BOLETÍN
DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE HISTORIA
BOLETÍN
DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE HISTORIA
Volumen CI Nº 210
Julio–diciembre 2023
Quito–Ecuador
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
Director Dr. Cesar Alarcón Costta
Subdirector Ac. Diego Moscoso Peñaherrera
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BOLETÍN de la A.N.H.
Vol CI
Nº 210
Julio–diciembre 2023
© Academia Nacional de Historia del Ecuador
ISSN Nº 1390-079X
eISSN Nº 2773-7381
Portada
Retrato de Honorato Vázquez Ochoa. Biblioteca digital (Universidad de Cuenca))
Diseño e impresión
PPL Impresores 2529762
Quito
landazurifredi@gmail.com
febrero 2024
Esta edición es auspiciada por el
Ministerio de Educación
Libro de distribución gratuita
MONUMENTOS DE LOS KARANKIS PREHISPÁNICOS:
UNA HISTORIA A PUNTO DE DESAPARECER
1, 2
John Stephen Athens
3
Resumen
Los monumentos karankis, que son montículos de tierra de
gran tamaño, dan testimonio de la historia antigua de los karankis,
que ocuparon la sierra norte y los bosques nubosos del occidente
entre ~1250 y 1525 d.C. Los arqueólogos intentan descifrar esta his-
toria estudiando los monumentos, artefactos, y otros vestigios deja-
dos por los karankis, pero el avance urbano, la agricultura meca-
nizada y otras actividades antrópicas están destruyendo los restos
culturales a un ritmo acelerado. Cuando los ecuatorianos de hoy, es-
pecialmente los pueblos indígenas, se interesen realmente en conocer
su herencia prehispánica, habrá pocos rastros visibles de sus ante-
pasados en el paisaje. Aunque se ha avanzado en la investigación de
los sitios arqueológicos karankis, todavía hay mucho que aprender
sobre su organización sociopolítica, la agricultura, el comercio regio-
nal y el intercambio, y otros aspectos de la cultura. Como se docu-
menta en este artículo, la oportunidad de hacer estas investigaciones
está desapareciendo diariamente frente a nuestros ojos. Es una lás-
tima que se haya prestado tan poca atención a la conservación de
estos impresionantes monumentos antiguos que son tan obvios en
1 Recibido: 26-07-2023 // Aceptado: 26/09/2023
2 Versión ampliada del discurso de incorporación de John Stephen Athens a la Academia Na-
cional de Historia del Ecuador, como Miembro Correspondiente, Hda. Zuleta, julio 29, 2022.
3 Nació en Tulsa, Oklahoma, EE. UU. En 1978 recibió el PhD del Departamento de Antropología
de la Universidad de Nuevo México. Su tesis doctoral fue el resultado de sus investigaciones
arqueológicas en la sierra septentrional del Ecuador, donde, además, ha realizado investiga-
ciones paleo-ambientales en el Parque Nacional Yasuní, Amazonía ecuatoriana y en la Laguna
de San Pablo, revelando una historia del cultivo de maíz y volcanismo durante los últimos
6.500 años. En la actualidad trabaja como Gerente General del International Archaeological
Research Institute, Inc., Honolulu, Hawai’i, EE.UU. Durante su carrera, además de seguir sus
investigaciones en el Ecuador, ha dirigido proyectos arqueológicos y paleoambientales a lo
largo del Mar Pacífico tropical. JSAthens@iarii.org.
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el paisaje norandino. La actual constitución de Ecuador prevé espe-
cíficamente la preservación del patrimonio cultural, al igual que los
numerosos acuerdos internacionales firmados en los últimos 60 años.
Pero todas las palabras son en vano si los responsables de las ins-
tituciones y agencias nacionales y locales no son conscientes del pro-
blema y no educan a la población sobre la necesidad de la
conservación del patrimonio, y luego se hacen de la vista gorda
cuando es necesario hacer cumplir la ley.
Palabras clave: Tolas, Montículos, Karanki, Patrimonio, Preservación
Abstract
The Karanki monuments, which are earthen mounds of
enormous size, bear witness to the ancient history of the Karanki,
who occupied the northern highlands and the cloud forests to the
west between ~1250 and 1525 AD. Archaeologists try to decipher this
history by studying the monuments, artifacts, and other vestiges left
by the Karanki, but urban advance, mechanized agriculture, and
other anthropic activities are destroying the cultural remains at an
accelerated rate. When today's Ecuadorians, especially its indige-
nous people, become truly interested in knowing their pre-Hispanic
heritage, there will be few visible traces of their aboriginal ancestors
on the landscape. Although progress has been made in the investi-
gation of Karanki archaeological sites, there is still much to learn
about Karanki socio-political organization, agriculture, regional
trade and exchange, and other aspects of culture. As documented in
this article, the opportunity to do this research is disappearing daily
in front of our eyes. It is unfortunate that so little consideration has
been given to the conservation of these impressive ancient monu-
ments that are so obvious on the northern landscape. Ecuador’s pres-
ent constitution specifically provides for the preservation of cultural
patrimony, as do the many signed international commitments of the
last 60 years. But all of the words are for nothing if those res ponsible
in national and local institutions and agencies are not aware of the
problem, and do not educate the populace of the need for heritage
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conservation, and then turn a blind eye when enforcement is nec-
essary.
Key Words: Tolas, Mounds, Karanki, Cultural Heritage, Preserva-
tion
Antecedentes
Los montículos de tierra, comúnmente llamados tolas,
4
que
se hallan en la Sierra Norte del Ecuador, son de diversas formas, ta-
maños y distribución. Muchos son de tamaño enorme, y son fácil-
mente visibles en el paisaje interandino. Los montículos representan
vestigios de los grandes cacicazgos de la cultura prehispánica ka-
ranki, que ocupó la región durante el Período Tardío entre aproxi-
madamente 1250 y 1525 d.C. Después de una lucha prolongada con
los inkas, quienes vinieron del sur para seguir su expansión territo-
rial al norte, la cultura karanki esencialmente se extinguió con su
conquista a principios del siglo XVI.
5
Los inkas, a su vez, fueron con-
4 Respecto al término “tola” se pueda mencionar las investigaciones por Bray y Echeverría
(2016). Dicen que la palabra “tola” no pertenece al léxico español ni al Kichwa, y parece más
bien ser un vocablo de la población aborigen de la sierra septentrional del Ecuador. La palabra
tola fue aceptada en la lengua española de la Audiencia de Quito desde muy temprano (Chan-
tal Caillavet, “Toponimia Histórica, Arqueología y Formas Prehispánicas de Agricultura en la
Región de Otavalo – Ecuador”, Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, 12(3-4), pp.1-21,
1983, pp. 10-11). Dentro de los documentos tempranos de los siglos XVI y XVII, esta palabra
parece haber sido utilizada para referirse a lomas naturales y culturales, aunque más común-
mente en el segundo sentido. Para Federico González Suárez (1908), obispo de Ibarra a prin-
cipios del siglo XX, erudito en este tipo de vestigios monumentales y en la influencia del grupo
chibcha en el norte del actual Ecuador, el vocablo “tola” provendría de tocvaa o tocva de la len-
gua Caribe, y significaría “hueco de paz” (toc: paz y va: hueco). Según Ronald Lippi, la palabra
tola proviene de la familia lingüística Barbacoa, que estudios históricos indican que hablaron
los Yumbos y Caranqui. En la lengua de los tsáchilas (colorados), también de la familia Bar-
bacoa, “tola” significa “montículos u otros lugares artificiales o extraños” (RonaldD. Lippi,
“Las Tolas (Montículos Artificiales) ecuatorianas como íconos sagrados: Una perspectiva Pa-
namericana”. En Simbolismo y Ritual en los Andes Septentrionales, editado por Mercedes Guinea,
pp. 111-125, Abya-Yala, Quito, 2004, p. 118; ver también RonaldD. Lippi, Una Biografía de los
Yumbos, Universidad San Francisco de Quito, 2023, en prensa). Hoy en día, se usa “tola” más
que nada en la región de Imbabura para referirse a los montículos hemisféricos.
