BOLETÍN  
DE LA ACADEMIA  
NACIONAL DE HISTORIA  
Volumen CI  
Nº 209  
Enero-junio 2023  
Quito–Ecuador  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Director  
Dr. Cesar Alarcón Costta  
Subdirector  
Ac. Diego Moscoso Peñaherrera  
Dr. Eduardo Muñoz Borrero, H.C.  
Dr. Claudio Creamer Guillén  
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Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
Dra. América Ibarra Parra  
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COMITÉ EDITORIAL  
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EDITORA  
Dra. Rocío Rosero Jácome, Msc.  
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COMITÉ CIENTÍFICO  
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Dr. Roger Pita Pico  
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Université Paris Ouest - Francia  
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Investigador Academia Colombiana de Historia-Colombia  
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Dr. Justo Cuño Bonito  
Dr. Héctor Grenni Montiel  
Universidad Don Bosco- San Salvador  
BOLETÍN de la A.N.H.  
Vol CI  
Nº 209  
Enero–junio 2023  
©
ꢀ Academia Nacional de Historia del Ecuador  
ISSN Nº 1390-079X  
eISSN Nº 2773-7381  
Portada  
José Joaquín de Olmedo (Fotografía iluminada)  
Diseño e impresión  
PPL Impresores 2529762  
Quito  
landazurifredi@gmail.com  
julio 2023  
Esta edición es auspiciada por el Ministerio de Educación  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA DELꢀECUADOR  
SEDE QUITO  
Av. 6 de Diciembre 21-218 y Roca  
2
2556022/ 2 907433 / 2 558277  
ahistoriaecuador@hotmail.com  
publicacionesanh@hotmail.com  
ÍNDICEꢀ  
EDITORIAL  
7
9
ARTÍCULOS Y ENSAYOS  
La colonización del noroccidente del Carchi en el siglo XX  
Anabell Espinoza, Jorge Gómez Rendón  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
Carlos Iza Terán  
11  
49  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
David Brown  
77  
Wantyay, el himno de la muerte en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
Raúl Cevallos, Magdalena Benítez, Nelson Bedón  
129  
La construcción de las repúblicas en hispanoamérica: José Joaquín Olmedo.  
Su participación en los congresos constituyentes: 1822-1830  
Rocío Rosero Jácome  
153  
Ensayo sobre la concepción estética y la teoría artística  
en los escritos “Arte y moral, discursos, lecciones, &” (1889)  
de Honorato Vázquez Ochoa  
Xavier Puig Peñalosa  
189  
217  
247  
279  
281  
El teólogo-místico Juan Montalvo y la persecución de la Iglesia a sus libros  
Xavier Chiriboga Maya  
La mujer en el sistema cacical en la costa pacífica del Ecuador  
Libertad Regalado  
VIDA ACADÉNICA  
COLOQUIO BINACIONAL COLOMBO-ECUATORIANO  
“MONTALVO NUNCIO DEL FUTURO” Ambato, 27 y 28 de abril de 2023  
Juan Montalvo y el liderazgo social  
César Augusto Alarcón Costta  
Montalvo nuncio del futuro:  
Vigencia del pensamiento de Montalvo  
Rosalía Arteaga Serrano  
285  
291  
Montalvo, maestro de pensamiento,  
sentimiento y acción  
América Ibarra Parra  
296  
306  
321  
334  
El sino de los tiempos  
Juan Coral Eraso  
Montalvo en Ipiales – La otra descendencia  
Julio César Chamorro Rosero  
Juan Montalvo hoy abril 2023  
Rocío Rosero-Jácome  
5
Dignidad y educación  
en la óptica de Bolívar y Montalvo  
Jorge Ortiz Miranda  
354  
363  
387  
DIRECTORIO DE MIEMBROSꢀDEꢀLA  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Normas de presentación de trabajos a ser publicados en el  
Boletín de la Academia Nacional de Historia  
6
El Boletín N° 209 de la Academia Nacional de His-  
toria, corresponde al primer semestre del año 2023. Presenta  
una recopilación de trabajos y actividades para difundir el  
conocimiento de la Historia. Este Boletín registra las siguien-  
tes secciones: Artículos y Ensayos y Vida Académica, Direc-  
torio y Normas de publicación.  
El N° 209 del Boletín ofrece artículos de enfoque po-  
lifacético. La información recopilada abarca los siglos VI al  
XXI a través de temas sugerentes que inician con la investi-  
gación arqueológica realizada mediante trabajo de campo  
sobre el tema: “Paz y guerra en la sierra norte del Ecuador:  
Las poderosas culturas de la integración tardía”. La recopi-  
lación documental de los cronistas sobre un aspecto que en  
la actualidad tiene mucha atención es el género, lo feme-  
nino, de allí que se presenta el tema: “La mujer en el sistema  
cacical en la costa pacífica del Ecuador”.  
El siglo XIX ha sido área de interés de otros investi-  
gadores. Así, tras la independencia de los pueblos america-  
nos respecto de los virreinatos de Nueva Granada y de Lima  
surgen nuevas organizaciones políticas: las repúblicas, estas  
aparecen tras acuerdos territoriales entre los líderes de la in-  
dependencia. El tema es: “La construcción de las repúblicas  
en Hispanoamérica: José Joaquín Olmedo: Su participación  
en los congresos constituyentes (1822-1830)”. En el proceso  
de consolidación de las repúblicas americanas, el comercio  
y los intercambios eran prioritarios para su supervivencia,  
de allí que, se inician y crecen los bancos en el territorio del  
país, los capitales provenían de Europa y América en la se-  
gunda mitad del siglo XIX. El tema tratado es: “Los billetes  
del Banco Nacional de Costa Rica que circularon en el Ecua-  
dor cacaotero”. En el último cuarto del siglo XIX, Juan Mon-  
talvo, escritor de fuste y contradictor de políticos y clérigos  
escribió muchas obras. El autor del texto enfoca a Montalvo  
desde un ángulo inesperado. El tema es: “El teólogo-místico  
Juan Montalvo y la persecución de la iglesia a sus libros”. A  
fines del siglo XIX, en la sierra sur, en Cuenca, destaca el  
7
pensamiento estético y filosófico de Honorato Vásquez. El tema que  
se enfoca es. “Ensayo sobre la concepción estética y la teoría artística  
en los escritos ‘Arte y moral, discursos lecciones &’ (1889) de Hono-  
rato Vásquez Ochoa”.  
El siglo XX es revisado a través del proceso de colonización  
que durante varios años se realizó en la provincia del Carchi y los  
cambios que se produjeron en la zona noroccidental debido a la cons-  
trucción de una carretera situación que marca un antes y un después.  
Es una historia vívida. El tema es: “La colonización del noroccidente  
del Carchi en el siglo XX”. Finalmente, un texto antropológico sobre  
la muerte completa la visión de este número, el tema tratado es:  
Wantyay, el himno de la muerte en el pueblo Kichwa: Otavalo-  
Ecuador”.  
La Vida Académica informa de las actividades cumplidas  
tanto a nivel nacional como internacional durante el primer semestre  
del año 2023. El N° 209 del Boletín de la Academia Nacional de His-  
toria inserta las ponencias expuestas en el Coloquio Binacional Co-  
lombo-Ecuatoriano titulado “Montalvo Nuncio del Futuro” reali-  
zado en la Casa de Montalvo en Ambato, los días 27 y 28 de abril de  
2023.  
Al final de este ejemplar N° 209 se ubica el Directorio o re-  
gistro de los contactos de los Miembros de la Academia. También in-  
serta las Normas de Publicación que son el instrumento operativo  
que enfatizamos en su uso a fin de mantener la indexación de nues-  
tros Boletines. Como es de su conocimiento, las Normas de Publica-  
ción son reglas internacionales que avalan su pertinencia y calidad  
del contenido que se publica. Estas Normas fueron establecidas para  
la elaboración de los trabajos académicos que se presenten. Se en-  
cuentran al final de este número.  
Toda la información contenida en este número, de manera  
detallada, se registra en el índice del Boletín.  
Rocío Rosero Jácome  
Jefe de Publicaciones,  
23-07-2023  
8
ARTÍCULOS  
Y
ENSAYOS  
Pag. anterior: Honorato Vázquez Ochoa, diplomático y escritor cuencano (1855-1933)  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–junio 2023  
LA COLONIZACIÓN DEL NOROCCIDENTE DEL CARCHI  
EN EL SIGLO XX1  
2
3
Anabell Espinoza  
Jorge Gómez Rendón  
Resumen  
A diferencia de otras zonas de la Sierra ecuatoriana que, al  
hallarse más cercanas a los principales centros urbanos, ser más ac-  
cesibles y haber participado en el sistema de hacienda, son mejor co-  
nocidas en cuanto a su historia social y económica, del noroccidente  
del Carchi se sabe mucho menos sobre su historia sociodemográfica  
y su colonización por haberse integrado tardíamente a la sociedad  
nacional. Este artículo reconstruye el proceso de colonización de las  
parroquias Maldonado y El Chical, ubicadas al noroccidente car-  
chense a lo largo del siglo XX y lo hace a partir de la historia oral de  
sus habitantes. Su memoria traza “un antes y un después de la lle-  
gada de la carretera” como línea divisoria entre dos lógicas de ocu-  
pación diferentes: una, propia de los procesos internos de  
colonización por parte de distintos grupos humanos; otra, caracteri-  
zada por la planificación estatal a través de la organización político-  
administrativa, con criterios basados principalmente en criterios  
étnico-culturales. Luego de describir los procesos de organización  
territorial antes y después de la carretera, tratamos sobre los cambios  
1
2
Entregado: 16-01-2023 // Aceptado: 01-06-2023  
Gissela Anabell Espinoza Ortiz (1999). Antropóloga por la Pontificia Universidad Católica del  
Ecuador. Consultora independiente en temas de desarrollo comunitario, conservación am-  
biental, gobernanza y salud mental en la provincia del Carchi. Apasionada por la etnohistoria.  
Pontificia Universidad Católica del Ecuador  
3
Jorge Gómez Rendón (1971). Doctor en lingüística por la Universidad de Ámsterdam y Ma-  
gíster en Estudios de la Cultura por la Universidad Andina Simón Bolívar. Profesor titular de  
la carrera de Antropología en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Sus temas de in-  
vestigación giran en torno a la Interculturalidad, la historia lingüística de los Andes septen-  
trionales y la Educación Intercultural Bilingüe. Pontificia Universidad Católica del Ecuador  
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11  
Espinoza–Gómez Rendón  
introducidos por esta en relación con la organización político-admi-  
nistrativa, económica y sociocultural. Concluimos con una reflexión  
sobre la diferencia entre los procesos de colonización autónomos, es  
decir, dirigidos por los propios grupos humanos, y aquellos planifi-  
cados e instrumentados desde el Estado. La reflexión permite enten-  
der la práctica de la multiterritorialidad como una forma de  
construcción de territorios interculturales.  
Palabras clave: Carchi, colonización, relaciones interétnicas, territo-  
rios interculturales.  
Abstract  
Unlike other areas of the Ecuadorian Sierra which, being clo-  
ser to the main urban centers, more accessible and having participa-  
ted in the hacienda system, are better known in terms of their social  
and economic history, much less is known about the socio-demo-  
graphic history and colonization of northwestern Carchi because of  
its late integration into national society. This article reconstructs the  
colonization process of northwestern Carchi during the twentieth  
century based on the oral history of its inhabitants. Their memory  
traces the building of the road as a dividing line between two diffe-  
rent logics of occupation: one, typical of the internal processes of co-  
lonization by different human groups; the other, characterized by  
state planning through political-administrative organization, with  
criteria based mainly on ethnic-cultural criteria. After describing the  
processes of territorial organization before and after the road, we dis-  
cuss the changes introduced by the road in relation to political-ad-  
ministrative, economic and socio-cultural organization. We conclude  
with a reflection on the difference between autonomous colonization  
processes, i.e., directed by the human groups themselves, and those  
planned and implemented by the State. The reflection allows us to  
understand the practice of multi-territoriality as a form of construc-  
tion of intercultural territories.  
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12  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
Keywords: Carchi, colonization, inter-ethnic relations, intercultural  
territories.  
Introducción  
En el noroccidente de la provincia del Carchi, en la frontera  
con Colombia, se encuentran las parroquias rurales de Maldonado  
y El Chical, constituidas en 1909 y 1991, respectivamente. A lo largo  
del último siglo, ambas parroquias siguieron procesos de ocupación  
y asentamiento distintos por parte de población mestiza e indígena  
4 5  
(
awá y pasto ). Desde los años setenta, el Estado influyó en el control  
y el uso del territorio mediante la definición de políticas agrarias y  
la apropiación de recursos naturales. La tenencia individual y comu-  
nal de la tierra, así como el acceso a créditos y vías de comercializa-  
ción cumplieron desde entonces un papel en la distribución  
(
desigual) de recursos y modelaron la configuración territorial del  
noroccidente carchense, predominantemente agrícola.  
Adiferencia de lo ocurrido en el resto de la Sierra ecuatoriana  
durante los primeros ciento cincuenta años de vida republicana, el  
6
noroccidente del Carchi no participó en el sistema de hacienda. Al  
contrario, la población de la zona ocupó extensas áreas de bosque  
primario para el desarrollo de una agricultura de subsistencia, ten-  
dencia común en territorios donde no hay carreteras sino solamente  
senderos. El momento más trascendental de la historia del norocci-  
dente carchense fue la apertura de la carretera que unía Tulcán, Mal-  
7
donado y Chical en 1970. Este año constituye, por lo tanto, un hito  
4
5
6
El autónimo awá corresponde en la literatura temprana al exónimo coaiquer o kwaiker. El  
cambio de uno por otro se decidió en 1984 en la comunidad San Marcos.  
El grupo étnico pasto busca ser reconocido hoy en día como uno de los pueblos indígenas del  
Ecuador.  
El sistema de hacienda estaba estructurado alrededor del mandato de los terratenientes y la  
población indígena subordinada. Al respecto, véase Carlos Varela Guzmán, “El proceso agrario  
en Ecuador”, Revista Jurídica Online, No. 30, pp. 19-52, 2011  
7
En 1920 se construyó la carretera Tulcán-Maldonado. Véase al respecto Franklin Barriga, Et-  
nología Ecuatoriana: Awa Kuaikeres, Instituto de crédito educativo y becas-IECE, Quito, 1988,  
p. 62.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
13  
Espinoza–Gómez Rendón  
en la historia de la zona. En esta contribución nos referimos al pe-  
riodo de 1900 a 1970 como “antes de la carretera” y al de 1971 en  
adelante como “después de la carretera”.  
La construcción de la vía fue un hito en la región por tres ra-  
zones. La primera tiene que ver con los cambios operados en la or-  
ganización política local, a través de instituciones como: los cabildos,  
las juntas parroquiales y la tenencia política; organismos que desa-  
parecieron, se transformaron y se articularon en procesos de con-  
tienda y negociación política. La segunda razón está asociada con el  
uso de la tierra cultivable, más precisamente, con la transformación  
de la agricultura de subsistencia en agricultura comercial. La tercera  
razón es la sustitución del sistema de trueque, que funcionó en las  
comunidades hasta 1970, por el mercado organizado en ferias, tal  
como ocurre hasta el presente. Por la magnitud de estos cambios, la  
construcción de la vía no solo reorganizó el territorio, sino además  
tuvo efectos en la estructura político-organizativa y las prácticas cul-  
turales del noroccidente carchense desde 1971 a la fecha.  
Para reconstruir la ocupación territorial en las parroquias de  
Maldonado y El Chical recurrimos a la historia oral que guarda la  
memoria colectiva de quienes vivieron el antes y el después de la lle-  
gada de la carretera. Contrastamos esta memoria con fuentes secun-  
darias y archivos locales. El cotejo de las fuentes nos permitió  
entender los desacuerdos al interior de las comunidades, sus intere-  
ses en común y el contexto político y social de los cambios, ras-  
treando las formas en que colisionaban, coexistían y se superponían  
las distintas territorialidades. Nos interesan además las investigacio-  
nes que se generaron en los años setenta, ochenta y noventa del siglo  
pasado en torno a temas de: cultura, organización y relaciones inte-  
rétnicas, pues en ellas se aborda el problema del contacto entre la po-  
blación awá, por un lado, y la población mestiza, la Iglesia y el  
Estado ecuatoriano, por otro.  
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14  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
Territorio, territorialidad y multiterritorialidad  
El concepto de ‘territorio’, relevante para las reflexiones que  
siguen, ha sido trabajado por varios autores. Recurrimos aquí a cua-  
tro de ellos. De acuerdo con Ther, el territorio es un espacio cons-  
8
truido por y en el tiempo. Esta construcción implica que cualquier  
espacio habitado por el ser humano es producto de la confluencia  
de temporalidades múltiples: el tiempo de la naturaleza, el tiempo  
de los humanos, y las distintas formas de organización y concepción  
cosmogónica del tiempo. Para García, en cambio, el territorio es un  
espacio socializado y culturizado, de suerte que “su significado socio-  
cultural incide en el campo semántico de la espacialidad y tiene relación con  
cualquiera de las unidades constitutivas del grupo social propio o ajeno, un  
9
sentido de exclusividad, positiva o negativa”. Para Haesbaert, el territo-  
rio es un instrumento de estandarización y clasificación en relación  
10  
11  
con otros territorios. Finalmente, Nates sostiene que el territorio  
es un significado cultural con variadas implicaciones a nivel social.  
No existe un territorio en sí; sólo existe un territorio para alguien que  
puede ser un actor social, individual o colectivo, que influye desde  
la planeación hasta el decoro del hogar y el acceso a la tierra.  
Los cuatro autores coinciden en que, al interior del territorio,  
convergen múltiples procesos de apropiación, diferenciación y pun-  
tos de encuentro entre los grupos que lo habitan. Estos procesos son  
posibles en relación con la tierra y la infraestructura, pero también  
con las formas simbólicas, es decir, con respecto a la manera en que  
los grupos piensan y perciben los espacios creados y consensuados  
entre ellos. En el caso del noroccidente del Carchi, la carretera Tul-  
cán-Chical transformó la vida social, económica y política de las pa-  
rroquias rurales de Maldonado y El Chical. En la memoria y la vida  
cotidiana de sus habitantes se puede encontrar un “antes” y un “des-  
8
Francisco Ther Ríos, “Antropología del Territorio”, Revista de la Universidad Bolivariana, 11, No.  
2, 2012, pp. 493-510.  
3
9
1
José Luis García, Antropología del Territorio, Taller Ediciones JB, Madrid, 1976, p. 29.  
0 Rogério Haesbaert, “Territorio e multiterritorialidade: um debate”, GEOgraphia, 9, No. 17,  
2
007, pp. 19-45.  
1
1 Beatriz Nates, “Soportes teóricos y etnográficos sobre conceptos de territorio”, Revista Co-he-  
rencia, Año 8, No. 14, 2010, pp. 209-229, p. 211.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
15  
Espinoza–Gómez Rendón  
pués” de la llegada de la carrera. Entender esta transición exige que  
conozcamos las inclusiones y las exclusiones políticas, económicas  
y sociales entre los grupos que habitaban y habitan el territorio, para  
así conocer las formas en que ejercieron su territorialidad cada uno  
de esos grupos. La territorialidad está asociada con la idea de cómo  
habitar y permanecer en un espacio sobre el cual se imponen ritmos  
de vida y formas de interactuar con la naturaleza y los demás grupos  
12  
sociales. Por lo tanto, toda territorialidad se manifiesta en compor-  
tamientos desplegados en un territorio específico. Al mismo tiempo,  
resulta una estrategia de poder que crea y mantiene el contexto geo-  
gráfico y produce identidad al distinguir, separar, nombrar y clasifi-  
1
3
car a los individuos y los grupos. En momentos de conflicto y/o  
negociación, estos reafirman su territorialidad como pertenencia a  
un territorio.  
En las parroquias de Maldonado y El Chical, a lo largo de  
ciento dieciocho años, se conformaron varios territorios, habitados  
por familias mestizas, awá, y pasto que migraron del norte de Ecua-  
dor y del sur de Colombia. Entre ellas se construyó una forma de  
multiterritorialidad que acabó por plasmar diversas relaciones y con-  
flictos económicos, políticos y culturales entre los grupos y sus es-  
14  
pacios. La multiterritorialidad implicó diversos grados de acceso y  
control de las personas, de los recursos, de las cosas y las relaciones  
al interior de los territorios. El ejercicio de la territorialidad y la mul-  
titerritorialidad se manifestó en la organización de los espacios y en  
las relaciones sociales, políticas y económicas locales.  
Ocupación territorial antes de la carretera: 1900-1970  
A inicios de 1900, el noroccidente del Carchi correspondía,  
1
5
en términos político-administrativos, a la parroquia Maldonado  
1
1
1
1
2 Ther, “Antropología…”, op. cit., p.498  
3 Haesbaert, “Territorio…”, op. cit., pp.20-21  
4 Haesbaert, “Territorio…”, op. cit., pp.34-41  
5 La parroquia de Maldonado se creó con la Ordenanza del Concejo Cantonal el 29 de agosto  
de 1909 en el Acuerdo ejecutivo de aprobación No. 892 del 5 de octubre de 1909; Registro  
Oficial No. 1103 del 16 de noviembre de 1909. En: Gobierno Autónomo Descentralizado de  
la Parroquia Maldonado, “Plan de Ordenamiento Territorial 2016-2019”, GAD Maldonado,  
Maldonado, 2015.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
16  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
(
Fig. 1). A esta circunscripción se dirigieron varias olas migratorias  
de mestizos e indígenas awá y pasto. A su llegada, sin embargo, el  
territorio estaba ocupado por un grupo de “nativos”. El término “na-  
tivos” es utilizado sistemáticamente para referirse a un grupo de ha-  
bitantes considerados “originarios” del lugar. Homero Chuga  
asegura que estas familias fueron traídas por los españoles desde  
Perú o Bolivia para trabajar en las minas de oro que se instalaron en  
16  
suelo chicaleño. En este mismo sentido, Ortiz afirma que los llama-  
dos nativos fueron desterrados desde Bolivia y Perú hasta esta zona  
inhóspita” aproximadamente entre los años 1400-1600 al traicionar  
a su grupo social como informantes de los españoles, lo que significa  
que su origen sería mitma. Pese a su claro perfil sociocultural de rai-  
17  
18  
gambre indígena, descartamos tanto su procedencia quichua como  
pasto porque no son hablantes del quichua y los asentamientos au-  
toidentificados como pastos pertenecen a territorios cercanos. Tam-  
bién descartamos firmemente que sean awá, sabiendo que la primera  
migración de estos a la parroquia de Maldonado data de inicios de  
19  
900. En todo caso, su procedencia no ha sido estudiada en profun-  
1
16 Homero Chuga, entrevista por Anabell Espinoza, 26 de agosto de 2019.  
1
7 Nilo Ortiz, entrevista por Anabell Espinoza, 16 de agosto de 2020. Ver información sobre los  
mitimaes en Federico González Suárez, Historia General de la República del Ecuador, tomo I,  
capítulo quinto, “Influencia de los incas sobre las antiguas naciones indígenas del Ecuador”  
pp,192-194.  
1
8 A este grupo social se hace referencia en la siguiente cita: “Junto al pueblo de los Barbacoas  
y Mayasqueres se hallaban los de Chical, Untal, Quinchul, Singobuche, Cunaba, Yaguanete,  
Yambas, Curachas, Nupes y Pasao. Todos ellos localizados en la parte septentrional de la  
provincia de los Pastos y en la jurisdicción de los de Untal y Quinchul, que estaban formados  
por gentes revoltosas y no sometidas aún. De allí que la Audiencia apoyada por los merce-  
darios y dirigida por Tulcanaza, pretendía ingresar a estos dominios con fines pacificadores”  
Ibíd., p. 27. Asimismo, Silvano Quiróz afirma que el territorio actual que ocupan las comu-  
nidades de Maldonado y El Chical “estuvo habitado por varias tribus como: Malabas, Bar-  
bacoas, Mingas, Cuasmingas, Chicales, Nulpes, Mallamas. También, algunas tribus no  
conformes por el maltrato que recibían de los españoles en las minas de oro del Golondrinas  
y Cueva de Auca, asaltan, matan y queman al pueblo de Nuestra Señora de Natividad de  
Quinshul, a finales de 1613. Quedan rezagos de estas tribus como: Muepaz, Quendí, Acero,  
Chamba, Guiz y otro”. En: Silvano Quiroz, Maldonado, mi pueblo amado, Editorial La Prensa,  
Tulcán, 2017, p. 28  
1
9 También existen referencias a esta población en la obra “Expediciones al noroccidente ecua-  
toriano en los siglos XVI y XVII” de Amilcar Tapia. Este menciona dos expediciones al no-  
roccidente de la provincia del Carchi. La primera en 1534 por Juan Benalcázar y la segunda  
en 1599 por Fray Gaspar de Torres, ambas acompañadas por el cacique Tulcanaza, quien fue  
posteriormente nombrado Gobernador de Tulcán. Este autor menciona que “los grupos lo-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
17  
Espinoza–Gómez Rendón  
didad, quedando para futuras investigaciones identificar con preci-  
sión este eslabón de la historia del piedemonte occidental.  
En el contexto de los testimonios recogidos, “nativo” tiene el  
valor de un etnónimo. En adelante lo utilizamos, sin comillas, para  
referirnos a los habitantes de la parroquia Maldonado cuyo origen  
antecedió a la migración mestiza, awá y pasto de inicios del siglo  
veinte que se describe luego de manera más detallada. Los testimo-  
nios coinciden en afirmar que los llamados nativos eran antiguos po-  
bladores del territorio. Sus descendientes reafirman este uso con la  
frase “mis papás y abuelos ya estuvieron aquí cuando nací”, validando  
de este modo su pertenencia al lugar, su identidad y sus derechos  
20  
sobre la tierra. La población nativa ocupó las comunidades hoy co-  
nocidas como Maldonado, Piedra Liza, Rio Plata, Unthal, Puerramal  
y Chical. También los mestizos utilizan el término “nativo”, en este  
caso para marcar una diferencia étnica de base territorial. Un ele-  
mento particular que sustenta la identidad nativa son los apellidos  
Chamba, Acero, Guiz, Quendí y Muepaz. Según Guillermo Yela, que  
migró a Maldonado en 1938 a la edad de seis años, el término “na-  
tivo” era utilizado por los colonos mestizos para referirse a familias  
21  
de asentamiento disperso que “ya estaban cuando llegamos”.  
El primer flujo migratorio de familias mestizas al territorio  
22  
se remonta a inicios de 1900. El origen de la migración fueron las  
23  
provincias de Carchi e Imbabura, como también algunos poblados  
calizados al occidente de Tulcán, no estaban sujetos estrictamente a un solo cacique, sino  
que había división de autoridad entre caciques Pastos y Quillasingas […] Los grupos más  
numerosos fueron los Barbacoas y Mayasqueres, pertenecientes al grupo de los Quillasingas,  
quienes dominaban una extensa región, extendiéndose por el norte de Yacuanquer hasta  
Coayquer, por el sur, desde el Nudo de Pasto o Boliche, hasta las Planadas de las Golondrinas  
de Mayasquer; por el Oriente desde la Planada de las Golondrinas, Guelchío, los Chicales y  
Quinchul o Quinyuir, hasta Coayquer, comprendiendo las montañas que quedan a un lado  
y otro del Alto y Bajo Mayasquer”. En: Tapia, Amilcar. Expediciones al noroccidente ecuatoriano  
en los siglos XVI y XVII”. Discursos de Incorporación como Miembro Correspondiente de la  
Academia Nacional de Historia del Ecuador. Quito. 1999, p.26.  
0 Guillermo Chamba, entrevista por Anabell Espinoza, 18 de noviembre de 2019.  
1 Guillermo Yela, entrevista por Anabell Espinoza, 30 de septiembre de 2019.  
2 Silvano Quiroz, Maldonado, mi pueblo amado, op. cit., p. 37.  
3 El cantón Huaca en particular fue lugar de origen de población colona que migró a Maldo-  
nado y Tulcán. Marcelo Naranjo, La cultura popular en el Ecuador: Carchi, CIDAP, Cuenca,  
2
2
2
2
2005, p. 49.  
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18  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
de los municipios colombianos de Ipiales y Pasto en el Departamento  
de Nariño. La migración desde las zonas interandinas del Ecuador  
estuvo motivada no solo por la colonización de tierras “baldías”, sino  
también por la apertura de la vía Tulcán-Maldonado, que significó  
la movilización de mano de obra necesaria para la construcción vial  
y la explotación maderera. La migración de población colona del sur  
de Colombia al territorio ecuatoriano estuvo motivada por el con-  
flicto armado colombiano a raíz del enfrentamiento entre liberales y  
24  
conservadores.  
Los mestizos se establecieron principalmente en los caseríos  
de Maldonado, El Plata, Río Pablo, Peñas Blancas, El Obando, El  
Hojal y Chical. Al igual que los nativos, adoptaron un patrón de  
asentamiento disperso, vinculado con estrategias de adquisición y  
ocupación del territorio y con las relaciones de parentesco que se es-  
25  
tablecieron en la zona. El resultado fueron caseríos organizados en  
torno a grupos familiares extensos. En su mayor parte, los espacios  
ocupados por la población mestiza fueron mucho más diversos y  
distantes que los ocupados por los nativos. Aun así, la idea de una  
26  
tierra para vivir” aglutinó a todos y generó estrategias de paren-  
tesco entre los colonos mestizos. Tal fue el origen de dos matrimonios  
interétnicos que tuvieron lugar entre mujeres mestizas y hombres  
awá, uniones que aseguraron la pertenencia y la permanencia en el  
territorio de ambos grupos.27  
La llegada de familias awá a la parroquia de Maldonado es  
contemporánea con la llegada de las familias mestizas. Los awá mi-  
graron desde el municipio de Ricaurte/Barbacoas en el Departa-  
2
4 La lucha entre conservadores y liberales alcanzó su cota más alta cuando el General Eloy Al-  
faro llegó al poder, a tal punto que “(l)as poblaciones colombianas de Ipiales, Cumbal, Tú-  
querres, Samaniego y Pasto fueron los centros principales en donde se preparaba la  
expedición, en las calles y plazas públicas se incitaba a la guerra contra el liberalismo del  
Ecuador y todo esto en nombre de la religión”. En: Marcelo Naranjo, La cultura…op. cit.,  
p.45.  
25 Ibíd., p.35, p.405  
2
6 “Ha constituido una modalidad que les permite acceder a nuevas tierras y por lo tanto a ga-  
rantizar derechos económicos sobre las mismas que posibilitan la reproducción de los grupos  
familiares que conforman esta cultura, creando un sistema inclusivo que integra ecología y  
parentesco”. En: Augusta Bustamante, Etnohistoria…op. cit., p.72  
7 Ibídem.  
2
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
19  
Espinoza–Gómez Rendón  
mento de Nariño, al sur de Colombia. Figueroa sostiene que este  
grupo étnico huyó para evadir las exacciones, las acciones privadas  
de encomenderos y la necesidad de conservar sus propias formas de  
28  
reproducción social, cultural y económica. Su asentamiento siguió  
2
9
igualmente un patrón disperso. Algunas familias awá no sabían  
que se hallaban en territorio ecuatoriano y permanecieron aisladas  
de todo contacto con la sociedad nacional por varias décadas. Otras  
familias establecieron relaciones de amistad y compadrazgo con los  
30  
grupos sociales cercanos al territorio que ocuparon. Los awá habi-  
taban los caseríos de Peñas Blancas, Quinshull, La Esperanza y El  
Obando. Este grupo experimentó un proceso de aculturación al con-  
vivir de manera directa y cotidiana con colonos mestizos y nativos.  
Para entonces, la población awá recién llegada no era reconocida  
como parte de la población awá que ya poseía tierras en la zona, por  
31  
lo que fue agrupada dentro de la población mestiza.  
Los pastos, por su parte, llegaron desde la parroquia de Tu-  
fiño en 1925, pero solo en 1938 crearon la comuna indígena La Espe-  
3
2
ranza. A diferencia de los awá, los pastos eran un grupo étnico  
reconocido, por lo que adquirieron tempranamente derechos comu-  
nales de posesión territorial. Al respecto, uno de los entrevistados  
nos dice lo siguiente: “yo nací en Tufiño, me casé y la familia de mi esposo  
33  
había tenido terreno por acá, eran comuneros”. El caserío de Chilma fue  
34  
el único asentamiento pasto hasta los años setenta. Al igual que en  
2
8 José Antonio Figueroa, “Historización o tiempo fundacional: Centralización política Chachi  
y Estrategias autonómicas del grupo Awá”, Sarance Revista del Instituto Otavaleño de Antro-  
pología, No. 20, p. 82 - 84.  
2
3
3
9 José Mora y Fredy Rivera, “La situación étnica: cuatro casos. La etnia awa-coayker y el avance  
de la modernidad”, Cuaderno de discusión popular, N°10, 1984, p. 29.  
0 Jeffrey Ehrenreich, “Contacto y conflicto: impacto de la aculturación entre los Coaquier del Ecuador,  
Ediciones Abya Yala & Instituto Otavaleño de Antropología, Quito, 1989, p. 37.  
1 En adelante nos referiremos a los awá que sufrieron un proceso de aculturación simplemente  
como “awá”. A los awá que mantenían sus costumbres y tradiciones los llamaremos “awa-  
kwaiker” para distinguirlos de los primeros. Reconocemos las dificultades de una distinción  
según el grado de conservación o pérdida cultural. Sin embargo, esta distinción tiene algún  
asidero cuando nos percatamos que cada grupo tuvo un proceso distinto de ocupación y  
mantuvo relaciones diferentes con el Estado ecuatoriano.  
32 Luis Vásquez, “Comuna La Esperanza - Vigencia y la vitalidad de un pueblo Pasto: Historia  
de la comuna “La Esperanza”, Impresión Gráficas Iberia, Quito, pp. 61.  
3
3
3 María Elena Tarapués, entrevista por Anabell Espinoza, 27 de noviembre de 2019.  
4 Luis Vásquez, “Comuna La Esperanza - Vigencia y la vitalidad de un pueblo Pasto: Historia  
de la comuna “La Esperanza”, Impresión Gráficas Iberia, Quito - Ecuador. p. 62  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
20  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
el resto de unidades territoriales, las alianzas internas de parentesco  
fortalecieron su permanencia.  
El segundo Censo Nacional (1962) agrupó a toda la pobla-  
ción de la parroquia dentro de la categoría de “mestizos”, descono-  
ciendo las diferencias culturales entre los grupos, las mismas que se  
plasmaban al interior del territorio en diferentes patrones de asen-  
35  
tamiento, uso de la tierra, y relaciones sociales. El reduccionismo  
étnico impuesto por el Estado ecuatoriano en la parroquia de Mal-  
donado no fue impedimento para reafirmar la diferencia cultural de  
las familias nativas, pasto y awá. Reconocer la diversidad étnica y  
pensarla en conjunto es clave para entender las complejas dinámicas  
36  
alrededor de la idea de compartir y habitar la tierra.  
No obstante, más allá de las diferencias, los testimonios dejan  
en claro que todos los grupos también tenían cosas en común. Por  
ejemplo, el patrón de asentamiento de familias nucleares establecidas  
cerca de sus respectivas familias extendidas se convirtió en la estra-  
tegia de ocupación territorial que reprodujeron los cuatro grupos so-  
ciales, generando una especie de círculos de comunidad y seguridad  
desplegados en territorios compartidos y exclusivos (Fig. 1). Las fa-  
milias nativas se distribuyeron en seis caseríos. En dos de ellos com-  
partieron el espacio con mestizos. Las familias mestizas, por su parte,  
se distribuyeron en ocho caseríos. En tres de ellos se agruparon con  
awá y en dos con nativos. En el resto de los caseríos las familias mes-  
37  
tizas estuvieron solas. Las familias awá se asentaron en cuatro ca-  
seríos. En tres de ellos compartieron el territorio con mestizos.  
38  
Finalmente, las familias pasto se ubicaron todas en un caserío.  
3
5 Junta Nacional de Planificación y coordinación económica, división de estadística y censos,  
Segundo censo de población y primer censo de vivienda, 25 de noviembre de 1962. Ver en:  
https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/Bibliotecas/Libros/  
Libros_Censos/Resultados_prov_1962/4_Carchi_II_Censo_Pob_I_Viv_1962.pdf (04-04-2023)  
6 Anabell Espinoza, “Procesos de colonización, op. cit., pp. 44-89.  
3
3
7 El grupo social Awá hasta el año 2003 se las describe con relaciones matrimoniales endóga-  
mas. María Ullauri, Diálogo de culturas del noroccidente del Ecuador: Awa, Épera, Chachi, Afroe-  
cuatoriano, Mestizo campesino. Gerencia de Protección Ambiental de Petroecuador & Instituto  
Científico de Culturas Indígenas, Quito, 2003, p. 19.  
38 Luis Vásquez, “Comuna La Esperanza - Vigencia y la vitalidad de un pueblo Pasto: Historia  
de la comuna “La Esperanza”, Impresión Gráficas Iberia, Quito, p. 61.  
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21  
Espinoza–Gómez Rendón  
Ocupación territorial después de la carretera  
La apertura de la vía Tulcán-Maldonado-Chical en 1971 de-  
sencadenó tres acontecimientos. El primero fue la migración de una  
nueva generación de familias pasto al territorio de la comuna La Es-  
peranza en la parroquia Maldonado. El resultado fue la creación de  
los caseríos de Chilma Alto, Bellavista y El Laurel. El segundo acon-  
tecimiento fue el “descubrimiento” de indígenas kwaikeres (awá) a  
finales de la década de los setenta en tierras que estaban entonces en  
proceso de adjudicación a pobladores mestizos. En este caso, el re-  
sultado fue una serie de conflictos que motivaron la intervención del  
Ministerio de Relaciones Exteriores (en adelante MRE) como media-  
dor. El tercer acontecimiento fue la creación de la parroquia El  
3
9
Chical, con lo cual el noroccidente del Carchi quedó dividido en  
dos parroquias –Maldonado era la otra.  
Figura 1. Mapa del noroccidente del Carchi antes de la carretera  
Fuente: Elaboración propia  
La ocupación del territorio de la comuna La Esperanza siguió  
el mismo patrón de asentamiento familiar de décadas atrás. La ca-  
39 “El Chical” se crea mediante ordenanza expedida por el concejo cantonal el 7 de marzo de  
1991, aprobada mediante Acuerdo Ejecutivo No 0383 de 24 de abril de 1991. En: GAD pa-  
rroquial El Chical. “Actualización Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial Parroquia Rural  
El Chical 2020-2023”, p. 3.  
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22  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
rretera permitió la movilización de familias pasto que tenían derecho  
a la tierra por ser socios de la comuna. Conforme avanzaba la vía, el  
Estado ecuatoriano, por medio del Instituto Ecuatoriano de Reforma  
Agraria y Colonización (IERAC), incentivó a más unidades familia-  
res para que colonizaran tierras declaradas “baldías”. Una de las  
40  
zonas de interés fue la actual Reserva Étnica Forestal Awá. Las dos  
41  
leyes de Reforma Agraria y Colonización (1964 y 1973) y la Ley de  
Fomento y Desarrollo Agropecuario42 permitieron a la población  
mestiza acceder a tierras mediante asociaciones y cooperativas de  
43  
colonización. En la década de los años ochenta había ya seis pre-  
cooperativas y una asociación cuyo objetivo era desarrollar la gana-  
44  
dería y, en menor escala, el cultivo de plátano y caña.  
En 1974 se realizó el tercer Censo Nacional de Población y  
45  
Vivienda. En él se registró a la población awá-kwaiker y se notificó  
a las autoridades locales. Poco después, el gobierno local y el clero  
implementaron algunas estrategias para integrar a este grupo a la so-  
46  
ciedad nacional. Por su parte, el MRE, en busca de alternativas para  
el desarrollo de la región noroccidental del Ecuador, diseñó el deno-  
4
0 “El Estado declaró en 1998 la Reserva Étnica Forestal Awá, que forma parte del Chocó Bio-  
geográfico y que comprende 101.000 hectáreas destinadas al uso exclusivo de esta naciona-  
lidad. Al 2006, la superficie se incrementó en 12.000 hectáreas (MAE, 2007). Toda el área de  
la Reserva está protegida como Reserva Étnica y Bosque Protector”. En: Roberto Ulloa, editor,  
Biocorredores: una estrategia para la conservación de la biodiversidad, el ordenamiento territorial y  
el desarrollo sustentable en la Zona de Planificación 1 (Carchi, Imbabura, Esmeraldas y Sucumbíos),  
Dirección Provincial del Ambiente de Imbabura–Coordinación Zonal 1. Mesa Técnica de  
Trabajo de Biocorredores. Ministerio del Ambiente del Ecuador. Conservación Internacional  
Ecuador y Fundación Altrópico, Ibarra, 2013, p.49. Ver en: https://www.conservation.org/  
docs/default-source/ecuador-documents/biocorredores.pdf (05-04-2023)  
4
1 Véase al respecto Frank Brassel, Patricio Ruiz y Alex Zapatta, “La Estructura agraria en el  
Ecuador: una aproximación a su problemática y tendencias”, en ¿Reforma Agraria en el Ecua-  
dor?: viejos temas, nuevos argumentos, ed. por Frank Brassel, Stalin Herrera y Michel Laforge,  
pp.17-32, SIPAE, Quito, 2008, p.18  
4
2 Esta ley se enfocó en la creación de empresas agrícolas a partir de extensiones de tierra de  
mediano y gran tamaño. Al mismo tiempo, promovió el discurso de desarrollo rural.  
3 Frank Brassel, Patricio Ruiz y Alex Zapatta, “La Estructura…op. cit., pp.38-39.  
4 Jaime Levy, “Las áreas críticas. Un estudio de la Tenencia de la Tierra en Áreas Contiguas a  
la Reserva Forestal de Asentamiento Comunal Awá”. Estudio elaborado para la Federación  
Awá y la Unidad Técnica Ecuatoriana del Plan Awá – UTEPA (Plan Binacional Awá, s/a), 28  
páginas.  
4
4
4
4
5 Jeffrey Ehrenreich, y Judith Kempf, “Informe etnológico acerca de los indios coaiquer del  
Ecuador septentrional”, Sarance 6, pp. 5-20, 1978, p.6  
6 Sobre el plan de “desarrollo”, véase Ehrenreich, “Aclarando el secreto…”, 143-158.  
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23  
Espinoza–Gómez Rendón  
minado “Plan Awá”, que tenía como fin promover intereses desarro-  
llistas con la participación del Estado, la Iglesia y grupos internacio-  
4
7
nales. Una misión de reconocimiento integrada por profesionales  
de varias agencias estatales confirmó la existencia de awá-kwaiker  
en San Marcos. Para 1983, el programa Fronteras Vivas del MRE emi-  
tió un acuerdo para crear la “Comisión Interministerial para el De-  
48  
sarrollo de la Zona Tobar Donoso”, encargada de coordinar con las  
instituciones estatales presentes en la zona. En 1985 esta comisión  
estableció que 97% de los aproximadamente 1000 awá-kwaiker ha-  
49  
bían nacido en Ecuador. Esta fue razón suficiente para que, entre  
985 y 1986, se ejecutara el proceso de cedulación, en virtud del cual  
fueron reconocidos como ciudadanos ecuatorianos y pudieron ase-  
1
50  
gurar su derecho sobre la tierra. En 1988 comenzó el proceso de lin-  
deración del territorio awá-kwaiker por parte del Ministerio de  
Agricultura. La reorganización del territorio en el noroccidente del  
Carchi se concretó en 1991 con la creación de la parroquia El Chical,  
con lo cual las comunidades se distribuyeron entre las dos parro-  
5
1
quias: 14 comunidades mestizas y pasto en la parroquia Maldonado  
52  
y 15 comunidades mestizas y awá en la parroquia El Chical. Para  
1
995 se establecieron 22 centros en Esmeraldas, Carchi e Imbabura,  
53  
con una superficie de 115.336 hectáreas delimitada por el INEFAN.  
4
7 Carlos Villarreal, “The creation of the Awa Indian Territory-Ecuador”, en +6, ed. por Christine  
Pendzich, Garry Thomas y Tim Wohigent, FAO, Roma, 1994, pp. 119-143.  
8 Ibídem.  
9 Villarreal, “The creation…,” op. cit.  
0 Villarreal, “The creation…,” op cit., pp. 125-126.  
4
4
5
5
1 El Plata, El Laurel, Bella Vista, Chilma Alto, Chilma Bajo, Puente Palo, Río Plata, Maldonado,  
Piedra Liza, La Chorrera y Santa María. Véase Gobierno Autónomo Descentralizado de la  
parroquia Maldonado, “Plan de Ordenamiento Territorial” 2016-2019, GAD Maldonado,  
Maldonado, 2015.  
5
2 Las Palmeras, El Verde, Quinshull, Unthal, Puerramal, lshphi, Gualpi Bajo, San Marcos,  
Guare, Gualpi medio, La Guaña, Gualpi Alto, El Pailón y Río Tigre. Véase Gobierno Autó-  
nomo Descentralizado de la parroquia El Chical, “Plan de Ordenamiento Territorial” 2016-  
2
019, GAD El Chical, El Chical, 2015.  
5
3 Agusta Bustamante, “Etnohistoria de los Awá-Kwaiker entre el siglo XVII y mediados del  
XX” (tesis de licenciatura, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 2016). http://repo-  
sitorio.puce.edu.ec/handle/22000/10284.  
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24  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
Figura 2. Mapa después de la carretera  
Fuente: Elaboración propia  
La carretera y la organización político-administrativa: del cabildo  
al GAD parroquial  
En el noroccidente del Carchi, las dinámicas de ocupación  
de las unidades territoriales influyeron directamente en la organiza-  
ción político-administrativa del territorio. Con poco tránsito de fo-  
rasteros y sin vías de comunicación, las familias nucleares y  
ampliadas promovieron el control político interno para asegurar su  
ocupación del territorio a través de dos cabildos: el de los nativos y  
el de la comuna La Esperanza. El Estado, por su parte, ha estado pre-  
54  
sente en la zona desde 1920 a través de la tenencia política. Hasta  
inicios de la década de los setenta, cuando se abrió la carretera, los  
cabildos y la tenencia política trabajaron juntos en la cabecera parro-  
quial de Maldonado. Sin embargo, tan pronto se abrió la vía, se pro-  
5
5
dujo una transición político-administrativa. Se anuló uno de los  
cabildos –el de los nativos– y el Estado empezó a ejercer sus funcio-  
54 Silvano, Quiroz, “Maldonado, mi pueblo amado”, op. cit., p.40.  
55 El cabildo fue una institución local sin vínculo alguno con el Estado ecuatoriano que organizó  
políticamente a nativos, awá y mestizos al interior del territorio. Esta institución con la pre-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
25  
Espinoza–Gómez Rendón  
nes de planificación y control, primero, a través de la tenencia polí-  
tica. Ya en el siglo XXI buena parte de estas funciones pasaron al Go-  
5
6
bierno Autónomo Descentralizado (GAD) de la parroquia. En  
conjunto, los cambios ocurridos demuestran distintas concepciones  
políticas del territorio, como analizamos a continuación.  
En 1909 la administración central nombró teniente político a  
un mestizo de la localidad que tenía la potestad, entre otras, de le-  
galizar los matrimonios, registrar los nacimientos y las defunciones,  
resolver disputas internas en la zona y organizar a la población para  
el mantenimiento de los caminos de herradura y los puentes colgan-  
57  
tes. Esta figura política otorgó a la población el sentido de legalidad  
y cercanía con el Estado ecuatoriano, al tiempo que mediaba en los  
conflictos internos entre unidades territoriales que no sé podían re-  
solver por sí solos. Como asegura Leónidas Guiz, “[para] el teniente  
político venía el nombramiento de afuera; lo nombraban y él casaba, no había  
registro civil, nada; él casaba y hacía ademanes, él hacía todo aquí, no había  
58  
otra autoridad”. Varios testimonios insisten en el autoritarismo del  
teniente político, que impedía una mediación imparcial en los con-  
flictos por el simple hecho de que él mismo pertenecía a uno de los  
grupos en contienda.  
El cabildo de los nativos organizaba a los nativos, los awá y  
los mestizos. “El cabildo cuidaba a toda la gente”, como recuerda el na-  
59  
tivo Ismael Quendi. Pese a su alcance, el cabildo estaba integrado  
exclusivamente por población nativa. De acuerdo con Segundo  
Chamba, hijo de Lázaro Chamba, quien fuera líder del cabildo por  
varias décadas, “el cabildo era de 12 personas, después pusieron demás  
gente como 15 a 18”.60  
sencia permanente del Estado paulatinamente perdió fuerza organizativa. Más adelante se  
muestra esta transición político-administrativa.  
6 Los GAD`s parroquiales rurales adquieren personería jurídica de derecho público, con atri-  
buciones y limitaciones establecidas en la Constitución de la República; además, cuenta con  
autonomía administrativa, económica y financiera para ejercer sus funciones en el territorio.  
Ver en: Ley 0 Registro Oficial Suplemento 303. “CODIGO ORGANICO ORGANIZACION  
TERRITORIAL AUTONOMÍA DESCENTRALIZACION”, Quito, 2010.  
5
5
5
5
6
7 Silvano, Quiroz, “Maldonado, mi pueblo amado”, op. cit., p.40  
8 Leónidas Guiz, entrevista por Anabell Espinoza, 1 de octubre de 2019.  
9 Misael Quendi, entrevista por Anabell Espinoza, 22 de octubre de 2019.  
0 Segundo Chamba, entrevista por Anabell Espinoza, 22 de noviembre de 2019.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
26  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
Al haber dirigido el cabildo por muchos años, Lázaro  
61  
Chamba es recordado hoy en día como “gobernador” o “cacique”.  
El cabildo organizaba a la población para realizar labores comunita-  
rias, entre ellas mingas para construir caminos de herradura y puen-  
tes colgantes entre comunidades. Se encargaba de velar por el  
cumplimiento de los códigos de comportamiento y saberes entre la  
población. El gobernador del cabildo, “Lázaro Chamba, mandaba a toda  
la gente, ese tiempo él rodeaba cada ocho a la gente, de repente lo cogía con  
los chiquillos por ahí, él los llevaba o los fueteaba, a ver como está con los  
hijos, que es lo que ha enseñado, si ha enseñado a dar el bendito a los mayo-  
6
2
res”. Las acciones del cabildo, en especial de Lázaro Chamba, a  
nivel sociocultural, legitimada por los mestizos y los awá, consistió  
en vigilar, controlar y organizar a las familias que habitaban el terri-  
torio de la parroquia Maldonado, con poder político para tomar de-  
cisiones a nivel familiar y comunitario.  
El cabildo nativo continuó vigente hasta que la Iglesia se es-  
tableció en la zona en los años setenta, como nos cuenta el mismo  
entrevistado: “el cabildo tenía más fuerza que el teniente, toda la gente y  
le obedecía más que a nadie, pero vino un sacerdote y lo acabo, no le gusto  
6
3
a él, el padre Luis Alfonso”. La intervención del sacerdote coincide  
con la llegada de la carretera a la cabecera parroquial de Maldonado  
en 1970 y con los inicios de la construcción del tramo Maldonado-  
Chical. Estos sucesos desembocaron en el despojo de las propiedades  
64  
del cacique Chamba y su postrer asesinato.  
A diferencia del cabildo de los nativos, el cabildo de la co-  
muna La Esperanza pudo sostenerse por estar amparado en la Ley  
65  
de Comunas de 1937. Originalmente, el cabildo tenía incidencia di-  
6
1 Sobre la historia de este personaje, véase Ramiro Cabrera, Don Lázaro Chamba último gobernador  
de Maldonado y Chical, Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Carchi & Editorial Sema-  
nario Carchi, Tulcán, 2021.  
6
6
6
2 Misael Quendi, entrevista por Anabell Espinoza, 22 de octubre de 2019.  
3 Ibíd.  
4 Los pobladores de El Chical recuerdan la gran extensión de tierras de propiedad de Lázaro  
Chamba, que incluían las actuales Chical, Puerramal, Unthal y Las Palmeras. Anabell Espi-  
noza, Los procesos de colonización en el piedemonte occidental del Carchi. Tesis de Licen-  
ciatura, PUCE, Quito, 2022.  
65 “[La] Ley de Comunas de 1937, que sigue siendo el principal amparo legal para la organiza-  
ción comunal, otorgó cierto reconocimiento a las comunidades indígenas y campesinas a  
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27  
Espinoza–Gómez Rendón  
recta en la población pasto y aseguraba la posesión y propiedad de  
sus tierras. Hoy en día, al interior de la comuna se ejerce una especie  
de gobierno democrático-participativo en la toma de decisiones co-  
lectivas y se elige anualmente a los miembros del cabildo. Para las  
decisiones que no pueden tomarse a nivel local se consulta a un  
agente supervisor del gobierno central –representado por el Minis-  
terio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca– quien actúa  
como mediador. Del mismo modo, las decisiones del cabildo son su-  
pervisadas por el teniente político en calidad de representante del  
66  
Ejecutivo. El cabildo está integrado por un presidente, un vicepre-  
67  
sidente, un síndico, un tesorero y un secretario.  
La construcción de la carretera Maldonado-Chical finalizó  
en 1975. Para entonces, el Estado ecuatoriano emprendía un proceso  
de inserción del “grupo étnico en peligro de extinción”, los awa-  
68  
kwaiker, organizados hoy como nacionalidad awá. Su primera ins-  
titución política fue el cabildo, constituido en 1983 en la comunidad  
San Marcos. A él se agregaron comunidades awá-kwaiker de las pro-  
vincias de Imbabura, Esmeraldas y Sucumbíos. Para 1984, el cabildo  
se transformó en la Federación de Centros Awá del Ecuador  
69  
(
FCAE). Esta institución, a diferencia del cabildo de nativos y del  
cambio de nuevas herramientas para el control político […] Esta negociación continua genera  
[sic] la superposición de leyes que van desde el reconocimiento de la forma comunal esta-  
blecida por esta ley, a los nuevos derechos colectivos logrados en la Constitución de 2008”.  
En: Jeremy Rayner y Juan Mérida Conde (eds.). Las comunas del Ecuador: autonomía, territorio  
y la construcción del Estado plurinacional, Editorial IAEN, Quito, 2019, p. 24.  
6 Jeremy Rayner, Juan Mérida Conde, editores, Las comunas del Ecuador: autonomía, territorio y  
la construcción del Estado plurinacional, Editorial IAEN, Quito, 2019, p.44  
6
6
7 Duván Ávalos, Jenifer Paspuel, Luis Vásquez, La resistencia de la comunidad frente al proyecto  
nacional. Las relaciones entre la comuna La Esperanza y el Resguardo Indígena de Chiles en la frontera  
colombo-ecuatoriana, Gobierno Municipal de Tulcán, Tulcán, 2021, p. 53.  
6
8 Denominado como “último reducto Awá”, Carlos Villarreal, La crisis de la supervivencia del  
pueblo Awá, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales & Instituto de Estudios  
Ecuatorianos, Quito, 1986, p. 26.  
6
9 La Federación de Centros Awá del Ecuador es reconocida inicialmente en el año 1987 como  
Federación de Centros Awá del Carchi y luego mediante Acuerdo Ministerial N°3340 del 7  
de septiembre del 2001, como Federación de Centros Awá del Ecuador. En: Consejo de Par-  
ticipación Ciudadana y Control Social, Convenio marco de cooperación interinstitucional entre el  
Consejo de participación ciudadana y control social y la Federación de Centro Awá del Ecuador. Dis-  
ponible en: http://www.cpccs.gob.ec/docs/niceditUploads/tempo/1474850259CONV-FE  
DERACIO%C3%8C%C2%81N%20DE%20CENTROS%20AWA%20DEL%20ECUADOR.pdf  
(05-04-2023)  
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28  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
cabildo de la comuna La Esperanza, se vincula directamente con el  
movimiento indígena y forma parte de la Confederación de Nacio-  
7
0
nalidades Indígenas de la Costa Ecuatoriana (CONAICE) y de la  
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador  
71  
(
CONAIE). Al estar asentados tanto en territorio ecuatoriano como  
colombiano, los awá-kwaiker participan en un proceso organizativo  
binacional liderado por la Gran Familia indígena Awá Binacional, ór-  
gano que trabaja fuertemente en la autonomía del territorio y la pre-  
servación de la cultura. Para 1991, el noroccidente del Carchi estaba  
dividido en las parroquias de Maldonado y El Chical, promocio-  
nando el turismo como un territorio de frontera con diversidad ét-  
72  
nica. Cada parroquia estaba administrada por una tenencia política.  
La parroquia de Maldonado incluía el cabildo de la comuna La Es-  
peranza. La parroquia de El Chical incluía la Reserva Étnica Forestal  
73  
Awá. En 1998 se instalaron dos juntas parroquiales.  
Al finalizar el siglo XX, la frontera colombo-ecuatoriana se  
74  
vio influida de manera directa por el Plan Colombia y se convirtió  
en objeto de intervención nacional y regional tanto por motivos de  
7
0 Para la Costa, la CONAIE impulsó la creación de la Confederación de Nacionalidades Indí-  
genas de la Costa Ecuatoriana (CONAICE) en 1999. En: Philipp Altmann, “Una breve historia  
de las organizaciones del Movimiento Indígena del Ecuador”, Antropología Cuadernos de in-  
vestigación, 21 de febrero de 2014, p. 11. Ver en: https://revistas.arqueo-ecuatoriana.ec/es/  
cuadernos-de-investigacion (05-04-2023)  
7
7
7
1 “La CONAIE: es una organización Nacional que aglutina en su seno a las Nacionalidades,  
Pueblos, comunidades, Centros y Asociaciones indígenas del Ecuador”. En: CONAIE, ¿Qué  
es la CONAIE?, 19 de julio de 2014. Ver en: https://conaie.org/2014/07/19/que-es-la-co  
naie-2/ (05-04-2023)  
2 Estatuto orgánico por procesos del Ministerio del Interior es el acuerdo Ministerial 1784, pu-  
blicado en el Registro Oficial 102 del 17 de diciembre de 2010. Ver en: https://gobernacions-  
dtsachilas.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2015/03/1784_ESTATUTO-ORGA  
NICO-POR-PROCESOS-DEL-MDI.pdf (04-04-2023)  
3 Desde 2008 son gobiernos autónomos descentralizados con personería jurídica y atribuciones  
establecidas por la Constitución. El GAD parroquial tiene autonomía administrativa, eco-  
nómica y financiera para ejercer sus funciones en el territorio. Sus representantes son el pre-  
sidente, el vicepresidente y tres vocales elegidos democráticamente, con derecho a intervenir,  
influir y controlar la toma de decisiones relacionadas con los asuntos de la parroquia y sus  
comunidades. Ley Reformatoria del Código Orgánico de Organización Territorial, Autono-  
mía y Descentralización (Registro Oficial No. 166, del 22 de enero de 2014).  
7
4 El Plan Colombia se proclamó como el “eje central de la política de paz” de la Mesa de Diá-  
logo entre el Gobierno colombiano y las FARC–EP. En: Alicia Guzmán, “El impacto del Plan  
Colombia a la asistencia internacional en Carchi, Sucumbíos y Esmeraldas 1998-2001”. Quito,  
Tesis de Maestría, Universidad Andina Simón Bolívar, 2003, p. 7-12  
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29  
Espinoza–Gómez Rendón  
migración, seguridad fronteriza y presencia militar, como por cues-  
tiones socioeconómicas, infraestructura básica, salud pública y con-  
7
5
vivencia ciudadana. En este contexto, la planificación binacional  
fue necesaria para coordinar acciones y trabajar conjuntamente con  
76  
los pueblos indígenas de la zona fronteriza.  
La carretera y la organización económica: del trueque a la feria  
El sistema agrícola tradicional de subsistencia por policulti-  
vos promovió el encuentro, la convivencia y el diálogo entre los gru-  
pos sociales ligados a la familia y la comunidad. Al mismo tiempo,  
creó un espacio de intercambio, reinvención y adaptación de cono-  
cimientos, creencias, tradiciones y prácticas, especialmente aquellas  
relacionadas con la agricultura.  
La agricultura de subsistencia se adaptó al patrón de asenta-  
miento disperso en la parroquia Maldonado y se complementó con  
la crianza de ganado, la caza y la recolección. Estas actividades se  
adecuaron al contexto ecológico de la zona, pues los grupos sociales  
provenían de contextos ecológicos y culturales muy distintos. Con  
el pasar de los años fueron aprendiendo unos de otros sobre los tiem-  
pos de la naturaleza, las fases lunares y la producción, y diseñaron  
estrategias colectivas e individuales para el proceso productivo. La  
práctica agrícola destinada al consumo familiar fue de carácter ex-  
perimental y adaptó conocimientos agrícolas de los lugares de origen  
de cada agricultor. Como señala Ángel Coral, “se sembraba para el sus-  
tento familiar nomás, plátanos, yucas, productos de aquí de la zona, no había  
77  
mercado para vender”. La producción correspondía a dos pisos cli-  
máticos: subtropical húmedo de 14 º a 20º C y templado de 10º a 14º  
78  
C. La variedad de semillas traídas de diferentes climas –frío, tem-  
plado y subtropical– favorecía la diversificación de cultivos durante  
75 Galo Ramón y Víctor Hugo Torres, Frontera Norte Ecuatoriana. Desafío de Gobernabilidad, CO-  
MUNIDEC & Abya Yala, Quito, 2004, p. 12.  
7
6 Las acciones de planificación conjunta entre los awá ecuatoriano y colombianos giran en  
torno a la legalización de territorio, la planificación del mismo desde su cosmovisión, la  
salud y la educación. Véase, por ejemplo, a propósito de los awá, Alexander Barahona,  
“Acuerdo Binacional para el Desarrollo Integral del Pueblo Indígena Awá de Ecuador y Co-  
lombia”, AXIOMA 2, N.º 11, 2013, pp. 15.  
7 Ángel Coral, entrevista por Anabell Espinoza, 1 de octubre de 2019.  
7
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
30  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
las temporadas de lluvia. Además, el conocimiento y la experiencia  
en policultivos hizo que la población compartiera conocimientos y  
cultivos en tiempos de escasez: “mis abuelos trajeron la cultura aquí de  
sembrar la caña, otra variedad de plátano, ellos es que tenían un cañaveral,  
de ahí ya siguieron propagando a las demás gentes incentivándolos para el  
cultivo de la caña”.79  
Para suplir la falta de medios de transporte para movilizar  
la producción y los excedentes dentro de las comunidades y entre  
ellas, se introdujo ganado bovino y caballar. El ganado bovino no era  
de gran importancia para los ingresos familiares, por el costo de los  
animales y el tiempo de crianza. No ocurría lo mismo con el ganado  
caballar, que siempre fue destinado únicamente al transporte de  
carga pesada. Antes de la construcción de la vía la crianza de ganado  
no era muy frecuente entre las familias.  
Los mestizos al igual que los indígenas awá y pasto se apo-  
yaban en la diversidad de flora y fauna endémica como un comple-  
mento ideal en la dieta a través de la caza y la recolección. La cacería  
estaba a cargo sobre todo de los hombres, quienes se dedicaban a  
armar y colocar trampas en lugares estratégicos. Las mujeres y los  
niños ayudaban en la recolección de los animales que caían en las  
trampas. Al contrario, la recolección de frutas y vegetales era tarea  
de todos.  
En este sistema productivo se empleaba la mano de obra de  
todos los miembros del núcleo familiar para la siembra, el cuidado  
y la cosecha. En los periodos de mayor producción se recurría a es-  
trategias como el préstamo de mano de obra o la contratación de peo-  
nes: “la mano de obra para las fincas se hacía personalmente, así con peones,  
o se hacía intercambio de trabajo con vecinos”.8  
0
El préstamo de personas para actividades agrícolas consistía  
en la participación rotativa de los integrantes de varias familias en  
las labores de siembra y cosecha. Así describe el préstamo de perso-  
nas uno de los entrevistados:  
78 Gobierno Autónomo Descentralizado de la parroquia Maldonado, “Plan de Ordenamiento…  
, op. cit., p.65  
7
8
9 Elsa Torres, entrevista por Anabell Espinoza, 4 de octubre de 2019.  
0 Ángel Coral, entrevista por Anabell Espinoza, 1 de octubre de 2019.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
31  
Espinoza–Gómez Rendón  
El préstamo de personas para el trabajo, para la limpieza del monte y  
cosechar los cultivos, por ejemplo, era donde vivía mi suegro, mi cu-  
81  
ñado, había una cuñada también y cada uno tenía su socal. Sembra-  
mos donde uno, nos estábamos, íbamos todos, seis, siete, sembramos  
y una a cocinar. Y de ahí, vuelta donde el otro y vuelta donde el otro  
hasta acabar.82  
Las cosas cambiaron sustancialmente con la llegada de la ca-  
rretera. El acceso de la vía Tulcán-Maldonado-Chical agilizó el trans-  
porte de la producción de la zona del piedemonte occidental del  
Carchi hacia los mercados de Tulcán, Ibarra, Quito, Ambato e Ipiales  
(
Colombia). La demanda incentivó el monocultivo de naranjilla y  
mora. Al mismo tiempo, el préstamo de personas fue reemplazado  
por el trabajo asalariado diario. En palabras de Marina Chunga, “con  
la carretera cambió totalmente la vida, porque ahí ya nos quedaba cerca ir a  
vender los plátanos, para traer lo que hace falta, había dinero hasta para  
pagar los peones”.83  
Con la llegada del monocultivo, la mano de obra se contra-  
taba “al diario” o “por obra”. La población awá se convirtió en mano  
de obra para los campesinos mestizos. Se establecieron así relaciones  
verticales entre los dos grupos, las cuales se expresaban, entre otras  
cosas, en el pago de jornales. Pocas veces los colonos pagaban a los  
84  
awá con dinero, y cuando lo hacían, se trataba de sumas irrisorias.  
En lugar de dinero, utilizaban productos comerciales difíciles de con-  
seguir, como sal, fideos, sardinas enlatadas, machetes, etc. Como los  
awá no tenían capacidad de pago, se producía una forma de concer-  
taje que los dejaba endeudados con el colono y obligados a trabajar  
85  
para él el año siguiente. Esta forma de explotación laboral en los úl-  
timos años ha disminuido, ya que las familias awá adquirieron tie-  
81 El término ‘socal’ es utilizado por los habitantes de las parroquias Maldonado y El Chical  
para referirse a un terreno cultivable.  
2 María Estela Tarapués, entrevista por Anabell Espinoza, 27 de noviembre de 2019.  
3 Marina Chuga, entrevista por Anabell Espinoza, 9 de junio de 2019.  
4 El jornal oscilaba entre 150 y 300 sucres, dependiendo de la edad y la experiencia de trabajo.  
Nilo Ortiz, “Los cuayqueres: Costumbres y tradiciones”. Opciones y experiencias, N°7, Quito,  
8
8
8
1
988, pp.3-40, p. 13.  
8
5 Ricardo Moncayo, “La Economía Natural de los Awa-kuaiker”, José Juncosa (comp.), en:  
Hombre y Ambiente: El Punto de Vista Indígena, Quito, Abya-Yala, 1987, pp. 35-173, p. xx. 45.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
32  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
rras para vivir y cultivar dentro de la Reserva Étnica Awá. Aun así,  
los awá siguen siendo la mano de obra jornalera de las fincas de mes-  
tizos. Junto con el trabajo asalariado, se introdujeron herramientas  
como la guadaña y la motosierra para facilitar la preparación del te-  
86  
rreno.  
Antes de la carretera, la estrategia que desarrollaron las uni-  
dades territoriales productivas para asegurar la diversidad de su  
dieta alimenticia y la distribución del excedente fue el trueque o in-  
tercambio de productos. Se identificaron varios puntos de intercam-  
bio dentro y fuera de la zona. Para el intercambio de productos no  
había un espacio asignado. Algunas veces la población de la parro-  
quia Maldonado llegaba a un acuerdo para coincidir en un lugar con  
las cosechas y realizar el trueque. Los productos destinados al true-  
que que provenían de la parroquia Maldonado eran plátano, miel,  
envueltos, café, pollos, fréjol y maíz, los cuales se cambiaban por  
papas, habas, mellocos, carne, oca, cebolla y cebada, entre otros. La  
adquisición de productos por trueque se completaba con la compra  
de alimentos procesados como sal, pero también de herramientas de  
trabajo como machetes y hachas.  
Como no había vías, entonces optábamos, para tener algo de alimen-  
tación de la Sierra, por aprovisionarnos de plátanos, miel, pollitas, en-  
vueltos de guineo, que acostumbrábamos a cambiar en Tufiño, Chiles,  
con papas y habas. Allá [La Rinconada, Mayasquer, Tambo, Tufiño, El  
Ángel, Chiles y Cumbal] ellos mismo nos decían, vayan donde fulanito  
que recién cosechó papas, cebada, habas; llevábamos nuestros produc-  
tos y estábamos una semana intercambiando. Compraban arroz, salsita,  
manteca y tocaba irse en caballos hasta Tufiño que los dejaba donde  
una tía.8  
7
Para el intercambio, los comerciantes destinaban aproxima-  
damente dos semanas cada tres meses: una semana y media de ca-  
minata y varios días en el trueque propiamente dicho. Toda la  
familia ayudaba a preparar el “avío” o comida para el viaje, las co-  
8
8
6 Hugo Espinoza, entrevista por Anabell Espinoza, 5 de noviembre de 2022.  
7 Homero Chuga, entrevista por Anabell Espinoza, 21 de octubre de 2019.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
33  
Espinoza–Gómez Rendón  
bijas y los productos. El viaje lo realizaban solo los jefes de familia y  
alguno de los hijos jóvenes. Por lo general, se acordaban días espe-  
cíficos para salir y poder viajar en grupo. Los viajantes caminaban  
durante una semana y transportaban los productos con ayuda de  
ganado vacuno o caballar. Durante el trayecto enfrentaban las ad-  
versidades del clima, enfermedades, derrumbes y caminos de he-  
rradura en mal estado, como se indica en el siguiente testimonio:  
Nos íbamos a traer a Chiles en toros, ese tiempo había toros, no había  
caballos; el toro cargaba como un caballo, sino que el toro es bastante  
despacioso […] Así era la vida nuestra y en nuestro tiempo no había  
zapatos o botas, toda la patica mocha, andábamos con martirizo, el  
pantalón por la panza, se volaban las uñas, nos amarraban porque an-  
dábamos sangrando, el avío cargábamos nosotros para dos días, el avío  
se llevaba yuca o papa balsa ahumada, en el humo, gallina, cuy o carne  
de ganado o de chancho, huevos, ese era el avío que llevábamos, car-  
88  
gados la cobija, no ve que los toros no caminaban como los caballos.  
Asimismo, se establecieron centros de intercambio fuera de  
la zona, como Tufiño, Cumbal, Chiles, Maldonado, La Rinconada y  
El Ángel. A fin de que los intercambios fueran más efectivos, la po-  
blación de Maldonado había establecido rutas y lugares específicos  
para acampar en tramos del bosque premontano y en el páramo de  
frailejones del Chiles. Los sitios de intercambio más frecuentados  
por mestizos, awá y nativos eran la Rinconada, El Ángel, Tufiño,  
89  
Cumbal y Chiles: “la ruta para ir a La Rinconada desde Chical, en tres  
días llegábamos allá con los caballos, nos íbamos por Laurel, entonces allá  
90  
llegábamos, como teníamos amigos, nos daban colocando los caballos”.  
El parque de Maldonado era el centro de intercambio de las  
comunidades de la zona alta y la zona baja, con una feria que se re-  
alizaba los domingos cada quince días. La zona alta intercambiaba  
fréjol, maíz, calabazas y queso por yucas, plátanos, panela, miel,  
entre otros productos. A este espacio de intercambio asistían mesti-  
zos, awá y nativos: “de allá traíamos la panela, los plátanos, yuca, de aquí  
88 Leónidas Guiz, entrevista por Anabell Espinoza, 1 de octubre de 2019.  
89 Guillermo Yela, entrevista por Anabell Espinoza, 30 de septiembre de 2019.  
90 Homero Chuga, entrevista por Anabell Espinoza, 21 de octubre de 2019.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
34  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
llevábamos los quesos, frejol, calabaza; el frejol era cosa que esperaban ellos;  
les gustaba para hacer sancocho; íbamos y subían a Maldonado porque ahí  
91  
era el centro”. Además del trueque, la gente de todas las comunida-  
des aprovechaba los domingos para resolver conflictos, celebrar ma-  
trimonios, registrar nacimientos y defunciones, y otras diligencias  
en la tenencia política.  
Otro punto de intercambio fuera de la zona era la comuni-  
dad de Laurel, a donde acudía gente de varias comunidades de la  
parroquia Maldonado, como lo constata el siguiente relato:  
Venían aquí, de Chical, de Maldonado, venían por el morocho y nos  
traían plátanos, aquí el paradero, la gente salía del Plata, desde Moran  
salían a Maldonado, en Moran sembraban las papas, melloco y sabían  
ir a cambiar, los de Maldonado sabían ir a la Libertad, no ve que por  
ahí sabían salir por la Cortadera.92  
Al iniciar los trabajos de la carretera, las rutinas empezaron  
a cambiar. Como asegura Ángel Coral, entonces “salían los de Chical,  
Peñas Blancas, Quinshull muy poco, se salía casi normalmente, se salía fin  
de semana, para aprovechar los carros que se iban de los trabajadores de la  
93  
carretera”. Cuando la carretera estuvo construida, comerciantes lo-  
cales y afuereños empezaron a encargarse de distribuir los productos  
de la zona (distintas variedades de plátano, guayaba, limones, pa-  
paya, etc.) a los mercados de Tulcán, Ibarra, Quito y Ambato. A estos  
mercados se llevaba además naranjilla y mora. Según Guillermo  
Chamba, “los ibarreños vinieron aquí, ellos nos hacían el gasto, los de acá  
de Tulcán también venían aquí, negociantes. Entonces les esperábamos así  
94  
para entregarles en grupitos, grupitos de ganado”.  
Efectivamente, en las parroquias de Maldonado y El Chical  
se evidencia una transición y transformación en cuanto a las formas  
de siembra, cultivo, distribución y diversificación de la producción  
agrícola al interior de las comunidades y con las parroquias vecinas.  
91 Anselmo Patiño, entrevista por Anabell Espinoza, 10 de octubre de 2019.  
92 Paulina Tulcán, entrevista por Anabell Espinoza, 10 de octubre de 2019.  
93 Ángel Coral, entrevista por Anabell Espinoza, 1 de octubre de 2019.  
94 Guillermo Chamba, entrevista por Anabell Espinoza, 18 de noviembre de 2019.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
35  
Espinoza–Gómez Rendón  
Este cambio demuestra que el encuentro y el intercambio cultural a  
través del sistema de trueque de productos agrícolas entre los dis-  
95  
tintos pisos ecológicos ya no era “rentable” por los días que tomaba  
movilizarse a pie hasta los puntos donde ocurría el trueque.  
Figura 3: Las rutas de intercambio de producción agrícola  
Fuente: Elaboración propia  
La carretera y la organización sociocultural: el fin de la fiesta de  
San Antonio  
Antes de la carretera y el inicio de la colonización intensiva  
que le sucedió, el paisaje del noroccidente carchense era una suerte  
de “paraíso escondido” por su gran diversidad de flora y fauna. Su  
alto grado de conservación se debía sobre todo a la dificultad de ac-  
ceso, por lo que el territorio permaneció aislado de los procesos de-  
sarrollistas que se dieron a lo largo del siglo veinte. Este aislamiento  
sirvió a la vez para tejer fuertes vínculos familiares y comunitarios.  
9
5 Se coloca entre comillas el término ‘rentable’ porque se esperaba que, con la apertura de la  
carretera, se generara un acceso más ágil al intercambio o compraventa de productos de di-  
ferentes pisos climáticos y, por lo tanto, se mejorara la dieta alimenticia de las familias. Sin  
embargo, en las comunidades de El Chical se identifica a la desnutrición como un problema  
de salud común. Ver: Gobierno Autónomo Descentralizado de El Chical, Actualización Plan…  
op. cit., p. 22. https://chical.gob.ec/carchi/wp-content/uploads/2020/06/PDOT-EL-CHI  
CAL-2020-2023.pdf  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
36  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
Sin embargo, a medida que los distintos grupos sociales iban ocu-  
pando el territorio del piedemonte occidental del Carchi, el bosque  
primario se transformó en monocultivos y pastizales para el ganado.  
Si bien la presencia estatal empezó en 1920 con la creación de la te-  
nencia política, los cambios más importantes tuvieron lugar con la  
construcción de la vía Tulcán-Maldonado-Chical. La carretera hizo  
posible el acceso a servicios de educación, salud, comunicación, y  
amplió la infraestructura pública en la zona.  
El encuentro cultural de la población nativa, mestiza y awá  
motivó la creación de una cultura local tejida por relaciones familia-  
res y comunitarias, aislada de toda forma de modernización agrícola  
y social. A primera vista, estas relaciones estuvieron vinculadas con  
intereses económicos en torno al intercambio de la producción agrí-  
cola entre los pisos climáticos subtropical y frío. No obstante, la re-  
ligión también jugó un papel importante. El catolicismo de los  
mestizos fue adoptado por los otros grupos y a través de él se ins-  
96  
tauraron distintas fiestas religiosas. Estas se convirtieron en espa-  
cios donde se organizaba la vida familiar campesina, se fortalecían  
los lazos familiares y comunitarios, se disfrutaba del baile, la comida  
y la música, e incluso se establecían redes de intercambio de produc-  
tos con la zona alta. Las fiestas de los santos llegaron al piedemonte  
occidental del Carchi con la población colona aproximadamente  
hacia 1920. Estas fiestas religiosas tejían lazos de consanguinidad y  
afinidad y en tal medida producían alianzas entre los diferentes gru-  
pos de la zona:  
Mi abuelo [Gumersindo Urbina] era compadre de preferencia de don  
Lázaro por ser muy católico; mi abuelo aquí vino a enseñar el catoli-  
cismo y las fiestas de los santos, como mis tíos mayores. Ellos fueron  
los fundadores del catolicismo aquí en la región, incluso enseñaron al  
97  
cacique Lázaro y a su vez se propagó en Chical y Maldonado.  
9
6 Las fiestas religiosas en Maldonado y El Chical tenían que ver con la celebración de los sa-  
cramentos de bautismo, comunión, confirmación y casamiento. Asimismo, se celebraban las  
fiestas de los santos que se describe más adelante.  
97 Homero Chuga, entrevistado por Anabell Espinoza, 21 de octubre de 2019  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
37  
Espinoza–Gómez Rendón  
Había dos tipos de fiestas de los santos, las familiares y las  
colectivas. Las fiestas familiares estaban a cargo de familias colonas  
o bien de familias que eran resultado de alianzas matrimoniales entre  
colonos, nativos y awá, y que se habían apropiado de tierras me-  
98  
diante dinámicas de adjudicación individual, comunal y asociativa.  
Por lo tanto, las fiestas familiares se vinculaban con los asentamien-  
tos de población colona, convirtiéndose en espacios para fortalecer  
redes de intercambio de productos de diferentes pisos ecológi-  
cos. Según los testimonios, las fiestas familiares más importantes  
eran las de San Francisco, La Virgen de las Lajas y San Antonio. Así  
nos relata uno de los entrevistados a propósito de la primera de estas  
fiestas:  
Mi papá era el primer colonizador en esta zona [El Plata]. Se llamaba  
Benjamín Patiño. Mi papá era del cantón Ángel. Mi papá hizo una es-  
critura de 100 hectáreas al Estado. Las familias que vinieron [eran] pri-  
mero Patiño y luego Figueroa. Después vinieron Lobato, Chamorro y  
Muñoz, desde el Ángel. Aquí celebrábamos la fiesta de San Francisco,  
como siempre es esa fecha de San Francisco por el Ángel, la Libertad,  
99  
en las haciendas que hacían las fiestas de San Francisco.  
Las fiestas colectivas eran organizadas por el cabildo indí-  
gena y por el párroco de Maldonado. En ellas participaba toda la po-  
blación de la zona. Se realizaban cada año en agosto en la cabecera  
parroquial de Maldonado. Eran la ocasión para celebrar distintos  
ritos católicos como bautizos, matrimonios, confirmaciones y comu-  
niones. En ellas se reafirmaba no solo la fe católica sino también la  
estructura de poder local y la organización social de la zona. Las fies-  
tas colectivas principales eran los Sanjuanes y el Corpus.  
Las fiestas en Maldonado eran cada año, en agosto, ahí se celebraban  
de todos los Santos, ahí matrimonios, bautizos de niños recién nacidos  
y niños grandes de un año. Ahí era toditos. Me acuerdo de que mi ma-  
9
8 La adjudicación individual por posesión efectiva de terrenos “baldíos” y la compraventa se  
realizó poco a poco a familias nativas y mestizas a través de instituciones públicas de la ciu-  
dad de Tulcán (notarías y registro de la propiedad).  
99 Anselmo Patiño, entrevista por Anabell Espinoza, 10 de octubre de 2019  
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La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
macita sabía acomodar de acá para llevar lo que había: yuca, platanito,  
llevaba sus gallinas peladas y nos íbamos a las fiestas. Vea de aquí un  
día bien jalado a Maldonado. Era feo el camino. Allá nos quedábamos  
una semana, no ve que vivía el abuelito allá, el papá de mi mamá, Gu-  
mersindo Urbina, llegábamos donde ellos y de ahí a rezar pues, a Mal-  
donado todo el mundo salía.1  
00  
La fiesta de San Antonio es un caso de aculturación y sincre-  
tismo entre la religión católica y las prácticas religiosas awá. En la co-  
munidad de Quinshull, con la unión matrimonial de Casimiro  
101  
Cantincuz y Betzabé Urbina, se instauró la festividad religiosa en  
102  
honor a San Antonio el 13 de junio. La fiesta se convirtió enseguida  
en un espacio que convocó a mestizos, nativos y awá. En la casa de  
madera de Cantincuz y Urbina se construyó una habitación especial  
para recibir la imagen de San Antonio. Quienes auspiciaban los gastos  
de alimentación, bebidas, volatería (juegos pirotécnicos), música y  
velas, cultivaban maíz, yuca y plátano durante todo el año caña, al  
tiempo que criaban gallinas, cerdos y ganado. A una semana de la  
fiesta, se recogía leña para cocinar los alimentos y se preparaba gua-  
rapo y puntas. El guarapo es el jugo de caña fermentado que ha re-  
posado durante tres días; las puntas son el jugo de la caña fermentado  
103  
durante tres o cuatro días y destilado en alambique de madera.  
Mi mamá [Betzabé] acabó fiestas harto tiempo, acabó de la Virgen de  
las Lajas, de San Antonio acabó, de los dos más. El 15 de septiembre  
[era] la fiesta de la Virgen de las Lajas, el 13 de junio, la de San Antonio.  
Se hacía unas buenas fiestas. Todo ponía ella, era una noche, [cuando]  
se hacía hora, [en la] mañana les daba el desayuno y se iban. Los fami-  
liares de Tallambi venían de acá de Chical, después echaron a venir los  
104  
de afuera, los de Nazate, los de Chiles, de Tufiño casi no.  
100 Marina Chuga, entrevista por Anabell Espinoza, 9 de junio de 2019.  
1
01 Casimiro Cantincuz migró con su familia de la vereda de Pialapí, en el Departamento de  
Nariño, Colombia, a comienzos del año 1900. En el noroccidente, se apropió de cientos de  
hectáreas de terrenos baldíos. Nilo Ortiz, entrevistado por Anabell Espinoza, 23 de agosto  
de 2021.  
1
02 Este día, quienes deseaban auspiciar la fiesta de San Antonio al año siguiente se lo comuni-  
caban a Betsabeth y ella anotaba los nombres en el cuaderno de fiestas. Hugo Espinoza, en-  
trevistado por Anabell Espinoza, 5 de noviembre de 2022.  
1
1
03 Hugo Espinoza, entrevista por Anabell Espinoza, 15 de noviembre de 2022.  
04 Guillermo Yela, entrevista por Anabell Espinoza, 30 de septiembre de 2019.  
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Espinoza–Gómez Rendón  
El día de San Antonio, desde el amanecer, los fiesteros y de-  
más participantes emprendían la caminata a Quinshull para ayudar  
a matar gallinas y chanchos y faenar una que otra res. Se debía pre-  
parar alimentos para más de cien personas, entre familiares, amigos  
y compadres, provenientes de las comunidades ecuatorianas de Mal-  
donado, Chical, Pailón, San Marcos, Tulcán, Tufiño, La Esperanza,  
Peñas Blancas, Las Palmeras, Rio Pablo, Maldonado, Piedra Liza,  
como también de las comunidades colombianas de Tallambi, Mayas-  
quer, San Juan, La Unión, Cumbal y Chiles. La carne se acompañaba  
con “bala” (plátano majado en piedra) y chicha. A partir de las siete  
de la noche, los participantes rezaban el rosario hasta las once junto  
a la imagen de San Antonio. Para este ritual las rezanderas dirigían  
los cantos católicos. Las rezanderas más recordadas eran Gloria  
Calpa, Anita Romo e Inés Urbina. Concluidos los rezos, el baile em-  
pezaba a las seis de la mañana, al ritmo de cumbias, albazos, corri-  
dos, sanjuanitos y merengues en radios a pilas.  
Eran fiestas de San Antonio, la tía Betsabé sabía moler panela, miel,  
champús, mataba chancho, un torete para atender a la gente, para es-  
perar la fiesta, esas fiestas son así ¿no?, y de allí venían rezaban unos  
dos rosarios y después eche baile por delante del Santo. Por eso digo  
¿
no? ¡qué gasto! Cocinaban en pailas toro, chancho. Serían unos cien y  
venían desde la Sierra, amigos de la tía. Fíjese, tenía que hacer las car-  
gas para darles.1  
05  
La fiesta dejó de celebrarse cuando llegó la carretera a Mal-  
donado. Para entonces se había establecido de manera permanente  
el convento de la orden religiosa de las Lauritas con su respectivo  
sacerdote. Los religiosos influyeron decisivamente en la terminación  
de la fiesta: según ellos, representaba un derroche de dinero.  
Cuando la carretera empezó a cambiar la forma en que se or-  
ganizaban los ciclos vitales en base a una nueva visión del tiempo,  
de las relaciones sociales y la vinculación con el mercado, las fiestas  
religiosas perdieron su función como espacios de fortalecimiento del  
tejido comunitario. La nueva lógica económica giraba ahora en torno  
105 Marina Chuga, entrevista por Anabell Espinoza, 9 de junio de 2019.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
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La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
al trabajo asalariado y excluía los intercambios simbólicos propios  
de las fiestas religiosas. El trabajo y el capital empezaron a concen-  
trarse en una agricultura de monocultivos donde la principal mano  
de obra era la de los miembros de la familia nuclear. Cuando era ne-  
cesario, esta se complementaba con el trabajo asalariado de quienes  
carecían de tierras o capital y vendían su mano de obra.  
Mientras ocurrían estos cambios, el tejido social se debilitaba  
aún más por la presencia del Estado, que reemplazó a los poderes  
tradicionales que velaban por la seguridad de los territorios y se en-  
cargaban de reproducir las prácticas culturales que fortalecían los  
lazos familiares y comunitarios. La presencia del Estado en el piede-  
monte occidental del Carchi se dio casi exclusivamente a través de  
instituciones de control. No se plasmó en inversión social efectiva  
en educación, vialidad, salud o créditos. La desarticulación comuni-  
taria que empezó cincuenta años atrás continúa hoy en día produ-  
ciendo desigualdad y crisis políticas, sociales y económicas en la  
zona, agravadas por su sensibilidad como territorio de frontera mar-  
cado por la presencia de guerrilleros de las FARC, el ELN, los para-  
1
06  
militares y los cultivos ilícitos de hoja de coca. Hoy en día, sólo  
107  
quienes se insertan en la matriz del capitalismo extractivista im-  
perante en el noroccidente del Carchi son los que obtienen ganancias  
de este nuevo modelo de desarrollo.  
Conclusiones  
El noroccidente del Carchi es una de las zonas menos estu-  
diadas del territorio ecuatoriano desde un punto de vista histórico,  
económico y demográfico. Su lejanía de los principales centros ur-  
banos de la Sierra, a medio camino entre las tierras altoandinas y las  
tierras bajas del litoral, impidió una colonización sistemática como  
la ocurrida en otras zonas de ceja de montaña y piedemonte. Su par-  
ticular situación geográfica mantuvo esta zona, hasta hace poco, lejos  
106 Marcelo Naranjo, La cultura…op. cit., p.45.  
1
07 Ver: Sander, Lauret, La frontera Norte Ecuatoriana ante la influencia del conflicto colombiano,  
Abya-Yala. Quito, 2009, pp. 47-184  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
41  
Espinoza–Gómez Rendón  
de intereses articulados con la producción agrícola, ganadera y mi-  
nera. Estas razones y algunas otras explican cuán poco sabemos  
sobre la ocupación del noroccidente carchense y por qué, para esta  
investigación, frente a la obvia escasez de estudios, recurrimos a la  
historia oral recogida de boca de sus habitantes.  
La construcción de la vía Tufiño-Maldonado a inicios de los  
años setenta marcó dos lógicas distintas tanto en las formas de ocu-  
par y cultivar la tierra como en los procesos sociopolíticos, en las re-  
laciones de producción y en las relaciones interétnicas entre  
mestizos, awá, nativos y pastos. La primera lógica se desarrolló  
antes de la carretera” (1900-1970) y estuvo caracterizada por olas  
de migración y colonización de tierras “baldías” por parte de awá,  
mestizos y pastos en los territorios de las actuales parroquias de Mal-  
donado y El Chical. La segunda lógica se consolidó “después de la  
carretera” (1971 al presente) y ha estado modelada por la planifica-  
ción territorial desarrollada desde el Estado a través de sus institu-  
ciones político administrativas. La carretera desarticuló la configura-  
ción territorial construida por más de setenta años entre los distintos  
grupos de la zona en términos político-administrativos, socioeconó-  
micos y culturales. Su presencia motivó la construcción paulatina de  
un paisaje natural y sociocultural diferente. La descentralización pro-  
movida desde la nueva organización territorial ha acelerado los cam-  
bios en la zona, exacerbando en varios casos desacuerdos y  
enfrentamientos entre grupos con diferentes estrategias de inserción  
socioeconómica.  
La diversidad sociocultural de la primera época se reflejó en  
distintas formas de ocupación del espacio, aunque todos los grupos  
siguieron un patrón de asentamiento disperso basado en familias  
nucleares concentradas. Gracias al reducido tamaño de la población  
y la relativa abundancia de tierra, todos los grupos pudieron agluti-  
narse en torno al ideal de “una tierra para vivir”. Adoptaron formas  
de organización política interna, así como estrategias de parentesco  
y matrimonios interétnicos que permitieron consolidar la ocupación  
del territorio. Las formas organizativas de base comunitaria fueron  
reemplazadas en la segunda época por una organización político-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
42  
La colonización del noroccidente del Carchi  
en el siglo XX  
administrativa basada en el modelo estatal. Con el inicio de la pla-  
nificación estatal, se dio un “reduccionismo cultural” que hizo tabula  
rasa de las diferencias culturales de los grupos y promovió abierta-  
mente el mestizaje como norma. Aun entonces, la intervención esta-  
tal no impidió que las familias nativas, pasto y awá mantuvieran  
cada una sus particularidades culturales.  
También la organización económica sufrió cambios impor-  
tantes bajo el nuevo modelo de desarrollo que se instauró en la re-  
gión desde los años setenta. A una economía centrada en la  
agricultura de subsistencia por policultivos, donde el trueque era la  
forma tradicional de abastecimiento de las unidades familiares y al  
mismo tiempo la matriz de intercambio de conocimientos, tradicio-  
nes y prácticas agrícolas, le sucedió una economía de mercado que  
giró en torno a dos o tres monocultivos, es decir, una agricultura de  
carácter más intensivo que utiliza mano de obra asalariada y se basa  
en la oferta y la demanda de productos en el mercado.  
Las diferencias culturales estuvieron presentes en la compo-  
sición demográfica del noroccidente del Carchi desde inicios del pe-  
ríodo de estudio. Estas diferencias correspondían a los distintos  
orígenes étnicos de la población, donde existía, a más de una pre-  
sencia indígena con mayor o menor grado de aculturación, una im-  
portante población mestiza. En este contexto, el catolicismo fue la  
ideología que aglutinó a todos los grupos e instituyó la fiesta reli-  
giosa como espacio de convivencia y fortalecimiento de los lazos fa-  
miliares y comunitarios más allá de las diferencias étnico-culturales,  
convirtiéndose incluso en ocasión para el intercambio de productos  
entre diferentes pisos climáticos. La importancia sociocultural de la  
fiesta religiosa para la construcción del tejido social de la zona no  
fue percibida dentro del nuevo modelo de desarrollo promovido por  
el Estado, los organismos internacionales y la misma Iglesia, cuyos  
representantes abogaron por su terminación definitiva debido a su-  
puestas pérdidas económicas.  
Aunque la diversidad cultural siempre estuvo presente en la  
zona, nunca fue el único criterio para la construcción de territoriali-  
dades. Actualmente, el elemento étnico-cultural juega un papel  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
43  
Espinoza–Gómez Rendón  
mucho más importante que en el pasado. En la primera época la di-  
ferencia cultural se manifestó en la ocupación del territorio, pero no  
fue determinante en la organización político-administrativa y eco-  
nómica, pues todos eran parte del mismo sistema de intercambio. Al  
contrario, en la segunda época, el Estado, desde su forma de plani-  
ficar el territorio, fraccionó las estructuras organizativas y económi-  
cas de carácter comunitario y familiar y desplegó una política  
identitaria basada en la diferencia cultural, sobre todo en el caso de  
la población awá. En efecto, la entrada de la población awá-kwaiker  
en el escenario y su posicionamiento como actor político de la mano  
del movimiento indígena han renovado la importancia del compo-  
nente étnico-cultural en la construcción del territorio, en una coyun-  
tura donde chocan intereses mineros, colonos y medioambientales.  
En este contexto, es preciso conocer y rescatar hoy en día las  
antiguas formas de construcción del territorio tal como se manifies-  
tan en la multiterritorialidad, una forma de territorialización que re-  
conoce la diferencia social, económica y cultural de los grupos, pero  
no se construye sobre ella, sino sobre el encuentro y la convivencia.  
La multiterritorialidad de la primera época de ocupación del noroc-  
cidente del Carchi en el siglo veinte resulta un ejemplo de lo que uno  
108  
de nosotros ha llamado “territorios interculturales”, a saber, un en-  
samblaje de actores sociales heteróclitos cuyas prácticas funcionan  
de manera simbiótica. Hoy en día, está claro que el futuro del noroc-  
cidente del Carchi plantea numerosos desafíos para la construcción  
de formas de territorialidad que sigan criterios de interculturalidad  
y plurinacionalidad, construcción a la que hemos querido contribuir  
con el conocimiento de una historia no escrita hasta ahora.  
108 Jorge Gómez Rendón, “Territorios interculturales”, Sarance, No. 46, 2020, pp. 84-102.  
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La colonización del noroccidente del Carchi  
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QUENDI, Misael, entrevista por Anabell Espinoza, 22 de octubre de 2019.  
CHAMBA, Guillermo, entrevista por Anabell Espinoza, 18 de noviembre de  
2019.  
CHAMBA, Segundo, entrevista por Anabell Espinoza, 22 de noviembre de 2019.  
CHUGA, Marina, entrevista por Anabell Espinoza, 9 de junio de 2019.  
CHUGA, Homero, entrevista por Anabell Espinoza, 21 de octubre de 2019.  
CORAL, Ángel, entrevista por Anabell Espinoza, 1 de octubre de 2019.  
ESPINOZA, Hugo, entrevistado por Anabell Espinoza, 5 de noviembre de 2022.  
GUIZ, Leónidas, entrevista por Anabell Espinoza, 1 de octubre de 2019.  
ORTIZ, Nilo, entrevistado por Anabell Espinoza, 23 de agosto de 2021.  
PATIÑO, Anselmo, entrevista por Anabell Espinoza, 10 de octubre de 2019.  
TARAPUÉS, María Estela, entrevista por Anabell Espinoza, 27 de noviembre de  
2019.  
TORRES, Elsa, entrevista por Anabell Espinoza, 4 de octubre de 2019.  
TULCÁN, Paulina, entrevista por Anabell Espinoza, 10 de octubre de 2019.  
