ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Director  
Dr. Cesar Alarcón Costta  
Subdirector  
Ac. Diego Moscoso Peñaherrera  
Dr. Eduardo Muñoz Borrero, H.C.  
Dr. Claudio Creamer Guillén  
Lcdo. Carlos Miranda Torres  
Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
Dra. América Ibarra Parra  
Secretario  
Tesorero  
Bibliotecario archivero  
Jefa de Publicaciones  
Relacionador Institucional  
COMITÉ EDITORIAL  
Dr. Manuel Espinosa Apolo  
Dr. Klever Bravo  
Universidad Central del Ecuador  
Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE  
Universidad Laica Eloy Alfaro-Manabí  
Dra. Libertad Regalado Espinoza  
Dr. Rogelio de la Mora Valencia  
Dra. Maria Luisa Laviana Cuetos  
Dr. Jorge Ortiz Sotelo  
Universidad Veracruzana-México  
Consejo Superior Investigaciones Científicas-España  
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú  
Dr. Blas Garzón  
Universidad Politécnica Salesiana  
EDITORA  
Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
Universidad Internacional del Ecuador  
COMITÉ CIENTÍFICO  
Dra. Katarzyna Dembicz  
Dr. Silvano Benito Moya  
Dra. Elissa Rashkin  
Universidad de Varsovia-Polonia  
Universidad Nacional de Córdoba/CONICET- Argentina  
Universidad Veracruzana-México  
Dr. Stefan Rinke  
Instituto de estudios latinoamericanos/ Freie Universität Berlin-Alemania  
Universidad de Guadalajara-México  
Dr. Carlos Riojas  
Dra. Cristina Retta Sivolella  
Dr. Claudio Tapia Figueroa  
Dra. Emmanuelle Sinardet  
Dr. Roberto Pineda Camacho  
Dra. Maria Letícia Corrêa  
Dr. Roger Pita Pico  
Instituto Cervantes, Berlín- Alemania  
Universidad Técnica Federico Santa María – Chile  
Université Paris Ouest - Francia  
Universidad de los Andes-Colombia  
Universidade do Estado do Rio de Janeiro-Brasil  
Investigador Academia Colombiana de Historia-Colombia  
Universidad Pablo de Olavide-España  
Dr. Justo Cuño Bonito  
Dr. Héctor Grenni Montiel  
Universidad Don Bosco- San Salvador  
BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol CI  
Nº 209  
Enero–junio 2023  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
eISSN Nº 2773-7381  
Portada  
José Joaquín de Olmedo (Fotografía iluminada)  
Diseño e impresión  
PPL Impresores 2529762  
Quito  
landazurifredi@gmail.com  
julio 2023  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA DELꢀECUADOR  
SEDE QUITO  
Av. 6 de Diciembre 21-218 y Roca  
2
2556022/ 2 907433 / 2 558277  
ahistoriaecuador@hotmail.com  
publicacionesanh@hotmail.com  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–Junio 2023  
LA MUJER EN EL SISTEMA CACICAL  
EN LA COSTA PACÍFICA DEL ECUADOR  
1
Libertad Regalado2  
Resumen  
La posición de las mujeres como cacicas o lideresas no era  
común en todos los pueblos precolombinos; sus roles, derechos y  
responsabilidades podían variar según la región y la época en que  
vivían. Esta investigación pretende determinar que la mujer en el  
sistema cacical precolombino y en el primer siglo de la colonia en la  
costa ecuatoriana no solo ejercía el poder como los hombres; sino  
que, además, como lideresa tenía la capacidad para imponer su vo-  
luntad al poder externo. Para dar respuesta a esta hipótesis se pro-  
cedió a la observación de objetos arqueológicos de los diferentes  
periodos precolombinos establecidos en el Ecuador; a la revisión de  
documentos inéditos de archivos históricos, de investigaciones y ar-  
tículos científicos y libros publicados por historiadores e investiga-  
dores. A partir del análisis de los elementos iconográficos se pudo  
apreciar símbolos de poder y jerarquía en las representaciones feme-  
ninas prehispánicas; de la revisión documental, deducir la impor-  
tancia del elemento femenino en la organización y manejo público;  
las estrategias de resistencia, negociación que usaron para adaptarse  
1
2
Recibido: 11-05-2023 // Aceptado: 27-06-2023  
Miembro Numerario de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, pedagoga, escritora,  
investigadora. Tiene diplomados en Lengua y Literatura. Es Magíster en Administración de  
Empresas y Doctora en Ciencias Pedagógicas. Ha escrito libros, artículos científicos y trabajos  
relacionados con historia, manifestaciones culturales inmateriales de los pueblos de la costa  
ecuatoriana. Ha sido docente en la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí,  
Coordinadora de la gestión académica de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, ha tra-  
bajado en varias consultorías y participado en congresos nacionales e internacionales. En el  
2
020, la Asamblea Nacional del Ecuador le otorgó la condecoración: Dra. Matilde Hidalgo de  
Prócel. correo: lire2653@gmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
247  
Libertad Regalado  
a las nuevas exigencias de la corona española y poder mantener su  
estatus de cacicas a través de: la sucesión y autonomía femenina, la  
dualidad como atributo de la autoridad, la viudez como una forma  
de conseguir su autonomía y el reconocimiento de los privilegios por  
ser parte de las familias cacicales.  
Palabras clave: sistema cacical, cacica, poder y linaje femenino, au-  
tonomía femenina, relaciones de género.  
Abstract  
The position of women as cacicas or leaders was not com-  
mon in all pre-Columbian peoples; their roles, rights and responsi-  
bilities could vary according to the region and the time in which they  
lived. This research aims to determine that women in the pre-Colum-  
bian cacical system and in the first century of the colony on the Ecua-  
dorian coast not only exercised power like men; but, in addition, as a  
leader she had the ability to impose her will on external power. To  
respond to this hypothesis, we proceeded to the observation of ar-  
chaeological objects from the different pre-Columbian periods esta-  
blished in Ecuador; the review of unpublished documents from  
historical archives, of investigations, scientific articles and books pu-  
blished by historians and researchers. From the analysis of the icono-  
graphic elements, it was possible to appreciate symbols of power and  
hierarchy in pre-hispanic female representations; of the documentary  
review, deduce the importance of the feminine element in the orga-  
nization and public management; the resistance strategies; negotia-  
tion that they used to adapt to the new demands of the Spanish crown  
and to be able to maintain their status as cacicas demand rights  
throught: succession and female autonomy, duality as an atribute of  
authority, widowhood as a way to achieve their autonomy and the  
recognition of the privileges of being part of the cacical families.  
Keyword: cacical system, cacica, power and feminine lineage, female  
autonomy, gender relations.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
248  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Introducción  
El objetivo de esta investigación es buscar datos que ayuden  
a verificar si las mujeres a más de tener un poder igual que los hom-  
bres, hicieron uso de este, para oponerse a las imposiciones foráneas;  
para los cual es necesario develar que eran los cacicazgos, cómo es-  
taban organizados, quiénes lideraban estos espacios de poder pre-  
colombinos. En la organización política territorial indígena  
3
denominada señorío, los cacicazgos eran las subdivisiones de estos  
espacios regionales, “cuyo poder era hereditario, centrado en un individuo  
que ocupaba un espacio dado por la especialización que alcanzaron sus an-  
tecesores (…) son sociedades que producen excedentes que son centralizados  
4
y redistribuidos”. Estos, se encontraban en muchas civilizaciones y  
culturas indígenas de Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica  
como los aztecas, los mayas, los incas y en culturas precolombinas  
de la costa colombiana, ecuatoriana y peruana.  
En los estudios que se han realizado sobre este tipo de es-  
tructuras sociales, los investigadores han concluido que los cacicaz-  
gos eran sociedades altamente organizadas dentro de un señorío con  
una burocracia y un sistema legal complejo; mientras que en otros  
eran sociedades más simples basadas en la agricultura, caza y pesca:  
de igual forma concuerdan que los caciques eran líderes que gober-  
naban una comunidad o territorio específico en los pueblos amerin-  
dios y que tenían el control sobre la vida económica, social y religiosa  
de su pueblo, quienes eran elegidos por el pueblo, mientras que en  
otras eran designados por linaje o herencia. En general, su poder es-  
taba limitado por una serie de tradiciones y normas culturales, y de-  
bían gobernar en consulta y colaboración con otros caciques del  
Señorío y líderes y consejeros de la comunidad.  
Si bien en general los caciques eran hombres, en algunas cul-  
turas indígenas, por múltiples referencias citadas y revisadas en el  
3
Los señoríos eran sociedades con un nivel de desarrollo socioeconómico basado en la redistri-  
bución con un centro permanente de coordinación con la presencia de un jefe (cacique princi-  
pal) con manejo jurisdiccional. En: Libertad Regalado, Indigenismo e identidad en Manabí,  
Abya-Yala, 2016, p. 86  
4
Libertad Regalado, Indigenismo…op. cit., p. 111.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
249  
Libertad Regalado  
transcurso de esta investigación relacionadas con crónicas, estudios  
históricos, antropológicos y de piezas arqueológicas, se puede de-  
ducir que las mujeres también podían tener un papel importante en  
la vida política y social, como el caso de los caras (Bahía), tosaguas,  
chonos, manteños y huancavilcas en la Costa del Ecuador, lugares  
donde las mujeres tenían roles importantes en la vida política y so-  
cial, y podían ocupar posiciones de liderazgo y ejercer un dominio  
económico y político en sus dominios. Pero no solo esto; se eviden-  
cia, además, la existencia de mujeres que no solamente ostentaban  
el poder, sino que tenían libertad para demandar y oponerse a que  
otros decidieran en su vida privada.  
