BOLETÍN
DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE HISTORIA
BOLETÍN
DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE HISTORIA
Volumen CI Nº 210
Julio–diciembre 2023
Quito–Ecuador
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
Director Dr. Cesar Alarcón Costta
Subdirector Ac. Diego Moscoso Peñaherrera
Secretario Dr. Eduardo Muñoz Borrero, H.C.
Tesorero Dr. Claudio Creamer Guillén
Bibliotecario archivero Lcdo. Carlos Miranda Torres
Jefe de Publicaciones Dr. Blas Garzón Vera, PhD
Relacionador Institucional Dra. América Ibarra Parra
Pro-Secretaria Ac. Ingrid Diaz Patiño
COMITÉ EDITORIAL
Dr. Manuel Espinosa Apolo Universidad Central del Ecuador
Dr. Klever Bravo Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE
Dra. Libertad Regalado Espinoza Universidad Laica Eloy Alfaro-Manabí
Dr. Rogelio de la Mora Valencia Universidad Veracruzana-México
Dra. María Luisa Laviana Cuetos Consejo Superior Investigaciones Científicas-España
Dr. Jorge Ortiz Sotelo Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú
Dra. Rocío Rosero Jácome Universidad Internacional del Ecuador
EDITOR
Dr. Blas Garzón Vera Universidad Politécnica Salesiana – Ecuador
COMITÉ CIENTÍFICO
Dra. Katarzyna Dembicz Universidad de Varsovia-Polonia
Dr. Silvano Benito Moya Universidad Nacional de Córdoba/CONICET- Argentina
Dra. Elissa Rashkin Universidad Veracruzana-México
Dr. Stefan Rinke Instituto de estudios latinoamericanos/ Freie Universität Berlin-Alemania
Dr. Carlos Riojas Universidad de Guadalajara-México
Dra. Cristina Retta Sivolella Instituto Cervantes, Berlín- Alemania
Dr. Claudio Tapia Figueroa Universidad Técnica Federico Santa María – Chile
Dra. Emmanuelle Sinardet Université Paris Ouest - Francia
Dr. Roberto Pineda Camacho Universidad de los Andes-Colombia
Dra. Maria Letícia Corrêa Universidade do Estado do Rio de Janeiro-Brasil
Dr. Roger Pita Pico Investigador Academia Colombiana de Historia-Colombia
Dr. Justo Cuño Bonito Universidad Pablo de Olavide-España
Dr. Héctor Grenni Montiel Universidad Don Bosco- San Salvador
Dr. Pablo Solórzano Marchant Univesidad Católica Silva Henríquez – Chile
Dr. Tomás Caballero Truyol Universidad del Atlántico – Colombia
Dr. Julio César Fernández Universidad Nacional Pedro R. Gallo – Perú
Dra. Laura Falceri Universidad Politécnica Salesiana – Ecuador
Dr. Jairo Bermúdez Castillo Universidad Sergio Arboleda – Colombia
Dr. Renato Ferreira Machado Facultad Salesiana de Porto Alegre – Brasil
Dr. Saúl Uribe Taborda Universidad Politécnica Salesiana – Ecuador
BOLETÍN de la A.N.H.
Vol CI
Nº 210
Julio–diciembre 2023
© Academia Nacional de Historia del Ecuador
ISSN Nº 1390-079X
eISSN Nº 2773-7381
Portada
Retrato de Honorato Vázquez Ochoa. Biblioteca digital (Universidad de Cuenca))
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Quito
landazurifredi@gmail.com
febrero 2024
Esta edición es auspiciada por el
Ministerio de Educación
Libro de distribución gratuita
FEDERICO GONZÁLEZ SUÁREZ:
“LA VERDAD ES EL ALMA DE LA HISTORIA”.
114 AÑOS DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
Rocío Rosero Jácome
1
El 24 de julio de 1909 se suscribió el acta de fundación de la
Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos. El acta cons-
titutiva fue firmada pocos días después, el 7 de agosto de 1909. Esta
sociedad acordó el nombramiento de Director Vitalicio para el Ilmo.
Revdo. Dr. Don Federico González Suárez. Tras su constitución se
invitó a los personajes más representativos de diversas ciudades del
país como: Ibarra, Otavalo, Quito, Ambato, Latacunga, Riobamba,
Guaranda, Guayaquil, Cuenca, Portoviejo, Esmeraldas y Loja. El Dr.
