BOLETÍN
DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE HISTORIA
BOLETÍN
DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE HISTORIA
Volumen CI Nº 210
Julio–diciembre 2023
Quito–Ecuador
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
Director Dr. Cesar Alarcón Costta
Subdirector Ac. Diego Moscoso Peñaherrera
Secretario Dr. Eduardo Muñoz Borrero, H.C.
Tesorero Dr. Claudio Creamer Guillén
Bibliotecario archivero Lcdo. Carlos Miranda Torres
Jefe de Publicaciones Dr. Blas Garzón Vera, PhD
Relacionador Institucional Dra. América Ibarra Parra
Pro-Secretaria Ac. Ingrid Diaz Patiño
COMITÉ EDITORIAL
Dr. Manuel Espinosa Apolo Universidad Central del Ecuador
Dr. Klever Bravo Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE
Dra. Libertad Regalado Espinoza Universidad Laica Eloy Alfaro-Manabí
Dr. Rogelio de la Mora Valencia Universidad Veracruzana-México
Dra. María Luisa Laviana Cuetos Consejo Superior Investigaciones Científicas-España
Dr. Jorge Ortiz Sotelo Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú
Dra. Rocío Rosero Jácome Universidad Internacional del Ecuador
EDITOR
Dr. Blas Garzón Vera Universidad Politécnica Salesiana – Ecuador
COMITÉ CIENTÍFICO
Dra. Katarzyna Dembicz Universidad de Varsovia-Polonia
Dr. Silvano Benito Moya Universidad Nacional de Córdoba/CONICET- Argentina
Dra. Elissa Rashkin Universidad Veracruzana-México
Dr. Stefan Rinke Instituto de estudios latinoamericanos/ Freie Universität Berlin-Alemania
Dr. Carlos Riojas Universidad de Guadalajara-México
Dra. Cristina Retta Sivolella Instituto Cervantes, Berlín- Alemania
Dr. Claudio Tapia Figueroa Universidad Técnica Federico Santa María – Chile
Dra. Emmanuelle Sinardet Université Paris Ouest - Francia
Dr. Roberto Pineda Camacho Universidad de los Andes-Colombia
Dra. Maria Letícia Corrêa Universidade do Estado do Rio de Janeiro-Brasil
Dr. Roger Pita Pico Investigador Academia Colombiana de Historia-Colombia
Dr. Justo Cuño Bonito Universidad Pablo de Olavide-España
Dr. Héctor Grenni Montiel Universidad Don Bosco- San Salvador
Dr. Pablo Solórzano Marchant Univesidad Católica Silva Henríquez – Chile
Dr. Tomás Caballero Truyol Universidad del Atlántico – Colombia
Dr. Julio César Fernández Universidad Nacional Pedro R. Gallo – Perú
Dra. Laura Falceri Universidad Politécnica Salesiana – Ecuador
Dr. Jairo Bermúdez Castillo Universidad Sergio Arboleda – Colombia
Dr. Renato Ferreira Machado Facultad Salesiana de Porto Alegre – Brasil
Dr. Saúl Uribe Taborda Universidad Politécnica Salesiana – Ecuador
BOLETÍN de la A.N.H.
Vol CI
Nº 210
Julio–diciembre 2023
© Academia Nacional de Historia del Ecuador
ISSN Nº 1390-079X
eISSN Nº 2773-7381
Portada
Retrato de Honorato Vázquez Ochoa. Biblioteca digital (Universidad de Cuenca))
Diseño e impresión
PPL Impresores 2529762
Quito
landazurifredi@gmail.com
febrero 2024
Esta edición es auspiciada por el
Ministerio de Educación
Libro de distribución gratuita
PRESENTACIÓN DE LA ENCICLOPEDIA
DE LA HISTORIA NACIONAL,
TOMO DEDICADO A LA PROVINCIA DE COTOPAXI
Franklin Barriga López
1
Damas y caballeros:
Siempre es satisfactorio volver a la tierra nativa así sea por
pocos minutos, como es el caso de hoy. El motivo es por demás tras-
cendente, llegamos con una de las mejores ofrendas, el libro que en
forma integral estudia lo que fue, lo que es y lo que aspiramos sea
este privilegiado sector de nuestra República. Saludo a la Provincia
de Cotopaxi, con afecto y respeto.