En el proceso de análisis de esta investigación se ha plan-  
teado preguntas que hacen posible un hilo conductor: ¿cuáles son  
los orígenes del poder femenino en los pueblos primitivos?, ¿cómo  
era la estructura de poder en la época prehispánica?, ¿el linaje y el  
poder eran consustanciales en la jerarquía administrativa?, ¿esta je-  
rarquía tenía estrecha relación con la actividad que desarrollaban las  
personas?  
Para contestar estas preguntas se leyeron diversos estudios  
relacionados con el tema propuesto, entre ellos: estructura de poder  
en los pueblos antes de la llegada de los españoles; mujeres y puestos  
de jerarquía en la administración; jerarquía y relación con la activi-  
dad que desarrollaban las personas. Uno de ellos es el de María Ros-  
tworowski quien señala la importancia del elemento femenino en el  
gobierno de ciertos territorios, ubica como ejemplo “el caso de las nor-  
teñas capullanas, de Contarhuacho. La curaca de Huaylas, madre de doña  
Inés, mujer de Francisco Pizarro, o de la mítica guerrera de los ayllus de  
5
Chocos Cachona en el Cuzco (…)”. Rostworowski se refiere además a  
un texto de Garcilaso de la Vega, donde se pone de manifiesto no  
solo una división por mitades, sino una connotación de género que  
relaciona Hanan con el mundo masculino y Hurin con el mundo fe-  
menino:  
5
María Rostworowski, Estructuras andinas del poder: Ideología religiosa y política, Instituto de Es-  
tudios Peruanos, segunda edición, s/n, 2017, p. 129  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
250  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Manco Capac estableció en el Cusco las mitades sociales. Los varios  
ayllus que lo acompañaban se asentaron siguiendo un criterio especial,  
que sería el siguiente: los que acompañaban al rey ocuparon la parte  
alta o Hanan y eran hermanos mayores, mientras los seguidores de la  
6
reina eran hermanos segundos y poblaron Hurin Cusco.  
En cambio, Salles y Noejovich establecen su estudio sobre  
gobernanza de las mujeres en relación con la sucesión; destacan la  
yuxtaposición de dos sistemas sucesorios: el prehispánico y el espa-  
ñol. Para ellos la dicotomía se sustenta en los testimonios expuestos,  
que varían según la posición y edad de los deponentes; y resumen  
su posición en dos proposiciones:  
En tiempos prehispánicos, las denominadas capullanas gobernaban  
sin mayores prerrequisitos sucesorios; no hay indicación que fuera  
en ausencia de varones.  
Los prerrequisitos sucesorios eran productos de la intrusión espa-  
ñola. Como lo señalado en testimonios de un encomendero y un  
cacique principal, que conoce la lengua española, quiénes enfatizan  
7
que la sucesión solo ocurre en ausencia de varones.  
Martínez Cereceda introduce la categoría de “bisexualidad”  
en los atributos de la autoridad, donde los emblemas mediarían  
entre un polo femenino y un polo masculino. En palabras del autor:  
Pero autoridad, como concepto, no implica solamente uno de los dos  
sexos, sino los dos y su mediación. La autoridad sería así esas fuerzas  
o el resumen de ellas. Por último, como expresión coherente con su ob-  
jetivo primordial, encerraría además los conceptos que resultan del  
equilibrio armónico de todas esas fuerzas: es también el orden y la bi-  
sexualidad.8  
Daza propone la viudez como una forma de asumir la admi-  
nistración familiar y de los cacicazgos. Esta autora después de un es-  
6
7
Cfr. Garcilaso de la Vega en: María Rostworowski, Estructuras…op. cit., p.132  
Estela Cristina Salles y Héctor Omar Noejovich Ch, “La herencia femenina andina prehispánica  
y su transformación en el mundo colonial”, Bulletin de l’Institut français d’études andines, 35, 1,  
2
006. Ver en: http://journals.openedition.org/bifea/4758 (11-03-2020)  
8
José L. Martínez Cereceda, Autoridades en los Andes, los atributos del Señor, Fondo Editorial  
PUCP, Lima, 1995, p. 196  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
251  
Libertad Regalado  
tudio de varios casos de cacicas viudas concuerda con la idea gene-  
ralizada de que las mujeres en la colonia ganaban autonomía cuando  
enviudaban.  
Ellas obtenían el manejo directo de su dote, de las arras y la mitad de  
los bienes de su fallecido esposo o de los que se hubieran acumulado  
durante el matrimonio. Las viudas quedaban a cargo de los bienes del  
matrimonio y podían administrar la herencia de sus hijos y se trans-  
9
formaban en la cabeza de la familia. La viudez favorecía la posibilidad  
de maniobra de las mujeres porque no se suponía que la viuda regre-  
10  
sara a la casa de sus padres, aun cuando fuera relativamente joven.  
La libertad de acción que tenían las viudas también se nota en la docu-  
mentación sobre las cacicas, porque podían tomar el control de los ca-  
cicazgos. Otras preferían tener segundas nupcias para cerrar un nuevo  
pacto con algún marido que les ofreciera alguna ventaja social y fami-  
11  
liar.  
También afirma que, en documentos de la colonia, encuentra  
otra vía para determinar cacicazgos de mujeres, al relacionar estos  
con las peticiones que descendientes de caciques realizan para obte-  
ner aquellos títulos de linaje, mediante la justificación con testigos  
de ser heredera del cargo por ser hija, hermana, esposa o sobrina de  
un cacique.  
Las aspirantes a la investidura debían acreditar pertenecer a una línea  
reconocida de gobernantes indígenas y que las cobijaba la “justa facul-  
tad” de gobierno de los caciques. Entonces, correspondía persuadir a  
los jueces que era fundado, legítimo y cierto el privilegio de gobernar.  
Las cacicas reclamaban el nombramiento de la corona por “el derecho  
12  
de naturaleza y sangre” y por “fuero y derecho de la cacica.  
A todo esto, se agrega además que una vez reconocidos estos  
derechos el indígena quedaba amparado y protegido por las leyes  
9
Cfr. Lockhart 2002, p. 37. En: Paula Inés Daza Tobasura, Gobernar en tiempos de cambio: las ca-  
cicas de la Audiencia de Quito en el siglo XVIII, Tesis doctoral. Flacso, Quito, Ecuador, 2019,  
p.154  
1
1
1
0 Presta 2002, p.824; Lavrin 1984-61 en: Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., p.154  
1 Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., pp.154-155  
2 Ibíd., p. 38  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
252  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
que eximían a los caciques y a su descendencia a realizar trabajos,  
13  
pagos de tributos y otros privilegios por ser parte de las familias  
de los caciques.  
El cacique y sus hijos no estaban obligados a ir a la mita y cumplir  
“bajos y humildes servicios”, tampoco debían pagar tributos. A los ca-  
ciques varones se les permitía “detentar escudos de armas, andar a caballo  
ensillado y enfrenado, vestirse a la usanza española y portar armas”.1 Los  
caciques estaban exentos de recibir penas corporales, a diferencia del  
resto de los indios, y de ser recluidos en la cárcel de la gente del común.  
No obstante, esos privilegios muchas veces debían ser confirmados en  
las cortes, porque otros miembros de la élite criolla local intentaban  
desconocerlos.15  
4
16  
Glave manifiesta que algunos linajes hereditarios eran de-  
positarios de la memoria local y del ejercicio del poder, a partir de  
preservar costumbres culturales precoloniales. Caillavet, en relación  
con los cambios que truncaron el rol de liderazgo de las mujeres en  
sus espacios étnicos precisa dos situaciones:  
El efecto de las reducciones que desplazaron o desbarataron los asen-  
tamientos originales, redundó en un impacto destructor en el culto a  
los muertos y a los antepasados. 2. La “legislación española que pre-  
ceptuaba las relaciones de género y adscribía a la mujer un estatus su-  
bordinado al del varón, relegó a las mujeres a un segundo plano, y  
jurídicamente, las alejó del campo de lo político: únicamente ellas serán  
cacicas a falta de un heredero masculino. 1  
7
1
3 El tributo confería autoridad a los gobernadores locales y legitimó el dominio directo de la  
tierra; también fue un argumento constantemente esgrimido por los administradores para  
obligar a los indios a vender su fuerza de trabajo y las indias al sometimiento de índole la-  
boral y sexual.  
1
1
1
4 Cfr. O� Phelan 1997, p.18. Ver en: Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., p. 35.  
5 Paula Daza, “Gobernar en tiempos…, cit., pp. 35-36.  
6 Luis Miguel Glave, “Hombres de mar. Caciques de la costa ecuatoriana en los inicios de la  
época colonial”, Procesos, revista ecuatoriana de historia, 1 (40), 2014, p. 34.  
7 Chantal Caillavet, “Como caçica y señora desta tierra mando... Insignias, funciones y poderes  
de las soberanas del norte andino (siglos XV-XVI)”, Bulletin de l’Institut Français d’Études An-  
dines, vol. 37, núm. 1, 2008, pp. 57-80 Institut Français d’Études Andines, Organismo Inter-  
nacional, Lima, 2008, p. 60.  
1
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
253  
Libertad Regalado  
Bajo estas premisas desarrolladas por estos investigadores  
se rastreó datos de crónicas en la historia colonial de la provincia de  
Manabí sobre las relaciones de género; se pudo observar la presencia  
de cacicas a través de alegatos, demandas y peticiones que realizan  
familiares de caciques de segundo rango o indígenas que, basados  
en un supuesto linaje, ser hijos, nietos, bisnietos de cacicas buscaban  
convencer a los jueces de ser parte de un tronco principal de caci-  
ques. Estos documentos han permitido encontrar mujeres en los es-  
pacios de poder, ocupados tradicionalmente por los hombres. Se  
distinguen a estas mujeres por la manera cómo el cronista o el escri-  
bano se refiere a ellas: “doña”, “cacica principal”, “cacica” seguido  
del nombre completo con el apellido del linaje. Los protectores y los  
testigos las denominan “cacica principal” para subrayar su lugar so-  
cial. Hay naturales (indios testigos) que las denominan “cacica y se-  
ñora”.  
