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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol CI  
Nº 209  
Enero–junio 2023  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–Junio 2023  
WANTYAY, EL HIMNO DE LA MUERTE  
EN EL PUEBLO KICHWA OTAVALO-ECUADOR1  
2
3
Raúl Clemente Cevallos Calapi  
Nhora Magdalena Benítez Bastidas  
Nelson Iván Bedón Suárez4  
Resumen  
El ritual de invocación denominado Wantyay es un protocolo  
funerario de despedida de los kichwa Otavalo. Esta investigación de  
enfoque cualitativo utilizó el método etnográfico con entrevistas de  
profundidad a 30 informantes calificados elegidos en las comunida-  
des indígenas con experiencia en el ritual Wantyay. De este análisis,  
se deduce que mediante este rito se facilita la transición del alma del  
difunto hacia el Chayshuk Pacha (paraíso de los ancestros), lo que ga-  
rantiza la relación perpetua entre la comunidad de los vivos y de los  
muertos, asegurando la transmisión intergeneracional de los saberes  
en su lengua ancestral, así como la revitalización de los principios  
de la cosmovisión andina. Para su puesta en valor, se propone forta-  
lecer el kichwa gestionando la declaratoria del ritual funerario como  
patrimonio cultural inmaterial del Ecuador. En suma, este rito fune-  
rario norandino está totalmente entrelazado con la estructura y las  
relaciones sociales y lingüísticas del pueblo kichwa Otavalo.  
Palabras clave: Wantyay; ritual funerario; Chayshuk Pacha; Otavalo;  
kichwa.  
1
2
Recibido: 27-02-2023 // Aceptado: 02-06-2023  
Docente de la Universidad Técnica del Norte Ibarra, Ecuador. ID Orcid https://orcid.org/  
0
000-0002-6931-9875. rccevallos@utn.edu.ec  
3
4
Vicerrectora de Investigación y docente de la Universidad Técnica del Norte Ibarra, Ecuador.  
ID Orcid https://orcid.org/ 0000-0001-8383-9191. nmbenitez@utn.edu.ec  
Docente de la Universidad Técnica del Norte Ibarra, Ecuador. ID Orcid https://orcid. rg/  
0000-0002-7832-3235 nibedon@utn.edu.ec  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
129  
Cevallos–Benítez–Bedón  
Abstract  
The invocation ritual called Wantyay is a funeral protocol of  
farewell of the Otavalo Kichwa. This qualitative research used the  
ethnographic method with in-depth interviews with 30 qualified in-  
formants chosen from the indigenous communities with experience  
in the Wantyay ritual. From this analysis, it is deduced that this ritual  
facilitates the transition of the soul of the deceased to the Chayshuk  
Pacha (paradise of the ancestors), which guarantees the perpetual  
relationship between the community of the living and the dead, en-  
suring the intergenerational transmission of knowledge in their an-  
cestral language, as well as the revitalization of the principles of the  
Andean cosmovision. In order to enhance its value, it is proposed to  
strengthen the Kichwa language by having the funeral ritual de-  
clared an intangible cultural heritage of Ecuador. In short, this No-  
randino funeral rite is totally intertwined with the structure and  
social and linguistic relations of the Otavalo Kichwa people.  
Key words: Wantyay; funeral ritual; Chayshuk Pacha; Otavalo;  
death.  
Introducción  
A través de este trabajo se intenta examinar el ritual Wantyay,  
considerado el más excelso de los rituales funerarios kichwas noran-  
dinos del Ecuador; esta valoración antropológica y lingüística abarca  
aspectos diversos del conjunto de la vida ceremonial que probable-  
mente exceden el inconmensurable y sacrosanto espectro de la  
muerte en la cosmovisión kichwa.  
A lo largo de la historia, los pueblos kichwas Otavalo han de-  
sarrollado una serie de cultos a los muertos provenientes de sus  
creencias en el más allá y que han dado como resultado el acata-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
130  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
miento a la muerte y el sentimiento funerario estos dos aspectos apa-  
recen como una constante en sus pueblos desde el período Preincaico  
hasta el presente. Por ello y a pesar de la ocupación incaica en la zona  
norandina de Ecuador y de los invasores españoles, posteriormente,  
los rituales funerarios se respetaron con sus variaciones locales en la  
mayoría de los casos.5  
Marco teórico  
El ensayo intenta irrumpir con la visión de la historiografía  
6
tradicional y en este proceso de ruptura del paradigma de la inves-  
tigación científica se considera la participación de 30 informantes,  
principalmente portadores de saberes tradicionales, como también  
de informantes de la talla de Luis Enrique Cachiguango quien es un  
estudioso de la cultura kichwa, cuya situación favoreció en la apli-  
cación de las herramientas metodológicas de la historia andina y la  
lingüística kichwa desde un enfoque teórico-conceptual, así como  
7
también en el enfoque de Cevallos, Posso, Naranjo, Bedón, & Soria,  
quienes exponen el sentido espiritual y religioso de la muerte en los  
kichwas.  
A partir de este escenario se da cuenta del espectro en que se  
desarrolla el drama de esta ceremonia ancestral y apoteósica, el pro-  
ceso de la información se apoya en lo planteado también por otros  
autores mediante la interpretación de la muerte en los kichwas y se  
complementan con referencias bibliográficas desde el largo proceso  
de evangelización y de los intentos de la iglesia católica para inhabi-  
litar su práctica, aún se conservan los rituales del Wantyay en algunos  
sectores ortodoxos de la zona norandina del Ecuador.  
Para los kichwas de Cotacachi, la muerte es un paso culmi-  
nante en la vida, ya que se retorna al inicio, así se presenta la expe-  
5
6
Alicia Alonso, “Las momias de los Incas: su función y realidad social”, Revista española de an-  
tropología americana, Nro. XIX, octubre 1989, pp. 110-135.  
Emanuel Rivera, “Aproximaciones en torno a la ejecución de Atahualpa y el culto a las momias  
incas durante la conquista del Tahuantinsuyo (1532-1559)”, Summa Humanitatia, Volumen 9,  
Número 2, pp.53-80, 13 de diciembre de 2017.  
