,  
2
5
como decía atormentado don Camilo Destruge. Sería lógico que  
ella la haya confeccionado para el día de la Aurora Gloriosa y para  
que su esposo pueda llevarla en la goleta Escobedo, tal cual dispuso  
la Junta Provisoria de Gobierno.  
La bandera de octubre entre el 9 de octubre de 1820 y abril de 1822  
El relato de don Camilo Destruge, según él, basado estricta-  
mente en hechos históricos documentados, contiene muchas fallas.  
Su declaración de que no existió el pabellón de octubre sino hasta  
después del combate del primer Huachi no tiene sustento alguno,  
pues ya había “tremolado” el 9 de octubre, y peor su aseveración de  
que las tropas de la División Protectora de Quito llevaron la bandera  
española y la peruana de entonces. Don Camilo, obviamente, no  
tenía idea de procedimientos militares, pues más que sea una rosa y  
colores diferentes y bien visibles tendrían que diferenciar banderas  
26  
enemigas. La veracidad del único relato contemporáneo, que es el  
de José de Villamil, protagonista de los hechos, es incontestable.  
Una vez que tenemos claro que el Pabellón de Octubre descrito  
por Villamil fue creado por la Junta Provisoria de Gobierno por sim-  
ple disposición, pasemos a su historia desde el 9 de octubre de 1820  
hasta el mes de abril de 1822.  
2
5 Por disposición de la Junta, y puedo agregar que todo Guayaquil, había desplegado una ban-  
dera de cinco fajas orientales, tres azules y dos blancas; en la del centro (azul) tres estrellas.  
Como se ve, no habla de decreto, sino de disposición, de algo así como una espontanea re-  
solución de las autoridades y el pueblo. En: Camilo Destruge, Guayaquil – Revolución de Oc-  
tubre y campaña libertadora de 1820-22, Imprenta Eizeviriana de Borrás, Barcelona, 1920, p.365.  
6 Ejemplo de esto son las banderas de la Guerra de las Rosas, que eran similares pero llevaban  
diferentes colores, durante la lucha entre las casas de Lancaster y York en los años entre 1455-  
2
1487. Enciclopedia Británica, edición de 1968.  
434  
Sabemos, por las comunicaciones del Cabildo a Cuenca y  
Quito, que la bandera tremoló en Guayaquil el 9 de octubre, y si bien  
no se menciona la bandera en las batallas de la División Protectora  
de Quito, es dable que la llevaran como su divisa, al igual que la llevó  
la goleta Escobedo. La propuesta de que las tropas de la División lle-  
varon la bandera española es carente de toda lógica y ética, pues la  
Provincia se había rebelado contra el reino y sería una negación de  
su esfuerzo continuar con una bandera ahora enemiga. Es inconce-  
bible que un comandante militar se conforme con una situación que,  
por razón de confusión, pueda poner en peligro la vida de sus sol-  
dados. Lo que quieren proponer estas teorías es que la División Pro-  
tectora de Quito nunca llevó el pabellón de octubre, propuesta que  
armoniza con lo que dicen algunos historiadores, que niegan el ca-  
rácter de revolución a la gesta del 9 de octubre, y la pretenden rebajar  
a un mero alzamiento.  
Si doña Ana de Villamil pudo confeccionar en poco tiempo la  
bandera que llevó su esposo en su misión, conociendo, como en  
efecto conocemos, el civismo ferviente que caracterizó a la mayoría  
de las mujeres guayaquileñas, no debemos tener la menor duda de  
que se confeccionaron tantas banderas como fueron necesarias para  
cobijar las tropas, engalanar la ciudad y, también, toda la Provincia  
Libre de Guayaquil.  
En la ciudad también se podía ver banderitas con los colores  
27  
de Chile, divisa creada en octubre de 1817, lo que sabemos porque  
el general Mires, delegado del Libertador, reportó la existencia de  
los colores de esa bandera en forma de cintas (traídas por Cochrane),  
y su esfuerzo porque sea reemplazada por las cintas tricolores que  
él había traído. No menciona Mires la presencia de cintas rojo y  
blanco de la ya existente bandera peruana.  
27 Eduardo Estrada Guzmán, La Bandera del Iris 1801-2007: El tricolor de la República del Ecuador  
1830-2007, Imprenta del Archivo Histórico del Guayas, 2007, p. 73.  
435  
Bandera de Chile, expedición libertadora  
Esta sería la bandera de la flota  
del Almirante Cochrane. Está diseñada  
para flamear en la popa de un buque  
Bandera de Perú en 1820el Perú. 1820.  
Esta sería la bandera del Protector San Martín,  
pues tiene influencia de la bandera argentina  
El Protector del Perú envió delegados a Guayaquil, pero  
éstos pasaron desapercibidos por la historia, pues confiados en que  
la facción peruanista de Guayaquil tendría superioridad en la toma  
de decisiones finales, no hicieron mayor labor en pro de su causa,  
como lo harían los colombianos.  
Llegada de los colombianos  
Bandera de batalla del Ejército Libertador de Colombia.  
Lleva ya las tres estrellas representando los tres Departamentos. 1820  
Es una versión simplificada de la bandera de la República de Colombia  
Aquí es necesario aclarar un punto esencial que estableció la  
razón básica de la presencia del Ejército de Colombia en Guayaquil  
en 1820. Los colombianos no vinieron, como se cree, a auxiliar de-  
sinteresadamente a Guayaquil, reforzando a la División Protectora  
de Quito en su lucha de independencia. Vinieron con el propósito  
de anexar la Audiencia a la República de Colombia, lo que se con-  
cretaría en 1822.  
436  
El 15 de febrero de 1819 se instaló en la ciudad de Angostura,  
capital de la provincia de Guayana, Venezuela, el segundo Congreso  
Constituyente de Venezuela. Simón Bolívar fue designado presidente  
de Venezuela, en ausencia, pues estaba luchando por la libertad de  
la Nueva Granada. Una vez obtenida la victoria del Puente de Bo-  
yacá el 7 de agosto de 1819, partió hacia Angostura a participar en el  
Congreso. Llegó el 11 de diciembre. El día 14 propuso la creación de  
la República de Colombia, compuesta de la unión de Venezuela y la  
Nueva Granada, entendiéndose que el territorio de ésta última in-  
cluía todos los territorios del Virreinato de La Nueva Granada, in-  
cluyendo los aún no liberados, entre ellos parte de la Real Audiencia  
de Quito. Ese mismo congreso convocó uno nuevo para consolidar  
la unión y ajustar la Constitución a cambios que el Libertador pre-  
veía en el futuro cercano. La convocatoria fue para el 1° de enero de  
1821. Llegado el momento, se postergó la convocatoria para el 1° de  
mayo del mismo año y finalmente el Congreso se instaló el 6 de ese  
mes en la Villa del Rosario de Cúcuta. Previamente se convocaron  
diputados de los territorios que el Libertador consideró serían de-  
partamentos de la República de Colombia, territorios que quedarían  
plasmados en la Ley Fundamental de Colombia cuando fue procla-  
mada el 30 de agosto de 1821 así: “Artículo 6°- El territorio de Co-  
lombia es el mismo que comprendían el antiguo Virreinato de la  
Nueva Granada y Capitanía general de Venezuela. La Real Audien-  
28  
cia de Quito era parte del Virreinato de Nueva Granada.”  