Franklin Barriga en su libro: González Suárez la Patria y la Academia
2
recoge con detenimiento los nombres de los Miembros Fundadores
y los invitados a ser Miembros Correspondientes.
Del Ensayo bibliográfico de Ricardo Bueno
3
y del trabajo ya
indicado del Dr. Barriga, se recoge la trayectoria en la administración
eclesiástica y en la participación política secular de Federico Gonzá-
lez Suárez:
Fue Canónigo racionero en Cuenca; Canónigo de segunda institución
en Quito y Arcediano de la catedral de Quito; Profesor de literatura en
el Seminario Diocesano de Cuenca; Profesor de Historia de la Univer-
sidad Central del Ecuador; Vicario capitular de Riobamba; Dean de la
iglesia de Riobamba; Administrador Apostólico del Obispado de
Cuenca; Auxiliar del Arzobispo de Quito con derecho de Sucesión; Se-
cretario de Arzobispo Ignacio Ordoñez, Visitador Apostólico de la Dió-
cesis de Cuenca y de Guayaquil.
4
. (…) El Papa León XIII le escogió, en
Vida académica
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1 Miembro de Número de la Academia Nacional de Historia.
2 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, Academia Nacional de His-
toria, Colección “Académicos de la historia”, Quito, 2017.
3 Ibid., p 49; Cfr. Ricardo Bueno, Homenaje a la memoria del Ilmo. y Rdmo. Sr. Dr. Dn. Federico Gon-
zález Suárez en el centenario de su nacimiento: Ensayo bibliográfico de sus obras y escritos, Imprenta
del Ministerio de Gobierno, Quito, 1943.
4 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, cit. p. 141
1894, para ocupar el obispado de Riobamba. De 1895 a 1905, se desem-
peñó como Obispo de Ibarra y desde 1906 hasta 1917, Arzobispo de
Quito.
5
Además, su intervención en la política del país puede regis-
trarse así: Fue Diputado de la Convención Nacional; Director General
de Instrucción Pública; Vicepresidente del Senado en el Congreso Cons-
titucional de 1892 y participó en el Congreso Extraordinario del mismo
año; fue vocal del Consejo General de Instrucción Pública.
6
Fue Gon-
zález Suárez investigador, arqueólogo, historiador, escritor de fuste,
polígrafo y orador elocuente.
7
El fundador de la actual Academia Nacional de Historia, Mon-
señor Federico González Suárez, fue un hombre de letras, un clérigo
de ideas innovadoras, un estudioso del humanismo, de las artes y
las ciencias. Fue en la edad madura y en el ejercicio del más alto
cargo religioso y de influencia política que se convirtió en el funda-
dor de una Escuela positivista de conocimientos y estudios históricos
con visión continental y que desde el país, desde Ecuador, asuma la
condición de sujeto histórico, es decir que tenga la capacidad de
hacer historia, la llamó Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos
Americanos.
Por su posición racionalista y crítica, en su calidad de sacer-
dote, fue considerado rebelde por las autoridades eclesiásticas; em-
pero, su dedicación al estudio le reportó una enorme erudición en
literatura, historia y filosofía, además de teología y derecho canónico.
Fue acucioso y ordenado lector. La “obediencia sin razón” pertur-
baba el ánimo del sacerdote docto y académico. Fue vituperado por
los clérigos regulares y seculares debido a la publicación del tomo
IV de la Historia General del Ecuador. Escribir la Historia del Ecuador
era su compromiso con el Estado que en 1885 facilitó los recursos
para su estancia en España. Su principal detractor fue el Obispo de
Portoviejo Pedro Schumacher quien calificó al libro como malo y an-
ticatólico.
8
González Suárez dijo: “Si el Señor Schumacher me hubiera
Vida académica
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5 Ibid., p. 49
6 Ibid., p. 141
7 Ibid., p. 49
8 Federico González Suárez: Defensa de mi Criterio Histórico, Publicaciones del Archivo Municipal
de Quito, Volumen XII, ejemplar 00502: Es propiedad de la Academia Nacional de Historia,
Talleres tipográficos municipales, Quito-Ecuador, 1937, p. 246 http://repositorio.casa dela-
cultura.gob.ec/handle/34000/956 (12-07-2023)
arrebatado la vida, dándome veneno, me habría hecho un gran mal: me arre-
bató la honra que vale más que la vida; ¡me arrebató la honra calumnián-
dome en cuanto a la pureza de mi fe y así atosigó para siempre mi vida!”.
