BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII Nº 201  
Enero-junio 2019  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII  
Nº 201  
Enero–junio 2019  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVIII  
Nº 201  
Enero–junio 2019  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
p-ISSN: 1390-079X  
e-ISSN: 2773-7381  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCVIII – Nº. 201  
Enero–junio 2019  
EL TRUEQUE EN LAS SOCIEDADES PREHISPÁNICAS  
1
DEL ANTIGUO ECUADOR  
Carlos Iza Terán2  
Resumen  
Antes de la llegada de los españoles a los contextos del actual  
Ecuador, las sociedades aborígenes implementaron el trueque como  
medio para facilitar sus relaciones de comercio; este sistema permitió  
generar una compleja red de mercados de intercambio, así como el  
surgimiento de una casta de mercaderes de oficio dedicados por cen-  
tenas de años a la provisión de productos entre las regiones y pisos  
climáticos.  
La zona noroccidental de la Provincia del Pichincha, es rica  
en vestigios culturales del legendario pueblo “yumbo”, cuya cultura  
y tradiciones no ha sido visibilizada a plenitud en el imaginario so-  
cial. Culuncos, tolas, terraplenes, reservorios acuíferos son testigos  
materiales de una cultura dedicada al comercio, rica en tradiciones  
y con su propia cosmovisión, en la que se entrelazan lo místico, te-  
lúrico y cósmico.  
Palabras clave: Trueque, Culuncos, Yumbo, Tulipe, Mindalaes  
Abstract  
Before the arrival of the Spaniards to the contexts of present-  
day Ecuador, aboriginal societies implemented barter as a way to fa-  
cilitate their trade relations; this system allowed the creation of a  
complex network of exchange markets, as well as the emergence of  
1
2
Recibido 29-03-2019// Aceptado: 19-05-2019  
Miembro Correspondiente Academia Nacional de Historia  
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Carlos IzaTerán  
a caste of merchants by trade dedicated for hundreds of years to the  
provision of products between regions and climatic floors.  
The northwestern area of the Pichincha Province is rich in  
cultural vestiges of the legendary “Yumbo” people, whose culture  
and traditions have not been fully visualized in the social imaginary.  
Culuncos, tolas, embankments, aquifer reservoirs are witnesses of a  
culture dedicated to commerce, rich in traditions and with their own  
worldview, in which the mystical, telluric and cosmic elements are  
intertwined.  
Keywords: Barter, Culuncos, Yumbo, Tulipe, Mindalaes  
Los Cronistas e Historiadores de Indias y, posteriormente, a  
través de los documentos de los Funcionarios Reales Coloniales, re-  
latan el proceso del intercambio o trueque, utilizado por los primiti-  
vos habitantes de lo que fue Quito antes de la llegada de los  
españoles. El gran volumen del comercio entre los diferentes grupos  
humanos, evidencia su importancia en aquella época, que, por au-  
sencia de moneda corriente, se sustentaba sobre la base del “true-  
que”.  
No es posible establecer una fecha respecto del surgimiento  
de unidades de valor en el actual Ecuador durante la Etapa Prehis-  
pánica; de hecho, no existió una divisa monetaria; sin embargo, la  
Arqueología y la Etnohistoria, permiten tener un acercamiento a las  
formas de vida de esos pueblos aborígenes, conocer su sistema de  
comercio y el uso que dieron a determinados objetos para facilitar el  
intercambio, en un concepto muy cercano a lo que posteriormente  
3
se conocería como “moneda”.  
Los primitivos habitantes que en principio eran nómadas se  
4
sostenían sobre la base de una “economía de subsistencia”, poste-  
riormente, los grupos humanos del nomadismo del que surgiera una  
incipiente agricultura, pasaron a un proceso de asentamientos tem-  
porales, sobre todo en los territorios de las actuales costas de Ecua-  
3
4
Carlos Iza Terán, “Del Spondylus al Dólar “inédito, 2016  
Ibíd., 2  
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El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
dor, gracias a las condiciones climáticas, abundancia de caza y pesca;  
generalmente se ubicaban cerca de sitios con presencia de agua  
dulce” permanente.  
Uno de los productos agrícolas más común surgido de la  
5
progresiva domesticación de especies vegetales, fue el “maíz”, su  
aprovechamiento alimenticio a través de la agricultura permitió con-  
solidar el sedentarismo y el surgimiento de poblaciones con defini-  
ción de territorialidad y el consecuente aprovechamiento de los  
recursos del sitio siempre comercializados mediante la estructura del  
6
mercado y el uso del trueque como medio de pago.  
Con el desarrollo social y el consecuente sedentarismo, se  
complejiza la estructura social en las sociedades aborígenes, lo que  
da lugar a una primitiva división y especialización del trabajo, lo que  
motivó a la necesidad de crear herramientas e instrumentos para la  
7
agricultura, la pesca, la cacería; en ese orden, la cerámica es necesa-  
ria y complementaria al desarrollo social para la alimentación, así  
mismo, la metalurgia se desarrolla no solamente para la producción  
de armas y herramientas, sino también para la elaboración de objetos  
destinados al culto religioso y al adorno, al igual que la cerámica. En  
8
efecto, el concepto de territorialidad, dio como resultado el principio  
de la defensa del sitio frente a las amenazas de otros grupos que pre-  
tendían apropiarse de esas tierras; entonces la división social del tra-  
bajo se definiría en cazadores, agricultores, pescadores y comer-  
ciantes.  
9
Con el sedentarismo surge la concepción de castas y de éste  
5
El maíz es la planta cultivada con los más profundos procesos de domesticación que existe,  
pues es el resultado de un proceso que llevó entre 500 y 2 000 años, hasta que sus creadores  
consiguieron obtener una planta con los rasgos propios de una especie cultivada. Fueron las  
mujeres quienes, luego de un continuo proceso de experiencias acumuladas sobre el uso y  
transformación de las plantas útiles, de aprender dónde encontrarlas y de experimentar cómo  
guardarlas, iniciaron los procesos de domesticación del maíz. Ver en: Elizabeth Bravo, Batul  
Rojeab, editores, Hijos del maíz. Maíz patrimonio de la humanidad, Manthra editores, Quito, p.7.  
Ver en: http://www.rallt.org/PUBLICACIONES/libro%20del%20maiz%20completo.pdf  
(
08-05-2019)  
6
7
8
9
Carlos Iza Terán, “Del Spondylus al Dólar” inédito, 2016.  
Ibíd., 2  
Ibíd., 2  
Ibíd., 2  
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Carlos IzaTerán  
10  
la idea de la propiedad privada; en el 4000 a. C de la mano con el  
asentamiento de las ciudades estado, surgen los procesos expansio-  
nistas que se concretan en alianzas y la formación de grupos milita-  
res dedicados a guerrear con los vecinos para expandir su territorio,  
a efectos de obtener mejores posibilidades para alimentar a una po-  
blación que por el sedentarismo crecía más rápidamente que la pro-  
ducción.11  
El expansionismo se limitó a pequeños territorios, luego fue  
creciendo a nivel regional, dominó el entorno; posteriormente, ex-  
ploró y utilizó las fluentes fluviales para extender su ámbito de ac-  
ción, tomar contacto con otros grupos e intercambiar productos e  
incluso servicios. Surge así el trueque como medio para satisfacer  
sus necesidades elementales.  
La ausencia de un medio de pago fácil, tangible y manejable  
que simplificara el comercio, obligó a disponer de una serie de obje-  
tos para el intercambio: Pepas de cacao, conchas, pieles de animales,  
hojas de coca, perlas, esmeraldas, tejidos de algodón, tabaco, collares  
de perlas, sal, metales como el cobre, oro, plata en fragmentos, plu-  
mas de quetzal, hachuelas de cobre, pequeñas conchas ensartadas,  
cuentas de concha Spondylus, plumas de diversos colores, fragmen-  
tos de obsidiana, sal de minas, fragmentos de metal en bruto, piedras  
trabajadas para uso utilitario, cerámica, textiles, objetos elaborados  
para uso ceremonial, etc.; además de bienes de consumo originados  
12  
de la agricultura e incluso conocimientos shamánicos.  