La magnífica iniciativa del Dr. César Alarcón Costta, Direc-
tor de la Academia Nacional de Historia, en el sentido de que exista
una Enciclopedia en nuestro país, con el relieve debido a cada una
de las provincias que componen la totalidad del territorio nacional,
está haciéndose una realidad objetiva, necesaria, imprescindible para
conocer, sentir y amar de mejor manera a nuestra Patria.
En total, este singular emprendimiento comprenderá 24
tomos, igual número que las provincias, con lo que la visión de país
que debemos tener todos los ecuatorianos se consolidará para
afianzar el orgullo de pertenencia, la fraternidad y la cohesión de
todas las regiones, con miras a la paz, la superación y la prosperidad
de quienes habitamos estos lugares que deben ser valorados y respe-
tados en todo momento, por sus características no solo geográficas.
Hoy corresponde a Cotopaxi el volumen del cual tuvimos el
honor de escribirlo, con el diplomático, escritor y catedrático univer-
sitario Dr. Leonardo Barriga López, mi hermano de sangre y espíritu.
Ambos hemos dedicado más de 20 obras publicadas y numerosos
artículos a nuestra provincia natal que es la de Cotopaxi, desde
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1 Director de la Academia Nacional de Historia.
cuando, en 1968, Leonardo publicó en los talleres gráficos de la Casa
de la Cultura Ecuatoriana, en Quito, su libro Valores Humanos de Co-
topaxi, semblanzas y antología, en 300 páginas; en 1973, se editó mi Mo-
nografía de la Provincia de Cotopaxi, en diez tomos: con Leonardo hemos
compartido otros emprendimientos en beneficio del terruño, al que
no olvidamos a pesar de nuestra ausencia física que se extiende apro-
ximadamente por medio siglo, en vista de que hace 50 años –como
quedó expresado por motivos de estudio y de trabajo fijamos nues-
tras residencias en Quito y en el exterior.
Compartimos espacio en el libro que hoy se presenta con el
Arq. Francisco Ulloa Enríquez, Ph.D., quien, a pesar de no haber na-
cido en Cotopaxi, vive en Latacunga por varias décadas y cumple un
trabajo admirable en importantes áreas no solamente de la educación
superior y la cultura, habiendo demostrado identificación plena con
nuestra provincia, con la que se ha solidarizado, como “cotopaxense
de corazón”, que ciertamente lo es. Conocedores de estas cualidades
y por ser, además, Miembro Correspondiente de la Academia Nacio-
nal de Historia y destacado exrector de la UTC, a Francisco solicita-
mos las fotografías que constan en este volumen y que abarcan
sesenta páginas.
En este libro se encontrarán informaciones sustanciales para
conocer Cotopaxi, desde sus orígenes más remotos, dentro de esa
benéfica corriente que prevalece en nuestra centenaria entidad: apor-
tes constructivos, basados en la Historia y, por tanto, la realidad,
hacia nobles objetivos, como son aquellos de la concordia y el ade-
lanto individual y colectivo, para vencer sentimientos derrotistas,
que impiden el desarrollo y el fortalecimiento de las más grandes as-
piraciones de los pueblos.
En este punto, para afianzar el sentido de pertenencia es
oportuno recordar que en el Capitolio, el 20 de enero de 1961, en
Washington D.C., John Fitzgerald Kennedy tomó posesión como el
trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos de América. Su
discurso se hizo célebre, en especial por estas palabras magistrales
que compartimos plenamente: “No preguntes qué puede hacer tu
país por ti, piensa qué puedes hacer tú por tu país”, recomendación
formidable para todos los habitantes del orbe, por su esencia proac-
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tiva, motivadora, patriótica y que, en Ecuador, obviamente en Coto-
paxi, y en su aplicación, nunca debe desoírse para decir: “Qué pue-
des hacer tú por tú provincia”.