9
Muchas circunstancias personales sobre su persecución y descrédito
fueron escritas en dos textos: Memorias Íntimas
10
y en Defensa de mi
criterio histórico.
11
Rosero-Jácome en el texto, “González Suárez historiador y
formador de historiadores” señala que el escritor perseguido y aco-
sado era un buen observador que destacó la condición de “incons-
ciencia colectiva” movida desde los púlpitos y desde ciertos corrillos
sociales: dijo: “…casi todos mis adversarios hablaron contra mí sólo de
oídas, porque ninguno había leído ninguna página del volumen IV”.
12
Así
expone que la “caridad fraterna” señalada por algunos contradicto-
res podría ser interpretada como el deseo de “ocultamiento de la ver-
dad en los relatos” que convirtiera en carta blanca los abusos. Quito
de inicios del siglo XX era una sociedad pacata y subrepticia donde
el discurso intencionalmente malsano, motor de la cólera rabiosa y
de la agresividad de las masas provenía de los púlpitos con enfoque
confesional colonial, dependiente de Roma y de su conocimiento in-
falible y con perspectiva europocéntrica. En esa medida, González
Suárez, ecuatoriano, fue un problema, se había convertido en histo-
riador y escritor metódico, en voz y presencia y, por lo tanto, sujeto
histórico que asumió su defensa, dijo: “(…) los primeros que levantaron
una voz contra mi y con mayor saña y porfía fueron Extranjeros: dos ita-
lianos y un alemán, los padres Fray José Magalli y Fray Reginaldo Duranti,
dominicanos y el Ilmo. Schumacher”.
13
Además, el Excmo. Sr. Dr. Don.
José Mocchi, Delegado Apostólico.
14
A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Federico Gon-
zález Suárez fue un ícono del hacer historia desde su Patria con su
9 Ibid. p.19
10 Federico González Suárez, Memorias Intimas, Talleres Gráficos, Ministerio de Educación,
Quito, 1944.
11 Federico González Suárez: Defensa de mi Criterio Histórico, Publicaciones del Archivo Mu-
nicipal de Quito, Volumen XII, Talleres tipográficos municipales, Quito-Ecuador, 1937
12 Rocío Rosero-Jácome, González Suárez, “Historiador y formador de historiadores”, González
Suárez una visión Contemporánea, pp.87-114; p.97
13 Ibid., p.97
14 Ibid., p. 96
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criterio y enfoque teórico y metodológico que, a pesar de ser religioso
obediente, tuvo una mente deliberante y reflexiva que rompió el en-
foque de la historia hecha por extranjeros. González Suárez tuvo con-
ciencia territorial y nacional con perspectiva continental y análisis
transcontinental, esto es, Europa-América y viceversa.
La publicación del IV tomo de la Historia General de la Repú-
blica del Ecuador fue rechazada por las jerarquías religiosas. El libro
exponía la vida de la ciudad de Quito y su relación con los conventos
en los siglos coloniales dijo: “¡estalló contra mí la tempestad!... era yo
un enemigo de la Iglesia Católica y era necesario acabar conmigo y con mi
libro, así lo exigía la honra de la Religión…”.
15
Este acontecimiento fue
el punto de su reflexión. ¿La historia debía relatar y mostrar denun-
cias sobre acciones inapropiadas del clero y sus costumbres poco edi-
ficantes o callar? También esta situación fue el punto de reflexión del
sacerdote que analizó el dogma y el Derecho Canónigo y no halló
incongruencias, por ello, escribió la verdad. Su redacción tuvo im-
pacto social al ver impresos relatos de procederes díscolos contra-
puestos a la moral dictada desde el púlpito, en los sermones. Dijo:
Tal es la historia de estas páginas que ahora las dedico a vosotros: dignaos
aceptarlas…En ellas no vindico mi nombre: defiendo la verdad”.
16
En 1900 frente a la inminente invasión colombiana y a la
“guerra conservadora de los cristeros” liderados desde Colombia
por Obispos extranjeros con diócesis en el Ecuador, en el periodo que
Eloy Alfaro ejerció como Jefe Supremo, entre los líderes de este mo-
vimiento cruzado destacaba el obispo de Portoviejo el alemán, Pedro
Shumacher; el obispo español de Loja José María Massiá y el ecua-
toriano Arsenio Andrade, obispo de Riobamba. El obispo de Pasto
era el español Ezequiel Moreno Díaz que dio protección y amparo a
los cristeros ayudados por los Capuchinos en el convento de Túque-
rres. Al respecto, Jorge Núñez expone estos sucesos de la siguiente
manera: “Amparados y ayudados por el Obispo de Pasto, Ezequiel
Moreno Díaz, los religiosos emigrados a Colombia instigaron conti-
nuas invasiones contra el Ecuador. Es más, esos religiosos exiliados
15 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, p. 96
16 Ibid., p. 97, Cfr. Franklin Barriga, Historia de la Academia Nacional de Historia, Editorial el
Conejo, Quito, 2009, pp.51-53
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en Colombia buscaron provocar una guerra entre Ecuador y Colom-
bia”.