YELA, Guillermo, entrevista por Anabell Espinoza, 30 de septiembre de 2019  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 11–48  
48  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–junio 2023  
LOS BILLETES DEL BANCO NACIONAL DE COSTA RICA,  
QUE CIRCULARON EN EL ECUADOR CACAOTERO1, 2  
Carlos Iza Terán3  
Resumen  
La declaratoria de independencia hacia la Corona española,  
de las antiguas capitanías, reales audiencias, virreinatos y demás es-  
tructuras administrativas y políticas de la otrora etapa virreinal, dio  
lugar al surgimiento de Estados libres e independientes, los que sus-  
tentaron su sistema productivo en el modelo económico liberal, res-  
paldado principalmente en la producción agrícola; es el caso de  
Ecuador, cuya producción cacaotera permitió que se insertara en el  
mercado mundial, siendo reconocido como el “primer país exporta-  
dor de cacao”; esa producción y el ingreso de circulante, dio lugar,  
en principio, al surgimiento de “casas comercializadoras el cacao” y  
luego a la banca de capital nacional, o banca particular; en efecto el  
cierre de la Casa de Moneda de Quito ocurrido durante el Gobierno  
de García Moreno en 1863, facilitó el posicionamiento de estas insti-  
tuciones bancarias, que además de facilitar el ingreso de especies  
monetarias en metálico, emitieron sus propios billetes bajo el signo  
de “pesos”, desde mediados del siglo XIX hasta 1884, cuando la  
1
Este artículo fue publicado en la Revista El tinto numismático Fundación Museo Internacional de  
la Moneda “FMILM”, Vol. I, N°2, 2021. Ver en: https://www.calameo.com/read/00656355660  
bcf9f4677e (05-04-2023).  
2
3
Recibido: 01/02/2023 // Aceptado: 05/07/2023.  
Curador Museo Manuela Sáenz, Miembro Correspondiente Academia Nacional de Historia  
del Ecuador, Docente, Creador y excurador del Museo Numismático del Banco Central del  
Ecuador, excurador del Archivo Histórico Universidad Central del Ecuador. Miembro Hono-  
rífico Punto de Encuentro Numismático de Guatemala. Miembro Directorio Grupo Numis-  
mática y Notafilia de Bogotá Colombia. Miembro de la Asociación Numismática de Centro  
América San José Costa Rica. Miembro Correspondiente Instituto de Investigaciones Históricas  
y Numismáticas del Perú. Responsable del Comité Editorial Revista Numismática Brasileira.  
Editor Revista UNAN. Autor de varias publicaciones sobre Historia Económica Virreinal. His-  
toria del Arte Virreinal. Numismática Hispanoamericana y temas afines. ciza63@yahoo.com  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
49  
Carlos IzaTerán  
Asamblea Nacional decreta al “sucre” como divisa de uso forzado.  
En 1858 en San José, Costa Rica, se crea el “Banco Nacional de Costa  
Rica”, solamente funciona un año, luego de su cierre las especies mo-  
netarias en papel, es decir sus billetes creados en varias denomina-  
ciones, debieron ser destruidos, en rigor de la inconvertibilidad por  
la clausura, curiosamente, eso no sucede, años después en 1871 se  
establece en Guayaquil, el Banco Nacional, el cual al igual que el de  
Costa Rica, sólo funciona durante un año, se desconoce la cantidad  
de billetes que circularon pero es una prueba evidente del poder de  
la plutocracia, cuyo componente estructural era la banca particular,  
durante buena parte del siglo decimonónico y las primeras décadas  
del XX, cuando en Ecuador la ausencia de instituciones de control  
financiero era evidente.  
Palabras clave: Plutocracia, billetes, emisiones, neoclasicismo, ban-  
cocracia  
Abstract  
The declaration of independence towards the Spanish  
Crown, of the old captaincies, royal audiences, viceroyalties and  
other administrative and political structures of the former viceregal  
stage, gave rise to the emergence of free and independent States,  
which sustained their productive system on the economic model li-  
beral, supported mainly in agricultural production; This is the case  
of Ecuador, whose cocoa production allowed it to enter the world  
market, being recognized as the “first cocoa exporting country”; That  
production and the income of working capital, gave rise in principle  
to the emergence of “cocoa trading houses” and later to national ca-  
pital banking, or private banking; Indeed, the closure of the Quito  
Mint in 1863 facilitated the positioning of these banking institutions,  
which were also introducers of monetary species in cash, under the  
sign of “pesos”, before 1884, from that millennium , in “sucres”. In  
1858 in San José, Costa Rica, the “National Bank of Costa Rica” was  
created, it only works for one year, after its closure, the paper mone-  
tary species, that is, its bills created in various denominations, had  
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50  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
to be destroyed, strictly speaking. of the inconvertibility due to the  
closure, curiously that did not happen, years later in 1871 its name-  
sake was established in Guayaquil, which, like the one in Costa Rica,  
only works for one year, the number of bills that circulated is unk-  
nown but it is a clear proof of the power of the plutocracy, whose  
structural component was the private bank, during a good part of  
the nineteenth century and the first decades of the twentieth, when  
in Ecuador the absence of financial control institutions was evident.  
Keyword: Plutocracy, banknotes, emissions, neoclassicism, banko-  
cracy.  
Antecedentes  
La estructura económica, en la etapa virreinal ó colonial, en  
la Audiencia de Quito se hallaba sostenida, en buena parte, por la  
4
fabricación de los paños de rebozo quiteños, como también por la  
5
producción cacaotera que a inicios de la colonia era exigua, la cual  
poco a poco, fue convirtiéndose, en uno de los ejes fundamentales  
del modelo económico colonial, cuya principal característica fue su  
evidente identidad feudad; la aplicación de las Reformas Borbónicas,  
6
ocurridas en el siglo XVIII, desestructuran los mercados quiteños,  
con los consecuentes problemas económicos surgidos principal-  
mente por la escasez de monetario y agravados por la distancia de  
la Audiencia de Quito, respecto de las Casas de Amonedación de los  
Virreinatos cercanos, es decir Lima y Santa Fe. En ese escenario, el  
concepto de propiedad y usufructo de la tierra cobra relevancia,  
dando origen a la “hacienda” “fundo” o “finca”, alrededor de los  
4
Carlos Iza Terán, “De la producción agroexportadora colonial a la banca particular republi-  
cana”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, Volumen XCVIII, Nº 204, pp. 11-38. Enero-  
junio 2020, Quito Ecuador, 2021  
5
6
Ibídem.  
Christina Borchart de Moreno, Reformas Borbónicas, ocurridas en el siglo XVIII, desestructuran los  
mercados quiteños, Ediciones del Banco Central del Ecuador, Ediciones Abya-Yala, Quito, 1988,  
p.319. Ver en: https://digitalrepository.unm.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1148&context=  
abya_yala (08-06-2023).  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
51  
Carlos IzaTerán  
cuales, se creó una importante relación de trabajo y por ende la ge-  
neración de riqueza.7  
En la costa de Ecuador, a partir del siglo XIX, sobre la base  
de la producción cacaotera, el modelo económico que se implementa  
es el “agro exportador” sustentado en los principios ideológicos li-  
8
berales del libre comercio, da lugar a la sectorización de la sociedad  
de Ecuador, marcada por los procesos productivos, la zona costa cen-  
tralizada en el puerto de Guayaquil y sus derredores circunscritos  
9
por el río Guayas y sus afluentes con tendencia capitalista; y la zona  
Sierra, con marcados rasgos feudales, proveedora de alimentos e in-  
cluso de mano de obra.10  
Los procesos de independencia surgidos en la América His-  
pana a partir de los primeros años del siglo XIX, dieron lugar a la  
creación de los Estados naciones, que, en la mayoría, su modelo eco-  
nómico se estructuró en el “agroexportador” e incluso en la “agroin-  
11  
dustria”, es así que un producto emblemático, o un esquema  
productivo, identificará a cada país, y es en torno a ese proceso pro-  
ductivo, que surgen instituciones financieras las cuales serán la base  
u origen de una banca particular, o banca de capital nacional, la cual  
tendrá el poder de emitir especies monetarias tanto en metálico como  
en papel, es el origen del billete, cuya iconografía y simbología, será  
consecuente con los modelos plásticos fundamentados en el Neocla-  
12  
sicismo, muy en boga en el siglo decimonónico en el mundo de oc-  
cidente, pero que, por efecto de la Primera Guerra Mundial y la crisis  
7
Juan Paz y Miño Cepeda, Historia de los impuestos en el Ecuador, S.R.I, P.U.C.E, Quito, 2015, p.  
9. Ver en: https://the.pazymino.com/JPyM-HISTORIA_DE_LOS_IMPUESTOS_EN_ECUA-  
7
DOR-Quito-JunJul2015.pdf (04-04-2023).  
8
Emmanuelle Sinardet, “La oligarquía liberal ecuatoriana y su representación: la Exposición Universal  
de 1900”, Image et transmission des savoirs dans les mondes hispaniques et hispano-améri-  
cains, Presses universitaires François-Rabelais, Tours, 2007. Ver en: https://books.openedi-  
tion.org/pufr/5669?lang=es (04-04-2023)  
9
Ibídem.  
Carlos Iza Terán, De la producción agroexportadora … op cit.  
0 Carlos Iza Terán, De la producción agroexportadora … op cit.  
1
1
1 Dayanna Sánchez Rodríguez, “Incidencia del modelo de desarrollo agroexportador en la  
construcción regional e identitaria colombiana”, CRITERIOS, Cuadernos de Ciencias Jurídicas  
y Política Internacional, Vol. 2., N.° 2, pp. 49-65, Julio-diciembre de 2009, p.52. Ver en: https://  
revistas.usb.edu.co/index.php/criterios/article/download/1910/1654/4213 (05-04-2023).  
2 “(…) el surgimiento de la banca y del sistema financiero en América Latina estuvo condicio-  
1
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
52  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
económica, esas instituciones creadas a la sombra del proceso pro-  
ductivo, desaparecerán a causa de sus históricas emisiones inorgá-  
nicas, dando paso a la creación de los bancos centrales ó bancos  
nacionales.1  
3
Quito a finales del siglo XIX  
Archivo Histórico. Ministerio de Cultura de Ecuador  
nado por la emergencia de proyectos de Estado que intentaron implementar las élites de  
turno hacia la segunda mitad del siglo XIX como respuesta a un escenario de inserción al  
comercio internacional vía explotación de materias primas, pero también a la concentración  
de una población urbana que contribuyó, en diferentes magnitudes, a la conformación de  
mercados internos”. En: German Roberto Verdugo Rodríguez, Formación y consolidación  
del sistema financiero en Colombia: de la banca libre a la banca central, 1870 – 1920, Pontificia  
Universidad Javeriana, 2020, p.23. Ver en: https://repository.javeriana.edu.co/handle/  
10554/52303 (05-04-2023).  
1
3 “La creación de la banca central en América Latina y México es una respuesta institucional a  
un contexto de crisis que exige actitudes nuevas en concordancia con la fractura del mercado  
mundial, motor indiscutible de la economía del siglo XIX. Este cambio ocurre durante el pe-  
riodo de entreguerras: aciagos y violentos años que van de 1918 a 1945, los cuales son testigos  
del derrumbe de la civilización liberal decimonónica y el surgimiento de nuevas instituciones  
reguladoras entre las que destacan los bancos centrales”. En: Francisco Javier Rodríguez  
Garza, Santiago Ávila Sandoval, “La creación de la banca central en América Latina: el caso  
de México”, Análisis Económico, vol. XVI, núm. 33, segundo semestre, pp. 235-257, Universi-  
dad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco, Distrito Federal, México, 2001, p.235.  
Ver en: https://www.redalyc.org/pdf/413/41303309.pdf (05-04-2023).  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
53  
Carlos IzaTerán  
Costa Rica y la construcción de un modelo económico  
En 1574, Costa Rica, fue la dependencia más lejana de la Ca-  
pitanía General de Guatemala, la cual dependía administrativamente  
al Virreinato de Nueva España de México, de cuya estructura terri-  
14  
torial y legal dependió hasta su independencia. La distancia de la  
ciudad de Guatemala, el limitado número de oficiales del gobierno  
y de representantes de la Iglesia, y la carencia de riquezas agrícolas  
o mineras, provocaron que Costa Rica, se encontrara en total aban-  
dono por parte de las autoridades españolas, lo cual facilitó que se  
desarrollara con mucha mayor autonomía que otras provincias de  
15  
Centroamérica.  
El interés relativo que mostraron los colonizadores hacia esta  
región dio lugar a limitaciones económicas y privaciones para la so-  
ciedad en gestación, la ausencia de mano de obra indígena y afri-  
cana, determinó que, desde los integrantes de la estructura  
gobernativa provincial, hasta el más humilde de los campesinos,  
junto con los esclavos y amerindios, cada uno, tenían que procurarse  
su sustento y el de sus familias, esta coyuntura creó esa época, una  
16  
sociedad igualitaria y menos regida por castas. Sierman, dice que,  
recién a partir del siglo XVII, la Costa Rica colonial, empezó a estruc-  
turar una marcada diferenciación social, como resultado del comer-  
cio y el concepto de propiedad sobre la tierra, así la división social  
se definió, por una élite social comerciante y un grupo terrateniente,  
ambos manejaron a los hilos de la economía la política interna, hasta  
la segunda década del siglo XX. 17  
En el siglo XVII, la Iglesia también cobra un importante pro-  
tagonismo, su objetivo fue el de concentrar poblaciones dispersas,  
18  
castellanizar e impartir la prédica a los grupos sociales; así de ese  
propósito que lo hicieron suyo, las autoridades civiles y eclesiásticas  
dispusieron la fundación de iglesias, oratorios y parroquias en el  
Valle Central: Villa Vieja (1707, actual Heredia); Villa Nueva de la  
1
1
1
1
4 Carlos Meléndez Chaverri, Historia de Costa Rica, Tomo 3, Editorial Siermann, 2010, p. 176.  
5 Ibidem.  
6 Ibidem.  
7 Ibidem.  
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54  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
Boca del Monte (1738, actual San José); Villa Hermosa (1782,  
actual Alajuela).19  
San José, edificación de la Antigua Casa de Moneda.  
Inicios siglo XX  
Fundación Museos del Banco Central de Costa Rica  
Hacia la segunda mitad del siglo XVIII, el comercio princi-  
palmente del tabaco, permitió generar una importante actividad en  
el puerto de Puntarenas, el que curiosamente es declarado oficial-  
20  
mente “puerto” recién en 1814. En la zona de Nicoya, la actividad  
ganadera con Nicaragua permitió una fuerte influencia de esa pro-  
2
1
vincia en toda la región hasta el valle del Tempisque, la cual, sin  
embargo, contaba con una población dispersa, por lo que en 1769 se  
fundó una ermita en un importante cruce de caminos, que dio lugar  
a la ciudad de Liberia.22  
1
1
8 Carlos Meléndez Chaverri, Historia de…op. cit., p. 176  
9 Elizabeth Fonseca Corrales, Patricia Alvarenga Venuto, Juan Carlos Solorzano Fonseca, Costa  
Rica en el siglo XVIII, Universidad de Costa Rica, 2001, p. 68  
0 Carlos Meléndez Chaverri, Historia de…op. cit.  
1 Ibidem.  
2
2
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55  
Carlos IzaTerán  
En 1812, siendo gobernador Tomás de Acosta y Hurtado de  
Mendoza, se nombra al presbítero Florencio del Castillo, como di-  
putado a las Cortes de Cádiz por la provincia de Costa Rica y el Par-  
23  
tido de Nicoya. Durante este periodo, se introduce el café en el Valle  
Central, el cual fue vital para el futuro desarrollo del Estado de Costa  
Rica, luego de la independencia.24  
Independencia y República: Estado Patriarcal (1821-1848)  
El 15 de septiembre de 1821 Costa Rica se independizó del Im-  
perio español, junto al resto de provincias de la Capitanía General  
de Guatemala. Mediante el “Acta de los Nublados” pronunciada en  
25  
la ciudad de León. El ayuntamiento de Cartago, emitió el acta del  
9 de octubre en la que declaró la independencia, y el 1 de diciembre  
2
una Junta de Legados promulgó el Pacto de la Concordia, la primera  
Constitución, mediante la cual, estableció una Junta Superior Guber-  
nativa; se reconocieron los derechos civiles, se abolió la esclavitud y  
se proclamó la libertad de comercio.26  
Costa Rica formó parte de la República Federal de Centroa-  
mérica (La Federación 1823), pero su participación (1823-1842) fue  
27  
bastante marginal. Costa Rica buscó solucionar sus problemas por  
sí misma: para 1824, se instala una Casa de Moneda “provisional”,  
2
2 Cleto González Víquez, Francisco María Núñez, Luis Demetrio Tinoco, San José y sus comien-  
zos: documentos fundamentales. Comisión Nacional de Conmemoraciones Históricas, Minis-  
terio de cultura, juventud y deportes, San José de Costa Rica, 1987, p. 12  
2
3 El señor Castillo defendió principalmente a los pueblos más necesitados, denominados como  
castas, para los cuales propuso la igualdad de derechos políticos, económicos, educativos y  
el reconocimiento de sus derechos ciudadanos, que no son otros, que los derechos humanos  
e individuales a quienes, durante el período colonial, se los había despojado de sus derechos  
fundamentales. En: Alberto Calderón Vega, Florencio del Castillo Villagra y las Cortes de  
Cádiz. Mociones y proposiciones, Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2005,  
pp.13-14. Ver en: https://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/florencio-del-castillo-vi-  
llagra-y-las-cortes-de-cadiz-mociones-y-proposiciones/ (06-04-2023)  
2
2
2
4 Ibidem.  
5 Cleto González Víquez, San José y sus comienzos…op. cit., p. 12  
6 Hernán G. Peralta, El Pacto de Concordia. Orígenes del derecho constitucional de Costa Rica, se-  
gunda edición, 1955. Ver en: http://www.asamblea.go.cr/sd/Otras_publicaciones/El%20  
Pacto%20de%20Concordia.pdf (06-04-2023) .  
27 Municipalidad de Cartago, Formación del estado costarricense, Proceso 1825 a 1835. Ver en:  
http://bicentenario.muni-carta.go.cr/proceso2.aspx (06-04-2023)  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
56  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
llamada también “Casa de Cuño”. La coyuntura del descubrimiento  
de las “Minas del monte del Aguacate” fue el puntal para que se esta-  
bleciera la “Primera Casa de la Moneda” en Alajuela llamada “El In-  
genio de los Horcones”, de cuyos crisoles, surgen las emblemáticas  
monedas de oro de Mateo Urandurraga, el inicio del cuño de iden-  
tidad de Costa Rica. 28  
Dos escudos  
Ingenio de los Horcones / 1825  
Ensayador: Mateo Urandurraga  
FMBCCR  
Entre 1825 y 1833, mientras la República Federal se debate  
en la anarquía política y la guerra civil (1826-1829), Costa Rica vive  
un periodo de relativa estabilidad política. El Estado ganó territorio  
29  
con la anexión del Partido de Nicoya, el 25 de julio de 1824, pero  
también perdió territorio con la ocupación de Boca del Toro ocurrida  
en 1836 por la República de la Nueva Granada, hoy tierras de Pa-  
namá, que a esa fecha eran parte de la Republica de la Nueva Gra-  
nada (Colombia).30  
2
8 José Vargas Zamora, “A 160 años de la fundación de la República de Costa Rica: sus primeras  
monedas de oro (1850-1864)”, Revista Herencia, Vol.21, 1, pp.89-120, 2008. Ver en: https://re  
vistas.ucr.ac.cr/index.php/herencia/article/download/10053/9455 (06-04-2023)  
9 Iván Molina, Steven Palmer, Historia de Costa Rica, 2.ª edición, Editorial de la Universidad de  
Costa Rica, San José, Costa Rica, 2011, p. 222.  
2
3
0 En 1824 Costa Rica le disputó algunos territorios fronterizos y el archipiélago de Bocas del  
Toro a la Gran Colombia, que desde la época colonial tenía bajo su jurisdicción el territorio  
que hoy conforma Panamá. El archipiélago fue reclamado por Costa Rica una vez que se se-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
57  
Carlos IzaTerán  
Costa Rica en el siglo XIX  
FMBBCR  
Del Estado Oligárquico (1849-1870) La construcción del modelo  
económico al Estado Liberal (1870 - 1940) y la banca de capital na-  
cional  
En 1849 asume el poder don Juan Rafael Mora Porras (1849-  
859), en cuya administración, Costa Rica, evidenció el inicio de un  
1
gran auge económico y social, que permitió sustentar el estableci-  
miento de un modelo agroexportador basado en la producción del  
café. La riqueza generada permitió la formación y fortalecimiento de  
una oligarquía cafetalera de gran influencia sobre los asuntos del Es-  
3
1
tado. La bonanza económica, insertó a Costa Rica en el mercado  
mundial, con acceso a las corrientes del modernismo y al disfrute de  
nuevas tecnologías. Se abrieron vías de comunicación, se mejoraron  
32  
los caminos y puertos, se fortalec el poder central del Estado. Con  
paró de la República Federal Centroamericana, pero en 1836 fue ocupado por tropas de  
Nueva Granada. En: Archivo Nacional de Costa Rica, 81 años de la firma del tratado de lí-  
mites entre Costa Rica y Panamá. Ver en: https://www.archivonacional.go.cr/index.php/  
component/content/article/117-un-momento-con-la-historia/317-mayo-2023?Itemid=437  
(
06-04-2023)  
3
1 Ana Botey, Vladimir De la Cruz, Historia General de Costa Rica, Euroamericana de ediciones,  
Barcelona, 1987, p. 16  
2 Ibídem.  
3
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
58  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
la bonanza se construyeron importantes obras de infraestructura pú-  
blica como el Palacio Nacional, el Hospital San Juan de Dios, el edi-  
ficio de la Universidad de Santo Tomás, la primera Facultad de  
Medicina, el primer Banco Nacional, el primer teatro, la Fábrica Na-  
33  
cional de Licores. La arquitectura, sobre todo, se enriqueció con la  
incorporación de propuestas en las líneas del pensamiento liberal, y,  
como ocurrió en buena parte del mundo de occidente, el neoclasi-  
cismo fue el modelo de inspiración para edificaciones hoy conside-  
radas emblemáticas y forma parte de la identidad de Costa Rica,  
34  
como el duriniesco edificio, del Teatro Nacional.  
Teatro Nacional. San José Costa Rica, en el billete de 500 colones  
Colección FMBCCR  
A partir de 1870, el modelo económico agro exportador y co-  
mercial liberal se consolida, bajo la dictadura de Tomás Guardia Gu-  
tiérrez (1870-1882), seguido de los gobiernos de Próspero Fernán-  
35  
dez (1882-1885) y Bernardo Soto (1885-1889). Con la introducción  
del liberalismo, que se profundizó en todos los aspectos de la vida  
nacional, desde el económico hasta el cultural y educativo. Se expan-  
dió la administración pública, las instituciones se consolidaron, y se  
configuró un círculo de políticos e intelectuales de orientación refor-  
36  
mista, con el propósito de modernizar el Estado y la sociedad. El  
33 Carlos Meléndez Chaverri, Historia de…op. cit.  
3
4 Carlos Iza Terán, Símbolos de identidad en las especies monetarias de Ecuador y Costa Rica, lo que  
nos une, Catálogo muestra numismática, Publicaciones Banco Central del Ecuador, Fundación  
Museos del Banco Central de Costa Rica, 2005  
35 Meléndez Chaverri, Historia de Costa Rica…op. cit.  
36 Ibídem.  
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59  
Carlos IzaTerán  
Estado se volvió garante y protector de los más preciados valores de  
la sociedad burguesa: la propiedad y la libertad, al mismo tiempo  
37  
que se daba la separación entre Estado e Iglesia. El modelo econó-  
mico sustentado en la biproducción de café y banano, hace que Costa  
Rica crezca económicamente, lo que permitió la creación de los “ban-  
cos de capital nacional”, que emitieron especies monetarias en papel  
3
8
ó fórmulas, bajo la divisa del “peso”, en 1900, se establece  
el “colón” como moneda nacional.39  
Billete de cinco colones (1983), que muestra el mural  
Alegoría Modelo económico agroexportador  
Pintura de Tomás Povedano  
Colección FMBCCR  
3
3
3
7 Ibídem.  
8 Carlos Iza Terán, Símbolos de identidad…op. cit  
9 Ibídem.  
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60  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
En 1900 se stablece el colon como moneda nacional de Costa Rica  
Billete de 50 colones (1933)  
TDLR  
Colección FMBCCR  
Ecuador, el origen de su modelo económico y el surgimiento de la  
Banca Particular  
Los orígenes de la producción cacaotera datan desde el siglo  
XVI, reportes de su producción la ubican en tierras ribereñas río  
40  
arriba de Guayaquil, por lo que se le conoció como “Cacao de arriba”.  
En 1623, el Corregidor de Guayaquil, informa a la Metrópoli sobre  
la existencia de plantaciones en la provincia y que su producto era  
41  
comercializado clandestinamente desde Guayaquil hacia Acapulco  
y posteriormente, por las prohibiciones establecidas en las Reformas  
42  
Borbónicas, la pepa de cacao guayaquileña salía por los puertos de  
43  
Sonsonate en Nicaragua, Ajacutla y Amapala en Guatemala. El co-  
mercio clandestino desde Guayaquil, en vez de detenerse, siguió en  
4
4
0 Garyth S.A, “Evolución del cultivo en la costa ecuatoriana durante la Colonia”. Ver en:  
https://garyth.com.ec/historia-del-cacao/ (19-02-2020).  
1 Omaña Gustavo, coord., Intriago Juan, coord. Adjunto, Libro conmemorativo de los doscientos  
años de creación de la Corte de Almirantazgo en Venezuela”, Comité Marítimo Venezolano, CMI,  
Instituto Iberoamericano de Derecho Marítimo, Academia de Ciencias Políticas y Sociales,  
AVDP, Caracas, 2019, pp.152-153. Ver en: http://zamoranoypeleteiro.com/wp-content/  
uploads/2019/12/Libro-Corte-Almirantazgo.pdf (20-02-2020).  
4
4
2 Chiriboga Manuel, Jornaleros y Gran propietarios en 135 años de explotación cacaotera (1790 –  
1925)”, Consejo Provincial de Pichincha, Quito, 1980, p.9  
3 Cfr. J. Soria. En: Burbano Mónica, “Ecuador de exportador del mejor cacao del mundo a exportador  
del mejor chocolate del mundo”, FLACSO, Quito, 2011, p.28. Ver en: https://repositorio.flac-  
soandes.edu.ec/xmlui/bitstream/handle/10469/6407/TFLACSO-2011MEBM.pdf?se-  
quence=2&isAllowed=y (20-02-2020)  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
61  
Carlos IzaTerán  
aumento, lo que motivó que desde 1593 a 1778, las reiterativas quejas  
y solicitudes del Cabildo de Caracas al rey para parar la producción  
y la comercialización del cacao de la Audiencia de Quito, sin tener  
44  
éxito. A esa época, en el referido Cabildo se producía y exportaba  
al comercio internacional el cacao llamado “Venezuela”, de allí, en-  
tonces, partía la protesta. Finalmente, en 1789, Carlos IV permitió,  
mediante Cédula Real, el cultivo y exportación de cacao desde Gua-  
45  
yaquil.  
La prohibición del comercio y producción del cacao para la  
Audiencia de Quito, es parte de las consecuencias en la aplicación  
de las Reformas Borbónicas, que determinaron únicamente el comer-  
46  
cio interno, es decir entre la Metrópoli y sus Provincias de Ultramar,  
no solamente para el cacao, sino al comercio en general de materias  
primas y productos terminados; en el caso particular del cacao, se  
aplicó esa limitación para impedir el comercio con Inglaterra, ya que  
significaba grave detrimento hacia la Corona, por la evasión tribu-  
47  
taria.  
Estampilla postal. 5 centavos de sucre, 1930  
W&S London  
Álbum Filatélico de Ecuador BCE/1978  
4
4
4
4 Chiriboga Manuel, op. cit., p.9  
5 Cfr. J. Soria. En: Burbano Mónica, op. cit., p.28.  
6 Carlos Iza Terán, “De la producción agroexportadora colonial a la banca particular republi-  
cana”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, Volumen XCVIII, N° 204, pp. 11-38, enero-  
junio 2020, Quito Ecuador, 2021  
47 Ibídem.  
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62  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
La producción cacaotera fue determinante para el financia-  
miento de las campañas independentistas, a la que debe sumarse los  
préstamos otorgados por Inglaterra; durante los primeros años del  
siglo XIX, la economía costera estaba ligada al comercio internacio-  
nal, mientras, la serrana se hallaba anclada a la producción textilera  
que siglos atrás era el componente fundamental del modelo econó-  
mico virreinal quiteño, sin dejar de mencionar a la artesanal que en  
el siglo XIX fue repuntando; sin embargo la producción agrícola era  
solamente de autoconsumo y proveedora de materias primas, evi-  
denciándose así, polos de desarrollo contrapuestos, claro ejemplo de  
una economía abierta y una cerrada; la costera con identificación co-  
mercial, exportadora y la sierra feudal, de auto consumo, latifun-  
dista.4  
8
Una vez creado el Estado “nación”, en la Asamblea Consti-  
tuyente de Riobamba de 1830, el modelo económico de Ecuador, se  
identifica en la agricultura de autoconsumo con rezagos “feudalista  
4
9
hacendatario”, la región costa por la producción y comercio del  
cacao, toma un carácter agroexportador y comercial, modelo que se  
consolidará desde mediados del siglo XIX, por la gran producción  
cacaotera y el ingreso de Ecuador al mercado mundial, pues llegó a  
50  
ser el “Primer país exportador de cacao”, privilegio que mantuvo hasta  
las primeras décadas del siglo XX.  
En 1863 la Casa de Moneda de Quito proveedora de nume-  
rario a Ecuador desde 1833, deja de funcionar por problemas tecno-  
lógicos como también por los efectos del terremoto en Quito de  
51  
1
859. La última y exigua producción se hace en 1862. Con la desa-  
parición de la ceca quiteña, toman protagonismo los bancos particu-  
lares de emisión, que surgen de las casas comercializadoras de la  
pepa de oro, entre esos, el Banco Particular de Descuento i Circula-  
ción de Guayaquil, El Banco Particular de Manuel Antonio de Luzá-  
rraga, Banco del Pichincha, Banco Comercial y Agrícola, Banco de  
4
8 Enrique Ayala Mora, “Lucha política y origen de los Partidos Políticos en Ecuador”, Ediciones  
PUCE, Quito, 1978.  
9 Carlos Iza Terán, De la producción agroexportadora…op. cit.  
0 Ibídem.  
1 Ibídem.  
4
5
5
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63  
Carlos IzaTerán  
Descuento, El Banco Anglo Ecuatoriano, el Banco de Londres y Ecua-  
dor, entre otros, funcionaron desde mediados del siglo XIX hasta la  
segunda década del XX.  
Los ingresos provenientes del comercio cacaotero, sustentados  
en el modelo económico agroexportador, fueron la base fundamental  
para la trasformación de Ecuador, de una economía cerrada de au-  
toconsumo con rezagos feudales, hacendataria, con tendencia pre ca-  
pitalista agro exportadora y comercial. Pero la riqueza se mantuvo  
en pocas manos, sus beneficios no se revirtieron en la estructura del  
Estado, permaneció en poder de los llamados “gran cacao” y de una  
organización económico social cerrada entre la hacienda, el comercio  
52  
y la banca particular, el origen de la “Plutocracia Bancaria”.  
La banca particular  
A mediados del siglo XIX, surge la “Banca de Capital Nacio-  
5
3
nal” llamados también como “Bancos Particulares” instituciones  
que se crean en torno al ingreso del Ecuador al mercado mundial,  
gracias a la exportación de cacao, las casas comercializadoras de la  
pepa de oro, debido al importante volumen de ingresos se convir-  
tieron en bancos de emisión, las relaciones comerciales sobre la base  
de la exportación de cacao con Inglaterra sobre todo, generaron la  
creación de los bancos Anglo Ecuatoriano, Banco de Londres y Ecua-  
dor, la veintena de bancos que se crean fueron instituciones de emi-  
sión y amortización, es decir podían emitir billetes convertibles, y  
por disposición del gobierno eran también de amortización, es decir  
amortizaron a la moneda feble o gastada, con el consecuente ingreso  
de monetario en metálico en baja fracción y en el sistema monetario  
francés de centavos de peso, pues el sucre recién surge en 1884. En  
1869 el doctor Gabriel García Moreno, en su calidad de presidente  
de la República de Ecuador, autorizó la conversión de la moneda  
52 Carlos Iza Terán, “Historia del Ecuador vista a través de sus billetes y estampillas”, Publicaciones  
Diario El Comercio, Quito, 2017  
5
3 Luis Villacis Gallegos, Origen y destino de los fondos canalizados por el sistema bancario  
nacional, Instituto de Altos Estudios Nacionales, Quito, 1983-1984, pp.4-5. Ver en: reposito  
rio.iaen.edu.ec/jspui/bitstream/24000/4552/1/Villac%C3%ADs%20Gallegos%20Luis.pdf  
(08-06-2023)  
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64  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
feble (gastada),54 y su consecuente amortización por medio del  
Banco del Ecuador” (1868 a 1930). En el primer semestre de 1870,  
el Banco del Ecuador otorgó otro crédito al Gobierno “(…) mediante  
los cuales se logró retirar de la circulación alrededor de 1´200.000 pesos en  
55  
moneda de plata perforada y de mala ley (…). En ese contexto, se crea-  
ron los Bancos Particulares con el fin de desmonetizar las monedas,  
gastadas o deterioradas, y dejando abierta la posibilidad de que, en  
compensación, esos bancos introdujeran moneda nueva. Los Bancos  
Particulares como el Banco Particular de Manuel Antonio Luzárraga,  
el Banco Particular de Descuento i Circulación de Guayaquil y otros más,  
surgieron de las casas comercializadoras del cacao y funcionaron  
desde mediados del siglo XIX hasta la segunda década del XX.  
Así mismo, las relaciones de comercio sustentadas en la pro-  
ducción cacaotera y la comercialización de la pepa de oro, llamada  
así al cacao ecuatoriano, sobre todo con Inglaterra dieron lugar a la  
creación de instituciones financieras y de emisión las cuales eviden-  
ciaron en sus nombres, esa relación comercial, el Banco Anglo-ecua-  
toriano y el Banco de Londres y Ecuador  
Estas son las instituciones de la Banca de Capital que surgen  
desde mediados del siglo XIX y funcionaron hasta la tercera década  
del XX:  
La Caja de Amortización  
Banco de Circulación i Descuento de  
Manuel Antonio Luzárraga  
Banco de Circulación y Descuento de  
Planas Pérez & Obarrio  
Banco del Ecuador  
(1860-1861)  
(1865 a 1895)  
(1865-1868)  
(1868-1930)  
(1868-1886)  
(1871)  
Banco de Quito  
Banco Nacional  
Banco de la Unión  
Banco Internacional  
(1880-1895)  
(1885-1895)  
54 Feble Moneda: Moneda deteriorada por el uso de caracteres poco legibles, dícese también de  
la moneda de alto contenido de cobre y poca plata  
55 Luis Alberto Carbo, Historia Monetaria y Cambiaria del Ecuador desde la Época Colonial, Colección  
Isidro Ayora, Banco Central del Ecuador, Quito, 1978, p.32.  
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65  
Carlos IzaTerán  
Banco Anglo Ecuatoriano  
Banco Comercial y Agrícola  
Banco del Pichincha  
Banco del Azuay  
Banco de Descuento  
Compañía de Crédito Agrícola  
e Industrial  
(1885-1888)  
(1894-1926)  
(1906- actualidad)  
(1913-1926)  
(1920)  
(1908-1921)56  
Guayaquil a finales del siglo XVIII  
América exótica, Publicaciones BCE. 2004  
El banco nacional  
El 1 de junio de 1858, recibe la autorización del gobierno de  
Juan Rafael Mora Porras, Presidente de la República de Costa Rica,  
para iniciar sus operaciones, es la primera institución bancaria,  
creada en el referido país, como en Centro América, se le inscribió  
con el nombre de Banco Nacional Costaricense, el que al poco tiempo  
56 Carlos Iza Terán, De la producción agroexportadora colonial…op. cit.  
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66  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
cambia por el de Banco Nacional, que como tal inicia sus operaciones  
57  
el 15 de junio de 1858, fue su Presidente el señor Crisanto Medina  
y Blanco, como primer cajero y contador Don Miguel Mora Porras  
(
hermano de Don Juan Rafael Mora Porras), como segundo cajero y  
contador, Don Demetrio Iglesias Llorente, su funcionamiento deve-  
nido del ingreso de Costa Rica al mercado mundial gracias a la ex-  
portación del café, fue efímero, no solamente por la oposición de las  
58  
fuerzas de poder oligárquicas adversas al gobierno de Mora Porras,  
sino también por la pérdida de 100.000 pesos en un empréstito soli-  
citado al Gobierno del Perú en 1857, el cual, estaba destinado a abas-  
tecer de numerario a la república centroamericana por la coyuntura  
de las campañas en contra de los invasores filibusteros de William  
59  
Walker y para cancelar a varios acreedores del gobierno. A media-  
dos de 1858, una vez instalado el Banco Nacional de Costa Rica, el  
Gobierno del Perú gira las letras del empréstito contra la Casa In-  
60  
glesa “Anty Gibbs e Hijos” la que en esa línea del tiempo, era consi-  
57 José Alberto Carranza Astúa, Historia de los billetes de Costa Rica 1858-2012, Publicaciones Fun-  
dación Museos del Banco Central de Costa Rica, San José Costa Rica, 2010, p. 19  
58 Juan Rafael Mora Porras.- Fue Presidente en el periodo 1849-1853 y 1853-1859. Encabezó la  
gesta heroica”, mejor conocida como la Campaña Nacional contra los filibusteros nortea-  
mericanos (1859). A principios de 1859 fue reelecto para un tercer periodo, pero el 14 de  
agosto de ese año fue derrocado por los cuarteles de San José.  
-
Retorna 1860 y desembarcó en Puntarenas, desde ahí tuvo sus combates contra las fuerzas  
presidenciales.  
Fue apresado, sometido a consejo de guerra y condenado a muerte. —Se fusiló el 30 de se-  
-
tiembre de ese año en Puntarenas. En el 2010, la Asamblea Legislativa declaró a Mora, liber-  
tador y Héroe Nacional y decretó de interés público la Semana Morista. En: Esteban Naranjo  
Navarro, Honra al Héroe Nacional y Libertador Juan Rafael Mora Porras, Ministerio de edu-  
cación pública. Ver en: https://www.mep.go.cr/noticias/honra-heroe-nacional-libertador-  
juan-rafael-mora-porras (06-06-2023)  
9 En 1855, el filibustero estadounidense William Walker se instaló en Nicaragua con el propó-  
sito de anexar Centroamérica al sur esclavista de los Estados Unidos. Entre junio de 1856 a  
mayo de 1857, fue presidente de Nicaragua. Ante la amenaza, de arremeter un proceso de  
invasión a Costa Rica, en 1856, Don Juan Rafael Mora Porras, presidente de Costa Rica, hizo  
un llamado a los países del Istmo para enfrentar a Walker y, en marzo de ese año, el ejército  
costarricense tuvo el primer enfrentamiento contra los filibusteros y la primera victoria; se  
inició así una lucha que se prolongó hasta 1857 y terminó con la rendición de William Walker.  
Rafael Mora Porras. En: Manuel B. Chacón Hidalgo, BILLETES, del papel moneda a los billetes  
de banco en Costa Rica, (siglo XVII a 2018). Fundación Museos Banco Central de Costa Rica,  
San José, Costa Rica, 2019, p. 39.  
5
60 José Alberto Carranza Astúa, Historia de los billetes de Costa Rica 1858-2012, Publicaciones Fun-  
dación Museos del Banco Central de Costa Rica, San José Costa Rica, 2010, p. 19.  
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67  
Carlos IzaTerán  
derada un verdadero imperio empresarial, por la comercialización  
de guano peruano y sal, su influencia comercial tuvo incluso directa  
relación con los gobiernos del Perú, de Centro América y de Europa,  
los giros y negociaciones, se hizo a través de documentos fiduciarios  
en los cuales las cantidades de dinero que se movían eran represen-  
tativas; en ese contexto la referida firma británica gira las referidas  
letras a nombre de Crisanto Medina, quien a su vez y por sugerencia  
de la Casa Tinoco & Co, las deja a cargo de John Carmichael ciuda-  
dano de origen británico, responsable de la Casa Comercial homó-  
nima, que operaba en Inglaterra, Londres, la cual a finales de 1858  
se declara en banca rota, por lo cual no resarció el dinero de los títu-  
los valores a Crisanto Medina, lo cual provocó que el 2 de febrero de  
1
859 deje de funcionar, fue clausurado por el gobierno de Mora Po-  
rras el 31 de marzo de 1859.  
Casa de Don Rafael Mora Porras. Siglo XIX/  
Hoja de recuerdo serie “Próceres y Líderes Bicentenario  
del nacimiento de Juan Rafael Mora Porras  
Desde la fecha de inicio de operaciones, el Banco Nacional,  
generó importantes cantidades de billetes en varias denominaciones  
bajo el sistema de pesos, como viñeta utilizó el retrato del presidente  
Juan Rafael Mora Porras, en la emisión de 1858 y 1859 al amparo de  
quien surgió ese banco. Fueron impresos en la Casa Impresora Top-  
pan Carpenter & Co. New York & Philadelphia.  
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68  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
Al momento de la declaratoria de quiebra, del Banco Nacio-  
nal y como se estila, toda la existencia en billetes debió destruirse, lo  
cual no sucedió, como puede evidenciarse con lo siguiente: El 27 de  
enero de 1871, se establece en la ciudad de Guayaquil el “Banco Na-  
cional”, el cual curiosamente al igual que su homónimo de Costa  
Rica, tuvo una corta existencia, no siquiera completó el año de fun-  
cionamiento, en diciembre de 1871 se declara en quiebra, los activos  
y pasivos son transferidos al Banco del Ecuador. En el corto tiempo  
de funcionamiento emitió billetes, los que circularon hasta mediados  
de 1872, plazo en el cual, el Banco del Ecuador anunció el retiro de  
circulación. Los billetes que circularon a nombre del Banco Nacional  
en Ecuador, son los mismos que emitiera su homónimo de Costa Rica  
en 1858 y 1859, los cuales, para darles respaldo legal y permisividad  
de circulación en Ecuador, se colocó un resello con la siguiente le-  
yenda: “BANCO NACIONAL / Guayaquil, Marzo 1º.- de 1871/ Accio-  
nistas Directores.  
Dos pesos. Banco Nacional de Costa Rica.  
Resello Banco Nacional del Ecuador. Marzo 1 de 1871  
Colección Museo Numismático del Banco Central del Ecuador  
Crisanto Medina Blanco es el personaje del retrato del billete  
de dos pesos, nació en San Juan Argentina en 1814, fallece posible-  
61  
mente en Guatemala en 1868, a decir de Carranza Astúa, Medina  
Blanco llega a Centro América como capitán de un barco danés, fue  
61 Ibídem., p. 19.  
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69  
Carlos IzaTerán  
un hábil comerciante, muy bien relacionado con los gobiernos de Su-  
ramérica. En 1836, se casó en Nicaragua con Mercedes Salazar Mon-  
6
2
tealegre, con quien tuvo 6 hijos: Perfecto Medina Salazar (1837),  
Crisanto Medina Salazar (1839), José Francisco Medina Salazar  
(
1842), y tres hijas: Carmen, Adela y María Magdalena, quien nació  
en Alajuela, Costa Rica en 1846.  
La razón de la cercanía con el gobierno de Juan Rafael Mora  
Porras, Presidente de la República de Costa Rica está en esta referen-  
cia: Datos de antes de 1842, ubican a Crisanto Medina Blanco, como  
63  
dedicado al comercio del “tabaco”. A mediados del siglo XIX, esta-  
blece en Puntarenas situado en el golfo de Nicaragua, la “Compañía  
de exportación e importación de múltiples bienes y servicios”, es ahí  
cuando inicia los lazos comerciales con Juan Rafael Mora Porras,  
quien antes de 1849, era al igual que Medina Blanco, un reconocido  
comerciante, luego cuando Juan Rafael Mora Porras, asume la pre-  
sidencia de Costa Rica, Crisanto Medina Blanco funge como “Cónsul  
64  
Exequatur” de Ecuador en Costa Rica, lo cual le permitió extender  
sus relaciones de comercio principalmente con el Puerto de Guaya-  
quil y la élite plutocrática de la época. Luego del cierre del Banco  
Nacional y el derrocamiento de Juan Rafael Mora Porras, en agosto  
de 1859, Medina Blanco demanda al Estado y a la Casa Tinoco, a  
quienes acusa de ser los responsables de la quiebra del Banco, la de-  
manda entre sus partes fundamentales dice lo siguiente:  
(…) De improviso, en 14 de agosto de 1859, estalló una revolución con-  
tra el Presidente Constitucional Don Juan Rafael Mora Porras ……que  
la revolución había sido hecha por sus deudores y por los que veían  
con envidia el establecimiento tan próspero del Banco ….que éstos ha-  
bían ordenado su prisión a título de Gobierno Provisorio y que iban a  
ejecutarla en su propia casa, que es la misma que se hallaba el Banco  
Nacional…65  
6
6
6
6
2 Ibídem.  
3 Ibídem.  
4 Ibídem  
5 Memoria que presentaron Crisanto Medina Blanco y sus hijos a la Comisión Mixta de los Es-  
tados Unidos y la República de Costa Rica, San José Costa Rica, 1860, p. 6. En José Alberto  
Carranza Astúa, Historia…op. cit., p. 24  
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70  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
Carranza Astúa, respecto a la utilización de estos billetes de  
origen costarricense en Ecuador, dice lo siguiente: “…Crisanto Medina  
Salazar, (hijo), fue presidente del Banco Nacional de Guayaquil en enero de  
1
871, en dicha época este banco reselló y utilizó las fórmulas del Banco Na-  
66  
cional de 1858 y 1859 de Costa Rica…”.  
La relación de Crisanto Medina (hijo) con el Banco de Gua-  
yaquil, a decir de Carranza, se establece en lo que al respecto dice  
Guillermo de la Rocha Hidalgo, en su estudio de genealogía de los  
67  
Medina, y es que “…Crisanto Medina (hijo), se casó con Clemencia de  
Ballén Millán, ecuatoriana, natural de Guayaquil, hija de Clemente Ballén  
de Guzmán y Soler, empresario y político de Ecuador, hermana de Clemente  
Ballén Millán, banquero y popular hombre público ecuatoriano, quien sin  
duda alguna fue el enlace perfecto para que Crisanto Medina (hijo) incur-  
68  
sionara en el negocio bancario de Ecuador…”, esta es la razón del por-  
qué, aparecen en Ecuador los billetes del Banco Nacional de Costa  
Rica resellados en Guayaquil.  
La transferencia de los activos y pasivos del Banco Nacional  
guayaquileño) pues para esos años como se ha explicado y en Costa  
(
Rica no existía, al Banco del Ecuador obedece a que Clemente Ballén  
Millán, hermano de doña Clemencia Ballén casada con Crisanto Me-  
dina hijo, es que, en 1869, es nombrado Director principal del Banco  
del Ecuador, junto con Nicolás Morla de la Vera, en 1871 fue parte  
del Directorio que formó el Banco Nacional (homónimo del de Costa  
Rica), en el que se nombró como Director Principal a Crisanto Me-  
dina (hijo). Aquí está la relación familiar, empresarial y quizá hasta  
cómplice, pues los referidos billetes debieron desaparecer en 1859 al  
momento de declararse la quiebra del Banco Nacional de Costa Rica,  
sin embargo, trascurridos varios años, es decir en 1871, se le da poder  
liberatorio al hacer circular como propios del Banco Nacional insta-  
lado en Guayaquil, cuyo funcionamiento también fue efímero, como  
dando a pensar que sólo operó hasta deshacerse de los billetes que  
no se destruyeron en Costa Rica en 1859, de cuya cantidad ingresada  
66 José Alberto Carranza Astúa, Historia…op. cit., p.31  
6
7 Guillermo de la Rocha Hidalgo, “El enigmático don Crisanto Medina Blanco y su genealogía  
biográfica”, Revista Académica Costarricense de Ciencias Genealógicas, Costa Rica, 2009, p. 31.  
8 José Alberto Carranza Astúa, Historia…op. cit., p.31  
6
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71  
Carlos IzaTerán  
a Ecuador se desconoce. Este banco al igual que la veintena de insti-  
tuciones bancarias surgidas desde mediados del siglo XIX dependie-  
ron de las relaciones comerciales que giraron en torno a la  
producción cacaotera. Con la diferencia que el Banco Nacional que  
se instala en Ecuador, solamente funciona por un año tiempo durante  
el cual, libera los billetes del Banco Nacional de Costa Rica con su  
consecuente giro en metálico, sin que exista de por medio el respec-  
tivo soporte en metálico.  
Conclusiones  
Los modelos económicos que surgen a partir de la creación  
de los Estados Nación, se sustentan en la producción agrícola y en  
el comercio de materias primas, base fundamental para su creci-  
miento e ingreso al mercado mundial. Costa Rica lo hizo a mediados  
del siglo XIX con el café y el banano, y Ecuador, se consolidó en el  
siglo XIX, incluso como líder con la producción cacaotera, hasta el  
primer cuarto del siglo XX.  
El volumen del comercio es directamente proporcional con  
la necesidad de contar con circulante suficiente para enfrentar las ne-  
gociaciones con Europa y Estados Unidos, de allí que la divisa en  
metálico, era insuficiente en la comercialización, ergo que varios paí-  
ses del mundo de occidente contaban con casas de comercio y bancos  
desde hace varios siglos atrás, pero en América, la banca de capital  
nacional, recién se constituyó a mediados del siglo XIX dentro del  
Modelo Económico Agroexportador decimonónico.  
Tanto en Ecuador como en Costa Rica, los orígenes de la  
banca de capital nacional, surgen del comercio y posicionamiento de  
un determinado producto, que dio lugar a la creación de una estruc-  
tura social llamada “plutocracia” la que une a los propietarios de las  
fincas, haciendas, fundos, con los banqueros y el gobierno de pen-  
samiento liberal; es en estos grupos de poder donde se concentró la  
riqueza proveniente de la producción cafetalera de Costa Rica y ca-  
caotera de Ecuador.  
La relación existente entre el Banco Nacional de Costa Rica  
y su homónimo de Ecuador, a pesar de la diferencia de años de fun-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 49–76  
72  
Los billetes del Banco Nacional de Costa Rica,  
que circularon en el Ecuador cacaotero  
cionamiento 1858 a 1859 en Costa Rica; 1871 a 1872 en Ecuador es  
muy estrecha. Crisanto Medina Blanco lo crea en Centroamérica y  
Crisanto Medina Salazar, su hijo, lo hace en Guayaquil después de  
1
2 años, quiere decir que los billetes de Costa Rica estuvieron guar-  
dados más de una década para recuperar lo supuestamente perdido  
en Costa Rica, con el agravante, que esas fórmulas al cerrarse el  
banco simplemente se convirtieron en papel inservible.  
Se desconoce la cantidad de billetes que llegaron a Ecuador  
y que fueron resellados en 1871 para su uso como billetes del Banco  
Nacional en Ecuador, es de suponer que fue significativa.  
Hoy en día existe un único billete evidencia de lo escrito, es  
propiedad de la colección del Museo Numismático del Banco Central  
del Ecuador.  
Sangolquí, julio de 2022  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–junio 2023  
PAZ Y GUERRA EN LA SIERRA NORTE DEL ECUADOR:  
LAS PODEROSAS CULTURAS DE LA INTEGRACIÓN TARDÍA1  
David Brown2  
Resumen  
Los inkas pudieron haber llegado al norte del Ecuador alre-  
dedor del año 1460; sin embargo, la conquista no fue segura sino  
hasta después de 1500. En el proceso de conquista y reconquista, el  
Inka sufrió cuantiosas pérdidas debidas, en parte, a las propias malas  
tácticas, pero también al creciente poder de las entidades políticas  
del norte del Ecuador durante los siglos anteriores al avance de los  
inkas. Los resultados de los enfrentamientos bélicos sugieren que los  
norteños se encontraban altamente organizados para defenderse y  
atacar en cualquier escenario. Aquí rastreamos los restos arqueoló-  
gicos visibles del poder de los norteños, los montículos con rampa,  
masivos y extensos, y las enormes áreas de campos elevados o ca-  
mellones que requirieron un esfuerzo humano sustancial y una or-  
ganización sociopolítica estable para su desarrollo. Los análisis de  
restos arqueológicos sugieren que pocas culturas ubicadas en los  
altos Andes tuvieron bases tan poderosas como las de la sierra norte  
del actual Ecuador.  
Palabras clave: sierra norte; poderío cacical; pirámides con rampa;  
campos elevados; invasión incaica.  
1
2
Recibido: 23-02-2023 // Aceptado: 27-07-2023  
Licenciatura, maestría y Ph.D. en Antropología, Universidad de Texas. Dilatada es su trayec-  
toria de catedrático e investigador en Ecuador, ha sido profesor e investigador principal en la  
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad San Francisco de Quito; consultor de la Fun-  
dación Alexander von Humboldt. Entre los proyectos que ha participado figuran: el efectuado  
en San Agustín de Callo, en la provincia de Cotopaxi, con el apoyo de National Geografic, y  
los llevados a cabo en Imbabura y también en Pichincha, en sitios como: Pambamarca, Gua-  
chalá y Cangahua. El Dr. Brown es autor de varios libros y más de un centenar de artículos en  
temas de su especialidad.  
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77  
David Brown  
Abstract  
Arriving in northern Ecuador as early as 1460, it may have  
been well after 1500 before the final conquest of the northern high-  
lands was assured. In the process of conquest and reconquest, the  
Inka suffered substantial losses. Though the losses were in part due  
to poor Inka tactics, the growing power of the northern Ecuadorian  
polities over the centuries before the Inka advance suggests that the  
Inka would have struggled against the highly organized northerners  
in any scenario. Here we trace the visible archaeological remnants  
of the northerners’ power, the massive and extensive ramped  
mounds and the enormous areas of raised fields, both of which re-  
quired substantial human effort and a stable sociopolitical organiza-  
tion for their development. Analyses of the archaeological remains  
suggests that few cultures of the high Andes had such powerful un-  
derpinnings as the norther highlanders.  
Keywords: Late prehistoric northern highlands; Evolution of power;  
Ramped mound construction; Raised field management; Inka inva-  
sion.  
Introducción  
La conquista inka de la sierra norte del Ecuador fue uno de  
los momentos determinantes del Ecuador moderno, recordado aún  
en el uso común del término kichwa huambracuna, o los huérfanos  
debido a la aniquilación de una generación de indígenas de la región  
tras la conquista inka de esos territorios y que fue equiparada a las  
pérdidas devastadoras del lado inka. Aunque el Inka finalmente  
ganó la guerra, los costos en vidas humanas y el prestigio imperial  
en la desastrosa campaña del norte probablemente debilitaron sig-  
nificativamente al imperio solo unos años antes de que este cayera  
3
en la guerra civil seguida por la invasión española.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
78  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Si bien se ha escrito mucho sobre los inkas y sus luchas por  
el control del norte del Chinchaysuyu a fines del siglo XV, los datos  
existentes sugieren que las narrativas históricas y arqueológicas no  
son del todo coincidentes. Ninguna crónica individual presenta una  
historia completa, y los datos arqueológicos ofrecen líneas de evi-  
dencia que insinúan unas trayectorias diferentes. Un análisis cuida-  
doso muestra que, como en casi todas las victorias de los inkas, se  
han omitido muchos detalles y lo incluido puede ser desconcertante  
e incluso contradictorio, que podemos atribuir a la variabilidad en  
las intenciones de los historiadores incaicos y a las fallas en entendi-  
miento por los españoles.4  
A pesar de la visión opaca de la conquista en las crónicas, la  
arqueología de la sierra norte del Ecuador revela un poderío indí-  
gena local capaz de contener el avance inka durante décadas. Varios  
estudios han señalado la pujanza de los norteños, pero la mayoría  
habla en términos genéricos de las razones para la misma. La exce-  
5
lente publicación de Ramón destaca el desarrollo de los cacicazgos,  
más o menos en línea con el enfoque aquí presentado, pero el camino  
de Cuzco a Quito estuvo repleto de cacicazgos que no pudieron re-  
sistir el asalto inka. Esos cacicazgos derrotados, desde los wanka de  
la sierra central del Perú hasta los cañari del sur del Ecuador, estaban  
resguardados, en gran medida, por sus impresionantes pueblos for-  
tificados en lo alto de las colinas, todos los cuales, finalmente, caye-  
ron ante los inkas, algunos sin lucha.  
Los inkas se apresuraron a explotar tensiones intergrupales  
a su favor, adquiriendo aliados que lucharían voluntariamente con-  
tra sus enemigos al lado de los inkas. Entre las decenas de grupos  
subyugados de esta manera, esta estrategia de “divide y vencerás”  
incluso ayudó a los inkas a conquistar a los cañari que nunca pudie-  
3
4
5
Federico González Suárez, “Conquistas y dominación de los incas en el Reino de Quito”, His-  
toria general de la República del Ecuador, Tomo primero, Imprenta del Clero, Quito, 1890, pp.59-  
61.  
(Susan Niles The Shape of Inca History: Narrative and Architecture in an Andean Empire.  
University of Iowa Press, 1999, p. xvi; Catherine Julien, Reading Inca History. University of  
Iowa Press, 2000, pp. 3-16  
Galo Ramón Valarezo, El Poder y los Norandinos: La historia en las sociedades norandinas del siglo  
XVI, Universidad Andina Simón Bolívar y la Corporación Editora Nacional, Quito, 2006.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
79  
David Brown  
ron unirse para enfrentar al imperio debido a las fricciones internas.  
El Inka derribó fortaleza tras fortaleza todas asentadas en las cimas  
de colinas, en gran parte porque muchos de estos grupos étnicos es-  
taban frecuentemente en guerra con sus vecinos, lo que resultaba en  
una falta de confianza entre los pueblos vecinos, dejando a muchos  
incapaces de atraer aliados contra el gigante ejercito inka.  
Aunque las crónicas no están sincronizadas en los detalles,  
después de su exitosa conquista de los cañari, la fundación de To-  
mebamba y la construcción de unos fuertes poderosos, Thupa Inka  
Yupanki probablemente regresó a Cuzco un tiempo después de esta  
conquista a mediados del siglo XV y más tarde, casi seguramente  
como heredero y general principal de su padre Pachakuti, regresó  
para subyugar la región de Quito. Hay diversas perspectivas en las  
dificultades de su marcha al norte, pero el evento principal fue sin  
duda la gran batalla de Quito (refiriéndose más seguramente a la re-  
gión quiteña en lugar de la meseta de Quito). Allí habrían confron-  
tado a los quiteños que supuestamente estaban aliados con un  
6
rebelde cacique cañari. Según varias fuentes, la batalla fue difícil y  
el Inka se vio obligado a llamar a sus reservas. Después de la batalla,  
su ejército se trasladó al Quito actual para descansar y curar las he-  
ridas. La ubicación de la batalla, sin embargo, no está clara y es pro-  
bable que haya estado más cerca de las bien pobladas tierras altas  
del norte que de la meseta de Quito, todavía relativamente poco po-  
blada después de varios siglos de actividad eruptiva, especialmente  
del Volcán Quilotoa.7  
Tal vez un detalle agregado por los reales historiadores inkas  
para resaltar la grandeza de la conquista, el tamaño del ejército re-  
portado en la campaña quiteña a más de 250.000 hombres diestros  
8
en guerra debe haber sido más que suficiente para hacer frente a  
todos los cacicazgos serranos en cualquier parte de los Andes. Aun-  
6
7
P. Sarmiento de Gamboa, Historia Indica, Espasa – Calpe Argentina S. A., Buenos Aires, 1942.  
Original de 1572, p. 136  
Gregory Knapp y Patricia Mothes, “Quilotoa ash and human settlements in the equatorial  
Andes.” Actividad Volcánica y pueblos Precolombinos en el Ecuador, Patricia Mothes, coor-  
dinadora.  
8
Pedro Sarmiento de Gamboa, Historia de los Incas, Colección Horreo No. 10, Buenos Aires, 1942,  
p. 136.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
80  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
que, se desconocen todos los detalles de la batalla de Quito, a pesar  
de ser el ejército inka más grande jamás descrito en las crónicas, fue  
uno de los pocos casos en que los inkas se vieron obligados a recurrir  
9
a las reservas durante la batalla. Este detalle apoya el concepto de  
un norte poderoso.  
De hecho, las poblaciones de la época de la Integración Tar-  
10  
día de la sierra norte que se enfrentaron con los inkas constituían  
una cultura muy poderosa con la capacidad de controlar gran canti-  
dad de mano de obra, como la requerida para los proyectos de cons-  
trucción de las tolas masivas y los amplios campos elevados, tareas  
que muestran una planificación muy sofisticada y una larga colabo-  
11  
ración entre los pueblos norteños. En esa colaboración intensa, se  
puede ver las raíces de una aparente confederación existente entre  
12  
las etnias norteñas que les servían contra los inkas.  
Se propone aquí que tres características de los cacicazgos  
norteños ayudaron para lidiar contra los inkas. La primera fue la ca-  
pacidad de movilizar grandes equipos de trabajo para la construc-  
ción de monumentos públicos que fortalecerían las identidades  
étnicas locales y normalizarían los grupos de trabajo masivos, lo que  
probablemente requeriría que los residentes de diferentes comuni-  
dades trabajen juntos. En segundo lugar, el sistema agrícola de cam-  
pos elevados, así como los monumentos de tierra, muestran signos  
de una avanzada planificación y administración a gran escala, algo  
que rara vez se ve en la arquitectura de otros lugares de la sierra an-  
13  
dina. Y, en tercer lugar, los enormes proyectos de construcción y los  
9
1
Ibid.  
0 Identificamos la Integración Tardía, la última fase arqueológica pre-Inka de la sierra norte,  
con la construcción de las pirámides con rampa que empezaron de aparecer poco después  
de la erupción del Volcán Quilotoa en 1280dC, de acuerdo con Knapp y Mothes, 1998, Brown,  
2
015, y Brown, 2017. Aunque hay conexiones culturales entre la Integración Temprana, o  
Cochasquí I, la fase de montículos funerarios, y la subsecuente Cochasquí II, o Integración  
Tardía, que consiste de pirámides con rampa coronadas con templos en vez de casas, y sin  
mucha evidencia de entierros. La enormidad de esas pirámides enfatiza el poder de los nor-  
teños indígenas.  
1
1 Ver Brown 2017 y Brown 2018 para una discusión de esto.  
1
2 David O. Brown. “Conquest, Collaboration, and Resistance along the Northern Frontier of  
Tawantinsuyu: The Inka in Ecuador”. Ponencia leída en la conferencia anual de la Society  
for American Archaeology, Denver, Colorado, 2002.  
13 William S. Pratt, David O. Brown, J. Stephen Athens y Ryan Scott Hechler, “A Thousand Years  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
81  
David Brown  
complejos sistemas agrícolas, combinados con la evidencia cultural  
de largo plazo de la región, sugieren una sociedad que no estaba en  
guerra constante entre ellos, como eran tantos otros grupos andinos,  
y así pudieron unirse los norteños para enfrentar a los inkas. Clara-  
mente, no implica la incapacidad para defenderse; al contrario, la  
ausencia de conflictos internos les facilitaría juntarse contra enemi-  
gos extranjeros como los inkas.  
Evolución del poder en el norte  
Cuando los inkas concluyeron su conquista de los cañari en  
el sur del Ecuador, ya estaban mirando su próximo premio en la re-  
gión de Quito. Si bien se ofrecen una serie de razones para explicar  
las fuerzas impulsoras de las conquistas inkas, desde el supuesto  
deseo de convertir a las poblaciones locales al culto del sol, hasta la  
necesidad de saquear los pueblos enemigos para enriquecer a los sol-  
dados imperiales con el botín e incluso la búsqueda de la línea equi-  
noccial, la evidencia sugiere otro enfoque más básico. El norte era  
mayormente atractivo por sus valles fértiles y su sistema agrícola al-  
tamente productivo, así como por su gran población lo que signifi-  
caba mano de obra y súbditos imperiales.14  
Cuando los inkas inspeccionaron las tierras al norte de su re-  
cién conquistada provincia de Quito, habrían visto evidencia de la  
habilidad de los norteños para movilizar a su gente. El grupo arqueo-  
lógico-arquitectónico muy visible de tolas con rampa en Cochasquí,  
3
que suman unos 350.000 m de relleno de tierra, podría haberlos  
1
5
hecho detenerse. Los norteños habrían invertido unos 1.500.000  
of Wetland Management at Hacienda Zuleta in the Ecuadorian Andes”. Ponencia presentada  
en Fryxell Award Symposium: Papers in Honor of Timothy Beach Part II, simposio organizado  
por la Society for American Archaeology, Portland, Oregon, 2023; Brown 2018.  
4 José Echeverría, “Algunos atractivos económicos que motivaron la expansión incaica en el  
área septentrional andina norte y los nuevos datos que aporta la investigación del sitio in-  
caico de Caranqui.” Boletín de la Academia Nacional de Historia, Volumen XCII, N° 189, junio  
1
2
014, Quito, Ecuador, pp. 488-506.  
1
5 Las calculaciones de volumen de tierra están sacadas de nuestras precisas fotos aéreas por  
fotogrametría y están presentados en varias ponencias como David O. Brown, Mark D. Wi-  
llis, y Chester P. Walker, “The Late Prehistory of Ecuador from Above and Below: Remote  
sensing in the Northern Highlands”. Ponencia leída en la conferencia anual de la Society for  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
82  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
días de trabajo en la construcción de estas grandes pirámides a lo  
16  
largo de la sierra norte. Si bien tal vez no sea igual a las enormes  
1
7
pirámides de adobe de la costa peruana, ni a las impresionantes  
construcciones en piedra de los inkas, hay muy poco de este tamaño  
monumental o inversión de mano de obra en la sierra andina y, dado  
que las enormes pirámides de Cochasquí están integradas en la la-  
dera del Volcán Mojanda, el sitio monumental es también una de las  
alteraciones humanas más grandes e importantes del paisaje natural  
en todo el altiplano andino.  
En una ponencia reciente a una conferencia de la Teoría Ar-  
18  
queológica de América del Sur en Ibarra, este autor trazó la evolu-  
ción del poder político dentro de la sierra norte utilizando un modelo  
de gastos de energía en la arquitectura pública y semipública basado  
19  
en los trabajos del antropólogo Richard N. Adams quien estudió los  
costes energéticos de las fuentes de la creciente complejidad de so-  
20  
ciedades. En términos simples, el costo de mantener la sociedad se  
21  
sube con el aumento de la complejidad cultural. En este caso espe-  
cífico, el examen cuidadoso de los restos actuales de los monumentos  
American Archaeology, Washington, D.C., 2018, y David O. Brown, “Perspectivas sobre los  
cacicazgos tardíos de la sierra norte del Ecuador”. Ponencia presentada en Deconstruyendo  
los cacicazgos del norte: nuevas reflexiones sobre las sociedades de la prehistoria tardía de  
la sierra norte del Ecuador, simposio organizado por la IX Reunión de Teoría Arqueológica  
de América del Sur, Ibarra, Ecuador, 2018  
1
6 Días de trabajo están calculados usando el promedio de volúmenes de tierra de las más de  
40 montículos con rampa medidos por nuestros drones y la cuenta de tales montículos pre-  
sentada en Athens 2003, con algunas correcciones recientes, y con estimaciones de trabajo  
presentadas en Abrams 1994 y Erasmus 1965, con otras correcciones por la dureza de suelos  
volcánicos en la sierra norte del Ecuador. Vea también Wolfang Wurster, “Aportes a la re-  
construcción sobre las pirámides con rampa de edificios con planta circular de Cochasquí”,  
Colección Pendoneros, 3, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo, 1981, pp.79-124  
7 Howard I. Tsai, “Adobes y la organización del trabajo en la costa norte del Perú”, Translating  
the Americas, Volumen 2, 2014. Ver en: https://quod.lib.umich.edu/l/lacs/ 12338892.  
1
1
1
0002.004/—adobes-y-la-organizacion-del-trabajo-en-la-costa-norte-del?rgn=main;view=fu-  
lltext (12-06-2023)  
8 David O. Brown, “Perspectivas sobre los cacicazgos tardíos de la sierra norte del Ecuador”.  
Ponencia presentada en Deconstruyendo los cacicazgos del norte: nuevas reflexiones sobre las so-  
ciedades de la prehistoria tardía de la sierra norte del Ecuador, simposio organizado por la IX Reu-  
nión de Teoría Arqueológica de América del Sur, Ibarra, Ecuador, 2018.  
9 Richard Newbold Adams, Energy and Structure: A Theory of Social Power. University of Texas  
Press, 1975.  
0 Ibid.  
1 Ibid.  
2
2
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
83  
David Brown  
culturales, presumiblemente construidos para reforzar los lazos cul-  
turales y expresar el poder en términos muy concretos, se utilizarán  
22  
como indicador del creciente poder de las sociedades norteñas.  
Pocos monumentos visibles son atribuibles a los pueblos de  
la sierra ecuatoriana durante el periodo del Desarrollo Regional  
23  
(
también llamado Intermedio Temprano), que duró aproximada-  
mente desde el 200 aC hasta el 700-800 dC. Sin embargo, dejaron nu-  
merosas tumbas de pozo en varias necrópolis por el norte. Esas  
construcciones que, aunque no visibles, reflejan construcciones coo-  
perativas, que por su ubicación en proximidad pueden reflejar una  
24  
fuerte organización social. Byron Camino y sus colegas excavaron  
25  
más de 200 tumbas de este tipo, aparentemente de las élites de esa  
época al este de Urcuquí en la provincia de Imbabura. Desde cerca  
de la superficie hasta casi 14 metros de profundidad, su volumen  
3
promedio es de aproximadamente 4 m . Aunque los entierros reve-  
lan una amplia gama de élites de esa época, se supone que las tum-  
bas más profundas representan posibles entierros de autoridades  
26  
principales. Los cuatro más profundos, con promedios de casi 14  
3
metros de profundidad y 21 m de volumen excavado, contenían un  
3
total de 73 m de relleno de tierra.  
En el subsecuente período de Integración Temprana, desde  
27  
alrededor de 700-800 dC hasta justo antes de 130 0dC, las prácticas  
22 Ibid.  
2
3 Como mencionado encima en Nota 7, siguiendo los trabajos de Oberem y Wurster, 1989, en  
Cochasquí, asociamos el periodo Cochasquí I, la fase de los montículos funerarios, con la In-  
tegración Temprana, que extiende desde el final del Desarrollo Regional, que a base de los  
trabajos de Camino y Sanchez, 2018, y Pazmiño, 2014, termine por alrededor de 700-800dC,  
hasta la erupción del Volcán Quilotoa por 1280dC, de acuerdo con Knapp y Mothes, 1998.  
4 Byron Camino, y Fausto Sánchez, “Aproximación a la interpretación de las practicas funera-  
rias: transición entre los periodos de Desarrollo Regional a Integración, Urcuquí, provincia  
de Imbabura, Ecuador.” Ponencia leída en el TAAS 2018 en Ibarra.  
2
2
5 Desde el análisis inicial de más de doscientas tumbas, la cantidad de pozos ha subido acerca  
de 490 (comunicación personal, Byron Camino, 21 julio 2023), pero las más recientes no fue-  
ron incluidas.  
26 David Brown, “Perspectivas sobre los cacicazgos tardíos de la sierra norte del Ecuador” Iba-  
rra, 2018.  
2
7 Ver Notas 7 y 20. Nuestro equipo ha propuesto una secuencia cultural tardía que sigue las  
investigaciones de Oberem y Wurster 1989, identificando su periodo de Cochasquí I con la  
Integración Temprana y Cochasquí II con la integración Tardía. De nuestro parecer, la divi-  
sión entre los dos sería la erupción del Volcán Quilotoa alrededor de 1280dC. Ver  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
84  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
funerarias representan un nuevo enfoque que señala una cultura  
28  
muy diferente y una aparente condensación del poder. Aunque se  
sabe poco de los ciudadanos comunes de ese tiempo, los túmulos fu-  
nerarios muy visibles (Figura 1), parecen contener los restos de caci-  
ques locales. La arquitectura de la cripta central está muy estanda-  
rizada entre estas construcciones, siendo el tamaño del montículo la  
característica más variable.  
Figura 1. Túmulos funerarios de Cochasquí  
Foto por el autor  
29  
J. Stephen Athens ha identificado cerca de 700 montículos  
hemisféricos, pero el número real podría haber sido mucho mayor  
30  
en el pasado. Unos 30 de estos supuestos túmulos funerarios fueron  
identificados inicialmente en Cochasquí, aunque solo unos pocos  
permanecen intactos en la actualidad. Para cuantificar el esfuerzo de  
trabajo invertido en estas construcciones monumentales, nuestro  
31  
equipo de investigadores ha utilizado varios drones con buenas cá-  
28 David Brown, “Perspectivas sobre los cacicazgos tardíos de la sierra norte del Ecuador” Iba-  
rra, 2018.  
2
9 J. Stephen Athens, Inventory of Earthen Mound Sites, Northern Highland Ecuador. Manuscrito  
entregado al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. Quito, Ecuador, 2003.  
0 José Echeverría, comunicación personal, 2016  
3
3
1 David O. Brown, Mark D. Willis, y Chester P. Walker, “The Late Prehistory of Ecuador from  
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85  
David Brown  
maras conectados a unidades GPS de resolución sub-centímetro ana-  
lizado con software para crear modelos 3D del paisaje y renderizar  
o reproducir volúmenes de suelo dentro de un área específica con  
una precisión de más de 95 %. Los once montículos hemisféricos de  
Cochasquí que estaban suficientemente completos para ser medidos  
3
con drones sumaban un total de 14.500 m de tierra rellenada, un  
3
promedio de 1.315 m para esos once túmulos funerarios.  
Se han hecho varios intentos de calcular el esfuerzo de cons-  
32  
truir tales montículos de tierra. Hace varias décadas, Erasmus cal-  
culaba que obreros en México podrían llevar de dos a cuatro metros  
cúbicos de tierra en un día de cinco horas de trabajo. Osborn y At-  
3
3
hens utilizaban esos datos para estimar esfuerzos de trabajo hu-  
3
4
mano en el norte del Ecuador. Más recientemente, Abrams ha  
calculado costos de trabajo (es decir, costos energéticos de extraer  
tierra dura y llevarla una distancia determinada, expresado en horas  
de trabajo) parecidos en tierra y piedra en Yucatán. Nuestras exca-  
vaciones y perfiles en Cochasquí han sugerido que varios sedimen-  
tos extraídos de los alrededores fueron incorporados en los  
montículos, incluyendo algunos depósitos que pueden haber sido  
35  
traídos de lejos y es nuestro parecer que los suelos volcánicos in-  
tactos debajo de la zona agrícola actual de esa región son bien duros  
y difícil de extraer, sugiriendo lo contrario del resultado de Erasmus.  
En Cochasquí, juzgando por nuestras excavaciones, el subsuelo duro  
probablemente habría necesitado mucho más tiempo para sacar un  
metro cúbico de los que se han medido en los estudios de Erasmus  
y Abrams.  
Above and Below: Remote sensing in the Northern Highlands”. Ponencia leída en la confe-  
rencia anual de la Society for American Archaeology, Washington, D.C., 2018.  
2 Charles J. Erasmus, “Monument Building: Some Field Experiments.” Southwestern Journal of  
Anthropology 21(4):277-301, 1965, pp.283-285  
3
3
3 Alan J. Osborn, y John Stephen Athens, “Prehistoric Earth Mounds in the Highlands of Ecua-  
dor: A Preliminary Report.” Archaeological Investigations in the Highlands of Northern Ecuador:  
Two Preliminary Reports, editado por John Stephen Athens y Alan J. Osborn, pp. 1-25. Otavalo:  
Instituto Otavaleño de Antropología, 1974, pp.9-11  
34 Elliot M. Abrams, How the Maya Built their World: Energetics and Ancient Architecture. Univer-  
sity of Texas Press, Austin, 1994.  
35 William S. Pratt, The Utilitarian and Ritual Applications of Volcanic Ash in Ancient Ecuador. Tesis  
de Maestría, Antropología, Texas State University. San Marcos, Texas, 2019  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Ni en Las Bocas, Sonora, ni en Yucatán donde trabaja Eras-  
mus y Abrams se realizaron las pruebas en zonas de altura; más bien,  
las dos son medidas en llanos costeros. Además, los intentos ante-  
riores no han hecho tanto caso de la altura de las pirámides que fue-  
ron el destino del relleno. En las más grandes pirámides de  
Cochasquí, ese metro cubico, que es aproximadamente una tonelada  
métrica, tuvo que ser levantado hasta diez metros de altura o más a  
36  
la cima de la pirámide. Con esos datos, sugerimos que una sola per-  
sona podría haber excavado un metro cúbico de sedimentos intactos  
usando las herramientas disponibles de la época y haber llevado el  
mismo metro cúbico durante un día de cinco a seis horas de trabajo  
constante en la zona de Cochasquí. Es decir, habría costado un día  
normal del agricultor extraer y poner un metro cúbico al montículo.  
Dado que nuestras excavaciones durante varios años en una parte  
de la sierra norte, es importante entender que una buena parte de  
los suelos intactos del norte de la sierra deben ser más comparables  
con nuestras estimaciones de costos de trabajo que serían las de las  
zonas costeras de México.  
Mientras nuestros cálculos aumentan los valores que se uti-  
lizaban Osborn y Athens, sugiriendo que Paila-tola podría haber cos-  
tado hasta dos veces más que lo computaban ellos (si fueron los  
sedimentos intactos tan difíciles de extraer como en los flancos del  
37  
Volcán Mojanda), todavía no llegaba a una suma que sería una tarea  
ardua para las culturas de la época. Sin embargo, si estamos ha-  
blando de la construcción de 80 pirámides con rampa y hasta 150  
montículos cuadrados contemporáneos en la Sierra Norte, estamos  
hablando de un esfuerzo inmenso. Sin embargo, sin investigaciones  
experimentales en la sierra norte, las sencillas estimaciones nuestras  
(
una tonelada de tierra iguala a un día de trabajo) valen de manera  
comparativa dentro de nuestros cálculos y probablemente atrás toda  
3
3
6 Altura establecida por medio de fotos aéreas de drones analizado con fotogrametría.  
7 Juzgado de las cuatro temporadas que nuestro equipo pasó excavando alrededor del Cochas-  
quí, los suelos intactos abajo de ese gran grupo de pirámides con rampa parecen mucho más  
endurecidos de los que utilizaban los estudios previos en contextos costeños; no hemos po-  
dido hacer una correlación directa con Paila-tola donde hicieron su estudio Athens y Osborn,  
y hasta que tenemos unos estudios experimentales en la sierra norte, esta distinción queda  
sin resolución.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
87  
David Brown  
la sierra norte puesto que nuestros cálculos de volumen están bien  
precisos.  
Midiendo los montículos funerarios con el dron, el más pe-  
3
queño de estos túmulos en Cochasquí, con solo 436 m , es decir, sería  
todavía 18 veces más grande que la más grande de las cuatro tumbas  
principales” del Desarrollo Regional en Yachay con aproximada-  
3 38  
mente 24 m . El montículo funerario mediano de la Integración  
Temprana es, en realidad, más de 60 veces el tamaño de la supuesta  
tumba principal mediana de Yachay. Usando nuestro revisado cál-  
culo, costaría más de 20 días de trabajo construir una principal  
tumba de pozo y, entonces, podría haber costado más de 1.300 días  
de trabajo construir el túmulo funerario mediano y más de 2.500 días  
para construir el más grande. El mediano habría requerido unos 40  
trabajadores durante un mes completo (o hasta dos meses para los  
más grandes), una inversión significativamente superior a las cons-  
trucciones funerarias del Desarrollo Regional. Aunque este rango de  
estimaciones de construcción es, en el mejor de los casos, una apro-  
ximación, puede dar, por lo menos, una idea del tamaño de la po-  
blación asociada que sustentaba a cada jefe enterrado y sugiere un  
mínimo de cientos de residentes, un número muy factible para un  
asentamiento de la época.39  
Los montículos de plataformas masivas, o pirámides como  
se describen para distinguirlos de los montículos hemisféricos, ca-  
racterizan la época de la Integración Tardía, que comenzó alrededor  
40  
de la erupción del Volcán Quilotoa en 1280 dC. En orden de mag-  
nitud son más grandes que los túmulos funerarios del período ante-  
rior (Figura 2). Aunque las funciones rituales y públicas son  
aparentes en la construcción, también representan un nuevo enfoque  
cultural, siendo que no hay evidencias que están dedicados de inicio  
para entierros de élites.  
3
8 Con datos de Camino y Sanchez 2018, se presentó este análisis en Brown 2018, usando las  
tumbas más grandes como representativas de gente principal de la población anciana.  
9 Es especulativo ser más específico pero dado el tamaño de los montículos y la esfuerza de  
construcción estimada, la población mínima involucrada en la construcción debe haber sido  
más de 200 y menos de 1000 personas.  
3
4
0 Francisco Valdez, Agricultura ancestral camellones y albarradas: contexto social, usos y retos del  
pasado y del presente: coloquio agricultura prehispánica sistemas basados en el drenaje y en la eleva-  
ción de los suelos cultivados, Editorial Abya Yala, 2006, p.113  
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88  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Figura 2. Pirámide K con rampa en Parque Cochasquí  
Foto aérea del dron por Mark Willis  
Nueve grandes pirámides con rampa en Cochasquí tienen  
3
un promedio de 35.860 m de relleno de tierra, medido con nuestros  
drones, 27 veces más que el anterior túmulo funerario mediano.  
Como los túmulos, las pirámides también son muy variables en ta-  
maño. La más pequeña de las “pirámides” con rampa tiene solo  
3
5
.250 m de relleno, aproximadamente el doble del tamaño de los tú-  
mulos funerarios, pero la más grande de las pirámides en Cochasquí,  
3
que cuenta con 117.500 m , es 270 veces más grande que el túmulo  
funerario más pequeño, mientras que la misma pirámide grande  
sigue siendo 46 veces mayor que el túmulo funerario más grande,  
destacando las diferencias en esfuerzo entre las dos fases arqueoló-  
gicas del sitio. Vea la Figura 3 para un croquis de los montículos fu-  
nerarios y las pirámides de Cochasquí.  
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David Brown  
Figura 3. Pirámides y montículos de Cochasquí  
Mapa de Ryan Scott Hechler, 2023, basado en datos de Udo Oberem de 1964-1965  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
En comparación con las anteriores tumbas de pozo del pe-  
riodo de Desarrollo Regional, la pirámide con rampa mediana en  
Cochasquí representa 1.728 veces más esfuerzo que la tumba de pozo  
mediana. Utilizando las estimaciones tomadas de nuestros drones,  
podría haber costado hasta 36.000 días de trabajo construir una pi-  
rámide con rampa del tamaño mediano en Cochasquí, y hasta  
1
20.000 días de trabajo para construir la más grande. Se necesitarían  
más de 100 personas trabajando todo un año para construir la me-  
diana, o más de 300 personas trabajando todos los días durante un  
año para construir la más grande.41  
Probablemente, la construcción de todo Cochasquí hubiera  
costado más de 300.000 días de trabajo. Estas eran poblaciones agrí-  
colas con limitado tiempo libre para actividades fuera de sus esfuer-  
zos de subsistencia. Con tareas centradas, en gran medida, en el  
sostenimiento y los trabajos cotidianos, la construcción de monu-  
mentos masivos podría haber ocupado décadas del tiempo disponi-  
ble y aun podría haber sido un proceso constante durante los siglos,  
con una o más de las pirámides quizás en construcción en cualquier  
momento dado. La escala de los esfuerzos asegura que la construc-  
ción de las pirámides excedería la vida de una sola élite, a diferencia  
de las construcciones más simples de épocas anteriores como los  
montículos funerarios o las tumbas de pozo que están mayormente  
dedicadas cada una a una sola persona. En cambio, los esfuerzos más  
tardíos deben haber representado la construcción continua de las pi-  
rámides bajo la supervisión de una secuencia de varias élites, una  
transformación conceptual del significado cultural de los monumen-  
tos a partir de su anterior asociación con una sola élite. Desde otra  
perspectiva, si la tumba de pozo mediana requería la colaboración  
de la familia del difunto, el montículo funerario podría involucrar a  
buena parte de la población de un asentamiento, y las pirámides, tan  
enormes que son, representarían el esfuerzo conjunto de varios asen-  
tamientos o de varios pueblos. Un gigantesco grupo de montículos,  
4
1 David O. Brown, Mark D. Willis, y Chester P. Walker, “The Late Prehistory of Ecuador from  
Above and Below: Remote sensing in the Northern Highlands”. Ponencia leída en la confe-  
rencia anual de la Society for American Archaeology, Washington, D.C., 2018.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
91  
David Brown  
como el de Cochasquí, probablemente necesitó el trabajo de muchos  
asentamientos de varios miles de personas. Usando los estimados  
42  
de población variable ofrecidos por Knapp y la cuenta de pirámides  
43  
ofrecida por Athens, se sugiere que el centro ceremonial de Cochas-  
quí representaba una población de 12.000 a 28.000 personas, o quizás  
un promedio conveniente que pudiera ser alrededor de 20.000 per-  
sonas.  
3
Para extender a nuestra estimación de 343.423 m de tierra  
para la construcción de pirámides en Cochasquí, utilizamos los mis-  
mos drones para medir el volumen de las pirámides en Zuleta, una  
3
suma de 259.254 m en total. Se revela que las pirámides de Zuleta  
son más numerosas, pero más pequeñas que las de Cochasquí. Esto  
3
proyecta un total general de 602.277 m de relleno de tierra que com-  
prende las pirámides de los dos sitios. Usando el volumen promedio  
3
de montículos calculado por drones, alrededor de unos 20.089m  
para los dos grandes grupos de montículos con rampa en Cochasquí  
y Zuleta, es posible calcular un estimado de metros cúbicos para toda  
44  
la sierra norte basada en el inventario original de Athens. Con al-  
gunas correcciones nuestras que sugieren un número mínimo de 80  
pirámides con rampa en el norte, esas reflejan un total estimado de  
3
1
.121.160 m de relleno. Es mucho más difícil de calcular los totales  
de las pirámides cuadrangulares sin rampa, de las cuales son casi  
3
1
50 ejemplos, pero un cálculo mínimo sería alrededor de 300.000 m .  
Puesto que varias de las pirámides medidas han sido daña-  
das o reducidas por el arado, y es muy probable que otras hayan sido  
completamente destruidas, la cantidad real de construcción de pirá-  
mides de tierra en la sierra norte durante la Integración Tardía, que  
3
calculamos a casi 1.500.000 m , fácilmente puede haber superado a  
3
los 2.000.000 m de relleno de tierra con lo que se ha dañado, arado,  
o removido completamente. Esto constituye un esfuerzo de cons-  
trucción gigantesco, y uno de los más grandes de toda la sierra an-  
dina. Para un contraste relevante, la cantidad de tierra movida en la  
4
2 Gregory Knapp, Andean Ecology: Adaptive Dynamics in Ecuador. Dellplain Latin American Stu-  
dies, No. 27. Westview Press, Boulder, Colorado, 1991.  
3 J. Stephen Athens, Inventory of…op.cit.  
4
4
4 Ibid.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
92  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
construcción del periodo inka de todos los pucarakuna de la sierra  
norte, medida también por nuestros drones, fue poco más de 150.000  
3
m de relleno, 10 % del volumen mínimo de las pirámides o alrede-  
dor de 80 % de la tierra movida en la construcción de solo las dos  
pirámides más grandes de Cochasquí.  
Si bien las secciones que siguen del artículo examinan otros  
esfuerzos laborales en la sierra norte, especialmente aquellos rela-  
cionados con la agricultura, el esfuerzo invertido en la construcción  
de las pirámides es bastante diferente al invertido en actividades de  
subsistencia que producen un retorno directo. En cambio, es proba-  
ble que las actividades en la cima de las pirámides hayan reforzado  
45  
la cohesión social, fomentando la identidad étnica. Sin casi nada de  
construcciones monumentales contemporáneas de esta escala en la  
sierra andina entre Quito y Cuzco, el poder comparativo de los del  
norte se vuelve mucho más claro.  
Capacidad organizacional de los pueblos norteños  
A pesar de la gran cantidad de mano de obra que se requería  
para la construcción de las pirámides, el mantenimiento de los sis-  
temas agrícolas de campos elevados superaría el esfuerzo de erigir  
46  
47  
las pirámides. Knapp siguiendo a Gondard y López ha notado los  
restos de 1.800 ha de campos elevados en el norte, probablemente  
una estimación mínima basada, en gran parte, en los restos de campo  
aún visibles en la actualidad. Nuestras excavaciones realizadas en el  
3
año 2022 en Zuleta han sugerido un mínimo de 1 m de tierra movida  
2
3
por cada 6 m de superficie, implicando unos 3.000.000 m movidos  
en el norte, dos veces más de lo que reflejan las pirámides, aunque  
una parte de los campos elevados ya estaba en su lugar durante la  
4
4
4
5 J. Stephen Athens, “Etnicidad y adaptación. El periodo tardío de la ocupación Cara en la Sie-  
rra Norte del Ecuador.” Sarance 24: 161-204. Otavalo, 1997.  
6 Gregory Knapp, Ecología cultural prehispánica del Ecuador. Banco Central del Ecuador. Serie  
Geográfica, 1988, p.31  
7 Pierre Gondard, y Freddy López, Inventario preliminar arqueológico de los Andes septentrionales  
del Ecuador. Quito: Ministerio de Agricultura y Ganadería, Programa Nacional de Regiona-  
lización – PRONAREG; Francia: Office de la Recherche Scientifique et Technique outre mer  
ORSTOM; con el auspicio del Banco Central del Ecuador, 1989.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
93  
David Brown  
anterior época de la Integración Temprana, antes de la erupción del  
Volcán Quilotoa. En cualquier caso, además de los esfuerzos de cons-  
trucción originales de los campos elevados, los costos de manteni-  
miento del sistema pueden haber sumado hasta un millón de días  
de trabajo adicionales por año.48  
Si bien el esfuerzo de la comunidad en estas construcciones  
agrícolas elevadas reforzaría la cohesión social y la identidad étnica  
tanto como las pirámides, más allá de los costos brutos de construc-  
ción y mantenimiento, los sistemas agrícolas requerían de una cui-  
dadosa planificación previa a la construcción, ya que generalmente  
están conectados a través de un área amplia y requieren administra-  
ción a gran escala. La agricultura sin riego no necesita tanta coordi-  
nación con los vecinos, mientras que el riego, y especialmente los  
sistemas de campos elevados más complejos, conllevan costos de  
gestión continuos. Con los campos elevados, cada parcela depende  
del buen funcionamiento de la serie de campos enlazados aguas  
arriba y, en cierta medida, también aguas abajo. Un paquete de te-  
rreno mal construido o con problemas de funcionamiento podría li-  
mitar la producción de las secciones vecinas o incluso detenerlas por  
completo. Además, un campo abandonado, si no se le da manteni-  
49  
miento, podría comprometer partes más grandes del sistema.  
De hecho, los sistemas grandes de campos elevados habrían  
requerido controles de diseño y construcción, así como requisitos de  
limpieza regulares para proteger a la comunidad de usuarios. Esta  
50  
es una tarea compleja y laboriosa. El autor de este artículo ha acom-  
pañado a grupos de usuarios de canales de riego originalmente cons-  
truidos por los inkas en la sierra central del Perú y ha sido testigo  
directo de varios debates acalorados durante los “trabajos”. De  
48 Gregory Knapp, Ecología cultural prehispánicaop. cit.  
4
9 William S. Pratt, David O. Brown, J. Stephen Athens y Ryan Scott Hechler, “A Thousand Years  
of Wetland Management at Hacienda Zulet in the Ecuadorian Andes”. Ponencia presentada  
en Fryxell Award Symposium: Papers in Honor of Timothy Beach Part II, simposio organizado  
por la Society for American Archaeology, Portland, Oregon, 2023. Ver también William S.  
Pratt y Ryan Scott Hechler, “An Exploration of Wetlands and the Disappearance of Wetland  
Agriculture in the Ecuadorian Highlands”. Ponencia leída en la Conference of Latin Ameri-  
can Geography, Tucson, Arizona, 2023.  
50 Gregory Knapp, Ecología…op. cit. Gregory Knapp, Andean Ecology: Adaptive Dynamics in Ecua-  
dor. Dellplain Latin American Studies, No. 27. Westview Press, Boulder, Colorado, 1991.  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
hecho, gran parte del tiempo asignado a la limpieza de los canales  
del Perú se dedicó a tales discusiones y no a la limpieza en sí. La  
fuerte cooperación de la comunidad en estas situaciones tensas re-  
percutiría en todo el grupo, mientras que las quejas enterradas o ig-  
noradas podrían conducir a disputas serias que incluso llevaría a la  
violencia. Si bien es probable que tales tensiones sean una parte ine-  
vitable de cualquier organización hidráulica tan compleja, se supone  
que la persistencia de los sistemas de riego durante siglos requeriría  
de una amplia cooperación comunitaria y probablemente cierta su-  
presión de las hostilidades potenciales que podrían causar el colapso  
del sistema.  
Algunos de los sistemas de campos elevados ilustran la com-  
plejidad de su diseño y el control general. Al noroeste de Cayambe,  
la variabilidad de las parcelas sugiere un desarrollo a través del  
tiempo, con poca estandarización de orientación o tamaño. Sin em-  
bargo, las parcelas adyacentes están unidas en un gran sistema y,  
como hemos dicho, cualquier mal funcionamiento o limpieza des-  
cuidada de cualquier paquete podría dañar fácilmente una buena  
parte del sistema de camellones que exige un control subyacente o  
permanente.  
Se desconoce la edad precisa del enorme sistema de riego al  
noroeste de Cayambe (aunque parece haber comenzado en la Inte-  
gración Temprana), pero los campos elevados al sur del Lago San  
Pablo cerca de las Haciendas Cusín y La Vega parecen más grandes  
y estandarizados en tamaño y orientación. Nuestra examinación del  
perfil de una de dos pirámides modestas cerca de la Hacienda La  
Vega verificó trozos descartados de ceniza endurecida del Quilotoa  
en el relleno, sugiriendo un complejo correspondiente a la Integra-  
ción Tardía reconstruido sobre un sistema anterior dañado por la  
erupción de Quilotoa que cubrió campos elevados con ceniza volcá-  
nica tras del norte.  
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David Brown  
Espacios sagrados y espacios agrícolas  
Lo que parece de mayor importancia es que esas dos peque-  
ñas pirámides cuadradas están totalmente integradas en los campos  
elevados (Figura 4). El más oriental tiene crestas de los campos ele-  
vados que trepan intencionalmente sobre las laderas inclinadas oeste  
y este de la pirámide. Este raro elemento de diseño lateral parece ser  
una elección ritual o estética más que un elemento puramente fun-  
cional, ya que las ranuras de empinada pendiente en los lados incli-  
nados de la pirámide no habrían atrapado agua. Sin embargo, la  
fuerte integración entre camellones y tolas implica que la estructura  
estuvo construida dentro de un sistema en pleno funcionamiento.  
Este aspecto de diseño y su ubicación muy adentro de una gran ex-  
tensión de campos elevados niega la posibilidad de una residencia  
cualquiera, afirmando en cambio una marcada conexión con activi-  
dades agrícolas.  
Figura 4. Foto aérea de dron de las pirámides de La Vega  
Autor: Mark Willis  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
La excavación limitada y el paso con magnetometría realiza-  
dos por nuestro equipo en La Vega en 2019 indican que las pirámides  
tenían pequeñas estructuras circulares en la parte superior que Fran-  
5
1
cisco Sánchez ha identificado como un espacio para ceremonias  
agrícolas, una lógica y muy factible interpretación de la probable  
función de un montículo construido dentro de tal sistema (Figura 5).  
Figura 5. Resultados de magnetometría sobre las pirámides de La Vega  
Datos de magnetometría por Chester Walker sobre foto aérea por Mark Willis  
Más significativo aún, la incorporación intencional de estruc-  
turas ceremoniales, es decir, la pequeña pirámide y el edificio circular  
en la parte superior, dentro del sistema de terrenos altamente pro-  
ductivo, implica la conexión de las creencias religiosas con los cam-  
pos elevados por todo el norte. Este vínculo directo revela otro factor  
51 Francisco Sánchez, “Continuidad y cambios en rituales de la siembra y la cosecha en el sur  
del lago San Pablo, Imbabura-Ecuador.” International Journal of South American Archaeology  
13: 7-20, 2018.  
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David Brown  
subyacente en la integración regional que probablemente habría for-  
talecido a las culturas de la sierra norte con el tiempo.  
La conexión entre pirámides coronadas por estructuras ri-  
tuales dedicadas a ceremonias agrícolas dentro de los campos pro-  
ductivos, que puede ser un posible indicador de una integración  
cultural generalizada, plantea la cuestión de una función más amplia  
de las pirámides. En varias presentaciones, nuestro equipo ha argu-  
mentado que hay pocas posibilidades de que las enormes pirámides  
fueran residencias de cualquier tipo; el diseño, la orientación y las  
rampas absurdamente largas de las pirámides grandes más bien in-  
dican un rol ritual en la sociedad.  
Las fuentes de poder – alineaciones con lagunas y manantiales  
La Figura 6 presenta los datos de nuestro paso con magnetó-  
metro en 2017 sobre la parte superior de la Pirámide K en Cochasquí,  
indicando los muros exteriores atrincherados del bohío, las dos zan-  
jas interiores y la entrada al sur con piedras al lado.  