5 Samuel Connell et al, Inka Militarism at the Pambamarca Complex in Northern Ecuador, Latin
American Antiquity, 30(1), pp.177-197, 2019; Fernando Plaza Schuller, La Incursión Inca en el Sep-
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quistados por los españoles poco tiempo después, en 1534, lo que
marcó también el final de su cultura en estos territorios.
Hay valiosos estudios históricos de la conquista inka en la
sierra norte del Ecuador que fueron escritos por los cronistas espa-
ñoles en las décadas justo después de la conquista, como también
compilaciones y análisis de documentos pertinentes correspondien-
tes a los siglos XVI y XVII en varios estudios etnohistóricos.
6
Sin em-
bargo, hay poca información directa sobre la cultura karanki, aparte
de relatos secundarios sobre la dificultad que tuvieron los inkas en
su conquista militar. Hay un gran silencio sobre sus instituciones so-
ciales y políticas, y las prácticas culturales de los karankis; poco so-
brevivió a la conquista, incluyendo su idioma.
La disciplina académica de la arqueología es la vía principal,
si no la única forma, que tenemos para investigar y conocer las so-
ciedades prehistóricas. En un sentido muy amplio, los restos físicos
de estas culturas son iguales a los documentos y archivos escritos
que los historiadores aprovechan para sus estudios históricos. Sin
estos restos arqueológicos, no hay forma de estudiar y comprender
estas culturas antiguas que no tenían escritura (con pocas excepcio-
nes). En efecto, tendríamos un profundo vacío si no fuera por las in-
vestigaciones arqueológicas. Si bien esta es una declaración lógica y
muy fácil de entender, con demasiada frecuencia el gran valor de pa-
tentrión Andino Ecuatoriano: Antecedentes Arqueológicos de la Convulsiva Situación de Contacto Cul-
tural. Serie: Arqueología No. 2, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo, Ecuador, 1976.
Waldemar Espinosa, Los Cayambes y Carangues: siglos XV-XVI, el Testimonio de la Etnohistoria
(Tomo. 1 de 3). Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo, Soriano, 1988, p. 266, propone
que “la conquista definitiva de Carangue y Cayambe debió ser desde los fines del siglo XV a
los comienzos del XVI…”. Ronald D. Lippi, Una Exploración Arqueológica del Pichincha Occi-
dental, Ecuador. Museo Jacinto Jijón y Caamaño, Pontificia Universidad Católica del Ecuador,
Quito,1998, p. 64, propone una fecha de 1490 para la “derrota definitiva” de los karankis, mien-
tras que los historiadores Edward Hyams y George Ordish, The Last of the Incas. Simon and
Schuster, New York,1963, p. 119, indican que los inkas comenzaron su esfuerzo final para su
conquista de los karankis en 1513. De acuerdo con esta interpretación tarde de la conquista,
Chantal, Caillavet, “Toponimia…op. cit., p. 6, observa que “es asombrosa la ausencia de to-
ponimia incaica [en la región karanki], a nivel preciso de campos.”
6 Chantal Caillavet, “La Adaptación de la Dominación Incaica a las Sociedades Autóctonas de
la Frontera Septentrional de Imperio (Territorio Otavalo - Ecuador)”, Revista Andina 3(2),
pp.403-423, 1985 y Chantal Caillavet, Etnias del Norte: Etnohistoria e Historia de Ecuador, Edicio-
nes Abya Yala, Quito, 2000; Waldemar Espinosa Soriano, Los Cayambes…op. cit., 1988; Frank
Salomon, Native Lords of Quito in the Age of the Incas: The Political Economy of North Andean Chief-
doms, Cambridge University Press, New York, 1986.
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trimonio arqueológico se olvida cuando se trata de la conserva-
ción/preservación.
En esta presentación, es importante señalar que está ocu-
rriendo una gran pérdida de “documentos” prehistóricos respecto
de la cultura karanki. Estos vestigios monumentales están pasando
en plena vista de todos los moradores y visitantes de la sierra norte
del Ecuador. Si faltan estos “documentos,” tangibles o construcciones
no hay como rescatar y apreciar la historia de los karankis y sus in-
creíbles monumentos de tierra que están dispersos en grupos peque-
ños y grandes en los valles interandinos y que también se extienden
hasta la ceja de montaña occidental. Si no hay sitios arqueológicos
de los karankis, no tendríamos ninguna oportunidad de ampliar
nuestro conocimiento del pasado. Así, la historia, sin mencionar el
patrimonio nacional, estará perdido para siempre.
Breve Historia de los Estudios de los Montículos Karanki
7
Aunque hay menciones anteriores de los sitios de montículos
del norte de Ecuador, la primera documentación arqueológica siste-
mática de estos fue realizada por el arqueólogo ecuatoriano Jacinto
7 Debe mencionarse que en la literatura algunos investigadores usan el nombre “Cara” o
“Caras” para referirse al mismo grupo étnico (e.g., Juan de Velasco, Historia del Reyno de Quito
en la América Meridional [1789], Casa de la Cultura Ecuatoriano, Quito,1977 [1789]; John Murra,
“The Historic Tribes of Ecuador”. En, Handbook of South American Indians, Vol. 2: The Andean
Civilizations, editado por J. H. Steward, pp. 785-821. Smithsonian Institution, Bureau of Amer-
ican Ethnology, Bulletin 143, United States Government Printing Office, Washington, D.C.,
1946, pp. 792-795; Betty J. Meggers, Ancient Peoples and Places: Ecuador, Frederick A. Praeger,
New York, 1966; y otros investigadores). Waldemar Espinosa Soriano, Los Cayambes…op. cit.,
1988, pp.15-23, proporciona un análisis de la derivación de nombres étnicos en la región mon-
tañosa del norte. Karanki (cara, caranqui, o carangue) parece ser el nombre preferido y mejor
apoyado para el grupo étnico prehistórico tardío que ocupó la región montañosa entre los va-
lles de Guayllabamba y Chota (también ver Ronald D. Lippi, Una Exploración…op. cit.,1998, p.
61). Sin embargo, hay que considerar que posiblemente no hubo un nombre propio para lo
que ahora se llama la cultura karanki que identificara la totalidad de la identidad étnica re-
gional (un solo idioma y unidad de formas culturales). Los nombres karanki, (cara, caranqui,
o carangue), así como Otavalo, Cochasquí, Cayambe, y otros, se refieren solamente a las ubi-
caciones de cacicazgos individuales que a menudo peleaban entre ellos en sus luchas compe-
titivas. Entonces, el nombre karanki, usado como referencia a la totalidad de la etnia regional,
es una construcción histórica (también ver Santiago Ontaneda, “Territorialidad en el País Ca-
ranqui”, Cultura, pp. 3-15 revista del Banco Central el Ecuador, Quito, 1998 para una discusión
de la territorialidad de los Karanki).
