BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVII Nº 202  
Julio–diciembre 2019  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVII  
Nº 202  
Julio–diciembre 2019  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
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Dr. Franklin Barriga Lopéz  
Subdirector  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVII  
Nº 202  
Julio–diciembre 2019  
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Academia Nacional de Historia del Ecuador  
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e-ISSN: 2773-7381  
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enero 2020  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCVII – Nº. 202  
Julio–Diciembre 2019  
SEMBLANZA DE LA ESCUELA POLITÉCNICA NACIONAL  
Y SU RELEVANCIA HISTÓRICA PARA EL ECUADOR  
EN LA SESIÓN SOLEMNE POR SU SESQUICENTENARIO DE  
CREACIÓN  
Franklin Barriga López1  
Damas y caballeros:  
En las culturas antiguas, los dioses tenían el poder del  
trueno, del rayo y del relámpago. La ciencia neutralizó ese poder con  
la invención del pararrayos, a mediados del siglo XVIII, el de las  
Luces. Y así, en este rango, se fue demostrando que las deidades o los  
demonios no eran los que producían las borrascas, enfurecían a los  
volcanes para que lancen lava hirviente desde sus entrañas infernales  
o hacían llover fuego desde el cielo, sino que se trataba de fenómenos  
naturales que tenían su explicación comprobable. Con ello, nació y  
se incrementó la curiosidad científica, brotaron las precauciones, los  
inventos para la ascensión paulatina de la especie humana, impul-  
sada por la racionalidad, la investigación, el conocimiento, llegán-  
dose, desde hace centurias, a poner en un pedestal a la Diosa Razón,  
a la Física, en vez de la Metafísica, al positivismo moderno en vez de  
la escolástica medieval.  
Los sacrificios humanos para aplacar a las divinidades ven-  
gativas que imperaban en el primitivismo fueron reemplazados por  
la atmósfera de sabiduría que busca vencer a la ignorancia y la su-  
perstición.  
En la Casa Alhambra, sede de la Academia Nacional de His-  
toria, hace pocos días recibí la grata visita de una delegación de la  
Escuela Politécnica, que tuvo la gentileza de invitarme al acto so-  
lemne y de patriótica remembranza que esta casa de estudios celebra  
1
Director de la Academia Nacional de Historia  
B O L E T Í N A N H N º 2 0 2 • 4 9 0 – 5 0 9  
4
90  
Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
en estos momentos. A la vez, me solicitó mi participación como ex-  
positor.  
En el expresivo oficio suscrito por la destacada y apreciada  
señorita rectora, Dra. Florinella Muñoz Bisesti, Ph.D., se especificaba  
que, en mi intervención oratoria, aborde el tema “La semblanza de  
la Escuela Politécnica Nacional y su relevancia histórica para el Ecua-  
dor”. Acepté gustoso el pedido, en vista de la gran importancia y  
trascendencia que esta notable institución ha tenido y tiene para el  
desarrollo nacional. Y aquí me tenéis, jubiloso, motivado, listo para  
cumplir el honroso cometido que espero se encuentre a la altura del  
acontecimiento y de la entrañable entidad que ha llegado, airosa, di-  
námica, permanentemente renovada a los 150 años de existencia en  
pro de la educación y el progreso que significan adelanto de la civi-  
lización.  
A la altura del año 1870, Quito se extendía desde los declives  
del Pichincha al oeste y noroeste, por el norte hasta la loma de San  
Juan, mientras que por el sur limitaba el río Machángara. El monte  
Panecillo, tan lleno de simbolismo, se erguía con su figura tutelar y  
hasta sagrada.  
La urbe, repleta de quebradas y desfiladeros, impedía la pro-  
liferación de carruajes. Las casas eran generalmente de dos pisos, el  
de abajo para los negocios y talleres o habitación de cholos y mesti-  
zos; el de arriba, para las familias pudientes. Sobresalían las iglesias  
y conventos, sobre todo por su ornamentación: La Compañía y, por  
su imponencia, San Francisco. La Plaza Mayor, situada en el centro,  
contenía jardines hermosos y, en el medio, una pila que surtía abun-  
dante agua. Rodeaban a este lugar edificios sobresalientes: el Palacio  
de Gobierno, el Palacio Arzobispal, La Catedral con sus bellos atrio  
y escalinata de piedra y elegantes casas particulares con balcones.  
En este ambiente, los caballeros paseaban con vestimenta traída de  
París para poder presentarse como señores; los oficiales del Ejército  
lucían uniformes vistosos y las demás personas ponchos multicolo-  
res. Se vislumbraba a la llanura de Iñaquito como la zona en la que  
se levantarían, con el tiempo, edificios que constituirían la sección  
más boyante de la ciudad.  
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Franklin Barriga López  
De acuerdo a las costumbres y la tradición, un hombre de  
sangre noble” no podía hacer trabajos materiales con sus manos.  
Faltaba, en esa época, espíritu industrial emprendedor entre los  
ecuatorianos. Hasta esa fecha, tan solo por dar un ejemplo, no había  
en todo el país una sola fábrica de vidrio, material que era importado  
a precios sumamente caros y era traído con máximos cuidados por  
su fragilidad, además por lo malo de los caminos y de los medios de  
transporte. De acuerdo a la moda imperante, muchos objetos sun-  
tuarios llegaban de Europa a un precio hasta veinte veces mayor que  
el que estaba en vigencia en el Viejo Continente. Con excepción de  
la contada clase acomodada, la pobreza era lo común.  