Previo a la instalación del Congreso en Cúcuta, se convoca-  
ron elecciones para diputados que acudirían al Congreso. Conve-  
nientemente, se determinó en el reglamento de elecciones para los  
diputados, que cada provincia libre tendría cinco diputados. No  
mencio- naron a las provincias aún ocupadas por los españoles, de  
tal forma que el Congreso se auto otorgó poder tutelar sobre ellas.  
En efecto, se dieron elecciones en los territorios libres, más no en  
parte aún ocupada de la Real Audiencia de Quito, ni en Guayaquil,  
ya libre e independiente, pues no hay evidencia alguna de que se le  
2
8 Constitución de 1821 https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/colombia-16/html/  
260ce5e-82b2-11df-acc7-002185ce6064_1.html  
0
437  
enviara o le llegara a la Junta de Gobierno notificación de tales elec-  
ciones. El Congreso lamentó la ausencia de los diputados que no se  
hicieron presentes, entre ellos 5 de Guayaquil, y continuó con su tra-  
bajo. Y así, sin contar con la voluntad o autorización de los habitantes  
de la Real Audiencia de Quito, y de la Provincia Libre de Guayaquil,  
sus territorios pasaron a ser parte de Colombia, consagrados por la  
29  
Constitución de la Villa del Rosario de Cúcuta.  
Por eso se dio el juego de que se había convocado diputados  
de Guayaquil libre, para incluirlos, ausentes, y por tanto sin voz ni  
voto, como parte de Colombia. Dicen las actas del Congreso de Cú-  
cuta que se reunieron diputados de 19 provincias, en total 95. Ha-  
brían sido 100 con los cinco de Guayaquil, de tal forma que habrían  
sido minoría para mantener libre e independiente a su provincia.  
Desde que se proclamó la nueva República de Colombia y se clau-  
suró el Congreso de Cúcuta el 30 de octubre de 1821 con la procla-  
mación de la Ley Fundamental de Colombia, para el Libertador,  
Guayaquil ya fue oficialmente Colombiano.  
Ahora bien, lo resuelto por ese congreso no nació dentro de él,  
pues desde el Congreso de Angostura ya se había incluido a todos  
los territorios de la Nueva Granada en la República de Colombia.  
Bolívar ya tenía concebida a la Gran Colombia, incluyendo a La Real  
Audiencia de Quito, pero no podía declararlas con nombre como  
partes de ella si no estaban libres. La independencia de Guayaquil  
en 1820 le dio la entrada que requería para tomarse toda la Real Au-  
diencia, pero no podía declarar sus intenciones, pues desde el primer  
momento Guayaquil fue feroz defensor de su libertad de destino, y  
si se la declaraba colombiana tan pronto, posiblemente el Ejército Li-  
bertador de Colombia no habría sido bienvenido, y se habrían  
abierto más las puertas al Ejército Protector del Perú. Guayaquil, can-  
doroso, solicitó ayuda, tanto al Libertador como al Protector, y abrió  
sus puertas a quien quisiera ayudar. Por eso, la presurosa venida de  
los delegados del Libertador, general Mires y coronel Morales, en ca-  
30  
lidad de avanzada en enero de 1821, y luego el general Sucre y su  
29 Constitución de Cúcuta, archivo del autor. Ejemplar obtenido del Archivo Nacional de Co-  
lombia durante investigación para La Bandera del Iris, 2007.  
30 Memorias del General O’Leary, Tomo XVIII, p. 15  
438  
Ejército Libertador del Sur de Colombia, en mayo. El nombre de ese  
ejército lo decía todo, y la Junta de Gobierno pudo prevenirse celo-  
samente ante el movimiento diplomático de conquista iniciado muy  
discretamente por Mires y Morales, e intensificado, infructuosa-  
mente, por Sucre luego de su llegada. He ahí la razón por la que el  
ejército de Sucre se vio en la necesidad de acortar su nombre a Ejér-  
cito Libertador. Nada dicen de esto, por obvias razones, las cartas  
públicas y privadas entre Sucre y Bolívar, y deben haber existido se-  
cretas, convenientemente desaparecidas o sin acceso, pero hay que  
realmente querer ser ciego para no ver la evidencia pública de las in-  
tenciones del Libertador.  
El 10 de enero de 1821 llegaron a Guayaquil el general José  
Mires y el coronel Antonio Morales, trayendo armas para ofrecer de  
manera condicionada a la Junta Provisoria, así como banderas y cin-  
3
1
tas tricolor. Vinieron para auscultar la situación política, introdu-  
cirse si eran bienvenidos, preparar la llegada de Sucre, quien  
arribaría con tropas y pertrechos de guerra, y evitar que las fuerzas  
políticas de Guayaquil se inclinen hacia Perú. Los representantes co-  
lombianos y sus ayudantes dominaron prontamente el escenario so-  
cial, desplazando a los chilenos y peruanos, que no podían ofrecer  
nada concreto aparte de poco aporte llegado en 1820.  
32  
Mires reportaba todo lo que veía y escuchaba, tanto a Sucre  
como a Bolívar, entre ello el fervor de los guayaquileños por su ban-  
dera y por liberar las demás gobernaciones de la Audiencia para for-  
mar el Estado o República de Quito. Mires pensó que Sucre podría  
convencer a la Junta de Gobierno para incorporarse a Colombia, pero  
si no lo lograba, sabía muy bien que ese sueño de libertad se trunca-  
ría ni bien el Libertador pisara territorio de la Audiencia, pues esos  
territorios eran considerados ya parte de Colombia. Sucre daría los  
31 Ibídem, página 16  
3
2 José de Mires. Militar nacido en Irlanda que dedicó toda su vida al servicio de la causa de la  
independencia americana… En 1821 llegó a Guayaquil como segundo oficial del Gral. Sucre,  
y el 19 de agosto de ese mismo año condujo a las tropas patriotas que derrotaron a los re-  
alistas en la gloriosa acción de Cone; poco tiempo después, el 12 de septiembre cayó prisio-  
nero en la segunda derrota de Huachi… Ver en: Efrén Avilés Pino, “Gral. José Mires”,  
Enciclopedia del Ecuador. http://www.enciclopediadelecuador.com/personajes-histori  
cos/gral-jose-mires/ (03-06-2020)  
439  
primeros pasos en ese sentido cuando logró la anexión de Cuenca y  
33  
Quito a Colombia. Tomaría la fuerza y peso del Libertador para lo-  
grar la anexión de Guayaquil.  