Figura 6. Pirámide K de Cochasquí  
con resultados de magnetometría sobrepuestos.  
Datos de magnetometría de Chester Walker  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
La Figura 7 muestra esos resultados superpuestos por el di-  
52  
bujo de Oberem y Wurster de uno de los dos similares edificios ex-  
cavados en la Pirámide E, mostrando la gran similitud. Nuestras  
excavaciones en la cercana Pirámide G sugieren otra construcción  
parecida con muro exterior circular y zanjas adentro allí también.  
Figura 7. Magnetometría de K con dibujo alemán  
de la estructura de la E sobrepuesto  
Datos de magnetometría de Chester Walker  
con dibujo sobrepuesto de Oberem y Wurster 1989  
Al final, todas las estructuras equivalentes en la cima de las  
pirámides podrían describirse mejor como templos, y si las sugeren-  
cias de Sánchez son correctas, entonces quizás la mayoría o todas las  
pirámides del norte podrían estar dedicadas a ritos agrícolas. La  
construcción de estas pirámides poco después de la erupción del Vol-  
53  
cán Quilotoa, un evento que resultó en una de las sequías más ex-  
5
5
2 Udo Oberem y Wolfgang Wurster, editores, Excavaciones en Cochasquí…op. cit.  
3 J. Stephen Athens y Patricia Mothes, “Volcanism and archaeology in the northern highlands  
of Ecuador.” Actividad volcánica y pueblos precolombinos en el Ecuador. pp. 157-189. Abya-Yala,  
Quito, Ecuador, 1998.  
Gregory Knapp, y Patricia Mothes, “Quilotoa Ash and Human Settlements in the Equatorial  
Andes.” En: Actividad Volcánica y pueblos Precolombinos en el Ecuador. P. Mothes, ed. Pp. 139-  
1
56. Quito: Abya-Yala, 1998.  
Patricia Mothes, y Minard Hall, “Quilotoa’s 800 yr BP Ash: A valuable stratigraphic marker  
unit for the integration period.” En: Actividad Volcánica y Pueblos Precolombinos en el Ecuador.  
pp. 111-138. P. Mothes, ed. Quito: Abya-Yala, 1998.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
99  
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5
4
tensas y severas de la prehistoria de la sierra norte, bien podría  
haber dado lugar a nuevas actividades rituales en busca de alivio a  
la aridez. Como indicado arriba, este fenómeno ocurrió aproxima-  
55  
damente 1280dC y la sequía subsecuente duraba décadas si no si-  
glos como parte del fenómeno global de la Edad Pequeña de Hielo,  
56  
un largo periodo de climas más fríos y más secos.  
Si bien las rampas alargadas generalmente están orientadas  
de manera similar en cada grupo de pirámides, cada grupo o pirá-  
mide aislada también presenta su propia orientación única que pa-  
rece depender, en gran medida, de la topografía local (Figura 8). Las  
rampas generalmente se ubican en el lado de la pendiente descen-  
dente del montículo cuadrilátero donde se realiza el máximo efecto  
de subir por la rampa absurdamente larga, mirando al paisaje hacia  
arriba, que tal vez sea una pista sobre la función de la pirámide. La  
subida de la modesta pirámide con rampa de La Vega apunta hacia  
un cercano pantano de totora adyacente al pueblo de Pijal, pero al  
extender la orientación de la rampa más hacia el oeste, cruza la cima  
del volcán Mojanda y cae sobre los lagos del interior, aún sagrados  
para algunos residentes indígenas.57  
Patricia Mothes, y Minard Hall, “The Plinian fallout associated with Quilotoa’s 800 yr erup-  
tion, Ecuadorian Andes.” Journal of Volcanology and Geothermal Research 176: 56-69. Amster-  
dam: Elsevier, 2008.  
5
4 M.P. Ledru, et al., “The Medieval Climate Anomaly and the Little Ice Age in the eastern Ecua-  
dorian Andes.” Climate of the Past 9:301-321, 2013.  
5 Knapp y Mothes 1998, op. cit.  
6 Ledru…op. cit., 2013; Fagan…op. cit., 2009  
7 Max Uhle, “Die Ruinen von Cochasquí”. Ibero-amerikanisches Archiv 7, no 2: 132, 1933-34. Ver  
también Fausto Sarmiento, et al., “Sacred Imbakucha: Intangibles in the Conservation of Cul-  
tural Landscapes in Ecuador”. En: Protecte Landscapes and Cultural and Spiritual Values. J.-M.  
Mallarach, ed. pp. 123. Heidelberg: Kasparek Verlag.  
5
5
5
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100  
Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Figura 8. Orientación de las rampas en pirámides de la sierra norte  
Figura del autor sobre imágenes de Google Earth  
y mapas topográficos compilados por Mark Willis  
Aunque muchos estudios de las orientaciones de los sitios y  
de los rasgos de los individuos presentan poca evidencia contextual  
sólida más allá de la orientación, Cochasquí ofrece un entorno único  
para tales estudios con múltiples rampas, todas las que apuntan  
hacia el Volcán Mojanda y sus lagos sagrados que son Caricocha, el  
más grande, Yanacocha, en el borde nororiental, y el pequeño y poco  
profundo Huarmicocha debajo del borde sur del cráter. Siguiendo el  
5
8
análisis de Ledru, parecería que la construcción de las pirámides  
se inició durante uno de los períodos más secos de la prehistoria  
ecuatoriana, y como notado arriba, coincidiendo efectivamente con  
58 Ibid.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
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David Brown  
59  
la Pequeña Edad de Hielo. Por lo tanto, no sería una sorpresa ver  
surgir un culto al agua en tales condiciones. Y además de los lagos,  
en el periodo de nuestra investigación observamos que se encuen-  
tran manantiales importantes en los flancos superiores del sureste  
del cráter, poco más arriba de Cochasquí y sin duda conocidos por  
los habitantes prehispánicos de la región.  
Utilizando nuestros modelos de paisaje precisos, geolocali-  
zados y basados en vuelos de drones sobre las pirámides, fue posible  
derivar extensiones razonablemente precisas de las orientaciones de  
las rampas (Figura 9).  
Figura 9. Orientaciones extendidas desde las rampas de Cochasquí  
Figura del autor sobre bases de Google Earth  
No es solo que todas las orientaciones modeladas pasaron a  
través de uno de los dos lagos más grandes, sino que las orientaciones  
de rampa de las cuatro pirámides occidentales pasan a través del lago  
del oeste y las seis más del este pasan por el lago oriental (Figura 10).  
59 Ibid. Lea la publicación de Ledru  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Figura 10. Orientaciones extendidas por las lagunas del cráter de Mojanda  
Figura del autor sobre bases de Google Earth  
Los lagos de Mojanda, que se encuentran a 10 km al norte de  
y 800 m por encima del complejo arqueológico Cochasquí y comple-  
tamente ocultados desde las pirámides por las empinadas paredes  
del cráter, solo ocupan cerca de la mitad de los 5 km del ancho del  
cráter y las orientaciones extendidas de las rampas pasan dentro de  
un corredor aún más angosto; es casi imposible pensar que las orien-  
taciones se crucen dentro de los lagos por casualidad. Curiosamente,  
ninguna de las orientaciones de las rampas pasa por la diminuta  
60  
Huarmicocha; ello sugirió que este lago era poco más que un pan-  
tano en esa época y quizás estuvo seco la mayor parte del tiempo  
durante la construcción de las pirámides. El ancho aproximado de  
este pequeño lago es casi idéntico al espacio entre las orientaciones  
este y oeste, lo que nuevamente respalda el concepto de que los lagos  
existentes en esa época fueron el enfoque de las orientaciones, y que  
estas líneas sugieren una importante conexión entre los recursos hí-  
dricos, sagrados o no, y el grupo de pirámides con rampa.  
6
0 Melanie A. Riedinger, The Application of Fossil Diatom Assemblages in Reconstructing Mid to Late  
Holocene Climate in the Neotropics: The Paleolimnology of Huarmicocha and Lake Ayauchi, Ecuador.  
Tesis doctoral, Ohio State University, 1993.  
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David Brown  
La planificación de los espacios rituales como señal de poder  
Al igual que con los campos elevados, las alineaciones apa-  
rentes de las pirámides de Cochasquí reflejan el control del espacio  
arquitectónico y, quizás lo que es más importante, la planificación  
arquitectónica antes de la construcción a gran escala, una habilidad  
61  
que compartieron con los inkas. Es bastante obvio que los campos  
elevados reflejan una fuerte tradición de planificación temprana, así  
como un control continuo que pudo haber surgido durante la fase  
anterior de la Integración Temprana, cuando se pensaba que los cam-  
pos elevados se habían extendido ampliamente por todo el norte.  
Los túmulos funerarios construidos durante esa fase temprana no  
muestran evidencia de orientación u organización intencional, aun-  
que definitivamente hay algunas agrupaciones. De nuestras obser-  
vaciones en la sierra norte, la mayoría de esos montículos funerarios  
ocurren en grupos en vez de ser solitarios.  
Si bien las rampas en los grupos de pirámides en el norte  
muestran una correlación interna entre las orientaciones, hay menos  
evidencia para la planificación en la organización de los grupos de  
pirámides. La clara excepción es el grupo piramidal de Cochasquí,  
el grupo norteño más grande en términos de esfuerzo de construc-  
ción, que muestra evidencia dramática de una planificación previa  
62  
a la construcción coordinada (Figura 11). La disposición axial en el  
corazón del sitio es un ejemplo incuestionable de esta planificación  
arquitectónica a gran escala. Sin embargo, lo que puede ser más im-  
portante, es que el complejo planificado gira en torno a dos pirámi-  
des minúsculas, H y J, efectivamente las más pequeñas en el sitio y  
entre los montículos cuadriláteros más pequeños de la sierra norte.  
6
1 Si bien existen varias prácticas culturalmente compatibles entre las poblaciones locales y los  
Inka, el agua también era muy sagrada y una fuente de poder para los inkas. Ver David O.  
Brown, “Water and Power in the Provinces: Water Management in Inka Centers of the Cen-  
tral Highlands of Peru”. Tawantinsuyu 5: 23-36, 1998.  
62 David Brown, Mark Willis y Chester Walker, The Late Prehistory of Ecuador… op cit.  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Figura 11. Espacio planificado en el núcleo piramidal del Cochasquí,  
con los ejes indicados en bandas color gris  
Figura del autor sobre modelo 3D creado por Mark Willis  
Aunque no se sabe mucho de la modesta pirámide J, la H sí  
tenía un piso y los restos de un rasgo parecido a las emparejadas ca-  
naletas que se encuentran en los otros bohíos encima de las pirámi-  
6
3
des de Cochasquí, y es probable que servía para una función  
similar. Se sugiere que todas las pirámides se coronaban con bohíos,  
pero no de residencias sino espacios de función social, y muy pro-  
64  
bablemente templos o adoratorios. Lo que nos sorprende más que  
todo es que la ubicación de las dos pirámides más minuciosas está  
precisamente al centro del gran complejo aparentemente planificado.  
Este curioso arreglo de pirámides resulta en las dos más grandes del  
6
3 Udo Oberem, y Roswith Hartmann, “Informe de trabajo sobre las excavaciones arqueológicas  
de 1964-1965.” Cochasquí: Estudios Arqueológicos, Vol. 1, Udo Oberem, ed, pp. 39-57. Otavalo:  
Instituto Otavaleño de Antropología, 1981, p.47  
Wolfgang Wurster, “Ruinas existentes.” Excavaciones en Cochasquí, Ecuador, 1964-1965, editado  
por Udo Oberem y Wolfgang Wurster, pp. 11-69. Mainz Am Rhein: Verlag Philipp von Za-  
bern, 1989, pp.38-39  
6
4 Ibid.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
105  
David Brown  
sitio colocadas a cada lado de las más pequeñas, implicando que la  
gran macroestructura de varias pirámides masivas no representó un  
solo cacicazgo enorme, en que se debe encontrar la más grande cen-  
tralizada, sino a una agrupación de varios pueblos, cacicazgos me-  
nores, o grupos vinculados alrededor de un sistema agrícola,  
compartiendo los espacios rituales del enorme centro ceremonial. Y  
cada pirámide construida y usada por un grupo social tal como su-  
giere Jijón y Caamaño.65  
A pesar del discurso sobre poder que se ha presentado aquí,  
la capacidad de organizar enormes cantidades de labor no necesa-  
riamente implica una específica estructura política social, aunque se  
presume que el nivel del desarrollo cultural sería asociado con una  
sociedad del rango medio como un cacicazgo. Sobre todo, la eviden-  
cia sugiere que nunca habría sido un solo cacique encargado de toda  
la construcción y/o administración de este centro sobre todo durante  
la época preinka. Lo que es más probable, con todas las tolas asocia-  
das con grupos corporativos, es que fueran 80 jefes de pueblos o gru-  
pos de pequeñas aldeas, y que cada grupo hizo sus fiestas y  
oraciones en su propia pirámide con rampa. Usando las estimaciones  
66  
de población ofrecidas por Knapp, esta distribución resultaría en  
0 grupos con poblaciones locales entre 1.000 y 2.200 personas, una  
8
cantidad razonable por un pueblo de esa época.  
De hecho, asumiendo una sincronía geográfica en el diseño,  
las enormes Pirámides G y K, a ambos lados de la pequeña H, po-  
drían haber representado a los cercanos asentamientos pre-inka  
como Malchinguí, unos pocos kilómetros al oeste y quizás represen-  
tado por la gran pirámide occidental G, y el antiguo pueblo de To-  
cachi, justo al otro lado del valle hacia el este, quizás la Pirámide K  
(Figura 12). Si este fuera el caso, uno puede imaginar que cada una  
de las tolas de Cochasquí podría haber representado una de las po-  
67  
blaciones más grandes alrededor del volcán Quilotoa.  
6
6
6
5 Jacinto Jijón y Caamaño, Contribución al conocimiento de los Aborígenes de la Provincia de Imbabura  
en la República del Ecuador. Madrid: Blass y Cía, 1914, pp.295-298  
6 Gregory Knapp, Andean Ecology: Adaptive Dynamics in Ecuador. Dellplain Latin American Stu-  
dies, No. 27. Westview Press, Boulder, Colorado, 1991.  
7 Para conocer la historia de estos pueblos, consulte Ryan Scott Hechler y William Pratt, “Co-  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Figura 12. Mapa de las poblaciones discutidas de Mojanda  
y las lagunas de Mojanda  
Mapa de Ryan Scott Hechler, 2023  
Finalmente, más allá del nivel de cooperación involucrado  
en la construcción planificada del grupo más grande, cada pueblo  
quizás representado por su propia pirámide, construyeron terrazas  
artificiales entre las pirámides principales (Figura 13), agregando  
2
1
5.500 m de espacio funcional al complejo, y uniendo las pirámides  
centrales en una sola macroestructura única e inmensa. Un área de  
terraza artificial examinada en 2019 detrás de la Pirámide G presentó  
evidencia de un mínimo de 2,5 m de relleno intencional, sugiriendo  
una cantidad de relleno enorme, tal vez, equivalente a una de las  
grandes pirámides.  
chasquí, 1532 a 1932: 400 años de resiliencia histórica”. Boletín de la Academia Nacional de His-  
toria 100, no 208-A: 179-214, 2022.  
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David Brown  
Figura 13. Terrazas construidas adentro del grupo inicial  
de pirámides de Cochasquí  
Mapa del autor sobre modelo 3D por Mark Willis  
Esto argumenta que el centro mayor, con las varias pirámides  
posiblemente construidas como espacios rituales para los residentes  
de las aldeas cercanas, significa una coordinación aún mayor de lo  
que se hubiera esperado de tal grupo, especialmente conociendo los  
patrones arquitectónicos más simples de la fase anterior. Pero es bien  
claro que, al menos Cochasquí no fue una colección al azar de pirá-  
mides sino un centro ceremonial regional planificado desde su con-  
6
8
cepción un siglo y medio antes de la llegada de los inkas. Y las  
terrazas caminables construidas adentro del grupo mayor dan énfa-  
sis a esas conexiones entre los grupos sociales que han levantado los  
monumentos.  
68 David O. Brown, Mark D. Willis, y Chester P. Walker, “The Late Prehistory of Ecuador from  
Above and Below: Remote sensing in the Northern Highlands”. Op cit.  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Esas terrazas, conectando las pirámides centrales con plani-  
cies muy caminables, literalmente cimentan los enlaces entre los tem-  
plos de las pirámides del grupo. A una escala más amplia, los  
incontables asentamientos pre-inka a lo largo del altiplano andino  
presentan poca evidencia de planificación a gran escala y/o modifi-  
cación del paisaje. Si bien no es fácil crear un modelo matemático de  
tal comportamiento, es claro que tanto los serranos del norte como  
los inkas poseían estas sofisticadas capacidades culturales, capacida-  
des que evidencian jerarquías organizacionales más amplias. Por lo  
tanto, la distribución paralela de pirámides con rampa y grupos de  
campos elevados argumenta fuertemente a favor de la unidad cultu-  
ral y ritual en todo el norte, mucho más allá de la simple habilidad  
de acumular grandes grupos de trabajo para la construcción. Esta his-  
toria de planificación y organización amplia, y de un ritual compar-  
tido por toda la región, seguramente habría sido un elemento  
estratégico para defenderse de cualquier ataque militar.  
Agua, poder y paz  
Se han presentado diversas perspectivas sobre los habitantes  
de la sierra norte durante la fase de la Integración Tardía y su en-  
frentamiento al Inka en la última mitad del siglo XV. Al menos algu-  
nas de estas perspectivas han sido poco complementarias. Doyon,6  
por ejemplo, ve una involución o degeneración de la cultura después  
de las ricas tumbas de pozo del Desarrollo Regional. De hecho, esto  
también se refleja en la necrópolis más o menos contemporánea de  
la zona al oeste de Urcuquí, donde las tumbas produjeron una am-  
plia gama de cerámicas finamente trabajadas, algunas incluso en el  
9
70  
estilo moldeado similar al que se ve en La Tolita, el sitio de montí-  
69 Leon Doyon, Informe de la excavación de las sepulturas de Pozo Profundo de la Florida. Banco Cen-  
tral del Ecuador, Quito, 1988.  
Leon Doyon, “Comments on Ceramic Styles, Chronologies and Prehistoric Sociopolitical Or-  
ganization in the Highlands of Northern Ecuador and Southern Colombia: Radiocarbon and  
Contextual Evidence from La Florida Quito.” Ponencia presentada al 47th International Con-  
gress of Americanists, New Orleans (pp. 7-11), 1991.  
0 Byron Camino y Fausto Sánchez, “Aproximación a la interpretación de las practicas funera-  
rias: transición entre los periodos de Desarrollo Regional a Integración, Urcuquí, provincia  
de Imbabura, Ecuador.” Ponencia leída en el TAAS 2018 en Ibarra.  
7
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
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David Brown  
culos localizado por la boca del Rio Cayapas no tan lejos de la fron-  
tera colombiana, lo que puede sugerir amplias conexiones comercia-  
les en un área extensa. La aparente disminución del comercio entre  
71  
la costa y la sierra cerca del final de este período ciertamente con-  
tribuyó a esta percepción negativa, aunque las cerámicas menos ela-  
boradas de la Integración Tardía están claramente asociadas con  
algunas de las construcciones rituales más complejas de toda la re-  
gión andina.7  
2
Sin embargo, aunque la riqueza cultural cerámica y ciertas  
medidas comerciales pueden haber disminuido al final del Desarro-  
llo Regional, el crecimiento del poder fue sin duda notable. Si bien  
los entierros del Intermedio Tardío o aun de la Integración Temprana  
son generalmente de menor riqueza que los de la época Desarrollo  
Regional anterior, hay entierros de la Integración Temprana de Hua-  
taviro de los más ricos en la provincia de San Antonio de Imbabura,  
que definitivamente presentan evidencia de un intercambio extenso  
73  
y una riqueza general, todo en el contexto de un gran montículo.  
Esta capacidad de organizar grupos de personas para la construcción  
periódica de túmulos funerarios fue finalmente reemplazada por las  
masivas movilizaciones laborales de la Integración Tardía, quizás  
comprometida en la construcción casi constante de las enormes pi-  
rámides con rampa de la sierra norte. Vale la pena señalar que algu-  
nos entierros tardíos menos elaborados desde la cima del montículo  
de Huataviro, con fechas de Integración Tardía, parecen confirmar  
una disminución en la riqueza cultural.74  
La mano de obra requerida para tales construcciones monu-  
mentales habría sido el resultado de los sistemas de campos elevados  
altamente productivos que alimentaban a los norteños e incluso pue-  
den haber permitido el lujo de intercambiar alimentos durante los  
7
1 William S. Pratt, The Utilitarian and Ritual Applications of Volcanic Ash in Ancient Ecuador. Tesis  
de Maestría, Antropología, Texas State University. San Marcos, Texas, 2019.  
2 Para una exploración del poder monumental de las construcciones rituales en los Andes Cen-  
trales, ver Jerry Moore, “Architecture and Power in the Ancient Andes: The Archaeology of  
Public Buildings”, Cambridge University Press, Cambridge, 1996.  
3 Estanislao Pazmiño, “Huataviro y los señoríos de la sierra norte del Ecuador.” Revista del Pa-  
trimonio Cultural del Ecuador 5(1): 56-71, Quito. 2014.  
7
7
7
4 Ibid.  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
años productivos. Esa mano de obra requerida para los campos, pro-  
bablemente, excedió los esfuerzos requeridos para la construcción  
de las pirámides tanto en la construcción inicial de los campos como  
en su mantenimiento continuo. Pero estos campos formaban un  
bucle de retroalimentación positiva para los habitantes; el aumento  
del rendimiento de los campos bien mantenidos aumentó la pobla-  
ción, lo que habría permitido mayores esfuerzos en el cuidado de los  
75  
campos y, por lo tanto, rendimientos aún mayores. Knapp ha esti-  
mado que estos campos altamente productivos, combinados con  
otros medios de producción más tradicionales, podrían haber resul-  
tado razonablemente en una población de entre 75.000 y 175.000 per-  
sonas en la sierra norte.  
Esa enorme población en sí podría haber sido la razón por  
la que los inkas lucharon con dificultad en la sierra norte, pero la  
coordinación requerida para construir los extensos sistemas de cam-  
pos elevados, así como las tolas con rampa, habría empoderado a  
esa población de una manera que las estrategias agrícolas más inde-  
pendientes nunca pudieron haber logrado. Aunque a menudo criti-  
cada como simplista o demasiado centrada en un solo enfoque, la  
76  
hipótesis hidráulica” de Wittfogel nos recuerda la importancia del  
control del agua en la evolución del poder sociopolítico y que la ne-  
cesidad de gestionar tales sistemas es universal. Quizás más que las  
prácticas tradicionales de riego, los campos elevados habrían reque-  
rido una coordinación generalizada que fácilmente podría haber lle-  
vado a sistemas políticos más controlados o incluso autocráticos en  
algunas áreas.  
Aunque el control del agua no condujo a la autocracia en la  
sierra norte, sin embargo, es probable que hubiera reforzado a una  
fuerte conexión entre las varias poblaciones. El diseño de las pirá-  
mides en Cochasquí con un aparente templo encima cada una posi-  
blemente relacionada con un grupo corporativo, sugiere un alto nivel  
de coordinación entre los grupos en la planificación y operación del  
complejo sistema agrícola, a pesar de la ausencia de lo que debería  
7
7
5 Gregory Knapp, Andean Ecology:…op. cit., pp.178-181  
6 Karl A. Wittfogel, “Developmental aspects of hydraulic societies.” Irrigation civilizations: A  
comparative study, pp.43-52, 1955.  
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David Brown  
ser un solo punto focal, lo que representaría un cacicazgo unitario.  
En cambio, parece que antes de la invasión inka, los pueblos de la  
sierra norte estaban colaborando a gran escala tanto en actividades  
rituales como agrícolas, y es probable que la necesidad esencial de  
tal colaboración redujera las oportunidades para la guerra local.  
La falta de agregaciones de población, la ausencia de ciuda-  
delas en las cimas de las colinas y la escasez general de elementos  
defensivos pre-inka, combinados con la falta de imágenes marciales  
en la cerámica y la ausencia de armamentos, simplemente excluyen  
la existencia de una cultura guerrera antes de la llegada del Inka. La  
ausencia de esos elementos marciales y defensivos envía un mensaje  
claro; si bien la violencia local y las venganzas personales pueden  
haber sido comunes, la guerra generalizada se habría visto como de-  
vastadora para la economía regional y hay poca o ninguna evidencia  
de su existencia en la región inmediata, aunque bien puede haber  
conflictos ocasionales con otras etnias extrarregionalas. A la misma  
77  
conclusión llega Hechler en un trabajo reciente sobre la sierra norte.  
En cambio, lo que se puede ver es una cultura unificada capaz de  
formar una confederación regional para defenderse de los inkas.  
La presencia inka  
Al fin, la fuerza de los norteños que se traza aquí está refle-  
jada por la estructura de la presencia inka que confirma sus preocu-  
paciones. Esa presencia inka inicial en la sierra norte habría sido el  
general Thupa Inka Yupanki, quizás ya en 1460, aunque se sabe  
pocos detalles de sus avances al norte o si hubo otros encuentros mi-  
litares en esa fase temprana de la conquista inka. En cualquier caso,  
Thupa Inka parece haber optado por el sistema fluvial Pisque-Guay-  
llabamba como su frontera norte, construyendo una serie de puca-  
78  
rakuna o fuertes por esa línea. La concentración más importante,  
7
7 Ryan Scott Hechler, “Over the Andes, and through Their Goods: Late Pre-Columbian Political  
Economic Relations in Northern Ecuador.” The Archaeology of the Upper Amazon: Complexity  
and Interaction in the Andean Tropical Forest, Ryan Clasby y Jason Nesbitt, eds, pp. 208-227.  
Gainesville: University Press of Florida, 2021.  
78 David O. Brown, “Visions of Conquest: The Inka Army on the Northern Frontier”. Ponencia  
leída en la conferencia anual de la Society for American Archaeology, Chicago, Illinois, 1999.  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
al norte de El Quinche, alrededor del extinto Volcán Pambamarca,  
es uno de los grupos más grandes de fortificaciones inkas en su im-  
perio y parece haber sido su principal centro de mando para la con-  
quista inicial y el control del norte.79  
Cualquiera que sea el avance de Thupa Inka, su línea defen-  
siva habría sostenido la frontera Pisque-Guayllabamba durante va-  
80  
rias décadas. Con la excepción de las laderas densamente boscosas  
81  
del Amazonas, donde el Inka nunca pudo penetrar, y los confines  
del sur del imperio en Argentina y Chile, donde los cazadores-reco-  
lectores nómadas y los belicosos mapuche mantuvieron a raya al im-  
perio,8 la frontera norte del Ecuador era uno de los límites  
imperiales más estables a lo largo de sus avances, lo que sugiere que  
pueden haber sido extendidos a los límites de los recursos militares  
2
83  
de los inkas en esa conquista.  
Al final, unos 30 fuertes inkas fueron construidos por la fron-  
tera sur de la sierra norte, en su mayoría por Thupa Inka, creando  
una de las concentraciones militares más poderosas que habían cons-  
truido los incas, un claro indicador de los problemas potenciales que  
previeron allí. No se sabe si fueron colocados allí en respuesta a un  
revés militar temprano en el norte no anotado por los historiadores  
inkas o simplemente como una precaución bien ubicada, pero el  
efecto es el mismo. El mensaje enviado por los pucarakuna es que  
los mismos inkas veían a los norteños como uno de sus más temibles  
oponentes.  
El altamente concentrado grupo de 14 fuertes inkas alrede-  
dor del extinto volcán era en sí mismo una masiva concentración de  
79 Fernando Plaza, El complejo de fortalezas de Pambamarca: contribución al estudio de la arquitectura  
militar prehispánica en la sierra norte del Ecuador. Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo,  
1977.  
8
0 David O. Brown, “Visions of Conquest: The Inka Army on the Northern Frontier”. Ponencia  
leída en la conferencia anual de la Society for American Archaeology, Chicago, Illinois, 1999.  
1 Ryan Scott Hechler, “A Sick and Unhealthy Land”: An Assessment of the Inkas’ Relationships  
with Montaña and Selva Societies”. Ponencia leída en la conferencia anual de la Society for  
Amazonian & Andean Studies Biannual Meeting, Baton Rouge, Louisiana, 2015  
2 Rubén Stehberg, Instalaciones incaicas en el norte y centro semiárido de Chile. Dirección de Bi-  
bliotecas, Archivos Museos, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago, 1995.  
3 David O. Brown. “Conquest, Collaboration, and Resistance along the Northern Frontier of  
Tawantinsuyu: The Inka in Ecuador”. Ponencia leída en la conferencia anual de la Society  
for American Archaeology, Denver, Colorado, 2002.  
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fuerzas. Una parte importante del área fortificada por los inkas en  
la sierra norte, abarcando unos 58 de 117 Ha del total amurallado  
por ellos en el norte, estaba encerrada dentro de los muros defensi-  
vos de esos pucarakuna. De los más de 60 km de zanjas y andenes  
defensivos que rodean las 50 fortalezas del norte, al menos 25 km se  
encuentran en el grupo de Pambamarca. Adentro de la sección norte  
2
de ese complejo militar en Pambamarca hay 2,5 km de tierra prote-  
gida por los pucarakuna y unas zanjas que los unían, espacio más  
que suficiente para que un ejército inka y sus caravanas de llamas  
acampen en tiempos de guerra (Figura 14).  
Figura 14. Pucarakuna de Pambamarca con sitios contemporáneos  
no fortificadas (en negrita cursiva) y área entre los fuertes mayores  
que podría haber protegido un campamento del ejercito inka  
Base de Google Earth  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
84  
Connell y colegas han descrito la presencia inka por el Pam-  
bamarca como un “nodo endurecido,” una calificación indudable  
del conjunto, pero sin mucho análisis militar de los rasgos o su dis-  
85  
posición alrededor del cerro. Pero ni Connell, ni Plaza Schuller, ni  
86  
Oberem se han enfocado en lo que era más importante del diseño  
de las defensas de Pambamarca, que el área defendida estaba ro-  
deada por probables aldeas de pueblos de mitmakuna, incluyendo  
Cuzubamba, Otón, Paccha, Pambamarca y Chumillos, las cuales aún  
existen en la actualidad. Como generalmente dejan claro las crónicas  
españolas, los inkas preferían que sus objetivos de conquista simple-  
mente se rindieran y aceptaran la dominación inka. Si bien las histo-  
rias provinciales se alinearon con la narrativa inka de las conquistas,  
parecería que muchas provincias “conquistadas”, tal vez hasta la  
mitad, negociaron una rendición en lugar de enfrentarse a una de-  
vastadora derrota militar. El asentamiento de los mitmakuna, con la  
intención de “inkanizar” a las cercanas poblaciones locales, fue parte  
frecuente de ese proceso y fue claramente importante en el norte del  
Ecuador, donde los mitmaq se ubicaron alrededor de Pomasqui,  
Guayllabamba, El Quinche, Guachalá y Pambamarca como otros lu-  
gares probables en el norte.87  
84 Samuel et al. Connell, “Inka Militarism at the Pambamarca Complex in Northern Ecuador.”  
Latin American Antiquity 30(1): 177-197, 2019.  
8
5 Fernando Plaza, La Incursión Inca en el Septentrión Andino Ecuatoriano: Antecedentes arqueológicos  
de la convulsiva situación de contacto cultural. Primer informe preliminar. Instituto Otavaleño de  
Antropología, Otavalo, 1976. Fernando Plaza, El complejo de fortalezas de Pambamarca: contri-  
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86 Udo Oberem, “La fortaleza de montaña de Quitoloma en la sierra septentrional del Ecuador.”  
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Frank Salomon, “Autobiografía de un Mitmaj.” Miscelánea Antropológica Ecuatoriana 6. pp.  
8
9
9-102. Museos del Banco Central del Ecuador. Guayaquil, 1986.Frank Salomon, Los señores  
étnicos de Quito en la época de los incas: La economía política de los señores norandinos. Segunda  
edición, corregida y aumentada. Instituto Metropolitano de Patrimonio, Quito, 2011.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
115  
David Brown  
El hecho de que este proceso de inkanización estaba funcio-  
nando con éxito está respaldado por las numerosas vasijas híbridas  
inka-locales encontradas por el corredor Guayllabamba-Pisque y si-  
88  
tios cercanos como Cochasquí y Cayambe. Al norte de este corredor  
sur, la evidencia de la presencia inka era menos clara, y aunque al  
norte entre Urcuquí e Ibarra se encuentra una línea clara de pucara-  
kuna inka, hay menos evidencia de fusión cultural, o incluso de to-  
89  
pónimos kichwas generalizados. La línea de mayor influencia inka  
parece haber terminado alrededor de Otavalo y Cayambe, y no de-  
bería sorprender que los caranqui, con su probable centro ceremonial  
más lejos de la inicial frontera inka, y quizás menos influenciados  
por su presencia, estuvieron entre los más resistentes a la subyuga-  
90  
ción.  
Resistencia de los pueblos del Norte Inka  
A pesar de la escala del desastre militar para los inkas, de  
haber perdido la mayor parte de dos ejércitos, los detalles de la res-  
puesta de Wayna Qhapaq a la rebelión presentados por los cronistas  
son confusos y contradictorios. Los rebeldes norteños incluyeron cla-  
ramente a los pueblos Cochasquí junto con los Caranqui y Cayambe,  
pero no está claro hasta qué punto la población en general del norte  
apoyó plenamente el esfuerzo defensivo. Wayna Qhapaq pasó  
mucho tiempo en el norte sometiendo los rebeldes, pero fuera del  
territorio del Cochasquí y de la fortaleza de Caranqui, el ejército inka  
8
8
9
8 Tamara Bray, L. Los efectos del imperialismo incaico en la frontera norte: una investigación arqueo-  
lógica en la sierra septentrional del Ecuador. Editorial Abya Yala, 2003. Samuel Connell, et al.  
“Inka Militarism at the Pambamarca Complex in Northern Ecuador.” Latin American Anti-  
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Oberem y Wolfgang Wurster, editores, Excavaciones en Cochasquí…op. cit.  
9 Carlos Emilio Grijalva. Cuestiones previas al estudio filológico-etnográfico de las provincias de Im-  
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toponímico”. Boletín de la Academia Nacional de Historia 26, no 67: 79-92; 26 no 68: 205-220; 27  
no 69: 65-80; 28, no 71: 80-96; 28, no 72: 226-240; 29, no 73: 48-64; 29, no 74: 215-232; 30, no 75:  
57-74; 30, no 76: 172-189; 31, no 78: 234-267; 32, no 79: 102-121; 32, no 80: 206-225, 1946-1952.  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
aparentemente fue libre para moverse, y hay poca evidencia de que  
se hayan perdido una parte significante de sus fuertes. Nuestros re-  
conocimientos en los pucarakuna inka del norte solo podían confir-  
mar al pucará de Aloburo, al lado de Yahuarcocha, como pucará  
ocupado por los locales (aunque los restos sugieren que los inkas lo  
construyeron). Años de estudio en las fortalezas de Pambamarca no  
9
1
han ofrecido evidencia de la participación en una guerra amplia.  
De los 16 fuertes en la agrupación mayor, solo Pucarito (vea la Figura  
4), encima de la pequeña comunidad de San Pedro, exhibía eviden-  
1
cia de una área quemada en los depósitos asociados con el pucará,  
justo al lado de un entierro con uno pequeño aríbalo inka en lo que  
92  
puede haber sido una zanja defensiva del pucará. Al final, parece  
que una buena parte del sistema de fortificaciones inkas quedó in-  
tacto y tal vez nunca fue atacado.  
Aunque bien probable que la rebelión no era universal, fue  
un problema grave y el acto de matar a un gobernador inka no podía  
haber pasado por alto el Sapa Inka Wayna Qhapaq. Sin embargo,  
después de años de preparación y una exitosa reconquista en Co-  
chasquí, el gran premio de la fortaleza de Caranqui quedaría largo  
tiempo fuera de su alcance y le costó una fortuna en recursos y pres-  
tigio imperial de finalmente ganarlo. Las batallas finales en que el  
emperador perdió miles de soldados y se murió su hermano Awki  
Toma eran difíciles para él y para el imperio. Había pocas derrotas  
de la escala de las perdidas inkas en los asaltos fallidos contra la for-  
taleza de los Caranqui.93  
Los inkas eventualmente infligieron su venganza mediante  
el uso de tres ejércitos y múltiples subterfugios, pero la trágica de-  
rrota inicial de los sureños es la verdadera historia de interés. A lo  
largo de sus miles de kilómetros de conquista, solo fueron tan abru-  
madoramente derrotados unas pocas veces, pero al carecer de cual-  
quier tipo de tecnología militar mejorada, sus éxitos se debieron en  
91 D. Brown, observaciones personales en el Proyecto Arqueológico Pambamarca, 2008-2010.  
92 D. Brown, observaciones personales en el Proyecto Arqueológico Pambamarca, 2008-2010.  
93 Udo Oberem, “Los Caranquís de la Sierra norte del Ecuador y su incorporación al Tahuan-  
tinsuyu”, Pendoneros, 20, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo, 1981, pp.73-102, p.85  
Waldemar Espinosa Soriano. Los Cayambes y Carangues: Siglos XV-XVI, 1988. pp. 240-246.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
117  
David Brown  
gran parte al tamaño de sus ejércitos. Ser derrotado fácilmente por  
un pequeño contingente de norteños probablemente amurallados en  
el apoderado pucará inka de Aloburo sugiere que cualquier temor  
potencial que los inkas sentían frente al poder de los norteños no era  
94  
una preocupación sin fundamento. Sabiendo que estaban al menos  
en pie de igualdad con sus oponentes en poder y organización si no  
en población, inicialmente habían elegido sabiamente centrarse  
menos en el éxito militar e intentar ganar la guerra a largo plazo con  
la conversión cultural en lugar de la opción aparentemente menos  
segura del éxito militar directo.  
Las pérdidas de Wayna Qhapaq probablemente se debieron,  
en parte, a malas tácticas de su parte, y la fuerza insuficiente habría  
sido un factor contribuyente. Según las fuentes, Thupa Inka marchó  
hacia el norte con un ejército de un cuarto de millón de soldados a  
mediados del siglo XV, pero aún no estaba dispuesto a intentar un  
asalto frontal más al norte del Río Guayllabamba. Su hijo, con un  
ejército mucho más reducido que el de su padre, de acuerdo con las  
crónicas, intentó lo que se habría considerado una hazaña militar im-  
95  
posible, conquistar el enorme pucará de Aloburo, con una relación  
de fuerza mucho menor que el 3 o 5:1, que normalmente se considera  
lo necesario en asaltar un fuerte bien defendido.  
Si bien en parte esa derrota se debió claramente a la mala pla-  
nificación del emperador y la sobreestimación de las capacidades de  
sus fuerzas, también se debió al poder absoluto de los norteños, quie-  
nes una y otra vez hicieron que los inkas pagaran un alto precio por  
sus derrotas. Esos éxitos contra los inkas fueron el resultado de siglos  
de acumulación del poder sociopolítico altamente organizado en la  
sierra norte.  
94 Antonio Fresco González, Ingañán, la red vial del imperio inca en los Andes ecuatoriales, Banco  
Central del Ecuador, Quito, 2004, p.75.  
9
5 Las crónicas indican que los Caranquis apoderaron de un fuerte inka y mis investigaciones  
y la lógica militar señalan que no fue el chiquito Pesillo sino el más grande, Aloburo y así  
apoyan las evidencias arqueológicas.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
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Paz y guerra en la Sierra Norte del Ecuador:  
las poderosas culturas de la integración tardía  
Conclusión  
Al final, el poder de los norteños no residía en ningún con-  
cepto abstracto de la autoridad directa de los jefes, sino en la coope-  
ración humana a gran escala en la erección de las enormes tolas con  
rampa, así como en el diseño, construcción y mantenimiento de los  
campos elevados. Y, a juzgar por los patrones de asentamiento abier-  
tos, todo se hizo sin la guerra constante que prevalecía en el sur.  
Desde Cuzco hasta Quito, la sierra y la montaña adyacente alberga-  
ron decenas de cacicazgos, cada uno defendido en sus pueblos for-  
tificados dominando los cerros, y todos los que no se rindieron  
fueron vencidos en batalla con el Inka. No hay duda de que la sierra  
norte estaba poblada por cacicazgos o señoríos, aunque la prepon-  
derancia de la evidencia apoya la idea de que se trataba de un caci-  
cazgo diferente, muy probablemente no tan centrado en la guerra  
como los señoríos del sur. Y se puede decir que este estado de paz  
antes de la llegada del Inka permitió que los serranos se unieran para  
enfrentar a los sureños sin peleas internas. El número de pucarakuna  
inka en el altiplano mismo confirma la preocupación inka respecto  
a los norteños; las derrotas posteriores dan testimonio de su incapa-  
cidad para tratar con los del altiplano norte.  
Agradecimientos  
Nada de esto hubiera sido posible sin la colaboración de  
nuestro equipo del Ecuador que incluyó a Will Pratt, Ryan Hechler,  
Mark Willis, Chet Walker y Estanislao Pazmiño, creciendo en 2019  
para incluir a Steve Athens, Charles Frederick, y José Echeverría. El  
apoyo del reciente director del Parque Arqueológico Cochasquí Fritz  
Reinthaller y su personal también ayudó a que esto fuera posible, al  
igual que lo hizo posible la ayuda de Fernando Polanco en Hacienda  
Zuleta. Nuestro colaborador a largo plazo Byron Camino también  
fue una parte esencial del proyecto. Versiones del artículo fueron re-  
visados por José Echeverría, Meredith Dreiss, Carlos Espinosa y  
Ryan Hechler, aprecio mucho sus comentarios y sugerencias. Final-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 77–127  
119  
David Brown  
mente, Ryan Hechler añadió con correcciones finales y ayudó con  
mapas adicionales.  
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o o o o  
4; 29, n 74: 215-232; 30, n 75: 57-74; 30, n 76: 172-189; 31, n 78: 234-267;  
6
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–Junio 2023  
WANTYAY, EL HIMNO DE LA MUERTE  
EN EL PUEBLO KICHWA OTAVALO-ECUADOR1  
2
3
Raúl Clemente Cevallos Calapi  
Nhora Magdalena Benítez Bastidas  
Nelson Iván Bedón Suárez4  
Resumen  
El ritual de invocación denominado Wantyay es un protocolo  
funerario de despedida de los kichwa Otavalo. Esta investigación de  
enfoque cualitativo utilizó el método etnográfico con entrevistas de  
profundidad a 30 informantes calificados elegidos en las comunida-  
des indígenas con experiencia en el ritual Wantyay. De este análisis,  
se deduce que mediante este rito se facilita la transición del alma del  
difunto hacia el Chayshuk Pacha (paraíso de los ancestros), lo que ga-  
rantiza la relación perpetua entre la comunidad de los vivos y de los  
muertos, asegurando la transmisión intergeneracional de los saberes  
en su lengua ancestral, así como la revitalización de los principios  
de la cosmovisión andina. Para su puesta en valor, se propone forta-  
lecer el kichwa gestionando la declaratoria del ritual funerario como  
patrimonio cultural inmaterial del Ecuador. En suma, este rito fune-  
rario norandino está totalmente entrelazado con la estructura y las  
relaciones sociales y lingüísticas del pueblo kichwa Otavalo.  
Palabras clave: Wantyay; ritual funerario; Chayshuk Pacha; Otavalo;  
kichwa.  
1
2
Recibido: 27-02-2023 // Aceptado: 02-06-2023  
Docente de la Universidad Técnica del Norte Ibarra, Ecuador. ID Orcid https://orcid.org/  
0
000-0002-6931-9875. rccevallos@utn.edu.ec  
3
4
Vicerrectora de Investigación y docente de la Universidad Técnica del Norte Ibarra, Ecuador.  
ID Orcid https://orcid.org/ 0000-0001-8383-9191. nmbenitez@utn.edu.ec  
Docente de la Universidad Técnica del Norte Ibarra, Ecuador. ID Orcid https://orcid. rg/  
0000-0002-7832-3235 nibedon@utn.edu.ec  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
129  
Cevallos–Benítez–Bedón  
Abstract  
The invocation ritual called Wantyay is a funeral protocol of  
farewell of the Otavalo Kichwa. This qualitative research used the  
ethnographic method with in-depth interviews with 30 qualified in-  
formants chosen from the indigenous communities with experience  
in the Wantyay ritual. From this analysis, it is deduced that this ritual  
facilitates the transition of the soul of the deceased to the Chayshuk  
Pacha (paradise of the ancestors), which guarantees the perpetual  
relationship between the community of the living and the dead, en-  
suring the intergenerational transmission of knowledge in their an-  
cestral language, as well as the revitalization of the principles of the  
Andean cosmovision. In order to enhance its value, it is proposed to  
strengthen the Kichwa language by having the funeral ritual de-  
clared an intangible cultural heritage of Ecuador. In short, this No-  
randino funeral rite is totally intertwined with the structure and  
social and linguistic relations of the Otavalo Kichwa people.  
Key words: Wantyay; funeral ritual; Chayshuk Pacha; Otavalo;  
death.  
Introducción  
A través de este trabajo se intenta examinar el ritual Wantyay,  
considerado el más excelso de los rituales funerarios kichwas noran-  
dinos del Ecuador; esta valoración antropológica y lingüística abarca  
aspectos diversos del conjunto de la vida ceremonial que probable-  
mente exceden el inconmensurable y sacrosanto espectro de la  
muerte en la cosmovisión kichwa.  
A lo largo de la historia, los pueblos kichwas Otavalo han de-  
sarrollado una serie de cultos a los muertos provenientes de sus  
creencias en el más allá y que han dado como resultado el acata-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
130  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
miento a la muerte y el sentimiento funerario estos dos aspectos apa-  
recen como una constante en sus pueblos desde el período Preincaico  
hasta el presente. Por ello y a pesar de la ocupación incaica en la zona  
norandina de Ecuador y de los invasores españoles, posteriormente,  
los rituales funerarios se respetaron con sus variaciones locales en la  
mayoría de los casos.5  
Marco teórico  
El ensayo intenta irrumpir con la visión de la historiografía  
6
tradicional y en este proceso de ruptura del paradigma de la inves-  
tigación científica se considera la participación de 30 informantes,  
principalmente portadores de saberes tradicionales, como también  
de informantes de la talla de Luis Enrique Cachiguango quien es un  
estudioso de la cultura kichwa, cuya situación favoreció en la apli-  
cación de las herramientas metodológicas de la historia andina y la  
lingüística kichwa desde un enfoque teórico-conceptual, así como  
7
también en el enfoque de Cevallos, Posso, Naranjo, Bedón, & Soria,  
quienes exponen el sentido espiritual y religioso de la muerte en los  
kichwas.  
A partir de este escenario se da cuenta del espectro en que se  
desarrolla el drama de esta ceremonia ancestral y apoteósica, el pro-  
ceso de la información se apoya en lo planteado también por otros  
autores mediante la interpretación de la muerte en los kichwas y se  
complementan con referencias bibliográficas desde el largo proceso  
de evangelización y de los intentos de la iglesia católica para inhabi-  
litar su práctica, aún se conservan los rituales del Wantyay en algunos  
sectores ortodoxos de la zona norandina del Ecuador.  
Para los kichwas de Cotacachi, la muerte es un paso culmi-  
nante en la vida, ya que se retorna al inicio, así se presenta la expe-  
5
6
Alicia Alonso, “Las momias de los Incas: su función y realidad social”, Revista española de an-  
tropología americana, Nro. XIX, octubre 1989, pp. 110-135.  
Emanuel Rivera, “Aproximaciones en torno a la ejecución de Atahualpa y el culto a las momias  
incas durante la conquista del Tahuantinsuyo (1532-1559)”, Summa Humanitatia, Volumen 9,  
Número 2, pp.53-80, 13 de diciembre de 2017.  
7
Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión An-  
dina de Cotacachi, UTN, Ibarra, 2017.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
131  
Cevallos–Benítez–Bedón  
riencia kichwa de la muerte; los ayas vuelven para compartir con los  
vivos del ayllu comunitario; esta convivencia forja un sentido de uni-  
8
dad y resiliencia en la construcción de la identidad kichwa.  
Se colige que el Wantyay es el espectro de la glorificación del  
decesado, y que, en ese santiamén sacrosanto, como sostienen los en-  
trevistados, los espíritus ancestrales se presentan en el Kay Pacha (este  
mundo) para compartir las penas y alegrías con el ayllu, y lo ejecutan  
para propiciar un sentido de unidad y armonía comunitaria.  
El ritual del Wantyay pervive como práctica cultural y lingüís-  
tica en aquellas comunidades que se esfuerzan por conservar la len-  
gua kichwa y demás manifestaciones ancestrales. Aunque el ritual  
se conserva en ciertos ayllus que migraron hacia las cabeceras can-  
tonales de la provincia de Imbabura, como una forma de fortalecer  
la identidad. Por lo expuesto, se estima que el ritual pervive como  
un ícono entallado en la vida de los runas: “Mientras el tayta maytru  
siga implorando a las deidades precolombinas y cristianas, se garantizará  
la pervivencia del ritual”.9  
En las comunidades andinas, la muerte es reverenciada como  
parte de la vida misma; no constituye una tragedia y, al contrario del  
mundo occidental, es el desenlace, el cumplimiento y la culminación  
de una etapa de la existencia. Es el advenimiento hacia un momento  
de la permanencia en la existencia de su cosmovisión. La muerte no  
es el final o la terminación del ser, es la continuidad dentro del con-  
junto existencial y universal. “A partir de la experiencia de la muerte en  
las comunidades andinas, se comprende el sentido de la trascendencia e in-  
manencia del espíritu de los seres. Después de la muerte podemos estar en  
10  
el más allá y también en el mundo de los vivos”.  
La presente investigación se centró en la documentación e in-  
terpretación de la función simbólica liminal del ritual “Wantyay”.  
8
9
1
Raúl Cevallos, Michelle Cevallos Vaca, “Conversando con los muertos: El caso de la kichwas  
de Cotacachi, Ecuador”, Boletín de Historia ANH, vol. C, Nº 208-A, julio-diciembre 2022, pp.  
43-76, Academia Nacional de Historia, Quito, 2023.  
Laureano Reyes, “Rituales de invocación a deidades ancestrales zoques”, Revista LiminaR. Es-  
tudios sociales y humanísticos, año 9, vol. IX, núm. 2, pp.83-92, San Cristóbal de Las Casas, Chia-  
pas, diciembre 2011.  
0 Víctor Bascopé, “El sentido de la muerte en la Cosmovisión Andina; El caso de los valles an-  
dinos de Cochabamba”, Chungará (Arica), vol.33, nº2, 21 de Julio de 2001, p. 271-277.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
132  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
Para el efecto, se otorgó voz y protagonismo a los informantes ki-  
chwas, principalmente a los portadores de los saberes tradicionales  
y kichwa hablantes. El cumplimiento de este objetivo se estableció a  
través de indicadores vinculados a la estructura semántica y al ki-  
chwa del rito ceremonial: ¿Cuál es el lenguaje característico del  
Wantyay? y ¿Qué simboliza el ritual funerario Wantyay en la vida  
de los indígenas del pueblo kichwa Otavalo?  
Metodología  
Esta investigación cualitativa permitió estudiar la realidad en su  
contexto kichwa, interpretando los fenómenos lingüísticos de  
acuerdo con los significados que tienen para las personas implicadas  
y se considera un estudio de caso antropológico, por cuanto se re-  
alizó sobre un escenario específico de una unidad social.  
En el marco de este tipo de investigación y para el alcance los  
objetivos planteados, se aplicó el método etnográfico, mismo que po-  
sibilitó la descripción y explicación del ritual denominado “Want-  
yay”. Del mismo modo, el inductivismo permitió establecer las  
conclusiones generales que se originaron a partir de los enunciados  
observacionales particulares.  
El equipo de investigación desarrolló como técnica de investi-  
gación la observación participante, así como la observación simple o  
no regulada debido al tipo de ritual. En cualquier caso, se documentó  
e interpretó los lenguajes verbales y no verbales, según su contexto  
geográfico, socio económico y experiencia de sus actores. De manera  
simultánea, se aprovechó el registro fotográfico obtenido de una in-  
vestigación anterior relacionada con el ritual funerario.  
Para esta investigación se aplicó una entrevista a 30 informan-  
tes kichwas-Otavalo, seleccionados sobre la base de dos criterios téc-  
nicos: hombres y mujeres mayores de 22 años y que hubieren parti-  
cipado u observado los rituales funerarios de transición en su zona  
de influencia geográfica.  
Para la consecución de los objetivos propuestos, se aplicó dos  
cuestionarios semiestructurados, el primero contenía 32 ítems y estuvo  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
133  
Cevallos–Benítez–Bedón  
dirigido a informantes calificados y el segundo cuestionario se con-  
figuró con 25 preguntas y se aplicó a investigadores y especialistas  
relacionados con la Antropología y la Lingüística. También se utilizó  
una ficha de observación y un registro de imágenes.  
Población y muestra  
Para esta investigación se eligió el muestreo por conveniencia. En  
correlación a los objetivos propuestos. El primer cuestionario semi-  
estructurado se realizó en la primera entrevista que se aplicó a 30 in-  
formantes calificados y la segunda entrevista a 5 profesionales que  
han trabajado en temas relacionados con la presente investigación  
se aplicó el segundo cuestionario semiestructurado. En el momento  
previo a cada entrevista, los investigadores explicaron el propósito  
y destino de los resultados de la investigación en un lenguaje claro  
y preciso. A partir de esta acción, los informantes firmaron el acta de  
consentimiento informado por duplicado.  
Análisis de datos y Resultados  
En cuanto al ordenamiento y procesamiento de las entrevistas  
incluye audio y video), se utilizó el software SPSS, mediante el es-  
(
tablecimiento de variables cualitativas. Seguidamente se procedió al  
análisis y correlación de los testimonios, a partir de los cuales se re-  
11  
veló el significado de los distintos signos, símbolos y lenguajes que  
subyacen en el rito litúrgico Wantyay. Establecidas.  
Acepción  
Para constancia de lo alcanzado, se expone el significado de  
12  
rito “Wantyay” y la significación de los ritos mortuorios y el simbo-  
1
1 Se reveló el significado de los distintos signos o ademanes cristianos y andinos sobre la señal  
de la cruz católica y que es reforzada por los símbolos naturales con plantas dulces y amargas,  
todas ellas expresadas en medio de un lenguaje de meditación que en conjunto subyacen mien-  
tras se ejecutan en el rito litúrgico denominado Wantyay.  
12 Del conjunto de prácticas instituidas y que norman en el ritual mortuorio wantyay mediante  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
134  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
13  
lismo ceremonial; además se analiza el cántico sagrado como ritual  
de invocación y se destaca que la ejecución del cántico sagrado o  
himno de la muerte pervive en la modernidad como ícono de la iden-  
tidad del pueblo kichwa Otavalo.  
El significado de la muerte en los kichwas  
Para la cultura norandina del Ecuador, la muerte no es luc-  
tuosa, ni mucho menos funesta; tiene significantes festivos, es sim-  
bólica y está conectada al ciclo cósmico de la naturaleza. Así la  
muerte no es el fin de la existencia material, sino es un tributo agrario  
de su cosmovisión agroecológica.14  
Además, la cosmovisión de los pueblos cincela improntas tan-  
gibles que se basan sobre onomatopeyas sagradas que son cánticos  
kichwas entonados por los maestros de ceremonias en los velorios,  
cuya alocución según la percepción de los investigadores es que, los  
cánticos kichwas conducen a la doctrina de la transmigración de las  
almas indígenas.  
En la transmigración o la peregrinación eterna del aya kichwa  
en el cumplimiento del viaje hacia el Chayshuk Pacha, existe una “ac-  
ción y efecto” de aceptar un viaje sempiterno desde que nace hasta  
que deja de transitar una etapa del ciclo de la naturaleza. En este  
trance la muerte es el cambio de estadio del ciclo existencial; por  
tanto, los rituales generan sentido y esperanza en esta nueva exis-  
tencia, y en esta estación, según los actores de la cultura kichwa, el  
15  
infortunio se torna paradisíaco.  
En esta fase o tiempo del desamparo, los muertos van hacia el  
16  
Chayshuk Pacha-mundo espiritual para juntarse a Pachakamak Dios.  
la recreación de símbolos ceremoniales como girar y desgirar en círculo con el féretro; además  
se analiza el cántico.  
1
1
1
1
3 Símbolos ceremoniales como girar y desgirar en círculo con el féretro; además se analiza el  
cántico  
4 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
5 Este infortunio es desde el punto de vista kichwa; tómese en cuenta que la propia muerte no  
es tétrica sino amigable.  
6 Enrique Cachiguango, comunicación personal, 17 de agosto de 2022  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
135  
Cevallos–Benítez–Bedón  
La deidad andina en un acto de bondad y ternura ineludible parece-  
ría emitir energía cósmica perpetua a los deudos, a cambio de que  
las plegarias de los mortales sean de regocijo y completa resiliencia.  
Solo así las prerrogativas de los deudos tendrán la capacidad de so-  
segar el dolor que agobia a los mortales.17  
Desde este contexto, el “mito del eterno retorno” reside en el  
regocijo escenificado o imaginado de unos arquetipos que, de alguna  
manera les sirven a los runas para comprender y aceptar mejor su  
destino, al recordar una y otra vez diferentes momentos del acto cos-  
1
8
mogónico, y mostrarse como actores de un ciclo cósmico.  
1
9
Las ceremonias o ritos mortuorios que se establecen en el  
ayllu comunitario sobre la base de significados, establece retribucio-  
nes y encargos entre los deudos, a través de roles y funciones que se  
auscultan durante el velorio. En esta trama, los deudos mantienen  
el control social de los ritos mortuorios y al difunto se transfiere el  
pendón que le otorga licencia simbólica como el actor trascendente  
del “eterno retorno” ya que, en torno a él, se modula el espectáculo  
20  
2
1
solemne del rito. Por tanto, en la cosmovisión andina kichwa los  
muertos alcanzan un poder de influencia que anima al clan familiar  
22  
a soslayar el dolor por un regocijo colectivo imaginario.  
Los juegos mortuorios forman el subterfugio alegórico de una  
realidad compleja y axiomática y en dicha atmósfera, a los muertos  
se les transfiere un poder de influencia que es una forma de consentir  
17 Enrique Cachiguango, comunicación personal, 17 de agosto de 2022  
18 Mircea Elíade, El mito del eterno retorno, Taurus Edition, Madrid, 1972  
19 El rito es la representación del ser espiritual y se orienta intrínsecamente al plano interior,  
misterioso y enigmático del runa. En tanto que el ritual es efectuado para impresionar al co-  
lectivo o ayllu comunitario.  
20 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit. Ejemplo: El Wakcha Karay (comida para los difuntos); Wañuykunawan rimarina  
(
conversando con los muertos), Chunkana (Juegos mortuorio), etc.  
2
1 Un rito es (…) una relación con el espíritu, con una imagen del hombre y del mundo, con un  
sistema de valores vitales, sea cual sea la categorización particular de dicha relación. Es se-  
cundario que se conciba como relación entre hombre y divinidad, entre vivos y difuntos,  
entre enfermo y salud, en definitiva, entre el ser humano y cualquier otra simbolización de  
un valor cultural (la ciencia, la patria, la razón, el amor, el progreso, etc.). En: Pedro Gómez  
García, “El ritual como forma de adoctrinamiento”, Gazeta de Antropología, 18, 2002, p.8. Ver  
en: https://www.ugr.es/~pwlac/G18_01Pedro_Gomez_Garcia.pdf (18-04-2022)  
2 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit  
2
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
136  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
23  
y que mitiga el dolor de los mortales. Con esta capacidad de influjo  
figurado, los interfectos parecen custodiar a los deudos quienes ele-  
van recurrentes homilías cristianas y paganas para alcanzar antici-  
padamente la resiliencia que terminará atenuando el duelo colectivo.  
Posterior a los juegos mortuorios, los deudos sentirán la tranquilidad  
y la resignación.24  
La trama del teatro luctuoso se escenifica totalmente en lengua  
kichwa, juegan, retribuyen y danzan al tenor de un jolgorio indes-  
criptible; todo aquello parecería un contexto “irracional” en la at-  
mósfera que encubre al conjunto ceremonial del velatorio. “La  
simple idea de danzar en un escenario de aflicción sería insensato,  
no obstante, este conjunto ceremonial durante el velorio de los kichwa  
runa, es una práctica considerada sagrada.25  
En el conjunto de ceremonias del funeral, los ritos de paso re-  
presentan diligencias que simbolizan e imprimen la transición de  
una etapa hacia otra en la trama vivencial de un kichwa runa; estos  
ritos sociales, como los de iniciación, matrimonio y muerte moldean  
métodos de afrontamiento y de atribución de significados a las di-  
versas situaciones de la vida y de la muerte. De acuerdo con lo indi-  
cado por Pargament: “Cada cultura, cosmovisión y credo religioso  
propone funerales, prácticas y rituales de duelo, formas de recorda-  
ción de la persona fallecida, así como modos de apoyo social, reli-  
gioso y espiritual para que los deudos expresen la tribulación en  
26  
medio de la asistencia y la solidaridad colectiva”.  
23 Es la interpretación de los autores sobre la base de las experiencias vividas, observadas y re-  
gistradas por los autores durante el proceso de la investigación.  
2
4 Ejemplo. Se concluye que los juegos mortuorios son imprescindibles en la comunidad kichwa;  
no ejecutarlos es una forma de exclusión de la comunidad hacia los deudos. Nhora Benítez,  
Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl Cevallos, El ri-  
tual funerario desde la cosmovisión del pueblo kichwa de Otavalo y Cotacachi, Universidad Técnica  
del Norte, Ibarra, 2021.  
25 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
26 Cfr. Pargament en: Laura Yoffe, “Rituales funerarios y de duelo colectivos y privados, reli-  
giosos o laicos”, Avances psicológicos, Vol. 22, Núm.2, 2014, p.146  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
137  
Cevallos–Benítez–Bedón  
El umbral de la vida y la muerte: un rito de la liminaridad en la  
cosmovisión kichwa  
En la etapa final de la vida terrenal el espíritu del runa es un  
segmento del período de transición de la cosmogonía andina, ahí se  
representa la frontera liminar que es el umbral desconocido en la re-  
alidad de los mortales. En la cultura kichwa, la muerte se determina  
por la peregrinación del espíritu o aya; esta transición de un estado  
hacia otro es entendida como un desprendimiento temporal del  
cuerpo físico o Ukku Aycha que atraviesa tres períodos:  
a) Expiración del cuerpo,  
b) El alma deja el cuerpo, y,  
c) Cruza el puente que separa la vida y la muerte.  
El cuerpo inmóvil del interfecto muerto por acción violenta ki-  
chwa se considera “muerto”. La muerte del hombre es el término de  
su vida biológica. Un signo visible de muerte es cuando se dilatan  
sus pupilas, se anulan sus funciones cardiovasculares y baja la tem-  
27  
peratura corporal. Enseguida se realiza el maytu al cuerpo con en-  
volturas que representan el vientre materno, cuyo primer ritual  
mortuorio simboliza otro nuevo nacimiento; esta es la fase de la  
28  
muerte, en que subyace el anhelo de la resurrección.  
Solo se fue a regresar trayendo la sal (Kachiman rirka)  
Los ritos y ceremonias mortuorias amplían los lazos sociales  
y permiten sosegar el efecto de la muerte mediante actividades con-  
trolables. Los juegos, las danzas y las penitencias asumen funciones  
interpersonales y restituyen vínculos sociales para aplacar la aflic-  
2
7 Amortajamiento que se realiza al cadáver, se lo envuelve con sábanas y vestidos de color  
blanco.  
Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual funerario desde la cosmovisión del pueblo kichwa de Otavalo y Cotacachi, Uni-  
versidad Técnica del Norte, Ibarra, 2021.  
2
8 Ibídem.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
138  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
ción en todo el ayllu, cuya manifestación de solidaridad impermea-  
biliza el dolor y descuella la resiliencia como un broquel en la adver-  
sidad colectiva.  
La realidad de la muerte es dudosa en el espectro colectivo del  
ayllu andino, el conjunto ceremonial en la muerte kichwa es una  
forma de vivencia que recoge las experiencias personales desde el  
abolengo ancestral hasta la desbordante modernidad como sustenta  
29  
Cachiguango.  
Kachiman rirka “solo se fue a regresar trayendo la sal”, es un  
mensaje adherente, es una quimera que denota la capacidad colec-  
tiva para que los deudos se recuperen del suceso complejo. Si la  
muerte es razonada, entonces esta es cruel; por lo tanto, la cultura  
redime el dolor mediante subterfugios imaginarios o simbólicos para  
atenuar el padecimiento y continuar avanzando hacia un tiempo to-  
lerable.  
Según Cachiguango,30 para los kichwas, la sal es preciada  
como objeto espiritual ya que representa una expectación de vida y  
se ordena con el “buen trascender” o alli wañuy. La sal se constituye  
en esencia de la vida y, además, desempeña un rol mediador ante  
los espíritus ancestrales. Durante el ritual del Wantyay, en el patio  
de la casa, la sal que es el regalo o la bendición de los alimentos que  
engalanan el círculo en que se conecta y continua el renacer de los  
comuneros; alrededor del círculo gira la muerte. “Se fue a volver, tra-  
yendo sal” es la frase figurada, es la simulación o fingimiento; la do-  
lencia del ayllu se sosiega con evasivas sublimes como una forma de  
alejamiento de una realidad incierta. Para Hinde citado en Yoffe, “los  
rituales son definidos como conductas de gran precisión y con cantidad de  
detalles, altamente estereotipadas y a menudo repetitivas que connotan un  
sentido de control sobre uno mismo y el contexto, y que psicológicamente,  
31  
buscan reducir la ansiedad y el sentimiento de incertidumbre”.  
29 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
2
022.  
3
0 Comunicación personal, 17 de agosto de 2022  
31 Cfr. Hinde en: Laura Yoffe, “Rituales… op. cit., p.147  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
139  
Cevallos–Benítez–Bedón  
El Wantyay: Contrastiva teórica frente a la “etimología folk”  
El Wantyay es considerado el más excelso de los rituales de la  
cultura andina, este ritual es solemne y se desarrolla mientras dura  
el tiempo del alba, una vez que concluye el ritual lúdico funerario y  
previo al traslado del fallecido tanto a la iglesia católica, como al ce-  
menterio de la localidad.32  
Previo a esta alocución, es decir antes y después del referido  
ritual se reparte abundante comida y bebida necesaria para actuar  
en este drama. Según los informantes, es como si se “abriera el portal  
33  
al paraíso” para que se establezca una conexión convencional entre  
los deudos y sus antepasados; la invocación a los espíritus se efectúa  
mediante la exclamación de la onomatopeya ¡¡Wantyay!!, que es ri-  
3
4
gurosamente planificada por el tayta maytru. La fase de montaje,  
exhibición y actuación es debidamente articulada, y al producirse la  
exclamación se consiente el traslado hacia el más allá por parte de  
los espíritus ancestrales del clan familiar.  
En relación con esta práctica, según Zambrano “de acuerdo con  
nuestras creencias cuando gritamos ¡¡Wantyay!!, es como una llave que  
3
5
abre la puerta de la muerte y de la vida”. En la evocación del himno  
sacrosanto o plegaria hierática, todos los acompañantes deben salir  
3
6
de la residencia mortuoria a excepción de la “Mama cocinera” o  
yanuk mama, que según la tradición se constituye en la guardiana de  
la última morada en la residencia en que vivió el difunto. Por favor  
indicar ¿qué cocina?  
La yanuk mama custodia la residencia en cumplimiento del en-  
cargo asignado, simbólico, mientras se efectúa el cántico sagrado y  
32 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual funerario desde…op. cit.  
3 Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual funerario desde…op. cit.  
3
3
3
3
4 Maestro de ceremonias en la comunidad kichwa.  
5 Zambrano, 2019 Comunicación personal, 14 de diciembre de 2019  
6 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino.  
Yanuk Mama es la Señora cocinera que administra este segmento importante de la residencia  
familiar, mientras dura la velación.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
140  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
el descendimiento de los espíritus, a decir de los informantes, es  
37  
usual que esos lémures, es decir espíritus intenten quedarse y reen-  
carnarse en algún lugar de la residencia en que se perpetra el ritual  
del Wantyay. El fuego sempiterno de la muerte se repele con agua  
bendita, ajo molido, cebolla, ruda y chilka que son manipuladas por  
la yanuk mama y los rocía en el antepecho de la residencia para que  
los espíritus ancestrales retornen al Chayshuk Pacha.  
En suma, el maestro de ceremonias reprende a los asistentes,  
eleva plegarias y demanda de la despedida al difunto: “recuerden,  
este es el último momento en que tendrán contacto con esta almita, ya se va  
al paraíso, donde viven nuestros ancestros…38  
Este ritual es de origen desconocido, probablemente tiene raíz  
inca y karanki, este ejercicio sagrado no era ajeno en el espléndido  
ritual de la Capacocha, se estima que vincular a un origen karanki es  
muy ilusorio, ya que este ritual fue una de las ceremonias más im-  
portantes de los incas, se realizaba en tiempos de las cosechas y dicho  
ejercicio ritual consistía en ofrendar al Tayta Inti con niños de clases  
39  
subordinadas. Al contrario, se estima que las invocaciones a las dei-  
dades del Tayta Imbabura y la Mama Cotacachi no serían artificiales  
como sostiene Murúa, sino particularmente específicas de la cultura  
karanki.  
Los niños ofrendados no morían, sino que se juntaban con sus  
antepasados, quienes observaban desde las cumbres de las altas  
montañas. Esta ceremonial es de suma importancia para entender  
por qué los niños partícipes de esta ceremonia eran sacrificados de  
forma violenta, y para calmar el sufrimiento de los familiares de los  
niños inmolados, se invocaba al Inti Tayta en medio de onomatope-  
yas estrepitosas; la Capacocha como ritual atroz y honroso permitía  
negociaciones en torno al poder entre los regentes del Cuzco y los  
3
7 Lémures: Espíritus de los difuntos, generalmente malignos, adorados y temidos por los ro-  
manos. Fiestas en honor a ellos se celebran los días 9, 11 y 13 de mayo. En: Santiago Poste-  
guillo, La traición de Roma (Trilogía Africanus 3), Penguin Random House Grupo Editorial  
España, 2014.  
38 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
2
022.  
3
9 Martín de Murúa, Historia General del Perú, Gaibrois Editorial, Madrid, España, 1986 [1611],  
p. 98.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
141  
Cevallos–Benítez–Bedón  
40  
curacas. En esta secuencia, los rituales se desarrollan en el ámbito  
de los símbolos culturales y por ósmosis son esenciales para las co-  
munidades practicantes, aunque no están pensados consciente-  
41  
mente. En resumen, Boholm sostiene que los rituales comprenden  
mensajes en clave, mismos que son expresados mediante la actua-  
ción alegórica.  
El cántico sagrado como ritual de invocación  
La invocación y la evocación son acepciones opuestas, la pri-  
mera se refiere al poder de influencia que se abrevia mediante un  
conjuro o una plegaria colectiva, dicho favor o protección es pronun-  
ciado por un maestro de ceremonias comunitarias, más conocido  
como tayta maytru [tayta maestro]. La evocación del salmo es la re-  
membranza e inmortalización del interfecto y la invocación a los es-  
píritus ancestrales es la exclamación lúgubre de la onomatopeya  
¡
¡Wantyay!!, y al consumarse el himno sacrosanto, dicen los infor-  
mantes que se confirma la traslación del “extinto” por los espíritus  
ancestrales hacia el chayshuk pacha.  
4
2
Según Cachiguango, se repite la onomatopeya: ¡Wantyay...!  
wantyay] en cuatro segmentos de exclamaciones al tenor del cortejo  
[
fúnebre del ayllu familiar, su pronunciamiento se escucha en las cua-  
tro dimensiones; entonces los espíritus de los antepasados emergen  
del Chayshuk Pacha y vienen al Kay Pacha para llevarse al difunto, y  
así se le guiará por el camino correspondiente. Por lo tanto, no es lí-  
cito pronunciar la palabra sagrada Wantyay, sino es en el funeral de  
una persona comprometida con el ayllu de la localidad.  
Al ejecutar este cántico sacrosanto, los integrantes del ayllu co-  
munitario conciben una sensación de control al estampar la separa-  
ción entre el cuerpo y el alma del difunto, para su efecto, el orfeón se  
4
0 Annette Schroedl, “La Capacocha como ritual político. Negociaciones en torno al poder entre  
Cuzco y los curacas”, Bulletin de l’Institut français d’études andines, Vol. 37, nº1, Institute Fran-  
cés de Estudios Andinos, Lima, Perú. 2008.  
41 Asa Boholm, “Introduction”, Political Ritual, Institute for Advanced Studies in Social Anthro-  
pology, Gothenburg, Suecia, 1996.  
42 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
2022.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
142  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
realiza en dirección a los cuatro puntos cardinales, tomando como  
punto de partida el lado del sol naciente. El cántico sacro suele acom-  
pañarse con el ulular de un churo (caracol gigante de la mar) o una  
43  
flauta traversa elaborada de sukus; la invocación y la evocación de  
la onomatopeya hierática44 son representaciones que confortan y  
abren los portones de la anhelada y a la vez temida dimensión cós-  
mica.  
45  
Desde la percepción de Cachiguango, esta práctica protoco-  
lar, apreciada como una de las ceremonias más emotivas del ritual  
de despedida, consiste en invocar a las almas de sus antepasados  
para que acompañen a su ser querido hasta el chayshuk pacha; y, a  
46  
47  
decir de Cevallos y otros y también de Benítez y otros, durante el  
ritual sagrado, los asistentes entran en un estado de trance, en cuyo  
espacio psicológico los runas adquieren un nivel de conciencia estado  
alfa intranquila, por lo que parecería que se desconectan de todo  
aquello que se llama realidad. Este ritual se realiza en la noche.  
Alrededor de las 05h00, el tayta maytru se ubica en el patio de  
la residencia familiar y grita con fuerza: ¡¡Wantyay!!, y los acólitos  
responden al unísono y de manera resonante ¡¡Wantyaaaaaaaay! Al  
respecto, Zambrano en calidad de gestor cultural del Museo Viviente  
Otavalango, relata lo siguiente:  
El primer grito es muy prolongado, así: ¡waaaantyaaaaaaaaay!, el  
mismo debe escucharse desde una comunidad a otra; luego los asis-  
tentes tambien gritan en coro atronador y sombrío: ¡waaaantyaaaaa-  
aaaay!, ¡waaaantyaaaaaaaaay!, ¡¡waaaantiaaaaaaaaay! La Pacha Mama  
4
3 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino.  
Sukus es carrizo parecido a una especie de caña de la familia Poaceae. En entrevista realizada  
al especialista del área ambiental, Armando Flores Ruiz, Ibarra a 10 de mayo de 2023.  
4 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
4
Ejemplo, emitir largos silbidos de forma tenue, según los kichwas es una forma de contac-  
tarse con los espíritus  
5 Entrevista a Enrique Cachiguango por Raúl Cevallos, N. Benítez, I. Bedón, 17 de agosto de  
4
4
4
2022.  
6 Raúl Cevallos, Miguel Posso, Miguel Naranjo, Iván Bedón, Rolando Soria, La Cosmovisión…  
op. cit.  
7 Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson Maldonado, Raúl  
Cevallos, El ritual…op. cit.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
143  
Cevallos–Benítez–Bedón  
pareciera estar sobre ascuas, los perros aúllan, el ganado muge, los bu-  
rros rebuznan, los búhos graznan, los gallos y gallinas cantan; una fría  
brisa mueve ruidosamente la copa de los árboles; todo se inquieta, la  
Pacha Mama se despierta con el cántico sagrado de los runas. En ese  
instante los asistentes sostienen que las almas circulan y vienen al kay  
48  
pacha para llevarse lo que les corresponde […].  
La emisión fonética del cántico solemne se ejecuta para que  
los espíritus de las ascendencias se desplieguen desde el chayshuk  
pacha y crucen el umbral liminal hasta el Kay Pacha con la intención  
de llevarse al difunto. Para aquello es pertinente la conformación de  
un círculo integrado por los miembros del ayllu familiar, y en cuyo  
49  
interior se asienta “la sal de vida” representada por los alimentos  
cocidos y ricamente sazonados y, a decir de los kichwas es consa-  
grado por acción de los espíritus ancestrales a través de la acción de  
compartir y redistribuir entre los asistentes del acto mortuorio.  
Con el féretro sobre hombros de los miembros más cercanos  
al difunto, giran tres veces alrededor de la residencia en que se re-  
alizó el velorio y en el patio de esta; el número de veces que se gira  
se asocia con la Santa Trinidad Católica; es decir, por el padre, por el  
hijo y por el espíritu santo; este precepto en conjunción con el himno  
de la vida y la muerte conforman un sincretismo cultural impresio-  
nante. Al finalizar el rito denominado Wantyay, los protagonistas re-  
tornan al lugar de velación que fue protegido por la yanuk mama y  
mientras se despiden del muerto, aprovechan la circunstancia de in-  
termediación del maestro de ceremonias, con el propósito de incluir  
algunos objetos materiales como ajuar funerario, para que el difunto  
50  
lleve los encargos y pueda entregarlos en el Chayshuk Pacha. En la  
mayoría de los casos los familiares y allegados colocan una cuchara  
de plata, monedas, semillas, hilos de colores, agujas, entre otros ob-  
48 Cfr. Zambrano en: Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson  
Maldonado, Raúl Cevallos, El ritual…op. cit., p.34  
4
9 Para Cachiguango: la sal de la vida, que un simbolismo de acción de los espíritus ancestrales  
sobre los alimentos en los actos mortuorios, no pueden ser desapercibidos, no obstante, su  
ausencia es notoria por lo tanto trascendente.  
5
0 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino. De-  
viene del kichwa, “el otro mundo”, el lugar paradisiaco donde descansa los kichwas entre el bienestar  
y la armonía, es decir cumplen su ciclo complementario de vida.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
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Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
jetos para que el difunto lleve dicho encargo y pueda entregar en el  
Chayshuk Pacha los débitos olvidados por algún familiar.  
Los deudos también susurran al oído de su difunto algunas  
frases de cariño, al igual que envían sentidos mensajes para otros di-  
funtos, como una forma de demostrar su preocupación, amor y cui-  
dado eterno. No sorprende que ciertas personas que disponen de  
quebrantos de salud soliciten y clamen al difunto para que se lleve  
el dolor y el desconsuelo; los afectados se frotan con un huevo de  
gallina la parte afectada del cuerpo para colocarlo dentro del ataúd.  
Se agregan monedas que han de servir para pagar su contribución  
en la puerta de entrada al Chayshuk Pacha.  
Es un denominador común de las comunidades andinas,  
pues se cree que un muerto no debe ir con los bolsillos vacíos, por lo  
que se agrega unas cuantas monedas para la subsistencia en el más  
51  
allá. Dos largas hileras conformadas por mujeres y hombres presi-  
den al difunto y se lo sepultará durante las horas de la mañana, con-  
trario al pueblo mestizo, que lo ejecuta en horas de la tarde.  
Del relato de Zambrano, se expone el siguiente fragmento:  
Si hace un tiempo murió un padre de familia y no le enterraron con el  
ponchito preferido y aparece en sus sueños (…) sentadito y tiritando  
de frío, es imperioso el encargo y envío y se le dice al muertito: deme  
entregando este ponchito a mi papacito y dígale que su hijo le envía,  
52  
no olvide entregarle ya que está sufriendo de mucho frío.  
Para los kichwas, la creencia sobre la existencia de una nueva  
53  
vida les permite preparar un ajuar funerario justo y necesario. La  
abundancia y el amor al prójimo son mandatos de la cultura andina.  
Las ceremonias en los rituales imitan el ciclo cósmico y se desarrolla  
en los cánticos sagrados del Wantyay; este criterio queda indisolu-  
blemente ligado a la Pacha Mama como bienhechora de los actos so-  
ciales y simbólicos de los kichwas.  
51 Víctor Bascopé, “El sentido de…op. Cit.  
52 Cfr. Zambrano en: Nhora Benítez, Miguel Posso, José Echeverría, Miguel Naranjo, Anderson  
Maldonado, Raúl Cevallos, El ritual…op. cit., p.302  
5
3 Se refiere al conjunto de objetos (semillas, vestidos, herramientas agrícolas, utensilios de co-  
medor y monedas) colocados con el cuerpo de los muertos en el ataúd a través de la inhu-  
mación; es decir todo aquello que ha de requerir en el chayshuk pacha (paraíso).  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
145  
Cevallos–Benítez–Bedón  
Después de ubicar estos elementos básicos e indispensables  
como parte del ajuar funerario, los familiares toman el féretro y con  
este giran alrededor de la casa de los deudos para despedirse. Si  
acaso se olvidara enviar uno que otro objeto necesario para su uso  
en el paraíso celestial, a otro fenecido se le incorporan dichos objetos,  
el ajuar como una forma de encargo para que, al llegar a la otra di-  
mensión, proceda a entregar el encargo o comisión. No sorprende  
que en la despedida del “otro extinto”, los familiares del anterior di-  
funto le supliquen recurrentemente que cumpla la comisión.  
Aproximadamente a las 09h00, durante la despedida, se sitúa  
el ataúd con dirección hacia el frente de la residencia y, seguida-  
mente, todos se arrodillan, se santiguan y luego de las plegarias se  
ponen de pie y se dirigen hacia la iglesia del pueblo en que se for-  
maliza el pasaje cristiano para, que el sacerdote autorice la sepultura  
54  
en el cementerio. Previo a la inhumación en el ayapampa, los fami-  
liares abren la caja por vez postrimera; lo hacen para que el difunto  
contemple por última vez a la Pacha Mama y se cierra la caja y se la  
coloca en la fosa, no faltan los llantos y mensajes cantados que dan  
cuenta de los episodios y pasajes de vida del difunto. Acontinuación,  
se procede a intercambiar alimentos, principalmente de maíz y tu-  
55  
bérculos. La cosmovisión andina excusa el entierro en criptas o bó-  
vedas, por cuanto se piensa que en el Chayshuk Pacha el interfecto5  
vegetará cual presidiario. Esta es la razón del sentido común para  
6
57  
sepultarle en las entrañas de la Allpa Mama.  
La comitiva, comunitaria y familiar acompaña a los deudos  
hasta la última morada; “no es una obligación, es por corresponden-  
cia” se dice con frecuencia durante el diálogo con los deudos. Ya en  
58  
59  
el momento de la sepultura, los cognados y agnados toman una  
5
4 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino. De-  
viene del kichwa, “ayapampa” lugar de descanso eterno o cementerio  
5 Raúl Cevallos, Michelle Cevallos Vaca, “Conversando con los muertos…op. cit.  
6 Dicho de una persona: Muerta violentamente. En: Real Academia Española, interfecto, ta.  
Ver en: https://dle.rae.es/interfecto (02-05-2023)  
5
5
5
7 Traducción al kichwa: Raúl Clemente Cevallos, Lingüista kichwa y antropólogo andino. De-  
viene del kichwa, Allpa Mama o Madre Tierra, donde se estima que los cuerpos kichwas serán sepul-  
tados. La Tierra es considerada cual Madre.  
58 Parientes matrilineales  
59 Parientes patrilineales  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
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Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
paleta de tierra para arrojar en la fosa, dicha presteza es una muestra  
de cariño y despedida. Se apisona la tumba, e inmediatamente entre  
los asistentes se reparte comida de sal y chicha de maíz. Se concluye  
con un responso cristiano, en nombre del difunto.  
El establecimiento de la tumba y la apariencia del cadáver  
son muy importantes para la paz del alma y el bienestar de los mor-  
tales; es recomendable que la tumba esté en la parte alta, desde  
donde se pueda ver el pueblo. La cabeza del difunto debe estar orien-  
tada hacia el norte o hacia el este, ya que son puntos cardinales po-  
sitivos, y así retornan a la vivienda de los deudos y se realizan otros  
rituales que permiten, limpiar el altar, barrer la casa y lavar la ropa  
del extinto. Los rituales tradicionalmente se acompañarán con abun-  
dante comida y bebida.60  
El recuerdo de la partida se rememora durante la semana  
61  
karay, killa karay y wata karay, que son formas cronológicas y simé-  
tricas para expresar los niveles de reciprocidad en que se da, se recibe  
y se devuelve, tanto alimentos como bebida en distinción del extinto.  
Durante las arengas mortuorias, las mujeres, según la relación con  
el extinto, cumplen una alocución sobre su partida y demanda su in-  
tervención en la vida de su familia; se cree que los muertos, al pasar  
a la otra vida se vuelven benditos y bienaventurados, ya que tienen  
la capacidad de mediar e influir por las prerrogativas de los vivos  
frente al anuencia de Dios. Los muertos del mundo kichwa al pasar  
a la otra vida tienen la capacidad de influir entre las prerrogativas  
de los vivos ante el consentimiento de Dios.  
En el velatorio de los niños, los deudos ocultan su tristeza  
danzando rígidamente al tenor de fandangos y del eco monótono de  
arpas entonados por viejos músicos que, por su melancolía, emiten  
60 Raúl Cevallos, Michelle Cevallos Vaca, “Conversando con los muertos: El caso de la kichwas  
de Cotacachi, Ecuador”, Boletín deHistoria ANH, vol. C, Nº 208-A, julio-diciembre 2022, pp.  
4
3-76, Academia Nacional de Historia, Quito, 2023.  
6
1 Es la interpretación de los autores sobre la base de las experiencias vividas, observadas y re-  
gistradas por los autores durante el proceso de la investigación. Semana Karay: Ritual de  
intercambio de comidas en el cementerio como recuerdo de la primera semana de ausencia  
del muerto. Killa Karay: Ritual de intercambio de comidas en el cementerio como recuerdo  
del primer mes de ausencia del muerto. Wata karay: Ritual de intercambio de comidas en el  
cementerio como recuerdo del primer aniversario de ausencia del muerto en la familia.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
147  
Cevallos–Benítez–Bedón  
más desconsuelo que serenidad. Hay la firme convicción de que, si  
hay fandango de por medio, el espíritu del niño estará rebozando de  
placidez.  
Conclusiones  
Según la cosmovisión del pueblo kichwa de Otavalo, la  
muerte es una fase trascendente en el ciclo de la existencia, “la vida  
retorna a su principio”; el ritual del wantyay es la apoteosis al extinto;  
es decir, es el momento sacrosanto en que las almas ancestrales se  
presentan ante el ayllu comunitario para propiciar un sentido de uni-  
dad y armonía cósmica.  
Según el imaginario colectivo, a través del Wantyay se evoca  
a las “almas benditas” que desde el Chayshuk Pacha comparecen en  
el espacio terrenal para enaltecer al flamante difunto, que para los  
runas es un nuevo ser bienaventurado. Por lo tanto, la vida y la  
muerte están fuertemente cohesionadas en la estructura social y sim-  
bólica del ayllu comunitario, y en esta conjunción existe la posibili-  
dad de recrear un sistema homeostático o estable de convivencia  
orgánica, y en este vínculo, tanto la realidad cotidiana como las ma-  
nifestaciones oníricas adquieren quimeras anunciadoras a través de  
los personajes más significativos del rito mortuorio, como son el tayta  
maytru y la yanuk mama, quienes con un acierto impresionante ad-  
vierten y establecen un espectro vivencial ante la presencia efímera  
de los espíritus ancestrales.  
Durante el Wantyay, el tayta maytru con su escolta familiar y  
comunitaria alaban al muerto en medio de prerrogativas y homilías  
cantadas, que en conjunto vocalizan este himno superior y es parti-  
cularmente distintivo en las comunidades practicantes. En el ritual  
del wantyay, se distingue el cántico fúnebre de los runas, este “coro  
de la muerte” es el himno sacrosanto que permite abrir un portón  
transitorio de otra dimensión y así convocar a los espíritus ancestra-  
les de la familia, quienes descienden al territorio de los mortales para  
llevarse” y guiar al difunto hacia el Chayshuk Pacha. Su particulari-  
dad endógena se practica en el escenario masculino que revela un  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
148  
Wantyay, el himno de la muerte  
en el pueblo kichwa Otavalo-Ecuador  
conjunto integral de cánones simbólicos y consuetudinarios. Al  
mismo tiempo, el Wantyay se realiza en distinción de los desposados,  
más no de los inmaculados y se efectúa en función de la disponibi-  
lidad económica de la familia.  
En el velorio se establecen una serie de juegos mortuorios  
que son bruscos, intensos y competitivos, los participantes deberán  
tener la suficiente sobriedad, equilibrio, fuerza y reflejos para desen-  
volverse. A partir del Chunkana o juego de azar se conforma parejas  
de entre seis y doce integrantes y se alecciona una serie de juegos  
con penitencias donde no ingresan niños ni mujeres. En esta costum-  
bre funeraria, los ritos lúdicos tienen como intención reanimar y for-  
talecer emocionalmente a los deudos para mitigar y solapar la  
circunstancia traumática de la muerte; además, este acto de resilien-  
cia crea la complacencia de la resignación ante el ayllu comunitario.  
Para el total de los entrevistados, el tayta maytru es un versado  
de las ceremonias comunitarias; él organiza y dirige los rezos e igual-  
mente ordena y orienta el contexto lúdico en condición de “juez” y  
asume el rol de guía espiritual mientras perdure el duelo de la familia.  
Los niveles de solidaridad alcanzan dimensiones incalcula-  
bles. Los integrantes del parentesco agnaticio y cognaticio soportan  
económicamente el cumplimiento en la celebración mortuoria; unos  
colaboran con dinero y otros con alimentos y bebidas que servirán  
para compartir durante los días y noches del velatorio. Igual respon-  
sabilidad tienen los demás integrantes del ayllu comunitario, ya que  
en un proceso de reciprocidad permanente reproducen el intercam-  
bio de bienes y servicios.  
En definitiva, el Wantyay es un rito funerario norandino que  
está totalmente entrelazado con la estructura y las relaciones sociales  
del pueblo kichwa Otavalo, que pervive como portaestandarte no  
solo de la cultura sino de la lengua kichwa.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 129–151  
149  
Cevallos–Benítez–Bedón  
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–Junio 2023  
JOSÉ JOAQUÍN OLMEDO SU PARTICIPACIÓN  
EN LOS CONGRESOS CONSTITUYENTES: 1822-18301  
Rocío Rosero Jácome2  
Resumen  
Este ensayo procurará mostrar a José Joaquín Olmedo desde  
sus funciones de presidente de la Junta Gubernativa de la provincia  
de Guayaquil durante el proceso de la formación de los Estados  
americanos, en los años de la independencia de España, hasta su  
participación en la formación del Ecuador como república. Olmedo  
negoció con Bolívar y San Martín la autonomía de Guayaquil evento  
que le costó el exilio al Perú. En el Perú participó en el Congreso  
Constituyente como representante de Puno. Este congreso delegó a  
Olmedo para solicitar a Bolívar el apoyo a su independencia. Esta  
delegación provocó su reconciliación con el Libertador quien le  
nombró ministro plenipotenciario del Perú en Londres para obtener  
un crédito, el reconocimiento del Estado peruano y la vinculación del  
Perú con otros países europeos mediante acuerdos comerciales. A  
través de sus cartas -informes de esta misión- muestra la desgastada  
situación europea y su delegación fallida. De regreso, define su na-  
cionalidad colombiana tras el desacuerdo entre Colombia y Perú que  
atacó Guayaquil, de allí, su legítimo reconocimiento de colombiano  
para la participación como constituyente en el Congreso de Ocaña –al  
que no pudo llegar–, más tarde, Olmedo actuó como jurista en la  
1
2
Recibido 06-03-2023.//Aceptado: 02-06-2023  
Miembro de Número de la Academia Nacional de Historia, Magister en Docencia para Insti-  
tuciones de Educación Superior, Doctora en Historia, Licenciada en Ciencias de la Educación,  
Historia y Geografía, Miembro de la Red de Historiadores Latinoamericanistas, AHILA, de la  
Asociación de Estudios Interamericanos IAS, Miembro Correspondiente de la Sección de An-  
tropología de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y de la Academia Nariñense de Historia. Do-  
cente de la Universidad Internacional del Ecuador, Escuela de la Relaciones Internacionales.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
153  
Rocío Rosero Jácome  
Constituyente de Riobamba que formó Ecuador y marcó la sepa-  
ración del Distrito del Sur de Colombia y la formación del país como  
Estado independiente.  
Palabras clave: Bolívar, San Martín, Olmedo, Congresos constitu-  
yentes Perú, Ecuador  
Abstract  
This essay will try to show José Joaquín Olmedo, president  
of the Government Junta of the province of Guayaquil, in the process  
of the formation of the American States in the years of independence  
from Spain. Olmedo negotiated with Bolívar and San Martín for the  
autonomy of Guayaquil, which cost him exile in Peru. In Peru, he  
participated in the Constituent Congress as a representative of Puno.  
This congress delegated Olmedo to request Bolívar’s support for his  
independence. This circumstance caused his reconciliation with the  
Liberator, who appointed him Plenipotentiary Minister of Peru in  
London to obtain a loan, in addition to the recognition of the Peru-  
vian State and the link of Peru with other European countries  
through trade agreements. Through his letters - reports of this mis-  
sion - he shows the worn-out European situation and his failed del-  
egation. On his return, he defines his Colombian nationality after  
Peru’s attack on Guayaquil, hence his legitimate participation as a  
constituent in the Ocaña congress -which he could not reach-  
Olmedo is seen as a jurist in the Riobamba constituent; this meeting  
marks the separation of the Southern District of Colombia and the  
formation of Ecuador as an independent State.  
Keywords: Bolívar, San Martín, Olmedo, Constituent Congresses  
Perú, Ecuador.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
154  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
Introducción  
Este ensayo es novedoso e interesante porque presenta a José  
Joaquín Olmedo como un jurista de importancia transcontinental,  
como ciudadano de Sur América, como negociador internacional  
entre Perú e Inglaterra y delegado peruano plenipotenciario a Francia  
y, como líder civil para la estructura de la Primera Constitución de  
este país tras la separación del Departamento del Sur de Colombia y  
convertirse en el territorio llamado Ecuador. Este trabajo difiere de  
otros sobre el personaje porque, en la mayoría de los casos, Olmedo  
es visto desde el ángulo literario dado que es el único poeta pindárico  
o cantor épico en América del Sur en el periodo de la Independencia.  
José Joaquín Olmedo ha sido estudiado con énfasis por Au-  
relio Espinosa Pólit, en 1960 presenta el Epistolario de José Joaquín Ol-  
medo. Recoge cartas familiares, literarias, históricas y políticas; este  
es un texto fundamental para conocer las diversas facetas de Ol-  
medo. La información registrada en la correspondencia abarca el pe-  
riodo de 1797 a 1846. En 1980 Aurelio Espinosa presenta el libro  
Olmedo en la Historia y en las Letras, enfatiza el estro vibrante del poeta  
de la guerra en las campañas libertarias de Bolívar en Junín, destaca  
su valor y la relación de América con sus ancestros prehispánicos, la  
belleza e imponencia del paisaje y el furor de la guerra y el edor de  
la sangre. Esta oda se llama Canto a Bolívar. También Espinosa Pólit  
analiza otro grandioso canto a la guerra, esta vez, por las luchas in-  
ternas en el Ecuador del periodo republicano a través de la oda El  
Águila de Miñarica, ensalza los triunfos militares de Juan José Flores.  
El mismo autor escribió Poesías Completas. Años más tarde, Rocío Ro-  
sero Jácome, en 1994 escribió el libro Olmedo, político, patriota o deser-  
tor..?, Este libro es una biografía sustentada en cartas inéditas que  
engloban el periodo 1800-1847 que muestran el entorno político, so-  
cial, económico, militar, nacional, internacional, lo ideológico y cul-  
tural de la época; además ensaya un visión íntima y compleja del  
personaje en sus aciertos y contradicciones con análisis equilibrados  
sobre los textos inéditos. Hay biografías y textos pequeños que com-  
pletan la literatura que rodea al personaje.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
155  
Rocío Rosero Jácome  
Este ensayo aporta al conocimiento de la historia de América  
del Sur a partir de la hipótesis: “Olmedo: actor político y jurista en  
las convenciones constitucionales del Perú y del Ecuador; negociador  
transcontinental del periodo bolivariano ante Inglaterra”. Este en-  
sayo mencionará la importancia de los aportes jurídicos, mostrará a  
partir de los documentos y cartas personales del personaje, la escena  
política transcontinental e internacional de la formación de los Esta-  
dos inmersos en la dialéctica de monarquía y república de la escena  
global del conflicto. Revisará las relaciones Bolívar-San Martín; las  
de Olmedo-Bolívar; las influencias internacionales del proceso cons-  
titucional en América que, con la presencia de Olmedo, para el caso  
del Ecuador, concluye en 1830 con la Constitución del Riobamba y  
formación del Ecuador que caracteriza, por lo que Olmedo deviene  
en el fundador civil de la república.  
