BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C  
Nº 208–B  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 208-B  
Julio–diciembre 2022  
BIENVENIDA A CECILIA MORALES RUIZ  
COMO MIEMBRO CORRESPONDIENTE  
DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Franklin Barriga López1  
Eran épocas de mayores convulsiones políticas y sociales que  
las contemporáneas, las que tuvieron lugar en el siglo XIX en nuestro  
país, ya que se disputaba el poder mediante el fraude electoral, el  
golpe militar y la polémica inflamada de pasiones irreconciliables.  
No hay que extrañarse que ello haya sucedido, ya que nues-  
tra República se hallaba en sus primeros años de constituida en 1830,  
luego de las guerras por la Independencia y que el sueño del Liber-  
tador Simón Bolívar, encarnado en la Gran Colombia, como ideal  
para la integración de los pueblos a fin de dar forma a una gran na-  
ción, este sueño se acabó por las discordias, las ambiciones de los  
caudillos que antes se presentaban como patriotas encubriendo sus  
reales intenciones. La falta de conciencia respecto a la visión histórica  
que debía prevalecer y que sucumbió por las turbulencias originadas  
a causa de los insaciables apetitos de poder y la carencia de identidad  
tan necesaria para cohesionar anhelos de colaboración recíproca y  
progreso.  
Esta corriente de convulsiones fue una constante por mucho  
tiempo, y cuyos coletazos no han desaparecido a pesar de los años  
1
Doctor en Ciencias Sociales, Políticas e Internacionales, con estudios de postgrado en el país  
y el exterior. Actual Director de la Academia Nacional de Historia, pertenece, además, a varias  
academias de América y Europa. Escritor, historiador, catedrático y periodista de página edi-  
torial. Doctor Honoris Causa (Literatura) por la Universidad Internacional del Ecuador. Su ac-  
tividad intelectual, especialmente como profesor invitado o conferencista, se ha desenvuelto  
en academias diplomáticas y universidades de los cinco continentes. Autor de 120 obras pu-  
blicadas y de más de tres mil artículos editados en la prensa nacional y del extranjero. Primer  
Premio en el Concurso Intercontinental, convocado para escritores de habla inglesa, francesa,  
portuguesa y española, por la OEA y el Gobierno de Venezuela (1983), con motivo del Bicen-  
tenario del Libertador, con su libro “Bolívar y la educación en América”.  
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transcurridos, agravada por hechos que repercutieron directamente  
en el acontecer futuro del Ecuador, como el asesinato de Antonio José  
de Sucre o la propia muerte de Simón Bolívar, envuelta en desilusio-  
nes e ingratitudes.  
En esta centuria, vivió un personaje caracterizado por su  
mentalidad superior y su pluma afilada por los valores y principios  
profundamente arraigados en el sentido de libertad y democracia.  
Me refiero a Juan Montalvo (1832-1889), gloria no solo de Ambato y  
de nuestro país sino de Iberoamérica, y de las letras hispanas donde  
ocupa lugar de privilegio, lo demuestran sus obras publicadas, al-  
gunas, en el exterior, en París, en la célebre Garnier Hermanos, lo  
que en esos años significaba algo de máxima repercusión, es decir,  
de consagratorio renombre. En el siglo XXI, Montalvo sigue vivo por  
su espíritu inmortal, plasmado en sus libros y escritos que siguen  
editándose y leyendo con merecida admiración, algunos se publica-  
ron póstumamente. En la biblioteca montalvina, que con admirable  
consagración y precios bajos sigue editando y reeditando la Casa de  
Montalvo, en su imprenta, sobresalen:  
Siete Tratados, Las Catilinarias, Mercurial Eclesiástica, Capítulos  
que se le olvidaron a Cervantes, El Cosmopolita, Geometría Moral, El Re-  
generador, La Dictadura Perpetua, El libro de las Pasiones, El Espectador,  
Páginas Desconocidas, Cuadernos de Apuntes, El Antropófago, Los Incu-  
rables, Judas.  
La hoja suelta era el medio en que se enfrentaban general-  
mente los polemistas, algunas veces con pseudónimos. Con Juan  
León Mera, otro notable ambateño, hubo rivalidad. El análisis de la  
confrontación entre ambos personajes, debe efectuarse con bastante  
cuidado, en vista de las particularidades que tal encono produjo. No  
se debe olvidar que el asunto llegó inclusive a la agresión física, a  
saludar a bastonazos”, encuentro -según se dice- en el que Mon-  
talvo llevó la peor parte. Coincidencias o ironías de la historia, Mon-  
talvo y Mera, en 1982, a los 150 años de los correspondientes  
nacimientos recibieron juntos el homenaje de la posteridad.  