Datos sobre las informaciones precedentes, en su libro Nach  
2
Ecuador (Hacia el Ecuador), escribió Joseph Kolberg, que llegó a nuestro  
país en 1870, como uno de los profesores contratados para que ense-  
ñen en la Escuela Politécnica. Él, junto a su compañero de cátedra en  
la materia de Física y de orden religiosa jesuita, P. Eduardo Brugier,  
el 3 de junio de 1875. Por la noche, en la Plaza Mayor de Quito pro-  
tagonizaron un hecho extraordinario: aquel emblemático sitio de  
nuestra capital, se iluminó con lámparas de luz eléctrica generada  
por 120 pares de pilas de Bunser, de gran fuerza, en reemplazo de  
aquella luz producida por las velas de sebo que daban claridad mor-  
tecina. El periódico El Nacional, en su edición Nº 434, de mayo de  
1875, informó que la Politécnica contaba ya con “los sorprendentes apa-  
ratos del más simpático de los modernos inventos, el del fluido eléctrico. Por  
primera vez hemos visto esta encantadora fuente de luz, la más fuerte que  
se conoce después de la del sol. ¡Qué panorama tan bello el que se presentaba  
a los ojos de los espectadores!”3  
Es de imaginarse el impacto que tuvo en la población este  
acontecimiento y, naturalmente, la elevación del prestigio de los pro-  
fesores politécnicos que tenían fama de sabios.  
El 27 de agosto de 1869, la Convención Nacional del Ecuador, “Consi-  
derando: 1.- Que las empresas nacionales sobre construcción de carre-  
2
3
Ediciones Abya-Yala, Cayambe, enero de 1996, sobre la base de la versión española del Centro  
de Publicaciones, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito, 1977, 530 páginas, con  
traducciones hechas del alemán por Federico Yépez Arboleda y Jorge Gómez Rendón.  
Ibíd., Jorge Villalba F., S.J. en Presentación, p. 8.  
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Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
teras, caminos de herradura, mejora material de ciudades y puertos, así  
como la necesidad premiosa de desarrollar ciertas industrias llamadas  
a influir poderosamente en el progreso y felicidad de la República, exi-  
gen con urgencia la formación de hombres capaces de desempeñar con  
acierto y lucimiento los destinos públicos, que requieren conocimientos  
fundamentales en matemáticas, ciencias naturales y otros estudios in-  
dispensables para el ejercicio de ciertas profesiones de importancia; 2.-  
Que desde que los grados anexos a las Facultades de Jurisprudencia y  
Medicina pueden optarse en muchos de los colegios de la nación. La  
Universidad de Quito ha dejado de ser un establecimiento necesario en  
el sistema de instrucción pública, Decreta: Art. 1.- La Universidad esta-  
blecida en la capital del Estado, se convertirá en Escuela Politécnica,  
destinada exclusivamente a formar profesores de tecnología, ingenieros  
civiles, arquitectos, maquinistas, ingenieros de minas y profesores de  
ciencias, Art.2 La enseñanza que ha de darse en dicha Escuela, se divi-  
dirá en secundaria o enciclopédica, y en superior o especial. Art. 3.- Las  
materias que deben estudiarse en cada una de las divisiones expresadas  
en el artículo anterior, la duración de los cursos, requisitos para los exá-  
menes, orden y demás pormenores indispensables para la ejecución de  
este decreto, se fijarán en los regla- mentos y estatutos que al efecto diere  
el Poder Ejecutivo.4  
En este documento hay tres artículos más que se refieren a  
los fondos de la extinguida Universidad y que pasaron a la flamante  
institución, con excepción de los correspondientes a las facultades  
de Jurisprudencia y Medicina que fueron al colegio nacional o a otro  
establecimiento adecuado; además de la disposición para que el  
Poder Ejecutivo proporcione las rentas necesarias a fin de que ven-  
gan del extranjero los profesores requeridos, advirtiendo que la ins-  
trucción que se brinde en la Politécnica será gratuita. Suscribieron  
este documento, Rafael Carvajal, en calidad de presidente de la Con-  
vención y el secretario Víctor Laso. El Ejecútese lo pusieron el man-  
datario Gabriel García Moreno y el ministro del Interior, Francisco J.  
Salazar.  
Gabriel García Moreno fue el artífice de la Politécnica que,  
luego de su fundación, el 27 de agosto de 1869 –como quedó subra-  
yado-, abrió sus puertas tan solo el 3 de octubre de 1870, porque sus  
4
José Johuanen, S.J., Historia de la Compañía de Jesús en la República del Ecuador 1850-1950, edición  
preparada y completada por el P. Jorge Villalba F., S.J., 2003, p.p. 376 a 377.  
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Franklin Barriga López  
primeros profesores arribaron en agosto del mismo año. A este, hasta  
hoy, controvertido mandatario corresponde, asimismo, la creación  
5
del Observatorio Astronómico de Quito que, posteriormente, junto  
a la Politécnica, dieron origen al Instituto Geográfico Militar, al Ins-  
tituto Nacional de Meteorología e Instituto Geofísico de la Escuela  
Politécnica Nacional: realización digna de ser reconocida la del pre-  
sidente García Moreno, aunque para ello afectó a la Universidad  
Central del Ecuador, digna de mejor causa, a pesar de haber sido su  
rector, entre 1857 y 1860.  
En 1869, el Poder Legislativo decretó la disolución de la Uni-  
versidad en referencia, facultando a todos los colegios de la República  
a establecer cátedras de enseñanza superior y a conferir los grados  
académicos correspondientes. Esta muestra de permanente ojeriza,  
hizo que García Moreno apenas subió por golpe de Estado al mando  
supremo el 17 de enero de 1869, fue ratificada la disolución de la Uni-  
versidad que aconteció el 13 de febrero, cuando expidió el Decreto en  
mención, en calidad de presidente interino de la República:  
Considerando:1.- Que son defectuosas y absurdas la organización y di-  
rección de la instrucción pública;2.-) Que en consecuencia de este vi-  
cioso sistema, la Universidad de esta capital no solamente ha hecho  
deplorar los funestos defectos de una enseñanza imperfecta, sino que  
ha llegado a ser un foco de perversión de las más sanas doctrinas;3.-  
Que es indispensable organizarla de una manera que corresponda al  
interesante fin de su instrucción ensanchando el círculo estrecho de ca-  
rreras científicas a que se halla reducida la enseñanza;4.- Que para esto  
es necesario remover todos los obstáculos que pudieran oponerse a la  
6
nueva organización, decreta: Art. 1.- Queda disuelta la Universidad.  
