Dado que esta guerra de papeles en este campo de batalla re-
conocido como Mercurial Eclesiástica, donde el mayor volumen de
fuego lo tiene el libelo ambateño, vale anotar los epítetos compuestos
que llenan las páginas de esta obra en contra del arzobispo: “clérigo
semibárbaro”, “impío por ignorancia, temerario por corrupción”,
“obispo negro”, “inquisidor brutal”, “cabo Ordóñez, cara de aves-
truz”, “impuro Ordóñez”, “lego atrevido y grosero”, “especie de ver-
dugo”, “clérigo lobo”, “cura animal, sin conciencia”, “agua de
charco”, “monseñor manteca”…
Antes de cerrar este artículo en el cual se ha dado a conocer
una guerra entre un clérigo y un escritor, no estaría por demás re-
cordar que, en el mes de mayo de 1920, el presidente de aquel en-
tonces, don Alfredo Baquerizo Moreno, mediante Decreto ejecutivo,
designó al 13 de abril como Día del Maestro ecuatoriano, haciendo
referencia al natalicio de este escritor y libelo ambateño, un 13 de
abril de 1832. A pesar de que Juan Montalvo no fue maestro, fueron
sus libros los que lo condujeron a esta ofrenda histórica (Martínez,
2023).
Conclusiones
Nadie podría negar la erudición y agallas de Montalvo, pues
queda demostrado en sus obras de carácter filosófico, histórico y li-
terario que, una parte de su contenido es insulto, burla, sátira. En
suma, toda su producción lo condujo a la fama nacional e interna-
cional; o sea, le hizo famoso, aunque haya sido leído por pocos; no
obstante, los tratos despectivos de este libro, Mercurial eclesiástica, no
solamente que sembraron un aire de indignación en el ala conserva-
dora, también puso en desbalance el prestigio de la Iglesia.
Es de loable reconocimiento que su tierra natal, tanto como
editoriales e historiadores, se hayan entusiasmado en reproducir las
obras de Juan Montalvo, hombre y sabio ambateño cuyo nombre es
recordado en plazas, calles, avenidas, centros de estudio, eventos
académicos, cátedras; sin embargo, su lectura en Ecuador es limi-
tada, poco analítica y muy poco imparcial. El caso específico de este
enunciado está en que no se ve con frecuencia –o casi nunca– esta
Mercurial Eclesiástica
y la guerra entre Montalvo y la Iglesia católica
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BOLETÍN ANH Nº 211• 125– 134