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Jijón y Caamaño a principios del siglo XX.
8
Pese a que sus investiga-
ciones de campo sobre los montículos fueron limitadas, proporcionó
un plano y una descripción de uno de los grandes montículos de
rampa de la Hacienda Zuleta y también de la ciudad Atuntaqui, y
un mapa de todo el sitio de montículos en El Quinche, junto con una
discusión de los hallazgos en algunas excavaciones. Jijón y Caamaño
también realizó estudios lingüísticos y toponímicos de la sierra norte,
determinando que los karankis estaban afiliados con el grupo lin-
güístico chibcha que tenía orígenes al norte de Colombia.
9
A las investigaciones de Jijón y Caamaño siguieron los estu-
dios del arqueólogo alemán, Max Uhle en 1932,
10
quien emprendió
una investigación en el sitio de Cochasquí en la ladera sur de volcán
Mojanda. Su trabajo se limitó al gran montículo con rampa ahora de-
signado Pirámide G, examinando un hueco grande excavado por
buscadores de tesoros.
11
Desafortunadamente, los detalles del trabajo
de campo nunca fueron documentados en un informe, y los artefac-
tos se perdieron. Sin embargo, tenemos el importante artículo pre-
parado por Uhle que describe sus investigaciones en Cochasquí. En
este artículo, Uhle hizo la importante observación de que una ocu-
pación karanki subyacía a una ocupación inka posterior en el mon-
tículo. También había más de 570 cráneos dispersos en las
excavaciones, que se cree que fueron de sacrificios.
12
Uhle también
8 Jacinto Jijón y Caamaño, Contribución al Conocimiento de los Aborígenes de la Provincia de Imbabura.
Blass y Cía, Madrid, 1914. También ver: Jacinto Jijón y Caamaño, Nueva Contribución al Cono-
cimiento de los Aborígenes de la Provincia de Imbabura. Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Es-
tudios Históricos Americanos, Vol. IV, Nos. 10-11, Quito, 1920.
9 Waldemar Espinosa Soriano, Los Cayambes y Carangues…op. cit., 1988, pp.208-213, para una
discusión amplia; también Jacinto Jijón y Caamaño, Antropología Prehispánica del Ecuador, La
Prensa Católica, Quito, 1952, pp. 74-76; Paul Rivet, “Les Familles Linguistiques du Nord-ouest
de l’Amerique du Sud”,L’Année Linguistique, Soc. de Philol., tomo IV, pp. 117-154, Paris, 1911;
Ronald D. Lippi, Una Exploración Arqueológica del Pichincha…op. cit., 1998, pp. 326-328; Ronald
D. Lippi, “Las Tolas (Montículos Artificiales) ecuatorianas…op. cit., 2004. Julian Mason, “The
Languages of South American Indians”, En, Handbook of South American Indians, Vol. 6: Physical
Anthropology, Linguistics and Cultural Geography of South American Indians, editado por Julian
H. Steward 6:157-317. Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology Bulletin 143,
United States Government Printing Office, Washington D.C., EE.UU,1950, p. 184, subdivide
aún más el lenguaje en el grupo Chibcha Barbacoa.
10 Max Uhle, Die Ruinen von Cochasquí. Ibero-Amerikanisches. Archiv, Jg. VII, Heft 2, Berlin,
1933. Max Uhle, “Las Ruinas de Cochasquí”, Boletín de la Academia Nacional de Historia 18,
pp.5-14, 1939.
11 Max Uhle, “Las Ruinas de…op. cit., 1939, p, 6.
12 Ibid., p.9.
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descubrió un canal (o cavidad) hecho de barro quemada de más de
10 metros de largo en un piso. De este canal, Uhle dice que: “se calcula
que en los sacrificios sirvió este canal para la recepción de sangre de las víc-
timas, aunque eso no lo damos por cierto.”
13
Aunque esta interpretación
parece tener poco merito según estudios arqueológicos hechos des-
pués en la región karanki, el trabajo de Uhle en Cochasquí representó
un avance significativo en ese momento.
Una expedición alemana posterior, siguió las investigaciones
de Cochasquí en los años 1964 y 1965.
14
Esta vez el trabajo se extendió
sobre una amplia área del sitio, incluyendo la excavación de varios
túmulos funerarios, que resultaron ser ligeramente anteriores a la
cultura karanki según las fechas radiocarbónicas.
15
El equipo alemán
también investigó un área de densas concentraciones de desechos
arqueológicos cerca de los montículos que fue designado como el
“pueblo”.
16
En los montículos de rampa investigados, las excavacio-
nes revelaron grandes pisos quemados de viviendas circulares ente-
rradas bajo las superficies actuales de los montículos, así como otros
detalles de su construcción como canales similares al que Uhle des-
cribió (Foto 1). Según lo indicado por Oberem, los pisos tenían restos
de cerámica inka, y las laderas exteriores del montículo estaban cu-
biertas con grandes bloques de cangagua al estilo inka, lo que indica
claramente algún tipo de influencia o quizás presencia inka durante
el último período de uso de estos montículos. Se procesaron nume-
rosas muestras de carbón vegetal para fechas de radiocarbono, y
según Oberem, “la evaluación de los resultados de pruebas radio-
carbónicas conduce a la siguiente división temporal: Cochasquí I:
950–1250 d.C.; Cochasquí II: 12501550 d.C.”
17
Por primera vez estas
13 Ibid., p.8.
14 Udo Oberem, Informe Provisional Sobre Algunas Características Arquitectónicas de las Pi-
rámides de Cochasquí, Ecuador, Verhandlungen des 38th Internationalen Amerikongresses, Band
1:317-322. [republicada en Oberem 1981] 1969, Udo Oberem, Informe de Trabajo Sobre las Ex-
cavaciones de 1964/1965 en Cochasquí, Ecuador. In, Estudios Sobre la Arqueología del Ecuador, ed.
by U. Oberem, pp. 70-79. Estudios Americanistas de Bonn, Seminar für Volkerkunde der
Universitat Bonn. Bonn. [republicado en Oberem, 1981], 1975; Udo Oberem, Montículos Fu-
nerarios con Pozo en Cochasquí. Boletín de la Academia Nacional de Historia 53:243-249. [repu-
blicada en Oberem 1981] 1970; Udo Oberem (ed.), Cochasquí: Estudios Arqueológicos (3 tomos.),
Colección Pendoneros 3, 4, y 5, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo, Ecuador, 1981.
15 Udo Oberem, Montículos Funerarios con Pozo en Cochasquí…op. cit., 1970.
16 Udo Oberem, Informe de Trabajo Sobre las Excavaciones de 1964/1965 …op. cit., 1975, p.77.
17 Udo Oberem, Informe de Trabajo Sobre las Excavaciones de 1964/1965 …op. cit., 1975, p.79. Hay
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fechas proporcionó una verificación empírica de la ubicación tem-
poral prehistórica tardía de al menos el sitio de Cochasquí y, por ex-
tensión, probablemente de otros sitios karanki. También hubo un
análisis detallado de la cerámica karanki, restos de fauna, y otros de-
talles proporcionados en los diversos informes.
18
Fotografía 1. Piso de barro cocido de vivienda circular de 17 m de diámetro
en Montículo E del sitio Cochasquí, excavado por los alemanes en 1964 y 1965
(Oberem 1969).