Los factores políticos fueron determinantes para este tipo de  
procedimientos, en época de agudos enfrentamientos entre las dos  
tendencias predominantes, la de los liberales y la de los conservado-  
5
El colega académico Dr. Joaquín Gómez de la Torre publicó la “Historia del Observatorio As-  
tronómico de Quito”, en el Boletín de la Academia Nacional de Historia, N. 180, año 2008, pp. 151  
a 183. Conozco que también es autor de la Historia de la Politécnica Nacional, en varios tomos  
aún inéditos.  
6
Germania Moncayo de Monge, La Universidad de Quito. Su trayectoria en tres siglos 1551-1930,  
Imprenta de la Universidad, Quito, 1944, pp. 151-152.  
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Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
res, aunque, desde allí, ha quedado la anécdota de que los unos iban  
a misa antes de que amanezca, para que nadie les vea, los otros, en  
cambio, a mediodía, para exhibirse en las iglesias, como hombres de  
profundas convicciones religiosas.  
Ciertamente en el fondo latían objetivos electorales. Es que  
la religión prevalecía, al extremo de que en el Consejo General de  
Instrucción Pública, las principales autoridades eran el Ministro del  
Interior y el Arzobispo.  
El 6 de agosto de 1875, cayó asesinado Gabriel García Mo-  
reno, con ello terminaron los ataques para la Universidad a la que  
se quiso extinguirla: el Congreso de dicho año restableció a la Uni-  
versidad Central del Ecuador, luego de haber sido borrada del mapa  
por cerca de seis años. Con el tiempo y el avance del pensamiento  
social, tanto la Universidad Central del Ecuador como la Escuela Po-  
litécnica Nacional son referentes de la educación superior de nuestra  
Patria y están entrelazadas, fraternalmente, como se informará a lo  
largo de este discurso-conferencia magistral.  
Llegaron a Quito, el 20 de agosto de 1870, profesores jesuitas  
del más alto nivel; previamente fueron a París para comprar libros,  
laboratorios y otros elementos pedagógicos, de allí se embarcaron  
7
en el vapor Europa, el 9 de julio, con rumbo a Ecuador. Fueron tres  
los pioneros:  
Juan Bautista Menten (1838-1900), alemán, el primer rector  
o decano, profesor de Astronomía y Geodesia, autor de los textos  
Trigonometría plana y esférica, Tablas de Logaritmos y Geodesia inferior y  
superior, con publicaciones de estudios astronómicos y observaciones  
meteorológicas durante los años 1871 y 1872. En 1873, Menten, cons-  
truyó e instaló el Observatorio Astronómico de Quito, que alcanzó  
nombradía, por sus adelantados instrumentos traídos de Europa y  
publicó su esperado Boletín.  
Luis Sodiro (1836-1909), profesor italiano de Botánica y polí-  
glota, con numerosas publicaciones que vieron luz de imprenta  
como: Relación sobre la erupción del volcán Cotopaxi, ocurrida el 26 de  
junio de 1877; Excursión botánica; Contribuciones al conocimiento de la  
7
Johuanen, op. cit., p. 378.  
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Flora Ecuatoriana, entre otras. Con la abundancia de plantas diseca-  
das, dejó un Museo Botánico a los jesuitas; y a la Politécnica, un Jar-  
dín Botánico. En la Universidad Central del Ecuador, su contribución  
de profesor e investigador es memorable, singularmente en la crea-  
ción del Instituto de Ciencias y el método de enseñanza basado en  
la observación y estudio de campo, así se apartó de la práctica im-  
perante en esos años: memorista y teórica.  
Teodoro Wolf (1841-1924), alemán, que ejerció las cátedras de  
Geología, Mineralogía, Minería e Idiomas, y escribió obras funda-  
mentales para nuestro país, entre otras, Geología y Geografía del Ecua-  
dor, publicada en Leipzig, en 1892 y Crónica de los fenómenos volcánicos  
y temblores en el Ecuador. Igualmente, digna de resaltarse es su Carta  
Geográfica, mapa que sigue orientando estudios científicos a pesar de  
haber sido elaborado en 1892. Al sustentar una conferencia sobre  
Darwin hubo el distanciamiento con su orden religiosa, de la que se  
apartó. Luego, se desempeñó como geógrafo oficial del Estado y Ciu-  
dadano de Honor de nuestro país, en el que dejó descendencia.  
En este orden, se puede ir detallando la nómina de quienes  
conformaron la muy calificada planta docente de la Politécnica Na-  
cional, en sus comienzos, y cuyas magníficas semillas de conoci-  
miento científico se debe relievar, todos ellos también jesuitas, a más  
de los ya anotados estuvieron en Ecuador: Eduardo Faller, de la fran-  
cesa Alsacia; el español, Ricardo Cappa y Manescau y los alemanes:  
Luis Dressel, José Kolberg, Emiliano Mulendorf, Cristian Boetzkes,  
Amadeo Weenzel, José Epping, Alberto Claesen, Eduardo Brugier,  
Luis Heis; todos ellos dignos de una semblanza y hasta de una bio-  
grafía. A ellos, en esta oportunidad un recuerdo agradecido.  
Tres ramas se cultivaron, en los inicios de la Politécnica: 1.-)  
Las artes técnicas, o sea la de arquitectos, técnicos mecánicos y cons-  
tructores de máquinas; 2.- Las industrias y fabricaciones, con la for-  
mación de ingenieros de minas, de metalurgia y técnicos químicos;  
y, 3.- La mejora de vías de comunicación, ingenieros, topógrafos y  
agrimensores. También ofrecía a los jóvenes formarse como profeso-  
res en la enseñanza científica, asimismo cátedras para los estudiantes  
8
de Medicina para perfeccionarse en la parte que les correspondía.  