17
González Suárez se opuso a esa guerra fratricida y a una es-
calada de violencia internacional. Sus reflexiones fueron explicadas
en una Carta al Vicario General. Se expresó así:
(…) porque para mí no hay partidos, hay Patria, (…) La República
ecuatoriana es mi Patria: en el Supremo gobierno de la República está
encarnada, como dice Onclair, la independencia de la Nación; yo de-
fiendo ahora la independencia de mi Patria, y, para ser patriota, no he
necesitado sino ser consecuente con las doctrinas católicas.
1
8
Núñez Sánchez también expone que, posteriormente fueron
expulsados los sacerdotes extranjeros Leonardo Daidy, lazarista, y
los franciscanos Miguel, Lorenzo y Luis, que habían participado en
conspiraciones armadas en la Provincia de Loja. Varios capuchinos,
a su vez, se expatriaron en Pasto.
19
En este lapso escribió contra el laicismo y el liberalismo; sin
embargo, fue el mediador entre conservadores y liberales y así de-
fendió la Iglesia. Empero, el liberalismo alfarista fue a más, a la sepa-
ración IglesiaEstado, a la educación laica, es decir, a la seculari-
za ción de las mentes y la apertura de esas mentes a otros conocimien-
tos no sólo a religión.
En el periodo que fue obispo de Ibarra, González Suárez, a
la par que se oponía al laicismo liberal, apoyó la presencia de la Se-
gunda Misión Geodésica Francesa (19011906) en el marco de las
ideas de “progreso y desarrollo” a través de la ciencia percibida
como beneficiosa en las élites socialmente cultas que admiraban
Francia. La burguesía se adhirió al ideal de la “modernidad, al ma-
quinismo y cientificismo con una visión positivista” enmarcada en
17 Jorge Núñez Sánchez, “Capítulos de la historia de la vecindad colombo–ecuatoriana”. Una
mirada al Ecuador. Cátedra Ecuador. Fronteras, vecindad e integración. Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia.2008, p. 54
18 Jorge Núñez Sánchez, “Federico González Suárez y sus combates por la patria”, Federico
González Suárez: Una visión contemporánea, pp.15-40, pp.35-36. Cfr. Carta del Ilmo., y Rmo.
Sr. Dr. D. Federico González Suárez, Obispo de Ibarra a su Vicario General, Quito, julio de
1900, Tipografía de la Escuela de Artes y Oficios, Quito, 1900.
19 Jorge Núñez Sánchez, “Capítulos de la historia de la vecindad colombo–ecuatoriana”, p. 54
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el concepto de “civilización” emanado de Europa. La costa, con el li-
beralismo, hacía tiempo que centraba su interés en la importancia
del “comercio y la agro-exportación”.
El gobierno de Alfaro estableció el acuerdo diplomático de
recepción, de apoyo económico y logístico mediante una delegación
de militares ecuatorianos para acompañar a la Segunda Misión Geo-
désica enviada por el gobierno liberal de la III República francesa,
para revisar con nuevos y más precisos equipos las medidas del arco
de meridiano con militares del Servicio Geográfico del Ejército fran-
cés que trabajarían en el campo y los resultados de las mediciones
se establecerían con la Academia de Ciencias de París.
20
Federico González Suárez era un reconocido investigador e
historiador y había realizado varias publicaciones. Apoyó a Paul
Rivet, médico de la Misión Geodésica y encargado de documentar
la “Historia Natural” en la que se encontraban los seres humanos
aborígenes en igualdad de condición a la fauna y flora. Ayudó a
Rivet con su muy actualizada biblioteca, le obsequió sus textos y le
explicó las técnicas de la Arqueología en el campo, le facilitó hospe-
daje y cuadrilla de trabajadores. González Suárez motivó y guió a
Rivet para el estudio de la Arqueología y la Lingüística. Además, el
Gobierno ecuatoriano apoyó la Misión Geodésica enviando, desde
Guayaquil, cajas de material cultural y natural colectado por Rivet.
