BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C  
Nº 208–B  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 208-B  
Julio–diciembre 2022  
INCIDENCIA HISTÓRICA  
DE ACTORES POLÍTICOS DE COTOPAXI  
EN EL EJERCICIO DEL PODER EN EL ECUADOR  
–DISCURSO DE INCORPORACIÓN–  
Francisco Ulloa Enríquez1  
Al iniciar mi intervención, expreso mi profundo agradeci-  
miento a los distinguidos miembros de la Academia Nacional de  
Historia, de manera especial al Dr. Franklin Barriga López, merití-  
simo Director de la misma, por honrarme con el nombramiento  
como Miembro Correspondiente de esta prestigiosa institución con  
relevante trayectoria desde su fundación en 1909.  
Esta disertación de incorporación aborda un tema sensible,  
no excento de apasionadas polémicas, y que abre un amplio abanico  
de posibilidades de estudio histórico sobre liderazgo y poder político  
de Cotopaxi. El objetivo es realizar una apretada revisión de la inci-  
dencia histórica nacional de quienes siendo oriundos de tierras pan-  
zaleas, han ejercido el poder en el Ecuador.  
El 13 de mayo de 1830 se constituye la República. Los coto-  
paxenses que en diferentes momentos históricos dirigieron el país  
son cuatro militares en el mando supremo: José María Urbina, Al-  
berto Enríquez Gallo, Marcos Gándara Enríquez y Guillermo Rodrí-  
guez Lara; y la Vicepresidencia la ejercieron el hijo de un sacerdote  
católico y un militar: Pablo Herrera y Reinaldo Varea Donoso.  
1
Arquitecto por la Universidad Central del Ecuador; máster en Ciencias de la Educación, espe-  
cialidad Planeamiento y Administración, Universidad de La Habana, Cuba; doctor en Ciencias  
de la Educación (Ph.D.), mismo establecimiento de educación superior y de postgrado. Título  
de Magíster en Gestión Educativa, Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa,  
Lima-Perú; Doctor Honoris Causa por la Organización de las Américas para la Excelencia  
Educativa (ODAEE), Sao Paulo, Brasil. Vasta experiencia académica y administrativa. Miem-  
bro de comisiones permanentes del Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas  
(CONUEP) y del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada (CONESUP).  
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Francisco Ulloa Enríquez  
José María Urbina  
José María Mariano Segundo Fernández de Urbina y Sáenz de  
Viteri nació en Píllaro (hacienda Quillán) el 19 de marzo de 1808.  
Fueron sus padres Gabriel Fernández de Urbina y Olarte, ciudadano  
español, en la villa de Ávalos, en la Rioja Castellana, último Conta-  
dor Real de la Colonia y de Rosa Viteri Iturralde, nativa de Mocha,  
cerca de Ambato. Se casó con Teresa Jado, con quien tuvo cuatro  
hijos. Falleció en Guayaquil el 4 de septiembre de 1891. Fue el dueño  
de la hacienda Locoa cerca de Latacunga, hoy, un prestigioso barrio  
residencial de la ciudad.2  
Incluyo a este mandatario, que la mayor parte de su vida tuvo  
como referente histórico- geográfico a Píllaro, en el territorio de La-  
tacunga y Cotopaxi; incluso siendo Jefe Supremo, el general José  
María Urbina, creó oficialmente el 25 de julio de 1851, el cantón Pí-  
llaro en la provincia de Cotopaxi.3  
José María Urbina fue un militar de la Marina y político ecua-  
toriano; el 17 de julio de 1851, las unidades militares de Guayaquil  
le proclamaron Jefe Supremo de la República; el 24 del mismo mes  
lo hacía el pueblo guayaquileño y posteriormente el distrito de  
Quito, motivando la consolidación de su poder en el resto del terri-  
torio nacional, el golpe de Estado contra Diego Noboa estaba consu-  
mado. Al año siguiente, fue nombrado presidente constitucional,  
cargo en el que permaneció hasta el 16 de octubre de1856. Además  
desempeñó otras funciones políticas, entre estas destacamos el de  
gobernador del Guayas y diputado por la misma provincia, alcan-  
4
zando la Presidencia de la Cámara Legislativa.  
Una de las decisiones más trascendentales de su mandato es-  
tuvo encaminada a la abolición de la esclavitud, proceso que se inició  
con el Decreto de Manumisión de los Esclavos existentes en el Ecua-  
2
3
4
Rodolfo Pérez Pimentel, Urbina Viteri José María. Ver en: https://rodolfoperezpimentel.com/  
urbina-viteri-jose-maria/ (25-11-2022)  
La Hora, Píllaro o la Cuenca del Relámpago, 30 de julio de 2006. Ver en: https://www.lahora.  
com.ec/noticias/p-llaro-o-la-cuenca-del-rel-mpago/ (25-11-2022)  
Efrén Avilés Pino, Enciclopedia del Ecuador. Ver en: https://www.enciclopediadelecuador.  
com/personajes-historicos/gral-jose-maria-urbina/  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
5
dor, expedido el 25 de julio de 1851. Esto, a su vez, sirvió a Urbina  
para organizar a los temibles escuadrones de “los Tauras”, unidades  
conformadas con soldados negros, cuya crueldad sirvió para perse-  
guir enemigos políticos.  
Al abordar aspectos relacionados con Urbina; el historiador  
Rodolfo Pérez Pimentel, escribe en su portal web, que:  
los años de su mandato fueron de Paz, excepto la invasión del 52. En  
lo político hubo una absoluta libertad de prensa, florecieron las socie-  
dades democráticas, las academias para la educación de los militares  
y las escuelas en los cuarteles para enseñar a leer y a escribir a los sol-  
dados. Sostuvo la Escuela Náutica, fundó los lazaretos de Quito y  
Cuenca, el Cuartel de Artillería, el Hospital Militar, construyó el male-  
cón de Guayaquil, inició el camino de Cuenca a Naranjal, reparó y re-  
habilitó el Palacio de Gobierno, los edificios de la Policía y Cárcel,  
ordenó reponer el Obelisco y la Lápida de los Académicos en Tarqui.  