Las consideraciones para la creación de la Politécnica se sus-  
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Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
tentaron en el criterio ya existente en esos años, en torno a que la  
ciencia, en las diferentes partes del mundo, amplían los conocimien-  
tos y conllevan utilidad, por cuanto van aparejados a la prosperidad  
de las sociedades, generando nuevas riquezas, ocupación pragmá-  
tica y honrosa para muchos habitantes y bien general para los indi-  
viduos y las colectividades.  
De los miles de estudiantes quienes se formaron en las aulas  
politécnicas y contribuyeron al adelanto ecuatoriano bastante se  
puede escribir; resalto, en esta oportunidad, por pertenecer a los  
tiempos de iniciación, la figura de Augusto Nicolás Martínez (1860-  
1946), quien comenzó sus estudios tan solo como oyente de las clases  
de Geología que impartía Teodoro Wolf, luego fue pupilo de Luis  
Dressel, que le ayudó también en el aprendizaje del idioma alemán.  
Martínez, liberal ambateño, egresó con el título de profesor  
de Ciencias Naturales y Química, cátedras que ejerció en los colegios  
Vicente Rocafuerte (de Guayaquil) y Bolívar (de Ambato). En la Uni-  
versidad Central del Ecuador enseñó Geología. Colaboró en el Ob-  
servatorio Astronómico de Quito, del cual llegó a ser el primer  
director ecuatoriano. Participó en expediciones científicas al Tugu-  
rahua, Sangay, Antisana, Chimborazo y Quilotoa. Entre otras, pu-  
blicó estas obras de su autoría: El Tungurahua, contribuciones para el  
conocimiento geológico, Erupción del Tungurahua en 1886, Las grandes  
erupciones del Tungurahua de los años 1916-1918, la Hoya de Ibarra y las  
montañas volcánicas de la provincia de Imbabura, Impresiones de un viaje  
al Archipiélago de Galápagos, Exploraciones en los Andes Ecuatorianos y  
variedad de artículos periodísticos de carácter científico. Por sus co-  
nocimientos, se hizo merecedor a galardones de relieve, como Pal-  
mas de la Academia de Ciencias de Francia, Miembro de la Sociedad  
Geológica de Alemania, de la Astronómica de París y de la Academia  
Nacional de Historia del Ecuador.  
De manera sistemática, los estudios científicos antes del apa-  
recimiento de la Politécnica Nacional eran prácticamente inexisten-  
tes, salvo el curioso caso del Colegio Vicente León, de Latacunga, en  
8
Programa de las materias que se enseñan en la Escuela Politécnica establecida en Quito a 4 de octubre  
de 1870 y aplicación de las mismas a las distintas carreras profesionales, bajo la dirección de los Padres  
de la Compañía de Jesús, Quito, Imprenta Nacional, 1871, p. II.  
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Franklin Barriga López  
9
donde el italiano Carlo Cassola dictaba, a nivel universitario, las cá-  
tedras de Química y Física, en modernos gabinetes que trajo de Eu-  
ropa en 14 bultos y los instaló, contribuyendo, además, con valiosas  
iniciativas para el adelanto de la ciencia, que, lamentablemente, no  
fueron escuchadas por García Moreno, al no haber convergencia  
ideológica entre ambos.  
De manera particular, hubo asimismo personajes y hechos  
dignos de nombrarse con anterioridad, entre otros y en el siglo XVIII,  
bajo la irradiación de las luces de la Ilustración: Eugenio Espejo y sus  
investigaciones respecto a las enfermedades infecciosas; José Mejía,  
a más del caudaloso orador que amplió el ámbito social en las Cortes  
de Cádiz, fue un apasionado por las investigaciones botánicas; la Mi-  
sión Geodésica Francesa, que inyectó afanes investigativos en la Real  
Audiencia de Quito e hizo aportes de repercusión universal; Pedro  
Vicente Maldonado, que llegó a ser Miembro de las Academias de  
Ciencias de París y de Londres; el guayaquileño Pedro Franco Dávila,  
director del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, con sus  
admirables colecciones botánicas, zoológicas y geológicas, llegó a ubi-  
carse como Miembro de las Academias de Berlín y de Londres, asi-  
mismo de la Real Academia de Historia de la capital de España; la  
Expedición Malaspina, que generó interrogantes que perduran; Ale-  
jandro de Humboldt, al comienzo del siglo XIX, con estudios medu-  
lares y de actualidad –algunos–; la Expedición Botánica del Nuevo  
Reino de Granada con José Celestino Mutis a la cabeza, que clasificó  
veinte mil especies vegetales y siete mil de animales. La llegada de  
Charles Darwin, a las islas Galápagos, que sirvió de base para su re-  
nombrada teoría de la evolución de las especies.  
Como la Universidad Central, la trayectoria de la Escuela Po-  
litécnica tampoco ha estado exenta de vicisitudes: una vez que se  
produjo la muerte de García Moreno, su mentor y protector, esta bo-  
yante institución no pudo resistir al impacto que tal hecho tuvo, es-  
pecialmente en las esferas del catolicismo para las que fue  
devastador, a lo que hay que sumar el antagonismo entre religiosos  
9
Gustavo Pérez Ramírez, Italianos en el Ecuador, Diario La Hora, Quito, 19 de octubre de 2008.-  
Puede consultarse también la biografía de Carlo Cassola Del Vesubio al Cotopaxi, Academia  
Nacional de Historia y Abya-Yala, Quito, 2008.  
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Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
alemanes y españoles, y criollos, traídos como catedráticos, que pug-  
naban entre sí, impidiendo el normal desenvolvimiento de la entidad  
que nació con los mejores auspicios y expectativas.  
