BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen C  
Nº 208–B  
Julio–diciembre 2022  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. C – Nº. 208-B  
Julio–diciembre 2022  
BIENVENIDA A CLAUDE LARA  
COMO MIEMBRO DE NÚMERO  
DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Franklin Barriga López1  
La persona que supera las medianías está sujeta a múltiples  
ataques y avatares, más aún si de por medio reverberan pasiones po-  
líticas. Esto aparece como una ley que se comprueba a cada mo-  
mento, como denominador por demás generalizado en las regiones  
del subdesarrollo que, ante todo, es mental.  
Mientras existe el personaje se quiere, por todos los medios,  
desmerecer su figura. La corriente aldeana se siente herida cuando  
alguien se eleva de la línea impuesta por la mala costumbre y el es-  
tatismo. Es necesario que el sujeto de distinción muera, para que lo  
que ayer fue agravio se convierta en elogio, lo que fue maledicencia  
se vuelva guirnalda, lo que fue inquina aparezca como muestra del  
honor de los pueblos que no supieron a tiempo reconocer a sus pro-  
hombres que mueren en el olvido. Es increíble, por su cantidad, el  
número de pensadores notables, de gente sin paralelo, que el mo-  
mento en que vivían recibieron como pago el ataque aleve y hasta la  
muerte. De qué sirve al cadáver los reconocimientos tardíos, si hasta  
el instante de la agonía no se retiraba la atmósfera de solapado me-  
nosprecio al talento, por la envidia y revanchismo convertidos en  
práctica diaria, por ello, poco creo en los homenajes post mortem.  
1
Doctor en Ciencias Sociales, Políticas e Internacionales, con estudios de postgrado en el país  
y el exterior. Actual Director de la Academia Nacional de Historia, pertenece, además, a varias  
academias de América y Europa. Escritor, historiador, catedrático y periodista de página edi-  
torial. Doctor Honoris Causa (Literatura) por la Universidad Internacional del Ecuador. Su ac-  
tividad intelectual, especialmente como profesor invitado o conferencista, se ha desenvuelto  
en academias diplomáticas y universidades de los cinco continentes. Autor de 120 obras pu-  
blicadas y de más de tres mil artículos editados en la prensa nacional y del extranjero. Primer  
Premio en el Concurso Intercontinental, convocado para escritores de habla inglesa, francesa,  
portuguesa y española, por la OEA y el Gobierno de Venezuela (1983), con motivo del Bicen-  
tenario del Libertador, con su libro “Bolívar y la educación en América”.  
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En el caso de Juan Montalvo, ni siquiera su muerte detuvo  
el embate de la oposición a su obra, a su ingenio, a su valentía, a su  
trascendencia. Aún subsisten brotes de montalbofobia. Todavía se  
quiere echar por los suelos la gloria del Cosmopolita. Vano intento,  
por cierto, cuyo resultado es lo contrario a lo preconcebido: se anhela  
atacarle y relucen más sus producciones, se anhela vilipendiarle y se  
yergue más esa figura de contornos egregios, se anhela menospre-  
ciarle y esa personalidad intensifica su refulgencia, para mayor de-  
sazón de los topos.  
En las cumbres hace frío, sin duda alguna, pero en el interior  
de las mismas prevalece el calor a temperatura máxima, prendiendo  
las profundidades de la Tierra, efluvio calórico que sale el rato menos  
pensado en forma de ignición a manera de esas fumarolas tan cono-  
cidas por los moradores de los Andes y que anuncian la actividad  
volcánica que, en ocasiones, se desata en la erupción catastrófica.  
Las cimas son orientación, punto de referencia, sitios para  
atalayar los horizontes que se postran ante las elevaciones, que se  
pierden a lo lejos por el aparecimiento de otras montañas. Los vol-  
canes tratan de evadirse de la pequeñez terrena para integrarse a la  
grandiosidad del cielo…  
Se ha dicho miles de cosas en contra de Montalvo, como tam-  
bién elogios: son las proporciones de lo que enseña el adagio antiguo  
en el sentido de que “cuando más alta la cumbre más pronunciado  
el abismo”. Recuérdese que faltó diccionario, con adjetivos de horror  
y de vergüenza, para menoscabar nada menos que al Libertador  
Simón Bolívar.  