En París, René Verneau con Paul Rivet publicaron el libro:
Etnografía Antigua del Ecuador, recientemente traducido por Cathe-
rine Lara. Así, Paul Rivet, ante las evidencias materiales, ante las ex-
periencias vivenciales de seis años en Ecuador y Colombia cambió
la interpretación del “concepto cultura” por el de culturas, y el de
“Antropología” por el de Etnología y Alteridad; además entrelazó los
conceptos de “Etnografía, Arqueología y Lingüística” utilizados en
los textos de Historia y Arqueología de González Suárez, y con ello,
desde Europa, se cambió la perspectiva de la Antropometría que pre-
tendía jerarquizar los grupos humanos y justificar el colonialismo.
20 Rocío Rosero-Jácome, “La Segunda misión Geodésica Francesa: Aportes al conocimiento de
la Antropología ecuatoriana”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, vol. XCIX,
N°206-A, jul-dic.2021, pp.281-312, p. 291; Cfr. Kléver Antonio Bravo, Instituto Geográfico
Militar, 90 años de Historia 1928-2018, p.47
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En 1910, en el segundo periodo presidencial de Eloy Alfaro,
González Suárez formó una Junta Patriótica integrada por varios ju-
ristas tras un grave impase territorial con el Perú. Eduardo Muñoz
Borrero señala que: El 20 de abril de 1910 ordenó plegarias especiales
por la paz y la concordia y expuso estas célebres palabras. “Si ha lle-
gado la hora de que el Ecuador desaparezca, que desaparezca; pero no enre-
dado entre los hilos diplomáticos, sino en los campos del honor; al aire libre,
con el arma al brazo: No lo arrastrará a la guerra la codicia, sino el honor.”,
además, pidió a cada religioso el 5% de su renta en apoyo a la de-
fensa de la Patria.
21
En junio de 1911, González Suárez, se dirigió a los jóvenes
fundadores de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos America-
nos, les exhortó diciendo: “La verdad es el alma de la Historia”.
22
Su dis-
curso reseñó sus dificultades en el proceso de ser historiador: se
sintió muy solo, aislado, y menospreciado, su primer libro: Estudio
histórico sobre los Cañaris tuvo como opinión generalizada la de: “obra
inútil escrita por un clérigo ocioso, que en cosas de indios perdía el tiempo
que debía dedicar al ejercicio del sagrado ministerio”.
23
A inicios del siglo
XX la Arqueología era una ciencia nueva y totalmente desconocido
su valor cultural, a la par, era despreciado todo lo indígena en el
Ecuador de esa época. De los jóvenes historiadores con vocación para
la Arqueología y con recursos económicos para afrontarlos fueron
Jacinto Jijón y Carlos Manuel Larrea.
En su discurso a los jóvenes fundadores, González Suárez,
explicó que al escribir su libro: Historia Eclesiástica del Ecuador tam-
bién fue censurado porque al exponer sobre Fray Jodoco Ricke: “debía
yo haber referido no lo que hizo, sino lo que no hizo”.
24
Dicho de otro
modo, advierte que a nivel de las jerarquías religiosas se buscaba, a
través de los registros históricos, destacar aspectos ficticios, con ello,
falsear la verdad. Esta advertencia pone un alto a la creación espe-
culativa y diferencia la historia del cuento o de la anécdota. Dijo:
21 Eduardo Muñoz Borrero, “González Suárez, luminaria de la Iglesia ecuatoriana”, Federico
González Suárez; una visión contemporánea, pp.115-135, p. 132
22 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, p. 96. En otro texto
González Suárez escribió: La verdad es la vida de la Historia en la verdad está la esencia de
la Historia, en: Defensa de mi Criterio Histórico, cit. p.19
23 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, p.96
24 Ibíd, p. 96
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“Una idea justa y exacta de lo que es la historia es la entendida como ciencia
moral y social”.
25
Finalizó su intervención con estas sabias palabras:
Trabajad con tesón, con empeño, con constancia: no os desalentéis por
las dificultades, no os acobardéis ante los obstáculos…Como la verdad
es el alma de la Historia, buscad la verdad, investigad la verdad, y,
cuando la encontréis, narradla con valor…La Historia tiene una ma-
jestad augusta, la lisonja la envilece, la mentira la afrenta; solo la verdad
le da vida.
26
Su trabajo de investigación fue valorado en Europa y Amé-
rica, fue Miembro de varias instituciones internacionales.