Apenas seis años duró esta primera etapa de la Escuela Po-  
litécnica; nada se pudo hacer ante la decisión de los jesuitas de apar-  
tarse, que fue terminante. La desaparición física de su amigo y  
defensor, el fanático, inflexible pero también culto y visionario go-  
bernante, fue demoledora para ellos. El Presidente Antonio Borrero,  
ante la realidad de las circunstancias, no pudo hacer otra cosa que  
clausurarla, como lo confirma esta lacónica comunicación, fechada  
en Quito, el 15 de septiembre de 1876:  
Ministerio del Estado en el Despacho del Interior e instrucción Pública.  
Al R.P. Visitador de la Compañía de Jesús. En virtud de las razones que  
su Reverencia tuvo a bien exponer a la voz, S.E. el Sr. Presidente de la  
República se ha visto en la necesidad de declarar cerrado el estableci-  
miento de la Escuela Politécnica. Lo que comunico a V. R. para su co-  
nocimiento y fines consiguientes. Dios guíe a V. R. F) José Rafael  
10  
Arízaga.  
Los insistentes intentos posteriores por reabrirla no dieron  
resultados, además se debe considerar que el trabajo de la Politécnica  
prosiguió, pero en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central  
del Ecuador, a la cual se integraron los profesores politécnicos, que  
quedaron en el país como Juan Bautista Menten, Luis Sodiro que, al  
igual que Teodoro Wolf, se separó de la Compañía de Jesús. La Poli-  
técnica dejó de tener connotación religiosa por sus vínculos con la  
Universidad Central del Ecuador y el advenimiento de los regímenes  
liberales.  
Largo lapso pasó hasta que José María Velasco Ibarra, como  
Presidente Constitucional de la República, suscribió el Decreto, pu-  
blicado en el Registro Oficial N. 170 de marzo 26 de 1935, cuyo texto  
dice:  
1
0 Francisco Miranda Ribadeneira, S. J., La Primera Escuela Politécnica del Ecuador. Estudio histórico  
e interpretación. Prólogo de Gonzalo Cordero Crespo. En el liminar de la Historia Íntima:  
Marco Vinicio Rueda, S.J. Diseño de la portada: Lolo Echeverría. Fundación Ecuatoriana de  
Estudios Sociales, Movimiento Desarrollo y Paz, Editorial La Unión, Quito, 1972, p. 293.  
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Franklin Barriga López  
Considerando:  
Que la cultura contemporánea se orienta en todo el mundo hacia la for-  
mación de una amplia capacitación técnica que permita al hombre  
afrontar los diversos problemas de la vida y obtener las soluciones más  
adecuadas, en beneficio del bienestar colectivo;  
Que corresponde a la educación moderna y, en particular, a la educa-  
ción profesional, proporcionar los medios y facilidades necesarios para  
llevar a la realidad esa capacitación técnica; y,  
Que es indispensable el restablecimiento del magnífico plantel de edu-  
cación especializada que proyectó y fundó el Presidente señor doctor  
Gabriel García Moreno, por Decreto sancionado el 27 de agosto de  
1
869, con el aplauso continental, denominado Escuela Politécnica, des-  
tinado a completar la cultura general y dar una amplia preparación  
científica y práctica a la juventud ecuatoriana,  
Decreta:  
Art. 1.- Restablécese en la Capital de la República la Escuela Politécnica,  
con las reformas y adiciones que las exigencias de la vida contemporá-  
nea indican.  
Art. 2.- En la Escuela Politécnica se realizarán, principalmente, los si-  
guientes estudios: Matemáticas, Cosmografía, Física, Química Apli-  
cada, Electrotecnia, Ingeniería Minera y Geología.  
Art. 3.- El Plan de Estudios, Programas, Horarios y Reglamentos res-  
pectivos, serán dictados por el personal docente de la misma, debiendo  
ser aprobados por el Ministerio del Ramo.  
Art. 4.- Son fondos para el funcionamiento de esta Escuela, para el pre-  
sente año, los señalados en el Decreto Ejecutivo N. 57, de 7 de febrero  
de 1935, partida N. 1134; y para los años venideros, los que se señalaren  
en el Presupuesto del Estado.  
Art. 5.- Encárguense de la ejecución del presente Decreto, los señores  
Ministros de Educación Pública y de Hacienda.  
Dado en el Palacio Nacional, en Quito, 28 de febrero de 1935.  
f) José María Velasco Ibarra.  
El Ministro de Educación Pública  
f) Franklin Tello  
El Ministro de Hacienda  
f) Carlos Arízaga Toral  
Es copia.- el Subsecretario de Educación Pública  
f) Oscar Efrén Reyes.  
Como complemento, es preciso manifestar que el 15 de octu-  
bre de 1935, con una sesión solemne volvió a inaugurarse la Politéc-  
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Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
nica, con el nombre de Instituto Superior Politécnico y con la asistencia  
del Ing. Federico Páez, Encargado del Mando Supremo de la Repú-  
blica y de los Ministros de Educación Pública (Carlos Zambrano), de  
Defensa Nacional (coronel Benigno Andrade) y muchas otras perso-  
nalidades de la ciencia, la política y la sociedad. Con estas palabras,  
el ministro de Educación declaró abierta la Escuela Politécnica:  
El Instituto Superior que hoy inaugura oficialmente sus labores, res-  
ponde a la necesidad urgente de resolver problemas vitales de la na-  
cionalidad.  
Necesitamos disciplinas especializadas, preparación directa y práctica  
para especialidades particulares.  
En la actualidad, el índice de la cultura y el desarrollo de los pueblos  
es su industrialización. Países los nuestros de aspecto colonial con es-  
tructura semifeudal, van siendo esclavizados, fracasan en sus empre-  
sas, tienen que pedirlo todo prestado cuando no entregar sus fuentes  
de riqueza a la explotación de los más fuertes y mejor preparados.  
