BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII Nº 201  
Enero-junio 2019  
Quito–Ecuador  
BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen XCVIII  
Nº 201  
Enero–junio 2019  
Quito–Ecuador  
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BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol XCVIII  
Nº 201  
Enero–junio 2019  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. XCVIII – Nº. 201  
Enero–junio 2019  
LA REVOLUCION DE PERUCHO”:  
1, 2  
EL INICIO DE LA INSURRECCIÓN ANTIFLOREANA QUITEÑA  
Byron Núnez Freile3  
Resumen  
El General Juan José Flores, como primer presidente de la  
República del Ecuador, tuvo importantes problemas de carácter eco-  
nómico, político y militar. Lo que motivó una fuerte oposición lide-  
rada por el periódico “El Quiteño Libre”, órgano oficial de un grupo  
de intelectuales de oposición quiteña al gobierno floreano. A esto se  
sumó un levantamiento militar en Guayaquil el cual eligió como Jefe  
Supremo a Vicente Rocafuerte. La crisis aumenta cuando son asesi-  
nados los integrantes de “El Quiteño Libre” desencadenando un pro-  
ceso insurreccional en el pueblo de Perucho ubicado al norte de  
Quito, en la serranía norte del Ecuador, donde habitaban hacendados  
afines a la oposición antifloreana. El proceso insurreccional, que es  
apoyado por la sociedad quiteña que persigue la salida del presi-  
dente Flores, permite la formación de una columna de milicias, “Los  
Tiradores de Perucho” comandada por el Coronel Julián Andrade,  
la cual se torna en el núcleo militar del “Batallón Bravo Restaurador  
de la Libertad”. Lo comanda el lider de la oposición y antiguo cola-  
borador de Flores el Dr. José Félix Valdivieso, el cual toma la ciudad  
de Quito bajo el mando militar del General José María Guerrero  
donde ratifican como Jefe Supremo del Ecuador a Valdivieso, lider  
de la oposición antifloreana serrana.  
1
2
Recibido: 02-04-2019 // Aceptado:05/05/2019  
Perucho organizando los ejércitos patriotas y convirtiendo la azada en lanzas para la guerra. Isaac J.  
Barrera. 1911.  
3
Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Central del Ecuador. Máster en Enfermeda-  
des Infecciosas y Medicina Tropical por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesor de  
la Escuela de Medicina de la Universidad Central del Ecuador. Médico Infectólogo del Hospital  
Carlos Andrade Marín. Quito. Miembro del Taller de Historia de la Salud de la Universidad  
Andina Simón Bolívar. Ha publicado varios artículos en temas de historia de las ciencias e his-  
toria de la salud en el Ecuador.  
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Byron Núñez Freile  
Palabras Clave: Quiteño Libre, Perucho, revolución, antifloreanismo,  
Ecuador  
Abstract  
General Juan José Flores, as the first president of the Republic  
of Ecuador, had important economic, political and military problems.  
This led to strong opposition led by the newspaper “El Quiteño  
Libre”, the official organ of a group of opposition intellectuals from  
Quito to the Flores government. To this was added a military upri-  
sing in Guayaquil which elected Vicente Rocafuerte as Supreme  
Chief. The crisis increases when the members of “El Quiteño Libre”  
are murdered, triggering an insurrectional process in the town of Pe-  
rucho, located north of Quito, in the northern highlands of Ecuador,  
where landowners who lived alongside the anti-Loreano opposition  
lived. The insurrectional process, which is supported by the Quito  
society that seeks the departure of President Flores, allows the for-  
mation of a column of militias, “Los Tiradores de Perucho” comman-  
ded by Colonel Julián Andrade, which becomes the military nucleus  
of the “Battalion Bravo Restaurador of the Freedom”. It is led by the  
leader of the opposition and former collaborator of Flores, Dr. José  
Félix Valdivieso, who takes the city of Quito under the military com-  
mand of General José María Guerrero, where they ratify Valdivieso,  
the leader of the Serrano anti-Loyola opposition, as Supreme Chief  
of Ecuador.  
Keywords: Quiteño Libre, Perucho, revolution, antifloreanismo,  
Ecuador  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
Introducción  
Luego de separarse el Departamento del Sur de la Gran Co-  
lombia el 13 de mayo de 1830, a los tres meses, en la ciudad de Rio-  
bamba, se reunió la Asamblea Constituyente la cual a más de  
redactar la Primera Constitución de la República del Ecuador eligió  
al General Juan José Flores como su primer Presidente. Este joven  
general venezolano de solo treinta años de edad, la mitad de su vida  
había pasado al servicio de la independencia en los ejércitos liberta-  
rios, teniendo como virtudes su valor, astucia y aptitudes militares.  
Durante periodo contrajo matrimonio con doña Mercedes Jijón, una  
de las mujeres más ricas de la sociedad quiteña. Las condiciones con  
que recibía a la naciente república no eran de las mejores: la crisis  
económica motivada por los gastos de guerra y las tendencias sobe-  
ranistas ; aparecieron serios problemas por no tener su fronteras de-  
finidas tanto con el Perú cuanto con la vecina Colombia, por los  
territorios del Cauca en los cuales el General Obando tenía sus pro-  
pios intereses; que provocaron sucesivas sublevaciones militares; y  
por último, el reconocimiento de la República del Ecuador como un  
estado independiente. A esta problemática se suma la presencia cre-  
ciente de grupos de oposición al gobierno floreano en especial en la  
ciudad de Quito, conformados principalmente por intelectuales y  
militares quiteños de la independencia, quienes en el año de 1833 ya  
tenían una estructura política organizada y beligerante con claros  
objetivos de destituir al presidente Juan José Flores a quien se lo acu-  
saba de autoritarismo y de mal manejo de los fondos públicos.  