Acorde a lo expuesto, nuestra entidad, que nació el 24 de
julio de 1909 como Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos
Americanos y que se convirtió en Academia Nacional de Historia,
mediante Decreto Legislativo publicado en el Registro Oficial (28 de
septiembre de 1920), superó los 114 años de existencia, en los que ha
efectuado y sigue llevando a cabo el trabajo y la representación que
le acreditan como una de las instituciones emblemáticas de nuestra
Patria, ofrece el presente macro proyecto, “Enciclopedia de la Histo-
ria Nacional”: abarcará 24 tomos, uno por cada provincia y será mo-
tivador aporte de la Academia y del Ministerio de Educación que
lo auspicia al adelanto y el civismo de la República del Ecuador, a
la que amamos, respetamos en todo momento y listos estamos a con-
tribuir a su concordia y progreso, dentro de la concepción moderni-
zadora de la Historia, lo que se llama la Historia del Futuro que no
puede alcanzarse si se prescinde de las raíces, del trabajo de las so-
ciedades precedentes, de los sueños y esfuerzos de los antecesores,
de esa fuerza integradora y robusta que jamás tiene que faltar en la
nación.
Al tenor de sus disposiciones legales y estatutarias, la Aca-
demia considera como su tarea fundamental el estudio histórico de
todos los aspectos de la vida cultural y social del país, así ha efec-
tuado investigaciones y publicado colecciones de libros sobre histo-
ria que es su razón de ser, investigaciones sobre ciencia, educación y
cultura, sin descuidar materias afines a la Historia, que la comple-
mentan, como la Geografía, Arqueología, Antropología, Etnología,
Etnografía, Derecho, Relaciones Internacionales, Sociología y otras.
Como es de general conocimiento, el país atraviesa momen-
tos delicados en varios campos, no es el instante de analizar quiénes
traicionaron la voluntad popular con su ineptitud o corruptelas,
habrá momento para ello, de que el Tribunal de la Historia emita su
fallo; hoy, se vuelve imprescindible y en forma inmediata, enarbolar
el estandarte ecuatoriano como mecanismo de referencia para moti-
var cohesión nacional, amor a la Patria y orgullo de pertenencia.
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El presente proyecto se sustenta en estos objetivos, para que
desaparezca el desánimo reinante y prevalezca el incentivo que edi-
fica y conduce a horizontes de autoestima y excelsitud:
• Recuperar, valorar, editar y difundir el patrimonio ecuatoriano, en
los diversos ámbitos, desde los primeros tiempos hasta la actuali-
dad;
• Indagar la realidad ecuatoriana, pasada y contemporánea, con pro-
yección al porvenir, y redactar los textos que contribuyan al forta-
lecimiento de la identidad ecuatoriana que es la suma de las
identidades provinciales;
• Llenar vacíos de conocimientos en Historia y disciplinas afines,
con una línea transversal que presente y resalte las glorias nacio-
nales y provinciales, la belleza y diversidad geográfica, la cultura,
valores humanos, calendarios festivos, el potencial turístico, recur-
sos naturales, posibilidades de nuevos emprendimientos para
atraer, sobre todo, inversión extranjera y confianza en nuestra Pa-
tria;
• Exponer la división política del país con intención de unidad, me-
diante la descripción de provincias, cantones y parroquias, valores
y potencialidades, lejos, muy lejos de rivalidades de vecindad o de
retrógrados regionalismos;
• Propiciar una conducta de fraternidad, trabajo, adelanto, cohesión
ciudadana, libertad y democracia.
El proyecto está dirigido a todo el territorio ecuatoriano, con
proyección externa.
Nos complace sobremanera que el primer volumen editado
de la Enciclopedia de la Historia Nacional del Ecuador corresponda
a la Provincia de Cotopaxi. Permitidme trazar una panorámica de
las 526 páginas de su contenido:
Se parte de los orígenes más remotos, de los pueblos que po-
blaron nuestros territorios desde hace milenios, su trayectoria en el
tiempo y la huella que dejaron hasta la actualidad, como el Palacio
de Callo en Mulaló o las fortalezas de Angamarca, de los topónimos
y antropónimos que perduran hasta la actualidad, en lugares cerca-
nos y en nombres de pobladores.
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Se estudia el por qué de la denominación Latacunga, que ini-
cialmente fue Tacunga.