19
El “cavidad” (o “canal”) moldeado en el piso es 5,74 m de
largo, y hay otra cavidad similar al tope de la foto. Adentro de las cavidades
hay grupos de tres huecos en forma triangular que tenían “conos de piedras”
(Wurster 1981).
20
Es casi seguro que estos conos de piedra fueron tullparumi
(piedras de fogón) para sostener ollas para cocinar
que tomar en cuenta que las fechas de Cochasquí se refieren a la edad de la ocupación del
sitio y no de la edad de la cultura karanki. Así, el período de Cochasquí I concierne la cultura
antecedente de los karanki, mientras que Cochasquí II incluye el período karanki y se
extiende a incluir la presencia y/o influencia inka en las últimas décadas del siglo XV y las
primeras décadas del siglo XVI. Pero contra las fechas de Oberem, documentos y
circunstancias históricos indican que el sitio Cochasquí había sido abandonado antes de la
llegada de Sebastián de Belalcázar en el Ecuador en 1534 (Ryan Scott Hechler, Will Pratt, y
Andrea E. Chávez Chuquimarca, Cochasquí, 1532 a 1932: 400 Años de Resiliencia Histórica,
2022, p. 184).
18 Udo Oberem, Cochasquí: Estudios Arqueológicos…op. cit., 1981.
19 Udo Oberem, Informe provisional sobre algunas características arquitectónicas…op. cit., 1969.
20 Wolfgang Wurster, Aportes a la reconstrucción sobre las pirámides con rampa de edificios
con planta circular de Cochasquí, Cochasquí: Estudios Arqueológicos, editado por Udo Oberem,
pp. 79-124.
John Stephen Athens
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A principios de la década de 1970, el autor comenzó su tra-
bajo de campo, para obtener datos para su tesis doctoral en las tierras
altas del norte, centrándose en la cultura de los karanki. El autor
construyó un modelo cronológico seguro de la ocupación regional
de esta sociedad, pero su enfoque se centró en documentar la distri-
bución regional de los sitios de montículos y sus características.
21
Ba-
sado principalmente en sus investigaciones de los sitios Socapamba,
Pinsaquí, y Otavalo, y el análisis cerámico de muchos otros sitios de
montículos, el autor concluyó que todos los sitios de montículos ka-
rankis eran esencialmente contemporáneos. Con esta determinación,
el autor hizo un modelo de cacicazgo con el fin de avanzar la com-
prensión de la organización social-política regional.
22
Luego, el autor emprendió un nuevo inventario de los sitios
de montículos karanki en la región, llenando los vacíos de trabajos
anteriores, visitando muchos lugares a los que no había podido lle-
gar en estudios anteriores.
23
Al igual que en las investigaciones an-
teriores, una ayuda crucial para el inventario fueron las fotografías
aéreas de gran altitud de la región, que fueron tomadas entre 1956 y
1966 y disponibles en el Instituto Geográfico Militar (IGM).
24
Tam-
bién, el autor comenzó un período prolongado de investigaciones en
21 John Stephen Athens, El proceso Evolutivo de las Sociedades Complejas y la Ocupación del Periodo
Cara Tardío en los Andes Septentrionales del Ecuador. Colección Pendoneros N° 2, Instituto Ota-
valeño de Antropología, Otavalo, Ecuador, 1980.
22 John Stephen Athens, El proceso Evolutivo…op. cit., 1980; John Stephen Athens, Ethnicity and
Adaptation: The Late Period-Cara Occupation in Northern Highland Ecuador. En, Resources,
Power, and Interregional Interaction, compilado por Edward M. Schortman y Patricia A. Urban,
pp. 193-219. Plenum, New York. [republicada en español en Sarance, 1997(24), pp.161-204,
1992.
23 John Stephen Athens, Inventory of Earthen Mound Sites, Northern Highland Ecuador. Informe
preparado para el H. John Heinz III Fund Grant Program for Latin American Archaeology,
Pittsburgh, PA, y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador, Quito, 2003.
24 Hay que mencionar el inventario de montículos en la sierra norte del Ecuador hecho por
Pierre Gondard y Freddy López, Inventario Arqueológico Preliminar de los Andes Septentrionales
del Ecuador. Ministerio de Agricultura y Ganadería, Programa Nacional de Regionalización
Agraria, y Office de la Recherche Scientifique et Technique Outre Mer, Orstrom. Banco Cen-
tral del Ecuador, Quito, 1983, que también se basó en las fotografías aéreas del IGM entre
1956 y 1965. Este inventario fue hecho después del trabajo inicial de Athens. Por la mayor
parte, los autores no hicieron verificaciones de sus interpretaciones aéreas con visitas al
campo, limitando la utilidad del estudio y causando errores. Sin embargo, hay observaciones
valiosas, especialmente las ubicaciones de posibles sitios que deben investigarse para
interpretar lo que se indica en las fotografías aéreas.
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una historia a punto de desaparecer
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BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
el gran sitio de montículos karanki en la Hacienda Zuleta entre los
años de 2005-2023, que involucró el uso de radar de penetración te-
rrestre (GPR) y al magnetómetro, mapeo topográfico del sitio a alta
resolución basado en fotografía de dron (nave aérea no tripulada),
fotogrametría, y excavaciones en los montículos. Estas investigacio-
nes se documentan en algunos informes.
25
Para una explicación de
la teoría y metodología que ha guiado los estudios de Karanki en las
últimas décadas, se pueden consultar las publicaciones de Athens.
26
Estado Actual de Conservación/Preservación de los Sitios de Tolas
Karanki
En el más completo inventario regional de sitios de tolas en
2001, el autor documentó 67 sitios con 864 montículos, visitando la
mayoría.
27
Entre este número hay 82 montículos con rampa, 148
montículos cuadrangulares, y los demás son circulares (o hemisféri-
cos). En consideración a estos números, hay que tomar en cuenta
que, seguramente, existen todavía sitios con montículos desconoci-
dos o sin haber sido contados, pero el número seguramente es
menor, quizás menos del 5% del total. Todos los sitios pertenecen a
la cultura karanki, pero como ha sido demostrado en los sitios de
Cochasquí
28
y Socapamba,
29
algunos de los montículos en sitios ka-
25 John Athens, El Sitio Tola de la Hacienda Zuleta: Investigaciones Geofísicas 2005 y 2009. Informe
preparado para el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Quito, Ecuador. International
Archaeological Research Institute, Inc., Honolulu, HI, 2010.
John Athens, El Sitio Tola de la Hacienda Zuleta: Investigaciones 2010; Informe preparado para
el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Quito, Ecuador. International Archaeological
Research Institute, Inc., Honolulu, HI, 2012; John Athens Athens y Alex Morrison, Los Sitios
con Tolas de la Hacienda Zuleta y de Cochasquí: Investigaciones 2015. Informe preparado para
el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Quito, Ecuador. International Archaeological
Research Institute, Inc., Honolulu, HI, 2019; John Athens, Alex Morrison, y M. Willis, Los
Sitios con Tolas de la Hacienda Zuleta y de Cochasquí: Investigaciones 2013. Informe preparado
para el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Quito, Ecuador. International Archaeo-
logical Research Institute, Inc., Honolulu, HI, 2015; también hay un informe en preparación
para las investigaciones de 2022.
26 John Athens, El proceso Evolutivo de las Sociedades Complejas…op. cit., 1980; John Athens, Eth-
nicity and Adaptation: The Late Period-Cara Occupation in Northern Highland Ecuador…
op. cit., 1992; John Athens, El Sitio Tola de la Hacienda Zuleta: Investigaciones Geofísicas 2005 y
2009…op. cit., 2010. .