La investigación a partir de esta revisión, abordó temas rela-  
cionados a: símbolos de poder y jerarquía en las representaciones fe-  
meninas prehispánicas, sucesión y autonomía femenina, la dualidad  
como atributo de la autoridad, la viudez como una forma de conse-  
guir su autonomía y el reconocimiento de los privilegios por ser  
parte de las familias cacicales, que sirvieron para comprobar que la  
mujer en el sistema cacical precolombino y en el primer siglo de la  
colonia en la costa ecuatoriana no solo ejercía el poder como los hom-  
bres; sino que, además, como lideresa tenía la capacidad para impo-  
ner su voluntad al poder externo.  
Símbolos de poder y jerarquía en representaciones femeninas pre-  
hispánicas  
Desde épocas precolombinas, en lo que hoy es la Costa ecua-  
toriana, la spondylus, propiciadora de la lluvia, símbolo de fertili-  
dad, manjar de los dioses, fue un elemento de alto simbolismo y de  
1
8
ritualidad para los pueblos valdivios (4.500 A.c) ubicados en las  
18 Libertad Regalado, “El ceviche de los dioses y el poder de la spondylus, en Manabí y su co-  
mida milenaria”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, , Nº 196-A, 2018.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
254  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
provincias de Santa Elena y Manabí, un elemento que vinculó al mar  
y la luna con la mujer; la luna, diosa propiciadora de la fertilidad,  
que les otorgó el poder de generar vida, tal como se representa en  
las figurinas denominadas “venus de Valdivia” y el mar como madre  
de todas las aguas que alimentaba sus vidas.  
En el periodo de Desarrollo Regional figurinas de las culturas:  
Tolita, Jama-Coaque, Bahía, lucen ataviadas con tocados, sombreros,  
collares, pulseras, tatuajes, vestidos con diagramas de colores, solas  
o con la pareja, teniendo un niño en las manos o vasijas con repre-  
sentación de comidas, demuestran la jerarquía que ocupaban. Ya en  
el Periodo de Integración, los paches (manteños) veneraban a la  
diosa Umiña, referida por varios cronistas, y señalada por historia-  
19  
dores cuyo templo de adoración estaba situado en el Jocay antiguo,  
hoy Manta. También es muy probable que otro de los objetos de culto  
hayan sido las estelas de piedra, posible representación de “la diosa  
20  
de la fertilidad”, la posición de una mujer en acto de parir, las ico-  
nografías que cubren su cabeza son claras señales de poder, muy pa-  
recidas a la simbología encontrada en las sillas en U, por lo que se  
21  
sugiere que la mujer fue objeto de divinidad.  
2
2
Sobre las iconografías Mercedes Guinea en un análisis que  
realiza a las estelas de piedra, indica la presencia de una greca que  
combina un triángulo escalonado con una espiral, o la sustitución de  
triángulo por circulo, estos no son simplemente diseños decorativos,  
subyacen en ellos otros significados, la posibilidad de una dualidad:  
mar/montaña, el triángulo escalonado como montaña y la espiral  
como ola. El triángulo escalonado se lee como pirámide escalonada,  
la base del poder. Estas simbologías están muy relacionadas con per-  
sonajes de alto estatus. Los medios puños son representaciones sig-  
nificativas de poder.  
19 Libertad Regalado, Indigenismo …, cit., p. 62, 63,  
20 Olaf Holm, Cutura manteño Huancavilca, Museo Antropológico del Banco Central del Ecuador,  
Gyayaquil, 1986, p. 21.  
21 Libertad Regalado, Indigenismo…, cit., p. 62  
22 Mercedes Guinea, Simbolismo y ritual en los Andes Septentrionales, editorial Complutense, Abya-  
Yala, Quito, Ecuador, 2004, p 15 al 44.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
255  
Libertad Regalado  
La representación de figurinas muy adornadas con collares,  
colgantes, tatuajes, aros en la nariz o en las orejas en los pueblos jama  
coaque, bahía, manteña, demuestran claramente que las mujeres es-  
taban en la misma posición de poder que los hombres. En la Parro-  
quia Los Esteros de Manta, durante un aguaje producido en el año  
1
966, cuando por efectos de una fuerte ola, quedó al descubierto un  
espacio de ritualidad, se encontraron más de cuatro mil figurines,  
varias figuras femeninas, entre ellas una pieza única que mide unos  
6
0 cm, representa a una mujer muy bien ataviada, con seguridad en-  
carnaba a una mujer que ocupaba un puesto de jerarquía política re-  
ligiosa. A estos vestigios se les denominó Gigantes Bahía de los  
Esteros, pertenecientes a la cultura Bahía que se desarrolló entre los  
23  
años 500 a. C y 500 d.C.  
Los primeros cronistas (como se irán describiendo en las si-  
guientes páginas) a su llegada a estos territorios, observan a mujeres  
en pleno ejercicio del poder con capacidad administrativa, política  
y punitiva. Este dominio residía en el simbolismo religioso de gran  
señora y madre de lo creado, otorgado por los pueblos primigenios.  
Un poder que el nuevo régimen colonial trató por todos los medios  
de destruirlo, imponiendo el patriarcado, determinante en ese pro-  
ceso de opresión de la mujer indígena; para ello, se valieron de los  
caciques, quienes contribuyeron en parte a consolidarlo; sin em-  
bargo, las cacicas trataron de conservar ese espacio de poder here-  
dado, que habían logrado al interno de sus comunidades, gracias a  
ese control que tenían sobre las actividades de alimentación, vestido,  
cuidado de animales domésticos y siembra de productos de ciclo  
corto; y sobre todo la protección y reproducción de su familia, lo que  
les había granjeado el respeto de los miembros familiares y del caci-  
cazgo.  
Ya en la colonia, la contribución en el pago de tributos de-  
mandó de las familias organizarse en la producción especializada de  
bienes de valor y de intercambio como: alfarería, cestería, hilado, te-  
jido de sombreros, hamacas, soguería, también siembra de productos  
23 Gigantes de Bahia Los esteros, “descubiertos por el mar y destruidos por la codicia” Minis-  
terio de Cutura del Ecuador. Curaduria: Libertad Regalado 2011.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
256  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
de ciclo corto (maíz, frejol, zapallo, yuca, tomate, pimientos, cidra-  
yota, jícama, cacao, ají, etc.), actividades que en su mayoría estaban  
en manos de las mujeres, lo que fue determinando el liderazgo fe-  
menino de las cabezas de familias, quienes tenían el control y el  
poder sobre sus comunidades.  
Sucesión y autonomía femenina  
Bartolomé de las Casas señala que: “Los tallanes y huanca-  
vilcas como grupos étnicos controlados por las mujeres, quienes lo  
heredaban desde sus madres”.24 Esta aseveración más lo indicado  
por Cicala quien expresa:  
hay que saber que si el cacique al morir no deja hijo (…) le sucede en  
el gobierno la cacica viuda, y aun cuando llegase a contraer nuevas nup-  
cias no puedo gobernar su nuevo marido, sino únicamente ella (…)  
Cuando comparecen en nuestro tribunal en Quito, hacen temblar la tie-  
25  
rra (…) y todos los abogados de Quito no se atreven a litigar con ellas.  
Permite deducir que la mujer no heredaba el cacicazgo por  
línea paterna, sino materna; lo que vendría a establecer la existencia  
de matriarcados en los pueblos del nuevo mundo. Por eso alegaron  
26  
en las demandas el “fuero y derecho de la cacica”. Al respecto Pas-  
tor considera que el poder era hereditario y pasaba de padres a hijos  
por orden de primogenitura y a falta de varón a la hija mayor, siem-  
pre que se casara o estuviera casada con persona de igual categoría  
o nobleza.2  
7
Los conquistadores españoles en el año 1534, en su trayecto  
hacia la sierra ecuatoriana recordaban a la cacica viuda de un pueblo  
cercano a Tosagua, quien les había acogido por tres meses en sus tie-  
2
4 Bartolomé de Las Casas, Las antiguas gentes del Perú, Las Antiguas gentes del Perú. Anotaciones  
y concordancias de Horacio Urteaga, Librería e Imprenta Gil, Lima, (1552) 1939, p. 76.  
5 Mario Cicala, Descripción histórica-física de la provincia de Quito de la Compañía de Jesús, Biblioteca  
digital de la Academia Nacional de Historia Aurelio Espinosa Polit, 2004, p. 36.  
6 Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., pp. 154-155.  
2
2
2
7 Rodolfo Pastor, “Conquista e institucionalización del dominio español”, en Campesinos y re-  
formas: la mixteca 1700-1856, México, Centro de Estudios Históricos, El Colegio de México,  
1987, p. 77.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
257  
Libertad Regalado  
rras, y de la comida deliciosa con la cual habían sido atendidos. Da-  
niel González refiriéndose a la relación de Diego de Trujillo, men-  
2
8
ciona claramente que “de allí, (es decir, desde Toçagua ) pasó  
adelante (o sea hacia el sur, pues el trayecto de Pizarro es de norte a  
sur) a un pueblo en la misma provincia de Puerto Viejo, que era se-  
ñora de él una viuda rica”; 29 además Diego de Trujillo refiere la re-  
lación de Juan Ruiz de Arce; al respecto de la provincia de Achira,  
cita lo señalado por este cronista: “hera señora de esta tierra una muger  
y todos la obedecian y tenianla por señora (…) esta provincia achira y ansi  
30  
se llama la señora della”. Sobre dónde podría estar ubicado este se-  
ñorío/ pueblo/ provincia González escribe lo siguiente:  
probablemente en la ribera del río Portoviejo, o valle de Jagua como se  
lo llama en las fuentes tempranas. Sin embargo, también se menciona  
que es una zona de mucho “trato” (comercio) y que es “tierra de mucho  
pescado”, por lo que el poblado de Achira estaría ubicado no lejos de  
la costa, quizás en las inmediaciones de la actual parroquia de Roca-  
31  
fuerte, donde había balsas para la pesca y el comercio marítimo.  