Los períodos de conquista y colonización europeas y el de la
Independencia del dominio español, época en la que los actuales can-
tones de nuestra provincia tuvieron protagonismo sobresaliente. La
fábrica de pólvora de Latacunga surtió el elemento indispensable
para proteger a Guayaquil, Cartagena de Indias, Panamá y el Callao,
por tanto a Lima, de las incursiones de piratas y corsarios; en las lu-
chas por la Independencias, los patriotas se abastecieron de pólvora
latacungueña para sus acciones de armas. En comarcas cotopaxenses
estuvieron, entre otros personajes, Eugenio Espejo y el P. Juan de Ve-
lasco, Simón Rodríguez el maestro del Libertador Simón Bolívar que
también fue recibido apoteósicamente en nuestros lares. El sabio Ale-
jandro de Humboldt, a comienzos del siglo XIX, maravillado por los
paisajes cotopaxenses, expresó que desde estas tierras se admira lo
más representativo de la creación. La permanencia del mariscal An-
tonio José de Sucre en Latacunga fue desde el 2 hasta el 13 de mayo
de 1822: recibió la proverbial hospitalidad, apoyo y es aquí donde
planificó la estrategia para llegar a Quito donde se dio la Batalla de
Pichincha que selló la Independencia de lo que ahora es la República
del Ecuador. Sucre y sus tropas fueron por las riberas del Cutuchi y
se dirigieron a la parte este del volcán, donde queda Chalupas, para,
bordeando sus nieves, ir igualmente por los hielos del Sincholagua
bajar al Valle de los Chillos, a la Hda. Chillo Compañía, del Coronel
Vicente Aguirre, esposo de Rosa Montúfar; las tropas en mención no
pasaron por Limpiopungo como se creía sino por la parte oriental
del volcán Cotopaxi, en magnífica estrategia que sorprendió a los es-
pañoles que los esperaban con su caballería profesional, cañones y
sus huestes en sectores como los del nudo de Tiopullo, el macizo ro-
coso Rumiñahui, el paso de Jalupana y La Viudita. En Pujilí nació
Luis Fernando Vivero, de marcado protagonismo singularmente en
Guayaquil en los acontecimientos del 9 de octubre de 1820. La fami-
lia Montúfar, de recia participación en las luchas independentistas,
tuvo propiedades en la zona occidental de Cotopaxi que sirvieron
de escondite y refugio ante la persecución de las autoridades espa-
ñolas, al igual que otras familias que fueron partícipes en las epope-
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yas nacionales y que por ello, Antonio José de Sucre declaró a Lata-
cunga “lugar fervoroso y de alta distinción patriótica”.
En este libro, no han pasado desapercibidos acontecimientos
superlativos en los que participaron cotopaxenses: 9 y 10 de Agosto
de 1809, que convirtieron a Quito en Luz de América; 2 de agosto de
1810, en donde se masacró a patriotas, entre ellos a latacungueños;
la Campaña de 1812 en que se mantuvo prendida la llama de la li-
bertad
Los sucesos del 11 de Noviembre de 1820 que fueron los pro-
legómenos para la libertad definitiva que llegaría más tarde, cuando
Sucre arribó a Latacunga el 2 de mayo de 1822.
Se recuerda a los Próceres de Tacunga, que jamás deben ser
olvidados.
La participación de los indígenas en la Independencia, sus
luchas y avances sociales y el aporte al desarrollo: una de las mayores
lideresas es la Dra. Lourdes Tibán Guala, que representa dignamente
a nuestra provincia en calidad de Prefecta, como antes lo hizo en el
Parlamento. La Dra. Tibán, en el año 2003, escribió estas palabras
que están haciéndose realidad si analizamos lo que está aconteciendo
no solo en Cotopaxi, donde el protagonismo y organización de los
indígenas es indiscutible. “Llegó la hora en que seamos los indígenas
quienes escribamos nuestra propia historia”. Y eso es lo que está suce-
diendo en el Estado ecuatoriano, constitucionalmente pluricultural
y multiétnico; en tal virtud, ofrecemos espacio en las publicaciones
de la Academia a la historia escrita por los propios indígenas, lo que
ya ha sucedido incluso con la integración, por sus méritos, como
Miembros Correspondientes de nuestra institución a tres indígenas:
dos quichuas de la Sierra (la doctora Estelina Quinatoa Cotacachi y
el magíster Pascual Yépez Morocho; de la Amazonia ingresó la indí-
gena shuar Lcda. María Clara Sharupi).