En el caso de Montalvo, “batido en lava”, como lo definió  
Raúl Andrade, prosigue con rabia que se comprende, pero que bajo  
ningún concepto se justifica, la andanada que intenta, insulsamente,  
deteriorar la acción del gladiador cuya estirpe viene de Espartaco.  
Andrade, proveniente de una connotada familia liberal, definió  
como cacto melancólico la alegoría de Montalvo, que sobresale cla-  
morosamente de los “próceres de carrizo y las celebridades de alfeñique”  
(
…) “Sus contemporáneos, en verdad, casi nunca se colocaron a su misma  
altura. Así, pues, vegetaría seco y fino como un cacto que alisa sus espinas,  
para defenderse, no para herir”.2  
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Que no fue filosofo se afirma, en repetición de letanía torpe,  
que hay que humanizarlo, que no es un gran escritor sino cuando  
maneja el dicterio, que no estuvo con las corrientes sociales de la  
época, en fin, cuantas otras sandeces más que caen por su propio  
peso, bajo el anatema de la impotencia y la ridiculez.  
Su porte y su palabra fueron los del filósofo hecho y derecho.  
Qué, sino, tratados filosóficos de la más alta alcurnia son sus obras  
que rebosan de moral y erudición, que son guías para las generacio-  
nes. Que hay que humanizarlo, sostienen, sin entender que Mon-  
talvo no puede ser encasillado en las oscuridades de la turbamulta,  
en las pequeñeces de la trivialidad.  
Tan actualizado estuvo para su siglo que Montalvo tiene vi-  
gencia en los días actuales. Sus enseñanzas son las del pensador  
cuyas ideas no mueren, no se someten al cristal de los dogmáticos  
ni de los sectarios; su emblema, la felicidad del género humano que  
debe ser conseguida, única y exclusivamente, en los campos de la  
justicia, de la fraternidad y, sobre todo, de la libertad.  
En 1857, se cumplió su deseo de trasladarse al Viejo Conti-  
nente. Es nombrado Adjunto Civil ante el Gobierno de Italia. Ya co-  
nocía mentalmente aquellos territorios, debido a su amplia  
ilustración, a su preferencia por las civilizaciones de la antigüedad.  
Iría a identificar los sitios en donde transcurrieron célebres personajes  
y se produjo el acontecer de culturas clásicas.  
Al cabo de algunos meses, el Adjunto Civil va de Roma a  
París y allí le informan que ha sido nombrado Secretario de la Lega-  
ción del Ecuador en Francia. “¡Qué hermoso placer! Pues si el país está  
muy pobre, a causa del militarismo y los malos políticos, él trabajará con la  
mitad del sueldo!”.3  
En la capital de Francia, a juzgar por documentos de la  
época, se encuentra por demás feliz, a pesar de su melancolía con-  
génita, de ese impulso a huir del bullicio para refugiarse en los apar-  
tados, a fin, de poder meditar y realizarse, en las letras ajeno al  
2
3
Raúl Andrade, Montalvo, la tormenta y la soledad, revista Vistazo, Guayaquil, abril 23, 1982, pp.  
6 a 30.  
Darío Guevara, Quijote y Maestro, Biografía novelada de Juan Montalvo o el Cervantes de América,  
2
Editorial Ecuador, Quito,1947, pp.310.  
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barullo y al oropel. Cuánto vale lo que queda escrito, con mayor  
razón en París.  
Con fecha 17 de diciembre de 1858 Juan Montalvo, como Se-  
cretario de la Legación de Ecuador en las Cortes de Francia y de Gran  
Bretaña, replicó a un periodista peruano la falsa noticia aparecida en  
Le Siecle”, por medio de una carta que se publicó en el mismo  
medio. Es de admirar su patriotismo, el eficaz cumplimiento de su  
deber como diplomático, a despecho de cuantas personas de antaño  
y de hogaño que han ido a funciones similares, por obra y gracia de  
nuestra contumaz politiquería, a cumplir intrascendentes y hasta de-  
plorables papeles por carecer de sensibilidad, preparación y hasta  
de elementales principios de urbanidad.  
Su desinterés por lo material se evidenció, nuevamente,  
cuando trabaja por la mitad de su sueldo, en la función diplomática.  