El Presidente de la Convención Pedro Moncayo expresó en el acto de  
la posesión: “Se os ha elegido porque habéis conjurado la tempestad que ame-  
nazaba la República bajo la bandera pirática del traidor americano –Flores–  
porque habéis reunido en torno vuestro al pueblo en masa para hacer ver al  
enemigo de la República y a los aristócratas extranjeros que lo protegen, que  
está vivo siempre en los hijos del Ecuador el amor a su independencia y liber-  
tad”.  
Subió al poder ungido por el elemento liberal y con él gobernó y aun-  
que no tuvo un programa definido llevó adelante un Plan de Gobierno  
muy coherente y de alto sentido patriótico, que sin embargo terminó  
por acarrear la oposición de los poderosos y la intransigencia del clero.  
Su principal objetivo fue cambiar el sistema colonial segregacionista  
de dos repúblicas, una para los blancos dominadores y otra para los  
indígenas, en una sola nación abierta al cambio que estaba produ-  
ciendo la modernidad en el mundo, por ende democrática y más justa,  
6
en la cual todos gozaran de la ciudadanía.  
5
6
Beatriz Margarita Conte de Fornes, Gabriel García Moreno: la historia y la historiografía, 1° edición,  
Zeta Editores, Mendoza, 2013, p.73. Ver en: https://bdigital.uncuyo.edu.ar/objetos_digita-  
les/10813/contesdefornes-librosobregabrielgarciamoreno.pdf (25-11-2022)  
Rodolfo Pérez Pimentel, Urbina Viteri José María. Ver en: https://rodolfoperezpimentel.com  
/urbina-viteri-jose-maria/ (24-11-2022)  
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Francisco Ulloa Enríquez  
Macías, en su obra El Ejército Ecuatoriano y su presencia prota-  
gónica en la vida republicana del siglo XIX, dice:  
En definitiva, el criterio respecto al gobierno presidido por un militar  
ecuatoriano, luego del dominio del militarismo extranjero no es coin-  
cidente: unos alaban al general Urbina; otros lo injurian; pues es ese el  
precio del hombre público. Efectivamente, tuvo partidarios y simpati-  
zantes que lo exaltaron y detractores que lo vilipendiaron; algunos re-  
conocían la gestión desarrollada al frente de su Gobierno; otros,  
censuraban todo aquello que hizo y todo cuanto supuestamente dejó  
de hacer. Quizás tal contradicción tuvo vigencia en el precario ambiente  
democrático de aquel entonces, porque el hombre público, ilustre y fa-  
moso por lo general es polémico; solo el ser humano amorfo, gregario  
e inerte goza de tranquilidad y del anonimato que represa a la dinamia  
y creatividad de los pueblos.7  
Un acto ejecutivo del Gral. José María Urbina, de trascenden-  
cia para la provincia de Cotopaxi, fue la suscripción del Decreto emi-  
tido el 9 de octubre de 1851, mediante el cual dispuso que la  
provincia se llamara de León en homenaje a la memoria del filán-  
tropo latacungueño Vicente León. Disposición que se mantuvo vi-  
gente durante 87 años.  
Gil Alberto Enríquez Gallo  
Nació en Tanicuchí, Latacunga, el 24 de julio de 1895. Fueron  
sus padres don Luis Cornelio Enríquez Gallo y doña Carmen Amelia  
Gallo Almeida. Se casó en primeras nupcias con Piedad Portilla Cas-  
tro con quien tuvo dos hijos; en segundas nupcias, estuvo casado con  
Mariana Calderón Álava, procreó seis hijos; falleció en Quito, el 13  
de julio de 1962.  
Enríquez Gallo ocupó varios cargos políticos de trascendencia,  
así: ministro de Defensa, senador por Cotopaxi en 1956, fue candidato  
a la Presidencia de la República por el partido Socialista en 1948 y fue  
ungido por el mando militar como jefe supremo del Ecuador.  
7
Edison Macías, El ejército ecuatoriano y su presencia protagónica en la vida republicana del siglo XIX,  
tomo 3, Quito, 2007, p.112  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
Al referirse al gobierno de Alberto Enríquez Gallo, el acadé-  
mico Leonardo Barriga López, en su libro Historias de tacunga y su  
provincia, escribe:  
Ocupó la primera magistratura de la Nación, como consecuencia del  
golpe militar de 1937, asumiendo el poder por resolución de las Fuer-  
zas armadas, ante el desgobierno de Páez, organizando la administra-  
ción pública con francos matices izquierdistas. En su gobierno dictó  
varias leyes de índole social, entre ellas la Ley de organización y Régi-  
men de las Comunas, un estatuto jurídico en favor de las comunidades  
campesinas; fundó el Museo y Archivo nacionales, dictó la ley de ca-  
rabineros y creó la Escuela Militar de Carabineros; la Ley de Asistencia  
social, la Ley de matrimonio Civil que cambió el estatus socio econó-  
mico de los hijos y el Código de Menores; dictó el Código de Trabajo y  
también la Ley de educación Superior que reconoció la autonomía téc-  
nica y administrativa de las universidades; a la educación general y a  
la Ley de Escalafón del Magisterio.8  
El mismo Leonardo Barriga López, en su libro Crónicas y Fic-  
ciones, al referirse a la relación entre intelectuales y autoridad, escribe:  
Alberto Enríquez Gallo, gobernante de facto, supo rodearse de intelectuales  
y nació el Código del Trabajo, sin que su ejemplo haya perdurado como  
norma en la vida política del país. Parece ser que hay un divorcio entre el  
9
poder político y los intelectuales.  
Se puede afirmar que Enríquez Gallo en nueve meses de go-  
bierno, impulsó y aprobó leyes trascendentales para el país; para  
concretar esto declaró vigente la Constitución de 1906, abolió la re-  
presora Ley de Defensa Social, permitió las reuniones políticas y res-  
petó la libertad de prensa; diseñó un parlamento con equilibrio entre  
las diferentes tendencias políticas de la época que dio como resultado  
final la restauración del régimen democrático.  
