REPATRIACIÓN DE LOS RESTOS MORTALES DE DON VICENTE ROCAFUERTE DESDE LIMA A GUAYAQUIL, SEPTIEMBRE 1884
Palabras clave:
Rocafuerte, honras fúnebres, traslado, repatriación, restos mortales, Lima, Guayaquil, Santo Domingo, Catedral, Cementerio Matías MaestroResumen
Rocafuerte diplomático ecuatoriano ante los gobiernos de Perú, Bolivia y Chile falleció el 16 de mayo de 1847, se celebró el sepelio con sentidas demostraciones de reverencia y aprecio por la numerosa concurrencia, fue inhumado en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima. Sus compatriotas tuvieron latente la idea de repatriar sus restos mortales a Guayaquil. La Convención Nacional decretó el traslado de sus restos en 26 de junio de 1851 que fue ratificado por la Asamblea Nacional del 27 de agosto de 1852, hasta que el Presidente Plácido Caamaño decretó la repatriación definitiva de los restos de Rocafuerte el 11 de agosto de 1884, se integró una comisión que viajó a Lima donde esperaba otro comisionado para gestionar el permiso ante el gobierno peruano y organizar los arreglos. El 23 de septiembre se realizó la exhumación de los restos desde el majestuoso mausoleo al tren especial que los llevaba a la iglesia de Santo Domingo el Gobierno del Perú dispuso que se hicieran suntuosas honras fúnebres al ilustre finado con los honores que corresponden a un mariscal. La ceremonia estuvo presidida por el Poder Ejecutivo, fue un acontecimiento multitudinario la despedida de los restos escoltados desde la iglesia al muelle del Callao. Zarpó el vapor Lima el 25 con los restos de Rocafuerte conducidos por la Comisión, el 29 llegaron a la isla Puná, se transbordaron los restos al crucero de guerra 9 de Julio fueron recibidos a bordo por una comisión especial, el buque atracó en el muelle frente al Colegio de los Sagrados Corazones y los alumnos del Colegio San Vicente, el Presidente de la República y autoridades recibieron los restos y se encaminaron en un apoteósico desfile fúnebre a la Catedral hermosamente arreglada donde se celebró una misa. La caja mortuoria fue colocada en lo alto del hermoso catafalco, en el altar mayor, que quedó para la visita de los conciudadanos. Los restos quedaron depositados en un mausoleo provisional de madera en la iglesia, hasta que, en 1925 fueron trasladados definitivamente al imponente mausoleo del Cementerio Patrimonial de Guayaquil.
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