Durante la etapa prehispánica el trueque o intercambio se  
desarrolló en torno al mercado indígena, aún hoy en día subsiste en  
sitios como Cajabamba en la Provincia de Chimborazo y en Otavalo  
13  
en la Provincia de Imbabura.  
1
0 El sedentarismo permitió al hombre una observación más detallada de la naturaleza y de su  
domesticación…Aprendió a tener propiedad privada, sean tierras, ganado, la casa, los útiles  
y armas y sobre todo, a tener familia a quien legar toda esa riqueza. En: Antonio García Seror,  
Ensayos sobre el hombre. Arqueología, antropología y religión, aache ediciones, Guadalajara, 2005,  
p.44.  
1
1
1 Carlos Iza Terán, “Del Spondylus al Dólar” inédito, 2016.  
2 Fresco Antonio, Iza Carlos, Guión Museológico Museo Numismático, (Banco Central del Ecuador,  
Quito, 1999)  
13 Ibíd., 11  
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El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
Este sistema de mercadeo se realizaba, en pequeña escala, por  
grupos humanos provenientes de diferentes pisos ecológicos situados  
a corta distancia; en el caso de Quito se podían obtener productos de  
clima cálido como: frutas, algodón, plantas medicinales, cultivadas  
en la vertiente occidental de la cordillera de los Andes, país de los  
14  
Yumbos y en la oriental cordillera de los Quijos, o de los valles más  
bajos del Callejón Interandino, como el de Guayllabamba, y también  
del páramo andino, de donde provenían plantas medicinales, paja,  
15  
chuquiragua , etc.  
En el proceso de la recuperación de la memoria histórica re-  
lacionado con el trueque y los mercados de intercambio, es impor-  
tante mencionar a un grupo étnico que ha permanecido por años en  
el olvido, se trata de la ancestral cultura de los “Yumbos”, visibili-  
zada subjetivamente hace cuatro siglos por los cronistas españoles,  
ha resurgido gracias a los trabajos de investigación y excavaciones  
realizadas por arqueólogos ecuatorianos, que hallaron muchos ves-  
tigios de sus avanzados conocimientos.16  
El término “Yumbo” proviene del idioma quichua que signi-  
fica “brujo”. En la época colonial (1492 hasta la segunda década del  
siglo XIX), esta palabra se utilizaba para identificar a las etnias de  
dos regiones completamente diferentes de origen, lengua y cultura.  
La otra etnia, esta si conocida como Yumbo corresponde a una nu-  
merosa población asentada en los territorios ubicados en los Andes  
Septentrionales, área que se ubica en la ceja de montaña norocciden-  
tal y oriental de las actuales provincias de Cotopaxi, Pichincha e Im-  
17  
babura, la cual desaparece a partir del siglo XIX.  
El origen “Yumbo” se remonta a periodos preincaicos de la  
historia del Ecuador, cuando los pueblos de la Amazonía y la selva  
noroccidental establecieron contactos comerciales y sociales con pue-  
1
4 Ronald Lippi, Una exploración arqueológica del Pichincha occidental – Ecuador, (Museo Jacinto  
Jijón y Caamaño, Quito, 1998, p.182. Es el territorio montañoso ubicado al oeste de la pro-  
vincia del Pichincha; se trata de un asentamiento protohistórico identificado con esta étnica  
que comprende los antiguos poblados de Calacalí, Mindo, Nanegal, Nono y Lloa, y otros ya  
desaparecidos como Alambí, Llambo y Cachillacta. Incluye el desaparecido pueblo de Ca-  
tacoto, que durante la colonia fue un sitio importante.  
1
1
1
5 Ibíd., 13  
6 Ibíd., 13  
7 Los Yumbos Colorados... Ver en: http://shinopibolon.tripod.com/shinopi_tsayumbos.htm  
(10-05-2019)  
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Carlos IzaTerán  
blos de la Sierra. El área de Mindo, Nanegal, Nanegalito, Gualea,  
Pacto y Calacali guardan evidencias de tres ocupaciones humanas,  
cronológicamente distantes y culturalmente desconocidas entre ellas.  
La primera inicia en el 2000 a. C. y desaparece por el 500 a.C.  
(
1
Formativo Tardío), la segunda data del 800 d.C. y desaparece en  
690 d.C. (Período de Integración) y la tercera surge a partir de 1870  
y continúa hasta nuestros días mediante costumbres, tradiciones y  
la perennización en la memoria histórica, en su proceso de recupe-  
18  
ración y empoderamiento de su identidad cultural.  
Los cortes culturales detallados en los antedichos tres mo-  
mentos, responden a las coyunturas de las históricas erupciones del  
volcán Pichincha, los cuales por su magnitud dieron lugar al dete-  
rioro del medio circundante y al detrimento de la calidad de vida de  
esos grupos y también, al abandono momentáneo del sitio epónimo;  
sin embargo, quedan materiales culturales como cerámica, lítica,  
huesos, conchas, encontrados en las excavaciones arqueológicas que  
testimonian la vivencia de este particular grupo étnico.  
El agua era, en la cosmogonía de los yumbos, la fuente de toda  
vida, como lo demuestra el que hayamos encontrado siete piscinas con esca-  
leras descendentes en las que se desarrollaban los principales actos religiosos  
de iniciación, purificación y fertilidad”.19  
La religión de los yumbos trascendió la fase animista de culto a  
los animales y fuerzas de la naturaleza, ya que la interpretación de los pe-  
troglifos encontrados demuestra que concibieron conceptos abstractos como  
20  
dios hecho hombre y hombre transformado en dios”.  
Prueba material de su existencia son las piscinas de Tulipe,  
ubicadas al noroccidente de la ciudad de Quito, a 1450 msnm (metros  
2
1
sobre el nivel del mar), los restos arqueológicos de “Cocaniguas”  
también localizado en las estribaciones de la Cordillera de los Andes,  
1
1
2
2
8 Ibíd., 16  
9 Ibíd., 16  
0 Ibíd., 16  
1 …pueblo llamado Cocanigua, que se ubica en una gran extensión de territorio, desde el Río  
Guayllabamba hasta el Río Daule, detrás de la Cordillera de los Andes, pero debido a la vi-  
ruela fueron desapareciendo, sin embargo, dos grupos lograron sobrevivir y posteriormente  
fundaron Santo Domingo y San Miguel. En: Paola Pazmiño, Propuesta gastronómica sobre  
la tradición culinaria de la nacionalidad Tsáchila, UTE, Quito, 2011. Ver en: http://reposito  
rio.ute.edu.ec/bitstream/123456789/11617/1/45439_1.pdf (09-05-2019)  
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El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
pertenecen a la segunda ocupación, la de los “Yumbos Colorados”,  
cuyos vestigios refieren a un pueblo que plasmó en obras monumen-  
tales sus conocimientos de astronomía, geometría, arquitectura, ma-  
nejo del espacio, evidenciaron en ellos sus conocimientos arquitec-  
tónicos y geométricos para honrar a sus dioses (luna, tierra y agua),  
mediante ritos de purificación, donde los shamanes y sacerdotes de  
22  
los yumbos utilizaron la ayahuasca, coca y otras sustancias psico-  
trópicas en sus rituales de comunicación con las deidades’’. Eviden-  
23  
24  
cias materiales son las “tolas”, “culuncos”, petroglifos, cascadas y  
cementerios que se hallan dispersos en todo el territorio de las actua-  
les parroquias de Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto.  
Los Incas, llegaron a los territorios de los Yumbos Colorados,  
en el ocaso de la conquista a los territorios de Quitu (1530), admira-  
ron y respetaron a este pueblo; pero, para demostrar su jerarquía ab-  
solutista construyeron sus propios templos, sobre las estructuras de  
los Yumbos, establecieron un imperio totalitario y desarticularon las  
25  
estructuras sociales.  