El cuerpo normativo expedido por Enríquez que aún per-  
dura y se considera el de mayor trascendencia es el Código de Tra-  
bajo, promulgado el 5 de agosto de 1938. La regulación de las  
relaciones obrero–patronales, en las que se reconoce algunos dere-  
8
9
Leonardo Barriga, Historias de Tacunga y su provincia, ediciones Amatua, Quito, 2021, p.486  
Leonardo Barriga, Crónicas y ficciones, ediciones Amauta, Quito, 2008, p. 219  
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Francisco Ulloa Enríquez  
chos, incluso el de huelga, ha contribuído al desarrollo del país aun-  
que ciertos empresarios consideran que el Código es una limitante  
para el incremento de la inversión extranjera.  
Un acto ejecutivo del Gral. Alberto Enríquez Gallo, de rele-  
vancia para la provincia de Cotopaxi, fue la suscripción del Decreto  
No. 167 del 31 de mayo de 1938, mediante el cual cambió su nombre  
nuevamente y se la volvió a llamar provincia de Cotopaxi  
Marcos Gándara Enríquez  
Nació en la ciudad de Latacunga el 6 de noviembre de 1919.  
Fueron sus padres el ingeniero Luis Gándara Egas y doña Celia En-  
ríquez Gallo, fue sobrino del general Alberto Enríquez Gallo. Se casó  
con Magdalena Espinosa Román, tuvieron cinco hijos; falleció en  
Quito el 17 de enero del 2011.  
Junto al contralmirante Ramón Castro Jijón y los generales  
Luis Cabrera Sevilla y Guillermo Freile Posso, integraron la Junta  
Militar de Gobierno de corte conservador.  
El académico Cesar Alarcón Costta, en su Diccionario Biográ-  
fico Ecuatoriano, escribe: “La dictadura desató una dura represión contra  
los sectores políticos de izquierda, clausuró la Universidad, implantó la Ley  
de Reforma Agraria. Autor de: Topografía militar; Manual de derecho y  
10  
leyes de guerra; Hidráulica General (1945); Motores Hidráulicos (1948).  
En 1960 incursionó en la política legislativa como primer Se-  
nador Funcional Suplente de las Fuerzas Armadas, luego se conver-  
tirá en titular en 1962. El 11 de julio de 1963 se produjo el golpe  
militar que puso fin al Gobierno constitucional del Dr. Carlos Julio  
Arosemena Monroy; fue entonces llamado para integrar una Junta  
Militar que gobernó al país hasta el 30 de marzo de 1966, cuando las  
presiones y el descontento popular obligaron a los dictadores a en-  
tregar el gobierno a un civil.  
En sus tiempos de gobernante proveyó recursos económicos  
a la Escuela Politécnica Nacional, esto posibilitó el traslado de su ve-  
10 Cesar Alarcón Costta, Diccionario Biográfico Ecuatoriano, Imprenta Mariscal, Quito, 2010,  
p. 474  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
tusto edificio en las inmediaciones del parque La Alameda a su ac-  
tual campus. Luego de la terminación del gobierno militar, Marcos  
Gándara retorna a sus labores académicas en la Escuela Politécnica  
Nacional a la que tanto sirvió; en su paso por esta, llegó a ser vice-  
rrector, subdecano de la Facultad de Ingeniería Eléctrica y propulsor  
de la Facultad de Ingeniería Civil.  
A fines de 1988, fundó con otros distinguidos intelectuales  
la Sociedad Ecuatoriana de Investigaciones Históricas y Geográfi-  
cas (SEIHGE), siendo elegido como vicepresidente. Dedicado a la  
historia con pasión y entrega total, consiguió, con fecha 11 de julio  
de 1991, la creación del Centro de Estudios Históricos del Ejérci-  
to, siendo su primer Director.  
Ingresó como Miembro Correspondiente de la Academia Na-  
cional de Historia el 9 de enero del 2003, con el discurso: Pedro Mon-  
cayo: Análisis de su personalidad Política e Histórica. El 13 de mayo del  
2
009, se creó la Academia Nacional de Historia Militar, por voto uná-  
nime de los miembros fundadores, fue nombrado Director.  
Lector incansable, dejó como legado una voluminosa pro-  
ducción intelectual, así como la donación a la Biblioteca Aurelio Es-  
pinoza Pólit de un fondo bibliográfico que consta de 9 692 ejemplares  
catalogados, estantes, escritorio, sillas, arcones y otras piezas.  
Guillermo Antonio Rodríguez Lara  
Nació en el cantón Pujlí, entonces perteneciente a la provin-  
cia de León, hoy Cotopaxi, el 4 de noviembre de 1923. Fueron sus  
padres don Manuel Aurelio Rodríguez Villavicencio y doña Clara  
María Lara Rubio, oriundos de Pujilí. Se casó con Aída Judith León  
Lara, su paisana. Tuvo cinco hijos: dos varones y tres mujeres.  
La siempre ascendente carrera militar de Rodríguez Lara, le  
llevó a desempeñar varias funciones de importacia en el Ejército  
ecuatoriano, ocupaba el cargo de comandante general del Ejército,  
cuando se concretó el golpe de Estado que terminó con el quinto y  
último gobierno de José María Velasco Ibarra, hecho que ocurrió el  
15 de febrero de 1972. Se esgrimieron oficialmente tres razones para  
justificar dicha acción:  
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Francisco Ulloa Enríquez  
1
2
3
.- El deterioro democrático, por negar el derecho de una candidatura  
a los comicios presidenciales.  
.- El gobierno de Velasco había perdido definitivamente el norte y se  
encontraba en tremenda confusión, producto de sus propios errores.  
.- Porque la corrupción había hecho causa común con algunos privi-  
legiados de la administración pública.  
En el Ecuador, efectivamente, se vivían años de serios con-  
flictos socio–económicos generados por los desaciertos de la admi-  
nistración Velasquista. Al respecto, Macías señala:  
En la clase obrera pronto cundió el descontento, y el consabido recurso  
de paros y huelgas nuevamente se puso a la orden del día. En las pro-  
vincias había las quejas de desatención del gobierno... Otros problemas  
muy graves se produjeron en el país.  
Una explosión de gran poder destruyó la imprenta de la Universidad  
Central; la muerte de Milton Reyes constituyó otra circunstancia ex-  
plosiva en las calles de Quito, con violentas protestas de estudiantes  
secundarios y universitarios que enfrentaron a la fuerza pública. Las  
principales universidades de Guayaquil, Cuenca, Loja y otras se soli-  
darizaron con la Universidad Central de Quito, a través de manifesta-  
ciones o comunicados contra el gobierno de Velasco Ibarra, este, en  
11  
cambio, respondió amenazando a sus opositores.  