7
Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión An-  
dina de Cotacachi, UTN, Ibarra, 2017.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
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Cevallos–Benítez–Bedón  
riencia kichwa de la muerte; los ayas vuelven para compartir con los  
vivos del ayllu comunitario; esta convivencia forja un sentido de uni-  
8
dad y resiliencia en la construcción de la identidad kichwa.  
Se colige que el Wantyay es el espectro de la glorificación del  
decesado, y que, en ese santiamén sacrosanto, como sostienen los en-  
trevistados, los espíritus ancestrales se presentan en el Kay Pacha (este  
mundo) para compartir las penas y alegrías con el ayllu, y lo ejecutan  
para propiciar un sentido de unidad y armonía comunitaria.  
El ritual del Wantyay pervive como práctica cultural y lingüís-  
tica en aquellas comunidades que se esfuerzan por conservar la len-  
gua kichwa y demás manifestaciones ancestrales. Aunque el ritual  
se conserva en ciertos ayllus que migraron hacia las cabeceras can-  
tonales de la provincia de Imbabura, como una forma de fortalecer  
la identidad. Por lo expuesto, se estima que el ritual pervive como  
un ícono entallado en la vida de los runas: “Mientras el tayta maytru  
siga implorando a las deidades precolombinas y cristianas, se garantizará  
la pervivencia del ritual”.9  
En las comunidades andinas, la muerte es reverenciada como  
parte de la vida misma; no constituye una tragedia y, al contrario del  
mundo occidental, es el desenlace, el cumplimiento y la culminación  
de una etapa de la existencia. Es el advenimiento hacia un momento  
de la permanencia en la existencia de su cosmovisión. La muerte no  
es el final o la terminación del ser, es la continuidad dentro del con-  
junto existencial y universal. “A partir de la experiencia de la muerte en  
las comunidades andinas, se comprende el sentido de la trascendencia e in-  
manencia del espíritu de los seres. Después de la muerte podemos estar en  
10  
el más allá y también en el mundo de los vivos”.  
La presente investigación se centró en la documentación e in-  
terpretación de la función simbólica liminal del ritual “Wantyay”.  
8
9
1
Raúl Cevallos, Michelle Cevallos Vaca, “Conversando con los muertos: El caso de la kichwas  
de Cotacachi, Ecuador”, Boletín de Historia ANH, vol. C, Nº 208-A, julio-diciembre 2022, pp.  
43-76, Academia Nacional de Historia, Quito, 2023.  
Laureano Reyes, “Rituales de invocación a deidades ancestrales zoques”, Revista LiminaR. Es-  
tudios sociales y humanísticos, año 9, vol. IX, núm. 2, pp.83-92, San Cristóbal de Las Casas, Chia-  
pas, diciembre 2011.  
0 Víctor Bascopé, “El sentido de la muerte en la Cosmovisión Andina; El caso de los valles an-  
dinos de Cochabamba”, Chungará (Arica), vol.33, nº2, 21 de Julio de 2001, p. 271-277.  
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Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
Para el efecto, se otorgó voz y protagonismo a los informantes ki-  
chwas, principalmente a los portadores de los saberes tradicionales  
y kichwa hablantes. El cumplimiento de este objetivo se estableció a  
través de indicadores vinculados a la estructura semántica y al ki-  
chwa del rito ceremonial: ¿Cuál es el lenguaje característico del  
Wantyay? y ¿Qué simboliza el ritual funerario Wantyay en la vida  
de los indígenas del pueblo kichwa Otavalo?  
Metodología  
Esta investigación cualitativa permitió estudiar la realidad en su  
contexto kichwa, interpretando los fenómenos lingüísticos de  
acuerdo con los significados que tienen para las personas implicadas  
y se considera un estudio de caso antropológico, por cuanto se re-  
alizó sobre un escenario específico de una unidad social.  
En el marco de este tipo de investigación y para el alcance los  
objetivos planteados, se aplicó el método etnográfico, mismo que po-  
sibilitó la descripción y explicación del ritual denominado “Want-  
yay”. Del mismo modo, el inductivismo permitió establecer las  
conclusiones generales que se originaron a partir de los enunciados  
observacionales particulares.  
El equipo de investigación desarrolló como técnica de investi-  
gación la observación participante, así como la observación simple o  
no regulada debido al tipo de ritual. En cualquier caso, se documentó  
e interpretó los lenguajes verbales y no verbales, según su contexto  
geográfico, socio económico y experiencia de sus actores. De manera  
simultánea, se aprovechó el registro fotográfico obtenido de una in-  
vestigación anterior relacionada con el ritual funerario.  
Para esta investigación se aplicó una entrevista a 30 informan-  
tes kichwas-Otavalo, seleccionados sobre la base de dos criterios téc-  
nicos: hombres y mujeres mayores de 22 años y que hubieren parti-  
cipado u observado los rituales funerarios de transición en su zona  
de influencia geográfica.  
Para la consecución de los objetivos propuestos, se aplicó dos  
cuestionarios semiestructurados, el primero contenía 32 ítems y estuvo  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
133  
Cevallos–Benítez–Bedón  
dirigido a informantes calificados y el segundo cuestionario se con-  
figuró con 25 preguntas y se aplicó a investigadores y especialistas  
relacionados con la Antropología y la Lingüística. También se utilizó  
una ficha de observación y un registro de imágenes.  
Población y muestra  
Para esta investigación se eligió el muestreo por conveniencia. En  
correlación a los objetivos propuestos. El primer cuestionario semi-  
estructurado se realizó en la primera entrevista que se aplicó a 30 in-  
formantes calificados y la segunda entrevista a 5 profesionales que  
han trabajado en temas relacionados con la presente investigación  
se aplicó el segundo cuestionario semiestructurado. En el momento  
previo a cada entrevista, los investigadores explicaron el propósito  
y destino de los resultados de la investigación en un lenguaje claro  
y preciso. A partir de esta acción, los informantes firmaron el acta de  
consentimiento informado por duplicado.  
Análisis de datos y Resultados  
En cuanto al ordenamiento y procesamiento de las entrevistas  
incluye audio y video), se utilizó el software SPSS, mediante el es-  
(
tablecimiento de variables cualitativas. Seguidamente se procedió al  
análisis y correlación de los testimonios, a partir de los cuales se re-  
11  
veló el significado de los distintos signos, símbolos y lenguajes que  
subyacen en el rito litúrgico Wantyay. Establecidas.  