2
2
Carlos Ibarra Salazar, Frases célebres de Juan Montalvo, Fundación Ecuatoriana de Desarrollo,  
Quito, 2000, p.163  
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Aquel sesquicentenario de estos dos connotados escritores  
fue celebrado con remarcada dignidad. Se realizaron diversos actos  
de reconocimiento, con la participación de intelectuales de mérito,  
tanto del país como del extranjero. Ambato, en relación con sus gran-  
des exponentes, es una tierra donde no crece el olvido, esa planta si-  
milar al kikuyo que, cuando no se la extermina, crece abundan-  
temente con rudeza y destrucción. Quedaron de esas celebraciones  
tres volúmenes, precisamente, con el título Montalvo y Mera, edicio-  
nes especiales de la Revista de la Casa de Montalvo, correspondientes  
a los números 74, 75 y 76.  
El 12 de abril de 1932, a los cien años del nacimiento de Juan  
Montalvo, llegaron los restos mortales del gran escritor a su residen-  
cia definitiva, a la ilustre ciudad de Ambato, su cuna y su última se-  
pultura aureolada de gloria, expuesta y abierta a la admiración  
unánime, ahora Casa de Montalvo, mausoleo, biblioteca y otras ins-  
talaciones que honran debidamente al egregio escritor y a una ciudad  
de prosapia cultural que tiene este templo para los librepen- sadores  
y para que allí se queme el incienso que los hombres dignos perma-  
nentemente tienen que ofrendar a la justicia, al bien, a la libertad.  
Hablar de Juan Montalvo es referirse a un pensador y pa-  
triota de colosales proporciones, como lo reconocieron escritores de  
fama internacional, como el francés Víctor Hugo, el español Miguel  
de Unamuno o el nicaragüense Rubén Darío, entre los cuales y en  
esta ocasión voy a citar solamente a tres de los numerosos autores  
que se puede indicar y que calificaron el aporte cuantioso de este  
ambateño a la literatura, llamado acertadamente cosmopolita, sin ol-  
vidar la definición de César Cantú, el italiano autor de los 35 volú-  
menes que conforman su Compendio de Historia Universal, quien dijo  
que Montalvo “es hombre ilustre que honra a su patria y al género  
3
humano”.  
José Enrique Rodó (1871-1917), uruguayo eminente, por sus  
ideas fue el adalid de la reforma universitaria latinoamericana que  
3
Franklin Barriga López, Vida y pensamiento de Montalvo, Homenaje del Instituto Ecuatoriano  
de Crédito Educativo y Becas al VI Congreso de la Federación de Estudiantes Ecuatorianos  
en la URSS, Universidad Nacional de Loja, Loja, 1985, p. 119.  
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se inició en 1918, escribió Motivos de Proteo, El mirador de Próspero en  
el que incluye un ensayo dedicado a Montalvo y Ariel, símbolo del  
idealismo y la espiritualidad frente al Calibán que le acecha con su  
desaforado materialismo dijo:  
La literatura de Montalvo tiene asentada su perennidad, no solamente  
en la divina virtud del estilo, sino también en el valor de la nobleza y  
hermosura de la expresión personal que lleva en sí. Pocos escritores  
tan apropiados como él para hacer sentir la condición reparadora y to-  
nificante de las buenas letras. No terminaré sin expresar la satisfacción  
con que veo el culto de veneración que el Ecuador mantiene por la me-  
moria de Montalvo; los pueblos que honran a hombres de esa talla se  
honran a sí mismos.4  
Alfonso Reyes (1889-1959), humanista y escritor mexicano,  
cinco veces nominado al Premio Nobel de Literatura, una de las me-  
jores mentalidades de la lengua española, expresó: “Montalvo es uno  
de los pocos americanos que pueden hombrearse con los escritores de cual-  
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quier país que hayan merecido la fama universal”.  
Federico García Godoy (1857-1924), historiador, crítico litera-  
rio, maestro y periodista dominicano, aseveró:  
He ahí una de las figuras más grandes y prestigiosas de América. Es  
digna de honda admiración por todo concepto. Atesora la majestad so-  
lemne y edificante de una vida de austera probidad, en que por ningún  
lado se columbran salpicaduras del lodo de cosas mezquinas y bajas.  