Por su parte, entre los militares también había un creciente  
descontento, especialmente por el sueño de un colectivo castrense,  
que deseaba pasar de los estudios y análisis de la realidad nacional  
a la posibilidad práctica de impulsar cambios en la atrasada e inci-  
piente República. Al tomar institucionalmente el gobierno del país,  
estos militares, que ya no solo tenían conocimientos relacionados con  
su carrera sino que poseían una buena formación académica en di-  
ferentes ramas, consideraron que era el momento de impulsar las  
ideas del Nacionalismo Revolucionario Militar, hecho que sin lugar  
a dudas constituyó un punto de quiebre de la historia ecuatoriana  
en el siglo XX. Más aún si tomamos en cuenta que con este, inicia la  
11 Edison Macías, General Guillermo Rodríguez Lara, Colección líderes militares, Centro de Estu-  
dios Históricos del Ejército, Vol 34, s/a, p. 87.  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
dependencia económica del país por los ingresos que genera la ex-  
plotación petrolera. Quintero y Silva, sostienen que:  
Indudablemente el nuevo papel del Estado en la economía estuvo con-  
dicionado por el auge derivado del considerable ingreso de divisas pro-  
venientes de la industria minera más importante: la petrolera y de sus  
exportaciones. Situación que se visualiza al marcar las diferencias es-  
tatales esenciales con la década anterior en cuanto a los cambios ocu-  
12  
rridos.  
Para consolidarse en el poder, restringieron los derechos ciu-  
dadanos, instauraron el toque de queda y dispusieron la vigencia de  
la Constitución Política de la República del Ecuador de 1945, así  
como todas las leyes conexas. Este período de facto duró casi cuatro  
años, desde el 15 de febrero de 1972 hasta el 11 de enero de 1976.  
Pasemos ahora a señalar las principales acciones que, con  
aciertos y errores, impulsó el Gobierno de Rodríguez Lara; y que, de  
una u otra manera, aún inciden en la vida de los ecuatorianos:  
Se creó la Junta Nacional de Planificación. Se trazó los “Li-  
neamientos Generales, la Filosofía y Plan de Acción del Go-  
bierno Revolucionario y Nacionalista del Ecuador” y el “Plan  
Integral de Transformación y Desarrollo”.  
Pagó íntegramente el saldo de la deuda inglesa, la cual se ad-  
quirió durante la guerra de la independencia del Ecuador.  
En el manejo de los hidrocarburos, con la nacionalización del  
petróleo se impulsó: la reforma de la Ley de Hidrocarburos;  
la creación de la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana  
(
CEPE), el 23 de junio de 1972, como entidad pública, ads-  
crita al Ministerio de Recursos Naturales y Turismo; la crea-  
ción de la Flota Petrolera Ecuatoriana (FLOPEC), empresa de  
economía mixta; se impulsó la construcción de la refinería en  
Esmeraldas y del oleoducto transecuatoriano; se incorporó  
el Ecuador a la Organización de países exportadores de pe-  
12 Rafael Quintero, Erika Silva, Ecuador una nación en Ciernes, 4ta edición, Editorial Universitaria,  
Quito, 2001, p. 223.  
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tróleo(OPEP); en 1974 implementó el subsidio a los combus-  
tibles, aprovechando el excedente provocado por la venta del  
crudo, para reducir los costos del transporte; entre otras me-  
didas.  
El 12 de febrero de 1975, en el Ministerio de Recursos Natu-  
rales, firmó los contratos para hacer realidad el proyecto hi-  
droeléctrico Pisayambo. En esta misma línea, posteriormente  
se consiguió la aprobación del financiamiento que posibilitó  
hacer realidad el proyecto hidroeléctrico Paute.  
En la tenencia de la tierra rural se promulgó la Ley de la Re-  
forma Agraria, expedida mediante Decreto No. 1172 de 9 de  
octubre de 1973. Para la comercialización se priorizó la cons-  
trucción de una cadena de silos de almacenamiento, encar-  
gando al IERAC la facultad de proporcionar asistencia  
técnica y social, créditos, provisión de suministros, asesora-  
miento en organización y comercialización; además de ex-  
tender los servicios de ENPROVIT (Empresa Nacional de  
Productos Vitales).  
En educación, creó el Instituto de Altos Estudios Nacionales  
(
IAEN), la Escuela Politécnica del Ejército, promulgó una Ley  
de Educación Superior.  
En Cotopaxi, la obra más trascendente fue el asfaltado de la  
carretera Latacunga- Pujilí.  
Las opiniones autorizadas de varias personalidades han tra-  
zado el perfil del líder y su gobierno; así: Jorge Salvador Lara, histo-  
riador dijo que Rodríguez Lara: “Supo explotar en su favor ciertos rasgos  
de pintoresca bohemía y el hecho de ser uno de los pocos militares diestros  
13  
en la improvisación oratoria no sin cierto dejo curial”. El expresidente  
Oswaldo Hurtado, quien gobernó Ecuador entre 1981 y 1984, al eva-  
luar el Gobierno de Rodríguez Lara y de las Fuerzas Armadas escri-  
bió lo siguiente:  
1
3 David Serna y otros, Estudio biográfico Guillermo Rodríguez Lara, ESPEL, 2016, p.5. Ver en:  
https://es.slideshare.net/jordysamueltororojas/gral-guillermo-rodrguez-lara-64320582  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
Probablemente el error que cometió el Gobierno militar fue presentarse  
como nacionalista y revolucionario. Su discurso reformista llevó a sec-  
tores políticos y de la opinión pública a medir los resultados de su ad-  
ministración no en función del desarrollo y del progreso alcanzado por  
el país, sino de las transformaciones económicas y sociales ofrecidas  
por los militares, reiteradas por el general Rodríguez en su diaria retó-  
rica y que no se produjeron, en parte por la inexistencia de una política  
social o porque no se llevaron adelante ciertas propuestas contenidas  
en el Plan de Gobierno. Cierto es que los sectores medios y populares  
mejoraron sus condiciones económicas, pero también es muy real que  
se produjo una notable concentración de la riqueza en los grupos eco-  
nómicos altos.14  
Jaime Galarza, en el libro A 40 años del Cóndor, confirma aque-  
llo que en reiteradas ocasiones declaró el general Rodríguez Lara, en  
las que aseguró que su Gobierno no formó parte de la tristemente fa-  
mosa “Operación Cóndor” y que más bien les resultaba incómodo a  
los intereses de imperialistas de EEUU de Norteamérica:  
En lo internacional, la política fue de sostenida independencia, si bien  
el creciente endeudamiento afirmaba la dominación imperialista. Wa-  
shington apenas disimulaba su desconfianza a este gobierno. Cabal-  
mente, hace pocos días, el 10 de septiembre, el diario El Telégrafo  
publicó en portada una amplia crónica bajo el título WikiLeaks: (Bom-  
bita) Rodríguez Lara nunca fue del agrado de Estados Unidos. Allí se  
citan varias comunicaciones del embajador estadounidense Richard  
Bloomfield, en una de las cuales escribe:  
“La imposición de impuestos a importaciones ha motivado una salva de críticas  
sin precedentes contra las políticas económicas del régimen de Rodríguez Lara.  
