BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVII Nº 202  
Julio–diciembre 2019  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVII  
Nº 202  
Julio–diciembre 2019  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Director  
Dr. Franklin Barriga Lopéz  
Subdirector  
Dr. Cesar Alarcón Costta  
Secretario  
Ac. Diego Moscoso Peñaherrera  
Dr. Eduardo Muñoz Borrero, H.C.  
Mtra. Jenny Londoño López  
Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
Dr. Claudio Creamer Guillén  
Tesorero  
Bibliotecaria archivera  
Jefa de Publicaciones  
Relacionador Institucional  
COMITÉ EDITORIAL  
Dr. Manuel Espinosa Apolo  
Dr. Kléver Bravo Calle  
Universidad Central del Ecuador  
Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE  
Dra. Libertad Regalado Espinoza Universidad Laica Eloy Alfaro-Manabí  
Dr. Rogelio de la Mora Valencia Universidad Veracruzana-México  
Dra. Maria Luisa Laviana Cuetos Consejo Superior Investigaciones Científicas-España  
Dr. Jorge Ortiz Sotelo  
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú  
EDITORA  
Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
COMITÉ CIENTÍFICO  
Dra. Katarzyna Dembicz  
Dr. Silvano Benito Moya  
Dra. Elissa Rashkin  
Universidad de Varsovia-Polonia  
Universidad Nacional de Córdoba/CONICET- Argentina  
Universidad Veracruzana-México  
Dr. Hugo Cancino  
Universidad de Aalborg-Dinamarca  
Dr. Ekkehart Keeding  
Humboldt-Universitat, Berlín-Alemania  
Instituto Cervantes, Berlín- Alemania  
Universidad Técnica Federico Santa María – Chile  
Université Paris Ouest - Francia  
Dra. Cristina Retta Sivolella  
Dr. Claudio Tapia Figueroa  
Dra. Emmanuelle Sinardet  
Dr. Roberto Pineda Camacho  
Dra. Maria Letícia Corrêa  
Universidad de los Andes-Colombia  
Universidade do Estado do Rio de Janeiro-Brasil  
BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVII  
Nº 202  
Julio–diciembre 2019  
©
Academia Nacional de Historia del Ecuador  
IpS-ISSNSNN: 1º319309-007-90X79X  
e-ISSN: 2773-7381  
Portada  
Antiguo castillo de perforación en Portovelo  
Diseño e impresión  
PPL Impresores 2529762  
Quito  
landazurifredi@gmail.com  
enero 2020  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCVII – Nº. 202  
Julio–Diciembre 2019  
DISCURSO DE INAUGURACIÓN  
DEL CAPÍTULO IMBABURA-CARCHI  
DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Y BIENVENIDA A SUS MIEMBROS  
Franklin Barriga López1  
Hace pocos días, en el Salón Máximo de la I. Municipalidad  
de Guaranda, tuve la satisfacción de hacer uso de la palabra, declarar  
inaugurado el Capítulo de nuestra centenaria entidad en la provincia  
de Bolívar y dar la bienvenida a sus integrantes.  
En tan grata oportunidad resalté los vínculos que unen para  
siempre al provinciano con su tierra patrimonial. Entonces dije:  
En provincias hay bagajes históricos de enorme significación  
y personajes, a menudo olvidados o preteridos, que se dedican a  
estas sacrificadas labores. No se debe desconocer que la suma de las  
historias sectoriales estructura la historia de la patria. Los provincia-  
nos somos querendones del lugar de donde provenimos y no lo ol-  
vidamos nunca, así vayamos por lejanos confines, por ello la  
importancia de constituir Capítulos como el que tenemos la satisfac-  
ción de efectuar en estos momentos memorables.  
En estas circunscripciones geográficas, como costumbres  
arraigadas en lo más profundo de su ser, se guardan memorias de  
enorme significación, que se cuentan, por vía oral, desde lejanos tiem-  
pos, al calor del hogar o de los vínculos de amistad que proporciona  
el paisanaje. Es el rescoldo donde perdura la lumbre del amado te-  
rruño. ¡Qué mejor si ello se mantiene de manera escrita, para que no  
lo borre el olvido!  
