Fausto Palacios Gavilanes  
					tanciamiento entre la una, y la otra, tal vez por principios y finalida-  
					des, en su trayectoria de pasado, de presente, y de futuro, esto es, de  
					Humanismo. Historia y Filosofía mantienen nexos profundos , de  
					ahí que la Historia de la Filosofía, y la Filosofía de la Historia , man-  
					tengan dichos nexos, de Alto Humanismo, Precisamente, la Filosofía  
					mantiene su altísima, y sublime posición dentro del humanismo, y  
					el Humanismo le confiere a la Filosofía, sus características que le  
					acercan a la verdad social. Por el origen de su nombre, la Filosofía es  
					amor a la sabiduría, y no se concreta tener esa sabiduría, sino pro-  
					longarla, extenderla a todo lo pensable.  
					La Filosofía procura la verdad, desde sus principios.  
					Uno de ellos, constituye la extraordinaria categoría de pen-  
					sar. Porque el hombre, por principio, es capaz de pensar. “De ahí el  
					gran apotegma humanístico, de la más elevada, y sublime filosofía:  
					“
					Pienso, luego existo”  
					Ya se ha definido a la Filosofía, pero ninguna de sus defini-  
					ciones se eleva para alcanzar su sublime categoría humanística. Se  
					ha dicho, por ejemplo: “Conjunto de saberes que busca establecer, de ma-  
					nera racional, los principios más generales que organizan y orientan el co-  
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					nocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”.  
					Fortaleza o serenidad de ánimo para soportar las vicisitudes.  
					O la manera de pensar, o ver las cosas Filosofía Analítica, es la co-  
					rriente filosófica, de tradición anglosajona, que destaca la importan-  
					cia del lenguaje, de su verificabilidad, y precisión en el análisis de  
					las proposiciones filosóficas. De ahí que el filosofador es la persona  
					que filosofa, o es aficionado a filosofar. Filosofar, es meditar sobre  
					cosas trascendentales. No olvidemos a la piedra filosofal, o materia con  
					que los alquimistas pretendían hacer oro artificialmente.  
					La filosofía tuvo el más sublime y elevado ideal, para esta-  
					blecer la idea de la libertad como supremo fin, y el otro, el medio fin  
					de esta, el lado subjetivo del saber y de la voluntad, con toda su vi-  
					vencia y acción. De esta manera se reconoce al Estado con la totali-  
					dad ética y la realidad de la libertad y de ese modo la unidad objetiva  
					de ambos momentos.  
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					Diccionario de la lengua española, edición del Tricentenario, actualización 2017. Ver en:  
					http://dle.rae.es/?id=Hw9B3HA (06-11-2018)  
					BOLETÍN ANH Nº 199 • 279–290  
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