Este trabajo procura enfocar las circunstancias político socia-  
les globales de América considerado territorio de libertad o indepen-  
dencia de España, a la par se verá la dependencia económica que  
vinculó a América con Inglaterra a través de las deudas y su relación  
con Europa; se vislumbrará la política internacional de ésta hacia las  
independencias y sus perspectivas de formación de Estados. Es im-  
portante señalar que los enfoques de historia en Ecuador y América  
Latina se han realizado durante todo el siglo XX, desde el ámbito  
local y nacional sin abarcar situaciones parecidas o interrelacionadas  
desde geografías vecinas, esto es, en los países de la región boliva-  
riana en permanentes conflictos limítrofes por concepciones repu-  
blicanas, nacionalistas y posiciones ideológicas contrapuestas, por  
ello, este trabajo procurará insertarse en el marco de la historia global  
y seguirá el camino de la cronología, pues se estudia el accionar po-  
lítico de una persona que se auto-considera ciudadano de América  
en el transcurso histórico de los procesos políticos que, secuencial-  
mente, influyen de forma paralela en vida colectiva de los Estados  
republicanos en formación; dicho de otra manera, se da una evolu-  
ción política personal en una evolución política intracontinental, Eu-  
ropa a través de Inglaterra afecta profundamente a América en sus  
relaciones de dependencia económica y sus estrategias de libertad  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
156  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
se van coartando, América pasa a la dependencia financiera de Eu-  
ropa. Esta situación se visibiliza en la correspondencia oficial de Ol-  
medo a Bolívar y de Olmedo al ministro peruano Unanue, de allí  
que José Joaquín Olmedo fue un personaje clave en las negociaciones  
internacionales  
Los reveses internacionales con los conflictos producidos por  
la caída de la bolsa de valores de Londres y otras del sistema finan-  
ciero europeo da la medida de la situación de expansión de la crisis  
europea y de pobreza poblacional generalizada que afecta directa-  
mente a América que se hallaba inserta en el sistema capitalista mun-  
dial; de este modo, se clarifica que las crisis no vienen de América  
del Sur sino que impactan en él y provienen de los grandes centros  
económicos mundiales.  
Olmedo es un actor civil es un jurista y un político, de allí  
que el enfoque para el estructuración de los nuevos Estados nacio-  
nales sea diversa del enfoque militar.  
América del Sur un solo territorio de libertad  
Tras la batalla de Pichincha el 24 de mayo de 1822 en Quito,  
la toma de Guayaquil se hizo inminente. La ocupación de esta ciu-  
dad constituyó la preocupación de Bolívar. Esta ciudad, por su em-  
plazamiento estratégico, era deseada tanto por el Colombia cuanto  
por el Perú debido al puerto y a la condición geográfica en la Amé-  
rica del Sur. Bolívar se adelantó a San Martín y la ocupó, pese a que  
Olmedo, para entonces era el presidente de Guayaquil -declarada  
independiente el 9 de octubre de 1820-, realizó negociaciones previas  
con los libertadores y esperaba el encuentro de estos líderes en el te-  
rritorio para tomar una definición sobre esta posesión territorial. Por  
otro lado, a nivel interno, Guayaquil era un territorio en discordia  
por las posiciones políticas -liberales y conservadoras, esto es repu-  
blicanos y monárquicos respectivamente-. Guayaquil era el único  
puerto para el comercio exterior de todas las poblaciones serranas  
siendo las más importantes: Quito, Riobamba, Cuenca y Loja. Ade-  
más, Guayaquil era un territorio intermedio entre dos potencias: Co-  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
157  
Rocío Rosero Jácome  
lombia ya liberada y Perú aun monárquico. Bolívar desde Quito es-  
cribe a Santander el 21 de junio de 1822 sobre el destino de Guaya-  
quil: “(…) Me propongo a la cabeza del ejército aliado, entrar en Guayaquil  
(…) su territorio está enclavado en nuestra frontera Sur, está protegido por  
el Perú que tiene a sus órdenes todos los militares de Sur América, y que es  
3
rico, y, por consiguiente, capaz de mantener muchas tropas.” Bolívar evitó  
la separación autonómica de Guayaquil expresada en 1820, antes de  
la victoria de Pichincha y se opuso al desmembramiento de este te-  
rritorio que fuera de la Audiencia de Santa Fe.  
Bolívar con 3.000 soldados se presentó en Guayaquil el 16 de  
4
julio de 1822. En ese marco, se realizó la entrevista con San Martín.  
Los generales americanos celebraron tres reuniones entre los  
5
días 26 y 27 de julio de 1822. José Joaquín Olmedo no participó en  
el encuentro, empero, en su calidad de presidente de la Junta Guber-  
nativa convocó al Colegio Electoral para elegir representantes puesto  
que, frente a los hechos -presencia armada de Bolívar en Guayaquil-  
cesaba en sus funciones de presidente de Guayaquil. Además, la paz  
y la seguridad de los pueblos demandaban la aceptación del ingreso  
del ejército de Bolívar y su mando en el gobierno de Guayaquil. Esta  
reunión -para elegir representantes- se celebró el 28 de julio de 1822;  
6
al día siguiente Olmedo salió de Guayaquil rumbo a Lima y se au-  
toexilió al Perú.7  
3
4
Rocío Rosero-Jácome, Olmedo político, patriota o desertor…? Eskeletra, Quito, 1994, p. 75 Cfr.Vi-  
cente Lecuna, Simón Bolívar. Obras Completas, T. II, Doc. 576, p. 52.  
Olmedo el 2 abril de 1822 se dirigió a San Martín en estos términos: “Desde el momento en que  
libre y espontánea voluntad de la provincia fio a nuestras manos el depósito sagrado de sus derechos  
(…) el Gobierno reclama solemnemente la protección que el Perú nos ha ofrecido, tiempo hace reclama  
la alta mediación de V.E. (…) de este país tan digno de ser libre”, Rocío Rosero Jácome, cit.., p. 74.  
San Martín señala, años después, hacia 1827, en correspondencia a William Miller, general in-  
glés, y a Ramón Castilla –que fuera presidente de Perú en 1846– que, en la reunión con Bolívar,  
pidió auxilios para terminar la guerra con el Perú puesto que con el triunfo de Pichincha el  
ejército de Colombia se había incrementado con prisioneros y contaba con 9.600 bayonetas,  
Bolívar le ofreció solo 1.070 plazas. Percibió que debía retirarse y dejar que Bolívar se hiciera  
cargo de la independencia. Revisar en: Samuel Medrano, José de San Martín. El Libertador, Ins-  
tituto Sanmartiniano, Buenos Aires, 1967. Cfr. Guillermo Arosemena Arosemena, José Joaquín  
de Olmedo, Grandes biografías del Bicentenario, Paradiso Editores, Quito, 20202, pp. 144-145.  
Ibid., p. 149 y subsiguientes.  
5
6
7
Olmedo, en Lima, tenía amistades por sus estudios en el convictorio de San Carlos la Univer-  
sidad de San Marcos, donde también fue docente. En: Rocío Rosero Jácome, op., cit., pp. 14-18.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
158  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
Es necesario considerar que el patriotismo criollo del siglo  
XIX de acuerdo a Lavalle, era “localista y continental” enfrentaba los  
ataques peninsulares pero, carecía de identificación con espacios más  
significativos económica y políticamente, sobre estos territorios se  
8
constituirían los posteriores Estados. Los ideales liberales y demo-  
cráticos establecieron solidaridad y mancomunidad entre los inte-  
lectuales americanos durante el proceso de independencia. Esa unión  
de americanos buscaba autonomía y beneficios económicos locales  
e internacionales. Los intelectuales de América del Sur procuraron  
hacerlo sobre las bases constitucionales.  
9
San Martín, llamado El Protector, antes de ir a Guayaquil,  
convocó a un Congreso Constituyente en Lima para septiembre de  
10  
1
822. Cabe señalar que San Martín inició un gobierno rodeado con  
élites sociales recelosas debido a la incertidumbre por los cambios  
políticos, pasar de la dominación monárquica conocida a iniciar la  
República. El Perú aun no estaba liberado de la dependencia de Es-  
paña. La parte central y sur del territorio peruano estaba ocupada  
por fuerzas españolas. Aun así, San Martín inició un gobierno inde-  
pendiente. En función del decreto del 4 de octubre de 1821, relacio-  
nado a la ciudadanía y al desempeño de cargos públicos, Olmedo  
fue electo miembro del Congreso Constituyente del Perú como re-  
presentante del Departamento de Puno; así, prestó su experiencia  
personal y política a la causa de la independencia para estructurar  
8
Bernard Lavalle, “Mucho más que cuestiones de detalle. Corografía y prelación del criollismo  
militante al ideario de la independencia” 200 años después. Los Andes en las encrucijadas de las  
independencias. Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y España. Ariadna Ediciones, Bi-  
blioteca Historia de América, volumen 7, Santiago de Chile, 2022, pp.285-300, p. 294.  
Título con el que San Martín se erigió desde el 3 de agosto de 1821, en: Germán Leguía y Mar-  
tínez, Historia de la Emancipación del Perú, vol. III, Comisión Nacional del Sesquicentenario de  
la Independencia del Perú, 1972 – Perú, p. 425. El Perú inicia el proceso de independencia bajo  
el protectorado de Río de la Plata. Se establecen las primeras dignidades en Lima á 8 de octubre  
de 1821. http://www.garciabelaunde.com/biblioteca/LasConstitucionesdelPeru.pdf  
9
(10-11-2022).  
1
0 Después de organizar el congreso constituyente, José de San Martín se retira definitivamente  
del escenario político y de América, viaja a Europa, se radica en Francia, donde vivió con su  
hija hasta su muerte en 1850. Durante los últimos años de su vida San Martín se dedicó a es-  
cribir sus memorias y a reflexionar sobre su papel en la independencia de América del Su.  
Revisar José Pacífico Otero, Historia del Libertador, Don José de San Martín: Ostracismo y apo-  
teosis, 1822-1850, tomo 4, Editorial Círculo Militar, Buenos Aire, 1978.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
159  
Rocío Rosero Jácome  
11  
la primera carta fundamental que sería expedida en Lima . Francisco  
12  
Xavier Luna y Pizarro, presidió la Asamblea constituyente ala que  
1
3
concurrieron americanos de diversas latitudes. La comisión para  
escribir la Constitución estuvo integrada por: Xavier Luna y Pizarro,  
Hipólito Unanue, José Joaquín de Olmedo, Manuel Pérez Tudela y  
14  
Justo Figueroa. Esta Comisión estableció el texto Bases de la Consti-  
15  
tución Política de la República Peruana. Estas bases fueron promulga-  
das por la Junta Gubernativa el 17 de diciembre de 1822. El texto  
constó de 24 artículos. Se declaró que todas las provincias del Perú,  
están reunidas en un solo cuerpo, formando la nación peruana, que  
se denominaría República Peruana; la soberanía residía en la Nación  
independiente de la monarquía española y de cualquier otro tipo de  
dominación extranjera; su religión sería la católica, con exclusión de  
cualquier otra; señala libertades individuales y, en la estructura, el  
gobierno se dividía en tres poderes independientes el Legislativo, el  
16  
Ejecutivo y el Judicial. La Constitución constó de 194 artículos y fue  
1
1
1
1 Olmedo era un personaje con mucha reputación por haber participado en las Cortes de Cádiz  
en la elaboración de la Constitución Española promulgada el 19 de marzo de 1812. También,  
Olmedo, era valorado por ser el autor del Estatuto Provisorio o constitución de la propuesta  
república de Guayaquil. En el seno de la constituyente se hallaban antiguos compañeros de  
aula tanto del Convictorio como de la Universidad además de legisladores de Cádiz. Rocío  
Rosero Jácome, Olmedo, (…) cit. pp. 19-45.  
2 El clero también dividió sus filas entre patriotas y monárquicos, Francisco Xavier Luna y Pi-  
zarro, sería años más tarde arzobispo de Lima, fue un religioso ilustrado abogado, filósofo,  
erudito y poseedor de libros considerados prohibidos de pensamiento liberal y republicano.  
En: Manuel Castañeda Jiménez., “Francisco Javier de Luna Pizarro Pacheco”, https://www.  
congreso.gob.pe/Docs/participacion/museo/congreso/files/files/luna_pizarro.pdf  
(9-11-2022.).  
3 En el Congreso Peruano además de José Joaquín Olmedo (Guayaquil) participaron Alejandro  
Crespo y Cassaus (Cuenca) diputado por Trujillo; José de Lamar (Cuenca) diputado de Puno;  
Ignacio Ortiz Zevallos (Quito) diputado por Lima; y, Joaquín Paredes (Quito) diputado por  
Cuzco. También hubo diputados de otras procedencias de América como: Alcázar y Agra-  
monte de Cartagena; Tenorio de Popayán; Alvarado de Buenos aires; Forcada de Tucumán;  
Otero de Salta; Padilla de Chuquisaca; Agüero de Valdivia. Revisar en: Guillermo Arose-  
mena, cit., p. 171.  
14 Guillermo Arosemena, cit., p. 172.  
15 Bases de la Constitución (1822). Bases de la Constitución Política de la Republica Peruana,  
pp.95-98 http://www.garciabelaunde.com/biblioteca/LasConstitucionesdelPeru.pdf  
(
10-11-2022.)  
1
6 Firmaron al final los miembros de la Comisión Legislativa: Ignacio Ortiz de Zevallos. - El  
marqués de Salinas.- José de Olmedo.- Gregorio Luna, diputado secretario.- José Sánchez  
Carrión, diputado secretario.  
Por tanto, ejecútese, guárdese y cúmplase en todas sus partes por quienes convenga. Dará  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
160  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
dada en la sala de sesiones en Lima el 12 de Noviembre de 1823.- 4º  
17  
de la Independencia, y 2º de la República. La Constitución Repu-  
blicana duró hasta 1825.18  
El virrey del Perú José de la Serna y las tropas realistas reac-  
cionaron e infringieron graves derrotas a las fuerzas peruanas cuya  
19  
fortaleza era la sierra. Un año después de la independencia, el Con-  
greso peruano no halló otro recurso que pedir auxilio a Colombia,  
al Libertador y a su ejército, para dirigir la contienda en su territorio  
contra España y lograr su total independencia. El Congreso del Perú  
nombró como sus delegados para entrevistarse con Bolívar a José  
20  
Joaquín Olmedo y a Francisco Sánchez Carrión ; así, los antagonis-  
tas de 1822 -Olmedo y Bolívar- se reencontraron e intercambiaron  
cuenta de su cumplimiento el ministro de Estado en el departamento de gobierno. Dado en  
el palacio de la Junta Gubernativa en Lima á 17 de diciembre de 1822.- 3° de la Independen-  
cia- 1° de la República. José de la Mar.- Felipe Antonio Alvarado- El Conde de Vista-Florida  
1
7 Constitución de 1823, pp. 99-130 en: http://www.garciabelaunde.com/biblioteca/LasCons-  
titucionesdelPeru.pdf (10-11-2022) El primer presidente constitucional fue el mariscal D. José  
Bernardo Tagle. La Constitución permaneció por pocos meses fue suspendida y el Congreso  
se declaró en receso por la Ley del 10 de febrero de 1824 y los poderes al Libertador Bolívar.  
Un año después, la Ley del 10 de febrero de 1825 otorgó plenos poderes al Libertador  
8 Daniel Valcárcel-Enrique Dicafe: Historia General de los peruanos, T.3, Cap. III. Cabe señalar  
que Olmedo vivió en Lima, estudio en el Convictorio de San Carlos y en la Universidad de  
San Marcos, fue constituyente de las Cortes de Cádiz en 1812 y presidente de la provincia  
libre de Guayaquil.  
9 “(…) el Virreinato peruano fue el bastión de la lealtad hacia España, de tal suerte que la in-  
dependencia, aquí fue arrancada por la fuerza de las armas de los ejércitos provenientes del  
Norte y del sur. Y es que, en el Perú la virtual ausencia de España (…) estuvo compensada  
por una interna y sólida organización defensiva del Virreinato. Pero, además, hay un hecho  
mucho más fundamental: la debilidad de la burguesía peruana.” En: Heraclio Bonilla Mayta,  
1
1
“¿El bicentenario de qué? A propósito del Perú” 200 años después. volumen 7, Santiago de  
Chile, 2022, p. 151  
2
0 José Francisco Sánchez Carrión. Cursó estudios en el seminario de Trujillo (1802) y posterior-  
mente se trasladó a Lima para ingresar en el convictorio de San Carlos (1804), donde llegó,  
siendo aún alumno, a enseñar Filosofía en 1818. Ese mismo año obtuvo el título e ingresó al  
Colegio de Abogados de Lima. A causa de sus ideas liberales sufrió el destierro de Lima,  
trasladándose a Sayán, pueblo cercano a Huacho, donde se encontraba cuando José de San  
Martín proclamó la independencia peruana (julio de 1821). Tuvo un papel decisivo en el es-  
tablecimiento del sistema republicano de gobierno en el Perú posterior a la independencia.  
Fue uno de los inspiradores de la primera constitución política del Perú, de tendencias libe-  
rales (1823). Colaborador en periódicos como el Correo Mercantil, la Abeja Republicana o El  
Tribuno de la República Peruana. En junio de 1823 viajó en misión diplomática con el poeta  
José Joaquín Olmedo a Guayaquil para invitar a Simón Bolívar al Perú para que dirija y con-  
solide el proceso de independencia. https://biografias.review/jose-faustino-sanchez-ca-  
rrion/ (9-11-2022)  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
161  
Rocío Rosero Jácome  
discursos protocolares. En uno de ellos Olmedo se expresó así ante  
Bolívar: “Todos, señor, esperan una voz que los una, una mano que los di-  
21  
rija, un genio que los lleve a la victoria.”. Bolívar asombrado escribió  
a Santander, presidente de Colombia, acerca del viraje de la situación  
peruana, dijo:  
Mando a usted la arenga de Olmedo y mi respuesta. Es la segunda vez  
que un jefe de sedición contra mí ha venido a implorar mi autoridad  
por el bien de la causa pública. Nariño me fue a rogar por el Congreso  
de Venezuela para que aceptase la presidencia, después de haber sido  
disidente. Olmedo ha sido peor. De paso que se ponga una nota en la  
Gaceta, haciéndole honor a su docilidad y patriotismo. Será una lástima  
22  
perder esta ocasión de hacer notar estos hermosos contrastes.  
Fue un duro golpe al orgullo y a la solemne dignidad de Ol-  
medo el encuentro con Bolívar, sobre todo pedir su ayuda para libe-  
rar al Perú, esto significaba ampliar más el dominio de Bolívar ahora  
sobre todo el occidente de la América del Sur, sin embargo, estaba  
de por medio el mayor ideal: la liberación y separación política y  
económica de España. Este acercamiento a Bolívar le valió la recon-  
ciliación definitiva con el Libertador. Cumplida esta misión de pro-  
funda significación política para Sur América, Olmedo se reencontró  
con su familia y se quedó en Guayaquil. Se tomó un tiempo para  
arreglar de sus finanzas, los negocios personales, los contactos polí-  
ticos y la literatura. Mas, su mirada y su atención estaban en el Perú,  
donde se encontraban muchos de sus amigos que se jugaban la vida  
y la fortuna. Escribió a Bolívar: “Todos esperamos con impaciencia los  
primeros efectos de la aparición de Ud. en Lima. (…) la independencia y la  
moderación, la libertad y el orden!...”23  
Olmedo discrepaba con Bolívar en los métodos, a la par, ad-  
miraba su fuerza, su genio e inteligencia militar estratégica y su de-  
senvolvimiento político. De allí que, tras conocer la victoria de  
Bolívar en Junín en agosto de 1824, las musas heroicas lo embriaga-  
2
2
2
1 Clemente Ballén: Poesías de Olmedo; pp.31-35.  
2 Lecuna Vicente: Simón Bolívar: Obras Completas. 21 de Julio de 1823; T.III.  
3 Aurelio Espinosa, José Joaquín Olmedo: Epistolario, Guayaquil, 6 de septiembre de 1823; Doc.  
322, pp. 503-505.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
162  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
ron, su mente viajó al Perú, a Junín, al teatro de la guerra final para  
la liberación del altiplano y soñó con la libertad y los ancestros ori-  
ginarios de América. Así, al iniciar enero de 1825 le escribió: “(…) si  
me llega el momento de inspiración y puedo llenar el magnífico y atrevido  
plan que he concebido, los dos, los dos hemos de estar juntos en la inmorta-  
24  
lidad.” Esta aseveración premonitoria se ha cumplido pues los más  
reputados críticos de España y América han colocado a la oda y a su  
autor, Olmedo, en la cumbre de la poesía épica en el continente his-  
25  
panoamericano. Bolívar al recibir el texto de la oda se expresó así:  
Confieso a Ud. humildemente que la versificación de su poema me pa-  
rece sublime: un genio lo arrebató a usted a los cielos. Usted conserva  
en la mayor parte del canto un calor vivificante y continuo; algunas de  
las inspiraciones son originales; los pensamientos nobles y generosos...  
Permítame usted, querido amigo, le pregunte de dónde sacó Ud. tanto  
estro para mantener su canto tan bien sostenido desde su principio  
hasta su fin.26  
La Victoria de Junín, canto a Bolívar es un poema épico que  
consta de 33 estrofas escritas en octavas reales, esto es, compuestas  
por ocho versos en endecasílabos y rima consonante, Olmedo resalta  
el desarrollo de la guerra de Junín, parte de la historia de los ances-  
tros indígenas con Huayna-Cápac, utilizó un lenguaje grandilo-  
cuente, comparó a Bolívar en virtudes y logros con los héroes  
europeos de la antigüedad clásica como Alejandro Magno o Julio  
César. En el poema, Olmedo destaca la valentía, la sabiduría, la hu-  
mildad y la generosidad de Bolívar, y lo presenta como un líder ex-  
cepcional capaz de unificar a los pueblos de América del Sur contra  
el colonialismo español. La Oda a Bolívar se convirtió en un himno  
de exaltación a la figura del Libertador como símbolo de la indepen-  
27  
dencia y la de unidad de las repúblicas hispo-americanas.  
2
2
4 Ibid., Guayaquil, 31 de enero de 1825; Doc.197, pp.243-246.  
5 José Joaquín Olmedo, La Victoria de Junín, Canto a Bolívar, cfr. Aurelio Espinosa Pólit, Poesías  
completas, 2ª edición, México, 1947. También en: Rocío Rosero Jácome, Olmedo (…) cit. Anexo  
3
, pp. 437- 457  
6 Aurelio Espinosa Pólit: Poesía y Prosa, Biblioteca Ecuatoriana Mínima, N°2, Cajica, Puebla,  
960.  
2
2
1
7 Galo René Pérez, Literatura del Ecuador (cuatrocientos años) Abya Yala, Quito, 2001, pp. 64-87  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
163  
Rocío Rosero Jácome  
Olmedo, embajador peruano plenipotenciario en Londres  
La dura realidad económica del Perú para conseguir su in-  
dependencia sensibilizó a Olmedo al pedido de Bolívar de ir a Lon-  
dres en representación de la República Peruana para obtener un  
tercer empréstito de dos millones de libras esterlinas. Hipólito Una-  
nue, ministro de Relaciones Exteriores, el 25 de julio de 1825 entregó  
los poderes de representación estatal para José Joaquín Olmedo y su  
compañero José Gregorio Paredes, quienes, además de gestionar y  
conseguir el empréstito inglés, deberían entablar tratados de alianza,  
amistad y comercio con otros países europeos. Tanto las autoridades  
peruanas cuanto los negociadores enviados desconocían la situación  
de Europa en ese periodo e ignoraban las condiciones de los acuer-  
dos económicos previos realizados con Inglaterra, en época del pri-  
2
8
mer presidente José de la Riva Agüero. Joel Pinto señala que  
llegaron al Perú inspectores ingleses “para controlar y seguir de cerca  
el empréstito de 1,200 000 libras esterlinas, cuya finalidad era asegurar la  
caída del dominio español en América del Sur, y terminar con el monopolio  
29  
comercial imperante con las colonias. Los representantes ingleses fue-  
ron: James Thomson, Gabriel Lafond de Lurcy, Robert Proctor, René  
P. Lesson, Thomás Bennet, Hiram Paulding y, finalmente Ch. Sut-  
3
0
cliffe. A mediados de diciembre de 1825, desde Londres Olmedo  
informa al ministro de Relaciones Exteriores sobre el valor de los  
bonos americanos, en estos términos: “(…) los de Méjico han bajado a  
2
8 Joel Pinto Esquia “José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, primer presidente del estado  
peruano” indica que el 28 de febrero de 1823 el Congreso nombró presidente a Riva Agüero,  
coronel de milicias y aristócrata criollo, conocido como conspirador patriota. Este episodio,  
llamado ‘el motín de Balconcillo’, fue el primer golpe de Estado en el Perú. Organizó con el  
general Santa Cruz ‘la batalla de Zepita’ (el 25 de agosto de 1823) fue fracaso total, además  
Lima quedó desguarnecida y recuperada por el virrey La Serna. El 19 de junio, el Congreso  
designó a Trujillo capital provisoria y creó un poder militar con facultades “para salvar la  
República”. Ese poder fue entregado al general Antonio José de Sucre. El 23 de junio el Con-  
greso cesó en sus funciones a Riva Agüero, en un segundo golpe de Estado; y nombró pre-  
sidente interino a Francisco Valdivieso y Prada. El depuesto gobernante se marchó a Trujillo,  
y se trasladó con un grupo de 20 congresistas. Disponible en: https://repositorioslatinoa-  
mericanos.uchile.cl/handle/2250/3267257 (16-11-2022).  
2
9 Joel Pinto Esquia “José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, primer presidente del estado  
peruano”. Disponible en: http://repositorio.unsa.edu.pe/handle/UNSA/10560 (16-11-2022)  
0 Ibidem.  
3
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
164  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
63; los de Colombia a 62 y los del Perú a 48, desde 93 en que estuvieron con  
la noticia de la victoria de Ayacucho. Los fondos (…) de España (…) en  
31  
1
5”. Las victorias de Junín y Ayacucho dieron valor a los bonos del  
Perú, pero al no definir con prontitud la separación y autonomía del  
Perú respecto de España, los bonos se depreciaban.  
En 1825 la Bolsa de valores de Inglaterra sufre un descalabro  
que se extendió a otras potencias capitalistas. Los bancos no pueden  
3
2
pagar a los prestamistas. La crisis de Londres sacudió también  
Europa, América Latina y Estados Unidos, El Banco de Inglaterra se  
33  
salvó gracias a una fusión de reservas de oro del Banco de Francia.  
Durante el proceso independentista en América, los comerciantes y  
financistas buscaban hacer fortuna en los nuevos países, por ello, los  
bancos hicieron muchos préstamos para inversiones, especialmente  
en minas que no prosperaron.  
Es importante recapitular los sucesos internacionales que ro-  
dearon a Olmedo, representante plenipotenciario del Perú en Lon-  
dres: así, 1825 es el punto de inflexión de los conflictos mundiales,  
guerras dolorosas, crisis político-ideológicas que inician con la Inde-  
pendencia de Estados Unidos, de Francia, de España, -tras la ocupa-  
ción de Napoleón Bonaparte- la independencia de América y la  
consolidación económica de Inglaterra. En 50 años 1775-1825 cae la  
monarquía como sistema político-económico-social, surge el libera-  
lismo y aparece el Estado-Nación y cambia definitivamente la estruc-  
tura política internacional.  
Al tiempo de la visita de Olmedo a Londres, la banca y el co-  
mercio habían sufrido el más terrible sacudimiento económico. Los  
financistas estaban sobrecogidos de pánico por la noticia de más de  
3
3
1 Aurelio Espinosa Pólit, Epistolario, (…) cit., Londres 12 de diciembre de 1825. Doc. 328, p. 515.  
2 La economía inglesa recorría sendas muy precarias, al punto de que en Londres, hacia “1831  
se funda en Londres una Bolsa, la National Equitable Labour Exchange, para poner en con-  
tacto a las sociedades cooperativas y emite unos Bonos del trabajo que expresaban en horas  
el valor de las mercancías.” Estrella Trincado, Historia del Pensamiento Económico, Unidad 5.  
Socialistas utópicos, Karl Marx y los historicistas 11; pp. 11-12. Se ensayan nuevas propuestas  
de obtener capital y riqueza. Ver: Diego Guerrero “Heterodoxia en la época de los clásicos”;  
en: Historia del pensamiento económico heterodoxo, Trotta, Madrid,1997, pp.36-54.  
33 José Luis García Ruiz, “Patrón oro, banca y crisis, 1875-1936, Cuadernos de Estudios Empresa-  
riales, Editorial Complutense, Madrid, 1992, pp. 57-85.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
165  
Rocío Rosero Jácome  
5
00 bancarrotas y por la quiebra de algunas casas financieras, en  
parte por las inversiones especulativas en América. Olmedo escribió:  
lo que nos hace fijar más y más en la decisión que anunciamos a V.S. (…)  
34  
de suspender todo paso sobre el empréstito por ahora.” Al iniciar febrero  
de 1826, Olmedo tramita una cita para presentarle al ministro Can-  
ning la carta credencial y los respetos del Perú. Con fecha 9 de marzo  
de 1826 Olmedo escribe al Ministerio Unanue sobre la respuesta re-  
cibida por él del despacho de Canning, dijo: “Se me ha contestado por  
la Secretaría de Estado que la presentación de una carta tal como la que he  
anunciado de parte de mi Gobierno no puede verificarse hasta que Inglaterra  
no haga formal reconocimiento del Perú”.35  
Así, Olmedo recopila información e inicia el proceso legal  
para el reconocimiento del país a través de la Legación Peruana y  
anuncia que con su firma irán las comunicaciones que realice. In-  
forma, por otro lado, que el Nuncio de Madrid y el embajador francés  
en Madrid han solicitado el reconocimiento de la independencia para  
36  
América. Además, Olmedo escribe que España prepara una expe-  
dición de reconquista a Méjico o Colombia, con fondos obtenidos de  
37  
Barcelona sobre el comercio con Inglaterra. También, indica que él  
y Paredes, en ese mes de marzo de 1826, reciben del Consejo de Go-  
bierno del Perú los diplomas nombrándolos “Enviados Extraordinarios  
y Ministros Plenipotenciarios ante las cortes de Inglaterra, Francia, Roma  
y España y las instrucciones ostensibles, y la copia íntegra de las que, para  
38  
el empréstito trajo el Señor Robertson.” Son honrosas nominaciones y  
grandes encargos a cumplir. Desde América se piensa que estando  
en Londres los demás países están muy cercanos y de fácil acceso,  
cosa absolutamente contraria inclusive desde lo protocolario.  
Las autoridades peruanas, Bolívar y el mismo Olmedo con-  
fiaban en su habilidad personal y política, para convencer a las viejas  
monarquías europeas que, los nacientes Estados, pese a ser repúbli-  
cas, eran respetables, y dignos de ser Estados reconocidos diplomá-  
34 Ibid., Londres 3 de febrero de 1826. Doc. 331, p. 523.  
35 Ibid., Londres, 9 de febrero (9 de marzo) de 1826. Doc. 332, p. 525.  
36 Ibid., Londres, 9 de febrero de 1826. Doc. 333, p. 527.  
37 Ibid., Londres, 11 de abril de 1826. Doc. 335, p. 530.  
38 Londres, 1 de marzo de 1826. Doc. 334, p. 528.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
166  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
ticamente, por lo tanto, ser tratados como iguales. En Olmedo es ne-  
cesario reconocer su fervor cívico por la libertad de América, en su  
estancia de años anteriores en España tuvo práctica cortesana, apren-  
dió idiomas, practicaba una conversación ilustrada y tenía exquisitas  
maneras personales. Apesar de todos estos atributos nada pudo con-  
seguir, sino el respeto y la consideración a su persona. Olmedo, de-  
bido a las dificultades para el cumplimiento de su misión  
político-diplomática, empezó a pasar carencias y necesidades eco-  
nómicas y tuvo que obtener créditos para su subsistencia, bajo su ex-  
clusiva responsabilidad, el Perú no tenía recursos.  
Entre las penurias y desconcierto en Londres  
José Joaquín Olmedo y José Gregorio Paredes, Enviados Ex-  
traordinarios y Ministros Plenipotenciarios durante su estancia en  
Londres se enteran que los representantes ingleses intermediarios  
de los créditos del Perú no pagaban los intereses de la deuda a los  
acreedores y accionistas que habían dado el dinero y ocurrió una pre-  
sión terrible de los prestamistas sobre sus personas, cuando supieron  
que estos americanos estaban en Londres. Olmedo escribió las si-  
guientes expresiones a Bolívar, el 22 de abril de 1826, dando cuenta  
de su estancia en Londres.  
La causa principal de nuestro cuidado y de nuestra desgracia es que  
ha pasado el 15 de abril día en que debieron pagarse los primeros di-  
videndos de estos años y el Sr. Kinder no los ha pagado, a pesar de que  
tenía en su poder fondos destinados a este objeto, y a pesar de las re-  
petidas promesas que nos había hecho de cumplir con este deber (…)  
Los acreedores no nos dejan vivir un instante; nos vienen a visitar en  
tropel; se quejan, se lamentan, nos piden explicaciones de este suceso,  
nos piden esperanzas; (…) la falta de este pago es ominosa en todas  
circunstancias, en las presentes es horrible y mortal, pues muchas fa-  
milias subsisten de esos intereses, y en el día que todo está paralizado,  
pasan de 600 las bancarrotas y que no circula dinero, nadie tiene cómo  
vivir.3  
9
39 Aurelio Espinosa Pólit, Epistolario, (…) cit., Londres, 22 de abril de 1826; Doc.336, p. 533.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
167  
Rocío Rosero Jácome  
La carta de Olmedo retrata la situación de los acreedores y,  
más aún, la situación general de Londres, de las quiebras bancarias  
y de la inestabilidad económica asociada a la penuria social, a la an-  
gustia y desazón de su situación en ciernes. En junio de 1826, a través  
de otra carta, Olmedo reitera que el ministro Canning no lo puede  
recibir porque Inglaterra aun no reconoce al Perú. Informa de los  
contactos establecidos para obtener noticias fehacientes sobre el pa-  
recer del Gabinete londinense sobre los principios y requisitos para  
el reconocimiento de los Estados americanos y señala que sabe que  
el Gobierno no procederá nunca a dar un paso adelante en este punto mien-  
40  
tras la república exista bajo el régimen dictatorial.” Esta situación, aduce  
Olmedo, se debe a injerencia política en los periódicos londinenses  
ejercida por el anterior presidente que fue destituido, dice:  
(
…) la infame conducta de los enemigos de nuestro país entre los cuales  
cuento al primero a Don José de la Riva-Agüero. Éste no hace en Bru-  
selas más que disfrutar los caudales que sacó de allá y escribir folletos  
contra el Gobierno del Perú, en desacreditar todas las medidas que se  
toman, en disipar las esperanzas de orden y prosperidad que manda  
aquel país y sugerir a este gabinete, por medio de personas a propósito,  
41  
cuantas noticias adversas adquiere o finge.  
Además de las intrigas londinenses, Olmedo se inquieta por  
los intereses que conlleva la intención de España de no reconocer a  
los Estados de América. España propone una tregua de 20 años a las  
potencias: Inglaterra y Francia que están de acuerdo y ya han ini-  
ciado negociaciones al respecto. Olmedo se opone porque ello signi-  
ficaría, para América, un desangre humano y económico de 15 años  
de guerra en vano, además, hace evidente el riesgo o imposibilidad  
futura de separación al reconstituirse las fuerzas españolas con  
apoyo de otras potencias especialmente de la Santa Alianza. Olmedo  
señala que Francia ha declarado su neutralidad para no entorpecer  
el pago que le debe España, también ha liderado la conciliación sobre  
el tema comercial con Rusia, Austria y los países de la órbita de Ale-  
4
4
0 Londres 30 de junio de 1826. Doc.340, p. 552.  
1 Ibidem.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
168  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
mania por el estancamiento de los negocios. Todos los países euro-  
peos han enviado a Colombia y México la decisión de continuar las  
relaciones comerciales después de sus independencias. Comenta:  
estoy seguro que los gabinetes inglés y francés se valdrán (…) para fijar el  
plan de política que más les convenga y sea más acomodada al sistema eu-  
ropeo.” Sobre la situación general de España frente a la tregua y po-  
42  
sible intento de negociación americano comenta:  
¿
Será posible que, cuando España ha llegado al último grado de mise-  
ria y abatimiento, cuando está desesperada por la furia de los partidos  
y por la codicia y fanatismo del clero, desacreditada por la imbecilidad  
y crueldad de su Rey; degradada por la inepcia de ministros estúpidos  
y oscuros, destituida de todos los elementos de vida, sin erario, sin cré-  
dito, sin comercio, sin ejército, sin marina; vilipendiada, mofada por  
todos los pueblos, ¿será posible que se escoja este momento para pro-  
43  
ponerle una tregua cuando ella está en situación de pedirnos la paz?  
Es de notar que la política y economía europeas se entrelazan  
a pesar de las diferencias y rivalidades. La situación económica y social  
de pobreza de Inglaterra se conoce en América debido a la presencia  
circunstancial de los Ministros peruanos Olmedo y Paredes quienes  
exponen a través de su correspondencia el contexto londinense y se-  
ñalan también que su condición económica es miserable e insufrible,  
decía Olmedo: ¡haber venido por un tesoro millonario,... y salir endeudado,  
44  
perseguido y molestado por acreedores completamente ajenos…!. Olmedo  
presionado por las obligaciones de la representación diplomática y  
empobrecido, pues la permanencia en Londres había sido a su costa,  
pensaba en la vuelta y escribió a Bolívar, sin fecha, en 1826, esta sú-  
plica, salida de los labios de un auténtico náufrago en el mar de las  
finanzas y desesperado por su circunstancia, dijo: (…) si algo merece  
el cantor de Junín; y en fin, si Ud. cree que no he sido un hombre del todo  
inútil a mi patria y a la causa americana; yo ruego a Ud. con todo el enca-  
recimiento de que soy capaz, me envíe, o mande que me envíen, una licencia  
45  
para volver… Y debió Olmedo quedarse todavía unos meses más en  
4
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4
4
2 Londres 28 de junio de 1826. Doc.339, p. 550.  
3 Ibid., p. 546.  
4 Rocío Rosero-Jácome, Olmedo (…) cit. p. 93.  
5 Op., cit., s.l./ s.f., Fragmento 1826; Doc.337, p. 534.  
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169  
Rocío Rosero Jácome  
Europa, dando cumplimiento a las delegaciones diplomáticas pedi-  
das por Bolívar, y a fines de mayo de 1827, desde París, se dirigió al  
ministro de Relaciones Exteriores del Perú, en estos términos:  
El (…) mendigar nuevos recursos sobre ser indecoroso, será ineficaz, y  
creo que me veré forzado a regresar, para no ser yo mismo, un nuevo  
comprobante de la miseria y descrédito de la República. Con este mo-  
tivo, reitero a V.S. la súplica que he hecho anteriormente al Supremo  
Gobierno, pidiendo mi licencia. (…) La imposibilidad de subsistir (…)  
me obligarán a hacer una honrosa deserción, que bien justificada queda  
con ser necesaria.46  
Olmedo cuidaba el honor, la palabra, el compromiso perso-  
nal y la valoraba en el más alto grado la representación diplomática  
de un país americano libre, el Perú, pero es prioridad humana la sub-  
sistencia y el decoro para la representación diplomática, empero, es-  
taba decidido a desertar.  
Las noticias de América en París  
Olmedo y su compañero se trasladan a París en función del  
nombramiento de Ministros Plenipotenciarios también para Francia,  
47  
Roma y España, además de Inglaterra. El nombramiento fue reci-  
bido en su estancia de Londres de donde salieron por las presiones  
de los acreedores y por la imposibilidad de continuar los trámites de  
reconocimiento del Perú como República y de concesión de un  
nuevo crédito.  
Estando en esta locación Bolívar envió a Olmedo el texto de  
la Constitución Boliviana que establecía un presidente y un Senado  
vitalicio y hereditario. Bolívar, sostenía, de buena fe, que la Consti-  
tución era una transición entre las monarquías y los conceptos repu-  
blicanos. Olmedo, no se entusiasmó con la Constitución y contestó  
a Bolívar con muchas observaciones sobre los inconvenientes de un  
gobernante y ejecutivo permanentes, sobre las instituciones vitalicias  
46 Ibid., Paris, 20 de mayo de 1827, Doc.344, p.558.  
47Aurelio Espinosa Polit, Epistolario, Londres, 1 de marzo de 1826. Doc. 334, p. 528  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
170  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
donde el congreso y el poder ejecutivo corrían riesgo de concentrarse  
en una sola dinastía. Así, pues, Olmedo, con delicada frontalidad se  
atrevió a plantear sus reflexiones y su desacuerdo al mismo Liberta-  
dor, temido y respetado. Las reflexiones de Olmedo tenían la pro-  
fundidad del jurista, del político liberal y del hombre de bien, de  
principios; por su parte Bolívar estaba convencido de la bondad de  
su proyecto cuasi monárquico, Olmedo en cambio, estaba persua-  
dido del beneficio para la sociedad civil de un proyecto constitucio-  
nal, democrático, alternativo, y representativo. Así, los proyectos  
Constitucionales de estos personajes resultaban discrepantes en el  
fondo y en la concepción de la direccionalidad de los Estados. Ol-  
medo le comentó a Bolívar lo siguiente:  
... Pero Ud. ha avanzado ideas que no se hubiera atrevido a enunciar,  
si no tuviera franqueza y sanas intensiones. Hablo, entre otras cosas,  
de la sucesión en el poder. ¿Tenemos muchos hombres probados? Las  
precauciones que ahora parecen justas porque se está formando la na-  
ción ¿no serán con el tiempo ocasiones peligrosas? ¿Y un jefe tendrá  
siempre bastante virtud para no dimitir en sus hijos, parientes y amigos  
la elección del Congreso, y asegurar en su familia o en su secta la he-  
rencia del poder? Esta condición del proyecto ha hecho filosofar y po-  
litiquear mucho por acá, porque en efecto ha habido monarquías muy  
estrictas, muy absolutas en que no era tan rigurosa la sucesión heredi-  
taria. Yo mismo estoy lejos de creer que este carácter no cuadra bien  
con la idea de República.48  
La Constitución Boliviana fue un esfuerzo de estructuración,  
jurídico-político-social sobre la base de conocer, de forma directa,  
por las campañas libertarias a los pueblos de América, de observar  
que el modelo histórico tradicional fue de la monarquía incaica a la  
monarquía hispana, eran pueblos asociados a las costumbres del  
mando de un soberano, circunstancia asociada a la heterogeneidad  
cultural y racial; empero, en la raíz social se compartía la circunstan-  
cia colectiva de precariedad económica, fe religiosa y esperanza de  
remediar todos los males de su paupérrima existencia, en el caso de  
la fuera la Audiencia de Quito, a través de la industria textil, la pro-  
48 Aurelio Espinosa Pólit: Epistolario. París, 14 de enero de 1827; Doc.343, p. 557.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
171  
Rocío Rosero Jácome  
ducción agrícola, el comercio, y la exportación de cacao que se ha-  
llaban paralizados por las guerras internas y por las guerras trans-  
continentales.  
Sobre la Constitución Boliviana hay un antecedente en la en-  
trevista de Guayaquil de julio de 1822 con San Martín consignado  
en el informe complementario de Bolívar a Santander cuando indica  
que: “San Martín no quiere ser rey pero tampoco la democracia y sí  
49  
el que venga un príncipe de Europa a reinar en el Perú Cuatro años  
después, luego de haber ganado Junín y Ayacucho y habiendo tenido  
la experiencia del contacto con diversos pueblos, Bolívar, por su  
parte señala que la Constitución muestra a más de los tres poderes  
clásicos uno más, el poder electoral, y señala:  
El Electoral ha recibido facultades que no le estaban señaladas en otros  
Gobiernos que se estiman entre los más liberales. Estas atribuciones se  
acercan en gran manera a las del sistema federal. Me ha parecido no  
sólo conveniente y útil, sino también fácil, conceder a los represen-  
tantes inmediatos del pueblo los privilegios que más pueden desear  
50  
los ciudadanos de cada departamento, provincia o cantón.  
Bolívar en su Mensaje al Congreso Boliviano señala que ha  
revisado las ideas de la Constitución de Estados Unidos, así, el  
primer ministro es sucesor del presidente, también, la Constitución  
de Haití y su evolución de imperio, monarquía y república, final-  
mente muestra un ejecutivo vitalicio que asegure estabilidad, y  
critica a quienes quieren convertirse en monarcas y señala: “Consi-  
derad, Legisladores, que estas grandes ventajas se reúnen en el  
5
1
Presidente vitalicio y Vice-Presidente hereditario.” En este punto  
chocan el militarismo y el civilismo, así como las identidades locales  
y las antiguas identidades con referencias virreinales poseedoras de  
tradiciones y valores regionales, Perú y Nueva Granada con sus  
sedes capitalinas Lima y Santa Fe, respectivamente.  
4
5
9 Bolívar a Santander, Guayaquil, 29 de julio de 1822, Cartas 4, III, p. 263.  
0 Simón Bolívar, “Discurso del Libertador al Congreso Constituyente de Bolivia” Lima, 25 de  
mayo de 1826, Pensamiento Constitucional, pp. 235-243, p. 236.  
51 Discurso de Bolívar al congreso de Bolivia Ibid., p. 239.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
172  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
Al tratar de dilucidar la Constitución Boliviana se podría  
decir de ella que fue una revolucionaria y original interpretación ju-  
rídica ecléctica, algo como una monarquía republicana en contraste a  
la Constitución de Cúcuta que estaba vigente y fue elaborada por di-  
versos congresos y diputados de varias latitudes de América. Tam-  
bién, la Constitución de Bolivia podría interpretarse desde el espíritu  
expansionista de Bolívar como una propuesta jurídica de unificación  
territorial para todos los países del Pacífico. Jorge Villalba nomina a  
este gobierno novedoso, lo llama “monocracia”, pues, establecía un  
centralismo republicano en vez del federalismo provincial y fraccio-  
nario. “Bolívar aspiraba a la formación de un gran Estado, que se extendía  
desde Panamá y el Orinoco al Potosí, un Imperio de los Andes o Confede-  
52  
ración Andina.” Simultáneamente, para 1828, la Constitución Boli-  
viana redactada e impuesta por Simón Bolívar en 1826, también  
estaba vigente en el distrito del Sur de Colombia -actual Ecuador-,  
Perú y Bolivia. La aceptación de la dictadura de Bolívar en el Depar-  
tamento del Sur de Colombia como en el Perú y Bolivia relieva la  
importancia de un ejecutivo estable, en lugar del sistema democrá-  
tico, alterno, electivo y representativo; al parecer la posición de  
apoyo del Perú obedecía a evitar el pago de la deuda de la indepen-  
dencia peruana a su prestamista y garante, Colombia, situación esta  
y la aceptación de la Constitución Boliviana marca la ruptura entre  
Colombia, Perú y Bolivia.  
Olmedo en su estancia de Londres y Francia advierte el de-  
sequilibrio y pobreza de Europa y los impactos sociales y económicos  
de la guerra en ese continente producida por las ambiciones entre  
las facciones ideológicas conservadoras y liberales. Olmedo advierte  
el peso de la inflación y el desgaste económico de los papeles fidu-  
ciarios de América en desplome galopante.  
En el siglo XIX la propuesta constitucional bolivariana fue  
intensamente debatida por los pensadores demócratas de la época y  
generó diferentes puntos de vista, resistencias y aceptaciones y ten-  
dencias a revisar los mejores modelos de organización política para  
los países hispanoamericanos recién independizados. En el siglo XX  
52 Jorge Villalba: Correspondencia del Libertador; p.133.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
173  
Rocío Rosero Jácome  
la Constitución Boliviana fue analizada por varios pensadores, como  
53  
54  
Alberdi y Bilbao.  
Los sucesos en América: Visiones contrapuestas de la Constitución  
Boliviana  
Olmedo estaba en funciones plenipotenciarias y en viaje de retorno  
En el Perú, su ministro Pando, alabó la Constitución como la  
obra inspirada de un genio. El Perú adoptó la Constitución Boli-  
viana, también el Alto Perú, es decir, la actual Bolivia debido a la in-  
tervención de Sucre que reunió al Congreso General Constituyente  
el 6 de noviembre de 1826 y fue promulgada el 19 de noviembre del  
55  
mismo año. Sucre fue nombrado presidente vitalicio de Bolivia. En  
el Sur de Colombia, en el actual Ecuador, se recibió la Constitución  
y se aprobó con entusiasmo en Guayaquil con el apoyo del general  
Illingworth, así, en Cabildo Ampliado el 6 de Julio de 1826 se aprobó  
la Constitución Boliviana. Este mismo ejemplo fue seguido por  
Quito, Portoviejo y Cuenca. El Acta de Guayaquil decía: “Ha resuelto  
consignar, (…) el ejercicio de su soberanía, por un acto primitivo de ella  
misma, en el Padre de la Patria, en Bolívar, que es el centro de sus corazo-  
56  
nes.” El cabildo guayaquileño resolvió: “Que el Señor Libertador Pre-  
sidente de Colombia se perpetúe en el gobierno supremo, bien sea como  
57  
presidente vitalicio o como sea de su mejor agrado.”  
5
3 Juan Bautista Alberdi, “Bases y puntos de partida para la organización de la república de Ar-  
gentina”, Cultura Argentina, Buenos Aires, 1916. Según Alberdi, una verdadera democracia  
requería de una separación de poderes más clara y un mayor respeto por los derechos indi-  
viduales.  
5
4 Juan Francisco Martínez Peria, “Francisco Bilbao y la cuestión colonial”, Para una sociología  
de la emancipación mental, Ediciones Aridna, Santiago, 2020, pp.33-72 El demócrata chileno  
Francisco Bilbao, argumentó que la Constitución Boliviana era un paso importante hacia la  
libertad y la igualdad, y que el hecho de que Bolivia fuera un país nuevo y sin una larga tra-  
dición democrática hacía que la centralización fuera necesaria para mantener la unidad del  
país  
55 Constitución Política de 1826, (19 de noviembre de 1826) https://www.cervantesvirtual.com/  
obra-visor/constitucion-del-estado-del-19-de-noviembre-de-1826/html/6f240562-0c16-4f70-  
8
1af-3a115470d05c_2.html (12-12-2022)  
5
6 Jorge Villalba, Correspondencia del Libertador con el General Juan José Flores, 1825-1830, Publica-  
ciones del Archivo Flores, PUCE, Quito, 1977, pp.141-142.  
7 Ibid., p. 142.  
5
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174  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
En Quito, el general Flores encabezaba el movimiento en  
favor de Bolívar, Flores apoyaba la dictadura de Bolívar con fecha 7  
de agosto de 1826 le contesta: “Desde luego digo a Ud., franca y amisto-  
58  
samente que no apruebo el deseo de Ud. ¡no, no!” y es que Flores, aban-  
deraba de forma abierta el gobierno monárquico de Bolívar, pero,  
Bolívar pensaba en un punto medio, no entendido por sus íntimos  
amigos, ni por los políticos, ni por sus seguidores. Villalba señala  
que: “Flores estaba desconcertado con la rara política del Libertador que  
59  
frenaba los pasos que el mismo provocaba.” Además, sus partidarios no-  
taron, a partir de 1827, en Bolívar indecisión. Sucre comento: “que  
Bolívar use la dictadura para imponer una constitución similar a la Cons-  
titución Boliviana.60  
El apoyo popular y generalizado a la Constitución posibilitaba  
a los líderes de los ejércitos libertarios legalizar su presencia, su  
poder político en el marco de una nueva estructura política inédita  
en estos territorios, estaban creando la república y en cada territorio  
de América asociando las variables sociales y regionales.  
En Colombia, Santander estaba en desacuerdo con aceptar la  
Constitución Boliviana. De allí que apoyó e influyó con misivas a  
los militares nacionalistas peruanos para insurreccionar a los bata-  
llones de la Tercera División contra Bolívar y contra la implementa-  
ción de la Constitución Boliviana en el Perú, a través de los gene-  
rales Vidaurre y Santa Cruz, quienes lograron consenso y aceptación  
de Bolívar para que se convocara una constituyente en Ocaña. Este  
marco evidenció la fractura de la unidad americana. Las posiciones  
discrepantes afloraron con las posiciones civilistas y militaristas,  
constitucionales y dictatoriales, liberales y conservadoras, republi-  
canas y federalistas. En efecto, el 26 de enero de 1827 estalló una  
revolución en Lima, en la que participaron las tropas colombianas  
allí estacionadas, derogó la Constitución boliviana que apenas regía  
en el país desde el mes de diciembre de 1826; los opositores a la  
Constitución aparecieron en Guayaquil y en Bolivia donde la  
5
8 Julio Tobar Donoso, “Las causas y antecedentes de la separación del Ecuador”, Monografías  
Histórica, Editorial Ecuatoriana, Quito, 1938, p. 26  
9 Jorge Villalba Freire, Correspondencia (…) cit. p. 142  
0 Ibid., p. 143  
5
6
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
175  
Rocío Rosero Jácome  
61  
autoridad de Sucre vaciló. Fracasó el proyecto de una presidencia  
6
2
vitalicia. Las élites políticas y militares aspiraban a la alternancia  
del poder en el marco de la propuesta liberal democrática decimo-  
nónica.  
El Distrito del Sur, actual Ecuador, apoyó a Bolívar y ofició a  
Bogotá por la entrega del mando supremo al Libertador para que  
restableciera la confianza, honor y virtud, de suerte que no se empañara el  
63  
brillo de la gloria y lustre de la libertad.” Así, se establecen dos bandos:  
bolivaristas y santanderistas. Bolívar acepta la dictadura y las capi-  
tales de provincia en el Distrito del Sur establecen un plebiscito mul-  
titudinario para entregar el poder supremo al Libertador. El 14 de  
marzo de 1828 Flores escribe a Bolívar: “Sea V.E. Dictador; organice la  
64  
República.” La iglesia jugó un papel importante pues administraba  
la salvación divina, a la par el honor y deshonor, el miedo y la con-  
6
5
dena. Finalmente los pueblos del Sur aceptaron inmediatamente  
este mando extranjero estaban cansados de 18 años de revolución  
por su propia guerra de independencia y a la independencia de los  
demás pueblos tanto del Norte como del Sur de Colombia.  
Las rupturas: Olmedo colombiano y Bolívar dictador  
Y volvió Olmedo, de Londres, vía París, a su Patria, por la  
ruta del Cabo de Hornos. Llegó a Valparaíso en agosto de 1828, luego  
de 5 meses de viaje, de allí a Lima. Entre tanto, Guayaquil le esperaba  
para que le represente en la Convención de Ocaña, debido a su de-  
mora la Asamblea Electoral envió al suplente Don Martín Santiago  
Ycaza. En Ocaña se instaló la Convención y las juntas para la califi-  
61 José Manuel Restrepo, Historia de la revolución de la República de Colombia en la América Meri-  
dional. T.3 pp.579-593 Besanzón, 1858,  
6
2 Lecuna, Vicente, Documentos referentes a la creación de Bolivia: mandados a publicar por el  
gobierno del general Juan Vicente Gómez, con motivo del centenario de la batalla de Aya-  
cucho. Tomo 2.: Comisión Nacional del Bicentenario del Gran Mariscal Sucre. Caracas, 1995,  
pp.365-402  
6
6
6
3 Jorge Villalba, Correspondencia, cit., p. 147.  
4 Ibidem.  
5 José Manuel Restrepo, Historia de la Revolución de la República de Colombia, 10 volúmenes, Li-  
brería Americana, (Imprenta de David) París: 1827, Volumen III. Disponible en: https://bi-  
bliotecadigital.aecid.es/bibliodig/es/consulta/registro.cmd?id=407 (12-11-2022)  
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176  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
cación de diputados, en los primeros días de marzo de 1828; el día 8  
se discutió sobre la validez de la elección de Olmedo. Francisco de  
Paula Santander y Joaquín Mosquera dijeron que si el Señor Olmedo  
se había naturalizado en el Perú fue miembro del Congreso Consti-  
tuyente de aquella nación en 1823 y cuando el Libertador ejercía el  
mando supremo del Perú le nombró Ministro Plenipotenciario de  
aquella República en Londres.  
Los líderes colombianos observaron que el Señor Olmedo  
acudió a la legislatura de Colombia solicitando permiso, no fue otor-  
gado, porque esa legislatura no trató el asunto; finalmente, el propio  
Santander votó a favor de la legalidad de Olmedo como colombiano,  
dijo que: “deseaba ver en la Gran Convención un ciudadano lleno de luces,  
íntegro y decidido amigo de la libertad, como puedo asegurar que lo es la  
66  
persona de que se trata Estos sucesos ocurrieron mientras Olmedo  
iniciaba su viaje de regreso.  
La Constituyente se disolvió el 10 de junio de 1828; Quito se  
adhirió al rechazo de Ocaña a través de dos Actas: una firmada en  
Quito el 10 de julio de 1828 y otra en Guayaquil el 12 de julio del  
67  
mismo año. De esta manera el Distrito del Sur reconoció a Bolívar  
como Jefe Supremo de todos sus territorios.  
Olmedo en Lima: la guerra del Perú contra Colombia,1828-1829  
José Joaquín Olmedo permaneció en Lima por más de siete  
meses. Llegó de su misión en Londres, en septiembre de 1828 luego  
de la ruptura de Ocaña. El mundo conocido y amable de Lima había  
desaparecido, Olmedo escribió a su suegro: “Mi situación no puede ser  
68  
más molesta ni más crítica. La Mar, presidente del Perú, había lan-  
zado una proclama belicosa contra Bolívar, y amenazaba anexionar  
la antigua Audiencia de Quito. Quiso reconstruir el antiguo virrei-  
nato limeño, por el descontento total con Colombia y la postración  
66 Gaceta de Colombia, N°339, 13 de abril de 1828  
6
7 Rocío Rosero-Jácome, Olmedo (…) cit., p. 100. Cfr. Gaceta de Colombia N°368; El Colombiano  
de Guayas, 1828; y Jorge Villalba, Correspondencia del Libertador (…) cit., pp.534-535.  
8 Rocío Rosero-Jácome, Olmedo (…) cit., p. 101. Cfr Aurelio Espinosa Pólit: José Joaquín Olmedo,  
Epistolario. Lima, 17 de septiembre 1828; Doc.129, p.103.  
6
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
177  
Rocío Rosero Jácome  
de Bolivia, La Mar alistó tropas para invadir Loja y fijar los límites  
en el río Juanambú. A la par, la marina peruana bloqueó el Golfo de  
Guayaquil. Olmedo, en esa circunstancia, tenía una posición suma-  
mente ambigua. Estaba en Lima para informar del resultado de su  
legación peruana en Londres, y arreglar sus cuentas en ese oficio  
pues era un funcionario peruano.  
Mas, se sintió colombiano cuando el inglés Guisé cañoneó  
impunemente la ciudad de Guayaquil por tres días dejándola arrui-  
nada. Esto, enojó definitivamente a los guayaquileños contra el Perú  
y los confirmó colombianos, incluso a quienes mantenían razonables  
69  
simpatías por Lima y por la persona e ideales de La Mar. En esta  
circunstancia Sucre llegó al Callao en abril de 1829, luego de la de-  
fensa del Distrito del Sur y triunfo de las fuerzas colombianas –la  
mayoría de los soldados eran del Distrito del Sur– en Tarqui, el 27  
de febrero de 1929. Tras la caída del presidente La Mar y su destierro,  
Colombia recuperó a Guayaquil, el 21 de Julio de 1829, previo pago  
70  
de 8.000 pesos a cambio de la entrega de 20 rehenes importantes.  
Poco después de la devolución de Guayaquil llegó Olmedo a su tie-  
rra natal. El gobierno peruano le reconoció y pagó 16.000 pesos de  
los 20.000, que Olmedo, con su firma, consiguió para su manteni-  
miento y de la legación peruana durante el tiempo de permanencia  
71  
en Londres y Paris y, se le prometió pagar lo restante con el tiempo.  
Un Estado soberano: Olmedo fundador de la república  
Olmedo fue un decidido promotor de la separación de Co-  
lombia, o de lo que quedaba de ella para establecer un Estado Inde-  
pendiente. Olmedo considerando la marcha del Congreso en Bogotá  
y la renuncia de Bolívar escribió a Flores: “No hay más remedio que la  
7
2
amputación.” En Bogotá se percibía la separación del Sur. En otra  
6
9 “El Colombiano de Guayas”; 1828. –Julio Estrada Ycaza: El Puerto de Guayaquil; T.II, C.XIX.  
Jorge Villalba: Correspondencia del Libertador. 1 de diciembre de 1828; p.440. “Dicen que Gua-  
yaquil es ya otro pueblo y que ansía por vengarse.”  
7
7
7
0 Lecuna Vicente: Simón Bolívar: Obras Completas. Samborondón, 21 de junio de 1829; T.IV, p.416.  
1 Rocío Rosero-Jácome, Olmedo (…) cit. pp. 102-104  
2 Olmedo de Juan José Flores: Guayaquil, 21 de abril de 1830; (Inédita). PUCE, -Archivo Juan  
José Flores-.  
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José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
carta a Flores dijo: “Estoy persuadido de que, suceda lo que sucediere, diga  
lo que dijere el Gran Mariscal, legisle lo que legislare el Congreso, esto no  
tiene remedio; y que la guerra apresurará la disolución general. (…) Obra  
7
3
será de usted.” El general Juan José Flores era Intendente del Sur  
donde las fuerzas vivas con decisión firmaron las actas de adhesión:  
Quito, Guayaquil y Cuenca estableciendo el nuevo Estado. El Acta  
final se firma en Quito luego de una Asamblea General en los salones  
de la Universidad Central del Ecuador, Los representantes fueron  
1
20 hombres antiguos patriotas, entre ellos Olmedo quienes acorda-  
74  
ron lo siguiente: 1) mantenerse unidos todos los pueblos compren-  
didos en el Distrito del Sur y los demás que quieran incorporarse...2)  
Queda encargado del mando supremo civil y militar el Señor Gene-  
ral Juan José Flores…, 3) Que 15 días después de recibidas las actas  
de los pueblos que deben formar con Quito un solo Estado, convo-  
cará a la constituyente. 4) Ecuador reconocerá siempre los eminentes  
servicios de S.E. el Libertador. Esto tuvo lugar el13 de mayo de  
1
830.7  
5
El General Flores fue reconocido como Jefe Supremo, el 14  
de Junio de 1830. Olmedo, paso a paso, buscó establecer una repú-  
blica independiente, separada de las potencias vecinas: Perú y Co-  
lombia por ello convenció y asesoró a Flores hacia la consolidación  
de un Estado soberano; le dijo: “Usted no es de Usted; Usted es ya del  
Sur7  
6
Recordemos: Olmedo estructuró el Reglamento provisorio o  
Constitución de la República de Guayaquil antes de la batalla de Pi-  
chincha o independencia de España en 1822, por ello, el encuentro  
de los libertadores en Guayaquil y las tendencias federalistas y re-  
publicanas, con eso buscó la autonomía de la región Guayaquil, en  
7
7
7
3 Olmedo de Juan José Flores: Guayaquil, 28 de abril de 1830; (Inédita). PUCE, -Archivo Juan  
José Flores-.  
4 Jorge Salvador Lara “La República del Ecuador y el Gral. Juan José Flores” en: Correspondencia  
del Libertador con General J.J. Flores, 1830-1845; p. 23.  
5 Jacinto Jijón y Caamaño: Solemne Pronunciamiento de Quito y Demás Pueblos del Sur de  
Colombia, por el cual se Constituye el ECUADOR en Estado Soberano. Libre e Indepen-  
diente. Año de 1830; Doc. VII y VIII. Universidad Central Quito, 1922.  
6 Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 14 de junio de 1830; (Inédita), PUCE, Archivo Juan  
José Flores.  
7
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179  
Rocío Rosero Jácome  
1
820, territorio que comprendía las actuales provincias de: Manabí,  
El Oro, Los Ríos y Guayas. Ahora, en 1830, Olmedo trabaja por la  
autonomía de todo el Departamento del Sur -es decir, del territorio  
de toda la antigua Audiencia de Quito- e informa a Flores que cada  
departamento -los departamentos fueron Quito, Guayaquil y  
Cuenca- eligió siete diputados para redactar la Primera Constitución  
de la República. Olmedo tenía concepción federalista de la estructura  
estatal, y comunicó al jefe de Estado la situación de Guayaquil: “Se  
han hecho las elecciones tranquila y pacíficamente: Cordero, Marcos, Roca  
7
7
y yo. Veremos que resulta de todo esto.” Estos tres personajes repre-  
sentaron a la costa y zona más rica económicamente.  
El Congreso Constituyente de Riobamba, 1830  
El 14 de agosto de 1830 se instaló el primer Congreso Cons-  
tituyente de la República con 16 de los 21 diputados. Sesionaron en  
el convento dominicano. Prestaron juramento de unidad. En su alo-  
cución, Flores recomendó al Congreso:  
1
.- La organización de la hacienda pública: aumentar recaudaciones y  
amortizar la deuda interna.  
2
3
.- Mantener el ejército en un pie respetable, igual que la marina.  
.- Que se conserve con honor la memoria de los libertadores: Bolívar  
y Sucre.  
4
.-Terminó diciendo: “dadnos un gobierno querido de los pueblos y  
78  
una constitución liberal.  
Los asambleístas fueron: juristas, terratenientes, clérigos, co-  
merciantes, militares. Todos ellos se tenían por protectores de las cla-  
ses populares. Fue electo presidente de la Asamblea el Dr. José  
Fernández Salvador; por Vicepresidente al Dr. Nicolás de Arteta,  
7
9
Deán de la catedral de Quito. El diputado Olmedo propuso y se  
7
7
7 Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 16 de julio de 1830; (Inédita), PUCE. Archivo Juan  
José Flores  
8 Jacinto Jijón Caamaño: Solemne Pronunciamiento de la Capital 1830; Doc. X. Para mejor inter-  
pretación de este interesante capitulo es recomendable revisar la revista “Cultura”; Vol. III,  
Nº6, p.37 s.s. y Francisco Ignacio Salazar: Actas del Congreso Constituyente del Ecuador 1830.  
9 Francisco Ignacio Salazar: Actas de Sesiones del Congreso de 1830. Quito, 1893  
7
BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
180  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
aceptó que continuaran provisionalmente las autoridades del Estado  
hasta la aprobación de la Carta. Por lo tanto, el Jefe del Estado prestó  
juramento de ejercer el mando provisorio hasta la elección del pre-  
80  
sidente. La comisión para redactar la Constitución se conformó con  
los Señores: José Fernández Salvador, José Joaquín de Olmedo, Ge-  
neral Manuel Matheu, los Señores: Vicente Ramón Roca, Miguel Ig-  
81  
nacio Valdivieso. Esta Constitución se redactó de forma cautelosa  
para evitar una provocación por la desmembración del Distrito del  
Sur. Olmedo comentó a Flores: “A nosotros nos conviene mantenernos  
82  
pasivos relativamente a los movimientos del resto de la República”. Por  
lo tanto, se empieza por hablar del Ecuador en Colombia, esta expre-  
sión fue una forma sutil de manifestar autonomía, sin embargo, se  
aspiraba a la federación con los otros dos Estados colombianos, lo  
83  
cual se hizo por expresa petición de Olmedo. La Constitución contó  
con 75 artículos incluidos dos transitorios. Se estructura en títulos,  
84  
secciones y artículos. A continuación, se elige como los más repre-  
sentativos los siguientes artículos:  
8
8
8
0 Ibidem.  
1 Ibidem.  
2 Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 14 de noviembre de 1830; (Inédita), PUCE, -Archivo  
Juan José Flores-, El correo de Riobamba a Quito, llevó varias cartas suyas, muchos de los  
cuales se extraviaron perdiendo así, irremediablemente, interesantes pormenores de este  
“Siempre he escrito a usted cartapacios enormes, y siento- su perdida- porque en todas mis  
cartas he procurado dar a usted una prolija relación de nuestra marcha y de los casos raros  
que han ocurrido en ella.” Olmedo de Juan José Flores: Riobamba, 10, septiembre de 1830;  
(
Inédita), PUCE, -Archivo Juan José Flores-. Quito.  
8
3 Op., cit. ídem.  
8
4 La Constitución se compone de los siguientes organizadores: Título I Del Estado del Ecuador,  
Sección I De las relaciones del Estado del Ecuador (artículos 1-5). Sección II Del territorio  
del Estado del Ecuador de su gobierno y religión. (artículos 6-8). Sección III De los ecuato-  
rianos, de sus deberes y derechos políticos. (artículos 9-13). Título II De las elecciones, Sec-  
ción I, De las Asambleas Parroquiales. (artículos 14-17). Sección II De las Asambleas  
electorales. (artículos 18-20) Título III El poder legislativo, Sección I Del congreso, (artículos  
2
1-26). Sección II De la formación de las leyes (artículos 27-31). Título IV, Sección I, Del  
poder ejecutivo, del jefe del Estado (artículos 32-37). Sección II Del Ministerio de Estado (ar-  
tículos 38-41), Sección III Del Consejo de Estado (artículos 42-44) Título V El poder judicial,  
Sección I De las Cortes de Justicia (artículos 45-48) Sección II Disposiciones generales en el  
orden superior (artículos 49-50). Título VI De la fuerza armada (artículos 51-52) Título VII  
De la administración interior (artículos 53-56). Título VIII De los derechos civiles y garantías  
(artículos 57-68) Título IX De la observancia y reforma de la constitución (artículos 69-73)  
Artículos transitorios (74-75)  
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181  
Rocío Rosero Jácome  
Art.1. Los departamentos del Azuay, Guayas y Quito quedarán reunidos entre  
si formando un solo cuerpo independiente con el nombre de Estado del Ecua-  
dor.  
Art.2. El Estado del Ecuador se une y confedera con demás Estados de Co-  
lombia para formar una sola Nación con el nombre de República de Colombia.  
Art. 6. El territorio del Estado comprende los tres departamentos del Ecuador  
en los límites del antiguo Reino de Quito.  
Art.7. El gobierno del Estado del Ecuador es popular, representativo, alterna-  
tivo y responsable.  
Art. 8. La religión católica, apostólica y romana es la religión del Estado.  
Art.9. Son ecuatorianos: a) Por nacimiento, b) Los naturales de los otros Es-  
tados de Colombia avecindados en el Ecuador, c) Los militares que estaba en  
servicio del Ecuador al tempo de declararse en Estado independiente.  
Art.12. Para ser ciudadano se requiere: a) ser casado o mayor de 22 años, b)  
tener propiedad raíz, valor libre de 300 pesos, o ejercer aluna profesión, o in-  
dustria útil sin sujeción a otro como sirviente doméstico o jornalero. c) saber  
leer y escribir.  
Se establecen tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial,  
en cada caso requisitos, atribuciones y tiempo de duración. Se legisla  
sobre las fuerzas armadas y los derechos civiles. Olmedo comenta a  
Flores que en el futuro con otras legislaturas se formarán códigos a  
partir de la Constitución, además que: “Las principales libertades polí-  
85  
ticas están extensamente garantizadas en esta Carta”. El 10 de septiem-  
bre estaba terminada la tercera discusión, el mismo Olmedo redactó  
el texto constitucional, escribió a Flores así: “Hoy debo presentar la  
constitución entera, correcta y reformada según las variaciones que ha su-  
frido el proyecto en la discusión. Ya van tres veces que la he escrito de cabo  
a rabo de mi puño. Todo se dará por bien empleado si este trabajo es fruc-  
86  
tuoso.” Al día siguiente, el 11 de septiembre, Olmedo tuvo la cons-  
titución transcrita: se leyó, se aprobó y se firmó por todos los  
diputados.  
8
5 Julio Tobar Donoso: Desarrollo Constitucional de la República del Ecuador; 2da. Edición, Quito,  
936.  
1
86 Olmedo a Flores: Riobamba, 10 de septiembre de 1830;(Inédita), PUCE, - Archivo Juan José  
Flores- Quito.  
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182  
José Joaquín Olmedo su participación  
en los congresos constituyentes: 1822-1830  
Conclusión  
En Olmedo el concepto libertad-independencia marca sus  
acciones hacia la autonomía, primero de Guayaquil respecto de la  
Audiencia y luego del Distrito del Sur, separado de Colombia con-  
vertido en el actual Estado república del Ecuador. José Joaquín Ol-  
medo es uno de los muchos hombres jurídicamente más preparados  
de su tiempo, alimentado por ideales patrióticos, democráticos y li-  
berales.  
Olmedo, en esa época fue un experimentado abogado de las  
audiencias americanas y de las Cortes de Cádiz, se apoyó siempre  
en el poder de la negociación y en el consenso, de allí que lo perti-  
nente y prioritario para los pueblos de América y el Ecuador fue ela-  
borar el marco de referencia u hoja de ruta que los guíe con una  
norma madre o Constitución que rija el deber ser y la estructura de  
cada Estado. Para el caso de Ecuador, Olmedo fue el ideólogo y fun-  
dador civil de la República, el guía acertado de Flores para la exis-  
tencia del país como Estado separado de Colombia y Perú.  
Olmedo acuerda y negocia con personajes de muy distintas  
geografías del dilatado territorio Sur-americano que confluyeron en  
la utopía de la libertad por medio de las armas y en el proceso jurí-  
dico de la creación de Estados-Nación para Colombia, Ecuador, Perú  
y Bolivia, enlazados y luego en pugna por el civilismo y el milita-  
rismo, en constantes desacuerdos por las ideas federales y las ideas  
republicanas, por las tendencias conservadoras y las liberales. Ideas  
y tendencias se muestran reflejadas en los instrumentos constitucio-  
nales, donde el Estado surge del contrato social que produce seguri-  
dad, protege a la colectividad y al individuo y se encarna en la forma  
de gobierno de cada Estado soberano.  
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Rocío Rosero Jácome  
Documentos: Archivo Juan José Flores – PUCE-, Quito  
Olmedo de Juan José Flores: Guayaquil, 21 de abril de 1830;  
Olmedo de Juan José Flores: Guayaquil, 28 de abril de 1830;  
Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 14 de junio de 1830;  
Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 16 de julio de 1830;  
Olmedo a Flores: Riobamba, 10 de septiembre de 1830;  
Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 14 de junio de 1830;  
Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 16 de julio de 1830;  
Olmedo a Juan José Flores: Guayaquil, 14 de noviembre de 1830;  
Olmedo de Juan José Flores: Riobamba, 10, septiembre de 1830;  
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BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
184  
José Joaquín Olmedo su participación  
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185  
Rocío Rosero Jácome  
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BOLETÍN ANH Nº 209 • 153–187  
187  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–Junio 2023  
ENSAYO SOBRE LA CONCEPCIÓN ESTÉTICA  
Y LA TEORÍA ARTÍSTICA EN LOS ESCRITOS  
ARTE Y MORAL, DISCURSOS, LECCIONES, &” (1889)  
1
DE HONORATO VÁZQUEZ OCHOA (Primera Parte)  
Xavier Puig Peñalosa2  
Resumen  
Las ideas estéticas y la teoría artística de Honorato Vázquez  
Ochoa, fueron reunidas y publicadas en 1889 con el título de Arte y  
moral, discursos, lecciones, &., conformando así un corpus de pensa-  
miento conceptual e ideológico. Esta recopilación consta de nueve  
escritos –artículos, discursos y lecciones para clases–, abarcando cro-  
3
nológicamente el período de 1886 a 1888. En ellos, Vázquez aboga  
1
Recibido: 30-03-2023 // Aceptado: 21-07-2023. Atendiendo a la normativa de publicación y  
dada la extensión de la presente investigación, esta se publica en dos partes correspondiendo  
la actual a la primera entrega.  
2
Doctor en Filosofía y CC.EE por la Universidad del País Vasco/EHU (España), Profesor Titular  
de Universidad en el Área de conocimiento de Estética y Teoría de las Artes, actualmente in-  
vestigador independiente. Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia Nacional de  
Historia del Ecuador, y autor de numerosas publicaciones, muchas de ellas referidas princi-  
palmente a artistas y literatos del siglo XIX y XX ecuatorianos: Rafael Troya, Juan León Mera,  
Luis A. Martínez, Rafael Salas, Ernest Charton y Eduardo Kingman. xavier.puig@ehu.eus  
Honorato Vázquez Ochoa, Arte y moral, discursos, lecciones, &, Imprenta de la Universidad,  
Quito, 1889. Vázquez dedica esta publicación “Al docto literato, erudito historiador y ejemplar  
sacerdote ecuatoriano Sr. D. Federico González Suárez, su discípulo y amigo afectísimo El  
Autor”. De esta recopilación no comentaremos tres escritos incluidos en la misma, ya que no  
tratan cuestiones referidas a la concepción estética o teoría artística según Vázquez, objeto de  
nuestro ensayo. Estos escritos y cronológicamente son: el que lleva por título “El Periodismo”  
3
(pp. 101-107), y que, fundamentalmente es una crítica al periodismo sensacionalista o que no  
emplea fuentes contrastadas en sus columnas, al tiempo que lo descategoriza como género li-  
terario (también publicado posteriormente en La Revista Ecuatoriana. Revista mensual. Literatura,  
Historia, Legislación, Ciencias y Variedades, entrega IV, tomo 2, Número 16, 30 de abril de 1890,  
Imprenta de la Universidad, Quito, pp. 129-135). Otro de los escritos a los que nos referimos  
es el titulado “Poesía Política” (Cuenca, 31 de Mayo 1886) (pp. 117-147), siendo en realidad de  
contenido exclusivamente histórico-político, a la par que muy crítico acerca del General Lamar  
(José Domingo de La Mar y Cortázar, 1776-1830), oriundo de Cuenca y presidente del Perú, al  
comandar las tropas de ese país en la guerra contra la Gran Colombia (Colombia, Venezuela,  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 189–216  
189  
Xavier Puig Peñalosa  
por una estética metafísica de corte neoplatónico, y regida por el cau-  
salismo teológico de la dogmática cristiana, e interrelacionado con  
el romanticismo historicista. Al tiempo, establece que la creación ar-  
tística –literaria particularmente– debe estar fundamentada en la  
poética del canon clasicista, y teleológicamente encaminada a una  
finalidad moral de ambición regeneracionista, a saber, aquella que  
propugna el catolicismo más ortodoxo como salvación patriótica y  
de la propia nación ecuatoriana.  
Palabras clave: Honorato Vázquez Ochoa, estética, teoría artística,  
literatura, cristianismo.  
Abstract  
The aesthetic ideas and artistic theory of Honorato Vázquez  
Ochoa were collected and published in 1889 under the title of Art  
and morality, discourses, lessons, &., this forming a corpus of concep-  
tual and ideological thought. This compilation consists of nine writ-  
ings –articles, speeches and class lessons, covering chronologically  
the period from 1886 to 1888. In them, Vázquez advocates a neopla-  
tonic metaphysical aesthetic, governed by the theological causalism  
of christian dogmatics, and interrelated with historicist romanticism.  
At the same time, it establishes that artistic creation –particularly lite-  
Ecuador y Panamá) de junio de 1828 a febrero de 1829, también nominada como Guerra gran-  
colombo-peruana. Véase sobre esta cuestión de Jorge Núñez Sánchez, El Ecuador y la Gran Co-  
lombia, Eskeletra Editorial, Quito, 2015, pp. 75-90; y sobre las campañas militares en relación  
a lo antedicho, Édison Macías Núñez, Historial General del Ejército Ecuatoriano. El Ejército en las  
Guerras de Independencia, tomo 2, Biblioteca del Ejército Ecuatoriano, volumen 21, Quito, 2007,  
pp. 65-85. Y el tercer escrito no comentado es el correspondiente al “Discurso pronunciado en  
la apertura del curso escolar de la Universidad de Quito el 12 de octubre de 1888-La disciplina  
de la inteligencia” (pp. 109-116), y que básicamente trata de concienciar a los alumnos presen-  
tes en la necesidad del método y la unidad en el estudio y el quehacer intelectual, sin descuidar  
su necesaria armonía con el propio espíritu y la verdad cristiana. Finalmente informar de dos  
referencias a la publicación en su época de Arte y moral, discursos, lecciones, &, firmadas ambas  
con las siglas V.P.P.: la primera con el título de “Notas literarias y bibliográficas (Concluirá)”,  
en La Revista Ecuatoriana, Entrega I, Tomo II, Núm. 13, 31 de enero de 1890, Imprenta de la  
Universidad, Quito, pp. 35 y 36; y la segunda –continuación de la anteriormente citada� con  
el título de “Notas literarias y bibliográficas. Arte y Moral.� (Conclusión)” en la misma revista  
correspondiente a la Entrega II, Tomo II, Núm. 14, 28 de Febrero de 1890, Imprenta de la Uni-  
versidad, Quito, pp. 71-73.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 189–216  
190  
Concepción estética y teoría artística en los escritos  
Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
rary– must be based on the poetics of the classicist canon, and tele-  
ologically directed towards a moral purpose of regenerationist am-  
bition, namely, that which the most orthodox catholicism advocates  
as patriotic salvation and of one’s own Ecuadorian nation.  
Keywords: Honorato Vázquez Ochoa, aesthetics, artistic theory, lit-  
erature, christianity.  
Introducción  
Con bastante certeza, puede afirmarse que el conocimiento  
y el recuerdo contemporáneos sobre Honorato Vázquez Ochoa  
(
1855-1933), están principalmente ligados a dos aspectos de su hete-  
4
rogénea trayectoria vital: como diplomático y como escritor. Con res-  
pecto al primero, su amplia experiencia diplomática haya sus inicios  
como secretario de la legación ecuatoriana para la cuestión de límites  
con Colombia (1890), ministro de lo Interior y Relaciones Exteriores  
(1892), plenipotenciario ante el Perú para la negociación de un tratado  
de límites no ratificado por el gobierno peruano (1893), contraparte  
ecuatoriana en la conferencia con el enviado especial español de la  
comisión de arbitraje para la cuestión de límites con el Perú (1904) y,  
la que sería su mayor y más extensa misión diplomática en defensa  
de la cuestión de límites del Ecuador frente a las ambiciones anexio-  
nistas peruanas: como ministro plenipotenciario del Ecuador en Ma-  
drid (de 1905 a 1911) y ante el rey de España, Alfonso XIII, a la sazón  
4
No se pretende ofrecer en este trabajo una biografía de Honorato Vázquez, sino centrarnos  
exclusivamente en su pensamiento estético y concepción artística pues, su multifacética vida  
como diputado por el Partido Conservador, Miembro de la Academia Ecuatoriana de la Len-  
gua, Presidente de la Cámara de Diputados, Ministro Plenipotenciario en varias ocasiones y  
diplomático, gestor en la fundación de la Escuela de Pintura de Cuenca, Rector de la Univer-  
sidad de Cuenca con reelección, escritor y poeta, pintor, etc., ya ha sido ampliamente tratada  
en la hagiografía de su sobrino José Rafael Burbano Vázquez, Biografía de Honorato Vázquez,  
Centro de Investigación y Cultura de Cuenca, Banco Central del Ecuador, Cuenca, 1981. Re-  
señar que dicha publicación contiene una cuidada y exhaustiva bibliografía de y sobre Hono-  
rato Vázquez.  
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191  
Xavier Puig Peñalosa  
5
presidente de la comisión de arbitrio correspondiente. Para esta in-  
tervención, elaboró un amplio y documentado trabajo, fruto de ar-  
duas consultas en archivos y, al que seguirían en años sucesivos otros  
del mismo tipo.6  
El segundo aspecto viene referido a su amplísima produc-  
ción escrita. Esta se compone de innumerables colaboraciones en pe-  
7
riódicos y revistas de la época (La Unión Literaria, La Revista Ecua-  
toriana, La Ilustración, Revista Católica, Revista del Centro de Estudios  
Históricos y Geográficos, etc.) de diverso carácter y géneros, tales como  
estudios filológicos y literarios, políticos y de legislación, musicales,  
religiosos, crónicas varias, etc., además de otras obras de creación  
propiamente literaria (poemas, novelas). Y es en este segundo as-  
pecto y mediante, principalmente, artículos de crítica literaria, dis-  
cursos y lecciones, donde Vázquez desarrolla su teoría estética y  
artística –esta última esencialmente literaria–, ya que nunca elaboró  
un tratado sistemático al respecto. Por ello, se analizarán cronológica  
y seleccionadamente aquellos escritos del autor, en los que sus con-  
ceptos en relación a ambas cuestiones resultan especialmente paten-  
tes y significativos.  
5
El 19 de febrero de 1904, ambos países firmaron el Protocolo Valverde-Cornejo acordando so-  
meterse al arbitraje del Rey de España, Alfonso XIII, para fijar los límites fronterizos; arbitraje  
que, al filtrase en 1910 la positividad del mismo en relación a las demandas peruanas, llevó a  
los dos países prácticamente al borde de la guerra y que supuso, en consecuencia, el desesti-  
miento por parte de España a dicha mediación. Véase al respecto, el trabajo de Ascensión Mar-  
tínez Riaza, “Estrategias de ocupación de la Amazonía. La posición española en el conflicto  
Perú-Ecuador (1887-1910)”, en Pilar García Jordán (ed.), Fronteras, colonización y mano de obra  
indígena en la Amazonía Andina (siglos XIX-XX), Pontificia Universidad Católica del Perú / Uni-  
versitat de Barcelona, Lima, 1998, pp. 241-335.  
6
Entre la numerosa bibliografía elaborada por Honorato Vázquez a partir de una ingente labor  
de documentación como “Enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del Ecuador en  
misión especial ante el Rey de España para la cuestión de límites con el Perú”, cabe destacar  
su Exposición ante S.M.C. Don Alfonso XIII en la demanda de la República del Ecuador contra la del  
Perú sobre límites territoriales, Establecimiento Tipográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, Impre-  
sores de la Real Casa, Madrid, 1906; Litigio de límites entre el Ecuador y el Perú. El epílogo peruano.  
Memorándum para el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República del Ecuador, Establecimiento  
Tipolitográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, Impresores de la Real Casa, Madrid, 1907; Litigio  
de límites entre el Ecuador y el Perú. El Memorándum final del Perú. Contramemorándum, Estable-  
cimiento Tipolitográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, Impresores de la Real Casa, Madrid,  
1
909, y su Litigio de límites entre el Ecuador y el Perú, Segundo Volumen, Establecimiento Tipo-  
gráfico de Jaime Ratés, Madrid, 1910.  
7
Fundada en 1893 en Guayaquil por el propio Vázquez y sus amigos el escritor y político Re-  
migio Crespo Toral, y el poeta y doctor Miguel Moreno Ordóñez.  
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Concepción estética y teoría artística en los escritos  
Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
Adelantamos que, en realidad, puede afirmarse que toda su  
argumentación conceptual o filosófica está encaminada hacia un  
deber ser moral que, al margen de cualquier otra opción, está afian-  
zado y afirmado categóricamente en la fe católica y su propia dog-  
mática pues, además de ser educado en aquellas, tanto sus ideas y  
valores como su obrar político y personal o literario, responden al  
de una cosmovisión y pensamiento conservador y profundamente  
católico –de hecho, Vázquez no cambiaría esa concepción del mundo  
a lo largo de su vida–, coincidente en muchos de sus aspectos polí-  
ticos a los de la oligarquía terrateniente ecuatoriana, así como a los  
de numerosos escritores e intelectuales de esa época finisecular y aún  
de comienzos de la siguiente.8  
Igualmente, resulta importante señalar que el período histó-  
rico en que Vázquez escribió y publicó los escritos que a continua-  
ción se comentan (1886-1888) y tras la convulsa presidencia y  
posterior derrocamiento del dictador general Ignacio de Veintemilla,  
es elegido como presidente de la República José María Plácido Caa-  
maño (1884-1888), comenzando así la restauración o, mejor conocida  
9
como la época progresista. Un año antes, los conservadores prove-  
nientes del garcianisno, habían fundado la Unión Republicana que,  
al poquísimo tiempo, se dividió en dos tendencias: la más extremista  
8
9
Este pensamiento conservador y católico ha sido extensa y excelentemente tratado por Fer-  
nando Hidalgo Nistri, La República del Sagrado Corazón. Religión, escatología y ethos conservador  
en Ecuador, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador/Corporación Editora Nacional,  
Biblioteca de Ciencias Sociales, volumen 75, Quito, 2013. También de Carlos Espinosa Fernán-  
dez de Córdoba y Cristóbal Aljovín de Losada, “Conceptos clave del conservadurismo en  
Ecuador, 1875-1900”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 42.1 (2015): 179-212.  
Sintéticamente, el programa progresista estaba principalmente enfocado a una mayor y mejor  
“expansión de la economía agroexportadora, buscando al mismo tiempo una reforma, pero  
no la ruptura del predominio político-ideológico terrateniente clerical. De allí que llevara ade-  
lante una serie de políticas impulsadas por el comercio costeño, como la sustitución del  
diezmo, renegociación de la deuda externa, contratación de préstamos ferrocarrileros, reforma  
del sistema monetario y bancario, reorganización fiscal, etc. (…) se trataba de una alianza de  
latifundistas de la costa y del interior, en la que la burguesía tuvo un creciente influjo, aunque  
se mantuviera el carácter fundamental del Estado Terrateniente”, en Enrique Ayala Mora, His-  
toria de la Revolución Liberal Ecuatoriana, Corporación Editora Nacional, Taller de Estudios His-  
tóricos, Colección Temas , vol. 5, Quito, Segunda edición, 2002, p. 31 (ver al respecto, pp. 26-32  
de dicha publicación). También de Gonzalo Ortiz Crespo, “Panorama histórico del período  
1875-1895”, en Nueva Historia del Ecuador, Volumen 7: Época Republicana I. El Ecuador: 1830-1895,  
Corporación Editora Nacional/Editorial Grijalbo, Quito, 1990, pp. 237-275.  
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Xavier Puig Peñalosa  
ultramontana y clerical– se organizó en el denominado Partido Ca-  
tólico Republicano, mientras que la más moderada lo hizo bajo las  
siglas anteriores a la escisión.  
Los cuatro años del mandato de Caamaño, se caracterizaron  
principalmente por la corrupción y el nepotismo de la denominada  
10  
Argolla”, así como por la durísima represión ejercida a las mon-  
11  
toneras de Eloy Alfaro. En realidad, toda la época del denominado  
progresismo” y que abarcaría desde la mencionada presidencia  
hasta el triunfo de la Revolución Liberal en 1895, fue de una extrema  
tensión política y militar entre las facciones más conservadoras y las  
liberales más radicales, a pesar de la tendencia moderadora y más o  
12  
menos centrista del denominado “progresismo liberal católico”.  
Finalmente y en el ámbito cultural, señalar que el contexto  
literario ecuatoriano en el que Vázquez realiza parte importante de  
su obra escrita, está regido tanto por los postulados neoclásicos como  
13  
por los románticos en una especie de sincretismo que, aunque no  
generalizado y dependiendo de los distintos autores, sí resulta  
1
1
1
0 Véase de Alexis Medina, “¿Quién es y dónde está la Argolla? La familia Caamaño-Flores-  
Stagg durante el período progresista en Ecuador, 1883-1895”, Trashumante. Revista Americana  
de Historia Social, 11, 2018:74-97.  
1 Resulta muy aportativa la investigación de Tatiana Hidrovo Quiñónez, Estado, sociedad e in-  
surgencia en Manabí 1860-1895, Universidad Andina Simón Bolívar/Corporación Editora Na-  
cional, Biblioteca de historia Volumen 39, Quito, 2018.  
2 Véase de María Cristina Cárdenas Reyes, Región y estado nacional en el Ecuador. El progresismo  
azuayo del Siglo XIX (1840-1895), Academia Nacional de Historia del Ecuador, Quito, 2005.  
También de Silvia Palomeque, Cuenca en siglo XIX. La articulación de una región, Facultad La-  
tinoamericana de Ciencias Sociales, Colección Tesis / 2, FLACSO-Sede Ecuador/Abya-Yala,  
Quito, 1990.  
1
3 Correspondería a la época que abarca desde el último tercio del siglo XIX hasta principios –  
o mediados, según autores� de la segunda década del siguiente. En el caso de Vázquez, este  
se ubicaría en la segunda generación de autores románticos. Véase de Bruno Sáenz Andrade,  
La literatura en el período”, en Historia de las literaturas del Ecuador. Literatura de la República,  
1830-1895, coordinado por Diego Araujo Sánchez, Universidad Andina Simón Bolívar, Sede  
Ecuador /Corporación Editora Nacional, Quito, 2002, pp.71-90. No obstante, señalar que a  
partir de la primera década del siglo XX, surgen en Ecuador las primeras publicaciones lite-  
rarias de tendencia modernista; véase de Antonella Calarota, El Modernismo en Ecuador y la  
“generación decapitada”, tesis doctoral, Departamento de Literatura Española y Teoría de la  
Literatura, Facultad de Filología, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED),  
España, 2015, y Gladys Ivonne Valencia Sala, La revista literaria modernista (1900-1920). Pro-  
yecto editorial, arte, crítica e intervención en el discurso cultural, tesis doctoral, Universidad An-  
dina Simón Bolívar, Sede Ecuador, Área de Letras y Estudios Culturales, Doctorado en  
Literatura Latinoamericana, Quito, 2021.  
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Concepción estética y teoría artística en los escritos  
Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
cuanto menos peculiar, ya que la forma creativa se reclama deudora  
de los primeros postulados, mientras que lo narrativo responde más  
14  
bien a los segundos. Además, cabe añadir como una característica  
bastante común a los escritores románticos ecuatorianos, tanto su  
afán pedagógico-moralizante como su manifiesta religiosidad, ya  
que esta última es compartida tanto por el católico ortodoxo como  
por el de tendencia liberal:  
Uno, es verdad, se atendrá a los dogmas de la Iglesia y, habitualmente,  
a las imposiciones de su poder temporal, aliado con la maquinaria po-  
lítica conservadora, hasta caer en cierta rigidez absolutamente secular.  
Otro, apasionado no obstante por la búsqueda de la trascendencia y de  
la divinidad, se opondrá con virulencia al absolutismo clerical y a las  
ambiciones excesivamente humanas de curas y católicos (…) Lo que  
une a los dos bandos es la exaltación panteísta (no necesariamente he-  
terodoxa: basta con sentir, con ver a Dios en el mundo, sin identificarlo  
con él) y la normatividad (no legislación) cristiana, inspirada en la fi-  
15  
gura de Jesús, y las exigencias del amor, de la solidaridad.  
Y fiel reflejo de lo anteriormente expuesto en relación a los  
literatos de la época y en su versión católico-ortodoxa, serán los es-  
critos de Vázquez que líneas adelante se comentarán, ya que aun co-  
rrespondiendo mayormente al género ensayístico, tanto la poética  
literaria como la estética discursiva que en estos desarrolla, son deu-  
16  
dores y se adscriben a dicha tendencia. Así y en relación a la pri-  
1
4 Paradigma de esta tensión entre lo neoclásico y lo romántico, además de su importancia e in-  
cidencia en el desarrollo teórico-literario y creativo del período, es el caso de Juan León Mera.  
Véase mi “Algunos apuntes para una estética literaria según Juan León Mera: entre roman-  
ticismo y neoclasicismo”, Procesos: revista ecuatoriana de historia, n.º 47 (enero-junio 2018), 33-  
57.  
1
5 Bruno Sáenz Andrade, “La literatura en el período” en Diego Araujo Sánchez (coordinador  
del volumen), Historia de las literaturas del Ecuador, Volumen III, Período 1830-1895, Universi-  
dad Andina Simón Bolívar/Corporación Editora Nacional, Quito, 2002, pp. 71-90 (para la  
cita, p. 80).  
1
6 Por ejemplo, el reconocido periodista, escritor y político liberal-radical Manuel J. Calle (1866-  
1918), escribió a propósito del libro de Vázquez: “Su tomo “Arte y Moral” se compone de  
discursos y pequeños ensayos sobre lo que llamaríamos la pudibundez católica y la honradez  
caballeresca de la literatura, escritos con un criterio que resulta ya un poco anacrónico, y un  
empeño que tiene más de educativo que de artístico. Proclama, desde luego, el arte por el  
arte, algo exageradamente; y dentro del concepto de moralidad no admite sino lo estatuido  
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mera, resulta característico en aquellos los largos párrafos con des-  
cripciones religiosas de tipo mariano, angelical, cristológico, bíblico,  
etc. y, con abundante uso de superlativos o hipérboles; y sobre la se-  
gunda, común en todos los casos es que la finalidad de esos escritos  
y a partir de la temática desarrollada -estética, filosofía, crítica lite-  
raria, etc.-, en realidad, aquella no es más que el hilo conductor-ar-  
gumental y teleológico, para acabar desembocando en la afirmación  
y necesidad de la dogmática teologal y la estricta moral católica  
como verdades absolutas.17  
Apuntes sobre el pensamiento conservador-católico decimonónico  
ecuatoriano  
Aunque la génesis y ulterior desarrollo del pensamiento con-  
servador-católico en el Ecuador ha sido objeto de un particular e in-  
soslayable estudio, valoramos como importante para una mejor  
comprensión de la teoría estética y artística de Honorato Vázquez,  
el destacar sintéticamente y a continuación, aquellas “ideas-fuerza”  
de dicho pensamiento que, a nuestro juicio, fundamentan o suponen  
una importante influencia en/con las de Vázquez o, igualmente, se  
complementan con las de este. Ante todo, resulta importante señalar  
a este respecto que, además y/o más allá de los intereses políticos o  
18  
económicos de sus más destacados valedores, este pensamiento es  
y bien definido por las doctrinas de la Iglesia, libro honesto y bien inspirado, si empequeñece  
los horizontes y no resuelve la vieja cuestión, es de una ortodoxia a prueba y revela el carácter  
de quien lo escribió”, en Biografías y semblanzas, capítulo “Don Honorato Vázquez”, Talleres  
Tipográficos Nacionales, Quito, 1920, pp. 277-294 (para la cita, p. 291).  
