Vida académica
pleados en las fábricas de algodón. Establecía muchas cuestiones. En
primer lugar, todas las dependencias fabriles debían estar bien venti-
ladas y ser encaladas dos veces año, como medidas higiénicas. Los
niños debían disponer de dos equipos completos de ropa para el tra-
bajo. Los que tuvieran entre 9 y 13 años podían trabajar un máximo de
ocho horas diarias. Los que estuvieran en la franja de edad de 14 y 18
años podían tener una jornada más larga, de hasta 12 horas. Pero los
menores de 9 años no podrían trabajar. Los niños que trabajasen en las
fábricas debían estar inscritos en las escuelas primarias que los dueños
de las fábricas tenían obligación de establecer. Tenían que aprender lec-
tura, escritura y aritmética durante los cuatro primeros años de trabajo.
La educación o instrucción religiosa se desarrollaría durante una hora
lo sábados.
La jornada laboral de los niños empleados comenzaría a las seis de la
mañana y debía terminar, como máximo a las nueve de la noche.
Los niños y las niñas deben dormir en habitaciones diferentes, y no de-
bían dormir más de dos niños por cama.
Los dueños de la fábrica estaban en la obligación de atender cualquier
enfermedad contagiosa que padeciesen los niños.
La Ley establecía multas por incumplimientos de los preceptos de la
misma, pero el grave problema fue que no se estableció un sistema de
supervisión e inspección, por lo que fue muy común no cumplir con
lo dispuesto. Otro problema era que esta disposición regulaba las con-
diciones laborales solamente de los considerados como “niños apren-
dices”, tutelados, en cierta medida en la fábrica, como hemos visto en
relación con la educación y el alojamiento, pero no de los “niños libres”,
es decir, de aquellos que eran contratados, pero no adquirían la condi-
ción de aprendices.
Peel, a instancias de Robert Owen, quiso profundizar, y presentó otro
proyecto de ley en 1815 para limitar más el número de horas de la jor-
nada laboral de los niños. Al final, salió aprobada la Factory Act de 1819,
pero mucho menos ambiciosa que lo que planteaba el proyecto. Owen
llegó a acusar a Peel de no haberse movido rápidamente en el Parla-
mento ante la oposición a la reforma.
Al final, estas primeras reformas, a pesar de su espíritu filantrópico no
cambiaron la situación de los trabajadores infantiles porque se incum-
plieron al no establecer un sistema de inspección, aspecto que habría
que afrontar en futuras reformas.7
7
Eduardo Montagut, Las primeras factory acts (1802 y 1819), 18 de mayo de 2020. Ver en:
https://www.eduardomontagut.es/mis-articulos/historia/item/1258-las-primeras-factory-
acts-1802-y-1819.html (20-06-2023).
BOLETÍN ANH Nº 209
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