27
Rufino
Blanco Fombona señaló “La Historia General del Ecuador es la obra ma-
gistral escrita por el Dr. González Suárez, arzobispo de Quito”.
28
Esta obra
fue editada en siete volúmenes entre 1890 y 1903. Luis Felipe Borja
dijo de su maestro: “González Suárez, como Tácito es veraz, imparcial,
severo, inflexible y como Tácito también, maestro del género humano”.
29
Desde la contemporaneidad Jorge Núñez dijo de él que fue:
(…) un hombre de espíritu superior en el que se complementaban ar-
moniosamente el demócrata sincero, el patriota ejemplar y el científico
incansable. Legislador probo y digno, no vaciló en afrontar las críticas
del fanatismo conservador (…) Polemista notable defendió con ardor
e inteligencia sus criterios personales y principios religiosos ante los
gobernantes liberales.
30
La riqueza del conocimiento que González Suárez presenta
en sus obras se sustenta en las lecturas comparativas, en la compren-
25 Federico González Suárez: Defensa de mi Criterio Histórico, cit. p. 19
26 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, p. 97
27 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, p. 49. Fue: “Socio Honorario
de la Sociedad Jurídico-Literaria, Quito; Socio Correspondiente de la Sociedad de America-
nistas de Paris; Miembro -The National Geographic Society- de USA; Miembro de la Socie-
dad Americana de Anticuarios -Worcester-Massachusetts- Miembro Correspondiente de la
Academia de historia de Venezuela
28 Ibid., p. 45. Cfr. Páginas de Historia Colombiana, Academia Colombiana de historia, Bogotá
1944, pp.260-261, Cit.N.9, p.VIII.
29 Ibíd.
30 Jorge Núñez Sánchez, “Federico González Suárez y sus combates por la patria”, Federico
González Suárez: Una visión contemporánea., p. 25
Vida académica
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sión e interrelación de saberes; así, su metodología para la exposición
narrativa es resultado de un análisis y clasificación de temas previos
a la descripción y/o yuxtaposición o interrelación de información,
es decir, la historia resulta ser un estudio comparado, y coincide con
el enfoque de los clásicos Durkein o Lasswell. González Suárez, se-
ñaló que la bibliografía existente en las bibliotecas de Quito era de-
sactualizada para sus necesidades. Dijo: “(…) fui, pues, libro por libro,
obra por obra, formando (…) una biblioteca americanista, sin parar en gas-
tos ni acobardarme por sacrificios. Me condené a una vida de muchas po-
breza y privaciones a fin de conseguir las obras costosísimas que necesitaba,
y logré mi intento”.
31
La Historia a diferencia de la Literatura requiere
de un sustento tórico y metodológico proveniente de estudios con-
ceptuales previos en función del enfoque y tema. De allí que todas
las ciencias caben en el marco de la Historia y ésta se enriquece de
ellas para su interpretación y exposición.
El estudio de la Historia, para González Suárez, fue una vo-
cación de niñez y juventud iniciada en la biblioteca del Colegio de
San Luis con las lecturas de Historia del Reino de Quito del Padre Juan
de Velasco, con la Historia del Ecuador escrita por Pedro Fermín Ce-
vallos, además de muchos otros textos clásicos que culminó con su
viaje a España a los archivos de Madrid, Alcalá de Henares, Simancas
y el Archivo General de Indias en Sevilla, “con el objeto de recoger datos
-para- la Historia del Ecuador”.
32
Años más tarde sobre sus inquietudes
investigativas escribió: “ He estudiado porque he estado y estoy conven-
cido que la ciencia es (…) útil para la sociedad. (…) He estudiado porque la
ciencia es un medio de hacer el bien en la época presente, en la cual ya el
mundo no cree ni en la virtud, pero respeta la ciencia.
33
31 Rocío Rosero-Jácome, “González Suárez historiador y formador de historiadores”, Federico
González Suárez: Una visión contemporánea, cit. p. 90; Cfr. Juan José Fuentes y Vanessa Ro-
dríguez Fernández, “Una revisión bibliográfica de los estudios comparativos: su evolución
y aplicación a la ciencia de las bibliotecas”, Revista Interamericana de Bibliotecología, jul-
dic.2009, vol.32, n°2; pp.411-433
32 Rocío Rosero -Jácome, “González Suárez, historiador y formador de historiadores”, Federico
González Suárez: Una visión contemporánea, cit., p.109, Cfr. Carpeta JJC-01785 Cartas. Con-
greso de la República del Ecuador, 07-08-1885.