Grupos de negocios privados están exigiendo que los controles se reduzcan y  
que las políticas económicas clave sean revisadas, especialmente lo que concierne  
a empresas petroleras extranjeras”.  
La fecha en que fue enviada esa comunicación por el embajador, 1 de  
septiembre de 1975, es histórica. Ese día se produjo la tragicomedia de-  
nominada El golpe de la Funeraria: a primeras horas de la madrugada,  
atrincherado en una empresa de pompas fúnebres, el general Raúl  
González Alvear dirigió el asalto al Palacio de Carondelet (Palacio de  
Gobierno), donde se encontraba el presidente Rodríguez Lara con su  
15  
familia.  
14 Felipe Aguilar Aguilar, Ecuador contemporáneo, UNAM, México, 1991, p. 11.  
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Francisco Ulloa Enríquez  
En otra parte del libro antes mencionado, Galarza sostiene  
que:  
En nuestro caso nacional, documentos desclasificados hace poco nos  
revelan que Ecuador se incorporó formalmente a la Operación Cóndor  
en enero de 1978, cuando el país sufría la dictadura de los llamados  
Triunviros”, a saber: almirante Alfredo Poveda Burbano, que la pre-  
sidió en representación de la Marina; general Guillermo Durán Arcen-  
tales, en nombre del Ejército y brigadier Luis Leoro Franco, por parte  
de la Aviación. Para los jerarcas ocultos de la Operación, el momento  
era propicio. Este triunvirato había surgido en enero de 1976 como re-  
sultado de un golpe de Estado que significó un reacomodo de fuerzas  
militares, el cual desplazó al general Guillermo Rodríguez Lara, presi-  
16  
dente del llamado Gobierno Nacionalista Revolucionario.  
Pablo Herrera  
La versión más difundida sobre su origen señala que nació  
en Pujilí, Imperio español, el 25 de enero de 1820. Fueron sus padres  
el presbítero franciscano Manuel Herrera Salcedo y N. González; fa-  
lleció en Quito, Ecuador, el 19 de febrero de 1896.  
César Jácome en su Monografía del cantón Pujilí, al trazar una  
semblanza del doctor Pablo Herrera, escribe:  
Alrededor de la biografía del Dr. Pablo Herrera, en relación con la  
fecha, el lugar de nacimiento y su filiación, hasta la actualidad, existen  
dudas. Quienes han aportado con datos biográficos de este personaje  
no han llegado a dilucidar satisfactoriamente estos temas.  
Según Rodolfo Pérez Pimentel, Pablo Herrera nace en Pujilí el 25 de  
enero de 1820, hijo de Manuel Herrera Salcedo, sacerdote (franciscano)  
que estuvo en este Cantón durante 13 años, y N. González. En la Lista  
cronológica de los ministros de Relaciones Exteriores de la república  
del Ecuador, consta el nombre de Pablo Herrera como quiteño, nacido  
el 25 de enero de 1820. María de Lourdes Villegas Arroyo, en la Revista  
Nº 1, publicación de la Escuela Dr. Pablo Herrera, editada en 1982,  
transcribe la partida de nacimiento encontrada por el ilustre escritor  
1
5 Jaime Galarza, “Ecuador: en la era del Cóndor” en: varios autores, A 40 años del Cóndor, Ins-  
tituto de políticas públicas en derechos humanos del MERCOSUR, 2015, p. 126.  
6 Ibíd., p. 120.  
1
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
César F. Naranjo R., de la que se desprende que Pablo Herrera nace en  
la ciudad de Quito el 27 de junio de 1823, hijo legítimo de José Herrera  
y de Cipriana Arteaga. El mismo escritor Naranjo R., al referirse en un  
artículo a Pablo Herrera le da el apellido materno de Cruz; este se-  
gundo apellido, dice, lo tomó de Margarita Andrade Salcedo y Cruz,  
quien sería la abuelita por parte paterna.  
Paúl García Lanas, le da el nombre de Pablo Herrera Egas, sustentán-  
dose en lo que dice el genealogista Fernando Jurado Noboa, quien cree  
que el apellido Egas lo adoptó de su bisabuela paterna Margarita Egas  
Venegas.  
Hasta que indaguemos documentadamente si es Herrera González,  
Herrera Cruz o Herrera Egas, debemos aceptar solamente que Pablo  
Herrera tiene vínculos estrechos con Pujilí, pues, a la edad de 15 años,  
luego de recibir educación en el Convictorio de San Fernando de la ciu-  
dad de Quito, vino a Pujilí a ejercer la docencia durante cinco años, en  
la misma escuela de varones de la que hoy es su Patrono. Después de  
ese lapso regresó a Quito a seguir estudios de Jurisprudencia en la Uni-  
17  
versidad Central, en donde obtuvo el título de Abogado.  
En la página web de Rodolfo Pérez Pimentel, en la sección  
destinada a un Diccionario Biográfico, señala que el doctor Herrera:  
Adoptó como segundo apellido el de Egas, que le venía por su padre,  
que era nieto de Margarita Egas–Venegas de Córdova. Realmente en  
el Quito de mitad del siglo XIX los Egas tenían cierta posición y so-  
naban bien, no así los González que eran prácticamente desconoci-  
dos.  