Cuando llega Sucre el 6 de mayo de 1821, venía con instruc-  
34  
ciones previas de Bolívar, dadas el 11 de enero. Desde el punto 8°  
de esas órdenes dejaba bien en claro que Guayaquil le pertenecía a  
Colombia, y así debía manifestárselo, no solo al presidente de Quito  
ocupado, sino también al Gobierno de Guayaquil. Diez días después,  
la necesidad de movilizar tropas a Guayaquil se había acelerado. El  
2
1 de enero Sucre recibió nuevas órdenes para movilizarse a Guaya-  
quil y hacer todo lo posible para persuadir a los gobiernos libres a  
unirse a Colombia voluntariamente, o darles a sus tropas las facili-  
dades para liberar ese “Departamento de Colombia”. Mires ya estaba  
en Guayaquil cumpliendo su misión y reportaría el fracaso de su mi-  
sión diplomática.  
Al llegar Sucre, encuentra un trabajo bien adelantado por  
parte de sus lugartenientes. Ya se veía con simpatía el tricolor colom-  
biano y prácticamente habían desaparecido los colores chilenos y pe-  
ruanos. Lo único que seguía fastidiando era esa bandera bicolor de  
Guayaquil. Sucre emprendió en doble campaña: Militar y diplomá-  
tica. La militar, reorganizando la División Protectora de Quito y  
transformándola en un ejército bajo los lineamientos libertadores,  
que bajo su mando tuvo una exitosa transformación. Sucre se cuidó  
políticamente en cuanto al nombre del nuevo ejército y lo denominó  
simplemente Ejército Libertador. Estaban incluidas las tropas de Gua-  
yaquil, que llevaban su bandera de octubre. La parte diplomática fue  
un fracaso: No logró la incorporación de Guayaquil a Colombia, ni  
pudo arriar el bicolor de octubre para que solo flamee el tricolor co-  
lombiano. La Junta no cedió en su posición de provincia libre e inde-  
pendiente, y en su lucha por la independencia de toda la Audiencia,  
para formar un estado soberano, de tal forma que Sucre, sabiamente,  
dejó de lado la misión diplomática. Ya vendría el Libertador a ma-  
nejar ese aspecto. Continuaban activas las facciones pro peruanas y  
3
3
3 En 1822 y Quito después de la batalla de Pichincha  
4 Memorias del General O’Leary, Tomo XVIII, página 19  
440  
colombianas, pero dominaba, y los hechos lo demuestran, la facción  
independentista.  
A pesar de los desprecios del Libertador por un Estado inde-  
pendiente, Guayaquil podía serlo, como lo demostró durante el pe-  
35  
ríodo entre el 9 de octubre de 1820 y el 13 de julio de 1822. Supo  
administrarse, supo manejar sus recursos no solo para sobrevivir,  
sino para luchar por la independencia de sus hermanos, todavía bajo  
el yugo español. Y una vez constituido como estado independiente,  
con sus tres departamentos en mayo de 1830, demostró que podía  
sobrevivir como nación, de tal forma que lo que fue sueño en 1820,  
si era una realidad viable, que el Libertador negó por su ambición  
de crear la Gran Colombia, nombre conceptual del nuevo imperio  
con que soñó Francisco de Miranda y usurpó Bolívar para su siempre  
deseada y vana gloria.  
Sucre se puso al mando del ejército combinado de Guayaquil  
y Colombia, el Ejército Libertador. Los batallones guayaquileños fue-  
ron el Voluntarios de la Patria y el Libertadores. Según I. Toro Ruiz,  
en su obra Batallones Ecuatorianos en la Independencia, el Ejército Li-  
bertador salió de Guayaquil el 18 de julio de 1821, ya sin su bandera  
republicana (Guayaquil era, desde su independencia, una república  
según la definición de ella, pero sin reconocimiento de ninguna otra  
nación), pero este autor no está de acuerdo, pues Sucre no tendría la  
autoridad legal para desechar la bandera de Guayaquil hasta que le  
llegara la proclamación de la Ley Fundamental de Colombia, que re-  
cién se proclamaría el 30 de octubre de ese año. Para este autor, la  
bandera de Guayaquil continuó cobijando los batallones guayaqui-  
leños dentro del Ejército Libertador, mientras éstos estuvieron bajo  
el control y auspicio de la Junta de Gobierno, hasta febrero de 1822.  
El 12 de septiembre de 1821, luego de exitosa campaña ini-  
ciada el 19 de julio, el Ejército Libertador sufrió una aplastante de-  
rrota en Huachi conocida en la historia como la derrota del Segundo  
Huachi). Los 970 hombres del Ejército Libertador se encontraron con  
36  
.000 hombres al mando del General Melchor Aymerich, quien se  
2
35 José de la Riva Agüero, Memorias y documentos para la historia de la independencia del Perú, y  
causas del mal éxito que ha tenido ésta, obra póstuma de P. Pruvonena, Volumen 1, 1858, pp.234-  
235  
441  
demostró superior en el campo de batalla, logrando una resonante  
victoria para el ejército español. Las diezmadas fuerzas libertadoras  
firmaron un armisticio y tuvieron que retirarse por la misma ruta  
hacia Guayaquil. Ya de regreso en Guayaquil y en proceso de reor-  
ganizar sus tropas durante el armisticio, Sucre recibió la proclama  
de la nueva constitución de Colombia, pero obviamente juzgó opor-  
tuno no tocar el delicadísimo punto de la anexión de Guayaquil,  
pues en ningún documento se menciona el tema. Necesitaba de la  
Provincia de Guayaquil para reorganizar su ejército.  
La Junta de Gobierno de Guayaquil se decepcionó ante la  
gran derrota del segundo Huachi, luego de haber celebrado jubilo-  
samente los triunfos desde julio, pero mantuvo su apoyo a Sucre,  
con voluntarios y recursos para continuar la campaña.  