En esa época era Presidente de la República, José María Plácido Caamaño que puso “el eje-
cútese” a la aprobación del Congreso al decreto de apoyo económico, el 7 de agosto de 1885.
33 Jorge Núñez Sánchez, “Federico González Suárez y sus combates por la Patria”, Federico
González Suárez: Una visión contemporánea, p.19. Cfr. Carlos Manuel Larrea, “Estudio in-
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BOLETÍN ANH Nº 210
Aparte del sesgo ideológico providencialista, en la práctica,
González Suárez, en la narración histórica explica con claridad los
contextos y la vinculación de los periodos cronológicos. En todas las
circunstancias observa que la Historia es explicativa y es el nexo con
todas las épocas. Este análisis se basa en: la observación, en las fuentes
documentales, en la comparación de las mismas fuentes con versio-
nes contrapuestas que permitan al investigador ejercitar su criterio.
Además, adiestró a los jóvenes socios en el registro de la información
encontrada a través del uso de las referencias bibliográficas y expli-
cativas. Les enseñó a aplicar la metodología de investigación en sus
textos históricos. Sus más cercanos colaboradores Jacinto Jijón y Car-
los Manuel Larrea trabajaron con este mismo sistema de citación de
fuentes y aclaración de conceptos en el pie de página. Los trabajos de
investigación de los socios se muestran en la publicación del Boletín
semestral.
El sistema metodológico de referenciación se relaciona a la
“verdad histórica”, González Suárez lo usó en todas sus publicacio-
nes. En Europa se aplicó desde 1679 la revisión y veracidad de los
datos. El Plagio Literario fue escrito por el profesor de Leipzig, Jakob
Thomasius (1622-1684) avalado por el círculo de filósofos
34
para de-
fensa de la producción intelectual.
35
El plagio literario era causa de
penas y descrédito moral. Este sistema de referenciación tan antiguo
está totalmente vigente en la actualidad.
Al ser “la verdad es el alma de la historia” González Suárez ad-
virtió a los historiadores jóvenes el poder y el valor de la palabra y
de la palabra escrita que impacta en la conciencia social de los pue-
troductorio”, Federico González Suárez, Biblioteca Ecuatoriana Mínima, Cajica, México,
1960, p.25.
34 María Asunción Sánchez Manzano, “La definición del plagio literario de Jakob Thomasius”,
Antigüedad y Cristianismo, N°29, España, 2012, pp.47-60; p.48
35 DISSERTATIO PHILOSOPHICA/ DE/ PLAGIO/ LITERARIO/ Quam/Consentiente Incluto
Philosophorum/ Senatu/ IN ALMA PHILUREA / sub Praesidio M. Jacobi/ Thomasii,/Eloq.
Prof. Publ. Facult. Philosoph. Assessoris,/& Minoris Principum Collegii Collegiati/ d. 9. Au-
gusti Anno 1673./ In Acroaterio Majoris Principum Collegii/ consuetis horis matutinis/ res-
pondendo publice defendit/ Joh. Michael Reinelius,/Gefr.Francus, Sereniss. Elect. Saxon.
Alumnus: / nunc recusa/ & sex Accessionibus locupletata./ Sumtibus CHRISTOPHE-
NOCH. Buchta/ Anno M. DC. LXXIX/ Impressum Leucopetrae Literis JOH. BRÜHLII,/
Augustaei Typographi. La edición precedente de esta ha sido reproducida en facsímil por
Walter Sparn (ed.) Gesammelte Schriften, Band. 7, Hildesheim, 2008
Vida académica
311
BOLETÍN ANH Nº 210
blos como construcción histórica, dijo: “La Historia (…) podía ser un
arma poderosa para la corrección y el mejoramiento de los pueblos”.
36
Como director de La Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históri-
cos Americanos, González Suárez formó comisiones de estudio. Divi-
dió la futura historiografía del Ecuador en seis especialidades: 1)
Prehistoria; 2) Descubrimiento y Conquista; 3) Época colonial; 4) In-
dependencia; 5) Época colombiana y 6) República. También escogió
a los miembros y les asignó responsabilidades.
37
Años después, el 27
de septiembre de 1920 esta Sociedad se convirtió en la Academia Na-
cional de Historia,
38
ocurrió durante la dirección de Jacinto Jijón y Caa-
maño.