Acepción  
Para constancia de lo alcanzado, se expone el significado de  
12  
rito “Wantyay” y la significación de los ritos mortuorios y el simbo-  
1
1 Se reveló el significado de los distintos signos o ademanes cristianos y andinos sobre la señal  
de la cruz católica y que es reforzada por los símbolos naturales con plantas dulces y amargas,  
todas ellas expresadas en medio de un lenguaje de meditación que en conjunto subyacen mien-  
tras se ejecutan en el rito litúrgico denominado Wantyay.  
12 Del conjunto de prácticas instituidas y que norman en el ritual mortuorio wantyay mediante  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
134  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
13  
lismo ceremonial; además se analiza el cántico sagrado como ritual  
de invocación y se destaca que la ejecución del cántico sagrado o  
himno de la muerte pervive en la modernidad como ícono de la iden-  
tidad del pueblo kichwa Otavalo.  
El significado de la muerte en los kichwas  
Para la cultura norandina del Ecuador, la muerte no es luc-  
tuosa, ni mucho menos funesta; tiene significantes festivos, es sim-  
bólica y está conectada al ciclo cósmico de la naturaleza. Así la  
muerte no es el fin de la existencia material, sino es un tributo agrario  
de su cosmovisión agroecológica.14  
Además, la cosmovisión de los pueblos cincela improntas tan-  
gibles que se basan sobre onomatopeyas sagradas que son cánticos  
kichwas entonados por los maestros de ceremonias en los velorios,  
cuya alocución según la percepción de los investigadores es que, los  
cánticos kichwas conducen a la doctrina de la transmigración de las  
almas indígenas.  
En la transmigración o la peregrinación eterna del aya kichwa  
en el cumplimiento del viaje hacia el Chayshuk Pacha, existe una “ac-  
ción y efecto” de aceptar un viaje sempiterno desde que nace hasta  
que deja de transitar una etapa del ciclo de la naturaleza. En este  
trance la muerte es el cambio de estadio del ciclo existencial; por  
tanto, los rituales generan sentido y esperanza en esta nueva exis-  
tencia, y en esta estación, según los actores de la cultura kichwa, el  
15  
infortunio se torna paradisíaco.  
En esta fase o tiempo del desamparo, los muertos van hacia el  
16  
Chayshuk Pacha-mundo espiritual para juntarse a Pachakamak Dios.  
la recreación de símbolos ceremoniales como girar y desgirar en círculo con el féretro; además  
se analiza el cántico.  
1
1
1
1
3 Símbolos ceremoniales como girar y desgirar en círculo con el féretro; además se analiza el  
cántico  
4 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
5 Este infortunio es desde el punto de vista kichwa; tómese en cuenta que la propia muerte no  
es tétrica sino amigable.  
6 Enrique Cachiguango, comunicación personal, 17 de agosto de 2022  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
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Cevallos–Benítez–Bedón  
La deidad andina en un acto de bondad y ternura ineludible parece-  
ría emitir energía cósmica perpetua a los deudos, a cambio de que  
las plegarias de los mortales sean de regocijo y completa resiliencia.  
Solo así las prerrogativas de los deudos tendrán la capacidad de so-  
segar el dolor que agobia a los mortales.17  
Desde este contexto, el “mito del eterno retorno” reside en el  
regocijo escenificado o imaginado de unos arquetipos que, de alguna  
manera les sirven a los runas para comprender y aceptar mejor su  
destino, al recordar una y otra vez diferentes momentos del acto cos-  
1
8
mogónico, y mostrarse como actores de un ciclo cósmico.  
1
9
Las ceremonias o ritos mortuorios que se establecen en el  
ayllu comunitario sobre la base de significados, establece retribucio-  
nes y encargos entre los deudos, a través de roles y funciones que se  
auscultan durante el velorio. En esta trama, los deudos mantienen  
el control social de los ritos mortuorios y al difunto se transfiere el  
pendón que le otorga licencia simbólica como el actor trascendente  
del “eterno retorno” ya que, en torno a él, se modula el espectáculo  
solemne del rito. Por tanto, en la cosmovisión andina kichwa los  
muertos alcanzan un poder de influencia que anima al clan familiar  
a soslayar el dolor por un regocijo colectivo imaginario.2  
20  
2
1
2
Los juegos mortuorios forman el subterfugio alegórico de una  
realidad compleja y axiomática y en dicha atmósfera, a los muertos  
se les transfiere un poder de influencia que es una forma de consentir  
17 Enrique Cachiguango, comunicación personal, 17 de agosto de 2022  
18 Mircea Elíade, El mito del eterno retorno, Taurus Edition, Madrid, 1972  
19 El rito es la representación del ser espiritual y se orienta intrínsecamente al plano interior,  
misterioso y enigmático del runa. En tanto que el ritual es efectuado para impresionar al co-  
lectivo o ayllu comunitario.  
20 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit. Ejemplo: El Wakcha Karay (comida para los difuntos); Wañuykunawan rimarina  
(
conversando con los muertos), Chunkana (Juegos mortuorio), etc.  
2
1 Un rito es (…) una relación con el espíritu, con una imagen del hombre y del mundo, con un  
sistema de valores vitales, sea cual sea la categorización particular de dicha relación. Es se-  
cundario que se conciba como relación entre hombre y divinidad, entre vivos y difuntos,  
entre enfermo y salud, en definitiva, entre el ser humano y cualquier otra simbolización de  
un valor cultural (la ciencia, la patria, la razón, el amor, el progreso, etc.). En: Pedro Gómez  
García, “El ritual como forma de adoctrinamiento”, Gazeta de Antropología, 18, 2002, p.8. Ver  
en: https://www.ugr.es/~pwlac/G18_01Pedro_Gomez_Garcia.pdf (18-04-2022)  
2 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit  
2
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
136  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
23  
y que mitiga el dolor de los mortales. Con esta capacidad de influjo  
figurado, los interfectos parecen custodiar a los deudos quienes ele-  
van recurrentes homilías cristianas y paganas para alcanzar antici-  
padamente la resiliencia que terminará atenuando el duelo colectivo.  