Las sublevaciones militares  
El presidente Flores tuvo tres sublevaciones militares de  
parte de los antiguos batallones de la independencia dentro de sus  
primeros años de gobierno. El primero en sublevarse fue comandado  
por el Gral. Urdaneta el 28 de noviembre de 1830 en la ciudad de  
Guayaquil siendo respaldado en Quito por los generales Aguirre y  
Sáenz y el coronel Ureña. La sublevación duró cuatro meses hasta  
marzo de 1831 cuando Flores vencedor, dio los respectivos salvocon-  
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Byron Núñez Freile  
ductos para que Urdaneta y sus tropas abandonasen el Ecuador. La  
segunda sublevación la hizo el célebre “Batallón Vargas” en la ciu-  
dad de Quito. La tropa apresó al general Whitle y sus oficiales, exi-  
giendo el pago de sus haberes y el deseo de retornar a Colombia y  
Venezuela de donde procedían sus hombres. Flores tuvo que hacer  
una colecta urgente para pagar a la soldadesca, la cual, al abandonar  
la ciudad, asesinó al general Whitle.  
El viejo General Whitle, en un gesto de romanticismo, quiso acompañar  
a los suyos, como buen jefe, pero éstos le fusilaron y echaron su cadáver  
al Guayllabamba. Flores les hizo perseguir por el Coronel Otamendi  
de raza negra. Hubo varios combates en los que los veteranos soldados  
vendieron caras sus vidas. Vencidos en Tusa y Tulcán fueron fusilados  
los prisioneros. (...) De los 433 hombres del “Vargas” solo quedaron con  
4
vida 200, que fueron reincorporados a varios batallones.  
Por último, el 12 agosto de 1832, se sublevó en Latacunga el  
Batallón Flores” antes llamado “Girardot”. Los sublevados saquea-  
ron Latacunga y Ambato, para luego ir a Daule. Allí se internaron  
por la selvática zona rumbo a Manabí donde fueron alcanzados por  
el coronel Otamendi y asesinados en Bahía. Varios historiadores  
como Pedro Moncayo, Pedro F. Cevallos, José María Le Gohuier y el  
padre Coba Robalino afirman que muchos de los desertores y per-  
seguidos de los batallones sublevados huyeron hacia la región pe-  
ruchana en donde se afincaron. El historiador Robalino señala que:  
El Batallón Vargas se reveló contra su jefe el Gral. Whitle que fue fusi-  
lado en el puente de Guaillabamba y perseguido por Otamendi. No  
quedaron de él más que los sesenta refugiados en los bosques de Pata-  
quí. Este sitio formando parte integrante de la hacienda Perugachi era  
cuidado y cultivado en pequeña porción por un cacique Oyagata. Este  
cacique dio a los desertores del Batallón Vargas los lotes necesarios para  
5
formar sembríos al partir con él y para que edificaran casas.  
4
5
Jorge Salvador Lara, “Los comienzos de la República (1830-1845)”. En Historia del Ecuador, Sal-  
vat Editores, Tomo VI., p. 17  
José María Robalino, Crónica de la Parroquia San José de Minas, 1924. Manuscrito. Biblioteca Mi-  
nisterio Patrimonio y Cultura. Sede Quito. p. 77  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
El Quiteño Libre  
Fue el inglés Crnel. Francisco Hall, exoficial del Batallón Al-  
bión quien conforma, con un grupo de militares y civiles quiteños,  
una sociedad política denominada “El Quiteño Libre” de la cual sería  
su presidente el Gral. José María Sáenz –hermano de Manuela–, se-  
cretario, José Miguel Murgueitio, Pedro Moncayo como redactor del  
periódico. Además, contaba como integrantes: el propio Hall, el Gral.  
Matheu, los hermanos Manuel y Roberto Ascázubi, Vicente Sanz,  
Manuel Ontaneda, el Crnel. Wright y el comandante Pablo Barrera.  
El primer número del periódico apareció el 12 de mayo de 1833, con-  
virtiéndose en la voz de los ciudadanos quiteños en contra del auto-  
ritarismo Floreano. Se editaron 19 números hasta el 28 de septiembre  
6
del mismo año. La oposición y confrotación antifloreana era muy  
evidente en los contenidos del periódico, periódico que sirvió como  
una herramienta de difusión social. Sus escritores fueron atacados  
por otros periódicos adictos al régimen, les llamaban: “perturbadores  
del orden, ambiciosos, inconsecuentes, ociosos, aspirantes, con todos los  
7
demás epítetos usuales en tales casos”.  
En Guayaquil, el 12 de octubre estalla una insurrección mili-  
tar liderada por el coronel Mena. Los integrantes de este quienes, a  
la vez, proclaman a Vicente Rocafuerte, guayaquileño y líder de la  
oposición antifloreana en el puerto principal –luego de su renuncia  
al Congreso– como Jefe Supremo del Ecuador, por lo que Flores  
abandona inmediatamente la Capital el 18 de octubre rumbo a Gua-  
yaquil a sofocar el alzamiento. Bajo estas circunstancias, los integran-  
tes del Quiteño Libre pretendiendo aprovechar la ausencia de Flores,  
intentan dar un golpe de Estado la madrugada del 19 con la ayuda  
de los sargentos Medina y Peña quienes traicioneramente –en con-  
tubernio con Flores– les preparan una celada para apresar a los opo-  
sitores y terminar asesinando, en la oscuridad de la noche, a sus  
integrantes como Conde, Echanique, Albán y el coronel Hall quienes  
8
amanecen colgados y desnudos en varios postes de la ciudad.  