A pesar de su elevado nivel de religiosidad, los yumbos, que  
llegaron a ocupar una amplia superficie con unas 700,000 personas  
repartidas en los valles al noroeste de Quito, hasta las faldas del vol-  
26  
cán Pichincha, eran básicamente un pueblo agrícola y comerciante.  
2
2 La ayahuasca es una planta alucinógena, pero la usan de manera simbólica los chamanes,  
yachacs o taitas para poder conectarse con el mundo espiritual. En: Eddy Pérez, “El ritual  
de la ayahuasca aporta a la sanación del cuerpo y el espíritu”, El Telégrafo, 05-04-2018. Ver  
en: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/6/ritual-la-ayahuasca-sanacion-es-  
piritu (09-05-2019)  
2
3 Los culuncos estaban escondidos dentro de una densa vegetación en las laderas de las mon-  
tañas, se extendían desde la Sierra hasta la Costa y con el pasar de los años se convirtieron  
en caminos de los conquistadores españoles, republicanos, madereros, traficantes de licor y  
también por los actuales trabajadores agrícolas. En: Edwing Encalada, “Los culuncos yumbos  
conectan a varias historias”, El Comercio, 22-04-2018. Ver en: https://www.elcomercio.  
com/viajar/culuncos-yumbos-conectan-historias-nanegalito.html (09-05-2019)  
2
4 La presencia de petroglifos (dibujos en piedras) en forma de espirales y círculos concéntricos  
es una de sus identificaciones encontradas junto al río Chirape. En: “Tras las huellas de la  
cultura Yumbo”, El Tiempo. Diario de Cuenca, 21-10-2012. Ver en: https://www.eltiempo.  
com.ec/noticias/cultura/7/tras-las-huellas-de-la-cultura-yumbo (10-05-2019)  
5 Ronald Lippi, Alejandra Gudiño, “Palmitopamba: yumbos e incas en el bosque tropical al  
noroeste de Quito (Ecuador)”, Bulletin de I´Institut Français d´Études Andines, N°39, 2010,  
pp.623-640, p.623. Ver en: https://journals.openedition.org/bifea/1842 (10-05-2019)  
6 “Yumbos religiosos”, El Diario.ec, 26-04-2016. Ver en: http://www.eldiario.ec/noticias-ma-  
nabi-ecuador/389773-yumbos-religiosos/ (10-05-2019)  
2
2
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Carlos IzaTerán  
Esta última actividad fue la que les permitió sobrevivir frente a la in-  
vasión Inca quienes los subordinaron a su poder. En las estribaciones  
de la cordillera noroccidental de los Andes y hacia el Valle de Quito  
se desarrolló una cultura que según las fuentes documentales que  
27  
surge a partir del 800 hasta 1660 d.C. Esta última fecha es correla-  
tiva con una de las erupciones del volcán Pichincha y es muy proba-  
ble que, como efecto de la erupción, ésta desapareciera o se irrigara  
hacia los contextos geográficos de lo que actualmente es Santo Do-  
28  
mingo de los Colorados.  
El legado cultural del pueblo yumbo, de acuerdo a las exca-  
vaciones arqueológicas, abarca un área que supera los 900 Km cua-  
29  
drados en el noroccidente de Pichincha. Durante mucho tiempo a  
este sitio epónimo se les conocía falsamente como las “piscinas de  
los Incas” cuando, realmente y a partir de finales del siglo XX, se dio  
a conocer en toda su magnitud como un gran centro ceremonial y  
de comercio yumbo.  
Su bagaje cultural aporta al entendimiento de la relevancia  
del comercio y el trueque en estas sociedades aborígenes en épocas  
en las cuales ni siquiera la presencia Inca había llegado al actual  
Ecuador, pero, a pesar del abandono ocurrido a partir de 1660, sus  
huellas étnicas se perpetúan hasta finales del siglo XIX. El término  
“Yumbo” en el imaginario popular ha aplicado indistintamente para  
identificar a diversos grupos de la Amazonía ecuatoriana sin mediar  
distingo alguno.  
La función y especialización, de estos grupos ancestrales fue  
30  
la de “mercaderes” de allí que y de acuerdo a cronistas de la época  
y a las investigaciones arqueológicas desarrolladas a partir de las úl-  
timas décadas del siglo XX, se ha llegado a determinar que el comer-  
2
7 Complejo arqueológico de Tulipe. Museos de Quito. Ver en: http://museosdequito-nadia  
povea.blogspot.com/p/blog-page_25.html (11-05-2019)  
28 Paola Pazmiño, Propuesta gastronómica sobre la tradición culinaria de la nacionalidad Tsá-  
chila, UTE, Quito, 2011. Ver en: http://repositorio.ute.edu.ec/bitstream/123456789/11617  
/
1/45439_1.pdf (11-05-2019)  
2
3
9 Holguer Jara Chavez, Tulipe y la cultura Yumbo, FONSAL, Quito, resumen volumen 2, p.8.  
0 Carlos Peña, “Los curatos yumbos de Nanegal, Gualea, Mindo y Yambe en las últimas déca-  
das coloniales”, Quito, Junio 2016, p.12. Ver en: http://repositorio.puce.edu.ec/bitstream/  
handle/22000/11366/Tesis%20-%20Curatos%20Yumbos%20-%20Carlos%20  
Pe%C3%B1a%20M..pdf?sequence=1&isAllowed=y (09-05-2019)  
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El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
cio era intenso entre los pueblos ubicados en la costa de Ecuador y  
hacia la serranía concretamente hacia el valle de Quito, donde existía  
uno de los más grandes mercados conocidos con el nombre de “Tian-  
gues” ubicado en la actual plaza de San Francisco en la ciudad de  
Quito.  
Los mercaderes yumbos también llamados como “minda-  
laes” comercializaban cantidades importantes de: algodón, sal, coca,  
ají cerámica de utilería, fragmentos de obsidiana, achiote y demás  
productos propios de la ceja de selva de la estribación de la cordillera  
occidental de los Andes y de la costa ecuatoriana.  
El comercio no hubiera sido posible de no existir rutas y  
caminos, que por lo accidentado del terreno eran muy estrechos y  
31  
peligrosos a los que se les llamó “culuncos”. Una impresionante red  
vial de comercio funcionó en aquella época en el noroccidente de  
Pichincha, cubría el sitio de Tulipe como urbe regional y tuvo su  
desarrollo hacia las localidades de Pacto, Nanegal, Nanegalito,  
Gualea y Cotocollao–Cachillacta, sitios en los cuales hasta hoy en día  
existen vestigios arqueológicos evidenciados como: tolas, terraple-  
nes, camellones y el mismo “chaquiñán” que incluso hoy en día, algo  
se logra visualizar en la montaña cuando uno recorre por la carretera  
que parte desde Calacalí hasta la Independencia población ubicada  
hacia la costa de Ecuador al noroccidente de la Provincia de  
Pichincha.3  
2
La zona fue referida en 1789 por el padre Juan de Velasco,  
quien identifica a varios pueblos ubicados al costado occidental del  
valle de Quito cuya actividad principal fue el comercio y por ende  
con el trueque y la cita dice así: “…tras la cordillera de Pichincha, sobre  
cuyo inmediato descenso, tenía el rey Quitu diversa poblaciones las cuales  
se conocen con el nombre de Bolaniguas, Cocaniguas, Tambillo, Gualea,  
33  
Nanegal, Mindo y Nono”, comprendía incluso territorios que hoy se  
31 Holguer Jara Chavez, op. cit., p.1  
3
2 “Tulipe fue un centro ceremonial y residencial de la cultura Yumbo”, El Comercio, 30-10-2011.  
Ver en: https://www.elcomercio.com/actualidad/quito/tulipe-centro-ceremonial-y-resi-  
dencial.html (10-05-2019)  
33 Juan de Velasco, Historia del Reino de Quito en la América meridional, Imprenta de Gobierno por  
Juan Campusano, Quito, 1842.  