27 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit., 2003.
28 Udo Oberem, Montículos Funerarios con Pozo en Cochasquí…op. cit., 1970.
John Stephen Athens
54
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
ranki pueden datar de un tiempo anterior a esta cultura. Pero sin
duda, los montículos con rampa y los montículos cuadrangulares
son de los karankis, como la mayoría de los montículos circulares.
Con base en el inventario del autor,
30
se puede decir que casi
todos los sitios de montículos en la sierra norte han sufridos algún
grado de impactos adversos, y muchas veces estos impactos son ex-
tensos y de gran escala.
31
Mucho de esto ha sucedido solamente
desde el tiempo en que los estudios modernos empezaron, o sea
desde los años posteriores a 1960 más o menos.
32
Esto no quiere decir
que todos los montículos han sufrido daños, pero sí una gran canti-
dad. En la siguiente discusión, se señalan solamente algunos ejem-
plos de sitios de montículos para mostrar el tipo y la escala de los
impactos adversos. Hay que tener en cuenta que los ejemplares que
se presentan aquí son una muestra pequeña de lo que es el grave
problema de la conservación de los montículos.
33
Sitio Otavalo (Im-1)
El sitio Otavalo consta de cuatro montículos estrechamente
agrupados, ubicados en el lado norte de la ciudad de Otavalo, a dos
cuadras del mercado indígena, Plaza Centenario, más conocido
como “Plaza de los Ponchos” (Figura 1). Tres de estos son montículos
cuadrangulares y un montículo es circular y relativamente pequeño.
En 1972, el Montículo Nº 1 había sido impactado sustancialmente
con pala mecánica, probablemente para facilitar la construcción de
caminos para la ciudad. Los Montículos Nº 2 y 3 habían sido ligera-
mente modificados, pero estaban en su mayor parte intactos. Ambos
montículos medían unos 50 metros cuadrados y ocho metros de al-
tura. El Montículo Nº 4 medía unos 25 metros de diámetro y tenía
unos tres metros de altura, y estaba completamente intacto. Las ex-
29 John Athens, El proceso Evolutivo de las Sociedades Complejas…op. cit., 1980.
30 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit., 2003.
31 Eduardo Almeida Reyes, “Memoria Aborigen Amenazada”, Cultura, pp. 3-11, revista del
Banco Central del Ecuador, Quito, 1999
32 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit., 2003.
33 Para observaciones detalladas, ver John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit.,
2003.
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
55
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
cavaciones arqueológicas realizadas en 1972 en el Montículo Nº 4 re-
velaron un piso quemado y parcialmente intacto 45 cm debajo de la
superficie. Lo interesante fue que el piso tenía una pequeña versión
de los canales (o cavidades) de barro quemada encontrados en los
montículos de Cochasquí, Socapamba, Pinsaquí, Zuleta, y otros si-
tios.
34
Figura 1. Mapa de los montículos del sitio Otavalo (Im-1)
Una visita fortuita a Otavalo en 1997 reveló la reciente de-
molición con pala mecánica de una parte sustancial del Montículo
Nº 2 (Foto 2). La inspección de uno de los lados expuestos cerca de
la base del montículo reveló una capa gruesa con fragmentos densos
de carbón y cerámica. Los tiestos demostraron que eran en su ma-
yoría del estilo clásico karanki de ánforas en una forma característica
con decoración de líneas “rojas sobre ante” (“red on buff”), y menos
frecuentemente, otras variaciones de diseños en rojo (los tonos de
34 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit., 2003, p. 81, foto 6.
John Stephen Athens
56
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
rojo varían).
35
Se obtuvieron dos muestras de carbón vegetal para la
datación por radiocarbono, una del depósito superior y otra de la
parte inferior del depósito, las cuales proporcionaron fechas con ran-
gos estadísticos de 1285-1386 y 1262-1295 d.C.
36
Estas son las fechas
de radiocarbono más tempranas para los depósitos karanki que se
han obtenido hasta ahora, en relación a estos contextos.
Vale mencionar que las investigaciones recientes en el sitio
Zuleta realizadas por el autor y sus colegas muestran que la cons-
trucción más temprana de algunos montículos karanki. Por depósi-
tos de la tefra del volcán Quilotoa justo debajo de los depósitos de
la construcción de estos montículos, es claro que la construcción em-
pezó dentro de pocos años después de la erupción, señalando con
claridad el origen temporal de esta cultura.
37
Fotografía 2. Vista del remanente del montículo Nº 2, Otavalo.
Pocos años después, el montículo desapareció por completo.
Por escala, notar la estatura de la persona en el centro de la fotografía
(foto julio 1997)
35 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit., 2003, p. 6, fotos 7, 10-16, 49, 72-75, 79-
80, 93-94.
36 John Stephen Athens, “Volcanism and Archaeology in the Northern Highlands of Ecuador”.
En, Actividad Volcánica y Pueblos Precolombinos en el Ecuador, editado por P. Mothes, pp. 157-
189, Ediciones Abya-Yala, Quito,1999, p. 180.
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
57
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
En algún momento después de 2001, los últimos vestigios de
los Montículos Nº 1, 2, y 3 fueron eliminados. Por falta de visitar el
lugar en años recientes, el destino del Montículo Nº 4 es desconocido.
Para una ciudad que celebra su herencia indígena y tiene un
mercado indígena de fama mundial, es realmente sorprendente que
los montículos, monumentos fácilmente visibles de la herencia de
Otavalo, no se hayan conservado. Más aún, en el área de las tolas
funciona actualmente el Colegio República del Ecuador, en donde
seguramente impartirán la enseñanza de la historia, y para colmo,
también está muy cerca de estas tolas el Instituto Otavaleño de An-
tropología (IOA), entidad que se encarga de gestionar y resguardar
el patrimonio cultural tangible e intangible a través de la conserva-
ción, la investigación y la divulgación de sus publicaciones.
38
Sitio Pinsaquí (Im-2)
El sitio de los montículos de Pinsaquí se encuentra a 7,5 km
al norte de Otavalo en una hacienda del mismo nombre. Basado en
el plano del sitio hecho en 1973 utilizando las fotografías aéreas del
IGM (fotos 6776, 7721, 7722) y verificaciones de campo, había 65
montículos (Figura 2).
39
Pero en 2001, con el nuevo inventario, había
solamente 32 montículos, incluyendo 4 con rampa, uno cuadrangu-
lar, y los demás hemisféricos (o circulares).
40
Antes de 1971 (la fecha exacta es desconocida), construyeron
la nueva carretera a Cotacachi, impactando dos montículos con
rampa. Aunque estos daños no fueron tan severos, dejaron un mon-
tículo sin rampa y los dos con un extremo de la plataforma cortada.
En el inventario del 2001, muchos de los montículos pequeños ha-
37 La fecha de la erupción del volcán Quilotoa fue determinada más precisamente por fechas
de radiocarbono del sedimento orgánico justo abajo de la tefra Quilotoa y justo arriba. El
rango estadístico de estas fechas eran 1223-1270 d.C. (debajo) y 1225-1275 d.C. (arriba), que
indican que la erupción del volcán Quilotoa ocurrió alrededor de 1250 d.C. Estas fechas fue-
ron obtenidas por Elizabeth J. Currie, “A Late Period Caranqui Chiefdom in the Northern
Highlands of Ecuador: Archaeological Investigations at Hacienda Zuleta”. Internet Archaeo -
logy 10 (http://intarch.ac.uk/journal/issue10/currie_index.html). 2010, p. 4.4ª.