6
Pedro Fermín Cevallos, La Sociedad EL Quiteño Libre. Resumen de la Historia del Ecuador desde su  
origen hasta 1845, Capítulo III, Tomo V, Lima, 1870, pp. 108-109  
7
Enrique Ayala Mora, “Los muertos del floreanismo”, Procesos. Revista Ecuatoriana de Historia,  
N° 27, I semestre, Quito, 2008, pp. 57-80  
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Byron Núñez Freile  
El retorno del General José María Sáenz  
Luego del asesinato de los integrantes del Quiteño Libre va-  
rios de sus miembros junto a otros civiles se juntaron en Pasto y pre-  
pararon una invasión para juntarse a la liderada por Rocafuerte en  
la ciudad de Guayaquil. Por lo que desde inicios del mes de abril de  
1834, los emigrados en Pasto preparan su retorno al Ecuador lidera-  
dos militarmente por el Gral. Sáenz quien decide llegar a Quito por  
las montañas de Perucho donde tenía a Julián Andrade como uno  
de sus allegados y que, a la vez, lideraba una columna militar de la  
zona. Mas, a la postre, decide su ingreso por Cayambe.  
El general Pallares a la cabeza del ejército que estaba en Quito, salió a  
buscarlos y sabiendo que el plan de Sáenz era pasar a ocupar las mon-  
tañas de Perucho, se valió del arbitrio de hacerle una posta con una  
carta supuesta del Coronel Francisco Montúfar, en que decía que le es-  
peraba en la hacienda de Pesillo con la gente de Cayambe y Tabacundo  
que había reunido.9  
Ya que en un principio, la columna de Saénz esperaba reu-  
nirse con Montúfar, quien comandaba una milicia de Calacalí, en el  
pueblo de Tabacundo. Pero dificultades propias de Montúfar le hi-  
cieron desistir de tal objetivo, por lo que abandonó a sus milicianos.  
Los que componían esta columna temieron, como era razón, que el go-  
bierno llegara a conocer el paradero de ellos, i en consecuencia aban-  
donaron a Montúfar i se dispersaron los más. Solo unos mui pocos se  
fueron reunidos a Perucho, i esto por consejo i esfuerzos del entusiasta  
10  
Señor Julián Andrade , dicho el Padre de la Patria, por apodo.  
El general Sáenz, junto a su columna, decide continuar su in-  
greso a Quito por el camino de Cayambe, por lo que es emboscado  
el 21 de abril de 1834 en las llanuras de Pesillo por las columnas mi-  
litares del ministro de Guerra de Flores, general Miguel Pallares. El  
8
9
Jorge Salvador Lara, Los comienzos de la República... cit., pp. 20-21  
Serie Cronológica de los Obispos de Quito. Anales de la Universidad Central de Quito. Mayo  
de 1894. Tomo X: N°70, p.375  
10 Pedro Fermín Cevallos, Resumen de la Historia del Ecuador ... cit., p. 182  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
general Sáenz al ser hecho prisionero es asesinado vilmente por el  
teniente Cárdenas y el sargento Castro. También fueron asesinados  
Ignacio Zaldumbide, fundador de el Quiteño Libre, Rafael Arboleda  
y Vicente David.11  
Julián Andrade el peruchano de “El Quiteño Libre”  
José Julián de Andrade y García Muriel (1775-1846) era un  
hacendado de gran respeto y admiración en la región peruchana, que  
junto a sus hermanos Eusebio y Antonio y el padre Vicente Calderón,  
muchos años antes de la presidencia de Flores, tomaron parte en las  
guerras de la independencia ayudando al mariscal Sucre en la Batalla  
del Pichincha.1  
2
Como intelectual y, al poco tiempo del inicio de la presiden-  
cia de Flores, ya en 1832, se amotinó en su contra, en el pueblo de  
Perucho.  
En la Región Peruchana se declararon contra Flores en el año de 1832.  
Eusebio Andrade, el Coronel Julian Andrade, unido con el Coronel  
Francisco Montúfar de Calacalí, en el mismo pueblo de Perucho se  
llevó a cabo un motín contra las autoridades locales, culpando de tal  
acto al Dr. Calderón, a Andrade y a Vinueza a los cuales se le ordenó  
encarcelarlos pero no se llevó a efecto.13  
En el año de 1833 Julián Andrade, cuenta Coba Robalino,  
tenía la costumbre de leer el periódico “El Quiteño Libre” a la salida  
de la Iglesia de Perucho : “... se leía y difundía este periódico. Así el co-  
ronel Andrade, al salir la gente de la misa mayor, leía en el pretil y en alta  
14  
voz el Quiteño Libre”. Por estos antecedentes, en la región peruchana,  
se conocía de antemano su posición antifloreana, para verlo un año  
más tarde liderando en Perucho el levantamiento de la oposición  
quiteña en contra de Flores en 1834 al comandar con el grado de co-  
ronel una columna de milicias propia de la región peruchana.  
11 Ibid., pp.183-186  
1
2 Fernando Jurado Noboa, Actores de la Independencia. Julián Andrade y García Muriel, Banco  
Central del Ecuador, 2010, pp. 125-126  
1
1
3 José María Coba Robalino, Crónica de la Parroquia San José de Minas...Cit., p. 22  
4 Ibid., p. 23  
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Byron Núñez Freile  
La Revolución de Perucho  
Luego del asesinato de Sáenz las milicias de Perucho y Ca-  
lacalí se mantuvieron activas y lideradas por los coroneles Julián An-  
drade y Francisco Montúfar respectivamente. “D. Julián Andrade, que  
poseía una hacienda en parajes montañosos, formó en ella el cuartel general  
de la insurrección, acopiando pertrechos y municiones, y reunida en pocos  
15  
días una división como de unos 500 hombres”.  
A la vez, los sentimientos insurreccionales se encendieron en  
el norte serrano y predominantemente en la ciudad de Quito en  
donde se empezó a incentivar la lucha antifloreana, la que se hallaba  
preparando militarmente en las montañas de la región peruchana.  
Don Julian Andrade, antiguo patriota, tenía una hacienda en las mon-  
tañas de Perucho; este formó en ella su cuartel general, al que concu-  
rrieron de todas partes, con pertrechos, armas y recursos de toda clase.  