Posterior a los juegos mortuorios, los deudos sentirán la tranquilidad  
y la resignación.24  
La trama del teatro luctuoso se escenifica totalmente en lengua  
kichwa, juegan, retribuyen y danzan al tenor de un jolgorio indes-  
criptible; todo aquello parecería un contexto “irracional” en la at-  
mósfera que encubre al conjunto ceremonial del velatorio. “La  
simple idea de danzar en un escenario de aflicción sería insensato,  
no obstante, este conjunto ceremonial durante el velorio de los kichwa  
runa, es una práctica considerada sagrada.25  
En el conjunto de ceremonias del funeral, los ritos de paso re-  
presentan diligencias que simbolizan e imprimen la transición de  
una etapa hacia otra en la trama vivencial de un kichwa runa; estos  
ritos sociales, como los de iniciación, matrimonio y muerte moldean  
métodos de afrontamiento y de atribución de significados a las di-  
versas situaciones de la vida y de la muerte. De acuerdo con lo indi-  
cado por Pargament: “Cada cultura, cosmovisión y credo religioso  
propone funerales, prácticas y rituales de duelo, formas de recorda-  
ción de la persona fallecida, así como modos de apoyo social, reli-  
gioso y espiritual para que los deudos expresen la tribulación en  
26  
medio de la asistencia y la solidaridad colectiva”.  
23 Es la interpretación de los autores sobre la base de las experiencias vividas, observadas y re-  
gistradas por los autores durante el proceso de la investigación.  
2
4 Ejemplo. Se concluye que los juegos mortuorios son imprescindibles en la comunidad kichwa;  
no ejecutarlos es una forma de exclusión de la comunidad hacia los deudos. Nhora Benítez,  
Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl Cevallos, El ri-  
tual funerario desde la cosmovisión del pueblo kichwa de Otavalo y Cotacachi, Universidad Técnica  
del Norte, Ibarra, 2021.  
25 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
26 Cfr. Pargament en: Laura Yoffe, “Rituales funerarios y de duelo colectivos y privados, reli-  
giosos o laicos”, Avances psicológicos, Vol. 22, Núm.2, 2014, p.146  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
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Cevallos–Benítez–Bedón  
El umbral de la vida y la muerte: un rito de la liminaridad en la  
cosmovisión kichwa  
En la etapa final de la vida terrenal el espíritu del runa es un  
segmento del período de transición de la cosmogonía andina, ahí se  
representa la frontera liminar que es el umbral desconocido en la re-  
alidad de los mortales. En la cultura kichwa, la muerte se determina  
por la peregrinación del espíritu o aya; esta transición de un estado  
hacia otro es entendida como un desprendimiento temporal del  
cuerpo físico o Ukku Aycha que atraviesa tres períodos:  
a) Expiración del cuerpo,  
b) El alma deja el cuerpo, y,  
c) Cruza el puente que separa la vida y la muerte.  
El cuerpo inmóvil del interfecto muerto por acción violenta ki-  
chwa se considera “muerto”. La muerte del hombre es el término de  
su vida biológica. Un signo visible de muerte es cuando se dilatan  
sus pupilas, se anulan sus funciones cardiovasculares y baja la tem-  
27  
peratura corporal. Enseguida se realiza el maytu al cuerpo con en-  
volturas que representan el vientre materno, cuyo primer ritual  
mortuorio simboliza otro nuevo nacimiento; esta es la fase de la  
28  
muerte, en que subyace el anhelo de la resurrección.  
Solo se fue a regresar trayendo la sal (Kachiman rirka)  
Los ritos y ceremonias mortuorias amplían los lazos sociales  
y permiten sosegar el efecto de la muerte mediante actividades con-  
trolables. Los juegos, las danzas y las penitencias asumen funciones  
interpersonales y restituyen vínculos sociales para aplacar la aflic-  
2
7 Amortajamiento que se realiza al cadáver, se lo envuelve con sábanas y vestidos de color  
blanco.  
Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual funerario desde la cosmovisión del pueblo kichwa de Otavalo y Cotacachi, Uni-  
versidad Técnica del Norte, Ibarra, 2021.  
2
8 Ibídem.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
138  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
ción en todo el ayllu, cuya manifestación de solidaridad impermea-  
biliza el dolor y descuella la resiliencia como un broquel en la adver-  
sidad colectiva.  
La realidad de la muerte es dudosa en el espectro colectivo del  
ayllu andino, el conjunto ceremonial en la muerte kichwa es una  
forma de vivencia que recoge las experiencias personales desde el  
abolengo ancestral hasta la desbordante modernidad como sustenta  
Cachiguango.2  
9
Kachiman rirka “solo se fue a regresar trayendo la sal”, es un  
mensaje adherente, es una quimera que denota la capacidad colec-  
tiva para que los deudos se recuperen del suceso complejo. Si la  
muerte es razonada, entonces esta es cruel; por lo tanto, la cultura  
redime el dolor mediante subterfugios imaginarios o simbólicos para  
atenuar el padecimiento y continuar avanzando hacia un tiempo to-  
lerable.  
Según Cachiguango,30 para los kichwas, la sal es preciada  
como objeto espiritual ya que representa una expectación de vida y  
se ordena con el “buen trascender” o alli wañuy. La sal se constituye  
en esencia de la vida y, además, desempeña un rol mediador ante  
los espíritus ancestrales. Durante el ritual del Wantyay, en el patio  
de la casa, la sal que es el regalo o la bendición de los alimentos que  
engalanan el círculo en que se conecta y continua el renacer de los  
comuneros; alrededor del círculo gira la muerte. “Se fue a volver, tra-  
yendo sal” es la frase figurada, es la simulación o fingimiento; la do-  
lencia del ayllu se sosiega con evasivas sublimes como una forma de  
alejamiento de una realidad incierta. Para Hinde citado en Yoffe, “los  
rituales son definidos como conductas de gran precisión y con cantidad de  
detalles, altamente estereotipadas y a menudo repetitivas que connotan un  
sentido de control sobre uno mismo y el contexto, y que psicológicamente,  
31  
buscan reducir la ansiedad y el sentimiento de incertidumbre”.  
29 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
2
022.  