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61  
Carlos IzaTerán  
han perdido en la memoria colectiva nombres como Palmitopamba  
en Nanegal, Camacpi en Tulipe, el Pachigal sitio cerca de lo que hoy  
es el pueblo de San Miguel de los Bancos, Saloya y Mindo que de  
este último poblado deviene incluso el adjetivo de “mindalaes o  
mindalas” nombre con el que se identificó a los comerciantes que  
trasladaban los productos de intercambio hacia el gran mercado  
indígena conocido como el tianguis o tianguez ubicado en la plaza  
de San Francisco.34  
Uno de los principales productos de intercambio y que  
incluso sirviera como una moneda a falta de esta, en efecto antes de  
35  
la llegada de los españoles, fue las cuentas de “concha Spondylus”  
cuya presencia en el bosque húmedo tropical, tanto trabajada a ma-  
nera de cuentas como en bruto, evidencia el comercio con la costa  
ecuatoriana, como también hacia el Perú y al norte hacia Mesoa-  
mérica, generando así una importante relación de comercio, con los  
grupos sociales ubicados en ese contexto.  
El simbolismo de esta concha fue muy rico y giraba en torno  
36  
a la relación y culto a la fertilidad. Evidencias de este material, han  
sido halladas en gran parte del contexto del pueblo Yumbo, incluso  
en Cotocollao y el sitio de la Florida, actualmente en plena urbe de  
la ciudad de Quito, Museo “La Florida”. A decir de las fuentes  
documentales, en efecto se establece que los Yumbos realizaron  
intensos intercambios regionales con la utilización de la concha  
Spondylus, presente en sus manifestaciones culturales especialmente  
funerarias.  
El término “prueba de pala” que trata sobre la prospección  
arqueológica, asegura que en la mayoría de los casos la presencia de  
la concha Spondylus y la concha madre perla proceden de contextos  
funerarios; en efecto su singular importancia relacionada con la  
fecundidad también tiene que ver como un resultado valioso de  
intercambio en función de su concepto como ofrenda a los dioses.  
Este objeto fue tan valioso en el mundo andino que el “Molla Chasqui  
34 Ibíd., 11  
3
5 Lilyan Benítez, Alicia Garcés, Culturas ecuatorianas: ayer y hoy, Editorial Abya Yala, Quito,  
1
993, p. 118.  
3
6 Jorge García, Toponimias de la Provincia de Loja, Graficplus, Loja, 2013, p. 38  
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
62  
El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
Camayoc” tenía que mantener los templos del imperio Inca abas-  
37  
tecidos de Spondylus.  
La importante actividad comercial con las regiones circun-  
vecinas hizo que los yumbos sean considerados como comerciantes  
de productos suntuarios y de primera necesidad y respetados por  
sus altos conocimientos de medicina (herbolaria) hasta bien entrada  
38  
la Época Colonial y en el Período Republicano hasta el siglo XX.  
Según datos etno históricos, se conoce la existencia de varias  
vías las cuales llamaremos como “caminos de los Yumbos” las que  
unían comercialmente la nación de los Yumbos con Quito. A la fecha  
aún existen vestigios de estos “culuncos Yumbos”, los que luego de  
la llegada de los Incas se convertirían en el “ingañankuna”: Frank  
Sálomon, hace referencia a que los Yumbos “…mantuvieren contactos  
de gran intensidad netamente comerciales tanto con las naciones que existen  
dentro de su región tales como los Niguas y los Colorados o Tsáchilas como  
39  
con los aborígenes de la costa de la costa, sierra y hasta la amazonia.  
La producción agrícola, el comercio interregional y el inter-  
cambio con la producción artesanal definieron la sustentación de un  
modelo económico establecido sobre la base del “desarrollo susten-  
table” de la sociedad Yumbo. Su dinámica estuvo determinada como  
ya se dijo, por el intercambio de producto a escala interregional y  
por la producción de mercancías exóticas originadas en otras  
regiones, como: La obsidiana, la concha Spondylus Prínceps y la  
40  
madre perla, cuyo uso acrecentó el estatus y prestigio de la etnia.  
Igualmente, la exportación de productos propios como: algo  
dón, sal, ají, hojas de coca y textiles hacia los cacicazgos del callejón  
interandino, generó núcleos de control económico y de producción.  
Las relaciones locales, regionales y finalmente interregionales se  
realizaron por la extensa “caminería de culuncos” que unían los  
piedemontes y los complejos arquitectónicos entre sí, comenzaban  
3
3
3
7 Jorge Marcos, Arqueología de la costa ecuatoriana, Biblioteca ecuatoriana de arqueología, 1986  
8 Ibid. 2, p.71  
9 Frank Salomon, “Yumbañan: La viabilidad indígena en el Noroccidente de Pichincha y el  
trasfondo de origen del camino de Pedro Vicente Maldonado”, Cultura, revista del Banco  
Central del Ecuador, Quito, 1997.  
40 Hólguer Jara Chávez, Alfonso Ortíz, ed., Tulipe y la cultura Yumbo. Arqueología comprensiva  
del subtrópico quiteño, FONSAL, Quito, 2007, p.109  
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
63  
Carlos IzaTerán  
desde el norte del río Guayllabamba, cruzaban Chacapata hasta  
Nanegal Camacpi, Tulipe, Ingapi, orientándose hacia los poblados  
Tsáchilas en el costado suroccidental y desde allí, se dirigían con  
dirección a Quito, otros pueblos serranos y hacia la costa ecuatoriana.  
La etnohistoria ha definido a este grupo social comerciante  
como “Nación Yumbo”, es decir se la trata como a un grupo de  
individuos asentados en un territorio bien definido geográficamente,  
una etnia que tiene su propia identidad sostenido en la unicidad de  
la lengua, historias y tradiciones. Frank Salomon, etno historiador  
estadounidense, identifica como nación Yumbo, al contexto social  
que abarca también a los conocidos como niguas y a los colorados ó  
Tsáchilas; se respalda en lo detallado por el Cronista español, Cabello  
de Balboa quien se refiere a los Yumbos en estos términos: “…Esta  
provincia de yumbos…toma de largo más de veynte leguas, tiene a el levante  
la ciudad de Quito, a el medio dia la provincia de los Sicchos, y al poniente  
41  
la bahía de Tacamez, y al norte la Sierra de Lita…”.  
En el Primer Libro de Cabildos de Quito, datado 1535, a un  
año de la Fundación de San Francisco de Quito, en este documento,  
Sálomon encuentra la siguiente cita la cual nos ayuda a entender la  
presencia de esta cultura y sobre todo su relación con el comercio, y  
dice así: “…Una estancia qvesta de aqvel cabo e Cotocollao qve donde están  
vnos edificios de vnos tambos qvestán a la mano yzqvierda del camyno mas  
42  
baxo por donde vamos a yvmbo….  
El comercio fue para las sociedades ancestrales de vital  
importancia, se trató de un tema de sobrevivencia y sobre todo fue el  
medio por el cual se socializaron temas como medicinas ancestrales,  
astronomía, ritos shamánicos y demás elementos que posicionan a  
un grupo cultural frente a otros. Por otro lado, la ubicación geográfica  
de Quito, permitió ser unos de los principales centros de acopio de  
buena parte de la actual serranía ecuatoriana y sus vínculos con  
centros poblados ubicados hacia la costa y la Amazonía, en efecto  
hasta antes de la llegada de los españoles, la desaparición del  
41 Cabello de Balboa 1579. 1945.62. En: Holguer Jara Chávez, Tulipe Arqueología comprensiva del  
subtrópico quiteño, FONSAL, Municipio de Quito, p.111  
4
2 Primer Libro de Cabildos de Quito. LCQ. 138, 12 julio 1535. En: Holguer Jara Chávez, op.  
cit., p.112  
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64  
El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
mercado sustentado con el trueque ocurre con la utilización de la  
moneda colonial basada en el sistema octogesimal español.  