Las Sras. de la ciudad fueron las más empeñadas, con sus manos deli-  
cadas hacían las balas y los cartuchos.16  
El malestar ciudadano de los quiteños y sus alrededores fue  
tal, que se vivieron momentos reales de una revolución popular  
como lo menciona el historiador chileno Blest Gana:  
El desastre de Pesillo llevó a su colmo la indignación nacional: el entu-  
siasmo se convirtió en rabioso encono; los ciudadanos no pensaban  
más que en conspirar; las mujeres deponiendo la delicadeza de su sexo,  
eran las más activas agitadoras: jamás se había visto en el país una con-  
moción tan general, una opinión tan unánime, nunca una causa que  
17  
arrastrase tan universales simpatías, tan obstinada resolución…  
La revolución popular fue de tal envergadura, que las mili-  
cias peruchanas se apertrecharon con todo el apoyo posible del pue-  
blo quiteño:  
15 Joaquín Blest Gana, “Recuerdos de un viaje al Ecuador. Bosquejo histórico”, Revista del Pacífico,  
Tomo I, Valparaíso, 1858, p. 563  
6 Serie Cronológica de los Obispos de Quito... cit., p. 376  
1
17 Joaquín Blest Gana, Recuerdos de un viaje al Ecuador.... cit., p. 563  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
Todos los afanes, todas las fatigas de los enemigos del gobierno se con-  
cretaron por tanto a buscarlas ( las armas) y negociarlas valiéndose de  
mil arbitrios, aquí desenterrando un par de trabucos, allá comprando  
algunos fusiles viejos, a precio de oro, más lejos mandando calzar, otros  
a sombra del tejado, y cuantas armas y municiones recogían , iban a  
depositarse a Perucho (siete leguas distante de Quito), pueblo asentado  
entre quebradas y peñascales y rodeado de bosques bastante estrechos.  
Al trasladarlas lo mismo que al comprarlas (hubo veces que las adqui-  
rieron por fuerza y otra por maña) tenían que tomar mil y mil precau-  
ciones y vencer dificultades riesgosas, y más de una ocasión los jóvenes  
alumnos de la universidad se vieron, lo mismo que otros, expuestos a  
18  
caer bajo la enconada vigilancia de los gobernantes.  
En resumen, en los meses de abril y mayo de 1834, el pueblo  
de Perucho construyó un proceso militar insurrecional, reflejándose  
en una verdadera revolución en contra del Gobierno de Juan José  
Flores.  
Campañas militares de la columna peruchana  
A mediados de mayo, el general Miguel Pallares, ministro  
de Guerra del Gobierno y conocedor de la insurrección, envío una  
columna de caballería a reprimir el levantamiento de los peruchanos.  
Sus instrucciones indican:  
... i como era necesario cortar el mal en tiempo, destacó el gobierno una  
partida de veinte jinetes, capitaneados por el mismo Cárdenas, el ase-  
sino del jeneral Sáenz. Los peruchanos tuvieron oportunos avisos de  
esta marcha, i recogiendo las armas y llevándose a las mujeres e hijos,  
desampararon sus moradas i se fueron, discretos a guarecerse en las  
alturas de las selvas.19  
En ese momento el pueblo de Perucho había decidido su des-  
tino heroico, tomó sus armas y esperaron a los asesinos del general  
Sáenz , el hermano de Manuela, el Presidente del Quiteño Libre.  
1
1
8 Pedro Fermín Cevallos, Resumen de la Historia del Ecuador ... cit., pp. 186-189  
9 Ibid., p. 187  
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Byron Núñez Freile  
Cárdenas se sorprendió de la soledad del pueblo, i juzgó acertada-  
mente que le habían preparado una celada. I cierto no se engañó; pues  
los peruchanos, con Andrade a la cabeza, se presentaron de sobresalto  
y en horas avanzadas de la noche, i cargaron contra los veteranos de  
Cárdenas. Herido este oficial en la descarga, murió al andar de pocos  
minutos, i el sarjento Castro, el instrumento material del asesinato del  
jeneral Sáenz, perdió un ojo de otro balazo, i también murió poco des-  
pués; de modo que pagaron ambos con su vida, la vida de la víctima  
que habían sacrificado a sangre fría.20  
En estas circunstancias la columna del gobierno, al ser de-  
rrotada, decidió retornar a la Capital.  
Desconcertada ésta con la muerte de Cárdenas i la avería de Castro, no  
dio paso ninguno por vengarse, i dejando a esos campesinos engreídos  
con su corto triunfo, se vino mohina para Quito sin traer una sola arma  
de las que había ido a recojer, ni cosa ninguna de las que pensara sa-  
quear.2  
1
Al poco tiempo, el ministro de Guerra, general Pallares,  
envió otra columna militar para sofocar la la insurrección peruchana.  
Esta se hallaba liderada por el coronel Zubiría quien se hallaba acan-  
tonado en Ibarra. Zubiría, en su movilización, se hallaba acompa-  
ñado de Pedro Calisto, pariente político del general Flores.  
Al saber el gobierno estos resultados e informado poco después de que  
en el mismo Perucho seguía organizándose activamente y con regula-  
ridad, una columna de tropa, dispuso que el Crnel. Zubiría, capitán de  
otra infantería acantonada en Ibarra, se viniese para Quito, por recelo,al  
parecer de que los alborotadores interponiéndose entre una y otra ciu-  
dad le cortasen las comunicaciones.22  
En su camino hacia Quito, Zubiría y Calisto ordenaron apre-  
sar, el 4 de junio de 1834, en Tabacundo a los hermanos Jarrín quie-  
nes, en la refriega y frente a sus conciudadanos, fueron lanceados y  
2
2
2
0 Ibid., pp.187-188  
1 Ibid., p.188  
2 Pedro Fermín Cevallos, Resumen de la Historia del Ecuador... cit., pp.188-189  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
asesinados por la columna de Gobierno. Esto enardeció a los habi-  
tantes de Tabacundo quienes con unos pocos fusiles, hachas y varios  
instrumentos de labranza cercaron a la columna de Zubiría, derro-  
tándola y matando a Pedro Calisto y algunos de sus soldados. Este  
acto elevó los ánimos de la región por lo que se juntaron todos los  
grupos para luchar en contra del gobierno.  
