Mario Mullo Sandoval
Recordemos brevemente que la teología se estudia, con bases
de la filosofía, en este caso, se aplicaba la recomendación de Tomás
de Aquino, que la filosofía se sierva de la teología. Conocemos que
la teología Tomista tiene sus bases en la filosofía Aristotélica, de la
cual aplica la metafísica del mundo con la visión cristiana. Repre-
senta en su época, la incorporación de las ideas griegas al mundo
cristiano.
Acompañaron al Concilio Vaticano II teólogos europeos de
renombre como: Chenú, Rahner, Congar, Hans Kung, De Lubach,
Urs Van Baltazar y otros. Estos teólogos cuestionaron la teología, To-
mista y Constantiniana, ¿cómo el Concilio pedía, ponerse al día, ac-
tualizarse, acompañar a los hombres de este tiempo en los problemas
vigentes si no había un cambio de enfoque? Estos teólogos ayudaron
en la conformación de la Teología conciliar que respondió al objetivo
central del Concilio que fue el aggiornamento, esto es, ponerse al día,
cambiar los remiendos viejos por nuevos, convertirse y volver al
evangelio, mediante un cambio de vida y un real testimonio de amor
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al prójimo.
La idea de cambio se concretó en el Concilio, cuando algunos
padres Conciliares representantes de la teología del tercer mundo
exclamaron: “No es posible seguir viviendo en la pobreza y miseria en la
contemplación de pueblos poderosos que oprimen a sus hermanos y siguen
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llamándose cristianos”. El obispo Helder Cámara –llamado el Obispo
de los pobres- de Brasil, presentó la experiencia de la vida infrahu-
mana en que viven los cristianos de su diócesis en el Noreste de Bra-
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5 Teólogos considerados “malditos” durante el largo invierno eclesial del postconcilio, sean
ahora no solo admiradores entusiastas del Papa Francisco. Estos teólogos y teólogas fueron
considerados sospechosos en sus doctrinas, algunos fueron excluidos de sus cátedras, otros
fueron censurados por sus escritos y tuvieron que defenderse de los “monita” o advertencias
que recibían de los responsables de sus Iglesias locales y muchas veces de Roma. Su sufri-
miento fue grande, su silencio muy doloroso, pero actuaron con “resistencia y sumisión” y
permanecieron fieles a la Iglesia. Los más conocidos son: Hans Küng, Gustavo Gutiérrez,
Leonardo Boff, Jon Sobrino, Eleazar López, José Mª Castillo, Juan Masiá, José Antonio Pagola,
Marciano Vidal, Benjamín Forcano, Andrés Torres Queiruga, Juan José Tamayo y un largo
etcétera en el que habría que nombrar a teólogas como Ivone Gebara, Elisabeth Johnson y
teólogos anglosajones. Disponible en: https://www.periodistadigital.com/religion/opi-
nion/2016/05/26/los-teologos-malditos-y-el-papa-francisco-religion-iglesia-libertad-teolo-
gia-boff-kung-castillo-forcano-gutierrez.shtml (14-12-2018)
26 Pacto de las Catacumbas, Catacumba Santa Domitila, Roma, 1965.
BOLETÍN ANH Nº 199 • 231–268
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