Por lo mismo, capacitar técnicamente a nuestros hombres, para que re-  
suelvan nuestros problemas, por medio de las disciplinas especializa-  
das, es un deber ineludible de los gobernantes. En este orden, todo o  
casi todo está por hacerse.11  
Por poco tiempo duró esta realización; previamente, se con-  
trató profesores en Suiza y Alemania, para que dicten las materias  
de Matemáticas, Astronomía, Física, Química, Electrotecnia, Geolo-  
12  
gía y Minería, Puentes, Caminos y Ferrocarriles El 11 de mayo de  
937, nuevamente los estamentos de la Politécnica pasaron a la de-  
1
pendencia de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, con  
frutos excelentes en lo que compete a investigación.  
El Dr. José María Velasco Ibarra tuvo especial predilección  
para la Escuela Politécnica, la cual seguramente partía de la afinidad  
con su padre, Alejandrino, que fue alumno en este centro de educa-  
ción superior donde obtuvo los títulos de agrimensor e ingeniero  
civil. El cinco veces presidente de nuestra República, en vista de que  
1
1 Crónica de 1935, Politécnica, Revista editada por la Escuela Politécnica Nacional, Tomo I, enero-  
marzo 1936, Imprenta de Néstor Romero, Quito-Ecuador, 1936, pp. 84 y 85.  
2 Alfonso Espinosa Ramón, Escuela Politécnica Nacional: Historia, Régimen Académico y Perspec-  
tivas, Arial 12 Editores, Quito, abril de 2013, p. 19.  
1
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501  
Franklin Barriga López  
no prosiguió en la práctica su disposición de 1935, en 1945, precisa-  
mente el 8 de febrero, reabrió la Politécnica, con atinadas gestiones  
ante el general De Gaulle para que vengan profesores franceses, entre  
los que se contó a Robert Hoffstetter que, a más de ser designado sub-  
13  
director, descolló por sus estudios zoológicos y paleontológicos.  
Otro decreto, suscrito el 4 de junio del siguiente año por el  
mismo mandatario, publicado en el Registro Oficial N. 609, de vier-  
nes 14 de junio del mismo año, en reemplazo del Instituto Superior  
Politécnico, fijó, definitivamente, el nombre de Escuela Politécnica  
Nacional como institución científica, de carácter docente, investiga-  
dor y de consulta, especificándose sus fines esenciales: de alta do-  
cencia en Ciencias Naturales, Físicas, Químicas y Matemáticas; la  
investigación científica de los fenómenos y recursos naturales del  
país; la formación del Archivo Científico Ecuatoriano y la difusión  
amplia de la cultura científica.  
Su campus inicialmente se localizó entre el Palacio Nacional  
y la Cruz de la Iglesia de la Compañía, donde actualmente labora el  
Centro Cultural Metropolitano, luego fue ubicado en el sector de La  
Alameda (Avenida Gran Colombia y calle Gándara), hasta que en  
1
964, cuando rector el Ing. José Rubén Orellana Ricaurte, afectuosa-  
mente tratado como Orico, que regentó la Politécnica por más de  
treinta años, de 1959 a 1990, pasó a la Floresta (centro-oriental de  
Quito).  
Este campus funcional, amplio y contemporáneo, merecida-  
mente lleva su nombre, dado los aportes cuantiosos que este insigne  
maestro, de enorme vocación de servicio, dio a la institución y quien  
afirmó lo siguiente, que revela su admirable talante intelectual y sus  
principios humanísticos sólidamente arraigados: “La Universidad debe  
formar técnicos cada vez más sabios, pero cada vez más hombres, capaces  
14  
de vivir y de influir según la cultura de los tiempos Un busto suyo, ela-  
borado íntegramente en bronce y en la Escuela Politécnica Nacional,  
con un peso de 400 kg., fue develado a la entrada del Teatro Politéc-  
nico, en el año 2017.  
13 Ibíd., p. 24.  
14 Video en Homenaje al Ing. José Rubén Orellana, ex dignísimo Rector de la Escuela Politécnica Nacio-  
nal, EPN.  
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y su relevancia histórica para el Ecuador  
En este monumento, en una placa se lee esta inscripción: “En  
homenaje al Ing. José Rubén Orellana Ricaurte (16 de julio de 1919-12 de  
mayo de 1995). Por su liderazgo académico que hizo de la Escuela Politéc-  
nica Nacional un referente de ciencia y tecnología para la educación superior  
ecuatoriana. Quito, julio 2017”. Cuando falleció este paradigma de la  
15  
docencia y la cultura, la Politécnica publicó un Acuerdo que, a la  
vez que lamentó la sensible pérdida, decretó tres días de duelo ins-  
titucional y la denominación de José Rubén Orellana, en honor de la  
memoria de su Rector Honorario, al campus politécnico en el que  
nos encontramos. Además, al Ing. Orellana Ricaurte, el 5 de marzo  
de 1991, felizmente cuando aún vivía, se le confirió la máxima pre-  
sea, la Medalla de Oro “Escuela Politécnica Nacional”, así como tam-  
bién el Doctorado Honoris Causa, por los eminentes servicios  
prestados en favor de la Educación Superior de América Latina y el  
16  
desarrollo científico y tecnológico del país y del continente.  
El magnífico trabajo de la Escuela Politécnica Nacional sirvió  
de pauta para que se cree, en Guayaquil, la Escuela Politécnica del  
Litoral (ESPOL), mediante Decreto Ejecutivo del presidente Camilo  
Ponce Enríquez, N. 1664, de 29 de octubre de 1958, publicado en el  
Registro Oficial del 11 de noviembre del mismo año: los ámbitos en  
los que se desenvuelve la ESPOL también son de excelencia.  