Las campanas de la justicia habían sonado a rebato. La sangre de Pesi-  
llo avivó los ánimos; y pueblos de insignificancia política, pero de  
grande patriotismo, fueron los primeros en levantarse. Perucho orga-  
nizando los ejércitos patriotas y convirtiendo la azada en lanzas para  
la guerra; y Tabacundo defendiendo a sus hidalguelos de gotera y de-  
23  
rrotando a Zubiría, fueron las chispas que produjeron el incendio.  
El levantamiento de José Félix Valdivieso  
Luego de la insurrección de Tabacundo se levantaron los áni-  
mos de todos los pobladores de la Sierra Norte ecuatoriana, espe-  
cialmente en Cayambe, Otavalo e Ibarra. Al referirse a Felix  
Valdivieso se comenta:  
Mas como este tuviese que mandar a Guayaquil parte de la tropa que  
guarnecía este departamento, entonces los instigadores de la revolu-  
ción tomaron por base de sus operaciones a los desertores asilados en  
Perucho y algunos derrotados de la jornada de Pesillo, con los cuales  
principiaron a conmover a los pueblos de Imbabura excitándolos a una  
insurrección que en muy poco tiempo vino a ser casi general. Dueños  
de aquella provincia organizaron una formal expedición, con la que si-  
24  
tiaron las tropas del gobierno que ocupaban la capital.  
Esto motivó en poco tiempo muchas dificultades de comu-  
nicación dentro de la serranía norte como lo afirma el escritor colom-  
biano Rufino Cuervo.  
23 Isaac Barrera, Rocafuerte. Estudio Histórico Biográfico, 2a Ed., Tipografía de la Escuela de Artes  
y Oficios, Quito, 1911, p.127.  
24 Francisco Ignacio Salazar , “Vicente Rocafuerte. Mensaje a la Convención “, Actas de la Con-  
vención Nacional del Ecuador. 1835, Imprenta del Gobierno, Quito, 1894, p. CCXXI  
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Byron Núñez Freile  
No hemos tenido correo de Quito, porque se han aumentado las parti-  
das de la reacción en Otavalo y Cayambe, al mando de los jóvenes As-  
cásubi y de un Sargento Luis Bolívar, de los licenciados del antiguo  
ejército. Han sufrido algunos descalabros las partidas del gobierno,  
muriendo Pedro Calixto, primo de la mujer de Flores, y un Cárdenas a  
quien se atribuye el asesinato del general Saenz después de cogido pri-  
sionero.2  
5
Los insurrectos aprovechando su unidad, en la ciudad de  
Ibarra, destituyen a Flores de la presidencia de la república, y nom-  
bran como Jefe Supremo al Dr. José Félix Valdivieso, exministro de  
Flores y acaudalado propietario de la región, el 12 de junio de 1834.  
La insurrección de Tabacundo, estando como estaban dispuestos los  
ánimos, tuvo un eco pronto, bien que sucesivo, por los cantones y  
demás parroquias de Imbabura; e Ibarra la capital de la provincia, ce-  
lebró el acta de rebelión el 12 de junio. Otavalo siguiendo tal ejemplo,  
la celebró el 14; i así la muerte de los Jarrines, sensible a la verdad, pero  
poco importante, al parecer, para la política, prendió el incendio y y  
26  
britó consecuencias de tamaño bulto contra el Estado.  
Inmediatamente el jefe supremo José Félix Valdivieso nom-  
bró comandante militar de las milicias insurrectas al coronel José  
María Guerrero en estos términos: “se confirió su mando con el título  
de general, al coronel D. José María Guerrero, militar prudente y entendido,  
como pocos calificado por su circunspección para corresponder dignamente  
2
7
a la inmensa confianza que en él se depositaba”. Milicias que bajo su  
mando tomarían el nombre de “Batallón Bravo Restaurador de la Li-  
bertad”.  
El Batallón Bravo Restaurador de la Libertad  
La milicias del Batallón Bravo Restaurador de la Libertad se  
juntan y acampan en la ciudad de Tabacundo a finales de junio de  
2
5 Luis Augusto Cuervo, Epistolario del Dr. Rufino Cuervo, Vol 1, Imprenta Nacional, Bogotá,  
918, p. 301.  
1
2
2
6 Pedro Fermín Cevallos, Resumen de la Historia del Ecuador... cit., p. 189.  
7 Joaquín Blest Gana, Recuerdos de un viaje al Ecuador.... cit., p. 563.  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
1834 bajo el mando de su director de Guerra, el coronel José María  
Guerrero, que para el efecto fue nombrado general y al coronel Diego  
Stacey (Estés) Byron como segundo jefe.  
No había decurrido un mes completo desde que sonara la insurrección,  
i con todo, a principio de julio, se dio por bien organizada una corta  
división de trescientos hombres mal contados. El coronel Guerrero fue  
nombrado Director de la guerra, el coronel Estés segundo jefe, el coro-  
nel Madrid comandante jeneral; el Comandante Francisco Gómez de  
la Torre jefe de estado mayor; el comandante Muñiz, librado del des-  
tierro a consecuencia de la revolución de Guayaquil, comandante del  
batallón denominado Restaurador ; i el coronel Ascásubi jefe de la ca-  
ballería.2  
8
En un documento fechado en Tabacundo el 23 de junio de  
834 acerca de la nómina de los integrantes del batallón Bravo Res-  
1
taurador de la Libertad demuestra que estuvo conformado por cinco  
compañías de milicias originarias del norte del Ecuador y sur de Co-  
lombia: Perucho, Otavalo, Tabacundo y una de Pasto. Se hallaba con-  
formada por 377 partidarios: dos comandantes, 39 oficiales, 40  
sargentos, 11 músicos, 43 cabos, 6 bandas y 236 soldados. Siendo la  
más numerosa la de los “Tiradores de Perucho”. En el documento se  
aprecia la rúbrica de su comandante el coronel Diego Estés y el co-  
ronel Francisco Montúfar.29  
La compañía de milicias “Tiradores de Perucho”.  