Mantuvo dignamente un gesto de vibrante protesta, de irreductible re-  
beldía, frente a instituciones retrógradas y a tiranías ensoberbecidas.  
6
Su pluma viril fue resplandor que ilumina y látigo que azota.  
Establecidas de esta manera las coordenadas de orientación  
para conocer y valorar a tan eximio escritor, tengo a bien resaltar la  
importancia y trascendencia de la Casa de Montalvo, digna deposi-  
taria del acervo que documenta la fama de su patrono, la vigencia y  
proyección de su legado para Ambato, Ecuador y el mundo, que ha  
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6
Ibíd., pp.119-120.  
Ibídem.  
Ibíd., p. 129.  
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estado dirigida por intelectuales de prestigio, como en la actualidad  
por el Lcdo. Carlos Miranda Torres, Miembro de Número de nuestra  
Academia, a quien públicamente felicito por su reciente reelección  
de director, por cuatro años más, de esta apreciada Casa que es fra-  
terna de nuestra centenaria entidad.  
La Casa en referencia es un valioso centro de cultura y ci-  
vismo en el cual ha laborado por más de 30 años la Lcda. Cecilia Mo-  
rales Ruiz, ahora, merecidamente, como directora académica, por  
tanto es una versada conocedora de la personalidad, la obra y la sig-  
nificación de Juan Montalvo, en cuya cátedra, acertadamente insti-  
tuida y de vigencia en todo el país y aun fuera de él, ella tiene  
magnífica participación incluso como conferencista, a más de orga-  
nizadora de sus actividades que son permanentes. Bastaría este solo  
señalamiento que abarca más de tres décadas para reconocer en ella  
a una experta en la materia, consiguientemente en la historia de  
Montalvo y su contexto nacional e internacional.  
Se vuelve menester informar que la cátedra montalvina fue  
decidida en el Encuentro de Ministros de Educación y Cultura lle-  
vado a cabo en 1992, en Caracas, e instrumentada a petición del Mi-  
nisterio de Educación, Cultura y Deportes del Ecuador, cuando lo  
presidían en calidad de Ministro el Dr. Eduardo Peña Triviño y Sub-  
secretaria de Cultura, la Dra. Rosalía Arteaga Serrano. En abril de  
2006, mediante Acuerdo Ministerial se instituyó esta cátedra y la dis-  
posición de incluirla en los estudios sociales de los quintos y sextos  
cursos de bachillerato. Entre las iniciativas para el fortalecimiento de  
la integración fronteriza, se creó, en el 2010, el Núcleo de la Casa de  
Montalvo en Ipiales, cercana urbe del hermano país, que brindó hos-  
pitalidad al preclaro escritor en sus destierros y en donde escribió  
varias de sus trascendentales obras. Este dinámico Núcleo está pre-  
sidido por el Dr. Julio César Chamarro Rosero, un apasionado mon-  
talvista colombiano, destacado poeta, escritor e historiador, que  
cumple recomendable labor en aquellas representativas funciones,  
como también en la promoción cultural, con la realización de colo-  
quios y más encuentros intelectuales incluso de convergencia inter-  
nacional.  
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Ya que hablamos de Ipiales, Montalvo, en estos renglones de  
reconcentrado lirismo, escribió el sentimiento que le generó esa ge-  
nerosa urbe que le honra como si se tratara de un ciudadano nacido  
allí, en donde tuvo dos hijos, además de los otros dos nacidos en Am-  
bato y uno en la capital de Francia. En buena hora, el cobijo que Ipia-  
les le brindó en los períodos de destierro por la persecución conser-  
vadora. Es la sinergia recíproca entre la atracción de las comarcas  
donde se recibe anfitrionía y la sensibilidad humana, qué mejor si  
ésta es de gratitud:  
En ciertos meses del año, esto es realmente un milagro: el sol se ha hun-  
dido tras el Cumbal, dejando encendida la nieve de esta montaña (...)  
un abanico gigantesco, el vértice en el horizonte, se abre por el firma-  
mento en plumas de diferentes colores que alcanzan el cenit con el ex-  
tremo. “Oiga usted, Semblantes, le dije una vez a mi compañero de  
destierro mirando a la bóveda celeste: Si yo escribiera que he visto  
NUBES VERDES, me creerían?”. “Por decirlo usted, quizás, pero real-  
mente es increíble lo que estamos viendo”. Un pavo real apocalíptico,  
ocultó el cuerpo tras la sierra, había desplegado la cola y la tenía ex-  
playada sobre el cielo; los colores del arco iris, en confuso desorden,  
todos estaban allí sobre un fondo blanquecino, imposible de presen-  
tarse a la imaginación si no pasa por la vista (…) En ninguna parte del  
mundo las nubes toman lineamientos más extravagantes y grandiosos  
7
(...) Debajo de este cielo la tierra no puede ser mezquina”.  