El Ministro Plenipotenciario del Ecuador en Francia era Pedro Mon-  
cayo, verídico combatiente por las causas del liberalismo, uno de los  
ecuatorianos más cimeros, historiador notable.  
El reumatismo obligó a Montalvo a renunciar su cargo. Ne-  
cesitaba el calor del trópico ecuatorial para los fríos que se le habían  
concentrado. Decidió volver a su Patria. Con experiencias adquiridas  
en Francia, Italia y Suiza, incrementado su caudal intelectual, con  
valija de escritos y esperanzas, aunque agobiado por la neuralgia,  
que le imposibilitaba caminar debidamente, llegó a Ecuador en 1860.  
En 1861, la Asamblea Constituyente eligió a García Moreno  
para que presida los destinos del país.  
Si hasta hoy –escribió Plutarco Naranjo- es signo de herejía criticar a  
García Moreno, es de imaginarse la consternación que habrá producido  
en la mente fanatizada de 1866, el corrosivo ataque de Montalvo. Com-  
batir a García Moreno significaba arremeter contra la Iglesia y, por  
ende, faltar a Dios. Solo un demonio vestido de humano podía acome-  
ter semejante empresa. Montalvo será repudiado no solo como liberal,  
4
como libre pensador, sino como masón, hereje, ateo.  
4
Plutarco Naranjo, Juan Montalvo, Estudio Bibliográfico, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito,  
966, p.91.  
1
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Estos señalamientos son procedentes, en vista de que Mon-  
talvo atacó a García Moreno y viceversa, en enemistad irreconcilia-  
ble, por eso tuvo que exiliarse, como lo hizo, asimismo, en el régimen  
5
de Ignacio de Veintemilla, el “de la cuchilla”.  
El 15 de enero de 1869, García Moreno derrocó al Presidente  
Javier Espinosa, teniendo como base un levantamiento militar pro-  
piciado por él. Montalvo logró asilarse en la representación diplo-  
mática de Colombia, a poco salió rumbo a Ipiales que supo brindarle,  
siempre, hospitalidad y justa valoración, hasta ahora: allí existe un  
Núcleo de la Casa de Montalvo que guarda el legado espiritual del  
insigne escritor y lo proyecta con admirable persistencia. Luego va  
a Panamá, posteriormente a París, al exilio.  
Cuando asesinaron a García Moreno, a la entrada del Palacio  
de Gobierno, el 6 de agosto de 1875, se hizo célebre la frase que pro-  
nunció Montalvo: “Mi pluma lo mató”; cuando ello tuvo lugar, Mon-  
talvo estuvo en Ipiales. El grito de venganza resonó trayendo abusos.  
Se quería lavar con violencia el magnicidio. Imposible el retornó de  
Montalvo al Ecuador, de haber venido se le hubiera hecho víctima  
de un arrastre similar al de Eloy Alfaro. Montalvo, desde La Voz del  
Norte, se solidarizó con el candidato Antonio Borrero, que fue pose-  
sionado presidente en el Congreso Nacional. Ante lo que percibió  
buenos augurios, Montalvo creyó llegado el momento de su retorno  
al país; estuvo en Quito el 2 de mayo de 1876, acompañado de un  
selecto grupo de admiradores, que había salido a recibirle en Coto-  
collao; nadie en representación de Borrero, lo cual fue un mal pre-  
sagio, por cuanto este mandatario demostró posteriormente distan-  
ciamiento y hasta animadversión a Montalvo que fue a Guayaquil  
en misión periodística, al llamado del general Eloy Alfaro que había  
llegado de Centroamérica. Se trasladó al Puerto Principal junto a  
Francisco Moscoso, un leal amigo suyo. Recibió apoteósica bienve-  
nida; se dedicó a escribir y…a conspirar. Hizo público su anhelo de  
que un triunvirato reemplace a Borrero y Cortázar. Después, con el  
5
Jorge Jácome Clavijo, Tras las huellas de Montalvo, edición póstuma, tomo II, Instituto Iberoa-  
mericano de Patrimonio Natural y Cultural del Convenio Andrés Bello, IPANC, Quito, 2007,  
pp. 31, 41 y 42.  
