Franklin Barriga López
Desde aquel día, en que se llevó a cabo la sesión solemne,
dicho inmueble albergó las actividades de la Academia por largo
tiempo, hasta que esa zona fue deteriorándose, especialmente, por
la invasión de comerciantes informales. Frente a lo que las circuns-
tancias determinaban, la Academia se reunía en los despachos pro-
fesionales de los directores o, en otros lugares agenciosamente
buscados por ellos, hasta que, en agosto de 2007, sucedió la entrega
a nuestra entidad, en comodato por 50 años, por parte del I. Muni-
cipio de Quito, de la señorial Casa Alhambra, construida por el acau-
dalado comerciante Dr. Gabriel Baca Miranda en 1928, que, como lo
indica su nombre, rememora al monumental y admirable conjunto
arquitectónico de Granada, en España, donde la presencia morisca
sigue latiendo en el ambiente, de profundidades ancestrales y nos-
talgias repletas de dulcedumbres, como las canciones de amor que
creaban e incentivaban los califas poetas, para hacer más agradables
las caricias femeninas en las noches con rumor de agua de las fuentes
palaciegas, que ayudaban a vencer los recuerdos de la sequedad e
inmensidad del desierto. La capital nazarí, con abundante tradición
histórica, científica y humanista, cautiva a quien la visita, por ello se
repite, constantemente, aquellos versos compuestos por un ilustre
bardo mexicano, en una de cuyas estrofas escribió al contemplar un
desvalido: “Dale limosna, mujer, que no hay nada en la vida como ser ciego
en Granada”.5
Nuestra institución, desde entonces, me refiero a ese acto
magnífico acontecido en el año 2007, tiene el lugar digno de su nom-
bradía, esta casa Alhambra, para cumplir, con mayor intensidad
como lo hace, su trabajo específico, en atmósfera de talento y patrio-
tismo. Quienes condujeron a que nuestra entidad se desenvuelva en
la hermosa sede en que nos encontramos estos momentos fueron: el
Alcalde de Quito, Gral. Paco Moncayo Gallegos y el director de la
Academia, embajador Manuel de Guzmán Polanco, para quienes la
gratitud institucional es imperecedera.
En razón del pluralismo, marco en que desenvuelve su tra-
bajo la Academia, aquí no hay cabida para realizar actividades polí-
5
Cfr. José María Valverde y Dámaso Santos, editores, Antología de la poesía española e hispanoa-
mericana, Anthropos editorial, Madrid, 1986, p. 30.
BOLETÍN ANH Nº 202 • 384–391
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