Bienvenida a Francisco Ron Proaño
triunfador del combate naval de Jambelí, en 1941. También fue la es-
cuela moral de empresarios responsables y progresistas como Juan
Molinari, Samuel Koppel, Maurice Laniado, Luis de J. Valverde, Juan
Illingworth, Rodrigo E. Icaza, Manuel Seminario, Isidoro y Alberto
Levy, Eduardo Valenzuela, George Ashton, León Erdstein, Giovanni
Pantalone, de técnicos como José Antonio Gómez Gault y Carlos S.
Phillips, y de un dirigente laboral y senador funcional por los traba-
jadores: el maestro Juan José León
Y para no abundar más, concluyamos señalando que en sus
filas figuraron también artistas, científicos y educadores que forjaron
el espíritu nacional: músicos de la talla de Antonio Neumane (autor
de la música del Himno Nacional y director del Primer Conservatorio
Nacional), Domingo Brescia (director del Segundo Conservatorio Na-
cional y animador de la escuela musical nacionalista), Antonio Cabe-
zas, José Casimiro Arellano, Claro José y Vicente Blacio, Juan Bautista
Luces, Federico M. Borja, José Heleodoro Cárdenas y José Domingo
Feraud Guzmán; pintores como Juan Agustín Guerrero, Joaquín
Pinto, Carlos Rodríguez Torres y Luis Molinari Flores; científicos y
humanistas como Luis Vernaza, Alejandro Mann, Herman Parker, Ar-
mando Pareja Coronel y Luis Espinoza Tamayo; educadores como
Alejandro Andrade Coello, Leonidas García, Reinaldo Murgueitio y
Pablo Guerrero Torres; historiadores como Francisco X. Aguirre Abad,
Modesto Chávez Franco, Celiano Monge, Carlos A. Rolando, Gabriel
Pino Roca y José Roberto Levi Castillo; juristas como Luis Felipe Borja
Pérez, José Vicente Trujillo, Víctor Manuel y Modesto Peñaherrera;
sociólogos como Agustín Cueva Sanz y Víctor Gabriel Garcés; perio-
distas como Manuel Ignacio Murillo, Miguel Valverde, Federico
Proaño, Luciano Coral, José Abel y José Santiago Castillo, Ismael
Pérez Pazmiño, José Antonio Campos, Francisco Campos, Pedro
Pablo Garaicoa, Francisco Fálquez Ampuero; artistas de la fotografía
como Benjamín Rivadeneira y Carlos Siman, entre otros.
Todos ellos, por medio de sus palabras, sus acciones y su
ejemplo, contribuyeron a educar a las nuevas generaciones en una
escuela de libertades, amor a la Patria, culto al trabajo, veneración
de la cultura y admiración por lo ecuatoriano. Y por eso mismo es
una obligación ética de los historiadores, y también de los ciudada-
BOLETÍN ANH Nº 201 • 203–209
207