Con ocasión del centenario de la Politécnica Nacional, se lle-  
varon a cabo intensas programaciones académicas, como lo revela  
el texto de la siguiente resolución que, en partes, contiene este texto:  
Que la Escuela Politécnica Nacional por su contribución y esfuerzo en  
el conocimiento de la ciencia, el mejoramiento de la tecnología y el es-  
tablecimiento de la investigación científica, ha constituido uno de los  
baluartes de la educación superior del país y ha merecido el reconoci-  
miento de centros culturales de América y del mundo; y,  
Que es obligación ineludible rememorar los acontecimientos trascen-  
dentales de la vida educativa del país y especialmente de las institu-  
ciones que han influido en la formación de las juventudes, como  
estímulo para intensificar los estudios y esfuerzos de los actuales y fu-  
turos directivos, catedráticos y alumnos de la Politécnica,  
15 Diario El Comercio, domingo 14 de mayo de 1995.  
16 Acuerdo publicado el domingo 14 de abril de 1991, en Diario El Comercio, de Quito.  
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Resuelve:  
1
.- Declarar año centenario de la Escuela Politécnica Nacional el año  
académico de 1969-1870. Durante este año centenario, las facultades,  
institutos y demás organismos de la Escuela Politécnica Nacional, hon-  
rarán su obra intensificando sus trabajos de investigación tendientes  
al fomento de la ciencia y la técnica para contribuir al desarrollo eco-  
nómico de la sociedad;  
2
.- Realizar una exposición científica en la que se ponga de relieve la  
labor de investigación de los catedráticos y alumnos del estableci-  
miento;  
3
.- Promover una feria industrial que sea una acción mancomunada de  
la institución y de la industria y muestre la íntima relación que existe  
entre el desarrollo industrial y la investigación y formación profesional  
que imparte la Escuela Politécnica Nacional,  
4
.- Organizar seminarios destinados al estudio de los problemas vin-  
culados con el desarrollo del país y la solución efectiva de los mismos;  
.- Llevar a efecto reuniones científicas nacionales e internacionales  
5
para intercambiar ideas y experiencias sobre los nuevos sistemas de  
educación superior frente a la evolución de la sociedad, la transforma-  
ción de la tecnología y de la ciencia que han influido en la realización  
de los grandes acontecimientos de la era planetaria y los demás pro-  
blemas de actualidad que afectan al mundo y al continente tanto en el  
aspecto intelectual como en el material;  
6
- Celebrar como terminación del año centenario una sesión solemne  
de exaltación de la labor de la Escuela Politécnica Nacional y de la ac-  
ción de sus fundadores, en la cual se entregará al país los resultados  
fructíferos de la obra de la institución. Ing. J. Rubén Orellana R., Rector.  
17  
Dr. Paco Moncayo A., Secretario-Abogado.  
Con este motivo, la Politécnica, junto al Departamento de  
Historia de la Universidad Católica, llevaron a cabo varios actos,  
como las publicaciones de los primeros profesores politécnicos, una  
conferencia de carácter histórico, la exposición de documentos de los  
años inaugurales, fotografías, mapas y planos efectuados por los  
maestros referidos y que contribuyeron, palmariamente, al estudio  
y la profundización de las ciencias, como la geología, geografía,  
clima, zoología, botánica, fenómenos naturales e historia ecuato-  
riana.  
17 María Kuonqui Z., Libro de recortes sobre la Politécnica Nacional, Escuela Politécnica Nacional,  
Quito, 2013.  
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Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
Este primer centenario jamás podía pasar desapercibido,  
como ciertamente no sucedió ni podía acontecer: fue la ocasión para  
afianzar la nombradía de la Politécnica y su compromiso intelectual  
y científico con el país. Lo mismo podemos decir en el sesquicente-  
nario que estamos conmemorando hoy, con solemnidad y acorde a  
sus dimensiones históricas, pero también con alborozo, sano y justo  
orgullo nacional, puesto que la Politécnica constituye signo super-  
lativo de racionalidad, prosperidad, y honra para el país.  
Desde luego que no todo ha sido color de rosa, ninguna obra  
de humanos lo es, aún más en tratándose de un organismo donde  
bulle el pensamiento libre y en permanente actividad como lo es la  
atmósfera universitaria. La Politécnica ha tenido años de recias tem-  
pestades, a causa de problemas administrativos y académicos, ver-  
daderas crisis financieras, arremetidas del facilismo e incluso de la  
politiquería que crece como mala hierba en nuestro medio. Feliz-  
mente, estos factores adversos fueron superados y, como cuando el  
sol retorna luego de las tormentas, las nubes negras poco a poco se  
han ido disipando, para quedar lecciones que bastante han servido  
para la estabilidad, la superación y el trabajo edificante.  
No se debe olvidar jamás que el conocimiento científico es  
universal y que en el proceso cognoscitivo no cuenta la ideología, de  
lo contrario volveríamos al caso de Giordano Bruno que no renunció  
a sus creencias científicas ni cuando las llamas le consumían en la  
hoguera de la intolerancia. El área científica debe ser, necesaria-  
mente, de la libertad asentada en principios y valores, para que no  
se repitan los experimentos de los nazis con seres humanos en los  
campos de concentración o las imposiciones limitantes y opresivas  
de los totalitarios que ocasionan el reduccionismo del pensamiento  
por la presión del dogma absolutista. La libertad de investigación y  
enseñanza amplía las dimensiones de la mente y es condición sine  
qua non para la evolución de la ciencia.  
Quienes han desempeñado la rectoría de la Politécnica, que  
comenzó con menos de cien estudiantes y en la actualidad alberga a  
diez mil, han sido elementos de enjundia académica, con trabajo  
lleno de sacrificios, denodado y a veces incomprendido. En los re-  
gistros históricos, constan en este orden, así hayan ejercido sus res-  
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ponsabilidades por meses o por décadas los siguientes: Padre Juan  
Bautista Menten, Ing. Pedro Pinto Guzmán, Padre Alberto Semanate,  
Prof. Luciano Andrade Marín, Dr. Reinaldo Espinosa, Dr. Jaime Chá-  
vez Ramírez, Ing. Rubén Orellana Ricaurte, Ing. Alfonso Espinosa  
Ramón, Ing. Rodrigo Arrobo Rodas, Ing. Vinicio Baquero Ordóñez,  
Ing. Marcelo Jaramillo Carrera, Ing. Jaime Calderón Segovia. En esta  
misma línea de excelencia, por primera vez una mujer llegó a este  
altísimo y consagratorio sitial, el 11 de diciembre del 2018, debido al  
pronunciamiento en las urnas de la comunidad politécnica: la Dra.  