3
0 Comunicación personal, 17 de agosto de 2022  
31 Cfr. Hinde en: Laura Yoffe, “Rituales… op. cit., p.147  
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139  
Cevallos–Benítez–Bedón  
El Wantyay: Contrastiva teórica frente a la “etimología folk”  
El Wantyay es considerado el más excelso de los rituales de la  
cultura andina, este ritual es solemne y se desarrolla mientras dura  
el tiempo del alba, una vez que concluye el ritual lúdico funerario y  
previo al traslado del fallecido tanto a la iglesia católica, como al ce-  
menterio de la localidad.32  
Previo a esta alocución, es decir antes y después del referido  
ritual se reparte abundante comida y bebida necesaria para actuar  
en este drama. Según los informantes, es como si se “abriera el portal  
33  
al paraíso” para que se establezca una conexión convencional entre  
los deudos y sus antepasados; la invocación a los espíritus se efectúa  
mediante la exclamación de la onomatopeya ¡¡Wantyay!!, que es ri-  
3
4
gurosamente planificada por el tayta maytru. La fase de montaje,  
exhibición y actuación es debidamente articulada, y al producirse la  
exclamación se consiente el traslado hacia el más allá por parte de  
los espíritus ancestrales del clan familiar.  
En relación con esta práctica, según Zambrano “de acuerdo con  
nuestras creencias cuando gritamos ¡¡Wantyay!!, es como una llave que  
3
5
abre la puerta de la muerte y de la vida”. En la evocación del himno  
sacrosanto o plegaria hierática, todos los acompañantes deben salir  
3
6
de la residencia mortuoria a excepción de la “Mama cocinera” o  
yanuk mama, que según la tradición se constituye en la guardiana de  
la última morada en la residencia en que vivió el difunto. Por favor  
indicar ¿qué cocina?  
La yanuk mama custodia la residencia en cumplimiento del en-  
cargo asignado, simbólico, mientras se efectúa el cántico sagrado y  
32 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual funerario desde…op. cit.  
3 Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual funerario desde…op. cit.  
3
3
3
3
4 Maestro de ceremonias en la comunidad kichwa.  
5 Zambrano, 2019 Comunicación personal, 14 de diciembre de 2019  
6 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino.  
Yanuk Mama es la Señora cocinera que administra este segmento importante de la residencia  
familiar, mientras dura la velación.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
140  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
el descendimiento de los espíritus, a decir de los informantes, es  
37  
usual que esos lémures, es decir espíritus intenten quedarse y reen-  
carnarse en algún lugar de la residencia en que se perpetra el ritual  
del Wantyay. El fuego sempiterno de la muerte se repele con agua  
bendita, ajo molido, cebolla, ruda y chilka que son manipuladas por  
la yanuk mama y los rocía en el antepecho de la residencia para que  
los espíritus ancestrales retornen al Chayshuk Pacha.  
En suma, el maestro de ceremonias reprende a los asistentes,  
eleva plegarias y demanda de la despedida al difunto: “recuerden,  
este es el último momento en que tendrán contacto con esta almita, ya se va  
al paraíso, donde viven nuestros ancestros…3  
8
Este ritual es de origen desconocido, probablemente tiene raíz  
inca y karanki, este ejercicio sagrado no era ajeno en el espléndido  
ritual de la Capacocha, se estima que vincular a un origen karanki es  
muy ilusorio, ya que este ritual fue una de las ceremonias más im-  
portantes de los incas, se realizaba en tiempos de las cosechas y dicho  
ejercicio ritual consistía en ofrendar al Tayta Inti con niños de clases  
39  
subordinadas. Al contrario, se estima que las invocaciones a las dei-  
dades del Tayta Imbabura y la Mama Cotacachi no serían artificiales  
como sostiene Murúa, sino particularmente específicas de la cultura  
karanki.  
Los niños ofrendados no morían, sino que se juntaban con sus  
antepasados, quienes observaban desde las cumbres de las altas  
montañas. Esta ceremonial es de suma importancia para entender  
por qué los niños partícipes de esta ceremonia eran sacrificados de  
forma violenta, y para calmar el sufrimiento de los familiares de los  
niños inmolados, se invocaba al Inti Tayta en medio de onomatope-  
yas estrepitosas; la Capacocha como ritual atroz y honroso permitía  
negociaciones en torno al poder entre los regentes del Cuzco y los  
3
7 Lémures: Espíritus de los difuntos, generalmente malignos, adorados y temidos por los ro-  
manos. Fiestas en honor a ellos se celebran los días 9, 11 y 13 de mayo. En: Santiago Poste-  
guillo, La traición de Roma (Trilogía Africanus 3), Penguin Random House Grupo Editorial  
España, 2014.  
38 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
2
022.  
3
9 Martín de Murúa, Historia General del Perú, Gaibrois Editorial, Madrid, España, 1986 [1611],  
p. 98.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
141  
Cevallos–Benítez–Bedón  
40  
curacas. En esta secuencia, los rituales se desarrollan en el ámbito  
de los símbolos culturales y por ósmosis son esenciales para las co-  
munidades practicantes, aunque no están pensados consciente-  
41  
mente. En resumen, Boholm sostiene que los rituales comprenden  
mensajes en clave, mismos que son expresados mediante la actua-  
ción alegórica.  
El cántico sagrado como ritual de invocación  
La invocación y la evocación son acepciones opuestas, la pri-  
mera se refiere al poder de influencia que se abrevia mediante un  
conjuro o una plegaria colectiva, dicho favor o protección es pronun-  
ciado por un maestro de ceremonias comunitarias, más conocido  
como tayta maytru [tayta maestro]. La evocación del salmo es la re-  
membranza e inmortalización del interfecto y la invocación a los es-  
píritus ancestrales es la exclamación lúgubre de la onomatopeya  
¡
¡Wantyay!!, y al consumarse el himno sacrosanto, dicen los infor-  
mantes que se confirma la traslación del “extinto” por los espíritus  
ancestrales hacia el chayshuk pacha.  