38 Instituto Otavaleño de Antropología. Ver en: https://www.ioaotavalo.com.ec/ (03-08-2023)
39 John Athens, El proceso Evolutivo de las Sociedades Complejas…op. cit.,1980, p. 259.
40 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit., 2003, p. 33.
John Stephen Athens
58
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
bían sido destruidos como resultado de la agricultura mecanizada.
En 2022, una visita reveló que los impactos continuaban. Desapare-
cieron otros montículos pequeños, y también, para ampliar los cam-
pos agrícolas, habían cortado las rampas por los ejes longitudinales.
Para colmo, construyeron una vivienda encima de una tola enorme
que antes tenía rampa (Foto 3).
Figura 2. Mapa de los montículos del sitio Pinsaquí (Im-2)
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
59
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Fotografía 3. Sitio Pinsaquí, montículo con rampa con un lado cortado
por la carretera a Cotocachi. Una casa moderna ha sido construida
encima de la plataforma
(foto agosto 2022)
Sitio Atuntaqui (Im-4)
El sitio Atuntaqui consta de un grupo de 33 montículos dis-
persos en las jurisdicciones de las parroquias de Atuntaqui y An-
drade Marín y sus cercanías (Figura 3). Hay tres montículos de
rampa, siete montículos cuadrangulares, y 23 circulares. Entre el 7
de febrero de 1965, fecha de la toma de la fotografía aérea (fotos 6758
y 6759) del IGM de la zona del Atuntaqui, y las investigaciones de
2001, 12 de los montículos habían desaparecido completamente.
41
También, hubo otros 12 montículos en condición muy menguada, es
decir, solo quedan restos de estos montículos.
41 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites…op. cit., 2003.
John Stephen Athens
60
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Figura 3. Mapa de los montículos del sitio Atuntaqui (Im-4)
En cuanto a la escala de los impactos, consideremos el caso
del Montículo Nº 9, un montículo con rampa que mide 115 x 133 me-
tros en la base, con una altura de 12 metros, y una rampa de 250 me-
tros de largo. Estas medidas corresponden al remanente visto en
1994. Desafortunadamente, este montículo estaba ubicado justo den-
tro de la ruta planeada por la construcción de la nueva Carretera Pa-
namericana (antes fue un camino estrecho empedrado). Entonces fue
eliminado en su mayor parte para permitir la construcción de la ca-
rretera moderna (en lugar de ajustar la ruta para evitar el montículo).
En la Foto 4 se muestra lo que quedaba en 1994 después de la cons-
trucción de la carretera. Se puede apreciar la grandeza del monu-
mento, aunque una buena parte del montículo ya había sido
removido. En ese momento, se observó un posible canal de barro co-
cido en la parte superior del perfil del montículo expuesto por las
excavaciones. Luego, la destrucción siguió, y en 1997 solamente que-
daba lo que equivalía a una delgada porción del montículo (Foto 5).
El resto desapareció poco después para permitir la construcción de
una estación de servicio.
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
61
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Fotografía 4. Remanente del montículo Nº 9, sitio Atuntaqui.
Vista desde la Carretera Panamericana hacia el occidente.
Se puede apreciar el gran tamaño de la estructura, y también
la enorme proporción de su destrucción. Este montículo ya no existe
(foto julio 1994)
Fotografía 5. Vista del último remanente del Montículo Nº 9, sitio Atuntaqui.
Al momento de la foto, solo una pequeña franja del montículo seguía en pie,
e incluso esto se eliminó pocos años después.
Para escala, notar la estatura de las personas en la parte inferior de la fotografía
(foto julio 1997)
John Stephen Athens
62
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
El cercano Montículo Nº 8, un monumento impresionante y
similar al Montículo Nº 9, no escapó a daños severos. En 1994, du-
rante una visita realizada por el autor, estaba en buenas condiciones,
midiendo unos 92 x 92 m en la base, 5,5 m de altura, y teniendo una
gran rampa de 275 m de largo. Una visita a este sitio en agosto 2022
mostró que se habían producido graves daños en el montículo. Una
gran parte del eje longitudinal de la rampa había sido cortado, evi-
dentemente para ampliar el campo agrícola. También alguien había
sacado el relleno de una gran parte de la plataforma por razones des-
conocidas (Foto 6). Como es el caso de muchos de los montículos ka-
ranki, lo que le sucedió al Montículo 8 equivale a la destrucción a
escala industrial.
Fotografía 6. Remanente del montículo Nº8, sitio Atuntaqui.
Una gran parte de la plataforma había sido removida.
Para escala, notar la estatura de la persona al lado del montículo
(foto agosto 2022)
Ambos montículos, tanto el N° 9 como el N° 8, fueron una
vez majestuosos monumentos del pasado prehistórico indígena de
Atuntaqui, y podían ser fácilmente vistos y apreciados por aquellos
que viajaban por la antigua carretera Panamericana. Pero ya no.
El Montículo Nº 25 tiene forma cuadrangular, mide 80 x 80
metros en su base, y tiene unos 10 a 12 metros de altura. Este mon -
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
63
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
tícu lo ha sufrido un impacto sustancial por la intervención de ma-
quinaria pesada, evidentemente, minando el montículo como fuente
de relleno para construcción. Se observó un probable piso quemado
a 1,5 metros por debajo de la superficie de la plataforma en el lado
expuesto por las excavaciones mecánicas.
Otro montículo de rampa notable en Atuntaqui, llamado
Paila Tola, fue mapeado por Jijón y Caamaño alrededor de 1910-1912
(Figura 4).
42
El nombre viene por su depresión central en la plata-
forma. La base del montículo mide unos 100 x 115 metros, y tiene 15
metros de altura, y una rampa de 120 metros de largo. Aunque la
rampa de este montículo fue documentada en el mapa hecho por
Jijón y Caamaño, no es visible en las fotografías aéreas 6758 y 6759
del IGM de 7 de febrero de 1965. Cuando comenzaron nuestras in-
vestigaciones en 1972 solo quedaba un pequeño remanente de la
rampa.
43
Sin embargo, la plataforma del montículo queda en buenas
condiciones hasta el presente, aunque es rodeada de construcciones
y campos agrícolas modernas (Figura 5).
El Montículo Nº 28 es una estructura circular de unos 90 me-
tros de diámetro y 12 metros de altura. Gran parte del montículo fue
destruido en algún momento después de la fecha de las fotografías
aérea 6758 y 6759 del IGM de 1965; parece que la destrucción fue re-
sultado del usó de una excavadora en busca de tesoros y no para
sacar relleno para usar en trabajos de construcción.
42 Jacinto Jijón y Caamaño, Contribución al Conocimiento de los Aborígenes…op. cit., 1914
43 John Athens, El proceso Evolutivo de las Sociedades Complejas y…op. cit., 1980.
John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites, Northern…op. cit., 2003.
John Stephen Athens
64
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Figura 4. Paila Tola, del sitio Atuntaqui, fue mapeado por Jijón y Caamaño
alrededor de 1910-1912 (Jijón y Caamaño, 1914). El base de este Montículo
mide 100 x 115 m, la altura es 15 m, y la rampa, que extiende al sur,
mide 120 m de largo. Notase que la brújula no está alineada correctamente
Figura 5. Vista aérea de Paila Tola que muestra su condición hoy,
rodeaba de construcciones y campos agrícolas modernos. Notase que la
orientación de la figura es opuesta de lo que muestra el dibujo en la Figura 4.