Sucre no tardó en reorganizar su ejército y cambió totalmente  
su táctica para obtener el fin estratégico, que era la captura de la Ca-  
pital de la Presidencia. Su nuevo plan dirigió sus tropas al sur, para  
subir hacia Cuenca y en el camino reunirse con los refuerzos solici-  
tados y ofrecidos por San Martín, que ya se encontraban en camino,  
capturar Cuenca y proceder hacia el norte por el callejón interandino.  
Emprendió su nueva campaña en enero de 1822. El Libertador, al  
tanto de la derrota del segundo Huachi, perdió la paciencia y envió  
37  
a Sucre órdenes a partir del 2 de enero de 1822. Le dispone que:  
Al tenor de estas órdenes debe US. comunicarlo al Gobierno de Gua-  
yaquil, manifestándole verbalmente, que mis intenciones son llevar á  
cabo la libertad de Colombia, desde Túmbes hasta las bocas del Ori-  
3
6 Hijo del brigadier Vicente Aymerich y de Josefa Villajuana. El 20 de noviembre de 1762, in-  
gresó como cadete menor de edad en el Regimiento de Infantería de Sevilla, ascendiendo a  
subteniente el 17 de abril de 1769. Asistió al desembarco de Argel el 8 de julio de 1775, as-  
cendiendo a subteniente de granaderos el 19 de noviembre siguiente y a teniente el 14 de fe-  
brero de 1776, formando parte en ese año de la expedición de Pedro de Cevallos al Río de la  
Plata, distinguiéndose en la toma de la Colonia de Sacramento el 30 de mayo de 1777… Con-  
tinuó en su gobierno de Cuenca, ocupando interinamente la presidencia de Quito desde 1819  
a 1821. En ese último año tuvo que hacer frente a las tropas de Sucre, al que venció en Guachi  
(
12 de septiembre) pero fue totalmente derrotado en la batalla de Pichincha el 24 de mayo  
de 1822, capitulando seguidamente… En: Real Academia de la Historia, Melchor Aymerich  
Villajuana. Ver en: http://dbe.rah.es/biografias/84807/melchor-aymerich-villajuana (04-  
0
6-2020)  
3
7 Memorias del General O’Leary, Tomo XIX, p. 111 en adelante. Archivo Histórico del Guayas.  
442  
noco: que los sacrificios, que ha hecho Colombia, por recobrar su ínte-  
gra independencia, no serán frustrados por ningún poder humano de  
América; y finalmente, que yo espero que para cuando yo entre en esa  
ciudad, ya el Gobierno de Colombia habrá sido reconocido por ella, no  
pudiendo yo hallarme, sin faltar á mi deber y á mi decoro, fuera del te-  
rritorio de la República.  
Más claras no podían ser esas órdenes. Seguidamente, escri-  
bió al presidente del Gobierno de Guayaquil:  
(
…) Yo me lisonjeo, Excmo. señor, con que la República de Colombia  
habrá sido proclamada en esa capital, antes de mi entrada en ella. V. E.  
debe saber, que Guayaquil es complemento del territorio de Colombia;  
que una Provincia no tiene derecho á separarse de una asociación á que  
pertenece, y que sería faltar á las leyes de la naturaleza, y de la política,  
permitir que un pueblo intermedio viniese a ser un campo de batalla  
entre dos fuertes Estados; y yo creo que Colombia no permitirá jamás  
que ningún poder de América enzete su territorio. / La llegada de  
nuestro ejército a esa ciudad exige nuevos sacrificios, y V. E. será infor-  
mado de ellos por el señor general Sucre, a quien he autorizado plena-  
mente, para que los pida al Gobierno, que V. E. presida dignamente, ó  
los obtenga por los medios, que estén en su poder. V. E. sin duda tendrá  
la bondad de prestar toda su protección al señor general Sucre, para  
que el último triunfo de Colombia lleve grabada la mano de Olmedo.  
Cali, 2 de Enero de 1822. Bolívar.  
Más clara no podía estar la situación. El fin de la Provincia  
Libre de Guayaquil era inminente y su fin dependía de la voluntad  
del Libertador. J. Gabriel Pérez, uno de los secretarios de Bolívar, es-  
cribe el 5 de enero de 1822 al secretario de Guerra en Bogotá pi-  
diendo informe al vicepresidente Santander extensamente sobre la  
situación de Guayaquil. Bolívar todavía no había recibido los últimos  
reportes de Sucre, por lo tanto, mantenía su idea de ir a Guayaquil  
para emprender su campaña hacia Quito desde esa ciudad. Citare-  
mos las partes más decidoras:  
S. E. el Libertador ha preferido emprender la próxima campaña del Sur  
por Guayaquil, por las siguientes razones: 1° Por asegurar a Guayaquil,  
y hacer que aquella Provincia se declare por Colombia. Hasta hoy el  
443  
manejo y las intrigas, la han mantenido en una neutralidad incompa-  
tible con sus verdaderos intereses, y más aun con los derechos de nues-  
tro Gobierno. No faltan quienes deseen su incorporación al Perú, y  
quienes opinen por el extravagante delirio, de que sea un Estado inde-  
pendiente.  
Y continúan los argumentos por la anexión a Colombia.  
Sucre, como sabemos, se había adelantado ya y estaba en marcha  
hacia Cuenca.  
Ya en Yulug, Provincia de Cuenca, se dio una situación de la  
cual la Junta de Gobierno se enteró en pocos días, pero guardaron  
silencio por el bien del objetivo original de libertad. Según los partes  
38  
militares de Sucre, el 5 de febrero de 1822, dispuso la creación del  
Batallón Yaguachi, del Ejército de Colombia, con la tropa de “com-  
pañías dispersas” de Guayaquil. Estas habían pertenecido a los ba-  
tallones Voluntarios de la Patria (original) y Tiradores, ambos  
guayaquileños. Sucre no lo informa por ser innecesario, pero al ser  
refundidos en el nuevo Yaguachi, creado por Sucre como colombiano  
y parte de su División, los soldados aportados por la Provincia Libre  
de Guayaquil se convirtieron en tropas colombianas, cobijadas bajo  
esa bandera. Se arrió entonces, discretamente, la bandera de Guaya-  
quil. Sucre no esperó verla más. Por supuesto, esta información,  
cuando recién se la hizo pública por parte del historiador cuencano  
Ricardo Márquez Tapia en la mitad del Siglo 20, causó un revuelo,  
especialmente entre quienes creyeron, por historias inventadas por  
la imaginación de historiadores que nunca realizaron concienzuda  
investigación, que Abdón Calderón, quien nunca fue abanderado de  
la 3° Compañía del Yaguachi, había llevado la bandera de octubre  
en la Batalla del Pichincha. Increíblemente, esa fábula, aún se la  
quiere mantener; pero vamos a demostrar la realidad con la defensa  
39  
de Márquez Tapia a su trabajo, terminando con palabras lapidarias  
3
8 Memorias de O’Leary, Tomo V Operaciones del Ejército desde el 22 de enero hasta la ocupa-  
ción de Cuenca en 21 de febrero de 1822, pags 361 a 366 y Tomo XIX Diario de la División  
del Sur, pags. 173 a 177. Archivo Histórico del Guayas.  