4
2
Según Cachiguango, se repite la onomatopeya: ¡Wantyay...!  
wantyay] en cuatro segmentos de exclamaciones al tenor del cortejo  
[
fúnebre del ayllu familiar, su pronunciamiento se escucha en las cua-  
tro dimensiones; entonces los espíritus de los antepasados emergen  
del Chayshuk Pacha y vienen al Kay Pacha para llevarse al difunto, y  
así se le guiará por el camino correspondiente. Por lo tanto, no es lí-  
cito pronunciar la palabra sagrada Wantyay, sino es en el funeral de  
una persona comprometida con el ayllu de la localidad.  
Al ejecutar este cántico sacrosanto, los integrantes del ayllu co-  
munitario conciben una sensación de control al estampar la separa-  
ción entre el cuerpo y el alma del difunto, para su efecto, el orfeón se  
4
0 Annette Schroedl, “La Capacocha como ritual político. Negociaciones en torno al poder entre  
Cuzco y los curacas”, Bulletin de l’Institut français d’études andines, Vol. 37, nº1, Institute Fran-  
cés de Estudios Andinos, Lima, Perú. 2008.  
41 Asa Boholm, “Introduction”, Political Ritual, Institute for Advanced Studies in Social Anthro-  
pology, Gothenburg, Suecia, 1996.  
42 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
2022.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
142  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
realiza en dirección a los cuatro puntos cardinales, tomando como  
punto de partida el lado del sol naciente. El cántico sacro suele acom-  
pañarse con el ulular de un churo (caracol gigante de la mar) o una  
43  
flauta traversa elaborada de sukus; la invocación y la evocación de  
la onomatopeya hierática44 son representaciones que confortan y  
abren los portones de la anhelada y a la vez temida dimensión cós-  
mica.  
45  
Desde la percepción de Cachiguango, esta práctica protoco-  
lar, apreciada como una de las ceremonias más emotivas del ritual  
de despedida, consiste en invocar a las almas de sus antepasados  
para que acompañen a su ser querido hasta el chayshuk pacha; y, a  
46  
47  
decir de Cevallos y otros y también de Benítez y otros, durante el  
ritual sagrado, los asistentes entran en un estado de trance, en cuyo  
espacio psicológico los runas adquieren un nivel de conciencia estado  
alfa intranquila, por lo que parecería que se desconectan de todo  
aquello que se llama realidad. Este ritual se realiza en la noche.  
Alrededor de las 05h00, el tayta maytru se ubica en el patio de  
la residencia familiar y grita con fuerza: ¡¡Wantyay!!, y los acólitos  
responden al unísono y de manera resonante ¡¡Wantyaaaaaaaay! Al  
respecto, Zambrano en calidad de gestor cultural del Museo Viviente  
Otavalango, relata lo siguiente:  
El primer grito es muy prolongado, así: ¡waaaantyaaaaaaaaay!, el  
mismo debe escucharse desde una comunidad a otra; luego los asis-  
tentes tambien gritan en coro atronador y sombrío: ¡waaaantyaaaaa-  
aaaay!, ¡waaaantyaaaaaaaaay!, ¡¡waaaantiaaaaaaaaay! La Pacha Mama  
4
3 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino.  
Sukus es carrizo parecido a una especie de caña de la familia Poaceae. En entrevista realizada  
al especialista del área ambiental, Armando Flores Ruiz, Ibarra a 10 de mayo de 2023.  
4 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
4
Ejemplo, emitir largos silbidos de forma tenue, según los kichwas es una forma de contac-  
tarse con los espíritus  
5 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
4
4
4
2022.  
6 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
7 Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual…op. cit.  
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143  
Cevallos–Benítez–Bedón  
pareciera estar sobre ascuas, los perros aúllan, el ganado muge, los bu-  
rros rebuznan, los búhos graznan, los gallos y gallinas cantan; una fría  
brisa mueve ruidosamente la copa de los árboles; todo se inquieta, la  
Pacha Mama se despierta con el cántico sagrado de los runas. En ese  
instante los asistentes sostienen que las almas circulan y vienen al kay  
48  
pacha para llevarse lo que les corresponde […].  
La emisión fonética del cántico solemne se ejecuta para que  
los espíritus de las ascendencias se desplieguen desde el chayshuk  
pacha y crucen el umbral liminal hasta el Kay Pacha con la intención  
de llevarse al difunto. Para aquello es pertinente la conformación de  
un círculo integrado por los miembros del ayllu familiar, y en cuyo  
49  
interior se asienta “la sal de vida” representada por los alimentos  
cocidos y ricamente sazonados y, a decir de los kichwas es consa-  
grado por acción de los espíritus ancestrales a través de la acción de  
compartir y redistribuir entre los asistentes del acto mortuorio.  
Con el féretro sobre hombros de los miembros más cercanos  
al difunto, giran tres veces alrededor de la residencia en que se re-  
alizó el velorio y en el patio de esta; el número de veces que se gira  
se asocia con la Santa Trinidad Católica; es decir, por el padre, por el  
hijo y por el espíritu santo; este precepto en conjunción con el himno  
de la vida y la muerte conforman un sincretismo cultural impresio-  
nante. Al finalizar el rito denominado Wantyay, los protagonistas re-  
tornan al lugar de velación que fue protegido por la yanuk mama y  
mientras se despiden del muerto, aprovechan la circunstancia de in-  
termediación del maestro de ceremonias, con el propósito de incluir  
algunos objetos materiales como ajuar funerario, para que el difunto  
50  
lleve los encargos y pueda entregarlos en el Chayshuk Pacha. En la  
mayoría de los casos los familiares y allegados colocan una cuchara  
de plata, monedas, semillas, hilos de colores, agujas, entre otros ob-  
48 Cfr. Zambrano en: Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson  
Maldonado, Raúl Cevallos, El ritual…op. cit., p.34  
4
9 Para Cachiguango: la sal de la vida, que un simbolismo de acción de los espíritus ancestrales  
sobre los alimentos en los actos mortuorios, no pueden ser desapercibidos, no obstante, su  
ausencia es notoria por lo tanto trascendente.  
5
0 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino. De-  
viene del kichwa, “el otro mundo”, el lugar paradisiaco donde descansa los kichwas entre el bienestar  
y la armonía, es decir cumplen su ciclo complementario de vida.  
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Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
jetos para que el difunto lleve dicho encargo y pueda entregar en el  
Chayshuk Pacha los débitos olvidados por algún familiar.  
