Estado de bienestar en Ecuador. pensiones
ciales observadas en sus poblaciones. Ya sea por razones morales,
políticas, o de mercado, estos países desarrollaron soluciones sociales
que tendrían poderosos efectos en sus ciudadanos.
Es así que los primeros programas modernos de asistencia
social, que después llegarán a conformar parte del conjunto llamado
Estado de Bienestar, empiezan a tomar forma. La “definición de ma-
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nual” que proporciona Esping-Andersen expresa que el Estado de
Bienestar implica una responsabilidad del Estado para que todos sus
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ciudadanos cuenten con mínimos básicos; tomando en cuenta que
los derechos sociales (que son protegidos e institucionalizados por
el Estado de Bienestar) tienen la capacidad de proveer de niveles de
vida que sean independientes de las fuerzas del mercado por medio
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de la desmercantilización del ciudadano.
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De acuerdo con Goodin, el “Estado de Bienestar” no es en
sí una estructura concreta, unificada y monolítica, sino más bien, es
el conjunto desordenado de programas que tienen una cierta rela-
ción, que se encuentran integrados de manera imperfecta. Moreno7
lo define como “un conjunto de instituciones estatales proveedoras de po-
líticas sociales dirigidas a la mejora de las condiciones de vida y a procurar
la igualdad de oportunidades entre los ciudadanos”. Estas políticas socia-
les, particularmente aquellas relacionadas con el ámbito del empleo,
la educación, la salud, la seguridad pública, entre otras, representan
las intenciones del poder público.
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Desde una perspectiva liberal, Macarov define como Esta-
dos de Bienestar a los países que tratan de proveer y/o proteger a
sus poblaciones en una manera que antes era considerada como res-
ponsabilidad de la familia, las instituciones religiosas, las organiza-
ciones voluntarias, o el mercado, en la mayoría de los casos,
programas de aseguramiento universales. La creación de estos pro-
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G. Esping-Andersen; B. Arregui Luco; Institució Valenciana d’Estudis i Investigació, Los tres
mundos del estado del bienestar, Alfons el Magnànim-IVEI, València, 1993, p. 37.
Ingresos económicos, salubridad, educación.
G. Esping-Andersen , et.al.Ibid., p. 20.
R. E. Goodin, Reasons for welfare: the political theory of the welfare state, Princeton University
Press, Princeton (NJ), 1988, p. 3.
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5
6
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8
L. Moreno, La Europa asocial: crisis y Estado del bienestar, Península, Barcelona, 2012.
D. Macarov, Social welfare: structure and practice, Sage, Thousand Oaks (CA) [etc.], 1995.
BOLETÍN ANH Nº 199 • 165–194
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