En la Patria Chica, entrañable, inolvidable, reluciente en la  
grata remembranza, para la continuidad en los hijos y los nietos flo-  
recen, además, sentimientos asimismo hondamente afianzados en la  
1
Director de la Academia Nacional de Historia  
B O L E T Í N A N H N º 2 0 2 • 5 5 7 – 5 6 2  
5
57  
Franklin Barriga López  
huella que dejaron los antepasados que no está únicamente en las  
venerables sepulturas donde yacen sus cenizas. Las generaciones  
pretéritas y presentes conforman la residencia de quienes estructuran  
el tejido social que es anímico, sobre todas las cosas, y que perdura,  
para siempre, en el recuerdo individual y colectivo, a fin de alentar  
realizaciones de amor, civismo, progreso.  
De esta manera laten las presencias sectoriales, con sus his-  
torias, leyendas y ejemplos que proporcionan los valores humanos,  
exposición de paisajes cautivantes y otras singularidades que van  
desde la idiosincrasia modelada por el clima, costumbres y tradicio-  
nes, como también por la convergencia de anhelos que impulsa a la  
colectividad a emprender acciones positivas, de por medio el sano  
orgullo de provenir de los lares nativos o de residencia, producto de  
la hospitalidad propia de nuestras latitudes ecuatoriales.  
De esta manera, el vínculo afectivo para la terra patrum, que  
decían los antiguos pobladores de Europa, o la Pacha Mama de los ha-  
bitantes originarios de nuestras comarcas andinas, se consolida en fun-  
ción del afecto que para ella que guardan sus hijos, en el marco de la  
identidad que prevalece en la existencia de los seres humanos y las  
comunidades unidas por amplio y sólido sentimiento de pertenencia.  
El motivo que nos ha congregado hoy es parecido al que con-  
vocó en Guaranda a personas representativas y con afanes y objeti-  
vos superiores como son los de carácter histórico. Imbabura y Carchi,  
igualmente, presentan en su acervo pasado y presente valores hu-  
manos y hechos que engrandecen a nuestro país.  
El 24 de julio de 1909, en Quito, tuvo lugar la fundación de  
la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, inte-  
grada por jóvenes que llegaron a ser destacados personajes no sola-  
mente en el campo histórico: Jacinto Jijón y Caamaño, Luis Felipe  
Borja (hijo), Alfredo Flores y Caamaño, Cristóbal Gangotena y Jijón,  
Carlos Manuel Larrea y Aníbal Viteri Lafronte. Pocos días después,  
suscribieron el acta constitutiva Juan León Mera Iturralde y José Ga-  
briel Navarro, que no lo hicieron inicialmente por cuanto estuvieron  
ausentes de la capital de la República. El gran pionero e inspirador  
fue Federico González Suárez, Arzobispo e historiador notable.  
Una vez constituida esta institución, se participó tan memo-  
BOLETÍN ANH Nº 202 • 557–562  
558  
Inauguración del Capítulo Imbabura–Carchi  
de la Academia Nacional de Historia  
rable hecho, a personas representativas de Quito, de Latacunga, Am-  
bato, Riobamba, Guaranda, Guayaquil, Cuenca, Portoviejo, Esmeral-  
das y Loja. En lo concerniente a Imbabura, se envió comunicaciones  
al respecto a monseñor Pérez Quiñónez (Obispo), doctores Mateo  
Mera, Elías Liborio Madera y Dn. Luis Aníbal Mera, que residían en  
Ibarra; y a Dn. Amable Agustín Herrera, que vivía en Caranqui, ju-  
risdicción Otavalo.  
En reconocimiento al útil y magnífico trabajo de la Sociedad  
de Estudios Históricos Americanos, el H. Congreso Nacional le recono-  
ció con la alta calidad de Academia Nacional de Historia, mediante  
Decreto Legislativo publicado en el Registro Oficial N. 23, del 28 de  
septiembre de 1920, que lleva el ejecútese de José Luis Tamayo, pre-  
sidente de la República.  