La entidad sesionaba en el Palacio Arzobispal, tras la muerte
de su fundador en 1917, se reunía en la casa de Jacinto Jijón, después
en la residencia de Carlos Manuel Larrea. El 24 de julio de 1946, el
presidente Velasco Ibarra entregó a la Academia la casa ubicada en
la calle Mejía frente a la portería del convento de La Merced, el di-
rector de esa época fue Isaac J. Barrera; luego de varios años de ocu-
pación debido al deterioro y a cambios urbanísticos impidieron su
normal funcionamiento hasta que en agosto de 2007 el alcalde de
Quito: General Paco Moncayo, entregó en comodato por 50 años la
Casa Alhambra al director Dr. Manuel de Guzmán Polanco.
Con esta oportunidad es preciso reconocer la labor desple-
gada por los diversos directores de la Academia, reconocer su dedi-
cación y, a través de armoniosos vínculos personales, académicos y
profesionales han logrado seguir construyendo la Historia del Ecua-
dor. ¡Gracias! por mantener viva la llama que animó su creación.
¡Gracias! porque hoy la Academia Nacional de Historia nos recibe
tras 114 años de existencia. Sus directores han permitido, como Pro-
meteo, llevar el fuego sagrado de ellos a nosotros y de nosotros a las
36 Rocío Rosero-Jácome, “González Suárez, historiador y formador de historiadores, Federico
González Suárez: Una visión contemporánea, cit., p.88. Cfr. Federico González Suárez,
“¿Cómo escribí la Historia General de la República del Ecuador?” Gaceta Municipal, año
XIX, número 77, Quito, 25 de agosto de 1934, pp.92-95, p. 92; Cfr. Federico González Suárez,
Memorias Íntimas, Quito, 1930.
37 Sesión del 8 de agosto de 1909. Actas de la Academia Nacional de Historia. Franklin Barriga
López, La Patria y la Academia, cit. p. 88.
38 Franklin Barriga, Federico González Suárez: La Patria y la Academia, p. 99.
Vida académica
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siguientes generaciones. Tuve el honor de conocer a varios distin-
guidos formadores de historiadores, algunos ya fallecidos: Dr. Jorge
Salvador Lara, Dr. José María Vargas, Dr. Plutarco Naranjo, Dr. Ma-
nuel de Guzmán Polanco, Dr. Juan Cordero Iñiguez; Dr. Jorge Núñez
Sánchez, Dr. Franklin Barriga López, y al actual director Dr. César
Alarcón Costta, ¡Gracias, mil gracias a ellos y a usted, Señor Director!
Anticipo mi gratitud por apoyar la divulgación de las investigacio-
nes de sus Miembros, a través del Boletín de la Academia Nacional de
Historia ahora en digital e impreso para mantener viva la tradición
de publicación semestral iniciada por nuestro fundador Federico
González Suárez.
Gracias a todos por su amable atención
Quito, 21 de julio de 2023
Bibliografía
BARRIGA LÓPEZ, Franklin Federico González Suárez: La Patria y la Academia,
Academia Nacional de Historia, Colección “Académicos de la historia”,
Quito, 2017.
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la Escuela de Artes y Oficios, Quito, 1900. En: Jorge Núñez Sánchez, “Fe-
derico González Suárez y sus combates por la patria”, cit.
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BOLETÍN ANH Nº 210
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historiadores”, Federico González Suárez: Una visión contemporánea, cit., p.109
DISSERTATIO PHILOSOPHICA/ DE/ PLAGIO/ LITERARIO/ Quam/ Con -
sen tiente Incluto Philosophorum/ Senatu/ IN ALMA PHILUREA / sub
Praesidio M. Jacobi/ Thomasii,/Eloq. Prof. Publ. Facult. Philosoph. As-
sessoris,/& Minoris Principum Collegii Collegiati/ d. 9. Augusti Anno
1673./ In Acroaterio Majoris Principum Collegii/ consuetis horis matuti-
nis/ respondendo publice defendit/ Joh. Michael Reinelius,/Gefr.Francus,
Sereniss. Elect. Saxon. Alumnus: / nunc recusa/ & sex Accessionibus lo-
cupletata./ Sumtibus CHRISTOPHENOCH. Buchta/ Anno M. DC.
LXXIX/ Impressum Leucopetrae Literis JOH. BRÜHLII,/ Augustaei Ty-
pographi. La edición precedente de esta ha sido reproducida en facsímil
por Walter Sparn (ed.) Gesammelte Schriften, Band. 7, Hildesheim, 2008
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