Las procesiones quiteñas y sus códigos ocultos
guen la procesión; además de estos, hay otros que llevan haces de las
hojas cortantes de sigse, sujetos a modo de delantal, que al caminar
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hieren varias partes del cuerpo, haciendo correr ríos de sangre.
En varias ciudades de América, en la época colonial, la pro-
cesión del Viernes Santo fue, al pie de la letra, como se describe en-
seguida:
A la cabeza caminaban mil almas santas, algunas de las cuales tenían
bonetes tan altos que llegaban hasta las ventanas del primer piso de las
casas (…) Sobre sus andas, que venían inmediatamente después, estaba
un ángel a cuyos pies un horroroso esqueleto representaba a la muerte
derrotada por el Salvador. Una fila de sacerdotes seguía, revestidos por
sus ornamentos, llevando diversos emblemas de la Pasión. (…) Seguía
un cortejo de músicos vestidos con traje violeta y enmascarados, con
sus instrumentos cubiertos por crespones en señal de duelo (…) Des-
pués, venía nuestro Salvador levando su cruz y acompañado, como
antes, por don Simón el Cireneo; después, el alcalde de la ciudad (…)
Una multitud de negros caminaban detrás, vestidos con traje azul rey
(
…) dos largas filas de frailes, cada uno llevando un crucifijo en la mano,
aparecían y precedían a los estudiantes de dos colegios (…) Detrás, un
sarcófago conteniendo el cuerpo de Jesucristo, rodeado de una multitud
de individuos vestidos con trajes de todos los colores, armados de palos,
sables, espadas, lanzas y con farol en mano. En representación de los
judíos que fueron al Huerto de los Olivos para prender a Nuestro Señor.
(
…) A los judíos les seguían los oficiales de guarnición, cirio en mano;
después las tropas dispuestas por pelotones (…). Finalmente, la proce-
sión terminaba con los religiosos de la Merced, los canónigos, el obispo,
la Santa Virgen, envuelta con un vestido de terciopelo bordado en oro
y plata, cuya cola portaba un ángel; una multitud de mujeres provistas
de cirios, y un pelotón de gendarmería.17
Si bien muchos de los personajes de antaño desaparecieron:
almas santas, farricocos, ángeles vengadores y más, en el caso de la
procesión de Viernes Santo de Quito existen determinados partici-
pantes cuya impresionante presencia no solo se mantiene a través
16 Paulo de Carvalho Neto, Antología del folklor ecuatoriano, 2° edición, Casa de la Cultura Ecua-
toriana, Quito, 1994, p. 20.
17 MM.A. D'Orbigny y J.B Eyriés, Viaje pintoresco a las dos Américas, Asia y África. Resumen general
de todos los viajes y descubrimientos, Tomo I, Barcelona, 1842, p. 86.
BOLETÍN ANH Nº 208-B •196–216
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