El país Yumbo un gran cacicazgo dedicado al comercio  
De acuerdo a las fuentes documentales todavía durante el  
Periodo Colonial, es decir en el siglo XVIII, en lo que fue el territorio  
de la Audiencia de Quito, gran parte de la población indígena se  
hallaba vinculada a terrenos de uso comunal, sujetos al concepto de  
autoridad étnica, a los que se los denominó como “Ayllus” estos  
grupos mantenían una estructura común por su descendencia  
ancestral y estaban regidos por un Cacique, quien incluso ostentó el  
43  
título de gobernador, junto a él se hallaban sus colaboradores a los  
que se les llamo “principales”.  
44  
El concepto de “cacicazgo” en la Etapa Colonial, determinó  
que sobre todo a los “Yumbos” se los identifiquen netamente con el  
comercio, inclusive hasta bastante entrada la Etapa Colonial, cuando  
en varios territorios andinos aún se mantenía el trueque en sus  
relaciones comerciales, amén de citar que para aquella época, la  
moneda española acuñada en las cecas provinciales, supuestamente  
estaría abasteciendo de numerario a sus territorios de ultra mar, sin  
embargo por la complejidad del comercio quiteño que abarcaba a  
todo el contexto territorial de la Audiencia de Quito, no fue posible  
que las casas de monedas cercanas como la de Lima y Bogotá  
4
5
provean a plenitud, de moneda a esta región. En ese sentido, la  
presencia de numerario era escaso en comparación a otros contextos  
hispanoamericanos, de allí que el mercado indígena en su actividad  
comercial, no logró familiarizarse con el uso de la moneda corriente,  
circunstancia que se mantuvo hasta los primeros años de la república,  
4
4
3 Segundo Moreno Yánez, La época aborigen en Pichincha, Consejo Provincial de Pichincha,  
Quito, 1978.  
4 Cacicazgo es una formación sociopolítica que no se puede reducir a formas igualitarias o es-  
tatales. Es irreducible porque una jerarquía política basada en algún grado de diferenciación  
social hereditaria es parte de una organización más amplia predominante basada en el pa-  
rentesco. En: David M. Stemper, La persistencia de los cacicazgos prehispánicos en el Río Daule,  
Costa del Ecuador, Ediciones Libri Mundi, Quito, 1993, p.4  
45 Ibíd.,2  
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
65  
Carlos IzaTerán  
aislado del mundo capitalista es decir persistía el trueque como  
medio de comercio.  
Es importante evidenciar la influencia de la nación Yumbo y  
su relación comercial sustentada en el trueque, sus efectos sociales se  
perennizaron hasta el día de hoy con rezagos culturales que se  
mantienen en la ciudad cercana a Quito llamada Santo Domingo de  
46  
los Colorados también conocida como “Tsáchilas”, etnia que des-  
ciende de los ancestrales Yumbos y también la manifestación cultural  
conocida como “yumbada” festividad que aún se mantiene en  
vigencia en el siglo XXI en el barrio de Cotocollao en plena ciudad  
de Quito.47  
A inicios del siglo XX la bibliografía, resultado de las  
investigaciones antropo étnicas que se desarrollan por científicos  
como: Jacinto Jijón y Caamaño (segunda década del siglo XX) y  
Federico González Suarez, han aportado al entendimiento de este  
grupo étnico, el cual no se lo ha visibilizado en toda su magnitud  
incluso, se los categorizó como simples salvajes sin ninguna trascen-  
dencia, concepto totalmente equivocado; toda vez que científicos  
4
8
49  
50  
51  
como Frank Salomon, Udo Oberen, John Isaacson, Holger Jara,  
5
2
53  
Ernesto Salazar y el padre Pedro Porras sin olvidar a Ronald  
Lippi, este último que logró evidenciar en forma muy didáctica las  
54  
4
6 También conocida como Provincia de Yumbos, toma su nombre de los Tsáchilas, etnia ances-  
tral de la zona. Su capital es la ciudad de Santo Domingo, también conocida como "Santo  
Domingo de los Colorados" por la costumbre de los indígenas Tsáchila de pintarse el pelo  
de rojo con achiote. Situado en los flancos externos de la cordillera occidental de los Andes.  
En: http://www.gptsachila.gob.ec/index.php/la-provincia/datos-generales. (10-05-2019)  
7 Hólguer Jara Chávez, Ortíz, Alfonso, ed., op. cit., pp.156-157  
4
4
8 Frank Salomon, Los Yumbos, Niguas y Tsatchila o “Colorados” durante la colonia española. Etno-  
historia del Noroccidente de Pichincha, Ecuador, Abya-Yala, Quito, 1997.  
4
9 Udo Oberem, “El acceso a recursos naturales de diferentes ecologías en la Sierra ecuatoriana”,  
en Moreno y Oberem, edits., Contribución a la Etnohistoria ecuatoriana, Colección Pendoneros,  
N,-20, Otavalo, Instituto Otavaleño de Antropología, 1991  
5
0 Issacson John, “Proyecto Tulipe: Investigaciones arqueológicas en el noroccidente de Pichin-  
cha”. Ponencia presentada en el Coloquio Internacional “Carlos Cevallos Meléndez”, sobre  
Arqueología del Área Andina Septentrional, Guayaquil, 1982  
51 Hólguer Jara Chávez, Alfonso Ortíz, ed., Tulipe y la cultura Yumbo. Arqueología comprensiva  
del subtrópico quiteño, FONSAL, Quito, 2007.  
5
2 Ernesto Salazar, “El intercambio de obsidiana en el Ecuador Precolombino. Perspectivas Me-  
todológicas”, en Gustavo Politis, edit, Arqueología en América Hoy, Bogotá, Fondo de Promo-  
ción de la Cultura, 1992  
53 Pedro I. Porras Garces, Entre los yumbos del Napo, Ed. Santo Domingo, Quito, 1955.  
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66  
El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
tolas y el camino de los yumbos, rutas que facilitaron el intenso  
comercio en el valle de Quito y sus aledaños, han posicionado a este  
grupo étnico y su importante actividad el comercio y el trueque.  
La organización estructurada que mantuvo esta etnia no  
solamente se mostró con el comercio, sino en toda una infraestructura  
de caminos, centros ceremoniales, tolas, procesos religiosos rituales  
en los que el simbolismo, la astronomía y la geometría fueron los  
denominadores comunes para sus edificaciones, piscinas y los  
complicados senderos que generaron para la captación y distribución  
5
5
del agua, fuente de vida. La medicina natural y el shamanismo,  
56  
fueron también por así decir, los otros productos de intercambio. En  
efecto, la desaparición de esta cultura ocurre por tres fenómenos  
coyunturales, el primero la invasión militar cuzqueña, es decir Inca,  
ocurrida en la segunda década del siglo XVI, la segunda, la invasión  
española sucedida a partir de 1534, ambas fueron procesos aniqui-  
lantes, y la tercera acontece por la erupción del Pichincha en 1660, de  
allí que las evidencias arqueológicas generalmente se hallan bajo una  
capa de cerca de 20 cmts de polvo volcánico antes de encontrar el piso  
cultural.  
El trueque o intercambio local  
Durante la etapa colonial, las crónicas de Indias, como tam-  
bién las relaciones escritas por los Funcionarios Reales españoles,  
permiten identificar los objetos de los que se sirvieron los primitivos  
habitantes en el proceso del intercambio o trueque, devenido de un  
gran volumen de comercio entre los diferentes grupos humanos  
antes de la colonización Hispana.  
La necesidad de contar con un medio de pago fácil, tangible  
y manejable que simplifique la relación de comercio, obligó a dispo-  
ner de una serie de objetos, que por su propia naturaleza eran indis-  
pensables para la vida diaria de esos grupos ancestrales, así se utilizó  
5
4 Ronald Lippi, “La arqueología de los Yumbos. Resultados de prospecciones en el Pichincha  
Occidental”. Ponencia presentada en el XLV Congreso Internacional de Americanistas, 1985.  
5 Hólguer Jara Chávez, Ortíz, Alfonso, ed., op. cit., p.143  
5
5
6 Ibíd., 11  
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
67  
Carlos IzaTerán  
el trueque o intercambio. En ese contexto se destacan la concha  
Spondylus, las hachas monedas, aportes interesantes al proceso co-  
mercial pues no deja de ser verdad que estas tuvieron que ver con  
57  
un elemento de compraventa asímil a una moneda como tal.  