Los deudos también susurran al oído de su difunto algunas  
frases de cariño, al igual que envían sentidos mensajes para otros di-  
funtos, como una forma de demostrar su preocupación, amor y cui-  
dado eterno. No sorprende que ciertas personas que disponen de  
quebrantos de salud soliciten y clamen al difunto para que se lleve  
el dolor y el desconsuelo; los afectados se frotan con un huevo de  
gallina la parte afectada del cuerpo para colocarlo dentro del ataúd.  
Se agregan monedas que han de servir para pagar su contribución  
en la puerta de entrada al Chayshuk Pacha.  
Es un denominador común de las comunidades andinas,  
pues se cree que un muerto no debe ir con los bolsillos vacíos, por lo  
que se agrega unas cuantas monedas para la subsistencia en el más  
51  
allá. Dos largas hileras conformadas por mujeres y hombres presi-  
den al difunto y se lo sepultará durante las horas de la mañana, con-  
trario al pueblo mestizo, que lo ejecuta en horas de la tarde.  
Del relato de Zambrano, se expone el siguiente fragmento:  
Si hace un tiempo murió un padre de familia y no le enterraron con el  
ponchito preferido y aparece en sus sueños (…) sentadito y tiritando  
de frío, es imperioso el encargo y envío y se le dice al muertito: deme  
entregando este ponchito a mi papacito y dígale que su hijo le envía,  
52  
no olvide entregarle ya que está sufriendo de mucho frío.  
Para los kichwas, la creencia sobre la existencia de una nueva  
53  
vida les permite preparar un ajuar funerario justo y necesario. La  
abundancia y el amor al prójimo son mandatos de la cultura andina.  
Las ceremonias en los rituales imitan el ciclo cósmico y se desarrolla  
en los cánticos sagrados del Wantyay; este criterio queda indisolu-  
blemente ligado a la Pacha Mama como bienhechora de los actos so-  
ciales y simbólicos de los kichwas.  
51 Víctor Bascopé, “El sentido de…op. Cit.  
52 Cfr. Zambrano en: Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson  
Maldonado, Raúl Cevallos, El ritual…op. cit., p.302  
5
3 Se refiere al conjunto de objetos (semillas, vestidos, herramientas agrícolas, utensilios de co-  
medor y monedas) colocados con el cuerpo de los muertos en el ataúd a través de la inhu-  
mación; es decir todo aquello que ha de requerir en el chayshuk pacha (paraíso).  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
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Cevallos–Benítez–Bedón  
Después de ubicar estos elementos básicos e indispensables  
como parte del ajuar funerario, los familiares toman el féretro y con  
este giran alrededor de la casa de los deudos para despedirse. Si  
acaso se olvidara enviar uno que otro objeto necesario para su uso  
en el paraíso celestial, a otro fenecido se le incorporan dichos objetos,  
el ajuar como una forma de encargo para que, al llegar a la otra di-  
mensión, proceda a entregar el encargo o comisión. No sorprende  
que en la despedida del “otro extinto”, los familiares del anterior di-  
funto le supliquen recurrentemente que cumpla la comisión.  
Aproximadamente a las 09h00, durante la despedida, se sitúa  
el ataúd con dirección hacia el frente de la residencia y, seguida-  
mente, todos se arrodillan, se santiguan y luego de las plegarias se  
ponen de pie y se dirigen hacia la iglesia del pueblo en que se for-  
maliza el pasaje cristiano para, que el sacerdote autorice la sepultura  
54  
en el cementerio. Previo a la inhumación en el ayapampa, los fami-  
liares abren la caja por vez postrimera; lo hacen para que el difunto  
contemple por última vez a la Pacha Mama y se cierra la caja y se la  
coloca en la fosa, no faltan los llantos y mensajes cantados que dan  
cuenta de los episodios y pasajes de vida del difunto. Acontinuación,  
se procede a intercambiar alimentos, principalmente de maíz y tu-  
55  
bérculos. La cosmovisión andina excusa el entierro en criptas o bó-  
56  
vedas, por cuanto se piensa que en el Chayshuk Pacha el interfecto  
vegetará cual presidiario. Esta es la razón del sentido común para  
57  
sepultarle en las entrañas de la Allpa Mama.  
La comitiva, comunitaria y familiar acompaña a los deudos  
hasta la última morada; “no es una obligación, es por corresponden-  
cia” se dice con frecuencia durante el diálogo con los deudos. Ya en  
58  
59  
el momento de la sepultura, los cognados y agnados toman una  
5
4 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino. De-  
viene del kichwa, “ayapampa” lugar de descanso eterno o cementerio  
5 Raúl Cevallos, Michelle Cevallos Vaca, “Conversando con los muertos…op. cit.  
6 Dicho de una persona: Muerta violentamente. En: Real Academia Española, interfecto, ta.  
Ver en: https://dle.rae.es/interfecto (02-05-2023)  
5
5
5
7 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino. De-  
viene del kichwa, Allpa Mama o Madre Tierra, donde se estima que los cuerpos kichwas serán sepul-  
tados. La Tierra es considerada cual Madre.  
58 Parientes matrilineales  
59 Parientes patrilineales  
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Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
paleta de tierra para arrojar en la fosa, dicha presteza es una muestra  
de cariño y despedida. Se apisona la tumba, e inmediatamente entre  
los asistentes se reparte comida de sal y chicha de maíz. Se concluye  
con un responso cristiano, en nombre del difunto.  
El establecimiento de la tumba y la apariencia del cadáver  
son muy importantes para la paz del alma y el bienestar de los mor-  
tales; es recomendable que la tumba esté en la parte alta, desde  
donde se pueda ver el pueblo. La cabeza del difunto debe estar orien-  
tada hacia el norte o hacia el este, ya que son puntos cardinales po-  
sitivos, y así retornan a la vivienda de los deudos y se realizan otros  
rituales que permiten, limpiar el altar, barrer la casa y lavar la ropa  
del extinto. Los rituales tradicionalmente se acompañarán con abun-  
dante comida y bebida.60  
El recuerdo de la partida se rememora durante la semana  
61  
karay, killa karay y wata karay, que son formas cronológicas y simé-  
tricas para expresar los niveles de reciprocidad en que se da, se recibe  
y se devuelve, tanto alimentos como bebida en distinción del extinto.  
