Francisco de Miranda, precursor de todas las independencias
y forjador de la masonería en nuestra América
ronel, el cual lo había solicitado después del intercambio de prisio-
neros en Jamaica, sin conseguirlo.
En base a su nueva experiencia en una nación emancipada,
empezará a madurar la idea de propiciar una campaña similar en las
colonias hispanoamericanas. A partir de ese momento Miranda co-
mienza a hablar explícitamente “de hacer la revolución en las provincias
españolas de la América del Sur”, e incluso llega a concebir un nombre
para la futura república continental: “Colombia”.
La cita de uno de los dirigentes de la guerra revolucionaria
independentista de Estados Unidos, John Adams (1815), deja en claro
la personalidad y las ideas de Miranda:
Durante nuestra guerra revolucionaria, el General Miranda vino a los
Estados Unidos, viajó a través de muchos de nuestros estados, si no de
todos, fue presentado al general Washington y sus ayudantes, a sus se-
cretarios, y a todos los caballeros de su familia, a los otros oficiales ge-
nerales y sus familias, y a muchos de los coroneles. Adquirió el carácter
de un erudito clásico, de un hombre de saber universal, de un gran ge-
neral, y maestro en todas las ciencias militares, poseedor de una gran
sagacidad, una mente inquisitiva, y una curiosidad insaciable. De
acuerdo con la opinión general, Miranda conocía mucho más sobre las
familias, partidos, alianzas en los Estados Unidos, que cualquier otra
persona que viviera allí; sabía mucho más sobre cada campaña, cada
sitio, batalla y escaramuza que pudiera haberse producido durante
toda nuestra guerra, que cualquier oficial de nuestro ejército, o cual-
quier hombre de Estado de nuestras asambleas. Su tema constante de
conversación era la independencia de la América del Sur, sus inmensas
riquezas, sus recursos inagotables, su numerosa población, su impa-
ciencia bajo el yugo de España, y su disposición a sacudirse del domi-
nio español. Es muy cierto que llenó la cabeza de muchos de nuestros
jóvenes oficiales de brillantes visiones de riqueza, de libre comercio,
de gobierno republicano, etc., etc., en la América del Sur. Hamilton fue
uno de sus amigos más íntimos y admiradores más cercanos, y pre-
sumo que el coronel Smith fue otro…el general Knox fue también uno
de sus íntimos. Yo nunca vi a Miranda, y no lo he visto hasta ahora.
Pero eso era lo que universalmente decían de él todos los americanos
a los que conocí en Francia, Holanda e Inglaterra, sin excepción
alguna.2
5
25 The Works of John Adams, Boston, Little, Brown and C, 1850-1856, T.X, pp.134- 135, en Car-
men Bohórquez, op. cit., p. 99.
BOLETÍN ANH Nº 201 • 210–235
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