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apoyo de los expresidentes José María Urbina y Francisco Robles,  
Ventemilla se convirtió en el nuevo gobernante de Ecuador. Mon-  
talvo fue proscrito a Panamá, en donde permaneció por cuatro  
meses, para volver a la ciudad de Ambato.  
Dadas las circunstancias adversas, alentadas desde los púlpi-  
tos a causa de las retaliaciones por sus escritos, Montalvo tuvo la in-  
tención de refugiarse en Ipiales, tan cordial para él. El perseguido  
continuó su rumbo y llegó a Panamá, donde recibió auspicios eco-  
nómicos de Alfaro, lo que le sirvió para avanzar a Europa y arribar,  
en 1881 a París. El 17 de enero de 1889, falleció en el departamento  
ubicado en la calle Cardinet N. 26, donde vivía con su mujer fran-  
cesa, un vástago y una empleada doméstica.  
La cronología de las permanencias de Montalvo en el extran-  
jero, puede sintetizarse de la siguiente manera:  
1857: viaja por primera vez a Europa como Adjunto Civil del  
Ecuador ante el Gobierno de Italia; 1858, va a París, como Secretario  
de la Legación ecuatoriana en Francia; 1860, vuelve a la Patria, por  
renuncia de su cargo diplomático; 1869, una vez declarado dictador  
García Moreno, Montalvo inicio su destierro en Ipiales y, luego, por  
segunda vez, en Europa, desde donde emprende el retorno al finali-  
zar ese año; 1870, va al Perú, después pasa a Ipiales hasta 1876. El 6  
de agosto de 1875 asesinan a García Moreno; 1876: vuelve a Quito.  
Ese mismo año, en noviembre, se le destierra por orden de Veinte-  
milla; 1877, regresa y se traslada a Guayaquil y Ambato; 1879: sale  
clandestinamente de Ambato. El destino le reservaba su último des-  
tierro; en 1881, arriba a París; fallece en la Ciudad Luz el 17 de enero  
de 1889. Su cuerpo momificado, es llevado a Guayaquil, en donde,  
a pesar de la oposición clerical, permanece desde el 10 de julio de  
1889 hasta el 10 de abril de 1832, en el cementerio de la Perla del Pa-  
cífico que, con magnífico proceder, supo honrar al pensador. Esos  
restos venerables son llevados, finalmente, a su ciudad natal a donde  
llegan el 12 del mismo mes y año: se los recibe apoteósicamente, con  
motivo de cumplirse cien años del nacimiento del insigne ecuato-  
riano. La Casa de Montalvo, en la capital de Tungurahua, centro de  
fervoroso dinamismo cultural, cuida con el respeto debido el admi-  
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rable mausoleo a donde acuden, en peregrinación cívica y de ilus-  
tración, no solo los librepensadores.  
Poco tiempo permaneció Juan Montalvo en funciones diplo-  
máticas, no obstante, dado su prestigio, se lo vincula como funcio-  
nario icónico del Servicio Exterior y, obviamente, como uno de los  
nombres infaltables en la proyección de los representantes de nuestra  
cultura, de allí el tema que abordará, dentro de pocos minutos,  
Claude Lara, en su discurso de ascenso de Miembro Correspon-  
diente a Miembro de Número, que lleva por título “La promoción  
diplomática de Juan Montalvo en el mundo. Los ejemplos de París,  
Quebec y Pekín”, tres metrópolis en las que Claude tuvo marcado  
protagonismo en la promoción referida.  