3
9 El Universo 1946-02-04 Aclaraciones históricas a la Sociedad “Bolivariana” del Ecuador. Des-  
pojos mortales y bandera de Abdón Calderón. Artículo de Ricardo Márquez Tapia en defensa  
de su trabajo  
444  
de la misma madre del teniente Abdón Calderón. Dice Márquez  
Tapia en su artículo en El Universo el 4 de febrero de 1946:  
(
…) Este estudio rubricado por el investigador de historia, Capitán Car-  
los Barreiro … Sentimos no estar conforme … quien entre otras se ex-  
presa así: ‘Que Calderón hizo flamear en Pichincha, el Pabellón Bicolor  
del Nueve de Octubre. Que emprendieron la marcha desde Guayaquil  
a Cuenca, encuadrada en al División de Sucre, algunas compañías del  
Batallón YAGUACHI, y como Abanderado de ésta el Subteniente Cal-  
derón … Que el pueblo de Guayaquil se esmeró en mandar su estan-  
darte en el YAGUACHI, para libertar la ciudad de Quito…”  
Obviamente, el Capitán no investigó bien. Márquez Tapia continúa:  
…Quienes auspician su estudio, … se hayan en pleno error, y com-  
probemos lo expuesto. A nuestro concepto, la dificultad está diluci-  
dada, por los pacientes historiadores, entre otros: Ilustrísimo señor  
Heredia, Obispo de Guayaquil (…)  
Y Márquez Tapia continúa con otros nombres, pero de todos  
ellos, no he podido encontrar sus obras para comprobarlas, pero  
Tapia se sustenta en uno de los artículos incluidos en su libro Glorio-  
sos Fastos Históricos Guayaquileños y el Sagrado Símbolo de la Bandera  
40  
Ecuatoriana. Márquez Tapia, en sus extensas investigaciones sobre  
los símbolos patrios, descubrió la realidad de la creación del Batallón  
Yaguachi y el hecho de que en Yulug desapareció la bandera de Gua-  
yaquil del Ejército Libertador. Muy lamentablemente no dejó indi-  
cada cual fue su fuente de información.  
En Cuenca quedaron muchos documentos de la breve ocupa-  
ción colombiana en 1822, pero la información más clara e irrefutable  
está en las memorias del general Florencio O´Leary, en los Tomos V,  
XVIII y XIX. Él fue secretario principal del Libertador Bolívar, y se  
quedó con sus archivos luego de la muerte del Libertador. El hijo de  
O’Leary publicó las memorias de su padre, que consistían principal-  
mente en los archivos del Libertador que viajaban con él durante sus  
campañas, con O’Leary a cargo de ellos. En la versión de los aconte-  
4
0 Márquez Tapia, Ricardo. Gloriosos Fastos Históricos Guayaquileños y el Sagrado Símbolo  
de la Bandera Ecuatoriana. Sala Ecuador, Biblioteca Municipal de Guayaquil y Archivo His-  
tórico del Guayas.  
445  
cimientos del 5 de febrero de 1822 en el Tomo V de las memorias,  
con los antecedentes de las órdenes del Libertador en enero de 1822,  
queda muy claro que el Yaguachi se formó como batallón colom-  
biano, y por lo tanto llevó la bandera colombiana, debiendo descar-  
tarse obligadamente la bandera de Guayaquil, que había cobijado  
las tropas que formaron ese nuevo batallón. En la versión del Tomo  
XIX, el Yaguachi se formó el día 6, pero la sustancia de su origen y  
de su creación no cambian.  
A pesar de su prolijidad, Márquez Tapia incurrió en el error  
de creer la parte del mito que ubica a Calderón como abanderado de  
la 3° Compañía del Yaguachi, que nunca lo fue. Calderón fue teniente  
de esa Compañía, la cual contaba con un alférez que era el abande-  
rado.  
La Junta de Gobierno se enteró de esta situación en máximo  
tres días, e inmediatamente se levantó el velo que ellos mismos se  
habían impuesto. Supieron que el sueño del Estado de Quito se había  
desvanecido, pero no se perdían esperanzas. Tenían que enviarle un  
mensaje a Sucre, para que sepa que, si bien los engañó, el objetivo  
de libertad continuaba intacto.  
El mensaje  
La Junta de Gobierno organizó un nuevo cuerpo denominado  
Voluntarios de la Patria, para la protección de Guayaquil, donde  
pasó revista. Veamos una cita de la obra, de don Julio Estrada Icaza,  
La Lucha de Guayaquil por el Estado de Quito:  
Cuando el 7 de abril de 1822 se celebró la “jura y bendición de la ban-  
dera del batallón de Voluntarios de la Patria”, la bandera ya no tenía  
sino una estrella. Parecería que simultáneamente con el diseño del es-  
cudo con su solitaria estrella, se habría reformado el pabellón, de ma-  
nera no oficial, y que conservándose el diseño básico original, se había  
41  
reemplazado las tres estrellas iniciales, con la estrella Única.  
41 Julio Estrada Icaza, La lucha de Guayaquil por el Estado de Quito, La cita original es de “El Re-  
publicano del Sur”, N° 7, del 11 de abril de 1822., p. 435 en la 1° Edición, 1984.  
446  
La creación del escudo y modificación del pabellón de octu-  
bre constituyen un mensaje claro y contundente a Sucre, de que Co-  
lombia pudo haber acabado (temporalmente como sabemos), con el  
sueño del Estado que Quito, pero que la Provincia de Guayaquil con-  
tinuaría siendo libre. Don Julio nuevamente nos ilustra:  
La Junta Se empeñó en crear el batallón Voluntarios de la Patria bajo el  
comandante Ignacio Alcázar. Los 300 voluntarios se engancharon bajo  
el entendimiento de que permanecerían de guarnición en la ciudad,  
que se encontraba sin protección alguna. Ni que decir que cuando  
Sucre solicitó el batallón poco después, para la etapa final de la cam-  
42  
paña, se aceptó el sacrificio sin discusión.  