Se casó el 13 de septiembre con Ana Donoso Quevedo y tuvieron  
once hijos, de los cuales cinco fueron mujeres y tres hombres y tres  
fallecieron en la infancia. De las mujeres dos entraron en convento y  
terminaron de monjas, los tres varones se hicieron sacerdotes pero  
ninguno sobresalió.18  
De profesión abogado, perteneció al Partido Conservador.  
Entre los cargos políticos que ejerció podemos destacar que fue:  
Presidente del Pentavirato que estuvo integrado además por  
Luis Cordero, Pedro Lizarzaburu, Rafael Pérez Pareja y Agustín Gue-  
1
1
7 César Jácome, Monografía del cantón Pujilí, Abya-Yala, Quito, 2009, p. 129.  
8 Rodolfo Pérez Pimentel, Herrera Egas Pablo. Ver en: https://rodolfoperezpimentel.com/he-  
rrera-egas-pablo-2/ (24-11-2022).  
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Francisco Ulloa Enríquez  
rrero. Llamado también de la “Restauración”, fue el gobierno que se  
formó en Quito luego que el 10 de enero de 1883 las fuerzas restau-  
radoras vencieran en dicha ciudad a las del Gral. Ignacio de Veinte-  
milla.  
Vicepresidente de la República del 1 de julio de 1890 al 30 de  
junio de 1894, en las presidencias de Antonio Flores Jijón (1888–1892)  
y Luis Cordero Crespo (1892–1895).  
Además, fue diputado, senador, ministro y concejal de  
Quito.  
El doctor Franklin Barriga, en su libro Historia de la Academia  
Ecuatoriana de la Lengua, dice de Herrera:  
Abogado, legislador, director de la biblioteca y del Museo de Quito,  
ministro de Estado, miembro del Pentavirato (1883), diplomático, in-  
ternacionalista.  
Ha quedado la fama de su consagración al estudio y a la investigación  
en archivos. Secretario particular de García Moreno, fue llamado “bi-  
blioteca ambulante”, por el referido mandatario.  
Incursionó en la biografía, con trabajos sobre García Moreno, Obispo  
Villarroel, Olmedo y Miguel de Santiago.  
Asimismo, en las áreas históricas dejó producciones como: Apuntes  
para la Historia de Quito, Apunte cronológico sobre las obras y trabajos  
del Cabildo y Municipalidad de Quito desde 1534 hasta 1714, Reseña  
histórica de la Universidad de Quito, Elenco de los rectores de la Uni-  
versidad de Quito, Apuntamientos de algunos sucesos que pueden ser-  
vir para la Historia de Quito sacados de las actas del Concejo Municipal  
y del Cedulario de la Corte Suprema.  
En su calidad de académico de la lengua, son de singular importancia  
sus libros que siguen siendo fuentes de consulta: Ensayo sobre la historia  
19  
de la Literatura Ecuatoriana y Antología de Prosistas Ecuatorianos.  
Por su parte el académico Cesar Alarcón Costta, en su Diccio-  
nario Biográfico Ecuatoriano, escribe:  
Como Plenipotenciario, el 2 de mayo de 1890 firmó el tratado Herrera  
–García en virtud del cual, por primera vez en la historia, Perú aparece  
en la margen izquierda del Amazonas. Conforme lo recoge Rodolfo  
19 Franklin Barriga, Historia de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, Quito, 2012, pp. 309-310.  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
Pérez Pimentel: A los pocos meses Herrera se convenció de su error y  
dijo a los congresistas “No firmen, por favor, digan que soy un traidor  
20  
pero no firmen”.  
Entre sus numerosas obras se cuentan: Ensayo sobre la historia de la lite-  
ratura ecuatoriana (1860); Apuntes para la Historia de Quito (1870-1874);  
Apuntes cronológicos de las obras y trabajos del Cabildo de Quito desde 1534  
a 1714 (1880-82); Reseña Histórica de la Universidad de Quito (1883); Espejo  
y sus escritos (1885); Apuntes biográficos del gran magistrado Dr. Gabriel  
García Moreno (1892); El Ilmo. Fray Gaspar de Villarroel (1893); Antología  
de prosistas ecuatorianos (2 tomos, 1884); Apuntamientos de algunos sucesos  
21  
que pueden servir para la historia de Quito (1942).  
Reinaldo Varea Donoso  
Teniente coronel Reinaldo Varea Donoso nació en la ciudad de  
Latacunga el 22 de julio de 1916, sus padres fueron el doctor Marco  
Tulio Varea Quevedo y la señora Josefa Donoso Toledo. Contrajo ma-  
trimonio con Fanny Suárez Arcos, con quien procreó cuatro hijos.  
murió en la ciudad de Clearwater, Florida, el 26 de abril de 2008. Sus  
restos reposan en la Catedral de Latacunga.  
Cargos políticos de trascendencia fueron: ministro de Defensa  
en 1953, consejero de Pichincha en 1957, senador por Cotopaxi en  
1
960, alcanzando a presidir la Cámara del Senado y vicepresidente  
de la República.  
El académico Cesar Alarcón Costta, en su Diccionario Biográfico  
Ecuatoriano, escribe:  
En su calidad de presidente de la Cámara del Senado, asumió la Vice-  
presidencia de la República, junto al Dr. Carlos Julio Arosemena Mon-  
roy que ascendió a la Presidencia al terminar la crisis política del 7 de  
noviembre de 1961, con la destitución del presidente Velasco Ibarra.  