Durante las arengas mortuorias, las mujeres, según la relación con  
el extinto, cumplen una alocución sobre su partida y demanda su in-  
tervención en la vida de su familia; se cree que los muertos, al pasar  
a la otra vida se vuelven benditos y bienaventurados, ya que tienen  
la capacidad de mediar e influir por las prerrogativas de los vivos  
frente al anuencia de Dios. Los muertos del mundo kichwa al pasar  
a la otra vida tienen la capacidad de influir entre las prerrogativas  
de los vivos ante el consentimiento de Dios.  
En el velatorio de los niños, los deudos ocultan su tristeza  
danzando rígidamente al tenor de fandangos y del eco monótono de  
arpas entonados por viejos músicos que, por su melancolía, emiten  
60 Raúl Cevallos, Michelle Cevallos Vaca, “Conversando con los muertos: El caso de la kichwas  
de Cotacachi, Ecuador”, Boletín deHistoria ANH, vol. C, Nº 208-A, julio-diciembre 2022, pp.  
4
3-76, Academia Nacional de Historia, Quito, 2023.  
6
1 Es la interpretación de los autores sobre la base de las experiencias vividas, observadas y re-  
gistradas por los autores durante el proceso de la investigación. Semana Karay: Ritual de  
intercambio de comidas en el cementerio como recuerdo de la primera semana de ausencia  
del muerto. Killa Karay: Ritual de intercambio de comidas en el cementerio como recuerdo  
del primer mes de ausencia del muerto. Wata karay: Ritual de intercambio de comidas en el  
cementerio como recuerdo del primer aniversario de ausencia del muerto en la familia.  
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Cevallos–Benítez–Bedón  
más desconsuelo que serenidad. Hay la firme convicción de que, si  
hay fandango de por medio, el espíritu del niño estará rebozando de  
placidez.  
Conclusiones  
Según la cosmovisión del pueblo kichwa de Otavalo, la  
muerte es una fase trascendente en el ciclo de la existencia, “la vida  
retorna a su principio”; el ritual del wantyay es la apoteosis al extinto;  
es decir, es el momento sacrosanto en que las almas ancestrales se  
presentan ante el ayllu comunitario para propiciar un sentido de uni-  
dad y armonía cósmica.  
Según el imaginario colectivo, a través del Wantyay se evoca  
a las “almas benditas” que desde el Chayshuk Pacha comparecen en  
el espacio terrenal para enaltecer al flamante difunto, que para los  
runas es un nuevo ser bienaventurado. Por lo tanto, la vida y la  
muerte están fuertemente cohesionadas en la estructura social y sim-  
bólica del ayllu comunitario, y en esta conjunción existe la posibili-  
dad de recrear un sistema homeostático o estable de convivencia  
orgánica, y en este vínculo, tanto la realidad cotidiana como las ma-  
nifestaciones oníricas adquieren quimeras anunciadoras a través de  
los personajes más significativos del rito mortuorio, como son el tayta  
maytru y la yanuk mama, quienes con un acierto impresionante ad-  
vierten y establecen un espectro vivencial ante la presencia efímera  
de los espíritus ancestrales.  
Durante el Wantyay, el tayta maytru con su escolta familiar y  
comunitaria alaban al muerto en medio de prerrogativas y homilías  
cantadas, que en conjunto vocalizan este himno superior y es parti-  
cularmente distintivo en las comunidades practicantes. En el ritual  
del wantyay, se distingue el cántico fúnebre de los runas, este “coro  
de la muerte” es el himno sacrosanto que permite abrir un portón  
transitorio de otra dimensión y así convocar a los espíritus ancestra-  
les de la familia, quienes descienden al territorio de los mortales para  
llevarse” y guiar al difunto hacia el Chayshuk Pacha. Su particulari-  
dad endógena se practica en el escenario masculino que revela un  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
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Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
conjunto integral de cánones simbólicos y consuetudinarios. Al  
mismo tiempo, el Wantyay se realiza en distinción de los desposados,  
más no de los inmaculados y se efectúa en función de la disponibi-  
lidad económica de la familia.  
En el velorio se establecen una serie de juegos mortuorios  
que son bruscos, intensos y competitivos, los participantes deberán  
tener la suficiente sobriedad, equilibrio, fuerza y reflejos para desen-  
volverse. A partir del Chunkana o juego de azar se conforma parejas  
de entre seis y doce integrantes y se alecciona una serie de juegos  
con penitencias donde no ingresan niños ni mujeres. En esta costum-  
bre funeraria, los ritos lúdicos tienen como intención reanimar y for-  
talecer emocionalmente a los deudos para mitigar y solapar la  
circunstancia traumática de la muerte; además, este acto de resilien-  
cia crea la complacencia de la resignación ante el ayllu comunitario.  
Para el total de los entrevistados, el tayta maytru es un versado  
de las ceremonias comunitarias; él organiza y dirige los rezos e igual-  
mente ordena y orienta el contexto lúdico en condición de “juez” y  
asume el rol de guía espiritual mientras perdure el duelo de la familia.  
Los niveles de solidaridad alcanzan dimensiones incalcula-  
bles. Los integrantes del parentesco agnaticio y cognaticio soportan  
económicamente el cumplimiento en la celebración mortuoria; unos  
colaboran con dinero y otros con alimentos y bebidas que servirán  
para compartir durante los días y noches del velatorio. Igual respon-  
sabilidad tienen los demás integrantes del ayllu comunitario, ya que  
en un proceso de reciprocidad permanente reproducen el intercam-  
bio de bienes y servicios.  
En definitiva, el Wantyay es un rito funerario norandino que  
está totalmente entrelazado con la estructura y las relaciones sociales  
del pueblo kichwa Otavalo, que pervive como portaestandarte no  
solo de la cultura sino de la lengua kichwa.  
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Cevallos–Benítez–Bedón  
Referencias bibliográficas  
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La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Cevallos, Raúl; Benítez,  
Magdalena; Bedón, Nelson, “Wantay, el himno de la muerte en el  
pueblo kiwcha Otavalo-Ecuador", Boletín de la Academia Nacional  
de Historia, vol. CI, Nº.209, enero – junio 2023, Academia  
Nacional de Historia, Quito, 2023, pp.129-151