Antes de escuchar al flamante recipiendario, debo indicar  
que, entre los países europeos a donde llegó, Montalvo estuvo tam-  
bién en España. En la Península Ibérica dejó recuerdos en la capital  
española, en 1883: por haber relación con el tema en desarrollo úni-  
camente, participo a ustedes que una de las gratas remembranzas  
que conservo, de las varias veces que estuve en Madrid, es haberme  
hospedado en el Hotel París, localizado en Alcalá 2, frente a la Puerta  
del Sol, que se inauguró en 1864 y que en los años a que me refiero  
mantenía todavía su arquitectura y decorado del siglo XIX, con gran-  
des cuadros y espejos, gobelinos, muebles y cortinajes de esa centuria  
y de estilo francés: en el salón de tertulias mantuvimos algunas reu-  
niones con intelectuales españoles y diplomáticos de nuestra Emba-  
jada en la capital de España, entre los que recuerdo por su brillante  
protagonismo y caballerosidad en esa metrópoli a Renán Flores Ja-  
ramillo, doctor por la Universidad de Salamanca, escritor quiteño,  
diplomático sobresaliente, llegó a ser secretario general de la Orga-  
nización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia  
y la Cultura y director de la Academia Ecuatoriana de la Lengua,  
esto último cuando retornó a Ecuador después de larga y fructífera  
estancia en Europa. En esos conversatorios, más de una ocasión evo-  
camos a Juan Montalvo que se había hospedado en el hotel prenom-  
6
brado. En 1883 se reunía, entre otros, con intelectuales de la talla  
6
A más de Montalvo, me informó Flores Jaramillo, que se había hospedado allí, años antes que  
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Franklin Barriga López  
de Gaspar Núñez de Arce, Marcelino Menéndez y Pelayo, Emilio  
Castelar, Juan Varela y Emilia Pardo Bazán. Con esta condesa y es-  
critora de prestigio tuvo relación cercana y correspondencia recogida  
por Roberto Agramonte y Jaén Morente, compilada en la revista Cul-  
tura, Ambato, 1927.  
Este preámbulo he creído pertinente exponer, centrado en lo  
internacional y diplomático donde transcurrió considerable parte de  
la existencia de Juan Montalvo, para resaltar que dos especialistas en  
la vida y obra del insigne escritor, sobre todo en París, son Darío Lara  
y Claude, su hijo que sigue las huellas de su ilustre progenitor. “Darío  
Lara se distinguió como educador, historiador y literato, habiendo  
sido por más de cincuenta años el mayor promotor de la cultura ecua-  
toriana en París, no solo a través de publicaciones e investigaciones  
históricas sino como catedrático de literatura hispanoamericana y  
ecuatoriana en las Universidades Católica y de París-X-Nanterre de  
la capital francesa”, como se indica en el Decreto, expedido por el Pre-  
sidente Sixto Durán Ballén, el 3 de septiembre de 1994, al conferirle  
la Condecoración de la Orden Nacional de San Lorenzo.  
Claude Charles Lara Brozzesi es actualmente Embajador de  
Carrera del Servicio Exterior del Ecuador. El ascendido hoy a miembro  
de Número cuenta con los siguientes peldaños en su vida profesio-  
nal:  
1982 Licenciatura en Letras e Historia Hispanoamericanas de la  
Universidad de París-X-Nanterre, Francia.  
1982 Licenciatura en Derecho Público de la Universidad de París-  
X Nanterre, Francia.  
1984 Maestría en Derecho Internacional de la Universidad de París-  
X Nanterre, Francia.  
1988 Doctorado en Derecho Internacional Público de la Universi-  
dad de París-X, Nanterre, Francia (equivalente a un Doctorado de  
Post-grado o PHD, según dictamen del CONUEP del21/09/1998).  
mí, también Galo René Pérez (1923-2008), autor de la biografía Un escritor entre la gloria y las  
borrascas. Vida de Juan Montalvo, Ediciones Siruela, Madrid, 1991, 496 pp. Pérez Cruz llegó a  
ser Director de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Presidente de la Casa de la Cultura  
Ecuatoriana, recibió, en el 2004, el Premio Nacional Eugenio Espejo.  
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Bienvenida a Claude Lara  
1989 Diplomado de la Academia Diplomática Andrés Bello de  
Chile.  
1993 Miembro de la Sociedad Francesa de Derecho Internacional.  
1998 Miembro fundador de la Sociedad Ecuatoriana de Investiga-  
ciones Históricas y Geográficas.  
1998 Diploma como Profesor de la asignatura: Derecho del Mar  
por la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exte-  
riores del Ecuador.  
1998-1999 Presidente de la Alianza Francesa de Quito.  
2003 Certificate in English Proficiency de la Universidad McGill-  
Montreal, Canadá.  
•2003 Miembro honorario de la Fundación de los Niños del Ecua-  
dor-Montreal, Canadá.  
2005 Acuerdo de la Ilustre Municipalidad del Cantón Riobamba y  
la Dirección Municipal de Educación y Cultura de la Alcaldía  
de Riobamba por la donación de 2170 libros a bibliotecas de 50 es-  
cuelas y 23 colegios del Municipio y de la Casa de la Cultura,  
sede de Chambo.  