Luego de estas importantes puntualizaciones que demues-
tran el pluralismo existente en nuestra Academia, informo que en el
libro que estamos presentando se detalla, además, la constitución de
la Provincia de Cotopaxi,
• Su Geografía física, orografía e hidrografía;
• Geografía económica (flora, mineralogía, aguas minerales, indus-
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tria, comercio, vialidad y comunicaciones);
• Turismo;
• Folclore;
• Leyendas y tradiciones;
• La importancia de Cotopaxi en el concierto nacional;
• El volcán patronímico y su parque nacional;
• Bandera, Escudo e Himno de la provincia y de los cantones con
sus datos que se extienden en varias páginas dedicadas a cada uno:
La Maná, Saquisilí, Pujilí, Pangua, Salcedo, Sigchos, Latacunga;
• Valores Humanos: Principales representantes en las diversas áreas,
sin olvidar, de ninguna manera, a la mujer cotopaxense, que tiene
como referentes a las heroínas Manuel Cañizares, Josefa Herrera
(Marquesa de Maenza), Manuela Iturralde Vidaurreta, Antonia
Vela Bustamante, Baltazara Terán y, posteriormente, a la escritora
Victoria Vásconez Cuvi.
Hay un capítulo especial, estructurado con documentos y fo-
tografías históricas, para que se conozca la verdadera Historia del
Núcleo de Cotopaxi de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, de la cons-
trucción de los Molinos de Monserrat que es la sede y que datan del
siglo XVIII y de los trabajos de remodelación y siguientes para con-
vertirles en el complejo cultural y se evite informaciones sesgadas
que se han producido al respecto.
Se resalta las cualidades de Latacunga, señalándose también
los atropellos que ha sufrido su magnífico centro histórico, a fin de
que se valore debidamente este importante patrimonio de la cultura
y se impida siga su destrucción o menosprecio.
Luego como ya se manifestó expresivas fotografías a colo-
res de Latacunga y los otros cantones.
Seguidamente, a la luz de la Historia se demuestra lo que
significa esta GRAN PROVINCIA. El lector podrá encontrar, a más
de los anotados, capítulos como:
• Latacunga y la provincia en la Independencia;
• Haciendas históricas (San Agustín de Callo, La Ciénega, Tilipulo
y Tilipulito, Salache, Pachusala, las haciendas de la Universidad
Central, El Shuyo, Malqui Machay).
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En cuanto a cultura popular (los reales orígenes de la Mama
Negra o Santísima Tragedia, el Corpus en Pujilí que es el Imperio del
Danzante, La familia Jacho de Saquisilí, entre otros temas)
Se destaca a Latacunga como ciudad patrimonial.
Por su especial significación, detengámonos un poco en los
límites provinciales:
Cuando los máximos representantes cotopaxenses contacta-
ron conmigo para que defienda la integridad de Cotopaxi que había
sido cercenada en mapas que atentaban a su patrimonio no solo eco-
nómico sino cultural, por cuanto el Cotopaxi y zonas aledañas habían
sido divididas para Cotopaxi, Pichincha y Napo en mapas vigentes a
la época; en algunos, nuestro volcán estaba íntegramente fuera de
nuestras pertenencías, lo que acababa prácticamente con el nombre
y la identidad de nosotros los cotopaxenses, acepté de inmediato el
pedido orientado a exhibir testimonios históricos y socioeconómicos
para someterles al debate que habían convenido dichos representan-
tes con sus similares de la provincia de Pichincha, especialmente, a
fin de dar solución definitiva al delicado asunto de límites.
Cumplí este honroso como delicado encargo que lo llevé a
cabo en agotadoras jornadas de trabajo, tanto en territorio como en
archivos y bibliotecas no únicamente de Latacunga y Quito. Feliz-
mente, había el antecedente de mis propias obras publicadas en bien
de Cotopaxi y de otros documentos que poseo en mi archivo, lo que
constituyó fuente copiosa de informaciones para que la imagen co-
topaxense resplandezca en sus fulgores de antaño y de hogaño.
Luego de exponer el contenido de mi investigación en even-
tos especiales a las principales autoridades cotopaxenses, comuneros,
prensa e incluso a los historiadores locales, para la concienciación co-
lectiva, lo entregué, en ocasión pública y solemne. El texto de mi ale-
gato sirvió en su totalidad para la aprobación definitiva de los límites
en referencia, acto efectuado en Latacunga, en el Salón Máximo del
GAD Cotopaxi y al que asistió el propio prefecto de Pichincha, Gus-
tavo Baroja Narváez y sus asesores.
