Joaquín Antonio Calderón Salazar
Precursor de la Independencia de Cuenca
men de terror y espionaje, que comenzó con la prisión y confiscación
de propiedades de quienes se opusieran a sus designios o que dieran
leves muestras de simpatía por la causa quiteña.
Pero, al parecer, no todo era fácil para los realistas puesto
que en Cuenca, dos años más tarde, esperaban a Carlos Montùfar,
Comisionado Regio, algunas gentes principales de la ciudad, entre
las que encontramos a doña Luisa Andrade, don Miguel Malo, don
Manuel Andrade, don Ignacio Pazmiño, don Fernando Valdivieso,
alcalde ordinario de primer voto, don Xavier Maldonado, don Ma-
nuel Rada, don Joaquín Crespo, don Manuel Malo, don Manuel
Chica, el doctor Baltasar Chica, los doctores Crespo y Salazar “y
demás sujetos principales”, según consta en los testimonios que
luego se levantaron contra Joaquín Antonio Calderón Salazar, ca-
beza visible de la resistencia a los chapetones, como se motejaba a
los españoles, testimonios que traslucen una división por intereses
geopolíticos en la elite y los grupos subalternos de la urbe en torno
al surgimiento de las juntas gubernativas y los sucesos que habrían
de suscitarse a partir del 10 de agosto quiteño, capaz de establecer
una dicotomía social entre insurgentes y realistas, como plantea Ana
Luz Borrero Vega en su estudio “Fidelidad e insurgencia en Cuenca du-
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rante el período de la independencia en Cuenca, 1809-1812”.
Corrobora estas afirmaciones Joaquín Molina y Zuleta, pre-
sidente de la efímera Real Audiencia trasladada a Cuenca como con-
secuencia de la insurgencia quiteña, que en su “recomendación” al
Consejo de Regencia, enviada el 14 de agosto de 1812, manifiesta:
Muy dichoso sería yo si pudiera explicarme de la misma manera acerca
de los demás habitantes de esa jurisdicción pero hay derramada visi-
blemente entre algunos de sus clases especialmente en la más distin-
guida y opulenta aquella maldita semilla de libertad, independencia y
odio contra los europeos, que ha cultivado y propagado la traición qui-
teña entre varios individuos de Cuenca, Loja, Zaruma y otros pueblos
menores y por medio de ellos la infección se ha comunicado al más
dócil de los terrenos. No sería grande el daño si se acude prontamente
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5 Ana Luz Borrero Vega, “Fidelidad e insurgencia en Cuenca durante el periodo de la Inde-
pendencia, 1809-1812” en: Memorias del Simposio Bicentenario: Respuestas locales a la Revolución
de Quito del 10 de agosto de1809. Imprenta Grafisum, Cuenca, 2011, p. 121.
BOLETÍN ANH Nº 208-B • 448–479
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