7 En este sentido y aplicable igualmente a su obra literaria, véase el interesante análisis de Da-  
nilo García Bernal, “La “intención preexistente” del intelectual y la focalización en Campana  
y campanero (1891), de Honorato Vázquez”, KIPUS, Revista Andina de Letras, 29, I semestre  
1
2011, Quito, pp. 101-127.  
1
8 Podría considerarse a Fray Vicente Solano como el iniciador de este pensamiento a mediados  
del siglo XIX, destacando a continuación y entre otros por su influencia en dicho siglo, pro-  
longándose en algunos casos y por su edad al XX, a Julio María Matovelle, José Manuel  
Proaño, Juan León Mera, el propio Vázquez, Remigio Crespo Toral, etc. Todos ellos publica-  
ron una extensa bibliografía correspondiente a diversos géneros (religioso-teológico, político,  
ensayístico y poético-literario principalmente). A continuación, se ofrece seleccionadamente  
y a los efectos del presente trabajo, algunas de esas publicaciones: de Fray Vicente Solano,  
Obras de Fray Vicente Solano de la Orden de Menores en la República del Ecuador. Precedidas de la  
biografía del autor por Antonio Borrero C., tomo III, Establecimiento Tipográfico de “La Hormiga  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 189–216  
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Concepción estética y teoría artística en los escritos  
Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
una cosmovisión que determina y constituye una peculiar forma de  
vida, otorgando así sentido a la propia experiencia de quién la pro-  
fesa.  
Es preciso fijarnos detenidamente en los principios de la fe para dedu-  
de Oro”, Barcelona, 1894; Julio María Matovelle, El catolicismo y la libertad. Breves considera-  
ciones sobre la libertad de política [de] los pueblos, en oposición al Cesarismo y al Liberalismo por  
Julio Matovelle, Impreso por Antonio Cueva, Cuenca, Noviembre 1º de 1876, “La República  
del Sagrado Corazón de Jesús”, en la revista del mismo nombre, Número XX-Tomo III, Junio  
de 1886, Imprenta del Clero, Quito, pp. 7-31, igualmente y en la misma revista, “El reinado  
del Sagrado Corazón de Jesús”, Numero XXII-Tomo III, Julio de 1886, Imprenta del Clero,  
Quito, pp. 185-197, y su discurso con motivo de la Colocación de la primera piedra del templo  
del Santo Cenáculo en Cuenca en la festividad de Corpus Christi, el 24 de Mayo de 1894, s.e., 1894,  
pp. 23-31 (Honorato Vázquez fue uno de los principales promotores en la construcción de  
dicho templo); de José Manuel Proaño, Oración fúnebre pronunciada en las exequias que se cele-  
braron el 6 de agosto de 1885, décimo aniversario de la muerte de García Moreno, en la iglesia de la  
Compañía de Jesús, por R.P. Manuel José Proaño, S.J., s.e., 1885; “Discurso en favor de la Basílica  
del Sagrado Corazón de Jesús”, en la revista La República del Sagrado Corazón de Jesús, Numero  
XXI-Tomo III, Julio de 1886, Imprenta del Clero, Quito, pp. 129-149; Catecismo Filosófico de las  
doctrinas contenidas en la encíclica Immortale Dei de Nuestro Santísimo Padre León XIII por el R.  
P. Manuel José Proaño, S. J., individuo de la Academia Ecuatoriana correspondiente de la Real Espa-  
ñola. Con dos apéndices del mismo autor, Imprenta del Gobierno, Quito, 1891, y Curso de Filosofía  
Escolástica por el Rdo. P. Manuel José Proaño de la Compañía de Jesús. Miembro de la Academia  
Ecuatoriana correspondiente de la Real Española, Tomo I, Lógica y Ontología, Tomo II, Cosmología,  
Psicología y Teología Natural y, Volumen Tercero, Ética y Derecho Natural, Imp. de la Soc. Edit.  
San Francisco de Sales, Madrid, 1892; de Juan León Mera, muy especialmente, “Discurso del  
Sr. D. Juan León Mera”, en la revista La República del Sagrado Corazón de Jesús, Número. XXVII-  
Tom. III, diciembre de 1886, Imprenta del Clero, Quito, pp. 109-118, y su Discurso del Señor  
D. Juan León Mera, Presidente del Ateneo, Quito, s/f; de Honorato Vázquez, “Discurso pro-  
nunciado en la clausura del Congreso Eucarístico por el Dr. D. Honorato Vázquez, Diputado  
por la Diócesis de Cuenca”, en la revista La República del Sagrado Corazón de Jesús, Número.  
XXV-Tom. III, octubre de 1886, Imprenta del Clero, Quito, pp. 365-374 (sobre dicha revista,  
ver siguiente nota); Ley de Instrucción Pública. Concordada y puesta al corriente de la legislación  
actual por Honorato Vázquez, Imprenta del Gobierno, Quito, 1891; Contra la Ley de Patronato.  
Razonamiento de Honorato Vázquez Diputado por el Azuay, Imprenta del Clero, Quito, 1899;  
Congreso de 1899. Voto razonado de Honorato Vázquez contra el de aplauso al Sr. Ministro de Rela-  
ciones Exteriores, Imprenta del Clero, Quito, 1899; “Discurso en la Cámara como Diputado  
del Azuay, el día 22 de octubre de 1899 al tratarse de la Ley de Matrimonio Civil”, La Unión  
Literaria, Revista mensual, Literatura, Historia, Legislación, Ciencias y Variedades, Segunda Serie,  
Número 7º, Diciembre de 1902, Imprenta de la Universidad del Azuay, Cuenca, pp. 252-255;  
Defensa de los intereses católicos en el Ecuador (Legislaturas de 1899-1904), Imp. Gutenberg, Castro  
y ca., Cuenca, 1908, “Apocalipsis (Apunte Bibliográfico)”, De la Revista Católica de la Diócesis  
de Cuenca, Imprenta del Clero, Cuenca, 1923 (comentario sobre el libro de Julio María Mato-  
velle, Meditaciones sobre el Apocalipsis, 1922); Remigio Crespo Toral, Selección de ensayos, Pu-  
blicaciones de la Academia Ecuatoriana Correspondiente de la Española, Editorial  
Ecuatoriana, Quito, 1936 (especialmente “Cien años de emancipación (1809-1909)”, pp. 41-  
7
5, “Elogio de Zorilla”, pp. 76-92, y “La conciencia nacional”, pp. 279-317), y La armonía social,  
Talleres Tipográficos Municipales, Cuenca, 1947.  
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cir de ellos las consecuencias y aplicaciones prácticas, que establezcan  
definitivamente nuestra sociedad civil y política sobre la base incon-  
movible del espíritu católico. Porque, así como en las ciencias naturales  
de nada sirven los principios especulativos, si se descuida por com-  
pleto el elemento empírico, así también en materias religiosas poco  
aprovechan el dogma y la enseñanza, si no hacemos de ellos la norma  
inflexible de nuestra vida práctica.19  
En primer lugar, resaltar las raíces románticas y, muy parti-  
20  
cularmente a la filosofía de la historia herderiana, como uno de los  
1
9 “Deberes de los católicos ecuatorianos”, en la revista La República del Sagrado Corazón de Jesús,  
Número. XXVII-Tom. III, Diciembre de 1886, Imprenta del Clero, Quito, p. 471, firmado como  
X***,) (en el mismo sentido, ver de Juan León Mera en nota anterior). Esta publicación de  
carácter mensual y dirigida por José Julio Matovelle, se fundó a raíz del primer Congreso  
Eucarístico que tuvo lugar en Quito en junio de 1886 con gran resonancia popular y esceno-  
gráfica (multitudinarias procesiones, misas y comuniones colectivas, profusión de banderas  
y otros elementos simbólicos como formas de creación/representación de un imaginario co-  
munitario, etc.). Al tiempo se adoptó en dicho Congreso, la resolución de erigir una Basílica  
consagrada al Sagrado Corazón de Jesús (SCJ) como acto de expiación y reconciliación del  
Ecuador con Dios. Por ejemplo, en el folleto Invitación a todos los católicos ecuatorianos para el  
Congreso Eucarístico que debe reunirse en Quito el 21 de junio del presente año…, entre otras cues-  
tiones se afirmaba que “No lo dudemos, la gran cuestión, la cuestión vital del siglo, es el res-  
tablecimiento público y social del Reinado Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo”, Imprenta  
del Clero, Quito, 1886, p. 2. A destacar que la revista La República del Sagrado Corazón de Jesús,  
suponía el órgano escrito del renovado culto al SCJ, ahora como apología de la dogmática  
católica, con la difusión en la creencia del nuevo advenimiento de Cristo-Rey (ver nota 22),  
y muy especialmente, de la necesaria unión Iglesia-Estado, ya que la primera era superior y  
garante de aquél al poseer la legitimidad ontológica sobre “lo político” que, recordémoslo,  
es otorgado por Dios. Para los antecedentes y el origen de ese culto con el Presidente Gabriel  
García Moreno en 1870, su ulterior renovación, sus presupuestos, las connotaciones ideoló-  
gicas y políticas con el conservadurismo, la construcción, consagración y simbolismo de la  
Basílica, etc., véase de Fernando Hidalgo Nistri, La República del Sagrado Corazón…, cit., pp.  
195-285. Y una buena síntesis al respecto durante el denominado “Período progresista” de  
Alexis Medina, “La patrimonialisation de la consécration de l’Équateur au Sacré Coeur de  
Jésus pendant la période progressiste (1883-1895)” (texto en español), en Revue HISTOIRE(S)  
de l’Amérique latine, Vol. 10 (2014), Patrimoine(s) en Équateur : Politiques culturelles et poli-  
tiques de conservation, pp. 1-10. Asimismo, reseñar que numerosísimos clérigos e intelec-  
tuales conservadores católicos publicaron cartas pastorales, artículos, discursos y poesías en  
la citada revista (José Julio Matovelle, Federico González Suárez, Manuel M. Pólit, Rafael  
Valera, Juan León Mera, Manuel J. Proaño, Aurelio Espinosa o, el propio Vázquez entre  
otros), además de documentos pontificios (encíclicas, etc.). Para la prensa católica en Quito,  
véase de Luis Esteban Vizuete Morcillo, “El Espíritu Nacional del Ecuador católico frente a  
los retos del siglo: asociacionismo y prensa católica en la arquidiócesis de Quito (187-1889)”,  
en Revista PUCE, número 114, mayo-noviembre de 2022, pp. 129-154.  
2
0 Johann Gottfried von Herder, [1784-1791] Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad,  
Editorial Losada, Buenos Aires, 1959 y, [1774] “Otra filosofía de la historia para la educación  
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Concepción estética y teoría artística en los escritos  
Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
más importantes componentes, a la par que cimiento, en este pensa-  
miento. Efectivamente, para Herder el Volksgeist, “espíritu de los  
pueblos” o, mejor “espíritu nacional”, implicaba la afirmación de lo  
propio como característica que distinguía y singularizaba y, por  
tanto, dotaba de identidad a cada pueblo: variedad de usos y cos-  
tumbres, lenguajes, tradiciones, razas, historia, etc., en relación a las  
diversas peculiaridades climatológicas y/o geográficas de cada te-  
rritorio. Así, este cúmulo de singularidades determinísticas conlle-  
van frente a la concepción holística ilustrada de Historia, la unicidad  
y particularidad de la historia de cada pueblo. Además, cada “histo-  
ria” hunde sus raíces en un (supuesto) pasado remoto e innominado  
que haya una vinculación “espiritual” con un presente, relacionando  
y actualizando ese (supuesto) legado; lo pretérito y lo actual son la  
(
propia) historia en un continuum devenir.  
Igualmente, añadir como derivación de los postulados ro-  
mánticos en este pensamiento conservador, el concepto de “lo orgá-  
nico”. En este sentido, si para el romántico existe una interconexión  
dinámica y secreta —indescifrable desde la mera razón— entre todos  
los elementos del universo, orgánicos y no orgánicos, incluido el pro-  
pio ser humano con el Todo (lo Absoluto, Infinito, Dios), análoga-  
mente y para el conservador de cuño romántico, en toda sociedad,  
las personas y sus acciones están orgánicamente conectadas confor-  
mando un todo que, equilibrado, unido y de acuerdo consecuente-  
21  
mente a su propia “historia”, constituye la nación, eso sí, sometida  
a un principio de autoridad legítimamente, puesto que tanto las je-  
rarquías como las clases sociales son derivados naturales de la vo-  
luntad divina, al igual que la historia lo es de la Providencia. Por ello,  
cualquier alteración o disrupción de ese equilibrio, pone en peligro  
a esa unidad orgánica, esencia del orden, es decir, pone en riesgo a  
la propia nación.  
de la humanidad. Contribución a otras muchas contribuciones del siglo”, en Obra Selecta,  
Traducción y notas de Pedro Ribas, Ediciones Alfaguara, Madrid, 1982, pp. 273-367.  
2
1 Es decir, a los vínculos históricos, ideológicos, religiosos, culturales, morales y simbólicos  
que cohesionan a una comunidad de individuos al “reconocerse” en aquellos como un todo,  
es decir, como nación.  
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Otro de los aspectos más definitorios de la génesis de este  
pensamiento lo encontramos en la creencia, amplia y profundamente  
sentida en determinados estamentos de las élites conservadoras y  
católicas de la sociedad decimonónica ecuatoriana, particularmente  
22  
tras el asesinato del presidente Gabriel García Moreno, de estar asis-  
tiendo a un momento histórico completamente caótico, cuando no  
liminar, por la decadencia y cuasi desaparición de todos aquellos va-  
lores tradicionales que significaban los cimientos societarios e insti-  
tucionales del país, merced a la difusión e implantación de las ideas  
ilustrado-liberales, a saber, “culto” a la razón omnipotente como uni-  
versalidad –lo abstracto frente a lo concreto, lo local o particular/his-  
tórico–, auge y preponderancia del individualismo frente a lo  
colectivo con el resultado de la desunión y/o fragmentación de la  
sociedad, descreencia en la fe y las instituciones católicas a causa del  
laicismo o la apostasía, proclamación de la igualdad humana según  
la Ilustración con la consiguiente crítica y cuestionamiento a las je-  
rarquías “naturales”, irrespeto de la moral y de los usos y costumbres  
tradicionales, etc. Es decir, primaba una suerte de explicación esca-  
23  
tológica (“fin de los tiempos”) para legitimar la necesidad de una  
2
2 Cabría situar en el amplio período de gobierno garciano, la primera institucionalidad católica  
como parte sustancial en la concepción del propio estado ecuatoriano. Para esta cuestión,  
véase de Marie-Danielle Démelas e Yves Saint-Geours, Jerusalén y Babilonia: Religión y política  
en el Ecuador, 1780-1880, Biblioteca de Ciencias Sociales, Volumen 21, Corporación Editora  
Nacional, Quito, 1988, pp. 129-202, y Ana Buriano Castro, Navegando en la borrasca. Construir  
la nación de la fe en el mundo de la impiedad, Ecuador, 1860-1875, Instituto Mora, México, 2008.  
3 Esta denominación halla su génesis en la concepción tradicionalista y conservadora de la his-  
toria como magistra vitae, es decir, el entendimiento de esta como un círculo temporal repe-  
titivo y, por tanto, predecible y esencialmente “igual”. Por el contrario, la concepción  
moderna de la historia, implicaba un tiempo lineal y acelerado y, por tanto, sin repeticiones,  
distinto e impredecible. Dicho en otros términos, de una creencia basada en la constancia y  
control de lo igual (“orden natural”), se pasaba a la incertidumbre de un (nuevo) tiempo vi-  
vido como incontrolable y caótico; cfr., Gabriel Cid, “Los últimos tiempos están encima de  
nuestras cabezas”. Temporalidad y escatología en el siglo XIX hispanoamericano”, en Fabio  
Wasserman (ed.), Tiempos críticos. Historia, revolución y temporalidad en el mundo iberoamericano  
2
(siglos XVIII y XIX), Prometeo Libros, Buenos Aires, 2020, pp. 115–138 y, Luis Esteban Vizuete  
Marcillo, “Los tiempos de la Iglesia militante: temporalidad de un concepto en el Ecuador  
del siglo XIX”, Revista Pucara, N.º 33 (73-93), 2022. Igualmente señalar que otro aspecto ligado  
a esta escatología del “fin de los tiempos” y su consecuente redención, es la creencia por  
parte de los sectores más “ultra” a la vez que místico-proféticos del catolicismo-conservador  
ecuatoriano (entre ellos el propio Honorato Vázquez), en el advenimiento del Reino de Je-  
sucristo (la segunda venida de Cristo ahora como Cristo-Rey) mediante el definitivo triunfo  
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Concepción estética y teoría artística en los escritos  
Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
vuelta al “orden natural”, esencia de la civilización, mediante la res-  
titución de los vínculos religiosos en el cuerpo político de la nación  
para que el “alma colectiva” que esta albergaba, volviera a aflorar  
como unidad nacional, como patria colectiva. Y para ello, la interre-  
lación –o mejor fusión– del Estado con la Iglesia resultaba funda-  
mental pues, aquel debía guiar mediante la fe y la preceptiva que  
aquella difundía a la nación ecuatoriana, ahora como alma colectiva.  
A este tenor, el alma nacional como superación de la abstrac-  
ción (moderna) denominada “ciudadano”, se afirmaba como el tras-  
cendente e identitario sentido colectivo de la nación ecuatoriana. O  
dicho, en otros términos, esta metafísica de lo comunitario sustancial,  
se resolvía en el sentimiento común de la Patria (católica) como per-  
tenencia, unión y afirmación de la organicidad sagrada y soberana  
del país.  
En definitiva, la política debería convertirse en una suerte de  
religión (teología) pues, en realidad, aquella recibía su legitimidad  
2
4
de Dios (ontología divina), y por consiguiente, tenía el (sagrado)  
deber de preservar ese “orden natural” de la sociedad como única  
garantía de su estabilidad, al igual que la propia Iglesia, y no solo en  
el tiempo presente, sino en su ulterior diacronía histórica. Y es que  
25  
el “nuevo tiempo” que imponía el liberalismo, suponía una mortal  
de la Iglesia. Para esta última cuestión, véase Fernando Hidalgo Nistri, La República del Sa-  
grado Corazón…, cit., pp. 224-241.  
2
4 Ejemplo extremo de esa ontología divina referida a la política, sería el caso del fundador de  
la Revista del Sagrado Corazón de Jesús, Julio Matovelle (ver nota 18) cuando a raíz de la Colo-  
cación de la Primera Piedra del Templo del Santo Cenáculo en Cuenca, en la festividad del Corpus  
Christi, el 24 de Mayo de 1894, manifestaba que “Una mano invisible y poderosa guía la suerte  
de los hombres y sus destinos, así como el sendero de las Naciones y Repúblicas aquí en la  
tierra”, y más categóricamente, “No en los gabinetes de los príncipes, ni en los campos de  
batalla, al pie del tabernáculo es donde se resuelven los destinos de la humanidad (…) desde  
el trono eucarístico de nuestro divino Salvador, parten los decretos de vida y muerte de las  
naciones”, pp. 4 y 28 respectivamente en el folleto del mismo título, s.e., Señalar que en dicho  
folleto y tras el sermón de Matovelle, consta un corto escrito titulado “Consagración”, y que  
fué compuesta una hora antes [del acto] por el Señor Doctor Don Honorato Vázquez, uno  
de los principales promotores de la obra del Santo Cenáculo”, pp. 32-34.  
5 Véase al respecto la “apologética” del ultraortodoxo obispo de Portoviejo Pedro Schumacher,  
2
autoexiliado en Colombia a raíz del triunfo del golpe de estado de Eloy Alfaro (1895), y alen-  
tador de la lucha armada contra este desde dicho país mediante la denominada Restauración  
Católica, en La sociedad civil cristiana según la doctrina de la Iglesia romana. Texto de enseñanza  
moral para la juventud de ambos sexos, Imprenta del Clero, Quito, 1890, segunda edición.  
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amenaza a ese orden inveterado, a –como señalábamos líneas arriba–  
la propia nación unitaria, y como el Estado, dados al servicio de Dios.  
Para este pensamiento nacional-conservador, el rol de las  
artes y, muy especialmente, el de la literatura y la poesía, estaban  
destinadas a ejercer de vehículo primordial en la afirmación y divul-  
gación de ese anhelado y recuperado Ser nacional. De ahí que la rei-  
vindicación de lo propio, excluyendo cualquier ejemplo foráneo,  
fuese absolutamente prioritario como objeto y temática de represen-  
tación: desde la historia con sus héroes y sus gestas, el paisaje ahora  
resemantizado como nacional, el folclore y lo popular, lo tradicional  
y consuetudinario o, incluso, lo aborigen–por citar algunos ejem-  
plos–, serán los privilegiados instrumentos didácticos en la conse-  
26  
cución de aquella finalidad. Igualmente, se demandaba que estas  
creaciones fuesen fácilmente comprensibles para toda la población  
y, especialmente, estuviesen imbuidas de un exemplum virtutis que  
sirviese como guía moral:  
Las letras tenían la propiedad de dar presencia real y concreta a lo más  
auténtico del Ser nacional. Toda manifestación en este sentido debía  
ser entendida como un esfuerzo que contribuía a la cimentación y au-  
torrealización de la ecuatorianidad. (…) A la poesía, vale decir, le co-  
rrespondía instituir la unidad empírica y metafísica entre lo mental y  
el entorno humano y geográfico.27  
2
6 Señalar la gran influencia que al respecto supuso entre la élite intelectual del Ecuador, la pu-  
blicación de Juan León Mera, Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana, desde su época  
más remota hasta nuestros días, Imprenta de J. Pablo Sanz, Quito, 1868, y muy particularmente  
sus tres últimos capítulos: “Cap. XVII.- Vicios principales de la poesía Americana en la ac-  
tualidad, especialmente en el Ecuador, Cap. XVIII.- Defectos y mal estado de los estudios en  
la República del Ecuador. Algunas causas que contribuyen al atraso de su literatura, y Cap.  
XIX.- ¿Es posible dar un carácter nuevo y original á la poesía Sud-americana?” (pp. 411-434,  
435-462 y, 462-485 respectivamente). Véase también mi “Algunos apuntes para una estética  
literaria…”, cit.  
2
7 Fernando Hidalgo Nistri, La República del Sagrado Corazón…, cit., p. 149. En el mismo sentido  
de afirmación de la ecuatorianidad mediante la literatura: “en el caso de que la construcción  
de la nación no fuera el argumento principal de todas ellas [las novelas analizadas] y no  
emergiera de ellas hacia el ámbito político, cabe resaltar, de cualquier modo, que todas tienen  
a la nación como un motivo transversal que les da forma y legitima socialmente (…) los pri-  
meros novelistas ecuatorianos estaban interesados en fabular, en inventar historias, solo en  
la medida en que les permitiera educar y formar a un nuevo lector modelo: el ciudadano  
ecuatoriano”, en César Eduardo Carrión Carrión, La novela ecuatoriana del siglo XIX como relato  
del surgimiento de la nación (1855-1893), tesis de doctorado correspondiente al Programa de  
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Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
Discurso pronunciado en el Liceo de la Juventud de Cuenca (fines  
de abril 1886)2  
8
Este breve Discurso está concebido como una didáctica esté-  
tico-espiritual de la creación literaria para jóvenes literatos. En él,  
nuevamente encontramos la apelación a una estética de lo bello  
como ideal, al tiempo que una exhortación a hermanar el Arte con  
la fe en la dogmática cristiana. Así, Vázquez y tras preguntarse retó-  
ricamente “¿Para qué estudiar, para qué escribir?”, negará en primer  
lugar cualquier finalidad económica asociada con la literatura, ya  
que “el mundo del Arte es de interpretación de lo bello y aspiración á lo  
perfecto, si se ha de entender por Arte la determinación de lo bello en formas  
adecuadas á la economía de la naturaleza, en su carácter de una destinación  
29  
sobrenatural”. Es decir, Vázquez está asociando esa concepción in-  
terpretativa de la belleza con su intrínseco carácter suprasensible,  
esto es, metafísico.  
Para dicha finalidad, el escritor, en primer lugar, debe poner  
todo su empeño en conceptualizar la futura obra para, a continua-  
ción, dotar de forma literaria a esa concepción. Como anteriormente  
se ha señalado, si la belleza pertenece al orden de lo suprasensible y,  
esta debe guiar a toda creación literaria que se precie, entonces el ar-  
tista debe elevar su “espíritu á las regiones de lo ideal, hará que la virtud  
vaya con vosotros. La virtud en el mundo estético es al observador, belleza  
30  
latente”, puesto que aquella supone “un elemento poderoso para la per-  
cepción de lo bello”. Una vez más, arte y moral conforman una unidad  
conceptual y creativa en su vocación finalista. Además y esto es de-  
terminante para Vázquez, el artista es el más propicio para aprehen-  
Doctorado en Literatura Latinoamericana, Área de Letras y Estudios Culturales, Universidad  
Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, Quito, 2016, pp. 51 y 65 respectivamente.  
2
8 Con la finalidad de ubicar el presente Discurso, transcribimos a continuación la explicación  
que figura al final del mismo: ”Nota.—El autor era Director del Liceo de la Juventud, aso-  
ciación literaria de Cuenca, cuando se alejó de esa ciudad. Regresó ocasionalmente, y á fines  
de abril le dedicó el Liceo una sesión en la que contestó con el presente discurso al Director  
de entonces, el distinguido poeta cuencano Señor Doctor Don Remigio Crespo Toral”, Ho-  
norato Vázquez, Discurso pronunciado…, cit., p. 42.  
29 Honorato Vázquez, Discurso pronunciado …, cit., p. 38.  
30 Honorato Vázquez, Discurso pronunciado …, cit., p. 39.  
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der y vivir “el ambiente de lo sobrenatural, ya que su tarea es subir por el  
31  
ideal, ya que el ideal acaba donde Dios comienza”.  
Afirmado el carácter trascendente de lo bello, al tiempo que  
el deber del escritor en la búsqueda del ideal, asociándolo implícita-  
mente con Dios, todo el resto del Discurso versará y se constituirá en  
una apología del cristianismo y, en la que como en el texto anterior-  
mente comentado, se insistirá en el necesario hermanamiento del  
Arte con la fe (entendida esta última como “verdad), para una rege-  
neración de la literatura ecuatoriana por parte de los jóvenes escri-  
32  
33  
tores, es decir, “para vuestro apostolado en el terreno de las letras”. Y  
para ello, la literatura y por extensión toda forma de creación artís-  
tica, deben ser vehículo privilegiado de propagación de la fe cristiana  
y afirmación de las “verdades divinas”, ahora con un carácter ur-  
gente y marcadamente militante.  
Discurso de clausura del Primer Congreso Eucarístico del Ecuador  
Ilmo. Sr. Arzobispo, Excmo. Sr. Presidente de la República, Señores:  
(
Octubre de 1886)34  
Aunque este Discurso viene referido a muchos de los aspectos  
ya señalados a propósito del pensamiento conservador-católico de-  
cimonónico ecuatoriano, consideramos interesante resaltar en pala-  
bras del propio Vázquez algunos de aquellos, particularmente los  
referidos tanto a cuestiones escatológicas sobre el “fin de los tiempos”  
como, y en relación a estas, otros de carácter más (geo)político. Así  
mismo y en la parte final del Discurso e interrelacionadas con los an-  
teriores, señalar otros de contenido puntualmente estético-artístico.  
31 Honorato Vázquez, Discurso pronunciado …, cit., p. 40.  
3
2 También aquí puede constatarse subrepticiamente la señalada concepción escatológica sobre  
el “fin de los tiempos”, al propugnar Vázquez la necesaria regeneración de la literatura ecua-  
toriana por parte de la joven generación de escritores como un deber ser ante el imparable  
avance del paganismo (“Los dioses se vienen, y Dios se va”).  
3
3 Honorato Vázquez, Discurso pronunciado …, cit., p. 42. Anteriormente y a propósito de la ver-  
dad “celestial”, Vázquez dirigiéndose a los jóvenes escritores les aleccionaba con estas pala-  
bras: “Vuestra vocación es la de tener francas vuestras puertas á la verdad [cristiana], listo  
vuestro brazo para su defensa, presta vuestra pluma para su loor”, ídem.  
3
4 Citado en nota 19. Al final de este Discurso y como nota aclaratoria se lee: “Este discurso fue  
pronunciado por el autor como Diputado por la Diócesis de Cuenca, al clausurarse el Con-  
greso Eucarístico, en el templo de la Catedral de Quito”, p. 51.  
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Concepción estética y teoría artística en los escritos  
Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
En la primera parte de su Discurso y desde una visión gene-  
ralista, Vázquez constata y deplora como el culto a Dios ha sido re-  
legado al ámbito privado con la consecuencia, más grave aún, de la  
absoluta “indiferencia oficial de los Gobiernos, en la legislación divorciada  
de los preceptos evangélicos y en la falta de actos de culto social de parte de  
35  
los pueblos”. Particularmente ardua supone la última cuestión citada  
en el caso del Ecuador pues, a criterio de Vázquez –y extensivo a  
todo el pensamiento católico-conservador de la época-, esta oblite-  
ración supone un extremo peligro para la cohesión del país como na-  
ción, ya que el culto público religa a cada individuo con su  
semejante, superando así las divisiones o enfrentamientos causados  
por motivos políticos o de clase social.  
Es por lo antedicho que este Primer Congreso Eucarístico,  
tiene la voluntad de constituirse en un culto público que supla esta  
grave carencia y, entre otros acuerdos, manifieste su voluntad de eri-  
gir una nueva casa al Señor de las Naciones” (Basílica del Sagrado Co-  
36  
razón de Jesús), como muestra al mundo del verdadero fundamen-  
to y sentido católico del país, ya que, en la actualidad, se pregunta  
Vázquez, “¿Qué es el Ecuador en América? Una nación olvidada (…) por-  
que nos hallamos desligados de un centro de actividad americana en la obra  
del culto social a Jesucristo”, para acabar sentenciando: “El Ecuador será  
juzgado en la historia moral de la humanidad antes que en la historia polí-  
tica. Nosotros no hablamos aquí como políticos, no es tal nuestra tarea: ha-  
blamos como individuos venidos del seno de la familia ecuatoriana; del hogar  
de nuestros mayores, no de los círculos de partido político alguno”.3  
7
3
3
3
5 Honorato Vázquez, Discurso de clausura…, cit., p. 45.  
6 Véase al respecto la nota 19.  
7 Honorato Vázquez, Discurso de clausura…, cit. p. 46 para ambas citas. Cabría calificar estas  
últimas afirmaciones como una visión pre-moderna, tanto del hecho político como de la so-  
ciedad, es decir y frente a un razonamiento deductivo, la moral basada en las creencias de  
la fe; frente al ciudadano como individuo autónomo, los lazos de sangre que tejen la organi-  
cidad del “nosotros”, y frente al hecho histórico presente y, por tanto, cambiante respecto a  
períodos anteriores, la historicidad de un continuum atávico e inmemorial. En definitiva y  
como señala Fernando Hidalgo Nistri a propósito de esta misma cita: “Si la historia se redu-  
cía a repetición de los arquetipos narrados por el texto bíblico, entonces la religión adquiría  
la categoría de verdad social. De ahí provenía su condición de centro de gravedad de la vida  
política, de mediadora y garante de todo el acontecer público. Dado el carácter que acusaba  
la historia, los ecuatorianos no estaban haciendo propiamente política sino religión (…) En-  
tendidas las cosas de esa manera, la teología se tuvo como un saber sobre la organización y  
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Elocuentes palabras que determinan la capital importancia  
que para el pensamiento conservador-católico ecuatoriano suponen  
la moral cristiana, la nación entendida como una familia y la impa-  
gable tradición de los ancestros frente a la mera política. A continua-  
ción, continuará deplorando que en el actual siglo del conocimiento  
científico, “estamos idolatrando al hombre, y nos resistimos á adorar a  
Dios”; prueba de ello es que “Legislación, artes, poesía, andan lejos de la  
creencia”. Así y ante esa realidad de descreencia y abandono de lo re-  
ligioso, signo y consecuencia evidente del “fin de los tiempos”, la ur-  
gente tarea a realizar consiste en “la restauración del espíritu cristiano  
38  
en la sociedad, aquí en el Ecuador, aquí en la América”.  
Esta prioritaria necesidad –nacional y continental cabría aña-  
dir–, viene fundamentada según Vázquez en que “la historia proclama  
como una de sus grandes enseñanzas la renovación del mundo desde la apa-  
39  
rición del Cristianismo”; por ello mismo, “es preciso que el Cristianismo  
nos penetre en todos nuestros actos” y, que el “espíritu cristiano” presida  
y guíe nuestras vidas: “He aquí á donde deben tender nuestros esfuerzos  
40  
tocante á la vida política y social de nuestros pueblos”. En definitiva, se  
demanda y prescribe que la religión cristiana y su correlato teologal  
deben erigirse en fundamento y guía de lo político, al tiempo que  
obrar como modelo moral identitario de valor universal. En otros  
términos, debe obrar como una suerte de nueva y salvífica (geo)po-  
lítica que supere y trascienda el estado de impiedad que ha llevado  
al caos presente.  
Ya en la parte final de su Discurso y bajo la rúbrica de la ne-  
cesaria instauración de ese “espíritu cristiano” ahora referido a la crea-  
ción artística y, muy particularmente, a la propia poesía americana,  
Vázquez alertará sobre la generalizada creencia de “que nuestras obras  
como artistas, que nuestros cantos como poetas, son acción independiente,  
gestión de la sociedad. Sus combates se dirigieron a lograr que la política moderna saliera  
de circulación y que su vacío fuera ocupado por la teología”, en La República…, cit., pp. 260  
y 261.  
8 Honorato Vázquez, Discurso de clausura…, cit., p. 47 para estas tres últimas citas.  
9 Honorato Vázquez, Discurso de clausura…, cit., p. 48. Véase en el mismo sentido, aunque con  
otros términos, lo transcrito correspondiente a la nota 23.  
3
3
40 Honorato Vázquez, Discurso de clausura…, cit., p. 49.  
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Arte y moral, discursos, lecciones, &” de HonoratoVázquez Ochoa  
41  
desligada de lo sobrenatural, irresponsable ante Dios”; es decir, de mera  
poesía pagana. Por ello, le demanda al poeta que, imbuido de ese  
espíritu cristiano”, busque el ideal pues “la América es cristiana y pide  
fe”. Así, la poesía debe ser el reino de Jesucristo y no terreno del “Arte  
por el Arte”, sino categóricamente enunciado, “El Arte por el bien”,  
más todavía: “El Arte por Jesucristo”.42  
De lo antedicho y como ya señalábamos a propósito del ante-  
rior Discurso, también ahora se prescribe –como líneas arriba en rela-  
ción a la política y la moral–, que la creación poética debe tener como  
misión la regeneración moral y patriótica mediante ese “espíritu cris-  
tiano” y, obliterando cualquier otro contenido que no esté en relación  
con aquél. Conclusivamente, la creación artística y con ella la poesía,  
no debe ser elaborada a partir de la libre determinación creativa del  
artista, sino y únicamente en función de la teodicea cristiana, es decir,  
a las enseñanzas y prescripciones de la propia Iglesia católica.  
Conclusiones  
El progresivo avance del liberalismo con sus nuevos plan-  
teamientos políticos, económicos, sociales y morales en las principa-  
les naciones occidentales, y en menor medida en el propio Ecuador  
decimonónico, significó para el pensamiento conservador-católico  
ecuatoriano del último tercio del siglo XIX, una grave amenaza a un  
orden y sistema de vida –otrora inmutable– que otorgaba un sentido  
a la propia experiencia y que se concebía como “natural”, esto es,  
conforme a la ley divina y sancionado como “único y verdadero”  
por la Iglesia católica. Ello supuso para aquel pensamiento, la arrai-  
gada creencia en un “fin de los tiempos” (nacionalismo palingené-  
sico) que demandaba con extrema urgencia un radical regene-  
racionismo en el cuerpo de la nación, y que, fundamentalmente,  
debía realizarse mediante la unión del Estado con la Iglesia, ejer-  
ciendo esta última de guía en la preceptiva moral y fe católica en el  
obrar de aquel.  
41 Idem. anterior.  
42 Honorato Vázquez, Discurso de clausura…, cit., p. 50 para las anteriores citas.  
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En los anteriores términos, las élites conservadoras y católi-  
cas y la propia Iglesia ecuatoriana, instituyeron una “ofensiva rege-  
neracionista” que pretendía abarcar los diversos ámbitos, tanto  
prácticos como simbólicos, que articulaban la vida del país. Así, tanto  
desde la esfera institucional del Estado (decretos del poder ejecutivo,  
leyes ad hoc aprobadas por el legislativo) como en aquellos aspectos  
relacionados con el protagonismo social (agrupaciones católicas, pro-  
cesiones y te deum, misas y rezos colectivos, consagraciones colecti-  
vas, etc.), o cultural (enseñanza obligatoria de la moral cristiana,  
literatura como medio y finalidad del exemplum virtutis católico, plás-  
tica iconográfica relacionada con la historia sagrada, etc.), se consti-  
tuían en una vasto entramado ideológico para que, en un país  
declarado mayoritariamente católico, restituyera y afianzara aquella  
cosmovisión que se percibía en extremo peligro. En definitiva, se tra-  
taba de fundamentar y desarrollar un alma nacional que, bajo el am-  
paro de la fe y dogmática católica en su alianza con el Estado,  
restableciese el trascendente “orden natural” de las cosas como ma-  
triz identitaria de la unida nación ecuatoriana. Y es en este contexto  
y corriente de pensamiento donde se ubica como destacado propa-  
gandista, el Honorato Vázquez político, esteta y escritor.  
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216  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–Junio 2023  
EL TEÓLOGO Y MÍSTICO JUAN MONTALVO  
Y LA PERSECUSIÓN DE LA IGLESIA EN EL SIGLO XIX1  
Xavier Chiriboga Maya2  
Resumen  
Juan Montalvo es el mejor escritor y pensador ecuatoriano,  
en su natalicio se conmemora el Día Del Maestro, el 13 de abril. Es  
uno de los mejores ensayistas latinoamericanos, admirado por  
Rubén Dario, Unamuno, Rodó o Borges; pero en Ecuador, su pensa-  
miento es casi desconocido. Pocos reconocen al gran filósofo moral;  
pero al teólogo no se lo ha estudiado. Leyendo sus textos muestran  
que fue profundamente creyente; sin embargo, sufrió una brutal per-  
secución por parte de la Iglesia católica que sembró en el incons-  
ciente colectivo ecuatoriano los arquetipos de Montalvo como ateo  
y anticlerical. El propósito general de este ensayo es demostrar que  
Juan Montalvo era un teólogo erudito y un místico profundo, para  
ello se revisará La Mercurial Eclesiástica o Los Siete Tratados. Este  
ensayo es importante para distintas ciencias como la historia, la lite-  
ratura y la teología.  
Palabras Clave: Juan Montalvo: Pensamiento Teológico, Juan Mon-  
talvo: pensamiento filosófico, La Iglesia y Juan Montalvo.  
Abstract  
Juan Montalvo is the best Ecuadorian writer and thinker, on  
his birth the Day of the Teacher is commemorated, on April 13. He  
1
2
Recibido: 13-04-2023 // Aceptado: 21-07-2023.  
Doctorado en psicología clínica. Universidad Central del Ecuador 1999. Maestría en políticas  
públicas en favor de la niñez y adolescencia. Universidad Politécnica Salesiana. 2011. Miembro  
Correspondiente Academia Nacional de Historia.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
217  
Xavier Chiriboga Maya  
is one of the best Latin American essayists, admired by Rubén Dario,  
Unamuno, Rodó or Borges; but in Ecuador, his thought is almost  
unknown. Few recognize the great moral philosopher; but the  
theologian has not been studied. Reading his texts show that he was  
deeply a believer; however, he suffered a brutal persecution by the  
Catholic Church that planted in the Ecuadorian collective uncons-  
cious the archetypes of Montalvo as an atheist and anti-clerical. The  
general purpose of this essay is to demonstrate that Juan Montalvo  
was an erudite theologian and a profound mystic, for which purpose  
La Mercurial Ecclesiastica or Los Siete Tratados will be reviewed.  
This essay is important for different sciences such as history,  
literature and theology.  
Key Words: Juan Montalvo: Theological Thought. Juan Montalvo:  
Philosophical thought. The Church and Juan Montalvo  
Introducción  
Este ensayo busca contradecir los arquetipos sobre don Juan  
Montalvo como ateo y anticlerical e implantar los contrarios: de un  
sabio teólogo y un profundo místico. Además, al leer a Montalvo es  
obvio que es un escritor creyente, sin embargo, sufrió una tenaz per-  
secución por parte de la iglesia católica del siglo XIX, lo que llama  
poderosamente la atención, y da dramatismo poético al personaje y  
a la obra del genio. Trataremos de averiguar las razones para esta  
persecución.  
Juan Montalvo es el maestro por excelencia, un verdadero en-  
ciclopedista. Por ello, se nombró en 1920 como día del maestro ecuato-  
riano a su natalicio, el 13 de abril (1832). Fue admirado por personajes  
como Unamuno, Borges, Rodó o Vargas Vila, entre tantos otros des-  
tacados literatos. El celebrado poeta Rubén Darío habría escrito de  
Montalvo ¿cómo no has de acercarte hasta la cumbre, si Cervantes te lleva  
de la mano?3  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
218  
El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
Paradójicamente, el pensamiento de Juan Montalvo para  
Ecuador es prácticamente desconocido porque durante el siglo XIX  
y XX se prohibió su lectura y en la actualidad se desconoce este autor  
porque, en general, no se lee. Popularmente se piensa que es uno  
más de nuestros grandes narradores, sin más. Mientras que Mon-  
talvo es, realmente, uno de los iniciadores del ensayo latinoameri-  
cano y también un clásico del mismo así lo sostiene Claudio Maíz,  
benemérito doctor en letras y profesor de literatura hispanoameri-  
4
cana en la Universidad Nacional de Cuyo.  
Sobre el rol de la iglesia católica del siglo XIX dice Enrique  
Ayala Mora, que la iglesia era conservadora recalcitrante y que ve-  
laba por los intereses de la oligarquía:  
La cuestión de la Iglesia ecuatoriana en el siglo XIX tiene varias face-  
tas. En primer lugar, la Iglesia legitima el control del poder que tiene  
la clase terrateniente, que lo ejerce por ‘derecho divino’ como base de  
su proyecto político.  
(
...) La Iglesia, como institución, se especializó en el manejo del espacio  
de la ideología dominante, y lo conservó hasta bien avanzada la época  
republicana. Y en el Ecuador esta realidad fue todavía más persistente  
que en otros lugares de América.5  
Montalvo en contraste, fue el ideólogo principal del partido  
liberal que condujo al triunfo de la revolución Liberal Alfarista en  
1895, esta revolución fue anticlerical. Este es otro gran motivo para  
el odio clerical: “La Revolución Liberal conocida también como guerra  
civil ecuatoriana, fue un movimiento revolucionario en contra de los go-  
biernos de carácter conservador, e impulsado por varias facciones insurgen-  
tes lideradas por el general Eloy Alfaro.6  
3
Susana Cordero, “Juan Montalvo, En La Mirada de Rubén Darío”, Academia Ecuatoriana de  
la Lengua. Correspondiente de la Real Española, 28-01-2016. Ver en: http://www.academiae-  
cuatorianadelalengua.org/juan-montalvo-en-la-mirada-de-ruben-dario/ (03-03-2023).  
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4
5
6
Enrique Ayala Mora, “La relación Iglesia-Estado en el Ecuador del siglo XIX”, Tomado de:  
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Ministerio Educación de Ecuador, La Revolución Liberal de Ecuador en Resumen - 5 de junio  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
219  
Xavier Chiriboga Maya  
Montalvo fue amigo y mentor de Alfaro; señala el general  
Fernando Dombroski, citando a Juan de Dios Uribe señala que:  
Juan Montalvo fue con la pluma lo que Alfaro con la espada, en la aper-  
tura de caminos de Libertad. Hizo de sus libros verdaderas armas para  
combatir las tiranías. Con su luminoso pensamiento consolidó el pro-  
ceso histórico que condujo al triunfo de la Revolución Liberal “Parece  
que con la pluma de Montalvo se hiciera Jaramijó; y con la espada de  
Alfaro, se escribieran Las Catilinarias. Tan unidos estuvieron esa inten-  
ción y ese brazo.7  
En cuanto a sus estudios sabemos que:  
Entre 1846 y 1848 empezó a estudiar gramática latina en el colegio San  
Fernando. Posteriormente estudió filosofía en el seminario San Luis,  
donde recibió el grado de maestro, y después ingresó a la Universidad  
de Quito para estudiar Derecho pero sólo concluyo dos años de ella  
por fuerza mayor.8  
Rodolfo Pérez Pimentel añade que:  
(...) se dedicó en su quinta de Ficoa a su formación de autodidacta, to-  
mando notas de sus lecturas en cuadernos que se conservan y a apren-  
der la Gramática Española y tratados de carácter idiomático pues  
pensaba que era necesario fundar las originalidades estilísticas en la  
forma correcta, autorizada por los clásicos y los estudiosos más nota-  
bles de la lengua. También se sometió a la disciplina del aprendizaje  
de varios idiomas: latín, griego, inglés, francés e italiano para apreciar  
a los clásicos en sus propias lenguas.9  
de 1895. Ecuador, 2023. Ver en: educacionecuadorministerio.blogspot.com/2020/06/revolu-  
cion-liberal-de-ecuador-resumen.html (21-07-2023).  
Fernando Dombroski, “Bolívar, Alfaro, Montalvo”, Boletín Academia Nacional de Historia Militar,  
N. 13, Quito, 2021. Ver en: http://biblioteca.armada.mil.ec/omeka/files/original/a85fae22  
df3150167938782a414b0272.pdf (21-07-2023).  
V. Moreno, M. E. Ramírez, C. de la Oliva, Moreno y otros, E. Juan Montalvo. Buscabiogra  
fias.com, s/f .Ver en: https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/2508/Juan%  
7
8
9
20Montalvo (08-07-2023).  
Rodolfo Pérez. P. Diccionario Biográfico Ecuatoriano, 2021. Ver en: https://rodolfoperezpi-  
mentel.com/diccionario-biografico (21-07-2023)  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
220  
El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
En febrero de 1857 su hermano el Dr. Francisco Xavier Montalvo le ob-  
tuvo del Presidente Francisco Robles el nombramiento de Adjunto  
Civil de la Legación ecuatoriana en Roma y viajó a Europa con el se-  
cretario Francisco Xavier Salazar. Ahí conoció a don Pedro Moncayo  
quien le presentó a varios intelectuales como los poetas Prudhomme y  
Lamartine.10  
En 1860, tenía 28 años, renuncia a la secretaria de la embajada  
y vuelve a la patria; cuando gobernaba el temible tirano ilustrado,  
Gabriel García Moreno, icono del conservadorismo hasta el presente.  
El 3 de enero de 1866, publicó El Cosmopolita, en el primer número  
11  
reclama por el despotismo de García Moreno. El Cosmopolita era  
una revista de carácter ensayístico-político-literario cuya última edi-  
ción apareció el 15 de enero de 1869.  
En 1869 Montalvo parte autoexiliado a Colombia, a la ciudad  
de Ipiales. Reside ahí varios años entre 1870 y 1875 ahí escribió sus  
mejores obras entre ellas Los Siete Tratados publicada después en  
Francia. Esta es su obra más importante; este libro fue inmediata-  
mente incluido en “El Índex de los Libros Prohibidos del Vaticano” y pro-  
hibido totalmente en el Ecuador por la iglesia; pero consagrado en  
el resto del mundo y más en la Europa civilizada del siglo XIX como  
12  
obra una genial y benefactora del género humano. El libro fue con-  
denado por Mons. Ignacio Ordoñez, Arzobispo de Quito y a él le de-  
dico como revancha La Mercurial Eclesiástica. Publicada en 1884.  
1
3
Posteriormente, Montalvo escribió La Dictadura Perpetua  
contra el periódico Star and Herald que defendía al presidente García  
Moreno y apoyaban desde Panamá su tercera reelección. El libro ins-  
piró a un grupo de jóvenes liberales a ejecutar a Gabriel García Mo-  
reno, entonces presidente del Ecuador el 6 de agosto de 1875. Otro  
de los grandes motivos para el odio del clero contra Montalvo pues  
10 Ibid.  
1
1 Juan Montalvo, El cosmopolita, Editorial El Siglo, Quito, 1894, 657. Ver en: http://  
repositorio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/1401 (21-07-2023).  
2 Juan Montalvo, Juicio sobre los Siete Tratados, Imprenta Manuel Velasco Polanco, Quito, 1884.  
Ver en: https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/xmlui/handle/10469/8415 (31-03-2023).  
3 Juan Montalvo, La Dictadura Perpetua, Biblioteca Virtual Universal, Argentina, 2003. En:  
https://biblioteca.org.ar/libros/656448.pdf (21-07-2023).  
1
1
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
221  
Xavier Chiriboga Maya  
amaban a García Moreno con pasión. Muerto el tirano, en agosto  
de 1875 Montalvo regresó al Ecuador. Hizo política activa, atacó a  
Manuel Gómez de la Torre, miembro del gabinete del nuevo Presi-  
dente Borrero con el folleto “Del Ministro de Estado” escrito que oca-  
sionó su renuncia, también editó desde el 22 de junio el primer  
número de la revista El Regenerador que duró hasta el 26 de agosto  
14  
del 1878; revista del mismo tipo que El Cosmopolita.  
En 1876 también llega al poder el general Ignacio de Veinte-  
nilla con quien tuvo duros encuentros y a quien dedicó Las Catilina-  
15  
rias, otro de sus grandes libros polémicos. En 1877, por el peligro  
que corría su vida debido a que Veintemilla se había declarado dic-  
tador partió autoexiliado a Ipiales y luego a Europa, por tercera y úl-  
tima vez, en octubre de 1881. En 1883 publica Los Siete Tratados que  
es un éxito, Montalvo llega a la gloria; es reconocido y apreciado por  
muchos sabios y muchos rotativos hicieron varias reseñas sobre el  
autor y sus obras.16  
En 1888 mientras revisaba el último ejemplar de El Especta-  
17  
dor sufre un quebranto en su salud. El 16 de enero comenzó a ago-  
nizar. Finalmente, el 17 de enero de 1889 muere Juan Montalvo el  
mejor escritor ecuatoriano, uno de los mayores cerebros americanos.  
Este ensayo tiene un valor cultural actual. Montalvo todavía  
es considerado ateo y anticlerical; además, fue un formador político  
antes que filosófico y menos aún teológico. Montalvo escribió sobre  
sí mismo, dijo: “(...) Lo que sí me propusiera con ardor sería establecer el  
cristianismo puro y limpio sobre las ruinas de la iniquidad, la hipocresía y  
el fanatismo, y ojalá Dios me diera licencia para este santo apostolado, aun  
cuando el martirio fuera mi única esperanza”. 18  
Nosotros pensamos en el siglo XXI, en el año 2023 que los  
tiempos de guerra civil han terminado, vivimos otros tiempos con  
14 Rodolfo Pérez. Pimentel, op. cit.  
1
5 Juan Montalvo, Catilinarias: primera, Imprenta del El Tiempo, Quito, 1906. Ver en: http://re-  
positorio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/1399 (21-07-2023).  
6 Juan Montalvo, Juicio sobre los Siete Tratados…op. cit.  
1
1
7 Juan Montalvo, El Espectador, Imprenta de la Juventud, Quito, 1900. Ver en: http://reposito  
rio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/18048 (21-07-2023).  
1
8 Juan Montalvo, El Cosmopolita, Editorial El Siglo, Quito, 1894, p. 160. Ver en: file:///C:/  
Users/ANH/Downloads/FR1-L-000466-Montalvo-Cosmopolita-1894.pdf (22-05-2023).  
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El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
otras penurias y es ahora que necesitamos al Montalvo filósofo para  
que nos ilustre y al Montalvo teólogo para que nos asombre y con-  
suele; lo necesitamos más que al Montalvo político que ya sirvió en  
el siglo XIX. Asimismo, el análisis de esta perspectiva espiritual, tiene  
un importante valor histórico per se, para la cultura ecuatoriana y  
americana por tratarse de un personaje polémico tan importante.  
También se ha buscado hacer justicia al maestro, pues se rescata la  
imagen que él tenía de sí mismo: la de un maestro espiritual, Así lo  
demuestran estas palabras: “(..) un alto sacerdote: sacerdote, sí; sacerdote  
de la desgracia; he recibido las órdenes, y ejerzo mi ministerio de compade-  
cer, y aliviar si puedo; de bendecir las virtudes y anatematizar el crimen y  
los vicios”. 1  
9
Este ensayo consta de cuatro temas: El primero: es esta  
misma introducción dónde ubicamos históricamente a Montalvo y se  
presenta el diseño general del ensayo. El Segundo: Juan Montalvo Teó-  
logo y Místico, un breve análisis del pensamiento teológico de Juan  
Montalvo; y, sobre todo, se lo visibiliza a través de citas escogidas  
para que el lector acuda a la fuente con los enlaces bibliográficos. El  
tercero: La persecución de la iglesia, un estudio cronológico del acoso  
de altos clérigos en su contra. El cuarto: Las Conclusiones del ensayo  
y los resultados de la hipótesis y de los objetivos.  
Se ha planteado como hipótesis que: Juan Montalvo no es  
ateo ni anticlerical como se cree; sino más bien es un teólogo erudito  
y un místico profundo.  
Se establecen como objetivos de este escrito: a) Visibilizar el  
pensamiento teológico de Juan Montalvo; y b) Conocer cuáles fueron  
las razones para la persecución de la Iglesia.  
Como metodología usaremos la investigación bibliográfica  
sobre la obra montalvina en busca de piezas teológicas que demues-  
tren la hipótesis y cumplan los objetivos. Además, usaremos el mé-  
todo lógico inductivo y deductivo. Para según las fuentes inferir  
conclusiones o sobre el conocimiento deducir conclusiones.  
1
9 Juan Montalvo, Páginas Desconocidas, t.1, Cultural, La Habana, 1936, pp.64-65. Ver en:  
http://repositorio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/1407 (22-05-2023)  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
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Xavier Chiriboga Maya  
Montalvo teólogo y místico  
Se ha visto que Montalvo es un autor universal pero contra-  
dictoriamente su pensamiento para Ecuador es prácticamente des-  
conocido. Sólo algunos de sus estudiosos y seguidores reconocen al  
gran erudito y al filósofo moral. En esta condición reconocido por:  
Eloy Alfaro, José Peralta, Gonzalo Zaldumbide, Alfredo Pérez Gue-  
rrero, Eliseo Flor, Galo Rene Pérez, Antonio Sacoto, Dario Guevara,  
Clodoveo González, entre tantos otros patriotas ecuatorianos. Pero  
a Montalvo como hombre de Dios, como teólogo no se lo ha estu-  
diado. Salvo pocas referencias de pocos escritores, entre ellos de  
Gonzalo Zaldumbide, uno de sus principales prologuistas y compi-  
ladores, quien señala:  
La palabra divina, el dogma inescrutable, el alto destino del hombre  
y su mísera terrenidad infundían a Montalvo un respeto lleno de sibi-  
lina admiración (…) Masón, hereje le decían, a él, cristiano a toda  
prueba, espíritu religioso que acataba sacerdotalmente la penumbra de  
20  
los santuarios .  
Sí Montalvo hubiera tenido como su compatriota el quiteño Espejo, un  
hermano cura o fraile, a quien darle sermones hechos para que los  
luzca desde el púlpito en festividades, habríamos dejado, acabadas pie-  
zas de oratoria sagrada: pues a nada parecía entregarse con el alma en-  
tera como a la sublimidad de los pensamientos que dilatan una  
21  
autoridad majestuosa en una atmósfera recogida al soplo del misterio.  
Otra referencia importante del pensamiento religioso de  
22  
Montalvo es la de Clodoveo González y su obra: San Juan Montalvo :  
soldado y campeón de la libertad Apóstol de los maestros laicos, en la que  
hace una defensa de los cargos impíos imputados a Montalvo pero  
no penetra mayormente en su conocimiento teológico.  
2
2
2
0 Gonzalo Zaldumbide, Juan Montalvo. Estudio y selecciones, Gonzalo Zaldumbide J. M. Cajica,  
México, 1960, p. 33.  
1 Gonzalo Zaldumbide, “Prologo a El Cosmopolita”, El Cosmopolita, Tomo primero, Casa edito-  
rial Garnier hermanos, París, 1923, p. 21.  
2 Clodoveo González, San Juan Montalvo: soldado y campeón de la libertad maestro de los maestros  
laicos, Edit. Atahualpa, 1960. Ver en: https://biblioteca.casadelacultura.gob.ec/cgi-bin/koha  
/opac-detail.pl?biblionumber=17278 (21-07-2023).  
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El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
Es sustancial señalar que Montalvo no era anticlerical en ab-  
soluto, sólo perseguía a los sacerdotes impuros. Además, escribió  
piezas magistrales de lo que debe ser un sacerdote bueno, dice Mon-  
2
3
talvo en La Mercurial Eclesiástica: El que ha leído El padre  
24  
25  
26  
Yerovi , El Sermón del padre Juan , El cura de Santa Engracia , ¿me  
27  
tendrá por enemigo sistemático del sacerdote?”. Recomendamos firme-  
mente al lector que se refiera a las piezas señaladas, son ensayos cor-  
tos, para probar de mejor forma la hipótesis propuesta en este  
ensayo. De esta manera, la imagen perturbada de Montalvo como  
hereje y demonio que fue creada por la Iglesia resentida queda vin-  
dicada. La iglesia le vituperaba lo hacía con un espíritu de cuerpo,  
jugando sucio con la débil psicología popular, desde el pulpito fo-  
mentando el fanatismo. Esta persecución se dio con tanto odio que  
rebasó a la muerte de Montalvo; pues, llegaron al extremo de pre-  
tender prohibir la entrada del cuerpo momificado del maestro a Gua-  
yaquil procedente de Francia:  
Esto ocurrió el 10 de Julio de 1889, se había preparado una capilla ar-  
diente en el cuerpo de bomberos de Guayaquil. Pero el Obispo encar-  
gado de Guayaquil Ochoa Alcocer, por orden de Mons. Ordoñez,  
pretendió evitar dicha ceremonia y negarle la cristiana sepultura. El  
pueblo se alzó e hizo justicia, los reclamos llegaron al general Reinaldo  
28  
Flores, y este hizo que el Obispo deponga su actitud.  
Las enseñanzas teológicas en los textos montalvinos son su-  
blimes tanto en profundidad como en belleza. Son la cúspide de su  
pensamiento y de sus esfuerzos literarios.  
23 Juan Montalvo, Mercurial Eclesiástica: libro de las verdades, Edición de la Casa de Montalvo,  
Ambato, 1907. Ver en: http://repositorio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/1406  
(
21-07-2023).  
2
2
2
4 Juan Montalvo, El cosmopolita…op. cit.  
5 Juan Montalvo, “El Sermón del Padre Juan”, en El Regenerador, N.- 10, 1878.  
6 Juan Montalvo. El Cura de Santa Engracia, Biblioteca Antológica. Ver en: https://www.bi-  
blioteca-antologica.org/es/wp-content/uploads/2020/12/MONTALVO-El-se%C3%B1or-  
cura-.pdf ( 21-07-2023).  
27 Juan Montalvo, Mercurial Eclesiástica: libro de las verdades, Edición de la Casa de Montalvo,  
Ambato, 1907.  
2
8 César Burgos Flor, “Gracias a los guayaquileños se repatrió el cadáver de Montalvo”, Cartas  
al Editor, El Telégrafo, s/f. en: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/74/1/gracias-a-los-  
guayaquilenos-se-repatrio-el-cadaver-de-montalvo (13-04-2023).  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
225  
Xavier Chiriboga Maya  
Don Miguel de Unamuno se encantó de su indignación ma-  
nifiesta en los insultos letales del Cervantes americano, de su parte  
más humana, dice Unamuno:  
Cogí las Catilinarias de Montalvo, (...) y empecé a devorarlas. Iba sal-  
tando líneas; iba desechando literatura erudita; iba esquivando artificio  
retórico. Iba buscando los insultos tajantes y sangrantes. Los insultos  
¡
sí! Los insultos; los que llevan el alma ardorosa y generosa de Mon-  
talvo. Fue la indignación lo que hizo de lo que no habría sido más que  
un literato con la manía del cervantismo literario, un apóstol, un pro-  
feta encendido en quijotismo poético; es la indignación lo que salva la  
retórica de Montalvo.29  
Nosotros, en cambio, nos encantamos de sus enseñanzas teo-  
lógicas, de sus enseñanzas más elevadas, de su parte espiritual. Mon-  
talvo expresa así esta dicotomía en su alma: “Por lo que tengo en mi  
alma de humilde, de triste en ella. Perdono y olvido. Por lo que tengo de ás-  
pero y bravío, por lo encina, lo hago de mi alma, brego con las tempestades  
y silbo horriblemente en mi pelada roca. La duplicidad del alma es algo que  
no pueden resolver los filósofos”. 30  
Acontinuación, presentamos algunas características del pen-  
samiento teológico de Montalvo a través de citas escogidas para  
cumplir así con este objetivo y demostrar la hipótesis.  
Pensamiento teológico de Montalvo  
Se ha decidido empezar por el pensamiento de Montalvo referente  
a la religión católica a la cual pertenece el Ecuador y que fue su per-  
seguidora.  
Sobre Dios, la iglesia católica y Jesucristo: Iniciaremos por  
lo primero de todo con el concepto que Montalvo tiene de Dios para,  
2
9 Cfr. Miguel de Unamuno en: Juan Grijalva, Civilización y barbarie en Las Catilinarias de Juan  
Montalvo, Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador, 1997, p.13. Ver en: https://re-  
positorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/2693/1/T0042-ML-Grijalva-Civilizaci%C3%B3n.pdf  
(
22-05-2023)  
3
0 Juan Montalvo, Páginas Desconocidas…op. cit., p. 121.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
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El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
de manera tajante, terminar con el arquetipo de ateo. Según la Real  
Academia de la Lengua española (RAE): dios viene del latín deus.  
Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hace-  
dor del universo. Deidad a que dan o han dado culto las diversas re-  
31  
ligiones politeístas. Montalvo se refiere a Dios así:  
(
...) ¿Acaso conocemos a Dios por la inteligencia? No, eso sería igua-  
larnos a Él, superior es a nuestra comprensión, y si a ella hubiéramos  
de quedarnos, el Dios que comprendiésemos sería poco diferente de  
nosotros: Todos los filósofos antiguos trataron de averiguar su esencia;  
todos los filósofos antiguos fueron locos....En medio de este caos de  
ideas y de estos soberbios sistemas, llega Platón, y en alta voz les dice  
a todos: ¡Impíos! El padre de los mundos es superior a vosotros: ¿Cómo  
queréis conocerlo con vuestra menguada inteligencia, vosotros que ni  
sabéis su nombre? A todo buen parecer, ésta es la idea más sensata. De-  
jemos ignorado el gran incógnito, y contentémonos con vivir y morir  
persuadidos de que Él nos sacó de la nada, y que mira por nosotros.  
(
…) Tácito afirma que, en tratándose de la divinidad, más religioso es  
ignorarla que averiguar su esencia: doctrina que ha cristianizado San  
Agustín, cuando dice que nos hemos de someter humildemente a no  
conocerla, bastándonos esperar en su Providencia...No alcanzamos a  
conocer a Dios, pero estamos convencidos de que existe, elevamos a él  
nuestro corazón, esperamos en su bondad, y la misericordia con que  
le revestimos es el recobro de nuestros quebrantos, el consuelo de nues-  
32  
tras amarguras.  
...) Todo viene al fin o parar en Dios, amigos míos: ora andemos per-  
(
didos por los laberintos de la antigüedad, envueltos en sus tinieblas;  
ora salgamos a éstos que nos parecen claros tiempos, el resultado de  
nuestros juicios y nuestras afecciones es siempre Dios: Sócrates le vio,  
Platón le vio, Anaxágoras le había visto antes; San Pablo, San Jerónimo,  
San Agustín le vieron después; nosotros le vemos ahora; nuestros hijos  
le irán viendo conforme vayan viniendo. Demos de mano la disputa,  
porque en presencia de Dios como dice el Apóstol, la humana sabiduría  
no es sino locura; y lo que en Dios parece incuerdo, es más cuerdo que  
toda la sabiduría de los hombres, y lo que en Dios parece flaco, es más  
fuerte que toda la fuerza de los hombres (…) Dios es uno: la unidad es  
el infinito del cual nacen todas las cosas; y remontando hacia el origen  
31 RAE, dios, sa. Ver en: https://dle.rae.es/dios (15-06-2023)  
3
2 Juan Montalvo, El Cosmopolita, N°4, Oficina tipográfica de F. Bermeo, por J. Mora, Quito,  
1867, pp. 34-35  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
227  
Xavier Chiriboga Maya  
de ellas, siempre vamos a parar al uno, germen fecundo que llena el  
33  
universo con su multiplicación infatigable.  
Este es un claro ejemplo del estilo de Montalvo: enseñar de-  
leitando, su método es que antes de llegar al concepto metafísico  
principal, primero sube gradualmente por el conocimiento histórico,  
luego pasa a lo filosófico para llegar al fin al campo teológico.  
La Iglesia Católica: Según la RAE La Iglesia Católica es: “La  
Congregación de los fieles cristianos regida por el Papa como vicario de  
34  
Cristo en la tierra”. Juan Montalvo escribe sobre la iglesia católica lo  
siguiente:  
La Roma cristiana no es Roma, esa es Jerusalén; y esta Jerusalén es  
bella, extensa, poderosa; su autoridad se reconoce en la mayor parte  
de la tierra, es otra vez la señora del mundo (…). No concluiré esta  
parte de mi contestación a vuestra carta, sin declararos sinceramente  
mi modo de pensar acerca del cristianismo y de la Iglesia, ya que los  
cortos alcances o la malicia de ciertos hombres mal intencionados me  
denigran con epítetos que estoy lejos de merecer. ¿Cómo había de a  
tener menguada idea de esta casi universal sociedad cristiana, cuando  
veo los prodigiosos efectos que ha producido, no ya en las costumbres  
solamente, pero también en las inclinaciones del género humano? …  
Una sociedad que tiene por fundador a un niño nacido en un pesebre,  
por sectarios a doce humildes pescadores, y que a la vuelta de cortos  
años se dilata por todos los ámbitos de la tierra, por fuerza ha de tener  
35  
en sí mucho de extraordinario y divino...  
Jesucristo: Jesucristo según la RAE: “En la doctrina cristiana,  
36  
es el Hijo de Dios, hecho hombre. ; Montalvo, dice:  
Imitar a Jesús, ¿quién lo podría? Ese modelo es para visto y admirado,  
no para reproducido: el mérito de los buenos será tanto mayor, cuanto  
más se aproximen a él en sus acciones...Por el amor, Jesús diviniza a  
los buenos; por la caridad, da vista a los ciegos, oído a los sordos, mo-  
33 Cfr. Juan Montalvo en: Xavier Chiriboga Maya, El Evangelio…óp. cit., p.46  
34 Iglesia católica, RAE. Ver en: https://dle.rae.es/iglesia (16-06-2023)  
35 Cfr. Juan Montalvo en: Xavier Chiriboga Maya, El Evangelio…óp. cit., p.29  
36 Cristo, RAE. Ver en: https://dle.rae.es/cristo (16-06-2023)  
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El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
vimiento a los tullidos. Por la mansedumbre vuelve santos a los peca-  
dores, humedece con lágrimas celestiales a los ojos enjutos del vicio, y  
cura ese horrible mal de la prostitución sin más que una sonrisa: son-  
risa de lástima, de benevolencia, de promesa. Sonrisa milagrosa, son-  
risa eterna, que formándose de un rayo de luz en el seno de la gloria,  
atraviesa invisible el universo, y viene a estamparse en los labios del  
que sonríe y con ella hace virtudes... ¿Quién alcanzaría, pues, a imitar  
al que por el amor, la mansedumbre, la terneza, la caridad hace cosas  
tantas y tan grandes? Los que sienten en el pecho más fuerza de virtud,  
no le imitan; procuran imitarle; y esto es ya lo sumo de santidad en la  
humana criatura.37  
Erudición y Tolerancia: Montalvo es un teólogo especial  
alma ortodoxa y pensamiento heterodoxo como lo llamó Emilia Pardo-  
38  
Bazán. Es decir, era un teólogo cristiano erudito pero abierto y to-  
lerante con otras religiones y culturas a las que incluso citaba  
apropiadamente en su tarea de instruir mostrándose versado en va-  
rias religiones. Veamos algunos ejemplos de su tolerancia y erudición  
religiosa:  
Sobre el fanatismo: (...) Dicen que ellos gozan del monopolio de la ver-  
dad (curas católicos). Los indios asiáticos dicen también que ellos po-  
seen la verdad exclusivamente. Los mahometanos, ellos son dueños de  
la verdad; los judíos, no la ceden a ninguna otra secta. Y entre tanto la,  
verdad, gran ser invisible, no se revela ni se manifiesta sino al filósofo,  
al pensador, al sabio, al que a fuerza de virtud y pureza de alma se  
pone en contado con la, divinidad, dilata la vista por las oscuridades  
39  
eternas de la creación, y adivina tal cual secreto del universo.  
Sobre el Islam: (...) Mahoma ha reunido a María, hermana de Moisés,  
María, madre de Dios, Cadijah su esposa, Játima su hija, y las ha lla-  
mado las cuatro mujeres perfectas. Vosotros, cristianos de por ahí, to-  
maríais por los cabellos a Játima y Cadijah, y sin averiguar su  
3
3
3
7 Juan Montalvo, “Lección al pueblo nº 10”, El Regenerador, Imprenta de La Juventud, Quito,  
1
899, pp.71-73 Ver en: https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/handle/10469/10424  
(05-11-2022)  
8 Andrea Ayala Flores, “Emilia Pardo Bazán y Juan Montalvo a través de la correspondencia”,  
La Tribuna. Cadernos de estudos da Casa Museo Emilia Pardo Bazán, núm. 003, s/f, p.101. Ver  
en: https://revistalatribuna.gal/index.php/Tribuna/article/view/42/42 (24-05-2023).  
9 Juan Montalvo, Mercurial Eclesiástica: libro de las verdades, Edición de la Casa de Montalvo,  
Ambato-Ecuador, 1907, p. 47.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
229  
Xavier Chiriboga Maya  
naturaleza, sin meteros a consultar al Juez Supremo si eran buenas o  
malas, las aventaríais al infierno, tan solamente porque eran esposa e  
hija de Mahoma. Este ha hecho lo contrario; ha tomado a la hermana  
de Moisés y a la madre de Jesús y las ha puesto como las dos primeras  
mujeres cabales. Hacéis pues al verdadero profeta menos magnánimo,  
40  
menos benigno, menos perdonador que al falso profeta.  
Sobre Filosofía Grecorromana: Juan Montalvo era un erudito  
en filosofía grecorromana. Hay infinidad de estudios de Montalvo  
41  
como filósofo; luchaba con sus libros e ideas contra el oscurantismo  
de su época, por hacer entender al pueblo que Dios no es patrimonio  
de ninguna religión, y que también ha estado presente en el corazón  
de los grandes filósofos de la antigüedad. Este hecho es importante,  
porque de él se tomaban los sacerdotes y conservadores recalcitran-  
tes para llamarlo hereje e impío en sus homilías; además porque de-  
bido a su amor y erudición nació, en sus seguidores, la idea de  
construir su mausoleo en estilo grecorromano como tributo póstumo  
a quien amó el humanismo y la libertad:  
El monumento funerario o mausoleo de Juan Montalvo es una obra  
imponente por su fachada y sus columnas de piedra. En lo alto de las  
paredes interiores, a modo de cenefas, se escribieron los títulos de las  
obras relevantes de Montalvo. El conjunto está junto a la Casa de Mon-  
talvo, en la calle del mismo nombre. El arquitecto Jorge E. Mideros tra-  
bajó en esta obra, entre 1930 y 1932, por decisión del Concejo Municipal  
de la ciudad.42  
40 Juan Montalvo, “El Cura de Santa Engracia” (Episodio) en 7 tratados” en Juan Montalvo. Es-  
tudios y selecciones de Gonzalo Zaldumbide, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003, p.  
3
71. Ver en: https://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcd79n3 (24-05-2023)  
4
1 Diego Jadán-Heredia, “Juan Montalvo, Filósofo, Liberal, Romántico y Admirado por Don  
Miguel de Unamuno”, Apuntes de filosofía política e historia de las ideas, 13 de abril de 2021.  
Ver en: https://apuntesdefilosofiapoliticaehistoria.wordpress.com/2021/04/13/juan-mon-  
talvo-filosofo-liberal-romantico-y-admirado-por-don-miguel-de-unamuno/  
(
05-04-2023).  
4
2 Redacción El Comercio, “La Obra Perdura Por El Mausoleo y La Cátedra”, El Comercio, 08 de  
abril de 2012. Ver en: www.elcomercio.com/tendencias/cultura/obra-perdura-mausoleo-y-  
catedra.html (09-03-2022).  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
230  
El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
De tal forma que acudir al mausoleo, que es un museo pú-  
blico junto a la Casa de Montalvo que queda al lado es como ir a un  
templo pagano a visitar a un oráculo. Sobre la virtud antigua y la virtud  
moderna nos dice:  
(
…)Virtud fue la de Sócrates, sabiduría la de Platón. ¡Como¡ Sócrates  
enseñando y practicando el sufrimiento; Sócrates sufriendo y aconse-  
jando la pobreza; Sócrates poniendo por obra y prescribiendo la mo-  
destia; Sócrates hablando en todo caso la verdad; Sócrates humilde;  
Sócrates morigerado; Sócrates continente; Sócrates benigno, bueno, afa-  
ble ¿no fue virtuoso verdaderamente? Todo lo que Jesucristo predicó  
después, Sócrates lo predicó antes; casi todo lo que Sócrates practicó  
antes, Jesucristo lo enseño después. Si Sócrates hubiera vivido en el  
tiempo de Jesucristo, habría sido el primero, el más querido de los dis-  
cípulos, él le hubiera bautizado en el Jordán. Sí Sócrates es uno como  
profeta, en cierto modo precursor del Mesías, que han venerado todos  
los siglos, que nosotros debemos moderar, que venerarán nuestros des-  
cendientes. Filósofo sin par, hombre tan sólo inferior a Jesús, alma su-  
blime, ¡Sócrates! (…)43  
En conclusión, estos pasajes muestran que Montalvo no era  
ateo ni anticlerical sino que más bien era un teólogo cristiano erudito  
como se ha propuesto. Montalvo habla también de los padres de la  
iglesia, de los santos, de los profetas, del infierno, de la Providencia,  
de la cruz, de la otra vida y muchos temas más que dan fe de un co-  
nocimiento amplio del cristianismo.44  
Mística de Juan Montalvo  
Lo más desconcertante de la exploración teológica de la obra  
montalvina es que se llega a descubrir, que no sólo era un teólogo  
erudito, sino que va mucho más allá, era también un profundo mís-  
tico. Según la RAE un Místico es: “El Estado de la persona que se dedica  
mucho a Dios o a las cosas espirituales. Es un estado extraordinario de per-  
fección religiosa, que consiste esencialmente en cierta unión inefable del  
4
4
3 Juan Montalvo, El Cosmopolita… óp. cit. p. 116.  
4 Xavier Chiriboga Maya, El Evangelio…op. cit.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
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Xavier Chiriboga Maya  
alma con Dios por el amor, y va acompañado accidentalmente de éxtasis y  
45  
revelaciones”.  
El Amor de Dios: La parte fundamental de la mística es la  
unión inefable del alma del individuo con Dios por el amor”. La Mística  
es un fenómeno erótico similar al amor entre humanos, pero con una  
calidad superior. Como bien lo explica Platón en el Banquete o Sobre  
el Amor donde trata el desarrollo evolutivo erótico desde el amor  
46  
por lo material hasta el amor por Dios. Entre los grandes místicos  
cristianos se hallan monjes y santos, la santidad es el grado máximo  
4
7
de la mística Algunos de ellos nos han dejado joyas literarias, de  
ese inefable Amor de Dios como San Juan de La Cruz o Santa Teresa  
48  
de Ávila Este tipo de experiencia personal, emocional, por su com-  
49  
plejidad, sólo puede describirse sí se la ha vivido; sobre el amor de  
Dios Montalvo dice:  
(...) Hermanos míos, el asunto de que voy a tratar es el más vasto, fe-  
cundo, tierno y respetable de cuantos se pueden ofrecer a la palabra.  
Amor de Dios es afección compuesta de todas las afecciones puras,  
amor de Dios es conjunto de virtudes y bellezas que por sí solo com-  
pone el mundo invisible que en armonioso mutismo está girando en  
la órbita de los espíritus celestiales (...) Poesía es un vehemente amor  
de Dios. Los antiguos simbolizaron las pasiones en esos genios o dei-  
dades que llamaron Musas: el numen o inspirador supremo es el amor,  
amor de dios. Porque amor de dios es amor a la verdad, amor a la vir-  
tud, amor al prójimo, amor a la naturaleza. El reinado del amor no tiene  
fin. Et regni ejus non erit finis. (…) El amor de Dios convierte el fierro  
45 RAE, Misticismo. Ver: https://dle.rae.es/misticismo (25-04-2023).  
46 Platón: El Banquete, Abstract, s/f. Ver en: https://www.getabstract.com/es/resumen/el-ban-  
quete/31733 (25-04-2023).  
4
7 Mauxi García, “La Experiencia Mística y la Santidad”, Academia.edu, s/f. en: https://www.  
academia.edu/7054460/La_Experiencia_M%C3%ADstica_y_la_Santidad (12-04-2023).  
8 Antonio Garrido, La poesía mística. Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz -Gobierno de Es-  
paña, s/f, Ver en: http://descargas.pntic.mec.es/recursos_educativos/It_didac/Leng_ESO  
4
/3/08/04_lirica_renacentista_religiosa/la_poesa_mstica_santa_teresa_de_jess_y_san_juan_  
de_la_cruz.html  
4
9 Steven Bermúdez, “Las emociones y la teoría literaria. Un encuentro enriquecedor para la  
comprensión del texto literario”, En-claves del pensamiento, año IV, núm., 8, julio-diciembre  
2
010, pp. 147-167, 2010. Ver en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3433774.pdf  
(24-05-2023).  
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El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
en oro, el pedernal en diamante, el hielo en fuego. El amor de dios des-  
ciende sobre los escogidos, y de gentiles hace cristianos, de perversos  
santos, de esbirros mártires. El amor de dios purifica las entrañas, cura  
las llagas del pecho y concilia una tal sensación de bienestar, que es  
como una vaga sospecha de la bienaventuranza infinita. El amor de  
dios enciende, consume, anonada. Ved esa mujer puesta de rodillas,  
las manos en el pecho, la frente arriba, los ojos clavados en el cielo. No  
hay vida en ella: sus miembros han perdido el movimiento, sus carnes  
la sensibilidad: ni ve con la vista, ni oye con el oído: esa mujer está en-  
cendida en el amor de Dios, consumida, anonadada por él, es Teresa  
de Jesús en éxtasis, esto es, en arrebatos de amor, amor de dios. Está  
50  
velando y orando para la eternidad. Vigilate et orate.  
La Noche Oscura Del Alma: Igualmente se ha podido hallar  
en los escritos de Montalvo, otro fenómeno místico conocido como:  
La Noche Oscura Del Alma, que se refiere a las crisis espirituales y fí-  
sicas que sufren los místicos. Sánchez señala que: A pesar de que esta  
frase se utiliza en ámbitos espirituales y religiosos de distinta índole,  
se ha hecho especialmente presente en la religión cristiana. La noche  
oscura del alma es una crisis espiritual y de identidad que se resuelve  
51  
cuando el sujeto encuentra a Dios. Santa Teresa de Ávila, así lo re-  
fiere: “Ni yo gozaba de Dios ni traía contento en el mundo. Cuando estaba  
en los contentos del mundo, en acordarme lo que debía a Dios era con pena;  
cuando estaba con Dios, las aficiones del mundo me desasosegaban; ello es  
una guerra tan penosa, qué no sé cómo un mes la pude sufrir, cuanto más  
52  
tantos años”.  
Este fenómeno es producto de la ambivalencia del alma hu-  
mana, por su doble naturaleza, animal y espiritual. Por ello, dice  
Rousseau: “Los héroes no son tales porque sus virtudes son sin mancha  
53  
sino porque tienen virtudes y vicios brillantes”. Esto último explica por-  
50 Juan Montalvo, “Páginas olvidadas”, Revista del Colegio del Rosario, Vol.16, núm.154, pp.232-  
2
34. Ver en: repository.urosario.edu.co/server/api/core/bitstreams/edaa6422-316f-49c2-  
a2ca-dbba05db12b0/content (24-05-2023).  
5
5
1 Gema Sánchez, “La noche oscura del alma”, La mente es maravillosa, 14 de diciembre de  
2
021. En: https://lamenteesmaravillosa.com/la-noche-oscura-del-alma/ (06-12-2022).  
2
CIPE, No Estamos huecas Por Dentro, Cipecar, 07 de enero de 2014. Ver en:  
https://cipecar.org/maestros-de-oracion/santa-teresa-de-jesus/celebraciones-y-vigilias-te-  
resianas/no-estamos-huecas-por-dentro/ (28-03-2023).  
53 Academia Ecuatoriana de la Lengua, Memorias de la Academia Ecuatoriana correspondiente de la  
española, Temas1-2. Imprenta del Clero, 1884.  
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Xavier Chiriboga Maya  
que a pesar de su espiritualidad se le atribuían algunos vicios como  
la soberbia y la ira. El mismo maestro nos lo cuenta:  
Afable soy con la inocencia, afable con la honradez, afable con el honor,  
afable con la hermosura, afable con la naturaleza, afable con la desgra-  
cia: díganlo mujeres, niños y pobres, díganlo las mariposas del prado,  
las flores del campo y las aves de los árboles; digan si soy afable y me  
hago a su compañía. Mis visitas casi son todas infantiles; mi soledad  
la interrumpen con más frecuencia niños que hombres. Venid a mí los  
Párvulos. Pero soy un demonio, el mismo demonio, con pícaros, trai-  
dores, ladrones, indignos, hipócritas, avarientos, viles, mentirosos; a  
todos los mato con el odio o el desprecio. No me hagan nunca Presi-  
dente mis compatriotas, porque les vendrá todo junto como al perro  
los palos...54  
Pero tengo un compañero invisible que me sigue a todas partes; cuando  
amo se llama amor; cuando siento un gozo incomprensible se llama  
alegría; cuando lloro se llama lágrimas; cuando me esfuerzo se llama  
consuelo. Este amigo es bello, puro, amable: este amigo me lo manda  
Dios. Cuando aborrezco se llama odio; cuando grito, maldición;  
cuando amenazo, soberbia; cuando desprecio, vanidad; cuando cas-  
tigo, venganza. Este compañero es feo, negro, horrible; me lo envía el  
55  
enemigo; con él me estoy muy poco; le quiero más al otro.  
La muerte de Juan Montalvo  
Un elemento importante para colegir que Montalvo era un  
adiestrado místico es que antes de su muerte sufrió una terrible ci-  
rugía y no permitió ser anestesiado y no movió un solo músculo;  
dando muestra de un dominio sobre el dolor digno de un avanzado  
maestro yogui de la India. Según la RAE un Yogui es: “un asceta hindú  
seguidor del sistema filosófico del yoga. Persona que practica los ejercicios  
56  
físicos y mentales del yoga”. Y el Yoga es: “un conjunto de disciplinas  
físico mentales originales de la India, destinadas a conseguir la perfección  
espiritual y la unión con lo absoluto”.57  
54 Juan Montalvo, Paginas Desconocidas, Cultural, La Habana, 1936, p.128. Ver en: http://repo  
sitorio.casadelacultura.gob.ec/handle/34000/140.  
5 Ibíd., p. 155.  
6 Rae, yogui. En: https://dle.rae.es/yogui?m=form (07-05-2023).  
7 Ibíd.  
5
5
5
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El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
Montalvo se encontraba exiliado en París desde 1881, había  
salido del Ecuador en 1879 autoimponiéndose el último destierro,  
Sus últimos días dejaremos que los relate el sabio historiador vene-  
zolano, Rufino Blanco-Fombona:  
(...) En la primavera de 1888, a causa de un brusco cambio de tempe-  
ratura sufrió de una grave afección pulmonar que lo mantuvo postrado  
durante más de un mes (…) Ya en la sala de operaciones, en momentos  
en que los médicos se preparaban para anestesiarlo reaccionó valero-  
samente y dirigiéndose a ellos les dijo: ¡No… En ninguna ocasión de  
mi vida he perdido la conciencia de mis actos. No teman ustedes que  
me mueva. Operen como si la cuchilla no produjera dolor.  
El señor Yerovi su amigo, que presenció la operación, expone que esta  
consistió en levantar dos costillas de la región dorsal, después de cor-  
tar en una extensión de un decímetro, las partes blandas de la región;  
dar la mayor dilatación a la herida, mediante pinzas que recogen carnes  
sangrientas, y luego colocar algo como una bomba que tiene el doble  
objeto de aspirar los productos del foco purulento e inyectar líquidos  
antisépticos” …Todo esto duró, agrega Yerovi, cosa de una hora; mien-  
tras tanto el enfermo no había exhalado una queja…  
Desgraciadamente la operación resultó inútil, pues la enfermedad  
había tomado casi totalmente su organismo, por lo que ese mismo día,  
presintiendo que se acercaba su hora final, pidió ser llevado a su casa.  
Al día siguiente le llevaron un sacerdote, y cuando éste le invitó a con-  
fesarse, repuso: “No padre, yo no creo en la confesión”… “Piense usted  
bien -respondió el religioso-, comprenda que va a presentarse delante  
del Creador…” “Padre -contestó Montalvo- estoy en paz con mi razón  
y con mi conciencia: puedo tranquilo comparecer ante Dios…”, y poco  
tiempo después añadió: “En mi enfermedad, ni Dios ni los hombres  
me han fallado…” Ante esta situación, el sacerdote se retiró dejándolo  
solo...  
Poco tiempo después de llegar sus tristes claveles exhalaba el último  
aliento. Era el 17 de enero de 1889. Murió en el cuarto piso de la casa  
número 26, rue Cardinet. Así, miserable y altivo, se extinguió aquel  
claro cerebro; así se rompió una de las más proceras plumas de Amé-  
rica.5  
8
58 Cfr. R. Blanco F.- América Libre, Vol. 3 p. 193). Efrén Avilés, “Juan Motalvo”, Enciclopedia  
del Ecuador. En: https://www.enciclopediadelecuador.com/juan-montalvo-2/ (07-05-2023)  
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Xavier Chiriboga Maya  
En conclusión, El poder de autocontrol de Montalvo sobre el  
dolor nos indica que manejaba alguna técnica de autodominio  
mente-cuerpo; más las referencias en sus ensayos, sobre el poderoso  
Amor de Dios y la tremenda Noche Oscura del Alma; experiencias en  
común a todos los místicos. Demuestran que la hipótesis propuesta  
de que Montalvo era un místico es afirmativa.  
La persecución de la iglesia  
Montalvo tuvo muchos enemigos entre los políticos, la so-  
ciedad conservadora y la oligarquía de la época. Entre ellos, a la Igle-  
sia Católica, que por su poder sobre la psicología humana fue la  
principal. El único laico que se incluye en este estudio teológico, es  
Gabriel García Moreno, porque a finales del siglo XIX el Ecuador  
bajo su puño de hierro era prácticamente una teocracia; además, su  
figura juega un papel fundamental en la posterior persecución al  
maestro.  
García Moreno fue presidente en los períodos: 1861-1865 y  
869-1875, Fernández y Tamaro señalan que: “Durante su mandato  
1
prosperaron las grandes obras públicas y se reformó la enseñanza, pero im-  
puso un régimen autocrático, suprimió la libertad de prensa e instituyó tri-  
59  
bunales eclesiásticos”. Fue su principal enemigo debido a su propia  
valía intelectual, política e incluso, paradójicamente religiosa. De él  
Montalvo había escrito al compararlo con los tiranos ineptos que le  
continuaron: “¡García Moreno! ¡Qué hombre! Este sí: ¡qué Hombre! ¡Na-  
cido para grande hombre, sujeto de grande inteligencia, tirano sabio, jayán  
de valor y arrojo increíbles, invencionero, ardidoso, rico en arbitrios y ex-  
60  
pedientes, imaginación socorrida, voluntad fuerte, ímpetu vencedor”.  
La muerte de García Moreno provocó un cisma en el Ecuador  
y, a partir de él, llegaron al poder gobernantes como Vintimilla, Bo-  
5
9 Tomás Fernández, Elena Tamaro, “Biografía de Gabriel García Moreno”, Biografías y Vidas.  
La enciclopedia biográfica en línea, Barcelona, España, 2004. Ver en: https://www.biogra  
fiasyvidas.com/biografia/g/garcia_moreno.htm (25-04-2023).  
60 Administración Españoles de Cuba. “La mejor defensa de García Moreno la hicieron sus ene-  
migos”, Españoles de Cuba.info, 6 de agosto de 2020. Ver en: https://espanolesdecuba.info  
/la-mejor-defensa-de-garcia-moreno-la-hicieron-sus-enemigos/ (22-05-2023).  
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El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
rrero, y otros políticos más: ya ineptos, ya corruptos, ya desafectos  
de amor por la patria; jamás sus enemigos tan solo fueron sus perse-  
guidores. Pero la iglesia católica acrecentó el acoso una vez muerto  
61  
El Santo del Patíbulo. Lo hizo con caudillos y personajes importantes  
como el obispo alemán Pedro Schumacher, gran enemigo del libera-  
lismo que llegó a Quito en diciembre de 1872, para hacerse cargo del  
seminario. Fue nombrado después Obispo de Portoviejo; sobre este  
curioso personaje Efrén Avilés señala:  
Después del asesinato de García Moreno por su talento y por su carác-  
ter inquebrantable, se lo llamó El Espíritu de García Moreno. Trajo de  
Europa a capuchinos y oblatos y a numerosas monjas; fundó en Porto-  
viejo dos seminarios, uno para jóvenes con vocación religiosa y el otro  
para estudiantes de filosofía; adquirió una moderna máquina impre-  
sora con la que publicó numerosas pastorales, y propagó la fe cristiana  
en todos los pueblos de su jurisdicción. A petición de la Asamblea Na-  
cional Constituyente y del Presidente, Dr. José María Plácido Caamaño,  
el 15 de septiembre de 1884 se lo nombra Obispo de la diócesis de Por-  
toviejo. Inmediatamente se trasladó y la encontró destruida y amagada  
por las montoneras y guerrillas liberales. Un año más tarde el presi-  
dente Caamaño le envió un insólito comunicado al Gobernador de Ma-  
nabí, por medio del cual le ordenaba que se someta en todo a las  
órdenes del obispo Schumacher, con la seguridad de que sólo con el  
carácter y la voluntad de éste sería posible controlar los movimientos  
62  
revolucionarios que azotaban a la provincia.  
Este obispo era un verdadero caudillo de corte militar; trajo  
decenas de curas y monjas de Alemania para la educación y la pas-  
toral, también trajo una imprenta e hizo muchas obras materiales.  
Principalmente, el obispo se convirtió en el brazo político-militar del  
conservadorismo en Manabí, la tierra de Alfaro, por lo que esta pro-  
vincia estaba plagada de montoneras. Efrén Avilés señala que: “In-  
clusive cuando estalló la guerra contra la revolución alfarista de 1895 peleó  
6
1 Benjamín Carrión, García Moreno El Santo del Patíbulo, (1959).  
Fondo Cultural Económico. En: https://biblioteca.casadelacultura.gob.ec/cgi-bin/koha/  
opac-detail.pl?biblionumber=8082  
62 Efrén Avilés, “Schumacher Pedro”, Enciclopedia del Ecuador, s/f. En: https://www.enciclo pe-  
diadelecuador.com/pedro-schumacher/ (10-02-2023).  
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al lado del coronel Ricardo Cornejo. Derrotado por Alfaro, el obispo partió  
rumbo a Colombia de donde nunca más volvió (...) Pero se conocen dos libros  
más suyos: “El liberalismo confundido con sus doctrinas falsas y sus obras  
63  
malas” (1897). “Con Dios, por la religión y la patria” (1900)”.  
A pesar de ser un hombre acción, el obispo Schumacher se  
dio tiempo de mostrar sus dotes intelectuales al escribir un libro pre-  
cisamente para insultar a Montalvo la obra se titula: “¿Teocracia o De-  
6
4
mocracia? ¿Cristo o Lucifer? ¿Quién vencerá?. En este libro constan  
los vituperios contra Montalvo en estos términos:  
Pero vamos a la cuestión de la “gloria nacional”. ¿Lo será de veras un  
Juan Montalvo? ¿Un hombre sin carrera, sin oficio ni beneficio, un mal  
casado, que dejó a su infeliz mujer abandonada, para vivir en la hol-  
gazanería y a expensas ajenas?... ¿Un infatuado pedante, cuya lectura  
es cansada hasta no más, cuando presume escribir Filosofía, o probar  
que él y sólo él es el escritor de monta, el hércules literario de la Amé-  
rica española, como lo hace en sus pesados “tratados” (...)?  
Al respecto, Albornoz satiriza: “Por poco no dice que los escritos  
del diminuto Voltaire de Ambato –así le llama– son de mano también de  
65  
Lucifer”. Pero el perseguidor más conocido es Ignacio Ordoñez, Ar-  
zobispo de Quito del 3 de julio de 1882 hasta su muerte en 1893. Per-  
seguidor de la obra más grande del maestro: Los Siete Tratados;  
asimismo, Ordoñez fue el encargado de que se incluyan las obras de  
Montalvo en el Índex De Los Libros Prohibidos Del Vaticano. La Mercu-  
rial Eclesiástica fue la respuesta de Montalvo donde Ordoñez es el  
personaje principal desenmascarado.  
A pesar de que la pugna con Montalvo venía ya desde hace  
años; quizá el motivo inminente para su condenación fue el Tratado:  
Réplica a un Sofista Pseudo-católico, según relata German Rodas:  
63 Ibíd.  
6
4 Pedro Schumacher, ¿Teocracia o democracia? ¿Cristo o Lucifer? ¿Quién ha de vencer? ¡Quien cómo  
dios!, Imprenta y librería de San Pedro, Lima, 1897. En: https://repositorio.flacsoan  
des.edu.ec/xmlui/handle/10469/9048?show=full%20 (25-02-2023).  
5 Osvaldo Albornoz Peralta, op. cit. Cfr. Pedro Schumacher, ¿Teocracia o democracia? ¿Cristo o  
Lucifer…op. cit., pp. 71-72.  