En los mercados indígenas del actual Ecuador se intercam-  
biaba bienes manufacturados por otros. A veces este mercadeo se  
realizaba en pequeña escala con grupos humanos provenientes de  
diferentes pisos ecológicos situados a corta distancia; en el caso de  
Quito se podían obtener productos de clima cálido (frutas, algodón,  
plantas medicinales...), cultivadas en la vertiente occidental u  
oriental de la cordillera (país de los Yumbos y de los Quijos,  
respectivamente), o de los valles más bajos del Callejón Interandino  
(
Guayllabamba, por ejemplo), y también del páramo (plantas  
medicinales, paja...). 58  
Este comercio en pequeña escala se realizó directamente en  
59  
casa del productor, o en los grandes mercados regionales o ghatu ,  
donde se apostaban grupos pequeños de vendedores profesionales,  
denominados “kutirpa” (en quichua) o “recatones” (en español  
colonial), quienes obtenían las mercancías directamente de los  
60  
productores para luego venderlas al por menor.  
Los Elementos Premonetarios y protomonedas  
La concha spóndylus, las hachas monedas y los elementos  
denominados como protomonetarios, son aportes interesantes al  
proceso comercial sirvieron como un elemento de compraventa así-  
mil a una moneda como tal.61  
57 Ramiro Reyes, Numismática ecuatoriana. Evolución y coleccionismo de nuestra moneda, Distrito  
Metropolitano de Quito, Quito, 2011, p.22.  
8 Ibíd., 11  
5
5
9 Hoy Ecuador, miércoles 13 de agosto de 1997, por Segundo Moreno Yánez. “Los Mercados  
Indígenas en la Etapa Colonial”, diario Hoy, Quito miércoles 13 de agosto de 1997.  
0 Ibíd., 11  
6
6
1 Carlos Iza Terán, Cédulas de contexto, Museo Numismático del Banco Central del Ecuador,  
2001  
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
68  
El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
Las hachas monedas  
62  
Olaf Holm, ha escrito sobre las características de estos ele-  
mentos, sostiene la tesis de que las “hachas monedas”, durante el  
período prehispánico, reunieron los requisitos para ser un objeto  
mercantilista intercambiable, sea por alimentos, servicios, incluso  
este objeto mercancía sirvió como tributo religioso, y también para  
63  
adquirir conocimientos shamánicos.  
A decir de Holm, las características que cumplieron son: Útil,  
incrementable, portátil, indestructible, homogénea, divisible, estable  
y cognoscible. No solamente fueron elaboradas en lo que ahora se  
conoce como territorio ecuatoriano; evidencias halladas en México,  
permiten establecer de una posible universalidad en el mundo de  
antes de la llegada de los hispanos, del uso de este objeto como mer-  
cancía, Holm refiere a que incluso fueron utilizadas hasta en la época  
misma de infiltración hispana entre los pobladores del antiguo Mé-  
64  
xico. De acuerdo a las fuentes documentales, los sitios donde mayor  
cantidad se han encontrado son, en la Provincia del Oro, Manabí,  
Guayas, Los Ríos, zonas donde se asentó las Culturas Manteño  
65  
Huancavilca y Milagro Quevedo entre el 800 a 1.500 d.C.  
6
2 Olaf Holm. Historiador, arqueólogo y etnólogo nacido en Aarhus, Dinamarca, el 10 de febrero  
de 1915; en 1938, viaja a Colombia desde su natal Noruega, dos años después llega a Ecuador,  
se radica en Guayaquil. A partir de 1941 se dedica a la actividad arqueológica en la región  
de Naranjal, por esa época tranza amistad con Carlos Zevallos Menéndez, quien le involucra  
en las investigaciones sobre las culturas prehispánicas, invitándolo a participar en sus exca-  
vaciones, toma contacto también con el profesor Francisco Huerta Rendón, quien como di-  
rector del Museo Municipal de Guayaquil le dio todas las facilidades para que desarrolle  
sus estudios e investigaciones. En 1952, presenta su primer trabajo etnográfico intitulado “El  
Tatuaje Entre los Aborígenes Prepizarrianos en la Costa Ecuatoriana”. En 1957 es invitado a  
participar en la “I Mesa Redonda Internacional de Arqueología Ecuatoriana”, celebrada en  
Guayaquil por iniciativa de Carlos Zevallos Menéndez, en la que también participan los  
científicos Clifford Evans y su esposa Betty Meggers. En http://www.enciclopediadelecua-  
dor.com/personajes-historicos/olaf-holm/ (04-03-2019)  
6
3 Olaf Holm, “Hachas- monedas del Ecuador” en: revista Cultura, N. 1 Publicaciones del Banco  
Central del Ecuador. Ponencia presentada en el III Congreso Peruano del Hombre y la Cul-  
tura Andina, reunido en Lima en enero y febrero de 1977.  
64 Olaf Holm, op. cit., p.12.  
65 Olaf Holm, op. cit., pp.13-15.  
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
69  
Carlos IzaTerán  
La posibilidad de aun sostener que los antiguos habitantes  
que ocuparon los territorios que hoy son el Ecuador, en ese espacio  
66  
de tiempo vivían en un “comunismo primitivo” y que el que tenía  
daba al necesitado o que esa falencia se transformaba en un proceso  
de cambio de trabajo - alimentación, no es sustentable, puesto que  
las evidencias encontradas en los fardos funerarios desdicen esa hi-  
pótesis, toda vez que el concepto de “acumulación de riqueza” exis-  
tió entre los antiguos habitantes. Datos documentados se refieren a  
entierros en los que en los fardos funerarios se encontraban paquetes  
67  
de “20 hachas monedas” de varios tamaños, este número es repe-  
titivo en los hallazgos; se los encontró amarrados con hilos de algo-  
dón al cuerpo del difunto; la probabilidad de que se los considere  
como juguetes también no es muy razonable puesto que el número  
habla por sí solo, es decir la reiteración de número de 20 hachuelas  
por fardo, amén de la diferencia de tamaños que en las excavaciones  
se muestran en varios volúmenes, en ese sentido, el peso también  
68  
variaba de 15 a 105 gramos. Claro es que esta última no puede tener  
la característica de ser portátil pero bien pudo haber tenido una con-  
69  
notación de poder.  
Los entierros en los que se han hallado evidencias materiales  
de éstas hachas son, a saber:  
Santa Elena - Guayas - Huancavilca  
Las Palmas - Milagro Quevedo  
Anyulla - Provincia del Guayas  
Cangrejillo - Provincia del Guayas – Huancavilca.  
70  
La materia prima con la que se trabajó a estas hachas también  
difiere, varias son de cobre, otras de obsidiana, siendo las más co-  
munes las de metal, todas tienen como particularidad, el detalle de  
66 Luis Vitale, “ Génesis y desarrollo del modo de producción comunal-tributario de las forma-  
ciones sociales Inca Y azteca”, Boletín Americanista, N°33, Universidad de Barcelona, Barce-  
lona,1983, pp. 99-100.  
7 Olaf Holm, op. cit., p.15.  
8 Olaf Holm, op. cit., p.14.  
9 Ibíd., 24  
6
6
6
7
0 Ibíd., 24  
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
70  
El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
una grafila ocasionada a punta de golpe en el metal, característica  
que, posiblemente, le pudo haber otorgado la legitimidad de  
71  
circular. El cobre, a más de ser empleado en la fabricación de estas  
hachuelas, fue muy utilizado también en la elaboración de objetos  
utilitarios y profanos.  
Para concluir con la idea del hacha - objeto mercantilista - se  
hace valedero mencionar al respecto, un documento que cita la in-  
72  
vestigadora peruana, María Rostworowski de Diez Canseco –Lima  
Perú– quien lo ubica al comercio entre 1570 y 1575 en un texto que  
fue encontrado en el Archivo de Indias y se refiere a los Mercaderes  
del Valle de Chincha en la Costa Peruana, dice:  
...y con sus compras y ventas iban desde Chincha al Cuzco por todo el  
Collao, y otros iban a Quito y a Puerto Viejo, de donde traían mucha  
Chaquira de oro y muchas esmeraldas ricas y las vendían a los Caci-  
ques de Ica, que eran muy amigos de ellos y eran sus vecinos mas cer-  
canos (...)  