•2005 Diploma de acreditación como Honorario de la Confraterni-  
dad Bolivariana de América, Capítulo Ecuador.  
Oct.2007 Medalla al Mérito Cívico y Cultural de la Presidencia de  
la República del Ecuador, Comisión Nacional Permanente de Con-  
memoraciones Cívicas.  
Dic.2007 Placa de Reconocimiento como Miembro del Consejo de  
Administración del Centro Internacional de Estudios Superiores  
para América Latina (CIESPAL).  
Nov.2012 Investigador asociado del Centro de Investigación Ver-  
sailles Saint-Quentin, Instituciones Públicas de la Facultad de De-  
recho de la Universidad Versailles Saint-Quentin.  
2014 Diploma en calidad de Ponente Expositor en el Coloquio Juan  
Montalvo con el Tema “Montalvo, ideólogo liberal de América La-  
tina”, Casa de Montalvo, Ambato.  
Desde enero 2016, Miembro Correspondiente de la Academia Na-  
cional de Historia del Ecuador, Quito.  
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Franklin Barriga López  
Experiencia laboral  
Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana  
1985-1986 Funcionario Administrativo en la Dirección General  
-
de Cultura y Dirección General de Protocolo. Desde este año in-  
gresó como diplomático de carrera (tercer secretario) al Servicio  
Exterior Ecuatoriano, donde sigue laborado hasta hoy, como Em-  
bajador, como ya quedó expresado, luego de haber cumplido mi-  
siones y según el rango, fue ascendiendo en el escalafón pertinente,  
en Nicaragua, Francia (en la Embajada ecuatoriana y en la Unesco),  
Canadá, Colombia, China. En Ecuador, entre otras funciones, se ha  
desempeñado como Representante Alterno ante el Consejo Nacio-  
nal de Cultura y el Comité Ejecutivo, Director General de Relacio-  
nes Culturales, Vicepresidente y Presidente de la Comisión  
Nacional Permanente de Conmemoraciones Cívicas de la Presi-  
dencia de la República del Ecuador (2004 al 2007), Director y Sub-  
director de la Dirección de Relaciones Bilaterales de México,  
América Central y el Caribe. Como delegado de Cancillería, laboró  
en calidad de Coordinador General en el Simposio Internacional  
sobre la Segunda Misión Geodésica Francesa en el Ecuador, evento  
organizado por nuestra Academia, junto al Ministerio de Relacio-  
nes Exteriores de nuestro país, la Embajada de Francia en Quito y  
el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) que tiene su sede  
en Lima, Perú.  
Enseñanza  
-
-
-
1983-1984 Profesor de Español en el Curso Carpentier, París.  
1987 Profesor de Francés en la Alianza Francesa de Quito.  
1995-1996 y 1998-1999 Profesor de Derecho Internacional Público  
en la Universidad San Francisco de Quito.  
1997 y 2005 Profesor de Derecho del Mar en la Academia Diplo-  
mática del Ecuador.  
1997-1999 Profesor de Derecho del Mar en el Instituto Superior  
-
-
de Estudios del Tercer Ciclo en Ciencias Internacionales, Facultad  
de Jurisprudencia, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad  
Central del Ecuador.  
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Bienvenida a Claude Lara  
Idiomas: Francés e Inglés  
Publicaciones de su autoría  
Libros  
El Territorialismo marítimo latinoamericano en el Derecho Internacional  
del Mar, Banco Central del Ecuador, Quito, 1991.  
La Doctrina Latinoamericana y el Sistema Marítimo del Pacífico Sudeste,  
El Duende, Quito, 1993.  
Este otro Montalvo, Abya-Yala, Quito, 1996.  
Correspondencia de Jorge Carrera Andrade con intelectuales de lengua  
francesa, 3 tomos, AFESE-Abya-Yala, Quito, 2004.  
El Ecuador y la Declaración sobre Zona Marítima (1952-2007), Quito,  
2007.  
El Ecuador en el Mundo, 1830-2006, AFESE, Quito, 2006: La Defensa  
del Mar. 3  
Diplomáticos en la literatura ecuatoriana  
AFESE, Los diplomáticos y la literatura: escritos, libros y crítica en  
la revista AFESE. Quito, 2015.  