Como producto del proceso insurrecional en la Sierra Norte  
del Ecuador, en el pueblo de Perucho, en los meses de abril y mayo  
de 1834, se conformó una columna de milicias propia de la región.  
Estas milicias, tenían la particularidad de que estaban conformadas  
por habitantes de la localidad y y en el caso peruchano se añade la  
presencia de los militares de la independencia que se habían asen-  
tado en la zona.30  
2
2
8 Pedro Fermín Cevallos, Resumen de la Historia del Ecuador ... cit., p. 191.  
9 Archivo Nacional del Ecuador. Contenido: Nóminas y presupuesto del Batallón No. 1 de Res-  
tauradores de la Libertad. Expediente: 13 Lugar: Tabacundo . Fecha: 23 de junio de 1834. No.  
de folios: 11.  
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Byron Núñez Freile  
En un documento de 1841 encontrado en la Serie de Hacien-  
das del ANE en lo que se relaciona con un litigio de indemnización  
por daños de las haciendas de Perucho del señor. Gómez Polanco en  
la época de la insurrección peruchana, muchos de los declarantes  
afirman de la presencia de un grupo de oficiales liderando las co-  
lumnas peruchanas en la época de la llamada “Revolución de Perucho”  
con los apellidos de: “ Bolívar, Santana, Roblero, Díaz, Rodríguez, Parra,  
Barrera y García” quienes, por supuesto, se hallan en la nómina de  
31  
los milicianos de la compañía de Tiradores de Perucho.  
La compañía de los Tiradores de Perucho fue la más nume-  
rosa de las compañías del batallón Bravo Restaurador de la Libertad,  
que, para el 8 de junio de 1834, estuvo integrada por un centenar de  
milicianos: 2 capitanes, 3 tenientes, 4 subtenientes, 3 sargentos 1ros,  
7
6
sargentos 2do, 7 cabos 1ro, 7 cabos 2do, 3 miembros de la banda y  
4 soldados. Tuvo como sus comandantes a los capitanes Luis Bolí-  
32  
var y José Santana.  
La compañía de los Tiradores de Perucho se hallaba inte-  
grada, por exmilitares de las guerras de Independencia así como de  
campesinos en su mayor parte habitantes de Perucho y de las ha-  
ciendas de toda la región peruchana:  
Las fuerzas que conformaron el Batallón Perucho estaban compuestas  
por excombatientes de la Independencia, como los Cifuentes, Rodrí-  
guez, Ayala, los de los célebres batallones Vargas y Quito que vivían  
en las pampas de Pataquí, de la hacienda Perugachi, que vivían en la  
región Peruchana, en Calacalí, Tabacundo, tomó gran actividad el Co-  
ronel Francisco Montúfar, los hermanos Jarrín. Todos ellos bajo el  
mando del Coronel Julián Andrade, el capitán José Joaquín Guevara,  
del Teniente Francisco Medina y otros oficiales de apellido Barrera, Me-  
dina, Cifuentes, así se formó el Batallón Perucho con trescientos hom-  
bres. También se unieron otros exmilitares que vivían en la región como  
los hermanos Diego y Roque Castellanos, los Pineda, Barrera, Valles,  
Villagrán, Sánchez, Almeida, Ruiz León, Castro, Troya, Navarrete,  
3
3
3
0 Klever Antonio Bravo, “Las Milicias quiteñas: su dimensión histórica en el ocaso de la colo-  
nia”, Revista AFESE, N°51, Quito, 2009, pp. 281-297.  
1 Archivo Nacional del Ecuador. Contenido. Hacienda Irubí .17 de diciembre de 1841. Caja No  
132. Expediente No 7. No. de folios: 49.  
2 Contenido: Nóminas y presupuesto del Batallón No. 1 de Restauradores de la Libertad... cit.  
Folios: 11 .  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
López, Moreno, Astudillo, Terán, Vallejo, Coello, Flores, Rea, Murillo,  
Pinto, Román , Nicolalde.33  
La columna peruchana dentro de sus filas mantenía una je-  
rarquía orgánica y militar similar a la oficial, ya que en su interior se  
conservaban los grados militares del ejército regular. Esto se explica  
por el hecho de que la mayor parte de sus mandos altos y medios  
estaban integrados por exsoldados de las guerras de la independen-  
cia. (Anexo 1. Nómina de los integrantes de la companía “Tiradores  
de Perucho”).  
La toma y capitulación de Quito  
El general José María Guerrero como jefe de las tropas res-  
tauradoras salió de Tabacundo en campaña hacia Quito a finales de  
junio de 1834, pasando por Guayllabamba, el Quinche y Puembo  
donde acamparon el primero de julio. El 4 de julio se asomaron las  
tropas por las colinas de Lumbisí (Oriente de Quito), mientras el ge-  
neral Pallares, defensor de la plaza quiteña esperó el avance del ba-  
tallón Bravo Restaurador en la propia Capital con sus tropas  
compuestas de 225 hombres.  
Las tropas de Imbabura al mando del Coronel José María Guerrero, sa-  
lidas de Ibarra, siguieron el camino de Guaillabamba, desviaron por el  
Quinche y ocuparon luego la altura oriental de Quito. Las ministeriales  
comandadas por el General Martínez Pallares, no dejaron la ciudad,  
porque el jefe aguardaba día a día a un refuerzo de Guayaquil que no  
llegó a recibirlo, lo cual fue parte para que el enemigo se envalentonara,  
pasara a la colina de San Juan, al norte de la ciudad, y después de pe-  
queñas evoluciones y algunos tiros de uno y otro bando, quedara Gue-  
34  
rrero por capitulación dueño de la plaza y del parque provisto...  