Este nuevo cuerpo, repetimos, se creó para la protección de  
Guayaquil, no para engrosar las filas del ejército colombiano. En la  
43  
edición N° 7 del 11 de abril de 1822, del Republicano del Sur, perió-  
dico calificado como “peruanófilo” pero que demostró ser más bien  
de la facción independentista, se reporta en la primera página sobre  
la “Jura y bendición de la vandera del batallón de Voluntarios de la Patria”  
y dice más adelante el artículo: “Jamás la libertad de este Pueblo será ho-  
llada, sostenida por un cuerpo como el de los Voluntarios de la Patria. La  
estrella de su bandera será el norte que lo dirija en la honrosa carrera que  
emprendió desde su formación…” Olmedo Ximena–Roca.  
42 Julio Estrada Icaza, op. cit., p.400  
43 Ejemplar del periódico provisto por el investigador Guillermo Arosemena Arosemena, de su  
colección privada.  
447  
Está muy claro: Una sola estrella. Queda irrefutablemente con-  
firmado que lo indicado por don Julio Estrada Icaza en La Lucha de  
Guayaquil por el Estado de Quito está correcto. Existió, sin decreto co-  
nocido, pero con el aval de la Junta Superior de Gobierno, la bandera  
de cinco fajas, tres azul celeste y dos blancas, pero con una sola es-  
trella.  
La demostración final, dura y partisana, de la desaparición  
de la bandera de octubre fuera de la Provincia Libre de Guayaquil,  
la dio la madre de Abdón Calderón, doña Manuela Garaicoa de Cal-  
derón, quien escribe al general Sucre el 11 de junio de 1822, antes de  
conocer de la muerte de su hijo: “Por fin nuestros votos se han cumplido;  
ya el glorioso Pabellón de Colombia está tremolando en el antiguo templo  
del Sol y los dignos y primeros independientes de Quito disfrutan ya de las  
44  
beneficencias que su constitución y sabias leyes derraman sobre ellos…”  
Nada sobre la bandera de octubre que supuestamente llevó su hijo  
en Pichincha, y los independientes de Quito, ya estaban bajo el yugo  
colombiano.  
Cuando Sucre pidió nuevamente refuerzos a la Junta de Go-  
bierno, esta, en señal de patriotismo, a pesar del insulto del descarte  
arbitrario de la bandera guayaquileña, y la refundida del Voluntarios  
anterior en el nuevo Yaguachi, que nunca llevó la bandera de Gua-  
yaquil, accedió al pedido. Este nuevo Voluntarios llevaría un mensaje  
contundente de la Junta al general Sucre, en la forma de su bandera,  
al tiempo que continuaría con el segundo objetivo original de Gua-  
yaquil, de liberar a sus provincias hermanas, contribuyendo con este  
último aporte de tropas. El nombre y sacrificio del nuevo Voluntarios  
de la Patria, conociendo lo que ya se sabía sobre las intenciones de  
los libertadores colombianos, adquirió otra dimensión, que pone a  
un nivel extraordinariamente elevado la nobleza de la Provincia Libre  
de Guayaquil y de los patricios que formaron su Junta de Gobierno.  
Entonces, este nuevo Batallón Voluntarios de la Patria, único  
medio de defensa de Guayaquil a partir de abril de 1822, marchó con  
su bandera de una sola estrella a encontrarse con el general Sucre y  
sus tropas Ni bien se dio el encuentro, fueron refundidas en unida-  
44 Sánchez Bravo, Mariano. Abdón Calderón / Su destino de Gloria. Segunda edición, 2022  
448  
des colombianas y desapareció otra vez la bandera de octubre, esta  
con una sola estrella. La ciudad de Guayaquil quedó protegida solo  
por pocas tropas de guarnición. Estaba indefensa, vulnerable. solo  
contaba con la valentía de sus ciudadanos, pero la desenmascarada  
de los libertadores colombianos dio ímpetu a la facción colombiana  
de la Provincia Libre. Comenzó a minarse la unidad que le había  
dado fuerza libertadora a la provincia.  
Después de ocurrida la anexión de Cuenca a Colombia, la  
Junta de Gobierno enfrentó la realidad de que el Libertador de Co-  
lombia no permitiría la creación del Estado o República de Quito  
cuando concluyera su campaña con la toma de Quito. Pero no se per-  
dían las esperanzas, soñaban que aún se podría restablecer a la ban-  
dera la estrella caída de Cuenca, y que permanecería en ella la  
estrella de Quito, para así restablecer la bandera de tres estrellas de  
Guayaquil libre y del Estado de Quito… Esto es, soñaban vanamente  
que Bolívar respetaría la independencia del Estado de Quito, y no  
anexaría Quito y Cuenca a Colombia.  
Ciertamente, la protesta simbólica de Guayaquil no tuvo  
mayor efecto, pues para esta fecha, el Ejército Libertador de Colom-  
bia, sin máscara y ya con el auxilio del Ejército del Perú, al mando  
4
5
del coronel Andrés de Santa Cruz como refuerzo, se estaba acer-  
cando a Tapi, cerca de Riobamba. La bandera de Guayaquil no fla-  
meó más en las luchas libertadoras, pero continuaba soberana, con  
sus tres estrellas, en Guayaquil.  
El Yaguachi se lució en la Batalla del Pichincha, pero casi no  
se lo nombra o toma en cuenta en las luchas desde Cuenca hasta Pi-  
chincha. Calderón, quien nunca fue abanderado de su batallón, fue  
uno de los soldados voluntarios de la Provincia Libre de Guayaquil  
y se cubrió de gloria, junto con sus compañeros, pero el Pabellón de  
Octubre no estuvo con ellos para cobijarlos. El día 25 de mayo de  
4
5 Andrés de Santa Cruz Calahumana, nació en La Paz el 5 de diciembre de 1792… con el grado  
de coronel pasó a ejercer la gobernación provincial de Piura donde organizó dos batallones,  
el Paya y el Trujillo, para reforzar las posiciones patriotas en las proximidades de Cuenca, y  
contribuyó a decidir el triunfo obtenido en la batalla de Pichincha (24 de mayo de 1822) (…)  
En: Andrés de Santa Cruz, Historia Peruana. Ver en: https://historiaperuana.pe/biogra  
fia/andres-santa-cruz/ (04-06-2020)  
449  
1
822, como sabemos, solo la bandera de Colombia fue izada en la  
46  
torre del Tejar y el 29 Quito se incorporó a Colombia. Algunos his-  
toriadores muestran cucardas con los colores de Guayaquil como  
prueba de que sí estuvo la bandera de octubre en el Pichincha, pero  
no se ha datado científicamente esas cucardas, las cuales, el autor ob-  
serva, no se ven muy antiguas. Más aún, en pocas líneas más descu-  
briremos una información poco conocida sobre la cucarda de  
Guayaquil.  