Era la gente de Chincha muy atrevida y de mucha razón y policía, por-  
que podemos decir que solo ellos en este Reino trataban con moneda,  
por que entre ellos compraban y vendían con cobre lo que avían de  
73  
comer y vestir, y tenían puesto lo que valía cada marco de cobre...  
7
7
1 Ibíd., 62  
2 María Rostworowski, Lima,1915. Historiadora, estudia en la Universidad Nacional Mayor  
de San Marcos, tuvo como maestros a Raúl Porras Barrenechea, quien la introdujo a los pro-  
cedimientos historiográficos y al análisis de las fuentes históricas, especialmente las Crónicas  
de Indias y el antropólogo norteamericano John Murray, gracias a quien Rostworowski se  
adentró al estudio de la etnohistoria. Vinculada al Instituto de Estudios Peruanos desde su  
fundación, María Rostworowski editó varias obras, como “Historia del Tahuantinsuyo”,  
libro de ciencias sociales más vendido en toda la historia peruana. Rostworowski aporta im-  
portantes investigaciones sobre las sociedades precolombinas de la costa peruana, un campo  
poco estudiado hasta la mitad del siglo XX. Otras obras estarán orientadas a estudios de gé-  
nero como “La mujer en la época prehispánica, 1986” o la permanencia y cristianización de  
cultos precolombinos “Pachacamac y el Señor de los Milagros: una trayectoria milenaria,  
1992”. En 1979 es nombrada miembro de número de la Academia Nacional de la Historia  
del Perú, de la que fue además Vicepresidenta. Así mismo, fue también miembro correspon-  
diente de la Real Academia de la Historia (España). También fue directora del Museo Na-  
cional de Historia (1975-1980). En 1983 publicó lo que ella consideraba su "obra mayor":  
Estructuras andinas del poder: ideología religiosa y política.  
3 María Rostworowski de Diez Canseco, “Mercaderes del Valle de Chincha en la Época Pre-  
hispánica”; “Un documento y unos comentarios”, Revista de la Casa de la Cultura Ecuato-  
riana en revista Cultura, Banco Central del Ecuador, Quito, Tomo 1, Primera Etapa, 1979.  
7
BOLETÍN ANH Nº 201 • 53–81  
71  
Carlos IzaTerán  
La concha Spóndylus  
Las sociedades aborígenes prehispánicas que habitaron en  
las actuales costas ecuatorianas, se especializaron en la exportación  
7
4
de conchas marinas. (Formativo 4500-300 a.C.); las que fueron  
comercializadas tanto bruto como trabajadas y ensartadas en  
pequeñas cuentas. Según las fuentes documentales, tuvieron gran  
demanda en los contextos regionales de los Andes, debido a su brillo  
y color, con ellas se manufacturaron objetos de adorno y de uso  
ritual. Destácase la concha Spóndylus princeps, considerada símbolo  
75  
de la fertilidad y ofrenda preferida por los dioses. Fueron extraídas  
exclusivamente en las aguas del Pacífico ecuatoriano; desde donde  
se enviaba, a todos los territorios del centro y sur de los Andes.  
Las mantas de algodón y plantas exóticas  
Durante el Período de Integración (800-1533 d. C.), los  
artesanos conocidos como “manteños” por su origen en lo que  
actualmente es la ciudad de Manta, toponimia de la cual deviene el  
gentilicio, estaban ubicados en la costa ecuatoriana, tenían como  
actividad especializada la producción de “mantas” de algodón para  
76  
la exportación a cuyo efecto utilizaron embarcaciones primitivas a  
las que se les incorporó velas con las cuales se realizó un intenso  
comercio por el Océano Pacífico que cubrió buena parte de América  
77  
Central y del Sur.  
Ricardo Levene* anota que: “Un burro de un año valía dos  
varas de lienzo de algodón, un potro o potranca, valía vara o vara y media  
7
4 Geoffroy de Saulieu, “Apuntes sobre el pasado precolombino de la Amazonía ecuatoriana”,  
Arqueología ecuatoriana, 16-02-2007. Ver en: https://www.arqueo-ecuatoriana.ec/es/arti-  
culos/11-generalidades/38-apuntes-sobre-el-pasado-precolombino-de-la-amazonia-ecuato-  
riana (14-05-2019)  
75 Antonio Fresco, Carlos Iza Terán, “Guion Museológico Museo Numismático Banco Central  
del Ecuador”, Publicaciones BCE, Quito, 2000.  
76 Ibíd., 29  
7
7 Ana María Morales, “Los manteños en cerro Jaboncillo”, Revista Apachita, N°19, pp.35-36.  
Ver en: https://www.usfq.edu.ec/publicaciones/apachita/Documents/apachita19/APA-  
CHITA_19_07_los_mantenos_en_cerro_jaboncillo.pdf (14-05-2019)  
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El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
de lienzo del mismo material, una cabra media vara; una oveja dos varas y  
media”.7  
8
Otros de los productos que se comercializaron en cambio, por  
las sociedades aborígenes que habitaron la selva amazónica, fueron  
plumas multicolores, plantas alucinógenas y prácticas shamanísticas  
relacionadas con la utilización de las dichas plantas, entre esas la coca;  
además también fueron objeto de comercialización, la chonta y varias  
otras maderas duras. La zona alta montañosa, conocida como la  
región Sierra producía y comercializaba hojas de coca, sal, metales,  
etc.  
Comercio y Mercaderes en el Ecuador prehispánico  
Los mindala  
Las sociedades indígenas del Ecuador precolombino dieron  
importancia extraordinaria a los intercambios a larga distancia, así  
como a la extracción y producción de materias primas y de  
productos manufacturados, el comercio fue manejado por un grupo  
reducido de especialistas en aquella tarea, individuos de un gran  
prestigio social y poder efectivo, a los que se les conocía como:  
mindala”.7  
9
Este tipo de negociación, además de proveer de mercancías  
de gran demanda a poblaciones que residían lejos de su lugar de  
obtención o manufactura, actuaron de vehículo para la difusión de  
ideas, creencias y técnicas; esta particularidad ayuda a explicar la  
amplia distribución de ciertos rasgos culturales: Cerámica de tipo  
Chorrera por toda la Costa y evidencias de la misma cultura en la  
Sierra y en la Amazonía; presencia de la cerámica Panzaleo en la Alta  
Amazonía y también por toda la Sierra norte y centro, uso de una  
decoración cerámica a base de pintura negativa con bandas de sobre  
pintura roja o amarilla (estilo “Tuncahuán”) en toda la Sierra y parte  
78 Ricardo Levene, “La Junta de Historia y Numismática Americana y la cultura histórica del  
país”, Revista Azul, Buenos Aires, 1931, p.18  
9 Ibíd., 29  
7
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73  
Carlos IzaTerán  
de la Costa. Consecuencia de estos intercambios sería, también, la  
presencia de cerámica de manufactura costeña (Chorrera, La Tolita  
80  
y Jama - Coaque) en los alrededores de Quito.  
El gran mercado  
Las antiguas culturas indígenas del Ecuador mantenían un  
intenso comercio local, interregional (Costa / Sierra / Amazonía) y  
a larga distancia (Centroamérica / Meso América y Andes  
Centrales).  
En ciertos lugares escogidos por ser importantes encrucijadas  
ó confluencias de derroteros del comercio como las antiguas urbes de  
Kitu, Tumipamba, Hambatu, Llactacunga, Ciscala.o centros de pro-  
ducción de mercancías de gran demanda como (sal en Tomavela, coca  
en Pimampiro, tejidos en Otavalo, etc), se celebraban de manera  
regular mercados que concentraban el intercambio en gran escala de  
productos agrícolas como también de exóticos considerados de alto  
valor, esta actividad fue monopolizada por un grupo social deno-  
minado “mindalas” una especie de casta de mercaderes profesionales,  
originarios de las estribaciones de la ceja de selva del noroccidente  
del volcán Pichincha, tenían gran prestigio social y poder económico,  
eran los responsables de trasladar los elementos de intercambio hacia  
los mercados regionales.  