Ejerció el cargo hasta julio de 1963. Durante su gestión se produjo el  
escándalo de la “Chatarra” relacionado con la adquisición de equipos  
militares obsoletos.22  
2
2
2
0 Cesar Alarcón Costta, op. cit., p. 552.  
1 Ibídem.  
2 Ibíd., p. 130.  
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179  
Francisco Ulloa Enríquez  
Fue un político de carácter populista ya que no tuvo proble-  
mas en apoyar al Velasquismo, posteriormente cambiar de bando para  
unirse a las ideas que lideraba Carlos Julio Arosemena Monroy; cono-  
ciéndose con el tiempo que era agente asalariado de la CIAnorteame-  
ricana, asi lo señala Jaime Galarza, en el libro A 40 años del Cóndor:  
Philip Agee. En su Diario registra una larga lista de agentes y colabo-  
radores de la CIA pertenecientes a las filas militares y policiales; lista  
referida a la época. Uno de los casos más sobresalientes se refiere al co-  
ronel (entonces en servicio pasivo) Reinaldo Varea Donoso quien, con  
la iniciativa y el apoyo de la Agencia, llegó a ocupar la presidencia del  
Congreso Nacional y, automáticamente, la vicepresidencia de la Repú-  
blica, tres años antes de la Junta Militar. Un agente de lujo, con sueldo  
mensual de 700 dólares, cuando un coronel del ejército no ganaba si-  
23  
quiera 100.  
La Junta Militar viene a integrarse con el contralmirante Ramón Castro  
Jijón, representante de la Marina, que la preside; el general Marcos  
Gándara Enríquez, del Ejército; Luis Cabrera Sevilla, también de esta  
arma, y Guillermo Freile Poso, de la Aviación. Gándara, el más influ-  
yente y reaccionario de los dictadores, declararía después:  
Si bien antes de llegar al poder no conocía la existencia de ese organismo (la  
CIA), en cambio no me asusta, ni me acusa, ni tengo inconveniente en reco-  
nocer que cuando fui miembro de la Junta Militar de Gobierno, recibí en varias  
ocasiones, en mi calidad de jefe del Estado, las visitas del director de la Agencia  
de la CIA, en Quito, a fin de escuchar de él muy útiles y bien documentados  
informes sobre las actividades del comunismo internacional en el continente  
24  
americano” (El Telégrafo, 25 de abril de 1975).  
Recovecos de la historia  
Esta investigación histórica sobre el ejercicio del poder y li-  
derazgo político estaría incompleta si no incluimos alguna anécdota  
de los mandatarios estudiados. Debemos recordar que el pueblo  
ecuatoriano tiene entre sus referentes identitarios la fabulosa capa-  
cidad creativa de contar historias jocosas y los políticos suelen ser  
23 Jaime Galarza, op. cit., p. 123.  
24 Jaime Galarza, op. cit., pp. 123-124.  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
un referente permanente para el desahogo popular, es así que año  
tras año, los temas preferidos para nuestra curiosa forma de celebrar  
la finalización de los mismos, son recreaciones de acontecimientos  
con monigotes de políticos; en periódicos la sección de caricaturas  
ocupa lugar importante en la página de análisis y son apreciadas por  
los lectores las revistas especializadas en humor político; incluso li-  
bros como el de Javier Gomezjurado Zevallos, Historias y Anécdotas  
25  
Presidenciales; o el de Francisco “el Pájaro” Febres Cordero, Los hijos  
27  
del suelo; o el del expresidente Rodrigo Borja, Recovecos de la historia  
26  
ofrecen esas miradas humanas, carismáticas o críticas de los perso-  
najes y sus acciones. Del general Enríquez Gallo, Javier Gomezjurado  
Zevallos en su libro “Historias y Anécdotas Presidenciales”, narra lo  
que él titula “Traicionado por su ahijado”:  
Federico Páez había sido padrino de bautizo del guagua Alberto Enrí-  
quez Gallo, quien con el tiempo entró al Ejército y llegó a general de  
Brigada.  
Cuando en 1935 el Ejército Nacional le entregó el poder a Páez, para  
evitar el triunfo de los conservadores en las elecciones que había con-  
vocado Antonio Pons. Páez llamó a su ahijado de bautizo, el General  
Enríquez, para que ocupara el Ministerio de Guerra y Marina, donde  
lo mantuvo por varios meses, con beneplácito del país, pues Enríquez  
Gallo era un individuo popular y de izquierda.  
Un buen día, Páez comenzó a perseguir a los izquierdistas, motivado  
por los reaccionarios de su gabinete; entonces Enríquez Gallo compren-  
dió que había llegado la hora de poner punto final a la Dictadura Civil,  
que no se apoyaba en nadie, y dio un Golpe de Estado que derrocó a  
su padrino Páez.  
En efecto el 23 de octubre de 1937 a las 2 y 35 de la madrugada, llegaron  
a la Casa Presidencial, que estaba ubicada en la Mejía y Guayaquil,  
atrás de San Agustín, los Comandantes de la I y II Zona.  
¿
A qué se debe el honor de esta visita?, –les preguntó Páez–.  
Los militares fueron los que le confiaron el cargo que usted tiene, señor  
Presidente, ahora le piden que renuncie, –exclamó uno de ellos–.  
Y con toda tranquilidad Páez concluyó:  
25 Javier Gomezjurado, Historias y Anécdotas Presidenciales, editorial UTPL, Loja, 2009.  
26 Francisco Febres Cordero, Los hijos del suelo, Editorial Planeta del Ecuador, 2005.  
27 Rodrigo Borja, Recovecos de la historia, Editorial Planeta del Ecuador, 2003.  
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Francisco Ulloa Enríquez  
Me extraña que mi ahijado Alberto Enríquez me haya traicionado. En  
fin, qué vamos a hacer:  
Dictó enseguida la renuncia a la secretaria y la entregó sin decir una  
palabra más.  
Al día siguiente, Páez a sus amigos íntimos les djo:  
En realidad no me extraña la cosa, pues ¡Alberto de chico me orinó y  
de grande me cagó!28  
Aotra anécdota histórica Gomezjurado la denomina: “La iro-  
nía del mashca”:  
En cierta ocasión, un grupo de militares había celebrado una fiesta de  
gran pompa, que terminada la parte oficial, un buen número de ellos  
continuaron en un centro de diversión.  
Trago va y trago viene, se rompe la armonía y se forma la de Dios es  
cristo entre oficiales del Escuadrón Yaguachi, el mimado del dictador;  
y los del regimiento de Artillería Sucre, que parece ya tenía distancia-  
miento; y se pegan de lo lindo, sin que se hayan hecho presentes las  
armas de fuego.  