La rampa anterior se extendía al suroeste del montículo,
pero ha sido completamente destruido por la construcción moderna.
(Google Earth, agosto 2023)
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
65
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Finalmente, cabe mencionar el Montículo Nº 30 del sitio
Atuntaqui, un montículo circular que originalmente tenía 80 metros
de diámetro y 10,5 metros de altura. Sólo un remanente de este mon-
tículo existía en 2001; el resto había sido demolido con excavadora
para permitir la construcción de una vivienda. En 2001 se observaron
dos capas de pisos internos en un lado del montículo expuestos por
la excavadora, y ambos pisos tenían restos de cavidades (o canales)
hechos de barro cocida (como los de Cochasquí—ver Foto 1). En uno
de los pisos expuestos del perfil del montículo circular N° 30, se en-
contró un gran fragmento de ánfora de estilo karanki con líneas rojas
cruzadas entre una densa concentración de fragmentos de carbón
sobre la superficie inferior. El carbón vegetal produjo una fecha de
radiocarbono con rango estadístico de 1406-1438 d.C.
44
Se desconoce
si aún queda algo este montículo.
Sitio Karanki (Im-7)
El sitio del montículo de Karanki se encuentra en la pobla-
ción de Caranqui, ubicado a 3 km al sur de Ibarra. El sitio constaba
de 7 montículos, de los cuales dos fueron montículos cuadrangula-
res. Caranqui es conocido en la literatura histórica como un centro
administrativo inka.
45
Allí se han documentado los restos de un gran
edificio de construcción realizada con piedras pirca en diseño típico
del Imperio Inka.
46
Más recientemente, se descubrió en Caranqui un
gran templo de agua semisubterráneo de arquitectura clásica inka.
47
44 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites, Northern…op. cit., 2003, p. 67.
45 Tamara Bray, “Water, Ritual, and Power in the Inca Empire”, Latin American Antiquity 24(2),
pp.164-190, 2013, pp. 182-183.
Tamara Bray, José Echeverría, “The Inca Center of Tomebamba and Caranqui in Northern
Chinchaysuyu”, The Oxford Handbook of the Incas, editado por S. Alconini y R.A. Covey, pp.
159-177, Oxford University Press, New York, 2018
Pedro Cieza de León, The Incas. Editado por V.W. von Hagen, traducido por H. de Onis. Uni-
versity of Oklahoma Press, Norman,1959 [1553], pp. 21-22.
46 John Athens, El proceso Evolutivo de las Sociedades Complejas…op. cit., 1980, p. 204.
Eduardo Almeida Reyes, Monumentos Arqueológicos del Ecuador, Editora Luz de América,
Quito, 1997, pp. 43-46.
47 Tamara Bray, “Water, Ritual, and Power…op. cit., 2013.
Tamara Bray y José Echeverría, The Inca Center of Tomebamba and Caranqui…op. cit., 2018;
Pedro Cieza de León, The Incas…op. cit., 1959 [1553], p. 21, menciona una “piscina de piedra”
en Caranqui.
John Stephen Athens
66
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Si bien los siete montículos karanki estaban presentes en 2001, hoy a
2023 solo queda el montículo de la Empresa Municipal de Agua Po-
table (EMAPA) decorado con estatuas actuales en la plataforma que
conmemoran la cultura indígena. También, hay un pequeño montí-
culo hacia el norte, que fue propiedad de la familia Vásquez, actual-
mente es propiedad del Gobierno Autónomo Descentralizado de la
Municipalidad de Ibarra. Algunos de los montículos se consumieron
por completo como fuente de tierra para la fabricación de ladrillos
(Fotos 7 y 8) como lo describen Bray y Echeverría.
48
Cabe mencionar
que el uso de montículos como fuente de tierra para hacer ladrillos
también ocurrió en el sitio González Suárez (Im-31) del pueblo del
mismo nombre.
49
Lástima que hay preguntas sobre el sitio karanki que nunca
tendremos la oportunidad de contestar. Por ejemplo, ¿cómo estos
montículos se relacionaron con el sitio inka justo al lado? ¿Era el uso
de los montículos contemporáneos con la ocupación Inka? ¿Había evi-
dencia de presencia inka en los montículos, como se encuentra en los
montículos de Cochasquí? Nunca lo sabremos porque ya no existen.
Fotografía 7. Restos de dos grandes montículos del sitio Karanki,
uno a la izquierda y otro a la derecha. Tenga en cuenta la operación actual
de fabricación de ladrillos en el montículo derecho.
(foto julio 2009)
48 Tamara Bray y José Echeverría, “Las Tolas Perdidas de Caranqui y Su Contexto Histórico y
Regional”, Antropología Cuadernos de Investigación, Nº16, enero-junio, pp. 131-152, 2016.
49 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites, Northern…op. cit., 2003, p. 46.
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
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BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Sitio Socapamba (Im-10)
El sitio Socapamba está ubicado 5 km al norte de la ciudad
de Ibarra, siguiendo la carretera Panamericana, en la parroquia Prio-
rato en una llanura de aproximadamente 1,2 km
2
a una altitud pro-
medio de 2.217 msnm. En los trabajos de campo realizados por el
autor en los años 1974 y 1976, los 60 montículos fueron documenta-
dos, de los cuales 2 tenían rampas, 6 eran cuadrangulares y el resto
eran montículos circulares (o hemisféricos). En ese momento (de los
años 1974 y 1976) se podía ver cierta actividad en los años previos
de excavaciones hechos en algunos de los montículos por huaqueros.
Pero sus excavaciones no eran extensas. La excepción se da en la
parte oeste del sitio donde había cerca de 30 montículos pequeñitos
de enterramientos, todos los cuales habían sido excavados por los
huaqueros en algún tiempo antes del periodo de nuestras investiga-
ciones.
Fotografía 8. Fabricación de ladrillos en pleno montículo del sitio Karanki
(foto julio 2009)
Investigaciones más recientes se llevaron a cabo en Soca-
pamba por Muñoz y Echeverría (2017). Ellos determinaron que, en
algunas colinas naturales en el sitio, las cimas habían sido utilizadas
en épocas prehispánicas para alguna actividad antrópica.
50
John Stephen Athens
68
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Desde las investigaciones del autor en el año 1974 hasta la
actualidad, el sitio Socapamba ha sufrido modificaciones drásticas.
El paisaje arqueológico ha sido afectado por la construcción de las
carreteras Panamericanas, la antigua y la moderna, por caminos ve-
cinales, por edificación de viviendas, complejos turísticos, clubs noc-
turnos, restaurants-comedores, por actividades agrícolas, y última-
mente, por cultivos en invernaderos y viveros. También, la sección
oeste del sitio Socapamba se halla afectada por la explotación de ma-
teriales pétreos y por la presencia de un botadero de residuos sólidos
provenientes de la ciudad de Ibarra.
En su informe, Muñoz y Echeverría (2017) hacen un llamado
a las autoridades locales:
insistimos aquí sobre la importancia de conservar las pocas tolas que
sobreviven en la provincia de Imbabura y de manera particular en el
cantón Ibarra. Hacemos un llamado a los GADs municipales y gobier-
nos provinciales, para que cumplan los artículos relacionados con el
Patrimonio Natural y Cultural establecidos en el COOTAD y publica-
dos en el Registro Oficial N°514 del 3 de junio de 2015.