Estudios sobre Juan Montalvo, Pekín, 2018.  
Estudios sobre la Segunda Misión Geodésica Francesa en el Ecuador,  
2020.  
Discos compacto CD:  
Delimitación Marítima entre Ecuador y Perú (Prólogo, documentos,  
doctrina, mapas, autor), Toner diseño gráfico y multimedia, Quito,  
2006.  
Artículos en revistas  
Asociación de Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior  
Ecuatoriano (AFESE): Ver revistaelectrónica: www.afese.com/re  
vista.php?idSubTema=7 o http://revistaafese.org/wp3/  
Folleto de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones  
Exteriores del Ecuador.  
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Franklin Barriga López  
Correo Diplomático, Quito. Ecuador.  
Memoria de la Sociedad Ecuatoriana de Investigaciones Históricas y Geo-  
gráficas, Quito. Ecuador.  
France-Ecuador de la Alianza Francesa de Quito (cofundador).  
Magazine Nuit Blanche, Quebec-Canadá.  
PODIUM, publicación de la Universidad de Especialidades “Espí-  
ritu Santo”, Guayaquil.  
Varios artículos en periódicos, como El Comercio, Hoy, El Meridiano,  
La Hora, Expreso y en el Boletín de la Academia Nacional de Historia  
del Ecuador.  
Puedo atestiguar que Claude siempre se encuentra dispuesto  
a colaborar con nuestra Academia, como lo hizo, en funciones de  
Coordinador, en el Simposio Internacional que, con motivo de los  
1
20 años de la llegada a Ecuador de la Segunda Misión Geodésica  
Francesa, el año anterior, organizó nuestra entidad junto al Ministe-  
rio de Relaciones Exteriores de nuestro país, la Embajada Francesa  
en Quito y el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA), que tiene  
su sede en Lima, Perú, evento que atrajo a más de 30 mil visitantes  
vía zoom. Otra prueba de lo indicado: ha colaborado para la entrega  
de publicaciones de nuestra institución a bibliotecas, academias di-  
plomáticas y más centros de cultura en Costa Rica, El Salvador, Hon-  
duras, Panamá, República Dominicana, Argentina, Bolivia, Brasil,  
Chile y Paraguay.  
He aquí el perfil de un destacado ecuatoriano que, por sus  
méritos, asciende de Miembro Correspondiente a Miembro de Nú-  
mero, en la tarde y noche de hoy, en esta solemne ceremonia que se  
cumple en la tradicional Casa Alhambra, donde labora nuestra icó-  
nica entidad. Me es sumamente grato brindarle la más cordial de las  
bienvenidas a la Academia Nacional de Historia del Ecuador, cuyos  
símbolos (Diploma, Medalla consagratoria y Escarapela en la que  
consta el Escudo Institucional) serán entregados una vez que escu-  
chemos el discurso estatutario de incorporación que el embajador  
Claude Lara Brozzesi pronunciará de inmediato.  
Damas y caballeros  
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Bienvenida a Claude Lara  
Bibliografía  
ANDRADE, Raúl, Montalvo, la tormenta y la soledad, revista Vistazo, Guayaquil,  
abril 23, 1982.  
GUEVARA, Darío, Quijote y Maestro, Biografía novelada de Juan Montalvo o el Cer-  
vantes de América, Editorial Ecuador, Quito,1947, pp. 310.  
NARANJO, Plutarco, Juan Montalvo, Estudio Bibliográfico, Casa de la Cultura  
Ecuatoriana, Quito, 1966.  
PÉREZ, Galo René, Un escritor entre la gloria y las borrascas. Vida de Juan Montalvo,  
Ediciones Siruela, Madrid, 1991.  
Quito, 19 de diciembre de 2022  
BOLETÍN ANH Nº 208-B • 553–565  
565  
La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Barriga López, Franklin,  
"
Bienvenida a Claude Lara como Miembro de Número de la  
Academia Nacional de Historia", Boletín de la Academia Nacional  
de Historia, vol. C, Nº. 208-B, julio - diciembre 2022, Academia  
Nacional de Historia, Quito, 2023, pp.553-565