En esta misma línea Chantal Caillavet 2008, indica que, sobre  
cacicas, el testimonio más antiguo es el del capitán Diego de Trujillo,  
quien, en la relación de su llegada en el año 1531 a un pueblo de  
32  
Puerto Viejo, no dudó en afirmar que “era señora una viuda rica”.  
Califica a la categorización dada por Trujillo como estereotipada, de-  
bido a que el poder en una mujer sola en el contexto cultural de la  
España del siglo XVI solo era posible en el caso de una mujer viuda.  
Alude además a Ruiz de Arce para ratificar que aquella soberana  
ejercía la máxima autoridad: “esta era una provincia de muchos indios y  
2
8 Tosagua era un anexo de Charapoto con 27 indios tributarios, Diego de Trujillo, “Relación  
del descubrimiento del reyno del Perú”, El Perú a través de los siglos. Primera Serie. Biblioteca  
Peruana, From the Library of Luis Alberto Sánchez. The Pennsylvania Statae University Li-  
braries, Biblioteca Peruana/ Primera Serie Tomo II. Editores Técnicos Asociados S.A. Lima  
Perú. 1571.  
2
9 Daniel González, “Los pueblos nativos del Distrito de Puerto Viejo durante el siglo XVI: crisis  
y transformaciones” en Estudios multidiscilinarios en Cinco espacios prehispánicos tardíos del  
Ecuador, Series Estudios, Editorial: Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Quito, 2014.  
0 Diego de Trujillo, Relación del descubrimiento…op. cit., p. 5.3  
3
3
3
1 Daniel González, Los pueblos nativos del Distrito de Puerto Viejo…cit. p. 56, 57.  
2 Cfr. Trujillo, 1985 [1534]: 122 en: Chantal Caillavet, “Como caçica…op. cit., p .60.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
258  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
pueblos. ...Era señora de esta tierra una mujer y todos la obedecían y tenían  
la por señora... Llámase esta provincia Achira y así se llama la señora de  
ella”.3  
3
Podría también, plantearse la posibilidad de la existencia de  
más cacicas. Una del lugar cercano a Tosagua señalado por Trujillo,  
ubicada en uno de los antiguos asentamientos de Chone, conocido  
como San Antonio, aquí se ha encontrado a más de vestigios cerá-  
micos, grandes espacios de conchilla; y el lugar, denominado por  
Arce, provincia de Achira y con abundante pesca, como lo refiere Al-  
34  
varado sería aquel ubicado espacialmente en otro lugar, tal vez en  
el valle de Rocafuerte, como lo señala González.  
Fray Antonio de Calancha en su crónica conventual ubica a  
una cacica después Cabo Pasado, que puede ser San Vicente o San  
Antonio, refiere que:  
navegaron por mar un buen trecho i saltaron en tierra; Nicolas de Ri-  
vera el viejo era cavallero arriscado, i siguiéndole otros, fue a verse con  
la señora de aquellas tierras llamada la Capullana, anduvo noble, i  
mostróse Señora en darles socorro, pero estuvo entera en no permitirles  
amparo, ni asistencia. Ello después aver llegado a Cabo Pasaos, llama-  
35  
dos así, porque pasa por allí la línea equinoccial.  
Bartolomé de las Casas, como se ha escrito anteriormente,  
señala a los tallanes y huancavilcas como grupos étnicos controlados  
por las mujeres, quienes lo heredaban desde sus madres, emplea el  
término Capullana para este tipo de jefatura: “En algunas provincias  
de los yungas que se llaman Tallanas y algunos de los guacauilcas  
(
sic, por huancavilcas) ciertas naciones tenían costumbre que no he-  
36  
redaban varones, sino mujeres; y la Señora se llamaba Capullana”.  
33 Cfr. Ruiz de Arce, 1964 [1543]: 81 en: Chantal Caillavet, “Como caçica…op. cit., p.60  
3
4 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista en las estructuras de poder femenino  
en la costa norte del Perú durante los siglos XVI y XVII, Tesis doctoral, 2018, p. 163.  
5 Antonio de Calancha, Crónica Moralizadora, en Crónicas del Perú, Prado Pastor, I., Ed., UNSM,  
Lima, (1638) 1974, p. 234.  
3
3
6 Bartolomé de Las Casas, Las antiguas … op. cit., p. 76.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
259  
Libertad Regalado  
Alvarado sostiene que el término Capullana fue utilizado  
como nombre propio para referirse a las cacicas de la región equi-  
noccial por fray Buenaventura de Salinas y Córdova, fray Antonio  
de Calancha, Pedro Cieza de León y Bartolomé de la Casas; sin em-  
bargo, fueron los conquistadores quienes las llamaron por ese nom-  
bre, como lo había explicado fray Reginaldo de Lizárraga. Agrega la  
citada autora, que posteriormente en la Relación de los Quipucamayos  
37  
aparecen citados dos términos: Tallapona y Mandona.  
Estas referencias advierten la existencia de cacicas en las cos-  
tas del Pacífico, tanto de Ecuador como del norte de Perú: la cacica  
38  
cercana a un pueblo de Tosagua, la cacica de la provincia de Achira  
señalada por Juan Ruiz de Arce, cuyo territorio como bien lo refiere  
(
39  
Alvarado pudo haber estado ubicado al sur del Ecuador en las már-  
genes del río Chira, debido a que Arce en la misma relación cita que  
luego se dirigieron a Tangarara, zona cercana a este río en Piura), la  
40  
cacica de Daule la cacica de Amotape y la cacica de Tumbes (que  
pueden ser las mimas, referidas por Pedro Cieza de León).  
Cabe señalar que algunos autores consideran que la descrip-  
ción puede ser de la misma mujer, ubicada por los cronistas en dife-  
rentes lugares; sin embargo, por las primeras referencias y que se  
hacen justo en las tierras que pertenecían a los coaques, pasaos, caras,  
tocaguas, puede tratarse de más mujeres, quienes a la llegada de los  
españoles ostentaban el poder en sus diferentes parcialidades.  
Se puede colegir además que, las relaciones entre los pueblos  
situados en la Costa del Pacífico estuvieron marcadas por el tráfico  
41  
de mullo (spondylus) que era extraído de las costas de los paches,  
con su centro de operaciones en Salango y la Isla de la Plata. Este ir  
3
3
3
4
4
7 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista …, cit, p. 163.  
8 Cfr. Trujillo en: Chantal Caillavet, “Como caçica…op. cit.  
9 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista… cit.  
0 Chantal Caillavet, Como caçica y señora desta tierra mando … cit.  
1 Miguel Cabello Valboa en Miscelánea Antártica, señala que: “la primera tierra que tomaron  
en la costa pirulera fue la boca del río Coaque, de allí fueron por tierra hasta un valle en la  
provincia de los Paches, donde poblaron la ciudad de Puerto Viejo, que fue la primera de  
esta parte Antártica(...)”, Adam Szasdi, y Dora León Borja, en “atavíos, joyas y adornos de  
los pueblos balseros: Estudio Etnohistórico” en Cuadernos Prehispánicos, 8, Valladolid, España  
1980, citan a los Paches y realizan en un mapa la ubicación de este territorio.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
260  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
y venir de los mercaderes pudo a la vez influenciar en la cosmovisión  
de estos pueblos; en la forma de conectarse con los poderes cósmicos,  
con la luna propiciadora de la fertilidad y con el mar, con la madre  
de las aguas. Naciendo para estos pueblos una diosa madre, repre-  
sentada en la Venus de Valdivia y más tarde en la Diosa Umiña y en  
la Estela de Piedra de la región de los Paches (denominada por Ja-  
42  
cinto Jijón y Caamaño como Cultura Manteña); y en las represen-  
taciones de los Mochicas, Lambayaques y las estelas de piedra en la  
cultura Chimú en Perú.  
4
En 1629 Antonio Vásquez de Espinosa, describió la hazaña  
de doña María, Señora de Daule, quien, con sus propias manos, ar-  
mada con un palo se enfrentó a un lagarto, demostrando su valentía,  
Vásquez la denominó como Capitana y Señora. Caillavet, cita un  
texto de Carrera Colin sobre la existencia “de una señora que tenía au-  
toridad sobre tres etnias vecinas y emparentadas: los sigchos, niguas y co-  
lorados en 1542, en una zona de densa vegetación del pie de monte  
occidental de los Andes ecuatorianos, que los españoles no conquistarían ni  
44  
controlarían hasta finales del siglo XVII”. Esta señora, sería la madre  
de Constanza Caiche, abuela de María Caiche, quien para 1595 era  
cacica de Daule; de ser así estamos ante un ejemplo del ejercicio del  
poder por parte de las mujeres en vastas zonas territoriales: colora-  
dos, chonos, paches.  
María Caiche ejercía el poder todavía en las primeras déca-  
das del siglo XVII, indica Luis Miguel Glave: esta cacica era hija de don  
Alonso Chaume, de quien heredó el cacicazgo. Chaume fue sucesor de otro  
Chaume, el viejo, llamado don Pedro, casado con doña Constanza Caiche,  
4
5
que era la que llevaba el patronímico. Chaume, curiosamente es una  
4
2 Jacinto Jijón y Caamaño, Antropologia Prehispanica del Ecuador, Museo Jacinto Jijon y Caamaño,  
Quito, 1997. “En dos ocasiones hemos practicado intensas excavaciones metodicas en la pro-  
vincia de Manabi: en 1917 en Cerro Jaboncillo y en Manta y en 1923 solo en Manta (…) se  
encontraron ciertos enterramientos muy notables por su carácter ceremonial y millares de  
fragmentos de alfareria, en su mayor parte de barro negro, decorados ya con figuras graba-  
das (…). Con está alfareria constituyemos el estilo manteño”, p 102.  