Vale anotar aquí, que poco después de la Batalla del Pichin-  
cha, se otorgaron honores a todos los soldados, desde rasos hasta de  
la más elevada jerarquía, y en esa lista de honores tenemos un grupo  
de 58 soldados del Yaguachi. De ellos, solo 16 eran guayaquileños.  
El resto eran: 10 quiteños, 23 colombianos, 2 venezolanos, 3 cuenca-  
nos (incluyendo a Calderón), 1 de Portoviejo, 1 de Imbabura, 1 de  
Ambato y 1 de España. Entre los honrados estaban los alférez, aban-  
derados de las tres compañías y los jefes del batallón.  
La bandera del 2 de junio de 1822  
La noticia de la incorporación voluntaria de Quito (¿o ane-  
xión con la sutil amenaza de la fuerza presente?) precipitó los hechos  
en Guayaquil. Incorporado Quito a Colombia, se esfumaron las úl-  
timas esperanzas de que se pudiera mantener el Estado de Quito.  
Estaba claro que la Carta Fundamental de Colombia sería aplicada,  
y eso no daría tregua a Guayaquil. Ni bien se enteraron los miembros  
de la Junta de la anexión oficial de Quito a Colombia, decretaron una  
nueva bandera (a diferencia de la de octubre de 1820, que no tuvo  
decreto de creación, la marina de diciembre de 1820 que debe haber  
tenido decreto, perdido con las actas de la Junta de Gobierno, y la  
de abril de 1822, que fue reaccionaria). La bandera del dos de junio  
fue creada con el siguiente decreto, al que poca gente le ha dado la  
atención que merece, pues transmite la historia de la bandera del 9  
de octubre y expone a la nueva al sacrificio y humillación de los que  
4
6 El Tricolor Nacional Ecuatoriano Historia - Significación - Origen. Academia Literaria “Dios y  
Patria”, Colegio San Felipe de Riobamba.  
450  
fue sujeto por mano de Bolívar:  
La Junta Superior de Gobierno.  
Debiendo reformarse, de un modo más natural, el pabellón que se  
adoptó provisionalmente, la Junta de Gobierno decreta:  
El pabellón de la Provincia Libre de Guayaquil será blanco, y su primer  
cuarto superior será azul, con una estrella en el centro.  
Publíquese, imprímase, circúlese y comuníquese a quienes corres-  
ponda.  
Guayaquil, junio 2 de 1822.-  
Olmedo.- Roca.- Ximena.- Pablo Merino, Secretario.-  
Se publicó.- Santiago Carrasco, Escribano de Gobierno y Guerra.  
47  
Este decreto reitera la existencia del pabellón del 9 de octubre  
de 1820, sus colores, y su reforma “de un modo más natural” con-  
firma que, si bien lo natural para el 2 de junio era una estrella dentro  
de un cuartel, por quedar solo Guayaquil de lo que sería el Estado  
de Quito, lo que fue natural para octubre de 1820 fue el de las tres  
estrellas en la faja central azur, porque la lucha que se emprendió en-  
tonces fue por la libertad de tres Gobernaciones de la Audiencia de  
Quito.  
La bandera del 2 de junio de 1822 se creó con el solo propó-  
sito de que Bolívar no humillara la bandera del 9 de octubre de 1820,  
símbolo que adquirió proporciones espirituales de sagrado y que  
4
7 Armando, Martínez Garnica, Historia de la primera República de Colombia, 1819-1831. “Decid  
Colombia sea, y Colombia será”, Editorial Universidad del Rosario, Bogotá, 2019.  
451  
continúa, a veces celeste, a veces violeta y rara vez azur, represen-  
tando los altos valores que dieron a Guayaquil su sitial preponde-  
rante en la libertad.  
Luego de la Batalla del Pichincha, Sucre permaneció en  
Quito. El Libertador lo nombró Intendente del Departamento del Sur  
48  
de Colombia el 18 de junio de 1822. Sucre no volvió a pisar tierra  
guayaquileña sino hasta enero de 1823, en que vino al puerto para  
embarcarse al sur, en camino a la lucha por el Perú. Estuvo en Guaya-  
quil solo el tiempo preciso. Pero no Bolívar. Su furia contenida ante  
la afrenta contra su gloria, de que Guayaquil pretendía ser libre, tenía  
que ser descargada. La republiqueta, como la llamó despectiva-  
mente, había osado desobedecer sus órdenes y el mandato del con-  
greso fundador de Colombia.  
La venida de Bolívar a Guayaquil en julio de 1822 solo fue  
con el fin de imponer la incorporación de la provincia rebelde, que  
Sucre no pudo conquistar con diplomacia y no pudo, por elemental  
decencia, conquistar por las armas. Bolívar vino prepotente, con el  
amparo sobrecogedor y amenazante de las armas, acuarteladas en  
el campo de Buijo. Desde que desembarcó el Libertador en Guaya-  
quil el 11 de julio, sus intenciones eran claras. Tuvo la oportunidad  
de ejercer la fuerza de su voluntad el 13 de julio, cuando declaró a  
Guayaquil en situación caótica y la incorporó a Colombia, sin citar  
la constitución colombiana, sino que lo hizo, según declaró, por el  
propio bien de la Provincia. La Junta Electoral que había sido con-  
vocada por la Junta de Gobierno, junto con los padres de familia de  
Guayaquil, tomaron la resolución “voluntaria” de incorporar la Pro-  
4
9
vincia Libre a Colombia, en asamblea del día 31 de julio. No fue  
más que un mero formulismo servil, para allanarse a lo que ya era  
un hecho consumado desde el día 13 de julio, con la amenaza visible  
de la fuerza.  
Según cuenta una leyenda, ese 13 de julio en que se humilló  
a Guayaquil y a su honorabilísima Junta Superior de Gobierno, se  
48 José Félix Blanco, Documentos para la historia de la vida pública del libertador de Colombia, Perú  
y Bolivia, Imprenta de la opinión nacional, Caracas, 1876, p.445  
49 José María Mier, Legación a la América meridional, 1821-1824, Colegio Máximo de las Academias  
de Colombia, Bogotá, 1987, p.280.  