6
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238  
El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
El primer libro de Los Siete Tratados trajo un estudio titulado “Réplica  
a un sofista seudocatólico”, en el cual Montalvo desarrolló una larga  
disquisición sobre las necedades y prejuicios para que le hubieran ca-  
lificado como hereje, anticlerical y anticatólico, no sin dejar de opinar  
de forma cáustica sobre el fanatismo religioso de sus adversarios y del  
contexto social de aquellos años.66  
La condena de Ordoñez a la obra de Montalvo está incluida  
en el inciso tercero de su cuarta pastoral como obispo y reza así:  
(
…) Montalvo se muestra muy a las claras enemigo, no solamente del  
Clero, sino de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana; porque contiene  
proposiciones heréticas, máximas escandalosas y principios contrarios  
a los dogmas revelados; porque en Los Siete Tratados su autor acusa de  
error a la Iglesia Católica y reprueba el culto de las sagradas imágenes;  
porque en esa obra Montalvo habla de la eternidad de las penas del in-  
fierno, de una manera tal, que da a entender muy a las claras que no  
cree en ese dogma, o hace como sí no lo creyese, burlándose de él; por-  
que la lectura de ella no puede menos que causar grave daño a la ho-  
nestidad de las costumbres; porque el escritor dobla la rodilla ante  
nuestro Redentor, pero es para darle sacrílegas bofetadas en su rostro  
divino; porque el desgraciado escritor nos ha regalado en sus “Siete  
67  
Tratados” una nidada de víboras en cestillo cubierto de flores(…)  
Mientras que, como sabemos, Los Siete Tratados fueron elo-  
giados en Europa por gente como César Cantú o Marcelino Menén-  
dez y Pelayo. Además estos textos fueron ampliamente difundidos  
en varios países de habla castellana cuyas existencias se agotaron rá-  
pidamente por los pedidos realizados en España y en algunos países  
de América Latina; sin embargo, en Ecuador se impidió su lectura y  
su difusión. Por eso los diarios de Europa condenaron como bárbara  
aparte de injusta a la condena de Ordoñez y del gobierno ecuato-  
riano. El escritor Albornoz Peralta señala que González Suárez en su  
6
6 German Rodas Chaves, “Son libros que simulan un cesto de flores, pero a su interior esconden  
veneno”, Diario El Comercio, 23 de febrero de 2020. En: https://www.pressreader.com/ecua  
dor/el-comercio-ecuador/20200223/282226602752140 (22-05-2023)  
6
7 Xavier Chiriboga Maya, El Evangelio Según San Juan Montalvo: ética, teología y mística. Edicio-  
nes Abya-Yala, Quito, Ecuador, 2011, pp.26-27. En:https://biblioteca.casadelacultura.  
gob.ec/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=9369  
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239  
Xavier Chiriboga Maya  
calidad de secretario del obispo Ignacio Ordoñez escribió la nota al  
Vaticano solicitando que se coloque la obra de Montalvo en el índice  
de libros prohibidos. Esta información se registra así:  
Cabe señalarse que para esa época Federico González Suárez era se-  
cretario del obispo Ordoñez en Cuenca, por lo tanto, la Pastoral está  
suscrita por el obispo y su secretario. Galo René Pérez anota la cons-  
tancia del pedido del obispo Ordoñez al papa León XIII en estos tér-  
minos:  
Juan Montalvo, Siete Tratados en dos tomos. Besanzón. 1882. Decr. 19  
Dic. 1884. Pág. 274 - Índex Librorumb Prohibitorum.- Sanctissimi Do-  
mini Nostri.- Leonis XIII. Pont. Max.- Tanrini Typ. Pontificia.- Petrus  
Marietti. 1890.- Collezione Pietro Marietti. Nº 233.  
El pedido para la anotación en el Índex, como es de rigor, va acompa-  
ñado del respectivo informe. Informe erudito y bien escrito segura-  
mente, porque su redactor es monseñor González Suárez tal como  
afirma el escritor Le Gouhir en el tercer tomo de su Historia de la Re-  
pública del Ecuador. Y el sacerdote Le Gouhir, en cuestiones eclesiás-  
ticas, está muy bien informado.68  
La Pastoral cae en otras jugadas sucias, como insinuar sobre:  
el error de las malas doctrinas que inciden en los escritores” combatiendo  
así al pensamiento liberal, al naciente comunismo y otras doctrinas  
antagonistas del estatus quo. Propusieron la siguiente especulación:  
que los malos libros aparecían no solo por culpa de sus autores, sino de “los  
69  
comerciantes de los impresos y de los trabajadores de las imprentas”. Ce-  
rrando de esta manera las imprentas, los auspicios editoriales y el  
porvenir económico de Montalvo que a pesar de su enorme éxito en  
el exterior murió en la pobreza. Cuando murió todo su dinero no le  
alcanzó sino para comprar trece claveles que adornaron su féretro.  
Los sacerdotes cumplían con la orden de recitar las pastora-  
les o encíclicas durante la misa, actuando con espíritu de cuerpo por  
su voto de obediencia, muy posiblemente, sin siquiera leer a Mon-  
talvo. Esto explica por qué sacerdotes de la talla intelectual de Mons.  
Federico González Suárez, historiador, arqueólogo, y sabio fue parte  
6
6
8 Oswaldo Albornoz Peralta, op. cit.  
9 German Rodas Chaves, op. cit.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 217–245  
240  
El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
de la persecución, ya que escribió en la revista “La República del Sa-  
grado Corazón de Jesús”; dirigida por él mismo, en el año de 1890, la  
siguiente información donde se presta para la incautación de libros,  
en un neto acto de intolerancia:  
Ha sido últimamente puesto en el índice de los libros prohibidos, por  
orden de su Santidad, el tercer tomo de “El Espectador” de nuestro  
desdichado compatriota D. Juan Montalvo. Justifica de sobra esta con-  
denación la descarada apología del duelo o desafío que se encuentra  
en la última publicación del célebre escritor ambateño. Con esta noticia  
tomada de fuente oficial, esperamos que los que poseen el mentado  
tomo se apresuren a entregarlo en manos de la respectiva Autoridad  
eclesiástica.70  
Otro enemigo eclesiástico famoso fue Mons. Pedro Rafael  
González y Calisto, arzobispo de Quito, nació en Quito el 24 de oc-  
tubre de 1839, sus padres legítimos, el coronel José Miguel González  
almirante, chileno, ministro de Estado en el Ecuador y María Calisto  
y Arteta de familias guayaquileñas y quiteña adherida al realismo  
71  
español, fue su padrino el presidente Juan José Flores. Como se ve  
el obispo González y Calisto fue miembro de la más alta oligarquía  
conservadora y personifica a la perfección el maridaje que existía  
entre la oligarquía más alta y la iglesia católica. De su relación con  
Montalvo se expone lo siguiente:  
En el año de 1897. No se trata en esta ocasión de una nueva condena,  
sino de un acto de vigilancia y previsión. En Octubre del propio año,  
comunica Monseñor González Calisto a Monseñor González Suárez  
que: ...por datos de personas respetables, tiene conocimiento que el Go-  
bierno proponía declarar texto obligatorio de lectura, para los niños de  
las escuelas, un libro que, con el título de Trozos Escogidos de Mon-  
talvo contenga varios artículos de ese autor y de los peores, tomados  
en su mayor parte de las obras del autor puestas en el Índice. Con el  
objeto de conjurar este mal me dirigí a un alto funcionario del Go-  
bierno; más, como no he recibido respuesta, y, al contrario, hubiese lle-  
70 Ibíd.  
7
1 Rodolfo Pérez, “González Calisto Pedro Rafael, Diccionario Biográfico Ecuatoriano. En  
https://rodolfoperezpimentel.com/gonzalez-calisto-pedro-rafael/ (09-03-2023).  
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241  
Xavier Chiriboga Maya  
gado a saber que continúa la impresión del libro; he creído oportuno  
hacerlo saber a V. S. Ilmo. y Roma, para que, apercibido de este peligro,  
adopte las medidas que estime convenientes, sea por medio de una de-  
claración a los fieles, de la censura ya existente en lo tocante a los artí-  
72  
culos condenados, sea con la prohibición episcopal de todo el libro.  
Al analizar la persecución de la iglesia a Montalvo se deduce  
que esta no se debió a asuntos doctrinarios teológicos de fondo sino  
a odio personal y político. Pero eso no se le decía al pueblo en las  
iglesias; ahí se enseñaba que Juan Montalvo era un demonio y un  
hereje; un antropófago, precisamente bajo este epíteto escribió Mon-  
talvo un ensayo defendiéndose y atacando el texto escrito por Mon-  
73  
talvo fue: El Padre Lachaise-El Antropófago ; además, se amenazó con  
excomunión a quien lo leyera; de allí que, en las iglesias, se decomi-  
saron sus libros.  
Hay que comprender la dimensión de este hostigamiento,  
cuya finalidad era envenenar la mente de los católicos, mentir al pue-  
blo llano contra Juan Montalvo y contra su obra. Incitando al fana-  
tismo religioso al mismo pueblo por cuyo desarrollo físico y  
espiritual luchó el maestro con su vida.  
Sin embargo, debemos reconocer que mejores tiempos han  
venido y los sacerdotes han vuelto a los seminarios por vocación y  
no por profesión y eso es un cambio cualitativo importante. En  
cuanto al odio contra Montalvo. El fanatismo ha cesado, pero aún  
queda el recuerdo y el arquetipo, en las viejas oligarquías y en las  
viejas clerecías. Mientras el pueblo vaga en la ignorancia.  
Conclusiones  
En este ensayo hemos llegado a las siguientes conclusiones:  
La respuesta a la hipótesis es afirmativa: Juan Montalvo era  
un teólogo erudito y un místico profundo. Al analizar al hombre en  
72 Oswaldo Albornoz, óp. cit. Cfr. Luis Robalino Dávila, Eloy Alfaro y su primera época, Tomo II,  
Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1969, p. 739.  
73 Juan Montalvo, El padre Lachaise-el Antropófago, Pío XII, Ambato, 1997.  
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242  
El teólogo y místico Juan Montalvo  
y la persecusión de la Iglesia en el siglo XIX  
su conjunto, la erudición de Montalvo en teología, sus libros y as-  
pectos de su vida como su vida frugal o su extraña muerte suman  
para confirmar la hipótesis de su misticismo.  
La hipótesis planteada se evidencia con la bibliografía y frag-  
mentos de los escritos de Juan Montalvo presentados a lo largo del  
ensayo.  
En cuanto al objetivo de conocer el por qué de la persecución  
de la iglesia. Concluimos que Montalvo fue perseguido por discre-  
pancias personales y odio político. No por aspectos teológicos. Mon-  
talvo fue perseguido por el clero por su pensamiento y militancia  
liberal, por reclamar honestidad a las autoridades, por reclamar res-  
peto a la consagración religiosa a los malos sacerdotes. Sus reclamos  
eran fulminantes y públicos. Finalmente, se le atribuía la autoría  
moral del asesinato de García Moreno.  
Através del ensayo quedan demolidos los arquetipos de ateo  
y anticlerical y se ha demostrado que Montalvo es un maestro espi-  
ritual.  
Los textos demuestran que la iglesia católica del siglo XIX  
persiguió con vileza a Montalvo excomulgándolo e incluyendo sus  
obras en el Índex de Libros Prohibidos del Vaticano. Además de ame-  
nazar al pueblo con excomunión sí los leían y a las imprentas sí los  
publicaban, muestran que desde el pulpito se ejerció una fuerza psi-  
cológica en la sociedad ecuatoriana casi analfabeta del siglo XIX.  
Este ensayo revisa algunos aspectos de la literatura, historia  
y teología del Ecuador; aporta con el enfoque místico y teológico de  
Montalvo que permitan realizar estudios posteriores más profundos  
sobre el ámbito filosófico, psicológico y teológico. Vale la pena con-  
siderar que Montalvo salió victorioso de esta dura batalla intelectual  
expuesta con maestría en su obra Mercurial Eclesiástica: libro de las  
verdades.  
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243  
Xavier Chiriboga Maya  
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1
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245  
BOLETÍN DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
Vol. CI – Nº. 209  
enero–Junio 2023  
LA MUJER EN EL SISTEMA CACICAL  
EN LA COSTA PACÍFICA DEL ECUADOR  
1
Libertad Regalado2  
Resumen  
La posición de las mujeres como cacicas o lideresas no era  
común en todos los pueblos precolombinos; sus roles, derechos y  
responsabilidades podían variar según la región y la época en que  
vivían. Esta investigación pretende determinar que la mujer en el  
sistema cacical precolombino y en el primer siglo de la colonia en la  
costa ecuatoriana no solo ejercía el poder como los hombres; sino  
que, además, como lideresa tenía la capacidad para imponer su vo-  
luntad al poder externo. Para dar respuesta a esta hipótesis se pro-  
cedió a la observación de objetos arqueológicos de los diferentes  
periodos precolombinos establecidos en el Ecuador; a la revisión de  
documentos inéditos de archivos históricos, de investigaciones y ar-  
tículos científicos y libros publicados por historiadores e investiga-  
dores. A partir del análisis de los elementos iconográficos se pudo  
apreciar símbolos de poder y jerarquía en las representaciones feme-  
ninas prehispánicas; de la revisión documental, deducir la impor-  
tancia del elemento femenino en la organización y manejo público;  
las estrategias de resistencia, negociación que usaron para adaptarse  
1
2
Recibido: 11-05-2023 // Aceptado: 27-06-2023  
Miembro Numerario de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, pedagoga, escritora,  
investigadora. Tiene diplomados en Lengua y Literatura. Es Magíster en Administración de  
Empresas y Doctora en Ciencias Pedagógicas. Ha escrito libros, artículos científicos y trabajos  
relacionados con historia, manifestaciones culturales inmateriales de los pueblos de la costa  
ecuatoriana. Ha sido docente en la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí,  
Coordinadora de la gestión académica de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, ha tra-  
bajado en varias consultorías y participado en congresos nacionales e internacionales. En el  
2
020, la Asamblea Nacional del Ecuador le otorgó la condecoración: Dra. Matilde Hidalgo de  
Prócel. correo: lire2653@gmail.com  
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247  
Libertad Regalado  
a las nuevas exigencias de la corona española y poder mantener su  
estatus de cacicas a través de: la sucesión y autonomía femenina, la  
dualidad como atributo de la autoridad, la viudez como una forma  
de conseguir su autonomía y el reconocimiento de los privilegios por  
ser parte de las familias cacicales.  
Palabras clave: sistema cacical, cacica, poder y linaje femenino, au-  
tonomía femenina, relaciones de género.  
Abstract  
The position of women as cacicas or leaders was not com-  
mon in all pre-Columbian peoples; their roles, rights and responsi-  
bilities could vary according to the region and the time in which they  
lived. This research aims to determine that women in the pre-Colum-  
bian cacical system and in the first century of the colony on the Ecua-  
dorian coast not only exercised power like men; but, in addition, as a  
leader she had the ability to impose her will on external power. To  
respond to this hypothesis, we proceeded to the observation of ar-  
chaeological objects from the different pre-Columbian periods esta-  
blished in Ecuador; the review of unpublished documents from  
historical archives, of investigations, scientific articles and books pu-  
blished by historians and researchers. From the analysis of the icono-  
graphic elements, it was possible to appreciate symbols of power and  
hierarchy in pre-hispanic female representations; of the documentary  
review, deduce the importance of the feminine element in the orga-  
nization and public management; the resistance strategies; negotia-  
tion that they used to adapt to the new demands of the Spanish crown  
and to be able to maintain their status as cacicas demand rights  
throught: succession and female autonomy, duality as an atribute of  
authority, widowhood as a way to achieve their autonomy and the  
recognition of the privileges of being part of the cacical families.  
Keyword: cacical system, cacica, power and feminine lineage, female  
autonomy, gender relations.  
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248  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Introducción  
El objetivo de esta investigación es buscar datos que ayuden  
a verificar si las mujeres a más de tener un poder igual que los hom-  
bres, hicieron uso de este, para oponerse a las imposiciones foráneas;  
para los cual es necesario develar que eran los cacicazgos, cómo es-  
taban organizados, quiénes lideraban estos espacios de poder pre-  
colombinos. En la organización política territorial indígena  
3
denominada señorío, los cacicazgos eran las subdivisiones de estos  
espacios regionales, “cuyo poder era hereditario, centrado en un individuo  
que ocupaba un espacio dado por la especialización que alcanzaron sus an-  
tecesores (…) son sociedades que producen excedentes que son centralizados  
4
y redistribuidos”. Estos, se encontraban en muchas civilizaciones y  
culturas indígenas de Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica  
como los aztecas, los mayas, los incas y en culturas precolombinas  
de la costa colombiana, ecuatoriana y peruana.  
En los estudios que se han realizado sobre este tipo de es-  
tructuras sociales, los investigadores han concluido que los cacicaz-  
gos eran sociedades altamente organizadas dentro de un señorío con  
una burocracia y un sistema legal complejo; mientras que en otros  
eran sociedades más simples basadas en la agricultura, caza y pesca:  
de igual forma concuerdan que los caciques eran líderes que gober-  
naban una comunidad o territorio específico en los pueblos amerin-  
dios y que tenían el control sobre la vida económica, social y religiosa  
de su pueblo, quienes eran elegidos por el pueblo, mientras que en  
otras eran designados por linaje o herencia. En general, su poder es-  
taba limitado por una serie de tradiciones y normas culturales, y de-  
bían gobernar en consulta y colaboración con otros caciques del  
Señorío y líderes y consejeros de la comunidad.  
Si bien en general los caciques eran hombres, en algunas cul-  
turas indígenas, por múltiples referencias citadas y revisadas en el  
3
Los señoríos eran sociedades con un nivel de desarrollo socioeconómico basado en la redistri-  
bución con un centro permanente de coordinación con la presencia de un jefe (cacique princi-  
pal) con manejo jurisdiccional. En: Libertad Regalado, Indigenismo e identidad en Manabí,  
Abya-Yala, 2016, p. 86  
4
Libertad Regalado, Indigenismo…op. cit., p. 111.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
249  
Libertad Regalado  
transcurso de esta investigación relacionadas con crónicas, estudios  
históricos, antropológicos y de piezas arqueológicas, se puede de-  
ducir que las mujeres también podían tener un papel importante en  
la vida política y social, como el caso de los caras (Bahía), tosaguas,  
chonos, manteños y huancavilcas en la Costa del Ecuador, lugares  
donde las mujeres tenían roles importantes en la vida política y so-  
cial, y podían ocupar posiciones de liderazgo y ejercer un dominio  
económico y político en sus dominios. Pero no solo esto; se eviden-  
cia, además, la existencia de mujeres que no solamente ostentaban  
el poder, sino que tenían libertad para demandar y oponerse a que  
otros decidieran en su vida privada.  
En el proceso de análisis de esta investigación se ha plan-  
teado preguntas que hacen posible un hilo conductor: ¿cuáles son  
los orígenes del poder femenino en los pueblos primitivos?, ¿cómo  
era la estructura de poder en la época prehispánica?, ¿el linaje y el  
poder eran consustanciales en la jerarquía administrativa?, ¿esta je-  
rarquía tenía estrecha relación con la actividad que desarrollaban las  
personas?  
Para contestar estas preguntas se leyeron diversos estudios  
relacionados con el tema propuesto, entre ellos: estructura de poder  
en los pueblos antes de la llegada de los españoles; mujeres y puestos  
de jerarquía en la administración; jerarquía y relación con la activi-  
dad que desarrollaban las personas. Uno de ellos es el de María Ros-  
tworowski quien señala la importancia del elemento femenino en el  
gobierno de ciertos territorios, ubica como ejemplo “el caso de las nor-  
teñas capullanas, de Contarhuacho. La curaca de Huaylas, madre de doña  
Inés, mujer de Francisco Pizarro, o de la mítica guerrera de los ayllus de  
5
Chocos Cachona en el Cuzco (…)”. Rostworowski se refiere además a  
un texto de Garcilaso de la Vega, donde se pone de manifiesto no  
solo una división por mitades, sino una connotación de género que  
relaciona Hanan con el mundo masculino y Hurin con el mundo fe-  
menino:  
5
María Rostworowski, Estructuras andinas del poder: Ideología religiosa y política, Instituto de Es-  
tudios Peruanos, segunda edición, s/n, 2017, p. 129  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
250  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Manco Capac estableció en el Cusco las mitades sociales. Los varios  
ayllus que lo acompañaban se asentaron siguiendo un criterio especial,  
que sería el siguiente: los que acompañaban al rey ocuparon la parte  
alta o Hanan y eran hermanos mayores, mientras los seguidores de la  
6
reina eran hermanos segundos y poblaron Hurin Cusco.  
En cambio, Salles y Noejovich establecen su estudio sobre  
gobernanza de las mujeres en relación con la sucesión; destacan la  
yuxtaposición de dos sistemas sucesorios: el prehispánico y el espa-  
ñol. Para ellos la dicotomía se sustenta en los testimonios expuestos,  
que varían según la posición y edad de los deponentes; y resumen  
su posición en dos proposiciones:  
En tiempos prehispánicos, las denominadas capullanas gobernaban  
sin mayores prerrequisitos sucesorios; no hay indicación que fuera  
en ausencia de varones.  
Los prerrequisitos sucesorios eran productos de la intrusión espa-  
ñola. Como lo señalado en testimonios de un encomendero y un  
cacique principal, que conoce la lengua española, quiénes enfatizan  
7
que la sucesión solo ocurre en ausencia de varones.  
Martínez Cereceda introduce la categoría de “bisexualidad”  
en los atributos de la autoridad, donde los emblemas mediarían  
entre un polo femenino y un polo masculino. En palabras del autor:  
Pero autoridad, como concepto, no implica solamente uno de los dos  
sexos, sino los dos y su mediación. La autoridad sería así esas fuerzas  
o el resumen de ellas. Por último, como expresión coherente con su ob-  
jetivo primordial, encerraría además los conceptos que resultan del  
equilibrio armónico de todas esas fuerzas: es también el orden y la bi-  
sexualidad.8  
Daza propone la viudez como una forma de asumir la admi-  
nistración familiar y de los cacicazgos. Esta autora después de un es-  
6
7
Cfr. Garcilaso de la Vega en: María Rostworowski, Estructuras…op. cit., p.132  
Estela Cristina Salles y Héctor Omar Noejovich Ch, “La herencia femenina andina prehispánica  
y su transformación en el mundo colonial”, Bulletin de l’Institut français d’études andines, 35, 1,  
2
006. Ver en: http://journals.openedition.org/bifea/4758 (11-03-2020)  
8
José L. Martínez Cereceda, Autoridades en los Andes, los atributos del Señor, Fondo Editorial  
PUCP, Lima, 1995, p. 196  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
251  
Libertad Regalado  
tudio de varios casos de cacicas viudas concuerda con la idea gene-  
ralizada de que las mujeres en la colonia ganaban autonomía cuando  
enviudaban.  
Ellas obtenían el manejo directo de su dote, de las arras y la mitad de  
los bienes de su fallecido esposo o de los que se hubieran acumulado  
durante el matrimonio. Las viudas quedaban a cargo de los bienes del  
matrimonio y podían administrar la herencia de sus hijos y se trans-  
9
formaban en la cabeza de la familia. La viudez favorecía la posibilidad  
de maniobra de las mujeres porque no se suponía que la viuda regre-  
sara a la casa de sus padres, aun cuando fuera relativamente joven.1  
La libertad de acción que tenían las viudas también se nota en la docu-  
mentación sobre las cacicas, porque podían tomar el control de los ca-  
cicazgos. Otras preferían tener segundas nupcias para cerrar un nuevo  
pacto con algún marido que les ofreciera alguna ventaja social y fami-  
0
11  
liar.  
También afirma que, en documentos de la colonia, encuentra  
otra vía para determinar cacicazgos de mujeres, al relacionar estos  
con las peticiones que descendientes de caciques realizan para obte-  
ner aquellos títulos de linaje, mediante la justificación con testigos  
de ser heredera del cargo por ser hija, hermana, esposa o sobrina de  
un cacique.  
Las aspirantes a la investidura debían acreditar pertenecer a una línea  
reconocida de gobernantes indígenas y que las cobijaba la “justa facul-  
tad” de gobierno de los caciques. Entonces, correspondía persuadir a  
los jueces que era fundado, legítimo y cierto el privilegio de gobernar.  
Las cacicas reclamaban el nombramiento de la corona por “el derecho  
12  
de naturaleza y sangre” y por “fuero y derecho de la cacica.  
A todo esto, se agrega además que una vez reconocidos estos  
derechos el indígena quedaba amparado y protegido por las leyes  
9
Cfr. Lockhart 2002, p. 37. En: Paula Inés Daza Tobasura, Gobernar en tiempos de cambio: las ca-  
cicas de la Audiencia de Quito en el siglo XVIII, Tesis doctoral. Flacso, Quito, Ecuador, 2019,  
p.154  
1
1
1
0 Presta 2002, p.824; Lavrin 1984-61 en: Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., p.154  
1 Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., pp.154-155  
2 Ibíd., p. 38  
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La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
que eximían a los caciques y a su descendencia a realizar trabajos,  
13  
pagos de tributos y otros privilegios por ser parte de las familias  
de los caciques.  
El cacique y sus hijos no estaban obligados a ir a la mita y cumplir  
bajos y humildes servicios”, tampoco debían pagar tributos. A los ca-  
ciques varones se les permitía “detentar escudos de armas, andar a caballo  
1
4
ensillado y enfrenado, vestirse a la usanza española y portar armas”. Los  
caciques estaban exentos de recibir penas corporales, a diferencia del  
resto de los indios, y de ser recluidos en la cárcel de la gente del común.  
No obstante, esos privilegios muchas veces debían ser confirmados en  
las cortes, porque otros miembros de la élite criolla local intentaban  
desconocerlos.15  
16  
Glave manifiesta que algunos linajes hereditarios eran de-  
positarios de la memoria local y del ejercicio del poder, a partir de  
preservar costumbres culturales precoloniales. Caillavet, en relación  
con los cambios que truncaron el rol de liderazgo de las mujeres en  
sus espacios étnicos precisa dos situaciones:  
El efecto de las reducciones que desplazaron o desbarataron los asen-  
tamientos originales, redundó en un impacto destructor en el culto a  
los muertos y a los antepasados. 2. La “legislación española que pre-  
ceptuaba las relaciones de género y adscribía a la mujer un estatus su-  
bordinado al del varón, relegó a las mujeres a un segundo plano, y  
jurídicamente, las alejó del campo de lo político: únicamente ellas serán  
cacicas a falta de un heredero masculino. 1  
7
1
3 El tributo confería autoridad a los gobernadores locales y legitimó el dominio directo de la  
tierra; también fue un argumento constantemente esgrimido por los administradores para  
obligar a los indios a vender su fuerza de trabajo y las indias al sometimiento de índole la-  
boral y sexual.  
1
1
1
4 Cfr. O� Phelan 1997, p.18. Ver en: Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., p. 35.  
5 Paula Daza, “Gobernar en tiempos…, cit., pp. 35-36.  
6 Luis Miguel Glave, “Hombres de mar. Caciques de la costa ecuatoriana en los inicios de la  
época colonial”, Procesos, revista ecuatoriana de historia, 1 (40), 2014, p. 34.  
7 Chantal Caillavet, “Como caçica y señora desta tierra mando... Insignias, funciones y poderes  
de las soberanas del norte andino (siglos XV-XVI)”, Bulletin de l’Institut Français d’Études An-  
dines, vol. 37, núm. 1, 2008, pp. 57-80 Institut Français d’Études Andines, Organismo Inter-  
nacional, Lima, 2008, p. 60.  
1
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253  
Libertad Regalado  
Bajo estas premisas desarrolladas por estos investigadores  
se rastreó datos de crónicas en la historia colonial de la provincia de  
Manabí sobre las relaciones de género; se pudo observar la presencia  
de cacicas a través de alegatos, demandas y peticiones que realizan  
familiares de caciques de segundo rango o indígenas que, basados  
en un supuesto linaje, ser hijos, nietos, bisnietos de cacicas buscaban  
convencer a los jueces de ser parte de un tronco principal de caci-  
ques. Estos documentos han permitido encontrar mujeres en los es-  
pacios de poder, ocupados tradicionalmente por los hombres. Se  
distinguen a estas mujeres por la manera cómo el cronista o el escri-  
bano se refiere a ellas: “doña”, “cacica principal”, “cacica” seguido  
del nombre completo con el apellido del linaje. Los protectores y los  
testigos las denominan “cacica principal” para subrayar su lugar so-  
cial. Hay naturales (indios testigos) que las denominan “cacica y se-  
ñora”.  
La investigación a partir de esta revisión, abordó temas rela-  
cionados a: símbolos de poder y jerarquía en las representaciones fe-  
meninas prehispánicas, sucesión y autonomía femenina, la dualidad  
como atributo de la autoridad, la viudez como una forma de conse-  
guir su autonomía y el reconocimiento de los privilegios por ser  
parte de las familias cacicales, que sirvieron para comprobar que la  
mujer en el sistema cacical precolombino y en el primer siglo de la  
colonia en la costa ecuatoriana no solo ejercía el poder como los hom-  
bres; sino que, además, como lideresa tenía la capacidad para impo-  
ner su voluntad al poder externo.  
Símbolos de poder y jerarquía en representaciones femeninas pre-  
hispánicas  
Desde épocas precolombinas, en lo que hoy es la Costa ecua-  
toriana, la spondylus, propiciadora de la lluvia, símbolo de fertili-  
dad, manjar de los dioses, fue un elemento de alto simbolismo y de  
1
8
ritualidad para los pueblos valdivios (4.500 A.c) ubicados en las  
18 Libertad Regalado, “El ceviche de los dioses y el poder de la spondylus, en Manabí y su co-  
mida milenaria”, Boletín de la Academia Nacional de Historia, , Nº 196-A, 2018.  
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en la costa pacífica del Ecuador  
provincias de Santa Elena y Manabí, un elemento que vinculó al mar  
y la luna con la mujer; la luna, diosa propiciadora de la fertilidad,  
que les otorgó el poder de generar vida, tal como se representa en  
las figurinas denominadas “venus de Valdivia” y el mar como madre  
de todas las aguas que alimentaba sus vidas.  
En el periodo de Desarrollo Regional figurinas de las culturas:  
Tolita, Jama-Coaque, Bahía, lucen ataviadas con tocados, sombreros,  
collares, pulseras, tatuajes, vestidos con diagramas de colores, solas  
o con la pareja, teniendo un niño en las manos o vasijas con repre-  
sentación de comidas, demuestran la jerarquía que ocupaban. Ya en  
el Periodo de Integración, los paches (manteños) veneraban a la  
diosa Umiña, referida por varios cronistas, y señalada por historia-  
19  
dores cuyo templo de adoración estaba situado en el Jocay antiguo,  
hoy Manta. También es muy probable que otro de los objetos de culto  
hayan sido las estelas de piedra, posible representación de “la diosa  
20  
de la fertilidad”, la posición de una mujer en acto de parir, las ico-  
nografías que cubren su cabeza son claras señales de poder, muy pa-  
recidas a la simbología encontrada en las sillas en U, por lo que se  
21  
sugiere que la mujer fue objeto de divinidad.  
2
2
Sobre las iconografías Mercedes Guinea en un análisis que  
realiza a las estelas de piedra, indica la presencia de una greca que  
combina un triángulo escalonado con una espiral, o la sustitución de  
triángulo por circulo, estos no son simplemente diseños decorativos,  
subyacen en ellos otros significados, la posibilidad de una dualidad:  
mar/montaña, el triángulo escalonado como montaña y la espiral  
como ola. El triángulo escalonado se lee como pirámide escalonada,  
la base del poder. Estas simbologías están muy relacionadas con per-  
sonajes de alto estatus. Los medios puños son representaciones sig-  
nificativas de poder.  
19 Libertad Regalado, Indigenismo …, cit., p. 62, 63,  
20 Olaf Holm, Cutura manteño Huancavilca, Museo Antropológico del Banco Central del Ecuador,  
Gyayaquil, 1986, p. 21.  
21 Libertad Regalado, Indigenismo…, cit., p. 62  
22 Mercedes Guinea, Simbolismo y ritual en los Andes Septentrionales, editorial Complutense, Abya-  
Yala, Quito, Ecuador, 2004, p 15 al 44.  
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Libertad Regalado  
La representación de figurinas muy adornadas con collares,  
colgantes, tatuajes, aros en la nariz o en las orejas en los pueblos jama  
coaque, bahía, manteña, demuestran claramente que las mujeres es-  
taban en la misma posición de poder que los hombres. En la Parro-  
quia Los Esteros de Manta, durante un aguaje producido en el año  
1
966, cuando por efectos de una fuerte ola, quedó al descubierto un  
espacio de ritualidad, se encontraron más de cuatro mil figurines,  
varias figuras femeninas, entre ellas una pieza única que mide unos  
6
0 cm, representa a una mujer muy bien ataviada, con seguridad en-  
carnaba a una mujer que ocupaba un puesto de jerarquía política re-  
ligiosa. A estos vestigios se les denominó Gigantes Bahía de los  
Esteros, pertenecientes a la cultura Bahía que se desarrolló entre los  
23  
años 500 a. C y 500 d.C.  
Los primeros cronistas (como se irán describiendo en las si-  
guientes páginas) a su llegada a estos territorios, observan a mujeres  
en pleno ejercicio del poder con capacidad administrativa, política  
y punitiva. Este dominio residía en el simbolismo religioso de gran  
señora y madre de lo creado, otorgado por los pueblos primigenios.  
Un poder que el nuevo régimen colonial trató por todos los medios  
de destruirlo, imponiendo el patriarcado, determinante en ese pro-  
ceso de opresión de la mujer indígena; para ello, se valieron de los  
caciques, quienes contribuyeron en parte a consolidarlo; sin em-  
bargo, las cacicas trataron de conservar ese espacio de poder here-  
dado, que habían logrado al interno de sus comunidades, gracias a  
ese control que tenían sobre las actividades de alimentación, vestido,  
cuidado de animales domésticos y siembra de productos de ciclo  
corto; y sobre todo la protección y reproducción de su familia, lo que  
les había granjeado el respeto de los miembros familiares y del caci-  
cazgo.  
Ya en la colonia, la contribución en el pago de tributos de-  
mandó de las familias organizarse en la producción especializada de  
bienes de valor y de intercambio como: alfarería, cestería, hilado, te-  
jido de sombreros, hamacas, soguería, también siembra de productos  
23 Gigantes de Bahia Los esteros, “descubiertos por el mar y destruidos por la codicia” Minis-  
terio de Cutura del Ecuador. Curaduria: Libertad Regalado 2011.  
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en la costa pacífica del Ecuador  
de ciclo corto (maíz, frejol, zapallo, yuca, tomate, pimientos, cidra-  
yota, jícama, cacao, ají, etc.), actividades que en su mayoría estaban  
en manos de las mujeres, lo que fue determinando el liderazgo fe-  
menino de las cabezas de familias, quienes tenían el control y el  
poder sobre sus comunidades.  
Sucesión y autonomía femenina  
Bartolomé de las Casas señala que: “Los tallanes y huanca-  
vilcas como grupos étnicos controlados por las mujeres, quienes lo  
2
4
heredaban desde sus madres”. Esta aseveración más lo indicado  
por Cicala quien expresa:  
hay que saber que si el cacique al morir no deja hijo (…) le sucede en  
el gobierno la cacica viuda, y aun cuando llegase a contraer nuevas nup-  
cias no puedo gobernar su nuevo marido, sino únicamente ella (…)  
Cuando comparecen en nuestro tribunal en Quito, hacen temblar la tie-  
25  
rra (…) y todos los abogados de Quito no se atreven a litigar con ellas.  
Permite deducir que la mujer no heredaba el cacicazgo por  
línea paterna, sino materna; lo que vendría a establecer la existencia  
de matriarcados en los pueblos del nuevo mundo. Por eso alegaron  
26  
en las demandas el “fuero y derecho de la cacica”. Al respecto Pas-  
tor considera que el poder era hereditario y pasaba de padres a hijos  
por orden de primogenitura y a falta de varón a la hija mayor, siem-  
pre que se casara o estuviera casada con persona de igual categoría  
o nobleza.2  
7
Los conquistadores españoles en el año 1534, en su trayecto  
hacia la sierra ecuatoriana recordaban a la cacica viuda de un pueblo  
cercano a Tosagua, quien les había acogido por tres meses en sus tie-  
2
4 Bartolomé de Las Casas, Las antiguas gentes del Perú, Las Antiguas gentes del Perú. Anotaciones  
y concordancias de Horacio Urteaga, Librería e Imprenta Gil, Lima, (1552) 1939, p. 76.  
5 Mario Cicala, Descripción histórica-física de la provincia de Quito de la Compañía de Jesús, Biblioteca  
digital de la Academia Nacional de Historia Aurelio Espinosa Polit, 2004, p. 36.  
6 Paula Inés Daza Tobasura, op. cit., pp. 154-155.  
2
2
2
7 Rodolfo Pastor, “Conquista e institucionalización del dominio español”, en Campesinos y re-  
formas: la mixteca 1700-1856, México, Centro de Estudios Históricos, El Colegio de México,  
1987, p. 77.  
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Libertad Regalado  
rras, y de la comida deliciosa con la cual habían sido atendidos. Da-  
niel González refiriéndose a la relación de Diego de Trujillo, men-  
2
8
ciona claramente que “de allí, (es decir, desde Toçagua ) pasó  
adelante (o sea hacia el sur, pues el trayecto de Pizarro es de norte a  
sur) a un pueblo en la misma provincia de Puerto Viejo, que era se-  
ñora de él una viuda rica”; 29 además Diego de Trujillo refiere la re-  
lación de Juan Ruiz de Arce; al respecto de la provincia de Achira,  
cita lo señalado por este cronista: “hera señora de esta tierra una muger  
y todos la obedecian y tenianla por señora (…) esta provincia achira y ansi  
30  
se llama la señora della”. Sobre dónde podría estar ubicado este se-  
ñorío/ pueblo/ provincia González escribe lo siguiente:  
probablemente en la ribera del río Portoviejo, o valle de Jagua como se  
lo llama en las fuentes tempranas. Sin embargo, también se menciona  
que es una zona de mucho “trato” (comercio) y que es “tierra de mucho  
pescado”, por lo que el poblado de Achira estaría ubicado no lejos de  
la costa, quizás en las inmediaciones de la actual parroquia de Roca-  
31  
fuerte, donde había balsas para la pesca y el comercio marítimo.  
En esta misma línea Chantal Caillavet 2008, indica que, sobre  
cacicas, el testimonio más antiguo es el del capitán Diego de Trujillo,  
quien, en la relación de su llegada en el año 1531 a un pueblo de  
32  
Puerto Viejo, no dudó en afirmar que “era señora una viuda rica”.  
Califica a la categorización dada por Trujillo como estereotipada, de-  
bido a que el poder en una mujer sola en el contexto cultural de la  
España del siglo XVI solo era posible en el caso de una mujer viuda.  
Alude además a Ruiz de Arce para ratificar que aquella soberana  
ejercía la máxima autoridad: “esta era una provincia de muchos indios y  
2
8 Tosagua era un anexo de Charapoto con 27 indios tributarios, Diego de Trujillo, “Relación  
del descubrimiento del reyno del Perú”, El Perú a través de los siglos. Primera Serie. Biblioteca  
Peruana, From the Library of Luis Alberto Sánchez. The Pennsylvania Statae University Li-  
braries, Biblioteca Peruana/ Primera Serie Tomo II. Editores Técnicos Asociados S.A. Lima  
Perú. 1571.  
2
9 Daniel González, “Los pueblos nativos del Distrito de Puerto Viejo durante el siglo XVI: crisis  
y transformaciones” en Estudios multidiscilinarios en Cinco espacios prehispánicos tardíos del  
Ecuador, Series Estudios, Editorial: Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Quito, 2014.  
0 Diego de Trujillo, Relación del descubrimiento…op. cit., p. 5.3  
3
3
3
1 Daniel González, Los pueblos nativos del Distrito de Puerto Viejo…cit. p. 56, 57.  
2 Cfr. Trujillo, 1985 [1534]: 122 en: Chantal Caillavet, “Como caçica…op. cit., p .60.  
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en la costa pacífica del Ecuador  
pueblos. ...Era señora de esta tierra una mujer y todos la obedecían y tenían  
la por señora... Llámase esta provincia Achira y así se llama la señora de  
ella”.3  
3
Podría también, plantearse la posibilidad de la existencia de  
más cacicas. Una del lugar cercano a Tosagua señalado por Trujillo,  
ubicada en uno de los antiguos asentamientos de Chone, conocido  
como San Antonio, aquí se ha encontrado a más de vestigios cerá-  
micos, grandes espacios de conchilla; y el lugar, denominado por  
Arce, provincia de Achira y con abundante pesca, como lo refiere Al-  
34  
varado sería aquel ubicado espacialmente en otro lugar, tal vez en  
el valle de Rocafuerte, como lo señala González.  
Fray Antonio de Calancha en su crónica conventual ubica a  
una cacica después Cabo Pasado, que puede ser San Vicente o San  
Antonio, refiere que:  
navegaron por mar un buen trecho i saltaron en tierra; Nicolas de Ri-  
vera el viejo era cavallero arriscado, i siguiéndole otros, fue a verse con  
la señora de aquellas tierras llamada la Capullana, anduvo noble, i  
mostróse Señora en darles socorro, pero estuvo entera en no permitirles  
amparo, ni asistencia. Ello después aver llegado a Cabo Pasaos, llama-  
35  
dos así, porque pasa por allí la línea equinoccial.  
Bartolomé de las Casas, como se ha escrito anteriormente,  
señala a los tallanes y huancavilcas como grupos étnicos controlados  
por las mujeres, quienes lo heredaban desde sus madres, emplea el  
término Capullana para este tipo de jefatura: “En algunas provincias  
de los yungas que se llaman Tallanas y algunos de los guacauilcas  
(
sic, por huancavilcas) ciertas naciones tenían costumbre que no he-  
36  
redaban varones, sino mujeres; y la Señora se llamaba Capullana”.  
33 Cfr. Ruiz de Arce, 1964 [1543]: 81 en: Chantal Caillavet, “Como caçica…op. cit., p.60  
3
4 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista en las estructuras de poder femenino  
en la costa norte del Perú durante los siglos XVI y XVII, Tesis doctoral, 2018, p. 163.  
5 Antonio de Calancha, Crónica Moralizadora, en Crónicas del Perú, Prado Pastor, I., Ed., UNSM,  
Lima, (1638) 1974, p. 234.  
3
3
6 Bartolomé de Las Casas, Las antiguas … op. cit., p. 76.  
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Libertad Regalado  
Alvarado sostiene que el término Capullana fue utilizado  
como nombre propio para referirse a las cacicas de la región equi-  
noccial por fray Buenaventura de Salinas y Córdova, fray Antonio  
de Calancha, Pedro Cieza de León y Bartolomé de la Casas; sin em-  
bargo, fueron los conquistadores quienes las llamaron por ese nom-  
bre, como lo había explicado fray Reginaldo de Lizárraga. Agrega la  
citada autora, que posteriormente en la Relación de los Quipucamayos  
37  
aparecen citados dos términos: Tallapona y Mandona.  
Estas referencias advierten la existencia de cacicas en las cos-  
tas del Pacífico, tanto de Ecuador como del norte de Perú: la cacica  
38  
cercana a un pueblo de Tosagua, la cacica de la provincia de Achira  
señalada por Juan Ruiz de Arce, cuyo territorio como bien lo refiere  
(
39  
Alvarado pudo haber estado ubicado al sur del Ecuador en las már-  
genes del río Chira, debido a que Arce en la misma relación cita que  
luego se dirigieron a Tangarara, zona cercana a este río en Piura), la  
40  
cacica de Daule la cacica de Amotape y la cacica de Tumbes (que  
pueden ser las mimas, referidas por Pedro Cieza de León).  
Cabe señalar que algunos autores consideran que la descrip-  
ción puede ser de la misma mujer, ubicada por los cronistas en dife-  
rentes lugares; sin embargo, por las primeras referencias y que se  
hacen justo en las tierras que pertenecían a los coaques, pasaos, caras,  
tocaguas, puede tratarse de más mujeres, quienes a la llegada de los  
españoles ostentaban el poder en sus diferentes parcialidades.  
Se puede colegir además que, las relaciones entre los pueblos  
situados en la Costa del Pacífico estuvieron marcadas por el tráfico  
41  
de mullo (spondylus) que era extraído de las costas de los paches,  
con su centro de operaciones en Salango y la Isla de la Plata. Este ir  
3
3
3
4
4
7 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista …, cit, p. 163.  
8 Cfr. Trujillo en: Chantal Caillavet, “Como caçica…op. cit.  
9 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista… cit.  
0 Chantal Caillavet, Como caçica y señora desta tierra mando … cit.  
1 Miguel Cabello Valboa en Miscelánea Antártica, señala que: “la primera tierra que tomaron  
en la costa pirulera fue la boca del río Coaque, de allí fueron por tierra hasta un valle en la  
provincia de los Paches, donde poblaron la ciudad de Puerto Viejo, que fue la primera de  
esta parte Antártica(...)”, Adam Szasdi, y Dora León Borja, en “atavíos, joyas y adornos de  
los pueblos balseros: Estudio Etnohistórico” en Cuadernos Prehispánicos, 8, Valladolid, España  
1980, citan a los Paches y realizan en un mapa la ubicación de este territorio.  
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La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
y venir de los mercaderes pudo a la vez influenciar en la cosmovisión  
de estos pueblos; en la forma de conectarse con los poderes cósmicos,  
con la luna propiciadora de la fertilidad y con el mar, con la madre  
de las aguas. Naciendo para estos pueblos una diosa madre, repre-  
sentada en la Venus de Valdivia y más tarde en la Diosa Umiña y en  
la Estela de Piedra de la región de los Paches (denominada por Ja-  
42  
cinto Jijón y Caamaño como Cultura Manteña); y en las represen-  
taciones de los Mochicas, Lambayaques y las estelas de piedra en la  
cultura Chimú en Perú.  
4
En 1629 Antonio Vásquez de Espinosa, describió la hazaña  
de doña María, Señora de Daule, quien, con sus propias manos, ar-  
mada con un palo se enfrentó a un lagarto, demostrando su valentía,  
Vásquez la denominó como Capitana y Señora. Caillavet, cita un  
texto de Carrera Colin sobre la existencia “de una señora que tenía au-  
toridad sobre tres etnias vecinas y emparentadas: los sigchos, niguas y co-  
lorados en 1542, en una zona de densa vegetación del pie de monte  
occidental de los Andes ecuatorianos, que los españoles no conquistarían ni  
44  
controlarían hasta finales del siglo XVII”. Esta señora, sería la madre  
de Constanza Caiche, abuela de María Caiche, quien para 1595 era  
cacica de Daule; de ser así estamos ante un ejemplo del ejercicio del  
poder por parte de las mujeres en vastas zonas territoriales: colora-  
dos, chonos, paches.  
María Caiche ejercía el poder todavía en las primeras déca-  
das del siglo XVII, indica Luis Miguel Glave: esta cacica era hija de don  
Alonso Chaume, de quien heredó el cacicazgo. Chaume fue sucesor de otro  
Chaume, el viejo, llamado don Pedro, casado con doña Constanza Caiche,  
4
5
que era la que llevaba el patronímico. Chaume, curiosamente es una  
4
2 Jacinto Jijón y Caamaño, Antropologia Prehispanica del Ecuador, Museo Jacinto Jijon y Caamaño,  
Quito, 1997. “En dos ocasiones hemos practicado intensas excavaciones metodicas en la pro-  
vincia de Manabi: en 1917 en Cerro Jaboncillo y en Manta y en 1923 solo en Manta (…) se  
encontraron ciertos enterramientos muy notables por su carácter ceremonial y millares de  
fragmentos de alfareria, en su mayor parte de barro negro, decorados ya con figuras graba-  
das (…). Con está alfareria constituyemos el estilo manteño”, p 102.  
4
3 Antonio, Vázquez de Espinosa, (1629), Compendio y descripción de las indias occidentales. Libro  
II, capítulo XIII, párrafo 1123, p. 569. Biblioteca Virtual Universal, [Publicación online:  
http://www.biblioteca.org.ar/libros/645.pdf].  
4
4
4 Cfr. Carrera Colin (1981: 148-149) en: Chantal Caillavet, Como Cacica…cit., p. 60  
5 Luis Miguel Glave, La mujer en el cacicazgo: Doña María Caiche, en “Hombres de mar. Ca-  
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Libertad Regalado  
población antigua de Manabí, y los indios chones que se asentaron  
en una extensa franja del río Chone colindante con la actual provin-  
cia de los Ríos. Tanto el río como este topónimo están señalados en  
los primeros mapas y crónicas como parte de esta provincia, que es-  
tarían formando parte del reino de los chonos; según el estudio rea-  
lizado por Waldemar Espinoza, este reino:  
también comprendía los cantones y parroquias de Olmedo, Ayacucho,  
Junín, Bolívar, Canuto y Chone, situados al sur de la provincia de Ma-  
nabí, en los límites con la de Guayaquil. Los Chonos, en consecuencia,  
como los demás habitantes de los términos jurisdiccionales de la ciu-  
46  
dad de Guayaquil, estuvieron incluidos dentro de la población yunga.  
Refiere este autor un dato señalado por Girolamo Benzoni47  
que conoció el río Chione (o Chono) a cuarenta millas del mar y po-  
deroso afluente del Guayas; ¿será acaso el Daule al que se lo conocía  
como Chone?; sin embargo, el mapa de Jansz Blaeuw –1665– precisa  
el nombre del río y la población de Daule (con el cual lo bautizarán  
los españoles no solo al río sino a los pobladores como dauleños) co-  
nectado al Pacífico y desde luego “en las cercanías del mar a Silos, Ape-  
chigue, M.Christo (Montecristi); y en la otra rivera a los Guancavilcas  
(sic), Chonos, Manavi y Camilloa”; como pueblos en sus cercanías.  
ciques de la costa ecuatoriana en los inicios de la época colonial”, Procesos, revista ecuatoriana  
de historia, 1(40), 2014, p. 31.  
6 Waldemar Espinoza Soriano, Etnohistoria Ecuatoriana, Estudios y documentos, Ediciones Abya-  
4
Yala, Quito, 1999, p. 120.  
7 Cfr. Girolamo Benzoni 1565 (p. 257) en: Waldemar Espinoza Soriano, Etnohistoria…op. cit.,  
4
p. 116.  
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La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Joan Blaeu, Atlas Maior of 1665, Hispanic, Portugalia Africa America  
Taschen 2006  
Cabe señalar que en estas parroquias (hoy cantones): Olmedo,  
Ayacucho, Junín, Bolívar, Canuto y Chone se ha encontrado muchos  
vestigios de cerámicas catalogadas como cultura Milagro-Quevedo;  
lo que confirmaría la territorialidad del reino de los chones entre las  
fronteras de los niguas, paches, caraques y coaques; confirmaría ade-  
48  
más, lo que señala Cieza, citado por Espinoza que “esos “serranos”,  
a los que se refiere el citado Cieza, no son otros que los mismos cho-  
nos, que vivían al este de los huancavilcas y paches, quienes, evi-  
dentemente, poseían sus idiomas propios distintos al de los chonos;  
aunque también se podría marcar como una hipótesis que “esos se-  
48 Cfr. Cieza en: Waldemar Espinoza Soriano, Etnohistoria…op. cit., p.125  
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263  
Libertad Regalado  
rranos” a los que se refiere Cieza, que limitan con los paches, que se  
les puede visualizar en el Mapa Etnohistórico del Litoral Ecuato-  
49  
riano, siglo XVI, son los pueblos de montaña o montañeses que con-  
formaban lo que actualmente se denominan como pueblos  
montubios/montuvios, que conjuntamente con los cholos, confor-  
man los dos pueblos que han configurado la identidad de los mana-  
bitas: los cholos y los montuvios.  
49 Adam Szasdi, y Dora Leon Borja, “atavios, joyas y adornos de los pueblos balseros: Estudio  
Etnohistórico” en Cuadernos Prehispánicos, 8, Valladolid, España 1980, pp. 7  
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264  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Era necesaria esta ubicación espacial para determinar la pro-  
cedencia de esta cacica Caiche descendiente de Constanza Caiche5  
y Pedro Chaume y las posibles relaciones con otras cacicas pertene-  
0
51  
cientes a los pechonces, pueblo referido por Cieza de León en 1553,  
del cual descenderían los chonenses. Glave se refiere a que “los Cai-  
che se preciaban de haber sido señores de “muchos caciques que  
eran sus sujetos y de todos llevaban y gozaban todas las rentas y fru-  
52  
tos de toda su tierra que eran muchos y de mucha consideración”  
concordando con la extensión de estos territorios, que de seguro per-  
tenecían a sus antepasados, quienes a su vez habrían unido sus lina-  
jes y tierras.  
María Caiche entre los años 1595 hasta 1634 fue cacica de va-  
rios pueblos, como lo demuestra en sus alegatos para conseguir que  
se le respetara su linaje; y se hizo imprescindible para el tráfico ma-  
rítimo al usar su madera proveniente de los contornos del pueblo;  
además de ganadería y agricultura, con balsas y animales ayudaban  
al tráfico costero de los trajinantes que pasaban por el camino real  
procedentes de Manta. Con certeza se puede agregar que también  
de los pueblos chonos con su salida al mar por el estuario del río  
Chone y sus conexiones por río y tierra con Balzar.  
Glave señala además que esta señora tenía tambos y que los  
habitantes de sus pueblos ayudaban a la fabricación de naves, pro-  
veían los servicios de chasquis, apoyaron a la defensa militar contra  
los holandeses; estos fueron los argumentos que tanto esta mujer y  
su marido, como los otros caciques de la región, usaron para obtener  
mercedes del rey. Esta cacica tenía un poder no solo político sino eco-  
nómico sobre una gran extensión de territorio, era respetada, temida  
53  
y amada no solo por su gente.  
En los documentos se habla de cacica principal, es posible  
que esta determinación la diferencie de otra cacica, la cacica principal  
5
0 A fines del siglo XVI, vgr. Doña Constanza Cayche era allí la auténtica ‘señora natural e principal  
de los dichos indios de Daule e Quxos-Daule’, puesto en el que se mantuvo no obstante sus reetidos  
matrimonios, ya que sus maridos eran asesinados uno tras otro” Waldemar Espinoza, obra cit. p.  
1
33, 134  
5
5
5
1 Cfr. Cieza de León en: Libertad Regalado, Indigenismo…cit., p. 98.  
2 Luis Miguel Glave, Hombres de mar…cit., p.31  
3 Glave, La mujer en el cacicazgo…. cit. 2014, p.31  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
265  
Libertad Regalado  
debe haber tenido mayor poder, más parcialidades bajo su gober-  
nanza como es el caso de la cacica de Achira, de Victoria Ligua Cacica  
principal de Manta, de doña María Peransules, cacique principal de  
Jipijapa, María Caiche, cacica y señora de Daule.  
La dualidad como atributo de la autoridad  
Diego Trujillo al referirse al primer viaje de Pizarro, indica  
que este halló en la costa del Perú una mujer “la Capullana” que go-  
bernaba a los indios de la región norte de Santa y al sur de Cabo  
Blanco. Tanto este texto, como el de fray Bartolomé de las Casas, de-  
finen una “jefatura étnica femenina” con el nombre de “capullana”:  
“En algunas provincias de los yungas que se llaman tallanas y algunos de  
los guacauilcas (sic, por huancavilcas) ciertas naciones tenían costumbre  
54  
que no heredaban varones, sino mujeres; y la Señora se llamaba capullana”.  
Por otro lado Moya detalla que:  
en los curacazgos tallanes, la principal ocupación era la agricultura y  
eventualmente las guerras intestinas. Las dos tareas eran asumidas por  
los curacas. En una sociedad simplificada las demás tareas de gobierno  
eran entonces muy sencillas, casi domésticas y serían esas labores las  
que asumía la Capullana, es decir como una ama de casa extendida a  
todo el curacazgo.55  
Salles y Noejovich, (2006), observan sobre el hecho de los  
cambios que se propicia en el ejercicio del poder en el sistema im-  
plantado por los españoles: “La transición del mundo prehispánico al  
mundo colonial significó, en parte, una modificación de la posición de la  
mujer. Su rol fue adaptándose al nuevo sistema, pero mantuvo, al mismo  
tiempo, las pautas ancestrales, especialmente respecto de las estructuras de  
5
5
5
4 Fray Bartolomé de Las Casas, Las antiguas…op. cit., p.76  
5 Reynaldo Moya Espinosa, Breve historia de Piura, tomo I, Caja Municipal, 2003, p.16  
6 Estela Cristina, Salles y Héctor Omar Noejovich Ch, “La herencia femenina andina prehis-  
pánica y su transformación en el mundo colonial” L’héritage féminin préhispanique dans  
les Andes et sa transformation au cours de la Colonie Prehispanic andean female inheritance  
and its transformation during colonial world, Estudios Andinos, 2006, pp. 37-53. Ver en:  
https://journals.openedition.org/bifea/4758 (30-05-2023)  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
266  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
56  
poder. Leamos lo que dice el fraile Reginaldo de Lizárraga al res-  
pecto en la descripción que realiza del río de Motape:  
Pasando la costa adelante y metiéndonos un poco la tierra adentro, por  
ser la costa muy brava, llegamos veinte leguas andadas, poco más o  
menos, al gran río de Motape, donde hay un pueblo deste nombre.  
Quien antiguamente gobernaba en esta provincia, que por pocas leguas  
se extiende, eran las mujeres, a quien los nuestros llaman capullanas,  
por el vestido que traen y traían a manera de capuces, con que se cu-  
bren desde la garganta a los pies, y el día de hoy, casi en todos los llanos  
usan las indias este vestido; unas le ciñen por la cintura, otras le traen  
en banda. Estas capullanas, que eran las señoras, en su infidelidad se  
casaban las veces que querían, porque en no contentándolas el marido,  
le desechaban y casábanse con otro. El día de la boda, el marido, esco-  
gido se asentaba junto a la señora y se hacía gran fiesta de borrachera;  
el desechado se hallaba allí, pero arrinconado, sentado en el suelo, llo-  
rando su desventura, sin que nadie le diese una sed de agua. Los no-  
57  
vios, con gran alegría, haciendo burla del pobre.  
Se deduce que antiguamente eran las mujeres quienes go-  
bernaban estas provincias ubicadas en la costa pacífica entre Bahía  
de Caráquez y la parte norte del Perú; pero además tenían poder y  
dominio sobre el hombre, había libertad sexual y capacidad de es-  
coger entre varios, despreciar a su compañero de forma pública y  
cambiarlo con otro.  
Fernández de Oviedo se sorprendió por el derecho que te-  
nían estas mujeres a hacer libre el uso de su cuerpo, que pudo ver  
58  
en las fiestas como ellas se juntan con quien les place. Lo que sig-  
nifica que la virginidad no era nada impuesto a las mujeres, que la  
connotación de prohibir la sexualidad a las mujeres para que lleguen  
vírgenes al matrimonio vino de mano de los conquistadores. De aquí  
nacerá de forma paulatina esa subordinación, obediencia y sumisión  
al hombre. Las relaciones documentales encontradas permiten ir  
configurando un corpus que ayuda a visibilizar el mantenimiento  
57 Fray R. De Lizárraga, Descripción colonial, Libro Primero, Biblioteca Argentina, 1916. Ver en:  
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/descripcion-colonial-libro-primero  
0
/html/ff687904-82b1-11df-acc7-002185ce6064_6.html (30-05-2023).  
5
8 Fernández de Oviedo, Historia General y Natural de Indias, 1851, libro 42, cap. XII.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
267  
Libertad Regalado  
de elementos culturales precoloniales donde tanto el hombre como  
la mujer tenían el poder; estableciéndose ciertos espacios de exclu-  
sividad femenina en el poder administrativo, tal como se demuestra  
en las mismas crónicas al inicio de la conquista.  
Es también acertado determinar que las actividades que rea-  
lizaban tanto hombres como mujeres crearan “un sistema de relaciones  
de género complejo en torno a la dualidad, donde ambas partes eran nece-  
59  
sarias para la creación y el equilibrio de la comunidad”, que permit va-  
lorar el trabajo de todos los integrantes de sus parcialidades.  
Este reconocimiento de igualdad, no solamente les dio el  
poder de gobernar, sino que les dio la capacidad de asumir decisio-  
nes y responsabilidades legales, de enfrentarse a la iglesia, desaca-  
6
0
tando órdenes arzobispales, como es el caso de Victoria Ligua,  
cacica de Manta, una de las primeras transgresoras. En 1626 de-  
61  
manda la nulidad de su matrimonio ante Joan Marín Adame Vica-  
rio, juez eclesiástico del puerto de Manta, en 1628 se dicta sentencia  
negando la nulidad por falta de pruebas y obligándole a volver al  
seno del hogar; ella no obedece la orden emanada de la Santa Madre  
Iglesia, provista por Joan de Quiroz, protector y vicario general del  
Obispado de Quito de seguir haciendo vida conyugal con su esposo  
el cacique Chuchuy y apelará esta sentencia, aduciendo que no hará  
vida marital con un hombre que la ha engañado con su prima her-  
mana. En Quito, al no haberse presentado a rendir declaraciones  
tanto el demandado como su defensor, los jueces declaran a Barto-  
lomé Chuchuy en ausencia y rebeldía. Y esto significó que de  
acuerdo con la interpretación del mundo occidental ganó la deman-  
dante.  
Aquí podremos ver que Victoria Ligua es el prototipo de una  
transgresora de las leyes coloniales, que defiende ante todo su feli-  
cidad y libertad, algo que era natural en las indias de estas tierras.  
De esta demanda de Victoria Ligua, se colige que la mujer que habitó  
59 Alicia Alvarado Escudero, El impacto de la conquista… cit., p. 33.  
6
0 Posible descendiente del cacique de Manta Lligua Tohalli, a quien lo bautizaron con el nombre  
de Gonzalo Lligua Toal, luego lo apresaron, lo llevaron encadenando y asesinaron los espa-  
ñoles en tierras cercanas a Paján  
61 Archivo del Arzobispado de Lima, serie diezmos 1568-1859- Apelaciones Quito, I:12, 1626.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
268  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
estos territorios en la Colonia en las primeras décadas de presencia  
española fue una mujer “contraventora”, es decir, no se sujetó a las  
actitudes, conductas y prácticas sociales españolas judaicas que ne-  
gaban a la mujer su capacidad de ser autónomo y libre en ejercicio  
pleno de sus facultades para tomar decisiones y asumir la goberna-  
bilidad de su familia o su pueblo; o a una obediencia a los dictáme-  
nes de la iglesia que la obligaba a mantenerse casada a pesar de  
cualquier tipo de vejamen, maltrato infringido por su cónyuge o  
como se observa en este caso, el adulterio; posiblemente está obliga-  
ción venga por aquello de: “lo que Dios ha unido no lo separa el  
hombre”. Al parecer estas demandas en Quito interpuestas por las  
mujeres deben haber sido muchas, y de seguro tal como lo señalara  
62  
Cicala , estas mujeres cuando comparecían los tribunales en Quito,  
hacían temblar la tierra.  
Eran mujeres con procederes inaceptables para la iglesia y  
las normas civiles establecidas por los nuevos gobernantes, estas se-  
ñoras, cacicas, capullanas, capitanas, mandonas no respetaron el  
orden social traído en las carabelas, no se sometieron a leyes y nor-  
mas establecidas para controlar no solo su vida íntima, sino el sis-  
tema social, económico, administrativo de los pueblos subyugados.  
La viudez como una forma de conseguir autonomía  
La mayoría de los estudios realizados sobre casos de cacicas  
viudas, según Daza, coinciden con la idea que la viudez les otorgaba  
autonomía en la administración de los bienes de la familia, transfor-  
mándose en la cabeza de la familia con la capacidad de administrar  
todos los bienes, de poder tomar el control de la administración de  
sus comunidades.63  
Las cacicas temporales operaban cuando a la muerte de su esposo eran  
designadas tutoras de sus hijos, hasta que ellos tuvieran edad suficiente  
para gobernar. Y por los inconvenientes que suponía que con el paso  
de los años el albacea devolviera el gobierno del cacicazgo, las cacicas  
6
6
2 Mario Cicala, Descripcion historica-fisica de la provincia de Quito … cit., p. 36.  
3 Paula Daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit., pp. 154-155.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
269  
Libertad Regalado  
preferían hacerse cargo directamente de su administración. Por su  
parte, el custodio del cacicazgo trataba de probar a los jueces que ellos  
eran buenos administradores y que la madre de los menores no estaba  
en capacidad para mandar. Las viudas de los caciques también podían  
64  
reclamar el gobierno heredado de su marido.  
Daza refiere a trabajos de Lockhart quien expresa que “Las  
viudas quedaban a cargo de los bienes del matrimonio y podían administrar  
65  
la herencia de sus hijos y se transformaban en la cabeza de la familia”; así  
como también los estudios realizados por Presta; Lavrin quienes  
coinciden en la afirmación de que “la viudez favorecía la posibilidad de  
maniobra de las mujeres porque no se suponía que la viuda regresara a la  
66  
casa de sus padres, aun cuando fuera relativamente joven”.  
Otra razón de los pleitos era que los caciques y cacicas, tras  
enviudar, usualmente volvían a casarse y los hijos de ambos matri-  
monios reclamaban el cacicazgo, como es el caso de Catalina Anzú-  
lez, cacica de Sancán al quedarse viuda contrae una nueva relación  
con Juan Chóes cacique de Payache, mantiene la división de sus tie-  
rras para sus hijos habidos en el primer matrimonio, como se esta-  
blecerá en los litigios que sus descendientes entablarán para reclamar  
67  
sus tierras en el año 1789.  
Las tierras que eran de los bienes habidos con el anterior ma-  
rido eran exclusivas de los hijos de este, de tal suerte que los hijos  
tenidos con Chóes no tenían derecho a ellas, sino a los nuevos bienes  
o a las tierras de Chóes habidas en Payache, población cercana a  
Puertoviejo. Pedro Chóes, el bisnieto, dice que Juan Chóes cuando  
se casó se pasó con todos sus indios al pueblo de Jipijapa, que a la  
muerte de la Cacica quedó gobernando ambas parcialidades, co-  
brando los reales tributos, que llegaron a tener hijos que fueron:  
Pedro Chóes Anzúlez y Agustín Chóes, dividiendo las dos parciali-  
68  
dades.  
6
6
6
6
6
4 Ibid., p, 39  
5 Cfr. Lockhart (2002) en: Paula Inés Daza Tobasura, Gobernarop. cit., p. 154.  
6 Cfr. Presta (2002); Lavrin (1984) en: Paula Inés Daza Tobasura, Gobernar…op. cit., p. 154.  
7 Archivo Nacional, C13-Exp. 21-X-1789. Provisión de proclama  
8 Archivo Nacional, C13-Exp. 21-X-1789. Provisión de proclama  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
270  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
El reconocimiento de los privilegios de ser parte de las familias de  
los caciques  
El sistema de género patriarcal “asignó a los hombres la autori-  
dad casi exclusiva en los asuntos políticos y religiosos, así como sobre la fa-  
69  
milia y el hogar”. Este sistema fue el causante de que “las indígenas y  
sus hijos vieron sus vidas afectadas en mayor grado, la conquista generó un  
sometimiento más severo por razones étnico-culturales para las mujeres”,70  
quienes de forma paulatina habían ido perdiendo sus privilegios. El  
conocimiento de las leyes de nuestros indios, que “viven y duermen  
71  
sobre papel sellado” hizo posible entablar reclamos para evitar ve-  
jámenes.  
Durante las dos últimas centurias de la colonia, se ha logrado  
obtener una cantidad de nombres de cacicas que preexistían en las  
diferentes parcialidades indígenas, esta referencia obtenida por ser  
parte de uno de los linajes cacicales, ayudó a evitar que ellas cum-  
plieran actividades para un amo extranjero, que se había apropiado  
de sus tierras, en trabajos tanto de la agricultura, como en la elabo-  
ración de artesanías a quienes les habían quitado la comercialización  
del tejido de sombrero de paja toquilla y mocora en la tenencia de  
Puerto Viejo; o como domésticas al servicio de familias de españoles  
y más tarde de criollos en los diferentes pueblos donde se estable-  
cieron las reducciones. Sobre este aspecto, Glave manifiesta que a  
partir del año1680, en que se promulga en Madrid la Recopilación Ge-  
neral de Leyes de Indias, los servicios personales gratuitos de los indios  
estaban prohibidos y de darse, se debía operar mediante un acuerdo  
entre las partes al que se denominó: concierto, entre estos se estableció  
un tipo exclusivo para servir, que dio paso al servicio doméstico, donde  
se habla específicamente de mujeres, señalando que el surgimiento  
evidente de la subordinación del género femenino al ámbito domés-  
tico y al escalón más servil del mercado laboral de esa sociedad co-  
lonial nació de la simbiosis de las sociedades de los blancos y de los  
69 Cfr. Powers 2000, 519 en: Paula Daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit. p. 144.  
70 Cfr.Luis Miguel Glave, 1987, 39-40 en: Paula daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit. p. 144.  
71 Regalado, 2016, Indigenismo e identidad en Manabí, pag. 175.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
271  
Libertad Regalado  
indios en el medio urbano; es aquí donde las mujeres no tenían lugar  
72  
salvo como siervas, acompañantes y reproductoras.  
Hay que precisar que la imposición de la tributación tempra-  
namente vino a afectar más todavía al trabajo que debían realizar las  
mujeres, ya que debían duplicar sus esfuerzos para producir exce-  
dentes en su economía de subsistencia, elaborando sus productos  
textiles telas, sombreros, hamacas, cestos; los utensilios de alfarería  
para el uso cotidiano y de trueque, para de esta forma poder pagar  
un tributo; a esto, añadir los trabajos propios en el seno de la familia  
o como sirvienta en la casa de los españoles. Ser una cacica, les ayu-  
daba no solo a evadir los tributos, también les libraba de ser parte  
de los servicios de toda índole del nuevo amo. Mucho después los  
descendientes de cacicas, aduciendo los derechos cacicales de pro-  
genitoras demandaron exoneraciones, e hicieron proliferar en el siglo  
XVIII peticiones, como puede verse en los expedientes coloniales.  
En 1750, don Manuel Bacusoy Choes, Natural del pueblo de  
Jipijapa solicita se sirva admitir y proveer al juez una certificación  
de que sus antecesores fueron músicos de esta santa iglesia de San  
Sebastián y que su bisabuelo Miguel Choes y su abuelo Gaspar  
Choes, quien tuvo seis hijos también en el mismo oficio de Cantor  
en esta santa iglesia, lo cual el también ejerce y que además solicita  
73  
se sirva averiguar si doña María Peransules Choes fue cacica prin-  
cipal de Jipijapa. Los testigos confirman lo solicitado y además se-  
ñalan que doña María a más de ser una famosa cacique principal de  
74  
Jipijapa, fue descendiente de caciques. En este expediente se puede  
observar que como parte del pedido de certificación se da paso a la  
memoria local a partir de los testigos para recuperar nombres de ca-  
cicas.  
75  
En 1789 en el padrón que se envía para probar los pocos in-  
dios que tributan y no pueden por ello sostener cura ni cofradía, en-  
7
2 Glave, Luis Miguel. 1987. “Mujer indígena, trabajo doméstico y cambio social en el virreinato  
peruano del siglo XVII: La ciudad de la Paz y el sur andino en 1684”. Bulletin de l’Institut  
Français d’Etudes Andines XVI (3–4): 71.  
73 De aquí deviene posiblemente el apellido Anzúlez.  
7
4 Expediente Archivo Arzobispal de Cuenca. Indios de Jipijapa, Forma de pago de diezmos y  
la distinción que tienen por todo tipo de servicios. Año 1754. CN 5004.  
5 Expediente Archivo Histórico de Lima, Serie Diezmos, Apelaciones Quito.  
7
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
272  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
contramos en Picoazá a dos cacicas solteras: Josefa Domo y Victoria  
Domo, demostrando con esto que al no haber hijos varones en la fa-  
milia a la muerte de sus padres, debieron ser reconocidas como ca-  
cicas. También debió darse el caso que ellas, para no pagar los  
tributos, hayan solicitado ser reconocidas como descendientes del  
cacique y al otorgarse ese rango, se les seguía reconociendo el dere-  
cho que la mujer tenía en estas tierras a heredar los cacicazgos.  
76  
En el padrón de 1798 de San Lorenzo de Jipijapa el listado  
de cacicas es bastante numeroso, entendiéndose desde luego, que no  
ejercían el poder administrativo, sino que eran parte de los linajes  
cacicales y que este reconocimiento fue una de las formas que usaron  
los caciques para que se les reconozca los muchos privilegios de los  
que gozaban a sus familias y de esa forma se evitaban pagos de tri-  
butos y de la realización de trabajos como siervos, conciertos o es-  
clavos. Como lo señala Daza77 el cacique y sus hijos no estaban  
obligados a ir a la mita y cumplir “bajos y humildes servicios”, tam-  
poco debían pagar tributos. Estos tributos fueron abolidos en 1833,  
como lo refiere Moscoso:  
se elimina la responsabilidad del pago del tributo por parte de la viuda  
o herederos del contribuyente muerto y se establece la filiación que de-  
bían tener los tributarios de acuerdo con la legitimidad de su naci-  
miento. Si eran hijos “legítimos” de padre blanco y madre india,  
seguían la condición del padre y no eran considerados como tributa-  
rios, eran blancos. Por el contrario, si eran hijos “ilegítimos” adquirían  
la condición étnica de la madre.78  
Otro dato de sumo interés es el desarrollo económico que al-  
canzó Jipijapa en el siglo XVIII y primeras décadas del siglo XIX, de-  
bido a la producción de maíz, un elemento de gran importancia en  
la alimentación de su gente, convirtiéndose en un lugar donde los  
76 AHCA/6- 0621- Numeración de almas de ambos sexos del pueblo de San Lorenzo de Jipijapa.  
Comprende mestizos, indios, indias en el año de 1780 o 1789.  
7 Paula Daza, Gobernar en tiempos de cambio … cit. pp. 35, 36.  
7
78 Martha Moscoso, “Mujer indígena y sociedad republicana: Relaciones étnicas y de género en  
el Ecuador. Siglo XIX”, en Mujeres de los Andes. Condiciones de vida y salud, IFEA, 2016, p. 223-  
243.  
BOLETÍN ANH Nº 209 • 247–278  
273  
Libertad Regalado  
demás pueblos se proveían de este alimento; el otro elemento es el  
tejido de sombreros de toquilla y mocora que ingresaron al mercado  
europeo a finales del siglo XVIII, sustituyendo el sombrero de fieltro,  
esto activó la exportación y su confección en grandes cantidades en  
la provincia, cuya comercialización estaba en manos de muchos de  
los caciques de Jipijapa y Montecristi; estas actividades permitió con-  
centrar en Jipijapa a la mayor parte de los caciques nos solo de este  
entorno sino de Tosagua, Picoazá, Charapotó, quienes se negaban a  
ser parte de Puerto Viejo.79  
80  
En el padrón de 1798 el listado de cacicas como parte de una  
familia es bastante extenso y está en relación con los linajes recono-  
cidos durante esos siglos de coloniaje. Se señalan los siguientes nom-  
bres: Doña Jacinta Bacusoy, Manuela Toala, Christina Soledispa,  
Martha Soledispa, Juana Paula Soledispa, Narcisa Soledispa, Ursula  
Parral, María Rosario Parral, María Ana Soledispa, Bacilia Choes,  
María Choes, Aniceta Thoala, Thomasa Thoala, Mariana Bacusoy,  
Trinidad Toala, Gertrudes Toala, Francisca Ligua, Petrona Parral, Eu-  
sebia Parral, Sorunja Parral, María Soledispa, Ubalda Thoala, Felipa  
Ligua, María Jacinta Parral, Agustina Jalca, Juana Soledispa, Grego-  
ria Bacusoy, Urbana Bacusoy, Feliciana Choes, Francisca Bacusoy,  
Manuela Bacusoy, Justa Soledispa, Francisca Pillasagua, Balthasar  
Pilligua, Ana Pillasagua, Estefanía Pillasagua, Juana Pillasagua, Ma-  
nuela Pillasagua, Thadea Ligua, Petrona Ligua, Francisca Jalca, Isi-  
dora Jalca, Juana Anzules, Juana María Parral, Petrona Regalada  
Parral, Brígida Jalca, María Sebastiana jalca, Clemencia Choes, María  
Choes, María Felipa Choes, Benedicta Parral, Inés Parral, Antonina  
Parral, Paulina Parral, María Thoribia Anzules, María Soledispa,  
Aniceta Choes, Romalda Choes, Juana Choes, Brijida Choes, María  
Isidora Choes, Gregoria Bacusoy, Urbana Bacusoy, Theresa Anzules,  
Cathalina Anzules, Gertrudes Anzules, María Dorotea Anzules,  
María Irene Anzules, Justa Libereta Anzules, Martina Choes, Fran-  
cisca Choes, Juana Bautista Bacusoy, Leonor Jalca, María Jalca.  
79 Libertad Regalado, Indigenismo e…cit.  
8
0 Archivo Arzobisal de Cuenca, AHCA/6- 0621- Numeración de almas de ambos sexos del  
pueblo de San Lorenzo de Jipijapa. Comprende mestizos, indios, indias en el año de 1780 o  
1789.  
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274  
La mujer en el sistema cacical  
en la costa pacífica del Ecuador  
Como se ha ido observando a lo largo del siglo XVIII, la ma-  
yoría de las cacicas fueron perdiendo su autonomía y liderazgo y  
81  
solo usaron el denominativo simbólico de doña o cacica como título  
hereditario, que le eximia del pago de tributos y de realizar servicios  
como concierta o sirvienta de la casa de los criollos.  
Conclusiones  
El análisis de figurinas y estelas de piedra pertenecientes a  
los períodos Formativo, de Desarrollo Regional y de Integración, res-  
pectivamente, permitió comprobar que en muchas de estas figuras  
femeninas están los símbolos de poder, propios de los niveles jerár-  
quicos de esas épocas. Poder que es corroborado por los primeros  
cronistas, quienes a su llegada a estos territorios observan a mujeres  
en pleno ejercicio del poder con capacidad administrativa, política  
y punitiva.  
El desacato demostrado por Victoria Ligua precisa que las  
mujeres pertenecientes a linajes cacicales mantuvieron privilegios  
que les dio la capacidad de enfrentarse a la iglesia para imponer su  
voluntad.  
Las cacicas de Tosagua, Achira, Manta, Jipijapa, Sancán,  
Daule, además de ser las señoras en sus territorios tenían la posesión  
de sus tierras, heredadas, bien por línea paterna o materna, o por la  
muerte de sus maridos.  
Las mujeres cacicas manejaban la economía de sus cacicaz-  
gos/señoríos, los cuales eran ricos en productos del mar, en sus ar-  
tesanías, alfarería, agricultura, que les permitió una intensa relación  
comercial en territorios de la costa del Océano Pacífico.  
Ser una cacica, o descendiente de caciques o cacicas les ayu-  
daba no solo a evadir los tributos, también les libraba de ser someti-  
das a esos “bajos y humildes servicios” que era el servicio doméstico,  
impuesto por el nuevo amo.  
8
1 En los expedientes o documentos de la colonia, para referirse a mujeres cacicas o hijas de ca-  
ciques se usa doña o doña (nombre completo de la persona) seguido de cacica, o cacica prin-  
cipal. No se dice mujer cacique, lo que señala que era costumbre de que existan mujeres en  
el gobierno de los pueblos.  
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275  
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278  
VIDA  
ACADÉMICA  
Coloquio Binacional  
Colombo-Ecuatoriano  
Montalvo  
Nuncio del Futuro  
Ambato, Casa de Montalvo  
27 y 28 de abril de 2023  
Vida académica  
JUAN MONTALVO Y EL LIDERAZGO SOCIAL  
César Augusto Alarcón Costta1  
Juan Montalvo filósofo, escritor, maestro que, con toda su  
fortaleza y templanza, asumió el liderazgo nacional para iluminar e  
inspirar al pueblo ecuatoriano con el firme propósito de constituirlo  
en el protagonista central de su permanente e inquebrantable lucha  
por la libertad y la dignidad. Con valor y determinación Juan Mon-  
talvo nunca cedió en su firmeza de auténtico guerrero que, a riesgo  
de su propia vida, en medio de la persecución y el destierro, enfrentó  
y combatió tanto al despotismo como a la corrupción.  
Convocados por la emblemática y respetada institución na-  
cional Casa de Montalvo en este histórico Mausoleo, obra construida  
entre 1931 y 1932 por el destacado arquitecto Jorge Mideros Almei-  
2
da, nos encontramos aquí, en la casa en que nació, con su cuerpo  
presente y su vibrante pensamiento para ilustrarnos con cada una  
de sus ideas que son luz que ilumina el pensamiento y fuente de  
energía que enciende el patriotismo para elevar la autoestima y em-  
poderar al pueblo, pero sobre todo a la juventud, porque, como lo  
dijo en su Quinta Catilinaria: “La suerte de un pueblo está en manos de  
3
los jóvenes: los estudiantes son elemento del porvenir”.  
El pensamiento de Montalvo ilustra, motiva e inspira al lle-  
gar a la mente, al corazón y al alma especialmente de la juventud  
1
Doctor en Jurisprudencia (1980). Miembro de Número y Director de la Academia Nacional de  
Historia del Ecuador. Director Ejecutivo de la Fundación Ecuatoriana de Desarrollo (FED).  
Editorialista de varios medios de comunicación. Presidente del Consejo de Fundaciones Ame-  
ricanas de Desarrollo “SOLIDARIOS”, con sede en República Dominicana (2010-11). Miembro  
Honorario de la Sociedad “Pedro Vicente Maldonado” de Riobamba y de la Casa de la Cultura  
Ecuatoriana, Benjamín Carrión, Núcleo de Bolívar. Miembro de Número y Subdirector de la  
Academia Nacional de Historia Militar del Ecuador. Autor de varios libros.  
Prof. Gerardo Nicola López, Historia de la provincia del Tungurahua, t. IV, Editorial Pío XII, Am-  
bato, 1996, p. 108.  
2
3
Juan Montalvo, Las Catilinarias, Imp. Gómez M., Ambato, 1998, p. 146.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
285  
Vida académica  
que al leerlo despierta su imaginación para ver aquello que todavía  
no existe y le impulsa a asumir el compromiso de convertirla en el  
gran objetivo de largo, mediano y corto plazo que convoca y suma  
fuerzas sociales para volverle realidad. En El Regenerador Montalvo  
precisó que “La imaginación bien dirigida, obrando bajo el peso santifica-  
dor de los buenos pensamientos, es la más brillante de las facultades del  
hombre.  
4
En cada página de sus obras y en medio de su enciclopédico  
conocimiento, fluye su magistral sabiduría que penetra en la esencia  
de los conceptos para abrir el horizonte universal al pensamiento.  
Sus libros son como la legendaria Fragua de Vulcano de la mitología  
griega, en la que se funde el conocimiento del pasado, la conciencia  
del presente y la visión del futuro. Por ello, al final de su Séptima Ca-  
tilinaria Juan Montalvo escribió: “La historia, señores, la historia es la  
enseñanza del porvenir: ignorar los tiempos pasados es no ser aptos para  
5
los venideros”.  
Recuperar para la conciencia colectiva la importancia de la his-  
toria es fundamental para comprender la realidad, saber de dónde ve-  
nimos y hacia dónde debemos ir. En la antigua Roma el pensador Marco  
6
Tulio Cicerón dijo: “La historia es la maestra de la vida”, porque en ella  
late la naturaleza humana en su dimensión integral y de su estudio de-  
pende el conocimiento de lo objetivo y de lo subjetivo en medio de la  
certidumbre e incertidumbre que caracterizan a la realidad.  
De acuerdo con la ciencia moderna, en la realidad nada per-  
manece estático porque todo se mueve y cambia, por lo que Mon-  
talvo en El Regenerador puntualizó: “todo el que se mueve, se agita,  
discurre, imagina, crea, da vida y poder al mundo, corriendo en uno como  
frenesí bienhechor, impelido por el espíritu de la perfectibilidad humana,  
7
todos son liberales. La esencia del liberalismo es el movimiento”.  
El liderazgo de Juan Montalvo se distinguió por su nítida de-  
finición liberal comprometida con la esencia del auténtico huma-  
nismo que es capaz de convertir a cada circunstancia de tiempo y  
4
5
6
7
Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 99-100.  
Juan Montalvo, Las Catilinarias, Imp. Gómez M., Ambato, 1998, p. 222.  
Cfr. Marco Tulio Cicerón en: Lope de Vega, La estrella de Sevilla, Castalia, Barcelona, 2012  
Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 110.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
286  
Vida académica  
espacio en la oportunidad propicia para desplegar innovadoras ini-  
ciativas con la firme determinación de superar el conformismo y la  
sumisión que derrumban a los pueblos y los hunden en la ciénaga  
de la queja, el lamento y el fracaso.  
Juan Montalvo es el Maestro y líder inmortal porque con su  
pensamiento iluminó a nuestra Patria. En cada una de sus obras co-  
munica, con férrea e inquebrantable convicción, la responsabilidad  
que debe asumir el ecuatoriano patriota en cada circunstancia de su  
vida, porque, como lo puntualizó en El Regenerador, el “Patriotismo  
es ingenio, fuerza, poder; patriotismo es valor, ímpetu, victoria; patriotismo  
es honra, gloria, felicidad”. 8  
Patriotismo es amor, respeto y compromiso con la madre y  
el padre, con los abuelos y con todos nuestros ancestros que, a fuerza  
de infatigable trabajo e inconmensurable sacrificio forjaron la Patria  
en la que nacimos y que constituye la esencia de nuestra identidad  
nacional. Como se sabe la palabra Patria deviene del término latín  
9
pater” que significa “padre”, por lo que, cuando decimos: Madre  
Patria, evocamos a nuestra madre y a nuestro padre, quienes nos die-  
ron la vida y la identidad genética que late en cada una de nuestras  
células. El patriotismo es el derecho y el deber que ennoblece al ser  
humano y lo eleva para constituirse en el sujeto central de la edifi-  
cación del futuro colectivo.  
Juan Montalvo consagró su vida a la edificación de la Patria,  
por eso la vigencia de su pensamiento es permanente y absoluta. La  
fuerza de la convicción y el compromiso con la Patria eleva al ser hu-  
mano desde lo efímero de la superficialidad emocional, la inercia y  
la rutina, hacia la trascendencia que da sentido a la vida. Son los su-  
blimes ideales y los grandes propósitos los que marcan la diferencia  
en el curso de la historia. La ausencia del auténtico liderazgo deso-  
rienta y extravía a las colectividades que se desvanecen en el hori-  
zonte del conformismo y la resignación.  
Son los principios, los valores y las virtudes lo que distingue  
a los seres humanos. Como enseñó Juan Montalvo. Los pueblos que  
8
9
Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 121.  
https://etimologia.com  
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287  
Vida académica  
cultivan la honradez, la lealtad, el patriotismo, la solidaridad, el es-  
tudio y el trabajo duro son dignos y libres; en cambio, los que caen  
en el pantano de la corrupción, el servilismo, la mediocridad, el  
miedo, la queja, el lamento, la división y la confrontación inútil se  
debilitan y se hunden en la miseria, por eso en El Regenerador dijo:  
¡
Pueblo, cultivad las virtudes, y uníos para cultivarlas! Un pueblo apa-  
sionado a la patria, a la libertad, al progreso, que vive unido con los  
vínculos del amor y la confianza, el deber y el derecho, el trabajo y los  
goces inocentes, es grande y fuerte; y en los pueblos grandes, fuertes,  
10  
los malvados que propenden a la tiranía van a parar en las gemonías.  
El pueblo unido que trabaja duro y lucha por su libertad es  
un pueblo digno y noble. Montalvo con su profundo humanismo y  
su vehemente patriotismo escribió:  
por pueblo no se entiende la plebe, la parte baja de la sociedad humana,  
los pobrecitos y necesitados solamente; pueblo son todos. Pueblo es el  
labriego, el artesano, el artista; pueblo es el carpintero, el herrero, el  
sastre; pueblo es el jurisconsulto, el médico, el humanista; pueblo es el  
sacerdote evangélico, el soldado patriota, el profesor filantrópico; pue-  
blo es el mercader, el corredor, el estudiante. El estudiante, ¿habéis  
oído? Ese mancebo de sangre procelosa, imaginación encendida, pen-  
samientos elevados, afectos puros. 11  
La unidad empodera al pueblo y le constituye en el sujeto cen-  
tral de la historia. Los enemigos del pueblo que siempre han propi-  
ciado su debilitamiento desde mucho tiempo atrás articularon y  
12  
difundieron su perversa consigna: “divide y reinarás”. Es preciso es-  
tudiar a Montalvo para comprender la gran importancia de trabajar  
por la unidad nacional que, en los últimos tiempos, lamentablemente  
ha venido siendo atacada mediante la promoción de confrontaciones  
entre serranos y costeños, indígenas y mestizos, jóvenes y adultos, mu-  
jeres y hombres, alumnos y profesores, trabajadores y empresarios.  
10 Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 25.  
11 Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 169.  
12 Jesús Cantera Ortiz de Urbina, Refranero latino, Ediciones Akal, 2005, p.64  
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288  
Vida académica  
Con toda sabiduría Montalvo en El Regenerador escribió:  
Los gobernantes que abrigan malas intenciones procuran desunir a los  
ciudadanos. Cuando han conseguido separarlos por malicia, hacer que  
se teman, que huyan unos de otros, la tiranía se ha colocado en un  
trono. Pueblo, haced porque en vuestro compañero, vuestro amigo, no  
veáis nunca un espía ni un traidor. La confianza es virtud de las almas  
13  
elevadas; la suspicacia, vicio que apoca y envilece.  
La fracturación social que debilita a los pueblos y es promo-  
vida con el propósito de someterles bajo regímenes dictatoriales, por  
eso Montalvo dijo: “Pueblo, uníos en el peligro, uníos para salvar la patria  
y cuando un crimen contra ella ha sido perpetrado, uníos para castigarlo.  
El pueblo unido es grande, el pueblo unido es fuerte: pueblo, sed grande y  
14  
fuerte, grande por las virtudes, fuerte por la unión entre los buenos”.  
Es indispensable leer a Montalvo que nació hace 191 años,  
aquí en Ambato el 13 de abril de 1832 y murió hace 134 años en París,  
el 17 de enero de 1889. Su presencia en nuestra historia nacional co-  
rresponde a la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, hoy siglo y  
medio después, sus reflexiones y mensajes poseen la más legítima ac-  
tualidad, porque a pesar del tiempo transcurrido y el progreso logrado  
por el mundo moderno con el desarrollo de la ciencia y la tecnología,  
la sociedad sigue siendo víctima de enemigos como la corrupción que  
sin ningún escrúpulo se apropia de los bienes públicos.  
Muchos han sido los escándalos de corrupción que en los úl-  
timos tiempos ha llenado de indignación y vergüenza al pueblo  
ecuatoriano. En la Segunda Catilinaria Montalvo dijo:  
Robar a la nación es robar a todos; el que roba es dos, cuatro, diez veces  
ladrón: roba al que ara y siembra; roba al que empina el hacha o aco-  
mete al ayunque; roba al que se une al trabajo común con el alma  
puesta en su pincel; roba al agricultor, al artesano, al artista; roba al  
padre de familia; roba al profesor; roba al grande, roba al chico. Todos  
son contribuyentes del Estado; el que roba al Estado, a todos roba, y  
15  
todos deben perseguirle por derecho propio y por derecho público.  
13 Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 23.  
14 Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 26.  
15 Juan Montalvo, Las Catilinarias, Imp. Gómez M., Ambato, 1998, p. 44.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
289  
Vida académica  
Esta auténtica caracterización de la corrupción describe con  
exactitud a la delincuencia que ha degradado a la política y a la fun-  
ción pública para saquear el erario nacional. Pero nuestra Patria ade-  
más de la corrupción en los últimos tiempos es víctima de la  
narco-delincuencia desbordada que asalta, roba, asesina, trafica dro-  
gas y siembra el terror con el sicariato.  
La decadencia moral afecta a la sociedad en todos sus ámbi-  
tos y frente a ella nada es más nefasto que la indiferencia, por ello  
Juan Montalvo con su elocuente vehemencia en El Regenerador dijo:  
hagamos una guerra de virtudes si es posible, procurando cada cual supe-  
16  
rar al enemigo en honradez, buena fe, magnanimidad”.  
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16 Juan Montalvo, El Regenerador I, Ed. Casa de Montalvo, Vol. XIII, Ambato, 1999, p. 71.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
290  
Vida académica  
MONTALVO NUNCIO DEL FUTURO.  
VIGENCIA DEL PENSAMIENTO DE MONTALVO  
Rosalía Arteaga Serrano1  
La permanencia y la pertinencia del pensamiento de un per-  
sonaje de la historia, se dimensiona con los parámetros que determi-  
nan la influencia que estos tienen en los años posteriores. ¡Cuánto  
de esos pensamientos perviven a lo largo de los tiempos y cómo son  
asumidos por las nuevas generaciones!  
En el caso de Montalvo, no tenemos duda de que sus ideas,  
sus apreciaciones, sus juicios, pero sobre todo su extensa producción  
literaria, perviven, son apreciados por los ciudadanos ecuatorianos  
y de otros países, gracias a la lucidez de sus análisis, a la capacidad  
de desarrollar sus pensamientos a lo largo de innumerables escritos,  
pero también gracias al trabajo tesonero que la Casa de Montalvo,  
institución importante ubicada en su ciudad natal, Ambato, realiza  
a lo largo de los años, demostrando su apego por la vida y el pensa-  
miento del gran escritor, ensayista y polemista, así como el interés  
en diseminar y cultivar su legado a través de los coloquios dirigidos  
a maestros y estudiantes, que con periodicidad confluyen a esta tie-  
rra acogedora y maravillosa para beber de la fuente del pensamiento  
montalvino.  
El pensamiento liberal de Montalvo chocó con los regímenes  
autoritarios, a cuyos representantes fustigó con un verbo cargado de  
fuerza, de dureza, de expresiones que le acarrearon frecuentemente  
1
Ecuatoriana, primera mujer presidenta y vicepresidenta Constitucional de la República del  
Ecuador. Fue viceministra de Cultura y Ministra de Educación. Fue secretaria general de la  
Organización del Tratado de Cooperación Amazónica OTCA, miembro del Consejo Directivo  
de la Biblioteca de Alejandría y del Consejo Editorial de la Enciclopedia Británica. Actualmente  
es presidente ejecutiva de la Fundación FIDAL, presidente de RAW-The Glocal Women Foun-  
dation y presidente de UNIR-Ecuador. Ha publicado 15 libros de ensayo, prosa poética, poesía,  
cuentos, literatura infantil y Juvenil. Sus poemas han sido parte de varias antologías en el  
Ecuador y en otros países. Dicta conferencias, promueve la educación y el cuidado del medio  
ambiente.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
291  
Vida académica  
la persecución y el destierro. Cuando revisamos sus escritos, senti-  
mos que son de actualidad, que no han pasado de moda, sobre todo  
cuando constatamos la situación política actual, que no ha hecho sino  
perpetuar los escenarios del pasado, sin permitirle al país un atisbo  
de esperanza, de luz hacia mejores días.  
El libro que recoge los escritos dispersos y minuciosamente  
clasificados y ordenados por Jorge Jácome Clavijo, “Cuadernos de  
Apuntes inéditos”, empieza con una frase que perdura en el tiempo y  
que dice de una realidad que crece con los años: “Pues nunca me han  
2
de ver la mayor parte de los que lean este libro…”, por supuesto, muchos  
bebemos de la fuente del pensamiento de Montalvo, sin tener la  
dicha de haberlo conocido.  
Es curioso como analiza la existencia de diferentes Parlamen-  
tos, con los cambios de nombre respectivos, de acuerdo con el tipo  
de legislación vigente, pero indudablemente se refiere con acierto a  
los disturbios que generan los populismos cuando nos dice: “no hay  
peor orden de cosas que el que derribamos en un pronunciamiento, ni píca-  
3
ros más consumados que los tristes con quienes damos patas arriba”. ¿No  
nos traen estas reflexiones y decires lo que ha ocurrido tantas veces  
y ocurre en el presente? Para infortunio de la patria y quienes en ella  
vivimos.  
No deja Montalvo de sorprendernos, a pesar de sus duras  
críticas a sus contemporáneos, con ciertos atisbos de esperanza: “No-  
4
sotros los sudamericanos debemos dar la ley de civilización al mundo”. Lo  
que nos remite a lo que nosotros hemos enunciado con frecuencia,  
al advertir que Latinoamérica es el continente de la esperanza.  
5
En el acápite dirigido al “Orador” hace la siguiente refle-  
xión, absolutamente pertinente a los tiempos actuales: “Revolución  
que tiene la mira puesta al progreso y la cultura de los pueblos, colocará la  
6
imagen de la libertad en la mesa de elecciones”. Ojalá quienes se auto-  
2
3
4
5
Juan Montalvo, Los Siete Tratados, Soluciones Gráficas, Ambato, 2019, p. 112.  
Juan Montalvo, El Regenerador, Garnier hermanos, París, 1929, p. 8.  
Juan Montalvo, El Regenerador, tomo 2, Garnier hermanos, París, 1929, p. 8.  
Juan Montalvo, El Regenerador, tomo 2 Biblioteca Letras de Tungurahua, I.Municipio de Am-  
bato, Ambato, 1987, p. 8.  
6
Juan Montalvo, El Regenerador, tomo 2…op. cit., p. 5.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
292  
Vida académica  
denominan como revolucionarios tuvieran esta frase y concepto en  
su ideario, en su mochila, en su escritorio.  
Si Montalvo hace duros y agrios comentarios respecto de sus  
contemporáneos, bien podemos traer a tiempo presente algunas de  
sus frases y conceptos que aplican claramente a muchos que figuran  
en la política: “la elocuencia ha venido a menos en los tiempos presentes”.7  
O también y referido al mismo tema de la elocuencia, que  
debe ser uno de los atributos de quienes se dedican a la política: “No-  
sotros los sudamericanos, que presumimos de entendidos, engañados por la  
ignorancia, hemos dado en la flor de atribuir la palma de la elocuencia a cual-  
quier representante o histrión que echa los bofes con los gritos, y se vuelve  
8
pedazos por hacerse admirar del auditorio: esto no es más que ridiculez”.  