4
3 Antonio, Vázquez de Espinosa, (1629), Compendio y descripción de las indias occidentales. Libro  
II, capítulo XIII, párrafo 1123, p. 569. Biblioteca Virtual Universal, [Publicación online:  
http://www.biblioteca.org.ar/libros/645.pdf].  
4
4
4 Cfr. Carrera Colin (1981: 148-149) en: Chantal Caillavet, Como Cacica…cit., p. 60  
5 Luis Miguel Glave, La mujer en el cacicazgo: Doña María Caiche, en “Hombres de mar. Ca-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
261  
Libertad Regalado  
población antigua de Manabí, y los indios chones que se asentaron  
en una extensa franja del río Chone colindante con la actual provin-  
cia de los Ríos. Tanto el río como este topónimo están señalados en  
los primeros mapas y crónicas como parte de esta provincia, que es-  
tarían formando parte del reino de los chonos; según el estudio rea-  
lizado por Waldemar Espinoza, este reino:  
también comprendía los cantones y parroquias de Olmedo, Ayacucho,  
Junín, Bolívar, Canuto y Chone, situados al sur de la provincia de Ma-  
nabí, en los límites con la de Guayaquil. Los Chonos, en consecuencia,  
como los demás habitantes de los términos jurisdiccionales de la ciu-  
46  
dad de Guayaquil, estuvieron incluidos dentro de la población yunga.  
Refiere este autor un dato señalado por Girolamo Benzoni47  
que conoció el río Chione (o Chono) a cuarenta millas del mar y po-  
deroso afluente del Guayas; ¿será acaso el Daule al que se lo conocía  
como Chone?; sin embargo, el mapa de Jansz Blaeuw –1665– precisa  
el nombre del río y la población de Daule (con el cual lo bautizarán  
los españoles no solo al río sino a los pobladores como dauleños) co-  
nectado al Pacífico y desde luego “en las cercanías del mar a Silos, Ape-  
chigue, M.Christo (Montecristi); y en la otra rivera a los Guancavilcas  
(sic), Chonos, Manavi y Camilloa”; como pueblos en sus cercanías.  
ciques de la costa ecuatoriana en los inicios de la época colonial”, Procesos, revista ecuatoriana  
de historia, 1(40), 2014, p. 31.  
6 Waldemar Espinoza Soriano, Etnohistoria Ecuatoriana, Estudios y documentos, Ediciones Abya-  
4
Yala, Quito, 1999, p. 120.  
7 Cfr. Girolamo Benzoni 1565 (p. 257) en: Waldemar Espinoza Soriano, Etnohistoria…op. cit.,  
4
p. 116.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
262  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Joan Blaeu, Atlas Maior of 1665, Hispanic, Portugalia Africa America  
Taschen 2006  
Cabe señalar que en estas parroquias (hoy cantones): Olmedo,  
Ayacucho, Junín, Bolívar, Canuto y Chone se ha encontrado muchos  
vestigios de cerámicas catalogadas como cultura Milagro-Quevedo;  
lo que confirmaría la territorialidad del reino de los chones entre las  
fronteras de los niguas, paches, caraques y coaques; confirmaría ade-  
48  
más, lo que señala Cieza, citado por Espinoza que “esos “serranos”,  
a los que se refiere el citado Cieza, no son otros que los mismos cho-  
nos, que vivían al este de los huancavilcas y paches, quienes, evi-  
dentemente, poseían sus idiomas propios distintos al de los chonos;  
aunque también se podría marcar como una hipótesis que “esos se-  
48 Cfr. Cieza en: Waldemar Espinoza Soriano, Etnohistoria…op. cit., p.125  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
263  
Libertad Regalado  
rranos” a los que se refiere Cieza, que limitan con los paches, que se  
les puede visualizar en el Mapa Etnohistórico del Litoral Ecuato-  
49  
riano, siglo XVI, son los pueblos de montaña o montañeses que con-  
formaban lo que actualmente se denominan como pueblos  
montubios/montuvios, que conjuntamente con los cholos, confor-  
man los dos pueblos que han configurado la identidad de los mana-  
bitas: los cholos y los montuvios.  
49 Adam Szasdi, y Dora Leon Borja, “atavios, joyas y adornos de los pueblos balseros: Estudio  
Etnohistórico” en Cuadernos Prehispánicos, 8, Valladolid, España 1980, pp. 7  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
264  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Era necesaria esta ubicación espacial para determinar la pro-  
50  
cedencia de esta cacica Caiche descendiente de Constanza Caiche  
y Pedro Chaume y las posibles relaciones con otras cacicas pertene-  
51  
cientes a los pechonces, pueblo referido por Cieza de León en 1553,  
del cual descenderían los chonenses. Glave se refiere a que “los Cai-  
che se preciaban de haber sido señores de “muchos caciques que  
eran sus sujetos y de todos llevaban y gozaban todas las rentas y fru-  
52  
tos de toda su tierra que eran muchos y de mucha consideración”  
concordando con la extensión de estos territorios, que de seguro per-  
tenecían a sus antepasados, quienes a su vez habrían unido sus lina-  
jes y tierras.  
María Caiche entre los años 1595 hasta 1634 fue cacica de va-  
rios pueblos, como lo demuestra en sus alegatos para conseguir que  
se le respetara su linaje; y se hizo imprescindible para el tráfico ma-  
rítimo al usar su madera proveniente de los contornos del pueblo;  
además de ganadería y agricultura, con balsas y animales ayudaban  
al tráfico costero de los trajinantes que pasaban por el camino real  
procedentes de Manta. Con certeza se puede agregar que también  
de los pueblos chonos con su salida al mar por el estuario del río  
Chone y sus conexiones por río y tierra con Balzar.  
Glave señala además que esta señora tenía tambos y que los  
habitantes de sus pueblos ayudaban a la fabricación de naves, pro-  
veían los servicios de chasquis, apoyaron a la defensa militar contra  
los holandeses; estos fueron los argumentos que tanto esta mujer y  
su marido, como los otros caciques de la región, usaron para obtener  
mercedes del rey. Esta cacica tenía un poder no solo político sino eco-  
nómico sobre una gran extensión de territorio, era respetada, temida  
53  
y amada no solo por su gente.  
En los documentos se habla de cacica principal, es posible  
que esta determinación la diferencie de otra cacica, la cacica principal  
5
0 A fines del siglo XVI, vgr. Doña Constanza Cayche era allí la auténtica ‘señora natural e principal  
de los dichos indios de Daule e Quxos-Daule’, puesto en el que se mantuvo no obstante sus reetidos  
matrimonios, ya que sus maridos eran asesinados uno tras otro” Waldemar Espinoza, obra cit. p.  
1
33, 134  
5
5
5
1 Cfr. Cieza de León en: Libertad Regalado, Indigenismo…cit., p. 98.  
2 Luis Miguel Glave, Hombres de mar…cit., p.31  
3 Glave, La mujer en el cacicazgo…. cit. 2014, p.31  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
265  
Libertad Regalado  
debe haber tenido mayor poder, más parcialidades bajo su gober-  
nanza como es el caso de la cacica de Achira, de Victoria Ligua Cacica  
principal de Manta, de doña María Peransules, cacique principal de  
Jipijapa, María Caiche, cacica y señora de Daule.  
La dualidad como atributo de la autoridad  
Diego Trujillo al referirse al primer viaje de Pizarro, indica  
que este halló en la costa del Perú una mujer “la Capullana” que go-  
bernaba a los indios de la región norte de Santa y al sur de Cabo  
Blanco. Tanto este texto, como el de fray Bartolomé de las Casas, de-  
finen una “jefatura étnica femenina” con el nombre de “capullana”:  
“En algunas provincias de los yungas que se llaman tallanas y algunos de  
los guacauilcas (sic, por huancavilcas) ciertas naciones tenían costumbre  
54  
que no heredaban varones, sino mujeres; y la Señora se llamaba capullana”.  
Por otro lado Moya detalla que:  
en los curacazgos tallanes, la principal ocupación era la agricultura y  
eventualmente las guerras intestinas. Las dos tareas eran asumidas por  
los curacas. En una sociedad simplificada las demás tareas de gobierno  
eran entonces muy sencillas, casi domésticas y serían esas labores las  
que asumía la Capullana, es decir como una ama de casa extendida a  
todo el curacazgo.55  
Salles y Noejovich, (2006), observan sobre el hecho de los  
cambios que se propicia en el ejercicio del poder en el sistema im-  
plantado por los españoles: “La transición del mundo prehispánico al  
mundo colonial significó, en parte, una modificación de la posición de la  
mujer. Su rol fue adaptándose al nuevo sistema, pero mantuvo, al mismo  
tiempo, las pautas ancestrales, especialmente respecto de las estructuras de  
5
5
5
4 Fray Bartolomé de Las Casas, Las antiguas…op. cit., p.76  
5 Reynaldo Moya Espinosa, Breve historia de Piura, tomo I, Caja Municipal, 2003, p.16  
6 Estela Cristina, Salles y Héctor Omar Noejovich Ch, “La herencia femenina andina prehis-  
pánica y su transformación en el mundo colonial” L’héritage féminin préhispanique dans  
les Andes et sa transformation au cours de la Colonie Prehispanic andean female inheritance  
and its transformation during colonial world, Estudios Andinos, 2006, pp. 37-53. Ver en:  
https://journals.openedition.org/bifea/4758 (30-05-2023)  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
266  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
56  
poder. Leamos lo que dice el fraile Reginaldo de Lizárraga al res-  
pecto en la descripción que realiza del río de Motape:  
Pasando la costa adelante y metiéndonos un poco la tierra adentro, por  
ser la costa muy brava, llegamos veinte leguas andadas, poco más o  
menos, al gran río de Motape, donde hay un pueblo deste nombre.  