Por tratarse de un asunto que incumbe a la propia esencia
cotopaxense, reitero mi satisfacción personal por haber dado este
nuevo aporte a mi terruño.
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Hagamos memoria de los acontecimientos: En la Ley para Fi-
jación de Límites Territoriales, se reconoció que la falta de claridad
en la delimitación de ciertos territorios ha sido motivo de constantes
controversias que, de una u otra manera, han afectado a la integración
y al desarrollo del Estado. Este asunto entrañaba una problemática a
veces candente que degeneró, en ocasiones, en enfrentamientos físi-
cos entre moradores de parroquias, cantones y provincias, con los
consiguientes problemas de vecindad que afectaban no solo a las nor-
males relaciones humanas que se deben mantener entre vecinos. Todo
ello, a pesar de que el Art. 4 de la vigente Constitución de la República
claramente determina que el territorio del Ecuador constituye unidad
geográfica e histórica de dimensiones naturales, sociales y culturales,
legado de nuestros antepasados y pueblos ancestrales.
Centenares fueron las posiciones no convergentes y hasta
conflictos agudos que existían; encontraron solución con los linea-
mientos y procedimientos establecidos en la mencionada Ley: acuer-
dos amistosos y definitivos, que se aplicaron en casi la totalidad de
casos, hasta la consulta ciudadana en las urnas y el arbitraje. Se dio
plazo para que se llegue a una solución, de lo contrario las autorida-
des correspondientes podían
ser sujetas a revocatoria de sus manda-
tos. Esta medida fue determinante para que cesen posiciones hasta
beligerantes.
Largas y complicadas deliberaciones hicieron posible que se
alcancen soluciones basadas, desde luego, en sólidos fundamentos
históricos, socioculturales, técnicos y legales, que fueron imprescin-
dibles para los resultados alcanzados.
Es digno de resaltarse que por estos entendimientos habrá
más entendimiento, apoyo recíproco y progreso en el país.
En lo que concierne a nuestra provincia, el proceso para la de-
limitación limítrofe se efectuó dentro de conceptos plenamente esta-
blecidos y que jamás se apartaron del diálogo fraterno, el sentido
de
adelanto y la rigurosa valoración de documentos que avalan la per-
tenencia a tal o cual circunscripción geográfica. El éxito coronó las fa-
tigosas y, en ocasiones, incomprendidas jornadas de trabajo.
Nombrado asesor de Historia del GAD Cotopaxi para las de-
liberaciones de límites, para mí fue muy satisfactorio volver, aunque
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por poco tiempo, a estar con mis coterráneos, caminar por las reco-
letas calles de mi ciudad nativa, Latacunga, recorrer los conocidos
paisajes de nuestra deslumbrante geografía para reconocer lugares
y las de- limitaciones geográficas pertinentes. Fue la oportunidad,
asimismo, para llenar no solo mis pulmones del aire provinciano, tan
entrañable, transparente y evocado, en especial cuando me encuen-
tro, frecuentemente, por motivos profesionales, en metrópolis donde
prevalece la frialdad arquitectónica, el tumulto, el ruido y el esmog.
Sobre todo, resalto la oportunidad que se me dio para salir, nueva-
mente, por los fueros de mi inolvidable Patria Chica, la Provincia de
Cotopaxi, cuyo mayor símbolo, el formidable volcán que nos propor-
ciona identidad y sano orgullo de pertenencia, de manera legal estará
íntegro e inamovible en nuestros territorios, como desde las remotas
edades de los pueblos originarios que lo adoraron, lo estuvo siempre
en la legitimidad, el latido y la memoria de los habitantes de estas co-
marcas rodeadas por una naturaleza de belleza excepcional.
Mis alegatos, basados en abundantes fundamentos históricos
y socioeconómicos, sustentan los derechos de Cotopaxi en materia li-
mítrofe con las provincias vecinas.