El día 5 de julio las tropas del batallón Bravo Restaurador  
de la Libertad dividida en tres compañias: una bajo el mando del co-  
mandante Polo, la segunda al mando de Montúfar y Muñiz y la ter-  
3
3
3 José María Coba Robalino, Crónica de la Parroquia San José de Minas. 1924 ... cit., p. 25.  
4 José Ignacio Salazar, Introducción. Mensaje a la Convención. cit., p. XXIV-XXV.  
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cera al mando del coronel Estacey. Ingresan a la ciudad por el norte,  
desde la loma de San Juan, donde son recibidos por la población qui-  
teña y acampan en el convento agustino de la mencionada colina. El  
6
de julio hubo se da un tiroteo por la calles de Quito con cuatro  
muertos del Gobierno. En la tarde del 7 de julio dos compañías de  
los restauradores al mando del comandante Paredes descienden  
desde San Juan y ocupan la Plaza Mayor; las tropas del Gobierno tu-  
vieron 5 muertos y 12 heridos en tanto que las restauradoras 4 muer-  
tos y siete heridos. Las tropas del gobierno resisten atrincherados en  
la manzana de la Compañía de Jesús. El 11 de julio las tropas atrin-  
cheradas perdieron 14 hombres y las restauradoras solo uno. En los  
días siguientes las tropas restauradoras descendieron desde San Juan  
hasta la Merced rodeando completamente a los atrincherados. La ca-  
pitulación se dio en presencia del pueblo quiteño en el convento de  
San Agustín en día 13 de Julio de 1834.  
Celebráronse los tratados entre el coronel Ascázubi y el Comandante  
Manrique, los vencedores; y el Coronel Ramón Aguirre y el Coman-  
dante José Antonio Chririboga, los vencidos. La entrega del cuartel con  
la guarnición de tropas, diez y siete cañones, ciento veinte fusiles, no-  
venta carabinas, quince cajones de pertrechos, noventa y ocho caballos,  
unas cuantas lanzas, fornituras etc., fueron los trofeos de los chihua-  
huas.3  
5
El sitio de la ciudad demoró alrededor de una semana y en  
él se pudo ver la gran cooperación que el pueblo quiteño dio a los  
restauradores, ya que tres meses antes, este mismo pueblo fue el co-  
laborador de la revolución de Perucho, donde se inició la insurrec-  
ción antifloreana.  
Semejante triunfo, obtenido a costa de tan poca sangre, fue obra exclu-  
siva de la opinión, generalmente declarada y difundida en el pueblo  
de Quito, y en particular entre las mujeres que, encargadas de despa-  
char las postas y los espías, establecieron una guerra de falsas noticias  
e invenciones sin cuento, con que lograron desconcertar a los defenso-  
res del ministerio.36  
3
3
5 Cevallos Pedro Fermín, Resumen de la Historia del Ecuador ... cit., p. 212  
6 Cevallos Pedro Fermín, Resumen de la Historia del Ecuador... cit., p. 213  
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La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
Luego se firmó la capitulación de Quito en el Convento de  
San Agustín el 13 de julio de 1834 con la firma del coronel Francisco  
Montúfar como secretario general y la ratificación del doctor José  
Félix Valdivieso como jefe supremo de la naciente República del  
Ecuador. Al mismo tiempo, en Guayaquil, Rocafuerte pacta con su  
enemigo el general Juan José Flores quien le nombra Jefe Supremo  
para de esta manera confrontarlo contra los restauradores quiteños.  
Conclusiones  
La Revolución de Perucho marca un hito de los movimientos  
insurreccionales antifloreanos en la Sierra Norte del Ecuador. Las ca-  
racterísticas históricas geográficas y sociales de la región peruchana,  
a inicios de la república, permitieron ser la fuente de un movimiento  
insurreccional donde coincidieron los valores libertarios de sus ha-  
bitantes liderados por el coronel de milicias Julián Andrade afín al  
movimiento de oposición de El Quiteño Libre. Aesto se añade la pre-  
sencia importante en la zona de exmilitares de los batallones de la  
independencia que habitaron la región luego de haber desertado de  
sus filas o al haber sido perseguidos por sus antiguos compañeros  
de batallas; y por último, la existencia de una región geográfica única  
al norte de Quito que permitió las actividades militares en el curso  
de la historia libertaria del Ecuador. 37  
La insurrección peruchana es parte de la construcción de la  
naciente república sustentada en una tríada de condiciones particu-  
lares que se dieron en el gobierno del general Juan José Flores: el en-  
torno latifundista terrateniente de la realidad geográfica de la región  
peruchana, en donde uno de sus más importantes hacendados lidera  
el proceso insurreccional; el militarismo floreano dominante y auto-  
ritario junto a rezagos militares de antiguos combatientes de la in-  
dependencia que se asentaron en la región peruchana y que no  
olvidaron su condición de soldados, listos para integrarse en el pro-  
ceso insurreccional; y por último, la presencia de una oposición crio-  
3
7 Enrique Ayala Mora, Estado, nación y región en el Primer Período Republicano (1830-1895).  
Historia del Ecuador y américa latina. Estudios de Caso. Memorias del II encuentro de Historia  
Nacional de la Provincia del Azuay. Cuenca 2012. pp. 39-55.  
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lla quiteña liderada por un militar inglés con un componente filosó-  
fico liberal, quien aglutina a intelectuales y militares quiteños total-  
mente opuestos con el proyecto militar extranjero y autoritario del  
38  
general Flores.  