Quien antiguamente gobernaba en esta provincia, que por pocas leguas  
se extiende, eran las mujeres, a quien los nuestros llaman capullanas,  
por el vestido que traen y traían a manera de capuces, con que se cu-  
bren desde la garganta a los pies, y el día de hoy, casi en todos los llanos  
usan las indias este vestido; unas le ciñen por la cintura, otras le traen  
en banda. Estas capullanas, que eran las señoras, en su infidelidad se  
casaban las veces que querían, porque en no contentándolas el marido,  
le desechaban y casábanse con otro. El día de la boda, el marido, esco-  
gido se asentaba junto a la señora y se hacía gran fiesta de borrachera;  
el desechado se hallaba allí, pero arrinconado, sentado en el suelo, llo-  
rando su desventura, sin que nadie le diese una sed de agua. Los no-  
57  
vios, con gran alegría, haciendo burla del pobre.  
Se deduce que antiguamente eran las mujeres quienes go-  
bernaban estas provincias ubicadas en la costa pacífica entre Bahía  
de Caráquez y la parte norte del Perú; pero además tenían poder y  
dominio sobre el hombre, había libertad sexual y capacidad de es-  
coger entre varios, despreciar a su compañero de forma pública y  
cambiarlo con otro.  
Fernández de Oviedo se sorprendió por el derecho que te-  
nían estas mujeres a hacer libre el uso de su cuerpo, que pudo ver  
58  
en las fiestas como ellas se juntan con quien les place. Lo que sig-  
nifica que la virginidad no era nada impuesto a las mujeres, que la  
connotación de prohibir la sexualidad a las mujeres para que lleguen  
vírgenes al matrimonio vino de mano de los conquistadores. De aquí  
nacerá de forma paulatina esa subordinación, obediencia y sumisión  
al hombre. Las relaciones documentales encontradas permiten ir  
configurando un corpus que ayuda a visibilizar el mantenimiento  
57 Fray R. De Lizárraga, Descripción colonial, Libro Primero, Biblioteca Argentina, 1916. Ver en:  
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/descripcion-colonial-libro-primero  
0
/html/ff687904-82b1-11df-acc7-002185ce6064_6.html (30-05-2023).  
5
8 Fernández de Oviedo, Historia General y Natural de Indias, 1851, libro 42, cap. XII.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
267  
Libertad Regalado  
de elementos culturales precoloniales donde tanto el hombre como  
la mujer tenían el poder; estableciéndose ciertos espacios de exclu-  
sividad femenina en el poder administrativo, tal como se demuestra  
en las mismas crónicas al inicio de la conquista.  
Es también acertado determinar que las actividades que rea-  
lizaban tanto hombres como mujeres crearan “un sistema de relaciones  
de género complejo en torno a la dualidad, donde ambas partes eran nece-  
59  
sarias para la creación y el equilibrio de la comunidad”, que permit va-  
lorar el trabajo de todos los integrantes de sus parcialidades.  
Este reconocimiento de igualdad, no solamente les dio el  
poder de gobernar, sino que les dio la capacidad de asumir decisio-  
nes y responsabilidades legales, de enfrentarse a la iglesia, desaca-  
6
0
tando órdenes arzobispales, como es el caso de Victoria Ligua,  
cacica de Manta, una de las primeras transgresoras. En 1626 de-  
61  
manda la nulidad de su matrimonio ante Joan Marín Adame Vica-  
rio, juez eclesiástico del puerto de Manta, en 1628 se dicta sentencia  
negando la nulidad por falta de pruebas y obligándole a volver al  
seno del hogar; ella no obedece la orden emanada de la Santa Madre  
Iglesia, provista por Joan de Quiroz, protector y vicario general del  
Obispado de Quito de seguir haciendo vida conyugal con su esposo  
el cacique Chuchuy y apelará esta sentencia, aduciendo que no hará  
vida marital con un hombre que la ha engañado con su prima her-  
mana. En Quito, al no haberse presentado a rendir declaraciones  
tanto el demandado como su defensor, los jueces declaran a Barto-  
lomé Chuchuy en ausencia y rebeldía. Y esto significó que de  
acuerdo con la interpretación del mundo occidental ganó la deman-  
dante.  
Aquí podremos ver que Victoria Ligua es el prototipo de una  
transgresora de las leyes coloniales, que defiende ante todo su feli-  
cidad y libertad, algo que era natural en las indias de estas tierras.  
De esta demanda de Victoria Ligua, se colige que la mujer que habitó  
59 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista… cit., p. 33.  
6
0 Posible descendiente del cacique de Manta Lligua Tohalli, a quien lo bautizaron con el nombre  
de Gonzalo Lligua Toal, luego lo apresaron, lo llevaron encadenando y asesinaron los espa-  
ñoles en tierras cercanas a Paján  
61 Archivo del Arzobispado de Lima, serie diezmos 1568-1859- Apelaciones Quito, I:12, 1626.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
268  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
estos territorios en la Colonia en las primeras décadas de presencia  
española fue una mujer “contraventora”, es decir, no se sujetó a las  
actitudes, conductas y prácticas sociales españolas judaicas que ne-  
gaban a la mujer su capacidad de ser autónomo y libre en ejercicio  
pleno de sus facultades para tomar decisiones y asumir la goberna-  
bilidad de su familia o su pueblo; o a una obediencia a los dictáme-  
nes de la iglesia que la obligaba a mantenerse casada a pesar de  
cualquier tipo de vejamen, maltrato infringido por su cónyuge o  
como se observa en este caso, el adulterio; posiblemente está obliga-  
ción venga por aquello de: “lo que Dios ha unido no lo separa el  
hombre”. Al parecer estas demandas en Quito interpuestas por las  
mujeres deben haber sido muchas, y de seguro tal como lo señalara  
62  
Cicala , estas mujeres cuando comparecían los tribunales en Quito,  
hacían temblar la tierra.  
Eran mujeres con procederes inaceptables para la iglesia y  
las normas civiles establecidas por los nuevos gobernantes, estas se-  
ñoras, cacicas, capullanas, capitanas, mandonas no respetaron el  
orden social traído en las carabelas, no se sometieron a leyes y nor-  
mas establecidas para controlar no solo su vida íntima, sino el sis-  
tema social, económico, administrativo de los pueblos subyugados.  
La viudez como una forma de conseguir autonomía  
La mayoría de los estudios realizados sobre casos de cacicas  
viudas, según Daza, coinciden con la idea que la viudez les otorgaba  
autonomía en la administración de los bienes de la familia, transfor-  
mándose en la cabeza de la familia con la capacidad de administrar  
todos los bienes, de poder tomar el control de la administración de  
sus comunidades.63  
Las cacicas temporales operaban cuando a la muerte de su esposo eran  
designadas tutoras de sus hijos, hasta que ellos tuvieran edad suficiente  
para gobernar. Y por los inconvenientes que suponía que con el paso  
de los años el albacea devolviera el gobierno del cacicazgo, las cacicas  
6
6
2 Mario Cicala, Descripcion historica-fisica de la provincia de Quito … cit., p. 36.  
3 Paula Daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit., pp. 154-155.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
269  
Libertad Regalado  
preferían hacerse cargo directamente de su administración. Por su  
parte, el custodio del cacicazgo trataba de probar a los jueces que ellos  
eran buenos administradores y que la madre de los menores no estaba  
en capacidad para mandar. Las viudas de los caciques también podían  
64  
reclamar el gobierno heredado de su marido.  
Daza refiere a trabajos de Lockhart quien expresa que “Las  
viudas quedaban a cargo de los bienes del matrimonio y podían administrar  
65  
la herencia de sus hijos y se transformaban en la cabeza de la familia”; así  
como también los estudios realizados por Presta; Lavrin quienes  
coinciden en la afirmación de que “la viudez favorecía la posibilidad de  
maniobra de las mujeres porque no se suponía que la viuda regresara a la  
66  
casa de sus padres, aun cuando fuera relativamente joven”.  
Otra razón de los pleitos era que los caciques y cacicas, tras  
enviudar, usualmente volvían a casarse y los hijos de ambos matri-  
monios reclamaban el cacicazgo, como es el caso de Catalina Anzú-  
lez, cacica de Sancán al quedarse viuda contrae una nueva relación  
con Juan Chóes cacique de Payache, mantiene la división de sus tie-  
rras para sus hijos habidos en el primer matrimonio, como se esta-  
blecerá en los litigios que sus descendientes entablarán para reclamar  
67  
sus tierras en el año 1789.  
Las tierras que eran de los bienes habidos con el anterior ma-  
rido eran exclusivas de los hijos de este, de tal suerte que los hijos  
tenidos con Chóes no tenían derecho a ellas, sino a los nuevos bienes  
o a las tierras de Chóes habidas en Payache, población cercana a  
Puertoviejo. Pedro Chóes, el bisnieto, dice que Juan Chóes cuando  
se casó se pasó con todos sus indios al pueblo de Jipijapa, que a la  
muerte de la Cacica quedó gobernando ambas parcialidades, co-  
brando los reales tributos, que llegaron a tener hijos que fueron:  
Pedro Chóes Anzúlez y Agustín Chóes, dividiendo las dos parciali-  
68  
dades.  