Florinella Muñoz Bisesti, ingeniera graduada en la Escuela Politéc-  
nica Nacional, con 25 años de reconocida trayectoria de trabajo en la  
institución; tiene un Ph.D. de Alemania y valiosa experiencia inter-  
nacional, en el reputado Instituto Max Planck. Autora de 23 publi-  
caciones científicas y del libro Nomenclatura de Química Orgánica, dos  
18  
ediciones. En un reportaje sobre su personalidad académica, leí que  
cuando ella era niña ya se perfiló su vocación de maestra: daba clases  
a sus muñecas; ahora, como brillante profesional, dirige uno de los  
establecimientos de educación superior de mayor prestigio por su  
calidad, guiada por sus principios: honestidad, laboriosidad, demo-  
cracia, respeto, prudencia, y lealtad. He aquí lo que puede alcanzar  
el talento bien cultivado de las damas ecuatorianas.  
De valoración y conocimiento generalizado es la calidad y  
exigencia de los estudios en la Politécnica Nacional, en sus diversas  
facultades, escuelas profesionales de pregrado, maestrías y doctora-  
dos de posgrado, especialidades tecnológicas, que avalan un nivel  
merecidamente alcanzado y por el que se ubica en el de las primeras  
universidades ecuatorianas.  
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación,  
la Ciencia y la Cultura, más conocida como UNESCO, en su informe  
que publica cada cinco años, en el correspondiente al 2015, con visión  
hacia el 2030, redactado por cerca de 60 expertos internacionales, ase-  
veró que la tendencia de los centros de Educación Superior es a la  
investigación y al desarrollo, para estimular el crecimiento econó-  
19  
mico sostenible de los países y favorecer así a su porvenir.  
1
1
8 Reportaje de Betty Beltrán, en Diario Últimas Noticias, Quito, 8 de febrero de 2019.  
9 www.unesco.org  
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Semblanza de la Escuela Politécnica Nacional  
y su relevancia histórica para el Ecuador  
Hago la siguiente relación por cuanto, en el Escudo de la Po-  
litécnica Nacional, en la parte inferior y como basamento sólido e  
ilustrativo, consta la frase latina E Scientia Hominis Salus (la ciencia  
al servicio del hombre), lo que significa, cuando adquiere la caracte-  
rística de aplicada, al progreso y bienestar de la humanidad, y se la  
emplea con valores y principios de ética profesional y de moral in-  
dividual, materias que aquí se imparten para complementar la for-  
mación científica.  
Asimismo, en la Politécnica Nacional, el búho es otro sím-  
bolo, con lo que se representa a la sabiduría, ya que, desde edades  
muy lejanas, en la Grecia clásica esta ave se hallaba asociada al co-  
nocimiento que traía riqueza. En nuestro continente, en las culturas  
primigenias, como la andina, la lechuza conllevaba y conlleva hasta  
hoy, como se cree, el conocimiento sagrado, al ser habitante en vigilia  
de la noche hasta que llegue la claridad del día, por eso los chamanes  
portan todavía sus plumas, para conocer a fondo las malas intencio-  
nes y así poder penetrar en las profundidades de lo desconocido.  
Con estas motivaciones, la Escuela Politécnica Nacional se presenta  
con la colosal figura de ser una entidad científica de alta docencia e  
investigación, tan imprescindible en un país en vías de desarrollo  
como el nuestro. Para confirmar lo aseverado basta recordar que sus  
estudiantes y graduados han sido admitidos sin ningún problema  
en las mejores universidades del planeta, eso se debe a la calidad de  
profesores que ellos tuvieron y los tienen en estos acreditados recin-  
tos de la ciencia y la tecnología.  
Preeminente e indiscutible es la relevancia histórica que el  
acto de Fundación de la Politécnica significa para el Ecuador, por  
cuanto el aporte de esta acreditada entidad de educación superior y  
de posgrado ha sido y es fecundo y constructivo. El desarrollo na-  
cional tiene impronta de enorme significación –reitero- por el nume-  
roso capital humano, rigurosamente formado y proveniente de las  
aulas de la Escuela Politécnica Nacional, cuya contribución, no sola-  
mente científica, es digna de gratitud y permanente reconocimiento.  
Luego de vencer adversidades demoledoras y originadas en  
la ignorancia, los prejuicios y la politiquería, como quedó reseñado,  
y llegar al siglo y medio de existencia, con el espíritu enhiesto hacia  
BOLETÍN ANH Nº 202 • 490–509  
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Franklin Barriga López  
la superación y el triunfo de la ciencia no es un acontecimiento baladí,  
de ninguna manera el que nos ha congregado en esta tarde y noche;  
todo lo contrario, se trata de trayectoria admirable y edificante, que  
ha beneficiado en mucho a nuestra Patria, por eso, la también cente-  
naria, prestigiosa, científica Academia Nacional de Historia del Ecua-  
dor, por mi intermedio, saluda, valora, felicita y agradece a esta noble,  
respetable, cimera institución, junto a los mejores votos para que ese  
fuego que le anima jamás se extinga, porque es el mismo que Prome-  
teo sustrajo a los dioses, para penetrar en los secretos del mundo y la  
eternidad, ya que para la ciencia no hay ni debe haber fronteras, so-  
lamente aquellas que impone la ética profesional.  
La mente humana, por sus conocimientos científicos, va ga-  
nando a la inmensidad y secretos del universo y la Politécnica, en  
nuestro medio, es un faro de luz intensa, orientado hacia el bienestar  
y el progreso.  
Teatro de la Escuela Politécnica Nacional  
Quito, jueves 29 de agosto de 2019.  
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Video en Homenaje al Ing. José Rubén Orellana, ex dignísimo Rector de la Escuela Po-  
litécnica Nacional, EPN.  
www.unesco.org  
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