En los antedichos sitios epónimos, los mindalas tenían su  
residencia principal, se hallaban bajo la autoridad del curaca del  
señorío en cuyo territorio se hallaba enclavado estos mercados; así  
por ejemplo, el señor de Sangolquí o Urin Chillo para los mercaderes  
establecidos en el valle de Quito.81  
Muchos de estos mercados indígenas mantuvieron un gran  
desarrollo en la época colonial, al de Quito se le denominó con la  
palabra nahuatl “tianguez”, en recuerdo del inmenso mercado  
indígena de la ciudad de México /Tenochtitlán) y que, en muchos  
casos, persiste todavía.  
8
8
0 Ibíd., 29  
1 Ibíd., 29  
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El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
Los Tiangues y Mercados Andinos  
El cronista español Miguel de Estete 82 (1534) cuenta que, de  
regreso del santuario de Pachacámac, al anochecer del domingo 16  
de marzo de 1533, ingresaron veinte jinetes castellanos y algunos es-  
copeteros bajo el mando de Hernando Pizarro, al pueblo andino de  
Jauja. Segundo Moreno recoge el siguiente testimonio  
…Este pueblo de Jauja es muy grande –agrega Estete - y está en un her-  
moso valle;... el pueblo está hecho a la manera de los de España y las  
calles bien trazadas...era mucha la gente de aquel pueblo y de sus co-  
marcas que, al parecer de los españoles, se juntaban cada día en la plaza  
principal cien mil personas, y estaban los mercados y calles del pueblo  
83  
tan lleno de gente, que parecía que no faltaba persona…  
Algunos años más tarde, el Cronista, Pedro Cieza de León  
1553) refiere a los mercados andinos con el nombre de “Tiangues”,  
(
forma hispanizada del vocablo náhuatl “Tianquiz tli”, en lugar de la  
palabra Quichua “Catu” que significa Plaza de Mercado.  
…En todo el reino del Perú se sabe, por los que por él hemos andado,  
que hubo grandes tiangues, que son mercados, donde los naturales  
contrataban sus cosas; entre los cuales el más grande y rico que hubo  
8
2 Estete, Miguel de. Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), c. 1507 – Huamanga (Perú), siglo  
XVI. Conquistador y cronista. Al llegar a América, en Perú, se une a Pizarro en Coaque. Par-  
ticipó en la conquista de Nicaragua con Hernando de Soto, como también en la marcha de  
Pizarro y sus hombres desde la Puná hasta Tumbes. Estuvo en Cajamarca en la captura del  
Inca Atahualpa, hechos que incluso fueran narrados por él. En el reparto del rescate de Ata-  
hualpa, aparece recibiendo alrededor de 8.980 pesos de oro y 362 marcos de plata. La crónica  
de Estete describe los hechos de la conquista desde el primer viaje de Pizarro hasta la repar-  
tición del oro en el Cuzco y el regreso a Jauja. Las primeras partes —hasta la llegada de los  
conquistadores a Tumbes— las escribe de oídas; en adelante como testigo de vista. Su obra  
ha sido muy elogiada por sus estudiosos, por sus datos interesantes sobre aspectos etnográ-  
ficos y geográficos. En Bibl.: H. Urteaga (ed.), Los Cronistas de la Conquista, París, Biblioteca  
de Cultura Peruana, 1938; F. Esteve Barba, Historiografía Indiana, Madrid, Ed. Gredos, 1964;  
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Cronistas del Perú (1528-1650) y otros ensayos, Lima, Ed. Banco central de Reserva, 2000.  
83 Segundo Moreno Yánez, “Los Mercados Indígenas en la Etapa Colonial”, diario Hoy, Quito  
miércoles 13 de agosto de 1997.  
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Carlos IzaTerán  
antiguamente fue el de la ciudad del Cuzco...Mas no se igualó este mer-  
cado o tiangues ni otro ninguno del reino al soberbio de Potosí; porque  
fue tan grande la contratación, que solamente entre indios, sin interve-  
nir cristianos, se vendía cada día, en tiempo que las minas andaban  
prósperas, veinte y cinco y treinta mil pesos de oro, y días de más de  
cuarenta mil; cosa extraña, y creo que ninguna feria del mundo se  
iguala el trato de este mercado. 84  
Agrega Cieza de León que la feria se realizaba en un llano  
cercano a la plaza y que en él se formaban diversas hileras de comer-  
ciantes con cestos de coca, rimeros de mantas y camisetas de dife-  
rente calidad, montones de maíz y papas secas, cuartos de carne y  
diferentes comidas preparadas.  
No solo en los Andes Centrales y Meridionales, sino también  
en la población indígena de Quito, como asevera Roswith Hartmann  
en su obra “Markte im alten Peru” (1968), existía un “catu” o  
tiangues”. En mayo de 1535, a los pocos meses de la fundación  
española de la Villa de San Francisco de Quito, el conquistador y  
fundador de la dicha villa, don Sebastián de Benalcázar, en una  
sesión del Cabildo, concedió licencia a los españoles “…para que  
puedan rescatar en esta villa con los yndios del tiangues della todo el oro e  
plata e piedras e perlas que los dichos yndios les quysyeren dar por su  
85  
voluntad…”. Esta característica “mercantil” de la villa quiteña se ha  
perpetuado hasta nuestros días. Otro tanto se podría afirmar de las  
ferias de Otavalo, Saquisilí, y de innumerables lugares de la Sierra  
ecuatoriana.  
Algunos años más tarde, el Cronista, Pedro Cieza de León  
1553) al referirse a los mercados andinos utiliza el nombre de “Tian-  
(
gues”, forma hispanizada del vocablo náhuatl “Tianquiztli”, en lugar  
de la palabra Quichua “Catu” que significa < “Plaza de Mercado”>.  
8
4 Pedro Cieza de León, “Capítulo CX”, De la crónica del Perú, 1553. Ver en: http://www.es pe-  
leokandil.org/expediciones/peru/historia/cronicadelperucieza.pdf (14-05-2019)  
5 Ibíd., 36  
8
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El trueque en las sociedades prehispánicas  
del antiguo Ecuador  
Las rutas comerciales y los medios de transporte  
Desde tempranas épocas, los antiguos habitantes de la costa  
ecuatoriana se hicieron a las aguas del Océano Pacífico como  
derrotero para realizar intercambios comerciales con diferentes  
grupos sociales ubicados en regiones lejanas, en sus rudimentarias  
embarcaciones transportaban sus mercancías, una de la más  
emblemática fue la “balsa manteña, embarcación a vela y con orzas  
de deriva o “guaras”.86  
Por tierra en cambio, el comercio se lo realizó en grandes  
caravanas de cargadores quienes viajaban acompañados de recuas  
de llamas o camélidos. Una compleja red de rutas de tráfico terrestre  
conectaba los mercados con los centros de producción ubicados en  
las regiones de la Costa con los de la Sierra y Amazonía; en la Sierra,  
las diferentes intersecciones de estos caminos correspondían a  
importantes mercados de carácter interregional; muchos de ellos han  
persistido hasta la actualidad: Otavalo, Quito, Saquisilí–Latacun-  
ga–Pujilí, Ambato, Cuenca, etc.87  
Quito, marzo 29 de 2019  
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8
6 Jorge Marcos, Los pueblos navegantes del Ecuador prehispánico, Abaya-Yala, Quito, 2005, pp.24-  
7.  
7 Ibíd., 29  
2
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La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Iza Terán, Carlos, "El  
trueque en las sociedades prehispánicas del antiguo Ecuador",  
Boletín de la Academia Nacional de Historia, vol. XCVIII, Nº. 201,  
enero - junio 2019, Academia Nacional de Historia, Quito, 2019,  
pp.53-81