Las circunstancias hacen que me exima de dar ejemplos de  
lo que ocurre en la actualidad, cuando miramos los acontecimientos  
y los decires de parlamentarios y otras autoridades de las que no es-  
capan muchas autoridades locales, que quieren fungir de doctos y  
destrozan el lenguaje, pero que tampoco abundan en conceptos y es-  
clarecen lo que pretenden decir. ¡Tamaña ridiculez! diría el ambateño  
ilustre.  
Hay otro libro al que quiero referirme en estos momentos, el  
célebre Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, libro que tuve el honor  
de entregar, hace algunos años, para que repose en la biblioteca de  
la Real Academia de Doctores de Europa, en la ciudad de Barcelona,  
en España y que tiene frases memorables de las que extractaré ape-  
nas un par. “El Don Quijote Simbólico, esa encarnación sublime de la ver-  
dad y la virtud en forma de caricatura, ese Don Quijote es de todos los  
tiempos y de todos los pueblos, y bienvenida sea donde llegue, alta y hermosa  
esa persona moral”.9  
Se adelantó nuevamente al reconocer a la literatura y a los  
personajes que la pueblan, esa pervivencia en el tiempo y en las la-  
7
Juan Montalvo, El Regenerador, tomo 2, Biblioteca Letras de Tungurahua, I. Municipio de Am-  
bato, 1987, p. 8.  
8
9
Juan Montalvo, El Regenerador, tomo, 2 op. cit., p. 9.  
IPANC, “Forjadores de la Identidad Iberoamericana”. Montalvo habla a la juventud: pensamientos  
para reflexionar, IPANC, Quito, 2007, p. 13. Ver en: https://biblio.flacsoandes.edu.ec/libros/di-  
gital/44626.pdf (20-06-2023).  
BOLETÍN ANH Nº 209  
293  
Vida académica  
titudes, como lo es el pensamiento de Montalvo, otro Quijote de an-  
dadura y reciedumbre a prueba de todo. “Don Quijote es un discípulo  
de Platón con una capa de sandez: quitémosle su espada, vestidura de caba-  
llero andante y queda el filósofo”.10  
Maravilloso, nos trae al Quijote con sus vestiduras, “la espada  
11  
de Cervantes fue la risa”, nos imbuye del pensamiento de Cervantes  
y se queda una vez más con nosotros, sus lectores de hoy, el Mon-  
talvo eterno, el que fustigó con su pluma, podríamos decir parafra-  
seándolo, que “la espada de Montalvo fue su pluma”, ya lo dijo el  
mismo refiriéndose al asesinato de García Moreno, “mi pluma lo  
12  
mató”.  
Bibliografía  
EGEA, Martín María, “Juan Montalvo: el ensayo de inimitable imitación”, Car-  
taphilus, 6, pp.122-128, 2009, p.127. Ver en: https://revistas.um.es/cartap-  
hilus/article/download/91431/88081/371011 (20-06-2023).  
FLORES GARCÍA, José, Panorama histórico contemporáneo, parte 1, editorial pro-  
greso, México, 1985.  
IPANC, “Forjadores de la Identidad Iberoamericana”. Montalvo habla a la juventud:  
pensamientos para reflexionar, IPANC, Quito, 2007. Ver en: https://biblio.  
flacsoandes.edu.ec/libros/digital/44626.pdf (20-06-2023).  
MONTALVO, Juan, Los Siete Tratados, Soluciones Gráficas, Ambato, 2019.  
––––––, El Regenerador, Garnier hermanos, París, 1929.  
10 Juan Montalvo, Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, Montaner y Simón, Barcelona, 1898,  
p. VIII.  
11 Martín María Egea, “Juan Montalvo: el ensayo de inimitable imitación”, Cartaphilus, 6, pp.122-  
1
/
28, 2009, p.127. Ver en: https://revistas.um.es/cartaphilus/article/download/91431/88081  
371011 (20-06-2023).  
12 Cfr. Juan Montalvo en: José Flores García, Panorama histórico contemporáneo, parte 1, editorial  
progreso, México, 1985, p. 191.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
294  
Vida académica  
–––––. El Regenerador, tomo 2 Biblioteca Letras de Tungurahua, I. Municipio de  
Ambato, Ambato, 1987.  
–––––, Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, Montaner y Simón, Barcelona,  
1898.  
–––––, Cuaderno de Apuntes (Inéditos), Tomo Primero, Ediciones Casa de  
Montalvo.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
295  
Vida académica  
MONTALVO, MAESTRO DE PENSAMIENTO,  
SENTIMIENTO Y ACCIÓN  
América Ibarra Parra1  
Una vida, un ejemplo, una inspiración, producto de la abso-  
luta coherencia en pensamiento, sentimiento y acción, don, de muy  
pocos seres humanos, y es gloria del Ecuador, de Ambato y este día,  
mi especial privilegio, hablar del maestro inclaudicable, latido del  
pasado, ejemplo del presente y, destello del futuro.  
Son muchos los calificativos que ha merecido Juan Montalvo  
en torno a su intelectualidad, pero prefiero hacer hincapié en sus atri-  
butos como pensador profundo, moralista, patriota y maestro de la  
sátira, maestro por el ejemplo desde toda óptica.  
Nació el 13 de abril de 1832 en Ambato. Proviene de una  
acaudalada familia con marcadas conexiones políticas, recordemos  
que su hermano mayor participó activamente con los liberales. Juan  
Montalvo fue contrario a los conservadores y al clero, lo cual no sig-  
nifica que fuese ateo.  
Como sabemos su formación empezó a los siete con la edu-  
cación primaria, entre 1846 y 1848 realizó estudios de gramática la-  
tina en el Convictorio de San Fernando en Quito, luego estudió  
Filosofía en el Colegio Seminario San Luis donde recibió el grado de  
maestro, ingresó a la Universidad para estudiar Jurisprudencia,  
cursó dos años, pero no concluyó la carrera en vista de que el presi-  
dente José María Urbina estableció la modalidad de estudios libres,  
Montalvo regresa a su ciudad natal y se concentra a tiempo completo  
1
Licenciada en Ciencias Políticas y Sociales, Doctora en Jurisprudencia y Abogada. Tiene estu-  
dios en Ciencias de la Información y Comunicación Social. Es Editora y Directora de la Revista  
“Emprendedores”; Miembro Honorario de la Sociedad Pedro Vicente Maldonado, Riobamba;  
Miembro del Ateneo Ecuatoriano; Miembro de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Presidenta  
de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Tiene los siguientes reconocimientos: Condecoración  
Al Mérito Bolivariano” -Sociedad Bolivariana del Ecuador-; Condecoración Internacional  
Manuela Sáenz” -Confraternidad Bolivariana de América-; Condecoración “Eugenio Es-  
pejo”–Círculo de la Prensa del Ecuador-.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
296  
Vida académica  
a la lectura y formación intelectual. Nunca fue catedrático, aunque  
abrazó la pluma como su elemento y herramienta de vida.  
En 1852 junto a los intelectuales Julio Zaldumbide, Agustín  
Yerobi, Modesto Espinosa y Miguel Riofrío integró la sociedad lite-  
raria La Ilustración. Para esta fecha Montalvo era un joven de 20 años  
y mantenía nexos con personajes de este perfil intelectual e influencia  
política, lo cual refiere a las claras su carácter y elevación desde todo  
punto de vista. Aunque con dos de ellos, Julio Zaldumbide y Mo-  
desto Espinosa, tuvo en ciertos momentos alguna polémica por di-  
ferencias de criterios políticos, cultivó en cambio una estrecha  
amistad con Agustín Yerovi Orejuela, a punto que fue la última per-  
sona en visitarle en días de su agonía e incluso quien se encargó de  
amortajar su cadáver.  
A los veinte y cinco años inició su carrera diplomática pres-  
tando servicios en las Embajadas de Italia y Francia. Sus intereses,  
sus lecturas, sus talentos innatos dieron pábulo a la magnífica in-  
fluencia que recibió en tierras del viejo continente, aprovechando sin  
duda, cada instante para la observación y reflexión profunda, así  
como para entablar amistad con personajes relevantes de dicho con-  
tinente y concentrarse en la buena lectura. En sus tres viajes a Europa  
visita también España.  
Retorna de su primer viaje en1860 cuando era Jefe Supremo  
del Ecuador el Dr. Gabriel García Moreno a quien dirige su histórica  
carta llena de valor y sentido de Patria, el 26 de septiembre, desde la  
Bodeguita de Yaguachi en la que expresa su lapidario sentimiento  
nacido de sus convicciones democráticas y civismo cabal. Llama la  
atención cada palabra de esta carta, la forma en que dirige, con el  
primer apellido “usted Señor García”, le enrostra una acción trai-  
dora, afirma que en él hay dos elementos, de héroe y de tirano; que  
tiene García Moreno, valor y audacia pero le faltan virtudes políticas  
y le recomienda aprenderlas de los filósofos y sabios gobernantes; le  
insinúa que dimita el poder absoluto y concluye su sentencia indi-  
cando que si alguna vez se resignara Montalvo, a participar en lo  
que llama “pobres cosas, usted y cualquier otro cuya conducta pública  
fuera hostil a las libertades y derechos de los pueblos, tendría en mi un ene-  
BOLETÍN ANH Nº 209  
297  
Vida académica  
migo, y no vulgar, no señor; y el caudillo justo y grande, me encontraría  
2
asimismo decidido y abnegado amigo”. He aquí el hombre de la pluma  
aguda, he aquí su estilo, claro, frontal, sin tapujos dice lo que debe  
decir, anotando eso sí, estar consciente de qué puede ocasionarle la  
franqueza.  
Cuesta creer que estas fueron sus palabras, que estas eran el  
reflejo de ese temple de acero que ya demostró Montalvo a sus 28  
años y frente a un temperamento irritable y apasionado de Gabriel  
García Moreno, en el poder.  
Montalvo inicia su misión, empuña su arma contundente  
que le permite llevar a la acción aquella fuerza irresistible, aquella  
pasión volcánica por la dignidad y libertad de su Patria y su gente.  
Montalvo comprende y comulga con la concepción de lo es-  
piritual y material, pues escribe en El Cosmopolita el alma es la exce-  
lencia del hombre: el alma, este principio indefinido, esta sustancia invisible  
e impalpable, no conocida por nosotros; el alma, esta animación, este anhelo  
3
por lo divino, que nos hace considerarnos superiores”.  
De su amplia cultura, de su visión universal, de sus profun-  
das convicciones extrae el sumo mágico de la fe que fortalece su es-  
píritu y templa su carácter para no doblegarse jamás y estar listo para  
convertir sus lúcidos pensamientos en dardos sulfurosos en el campo  
de la acción. Siempre coherente, siempre constructor, siempre va-  
liente para cumplir su destino, con la furia de un rayo ante sus ene-  
migos. Vasta recordar la purulencia de quienes intentaban levantar  
cabeza para dirigirse al preclaro escritor, en caricatura de versos  
como el publicado en el periódico El Sud Americano con el título “Úl-  
tima caricia al autor de El Cosmopolita”: “Tu pluma al fin se movió y en  
el ensayo fue ruin; aunque tu soberbia al fin a la perfección llegó. Pero con  
burlas y veras…Se te ha dado mucho azote…Vete infeliz neo-Quijote, Vete  
a Ambato a comer peras”.4  
2
Cfr. Juan Montalvo en: Carlos Ibarra Salazar, Frases célebres de Juan Montalvo, Fundación Ecua-  
toriana de Desarrollo, Quito, 2000, p. 44.  
3
4
Juan Montalvo, El Cosmopolita, Tomo I, Garnier Hermanos, París, 1923, pp. 366-367.  
Cfr. Juan Montalvo en: Galo René Pérez, Un escritor entre la gloria y las borrascas vida de Juan  
Montalvo, Banco Central del Ecuador, Quito, 1990, p. 250.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
298  
Vida académica  
Con propiedad expresa Miguel de Unamuno en su prólogo  
a Las Catilinarias, en relación a su autor que lo sorprende y conmueve  
5
es la indignación lo que salva la retórica de Montalvo”.  
Escribió en el destierro, a las penas que el destierro trae con-  
sigo, a la indignación que causa la injusticia, al dolor del corazón al  
contemplar el triunfo de la tiranía.  
Una de las cualidades excelsas de los grandes hombres,  
aquellos que lo son por sus actos, por el servicio, por su legado tras-  
cendente, es la capacidad de reconocer el mérito ajeno, sin duda por-  
que su propio mérito le eleva a altos niveles. Admirable cualidad en  
el alma del maestro. En El Cosmopolita, se refiere a ecuatorianos como  
Pedro Vicente Maldonado en términos de interrogatorio ¿qué hom-  
bre modesto es ese, ante el cual se inclinan los sabios, a quien los pre-  
sidentes de las Academias de Francia, Gran Bretaña y Prusia ceden  
cortésmente sus asientos? Seguidamente la belleza de su estilo trae  
generosos calificativos de quien fue admirado fuera de su Patria; en  
igual forma comunica su sentimiento y actúa con su pluma brillante,  
en torno al gran orador de las cortes de Cádiz. Señala que, entre  
mucha gente:  
la flor de España, se asoma un joven y todos se paran a mirarle, se  
acerca y se abren ellos en dos alas, pasa por el medio, y todos se des-  
cubren y se inclinan respetuosamente (…) ¿Es un príncipe?, ¿Es un  
héroe? Y allí su auto respuesta (…) Es un humilde ecuatoriano, es  
Mejía, el competidor del divino Arguelles, el Cicerón de América, en-  
6
ciclopedia viviente que todo lo sabía (…).  
Utiliza Montalvo el adjetivo “humilde” en un espontáneo re-  
curso del lenguaje, un símil en que lo compara con Cicerón, cuyo  
nombre nos trae a la memoria la figura inmemorial del superlativo  
filósofo y orador romano, así como aparece la figura de Montalvo,  
altiva y fuerte, con sus dos aristas en manera simultánea, sencillo  
pero orgulloso, humilde pero digno. Qué decir de las expresiones  
montalvinas en torno al Libertador Bolívar, allí nos encontramos  
5
6
Miguel de Unamuno, “Prólogo” en: Juan Montalvo, Las Catilinarias”, París, 1925.  
Juan Montalvo, El Cosmopolita, Volumen 2, Casa Editorial Garnier, París, 1945, p. 334.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
299  
Vida académica  
frente a un cofre de oro donde convergen con maestría la espada vic-  
toriosa de la guerra y la pluma maestra de la lengua de Cervantes  
que se manifiesta en una carta escrita en 1875, publicada en su epis-  
tolario “Bolívar con su pluma es tan eminente como con la espada; separad  
el Bolívar escritor, el Bolívar sabio del Bolívar soldado, y quedará quizás un  
héroe de la edad media; el genio en él resulta de la inteligencia prendida con  
el rayo de la guerra”.7  
Cuan grande la inteligencia de Montalvo para penetrar en el  
espíritu e interpretar su ímpetu, cuanta la grandeza de su alma para  
escribir con tanta elocuencia y pasión, recordemos que a Bolívar le  
dedica Montalvo uno de sus Siete Tratados donde nos comparte su  
pensamiento “Bolívar es astro bienhechor que destruye con su fuego a los  
8
tiranos, e infunde vida a los pueblos muertos en la servidumbre y más  
adelante, agrega en la misma obra “Libertad era su dios vivo, después  
del Todopoderoso, a ella rendía culto su grande alma. Caído muchas veces,  
9
alzábase de nuevo y tronaba en las nubes como un Dios resucitado”. Don  
Juan infunde esperanza cuando sugiere “la unión de los buenos”  
pues las páginas históricas nos recuerdan que cuando se ennegreció  
el cielo de América con la muerte de Bolívar, apenas un año y cuatro  
meses después, se ilumino el cielo ecuatoriano con el nacimiento de  
Montalvo. Y el poder de la imaginación, a la que nunca debemos re-  
nunciar, porque es fuente creativa, me transporta a imaginar un  
plano de la vida humana en que estas dos individualidades hubiesen  
coexistido con el torrente de sus vidas, admirablemente coherentes  
en pensamiento, sentimiento y acción, virtualidades comunes que  
los inmortalizan. Y los hacen crecer en la infinitud del tiempo.  
Con sobrada razón el presidente Velasco Ibarra, al referirse  
al gran escritor ambateño dijo en su obra Cuestiones Americanas:  
Montalvo es luchador bolivariano contra la tiranía…en Montalvo ruge  
la audacia y atruena la rebeldía. Sale el luchador de su castillo, des-  
ciende a la arena, con furibundo ceño reta al enemigo y se entrega al  
7
Juan Montalvo, Jorge Jácome Clavijo, Epistolario de Juan Montalvo, Ediciones Casa de Montalvo,  
Ambato, 1995, p.476  
8
9
Juan Montalvo, Siete Tratados, Tomo II, Imprenta de José Jacquin, Bensazon, 1882, p. 15.  
Ibíd., p. 87.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
300  
Vida académica  
combate de toda su vida contra lo que para su conciencia es perversión,  
torpeza e ignominia.10  
Juan Montalvo, lector asiduo, intuitivo, conspicuo, alimen-  
taba su inteligencia y su espíritu, sabía extraer la esencia tanto como  
contextualizar las luces del pensamiento, de ahí que sus obras se tor-  
naron en la lámpara encendida para la juventud. En su Réplica a un  
sofista seudo católico expone su ejemplo de joven rebelde “¿No fue  
caso de inquisición, el haber salido yo, muchacho aún, con una pluma en la  
mano que hería como lanza en los malvados opresores y en los serviles opri-  
11  
midos?”. Así también, en su diario, en junio de 1870, en París, anotó  
Amable con la iniquidad nunca he sido; la infamia me enfurece; la mentira  
12  
me llena de indignación”. Para corroborar su clara intensión y la su-  
tileza de su expresión escrita, podemos leer en El Regenerador “No  
es preciso ser viejo para ser prudente; la cordura es también de los jóve-  
13  
nes”. El escritor no dice si es un derecho o una obligación para la  
juventud el actuar con cordura, a la sazón de las ocurrencias actuales  
donde se ha vuelto un imperativo otorgar, legislar y hablar de los  
derechos, haciendo abstracción de las obligaciones a expensas del  
derecho primigenio que formaba a la juventud y a sus ciudadanos  
en general, oponiendo a cada derecho su respectiva obligación.  
Junto al concepto de juventud es posible plasmar muchos  
retos o escribir mil calificativos pero es mas importante afirmar su  
autoestima y reiterar la confianza en el rol que la historia determina,  
siempre Montalvo tuvo presente a la juventud, exigió lealtad y com-  
promiso con el bien de la Patria tanto como reiteró su confianza en  
aquella fuerza llamada a cuidar y marcar el destino de la Patria libre  
y digna, una juventud que tarde o temprano deberá compenetrarse  
con el sentido de la vida, el deber sagrado del civismo y el auténtico  
significado de la libertad que no es, poder hacer lo que se quiere,  
1
0 José María Velasco Ibarra, “Bolívar”, publicado en: Cuestiones americanas, Obras completas, t.  
IV, 2da. ed., Editor Juan F. Velasco Espinosa, Lexigrama, Quito, 1974, p. 104, p. 106.  
1 Juan Montalvo, Siete Tratados, Tomo I, Imprenta de José Jacquin, Besanzon, 1882, p. 391.  
2 Cfr. Juan Montalvo en: Galo René Pérez, Un escritor…op. cit., p. 284.  
3 Juan Montalvo, El Regenerador, Volumen 2, Ediciones Sesquicentenario II Convención Nacio-  
nal, 1987, p. 5.  
1
1
1
BOLETÍN ANH Nº 209  
301  
Vida académica  
sino poder y hacer lo que se debe hacer. En Mercurial Eclesiástica lo  
corrobora “Cuando todo esté perdido en este país, algunos jóvenes saldrán  
con las insignias de la Patria ocultas en el pecho, y salvarán la libertad y la  
1
4
civilización. Jóvenes, oh jóvenes, vivid, creced, salvad la Patria”. En El  
Regenerador, advirtió “Pueblo donde los jóvenes son apagados, lánguidos,  
es insignificante. Pueblo donde ellos son medrosos, esclavos, es ruin, mil  
veces ruin. Pueblo donde ellos son corrompidos, bellacos, es infame. Jóvenes  
15  
oh jóvenes, vosotros sois el alma de la República”. Su propia vida es sin  
duda el mejor ejemplo del maestro a la juventud: el conocerse a sí,  
mismo, el hacer de cada día un desafío, de cada idea un reto para  
comunicar, de cada sitio, de cada circunstancia un campo propicio  
para actuar; de cada vivencia una lucha para vencer el miedo, para  
saber renunciar a todas las comodidades, menos al ideal. Cuando el  
ideal es grande, cuando el ideal es noble, cuando es auténtico inspira,  
hace a los hombres capaces de grandes renunciamientos, recordemos  
las enseñanzas de San Francisco de Asís, reflejadas en su vida misma  
16  
Deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco”. Así fue la vida de don  
Juan, abundante, inmensamente rica en espiritualidad e inteligencia,  
pobre, siempre pobre en lo material.  
Los mejores años de su juventud los aprovechó, leyendo, es-  
tudiando, reflexionando; por lo que tenía autoridad moral para es-  
cribir en Los Siete Tratados que si las historias de Roma y Grecia  
fueran estudio obligatorio para los jóvenes de hoy día; si por ley debieran  
saberlas de memoria, cuántos héroes, cuántos mártires no engrandecieran  
17  
nuestros siglos (…)”. Miraba la Historia de modo integral, por ello  
dijo en Las Catilinarias “La historia, señores, la historia es la enseñanza  
del porvenir: ignorar los tiempos pasados es no ser aptos para los  
18  
venideros”.  
1
1
4 Juan Montalvo, Mercurial eclesiástica, Editorial América, 1919, p. 129.  
5 Cfr. Juan Montalvo en: Plutarco Naranjo, Montalvo: semblanza y enseñanzas, Imprenta del Mi-  
nisterio de Educación, 1971, p. 55.  
1
6 Cfr. San Francisco de Asís en: Francisco Vanoni, Mindfulness en movimiento. Practicar a través  
del cuerpo. Una guía de meditación para occidentales, Penguin Random House Grupo Editorial,  
Argentina, 2019.  
17 Juan Montalvo, Siete Tratados, Tomo I…op. cit., p. 246.  
18 Juan Montalvo, Catilinarias, Tipografía La Unión, 1891, p. 152.  
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302  
Vida académica  
Cuan vivas son las sentencias montalvinas, hoy que a la ju-  
ventud se le ha privado del derecho de conocer la historia universal  
para extraer sus lecciones, de conocer la historia patria para elevar  
su autoestima, ni siquiera la historia de sus ancestros para fortalecer  
su identidad y proyectarse al futuro incierto.  
Digna de respeto y prueba de su acción de Montalvo cohe-  
rente a lo que piensa y siente, ejemplo maestro para los ecuatorianos  
de hoy, lo encontramos en el pasaje de su vida en que fue elegido  
para el Congreso en representación de la provincia de Esmeraldas,  
dignidad que, luego de agradecerla, no la aceptó, porque no quiso  
con su presencia avalizar la elección de Veintemilla como presidente  
del Ecuador.  
El valor ante la enfermedad que tocó duramente sus escasos  
años, es una prueba admirable de valor y convicción, al negarse a  
ser anestesiando para la cirugía, aduciendo que jamás había perdido  
la conciencia de sus actos. Otro referente es, su dignidad ante la  
muerte, aceptándola con donaire, solicitando un puñado de claveles  
y su impecable traje, porque en su elevado criterio de fortaleza y tem-  
planza, la muerte es un paso serio y debe ser recibida con solemni-  
dad.1  
9
Murió en el destierro, en París el 17 de enero de 1889 a los 57  
años a causa de una “pleuritis”, más la historia lo escribe en letra do-  
rada, que los seres que se elevaron por sobre la medianía, no mueren,  
no pueden morir, sus lecciones sellan el templo de sus vidas eternas  
y su energía emerge cuando la Patria, por la que se sacrificaron, los  
necesita para fertilizar la tierra donde deben brotar tiernos y sanos  
corazones. Por ello, Montalvo, es y será, pese a quien le pese, el  
maestro de los ecuatorianos.  
19 Jorge Jácome Clavijo, Tras las huellas de Montalvo, Tomo I, Instituto Iberoamericano de Patri-  
monio Natural y Cultural del Convenio Andrés Bello, 2007, p. 5.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
303  
Vida académica  
Bibliografía  
IBARRA SALAZAR, Carlos, Frases célebres de Juan Montalvo, Fundación Ecuato-  
riana de Desarrollo, Quito, 2000.  
JÁCOME CLAVIJO, Jorge; MONTALVO, Juan, Epistolario de Juan Montalvo, Edi-  
ciones Casa de Montalvo, Ambato, 1995.  
JÁCOME CLAVIJO, Jorge, Tras las huellas de Montalvo, Tomo I, Instituto Iberoa-  
mericano de Patrimonio Natural y Cultural del Convenio Andrés Bello,  
2007.  
MONTALVO, Juan, El Cosmopolita, Tomo I, Garnier Hermanos, París, 1923.  
–––––, Las Catilinarias”, Casa Editorial Garnier, París, 1925.  
–––––, El Cosmopolita, Volumen 2, Casa Editorial Garnier, París, 1945.  
–––––, Siete Tratados, Tomo II, Imprenta de José Jacquin, Bensazon, 1882.  
–––––, Siete Tratados, Tomo I, Imprenta de José Jacquin, Besanzon, 1882.  
–––––, El Regenerador, Volumen 2, Ediciones Sesquicentenario II Convención  
Nacional, 1987.  
–––––, Mercurial eclesiástica, Editorial América, 1919.  
–––––, Catilinarias, Tipografía La Unión, 1891.  
NARANJO, Plutarco, Montalvo: semblanza y enseñanzas, Imprenta del Ministerio  
de Educación, 1971.  
RENÉ PÉREZ, Galo, Un escritor entre la gloria y las borrascas vida de Juan Montalvo,  
Banco Central del Ecuador, Quito, 1990.  
VANONI, Francisco, Mindfulness en movimiento. Practicar a través del cuerpo. Una  
guía de meditación para occidentales, Penguin Random House Grupo Edito-  
rial, Argentina, 2019.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
304  
Vida académica  
VELASCO ESPINOSA, Juan F., Editor, Cuestiones americanas, Obras completas,  
t. IV, 2da. ed., Lexigrama, Quito, 1974.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
305  
Vida académica  
EL SINO DE LOS TIEMPOS  
Juan Coral Eraso1  
Las sociedades son escuela de patriotismo,  
la juventud crece viendo y oyendo,  
y a la vez que se ilustra,  
cobra amor a la libertad y a la patria”.  
(El Cosmopolita)  
La obra El Cosmopolita, tenida como el estilo inaugural del  
ensayo en la prosa Latinoamericana, abarca el período entre 1866  
(primer volumen, Quito) y 1869 (la novena entrega), cuando el go-  
bierno dictatorial de Gabriel García Moreno. El Cosmopolita es una su-  
cesiva compilación de artículos que recoge la ideación en variadas  
aristas del pensamiento de don Juan Montalvo, que apuntaron a tras-  
mitir a sus conciudadanos las convicciones que él estimaba funda-  
mentales para la edificación del nuevo país dirigido a la superación  
del enclenque régimen monárquico español, que suponía era la em-  
pinada tarea de constituir una sociedad y una forma de gobierno  
alumbradas por la virtud, la verdad y el saber.  
Montalvo tuvo oportunidad a sus 25 años de conocer los  
desarrollos culturales y materiales de países del occidente y sur eu-  
ropeo, gracias al ejercicio de las funciones de miembro del cuerpo  
diplomático ecuatoriano acreditado en aquellas latitudes del viejo  
continente, estancia que aprovechó para fortalecer los conocimien-  
1
Nacido en Buesaco, Nariño. Estudios secundarios en el Colegio San Felipe Neri de Pasto. Es-  
tudios universitarios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nariño. Funcionario de  
la rama judicial, de la Fiscalía General de la Nación y del Ministerio Público. Docente univer-  
sitario Investigador en historia y ciencias sociales como miembro de la Fundación para la In-  
vestigación Científica y el Desarrollo Cultural de Nariño (FINCIC). Escritor de textos  
histórico-jurídicos, Literarios, poéticos y de temas políticos. Expositor en eventos académicos.  
Presidente de la Casa Juan Montalvo de Pasto.  
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306  
Vida académica  
tos adquiridos a través de sus lecturas copiosas. Esas experiencias  
de buen viajero, a mi entender, fueron un basamento inamovible  
para su forma de cosmovisión, que le reafirmó su postura univer-  
2
sal de que “El mundo entero es la patria del género humano”, con-  
cepto que dejó plasmado en El Cosmopolita.  
El paradigma humano del traslucir el acumulado espiri-  
tual por el prisma del comportamiento personal y social, lo llevó  
a establecer que la sociedad solo tendría un futuro admirable si la  
juventud, primero, recibía una formación valiosa, y si se le per-  
mitía un desarrollo conforme a la más sana opinión, encaminándola  
a la participación en los asuntos comunitarios, que a la final conclu-  
yera en el campo político donde se le encomendare, tanto por su  
ilustración como por su energía, aportar al destino del nuevo país.  
El pensamiento montalvista irrumpe en el torbellino de la  
denonada y omnipresente pugna entre “lo bueno y lo malo”, ligado  
a la inarmoniosa historia del género humano dada la constante ebu-  
llición de nuestros actos y pensamientos cotidianos. De allí parte el  
juicio montalvista de que toda acción u omisión puesta de presente  
ha de recibir una determinada calificación, enmarcada en lo positivo  
o lo negativo, cosa para nada novedosa, pues así lo registran desde  
la antigüedad las sentencias que como veremos enseguida dejan en-  
trever la cruda opinión que ciertos adultos tuvieron en su tiempo  
de la generación juvenil.  
En boca del filósofo Sócrates se colocan aquellas afirmacio-  
nes que habría dicho alrededor de 2500 años atrás, como la si-  
guiente: Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso  
a las autoridades y no tiene el mayor respeto por los mayores de edad. Nues-  
tros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen de pie cuando una  
3
persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos”.  
Entre los textos atribuidos al filósofo griego Hesiodo (720  
a.C.) se afirma haber hallado la siguiente: “Ya no tengo ninguna es-  
peranza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana  
2
3
Juan Montalvo, El Cosmopolita, El siglo, Quito, 1894, p. 457.  
Cfr. Sócrates en: Javi Vicente, La gente no lee. Ver en: https://javivicente.net/la-gente-no-lee/  
(20-06-2023).  
BOLETÍN ANH Nº 209  
307  
Vida académica  
el poder. Porque esta juventud es insoportable, desenfrenada y simple-  
4
mente horrible”.  
Con una visión similar se sostiene por parte de egiptólogos  
que el andar de la renombrada sociedad atravesaba tiempos no del  
todo admirables, pues hace unos 4000 años algún sacerdote se refirió  
así de los hijos: “Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no  
5
escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos”.  
Y en el mundo babilonio (6000 años atrás) en alguna vasija  
de arcilla correspondiente a testimonios rescatados de aquella fas-  
tuosa civilización, pudiera traducirse la siguiente afirmación: “Esta  
juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son  
malhechores y ociosos Ellos jamás serán como la juventud de antes. La  
6
juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura”.  
A efectos de ampliar la consideración de la relación adul-  
tos/adolescentes, en una reseña histórica de escenarios donde la  
ecuación adultos/adolescentes quedó trazada en forma indeleble,  
con consecuencias funestas y siempre causadas por los grupos de in-  
terés más recalcitrantes de las sociedades, hagamos mención al pe-  
ríodo de cerca a los 200 años (1096-1291) en el que tuvieron ocasión  
las empresas bélicas renombradas como las Cruzadas, cuyo impulso  
prioritario provino de las élites del llamado mundo cristiano, que  
cubría casi todo el occidente europeo, espacio de donde se reclutaron  
millares de enceguecidos combatientes para que se lanzasen contra  
el “mundo musulmán”, extendido por distintas naciones de la gran  
familia árabe, so pretexto de conquistar “los Santos Lugares”, des-  
collando la ciudad de Jerusalén. Los expedicionarios europeos tu-  
vieron como acicate ético la garantía de que les serían “redimidos  
los pecados”, de acuerdo con la decisión pontificia avalada por el  
Concilio de Letrán (1123).  
4
Cfr. Hesiodo en: Ana Montoya, “Ser joven en algunas ciudades del suroccidente colombiano”,  
Territorio y cultura: desafíos contemporáneos, Universidad Autónoma de Occidente, Colombia,  
2
018, p. 78.  
5
6
Cfr. Ronald Gibson en: Alejandro Córdoba Largo, Valores éticos. La posibilidad de lo imposible,  
ESIC Editorial, Madrid, s/f, p. 221.  
Ana Montoya, “Ser joven en algunas…op. cit., p. 78.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
308  
Vida académica  
Casi todas estas acometidas de los cruzados culminaron en  
rotundos fracasos en cuanto a la consecución del objetivo “cristiani-  
zador”, y en punto al tema planteado en esta ocasión es acertado re-  
saltar la que fuera llamada la “Cruzada de los niños” (1212), pues en  
vista de los descalabros previos con las huestes de adultos, la de los  
menores fue aupada bajo el argumento de que al ser “puros de cora-  
zón” los movilizados contaban per se con el signo propio que les au-  
guraba el éxito militar. Para fortuna de los miles de muchachos  
aprestados, en los preparativos en tierras francesas para tomar la con-  
sabida prolongada ruta, el intento volvió a fallar mucho antes de re-  
friega alguna, y culminó en la desbandada multitudinaria de los  
millares de marchantes; muchos de los que esperaron a las puertas de  
los feudos persistiendo en la idea bélica fueron a la postre sometidos  
a la condición de esclavos en manos de inescrupulosos mercaderes.  
Traspasando los años a la velocidad que nos permite el  
mero hecho de escribir, damos con una realidad social que aún  
hoy asombra: hablamos de la época del desarrollo del modo ca-  
pitalista, preciso en Inglaterra, país que fue su centro metropoli-  
tano de florecimiento. Para ello acudimos al resumen del trabajo  
realizado por el investigador español Eduardo Montagut, relativo  
al pretendido interés de la corona británica de morigerar la explo-  
tación de la mano de obra infantil que consumía la industria texti-  
lera, y así tenemos:  
Se entiende por Factory Acts las leyes aprobadas por el Parlamento bri-  
tánico durante el siglo XIX para regular las horas de trabajo y las con-  
diciones laborales de niños y mujeres en las fábricas, especialmente en  
las textiles.  
Es en el propio siglo XVIII con la Revolución Industrial cuando surgió  
entre los reformistas la inquietud al comprobar las largas jornadas la-  
borales y las duras condiciones de trabajo que padecían los niños en  
las fábricas textiles (molinos de algodón).  
En este trabajo nos vamos a centrar en las dos primeras, la de 1802 y  
1
819. En esta historia tendría un papel fundamental Sir Robert Peel  
(
1750-1830), uno de los principales fabricantes textiles, y que inspiró  
las dos reformas que aquí vamos a tratar.  
La primera, como hemos expresado, fue aprobada en 1802, regulando  
las condiciones de las fábricas, especialmente para los menores em-  
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309  
Vida académica  
pleados en las fábricas de algodón. Establecía muchas cuestiones. En  
primer lugar, todas las dependencias fabriles debían estar bien venti-  
ladas y ser encaladas dos veces año, como medidas higiénicas. Los  
niños debían disponer de dos equipos completos de ropa para el tra-  
bajo. Los que tuvieran entre 9 y 13 años podían trabajar un máximo de  
ocho horas diarias. Los que estuvieran en la franja de edad de 14 y 18  
años podían tener una jornada más larga, de hasta 12 horas. Pero los  
menores de 9 años no podrían trabajar. Los niños que trabajasen en las  
fábricas debían estar inscritos en las escuelas primarias que los dueños  
de las fábricas tenían obligación de establecer. Tenían que aprender lec-  
tura, escritura y aritmética durante los cuatro primeros años de trabajo.  
La educación o instrucción religiosa se desarrollaría durante una hora  
lo sábados.  
La jornada laboral de los niños empleados comenzaría a las seis de la  
mañana y debía terminar, como máximo a las nueve de la noche.  
Los niños y las niñas deben dormir en habitaciones diferentes, y no de-  
bían dormir más de dos niños por cama.  
Los dueños de la fábrica estaban en la obligación de atender cualquier  
enfermedad contagiosa que padeciesen los niños.  
La Ley establecía multas por incumplimientos de los preceptos de la  
misma, pero el grave problema fue que no se estableció un sistema de  
supervisión e inspección, por lo que fue muy común no cumplir con  
lo dispuesto. Otro problema era que esta disposición regulaba las con-  
diciones laborales solamente de los considerados como “niños apren-  
dices”, tutelados, en cierta medida en la fábrica, como hemos visto en  
relación con la educación y el alojamiento, pero no de los “niños libres”,  
es decir, de aquellos que eran contratados, pero no adquirían la condi-  
ción de aprendices.  
Peel, a instancias de Robert Owen, quiso profundizar, y presentó otro  
proyecto de ley en 1815 para limitar más el número de horas de la jor-  
nada laboral de los niños. Al final, salió aprobada la Factory Act de 1819,  
pero mucho menos ambiciosa que lo que planteaba el proyecto. Owen  
llegó a acusar a Peel de no haberse movido rápidamente en el Parla-  
mento ante la oposición a la reforma.  
Al final, estas primeras reformas, a pesar de su espíritu filantrópico no  
cambiaron la situación de los trabajadores infantiles porque se incum-  
plieron al no establecer un sistema de inspección, aspecto que habría  
que afrontar en futuras reformas.7  
7
Eduardo Montagut, Las primeras factory acts (1802 y 1819), 18 de mayo de 2020. Ver en:  
https://www.eduardomontagut.es/mis-articulos/historia/item/1258-las-primeras-factory-  
acts-1802-y-1819.html (20-06-2023).  
BOLETÍN ANH Nº 209  
310  
Vida académica  
A estas circunstancias de acongojantes penurias, viene a  
sumarse la visión obtenida con el trabajo investigativo de orden  
antropológico realizado (1845) por el conocido líder de la causa  
proletaria, Federico Engels, quien es crítico al observar las condi-  
ciones aberrantes en que la clase capitalista obtenía la riqueza,  
producción conocida como La situación de la clase obrera en Inglate-  
8
rra  
,
y que por ahora no citaremos.  
Avanzando el repaso planteado a la interacción adultos/  
adolescentes, mencionemos la despiadada estrategia con que fue  
tratada la juventud vietnamita, junto con los adultos victimizados,  
durante el conflicto bélico que promovió el gobierno norteameri-  
cano en los años sesenta y setenta del pasado siglo. En esa con-  
frontación se dió el mayor caso de guerra química, pues los agre-  
sores norteamericanos acudieron al roceado aéreo del tóxico  
agente naranja”, compuesto de Dioxina, bajo el argumento de que  
requerían exfoliar las áreas selváticas a fin de limitar los sitios de  
escondite aprovechados por las fuerzas vietnamitas. Bajo tal pre-  
texto fueron arrojadas miles de toneladas del mortal químico, que  
inicialmente marchitó la flora en amplias zonas del suelo Indochi-  
no, pero sus efectos contaminantes permanecen activos luego de  
más de 55 años, provocando la proliferación del cáncer y también  
malformaciones en las últimas tres generaciones de pobladores,  
porque la Dioxina altera la genética de los progenitores. Ningún mé-  
dico o científico sabe cuántas generaciones más tendrán que vivir  
con el temor de que los frutos de embarazo no escapen de la alta pro-  
babilidad de nacimientos con deformaciones corporales.  
Amodo de complemento del desastroso cuadro humano pre-  
cedente, enumero algunas de las numerosas variantes que hoy en  
día toman las relaciones entre adultos y adolescentes, donde éstos  
siempre salen perjudicados dada su natural inermitud, situaciones  
que los noticiarios nos muestran las más de las veces en forma des-  
carnada, como son: el narcoconsumo juvenil, la desescolarización, la  
malévola aplicación de la llamada “política de género” sobre la tesis  
del desarrollo de la personalidad, la violación, el abuso erótico sexual,  
8
Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, España, 1980.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
311  
Vida académica  
el trabajo infantil, el secuestro, el reclutamiento forzado por parte de  
grupos armados ilegales, la compulsión a la migración de muche-  
dumbres que portan menores de brazos y madres embarazadas.  
En verdad el trasiego efectuado como a saltos a través de dis-  
tintas épocas de la civilización, quizá deje un mensaje de escepti-  
cismo y, por qué no, de desconsuelo, que de ninguna manera es el  
propósito de la presente exposición, porque reaccionamos sin dubi-  
taciones para dar respuesta afirmativa a la interrogante: ¿Puede cam-  
biarse la nefasta interrelación generacional? “Nada está perdido si  
queda una esperanza”.  
Trataré de plantear aquí la apuesta por la victoria del bien-  
hacer, que igual tiene bases formidables a través de los tiempos en  
los aportes efectuados en momentos de claridad mental, o cuando  
menos de anuncios relativos al poder de la voluntad expuesto desde  
el bando de “los buenos”.  
Si en todo problema por resolver nos aplicamos a identificar  
sus lados accesibles, los que son visibles para viabilizar determinada  
solución, colegimos que esos son los puntos a enfrentar, y en el plano  
de lo social ha de ser de inmediato. Es decir, nos hemos puesto  
manos a la obra al plantear lo que es factible de conseguir, y lo asu-  
mimos así puesto que encontramos en nuestra experiencia continen-  
tal cercana la existencia de casos que nos dan la razón. En tal sentido,  
el primer escenario de lucha para la consecución de resultados, ne-  
cesariamente, es el político, por cuanto en la práctica se trata de rem-  
plazar en sus cargos a determinadas personas y partidos que desde  
su papel de gobernantes, mandatarios, juzgadores o legisladores  
contribuyen a demeritar la imagen de la autoridad, práctica perversa  
que malforma la mente de las noveles generaciones.  
La acometida inicial de esta lid se dirige a rescatar la concep-  
ción democrática de la autoridad, en tanto su declinación, su sentida  
ausencia, evidencia la visión de su inexcusable carácter eficiente y  
renovador, requerido con urgencia para prevenir las dolencias socia-  
les, materiales y culturales. En esa dirección iniciamos situándonos  
en el aparte de corte fundacional expresado por Simón Bolívar en el  
“Discurso de Angostura”, pronunciado el 17 de febrero de 1819 por  
BOLETÍN ANH Nº 209  
312  
Vida académica  
el Libertador Bolívar ante la magna reunión de delegados, convoca-  
dos en esa localidad venezolana con la misión de dotar a la Gran Co-  
lombia de una Constitución, cuando declaró: “Renovemos en el mundo  
la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere  
ser virtuoso (…) la educación popular debe ser el cuidado primogénito del  
amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una República,  
9
moral y luces son nuestras primeras necesidades”.  
La concepción de autoridad que reclaman las palabras del  
Libertador se orientaba a construir un sistema estatal robusto por su  
firmeza en la aplicación universal de la Ley, y creíble por su talante  
ético. La exhortación contenida en el mensaje aspiraba a que la forma  
republicana del nuevo poder que remplazaría al monárquico his-  
pano, tuviese como eje básico la educación popular con el ahinco  
propio del “amor paternal”. La preocupación explícita fue superar  
las tinieblas dejadas por el sistema racista y excluyente, impuesto  
por la corona española en toda la superficie dominada por sus  
ejércitos y sus instrumentos de control ideológico, incluida la par-  
ticular religiosidad de las órdenes católicas.  
Dada la entonces vigente filosofía política universal, la con-  
cepción del Estado contemp tanto el reconocimiento del derecho  
de propiedad, como la validez de la competencia en la producción  
de bienes materiales, cuyos desarrollos a la postre condujeron al  
posicionamiento de unas élites para nada inspiradas en los prin-  
cipios de fraternidad, solidaridad social, soberanía nacional, y  
menos aún de una justicia tributaria.  
Al propio tiempo, conforme se dieron las cosas en el pro-  
ceso de independencia de las colonias del continente, quedaron por  
varios años rezgados algunos territorios bajo la férula española,  
como es el caso de la Isla de Cuba, cuya guerra de liberación tuvo su  
máxima intensidad en 1898. Por fortuna, en dicho proceso aparece  
la figura procera de José Martí Pérez, de prolífica producción inte-  
lectual, entre lo que interesa para esta exposición y que permanece  
en estado latente, es su visión espiritual, que no ha sido objeto de  
sistematización como sí lo son otras de sus facetas creativas. En tal  
9
Simón Bolívar, Bolívar: Cartagena 1812, Santa María 1830, Academia Colombiana de Historia,  
Colombia, 1980, p. 446.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
313  
Vida académica  
sentido, nos apoyamos en la Ponencia de José (Papo) Coss Pontón,  
sobre el legado del pensamiento espiritual de José Martí, expuesta  
en la V Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, cele-  
brada en La Habana, Cuba, del 24 al 28 de enero, 2023. Dicho trabajo  
consistente en la exploración de la obra martiana, Coss Pontón re-  
coge las siguientes expresiones del escritor: “El hombre no es lo que  
se ve, es lo que no se ve”. “La única verdad y la única fuerza es el  
amor”.  
Y más adelante el expositor citado elabora la siguiente reseña  
de José Martí:  
Para el llamado Apóstol de Cuba, es muy sencillo, porque está insis-  
tiendo durante toda su obra, que vivimos en dos dimensiones: la ma-  
terial y la espiritual. Para Martí esa es la esencia del ser humano.  
También dice y espero no equivocarme en citarlo. “El cuerpo es siervo  
del espíritu”.  
Martí va más allá, cuando le preguntan sobre su modelo de hombre. Y,  
¿
qué dijo Martí? “Mi modelo de hombre es Jesucristo”. José Martí dijo eso.  
Y yo lo cito en mi libro, que es este y no tengo más copias, pues no me  
llegaron a tiempo para este evento, que pasó por el crisol de Pedro  
Pablo.  
Él me insistió que me preparara para dos años de investigación, si que-  
ría estudiar e investigar desde el punto de vista de mis estudios docto-  
rales, el pensamiento espiritual de Martí. Luego me hizo reescribir la  
tesis como cinco o seis veces.  
Entonces me advirtió que tendría que investigar la periodización del  
pensamiento de Martí. Y yo le respondí: ¿con qué se come eso? El me  
responde: Bueno, ahora tú tienes que seguir la vida de Martí en todos  
los países más importantes que él visitó, para ver cuáles fueron sus  
principales influencias espirituales.  
En esa investigación encuentro que en sus primeros 16 años en Cuba,  
fue el catolicismo la mayor influencia, debido a las tradiciones de sus  
padres españoles. Luego en Madrid fue la masonería, alcanzando el  
más alto grado de maestro grado número treinta (30) en España.  
Después pasó a México y estudió la civilización Maya y todo lo que son  
las ideas de nuestros aborígenes, los sabios aborígenes de Nuestra Amé-  
rica. Más adelante, pasó por Guatemala y se interesó en el espiritismo  
científico. Hasta se metió a describir los diversos tipos de espíritus.  
Siguió entonces para Caracas, donde continuó leyendo mucho ese tema  
del espiritismo científico. Al final, sus últimos 15 años los vivió en  
BOLETÍN ANH Nº 209  
314  
Vida académica  
Nueva York y ya la metafísica se había desarrollado, pero en verdad,  
Martí no se casa con nadie, con ninguna filosofía o religión particular.  
Martí critica al catolicismo y a la masonería. Ala vez, es muy respetuoso  
con nuestras filosofías aborígenes. A esas no las criticó y al espiritismo  
también lo criticó muy fuertemente. En esencia, Martí desarrolló su pro-  
pio pensamiento espiritual original. O sea, que podemos decir, que  
Martí creó su visión particular sobre la espiritualidad ....  
Recuerdo que Fidel, al terminar la Primera Conferencia por el Equili-  
brio del Mundo en el 2003, citó a Martí en esa clausura: “Dios existe sin  
embargo en la idea del bien, que vela el nacimiento de cada ser y deja en el  
alma que se encarna una lágrima pura. El bien es Dios, la lágrima es la fuente  
de sentimiento eterno”.  
….  
Termino esta ponencia con dos citas de Martí, porque siento como que  
ya estoy llegando al final para ser bien preciso y no depender de mi  
memoria. Dice José Martí, y se aplica mucho a Cuba: “Sin razonable  
prosperidad, la vida para el común de la gente es amarga. Pero es un cáncer  
sin los goces del espíritu”.  
Finalizo con otra cita célebre de Martí: “El amor es el lazo de los hombres,  
el modo de enseñar y el centro del mundo. Se ha de amar al adversario mismo  
a quien se está derribando en tierra. Los odiadores deberían ser declarados trai-  
dores a la república. El odio no construye. Nada me aturde ni desvía, funda-  
remos la casa del amor”.10  
Martí, como es sabido, no llegó a gobernar su patria pues  
murió en 1895 a la edad de 42 años, en el enfrentamiento que su  
tropa sostuvo contra la fuerza militar española en el sitio Dos Ríos.  
Quiero retomar la idea martiana final del texto citado: “(...)  
fundaremos la casa del amor”, para reflexionar cómo ese norte coincide con  
lo expuesto por el Libertador Bolívar cuando lanzó la provocación al Con-  
11  
greso reunido en Angostura, instándoles a aplicar su “amor paternal al  
momento de concebir los fines del Estado granadino. Luego, sí es  
dable hallar elementos de orden conceptual que pueden servir para  
sobreponernos a la involución donde han pretendido sumergirnos  
el elitismo, la desigualdad social y, ahora último, la exacerbada co-  
rrupción.  
10 José (Papo) Coss Pontón, “Reseña de José Martí”, V Conferencia Internacional por el equili-  
brio del mundo, La Habana, Cuba, 24 al 28 de enero de 2023.  
1 Ibíd.  
1
BOLETÍN ANH Nº 209  
315  
Vida académica  
Como es obvio, la meta de rebatir la política tradicional im-  
perante no es del todo sencilla, pues aparte de contrarrestar todo el  
poderío económico empotrado en la administración pública, implica  
la enhiesta brega de transformar en la mentalidad de las mayorías  
la inamovible estructura básica del Estado ideado por Montesquieu,  
que fue pertinente para la abolición y remplazo de las monarquías  
europeas en el siglo XVIII. Pero aún mayor es el esfuerzo por realizar  
a efectos de alcanzar la revolución montalvina, pues tendremos que  
vérnoslas con el boyante facilismo que permiten las tecnologías, apa-  
rejado con el consumismo pertinaz que sostiene la percepción de que  
todo lo resuelve el torrente de baratijas y mercaderías, anunciadoras  
del festival de las sensaciones, la recreación, la comodidad y los pla-  
ceres impulsados por las agresivas campañas de mercadeo, hoy sus-  
tentadas en los inasibles mecanismos e insumos de la cibernética.  
La iniciativa política montalvina comentada al inicio de esta  
exposición, plantea el propósito de intentar, en el Ecuador de su  
tiempo, la superación de la herencia amodorrante del imperio espa-  
ñol que contaba con defensores exprofeso, tal como hoy los llamados  
“tanques de pensamiento” o “influencers”, que no descansan un mi-  
nuto para intervenir en pro del estato qua en cuanta red social existe.  
El léxico de Montalvo contiene la visión de lo democrático en forma  
integral y polícroma. Citaré a continuación, en proyección al plan-  
teamiento de transformación de las costumbres individuales y polí-  
ticas, con énfasis en la concepción de la autoridad y de la ética  
pública, citaré digo, una serie de conceptos que Montalvo expusiera  
en su obra Las Catilinarias, a saber:  
“La suerte de las naciones puede ser medida por la calidad de sus go-  
bernantes; si sabios, la suerte es buena; si viciosos, corrompidos o ig-  
norantes, la suerte no puede ser peor”.  
Los primeros ministros de una gran nación deben ser las virtudes, im-  
perando las cuales, el verdugo vendría a ser personaje inoficioso”.  
El mejor gobierno es el que se compone del mayor número de hom-  
bres notables por las luces y las virtudes. El peor gobierno es el con-  
formado por la abundancia de parentela ajena a todo oficio y los  
fanáticos aduladores cuya sombra empaña la visibilidad del hori-  
zonte”.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
316  
Vida académica  
Presidente que da su palabra y falla a ella, es ruin que debe ser ex-  
pulsado del cargo y estigmatizado con el sello de la traición”.  
El que roba al Estado, a todos roba y todos deben perseguirle por de-  
recho propio y por derecho público”.  
Que todos sepan leer y escribir y pensar es tan necesario como el que  
todos tengan un plato de comida y un trapo con qué cubrirse. Esta  
igualdad es la que deseamos y la que hará la felicidad de los hombres,  
algún día”.  
El talento sin acción pierde su elasticidad y poderío. Cortadas las  
guías el águila ha perdido el imperio de las nubes”.  
Uno no es más noble que otro sino en cuanto ha recibido de la natu-  
raleza mejores disposiciones morales”.  
Benemérito será del género humano el que saque del abismo de la ser-  
vidumbre a un puñado de gente desgraciada, como el que rompa las  
cadenas de un pueblo numeroso, y que le abra los ojos a la razón y el  
orgullo”.  
Los pueblos de largo tiempo esclavizados vienen a connaturalizarse  
con las inmundicias de la servidumbre y les falta pecho para el aire  
fuerte de la libertad”.  
El pueblo es esa multitud compuesta de la parte laboriosa y útil de la  
12  
sociedad humana”.  
En el agenciamiento de las ideas progresistas con que debe-  
mos mirar el mundo de lo social, conforme la proyección histórica  
que Montalvo entendía en las dimensiones cronológicas plenas del  
pasado, presente y futuro, avanzamos otras citas también pertene-  
cientes al texto Las Catilinarias, bajo la puntualización de cuál es el  
agente irremplazable llamado a ejercer la promoción de los valores  
y las virtudes, y así dejó escrito: “La suerte de los pueblos tienen en sus  
manos los jóvenes; los estudiantes son elementos del porvenir”. “Pueden  
los viejos ser recuerdos; esperanzas no las busquéis sino en los jóvenes”.  
En los jóvenes está el porvenir; en ellos el engrandecimiento de la patria;  
en ellos un futuro de justicia, de libertad, de bienestar social”. “Desgraciado  
el pueblo donde los jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes  
no hacen temblar el mundo”. “Pueblo donde los jóvenes son apagados, lán-  
guidos, es insignificante”.13  
1
1
2 Juan Montalvo, Las Catilinarias, editorial La Unión, 1891.  
3 Ibíd., p.43, p. 94.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
317  
Vida académica  
Sin duda, Montalvo es un adalid de la transformación social  
a través de la combinación binaria de los valores y la sabiduría, si-  
nergias que han de hallarse presentes a un tiempo en la conciencia  
y en la práxis, a efectos de movilizar la potencialidad del pueblo  
como el generador y depositario del poder político, en cuyo seno se  
debe sentir la participación de la juventud, caracterizada por tener  
la condición de impoluta, y que cuenta con la ventaja de acceder a  
formación académica y técnica, lo cual convierte a los jóvenes en  
eventuales depositarios del saber necesario para cualesquier pro-  
grama de transformación social.  
En tratándose de la pertinencia de adoptar como guía espi-  
ritual el ideario montalvino en una propuesta política determinada,  
habrá que considerar de forma inexcusable el componente de orden  
axiológico, que en parte alguna siquiera se menciona en el mundo  
filosófico de los partidos políticos conocidos en nuestros lares. En  
tanto es verdad que el montalvismo no aborda temas específicos  
sobre la producción, o la aplicación de los conocimientos científicos  
y técnicos a las distintas áreas de las necesidades sociales, eso sí la  
lumbre montalvina ocuparía el espacio de un protocolo de compor-  
tamiento de los gobernantes, legisladores y jueces y demás servido-  
res públicos del país.  
Tal protocolo de comportamiento se convertiría en una es-  
pecie de elevada atalaya que abarcase el horizonte del ethos. Su fun-  
cional observación de la ética pública por supuesto no dependerá  
exclusivamente de la voluntad del gobernante o de algún funciona-  
rio estatal, síno principalmente de la participación conciente de los  
sectores sociales encabezados por los jóvenes, Allí se explica la jus-  
teza de los requerimientos bolivariano, montalviano y martiano en  
el sentido de brindar a los jóvenes una formación escolar proactiva,  
pertinente, integral, constante, implementada en la cátedra de Etica,  
14  
como refuerzo al taller universal del Hogar. La acción política in-  
volucrará a vastos grupos y sectores sociales, conscientes de que por  
esa vía las crisis generales que hoy nos arruinan tenderán a redu-  
cirse, tanto en dimensiones como en frecuencia.  
14 Aporofobia, Adela Cortina, 2017.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
318  
Vida académica  
A medida que avance el ejercicio de incorporación de la  
moral en la toma de decisiones estatales o públicas, constataremos  
que hemos incursionado en una dimensión cobijada por la ética apli-  
cada; será una revolución democrática floreciente, en tanto la actua-  
ción individual obtiene su dinámica acorde con las convicciones, y  
no por lograr un premio. Será cuando los mentados derechos huma-  
nos fundamentales, los derechos del medio ambiente bajo criterios  
de sostenibilidad, logren materializarse en el universo social y en la  
conciencia moral.  
Vale anotar que una consecuencia de lo antedicho es la im-  
portancia de recuperar la influencia del ejemplo en el cuerpo social.  
Quedará patentizada la contradicción intemporal, inherente a la ra-  
cionalidad humana, del egoísmo frente al altruismo. Aquella má-  
xima que nos habla de “hacer el bien, sin mirar a quién”, que en  
palabras de Juan Montalvo la hallamos en la proposición de que el  
fin último de superarnos en conocimientos es el ser más útiles a los  
semejantes, promoverá el decaimiento del ego. Y así tendremos que  
la cooperación y la solidaridad irán perdiendo su aparición mecánica  
o impuesta, pues el nivel de compenetración ética hará que la elec-  
ción de hacer lo correcto, sea consubstancial al albedrío.  
Las acciones negacionistas del ego que reduzcan los escena-  
rios de su habitual manifestación, al volverse reiterativas, masivas,  
trocarían las actividades humanas en buenas acciones, que con el  
pasar del tiempo se convertirán en actos reflejos. La amplitud de las  
conductas éticas envolverán a las instituciones públicas, a tal grado  
que rebajarán el enfrentamiento con la sociedad. El Estado tendería  
de a poco a situarse en un punto próximo a la neutralidad.  
En términos metodológicos, la práxis evidencia la necesidad  
de la dignidad, del amor y la compasión por el semejante, que es la  
forma concreta de darle forma a una cultura encaminada a satisfacer  
el impulso por la construcción de la felicidad. Saber segura la ruta  
de la felicidad le da sentido moral a la conducta. Montalvo dijo: “Con  
15  
los hombres de bien de toda la sociedad debían formar un partido político”.  
15 Juan Montalvo, El Cosmopolita, Vol.1, Garnier Hermanos, París, 1923, p. 224.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
319  
Vida académica  
Bibliografía  
BOLÍVAR, Simón, Bolívar: Cartagena 1812, Santa María 1830, Academia Colom-  
biana de Historia, Colombia, 1980  
CÓRDOBA LARGO, Alejandro, Valores éticos. La posibilidad de lo imposible, ESIC  
Editorial, Madrid, s/f  
COSS PONTÓN, José (Papo), “Reseña de José Martí”, V Conferencia Interna-  
cional por el equilibrio del mundo, La Habana, Cuba, 24 al 28 de enero de  
2023.  
ENGELS, Friedrich, La situación de la clase obrera en Inglaterra, España, 1980  
MONTAGUT, Eduardo Las primeras factory acts (1802 y 1819), 18 de mayo de  
2
020. Ver en: https://www.eduardomontagut.es/mis-articulos/historia/  
item/1258-las-primeras-factory-acts-1802-y-1819.html (20-06-2023)  
MONTALVO, Juan, El Cosmopolita, El siglo, Quito, 1894.  
––––––, Las Catilinarias, editorial La Unión, 1891.  
––––––, El Cosmopolita, Vol.1, Garnier Hermanos, París, 1923.  
MONTOYA, Ana, “Ser joven en algunas ciudades del suroccidente colombiano”,  
Territorio y cultura: desafíos contemporáneos, Universidad Autónoma de Oc-  
cidente, Colombia, 2018  
VICENTE, Javi, La gente no lee. Ver en: https://javivicente.net/la-gente-no-  
lee/ (20-06-2023)  
BOLETÍN ANH Nº 209  
320  
Vida académica  
MONTALVO EN IPIALES – LA OTRA DESCENDENCIA  
Julio César Chamorro Rosero1  
Mucho se ha escrito sobre don Juan Montalvo Fiallos y de su  
periplo a través de muchas partes de América y Europa, pero pocos  
escritores e investigadores se han detenido a considerar su descen-  
dencia ipialeña fuera de la ya conocida y publicada.  
Ese Montalvo que regresa de Europa luego de funciones con-  
sulares se conduele de la realidad ecuatoriana bajo el régimen del  
doctor Gabriel García Moreno y es entonces cuando lo fustiga ince-  
santemente, lo invita a cambiar de modelo gubernamental para pre-  
servar los principios democráticos, le advierte de los peligros de la  
tiranía y lucha por la restauración social y moral del país. Eso, lógi-  
camente, lo convierte en depositario del odio gubernamental que li-  
derado por el doctor Gabriel García Moreno hizo caso omiso de la  
misiva enviada por Montalvo desde Bodeguita de Yaguachi, en la  
que ya advertía que en él encontraría a un contradictor nada vulgar.  
García Moreno da muestras de querer acabar con esos con-  
tradictores díscolos y por ello dicta medidas de aseguramiento para  
alejarlos de su cercanía y de la de los demás ecuatorianos. Sin em-  
bargo, Montalvo desde su tierra natal sigue disparando su pensa-  
miento nutrido de virulenta realidad que llega al clímax cuando dice  
en referencia al dictador: “…Lo que sí hay es, que sus defectos y malas  
propensiones han preponderado sobre sus buenas cualidades y cuando pudo  
ser presidente bueno y bien quisto, ha sido tirano desenfrenado y terrible.  
Todo ha querido hacerlo con palo y látigo, como si fuera un capataz de Cha-  
rentón o de Botany-Bay”.2  
No solamente en El Cosmopolita radican las acusaciones de  
Montalvo sino también en otros escritos que se convierten en lla-  
1
2
Director de la Casa de Montalvo-Núcleo de Ipiales. Miembro Correspondiente de la Academia  
Nacional de Historia del Ecuador.  
Juan Montalvo, El Cosmopolita, El siglo, Imbabura, 1894, p. 99.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
321  
Vida académica  
mado de atención a la inteligencia del pueblo y en menosprecio a las  
actitudes dictatoriales. Después de su primer mandato de 1861 a  
1
865, García Moreno sigue ejerciendo su influencia en la política  
ecuatoriana y es por ello que asume su segunda presidencia en 1869,  
la cual iría hasta 1875. Pero en su segundo ejercicio presidencial no  
está dispuesto a seguir tolerando los denuestos montalvinos y, a co-  
mienzos de 1869, determina una orden de prisión en contra del po-  
lemista que una vez fue avisado de la misma busca refugio en la  
legación colombiana en Quito hasta hallar la oportunidad de salir  
subrepticiamente del país. Cuando la encuentra, acompañado por  
Manuel Semblantes y Mariano Mestanza emprende la huida a caba-  
llo, haciendo pascanas en casas de amigos que les prodigan comida  
y abrigo fuera de la normal confidencialidad para que no fueran in-  
terceptados por los conmilitones del régimen imperante, hasta que  
arriban al pueblo de Tulcán, al norte del Ecuador, donde son espera-  
dos por la familia Arellano del Hierro que conociendo la prestancia  
del escritor ecuatoriano lo recomiendan ante el doctor Ramón Ro-  
sero, su familiar afincado en Ipiales, el cual gozaba de importancia  
ciudadana y de merecido respeto por parte de sus paisanos.  
Sobre Juan Ramón Rosero Montenegro, personaje singular  
en la vida de Montalvo, se ha escrito poco o casi nada. Los investi-  
gadores se han limitado a mencionarlo diciendo que lo acogió en el  
seno de su familia pero sin ahondar sobre que nació en Tulcán en el  
año de 1823 y que allí sirvió como Presidente del Municipio y pos-  
teriormente como Gobernador de la provincia del Carchi, luego de  
lo cual se trasladó a vivir a Ipiales en su casa solariega de la plaza  
del 20 de julio donde precisamente alojó a Montalvo en su primer  
destierro. Estuvo casado con doña María Martina Petrona Arellano,  
familiar de los Arellano del Hierro de Tulcán, y fue hijo de don Se-  
rafín Rosero Benítez y de la dama Susana Montenegro. Yerno del Te-  
niente Coronel Juan Ramón Arellano y Muñoz de Ayala y de María  
del Hierro Benítez, lo mismo que cuñado de los afamados generales  
Rafael y Nicanor Arellano del Hierro cuyos nombres brillan en la  
historia ecuatoriana. Fue, pues, el doctor Juan Ramón el padre de  
Mercedes, Belarmina, Dolores, Antonio y Manuel Rosero Arellano.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
322  
Vida académica  
En este espacio deseo detenerme para contar algo de la vida  
sentimental de Montalvo que podría cambiar el rumbo de las inves-  
tigaciones respecto a que Mercedes -hija de Ramón Rosero- fue su  
amor quimérico. Pues en charla sostenida con la señora Gloria Mon-  
tenegro Rosero de Pinzón, bisnieta de don Juan Ramón y que tiene  
por qué saberlo, me contó que en las tertulias familiares y en las char-  
las frecuentes que pasaron de generación a generación se decía que  
Juan Montalvo fue enamorado de su tía abuela Belarmina más no de  
Mercedes, quien era la encargada de llevar cartas y recados del inte-  
lectual enamorado y de acompañarlos en sus charlas por el jardín de  
la casa solar. Eso habrá que dilucidarse: ¿Mercedes o Belarmina?  
Basta agregar que por ella -Gloria Montenegro Rosero- encontré la  
mesa en que escribió Montalvo, la original, que reposa con todos los  
cuidados en la finca “El Embrujo” de propiedad de mi amigo Alfredo  
Rosero Angulo, bisnieto de don Juan Ramón y primo hermano de  
doña Gloria, que fue quien hizo la aclaración referida.  
Así pues, entre el 16 y el 17 de enero de 1869 llega Montalvo  
a Ipiales huyendo de la persecución Garciana y allí permaneció hasta  
el mes de abril según se desprende de una carta enviada al Cónsul  
General de Colombia en Ecuador, Dr. Cayetano Uribe. Pues tanto  
Manuel Semblantes como Mariano Mestanza permanecieron un  
tiempo en la población fronteriza, pero como contaban con los re-  
cursos necesarios de los que no disponía Montalvo, vía Barbacoas y  
Panamá se dirigieron a Europa. El dilema de don Juan radicaba en  
no saber qué rumbo tomar porque en principio Ipiales no era su des-  
tino final de desterrado. Le llamaba la atención el Perú, pero por ob-  
vias razones la ubicación de este país implicaba un gran riesgo para  
su libertad a menos que lo hiciera vía marítima entre Buenaventura  
y El Callao.  
Cuando recuerda su llegada a Ipiales, Colombia, tierra ex-  
tranjera en la que halló cobijo y alimento en la casa del doctor Ramón  
Rosero, el maestro dice:  
Llegado a Ipiales fui hospedado en la casa de la familia del doctor Ro-  
sero…casa que se encontraba en pleno centro de la plaza principal, 20  
de julio…era una amplia construcción de dos pisos, con un espacioso  
BOLETÍN ANH Nº 209  
323  
Vida académica  
jardín interior…Así comenzó mi vida en esa casa amable y en ese pue-  
blecito de gentes hechas al cariño…”.3  
Desafortunadamente aún persiste equivocación en algunos  
estudiosos de su obra que dicen que vivió en Ipiales solamente por  
algunos meses; otros aseguran que esta ciudad lo acogió en uno solo  
de sus destierros y hay quienes aseveran que fueron dos las ocasio-  
nes involuntarias que lo trajeron a vivir entre nosotros. Digamos, en-  
tonces, para aclarar de una vez por todas estas circunstancias, que  
dos fueron los destierros de Montalvo y que tres las ocasiones en que  
se radicó en Ipiales. Luego de la partida de sus compañeros de aven-  
tura Semblantes y Mestanza a Europa, en 1869 recibe la ayuda mo-  
netaria indispensable y toma la misma ruta que ellos para ir a  
Barbacoas y luego a Panamá en paso a su segundo viaje a Europa,  
más exactamente a Francia.  
Una vez que se encontró en París se sintió desengañado, aco-  
sado por las penurias económicas, viviendo de la ayuda escasa que  
le enviaba irregularmente su hermano Francisco Javier y de la que  
generosamente le remitía el general Eloy Alfaro con quien se encon-  
tró en su tránsito por Panamá, pero estaba abandonado por sus ami-  
gos y connacionales que lo veían como un hombre de supremo  
orgullo y dueño de una arrogancia que ignoraban provenía de la leal-  
tad con su pluma. Los escasos amigos que lo ayudaron lo hacían con  
el tino pertinente para no zaherir su orgullo de escritor y polemista.  
Es entonces que por estas penurias y por un amor desabrido  
Montalvo decide regresar a América, pensando que primero llegaría  
a Panamá y luego lo haría al Perú. Pero, en últimas, se decide nue-  
vamente por Ipiales.  
Qué bueno a esta altura considerar cuál fue la vida sentimen-  
tal de don Juan Montalvo en este viaje. Aparece en su vida una mujer  
que bien pudo llamarse Laida Von Krélin, que en sus obras “Capí-  
tulos que se le Olvidaron a Cervantes”, “Geometría Moral”, “El Des-  
comulgado” y “Diario” aparece señalada como Lida. Y vale la pena  
3
Galo René Pérez, Un Escritor entre la Gloria y las Borrascas, Banco Central del Ecuador, Quito,  
990.  
1
Alejandro Querejeta Barceló, Yo, Juan Montalvo, Paradiso Editores, Madrid, 2014.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
324  
Vida académica  
señalar estos pasajes, por cuanto éste su amor, fue motivo fundamen-  
tal para que don Juan regresara a Ipiales.  
El doctor Galo René Pérez considera que en los tiempos en  
que Montalvo llegó a Ipiales esta era apenas una aldea de pocas gen-  
tes, ubicada en un lugar geográfico triste y sombrío como para agra-  
var la tristeza del desterrado. “Este es un rincón andino situado en la  
frontera norteña del Ecuador. En aquel tiempo era una aldea de muy pocas  
gentes. Con el ceño oscuro de los cerros. Con un aire cortante. Con un am-  
biente muchas veces compungido de niebla y de llovizna. Triste lugar, como  
para agravar la tristeza del desterrado…”4  
Pueblo de pocas gentes, sí. Sin embargo, es bueno plantear  
que a esas alturas de 1869 Ipiales ya era capital de la Municipalidad  
de Obando creada en 1863, donde existía gente interesante en el ám-  
bito de la inteligencia y baste solamente decir que por la circunscrip-  
ción electoral de la zona había tres representantes ante la Asamblea  
del Estado Soberano del Cauca como lo fueron el doctor Avelino Vela  
Coral, el señor Ángel Rueda y el coronel José Rosero Bravo, lo que  
hace presumir que la acogida que le brindaron, en algo, pudo mitigar  
la dureza del destierro. Aún existen algunos asertos de tipo oral que  
valdría la pena confirmar de alguna forma, respecto a que, a pesar  
de su carácter introvertido fue objeto de inmenso respeto y cariño,  
aunque de casi restringido trato social por su seriedad y altivez.  
Pero la verdadera importancia que para esta zona del país  
colombiano tiene la estadía de Montalvo no radica únicamente en  
que fue él quien bautizó nuestro terruño como la “Ciudad de las  
Nubes Verdes”, en una inequívoca visión de sus celajes vespertinos  
retratados por su pluma en el ensayo “El Sur de Colombia”, sino en  
que aquí creó algunas de sus obras que han sido consideradas a tra-  
vés de los tiempos como las mejores de su pluma, tales como “Siete  
Tratados” y “Capítulos que se le Olvidaron a Cervantes”, entre otras.  
De “El Buscapié”, que aparece como prólogo de los Capítulos  
que se le Olvidaron a Cervantes, se pueden concluir las circunstancias  
en que nace esta obra. Una de ellas, es que:  
4
Galo René Pérez, Pensamiento y Literatura del Ecuador, Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana,  
Quito, 1972, p. 245.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
325  
Vida académica  
(
…) si bien la locación de Ipiales es exacta, la aparición de la Virgen a  
que se alude se podría referir a la de Nuestra Señora de Las Lajas. Sin  
embargo, si retomamos la historia de la Virgen y su Santuario, encon-  
tramos que su descubrimiento por parte de Juana Mueses de Quiñones  
ocurre a mediados del siglo XVIII y que incluso la capilla primigenia  
se terminó de construir mucho tiempo antes del nacimiento de don  
Juan. Pero lo que sí es cierto es que una réplica en miniatura de la  
misma imagen, fue descubierta por los días en que Montalvo estuvo  
desterrado en Ipiales en la población o caserío de La Taya, que era te-  
rritorio colombiano y que ahora se conoce como la Parroquia de Urbina  
en Ecuador, cerca de la línea fronteriza. Al descubrimiento de esa ima-  
gen de la Virgen en un cepejón, imagen que aún se venera y se festeja  
en la iglesia de ese sector, se refiere la escena descrita en “El Buscapié”  
5
que dio nacimiento a los sesenta capítulos de que consta la obra.  
Esta tesis que sustenté en el marco del Tercer Coloquio Inter-  
nacional Montalvino de Colombia realizado en Ipiales en el año de  
1
993 la aceptaron y dieron por probada los asistentes a él, entre los  
cuales se encontraban los bien recordados maestros Alberto Quijano  
Guerrero, Galo René Pérez, Jorge Jácome Clavijo, Fernando Jurado  
Noboa, Carlos Maya Aguirre, Germán Arciniegas, Vicente Pérez  
Silva, entre otros, con quienes visitamos la parroquia de Urbina  
donde aún se venera dicha réplica desde los tiempos en que Mon-  
talvo se encontró en Ipiales en su segunda estadía.  
Pero volvamos al Montalvo desterrado en Ipiales, para decir  
de una vez que en tres ocasiones de sus dos destierros vivió en Ipia-  
les. Una, de escaso lapso, entre enero y abril de 1869; otra a su regreso  
de Francia de julio de 1870 a 1876; y la tercera y última de 1879 a  
1881, cuando fue nuevamente a París para no regresar vivo. Y agre-  
guemos también, que fuera de las obras de singular importancia que  
hemos referido, escribió obras de teatro de las cuales se salva “El  
Descomulgado”; que se encontró en verdaderos aprietos económicos  
que solucionaba con préstamos que nunca consiguió pagar; que es-  
cribió artículos de condenación a la dictadura de García Moreno  
como objeto principal de su estilo panfletario, entre los cuales se des-  
taca La Dictadura Perpetuaque una vez publicado en Panamá llega  
5
Julio César Chamorro Rosero, Juan Montalvo. II Coloquio Internacional Montalvino de Co-  
lombia. Ponencia.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
326  
Vida académica  
al Ecuador y propicia el 6 de agosto de 1875 el asesinato del tirano  
cuando llegaba al Palacio de Gobierno en Quito.  
Montalvo fue un hombre profundamente creyente, de fe en  
Dios y en la Divina Providencia, nunca negó la existencia de un Ha-  
cedor Supremo y a través de todas sus obras es incansable recu-  
rriendo a la invocación del cielo. Con lo que no estaba de acuerdo  
era con la intromisión del clero en los asuntos del Estado, con la cen-  
sura clerical respecto de las artes, con la desmesurada recurrencia al  
culto de las imágenes sagradas que como efecto colateral lleva al fa-  
natismo y con la sumisión que a nombre de Dios mostraba un pueblo  
ignaro y carente de conceptos clarificadores. Pero pese a esa creencia,  
era un hombre tendiente al amor.  
Pero entre este ir y venir hay que destacar que se convirtió  
en hijo adoptivo y admirado de la gente sencilla de Ipiales que aún  
recuerda su nombre con cariño y respeto. Esa misma gente que es-  
tuvo dispuesta a defenderlo por la solicitud de extradición hecha por  
gobierno ecuatoriano para que su pluma no perturbara sus oscuros  
y dictatoriales manejos. Esa misma gente que decía a voz abierta que  
recibiría a palazos a quienes pretendieren llegar al aposento de Mon-  
talvo con el fin de envenenarlo como la gitana y perjudicarlo.  
Pues en efecto, el gobierno ecuatoriano quería poner a buen  
recaudo al díscolo. Pero en cuanto el Prefecto de Obando recibió la  
mentada solicitud del ministerio pertinente, se apresuró a responder:  
Cúmpleme decir a usted señor Ministro, que es tal la simpatía de que  
el señor Montalvo goza en estos pueblos, simpatía fundada en su ca-  
rácter y comportamiento, no menos que su amistad declarada por Co-  
lombia, que una demostración contra él de parte de las autoridades,  
6
en todo caso habría ofendido altamente al público (…).  
La gente de Ipiales lo acogió como propio, respetó su priva-  
cidad, admiró su porte de hombre inteligente, apoyó su causa y en  
muchas ocasiones, como en 1873, lo defendió de las pretensiones de  
asesinarlo por emisarios del gobierno despótico del Ecuador. Cier-  
6
Jorge Jácome Clavijo, Tras las huellas de Montalvo. Edición póstuma, Tomo I, IPANC, Quito,  
007, p. 395.  
2
BOLETÍN ANH Nº 209  
327  
Rocío Rosero Jácome  
tamente que el Ipiales de ese entonces era un pueblo menor, de pocas  
gentes y escasas viviendas, pero el cariño de sus gentes compensó  
las durezas del destierro y él sintió, fuera de sus amores clandestinos  
que germinaron en semillas de su estirpe, un profundo amor hacia  
los niños ipialeños que lo saludaban como “don Juanito” y se emo-  
cionaban cuando por los lados de Los Lirios y otros parajes cercanos  
a la frontera lo escuchaban perorar en filípicas disquisiciones como  
si hablara a multitudes y no solamente a la naturaleza…  
Pese a que desde 1863 Ipiales ya era municipio, la rudeza del  
destierro debió ocasionar en Montalvo una serie de crisis emociona-  
les derivadas de la impotencia de regresar a su patria. Sus quejas  
como aquella de que se encontraba “sin trato de compañeros y sin li-  
bros”, no tenderían a mancillar el nombre de su segunda patria chica  
como tampoco debe mancillarla la apreciación de Gonzalo Zaldum-  
bide en un folleto de 1932 cuando dice sobre el regreso de Montalvo  
de Europa a Ipiales: “…fue una felicidad desde el punto de vista del arte,  
que el misérrimo pueblo fronterizo hubiese tomado en su destino el turno  
7
que Montalvo quería reservar en París…”. Imagínense, Ipiales compi-  
tiendo con París por la gloria de un escritor y sin que fuese su tierra  
nutricia sino la estancia de sus creaciones.  
Igualmente es oportuno considerar que Ipiales, al tiempo de  
la segunda estadía de Montalvo de 1870 a 1876, tenía voceros en el  
Congreso del Estado Soberano del Cauca y que en las tertulias pro-  
piciadas por el Padre Silva él se encontraba también con ilustres ipia-  
leños que lo consideraban en toda la estatura de su mentalidad  
prodigiosa y de su indeclinable amor por la libertad, hasta tal grado  
que se vio impelido a escribir: “…Son amigos que me hacen querer a su  
país, aunque todos sus habitantes no me hubieran sido tan favorables como  
8
me han sido… y en otras líneas: “…En varias materias son cultos los  
hijos de Ipiales, en todas decentes, y en muchas más son buenos, sumamente  
buenos”.9  
Estos y otros argumentos, los unos conocidos por la lectura  
de la historia y otros con el testimonio de su presencia, debieron  
7
Juan Montalvo, Gonzalo Zaldumbide editor, Juan Montalvo, Estudios y selecciones de Gonzalo  
Zaldumbide, J. M. Cajica, México, 1960, p. 48.  
8
9
Juan Montalvo, Gonzalo Zaldumbide editor, Juan Montalvo…op. Cit., pp. 506.  
Ibídem.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
328  
Vida académica  
haber sido los suficientes para que Montalvo tuviera confianza en  
residir en Ipiales cobijado por manos generosas, por adeptos a su  
causa social, por condolidos de la dureza del destierro y, sobre todo,  
por el respeto que nace de las almas buenas y sencillas de los pro-  
vincianos. Además de esto, la cercanía con su patria hizo de Ipiales  
una razonable aspiración del perseguido para recibir expeditamente  
las cartas y las visitas de sus familiares y amigos con los informes  
sobre el desarrollo de los acontecimientos, y por ello era común,  
según fuentes de tradición oral, encontrarlo al borde de las lágrimas  
contemplando la patria cercana en geografía pero lejana en sus sue-  
ños de emancipación de la dictadura que parecía imperecedera.  
Además de eso, fuera de la concepción libertaria que debió  
tener de Ipiales, existía no una sino varias razones sentimentales que  
lo ataron completamente a este pedazo de terruño sur colombiano.  
Los amores que de clandestinos pasaron a ser públicos con el consa-  
bido sobresalto de los pacatos, unos meramente idílicos y platónicos  
y otros azuzados por el fuego interior de la pasión, dejaron una pro-  
genie que, con el paso del tiempo, se ha rescatado para dimensionar  
a Montalvo en el aspecto vivencial y humano. Su descendencia ha  
brillado y brilla con luz propia en el ámbito de la inteligencia y se ha  
convertido en el más fuerte lazo de unión de Ipiales con la vida y  
obra de este hombre que fue y sigue siendo adalid de la libertad y la  
democracia.  
Y de estas razones sentimentales quiero referirme solamente  
a una hasta ahora desconocida pero novedosa en el descubrimiento  
de la descendencia de Montalvo, para arraigar, aún más, su nombre  
a la ciudad fronteriza de Ipiales. No se trata de sublimizar la huma-  
nidad de Montalvo con falsos tintes de moralidad sino de apreciar  
su estado de ánimo, su diario vivir alejado de su patria, de su familia  
y de sus amigos, para decir que lógico era que buscase compañía fe-  
menina como lo hizo en Europa con la noble Laida Von Krelin.  
Al respecto de Pastora Hernández, Galo René Pérez dice:  
Por eso nuestro prosista se sintió rápidamente estimulado cuando dio  
con una mestiza de la pequeña ciudad supuestamente apellidada Her-  
nández que se comprometió en las labores de lavado y pIanchado y  
que mostraba un genio dulcemente tierno. Era joven acaso estaba en  
BOLETÍN ANH Nº 209  
329  
Vida académica  
los treinta años de edad… con esfuerzo y tacto, le fue haciendo notar  
el aprecio a que le movían sus labores, su delicadeza, su callada soli-  
daridad con una víctima del destierro…Así fue como le entregó una  
tarde el don de su guardada doncellez... Pues que mantuvo por años  
ese concubinato, del que el biógrafo Oscar Efrén Reyes ha afirmado  
que le nacieron dos hijos: Adán y Visitación. Hasta ha llegado a indicar  
que comprobó que Visitación vivía aún en 1935 en aquel lugar de la  
frontera colombiana. Pero, tras una prolija investigación realizada en  
el archivo parroquial de Ipiales y en la cual he consultado las partidas  
bautismales registradas desde 1870 hasta 1882, debo por mi parte ase-  
gurar que no hay constancia del nacimiento de los vástagos Montalvo  
Hernández a que se refiere el indicado autor. O. E. Reyes. He de ad-  
vertir, con todo, que el doctor Jurado Noboa alcanzó a hallar los regis-  
tros bautismales de José Adán (7 de febrero de 1873) y de Clara  
Visitación (22 de octubre de 1875). El primero, como hijo natural de  
Pastora Hernández. La segunda, como hija legítima de Víctor Coral y  
Pastora Hernández. Desde luego es necesario aclarar que, siguiendo  
las despreocupaciones que practicó por lo común en su condición de  
padre, mi biografiado jamás aludió, ni en sus libros, ni en sus cartas,  
10  
ni en documento alguno, a este par de descendientes ilegítimos...”  
No existe duda en cuanto a que la mujer que asistió a Mon-  
talvo en las labores de lavado y planchado de la ropa fue Pastora  
Hernández, mujer que casó con don Víctor Coral y que tuvo con él  
a su hija primogénita María Coral. Y estando unida en matrimonio  
con el señor Coral, al entrar en amores clandestinos con don Juan  
Montalvo, doña Pastora también procreó descendencia de él como  
me lo hicieron saber en grata visita hace algunos años sus descen-  
dientes.  
Con el perdón de genealogistas de alta estatura me remito a  
la información de primera mano que fue elaborada por los bisnietos  
de Montalvo y de doña Pastora Hernández, quienes me la entrega-  
ron manuscrita con las siguientes anotaciones:  
1.- María Coral Hernández, hija legítima de Víctor Coral y Pastora Her-  
nández, quien a su vez casó con Adán Ibarra y de cuya unión procrea-  
ron a Víctor, Juanita, Alfonso, Arístides y Telmo Coral Ibarra.  
10 Galo René Pérez, Un Escritor entre la gloria y las borrascas. Ed. Comité Permanente de Conme-  
moraciones Cívicas. Quito, 2002, p. 328, p. 329.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
330  
Vida académica  
2
.- José Adán Coral Hernández, hijo de la primera relación sentimental  
entre Juan Montalvo y Pastora Hernández, bautizado el 7 de febrero  
de 1873, quien repudió el apellido Montalvo de su padre biológico y  
asumió el apellido de don Víctor. José Adán casó con la señora Clemen-  
tina Coral con quien procreó a: Secundina, Zoila, Guillermo y Enri-  
queta Coral Coral, que vienen a ser nietos directos de Montalvo a pesar  
de no llevar su apellido por disposición de don José Adán.  
3
.- Visitación Montalvo Hernández, hija segunda de Juan Montalvo y  
Pastora Hernández, bautizada así el 22 de octubre de 1875 en Ipiales,  
quien al contrario de su hermano José Adán asumió el apellido de su  
progenitor verdadero. Visitación casó con Marcelino Checa en cuyo  
matrimonio procrearon a: Alfredo, Erasmo, Rosa, Florinda, Víctor y  
Emérita Checa Montalvo, que vienen a ser nietos directos de don Juan  
y doña Pastora.  
4
.- Florinda Checa Montalvo, hija de Visitación Montalvo Hernández  
y a su vez nieta de Juan Montalvo y Pastora Hernández, casó con Ma-  
nuel Montenegro y de ellos descienden: Efraín, Isabel, Over, Ovidio,  
Parménides y Beatriz Montenegro Checa, quienes se constituyen en  
bisnietos de Montalvo. Algunos de ellos, la mayoría, residen aún en  
Ipiales y otros en Cali y Bogotá.  
Efraín Montenegro Checa que reside en Bogotá fue quien en  
compañía de sus hermanos me entregó en la Casa de Montalvo, Nú-  
cleo de Ipiales, el manuscrito de su genealogía, y por nuestra amena  
conversación pude darme cuenta que ellos defienden con orgullo  
que su abuela Visitación haya sido hija de Juan Montalvo y asegura-  
ron que incluso una de las hermanas de su abuela, quien frisaba los  
noventa años en 2012, residía en Cali.  
La novedad de este escrito quedaría allí completa, pero gra-  
cias a la acuciosidad de Parménides Montenegro e Isabel Montene-  
gro, bisnietos del Cosmopolita y residentes en Bogotá e Ipiales, a  
través del profesor Luis Gerardo Chamorro Checa quien a su vez es  
tataranieto, llegó a mis manos la tradición genealógica de la hija de  
Visitación Montalvo y Marcelino Checa, de doña Florinda Checa  
Montalvo, quien a su vez casó con Medardo Montenegro de cuyo  
tronco provienen algunos de los tataranietos hasta ahora desconoci-  
dos de don Juan y que por primera vez en publicación señalo así  
como la otra descendencia: Los tataranietos:  
BOLETÍN ANH Nº 209  
331  
Vida académica  
Hijos de Over y Livia Campaña: Carlos – Yovana – Jorge –  
María –Claudia – Iván – Gabriela – Gustavo – Edgar – Javier – Oscar  
Andrés y Fabio.  
Hija de Ovidio y Tania: Carolina  
Hijos de Beatriz: Adriana – Juan – Ricardo  
Además del profesor Luis Gerardo Chamorro Checa que por  
curiosidad no se registró en este intento de árbol genealógico de los  
bisnietos de Montalvo.  
No se puede olvidar que fuera de esta relación con doña Pas-  
tora Hernández, don Juan Montalvo sostuvo otras en algunos mu-  
nicipios cercanos a Ipiales como Potosí donde conoció a doña Elvira  
Terán y dejó progenie destacada como el doctor Jorge Coral Samper,  
abogado de mérito y hombre de inteligencia comprobada, quien  
también como Adán Coral Hernández repudió el apellido Montalvo  
y se colocó Samper que en traducción del francés significa “sin  
padre”. De él vino el siempre bien recordado doctor Juan Coral, nieto  
de Juan Montalvo, buen conversador, simpático en su forma de ser,  
inteligente y sabio en sus apreciaciones, excelente amigo y contertu-  
lio, quien falleció no hace mucho tiempo en Tumaco. A su vez, de él  
registramos a su hijo Juan Coral Eraso, (con s), abogado de recono-  
cida trayectoria, investigador, inquieto por la historia y las labores  
culturales quien reside en Buesaco, Nariño. Juan se empeña y seguirá  
empeñado en la implementación de la Cátedra de Montalvo pactada  
por los Ministros de Educación de Latinoamérica y el Caribe en Ca-  
racas, Venezuela, y en esa gestión lo acompañamos con decisión y  
coraje.  
Imprescindible decir que la figura de Juan Montalvo Fiallos  
es emblemática en el sur de Colombia, donde residió, escribió y fue  
querido y respetado. Tan es así, que en el recuadro inferior derecho  
del escudo de Ipiales aparece una antorcha del saber y junto a ella  
siete libros que son un homenaje a los Siete Tratados escritos por él  
Ipiales. En el año de 1932, al conmemorarse el centenario de su na-  
cimiento el 13 de abril, el Concejo Municipal de Ipiales aprobó el  
Acuerdo por el cual se le rindió homenaje y designó como Avenida  
Juan Montalvo a la que se halla en la calle 18 entre carreras 2ª y 5ª,  
por ser el sitio de su habitual camino hacia el punto Los Lirios, en  
BOLETÍN ANH Nº 209  
332  
Vida académica  
donde para menguar la soledad del destierro practicaba la oratoria  
ante el asombro de los niños y se desenvolvía en filípicas disertacio-  
nes sobre la literatura y la libertad de su patria. Las anteriores son  
suficientes razones para concluir afirmando que el Juan Montalvo  
ipialeño seguirá residiendo espiritualmente, a través de sus obras y  
de su progenie, en la memoria colectiva del sur de Colombia. Pues  
él, desde ese entonces, fue y seguirá siendo considerado como hijo  
de la ciudad que bautizó como la de las nubes verdes.  
Bibliografía  
JÁCOME CLAVIJO, Jorge, Tras las huellas de Montalvo. Edición póstuma, Tomo I,  
IPANC, Quito, 2007.  
MONTALVO, Juan, El Cosmopolita, El siglo, Imbabura, 1894.  
MONTALVO, Juan, Gonzalo Zaldumbide editor, Juan Montalvo, Estudios y selec-  
ciones de Gonzalo Zaldumbide, J. M. Cajica, México, 1960.  
PÉREZ, Galo René, Un Escritor entre la Gloria y las Borrascas, Banco Central del  
Ecuador, Quito, 1990.  
–––––, Pensamiento y Literatura del Ecuador, Editorial Casa de la Cultura Ecua-  
toriana, Quito, 1972.  
–––––, Un Escritor entre la gloria y las borrascas. Ed. Comité Permanente de Con-  
memoraciones Cívicas. Quito, 2002.  
QUEREJETA BARCELÓ, Alejandro, Yo, Juan Montalvo, Paradiso Editores, Ma-  
drid, 2014.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
333  
Vida académica  
JUAN MONTALVO HOY ABRIL 2023  
Rocío Rosero-Jácome1  
Del 13 de abril de 1832, al 17 de enero de 1889, median 57  
años entre el nacimiento y la muerte de Juan Montalvo, nacido en  
Ambato y fallecido en Paris. Hasta nuestros días han pasado134 años  
de su deceso, pregunto ¿Hay algún parecido de su circunstancia vital  
con la nuestra? ¿son válidas para nosotros sus apreciaciones de esa  
época? ¿qué mensaje nos traen sus palabras? La historia tiende a re-  
petirse cuando no es analizada en su circunstancia, a lo que yo lla-  
maría “un pasado presente” o “situaciones repitentes por no resuel-  
tas” que tanto Montalvo como nosotros estamos viviendo a través  
de la interrelación con el resto del mundo y sus influencias e impac-  
tos. Toynbee habló de la ciclicidad de la Historia. Así, curiosamente,  
Juan Montalvo vivió un mundo parecido al nuestro, con influencias  
externas decisivas para la vida económica y social del Ecuador con  
cambios profundos en la tecnología y modos de producción, en la  
organización familiar y laboral.  
Las condiciones económicas del Ecuador, del continente y el  
mundo en el periodo que vivió Juan Montalvo lo convirtieron en un  
migrante económico en Europa. El planeta vivía el proceso de la Mo-  
dernidad tecnológica asociado a las pugnas políticas e ideológicas  
entre liberales y conservadores que se replicaban en América. Tres  
1
Rocío Rosero Jácome: Doctora en Historia y Licenciada en Ciencias de la Educación, Historia  
y Geografía por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE, Magister en Docencia  
para Instituciones de Educación Superior por la Escuela Politécnica Nacional, EPN, Miembro  
de Número de la Academia Nacional de Historia, Miembro de la Red de Historiadores Euro-  
peos Latinoamericanistas, AHILA, Miembro del Grupo: Trabajo Intelectual, Pensamiento y  
Modernidad en América Latina, TIPMAL, Miembro de la Asociación Internacional de Estudios  
Interamericanos IAS, Miembro Correspondiente Extranjero de la Academia Nariñense de His-  
toria, también de la Academia Dominicana de Historia, y, de la Academia Colombiana de His-  
toria. Docente de la Escuela de Relaciones Internacionales en la Universidad Internacional del  
Ecuador, UIDE, Directora de Investigación de la Fundación JANUS, Editora, Jefa de Publica-  
ciones de la Academia Nacional de Historia, ANH.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
334  
Vida académica  
mandatarios marcaron la vida de Montalvo: Juan José Flores, por las  
persecuciones a sus familiares liberales; Gabriel García Moreno con  
las persecuciones a su persona por ser arrogante, orgulloso y deso-  
bediente a la iglesia y al gobierno. Finalmente, Montalvo, se enfrentó  
y criticó la corrupción administrativa, la vida airada y el derroche  
de Ignacio de Veintimilla. En síntesis, se opuso al pensamiento único  
y a la tiranía, su ideología era liberal y social.  
En 2023, nosotros, como Juan Montalvo estamos atravesando  
crisis, el proceso de la Posmodernidad de camino a la Estelaridad;  
ya no hablamos de universo sino de multiversos; empero, mientras  
pasamos del 4G a la inteligencia artificial y al 5G, Ecuador en la con-  
cepción de Estado republicano y unitario que debe alinearse a una  
tendencia externa de la cual recibe influencias e impactos que defi-  
nen su política y economía en lo internacional en el marco global. La  
Modernidad de Montalvo exigía el conocimiento del francés e inglés;  
la Postmodernidad, nuestro tiempo, requiere conocimientos de in-  
glés y chino. Pasamos de los procesos mecánicos a la instrumentali-  
dad intelectual digital y telemática; sin embargo, se reconocen como  
constantes sociales: la pobreza en la mayoría de la población, la co-  
rrupción en la mayoría de las ejecutorias gubernamentales la auto-  
2
3
cracia y el oligopolio , como método de gobierno y constante de la  
administración pública.  
Ecuador entre 1840-1850  
Juan Montalvo proviene de una familia liberal, cuando tenía  
1 años, en Ambato, en 1843, su hermano Francisco fue arrestado,  
1
encarcelado y desterrado al Perú por oponerse a la dictadura de Juan  
José Flores. Tras su caída del poder, el 6 de marzo de 1845, Francisco  
Montalvo regresa de su exilio en Lima y lleva al jovencito Juan Mon-  
4
talvo a Quito a continuar los estudios secundarios. Sus dos herma-  
2
3
4
Diccionario de la Real Academia de la Lengua: “Forma de gobierno en la cual la voluntad de  
una sola persona es la suprema ley.”  
Ibid. “Concentración de la oferta de un sector industrial o comercial en un reducido número  
de empresas.”  