El aporte del proceso insurreccional en la región peruchana  
es trascendental en la construcción del proyecto nacional criollo y en  
especial en la fundación de la República del Ecuador en un momento  
de transición de un departamento de la Gran Colombia a una repú-  
blica independiente en la que la identidad nacional debía construirse  
bajo la escasez de líderes e intelectuales quiteños en medio de la pre-  
sencia del gobierno tiránico de un militar extranjero como fue el de  
Juan José Flores, ya que el pueblo de Quito siempre anheló su inde-  
pendencia plena cimentado en el Primer Grito de Independencia del  
10 de Agosto de 1809.  
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Caja No 132. Expediente No 7. No. de folios: 49  
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1830-1895). Historia del Ecuador y américa latina. Estudios de Caso. Memo-  
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3
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Tiempo y conocimiento del pasado. UASB. Corporación Editora Nacional. Quito. 2014: pp. 119-  
127  
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100  
La Revolucion de Perucho”:  
el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
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y conocimiento del pasado. UASB. Corporación Editora Nacional. Quito.  
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Anexo 1. Nómina de los integrantes  
de la compañía “Tiradores de Perucho”  
39  
Clase  
Nombres  
Capitán  
Luis Bolívar  
Capitán  
José Santana  
Capitán  
José Villegas  
Teniente  
Teniente  
José María Días  
Ignacio Viteri  
Sargento Myor  
Sargento Myor  
Sargento Myor  
Sargento Myor  
Sargento 1ro  
Sargento 1ro  
Sargento 1ro  
Sargento 2do  
Sargento 2do  
Sargento 2do  
Sargento 2do  
Sargento 2do  
Sargento 2do  
Sargento 2do  
Cornetas  
José Jaramillo  
José Barrera  
Manuel Castro  
Bernardo Roblero  
Juan Mantilla  
Miguel Angulo  
Francisco Rodríguez  
Marcos Orellana  
Cristóbal Encalada  
Simón Monmoya  
Antonio Gómez  
Sebastián Acebedo  
Natividad Villanueba  
Manuel Arana  
José Selis  
Cornetas  
Manuel Heres  
José Freire  
Cleto Hises  
Cabo 1ro  
Cabo 1ro  
Cabo 1ro  
Antonio Aguilar  
Narciso Belosa  
Francisco Hoya  
Bal... Albarado  
Manuel Silva  
Juan Cisneros  
Clemente Sosa  
Manuel Castellano  
Mateo Mantilla  
Mariano Días  
Cabo 1ro  
Cabo 1ro  
Cabo 1ro  
Cabo 1ro  
Cabo 2do  
Cabo 2do  
Cabo 2do  
Cabo 2do  
Cabo 2do  
Cabo 2do  
Santiago Bardales  
José Villalba  
Cabo 2do  
Soldado  
Soldado  
Luis María Rodríguez  
Camilo Rodri...  
3
9 Archivo Nacional del Ecuador. Contenido: Nóminas y presupuesto del Batallón No. 1 de Res-  
tauradores de la Libertad. Expediente: 13 Lugar: Tabacundo . Fecha: 23 de junio de 1834. No.  
de folios: 11  
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el inicio de la insurrección antifloreana quiteña  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Ignacio Andrade  
Santos Huasas  
Juan Salazar  
Manuel ......  
Domingo Rodríguez  
José Manuel Conde  
Apolinario Almeida  
Antonio Jaramillo  
Mariano Losano  
Eusebio Castillo  
José Pérez  
Salvador Calderón  
José María Salazar  
Domingo Espinoza  
José Manuel Tejada  
Francisco Borja  
Pedro Pérez  
Andres Balle  
LeandroViteri  
Tomás Herrera  
Manuel Domínguez  
José Antonio Balencia  
Bacilio Carrión  
José Paredes  
José Manuel Gutierrez  
Manuel Balle  
José Guevara  
Carlos Romero  
José Balgo  
Asencio Almeida  
Pedro Pedroza  
José Galiardo  
Patricio Quiniones  
Magcimo Mera  
Rafael Proaño  
Eusebio Mera  
Francisco Ballejo  
Jacinto Urbaci  
Miguel Ramírez  
Juan Salazar  
Bernardo Morales  
Benigno López  
José Garzón  
Manuel Balencia  
Manuel Ruiz  
Cecilio Balencia  
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103  
Byron Núñez Freile  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Soldado  
Sargento 1ro  
Antonio Camacho  
Nicolás Sierra  
Domingo Torres  
Mariano Enriquez  
Juan Cárdenas  
Nicolás Méndez  
Bicente Mosquera  
Alejo Ramos  
Marco Padilla  
Miguel Correa  
José Carrera  
Inocencio Cano  
José López  
Eugenio Sánchez  
Nicolás Velásquez  
Antonio Parra  
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104  
La Academia Nacional de Historia es  
una institución intelectual y científica,  
destinada a la investigación de Historia  
en las diversas ramas del conocimiento  
humano, por ello está al servicio de los  
mejores  
intereses  
nacionales  
e
internacionales en el área de las  
Ciencias Sociales. Esta institución es  
ajena a banderías políticas, filiaciones  
religiosas,  
intereses  
locales  
o
aspiraciones individuales. La Academia  
Nacional de Historia busca responder a  
ese  
carácter  
científico,  
laico  
y
democrático, por ello, busca una  
creciente profesionalización de la  
entidad, eligiendo como sus miembros  
a
historiadores  
profesionales,  
quienes  
entendiéndose por tales  
a
acrediten estudios de historia y ciencias  
humanas y sociales o que, poseyendo  
otra formación profesional, laboren en  
investigación  
histórica  
y
hayan  
realizado aportes al mejor conocimiento  
de nuestro pasado.  
Forma sugerida de citar este artículo: Núñez Freile, Byron, "La  
revolución del Perucho: el inicio de la insurrección antifloreana  
quiteña", Boletín de la Academia Nacional de Historia, vol. XCVIII,  
Nº. 201, enero - junio 2019, Academia Nacional de Historia,  
Quito, 2019, pp.83-104