Al día siguiente un jefe le dice al Dictador:  
¿
Qué le parece, mi general, el escándalo de anoche?. Usted que goza  
de ascendiente en ambos regimientos debe intervenir para que se res-  
tablezca la armonía.  
Y el Mashca –que así lo apodaban al general–, con todo desparpajo y  
riéndose contesta:  
Déjeles, Coronel, que se peguen; lo grave sería que se pongan de  
29  
acuerdo.  
En una que hace alusión al sobrenombre de Enríquez, Go-  
mezjurado, la titula “El Sordo Piedra y el Mashca”, el relato es el si-  
guiente:  
Designado por el Ejército, jefe supremo, en 1937, recibió en su despacho  
a su cordial amigo, el simpático Benjamín “Sordo” Piedra, célebre por  
su agudeza e ingenio.  
Vengo, –le dice Piedra a Enríquez–, a congratularme por tu promoción.  
No la aspiraba, mi querido Benjamín, pero tuve que aceptar la desig-  
nación del Ejército –le respondió Enríquez–.  
2
2
8 Javier Gomezjurado, Historias y Anécdotas Presidenciales, Editorial UTPL, 2009, pp. 255-256.  
9 Javier Gomezjurado, op. cit., p. 259.  
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182  
Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
Es que mi parabién es, apreciado Alberto, por habérsete ascendido de  
Mashca a Pinol.30  
Probablemente del que más anécdotas se pueden contar es  
de Guillermo Rodríguez Lara, las mismas que según “el Pájaro” Fe-  
bres Cordero, dice que le gustaban mucho al general, tanto que las  
coleccionaba, y por ello decían que en su despacho tenía El libro gordo  
de Petete; debe ser cierta dicha afirmación ya que un sobrino del ge-  
neral Bombita, el periodista Byron Rodríguez escribió un anecdotario  
de la familia Rodríguez.  
En amena tertulia entre colegas del Centro de Estudios His-  
tóricos, Edmundo Rivera Robayo “doctor Suquito”, porque “Suco”  
era su padre; compartió una anécdota personal con el general “Bom-  
bita”, él había escrito en agosto de 1978, en el diario La Gaceta, un ar-  
tículo en el que comentó el fin de la dictadura militar y el retorno a  
la democracia, haciendo referencia no únicamente al Triunvirato sino  
también a los años del mando supremo por parte de Rodríguez Lara.  
A los pocos días de aquello, contó que, haciendo columna en un  
banco, se percató que dos puestos atrás de él estaba el general “Bom-  
bita”, entonces por consideración se acercó a ofrecerle el puesto, el  
mismo que cordialmente rechazó sin dejar de aprovechar aquello  
para preguntarle si era él quien había escrito el antes mencionado  
artículo en La Gaceta, cuando confirmó que sí, poniéndose muy serio,  
le increpó que en el mismo existía un grave error histórico y estaba  
en la obligación de corregirlo. Edmundo preguntó, entre preocupado  
y asustado, cuál era ese error que motivaba el reclamo; y el “expre-  
sidente”, como le gusta le llamen, le dijo que había escrito que al  
abandonar Carondelet se dirigió a Pujilí, su tierra, donde con su  
gente bailó un saltashpa, señalando que es imperdonable que no  
sepa que lo que bailó era un cachullapi.  
La costumbre ecuatoriana de poner sobrenombres, “apodos”  
les decimos, está muy arraigada; en torno a ellos se cuentan historias,  
cachos” les denominamos. Es así que, del “Ratón” Herrera como le  
decían sus amigos de adolescencia o “Biblioteca Anbulante”, identi-  
30 Ibíd., p. 260.  
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183  
Francisco Ulloa Enríquez  
ficativo que usaba García Moreno para su asesor favorito; se narran  
muchas historias, al igual que del “Tanquista” Varea, del “Mashca”  
Enríquez o del “Bombita”. En algún momento puede resultar inte-  
resante realizar un estudio referencial de carácter histórico y socio–  
cultural de apodos o sobrenombres, apelativos, seudónimos o alias;  
con los que el pueblo recuerda a los políticos ecuatorianos.  
Al concluir esta breve revisión histórica de estos gobiernos  
liderados o coliderados por cotopaxenses, podemos contar con ele-  
mentos centrales de su gestión y uno que otro recoveco tragicómico  
de la vida política de la República, los mismos que por su trascen-  
dencia permanecen vigentes en el debate político nacional. Este con-  
texto posibilita ensayar algunas respuestas generales ante la gran  
interrogante de la incidencia histórica que tuvieron los gobiernos  
presididos por cotopaxenses sobre las líneas de discusión y de trans-  
formación del sistema político ecuatoriano. Es así que conseguimos  
afirmar que:  
Es necesario tener presente que los estudios sobre el lide-  
razgo y su incidencia histórica en las estructuras institucio-  
nales son fundamentales para comprender los potenciales  
derroteros en el funcionamiento del país.  
Es imprescindible profundizar en el análisis del impacto de  
los líderes políticos sobre la estructura orgánica del Ecuador,  
ello posibilita construir una memoria colectiva que se sus-  
tenta en la recuperación de la trascendencia histórica de las  
acciones u omisiones de los gobiernos de turno.  
Es relevante incorporar en la narración histórica, aquellos  
pasajes vivenciales que humanizan y acercan a los personajes  
y los hechos del pasado al ecuatoriano de a pie, aquel que no  
se identifica con “líderes” que no parecerían ser de carne y  
hueso, porque en más de una ocasión se ha cometido el error  
de magnificar las virtudes y disimular o callar los errores.  
Los liderazgos de los militares cotopaxenses que asumieron  
el poder político del país, se sustentaron en golpes de Estado  
caracterizados por asignar el mando a un actor que encarna  
los ideales institucionales, a los que se suman el carisma y  
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Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador  
los méritos personales. Esta conjugación de factores, evitó  
caudillismos sangrientos y favoreció el impulso de políticas  
públicas de fuerte contenido social.  
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187  
La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Ulloa Enríquez,  
Francisco, "Incidencia histórica de actores políticos de Cotopaxi  
en el ejercicio del poder en el Ecuador", Boletín de la Academia  
Nacional de Historia, vol. C, Nº. 208-B, julio - diciembre 2022,  
Academia Nacional de Historia, Quito, 2023, pp.165-187