Roberto Agramonte, La Filosofía de Montalvo, T. I, Banco Central del Ecuador, Quito, 1992, p.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
335  
Vida académica  
nos mayores, Francisco y Francisco Javier, eran prestigiosos juriscon-  
sultos. Entre 1846 y 1848 Juan Montalvo estudió gramática latina en  
el colegio San Fernando, luego, filosofía en el seminario San Luis,  
allí se graduó como maestro, es decir, docente, y consiguió el cargo  
de Secretario del Convictorio San Fernando, a la par, cursó Derecho  
en la Universidad de Quito, terminó hasta segundo año. Su vida y  
la del Ecuador sufrió un remesón: el presidente Urbina decretó la li-  
bertad de estudios para colegios y universidades, esto es, el cierre  
de las aulas en 1853. Juan Montalvo se quedó sin trabajo y sin estu-  
5
dios, decidió regresar a Ambato. Este cierre de los centros de estudio  
obedeció a la carencia de recursos en el erario nacional.  
En su estancia de Quito, Juan Montalvo, fue invitado a las  
tertulias filosófico-literarias” en la casa del político liberal y poeta  
6
Julio Zaldumbide. Acudían otros jóvenes literatos, todos ellos de la  
Facultad de Derecho, eran: Agustín Yerovi , José Modesto Espinosa  
y Miguel Riofrío. En las reuniones literarias leían, comentaban y es-  
7
8
9
1
19, señala que Juan Montalvo indicó en uno de sus escritos que, su hermano mayor Francisco  
regresó del destierro en el Perú realizado por Juan José Flores y lo llevó consigo al colegio San  
Fernando de los dominicos, allí, su hermano Francisco era secretario. Cfr. Jorge Jácome Clavijo,  
Montalvo, Biblioteca Ayacucho, “Cronología”, p. 436  
5
6
Galo René Pérez, Un escritor entre la gloria y las borrascas. Vida de Juan Montalvo, Banco Central  
del Ecuador, Quito, 1990.  
Zaldumbide se inspiró en los escritos de los españoles Tomás de Iriarte y José Iglesias de la  
Casa, ambos por la corriente neoclasicista. En la corriente del romanticismo, influyeron en él  
Enrique Gil Carrasco, José de Espronceda, y su contemporáneo, Gustavo Adolfo Bécquer. En:  
Roberto Morales Almeida, “Julio Zaldumbide Gangotena (1833-1881)” Poetas Románticos y Neo-  
clásicos, pp. 287-316  
7
8
Agustín Yerovi, fue profesor de derecho de la Universidad Santo Tomás de Aquino de Quito.  
García Moreno escribió una necrología en su memoria en Escritores Políticos, Biblioteca Ecua-  
toriana Mínima, J.M. Cajica, 1960, pp.323-325  
Fue condiscípulo de Juan Montalvo en el Convictorio de San Fernando, en Quito, este inter-  
nado fue regentado por los sacerdotes dominicos. En 1851 se reunía con otros jóvenes para  
conversar y leer cuestiones de literatura bajo el nombre de Sociedad de Ilustración, en 1852 Es-  
pinosa fue su presidente; en 1853 fue miembro de La Escuela Democrática Miguel de Santiago in-  
tegrada por intelectuales y artistas anti floréanos, que dictaban charlas y realizaban  
exposiciones pictóricas. Espinosa fue un activo liberal; pero, hacia 1866 se convirtió en con-  
servado ultramontano y antagonizó con su antiguo compañero, Juan Montalvo, a través de  
sus escritos en el periódico El Fénix, dirigido por Juan León Mera. https://rodolfoperezpi-  
mentel.com/espinosa-espinosa-jose-modesto/ (23-02-2023)  
9
Cursó estudios secundarios en Loja, y en 1838, viajó a Quito, al convictorio de San Fernando.  
En 1840, comenzó a estudiar Derecho en la Universidad Central del Ecuador, fue compañero  
fue Gabriel García Moreno, Miguel Riofrío se tituló de abogado en 1844, ejerció en el Ministerio  
BOLETÍN ANH Nº 209  
336  
Vida académica  
tudiaban a los destacados autores románticos europeos; así, Juan  
Montalvo fue admirador de los escritos del poeta francés del roman-  
ticismo. Lamartine, que, además fue político, cuyo pensamiento  
mutó de conservador a liberal, Lamartine actuó en París como repre-  
sentante del poder democrático y republicano en pentavirato liberal  
que duró pocos meses. Este pentavirato destituyó la monarquía de  
Luis Felipe I y se impusieron las ideas de justicia y derechos sociales  
que se plasmaron en la Constitución francesa el 4 de noviembre de  
10  
848. Esas ideas de libertad y derechos circularon en periódicos y  
11  
1
libros recibidos en América.  
El pensamiento liberal, los cambios sociales y de infraestruc-  
tura trascendía fronteras, de allí que, las reformas establecidas en  
Francia y Estados Unidos sobre la libertad de los esclavos, tuvieron  
repercusión en Ecuador. En el periodo de gobierno del general José  
María Urbina (1851-1856) se abolió la esclavitud, se suprimió el tri-  
buto indígena, además, se negó el asilo a los jesuitas, desterrados por  
el gobierno liberal de Colombia debido a su injerencia en la política  
nacional; todo ello, generó a Urbina “una feroz reacción del latifundismo  
tradicional1 que le declaró la guerra.  
2
El sucesor ideológico de Urbina fue otro militar, el general  
13  
Francisco Robles (1856-1859) quien, env al general Francisco Javier  
Salazar, a Alemania, Inglaterra y Francia, para realizar estudios su-  
periores y, averiguar sobre los planes de escolaridad de los diversos  
niveles educativos en los países industrializados, a fin de implemen-  
tarlos en Ecuador; además, fue nombrado ministro Plenipotenciario  
de Relaciones Exteriores. En 1851 ingresó en la Corte Suprema de Justicia. En 1855 viajó a Bo-  
gotá como secretario de la Legación Ecuatoriana en Colombia, y luego, Encargado de Negocios  
del Ecuador en este país. En 1856 fue diputado por Loja. Fue adversario político del conser-  
vador García Moreno esto le valió persecución y destierro. En 1860, se radicó en Piura (Perú),  
fue docente y periodista y después se trasladó a Lima. Escribió la primera novela ecuatoriana  
La Emancipada escrita en 1846 y publicada en fascículos en el periódico La Unión en 1863.  
https://rodolfoperezpimentel.com/riofrio-sanchez-miguel/ (23-02-2023)  
0 Constitución francesa del 4 de noviembre de 1848.  
1 Joaquín Varela Suanzes, “El liberalismo francés después de Napoleón (De la anglofobia a la  
anglofilia) Revista de Estudios Políticos, Nueva época, N°76, abril-junio, 1992, pp. 29-43  
2 Ibid.  
1
1
1
1
3 La presidencia del general Francisco Robles se extendió desde 16 de octubre de 1856 hasta  
fines del 1859.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
337  
Vida académica  
de la legación ecuatoriana en Roma, Juan Montalvo fue designado su  
14  
asistente. Montalvo fue escogido por su dedicación al estudio, con-  
taba con el aval del liberalismo familiar, era soltero, autodidacta tras  
el cierre de los centros educativos en Ecuador; era silencioso y muy  
observador. Al tiempo de su viaje, el país habría contado con los re-  
cursos económicos suficientes para su desplazamiento y estancia.  
Los Montalvo: Francisco Javier y el mismo Juan, debieron suponer  
que la presidencia de Robles sería tan estable como la de Urbina. Sin  
embargo, Juan Montalvo, en su primer viaje, sufrió penuria econó-  
mica en París tras la caída del régimen de Robles. De allí que Mon-  
talvo se convirtió, de migrante económico, en desfavorecido social  
al final de su primera estancia en París. Recordemos que, en Ecuador  
en esa época, Juan Montalvo no tenía opciones de trabajo pues se  
cerró todo el sistema educativo. Sus habilidades no podían em-  
plearse en el área de sus conocimientos pues era docente graduado  
y estaba estudiando Derecho.  
Montalvo en el contexto externo 1850-1860  
Juan Montalvo llega a París en febrero de 1857, dos años  
antes de la desestructuración liberal del país que, en 1859, se dividió  
en cuatro gobiernos beligerantes unos de tendencia conservadora  
apoyados por la iglesia y otros liberales. Juan Montalvo permanece  
15  
en París hasta septiembre de 1860 , allí conoció a Pedro Moncayo,  
destacado liberal y diplomático ecuatoriano que, tiempo atrás, junto  
con su hermano, Francisco Montalvo, estuvo desterrado en Lima por  
Juan José Flores.  
En la presidencia de Urbina, Pedro Moncayo apoyó los cam-  
bios liberales en la Convención Nacional, por ello, el presidente Ur-  
1
4 Esta nominación se debió a los vínculos familiares liberales, Su hermano Francisco era abo-  
gado prestigioso en Quito y catedrático del Convictorio de San Fernando, fue contrario a  
Juan José Flores, apoyó al presidente Vicente Ramón Roca como director de Crédito Público  
entre 1845-1849 y designado gobernador de la provincia de Pichincha en el gobierno del ge-  
neral José María Urbina, murió en 1852 a la edad de 40 años.  
1
5 Carlos Paladines, Juan Montalvo Ensayos Políticos. El pensamiento político de Montalvo, ensa-  
yos y cartas, Ministerio de Coordinación Política y Gobiernos Autónomos Descentraliza-  
dos, Quito, 2012, p. 54.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
338  
Vida académica  
bina le nombró Plenipotenciario del Ecuador en Lima y luego en  
París. Juan Montalvo permaneció en Europa tres años. En este pe-  
riodo conoció y visitó a su escritor y político favorito Alphonse de  
Lamartine.  
A mediados de 1858 estuvo en Roma, recorrió importantes  
ciudades de Italia como: Florencia y Nápoles, Sorrento, Pompeya y  
Venecia. Su periplo incluyó el Sur de España, Córdova y Granada,  
luego Castilla y, de regresó a París, trabajó como secretario de la em-  
16  
bajada encuatoriana dirigida por Pedro Moncayo. Montalvo realizó  
algunos escritos, aprendió el idioma francés y apreció la nueva cul-  
tura. Visitó museos, templos, bibliotecas y monumentos históricos.  
Su estancia europea estuvo marcada por reflexiones, privaciones, so-  
ledad y añoranza, escribió: “La nostalgia es una horrible enfermedad,  
(
…) Sólo el que ha padecido este mal, puede saber, aunque no alcance a  
17  
decir, lo que ello es (…)”  
Como todos los emigrantes económicos, Juan Montalvo su-  
frió de lo que hoy llamamos stress y depresión. Enfrentó y sobrepasó  
la nostalgia con la entereza de su espíritu que “sacó fuerzas de fla-  
queza” y logró, a través de su autoeducación humanista y trabajo in-  
telectual llenar su mente con ideas creativas. Su biógrafo, Roberto  
Agramonte se remite a Theodor Lipps para señalar que la autoedu-  
cación y el trabajo intelectual forman una individualidad vigorosa y  
el autovalor se manifiesta en dignidad, deber, decoro y heroísmo,  
además de estos valores genéricos, advierte Agramonte, que en Mon-  
talvo confluyen dos fuerzas:  
(
…) de una parte las enseñanzas y arte de Hugo y Lamartine, de Mus-  
set y Byron; o sea el romanticismo que propugna los valores ideales  
del sentimiento y, los grandes ejemplos de la antigüedad de Grecia y  
Roma: Plutarco, Diógenes Laercio (…) En la historia antigua aprende  
la significación del valor de la libertad y el inmaculado amor a la patria;  
así en Plutarco y en Cicerón.18  
1
6 Rocío Rosero Jácome, “Juan Montalvo sus destierros y persecuciones ideológicas”, Boletín  
de la Academia Nacional de Historia, N°193, Quito, septiembre-diciembre 2015, pp. 11-33,  
nota n°7, p. 12  
1
1
7 Juan Montalvo, El Cosmopolita, segunda edición, Quito, 1894, p.207  
8 Roberto Agramonte, La Filosofía de Montalvo, T. I, Banco Central del Ecuador, Quito, 1992,  
pp. 126-127.  
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339  
Vida académica  
Juan Montalvo al llegar a Paris en 1858 arribó a otro mundo.  
Francia a mediados del siglo XIX estaba inmersa, por más de un  
siglo, en la competencia tecnológica económica e intelectual con In-  
glaterra a través de la Revolución Industrial que inició a fines del  
19  
siglo XVII y se instauró en el XVIII. Esta revolución transformó la  
vida europea y mundial, pues, se pasó del laboreo rural al de los ta-  
lleres y luego a las fábricas y a la producción en serie con mano de  
obra especializada; se utilizó el carbón y el vapor. En USA se hizo fa-  
20  
moso Edwin Drake que utilizó el petróleo como combustible. Estas  
transformaciones repercutieron en la organización social con el  
éxodo campo-ciudad, y la desestructuración de la familia ampliada  
a la familia nuclear; la necesidad de alfabetización y la creación de  
escuelas, colegios y universidades para el desarrollo del conoci-  
miento aplicado en objetos tangibles y, mano de obra especializada  
en el uso de máquinas especialmente para la producción textil, la mi-  
nería, la metalurgia y los transportes, de modo que, a mediados del  
siglo XIX, que fue la época en que llegó Montalvo a Europa, se había  
consolidado el modo de producción industrial capitalista, París era  
una ciudad hermosa en sus obras de infraestructura, era una ciudad  
impensada. Paz y Miño, señala:  
Al calor de tan sustanciales cambios emergió, rápida y ampliamente,  
la burguesía. Banqueros, industriales y comerciantes interesados en la  
rentabilidad empresarial, (…) edificaban un poder avasallador. Afin-  
caban el éxito en el libre comercio, la libre empresa y la extensión de  
21  
su dominio, tanto al mercado interno como al de otras naciones.  
1
9 Francia surge como potencia imperialista antagónica y competencia de Inglaterra en la carrera  
de la Revolución Industrial. El emperador Napoleón III (1852-1870) ordenó intervenciones  
militares para conseguir recursos en China, el Sudeste asiático, en México, Senegal y África  
del Norte. En: Alain Gouttman, La intervención en México: 1862-1867. Por otra parte, Inglate-  
rra, en la misma época estuvo gobernada por la reina Victoria (1837-1901). El imperio inglés  
poseía India que producía insumos para sus industrias, además, producía opio para venderlo  
en China, era un negocio muy rentable para los comerciantes ingleses. En: David E. Owen,  
British Opium Policy in China and India, New Haven, Yale University Press, 1934, pp. 2-3  
0 S/A ¿Cómo se convirtió el petróleo en el combustible de la modernidad? La Vanguardia  
1 Juan Paz y Miño, “El Mundo durante el siglo XIX: De la Restauración al Imperialismo”, Nueva  
Historia del Ecuador, Vol. 7, Quito, 1990, p.16  
2
2
BOLETÍN ANH Nº 209  
340  
Vida académica  
Durante su estancia en Europa, Montalvo escribió a su her-  
mano Francisco Javier las apreciaciones del recorrido de sus viajes y  
nuevos conocimientos socioculturales, quien, para su descargo y el  
de Juan, publicó sus cartas en el periódico La Democracia en Quito,  
en 1857 sobre Italia, y luego las de París en 1858. Era la costumbre  
política de entonces visibilizar y comentar el trabajo de un funcio-  
nario público. Agramonte señala: “Esa fue la única época de su vida en  
2
2
que ganó un sueldo, que voluntariamente redujo a la mitad.” Las con-  
vulsiones políticas de Ecuador en 1859 -se explicará más adelente-  
dejaron a Montalvo en el exilio y sin recursos. Escribió en el Cosmo-  
polita: “La nostalgia consiste en un amor indecible por la patria (…) es  
23  
una opresión del corazón (…) un deseo de llorar a gritos.”  
La economía del Ecuador era apremiante. Las exportaciones  
se habían paralizado por la guerra en Europa entre las monarquías  
auspiciadas por la Santa Alianza, conservadora y las repúblicas y de-  
24  
mocracias auspiciadas por los liberales. Robles frente a la presión  
generalizada, sobre todo, de los acreedores ingleses de la deuda ex-  
terna, tuvo el desacierto de negociar un tercio de la deuda inglesa a  
25  
cambio de tierras en Esmeraldas y en la Amazonía , además, para  
conseguir dinero, intentó arrendar las islas Galápagos a Estados Uni-  
26  
dos. La ruptura de la soberanía del país causó la protesta generali-  
2
2
2
2 Roberto Agramonte, cit., p.129  
3 Juan Montalvo, El Cosmopolita, cit., p.207  
4 Europa estaba sacudida y polarizada en posiciones ideológico-políticas antagónicas: “repú-  
blica” y “monarquía”. Francia, de monarquía pasó a republica-constitucional, Inglaterra era  
monárquica-constitucional. Estas dos potencias mutan a Imperios contendientes o a aliados  
de ocasión. También había pugnas europeas entre las monarquías de Oriente y Occidente.  
Toda la década de 1850 fue extremadamente turbulenta, Francia e Inglaterra competían por  
el poder económico, tecnológico y sobre todo geopolítico. Se opusieron al avance de Rusia  
en Crimea que pertenecía al imperio Otomano; se aliaron para detener la expansión zarista  
al puerto de Sevastopol en el mar Negro e impedir que los rusos ingresen al Mar Mediterrá-  
neo y, así, evitar su influencia en Europa Occidental. Así, Napoleón III y la Reina Victoria,  
formaron una coalición integrada por: Francia, Reino Unido, Imperio Otomano y Cerdeña.  
La guerra concluyó con la firma del Tratado de París de 1856; Rusia y su aliada Grecia fueron  
derrotadas. En: “Guerra de Crimea”, Enciclopedia de Historia Editorial Grudemi. También, en:  
Harold Temperley, “The Treaty of Paris of 1856 and Its Execution”, The Journal of Modern His-  
tory; vol. 4, N°3, Sep. 1932, p.p. 387-414.  
25 Alberto Acosta, La deuda eterna, Grupo de Trabajo sobre la deuda y desarrollo, Quito, 1990,  
pp.96-98  
26 Enrique Ayala, Manual de Historia del Ecuador, T.II, Universidad Andina-Corporación Edi-  
tora Nacional, p. 31  
BOLETÍN ANH Nº 209  
341  
Vida académica  
zada de los ecuatorianos en 1859. Conservadores y liberales unidos  
contra Robles buscaron su destitución; a la vez, Robles defendía al  
puerto de Guayaquil bloqueado por el presidente peruano Castilla  
que consideraba que las tierras concedidas a los ingleses en el  
27  
Oriente eran tierras peruanas. Alberto Acosta señala que: “En 1859  
la estructura estatal se fragmentó en cuatro gobiernos: Quito (Triunvirato  
liderado por García Moreno), Guayaquil (general Guillermo Franco),  
Cuenca (Jerónimo Carrión), Loja (Manuel Carrión Pinzano, jefe civil y mi-  
litar del distrito federal lojano).”28  
Ecuador corrió el riesgo de ser repartido entre Colombia y  
Perú. García Moreno, jefe del triunvirato de Quito creyó que Ecuador  
podría ser un protectorado de Francia, con aprobación de la Con-  
vención de esa época, escribió a Emille Trinité, Encargado de Nego-  
cios de Francia con sede en Guayaquil, el 7 de diciembre de 1859  
para solicitar la presencia de Francia en el territorio, en parecida con-  
dición de gobierno a la existente en Canadá entre Francia e Inglate-  
29  
rra . Este proyecto fue propuesto a Napoleón III - Ecuador, en ese  
periodo manifestaba anglofobia y a la francofilia-  
Ecuador era estratégico para Francia por las Galápagos para  
3
0
dominio del Pacífico y la dotación de guano. Su competidor por  
31  
estas islas era Estados Unidos con la Doctrina Monroe que desarro-  
27 Ibid.  
28 Alberto Acosta, Breve Historia Económica del Ecuador, 2da. Ed., Corporación Editora Nacio-  
nal, Quito, 2001, p.41  
2
9 Michele Olsina “Las relaciones diplomáticas entre el Ecuador y Francia en el siglo XIX: ¿El  
proyecto de un protectorado francés para el Ecuador”? p. 40. Cfr. Archivos del Ministerio  
de Asuntos Exteriores, Ministerio del Quai d’Orsay, Paris, Correspondencia política de los  
cónsules, Parte Ira, Ecuador 4.  
3
0 Ibid. Francia priorizó su presencia armada en México, esta culminó con el II imperio con Ma-  
ximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica; por lo tanto, Napoleón III ordenó suspender  
las negociaciones con Ecuador en 1862.  
3
1 La Doctrina Monroe representó un alto a la Santa Alianza, Gran Bretaña y demás países eu-  
ropeos que pretendían recolonizar América, ello, permitió la expansión y conquista de Esta-  
dos Unidos hacia el Oeste, hasta llegar al océano Pacífico. Los colonos creían en la doctrina  
del “Destino Manifiesto”, significaba que EE.UU. era nación elegida por Dios para exten-  
derse entre los dos océanos. Su justificación religiosa y de superioridad frente a los pueblos  
nativos incluido el virreinato de Nueva España, pues, se produjo la guerra con Texas y anexa  
los territorios de California, Arizona, Nuevo México, Utha y Nevada, partes de Wayoming,  
Kansas y Oklahoma. A esta invasión se la llamó luego Cesión Mexicana por 15 millones de  
dólares. En: Raúl Bringas Nostti, La regeneración de un pueblo pestilente: la anexión de México a  
Estados Unidos (1846-1848), Miguel Ángel Porrúa, México, 2008.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
342  
Vida académica  
lla el pensamiento de Thomas Jefferson: “América tiene un hemisferio  
32  
para  misma, esto es, Estados Unidos abarcarían el continente. In-  
glaterra ya estableció señorío en las Malvinas para el control del At-  
lántico Sur y las conexiones inmediatas al Este: África del Sur, India,  
33  
China y Australia. A Fines de 1860 Juan Montalvo regresa al Ecua-  
dor, enfermo, con artritis y neumonía, mientras recupera su salud en  
34  
Ambato, estudia; se mantuvo al margen de la política hasta 1865.  
Qué dice Montalvo, el Cosmopolita?  
Juan Montalvo empezó a escribir El Cosmopolita cuando Gar-  
¿
cía Moreno finalizó la primera presidencia. El Cosmopolita contenía  
relatos históricos, descripciones y comparaciones de ciudades euro-  
peas asociadas a la situación política internacional, mezcladas con  
filosofía, historia clásica y relatos de Grecia y Roma, historia medie-  
val y moderna que entrelaza con la política interna del Ecuador;  
Montalvo es un erudito comentarista de política internacional de co-  
yuntura. Los fascículos o cuadernillos de El Cosmopolita se publicaron  
sin periodicidad específica de enero de 1866 a enero de 1869.  
En torno a la política exterior de Europa sobre América Latina,  
en el marco de la Santa Alianza o de reconquista de las monarquías  
europeas sobre los territorios americanos independizados, a la par  
que, en el contexto de la Guerra de Secesión de Estados Unidos y la  
propaganda de la Doctrina Monroe, Juan Montalvo, dijo lo siguiente:  
La política europea con respecto de los estados latinoamericanos, raras  
veces fue justa y magnánima: lo que en el Viejo Mundo era equitativo,  
en el Nuevo era inicuo; lo que en el Viejo Mundo era ilustrado, en el  
Nuevo era bárbaro; lo que en el Viejo Mundo era disculpable, en el  
32 Doctrina Monroe 2 de diciembre de 1823  
3
3 Las Malvinas fueron ocupadas por Robert FitzRoy, desde1839, según indica Henry Colburn  
en: Narrative of the surveying voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between  
the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South Amer-  
ica, and the Beagle’s circumnavigation of the globe. Proceedings of the second expedition,  
1831-36, under the command of Captain Robert Fitz-Roy, R.N. London: En: http://darwin-  
online.org.uk/content/frameset?itemID=F10.2&viewtype=text&pageseq=1, (27-02-2023)  
4 Rocío Rosero Jácome, cit. nota 7, Cfr. Antonio Sacoto, Juan Montalvo Estudios y Antología. 2da.  
Edición, Casa de Montalvo, Ambato, 2008, p. 21.  
3
BOLETÍN ANH Nº 209  
343  
Vida académica  
Nuevo era insufrible; y lo que allá se terminaba en notas diplomáticas,  
aquí se aclaraba con navíos de Guerra. El Derecho Internacional de Eu-  
ropa tiene dos espadas: la una, la de la razón y equidad; con esta se  
cortan las dificultades entre fuertes: la otra, la del interés y la violencia;  
35  
con esta se cortan las dificultades en América.  
Sobre las disputas internacionales por la apertura del canal  
interoceánico, hoy canal de Panamá, surgieron a flote los intereses  
de Inglaterra, Francia, España, Estados Unidos, al respecto comenta:  
Los europeos nos quieren para esclavos, con los americanos, seríamos ciu-  
dadanos (…) al paso que no sería imposible ir a hombrearnos con los mo-  
destos hijos de Washington deliberando de la democracia y del  
36  
republicanismo”. Y, en el contexto global del continente, Montalvo  
recomienda a todos los latinoamericanos lo siguiente. “La América  
del Sud es nuestra casa común; en ella vivimos y hemos de vivir, pues re-  
parémosla, defendámosla”. 37  
En el periodo previo a la segunda presidencia de García Mo-  
reno estuvieron en el poder Jerónimo Carrión, Pedro José Arteta, Ja-  
vier Espinosa y Manuel Ascázubi. Ecuador vivía caos político por  
las pugnas ideológicas liberal-conservadoras. Juan Montalvo se di-  
rigió a los jóvenes recordando la valía y el legado de los próceres de  
la independencia a los pueblos de América. Dijo:  
Contigo hablo; juventud (…) Mirad antes a vuestros primeros ascen-  
dientes, (…) Los Quirogas, los Morales, los Salinas (…) Apóstoles de  
la libertad, profetas de la Independencia, precursores de la civilización,  
(…) ni indolencia les oscurecía, ni miedo les esclavizaba: (…) Y como  
su voz era alta, había llegado al cielo; y como era elástica, se había ex-  
tendido por América; (…) ellos fueron grandes y se alzaron contra ti-  
ranos grandes.38  
Montalvo contrasta el ideal de libertad con los métodos re-  
presivos usados por García Moreno. Se muestra contrario a las di-  
3
3
3
3
5 Juan Montalvo, “España y la triple Alianza” El Cosmopolita, N°3, cit., p. 180.  
6 Ibid., p. 174.  
7 Ibid., p. 176.  
8Juan Montalvo “Palabras de un creyente” El Cosmopolita, N°8, cit., pp. 599-609, p. 605.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
344  
Vida académica  
rectrices y dependencia extraterritorial de su gobierno teocrático di-  
rigido por la jerarquía de la iglesia católica desde Roma; no se opone  
a la creencia religiosa. Su análisis considera valores ético-sociales y  
jurídico- políticos que expone a la comunidad de países de Sur Amé-  
rica, a partir de haber sido independizados. Destaca el valor del ge-  
neral Sucre para América. Escribió:  
Sumisión a la Santa Sede, al Sílabus y al cadalso proclaman los católicos  
de estas oscuras y perdidas comarcas. (…) Y vosotros pueblos herma-  
nos y vecinos, pueblos libres, pueblos dignos, pueblos republicanos y  
demócratas, pueblos religiosos verdaderamente, ¿habéis oído? Cons-  
titución, leyes, patria, seguridad personal, justicia, clemencia, progreso,  
todo cae y desaparece en las cóncavas profundidades de esta trinidad  
monstruosa. (…) Sucre y los campeones de la independencia redimie-  
ron con su sangre el Nuevo Mundo.39  
En El Cosmopolita, hay un cuadernillo llamado el “Nuevo Ju-  
nius a Gabriel García Moreno”. En este texto Montalvo relaciona la  
procedencia del nombre del presidente y lo compara con el referente  
simbólico del mismo:  
García Moreno, Gabriel os llamáis: nombre dulce y puro, nombre de  
ángel (…) El ángel Gabriel no mata (…) ¿Después de tantos años de  
dominación absoluta, con tantos medios para popularizarte, con tantos  
arbitrios y recursos para obrar la felicidad de tus semejantes, venimos  
otra vez con que no hay más lugar para los hombres que el cadalso?.4  
0
Ante los ataques al contenido de los cuadernillos del Cosmo-  
polita, Montalvo señala que su interés es liberar las mentes de quie-  
nes leen y , dice así: “El Cosmopolita ha querido hacerles entender a sus  
compatriotas que son hombres, que no nacieron para esclavos, que es preciso  
41  
ilustrarse” Por otro lado, sus escritos desvelan la sumisión, la obe-  
diencia y el miedo infundido desde el púlpito como causa de la ce-  
39 Juan Montalvo “El nuevo Junius. A don Gabriel García Moreno” op.cit., pp.609-623 en: pp.  
6
10-611.  
4
0 Ibid., pp .612-613.  
41 Juan Montalvo, “La Imprenta en el Ecuador”, El Cosmopolita, p. 99.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
345  
Vida académica  
guera intelectual y emocional; a la par, retrata la soledad del líder,  
del que piensa diferente, y en el sustrato de la sociedad la, felonía.  
Dijo:  
“(…) pienso y me persuado que en medio de esta vasta servidumbre,  
en medio de este idiotismo y entorpecimiento de cabeza y corazón, hay  
todavía hombres de bien, amantes de la libertad y de la dignidad hu-  
mana: raros eso si, muy raros: tanto que si uno se propusiera libertar  
su patria, por uno que hubiese para acompañarle en esta empresa, ha-  
bría ciento por venderle” 42  
García Moreno, al iniciar su segunda presidencia, impulsó la  
43  
Constitución llamada Carta Negra, Juan Montalvo el 17 de enero  
de 1869 inicia su auto exilio en Colombia, pues la concentración del  
poder en la Carta Negra, amenazaba la libertad. En Ipiales vivió al-  
gunos años de fructífera labor literaria, escribió: Siete Tratados, El libro  
de las pasiones, Geometría Moral, Capítulos que se le olvidaron a Cervantes.  
De su estancia en Ipiales escribió sobre esta tierra de acogida, dijo:  
Cinco años vividos en un destierro hermoso donde la mano de Dios  
está extendida sobre la naturaleza, y los pocos hombres que la habitan,  
me enseñaron a quererla a esta Colombia, heroica por sus hechos, libre  
por su querer, clara por sus luces, cuando al pie del Chiles y del Cum-  
bal pasaba yo mis días tristes en esa felicidad misteriosa que solo son  
capaces ciertos corazones.44  
A partir de 1874 inicia la correspondencia con Eloy Alfaro  
quien se convierte en mecenas de sus publicaciones, entre ellas, La  
42 Ibid., p.100  
4
3 Fue la octava Constitución elaborada por el propio García Moreno aprobada por la Asamblea  
y vigente a partir de la segunda presidencia de García Moreno, desde 10 de agosto de 1869  
al 5 de agosto de 1875, contenía 13 títulos y 117 artículos. Declaraba a Ecuador como Estado  
teocrático. Para ser ciudadano debía ser católico, apostólico y romano; para posesionarse en  
los cargos públicos el funcionario debía jurar ante la biblia y en ceremonia religiosa; la iglesia  
católica era única y protegida por el Estado. Se amplió el periodo presidencial a 6 años; el  
poder ejecutivo tenía funciones ampliadas, además, era el jefe de las fuerzas armadas. Esta  
constitución fue cambiada en 1878.  
4
4 Juan Montalvo, Páginas Escogidas, p.49; también en: Jorge Luis Piedrahita Pazmiño. “Juan  
Montalvo el tratadista del barroco”, Testimonio de Nariño “periodismo para pensar en serio”  
Feb. 13-2022.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
346  
Vida académica  
Dictadura Perpetua. El 6 de agosto de 1875, luego de haber ganado  
los votos para un tercer periodo de 6 años, García Moreno fue asesi-  
nado por Faustino Rayo. Tras su muerte Montalvo regresa a Quito.  
El país estaba dislocado y sin rumbo, acostumbrado solo a obedecer  
las órdenes del mandatario; así, gobernaron sucesivamente, el mi-  
nistro Francisco Javier León, luego, José Xavier Eguiguren, ministro  
encargado; luego el general Ignacio de Veintimilla, como jefe Su-  
premo entre septiembre de 1876 a enero de 1878 y, como presidente  
constitucional, de 1878 a 1882. Veintimilla, de tendencia liberal, es-  
tableció un plan de secularización, suspendió el Concordato con  
Roma, la injerencia de la iglesia y, luego, para mantenerse en el  
poder, Veintimilla debió pactar con ella. Montalvo comentó: “Ante  
Dios la conciencia, ante la opinión la fama; ante los hombres la responsabi-  
45  
lidad, he aquí lo que ha de contemplar el presidente”.  
El periodo registró bonanza económica por exportaciones.  
En Guayaquil crecía el contrabando con el auspicio del presidente a  
46  
empresas privadas. Montalvo en su estancia de dos años en Quito  
inició con la publicación de la revista El Regenerador y, organizó la  
Sociedad Republicana” entidad en la cual puso las bases del pensa-  
miento liberal y social. En su discurso inaugural habló de la Inter-  
nacional de los trabajadores, de las tareas, los horarios, la libertad  
humana y el respeto a la propiedad privada; Montalvo dijo: “que las  
clases laboriosas no malogren su trabajo y la industria tenga sus leyes a las  
cuales se sometan la ociosidad y el lujo El discurso fue pronunciado  
en el teatro Guayaquil en memoria de los combatientes liberales de  
Galte y Molinos y, publicado en El Regenerador en la sección “Leccio-  
47  
48  
nes al pueblo”. Sobre el gobierno de Ignacio de Veintimilla el párrafo  
siguiente sintetiza su apreciación:  
4
4
4
5 Juan Montalvo, “El Espíritu de Asociación” El Cosmopolita, N°8, cit., pp. 592-622 en: p.606  
6 Enrique Ayala, Manual de Historia del Ecuador del Ecuador II, pp.46-47  
7 Plutarco Naranjo, Plutarco Naranjo Chávez, Antología de su pensamiento, Ediciones La Tierra,  
Quito, 2009, p. 54 y p. 70; también: Juan Montalvo en Francia: actas del coloquio de Besançon,  
Facultad de Letras y Ciencias Humanas, 15-17 de marzo de 1975, Les Belles Lettres, 1976  
8 Juan Montalvo, El Regenerador, Vol. 1, Ilustre Municipio de Ambato, Departamento Munici-  
pal de Cultura, Ambato, 1987  
4
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347  
Vida académica  
Leyes… ¿para qué las quiere Ignacio de la cuchilla? (…) con qué dere-  
cho está imponiendo contribuciones exorbitantes a los pueblos; con  
qué derecho se eleva a su gazapina las arcas públicas; con qué derecho  
proscribe a los patriotas; con qué derecho manda a media noche asesi-  
nar a los mejores; con qué derecho suprime escuelas, quita renta a los  
colegios, amenaza a las universidades; con qué derecho pone las adua-  
nas y las administraciones en manos de hombres sin fe ni probidad;  
con qué derecho asigna rentas fabulosas a insignes pícaros; con qué de-  
recho se tira de rodillas y llama a extranjeros en su auxilio cuando se  
las ha con enemigos interiores; con qué derecho cubre de infamia a la  
nación y de ridiculez al gobierno; (,,,) sangre, rapiña, blasfemia, gula  
incesto, pan de cada día para estos miserables: viven sin gobierno, la  
anarquía envolviéndose ella misma (…) incendios, bacanales furiosas,  
adulterios, parricidios, esta es la vida de los trogloditas. Tan veleidosos  
como soberbios (…) 49  
Juan Montalvo retrata la vida cortesana alrededor del palacio  
presidencial cuya imagen esta menoscabada por pedir ayuda externa  
para problemas internos y conseguir dinero del pueblo por la apli-  
cación impuestos elevados para malgastarlo en convites; de allí que  
se dirige al pueblo en general en estos términos:  
Pueblo, pueblo, la honra a huido de tu pecho, la vergüenza de tu rostro  
¿Cuándo viste sobre ti alimaña tan soez y despreciable como esta que  
hoy está chupándote la médula de tus huesos? ¡Y no te enderezas, y no  
te superas a ti mismo, y no ruges de cólera y sacudes de tu cuerpo el  
ávido murciélago que ya te tiene exangüe! Honor, pundonor, conside-  
ración de las demás naciones, bienes de fortuna, todo te lo ha comido,  
todo (…) Pueblo, pueblo ecuatoriano, ve a la reconquista de tu honra,  
y muere si es preciso.”50  
Montalvo se exilia nuevamente a Ipiales y luego a París de-  
bido a sus escritos contra Ignacio de Veintimilla en los textos de El  
Regenerador y Las Catilinarias. Su trabajo como escritor y literato era  
valorado en alto grado tanto en España como en Francia, permanece  
en París desde 1881 hasta su muerte en 1889, periodo en el cual es-  
4
5
9 Juan Montalvo, Páginas Escogidas, cit., pp. 104-105  
0 Ibid., pp.108-109  
BOLETÍN ANH Nº 209  
348  
Vida académica  
cribe en diversos periódicos y revistas. En París se publicó Siete Tra-  
tados, en 1883; Mercurial Eclesiástica en 1884; tres tomos de El Espec-  
tador fueron publicados en 1886, 1867 y 1888.  
Conclusiones  
Este trabajo contextualiza el entorno mundial y del Ecuador  
del siglo XIX que ha permitido situar las circunstancias del desarrollo  
vital de Juan Montalvo famoso literato y polemista, a la vez, entender  
el porqué de sus escritos. En la comparación inicial de los tiempos  
de Montalvo y los nuestros en similitudes y diferencias, es preciso  
recordar que antes se carecía de internet e información instantánea,  
entonces, las redes de información eran los amigos, los círculos de  
negocio o literarios y la correspondencia. Los libros y la prensa ex-  
terna eran escasos y caros. Las novedades se compartían en las ter-  
tulias; de allí que, Montalvo, en su tiempo, representa un ser símbolo  
excepcional de conocimientos y aguda reflexión e interrelación de  
contextos y una producción literaria sin precedentes.  
Juan Montalvo fue hombre de su época, su pluma recogió ele-  
mentos diversos de la estructura social y humana del Ecuador, Amé-  
rica Latina, Europa, Asia y el mundo en general. Fue un incansable  
lector y escritor, fue un agudo observador de las circunstancias so-  
ciales y políticas; combinó el arte de la palabra escrita fluida con la  
precisión de los conceptos a través de los vocablos que el idioma le  
brindaba, vale decir, que pocas personas de su entorno estaban en  
capacidad de entender y vislumbrar la profundidad de sus ideas es-  
critas, pues, la gran mayoría de personas en Ecuador de esa época  
eran analfabetas. El liberalismo republicano propició la alfabetiza-  
ción tras la extinción el Estado colonial; es así que chocaban las men-  
talidades de la América india, de la hispana y de la afrancesada.  
Montalvo era liberal, sus ensayos enfocaron un romanticismo social  
que se encuadró en las mentalidades liberales y progresistas de su  
tiempo, fue un ideólogo burgués, empero, sus escritos no se dirigie-  
ron a la burguesía; sobre su revolucionario ideario liberal, dijo que:  
consiste en la ilustración, el progreso humano, (…) en las virtudes; (…)  
BOLETÍN ANH Nº 209  
349  
Vida académica  
Aguas que no se mueven se corrompen. Los conservadores beben del Mar  
51  
Muerto.  
Su pluma es la libertad y la justicia sociales; en contraste, Mon-  
talvo, estuvo rodeado por la rudeza colectiva e incomprensión. Los  
presidentes ecuatorianos que le motivaron ser escritor de fuste tienen  
una característica común, son autócratas, cuando llegan al poder son  
absolutos y no lo quieren dejar; siendo esta tendencia generalizada  
en el continente, dice: “Fuerte ha de ser el hombre de probidad que entre  
52  
nosotros no se corrompa al fin ó no salga tirando piedras” Concluyo con  
estas recomendaciones de Juan Montalvo: “Los jóvenes son la fuerza,  
los niños el sueño feliz de la República (…) rectitud, pundonor, audacia,  
santa audacia, patriotismo, amor apasionado a la libertad, estas son mis lec-  
53  
ciones”.  
Gracias por escucharme  
Bibliografía - Webgrafía  
ACOSTA, Alberto, La deuda eterna, Grupo de Trabajo sobre la deuda y desarrollo,  
Quito, 1990.  
–––––, Breve Historia Económica del Ecuador, 2da. Ed., Corporación Editora Na-  
cional, Quito, 2001.  
AGRAMONTE, Roberto, La Filosofía de Montalvo, T. I, Banco Central del Ecuador,  
Quito, 1992  
AYALA MORA, Enrique, Manual de Historia del Ecuador, T.II, Universidad An-  
dina-Corporación Editora Nacional, Quito, 2008.  
5
1 Juan Montalvo, “Liberales y conservadores” El Regenerador, Vol.1. Municipio de Ambato,  
987, pp. 110-119.  
1
52 Juan Montalvo, El Regenerador, N°8, 20 de diciembre de 1877, p. 24. Disponible, en:  
https://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/7974/2/FBNCCE-Montalvo-n8-  
5
207.pdf (04-03-2023).  
5
3 Juan Montalvo, Páginas Escogidas, cit., p. 148.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
350  
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BRINGAS NOSTTI, Raúl, La regeneración de un pueblo pestilente: la anexión de Mé-  
xico a Estados Unidos (1846-1848), Miguel Ángel Porrúa, México, 2008.  
Biografía de Miguel Riofrío Sánchez, en: https://rodolfoperezpimentel.com/  
riofrio-sanchez-miguel/ (23-02-2023).  
Henry Colburn: Narrative of the surveying voyages of His Majesty’s Ships Ad-  
venture and Beagle between the years 1826 and 1836, describing their ex-  
amination of the southern shores of South America, and the Beagle’s  
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BOLETÍN ANH Nº 209  
353  
Vida académica  
DIGNIDAD Y EDUCACIÓN  
EN LA ÓPTICA DE BOLÍVAR Y MONTALVO  
Jorge Ortiz Miranda1  
Bolívar y Montalvo no vivieron en una misma época; es  
más, nunca pudieron conocerse personalmente, ya que Bolívar  
nació en 1783 y fallece en 1830; en cambio Montalvo nació en 1832  
y dejo de existir en 1889; pero (…) los dos pertenecen al grupo de  
ilustrados, agrupación cultural y social que surgió en Francia en  
el siglo XVIII.  
Juan Montalvo decía “denme un Ecuador libre ilustrado,  
digno, y soy ecuatoriano; de lo contrario me quedo sin patria”; esta opi-  
nión Montalvo lo puntualiza en su libro El Cosmopolita; con estas  
palabras pone de manifiesto que, sin dignidad, libertad, e ilus-  
tración, la vida no tiene sentido, ya que sin ellas el ser humano  
carece de atributos para tener una vida digna de ser vivida, la  
dignidad, dice Montalvo, es un fundamento primordial de exis-  
tencia y mensaje.  
La dignidad es un merecimiento que cada uno debe reci-  
bir como consecuencia de lo que ha hecho o ha dejado de hacer.  
Los pueblos altivos y dignos merecen ser libres por su decisión y  
capacidad para revelarse ante los atropellos que se pretende im-  
ponerlos; pero ¡ay de aquellos que se humillan, son indignos y  
están propensos a caer en el servilismo, en la vergüenza! porque  
en lugar de hacerse respetar, se someten a los caprichos y abusos  
de los opresores, aunque estos sean de la peor calaña y condición  
moral (lo que está pasando en la actualidad).  
1
Licenciado en Ciencias de la Educación en Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Maes-  
tría en Gerencia de la Educación Superior en la Universidad Regional Autónoma de los Andes,  
Doctorado en Historia por la Universidad Central del Ecuador. Actualmente es profesor de  
posgrados en la Universidad Regional Autónoma de los Andes. Premio Juan Montalvo, Pluma  
de Oro concedido por el I. Municipio de Ambato.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
354  
Vida académica  
Bolívar, por su parte, decía: Un pueblo ignorante y sin dig-  
nidad es instrumento ciego de su propia destrucción; los pueblos igno-  
rantes e indignos llevan en su propia entraña un germen maligno que  
terminará por aniquilarlos; con masas analfabetas, los pueblo marchan  
hacia presidios y hospitales. La ignorancia conduce irremediablemente  
al crimen y a la degeneración moral y física; seré exacto, dice Bolívar:  
a la sombra de la ignorancia trabaja el crimen.2  
Montalvo en cambio decía, que la dignidad es la más her-  
mosa de las joyas; y que cuando cae deja un despostillamiento  
que jamás se borra; la diferencia es que, a la joya caída se la puede  
recoger, si se vuelve a caer se la recoge nuevamente; pero, tarde  
o temprano pierde su valor, está deteriorada y se convierte en un  
despojo; en cambio, el ser humano no puede ni debe pisotear su  
propia dignidad, peor permitir que otros la mancillen y deshon-  
ren; el concepto de dignidad es similar al concepto de honra y no  
existe la una sin la otra; por eso queridos compatriotas jamás per-  
damos la dignidad, y este es el pedido que hoy en presencia de  
Juan Montalvo les hago a los ecuatorianos en el momento más  
peligroso de nuestra historia, cuando la corrupción y el servi-  
lismo tratan de apoderarse de la valentía y patriotismo de los he-  
rederos de Bolívar , Montalvo y Alfaro; mantengámonos siempre  
dignos y altivos.  
Hablando de dignidad, en su libro “El Cosmopolita” Mon-  
talvo se refirió en los siguientes términos a aquellos servidores  
que cumplen funciones públicas, funcionarios de Estado, minis-  
tros y magistrados. Al hablar del poder legislativo dice: “porque  
la dignidad humana habla apenas con estos desventurados”.3  
Si el principio de la República es la virtud, los republicanos han de ser  
virtuosos: entiéndese la virtud política; si bien ella no es más que el co-  
rolario de la virtud moral: un pueblo compuesto de hombres virtuosos  
moral y filosóficamente, por fuerza había de constituir un buen go-  
2
3
Cfr. Simón Bolívar en: Armando Rojas, “Bolívar, la educación y su importancia”, p.330. Ver  
en: https://repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/26794/13535-38316-1-PB.pdf  
(20-06-2023).  
Juan Montalvo, El Cosmopolita, Oficina tipográfica de F. Bermeo, por J. Mora, Quito, 1867, p. 9  
BOLETÍN ANH Nº 209  
355  
Vida académica  
bierno, y este sería el republicano, por cuanto la igualdad reina en él,  
4
condición indispensable de la perfección social.  
La burocracia es un grupo humano de trabajadores de clase  
media que dependen del Estado y de los gobernantes de turno. Su  
trabajo, en muchos casos, está supeditado al capricho, a la voluntad  
o al deseo de sus jefes, de modo que su permanencia en los puestos  
administrativos es impredecible. “Dignidad severidad, rudeza con el  
uno; condescendencia, blandura, protección con el otro: ¡que filosofía! El  
pundonor del mundo está subordinado a las pasiones; lo que en un caso es  
5
buena, malo es en otro, y los hombres se juegan con las virtudes”.  
(
…) en estos momentos que están gozando de poder creéis que sois  
todo; y no sois nada; les recuerdo que lo primero que se debe hacer  
en una encumbrada posición, no es preocuparse del sueldo, sino de  
la dignidad; despreciad el dinero y cultivad la honra y la dignidad;  
si quieren ser reconocidos por vuestros conciudadanos; el dinero  
mal habido se acaba rápidamente; pero, el respeto ganado quedará  
para siempre y será la mejor herencia para nuestros hijos.6  
Al parecer en todas las épocas el dinero ha movido las  
conciencias de las personas y, de manera especial, de algunos bu-  
rócratas o personajes de la administración pública. En esta época  
se considera valioso tener importantes sumas bancarias que se  
convierte en la mejor referencia de quien las porta. A mediados  
del siglo XIX el valor del dinero equivalía al valor de la persona.  
Montalvo de forma sarcástica señala lo siguiente:  
(
…) ahora lo que se pregunta es, cuánto, en primer lugar; en se-  
gundo lugar, cuánto tienes; i en tercer lugar, cuánto tienes: el dinero  
es talento, el dinero honradez, el dinero valor; i como él no entra en  
los tesoros del alma, los ricos de espíritu, por la mayor parte son  
pobres de materia. ¿Qué importa? ellos habitan otro mundo, en  
donde las cosas corren de manera que su suerte es de las mejores.7  
4
5
Ibíd., pp. 7-8.  
Juan Montalvo, Gonzalo Zaldumbide, Las Catilinarias, El Cosmopolita, El Regenerador, Biblioteca  
Ayacucho, p. 42. Ver en: https://archive.org/details/las-catilinarias-juan-montalvo/page/1/  
mode/2up?q=dura+labor&view=theater (18-07-2023).  
6
Notas de Jorge Ortiz.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
356  
Vida académica  
Como la historia se repite parece que Juan Montalvo está  
viviendo en el Ecuador de nuestros días cuando al hablar de los  
estadistas se refiere a los tiranos, a aquellos políticos que en el  
poder o fuera de él, procuran envilecer a los legisladores, ya que  
estos parecen haber nacido para la servidumbre. Dice Montalvo,  
tal vez presintiendo lo que vendría tiempos después:  
(
…) pues aun cuando haya leyes emanadas de un autócrata o de un  
Congreso tiránico o abyecto, se supone que los ciudadanos han de-  
legado su poder en ellos, y de este modo la voluntad general está  
representada por la de los legisladores. Podrá ella ser inicua, pero  
es ley: en ese caso a los pueblos les toca abrogarla ciñendo espada  
a la razón, haciendo mover los brazos a la justicia.8  
Al presente, una Asamblea con legisladores serviles de-  
muestra la condición del líder, que quizá desde el exilio los co-  
rrompe y denuncia la miseria humana de los mandaderos que se  
someten a su voluntad. En sus Catilinarias sarcásticamente Mon-  
talvo se burla de estos legisladores y pronuncia esta frase: “dura  
labor de estos legisladores: comer beber, dormir, jugar muchos de ellos;  
9
y firmar obedientemente”. Yo diría en esta mañana, que cualquier  
parecido es pura coincidencia. Juan Montalvo respecto del go-  
bierno en sus poderes ejecutivo, legislativo y judicial se expresó  
de la siguiente manera:  
(…) despotismo puro y neto; yo no hallo otro nombre que dar a esta  
preponderancia del poder ejecutivo, a esta nulidad y envilecimiento  
del legislativo, a este abandono o perversión del judicial. El presi-  
dente lleva adelante su voluntad, a despecho de las leyes y de los  
buenos ciudadanos; el presidente dispone a su antojo del Congreso;  
el presidente tiene de la oreja a los jueces: si este está animado de  
malas inclinaciones, se desempeña en la tiranía con la mayor facili-  
dad, sin el menor peligro; y los estragos que obra, allá se van con  
los desaforamientos (…) ¿Qué república, cuando el poder legisla-  
tivo es un puro resorte del ejecutivo? Dirán que eso depende del  
abuso, que es obra de la tiranía y yo no digo otra cosa; pero añado  
7
8
9
Juan Montalvo, El Cosmopolita, op. cit., p. 26.  
Juan Montalvo, El Cosmopolita...op. cit., pp. 5-6.  
Juan Montalvo, Gonzalo Zaldumbide, Las Catilinarias…op. cit., p. 182.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
357  
Vida académica  
que ese abuso es ya sistema, que esa tiranía ha venido a ser calidad  
necesaria del que manda, porque los códigos han perdido su fuerza  
y vigor, o más bien, nunca los han tenido (…).10  
Simón Bolívar, al respecto de los políticos dice: “la edu-  
cación es condición indispensable para ejercer derechos políticos; una  
de las condiciones para ser ciudadano activo y poder participar en polí-  
tica”. 11 Las circunstancias que rodeaban el cambio político de  
América Latina en el siglo XIX afectaban de forma directa la es-  
tructura política y organizacional de la sociedad virreinal de  
modo que la educación a pesar de ser necesaria, según la pers-  
pectiva de Bolívar, era difícil. Según los autores Augusto Mijares;  
y Manuel Pérez Vila señalan que:  
El desarrollo de la educación popular encontraba sin embargo dos  
obstáculos casi insuperables: uno, que era muy difícil formar maes-  
tros, tanto por aquella incultura casi general de la población como  
por los pocos incentivos que la profesión presentaba; el otro, que  
en medio de la miseria agravada por la guerra, no había dinero para  
pagar los maestros y menos aún para la instalación y el equipo, si-  
quiera elementales, de las escuelas.12  
En el proyecto de la Constitución para Bolivia, Bolívar en  
el artículo 13 señala la importancia de la educación generalizada;  
al respecto se citan los numerales correspondientes: 3) Saber leer  
y escribir. 4) Tener algún empleo o industria; o profesar alguna ciencia o  
13  
arte, sin sujeción a otro en clase de sirviente doméstico no se le ponen  
otras exclusiones que las del crimen, la corrupción, la ociosidad  
y la ignorancia absoluta. Saber y honradez, no dinero, es lo que  
requiere en el ejercicio del poder público.14  
1
1
1
0 Juan Montalvo, El Cosmopolita...op. cit., pp. 9-10.  
1 Apuntes personales Jorge Ortiz Miranda.  
2 Augusto Mijares, prólogo, Manuel Pérez Vila, compilación, notas y cronología, Doctrina del  
libertador. Simón Bolívar, Edición digital basada en la 3ª ed. de Caracas, Fundación Biblioteca  
Ayacucho, 1985, p. XV. Ver en: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/doctrina-del-  
libertador—0/html/ff6f5f94-82b1-11df-acc7-002185ce6064_27.html (18-07-2023).  
3 Zenaida Guánchez de Méndez, “Simón Rodríguez, la Constitución de 1826 y el Proyecto de  
Educación Popular”, Rev. Ped., v.26 n.75 Caracas ene. 2005. Ver en: http://ve.scielo.org/  
scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0798-97922005000100004 (18-07-2023).  
1
BOLETÍN ANH Nº 209  
358  
Vida académica  
Parece que las palabras de Bolívar las entendieron al revés  
nuestros políticos contemporáneos, y nuestros padrastros asam-  
bleístas.  
Estamos en el mes de abril, mes dedicado al maestro ecua-  
toriano y conozcamos por qué se le toma como paradigma de la  
educación a Montalvo, y qué hizo por la misma.  
Es un insigne maestro de la patria; nunca fue profesor,  
nunca dictó clases en escuelas, colegios ni universidades; pero,  
es el inmortal maestro de la juventud y del pueblo, maestro por  
sus enseñanzas, por sus obras, por su ejemplo de vida, simple-  
mente porque vivió conforme habló, comprometido con la liber-  
tad y la dignidad lucho sin dar ni pedir tregua; no negoció con  
su pluma ni con su pensamiento.  
Para Montalvo el cambio social es: Primera idea, que al ser  
comunicada se convierte en fuego para alumbrar la mente y en-  
cender el corazón; las tiranías y sus representantes privan a los  
pueblos de la educación o la degradan entre el facilismo y la me-  
diocridad para someterlo bajo el peso de las cadenas de la igno-  
rancia.  
No hay educación más perversa que la que se sustenta en  
la ignorancia; la educación es para Montalvo el puente que permite  
al ser humano avanzar desde el subdesarrollo hacia un mundo de  
oportunidades; en medio de la ignorancia no puede haber progreso,  
ni desarrollo ni justicia social.  
Bolívar muchos años atrás estaba plenamente seguro de que  
la educación es fundamento de toda grandeza individual, social, po-  
lítica y nacional. La instrucción dice Bolívar es la felicidad de la vida;  
y el ignorante está próximo a revolcarse en el lodo de la corrupción,  
y se precipita luego infaliblemente en el mundo de las tinieblas y la  
servidumbre. Con todo lo dicho por el libertador quedan marcadas  
con estigmas de fuego las secuelas de tan terrible mal: tinieblas, co-  
rrupción y servidumbre; el ignorante, pobre viajero de la vida es  
carne dolorida de opresión y miseria.  
14 Ibíd.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
359  
Vida académica  
En el Congreso de Angostura, Bolívar hace brotar con pala-  
bras enardecidas el papel que deben jugar los gobiernos respecto a  
la educación de los pueblos, cuyos destinos se les ha encomendado;  
la educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal de  
Congreso y del Gobierno; moral y luces son los dos polos de la república;  
15  
Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”.  
Para Bolívar el concepto sobre las finalidades de la educación  
que es tan amplio y humano es el mismo que encontramos en los  
grandes tratadistas de la pedagogía; así, por ejemplo, Pestalozzi gran  
16  
educador del siglo XIX decía: “espíritu pensando y manos trabajando”;  
Bolívar siguiendo su ejemplo decía: “de la mente y de la mano han na-  
17  
cido la civilización y la cultura en íntima y estrecha colaboración”.  
Para el Libertador el fin de la educación no consiste única-  
mente en formar profesionales, ni guerreros, ni estadistas, consiste  
en formar el espíritu y el corazón de la juventud. Si bien la Ilustración  
surgió en Francia en el siglo XVIII para el momento de la historia  
que estamos tratando, lo heredaron gente valiosa de América, Ecua-  
dor y Ambato; esta última con genuinos representantes como Mon-  
talvo, Mera, Vela y Martínez.  
Con respecto al tema de la educación, Montalvo, decía, que  
la inteligencia no debe ser desperdiciada, sino desarrollada y poten-  
ciada a base de una educación exigente y del más alto nivel acadé-  
mico; ojalá así lo hubiésemos comprendido en nuestro Ecuador  
actual, y no, quitando del pensum de estudios de cátedras tan im-  
portantes como: historia, cívica, ética y otras de profundo contenido  
social, sin darse cuenta que éstas generaron a lo largo de la historia,  
etapas tan importantes como el Humanismo, el Renacimiento y el  
Enciclopedismo.  
Montalvo en su época veía con absoluta claridad la impor-  
tancia de la educación como plataforma de proyección y construc-  
1
1
1
5 Cfr. Simón Bolívar en: Luís Beltrán Prieto Figueroa, El magisterio americano de Bolívar, Funda-  
ción Biblioteca Ayacucho, Venezuela, 2006, p. 75.  
6 Cfr. Pestalozzi en: Benjamín Torrico Prado, La pedagogía en Bolivia, Editorial Don Bosco, Quito,  
1947, p. 204.  
7 Cfr. Simón Bolívar en: Armando Rojas, Bolívar: paradigma de la estirpe, Academia Nacional de  
la Historia, 1991, p. 50.  
BOLETÍN ANH Nº 209  
360  
Vida académica  
ción del futuro. En la octava Catilinaria planteó la obligatoriedad de  
la educación, planteamiento que lo hará realidad Eloy Alfaro como  
Presidente de la República, al establecer en la educación el Laicismo,  
término que hacía constar la obligatoriedad y gratuidad de la edu-  
cación; con toda razón se dice que los que Montalvo planteó con su  
pluma, Alfaro lo consumó con su espada.  
¡
Que pena! que en la actualidad se siga hablando de guerras  
y conquistas; ¡qué pena que se piense en armar el pueblo civil en el  
Ecuador, para luchar contra la galopante corrupción las mafias nar-  
cotraficantes; cuando lo correcto sería armar al pueblo, pero de co-  
nocimientos!  
El joven de hoy debería ser un auténtico guerrero por su ta-  
lento y preparación, debería desarrollar la tecnología, pero sin olvi-  
darse del humanismo, sin permitir que, a lo mejor, la máquina deje  
sin fuentes de trabajo al ser humano.  
Montalvo ya lo advirtió “los progresos no son de hecho, los hace  
la razón descompuesta en luces fecundas, lo hacen enseñanza, aprendizaje,  
estudio e inteligencia: lo hacen la cultura de los pueblos convertidos en ne-  
cesidad vehementes”.18  
Por todo lo dicho Montalvo dejó esta frase a la posteridad:  
nosotros a estudiar a propender al adelanto, a buscar la luz y ser dignos  
19  
del aprecio de los que valen más”.  
Señores señores.  
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ción Biblioteca Ayacucho, Venezuela, 2006.  
18 Notas de Jorge Ortiz.  
19 Juan Montalvo, El Cosmopolita, El siglo, 1894, p. 45.  
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DE MIEMBROS  
DE LA ANH  
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA  
SEDE QUITO  
Av. Seis de Diciembre 21-218 y Roca  
2
2556022/ 2 907433 / 2 558277  
ahistoriaecuador@hotmail.com  
secretaria@academianacionaldehistoria.org.ec  
NOMBRE  
TIPO DE MEMBRESÍA  
LUGAR  
ACHIG SUBÍA, LUCAS  
Calle Valle de los Chillos 170  
y Valle de Yunguilla  
CORRESPONDIENTE  
CUENCA  
N. Quito  
0728160555/ 0987739468  
lucas.achig@ucuenca.edu.ec  
AGUIRRE AGUIRRE, FERNANDO  
CORRESPONDIENTE  
DE NÚMERO  
LOJA  
0997692065  
fpaguirrea@hotmail.es  
ALARCÓN COSTTA,CÉSAR  
QUITO  
9
0
DE Octubre N26-70 y Colón  
22402240 / 022547864/ 0999468005  
N. Bolívar  
fedmatriz@hotmail.com  
ALBORNOZ BUENO,ALICIA  
Apartado postal 10922  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
México 10.Las Lomas, México D.F.  
aliciaalbornoz@hotmail.com  
ALDEÁN RIOFRÍO, MICHELLE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
DE NÚMERO  
LOJA  
QUITO  
LOJA  
0995307949  
mivanova_111@hotmail.com  
ALVARADO GUALPA, JOSÉ  
0988710407  
josealvarado195902@gmail.com  
ÁLVAREZ GALARZA, SUSANA  
0983890832  
rosaleso@fiscalia.gob.ec  
ARIAS ÁLVAREZ, JOSE CARLOS  
Calle Pedro Vicente Maldonado y  
la Condamine  
LOJA  
N. España  
072548622 / 0985238045  
josecarlosariasalvarez@hotmail.es  
BOLETÍN ANH Nº 209  
365  
Directorio de los miembros de la ANH  
ARTETA VARGAS, GERMÁN  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
0
984768301  
german_arteta1952@gmail.com  
ARTEAGA PARRALES, JOSÉ  
PORTOVIEJO  
Calle 12 de Octubre 115, entre  
García Moreno y Gabriela Mistral  
0991984755  
ARTIEDA VELASTEGUI, RINA  
998832239  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0
rartieda@hotmail.com  
ARROBO REYES, HUGO  
arrobojose@yahoo.es  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
QUITO  
ASPIAZU ESTRADA, ROBERTO  
raspiazu@cee.org.ec  
0999428484  
ASTUDILLO SAMANIEGO,CLODOVEO  
Ciudadela del IESS, mz.3, villa 5.  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
MACHALA  
QUITO  
0
72937646/ 0992090975  
casfcs_machala@hotmail.com  
AVILA PAREDES, RAMIRO  
Francisco Arévalo 47-133 y las Malvas,  
Monteserrín  
02246261 / 0999813170  
ravilapa@gmail.com  
AYALA MORA, ENRIQUE  
Toledo 2280, Plaza Brasilia  
Universidad Andina.  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Ibarra  
0
999809855/023228085/023228085.ext. 1137  
enrique.ayalamora@uasb.edu.ec  
BAQUERIZO AROSEMENA, CÉSAR  
cesarbaquerizo@hotmail.com  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
BARRERA-AGARWAL, MARÍA HELENA  
NUEVA YORꢀ  
N. Pelileo  
001 9176642353 / 001 718200998  
mhbarrerab@gmail.com  
Tungurahua  
BARRIGA LÓPEZ, FRANKLIN  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Latacunga  
10 de Agosto 39-127 y Diguja, piso 11-2  
458421 / 0984028366  
2
f-barri@uio.satnet.net  
BOLETÍN ANH Nº 209  
366  
Directorio de los miembros de la ANH  
BARRIGA LÓPEZ, LEONARDO  
Av. América N31-207 y Mariana de Jesús  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Latacunga  
2521547/ 0999831964 / 0986451610 / 2400306  
Ibarriga6@gmail.com  
BAUS PALACIOS, EFRAÍN  
efrainbaus@gmail.com  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
LOJA  
BORRERO ESPINOSA, EFRAÍN  
0
992164858  
eborreroe@hotmail.com  
BORRERO VEGA, ANA LUZ  
Facultad de Filosofía.  
DE NÚMERO  
CUENCA  
U de Cuenca.Av. 12 de Abril.  
0
72856396 / 0999600077  
alborveg@yahoo.com /  
ana.borrero@ucuenca.edu.ec  
BRAVO CALLE, KLÉVER  
De las Alondras N46-86 y de los Cactus.  
Conjunto Los Prados, Monteserrín.  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Chimborazo  
3
343523/0998125941  
kabravo59@hotmail.com / kabravo@espe.edu.ec  
BURGOS GUEVARA, HUGO  
Cumbayá, Urb. Primavera 1,  
calle Bramantes 165  
EMÉRITO  
QUITO  
3550298 / 0998246041  
hburgosguevara@gmail.com / hugobg1999@yahoo.com  
CAICEDO ALDAZ, LEONARDO  
52-733-719 / 098-361-224-5  
Calle 10 de agosto N130 y 18 de mayo  
santaritadebabahoyo@hotmail.com  
CORRESPONDIENTE  
BABAHOYO  
MACHALA  
0
CAMACHO PINEDA, RAFAEL  
Guabo s/n y Buenavista y Napoleón Mera  
CORRESPONDIENTE  
HONORARIA  
0
7–2962764 / 0985544532  
arafacp12a@yahoo.com  
CÁRDENAS REYES, MARÍA CRISTINA  
Jacarandá 157 y Av. Ordoñez Lazo.  
Edificio Puertas del Sol, 7°  
CUENCA  
N. Chile  
0
72829944/0994296152  
cristina.cardenas8@gmail.com  
CARRASCO VINTIMILLA, MANUEL  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
manuel.carrasco@ucuenca.edu.ec  
BOLETÍN ANH Nº 209  
367  
Directorio de los miembros de la ANH  
CASADOS SASTRE, PAULA  
mpaulacasado@gmail.com  
HONORÍFICA  
GUAYAQUIL  
N. Argentina  
CASTELLANO GIL, JOSÉ  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0979322313  
jmcaste@yahoo.es  
CASTILLO ILLINGWORTH, SANTIAGO  
Av. Juan de Garay 845.4° H.CP C1153  
Buenos Aires  
DE NÚMERO  
GUAYAQUIL  
0
0541143006196  
josancas53@hotmail.com  
CASTRO VELÁZQUEZ, JUAN  
Club de la Unión. Av. Olmedo  
y Malecón Simón Bolívar  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
2
403212.Ext.113/ 0999033493 / 042304798  
castroyvelazquez@hotmail.com/  
CAZORLA, JORGE ISAAC  
IBARRA  
José Martí 2-84 y Av. Atahualpa  
N. Azuay  
0
62644602  
Nueva York  
01 9176642353 / 001 718200998  
0
mhbarrerab@gmail.com  
CEDEÑO AMADOR, SERGIO  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
Urb. Palmar del Río, ꢀm.  
4
½ vía Samborondon  
Villa. C111. Casilla 659  
4 2836 333/ 04 2441 000.Ext.2120 / 0994324000  
0
cedenoamador@gmail.com  
CEDEÑO DELGADO, ALFREDO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
SANTA ANA  
RIOBAMBA  
0
5 263 4507/ 0988946020  
alfredo1710@yahoo.com.ar  
CEPEDA ASTUDILLO, FRANKLIN  
Guayaquil 27-30 y Rocafuerte  
0
3 2961 439/ 0998114681  
defrankc2002@yahoo.fr  
CEVALLOS CALAPI, RAÚL  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
IBARRA  
LOJA  
0
996932555  
rccevallos@utn.edu.ec  
CEVALLOS VÁSQUEZ, MARÍA  
0
984301694  
ruthelizabethleon62@gmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
368  
Directorio de los miembros de la ANH  
CHACÓN ZHAPAN, JUAN  
Facultad de Filosofía.  
CORRESPONDIENTE  
CUENCA  
U, de Cuenca. Av. 12 de Abril  
0
991476384  
Chaconjuan46@gmail.com  
CHALAN CHALAN, ÁNGEL  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
DE NÚMERO  
LOJA  
AMBATO  
QUITO  
0
993276815  
angelpchalan@gmail.com  
CHAVEZ FONSECA, LILA  
0
993328991  
lilachavezfonseca@hotmail.com  
CHIRIBOGA MAYA, XAVIER  
0
982010366-0963163753  
chiribogaxavier@hotmail.com  
CORDERO ÍÑIGUEZ, JUAN  
CUENCA  
Calle Larga 5-24 y Hermano Miguel  
0
72839181 / 2841 540 / 0992372665  
juancorderoiniguez@gmail.com  
CORTÉZ BONILLA, OLIVIA  
Pontificia Universidad Católica del Ecuador  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. Esmeraldas  
2
991700 ext. 2193  
cortezolivia@hotmail.com  
COSTA VON BUCHWALD, GUSTAVO  
Ciudadela Río Grande, Calle Norte.  
Villa # 5.Samborondon  
GUAYAQUIL  
QUITO  
0
42837737 / 0994289784  
gusy2013@outlook.com  
CREAMER GUILLÉN, CLAUDIO  
DE NÚMERO  
Av. 12 de Octubre N24-427 y Cordero  
0
998357777  
creamerc663@gmail.com  
CREAMER GUILLÉN, MONSERRAT  
BENEFACTORA  
QUITO  
monserrat.creamer.guillen@gmail.com  
DAMERVAL MARTÍNEZ, JAIME  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
Aguirre 116 y Pichincha, 3er piso, Of. D  
0992302121 / 042531130 / 042530541  
DE LA TORRE FLOR CARLOS  
999686020  
cdelatf@yahoo.com  
HONORÍFICO  
QUITO  
0
BOLETÍN ANH Nº 209  
369  
Directorio de los miembros de la ANH  
DÍAZ CUEVA, MIGUEL  
EMÉRITO  
CUENCA  
Luis Cordero 1754  
072831917 / 072847608  
mdiazcueva@hotmail.com  
DÍAZ PATIÑO, INGRID  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
QUITO  
0998067002  
ingridiaz28@hotmail.com  
DONOSO BUSTAMANTE, SEBASTIAN  
Avda. Amazonas E4-69 y Patria.  
Edificio COFIEC, Piso 4, 5, 10, 11, 16, 17, 18.  
2562 680/ 0995096615  
sdonosob@hotmail.com  
DONOSO GAME, JUAN FRANCISCO  
Jardines del Este N°2 2.Cumbayá,  
Coop. 29 de Octubre  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
2040850 / 2892508 / 0998933880  
jfdg1@hotmail.com  
ECHEVERRÍA ALMEIDA, JOSÉ  
Miguel de Jijón y León 232  
DE NÚMERO  
DE NÚMERO  
OTAVALO  
QUITO  
062920324 / 0991526752  
joecheve50@yahoo.com  
ESCUDERO ALBORNOZ, XIMENA  
Gaspar de Escalona 3968 y Granda Centeno.  
Buzón 544  
Quito Tenis  
0999678058 / 2260456  
gescuderoadt50@hotmail.com  
ESPINOSA APOLO, MANUEL  
Mañosca 150 y Av. 10 de Agosto,  
Edif. Mañosca, Dep.101.  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Loja  
0993372891  
manuelespinosa10@yahoo.es  
ESPINOSA JARRÍN, FERNANDO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
TENA  
0987110169 / 062844356  
eferspijar@yahoo.com  
ESPINOSA REYES, WILSON  
MACHALA  
0994113648 / 042764483  
wilsonespinosareyes@gmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
370  
Directorio de los miembros de la ANH  
ESTRADA GUZMÁN, EDUARDO  
Malecón 200 Edificio Rocamar 9° piso.  
EMÉRITO  
EMÉRITA  
GUAYAQUIL  
GUAYAQUIL  
QUITO  
042303969 / 0999886712  
Eduardo_j_estrada@ yahoo.com  
ESTRADA RUIZ, JENNY  
Chile33 12y Vacas Galindo, 2° piso  
042343216 / 0993181362  
jenestrm@guayaquil.gov.ec  
ESTUPIÑAN VITERI, TAMARA  
CORRESPONDIENTE  
Yaruquí  
2777273 / 0992528625  
tamaraestupinan@gmail.com  
FERNÁNDEZ, MARCELO  
canciller@internacional.edu.ec  
CORRESPONDIENTE  
CORREPONDIENTE  
QUITO  
FIERRO BENÍTEZ, RODRIGO  
QUITO  
Av. Pérez Guerrero OE-3-124 Y San Gregorio  
N. Ambato  
2525903 / 2072888 / 0992406097  
rfierro@puntonet.ec  
FRANCO MALDONADO, NÉCKER  
CORRESPONDIENTE  
MACHALA  
Juan Montalvo 20- 19 y Bolívar  
07 2 932 595  
necker.fm@gmail.com  
FREILE GRANIZO, CARLOS  
DE NÚMERO  
HONORÍFICO  
HONORÍFICO  
QUITO  
N. Riobamba  
9
na. Transversal y Cosantos s/n. Tumbaco  
998300700  
0
cfreile@lahora.com.ec  
FREILE GRANIZO, JUAN  
Bermejo N39 – 128 Y los Motilones.  
Sect. Monteserrín  
QUITO  
N. Riobamba  
2333478 / 2506923  
GALARZA DÁVILA, GALO  
galogalarzad@gmail.com  
QUITO  
GALLARDO ROMÁN, JOSÉ  
HONORÍFICO  
DE NÚMERO  
QUITO  
GARAICOA ORTIZ, JOSÉ XAVIER  
GUAYAQUIL  
Rumichaca 213 y Manuel Galecio  
042314411 / 0981527853  
xaviergaraicoa@yahoo.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
371  
Directorio de los miembros de la ANH  
GARAY ARELLANO, EZIO  
Luque 1813 entre Los Ríos y Esmeraldas  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
RIOBAMBA  
042368041 / 0982657782  
eziogarayarrellano@yahoo.com  
GARCÉS VITERI, LENIN  
Asunción y Chimborazo.  
Conjunto Bellavista1, casa 7  
03 2954 540 / 0992813105  
lgarcesviteri@hotmail.com  
GARCÍA MONTOYA, JUAN CARLOS  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
DE NÚMERO  
IBARRA  
QUITO  
0997580055  
jcgarciam@utn.edu.ec  
GARZÓN ESPINOSA, MARIO  
0998819868  
mario_garzon_e@yahoo.es  
GARZÓN VERA, BLAS  
CUENCA  
Dirección Técnica de  
Comunicación y Cultura.  
Sede Cuenca. Calle Vieja 12-30 y Elia Liut  
0969758722/072862213  
bgarzon@ups.edu.ec  
GUERRERO AGUIRRE, TALIA  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
HONORÍFICA  
LOJA  
QUITO  
0983871996  
talia.guerrreroa@hotmail.com  
GIL BLANCO, EMILIANO  
0980917084  
egilbe@usfq.edu.ec  
GÓMEZ ARMIJOS, CORONA  
rectorado@uniandes.gob.ec  
AMBATO  
LOJA  
0994391226 / 03 2 460 570  
GÓMEZ GÓMEZ, GABRIEL  
984839050  
gabrielgonzalogomezgomez@yahoo.com  
CORRESPONDIENTE  
0
BOLETÍN ANH Nº 209  
372  
Directorio de los miembros de la ANH  
GÓMEZ TERÁN, MARCELO  
991688999  
mgomez@utn.edu.ec  
CORRESPONDIENTE  
IBARRA  
QUITO  
0
GOMEZJURADO ZEVALLOS, JAVIER  
Cond. Puertas del Sol. Etapa 1.  
Bloque A. Dep.2 B.  
DE NÚMERO  
DE NÚMERO  
Autop. Rumiñahui, entre puente 1 y puente 2  
3
199183 / 0999830454  
jgomezjurado64@gmail.com  
GUTIÉRREZ MARÍN, WILSON  
BAEZA  
1
0
3 de Abril y Los Pioneros (Esquina)  
6 2320 155 / 0984438864  
wilsongutierrezmarin@hotmail.com  
GUTIERREZ YAÑEZ, VICTOR  
HONORÍFICO  
QUITO  
HIDALGO ORTIZ, ÁNGEL EMILIO  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
Urbanización Veranda, mz. 1202, villa 24  
0
986951290  
angemhi@hotmail.com  
HOYOS GALARZA, MELVIN  
DE NÚMERO  
GUAYAQUIL  
Diez de Agosto entre Chile y Pedro Carbo.  
Biblioteca Municipal.  
0
4 2594 800 ext.7300 / 0997638927  
melvinhoyos@yahoo.com  
IBARRA DÁVILA, ALEXIA  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. Guaranda  
Pontificia Universidad Católica del Ecuador.  
Edificio Centro Cultural, 2do piso.  
Museo Weilbauer  
0
998352160  
alexiaibarra@yahoo.com  
IBARRA PARRA AMÉRICA  
DE NÚMERO  
QUITO  
QUITO  
QUITO  
0
999467989  
ibarraa125@gmail.com  
IDROVO PÉREZ, HUGO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
0
991692272  
hugoidrovoperez@gmail.com  
IZA TERÁN, CARLOS  
0992527531  
ciza63@yahoo.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
373  
Directorio de los miembros de la ANH  
JURADO NOBOA, FERNANDO  
Edificio Torres de Iñaquito. Torre A. Of. 901.  
Altos CCNNU  
DE NÚMERO  
QUITO  
QUITO  
KENNEDY TROYA, ALEXANDRA  
San Ignacio 1001 y Tomás Guerrero.  
Ed. El Barranco.  
CORRESPONDIENTE  
072884202/ 2545218 / 0999427013  
alexandra.kennedy@ucuenca.edu.ec  
molexkt@hotmail.com  
KERSFFELD, DANIEL  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0
999821658  
dakersffeld@hotmail.com  
LALAMA CAMPOVERDE , ROSA  
GUAYAQUIL  
Ciudadela la FAE, Mz. 34, villa 19  
0
4 2398319 / 0996854607  
rolacam2006@yahoo.com  
LARA BROZZESI, CLAUDE  
DE NÚMERO  
QUITO  
0
961505659 – 333240  
clara@cancilleria.gob.ec  
laraclaude@hotmail.com  
LARREA PROAÑO, GREGORIO DE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
EMÉRITA  
QUITO  
QUITO  
0
992923994 / 3952300 ext 15512  
greglarrea@hotmail.com  
LASSO DONOSO, RODRIGO  
3611799/0999731940  
rlassod@hotmail.com  
LEÓN BORJA, DORA  
GUAYAQUIL  
Mallorca 41 , Hato del Rey 00917  
San Juan. Puerto Rico  
lajosszas@hotmail.com  
LONDOÑO LÓPEZ, JENNY  
De los Cabildos N41-64 y De las Almonedas.  
Edif. Icon piso 3C, Quito Tenis  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Guayaquil  
2
248044 / 0998028686  
jennylondo52@gmail.com  
LUCERO AVILÉS,ALBERTO  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
0
993629769  
albertoluceroaviles@hotmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
374  
Directorio de los miembros de la ANH  
MALDONADO ASTUDILLO, NUMA  
998382164  
CORRESPONDIENTE  
LOJA  
0
nmaldonadoastudillo@yahoo.com  
MARCOS PINO, JORGE  
DE NÚMERO  
GUAYAQUIL  
Av. Central 300, Cdla. Santa Cecilia, Mz. Y, 8A  
0999353534  
drmarcos@me.com  
MARRIOT BARRETO, MAGNO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
QUITO  
0985336676  
magnomarriott@gmail.com  
MARTÍNEZ ACOSTA, GALO  
Pérez Guerrero 391 y Versalles. Of.18  
2520710  
MAUGÉ MOSQUERA, RENÉ  
QUITO  
Guipúzcoa N° 653 y Lugo  
N. Guayaquil  
2228837 / 0982216843  
leybeat@hotmail.com  
MEDINA ORELLANA, VOLTAIRE  
Bolívar 098 y séptima este. Machala.  
DE NÚMERO  
EL ORO  
QUITO  
0
72961075 / 0995011462  
voltairemedinaorellana@yahoo.com  
MEJÍA SALAZAR, ÁLVARO  
armejiasalazar@gmail.com  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
099-5790-111  
MIÑO GRIJALVA, MANUEL  
Canadá, 17. Residencial Las Américas.  
Metepec, Estado de México.  
MÉXICO  
N. Quito  
0
0 52 722 108 71 94 (celular)  
mminog@hotmail.com / mmino@colmex.mx  
MIÑO GRIJALVA, WILSON  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
Manuel Iturrey E11-28 y Coruña  
2
564507 / 0996007740  
mingrijalva@hotmail.com  
MIRANDA TORRES, CARLOS LUIS  
DE NÚMERO  
PELILEO  
Correo Central  
0
32424938 / 2864638 / 0986256194 / 032824248  
carlosmirandatorres@gmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
375  
Directorio de los miembros de la ANH  
MOLINA CEDEÑO, EDUARDO  
Avenidas Eloy Alfaro y Olímpica.  
Universidad San Gregorio  
DE NÚMERO  
PORTOVIEJO  
QUITO  
052639461 / 052933870 / 0985027230  
ramiro-molina@hotmail.es  
MONCAYO GALLEGOS, PACO  
Coruña 2788 y Orellana  
CORRESPONDIENTE  
Edif. Coruña Plaza, 3° piso, of.302  
2905715  
pmoncayog@gmail.com  
MONTENEGRO LÓPEZ, RAMIRO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0996194587  
hrmontenegrol@gmail.com  
MORA WITT, GALO  
QUITO  
N. Loja  
51 Avenue Bugeaud  
Paris 75016  
morawittgalo@gmail.com  
MORALES MEJÍA, JUAN CARLOS  
DE NÚMERO  
IBARRA  
Colón 4-09  
062952857 / 0995778910  
pegasusecuador@yahoo.com  
MORALES RUIZ, CECILIA  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
AMBATO  
QUITO  
0967671490  
cmorales@casademontalvo.gob.ec  
MORALES SUÁREZ, JUAN FRANCISCO  
Av. Villalengua OE4- 177 y  
Barón de Carondelet  
0958758269 / 2 278949  
jfgms03@hotmail.com  
MOSCOSO PEÑAHERRERA, DIEGO  
Real Audiencia y Calle los Claveles s/n.  
Alangasí  
DE NÚMERO  
QUITO  
QUITO  
2796120 / 0992923320  
moscoso.diego@gmail.com  
MOYA, RUTH  
CORRESPONDIENTE  
0988465940 / 02 4 527 829  
ruthmoyatorres@yahoo.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
376  
Directorio de los miembros de la ANH  
MULLO SANDOVAL, MARIO  
CORRESPONDIENTE  
PICHINCHA  
Urb. Primavera, Miguel Ángel E7-95 y  
Florencia, Cumbaya, Prov. Pichincha  
0
984497275  
mariomullo@yahoo.com  
MUÑOZ BORRERO, EDUARDO  
Av. Vencedores de Pichincha.  
Santuario Hermano Miguel  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Cuenca  
2656589 / 2660365  
MUÑOZ DÁVILA VÍCTOR  
victormunozdavila4@gmail.com  
CORRESPONDIENE  
CORRESPONDIENTE  
PORTOVELO  
MACHALA  
0979936305 / 07 2 949 396  
MURILLO CARRIÓN, RODRIGO  
Calle Babahoyo 203,  
entre Zaruma y Marcel Laniado  
07 2980981 / 0989395942  
NARANJO LÓPEZ, GALO  
gnaranjo@uta.edu.ec  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
AMBATO  
IBARRA  
NARANJO TORO, MIGUEL  
0
997621414  
menaranjo@utn.edu.ec  
NARVÁEZ RIVADENEIRA, LUIS  
HONORÍFICO  
DE NÚMERO  
QUITO  
0997200510  
losnarvaez@yahoo.es  
NEVÁREZ MENDOZA, BING  
ESMERALDAS  
Mejía 211 , entre Bolívar y Sucre  
0
939630109  
bingnevarez@hotmail.com  
NICOLA GARCÉS, GERARDO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
AMBATO  
QUITO  
0987592768  
NOBOA FLORES, FERNANDO  
994813008  
0
enrique.noboa@bayer.com  
NÚÑEZ ENDARA, PABLO  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
Archivo Histórico del Ministerio de RR. EE.  
Carrión E1-76 y Av. 10 de Agosto  
2
993200 ext. 1178/20985485133  
pnunez64@hotmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
377  
Directorio de los miembros de la ANH  
NÚÑEZ FREILE, BYRON  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0
996264565  
nunez_freile@hotmail.com  
ORDOÑEZ ITURRALDE, WILMAN  
GUAYAQUIL  
Av. Bolivia N°5708 entre la 33 y 34  
0
4 2464 216 / 04 2476 631 /0994535289  
wilman_69@hotmail.com  
ORTEGA, RUBÉN  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
LOJA  
0
988389139  
luciavioletaortega@hotmail.com  
ORTIZ CRESPO, ALFONSO  
QUITO  
González Suárez 32-90 y Bejarano  
2377565 / 2230294 /2509471 / 6000528  
aortizc@andinanet.net  
ORTIZ CRESPO, GONZALO  
Los Comicios OE4-573 y Azcumaga.  
Conjunto Alcalá.  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
Ed. Alcázar. Urb. Quito Tennis.  
2
460228 / 0987293686  
gonzalo@ortizcrespo.com  
ORTIZ MIRANDA, JORGE  
DE NÚMERO  
DE NÚMERO  
AMBATO  
QUITO  
0
993328991/032585847  
lilachavezfonseca@hotmail.com  
PAZ Y MIÑO, JUAN JOSÉ  
El Día N. 37-215 Y El Telégrafo  
6035-651 / 2509471 / 0995026475  
juan@pazymino.com  
PÁEZ BARRERA, OSWALDO  
Leonidas Plaza E16-236  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. Cuenca  
0984307334  
PÁEZ TERÁN, RODRIGO  
QUITO  
Sangolquí. Casilla 17 – 23 -280  
2340164 / 0999834529  
ro75pater@gmail.com  
PALACIOS JARA, ANTONIETA  
Costanera 1237 y Víctor Emilio Estrada,  
Urdesa  
DE NÚMERO  
GUAYAQUIL  
0
42385571 / 0991858924  
maantonietapalacios@hotmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
378  
Directorio de los miembros de la ANH  
PALADINES ESCUDERO, CARLOS  
Av. 6 de Diciembre y Patria.  
Casa de la Cultura  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. Loja  
2
409416 / 2991700 ext. 1319 / 0996014043  
capaladines@yahoo.es  
PAREDES CASTILLO, DOMINGO  
Av. Coruña y Zaldumbide  
Ed. ꢀing Building Piso 4  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. Guayaquil  
0
996546742  
domingoparede@gmail.com  
PAZMIÑO, GIOVANNI  
Diócesis de Ambato  
HONORÍFICO  
AMBATO  
QUITO  
032422102 / 032826132  
PEÑAHERRERA MATEUS, ANDRÉS  
CORRESPONDIENTE  
Manuel Larrea 1003  
2
560791 / 2863603 / 0992740375  
arqandrespema@yahoo.com  
PÉREZ PIMENTEL, RODOLFO  
Conjunto Lago Sol, villa A9 ,  
vía Samborondón.  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
Casilla 09 01 00875  
0
4 2613191 / 0994044917  
rodolfoperezpimentel@hotmail.com  
PLAZA GARCIA, NORMA  
Los Ceibos, Calle 9a 109  
entre avenidas Primera y Principal  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
QUITO  
0
4600 7460 / 098 481 0679  
normaplazadegarcia@gmail.com  
PONCE LEIVA, PILAR  
Víctor de la Serna, 19. Madrid 28016.  
España  
3
4913945784 / 0998027342  
piponce@ghis.ucm.es / pilarponce@hotmail.com  
POSSO, MIGUEL  
994832470  
CORRESPONDIENTE  
IBARRA  
0
migueposso@gmail.com  
PUIG PEÑALOSA, XAVIER  
CORRESPONDIDENTE  
IBARRA  
N. España  
0999968961  
xavier.puig@ehu.eus  
BOLETÍN ANH Nº 209  
379  
Directorio de los miembros de la ANH  
QUINATOA COTACACHI, ESTELINA  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
QUITO  
QUITO  
0987721476  
estelina.quinatoac@gmail.com  
QUINTERO LÓPEZ, RAFAEL  
0996001007  
bernardoql@yahoo.es  
RAMON VALAREZO, GALO  
Eloy Alfaro 18-24 y Bélgica 3°piso  
0999700109  
garaval@yahoo.com  
REDROVÁN SAMANIEGO, OSWALDO  
Calle Beethoven N°56-174 y Cap. Ramos  
CORRESPONDIENTE  
DE NÚMERO  
QUITO  
N. Zaruma  
2
401739/ 0989212051  
oredrovan@hotmail.com  
REGALADO ESPINOZA, LIBERTAD  
Ciudadela Universitaria ,  
Av. U2 entre calles 5 y 7  
MANABÍ  
052621696 / 0994135005  
lire2653@gmail.com  
REINO GARCÉS, PEDRO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
TUNGURAHUA  
0
0
995154688  
32741109  
pedroreinog@yahoo.es  
REINOSO HERMIDA, GUSTAVO  
Calle José Arízaga 1 62  
CUENCA  
N. Cañar  
entre Padre Aguirre y General Torres  
0
72843241 / 0985358574  
gustavrei@hotmail.com  
RIVADULLA PEREZ, ELADIO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0998706249  
erivadulla@gmail.com  
ROBLES LÓPEZ, MARCO  
QUITO  
Valentín Martínez S/N  
N. Cañar  
0995592355  
mroblesl@hotmail.com  
ROBLES VILLAVERDE, ROBINSON  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
El Roble, TvNews  
0997062126  
robinrobles@yahoo.es  
BOLETÍN ANH Nº 209  
380  
Directorio de los miembros de la ANH  
ROCA DE CASTRO, JOHNNY  
987936980  
johnnyroc@hotmail.com  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
QUITO  
0
RODAS CHAVES, GERMÁN  
CORRESPONDIENTE  
Toledo N.2280. U.A. Simón Bolívar  
La Granja 210 y Amazonas  
2
469121 / 0999498321  
german.rodas@uasb.edu.ec/  
grodasch@yahoo.com  
RODRÍGUEZ, VIRGILIO  
Pasaje On66-229 y de los Cerezos.  
Urb. Barcino  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0
988922669  
virgiliorodriguez1@hotmail.es  
RODRÍGUEZ CALDERÓN, GONZALO  
ZARUMA  
Calle 9 de Octubre 059  
0
7 2972 215 / 0997733147  
chalinrod@hotmail.com  
RODRÍGUEZ SALTOS, ROBERTO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
0
986520856  
dr.triunfador@gmail.com  
ROMERO ARMIJOS , MARTHA  
ZARUMA  
Calle Pichincha 089 y Luis A. Crespo  
0
7 2972 215 / 0989772531  
mjromero5@hotmail.com  
RON PROAÑO, FRANCISCO  
fran.el.29@hotmail.com  
CORRESPONDIENTE  
DE NÚMERO  
QUITO  
ROSALES VALENZUELA, BENJAMÍN  
GUAYAQUIL  
Urb. Guayaquil Tenis. Edif. Astillero, Piso 9  
0
0
4 2554 22904 3731 777 ext. 1216  
4 6037301/ 0993040961  
brosales777@gmail.com  
ROSERO JÁCOME, ROCÍO  
Veintimilla E 1050. Edificio El Girón. Of. 74  
DE NÚMERO  
QUITO  
QUITO  
2227112 / 0996032187  
rocioroserojacome@yahoo.com  
RUALES ESTUPIÑÁN, CARLOS  
CORRESPONDIENTE  
2
297-1700 ext. 1438  
cruales@usfq.edu.ec  
BOLETÍN ANH Nº 209  
381  
Directorio de los miembros de la ANH  
RUIZ ÁLVAREZ, GONZALO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
QUITO  
0993944110  
gonzaloruizalvarez@hotmail.com  
SAENZ ECHEVERRÍA, MELIO  
Cumbayá  
0
998417821/2891423  
msaenz47@gmail.com  
SALAZAR GONZÁLEZ, ERNESTO  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. Azuay  
Madreselvas 47 -128 y Sandino  
2415679 / 0993529460  
esalazarg@cablemodem.com.ec /  
Ernesto.salazar67@gmail.com  
SAMANIEGO ÁVILA LAURO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUALAQUIZA  
LOJA  
0998232052  
laurosamaniego@hotmail.com  
SÁNCHEZ PASTOR, FRANKLIN  
0
960587515  
franklin.sanchez@unl.edu.ec  
SÁNCHEZ VARAS, ALBERTO  
GUAYAQUIL  
JIPIJAPA  
0
994228348  
albertosanchezv@hotmail.com  
SANCHO DE LA TORRE, NEPTALÍ  
Rocafuerte entre América y Chávez  
0
52651453 / 0988251392  
talisanec@yahoo.es  
SARMIENTO ÁVILA, LAURO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
GUALAQUIZA  
GUALAQUIZA  
0998232052  
laurosamaniego@hotmail.com  
SARMIENTO ARÉVALO, GALO  
Calle Gualaquiza y Cuenca s/n ,  
Barrio la Unión  
0
969122401 / 072780109 ext 112  
galosarmientoa@hotmail.com  
SEVILLA FLORES, ALFONSO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
Fco. Andrade Marín N° 340 y Eloy Alfaro  
2509147 / 2507042 / 0990857184  
SHARUPI JUA, MARIA CLARA  
Ministerio de Relaciones Exteriores  
y Movilidad Humana  
QUITO  
N. Morona  
Santiago  
Dirección de Relaciones Vecinales  
y Soberanías  
BOLETÍN ANH Nº 209  
382  
Directorio de los miembros de la ANH  
0
987986988/ 02 2993200 11887  
tarimiat1@yahoo.es  
SOASTI TOSCANO, GUADALUPE  
Diego de Vázquez N77 y Jaime Roldós.  
Carcelén. Ed. Monet, dep. 406  
DE NÚMERO  
QUITO  
0999808671  
gsoasti@gmail.com  
SUÁREZ RAMÍREZ, JORGE  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
QUITO  
0985317404  
jorgesuar1@yahoo.com  
TAPIA TAMAYO, AMÍLCAR  
Av. 10 de Agosto 8534 y A. Montalvo  
Sector La Luz, casa 2, dep. 23  
2401 148 / 0997406820  
amptapia@hotmail.es  
ULLOA ENRÍQUEZ, BAYARDO  
Calle Ángel Martínez s/n y Marañón  
DE NÚMERO  
RIOBAMBA  
N. Carchi  
0
992524632  
bayardoulloa@hotmail.com  
bayardoulloa@outlook.com  
ULLOA ENRÍQUEZ, FRANCISCO  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
LATACUNGA  
QUITO  
0
998038265  
francisco.ulloa@utc.edu.ec  
URIBE TABORDA, SAÚL  
Universidad Politécnica Salesiana  
Campus el Girón  
Avenida 12 de Octubre N 24-22 y Wilson  
02-3962800 ext. 2180  
sauluribe@gmail.com/  
sauluribe@hotmail.com  
VALDIVIESO VINTIMILLA, SIMÓN  
Urb. Portón del Río, Av. 12 de Octubre  
y Autopista  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
QUITO  
2889410 / 0998878685  
svaldivieso@azuay.gob.ec  
VALLEJO VÁSQUEZ, SANTIAGO  
0984789607  
svallejoacademico@gmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
383  
Directorio de los miembros de la ANH  
VARELA JARA, AMILCAR  
Ricardo Cornejo 1-47 y Galo Rea  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
IBARRA  
QUITO  
0
999 913 418  
aevarelaj@hotmail.com  
VARGAS MOLINA, JOSÉ  
Academia de Historia Militar  
Calle Venezuela No. 1034 entre Mejía  
y Olmedo  
0
996343209 / 2997100  
j-vargas@armada.mil.ec  
VELARDE SEGOVIA, PATRICIO  
Ruiz de Castilla N28-30 y  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. en Santo Domingo de los Tsáchilas.  
Selva de Alegre.  
3203651 / 0998313185(Quito)  
patvels@yahoo.com  
VÉLIZ ALVARADO, JAVIER  
CORRESPONDIENTE  
DE NÚMERO  
GUAYAQUIL  
GUAYAQUIL  
2
2900 030 – 0987936980  
velizja@yahoo.com  
VILLÓN TORRES, JOSÉ  
Gómez Rendón N°223 y Chile,esq.  
Edif. Grunavil , piso 5°.dep. N°5  
04 2403 514 / 0993699604  
ppvillon@live.com  
VON FEINGENBLATT, OTTO  
HONORÍFICO  
QUITO  
vonfeingenblatt@hotmail.com  
WONG CRUZ, KETTY  
Vive en Estados Unidos  
ketwong@ku.edu  
CORRESPONDIENTE  
GUAYAQUIL  
(512)351-0566  
YÉPEZ MOROCHO, PASCUAL  
Ministerio de Relaciones Exteriores  
y Movilidad Humana  
Direccion de Asuntos Culturales,  
Patrimoniales y Turísticos  
CORRESPONDIENTE  
CORRESPONDIENTE  
QUITO  
N. Puruhá  
0
993399104 / 02 2993200 ext. 11495  
pyepez@live.com / pasyepez@yahoo.com  
ZAMBRANO ARGANDOÑA, CARLOS  
CHONE  
Pichincha N°147 y Rocafuerte  
052360430 / 0993475426  
carlosazambranoa@hotmail.com  
BOLETÍN ANH Nº 209  
384