Antes de este acontecimiento, Federico González Suárez, en  
junio de 1911, remitió a sus pupilos un célebre mensaje cuyo conte-  
nido es guía para quienes tenemos el honor de integrar esta presti-  
giosa entidad que el 24 de julio pasado conmemoró 110 años de  
fructífera existencia. En ese documento, el fundador de nuestra Aca-  
demia expresó:  
Cuando comencé mis estudios históricos y mis investigaciones arqueo-  
lógicas, con el propósito de prepararme convenientemente para escribir  
algún día la Historia del Ecuador, estaba solo y me encontraba asilado:  
mi primera publicación relativa a la arqueología ecuatoriana, fue reci-  
bida por nuestros compatriotas no solo con indiferencia, no solo con  
desdén, sino con disgusto: nadie me dirigió una sola palabra siquiera  
de aliento, y no faltaron algunos individuos graves, que calificaron mi  
Estudio Histórico sobre los Cañaris”, de obra inútil, escrita por un clé-  
rigo ocioso, que en cosas de indios perdía el tiempo que debía dedicar  
al ejercicio de del sagrado ministerio (…)  
Cuando di principio a mi labor histórica estaba solo, aislado: ahora,  
cuando para mí se aproxima ya el ocaso de mi vida, no estoy solo, no  
me encuentro aislado… mi palabra ha caído en tierra fecunda, mi tra-  
bajo no ha sido estéril. Vuestra labor comienza, no he hecho más que  
trazaros el camino (…)  
Trabajad con tesón, con empeño, con constancia: no os desalentéis por  
las dificultades, no os acobardéis ante los obstáculos; venced las difi-  
cultades, arrollad los obstáculos… Como la verdad es el alma de la His-  
toria, buscad la verdad, investigad la verdad; y, cuando la encontréis,  
narradla con valor.2  
BOLETÍN ANH Nº 202 • 557–562  
559  
Franklin Barriga López  
González Suárez falleció el 1 de diciembre de 1917, habiendo  
nacido el 12 de abril de 1844: su legado es inconmensurable. En nues-  
tra Academia guardamos su memoria, con el respeto y la admiración  
que generan sus ejemplares vida y obra.  
Por ser oportuno, es del caso, resaltar que este personaje dejó  
positiva huella en las provincias de Imbabura y Carchi, tanto por  
haber sido Obispo de Ibarra -que tenía jurisdicción en Tulcán y su co-  
marca- desde el 8 de diciembre de 1895 hasta cuando el Papa Pío X le  
designó Arzobispo de Quito, para cuyas funciones se le recibió apo-  
teósicamente en la Capital del Ecuador, el 5 de junio de 1906. La bri-  
llante impronta intelectual de Federico González Suárez, eminente  
prelado, no solo ha de encontrarse en sus cartas pastorales que sus-  
cribió desde Ibarra sino en sus estudios, sobre todo arqueológicos,  
producto de investigaciones de campo, que plasmó en su primicial  
libro Los aborígenes de Imbabura y Carchi, cuya segunda edición se hizo  
en Quito, en 1908. Ha de anotarse también en estos años, que dan un  
poco más de una década de su permanencia en Ibarra, entre otras re-  
alizaciones excelentes de González Suárez está la publicación de sus  
obras Memoria histórica sobre Mutis y la expedición Botánica de Bogotá en  
el siglo décimo octavo, 1782-1808, publicada en 1888 y La Prehistoria ecua-  
toriana : ligeras reflexiones sobre las razas indígenas que poblaban antigua-  
mente el territorio actual de la República del Ecuador, editada en 1904; sus  
aportes para la construcción del camino Ibarra a Esmeraldas (puerto  
de San Lorenzo en la Bahía del Pailón).  
Debido a los trabajos decretados, el 6 de febrero de 1896, por  
Eloy Alfaro y de los cuales fue González Suárez presidente de la res-  
pectiva Junta y, el impertérrito liberal y vehemente del escritor imba-  
bureño Abelardo Moncayo, vicepresidente; sus gestiones persistentes  
para el adecentamiento del camino Ibarra-Quito; sus admoniciones  
y verticales acciones en favor de la paz, en tiempos tan convulsos de  
enfrentamientos armados entre el liberalismo y el conservadurismo.  
Dignas de relievarse, asimismo, son sus acciones para que se respete  
al Colegio Nacional “Bolívar”, de Tulcán, al que amenazaban fanáti-  
cos extranjeros; la oposición del Obispo a las tropas, conservadoras  
2
Franklin Barriga López, Historia de la Academia Nacional de Historia, Editorial El Conejo, Quito,  
009, pp. 51-53.  
2
BOLETÍN ANH Nº 202 • 557–562  
560  
Inauguración del Capítulo Imbabura–Carchi  
de la Academia Nacional de Historia  
colombianas, alentadas por los belicosos obispos europeos: Pedro  
Schumacher (alemán) y Ezequiel Moreno Díaz (español), con quienes  
polemizó y que, desde Pasto, alentaban incursiones armadas en te-  
rritorios ecuatorianos para azuzar aún más la guerra civil en los ám-  
bitos ecuatorianos.  