6
6
6
6
6
4 Ibid., p, 39  
5 Cfr. Lockhart (2002) en: Paula Inés Daza Tobasura, Gobernarop. cit., p. 154.  
6 Cfr. Presta (2002); Lavrin (1984) en: Paula Inés Daza Tobasura, Gobernar…op. cit., p. 154.  
7 Archivo Nacional, C13-Exp. 21-X-1789. Provisión de proclama  
8 Archivo Nacional, C13-Exp. 21-X-1789. Provisión de proclama  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
270  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
El reconocimiento de los privilegios de ser parte de las familias de  
los caciques  
El sistema de género patriarcal “asignó a los hombres la autori-  
dad casi exclusiva en los asuntos políticos y religiosos, así como sobre la fa-  
69  
milia y el hogar”. Este sistema fue el causante de que “las indígenas y  
sus hijos vieron sus vidas afectadas en mayor grado, la conquista generó un  
70  
sometimiento más severo por razones étnico-culturales para las mujeres”,  
quienes de forma paulatina habían ido perdiendo sus privilegios. El  
conocimiento de las leyes de nuestros indios, que “viven y duermen  
71  
sobre papel sellado” hizo posible entablar reclamos para evitar ve-  
jámenes.  
Durante las dos últimas centurias de la colonia, se ha logrado  
obtener una cantidad de nombres de cacicas que preexistían en las  
diferentes parcialidades indígenas, esta referencia obtenida por ser  
parte de uno de los linajes cacicales, ayudó a evitar que ellas cum-  
plieran actividades para un amo extranjero, que se había apropiado  
de sus tierras, en trabajos tanto de la agricultura, como en la elabo-  
ración de artesanías a quienes les habían quitado la comercialización  
del tejido de sombrero de paja toquilla y mocora en la tenencia de  
Puerto Viejo; o como domésticas al servicio de familias de españoles  
y más tarde de criollos en los diferentes pueblos donde se estable-  
cieron las reducciones. Sobre este aspecto, Glave manifiesta que a  
partir del año1680, en que se promulga en Madrid la Recopilación Ge-  
neral de Leyes de Indias, los servicios personales gratuitos de los indios  
estaban prohibidos y de darse, se debía operar mediante un acuerdo  
entre las partes al que se denominó: concierto, entre estos se estableció  
un tipo exclusivo para servir, que dio paso al servicio doméstico, donde  
se habla específicamente de mujeres, señalando que el surgimiento  
evidente de la subordinación del género femenino al ámbito domés-  
tico y al escalón más servil del mercado laboral de esa sociedad co-  
lonial nació de la simbiosis de las sociedades de los blancos y de los  
69 Cfr. Powers 2000, 519 en: Paula Daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit. p. 144.  
70 Cfr.Luis Miguel Glave, 1987, 39-40 en: Paula daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit. p. 144.  
71 Regalado, 2016, Indigenismo e identidad en Manabí, pag. 175.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
271  
Libertad Regalado  
indios en el medio urbano; es aquí donde las mujeres no tenían lugar  
72  
salvo como siervas, acompañantes y reproductoras.  
Hay que precisar que la imposición de la tributación tempra-  
namente vino a afectar más todavía al trabajo que debían realizar las  
mujeres, ya que debían duplicar sus esfuerzos para producir exce-  
dentes en su economía de subsistencia, elaborando sus productos  
textiles telas, sombreros, hamacas, cestos; los utensilios de alfarería  
para el uso cotidiano y de trueque, para de esta forma poder pagar  
un tributo; a esto, añadir los trabajos propios en el seno de la familia  
o como sirvienta en la casa de los españoles. Ser una cacica, les ayu-  
daba no solo a evadir los tributos, también les libraba de ser parte  
de los servicios de toda índole del nuevo amo. Mucho después los  
descendientes de cacicas, aduciendo los derechos cacicales de pro-  
genitoras demandaron exoneraciones, e hicieron proliferar en el siglo  
XVIII peticiones, como puede verse en los expedientes coloniales.  
En 1750, don Manuel Bacusoy Choes, Natural del pueblo de  
Jipijapa solicita se sirva admitir y proveer al juez una certificación  
de que sus antecesores fueron músicos de esta santa iglesia de San  
Sebastián y que su bisabuelo Miguel Choes y su abuelo Gaspar  
Choes, quien tuvo seis hijos también en el mismo oficio de Cantor  
en esta santa iglesia, lo cual el también ejerce y que además solicita  
73  
se sirva averiguar si doña María Peransules Choes fue cacica prin-  
cipal de Jipijapa. Los testigos confirman lo solicitado y además se-  
ñalan que doña María a más de ser una famosa cacique principal de  
74  
Jipijapa, fue descendiente de caciques. En este expediente se puede  
observar que como parte del pedido de certificación se da paso a la  
memoria local a partir de los testigos para recuperar nombres de ca-  
cicas.  
75  
En 1789 en el padrón que se envía para probar los pocos in-  
dios que tributan y no pueden por ello sostener cura ni cofradía, en-  
7
2 Glave, Luis Miguel. 1987. “Mujer indígena, trabajo doméstico y cambio social en el virreinato  
peruano del siglo XVII: La ciudad de la Paz y el sur andino en 1684”. Bulletin de l’Institut  
Français d’Etudes Andines XVI (3–4): 71.  
73 De aquí deviene posiblemente el apellido Anzúlez.  
7
4 Expediente Archivo Arzobispal de Cuenca. Indios de Jipijapa, Forma de pago de diezmos y  
la distinción que tienen por todo tipo de servicios. Año 1754. CN 5004.  
5 Expediente Archivo Histórico de Lima, Serie Diezmos, Apelaciones Quito.  
7
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
272  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
contramos en Picoazá a dos cacicas solteras: Josefa Domo y Victoria  
Domo, demostrando con esto que al no haber hijos varones en la fa-  
milia a la muerte de sus padres, debieron ser reconocidas como ca-  
cicas. También debió darse el caso que ellas, para no pagar los  
tributos, hayan solicitado ser reconocidas como descendientes del  
cacique y al otorgarse ese rango, se les seguía reconociendo el dere-  
cho que la mujer tenía en estas tierras a heredar los cacicazgos.  
76  
En el padrón de 1798 de San Lorenzo de Jipijapa el listado  
de cacicas es bastante numeroso, entendiéndose desde luego, que no  
ejercían el poder administrativo, sino que eran parte de los linajes  
cacicales y que este reconocimiento fue una de las formas que usaron  
los caciques para que se les reconozca los muchos privilegios de los  
que gozaban a sus familias y de esa forma se evitaban pagos de tri-  
butos y de la realización de trabajos como siervos, conciertos o es-  
clavos. Como lo señala Daza77 el cacique y sus hijos no estaban  
obligados a ir a la mita y cumplir “bajos y humildes servicios”, tam-  
poco debían pagar tributos. Estos tributos fueron abolidos en 1833,  
como lo refiere Moscoso:  
se elimina la responsabilidad del pago del tributo por parte de la viuda  
o herederos del contribuyente muerto y se establece la filiación que de-  
bían tener los tributarios de acuerdo con la legitimidad de su naci-  
miento. Si eran hijos “legítimos” de padre blanco y madre india,  
seguían la condición del padre y no eran considerados como tributa-  
rios, eran blancos. Por el contrario, si eran hijos “ilegítimos” adquirían  
la condición étnica de la madre.78  
Otro dato de sumo interés es el desarrollo económico que al-  
canzó Jipijapa en el siglo XVIII y primeras décadas del siglo XIX, de-  
bido a la producción de maíz, un elemento de gran importancia en  
la alimentación de su gente, convirtiéndose en un lugar donde los  
76 AHCA/6- 0621- Numeración de almas de ambos sexos del pueblo de San Lorenzo de Jipijapa.  
Comprende mestizos, indios, indias en el año de 1780 o 1789.  
7 Paula Daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit. pp. 35, 36.  
7
78 Martha Moscoso, “Mujer indígena y sociedad republicana: Relaciones étnicas y de género en  
el Ecuador. Siglo XIX”, en Mujeres de los Andes. Condiciones de vida y salud, IFEA, 2016, p. 223-  
243.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
273  
Libertad Regalado  
demás pueblos se proveían de este alimento; el otro elemento es el  
tejido de sombreros de toquilla y mocora que ingresaron al mercado  
europeo a finales del siglo XVIII, sustituyendo el sombrero de fieltro,  
esto activó la exportación y su confección en grandes cantidades en  
la provincia, cuya comercialización estaba en manos de muchos de  
los caciques de Jipijapa y Montecristi; estas actividades permitió con-  
centrar en Jipijapa a la mayor parte de los caciques nos solo de este  
entorno sino de Tosagua, Picoazá, Charapotó, quienes se negaban a  
ser parte de Puerto Viejo.79  
80  
En el padrón de 1798 el listado de cacicas como parte de una  
familia es bastante extenso y está en relación con los linajes recono-  
cidos durante esos siglos de coloniaje. Se señalan los siguientes nom-  
bres: Doña Jacinta Bacusoy, Manuela Toala, Christina Soledispa,  
Martha Soledispa, Juana Paula Soledispa, Narcisa Soledispa, Ursula  
Parral, María Rosario Parral, María Ana Soledispa, Bacilia Choes,  
María Choes, Aniceta Thoala, Thomasa Thoala, Mariana Bacusoy,  
Trinidad Toala, Gertrudes Toala, Francisca Ligua, Petrona Parral, Eu-  
sebia Parral, Sorunja Parral, María Soledispa, Ubalda Thoala, Felipa  
Ligua, María Jacinta Parral, Agustina Jalca, Juana Soledispa, Grego-  
ria Bacusoy, Urbana Bacusoy, Feliciana Choes, Francisca Bacusoy,  
Manuela Bacusoy, Justa Soledispa, Francisca Pillasagua, Balthasar  
Pilligua, Ana Pillasagua, Estefanía Pillasagua, Juana Pillasagua, Ma-  
nuela Pillasagua, Thadea Ligua, Petrona Ligua, Francisca Jalca, Isi-  
dora Jalca, Juana Anzules, Juana María Parral, Petrona Regalada  
Parral, Brígida Jalca, María Sebastiana jalca, Clemencia Choes, María  
Choes, María Felipa Choes, Benedicta Parral, Inés Parral, Antonina  
Parral, Paulina Parral, María Thoribia Anzules, María Soledispa,  
Aniceta Choes, Romalda Choes, Juana Choes, Brijida Choes, María  
Isidora Choes, Gregoria Bacusoy, Urbana Bacusoy, Theresa Anzules,  
Cathalina Anzules, Gertrudes Anzules, María Dorotea Anzules,  
María Irene Anzules, Justa Libereta Anzules, Martina Choes, Fran-  
cisca Choes, Juana Bautista Bacusoy, Leonor Jalca, María Jalca.  