452  
dio al menos un acto repetido de rebeldía, protagonizado por muje-  
res de Guayaquil. Cuenta una leyenda que, una vez que el Liberta-  
dor ordenó arriar la bandera del 2 de junio de la asta cerca de la casa  
consistorial e izar el tricolor colombiano, luego de poco unas mujeres  
bajaron el tricolor y subieron nuevamente la bandera de junio. El epi-  
sodio se habría repetido hasta que el Libertador, galantemente, dijo  
que no podía luchar contra la valentía de las mujeres guayaquileñas  
y ordenó levantar otra asta para izar en ella el tricolor, al lado del bi-  
50  
color de junio. Ese episodio se lo graficó elocuentemente.  
Pero tal galantería no duró mucho y el pabellón de la pro-  
vincia libre fue retirado y quedó solo el tricolor colombiano, hecho  
que también se graficó.51  
5
5
0 Portada de cuaderno escolar de propiedad del autor, 1963  
1 Portada de cuaderno escolar de propiedad del autor, 1963  
453  
La rebeldía guayaquileña no cesó a pesar de la presencia del  
Libertador, y bajo el tricolor alguien fijó un cartel que decía: “Aquí  
tremoló la intriga un tricolor sostenido por la fuerza con mengua de los dre-  
52  
chos del pueblo guayaquileño”.  
Pero, para todo efecto práctico, la lucha terminó el 13 de julio  
de 1822 con la destitución de la Junta Superior de Gobierno de Gua-  
yaquil. Desapareció el azul y blanco de la Provincia Libre de Guaya-  
quil. De inmediato fuimos cobijados por el tricolor colombiano como  
parte del Departamento del Sur de Colombia; luego, del Estado del  
Ecuador en la República de Colombia y finalmente la República del  
Ecuador. El azul y blanco resurgió 23 años después, cuando se dio  
la Revolución Marcista, y por 15 años Ecuador tuvo otra vez un bi-  
color blanco y azul-celeste como bandera, inicialmente por disposi-  
ción, no decreto, con 3 estrellas en su franja central azul-celeste,  
representando a los 3 departamentos del Ecuador: Cuenca, Guaya-  
quil y Quito, y luego, con decreto de la Convención Nacional en  
5
2 Efrén Avilés “Pino, Anexión de Guayaquil a Colombia”, Enciclopedia del Ecuador. Ver en:  
http://www.enciclopediadelecuador.com/historia-del-ecuador/anexion-de-guayaquil-a-  
colombia/ (04-06-2020)  
454  
Cuenca, con 7 estrellas, representando a las provincias en que enton-  
ces estaba organizado el Ecuador.53  
Colombia y el Libertador son dueños de Guayaquil  
San Martín, enterado de la situación de Guayaquil, de los  
movimientos del Libertador, y esperanzado por los simpatizantes  
peruanos en Guayaquil, emprendió viaje hacia esa, en intento de lle-  
gar antes que Bolívar y darle un golpe de puesta de mano para darle  
la bienvenida a un Guayaquil peruano. Pero no fue así. El Libertador  
desembarcó en Guayaquil el 11 de julio de 1822, cuando fue recibido  
con el júbilo y cordialidad que merecía quien había sido instrumen-  
tal, aunque ausente, en las luchas que habían liberado a la antigua  
Real Audiencia, y fue el Libertador quien dio al Protector la bienve-  
nida a Guayaquil colombiano, el 26 de julio de ese año 1822, de libe-  
ración y conquista.  
Cada uno de los titanes tenía ar-  
gumentos para disputarse la Provincia  
Libre de Guayaquil, era necesario venti-  
larlos en secreto, para mantener la esta-  
tura política que se habían ganado con  
esfuerzo y tesón. La entrevista del 26 y  
2
7 de julio se dio en una ciudad ocupada  
militarmente, anexada a Colombia por  
la fuerza. La bandera de batalla de Co-  
lombia, graficada en 1824, tenía 3 estre-  
llas de 5 puntas en su faja amarilla, por  
cada uno de los tres departamentos de  
Colombia.  
53 Decreto de la Convención Nacional sobre símbolos patrios, Art. 2°, dado en Cuenca el 6 de  
noviembre de 1845.  
455  
La bandera de marina  
Un dato interesante provisto por el investigador e historia-  
dor Víctor Hugo Arellano, proviene de archivos chilenos y nos da  
cuenta de que paralela a la bandera del 9 de Octubre de 1820, se creó  
una bandera simplificada para que porten los buques de la Provincia  
Libre de Guayaquil. La Junta Superior de Gobierno escribió al Go-  
bierno Chileno: “Guayaquil, 21 de noviembre de 1820 / La Junta de Go-  
bierno ha oído con la mayor satisfacción los sentimientos que le ha  
manifestado V. S. de parte del Gral. San Martin, en beneficio de esta Pro-  
54  
vincia que acaba de renacer a la libertad.” Esta carta acompañaba a una  
esquela de fecha posterior que indicaba:  
La Junta Superior de Gobierno de esta Provincia ha decretado lo si-  
guiente: 1° Que mientras se resuelva la agregación de esta provincia a  
otro estado libre de América sea el Pabellón provisto nacional de los  
buques de nuestra Marina una bandera blanca con una estrella azul en  
el centro – 2° Que la escarapela de los militares y empleados sea blanca  
y azul por ser los colores que han adoptado las Provincias libres de  
América. Guayaquil, diciembre 6 de 1820.  
No era inusual que las banderas de marina fueran distintas  
a la bandera nacional. En las banderas de marina de muchos países  
se buscaba la mayor sencillez y simplicidad para facilitar la rápida  
identificación de la nacionalidad de los buques.  
Conclusiones  
El autor espera que la información provista en este trabajo  
esclarezca ante quienes se interesen en el tema, la historia de las ban-  
deras que flamearon en Guayaquil desde el 9 de octubre de 1820,  
hasta el 13 de julio de 1822. Lamentamos que se hayan perdido los  
documentos que nos darían la historia de esta bandera de manera  
irrefutable, pero estamos seguros, luego de más de veinte años de  
54 Comunicación de Guayaquil al Departamento de Gobierno y Hacienda de Chile. Documento  
provisto por el investigador e historiador Víctor Hugo Arellano. Archivo del autor.  
456  
investigación, que las conclusiones a las que hemos llegado son las  
correctas. La bandera de octubre sigue flameando en Guayaquil  
como representación y recuerdo de las dos proclamas de los patriotas  
libertadores el 9 de octubre de 1820: Guayaquil por la Patria y Por Gua-  
yaquil Independiente.  
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460  
La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Estrada Guzmán,  
Eduardo, "Las banderas de Guayaquil en el proceso de  
independencia, 1820-1822", Boletín de la Academia Nacional de  
Historia, vol. C, Nº. 208-A, julio - diciembre 2022, Academia  
Nacional de Historia, Quito, 2019, pp.421-460