De entre los valiosos historiadores imbabureños que forman  
parte de nuestra Academia resalto el aporte brindado por el Dr. José  
Echeverría Almeida, cuyas persistentes gestiones han posibilitado  
dar vida al Capítulo que se inaugura en este instante con el carácter  
inicial de Centro de Estudios de Imbabura y Carchi, acorde al esta-  
tutario Art.7. Agradezco y aplaudo su trabajo al respecto. El Dr. Eche-  
verría Almeida se constituye en el primer director y, el igualmente  
destacado historiador carchense, Ing. Bayardo Ulloa Enríquez, que  
ha demostrado afanes positivos en este sentido, en subdirector. Poco  
después, los miembros elegirán al resto de integrantes de la Direc-  
tiva. Se anota que los Miembros natos son aquellos que ya pertene-  
cen a nuestra Academia en su calidad de Miembros: de Número los  
mencionados Dr. José Echeverría Almeida e Ing. Bayardo Ulloa En-  
ríquez, el Lcdo. Juan Carlos Morales Mejía; y, el Correspondiente  
Dr. Jorge Isaac Cazorla. Los investigadores nacionales, cada quien  
con su recomendable hoja de vida, que conforman el flamante Cen-  
tro de Estudios que nace con los mejores auspicios de la Universidad  
Técnica del Norte, que preside su rector el Dr. Ph.D. Marcelo Ceva-  
llos, a quien agradecemos por el apoyo brindado, son los siguientes:  
Dr. Miguel Naranjo Toro, Dr. Miguel Posso Yépez, Ph.D. Juan Carlos  
García Montoya, Ing. Augusto Marcelo Gómez Terán, Máster Raúl  
Clemente Cevallos Calapi, Dr. Arturo Almeida Ruiz, Dr. José Benja-  
mín Inuca. En fecha posterior, se integrarán los designados como in-  
vestigadores extranjeros los doctores Ph.D. John Stephen Athens,  
David Brown y Tamara Bray.  
Los referidos –como se podrá apreciar– son profesionales de  
recomendable formación académica, con trabajos publicados y reco-  
nocidas cualidades éticas y morales.  
Dentro de pocos minutos se procederá a la entrega de los res-  
pectivos diplomas y escarapelas; las medallas pertinentes se las con-  
ferirá a los nominados, una vez que éstos, asimismo en ceremonia  
BOLETÍN ANH Nº 202 • 557–562  
561  
Franklin Barriga López  
pública, se integren definitivamente mediante su discurso reglamen-  
tado en el Art. 16 del Estatuto institucional en vigencia, mientras  
tanto, ya han hecho causa común para que ambas importantes pro-  
vincias, bajo la experimentada dirección del Dr. José Echeverría y del  
Ing. Bayardo Ulloa, comiencen a llevar a cabo gestiones para que,  
tanto Imbabura como Carchi, hagan presencia acorde a su legado  
histórico en las gestas independentistas que serán conmemoradas  
en el año venidero, en que se iniciarán las celebraciones del Bicente-  
nario-segunda fase, en razón de que la primera comenzó el 10 de  
Agosto de 1809, que convirtió a Quito en Luz de América y, la se-  
gunda, resplandeció con el 9 de Octubre de 1820 y culminó en la ba-  
talla de Pichincha, el 24 de Mayo de 1822 incluso un año después,  
con la Batalla de Ibarra, a orillas del río Tahuando, dirigida por  
Simón Bolívar, con la cual, de forma definitiva, fue sellada la Inde-  
pendencia, con el triunfo patriota que detuvo a las huestes realistas  
provenientes de Pasto bajo la conducción de Agustín Agualongo, fu-  
ribundo defensor del rey de España, como lo fueron los pastusos en  
general.  
Auguro el mejor de los éxitos a este Capítulo, para lo cual,  
no es por demás indicar que tendrá el mayor de los apoyos, desde  
Quito, por parte de la Academia, a la que ya le une ligamento, pre-  
cisamente desde hoy. También es digno de resaltarse y congratularse  
el convenio que nuestra entidad suscribirá con la Universidad Téc-  
nica del Norte, lo que ampliará el radio de acción académica en be-  
neficio de esta pintoresca e importante región y de la patria en su  
conjunto.  
Al agradecer por vuestra asistencia y atención, solicito a  
todos quienes se han dignado asistir a este acto memorable se sirvan  
ponerse de pie para proceder a la entrega de los diplomas y escara-  
pelas a los ungidos.  
Auditorio Dr. Mariano Acosta Yépez,  
Campus Monasterio “Las Carmelitas”  
Martes 12 de noviembre de 2019, Ibarra  
BOLETÍN ANH Nº 202 • 557–562  
562