79 Libertad Regalado, Indigenismo e…cit.  
8
0 Archivo Arzobisal de Cuenca, AHCA/6- 0621- Numeración de almas de ambos sexos del  
pueblo de San Lorenzo de Jipijapa. Comprende mestizos, indios, indias en el año de 1780 o  
1789.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
274  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Como se ha ido observando a lo largo del siglo XVIII, la ma-  
yoría de las cacicas fueron perdiendo su autonomía y liderazgo y  
81  
solo usaron el denominativo simbólico de doña o cacica como título  
hereditario, que le eximia del pago de tributos y de realizar servicios  
como concierta o sirvienta de la casa de los criollos.  
Conclusiones  
El análisis de figurinas y estelas de piedra pertenecientes a  
los períodos Formativo, de Desarrollo Regional y de Integración, res-  
pectivamente, permitió comprobar que en muchas de estas figuras  
femeninas están los símbolos de poder, propios de los niveles jerár-  
quicos de esas épocas. Poder que es corroborado por los primeros  
cronistas, quienes a su llegada a estos territorios observan a mujeres  
en pleno ejercicio del poder con capacidad administrativa, política  
y punitiva.  
El desacato demostrado por Victoria Ligua precisa que las  
mujeres pertenecientes a linajes cacicales mantuvieron privilegios  
que les dio la capacidad de enfrentarse a la iglesia para imponer su  
voluntad.  
Las cacicas de Tosagua, Achira, Manta, Jipijapa, Sancán,  
Daule, además de ser las señoras en sus territorios tenían la posesión  
de sus tierras, heredadas, bien por línea paterna o materna, o por la  
muerte de sus maridos.  
Las mujeres cacicas manejaban la economía de sus cacicaz-  
gos/señoríos, los cuales eran ricos en productos del mar, en sus ar-  
tesanías, alfarería, agricultura, que les permitió una intensa relación  
comercial en territorios de la costa del Océano Pacífico.  
Ser una cacica, o descendiente de caciques o cacicas les ayu-  
daba no solo a evadir los tributos, también les libraba de ser someti-  
das a esos “bajos y humildes servicios” que era el servicio doméstico,  
impuesto por el nuevo amo.  
8
1 En los expedientes o documentos de la colonia, para referirse a mujeres cacicas o hijas de ca-  
ciques se usa doña o doña (nombre completo de la persona) seguido de cacica, o cacica prin-  
cipal. No se dice mujer cacique, lo que señala que era costumbre de que existan mujeres en  
el gobierno de los pueblos.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
275  
Libertad Regalado  
Bibliografía  
ALVARADO, Escudero, Alicia, El impacto de la conquista en las estructuras de poder  
femenino en la costa norte del Perú durante los siglos XVI y XVII, Tesis doctoral,  
2018.  
CAILLAVET, Chantal, Como caçica y señora desta tierra mando...». Insignias, fun-  
ciones y poderes de las soberanas del norte andino (siglos XV-XVI), Bulletin de  
l’Institut Français d’Études Andines / 2008.  
CALANCHA, Antonio de, Crónica Moralizadora, en Crónicas del Perú, 1638.  
CIEZA de León, La crónica del Perú, Lima, Biblioteca Peruana, Editorial El Inca,  
1973.  
CICALA, Mario, Descripción histórico-física de la provincia de Quito de la Compañía  
de Jesús, Biblioteca digital. de la Academia Nacional de Historia Aurelio  
Espinosa Pólit, Quito, 2004.  
DAZA TOBASURA, Paula Inés, Gobernar en tiempos de cambio: las cacicas de la Au-  
diencia de Quito en el siglo XVIII, Tesis doctoral. Flacso, Quito, Ecuador, 2019  
ESPINOZA Soriano Waldemar, Etnohistoria Ecuatoriana, Estudios y documentos,  
Ediciones Abya-Yala, Quito, 1999.  
FERNÁNDEZ de Oviedo, Historia General y Natural de Indias, 1851, libro 42, cap.  
XII.  
–––––, Gigantes de bahía Los esteros, “descubiertos por el mar y destruidos  
por la codicia” Ministerio de Cultura del Ecuador. Curaduría: Libertad  
Regalado 2011.  
GLAVE, Luis Miguel, “Mujer indígena, trabajo doméstico y cambio social en el  
virreinato peruano del siglo XVII: La ciudad de la Paz y el sur andino en  
1684”. Bulletin de l’Institut Fran�cais d’ �E tudes Andines, XVI (3–4), 1987.  
–––––, “Hombres de mar. Caciques de la Costa ecuatoriana en los inicios de la  
Época Colonial”. Procesos: Revista Ecuatoriana de Historia, N°40, pp. 9-36,  
2014.  
GONZÁLEZ Daniel, Los pueblos nativos del Distrito de Puerto Viejo durante el siglo  
XVI: crisis y transformaciones en Estudios multidisciplinarios en cinco espacios  
prehispánicos tardíos del Ecuador, Series Estudios, Quito, 2014.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
276  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
GUINEA, Mercedes, Simbolismo y ritual en los Andes Septentrionales, Editorial  
Complutense, Abya-Yala, Quito, Ecuador, 2004.  
HOLM, Olaf, Cultura manteño Huancavilca, Museo Antropológico del Banco Cen-  
tral del Ecuador, Guayaquil, 1986.  
JIJÓN Y CAAMAÑO, Jacinto, Antropología Prehispánica del Ecuador, Museo Ja-  
cinto Jijón y Caamaño, Quito, 1997.  
LAS CASAS, Bartolomé de, (1552), Las Antiguas gentes del Perú. Anotaciones y  
concordancias de Horacio Urteaga, Librería e Imprenta Gil, Lima, 1939.  
MARTÍNEZ Cereceda, J. L., Autoridades en los Andes, los atributos del Señor, 256  
p.; Lima: Fondo Editorial PUCP. 1995.  
MOSCOSO, Martha, Mujer indígena y sociedad republicana: Relaciones étnicas y de  
género en el Ecuador, siglo XIX, en Mujeres de los Andes, IFEA, 2016.  
PASTOR, Rodolfo, “Conquista e institucionalización del dominio español”, en Cam-  
pesinos y reformas: la mixteca 1700-1856, México, Centro de Estudios His-  
tóricos, El Colegio de México, 1987.  
REGALADO, Libertad, Indigenismo e Identidad en Manabí, Ediciones Abya- Yala,  
Quito-Ecuador, 2016.  
––––––, Manabí y su comida milenaria, 2018, edición digital.  
ROSTWOROWSKI, de Diez Canseco, María, Etnia y sociedad: costa peruana pre-  
hispánica. Lima: Instituto de Estudios Peruanos Ronald Spore, 1977.  
––––––, Estructuras andinas de poder. Institutos de estudios peruanos, Lima,1983.  
––––––, Ensayos de historia andina, IEP ediciones Presta, Lima, 1993.  
HOLM, Olaf, Cultura manteño Huancavilca, Museo Antropológico del Banco Cen-  
tral del Ecuador, Guayaquil, 1986  
MARTÍNEZ, Cereceda, J. L., Autoridades en los Andes, los atributos del Señor,  
Fondo Editorial PUCP, Lima, 1995  
SALLES, Estela Cristina y Noejovich Ch, Héctor Omar, “La herencia femenina  
andina prehispánica y su transformación en el mundo colonial”. Bulletin  
de l’Institut franc ̧a is d’études andine, Vol. 35, pp. 37-53, 2006.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
277  
Libertad Regalado  
SZASDI, Adam y Dora Leon Borja, “Atavíos, joyas y adornos de los pueblos bal-  
seros: Estudio Etnohistórico” en Cuaderno Prehispánicos, 8, Valladolid, Es-  
paña, 1980.  
SILVERBLATT, Irene, Luna, sol y brujas. Género y clases en los Andes prehispánicos  
y coloniales. Centro de Estudios regionales Andinos Bartolom �é de las Casas,  
1990.  
SALOMON, Frank, “Indian Women of Early Colonial Quito as Seen Through  
Their Testaments”, The Americas, 44 (3), pp. 325-341, 1988.  
–––––, Los señores étnicos de Quito, Instituto Metropolitano de Patrimonio, Quito,  
2011.  
Webgra f� ia  
DE LIZÁRRAGA, Fray R., 1916, Descripción colonial, Libro Primero, Biblioteca  
Argentina. Ver en: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/descrip-  
cion-colonial-libro-primero—0/html/ff687904-82b1-11df-acc7-  
002185ce6064_6.html (08-06-2023)  
MOYA Espinosa Reynaldo, Breve Historia de Piura - Tomo I, TIEMPOS PRE-HIS-  
PÁNICOS http://prehistoriapiura.tripod.com/tallan_capulla nas.htm  
VÁZQUEZ de Espinosa, Antonio, (1629), Compendio y descripción de las indias Oc-  
cidentales. Libro II, capítulo XIII, párrafo 1123, p. 569. Biblioteca Virtual  
Universal, [Publicación online: http://www.biblioteca.org.ar/libros/645.  
pdf].  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
278  
La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Regalado, Libertad, “La  
mujer en el sistema cacical en la costa pacífica del Ecuador”,  
Boletín de la Academia Nacional de Historia, vol. CI, Nº.209, enero  
junio 2023, Academia Nacional de Historia, Quito, 2023,  
pp.247-278