Nuestra Academia tiene nueve capítulos provinciales en Gua-  
yaquil, Cuenca, Manabí, El Oro, Carchi-Imbabura, Bolívar, Loja y  
Amazonía, desde luego que en Ambato y es uno de los más activos,  
dirigido también por el Lcdo. Carlos Miranda, quien, en repetidas  
ocasiones, nos ha informado que la Lcda. Morales se desempeña ad  
honorem como secretaria coordinadora del Capítulo, a más de sus  
funciones de directora académica de la Casa de Montalvo. Ante este  
relevante trabajo, vinculado diaria y directamente con la historia, con-  
siderando, también, su actividad como conferencista sobre la vida y  
obra de Juan Montalvo, guardiana y promotora de su legado inte-  
lectual, sus intachables cualidades éticas y morales, creímos, en acto  
7
Citado por Julio César Chamorro Rosero, en Casa de Montalvo, Ipiales, Facebook.  
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Franklin Barriga López  
de justicia, el Director, el Subdirector y el Secretario de la Academia  
reconocer el recomendable trabajo de esta profesional, particular-  
mente en lo atinente a nuestra corporación científica. Propusimos su  
nombre, junto a su título y más merecimientos, a la Comisión de In-  
gresos y Ascensos que aprobó nuestro pedido de designarle Miembro  
Correspondiente, como, días después, lo hizo la Junta conformada  
por los Miembros de Número.  
En estos momentos, precisamente, se lleva a cabo, en esta pa-  
trimonial Casa Alhambra, sede de nuestra Academia, la solemne ce-  
remonia en la cual se incorpora, en la calidad mencionada, la Lcda.  
Cecilia Morales Ruiz, a quien, me es sumamente satisfactorio brin-  
darle la más cordial de las bienvenidas, con la segura convicción de  
que su permanencia en nuestra institución, de la que ya oficialmente  
forma parte, seguirá siendo muy útil y leal a los fines y objetivos que  
guían la marcha de esta entidad fundada por el eximio Federico  
González Suárez, allá por 1909 y que, en 1920, por Ley de la Repú-  
blica, se convirtió en Academia.  
Los Estatutos determinan que el nuevo Miembro se incorpo-  
rará a la Academia en acto público, mediante la lectura de un dis-  
curso de tema histórico: ello es lo que está llevándose a cabo en estos  
momentos, la Lcda. Cecilia Morales Ruiz disertará, luego de pocos  
minutos, sobre el tema, del cual es experta, “Juan María Montalvo  
Cevallos: itinerario de un luchador”.  
Luego de escucharle, le entregaremos las insignias: El Diploma  
que le reconoce como Académica Correspondiente, la Medalla con-  
sagratoria y la Escarapela, en la que se encuentra el Escudo institu-  
cional.  
Bienvenida, nuevamente, flamante recipiendaria.  
Damas y caballeros  
Academia Nacional de Historia, Quito,  
lunes 12 de enero de 2022  
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Bienvenida a Cecilia Morales Ruiz  
Bibliografía  
BARRIGA LÓPEZ, Franklin, Vida y pensamiento de Montalvo, Homenaje del  
Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas al VI Congreso de la  
Federación de Estudiantes Ecuatorianos en la URSS, Universidad Nacional  
de Loja, Loja, 1985  
IBARRA SALAZAR, Carlos, Frases célebres de Juan Montalvo, Fundación Ecuato-  
riana de Desarrollo, Quito, 2000  
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La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Barriga López, Franklin,  
"
Bienvenida  
a
Cecilia  
Morales  
Ruiz  
como  
Miembro  
Correspondiente de la Academia Nacional de Historia", Boletín de  
la Academia Nacional de Historia, vol. C, Nº. 208-B, julio -  
diciembre 2022, Academia Nacional de Historia, Quito, 2023,  
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