51
En estudios anteriores, también hay llamados de atención
sobre el sitio Socapamba. Por ejemplo, Fabián Villalba (1998),
52
el Ins-
tituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), y el Municipio de
Ibarra elaboraron la “Ordenanza que regula el uso y ocupación del
suelo en el área arqueológica de Socapamba y elementos naturales
de protección ecológica”,
53
a fin de salvaguardar los bienes patrimo-
niales arqueológicos monumentales. Las comunidades indígenas del
cantón Ibarra, CORCI, también plantearon al Municipio de Ibarra
una propuesta para convertir a Socapamba en un parque histórico-
50 Cristina Muñoz y José Echeverría, Diagnóstico arqueológico con trabajo de campo de los
montículos localizados en la planada de Socapamba, ubicados en la parroquia Priorato, can-
tón Ibarra, provincia de Imbabura, GAD Municipalidad de San Miguel de Ibarra, 2017.
51 Ibíd.
52 Fabián Villalba, Socapamba. Complejo Arqueológico. Propuesta de recuperación histórica-
recreacional. Corporación de Comunidades Indígenas del Cantón Ibarra, CORCI, Ibarra,
1998.
53 Municipio de Ibarra, Ordenanza que regula el uso y ocupación del suelo en el área arqueo-
lógica de Socapamba, y elementos naturales de protección ecológica, 24 de diciembre de
1998.
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
69
BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
recreacional (1998).
54
Igualmente, en el año 2000, el arqueólogo Dr.
Echeverría insistió en la necesidad de investigar, conservar, y dar uso
social actual a las tolas de Socapamba.
55
Luego, en 2016, Echeverría
publicó el editorial “Socapamba tendrá Nueva Ordenanza” en el que
insiste sobre la necesidad de poner en marcha un plan de manejo
para aprovechar el valor histórico-arqueológico de Socapamba.
56
¿Cuáles fueron los resultados de estas intervenciones? Para
una contestación, se puede comparar la fotografía aérea 6685 IGM
del sitio del año 1965 con una fotografía aérea reciente tomado por
dron en 2023 (Figuras 6 y 7). Parece que, a causa de los invernaderos
y viveros, y todo el desarrollo económico y residencial que los acom-
paña, solamente algunos de los montículos sobreviven, y algunos de
los montículos solamente exista en una forma muy alterado (Foto 9).
Figura 6. Vista aéreo del sitio Socapamba (Im-10) en febrero 1965
(IGM, porción de la foto 6685)
54 Corporación de Comunidades Indígenas del Cantón Ibarra, CORCI, Socapamba. Complejo
Arqueológico. Propuesta de recuperación histórica-recreacional. Publicación: Comisión de
Solidaridad y Derechos Humanos de Imbabura, COSDHI,1998.
55 José Echeverría, Tolas de Socapamba están intervenidas. El Municipio de Ibarra decidió in-
tervenir las Tolas de Socapamba, porque en ese espacio se detectó la construcción de inver-
naderos sin ninguna autorización, Diario El Norte, 2000, pp. 07, 20.
56 José Echeverría, Socapamba tendrá Nueva Ordenanza, Diario El Norte, 2016, pp. 04, 13.
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Figura 7. Vista aéreo del sitio Socapamba (Im-10), fecha de 22 julio 2023.
Nótese los invernaderos y otras estructuras modernas
y la ausencia de muchos de los montículos
(foto por dron cortesía de Mark Willis)
Fotografía 9. Montículo como atracción turística. La foto muestra
lo que queda del Montículo Nº 21 del sitio Socapamba, un montículo que
antes tenía forma cuadrilateral con rampa. La forma original de este montículo
se puede ver en la parte central de Figura 6, y un poco arriba.
Monumentos de los karankis prehispánicos:
una historia a punto de desaparecer
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BOLETÍN ANH Nº 210 • 45-78
Conclusión: la destrucción de los montículos artificiales
Según los datos obtenidos del inventario de los montículos
realizado el año 2001,
57
las causas principales de la destrucción de
los montículos en la Sierra Norte del Ecuador son dos principal-
mente: 1) el tremendo desarrollo económico de la región en los últi-
mos 40 años, en gran parte, a consecuencia del enorme aumento de
la población,
58
y 2) la expansión de la agricultura comercial, acom-
pañada por el uso de tractores y otros equipos mecánicos.
59
En tiem-
pos pasados, la causa principal de la destrucción y daños a los sitios
arqueológicos era la huaquearía como el caso de Montículo Nº 28 del
sitio Atuntaqui.
60
La evidencia todavía es obvia en muchos de los
montículos. Pero ahora, este tipo de daño es mínimo comparado a
lo que pasa por el desarrollo económico y la agricultura comercial.
La pérdida de los sitios arqueológicos, de montículos traba-
jados o elaborados por los seres humanos de poblaciones ancestrales
es como borrar la historia y los logros de los indígenas actuales. Es
lo mismo que sucedería en la memoria colectiva de las zonas urba-
nas, si alguien quemara todos los documentos y libros históricos de
las civilizaciones occidentales, nos privaría no sólo de tener un en-
tendimiento y apreciación de nuestra herencia cultural, sino también
de aprender cómo nuestra sociedad evolucionó y cambió a través
del tiempo.
Y, por sí mismos, los increíbles monumentos de tierra, hechos
por los karankis, también merecen ser conservados y preservados
para que todos los ecuatorianos, y también las personas que vienen
de otros países, puedan disfrutar de los extraordinarios logros de
una cultura pasada, que ya no existe. Sin la preservación de los ves-
tigios monumentales de los karankis, nunca se sabrá acerca de los
modos de vida y de la extraordinaria cultura de los antepasados de
esta región del país.
57 John Athens, Inventory of Earthen Mound Sites, Northern…op. cit., 2003.
58 En el año de 1970, la población del Ecuador fue de 6.172.215; en el año de 2022 la población
ha crecido a 18.190.484, en: macrotrends. Ver en:https://www.macrotrends.net/countries/
ECU/ecuador/population-growth-rate#:~:text=Chart%20and%20table%20of%20Ecuador
,a%201.05%25%20increase%20from%202022. (08-01-2023).
59 Observaciones del autor en la sierra septentrional del Ecuador desde 1968. Además, se puede
observar el notable crecimiento de la industria de las flores.
60 Por otro ejemplo, ver Max Uhle, “Las Ruinas de Cochasquí” …op. cit., 1939, pp. 6, 11.
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Aunque es demasiado tarde para preservar los muchos mo-
numentos karankis que se han perdido en las últimas décadas, todo
el esfuerzo posible debería ser hecho para preservar y conservar los
sitios monumentales que queda. Como una primera etapa, digamos
una recomendación, hay que hacer un inventario nuevo de los mon-
tículos, documentando en forma detallado la condición y posibles
daños en los montículos que quedan. Al mismo tiempo, los dueños
de las tierras donde se encuentren los montículos, incluyendo enti-
dades gubernamentales responsables, deberían ser informados y
educados sobre sus obligaciones bajo las leyes del patrimonio cultu-
ral. Y huelga decir que las leyes que protegen el patrimonio nacional
deben aplicarse estrictamente, ya sea que los sitios se encuentren en
tierras de propiedad privada o pública.
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