A fin de que estos fundamentos perduren en el tiempo y el es-
pacio se los publica, resumidos, en el presente libro. Se los da a luz
pública, con el convencimiento de que ayudarán a profundizar el ca-
riño para nuestra tierra amada que requiere la participación solidaria,
inteligente, patriótica, de todos sus hijos para hacerla más grande y
progresista, enmarcada en postulados de autoestima, dignidad, hon-
radez, trabajo y visión amplia, como la que sugiere la altivez y belleza
de nuestro Cotopaxi, volcán que fue nuestro desde edades inmemo-
riales y que ahora jurídicamente nos pertenece por completo, al igual
que el agua vivificante que sale de sus deshielos y más vertientes que
ganan a la dureza de la roca para ir a fecundar los campos y mejorar
la calidad de vida de los coterráneos. Especialmente en las zonas del
Cotopaxi y los Ilinizas, la Historia ha prevalecido y nos ha dado la
razón para que triunfe la verdad, la lógica, el derecho, la tradición y
hasta el sentido común.
Antes de que empiece a colaborar en este último tiempo en la
defensa de la heredad de nuestra Provincia, la situación, publicitada
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inclusive en canales de televisión de alcance nacional como Teleama-
zonas, se presentaba según la fuente oficial Pichincha Al Día, Central
de Medios, Gobierno de la Provincia de Pichincha, de la siguiente ma-
nera (27 de julio de 2011): “La Comisión de Límites Internos de la República
precisó que el 60 % del volcán Cotopaxi pertenecería a la provincia de Pi-
chincha, con lo que quedarían fuera de la provincia de Cotopaxi 10 territorios
con un perjuicio total de cerca de 1.000 hectáreas”. En un mapa del GAD
de Pichincha, nuestro volcán estaba totalmente en su jurisdicción.
Alarmante e intolerables posiciones que generaron el rechazo cotopa-
xense.
Recordaré como una de las grandes satisfacciones de mi exis-
tencia haber ayudado, de la manera indicada, a la solución de este
asunto de inmensa trascendencia para nosotros los cotopaxenses y de
todos quienes se han radicado en esta heredad hospitalaria, magnífica,
entrañable, siempre digna del mayor de los respetos. Reconozco y
exalto en este asunto de tanta importancia el permanente y patriótico
trabajo del Gobierno Autónomo Descentralizado de la provincia de
Cotopaxi, presidido por su Prefectura, como también de los alcaldes
que lo conforman y más autoridades y técnicos de la entidad mayor
de Cotopaxi: todos remamos al mismo lado y llegamos al objetivo an-
siado.
En adelante, nuestro máximo símbolo de identidad, el volcán
Cotopaxi, estará íntegra y legalmente, como siempre ancestral y legí-
timamente lo estuvo en nuestra jurisdicción, asimismo el Canal de
Riego Alumíes y el camino para llegar al mismo, las lagunas que fue-
ron consideradas sagradas por los pueblos originarios y las otras fuen-
tes. Al reivindicar la pertenencia del Cotopaxi a la provincia que da
nombre hubo también el reconocimiento a nuestra heredad de cuan-
tiosos caudales de agua.
Sin triunfalismos, podemos afirmar que, con el éxito alcan-
zado en este particular, se ha dejado sanos precedentes para las pre-
sentes y nuevas generaciones, en atmósfera de paz y racionalidad,
para que los derechos de nuestra querida Provincia no sean menos-
cabados y, de esta manera y con trabajo decidido y fecundo como el
realizado, se afiance la ruta hacia el desarrollo, con la participación de
sus hijos que deben velar y esforzarse, en todo momento, por alcanzar
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el bienestar, la superación y la prosperidad de nuestro querido te-
rruño.
A continuación, la Sra. prefecta, como fiel representante de
Cotopaxi, en pocos minutos recibirá del Dr. César Alarcón Costta, di-
rector de la Academia Nacional de Historia, el volumen dedicado a
nuestra provincia en la Enciclopedia de la Historia Nacional. Dra.
Lourdes Tibán y más integrantes del Gobierno Autónomo Descentra-
lizado, alcaldes cantonales, presidentes de las juntas parroquiales y
en general habitantes de la provincia: nuestra institución está dis-
puesta en todo momento a colaborar con ustedes, con aportes como
el que se está entregando oficialmente en estos instantes.
Muchas gracias por vuestra atención.
Latacunga, 29 de noviembre de 2013
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